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C O N C I E N C I A C T I VA 21
Samuel Olson
Revista de ética y valores en un mundo globalizado Pastor
Impreso en Venezuela
Printed in Venezuela
C O N C I E N C I A C T I VA 2 1
sumario
Alexis Alzuru
Ética, política y democracia 63
Álvaro Contreras
Calles y vagancia
(La ciudad de Roberto Arlt) 139
Julio Barroeta
Risa y sonrisa te traerán las costumbres 155
C O N C I E N C I A C T I VA 2 1
colaboradores
de este número
Alexix Alzuru
Doctor en Ciencias Políticas. Profesor del Centro de Estudios
de Postgrado en la UCV. Entre sus publicaciones se cuentan:
Racionalidad, política y legitimidad del Estado (1994), América
latina, perspectivas de la democracia, (1993), Ética y política en
la decisión pública, (1993).
DECURSO,
DISCURSO
Y
CONTEMPORANEIDAD
la direcciÓn
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temas
Richard Rorty
temas
V A L O R E S
COORDINACIÓN
Y RACIONALIDAD
E l programa de la Economía de
las Convenciones (EC) incorpo-
ra tres nuevas cuestiones que
permanecieron disociadas del pensamien-
to económico durante siglo y medio. Nos
referimos a la caracterización del agente
y de sus razones de actuar, a las modalida-
des de coordinación de las acciones, a la
posición de los valores y a los bienes co-
munes. La teoría standard se construyó
sobre la plataforma de las dos preguntas
sobre la racionalidad y la coordinación
axiomatizadas por separado: la primera
por la teoría de la decisión, y la segunda,
François Eymard-Duvernay*
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*et al: Olivier Favereau, André Orléan, Robert Salais, Laurent Thévenot.
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ÉTICA,
POLÍTICA
y DEMOCRACIA
Problemas metodológicos
de los juicios ético/políticos
Introducción
Alexis Alzuru
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1. Un pequeño lunar
2. Un diálogo inconcluso
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4.2. Interludio
La operacionalización del ideal de justicia supo-
ne resolver el asunto de la base informacional de la
fundamentación de los juicios ético/políticos. Los in-
tentos teóricos y metodológicos que se han realizado
en esa dirección son sin duda importantes, pero han
sido insuficientes. Uno de esos esfuerzos lo llevó a ca-
bo el Programa de Naciones Unidas para el Desarro-
llo (PNUD) en abril de 2002, mediante la publicación
del documento titulado La Democracia en América
Latina. Hacia una democracia de ciudadanas y ciuda-
danos.
A través de las palabras del Director del informe,
Dante Caputo, los profesionales que participaron en
esta investigación expresaron con claridad y desde el
inicio que la complejidad de los fenómenos humanos
que ocurren en las democracias evaluadas no se pue-
den encerrar en categorías analíticas y en cifras (p. 19).
Formulada esta salvedad indican que uno de los obje-
tivos prácticos del estudio es promover y profundizar
el debate sobre los problemas inherentes a las demo-
cracias latinoamericanas.
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5.3. Interludio
La construcción de una métrica para la evaluación
cualitativa de las democracias no reduce sus beneficios
exclusivamente a la cualificación y comparación de y
entre los Estados, o a su clasificación como pueblos de-
centes, absolutistas o personalistas, etc. Un adecuado
consenso conceptual sobre esa materia constituye una
contribución analítica invalorable e impostergable para
minimizar las diferencias internacionales al momento
de acordar el tiempo, el tipo, la intensidad y permanen-
cia de una intervención de la comunidad democrática
en Estados cualificados como criminales, afectados,
personalistas o absolutistas benévolos (Rawls p. 75). Así
esa intervención se produzca a través de sanciones po-
líticas, económicas, diplomáticas o militares.
Se trata pues de definir una métrica que permita
circunscribir y medir la cualidad misma del ideal de
justicia que las democracias acuerdan y desarrollan. Lo
cual produce una doble utilidad práctica para la comu-
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7. Apuntes finales
Notas
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8. Bibliografia
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Recogiendo las velas
(1995-2001)
“Señor
Federico Uslar Braun
Presente
Mi hijo muy querido:
Creo conveniente ratificarte por escrito lo que tantas
veces te he dicho de palabra con respecto a las cir-
cunstancias posteriores a mi fallecimiento.
No deseo que mis restos sean llevados a ningún edifi-
cio público y que de la funeraria se trasladen directa-
mente al cementerio. Agradezco profundamente las
manifestaciones de condolencia que se quieran hacer
a mi memoria, pero insisto en que no revistan la for-
ma de ceremonia pública.
