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(Las 12 Piedras Fundamentales Clase 5ª )

“The Golden Rule”, part 1, page 1


La Regla de Oro, 1ª Parte:
ARMONÍA EN LAS RELACIONES HUMANAS

1ª PARTE: LA REGLA DE ORO


Mateo 22:37–40
Vamos a comenzar echando un vistazo a lo que dice la Biblia acerca de nuestras relaciones con los demás. Los
versículos clave están en Mateo 22:37–40:
Mateo 22:37–40. Jesús le dijo: «“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente”.
Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. De estos dos
mandamientos depende toda la ley y los profetas».

La regla de oro
Mateo 7:12. Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos;
porque esto es la ley y los profetas.
Durante miles de años los filósofos han especulado sobre las reglas que rigen las relaciones humanas. De todas esas
especulaciones se ha decantado por un importante precepto. Jesús lo impartió entre las colinas rocosas de Judea hace 20
siglos y lo resumió en una sola idea: Haz con los demás como quisieras que hagan contigo. Brindemos, pues, a los
demás lo que quisiéramos que ellos nos brindaran a nosotros.
¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Dónde? La respuesta es: ¡De todas las formas posibles, siempre y en todo lugar!

Más versículos sobre el amor


1 Juan 4:7-11. Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y
conoce a Dios. El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor. En esto se mostró el amor de Dios para con
nosotros, en que Dios envió a Su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por Él. En esto consiste el amor: no en que
nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó a nosotros, y envió a Su Hijo en propiciación por nuestros
pecados. Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros.
1 Juan 4:12,16,17,21. Nadie ha visto jamás a Dios. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y Su amor se
ha perfeccionado en nosotros. Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor;
y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él. En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que
tengamos confianza en el día del juicio; pues como Él es, así somos nosotros en este mundo. Y nosotros tenemos este
mandamiento de Él: El que ama a Dios, ame también a su hermano.
Juan 15:12. Este es Mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como Yo os he amado.
1 Juan 3:16. En esto hemos conocido el amor, en que Él puso Su vida por nosotros; también nosotros debemos poner
nuestras vidas por los hermanos.
Juan 13:34,35. Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como Yo os he amado, que también os améis
unos a otros. En esto conocerán todos que sois Mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.
Gálatas 5:22. El fruto del Espíritu es amor.
Romanos 5:5. El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.
Gálatas 5:14. Toda la ley en esta sola palabra se cumple: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo».

¿A quién ama el amor?


¡El amor ama a los indignos de él y echa un velo sobre multitud de pecados! El amor prefiere la felicidad ajena a la
propia. Nos resulta difícil ver alguna cualidad en alguien a quien no amamos. En cambio, cuando realmente amamos a
alguien, es más fácil pasar por alto sus faltas y perdonárselas.
Proverbios 10:12. El odio despierta rencillas; pero el amor cubrirá todas las faltas.
El amor de Dios es capaz de amar a cualquiera, ¡aun a nuestros enemigos! El amor engendra amor. Nosotros
amamos a Dios porque Él nos amó primero. Pidan a Dios que los ayude a amar a los demás con el amor que sobrepasa
todo entendimiento.
El amor no es ciego. Cuenta con un tercer ojo espiritual que ve lo bueno y las posibilidades que otros no perciben.
Mateo 5:44.Yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y
orad por los que os ultrajan y os persiguen.
1 Juan 4:19. Nosotros le amamos a Él, porque Él nos amó primero.
Filipenses 4:7. La paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en
Cristo Jesús.
2 Corintios 5:14. El amor de Cristo nos constriñe.

¡El amor nunca falla!


¡El amor nunca falla! Si quieres alcanzar el éxito sirviendo al Señor y en tus relaciones humanas, prueba amar. ¡No
puedes perder, porque el amor nunca falla! ¿Quieres la llave que abre todos los corazones? Intenta el amor. Nunca falla
porque Dios es amor y es imposible que Él falle!
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1 Corintios 13:8. El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará.

¡El amor de Dios es la solución para todo!


El amor de Dios es la solución para todo: Salva almas, perdona pecados, satisface el corazón, purifica el pensamiento,
redime el cuerpo, gana amigos y hace que valga la pena vivir la vida. Es la única verdad, el único camino y la única paz.
El amor no hace nada indebido a su prójimo: si amamos a alguien, no lo maldecimos, no lo engañamos, no lo
robamos ni le mentimos, muchos menos le hacemos daño.
¡El amor hasta evita accidentes! Por increíble que parezca, en una conferencia sobre seguridad vial impartida en una
universidad se adujo que la causa de la mayoría de los accidentes de tránsito reside en la falta de amor y consideración
por los demás conductores. De modo que no solamente las guerras, sino la mortandad de los accidentes viales
encuentran su origen en el orgullo, el egoísmo y la falta de amor.
Juan 14:15. Si me amáis, guardad Mis mandamientos.
Juan 14:23. Respondió Jesús y le dijo: «El que me ama, Mi palabra guardará; y Mi Padre le amará, y vendremos a él, y
haremos morada con él».

