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EL ESTADO ARGENTINO FRENTE A LOS TRABAJADORES URBANOS:

POLITICA SOCIAL Y REPRESION -1880/1916 - SURIANO

Introducción:

El crecimiento de la economía agroexportadora de la Argentina de 1880 produjo la


aparición de trabajadores urbanos. Quienes hallaron numerosos espacios donde
compartir sus experiencias comunes: sociedades mutuales, cooperativas, centros
recreativos y culturales, bibliotecas, escuelas, viviendas colectivas, prensa
contestataria y las sociedades gremiales de resistencia.

La relación del Estado con los nuevos sectores sociales, se haya ligado cuando el
orden social y económico aparece amenazado por los trabajadores quienes
querían hacer huelgas, boicot, etc., y que estaban amparados por el anarquismo y
el socialismo. Así el Estado comenzó como árbitro y regulador de las relaciones
sociales con una política social que va cambiando a partir de los '80 y
particularmente en 1900 en la medida que las relaciones sociales y económicas
fueron complicándose. A causa de esto, se fue generando en el seno estatal una
política burocrática administrativa, especialmente en el Departamento Nacional de
Trabajadores, al cual se sumaron profesionales con iniciativas de política social.
Querían que el Estado sea un regulador de las relaciones sociales entre obreros y
patrones brindando nuevas condiciones de vida y de trabajo además de mantener
el orden. El Estado entonces comienza a elaborar una política asignada a la
policía de la Capital para reprimir a la clase obrera que se revelara.

El Estado ante la cuestión social: negación, prescindencia y percepción del


conflicto (1880/1900).

En 1880, el Estado consolida su posición. Argentina se incorpora al mercado


mundial exportando bienes primarios. La demanda de mano de obra fue cubierta
por los emigrantes ya que eran miles, pero en Bs. As. comenzaron los problemas
de viviendas, falta de higiene y los hospitales no daban abasto.

La degradación de la vida urbana fue considerada una consecuencia inevitable del


crecimiento descontrolado de la ciudad, por lo que se tornó necesario disciplinar la
ciudad para armonizar el proceso productivo, el uso del espacio y el
comportamiento de los sectores populares.

El Estado se preocupó por esto adoptando distintas medidas: creando hospitales,


asistencia pública, obras de salubridad, etc., pero aún no estaba bien organizado.
Sus tres poderes (legislativo, ejecutivo y judicial), no estaban definidos; fue en el
ámbito municipal donde se percibieron los primeros síntomas de la existencia de
un heterogéneo conglomerado de trabajadores que comenzaban a cuestionar la
legitimidad de los sectores dominantes.

Hay dos aspectos importantes:

1. el conflicto es interesante por el comportamiento entre trabajadores urbanos y


empresarios

2. el intento de participación del Gobierno marcó límites ante problemas sociales.

Por otra parte el Ministerio municipal tenía una total falta de autonomía y el Poder
Ejecutivo se involucraba muy poco en las relaciones trabajadores/empresarios.
Tanto la ley de 1882 que prohibía el trabajo infantil y el dominical y las
preocupaciones por las relaciones laborales eran escasas y no trascendían del
Consejo Deliberante.

En 1891, debido a la crisis desatada el año anterior, el diputado Mansilla solicitó


tratar el pedido del Comité Internacional Obrero referido a la sanción de leyes
protectoras para la clase obrera.

Cinco años más tarde, los diputados, presentaron un proyecto con temas
laborales, el cual se refería a la modificación de la Ley Orgánica de 1882, a la
reglamentación del trabajo nocturno, descanso dominical y condiciones de higiene
en establecimientos industriales, pero el proyecto no fue tratado en la Cámara.
Esta falta de implicancia llevó al aumento de las huelgas, levantamientos.

El problema económico social se iba agrandando y se escapaba de las manos del


Estado, el cual decía que la agitación obrera se debía a malas influencias de
dirigentes anarquistas y socialistas y que muchos de estos dirigentes eran
extranjeros.

La ley de Residencia y la aplicación del estado de sitio en 1902 no es más que la


culminación de un proceso mediante el cual la clase gobernante elaboró un
sistema de ideas sobre la policía y la sociedad que desemboco en un esquema de
dominación en el cual los conflictos sociales no alcanzaban a articularse desde el
poder. El Estado argentino, que se había mostrado dinámico y moderno
impulsando la inserción del país en el mercado mundial y que había adoptado
medidas progresistas ante los sectores más tradicionales y conservadores de la
sociedad, exhibió fuertes debilidades ante la irrupción de los nuevos sectores
sociales. El grupo dirigente se aferró a la profundización de la coerción física para
mantener un orden imperante que articulaba liberalismo económico y
conservadurismo político y social.