Con respecto a mi casa de habitación considero que
sería absurdo quererla conservar, por muchas razones
y, entre otras, por el hecho mismo de que lo más im-
portante que hay en ella, que es mi biblioteca, está do-
nada públicamente hace tiempo a la Universidad Me-
tropolitana y debe ser trasladada a su propia bibliote-
ca para ser incorporada a ella y para que pueda ser
ofrecida y consultada por el mayor número de perso-
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Te bendice tu padre,”
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marginalia
El aire se serena.
marginalia
Calles y vagancia
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y barro”, p.158), está la vida del duos?” (id.). Hay que entender que
conventillo, convertida en otra es otra ciudad al margen, margina-
ciudad por la escritura arltiana, da y traducida por las élites inte-
“esa ciudad que la incuria de nues- lectuales como lugar de confusión;
tros políticos coimeros ha dejado esta élite se olvidó “que en el cora-
para mancha de la urbe” (158). La zón de la ciudad estaba ese cáncer
ciudad moderna se anuncia así que se llama conventillo” (159). En
como un campo de disputa entre sus crónicas, es posible encontrar
formas de representación y grupos varias ciudades paralelas, ocupan-
intelectuales, que si bien compar- do un lugar intercambiable e ima-
ten un ordenamiento social urba- ginario, como el caso del
no común, tienen respecto de ella conventillo, en el centro, y en la
perspectivas diferentes. La calle orilla a la vez. El concepto de mar-
como principio visual será uno de gen no tiene su frontera en el lími-
esos espacios privilegiados de di- te con el centro, pues más que un
sensión, bien como lugar de con- espacio físico es un lugar
vivencia o experiencia visual. Pre- itinerante.
cisamente, esta ciudad como lugar
de experiencia y escenario de la III
fantasmagoría es la que está en La ciudad –según Simmel– im-
discusión: “¿Cómo estas mujeres pone unas condiciones síquicas a
jóvenes, estos proletarios que no sus ocupantes: rapidez en las im-
parecen brutos, se resignan a vivir presiones, imágenes efímeras e
años y años en diez y seis metros imprevisibles, con las cuales se
cuadrados de piso podrido, con construye una “vida anímica” pro-
techos donde pululan las pulgas y piamente urbana; el individuo,
las arañas, a la sombra de una mu- frente al ritmo irregular e in-forme
ralla alquitranada que es cien ve- de la ciudad, reacciona con la
ces más detestable que la de la racionalización de las impresiones
fábrica, soportando la convivencia cotidianas, de la vida subjetiva. De
obligada con toda clase de indivi- allí nacen esas tres básicas exigen-
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Bibliografia
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RISA Y SONRISA
te traerán
LAS COSTUMBRES
Humano soy
y nada humano me es ajeno.
Terencio
I
Julio bArroeta
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es”, asunto comido y digerido por Las costumbres tienen una im-
el pensamiento antiguo. Bien se portancia mayor, especial. Ello es
ha dicho que el tiempo no se de- notorio en nuestro ámbito históri-
tiene a contemplar la imaginación co desde las cartas de Cristóbal
de los soñadores. Colón al rey, o las del Tirano Agui-
En cuenta de lo que es la vida rre con igual destino, como en los
en común como laboratorio, han relatos enviados por los cronistas
surgido los escritores que especí- de Indias. Hasta los pequeños de-
ficamente se ocupan de criticar las talles resultan importantes para la
costumbres, que eso es lo hecho Corona. Gumilla, al referirse a los
hasta entonces por la literatura molestosos zancudos dice que son
propiamente dicha y especialmen- como granos de pólvora. Sería,
te por el teatro. Sólo que los cos- digamos, para justificar ante sus
tumbristas lo harán de manera superiores la importancia del sa-
específica. Van directamente al crificio hecho en la evangeliza-
grano. Marcan su propio terreno y ción. Por motivos prácticos al mo-
debido a ello se ha generalizado narca le interesarían más las cos-
que el costumbrismo sólo tiene tumbres de los indios con los cua-
como función hacer crítica iróni- les habrían de enfrentarse sus con-
ca o sarcástica de la sociedad, lo quistadores que la belleza de los
cual, por lo demás, es una caracte- rios o el aroma de las flores tropi-
rística general de las letras, inser- cales. Ante una empresa tan colo-
tada en toda la literatura universal sal no estaba él para la lectura de
o local de cada país o región, don- romancillos.