La lista en realidad no tiene fin, pues el amor de Dios es infinito. No tiene límites ni ataduras. ¡Las formas en que
podemos manifestar Su amor son igualmente ilimitadas!

2ª PARTE: DIEZ CONSEJOS PARA LLEVARSE BIEN CON LA GENTE EMPLEANDO EL AMOR COMO
PRINCIPIO ORIENTADOR
Introducción
Los versículos que acabamos de leer nos demuestran que el amor es el elemento más importante de nuestras
relaciones humanas. La regla de oro del amor de Dios debe regir todas nuestras acciones e interacciones.
Ahora vamos a hablar de cómo aplicar esto en nuestra vida cotidiana. ¿Cómo podemos llevar a la práctica la regla
de oro? ¿Cómo hacemos para llevarnos bien con casi cualquiera? A todos nos ha tocado en algún momento lidiar con
conocidos, compañeros de trabajo, familiares e incluso en alguna ocasión con amigos y aquellos con quienes tenemos
relaciones estrechas. A veces hasta nos cuesta congeniar con personas que nos caen bien, simplemente porque todos
somos distintos o surgen discrepancias. Además, siempre hay personalidades cascarrabias y personas con las que
simplemente no nos llevamos bien. Evidentemente, debemos llevarnos bien con la gente, pero ¿cómo lograrlo?
Vamos a tomarnos un rato para hablar de formas prácticas de relacionarnos amorosamente con los demás. No
podemos abarcarlo todo en una sola clase, pero al menos echaremos un vistazo a 10 consejos que nos ayudarán en
nuestras interacciones con nuestros semejantes. Naturalmente, estos 10 consejos no constituyen una lista completa, pero
es todo lo que el tiempo nos permitirá cubrir el día de hoy.

 Ser amables con los demás es lo mismo que ser amables con el Señor.
Cuando manifestamos amor a la gente con pequeños gestos o detalles, cuando somos corteses y exhibimos buenos
modales con la gente, equivale a manifestarle amor al Señor, porque las personas son creación Suya y Él las ama
profundamente. Cuando nos desvelamos por alguien, le manifestamos amor, tenemos gestos amorosos para con él, lo
tratamos con cortesía y buenos modales, en realidad manifestamos honra y respeto por el Señor. Somos amorosos y
amables para con el Señor. Es como si le dijéramos al Señor que amamos Su creación, a Sus hijos, y que deseamos ser
amorosos con ellos no solamente por su propio bien —que ya es bastante buen motivo— sino por amor a Él.

 Pide al Señor que te dé amor por los demás y haz todo lo posible por manifestarlo .
Hay cientos de cosas que puedes hacer a lo largo del día, pequeñas cosas capaces de embellecer la vida de alguien a
causa de tu amabilidad. Si sigues la regla de oro de Jesús de «hacer con los demás como queremos que hagan con
nosotros», no puedes menos que ser amable y cortes.
Cuando oras y pides al Señor que te ayude a ser más amoroso, puedes aprovechar la ocasión para preguntarle cómo
puedes serlo y luego empezar a ponerlo en práctica.
Es como acompañar de acción tus oraciones. A medida que haces tu parte, Él te imbuirá el corazón de amor y muy
pronto esas acciones se volverán un hábito amoroso.
No puedes simplemente pedir al Señor más amor y luego no ponerle empeño ni llevar a la práctica lo que Él te
indique que hagas. Tampoco puedes lograrlo únicamente merced a tu propio esfuerzo, pues se verá afectado y poco
sincero. No serán más que obras muertas, formalismos sin el espíritu. ¡Tienes que pedirle al Señor que te dote de amor y
a la vez hacer todo lo que puedas por manifestarlo en la práctica!

(1) HABLAR CON LA GENTE.


Colosenses 4:6. Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada
uno.
1 Pedro 3:8. Finalmente, sed todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables.
La cortesía, las palabras amables, el lenguaje amoroso y considerado, son todas manifestaciones de amor y parte de
nuestro ejemplo del amor del Señor.
Saludemos a la gente con calidez en vez de hacerlo con una mirada indiferente. Una sonrisa y unas palabras de
aliento le demuestran a una persona que todo está bien.

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Tomémonos un momento para responder una pregunta con consideración y sinceridad en vez de hacerlo a toda prisa
y con afán, que harán sentir a los demás insignificantes y una molestia.
Aminoremos la marcha. Ya sabemos que estamos todos muy ocupados, pero no tanto que no podamos detenernos y
prestar unos momentos de atención a cada persona con la que nos topamos.
Consejo para los matrimonios: Dense un beso y un abrazo al despertarse, al salir de la habitación, al llegar a casa
después de trabajar, antes de irse a dormir, etc.

