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A medida que se ha ido recrudeciendo la crisis, las empresas han ido

aumentando los recortes en sus inversiones en políticas socialmente


responsables, y más entre las mypes, porque, como reconocen todos los
expertos, bastante tenían con tratar de mantenerse a flote. Una tendencia
lógica, pero errónea, como explican desde la Fundación Corresponsables: “las
mypes no entienden que para garantizar la supervivencia precisamente deben
apostar más por aplicar políticas de sostenibilidad y RSE”. Y eso es así porque
se lo demanda la propia sociedad. Según el Eurobarómetro sobre cómo
influyen las empresas en la sociedad, el 79% de la población española se
declara interesado en saber qué hacen las empresas españolas para ser
responsables con la sociedad.
La buena noticia para las mypes es que, hagan o no hagan RSE, entre los
ciudadanos son mayoritariamente percibidas como responsables. Recurriendo
de nuevo al citado Eurobarómetro, el 79% de los encuestados sí considera que
las mypes españolas se esfuerzan por ser responsables, ocho puntos
porcentuales más que la media europea y 36 puntos porcentuales por encima
de como son percibidas muchas de las grandes.
Y esto es así porque la mype, al tener una estructura más sencilla, está más
cerca de sus grupos de interés, tanto de los empleados como de sus
proveedores y de sus clientes. Eso hace más fácil que muchos de los mandatos
de la RSC (sostenibilidad, flexibilidad, conciliación, transparencia) se den en la
mype de forma prácticamente natural. Lo que demuestra que en el momento
en que la mype se ponga a hacer RSE de forma consciente y deliberada tendrá
medio camino ya andado, ya que simplemente harán de forma voluntaria y
formalizada lo que llevan haciendo toda la vida sin asignarle ninguna
denominación.
Para qué sirve

Para el experto Marcos González, “si las mypes supieran las ventajas y
beneficios que tiene realmente aplicar la RSE a su gestión, muchas más se
sumarían al carro”. Y él lo dice por experiencia, puesto que el grupo que dirige,
MediaResponsable, ha obtenido numerosos reconocimientos precisamente por
su labor socialmente responsable. “La primera responsabilidad de cualquier
empresa, tanto si es grande como si es mediana y pequeña, es ahora más que
nunca seguir siendo rentable, tratar de mantener el empleo y si es posible
crearlo. Y con eso ya están ‘haciendo’ RSE. En nuestro caso, no tengo ninguna
duda de que la aplicación de la RSE es la que nos ha permitido no sólo no
despedir a nadie esos años, sino incluso ampliar plantilla con nuestra
internacionalización en América Latina”, explica.
Para qué sirve la RSC:

Aumentar la implicación, el compromiso y la productividad de los


empleados. Algo fundamental en tiempos de crisis. Está demostrado que las
empresas que son flexibles, concilian, son transparentes, abiertos y fomentan
la comunicación vertical y horizontal tienen tasas de productividad entre un
10% y un 12% más altas que el resto y consiguen retener mejor el talento.
Según el Estudio Internacional Ranstad Employer Branding, de hecho, los dos
primeros factores que más valoran los empleados para que haya un buen
ambiente de trabajo son la pertenencia al equipo y la comunicación abierta y
honesta, por encima de valores más individuales como puede ser el
reconocimiento al trabajo propio.
Aumentar el valor añadido de la empresa frente a la
competencia. Consigue un plus de imagen y de reconocimiento, lo que,
además, redunda en un mejor y mayor acceso a las grandes cuentas privadas y
públicas. Esto es así porque las grandes empresas y la Administración cada vez
tienen más arraigada la exigencia de contar con una cartera de proveedores a
su vez socialmente responsables. Esto se refleja claramente en la mayor
prevalencia de políticas de RSE entre las mypes proveedoras (B2B) que entre
aquellas que se dirigen al consumidor final (B2C). Un tirón de orejas para los
consumidores finales y su poca concienciación como consumidor ético y
responsable.
Qué hacen las pequeñas y medianas

Las acciones de responsabilidad social corporativa que llevan a cabo las mypes
españolas hace que, en líneas generales, podamos considerarlas:
Ecológicas: La preocupación por el medio ambiente es de las pocas áreas en
las que en lugar de bajar, la responsabilidad de las mypes ha ido en aumento y
especialmente entre las mypes españolas. El 10% de las mypes españolas ha
mejorado su eficiencia energética en los dos últimos años y el 54% cuenta con
un trabajador medioambiental (que se encarga de gestionar todo lo referente a
la calidad ambiental de la empresa).
Otros datos de interés son los siguientes: el 98% de las mypes españolas ha
adoptado al menos una medida de eficiencia energética, 5 puntos porcentuales
más que la media europea. Entre las medidas que han adoptado destacan el
ahorro de energía y materiales (que lo están haciendo el 91%, frente al 67 y
59% de la media europea) seguido de la disminución de los residuos (uno 85%
frente al 67% europeo) y el reciclaje y el ahorro de agua donde superamos en
más de 35 puntos porcentajes a las europeas, con un 78% frente al 51%
comunitario en ambos casos.
Conciliadoras. Este apartado engloba todas las políticas relacionadas con el
empleado: medidas de conciliación, teletrabajo, flexibilidad, promoción,
formación, prevención de riesgos, buen ambiente… La responsabilidad hacia el
trabajador es una de las grandes bazas de la mype. Suelen ser empresas muy
flexibles, porque conocen muy bien la realidad de cada uno de sus empleados.
“El gran reto de la mype es formalizar algunos aspectos, cambiar el
planteamiento para que lo que hace de forma casual se sistematice. Y esto no
exige destinar más fondos de los que destina habitualmente, sino aprovechar
la mayor cercanía en determinados temas para hacerlo oficial”, reconoce la
experta María Sánchez Arjona, quien añade: “Se ha desarrollado mucho la
preocupación por retener el talento y motivarlo para incrementar la
productividad. Se le empieza a mirar como socio estratégico”, concluye.
González lo resume así: “si tienes a tu equipo motivado y con buenas
condiciones laborales va a ser más productivo y va a tener más orgullo de
pertenencia, lo que redunda en beneficio de todos los grupos de interés.”.
Y locales. Con la crisis, la acción social de las mypes se ha ido acercando
hacia el entorno local más próximo con iniciativas más vinculadas al primer
mundo, como los bancos de alimentos, Cáritas o Cruz Roja, “para generar el
mayor impacto en la sociedad en la que se desempeña la actividad. Con motivo
de la crisis, los retos locales han aflorado y cada vez más se ven modelos de
trabajo colaborativo entre empresas, ONG y administraciones para conseguir
impacto”, explica Herrero. Esta colaboración se realiza sobre todo a través del
voluntariado que se está extendiendo entre las mypes: “tienen pequeñas ONG
con las que colaboran y tratan de involucrar a sus empleados”, señala Sánchez
Arjona, aunque a diferencia de las grandes, el voluntariado se suele reservar a
días no laborables.

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