de va como semblanza, cuadro Veremos el costumbrismo en
típico, entorno. En la propia Santa las novelas de Teresa de la Parra y
Biblia, escrita directamente a en las de Rómulo Gallegos, de José
mano por el acontecer, está el ca- Rafael Pocaterra, de Alejandro
ñamazo de la costumbre. La mi- García Maldonado. De Pocaterra
sión del costumbrismo es captar el indiquemos el cuento Los come-
detalle y colocarlo en relieve. muertos, o de Andrés Eloy Blanco
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tar desde el Siglo de Oro, al aflo- De ser perfectos, ¿no les resultaría-
rar de los llamados “cuentecillos”, mos a los prójimos insoportable-
traviesos relatos dialogados que mente extraños?. Tragedia mayor.
ascienden de la calle popular a la Colocados en esa vía, repetir
tablas, con Juan de Timoneda, que los ángeles son bellos es pro-
Melchor de Santa Cruz. Igual, y piciar el aburrimiento. La perfec-
esto lo refiere Bartolomé Bennas- ción se queda en sí misma. Se ad-
sar, los aprovecha Lope de Vega en mira, se señala y ya está.
diversas ocasiones, y Mateo Ale- El contraste, preferible si es
mán, autor del Guzmán de Alfa- estrafalario, viene a ser el puntal
rache, quien secreto del humorismo. Caín en-
tra en la fama, y es el criminal más
se había inspirado profundamen- recordado, porque al matar a su
te en los cuentecillos. 1 hermano rompe no solamente la
norma sino que, además, lo hace
La materia prima de la estampa con una quijada de burro, lo cual
costumbrista es lo diferenciable agrega mayor contraste sarcástico
dentro del acontecer. De allí que a lo ya grotesco. Del paradigma y
la expresión de Quevedo “érase un su opuesto se nutre la literatura y
hombre a una nariz pegado”, tenga de hecho lo hará el costumbrismo.
cuatro siglos. No hubiese trascen- Mas, de cualquir modo, se requie-
dido del libro si hubiese sido “éra- re un refinamiento para captar la
se un hombre apuesto, elegante”. diferencia entre lo que es y lo que
Habría muerto en sí misma. Por no es materia para ser convertida
sonsa, sin sal. Nuestro sadismo en oro literario. Transcribimos esta
pide algo más. oportuna referencia:
La sal de humor proviene de los
detalles del contraste que por vía Goethe decía que precisamente
psicológica de la estética nos alivia por la realidad es como el poeta
la carga de nuestras propias fallas. manifiesta. Si sabe discernir, en
Catársis. Fortuna nuestra, además. un asunto vulgar, un lado intere-
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sante. El realismo bien entendido cárcele para que uno de sus perso-
es lo contrario de lo que podría najes le despeje, nada menos,
llamarse el trivialismo… (…) esta menuda incógnita:
Algo nuevo allí donde todos
habían mirado antes. 2 Podríais decirme, amigo Satán, si
habéis descubiero un alma dentro
Agreguémosle estas apreciacio- de mi?. 4
nes de Baralt, expresadas en Las
ideas y el vulgo Junto con ser uno de los más
bellos versos creados por venezo-
Las costumbres todos las tenemos; lano alguno, la pelea de Florentino
lo curioso y lo salado son las par- con el diablo que Alberto Arvelo
ticularidades. 3
Torrealba recrea con un fondo de
arpa y maracas, es un cuadro poe-
En el barro de las costumbres el tizado de costumbres que cabal-
diablo anda como en casa propia mente sólo se aprecia si lo leemos
Al dejar alguien las puertas en su totalidad y captamos los ma-
abiertas, el diablo se sale de la bi- ticesde su entreverado lenguaje.
blia y entra en la literatura univer- Allí el poeta, con su habla bordada
sal por vía de La Divina Comedia, por un sabio multisentido, hace
título amplio en el cual se adivina aflorar ese mágico ambiente don-
el anuncio de un contenido gordo, de habitan claros rios, frescos pal-
e igual se cuela entre los diable- mares y jagueyes de aguas limpias,
jos brincones de la Edad Media, de lugar de gentes guiadas por la sa-
donde siempre variando en sus biduría del refranero popular, que
actividades continúa con Goethe y es el emporio mayor de todas las
su Fausto hasta volar por el mun- filosofías. La pelea de Florentino
do, remontar horizontes y llegar a con el diablo, es un precioso cua-
estas lejanas orillas, donde Julio dro de las letras en el cual es posi-
Garmendia , el más fino de nues- ble ver y sentir que las costum-
tros escritores, aprovecha de acer- bres, en el costumbrismo, pueden
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alcanzar los niveles literarios. Este llecidos por la misma poesía que
bello poema de Alberto Arvelo de ellos emana, el personaje de
Torrealba tiene cercana sustenta- las tinieblas es humanizado por la
ción en el andamiaje de las cos- magia del Llano y, llanero esencial,
tumbres, pues de otro modo no no desperdicia Florentino la oca-
habría caminado hasta nuestros sión de echarse con él un reto lle-
días. Ocurre igual así en Doña no de malicias en contrapunteada
Bárbara, en Canta Claro, novelas copla de arpa y maracas, que
en las cuales las estampas cos- abreviamos con fragmentos:
tumbristas en ellas contenidas
desbordan el reducido nivel El coplero Florentino
enmarcado por los cuadros del por el ancho terraplén
siglo anterior. Creo que ante tales caminos del Desamparo
muestras quedan sin argumentos desanda a golpe de seis.