 Manifiesten amor actuando con cortesía


Podemos manifestar amor a los demás siendo amables y corteses. Es sorprendente el efecto que tienen en la gente
los pequeños gestos de cortesía y buenos modales. Significan mucho para las personas. Aprecian enormemente que los
demás los traten con cariño y gentileza. Pregúntenle a cualquier persona si no la hace sentir mejor que alguien le ofrezca
disculpas cuando se la lleva por delante accidentalmente, cuando pasan algún objeto frente a ella o cuando se interponen
entre ella y otra persona que está conversando.
Manifestarnos amor los unos a los otros es uno de los deberes que tenemos todos los seguidores de Jesús.
Mostrarnos atentos y amables con los demás mediante pequeños gestos es una forma estupenda de manifestarles el
amor del Señor. No hace falta hacer algo grande y espectacular para ser amoroso. De hecho, por lo general las cosas
más importantes son justamente las que parecen insignificantes.
Pequeñas frases y gestos de cortesía del estilo de: «Disculpa que te moleste», «¿Te importaría?», «¿Me harías el
favor?» y «¡Gracias!» lubrican los engranajes de la vida cotidiana. Además son lisa y llanamente ¡buenos modales!

Humor: «¡Por favor!»


Isabel trataba de enseñar a su pequeño de dos años a decir «Por favor» y «Gracias». Le dio una galleta y le preguntó:
—¿Qué se dice?
—Por favor —respondió Marcos.
—No. ¿Qué se dice después que a uno le han dado algo?
—Más, por favor —fue la respuesta del pequeño.

 Manifiesten amor integrando a los demás


Es fácil ofender inintencionadamente a alguien o darle a entender que no lo queremos o apreciamos. Un poco de
cortesía puede tener el efecto contrario y hacerlo sentirse apreciado y amado.
Si están caminando con alguien y van muy rápido, deténganse a esperarlo, denle ocasión de que los alcancen y
aminoren la marcha.
Si alguien se acerca cuando están conversando con otra persona, procuren integrarlo a la conversación y ponerlo al
tanto de lo que se ha dicho hasta el momento. Es simplemente cortesía; es grosero y ofensivo hacer como que la gente
no existe o excluirla de nuestras actividades o conversaciones.
Todos anhelamos que nos presten atención. Deseamos que nuestras ideas y opiniones sean escuchadas. Si les parece
que no, cuéntenme como se sintieron cuando los desairó un mesero arrogante, o cuando el chofer del bus los dejó
plantados en el paradero, o cuando un dependiente de tienda hizo como si no los viera.

2) SONREÍR.
Proverbios 15:13. El corazón alegre hermosea el rostro.
Lo que hacemos es más elocuente que lo que decimos. Una sonrisa dice: «Me caes bien. Me siento a gusto contigo.
Me alegro de verte».
Por eso es que los perros son tan simpáticos. Se ponen tan contentos de vernos que prácticamente no caben en sí. De
ahí que a nosotros también nos alegre verlos. La sonrisa de un bebé tiene el mismo efecto.
¡El efecto de una sonrisa es poderoso!, aun en situaciones en que no es perceptible a la vista. Las compañías
telefónicas recomienden que uno sonría cuando habla por teléfono. La sonrisa se ve reflejada en nuestra voz.
¡Sonrían! Nadie necesita tanto una sonrisa como quienes no pueden sonreír más.

 El sol y el viento
(Basado en una fábula de Esopo) Un día el sol y el viento discutían. Ambos alegaban que eran el más fuerte. El
viento dijo:
¿Ves a ese anciano ahí con el abrigo? Te apuesto a que logro que se quite el abrigo en menos tiempo de lo que lo
harías tú.
El sol se ocultó detrás de una nube y el viento sopló hasta alcanzar la fuerza de un huracán, pero cuanto más fuerte
soplaba, más se aferraba el anciano a su abrigo.
Finalmente el viento amainó y se dio por vencido; entonces salió el sol de detrás de una nube y le sonrió
cálidamente al anciano. Enseguida el hombre se secó la frente y se quitó el abrigo. Dijo entonces el sol al viento:
La amistad y la benevolencia siempre pueden más que la furia y la violencia.

3) DIRIGIRSE A LAS PERSONAS POR SU NOMBRE

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¡Para la mayoría de las personas, la música más melodiosa es el sonido de su nombre! A continuación referimos
algunos consejos para recordar nombres:
Cuando les presenten a alguien, es difícil que se vayan a olvidar de su rostro, al menos no enseguida, puesto que lo
tienen delante. El nombre, sin embargo, es otro cantar. Una situación embarazosa que ocurre con frecuencia es que no
captamos bien el nombre de alguien o bien, lo olvidamos al instante.
Para superar ese problema:
a) Si no están seguros de haber escuchado bien el nombre, pidan que se lo repitan.
b) Si todavía están en duda, pidan que además de repetirlo, se lo deletreen.
c) Disipen cualquier incertidumbre de inmediato. Si dejan pasar el momento, se hace muy incómodo volver a preguntar
el nombre de la persona después, aunque es mejor eso que olvidárselo por completo.

4) MOSTRARSE AMISTOSO Y SERVICIAL.


