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2. El anglicanismo es católico.

Cuando confesamos el Credo decimos afirmar cuatro


características de la Iglesia, a saber, que es una, santa, católica y apostólica. Es decir, las
cuatro dimensiones de la Iglesia que confesamos son: la unidad, la santidad, la
catolicidad y la apostolicidad. Dentro de un contexto Latinoamericano Católico Romano
es natural que el término “católico” pudiera detonar las alarmas a algunos. Pero
debemos saber que la palabra griega katholikos ha sido usada desde los tiempos de
Platón y Aristóteles, cuyo significado es ‘de acuerdo al todo’, y, por supuesto, con la
connotación de universal. Puesto de otra manera, desde el punto de vista geográfico y
social, la Iglesia de Jesucristo se extiende a todo lo largo del mundo y por ello es
católica o universal.

Pero también la Iglesia del período patrístico (durante los primeros cinco o seis siglos de
nuestra era), utilizó el concepto de “católico” para distinguirse de las concepciones
heréticas que se estaban introduciendo al cristianismo. En éste sentido teológico, la
Iglesia antigua simplemente deseaba expresar tanto la extensión como la inclusividad de
su testimonio. Es decir, a diferencia de los grupos heréticos y sectas cristianas que
inventan nuevas doctrinas y alteran la fe, la Iglesia de Jesucristo posee un testimonio
doctrinal que es católico (universalidad) y de acuerdo a la enseñanza de todos los
apóstoles (inclusividad).

Lo anterior significa que nuestra Iglesia es parte de un solo movimiento cristiano global,
transcultural y transgeneracional. Claro está, desafortunadamente la Iglesia de Jesucristo
hoy en día se presenta dividida y dispersa. Pero eso no es por culpa del Dios trino sino
de las discordias humanas, y por los desacuerdos teológicos, políticos, culturales y de
personalidad. Sin embargo, bíblicamente hablando (aunque algunos persistan en
negarlo) Jesucristo tiene una sola Iglesia, un solo cuerpo, una sola casa, un solo pueblo,
que vive por la misma fe en una misma esperanza de gloria.

Habiendo dicho todo esto, sin embargo, todavía es necesario reconocer que no a todas
las personas (incluidos los cristianos) nos atrae lo católico, lo universal. Especialmente
desde la Reforma Protestante del siglo XVI en Europa, nosotros los protestantes nos
hemos inclinado hacia el individualismo y al separatismo religioso. ¡Cada cual a lo suyo
y sin mezclarse!, lo cual ha sido reforzado, una y otra vez, por la actitud individualista,
separatista y espiritualista de los misioneros anglo-sajones que vinieron a
evangelizarnos en los siglos XIX y XX. ¡No nos engañemos, un cristianismo dividido
divide! ¡Un evangelicalismo separatista separa!

Por ello es imperativo que rescatemos la visión católica de la Iglesia, para que
aprendamos a valorar y a celebrar el amplio espectro de teología, adoración y ministerio
que existe en el Cuerpo de Cristo; y para lleguemos a considerar en qué maneras
nosotros podemos contribuir positivamente al enriquecimiento de ese todo.

¿Qué valores “católicos” o universales posee tu Iglesia: en lo doctrinal (lo que creen),
en lo litúrgico (cómo adoran), en lo sacramental (las ordenanzas), en lo organizacional
(a qué cuerpo eclesial pertenecen), en lo estructural (cómo se ejerce la autoridad)?
¿Hasta qué punto esos valores son “según el todo” de la Iglesia?

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