quienes despectivamente afirman (…)
que el costumbrismo no asciende “Oye un jinete tras él.
a niveles de buena literatura. Po- Negra se le ve la manta,
dríamos atribuirlo a la evolución, negro el caballo también;
pues, vimos, nació como bajo el negro pelo e’guama
cuentecillos que llegaron al teatro la cara no se le ve.
clásico, tiene solera, donde recibe Pasa cantando una copla
las aguas bautismales, y al pasar a (…)
la crónica periodística de realismo El coplero solitario
ficción se independiza, se herma- vive su grave altivez
na un tanto con la caricatura, y, de ir caminando el erial
dentro de la mismas evoluciones como quien pisa vergel.
culturales, gana propios espacios. En el caño de Las Animas
Y firmes. se para muerto de sed
En esta creación de Arvelo y en las patas del castaño
Torrealba, cuyo sustento vienen a ve lo claro del jaguey.
ser loshábitos y costumbres embe- (…)
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1812, sin tomarte para ello más de público; despedían los fagotes
14
veintisiete años de tiempo! desafinamientos homicidas, y el
violón y la viola conjugan su
Similares reconvenciones halla- maldad sobre el pasivo audito-
remos en Fermín Toro, muy dado a rio… 15
exigencias hidalgas. Bolet Peraza
está más dentro de lo frívolo. Su En Fermín Toro va el escritor
tendencia humorística es prima- irónico. No cómico ni sarcástico.
ria, junto con la constante inten- Está distanciado siempre del arra-
ción política. Lo domina un his- bal; es el hombre de salón que lle-
trionismo grueso; pero a la par va en sí mucho del espíritu man-
muestra el deseo de corregir las tuano. Pertenece a la familia del
costumbres. De igual manera la Marqués del Toro y así está empa-
idea de ocupar él un primer plano rentado con doña María Teresa del
histriónico lo conduce, como a Toro y Alaiza, la esposa de Bolívar.
Cajigal, a utilizar el habla como Eran sectores distanciados de la
elemento característico. Pasa del turbamulta. Bolívar mismo se
humorismo a lo cómico exigido mantuvo dentro de un halo de es-
por las tablas, ámbito adonde el pecial distinción. No fue jamás
público no va a moler ironías sino populachero, como se ha preten-
a escuchar el sarcasmo directo que dido presentralo con fines popu-
sin meditaciones previas hace bro- listas. En los mismos campamen-
tar la carcajada. En El teatro de Ma- tos de la guerra, cuando se lo per-
derero se coloca en el nivel del pú- mitía la disponibilidad, echaba un
blico grueso, con estilo garapiñao, frasco de agua colonia en la tina
al decir que del baño. Algo de ello hay en el
tono retórico de don Fermín:
las flautas juraban en falso; las
trompetas hurtaban sus bramidos Algunas viejas pecadoras con
a las fieras; los clarinetes codicia- tardo paso invadían lentamente
ban y embestían las orejas del las puertas de los templos, arre-
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“echan palo a todo mogote”, igual taro, parroquia San Juan, son co-
buscan una partida de bautismo munmente tipificados como hu-
en el Cajón del Arauca que de- moristas y no como costumbris-
mandan a una viuda y la echan tas. Habitualmente publicaban
con sus seis hijos al medio de la en la prensa diaria. Estaban ata-
calle. Se trata de un cuatriboliado dos al acontecer, que por todos
muy expeditivo. Si mal no recuer- lados es un trajinar de costum-
do la lectura en su totalidad, este bres. Debido a categorías estable-
creativo hasta vendía las estampi- cidas de modo arbitrario, no sé
llas fiscales y el también indispen- de algún humorista que se auto
sable papel sellado. Sevicio al califique costumbrista. Se sentiría
cliente. Ese motor home, estilo su- como quien desciende un esca-
per abastos, se lo inspira la vida; lón. En similar circunstancia se
no la Universidad. Punto y raya. hallarían los novelistas y los cuen-
Jesús Rosas Marcano, profesor tistas. Dentro de la amplitud del
universitario (UCV ) que con orgu- género Aníbal publica en libro “Las