La simpatía, la amabilidad, la cortesía, la generosidad, la abnegación y el altruismo son distintos instrumentos para
manifestar amor.
«Un pequeño gesto de amabilidad y unas palabras de amor hacen del mundo un sitio más feliz y más parecido al
Cielo».

¿Qué impresión causa la amabilidad?


En la ciudad de Filadelfia había un hotelito de tercera clase. Una noche se presentó en el hotel una pareja mayor de aspecto
fatigado. Al acercarse al empleado nocturno, el viajero le dijo, con tono de súplica:
—Le ruego, señor, que no nos diga que no tiene sitio. Mi esposa y yo hemos recorrido toda la ciudad buscando alojamiento.
No sabíamos que había grandes convenciones llevándose a cabo en la ciudad. Los hoteles donde siempre nos quedamos están
llenos. Estamos agotados y ya es medianoche. Por favor, no nos diga que no tiene un sitio donde podamos dormir.
El recepcionista del hotel los miró un buen rato y luego contestó:
—Pues la verdad es que no me queda ni un solo cuarto, a excepción del mío. Pero como yo trabajo de noche y duermo de
día... no es un cuarto tan atractivo como los demás, pero es limpio, y me encantaría tenerlos como huéspedes esta noche.
La esposa dijo:
—Que Dios te bendiga, hijo.
Al día siguiente, a la hora del desayuno, la pareja mandó a llamar al empleado por medio del mozo, diciendo que tenían algo
muy importante que conversar con él. El muchacho se presentó, reconoció a la pareja, se sentó con ellos a la mesa y les dijo que
esperaba que hubieran podido descansar bien. Ellos se lo agradecieron de todo corazón. Entonces el marido sorprendió al
muchacho al decirle:
—Eres un hotelero demasiado bueno como para seguir trabajando en un establecimiento como éste. ¿Qué te parece si mando
construir un hotel grande, bello y lujoso en la ciudad de Nueva York y te nombro administrador?
El muchacho se quedó mudo. Pensó que quizás los viejitos no estaban en sus cabales. Por fin tartamudeó:
—Me parece fantástico.
Su invitado se presentó:
—Mi nombre es John Jacob Astor.
Así fue que se construyó el hotel Waldorf Astoria, y aquel joven empleado con el tiempo se convirtió en el hotelero más
conocido del mundo.
En 1976 el Waldorf Astoria de Nueva York, que tiene 47 pisos, alojó a tres cuartos de millón de huéspedes en sus mil
novecientas habitaciones.

El zapato perdido
Se cuenta la siguiente anécdota de Mahatma Gandhi. Estaba en la India y se encontraba parado en la portezuela de un vagón
de tren abierto mientras este partía lentamente de una estación. De golpe se le cayó un zapato a las vías. Rápidamente se quitó
también el otro zapato y lo arrojó a las vías.
Al ver la mirada de desconcierto de otro pasajero, Gandhi dijo: «Algún pobre hombre encontrará un par de zapatos; uno solo
no le serviría de mucho».
Es admirable pensar desde el punto de vista de cómo algo afecta a los demás, no solo cómo nos afecta a nosotros.

Amabilidad y amor
A una clase de niños de ocho años se le pidió que explicaran el significado de las palabras amabilidad y amor. Uno de ellos
dijo: «Si yo tuviera hambre y alguien me diera un trozo de pan con mantequilla… eso sería amabilidad, pero si además le pusieran
mucho dulce de frambuesa... eso sería amor».

5) COMUNICARSE.
Hechos 2:42. Y perseveraban en [...] la comunión unos con otros, en el partimiento del pan.
Efesios 4:25. Hablad la verdad cada uno con su prójimo.
Proverbios 27:9. El ungüento y el perfume alegran el corazón, y el cordial consejo del amigo, al hombre.
Hebreos 13:16. De hacer bien y de la ayuda mutua [comunicación] no os olvidéis; porque de tales sacrificios se agrada
Dios.
Proverbios 10:11. Manantial de vida es la boca del justo.
Proverbios 15:23. El hombre se alegra con la respuesta de su boca; y la palabra a su tiempo, ¡cuán buena es!
Huelga decir que para que una persona perciba que le tenemos cariño y que nos interesamos por ella, es necesario
que nos comuniquemos con ella. Eso significa establecer un diálogo. Debemos tomar tiempo para escuchar, pero no
limitarnos a hacerlo en silencio. Además es conveniente comunicar lo que pensamos y sentimos.
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¡La eficacia de escuchar!
(De un grupo que contribuyó a asesorar a soldados de las fuerzas de paz de la ONU en una zona de conflicto.)
Cuando conocimos a un grupo de soldados de la ONU, al principio muchos de ellos estaban muy a la defensiva. Eran realistas
y agnósticos, según dijeron. Pero al cabo de un tiempo se dieron cuenta de que no tratábamos de «embutirles una religión», sino
de prestarles oído, comprenderlos y darles a conocer a Jesús. Con ello, se volvieron muy receptivos.
Al día siguiente regresaron para conversar un rato más. En esa ocasión pudimos explicarles algunos otros principios
elementales de la Biblia.
Uno de ellos ya conocía al Señor y comenzó a leer el Nuevo Testamento.
Tengo una Biblia y la leo siempre, pero con ustedes consigo el ingrediente que me falta. Recibo el amor que necesito —dijo.
Oramos juntos antes de partir. Cuando alzamos la vista, a algunos de aquellos fornidos soldados se les caían las lágrimas.
Poco después nos enteramos de un hecho que puso de relieve la importancia de nuestra labor: Sheridan es soldado de las
fuerzas de paz canadienses. Su misión es sumamente peligrosa: conduce una topadora especialmente diseñada por la ONU para
la limpieza de minas. Acaba de regresar de una misión y nos buscó para contarnos lo sucedido.
Mientras limpiaba una zona pasó por encima de una mina antitanque, que no estalló. El vehículo de 30 toneladas que venía
detrás de él pasó por encima de la misma mina y voló en mil pedazos. El conductor sobrevivió, pero perdió ambas piernas.
Sheridan nos contó que está convencido de que fueron nuestras oraciones las que lo protegieron. Había aceptado al Señor con
nosotros justo antes de partir a aquella misión.
Estos soldados se enfrentan constantemente a situaciones de vida o muerte, de modo que el hecho de testificarles es también
un asunto de vida o muerte.

