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EZEQUIEL

(Introducción)

Para empezar, el libro de Ezequiel es catalogado como un libro profético, la cual a mi parecer es
cierto, pero además con cierto tinte histórico. Grande ha sido mi impresión cuando supe que
Ezequiel había sido exiliado del reino de Judá hacia el Imperio de Babilonia, ¿por qué?, debido a
que el profeta Daniel, cuyo libro obtiene su nombre, había sido exiliado por ese mismo Imperio
Babilónico, pero en años anteriores. Ezequiel hace mención de Daniel refiriéndose como un hombre
sabio. (Ez 14:14)
NOTA: Tener en cuenta que la nación de Israel estaba en conflicto, pues se dividió en dos reinos:
Reino de Israel (10 tribus de Israel) y el Reino de Judá (2 tribus de Israel). Dios había permitido que
extranjeros (en este caso el imperio Babilónico) invadiera la nación de Israel, como podemos
fijarnos en el libro profético de Jeremías y del libro poético de Lamentaciones cuyo autor fue
Jeremías. Dios permitió esto para que sirviera de castigo para su pueblo al ver que pecaron y se
rebelaron contra él, saliendo a la luz la maldad de su propio pueblo, subyugándose a los dioses
paganos de Babilonia, perdiendo la confianza y cerrando su corazón en el único Dios verdadero.
Ahora si bien es cierto, Dios permitió todo esto para que aprendan una lección, pues mandó a
profetas para que el pueblo de Israel volviera en sí, reconocieran la grandeza de Dios y depositaran
su confianza en él nuevamente.
DATO: El Templo de Jerusalén, construido por el rey Salomón, había sido saqueado y destruido
totalmente. La casa de Dios había sido destruida, sin embargo, Dios seguía obrando en su pueblo
para su liberación, y esto me recuerda a que Dios no está minimizado en una infraestructura, sino
que Dios es Espíritu, es omnipresente. (Juan 4:24)
Ahora bien, Dios necesita a un vocero, es decir, a un profeta que hable en su nombre, y aquí es
donde llama a Ezequiel. El libro de Ezequiel comienza con una revelación de la gloria divina de
Dios mediante una visión dada a Ezequiel, este hombre era parte de una familia sacerdotal, es más,
él era sacerdote, pero no podía ejercer dicho cargo ya que había sido capturado por el Imperio
Babilónico. Ezequiel tenía 30 años de edad aproximadamente, a los 5 años de su captura comenzó
su ministerio, y el método de su predicación fue distinta a decir solamente parábolas, sino que él
representaba las parábolas y de tal manera llamar la atención del pueblo de Israel. Antes de que él
llegara, hubo falsos profetas en medio del pueblo dando noticias falsas de la ciudad de Jerusalén
diciendo que dicha ciudad no estaba destruida y que todo andaba bien, creando una mentalidad
equivoca en el pueblo de Dios. Así que la predicación de Ezequiel notoriamente sería muy
complicada ya que tendría que ir en contra de esas falsas noticias y avisar que en realidad Jerusalén
fue destruida, y que tenían que volverse a Dios, arrepentirse de su maldad. De una manera u otra
este pueblo rechazaría el mensaje de Ezequiel, ya que este mensaje apagaría la utopía o idea de que
la nación de Israel aún estaba bien. A mi punto de vista, posiblemente muchas personas
reaccionamos de igual forma ante una noticia mala, pensamos que tal noticia es falsa y nos negamos
a creer lo real, aun teniendo pruebas de lo dicho.
En el capítulo 1 del libro de Ezequiel, se basa en una revelación que Dios le otorga a Ezequiel,
manifestando ciertos significados que no mencionaré. Me dirigiré al capítulo 2 de este libro cuyo
tema es el: “Llamamiento de Ezequiel”.
LIBRO PROFÉTICO DE EZEQUIEL: CAPITULO 2 (Ez. 2:1-10)
COMENTARIOS:
Ez. 2:1-5: Dios empieza a hablar con Ezequiel, pidiéndole que preste atención a lo que le dirá, y
Dios mandó a Ezequiel hacia los hijos de Israel, dando comentarios acerca de cómo está el corazón
de su pueblo, aclarando que están en rebeldía y han endurecido su corazón contra él. Dios sabe que
ciertas personas no entenderán ni tratarán de entender su mensaje, pues endurecerán su corazón,
pero no faltará señal para que luego se quejen y digan que Dios no mandó profeta alguno.
Ez. 2:6-7: Dios da a entender a Ezequiel que la misión que le está dando es peligrosa, aunque sienta
incomodidad o frustración, y aunque tenga que vivir entre gente detestable, insoportable. Dios
anima a Ezequiel a que no tenga temor ni de lo que digan, ni por lo que los demás hagan. Aquí es
donde uno se tiene que aferrar, confiar y tener fe en lo que Dios dice.
Ez. 2:8-10: Comienza Dios haciendo una exhortación preventiva, en la cual consistía que Ezequiel
no debía parecerse (en el sentido espiritual, en corazón y mente) al resto del pueblo de Israel
quienes estaban de rebeldes. Ahora, Dios le dice a Ezequiel: “abre tu boca, y come lo que yo te doy.
Y miré, y he aquí una mano me fue enviada y en ella había un rollo de libro” (Ez. 2:8(b)-9). Con lo
dicho anteriormente, no debemos pensar que Ezequiel se comió un rollo de libro, sino que está
expresado en un sentido simbólico (debido a que estamos en un libro profético, y no todo es literal)
aludiendo a que Ezequiel debía prepararse estudiando la Palabra de Dios con mucha profundidad y
centrarse en decir las verdades que Dios quiere transmitir a su pueblo.
Aplicando esto último, es importante saber que en la actualidad si queremos predicar las verdades
de Dios ante personas que viven engañadas con un falso evangelio o con otras doctrinas falsas,
debemos estudiar la Palabra de Dios, y esto no es algo fácil, debido a que se necesita ser constante,
tener disciplina, mantener la santidad por amor a Dios y sobre todo pasión por querer revelar las
verdades que Dios tiene para nosotros y tener en cuenta que recibiremos rechazo de muchos y
correremos riesgos, pues Jesús dijo: “He aquí, yo os envío como á ovejas en medio de lobos”. Por
ello, en lo personal, todo aquel que predica las verdades del evangelio a pesar de los riesgos que
corre, esa persona es muy valiente y deseo Dios mediante que nunca le falte la protección y sustento
divino.

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