llo mantenía su ascendencia vo- artes y los oficios”, semblanzas
cacional de maestro de instruc- costumbristas de las más puras, y
ción primaria junto con su habla Aquiles su “Obras incompletas”, en
de acento margariteño, fue humo- la cual, entre verso y prosa, va Lan-
rista con un marcado costumbris- cero, quien le lleva la lanza costum-
mo no sólo el que le vinculaba con brista. En tanto Anibal, de igual
el mundo de los escolares, sino modo, punza la falsa moral y, sin
que, además, como periodista, le ellos tomar el papel de predicado-
dio de frente a los temas del acon- res, de hecho exaltan el cómo de-
tecer. Cultivó el verso bajo el seu- ben ser las cosas. En el añadido es
dónimo “Cirio”. Y lo hizo dentro de posible concluir diciendo que en
su condición esencial de poeta. el costumbrista va una crítica so-
Los hermanos Aquiles (Lance- cial; en el humorista, no siempre.
ro) y Aníbal Nazoa (Matías Carras- Concluimos en que la obra de
co) , caraqueños del viejo Guara- Anibal Nazoa, “Las artes y los ofi-
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cios”, toda, está hecha sobre el ca- ser escritor en Venezuela equivale
ñamazo de las costumbres y reba- casi exactamente a no tener oficio
sa la sola intención de hacer hu- conocido. Por eso fue de extrañeza
morismo. Es un “castigat ridendo nuestra primera reacción ante el
mores”, auque tampoco Aníbal es- encargo que a principios de 1970
taba para tan comprometedoras nos hizo Alicia Otero de Fuentes, a
intenciones pedagógicas. Allí nos la sazón directora del Suplemento
entrega cuadros y semblanzas, lo Dominical del diario El Nacional:
cual fue característica de los escri- la directora le encargaba precisa-
tores que le entraron al género en mente a un sin oficio –el suscrito–
el siglo XlX, digamos Cagigal, Ba- la confección de una serie de ar-
ralt, Sales Pérez o Jabino, a partir tículos que constituyeran algo así
de personajes. No está en ella un como una guía de orientación
conspirador Braulio, pero ha podi- vocacional destinada a ilustrar a
do pintarlo sin mayor esfuerzo los jóvenes que ingresan al merca-
porque sólo hay cambios en el es- do de trabajo acerca de los oficios
cenario. Está en su obra el cara y y profesiones que el hombre ha
sello, como nadie lo había hecho, inventado para dar cumplimiento
del médico, el dentista, el barbero , a la bíblica maldición según la
el vampiro, el cobrador, el oculista, cual ha de ganar el pan con el
el zumbao de las fiestas y tantos y sudor de su frente. 18
tantos más que él ha pescado en el
variopinto conjunto de gente útil Lo he transcrito para que sea
como igual de bicharracos de la so- entendida la misión suya, esa en-
ciedad. Curándose en salud , y será comendada por Alicia Otero, pre-
para que su crítica se deslice con cisamente por ella, lo más pareci-
menos rechazo, en su especie de do a la Alicia del País de las Mara-
prólogo dirá como el cantador de villas. Por su modo de ser y hasta
coplas que al baile entra diciendo: por su misma estampa fìsica era
“con perdón de la distinguida con- ese tipo de mujer que siempre es
currencia” . Ese orden explica que una muchacha grande. Y así, pun-
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Tiene que mantener contentos a patán. Considera que por ser ale-
los militares y hablar a las masas gre, todos deben soportarlo. Es el
de “cambios de estructuras”. Evitar Alma de la Fiesta. Dice Aníbal que
roces con los Estados Unidos y
sonreír a los que piden más co- La fiesta ya ha comenzado. Hay
mercio con el Tercer Mundo. Re- bastante entusiasmo, pero no
cortar el presupuesto de la Uni- suficiente. Falta algo, y ese algo es
versidad y presentarse como precisamente lo que está entrando
paladin de la cultura. en este momento: el Alma. (Es un)
El llegar a ese cargo tiene venta- “caballero más bien maduro, pero
jas para quien lo desempeña, increíblemenete ágil para sus años,
porque “ya no necesita saber hacer según reconocen todos aquellos a