Escuchar con los ojos


Una niña llegó a casa con un dibujo que había hecho en el colegio, coloreado con lápices de cera. Entró casi bailando en la
cocina, donde su madre estaba concentrada preparando la comida.
—Mami —exclamó con entusiasmo—, ¿a que no lo sabes?
—Tienes razón —respondió la madre sin levantar la vista—, no sé qué.
—Mami, no me estás escuchando —observó la nena.
—Sí te escucho —dijo la madre mientras atendía las ollas.
—Pero mami, no me estás escuchando con los ojos.

6) DEMOSTRAR SINCERO INTERÉS


Gálatas 6:2. Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo.
Romanos 12:15. Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran.
No tiene sentido prestarle atención a alguien si no estas sinceramente interesado en él o si no estas dispuesto a
condolerte con él y ayudarlo a resolver sus problemas. Demostrar interés por otra persona es el punto de partida de toda
relación humana que pretenda llegar a ser profunda y duradera.

 Empatía
Una cualidad indispensable para llevarse bien con la gente es la empatía. La palabra empatía deriva del griego
empátheia, que significa sentir dentro del otro o participar de los afectos de otra persona. La empatía consiste en ver la
vida a través de ojos ajenos, sentir lo que siente el otro, escuchar el relato percibiéndolo con los sentidos de la otra
persona. A los cristianos se les pide que hagan uso de la empatía sobrellevando los unos las cargas de los otros,
gozándose con los demás en sus alegrías y llorando con ellos en su dolor.

 ¡Las profecías ayudan!


Pide al Señor que te dé profecías por personas a las que conoces. Si te resulta difícil llevarte bien con alguien, pídele
al Señor que te diga algo acerca de esa persona, que te ayude a entenderla y a establecer empatía con ella.

Comprensión
Era una fría mañana de invierno. El estacionamiento del centro comercial estaba rodeado de pilas de nieve fresca. Estacioné
mi auto y me dirigí hacia la vereda, que era la única salida que había sido despejada de nieve. Pero había un auto que había
quedado justo delante del sendero despejado. Para llegar a la vereda tenía que darme la vuelta al auto pasando por un banco de
nieve que me llegaba hasta las rodillas. «¡Qué desconsiderada es la gente!» Aquellas palabras se me pasaron por la cabeza junto
con unas cuantas otras. Pero en el preciso instante en que me di la vuelta para sacudirme la nieve de los pantalones, por el
camino trajinaba una señora que andaba con muletas y tenía las piernas en aparatos ortopédicos. Lentamente, muy lentamente,
avanzó a duras penas por la vereda resbaladiza hasta llegar al auto que obstaculizaba el sendero. Con gran esfuerzo se metió
dentro del auto y partió. Me quedé allí parada por un momento, avergonzada de haberme sentido así. En apenas unos segundos
había cambiado. Vi a aquella mujer y su difícil situación. ¡De golpe comprendí!
El ingrediente absolutamente indispensable para llevarse bien con los demás es ser comprensivo. Las diferencias, los
disgustos, el enojo, la frustración, los conflictos y las divisiones comienzan cuando dejamos de comprender.

7) SER PRÓDIGO CON LOS ELOGIOS Y LAS PALABRAS DE ALIENTO Y APRECIO.


Filipenses 4:8. Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo
amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.