¿Integrar o reprimir? Los primeros pasos de política social del Estado argentino

Joaquín V. González, ministro del Interior del Gobierno de Roca, comprendió que
el Estado debía modificar su actitud ante los sectores populares y se convirtió en
intermediario entre Roca y la oposición. González presentó en 1904 un proyecto
de ley de trabajo cuyo objetivo respondía a la necesidad de hallar respuestas,
frenar el conflicto social y lograr la integración plena de los trabajadores al
sistema. Decía que solo con una legislación global e integradora podían mediarse
los problemas provocados por la clase obrera y alcanzar la armonía entre los
factores mano de obra y capital.

El proyecto de Ley Nacional de Trabajo y la presencia de González hizo que el


Estado se viera obligado a ampliar su actuación para lograr la paz y la armonía
social, pero el mismo fue recibido con indiferencia en el Congreso y nunca fue
tratado íntegramente y solo alguna de sus partes se convirtieron en leyes. Pese a
la insistencia del Poder Ejecutivo, los diputados y senadores no mostraron mucha
urgencia ante la cuestión social además de provocar fisuras entre el Poder

Ejecutivo y Legislativo. El Poder Ejecutivo comenzó a dar sus primeros pasos


como mediador del conflicto social, orientando su política en la búsqueda de
formas de dominación más legales, organizadas y eficaces.

Así se convirtió en un Estado mediador siendo sus principales características:

1. Represión política a través de la policía el Estado se propuso destruir los


vínculos establecidos entre anarquismo y trabajadores recurriendo al control de las
actividades sindicales, la limitación del derecho de huelga, el hostigamiento e
intimidación de los militantes más destacados. En 1901 se crea la Sección
Especial de la policía de la Capital para controlar a los militantes anarquistas y
socialistas. En 1904, esta oficina amplió sus funciones y adquirió el rango de
Comisaría de Investigación, y en 1907 la Cédula de Identidad para poder controlar
más a la clase obrera, anarquistas, socialistas, extranjeros. Los diversos gobiernos
tendieron a impulsar y profundizar el mejoramiento de las herramientas de control
policial tanto en los aspectos represivos como preventivos; el objetivo era
mantener un conocimiento de todas las actividades realizadas por los grupos
contestatarios, fueran, socialistas o anarquistas (considerados los verdaderos
enemigos del orden público y ajenos al mundo del trabajo, era “empresarios de
huelgas”)
2. Creación del Dpto. Gral. de Trabajo  Se creó a comienzo de 1907 y fue el que
mejor representó las ideas del Estado previsto. Tenía dos objetivos principales:

Resolver los conflictos sociales entre obreros / empresa

Crear para esto un cuerpo legislativo y una oficina de trabajo estatal, así como
también desempeñar un rol arbitral entre obreros y patrones por medio de la
conciliación, reemplazando a la policía que era la que cumplía ese papel, y que
estaba identificada por la sociedad como un cuerpo represivo y no preventivo.

Tener un grupo de intelectuales y profesionales influenciados por el positivismo y


el desarrollo de las ciencias sociales.

La trayectoria de la Dirección Nacional de Trabajo no tuvo mucha autoridad al


comienzo aunque a partir de 1912 se fue convirtiendo en una institución más
ejecutiva.

Con la conducción de Avellaneda, la Dirección Nacional de Trabajo amplía sus


funciones además de preparar la legislación del trabajo recogiendo, coordinando y
publicando todos los datos entre las relaciones trabajo/capital. Debía también
tener la facultad de inspeccionar y vigilar el cumplimiento de las leyes. Se la llamó
“Ley Orgánica” y tuvo vigencia a partir de 1912; a partir de ese momento se otorgó
a los inspectores el derecho de ingresar a fábricas, talleres y comercios a labrar
actas de infracción a los empresarios que violaran las leyes vigentes. La DNT
también participó en tribunales arbitrales, creó una oficina de asesoramiento
gratuito para los obreros a fin de evitar demoras por trámites judiciales y un
registro nacional de colocaciones.

Conclusión:

La modificación de la relación socioeconómica a partir de 1880 altero la actitud del


Estado ante las relaciones obrero patronales, lo cual no trajo como resultado un
Estado interventor sino un cambio de visión de un sector de grupos de
gobernantes con respecto al rol de los poderes públicos en las relaciones sociales
que implicaron los primeros pasos en política social. Estos pasos fueron la
consecuencia y la respuesta a la aparición del conflicto social y político. Se
comenzaba a diferenciar la función del Estado con el fin de garantizar un sistema
en paz mediante una estrategia dual que apelaba a la represión y a la integración
de los trabajadores a la sociedad; aspiraban al disciplinamiento de los sectores
populares.

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