más nada. El Presidente se puede quienes él revela su edad. De en-
haber frustrado como escritor, no trada, saluda al dueño de la casa
haber sido conocido como profe- con una palmada en la espalda
sional a más de dos cuadras de su que le hace derramar la copa que
casa, no saber si Picasso es un sostiene en la mano. A la señora le
compositor italiano o un pitcher arrebata la suya y se la bebe de un
del Cincinnati… Pero es Presiden- trago antes de saludar al resto de
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te. ¿Le parece poco? los presentes con un “yiiipiii!” es-
calofriante seguido de un “¿qué
Desde cuando a modo costum- hubo pues, dónde está el muerto
brista Fermín Toro muestra El bai- de este velorio?”, mientras avanza
le del Casino, a estas fiestas de hoy, dándole un coscorrón a un caba-
tenemos personajes más avanzados llero, ahorcando con la corbata a
en el relajillo caraqueño. Hay un otro, dando ruidosos besos en
tipo humano, si así podemos clasi- espalda a las damas de traje
ficarlo, cuyo afán de protagonismo descotado, metiendo los dedos en
lo convertirá en un liso, sino, me- la ensalada ajena para tomar un
jor dicho, en un zumbao; se las da langostino o un rabanito. A poco
gracioso y no es otra cosa que un de haber llegado le están haciendo
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el más artístico es Julio Garmen- vida. Así, desde cuando Juan Ma-
dia, en ese proceso evolutivo de nuel Cajigal publica su primer
un género que viniendo del teatro cuadro costumbrista, hemos an-
es expandido al aparecer la im- dado un convulso trecho en algo
prenta y sus bondades. Se sincro- así como una centuria.
niza con cada época, que de ello
es buena muestra el mencionado Aladino presta su alfombra
cuadro de Igor Delgado Senior. Personajes y escenarios ya no
Vemos cómo el costumbrismo se son los mismos. El género se man-
consustancia con la vida, es la vida tiene. Se adapta. Cajigal sube a
misma, y de ella capta los cam- Caracas, en 1829, estropeándose
biantes visos traídos por la acele- las costillas en una mula desde La
ración de la historia, y, de ese Guaira, desnivel de unos mil qui-
modo, si Sales Pérez tuvo al petar- nientos metros en total, pues debe
dista y al político fullero y a otros remontar la serranía y bajar otra
pilletes, ahora igual refracta, espe- vez a tierra plana en ese obligado
jo de aguas, al sujeto zumbao, ese transporte. De haber llegado en
que se presenta envuelto en una estos tiempos, ese subibaja lo ha-
correspondiente iconografía de ría muellemente recostado atrás
zapatos de goma, rock y su propio en un automóvil, o sentado en el
ámbito con su consecuencial tipo suave vagón aéreo de un teleférico
de delincuencia. Estamos inmer- tirado por guayas y electricidad, o
sos en la trepidación de los moto- en salto de aviación. Es la alfom-
res donde, acompañándonos, va bra de Aladino.
la deshumanización y al mismo Copio textualmente mi referido
tiempo humanización del mundo cuadro, fragmento ambiental de
maquinizado que aporta ambu- hoy, siglo veintiuno, que titulé Cuen-
lancias para socorrer heridos y los tos dulces. La Magia del MacLón:
indipensables aparatos médicos.
Luz y sombra. Contradicciones Jhonny Guicamacuto está por sa-
necesarias al condimento de la lir al aire penumbroso de la ma-
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14) Juan Manuel Cagigal. (en) Satíri- 26) Miguel Otero Silva. Palabreos.
cos y Costumbristas Venezolanos. Caracas. (Sobre México y la revo-
Antología. Tomo 1. (“Contratiem- lución mexicana). Editorial Tiem-
pos de un viajero”) Caracas. 2º po Nuevo. 1974. p. 129.
Festival del Libro Venezolano. Se- 27) Miguel Otero Silva. Un Morrocoy
lección. Juan Liscano. 1958. p. 17. en el Infierno. Con prólogo de
15) Nicanor Bolet Peraza. (en) Satíri- Adriano González León. Caracas.
cos y costumbristas venezolanos. Editorial Ateneo de Caracas. Ca-
Tomo II. (Cuadros caraqueños. racas. 1981. p. 54.
“El Teatro de Maderero”) Caracas. 28) Ibid. p. 153.