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Uno de los anhelos más profundos del hombre es el ser apreciado. Si manifestamos nuestro aprecio con sinceridad y
franqueza, demostramos aprobación con todo el corazón y somos pródigos con los elogios, los demás valoran y atesoran
nuestras palabras y las repetirán a lo largo de toda la vida.
A todo el mundo le gusta sentirse importante. La gente arde en deseos de que se la elogie y se le exprese aprecio
sincero.
«Estoy orgulloso de ti» son las cuatro palabras más preciadas que pueden emplear para hacer sentir importante a
alguien.
¡Casi todo el mundo necesita que le infundan aliento! La mayoría de la gente no es presuntuosa. Todo lo contrario.
Hasta cierto punto sufre de complejos de inferioridad y se desanima consigo misma con bastante facilidad. ¡Por eso es
tan importante levantarle el ánimo!
¡Los niños hacen progresos enormes a base de elogios! Es más importante elogiar a un niño por sus actos de bondad
y su buen comportamiento que regañarlo por su mala conducta. ¡Siempre conviene hacer hincapié en lo positivo! Una
de las peores cosas que se puede hacer es señalar cada pequeña falta, regañar, rebajar y dominar. ¡Eso acaba con
muchos matrimonios!
¡Eso se aplica también a los cónyuges! Procuren recordar en todo momento sus buenas cualidades, las cosas
positivas y traten de evitar pensar en los defectos.
En el matrimonio, con los niños, en el ámbito laboral, en cualquier tipo de relación, un gramo de elogios, de aprecio
sincero por algún acto o atributo, puede lograr más que una tonelada de críticas. Si nos lo proponemos, podemos hallar
algo digno de elogio y de ánimo hasta en la más desagradable e inepta de las personas. Sin duda se trata de una flaqueza
humana, pero lo que nos ocurre a la mayoría es que el sentirnos bien por haber complacido a alguien nos induce a
querer complacer aún más, y el saber que hemos obrado bien nos hace querer obrar aún mejor.
¡Brindar aliento estimula!
Aleida Huissen, de 78 años, nacida en Rótterdam, en los Países Bajos, lleva cincuenta años fumando y tratando a la vez de
deshacerse del mal hábito. Pero no lo consiguió hasta hace muy poco. Ha dejado cigarrillos, cigarros y pipas. ¿El secreto? Leo
Jansen, de 79 años, le propuso matrimonio, pero se negaba a casarse hasta que Aleida dejara de fumar. Dice ella ahora: «La
fuerza de voluntad no fue suficiente para librarme del hábito de fumar. El amor, sí».

Expresar aprecio y elogios con sinceridad


El elogio motiva a la gente a superarse, le infunde confianza en sí misma y la ayuda a madurar. Sin embargo, ¿cuántas flores
no se dan nunca a nadie? ¿Cuántas gentilezas no llegan a expresarse jamás? ¿A cuántas personas se las admira por ciertas
cualidades o logros que nunca se les llegan a expresar? ¿Por qué no practicar el elogio? Cuando lo hagan, mediten en lo
siguiente:
—Sean sinceros; no adulen. Ser sincero es solo cuestión de buscar lo bueno en los demás sin artificios y segundas
intenciones. Encontraremos buenas cualidades en la gente si las buscamos sinceramente.
—Sean específicos. No se limiten a afirmar que una persona es agradable o buena. Elógienla por cosas concretas.

¡El ejemplo del perrito!


¿Por qué leer algún libro sobre cómo ganar amigos? ¿Por qué no estudiar las técnicas del más eficaz ganador de amigos que
el mundo haya conocido? ¿De quién se trata? Tal vez te lo encuentres mañana caminando por la calle. Cuando estés a tres
metros de él empezará a batir la cola. Si te detienes a hacerle una caricia, el animal saltará de alegría por demostrarte cuánto te
quiere. Bien sabes que detrás de esas muestras de afecto no hay ningún móvil oculto: no se propone venderte una propiedad ni
quiere casarse contigo. ¿Alguna vez te has puesto a pensar que el perro es el único animal que no tiene que ganarse la vida? La
gallina tiene que poner huevos; la vaca, dar leche; el canario, cantar. En cambio el perro se gana la vida simple y llanamente
brindando afecto.

Humor: Pasar por alto las faltas ajenas


En la celebración de sus bodas de oro la abuela contó a los invitados el secreto de la felicidad matrimonial: «El día de mi boda
decidí hacer una lista de diez defectos de mi esposo que por el bien de nuestro matrimonio yo habría de pasar por alto».
Cuando los invitados salían, una joven cuyo matrimonio atravesaba un período difícil preguntó a la anciana cuáles eran
algunos de esos defectos que había decidido pasar por alto. La abuela dijo: «A decir verdad, hija, nunca llegué a confeccionar la
famosa lista. Pero cuando mi esposo hacía algo que me sacaba de quicio, me decía a mí misma: « ¡Qué suerte que tiene que ese
sea uno de los diez!»

8) PREOCÚPENSE SINCERAMENTE POR LOS SENTIMIENTOS AJENOS.


