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Arte Bizantino
Arte Bizantino
Encontramos 2 periodos:
CARACTERÍSTICAS GENERALES:
Influencias:
El arte bizantino continuó la tradición occidental del arte romano y paleocristiano hasta la
querella sobre las imágenes de los siglos VIII y IX. A partir de entonces, sin romper por
completo con la tradición anterior, se configuraron sus rasgos distintivos, que habrían de
influir sobre el arte medieval occidental y, más aún, sobre la Europa eslava, donde el arte
bizantino ha pervivido hasta nuestros días.
En definitiva, era un arte dirigido más a los sentidos que a la razón, pues pretendía la
admiración del espectador ante la riqueza del color y los efectos de luz, en particular con el
mosaico de fondo dorado, una de sus manifestaciones más genuinas.
La primera dificultad para la periodización del arte bizantino radica en establecer su comienzo,
ya que se pueden considerar varias fechas como punto de arranque del mismo
-El año 330, cuando Constantino trasladó la capital del Imperio a Constantinopla;
-El año 395, en que el sector oriental del Imperio se separó definitivamente
-El año 476, tras la caída de Roma en poder de los ostrogodos y la desaparición del Imperio
romano de Occidente.
Por otra parte, la periodización tradicional del arte bizantino suele dividirlo en tres edades de
oro, separadas entre sí por fases de crisis o decadencia artística: La primera edad de oro,
entre los siglos VI y VIII, hasta la querella iconoclasta; La segunda, entre los siglos IX y XII; y
La tercera, en el siglo XIV, previa a la crisis y caída final del Imperio.
Santa Sofía de Constantinopla (s. VI). San Sergio y San Baco (Constantinopla) Obras de Rávena:
San Apolinar in Classe y San Apolinar el Nuevo (basílicas); San Vital (centralizada).
2.Periodo iconoclasta (726-843). Es una fase de crisis artística por las consecuencias del
rechazo a las imágenes. El Imperio bizantino se inclinó cada vez más hacia lo helénico y lo
oriental, distanciándose de la tradición antigua romana para entrar de lleno en una concepción
medieval del mundo.
‘’Se destruyen muchas imágenes, se cortan las manos a los pintores de iconos, se produce
una persecución con destierro, prisión, tortura y martirio a los defensores de los iconos.’’
En sus comienzos la arquitectura bizantina se mantuvo bajo la influencia del arte romano y
paleocristiano occidental, hasta tal punto que algunos historiadores consideran la época de
Justiniano (siglo VI) no como el primer momento de esplendor del arte bizantino, sino como el de
máximo apogeo del arte paleocristiano.
Como soporte, además del muro, era frecuente el empleo de la columna, de tipo clásico, con
capiteles trabajados a trépano y rematados por cimacio.
Grandiosa cúpula central 31m diámetro x 55 de altura con 40 ventanales que horadan su base.
· Espacio central cubierto por cúpula sobre elevado tambor con ventanas (para el paso
de la base cuadrada al círculo se siguen empleando las pechinas). De este modo, en el centro
de la iglesia se define un eje vertical ascendente, mediante una estructura cúbica coronada por
cúpula, que simboliza la unión de la tierra (el cuadrado y el cubo) con el cielo (el círculo y la
cúpula).
· A veces se añaden otras cuatro cúpulas, bien en las estancias cuadradas situadas entre
los brazos de la cruz, cuando esta está inscrita, bien en los extremos de los brazos. La
decoración interior no experimenta variaciones en cuanto a los materiales empleados:
mármoles y mosaicos.
· El aspecto exterior se cuida más, aunque con frecuencia se limita a una disposición
decorativa de los ladrillos con algunos adornos o elementos en resalte.
Cinco cúpulas sobre tambores con ventanas: una central y cuatro en los extremos de los brazos de la
cruz.
Riquísimo interior cubierto de mosaicos de diferentes épocas. Tiene numerosos añadidos posteriores (el
nártex en forma de U con cúpulas, del siglo XIII; la fachada superior, del siglo XV; o los mosaicos
exteriores, del siglo XVII), pero en lo esencial mantiene el carácter de la construcción primitiva.
En la historia del arte bizantino fue determinante para el desarrollo de las artes figurativas la querella
sobre las imágenes de los siglos VIII y IX, ya que se destruyeron numerosas obras anteriores, se dejaron
de producir otras muchas durante el conflicto y, cuando finalmente se superó la crisis, se fijaron de
modo estricto los temas, su forma de representarlos y su ubicación dentro de iglesia.
EL MOSAICO
A diferencia del mundo romano, donde el mosaico se había utilizado para la pavimentación
preferentemente, en el arte bizantino, como en el paleocristiano, su destino principal fue el
revestimiento de bóvedas y muros en el interior de los edificios, en sustitución de la pintura.
1.La primera etapa del periodo posiconoclasta, el denominado renacimiento macedonio (siglos IX-XI),
constituye el momento más importante en la configuración de la iconografía bizantina, pues fue cuando
se fijaron de forma definitiva los principales temas y su lugar dentro del templo.
Algunos de los temas y tipos más significativos habrían de pervivir durante toda la Edad Media en el arte
bizantino y se extenderían, incluso, al occidental. De ellos destacamos los siguientes:
Cristo Pantocrátor, como señor todopoderoso, sentado con los Evangelios en la mano izquierda y la
derecha extendida en gesto de bendición. En sus rasgos se impuso el modelo siríaco, maduro y con
barba, sobre el modelo helenístico, joven e imberbe.
Como Odigitria, que indica el camino de la salvación (Cristo), de pie, sosteniendo al Niño con el brazo
izquierdo y señalándole con la mano derecha.
Como Theotokos o madre de Dios. Generalmente este tipo se combina con los dos anteriores:
entronizada con el Niño sentado en su regazo, de espaldas a ella y mirando al frente; o de pie
señalándole como Salvador.
Con menos frecuencia aparece dando el pecho (virgen nutricia) a su hijo o en otras actitudes.
La Déesis, con Cristo en la cruz o en el trono celestial (Pantocrátor), flanqueado por la Virgen y San Juan
Bautista, que interceden por la humanidad.
La ubicación de cada tema dentro del templo se fue estableciendo tras la crisis iconoclasta, y en el siglo
XI se había definido ya un esquema casi completo.
Cristo Pantocrátor y la Virgen eran las dos figuras dominantes y, por tanto, las que ocupaban los
lugares preeminentes: el Pantocrátor en la cúpula, símbolo por excelencia del espacio celeste; y la
Virgen en la bóveda del ábside. Después, y según el tipo de templo, se podían incorporar otros temas
en sus zonas correspondientes, como el Juicio Final, por ejemplo, en el muro occidental opuesto a la
cabecera.
Las figuras se representan en posición frontal y actitud estática, y cuando se trata de un grupo, suelen
aparecer alineadas y con la cabeza a la misma altura (isocefalia, del griego isos, igual, y kefalé, cabeza).
Tanto los diferentes elementos como el tema en su conjunto son sometidos a una simplificación que
elimina lo secundario y anecdótico, por innecesario para la comprensión del mensaje y como
consecuencia de esa simplificación, se ignoran las referencias espaciales, que se tienden a sustituir por
fondos dorados, sobre todo para representar el carácter ilimitado del mundo celeste.