1er. Festival del Libro Popular Ve- 29) Ibid. p. 81.
nezolano. 1958. p. 101. 30) Ibid. p. 196
16) Fermín Toro. Op. cit. p. 117. 31) Miguel Otero Silva. Poesías Com-
17) Francisco de Sales Pérez. Cos- pletas. Caracas. Biblioteca Popu-
tumbres venezolanas. Caracas. 3ª lar El Dorado. Monte Avila Edito-
edic. Editorial Cecilio Acosta. res. p. 66.
1942. pp. 85-87. 32) Entrevista de Miguel Otero Silva
18) Anibal Nazoa. Las Artes y los Ofi- al presidente Rómulo Betancourt.
cios. Caracas. Editorial Tiempo diario El Nacional. 21 Feb.,1963.
Nuevo. 1973. p. 11. 33) Aquiles Nazoa. Vida privada de
19) Ibid. El dentista. p. 91. las muñecas de trapo. Caracas.
20) Ibid. El presidente. p. 152. Corporación Venezolana de Turis-
21) Ibid. El alma de la fiesta. p. 28-29. mo. Litografía Tecnocolor. Notas
22) Aquiles Nazoa. Poesías costum- liminares de Claudia (Dacha)
bristas, humorísticas y festivas. Medvedov y Frank Briceño Forti-
Caracas. Biblioteca Popular Vene- que. 1975. pp. 4 y 7.
zolana. Selección del autor. Minis- 34) Aquiles Nazoa. Op. cit. p. 96.
terio de Educación. 1962. p. 35. 35) Guillermo Morón. Ciertos anima-
23) Job Pîm. Graves y agudos (“Elogio les criollos. Caracas. Colección Li-
al tranvía”) Caracas. Impresores bros Revista Bohemia. No. 98. s.d.
Unidos. 1940. p. 109. p. 71.
24) Aquiles Nazoa. Obras Completas. 36) Julio Barroeta Lara. Cuentos dul-
Papeles líricos. Caracas. Universi ces. La magia del MacLón. Diario
dad Central de Venezuela. Direc- El Nacional. Caracas. Hemerotoca
ción de Cultura. 1979. p.162. de El Nacional.
25) Aquiles Nazoa. Ibid. p. 67.
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sumario
autores
1
Victoria Camps. Principios, Consecuencias y Virtudes. Vicente Lecuna. Los deudos del
intelectual. Isidoro Requena. Hendidura de luz en el túnel de la violencia: Emmanuel
Levinas. Miguel Martínez. Transdisciplinariedad. Un enfoque para la complejidad del mundo
actual. Humberto Njaim. Los límites de la lucha contra “La corrupción Política”. Eugenio
Montejo. El horizonte espacial del Orinoco en la obra de Jesús Soto y Alirio Palacios.
Jacqueline Goldberg. Las memoriosas tácticas de la Diáspora: Poesía judeolatinoamericana
del siglo XX.
2
Alberto Rosales. La historia sin plan. Atanasio Alegre. La cultura dialógica en tiempos de
diferencias. Alejandro Moreno. Familia así, familia asá. William Rodríguez. Las historias-de-
vida como metodología en las investigaciones de la familia. José Vicente Carrasquero / Keila
Vall. Valores, Familia y Democracia en Venezuela. Antonio Jiménez Millán. Poesía, luz de la
memoria. Elizabeth Schön. Apariciones. Pynchas Brener. La hora del individuo.
3
Luz Marina Barreto. Las razones morales o en defensa del universalismo moral. Aníbal
Rodríguez Silva. Hacia una ética de la hospitalidad. Eugenio Montejo. Tres poetas
hispanoamaricanos a la luz de sus artes mágicas. Vicente Lecuna. La Caracas iletrada a partir
del Diario de Angel Rama. Gabriel Jiménez Emán. Paradojas del intelectual. Claudio
Grossman. La libertad de expresión en el Sistema Iberoamericano de los Derechos Humanos.
4
Dinu Garber. Crisis de la modernidad. Oscar Vallés. La invitación filosófica de John Rawls.
Miguel Martínez. Epistemología feminista y postmodernidad. Victoria de Stefano.
Escritores. Mansour Mohammadian. Bioeconomía. Un nuevo paradigma socioeconómico por
la paz. Tarsicio Jáñez Barrio. La relig atio. Fundamento fundante. Xavier Reyes Matheus.
Español. Canon literario y diversidad cultural.
5 extraordinario
Gustavo Arnstein. Pertinente Introducción. Luis Ugalde, S.J. Pobreza y Cultura. Luis Pedro
España. ¿Qué hacer para que los pobres no sean más pobres? Alfredo Cilento. Pobreza y
Vulnerabilidad: habitar en riesgo. Armando Janssens. El poder desnivelador de la pobreza.