En una conversación se produce un intercambio constante. Las relaciones humanas se mantienen gracias a ese
intercambio. Si el flujo se vuelve unilateral, la conversación mengua temporalmente. El fuego del diálogo se debilita
hasta apagarse.
Todo el mundo necesita ventilar sus sentimientos. Precisa que alguien lo escuche y lo comprenda; alguien que calme
sus ansiedades, que aplaque su ira, que lo acepte y lo perdone cuando lo necesita, que lo consuele en su congoja y que
comparta su alegría.
Escuchar es una importante muestra de consideración. No se pueden tener en cuenta los sentimientos de una persona
si desconoces cuáles son esos sentimientos. Y para enterarse es menester prestar atención, estar atento.
Tu atención puede ser un regalo muy valioso para alguien que necesita comunicar lo que piensa y lo que siente. Los
oyentes somos mucho más que meros receptores de datos. En muchos casos ayudas al que habla a aclarar sus ideas y a
descargar sus sentimientos.

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Una persona alterada o angustiada, jubilosa o con remordimientos tiene que cargar con esos sentimientos
acumulados hasta poder ventilarlos. Es probable que el medio más empleado para ventilar sentimientos sea
expresándolos verbalmente, lo que implica la participación de un oyente.
A veces lo único que alguien necesita es que lo escuchen.

 Ejemplos de conversación en el Libro de Job


Job apela a sus amigos para que lo escuchen.
Job 21:2–3. Oíd atentamente mi palabra, y sea esto el consuelo que me deis. Toleradme, y yo hablaré.
Ejemplo de escuchar antes de hablar:
Job 32:10–12. «Dije: “Escuchadme; declararé yo también mi sabiduría”. He aquí yo he esperado a vuestras razones, he
escuchado vuestros argumentos, en tanto que buscabais palabras. Os he prestado atención».

Escuchar a alguien es señal de que nos interesa


«Cuando se corrió la voz de que yo tenía cáncer —dice Jan— enseguida descubrí algo sorprendente acerca de la gente. Un
día, al cabo de cinco o seis conversaciones, me di cuenta de que sabía muy bien quiénes estaban realmente preocupados por mí.
Eran los que me escuchaban, los que realmente me prestaban atención sin pretender explicarme, aconsejarme o catalogar sus
enfermedades. No es difícil distinguir cuando alguien realmente se preocupa de ti. Se puede determinar según cuánto te
escuchen».
¿Escuchan a Jan? Está asustada, confundida, enojada y embargada de sentimientos que tiene que expresar. No quiere que le
digan lo que debe hacer con su dolor o a dónde dirigirse con su infortunio. Ella sabe que el hecho de que la escuchen es señal de
que se preocupan por ella.

9) EVITEN LAS DISCUSIONES


2 Timoteo 2:24. El siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido.
Santiago 1:19–20. Mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse; porque
la ira del hombre no obra la justicia de Dios.

 No se dejen enfrascar en discusiones


Se dice que hay una sola forma de sacarle partido a una discusión: ¡Evitarla! Provocar una discusión es como
provocar una brecha en un dique; mejor es dejar pasar el asunto antes de que se genere una disputa.
Proverbios 17:14. El que comienza la discordia es como quien suelta las aguas; deja, pues, la contienda, antes que se
enrede.
1 Pedro 3:8-9. Finalmente, sed todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos,
amigables; no devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que
fuisteis llamados para que heredaseis bendición.

 Midiendo tus palabras puedes evitar que se produzcan discusiones


Proverbios 15:1. La blanda respuesta quita la ira; mas la palabra áspera hace subir el furor.
Proverbios 17:9. El que cubre la falta busca amistad; mas el que la divulga, aparta al amigo.
Eclesiastés 5:2ª. No te des prisa con tu boca, ni tu corazón se apresure a proferir palabra delante de Dios.

 «¡El amor, la humildad y la oración resuelven todos los problemas!»


Filipenses 2:3. Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás
como superiores a él mismo.
Colosenses 3:13. Soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera
que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros.

¡Expresa tus opiniones sin provocar una discusión!


Proverbios 11:14. En la multitud de consejeros hay seguridad.
Ocurre a menudo que estas conversando de algo con otra persona, como por ejemplo, haciendo planes o proyectando algo, y
encuentras que tus opiniones difieren en cuanto a lo que debería hacerse. Es en esos momentos en que debes orar y pedirle al
Señor que te dé buen criterio y te ayude a no ponerte pesado ni a entrar en un espíritu argumentador.
Es posible que sientas que tu idea es la mejor y en consecuencia presionas a favor de ella a tal punto que te pones a discutir
con los demás. ¡Eso es un error! Debes presentar tu enfoque, eso es de esperar. No tienes por qué quedarte sentado en silencio
si estas en conocimiento de algún detalle o alguna información adicional importante que podría alterar el resultado de la iniciativa.
El problema se suscita cuando te pones demasiado pesado o argumentador al presentar la información para hacer valer tu
punto de vista. En muchos casos obedece a tu deseo de que las cosas se hagan bien y el resultado sea óptimo, pero si te pones a
presionar y a defender tu opinión con vehemencia, se genera una situación tensa.
Si te parece que la otra persona está equivocada, debes cuestionar su enfoque con amor y sensibilidad. Tienes que evitar
decir: «¡Estás equivocado! ¡Creo que estás cometiendo un grave error!», sino más bien: «¿No te parece que deberíamos
considerar la posibilidad de hacerlo de esta otra forma?», o «quizás deberíamos considerar esta otra alternativa».