Miguel Rodríguez. ¿Perdimos el tren del desarrollo? Tulio Hernández. Los indios son pobres,
¿porque son indios? o ¿porque son pobres?
6
Elías Pino Iturrieta. Una tarea antigua y ardua. Carlos Kohn W. La condición del hombre
contemporáneo. Luis Javier Hernández. Mario Briceño Iragorry, entre la paradoja discursiva y
la presunción ética. Oscar Arias Sánchez. Es hora de hacer realidad el ideario de Bolívar.
Alberto Osorio O. Espíritu y sentido de la Guía de Perplejos. Margoth Carrillo P. La novela
histórica: las posibilidades de un género. Juan Carlos López Quintero. La crítica dentro de un
signo de interrogación. Pynchas Brener. La persistente actualidad de Maimónides. Gabriel
Jiménez Emán. Personajes del cuento breve: extrañeza y volatilidad.
7
F. Javier Duplá. ¿Sustituye la ética a la religión en el mundo moderno? Marcelino Bisbal.
Venezuela y su crisis. El contexto ineludible de los media. Felicitas Kort Rosemberg. La
desvinculación moral. Un lado oscuro de la naturaleza humana. Atanasio Alegre. La sexta
modernidad. En ruta hacia un Renacimiento posible. Nelson Tepedino. El poder desnudo. Una
lectura de Génesis 2-3. María Elena Ramos. La poesía como peligro. Roberto Vainrub. Ética y
gobierno corporativo en las empresas latinoamericanas.
8
Manuel Reyes Mate. La memoria de Auschwitz hoy. Sergio Ramírez. Esplendor del Caribe
(Homenaje a Alejo Carpentier). Jacqueline Goldberg. En vela el nombre, en vela el lugar,
Paul Celan. Carlos Balbuena Esteban. Ética y corridos prohibidos. Hijos de la gran Camelia.
Rodrigo Blanco Calderón. De historia. Laura González. Tragedia y ética. Pynchas Brener. Las
vanidades del Eclesiastés.
9
Isidoro Requena. ¿Y usted cómo se llama? Eduardo Vásquez. Reflexiones sobre el
existencialismo. Alberto Filippi. Bobbio: Contribuciones a la teoría jurídico-política del
socialismo. Teresita Jiménez Flores. En defensa de la Hermenéutica (Entrevista con Jean
Grondin). Manuel Bermúdez. La Uslaridad y El ciudadano Kane. Alejo Urdaneta. Thomas Mann.
Los recuerdos primordiales. Carmen Cristina Wolf. Cadenas, ese desconocido. Elizabeth
Burgos. Las palpitaciones del mundo. Un diálogo sobre el siglo XX. Hernán Zamora. Caracas
entre dos esquinas. Jorge Negretti Depablos. Definir y Decidir. Políticas culturales.
10
Atanasio Alegre. El olvido de los valores. Miguel Martínez. La investigación cualitativa. Carlos
Kohn. Diálogo y participación en la democracia ciudadana, según Hannah Arendt. Inés
Quintero. Arte, fin de siglo y Revolución. Juan Cristóbal Castro. Picón Salas: el gesto de una
escritura. Luis Javier Hernández. La globalización: Un nuevo mestizaje. Arnaldo E. Valero. La
casa caramelo de Miguel James.
11
Antidio Cabal. Cuadernos del destierro: como raíz axiológica de la poesía de Rafael Cadenas. F.
Javier Duplá s.j. La paz, la paz... ¿podemos alcanzarla algún día? Alberto Villegas. El respeto al
otro. Fernando Guzmán. Relación médico-paciente. Alfredo Gorrochotegui. Ser profesor
universitario. Juan Carlos Azpurua. Venezuela y la Gran Colombia en la mirada de Sir Robert
Ker Porter, 1825-1830. Marcelino Bisbal. Lleva quien deja... Frente a lo que venga. C. Armando
Figueredo. Las Leyes Raciales. Roberto Walton. Homenaje a Alberto Rosales.
12
Hugo J. Faría. ¿Por qué los países pobres son pobres y los países ricos son ricos? Carmen V.
Carrillo. La subversión, entre la ética y la estética. A propósito de la obra poética de Caupolicán
Ovalles. Rafael Alfonzo H. La libertad como base de la prosperidad. Alfonso Gisbert. La
locura y la creación narrativa. A propósito de Rosa Montero. Arturo Gutiérrez Plaza. El
Quijote e Hispano-américa. Cuatrocientos años de travesías. Carlos Sandoval. Trampas de
lectura.