Cómo empiezan las guerras


En cierta ocasión un niño le preguntó a su padre:
—¿Cómo empiezan las guerras, papá?
“The Golden Rule”, part 1, page 8
—Por ejemplo —respondió el padre— la Primera Guerra Mundial empezó cuando Alemania invadió Bélgica.
Su esposa se apresuró a interrumpirlo:
—¡Dile la verdad! ¡Empezó por un asesinato!
El marido se irguió con aires de superioridad y dijo bruscamente:
—¿Quién está respondiendo, tú o yo?
Volviéndole la espalda enojada, la mujer salió de la sala dando un portazo con todas sus fuerzas. Cuando los platos dejaron
de resonar en el armario se produjo un incómodo silencio, hasta que por fin el niño exclamó:
—No hace falta que me expliques cómo empiezan las guerras, papá; ¡ya lo entendí!

10) ESTÉN PRESTOS A BRINDAR ALGÚN SERVICIO.


Hablaremos más de esta materia en la próxima clase, pero por ahora, reflexionen en lo siguiente:

 Jesús dio ejemplo de ser siervo de los demás.


Juan 13:13-15. (Jesús dijo:) Vosotros me llamáis Maestro, y Señor; y decís bien, porque lo soy. Pues si Yo, el Señor y el
Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros. Porque ejemplo os he dado,
para que como Yo os he hecho, vosotros también hagáis.
Lucas 22:24-26. Hubo también entre ellos una disputa sobre quién de ellos sería el mayor. Pero Él les dijo: «Los reyes de
las naciones se enseñorean de ellas, y los que sobre ellas tienen autoridad son llamados “bienhechores”; mas no así
vosotros, sino sea el mayor entre vosotros como el más joven, y el que dirige, como el que sirve.

 No amemos de palabra solamente, sino de hecho


Un capellán fue a asistir en pleno campo de batalla a un hombre que yacía herido en el suelo.
—¿Le gustaría que le leyera algo de este libro, de la Biblia? —le preguntó al soldado.
—Tengo mucha sed —respondió el herido—, preferiría un poco de agua.
Con toda prisa, el capellán le trajo agua. Luego el soldado pidió:
—¿Me podría traer algo para apoyar la cabeza?
El capellán se quitó el abrigo, lo enrolló y lo colocó bajo la cabeza del soldado como almohada.
—Por favor —prosiguió el soldado—, si tuviera algo con que cubrirme... ¡tengo mucho frío!
Lo único que podía hacer el capellán era cederle su chaqueta. Se la quitó y con ella cubrió al soldado. Este lo miró a los ojos, y
le dijo con sinceridad:
—Gracias. —Luego agregó, con voz tenue—: Si en ese Libro que lleva usted en la mano aparece algo que impulsa a alguien a
hacer por el prójimo lo que usted ha hecho por mí, le ruego que me lo lea.

El buen samaritano
Cierto semestre, un profesor del seminario preparó su clase de predicación de modo excepcional. La programó de manera que
sus alumnos predicaran sobre la parábola del buen samaritano. El día de la clase coreografió su experimento de tal modo que los
alumnos fueran uno a uno de aula en aula a predicar el sermón. A algunos les dio 10 minutos para ir de un aula a la otra; a otros
aún menos tiempo. Eso lo obligaba a apresurarse para cumplir con el programa establecido. De a uno, los alumnos tenían que
transitar por un pasillo en el que había un indigente —colocado ahí a propósito—, el cual evidentemente se encontraba muy
necesitado.
Los resultados fueron sorprendentes y dejaron a los alumnos una enseñanza de gran valor. El porcentaje de los hombres y
mujeres compasivos que se detuvieron a ayudar fue extremadamente bajo, sobre todo entre quienes tenían la presión de un plazo
más corto. Cuanto más apretado era el horario menor era el porcentaje de los que se detuvieron a ayudar al indigente.
Cuando el profesor reveló su experimento, es de imaginarse la fuerte impresión que tuvo en aquella clase de futuros guías
espirituales. En su apuro por ir a predicar un sermón sobre el buen samaritano, habían hecho caso omiso del mendigo que era
precisamente el objeto central de la parábola. Es preciso que tengamos ojos para ver, así como manos para prestar ayuda. De
otro modo es posible que nuestro servicio sea estéril.

RESEÑA DE LOS DIEZ CONSEJOS PARA LLEVARSE BIEN CON LA GENTE EMPLEANDO EL AMOR
COMO PRINCIPIO ORIENTADOR
1) Hablen a la gente.
2) Sonríanle.
3) Diríjanse a las personas por su nombre.
4) Sean amigables y serviciales.
5) Comuníquense.
6) Demuestren interés sincero.
7) Sean pródigos con los elogios, el estímulo y el aprecio.
8) Interésense sinceramente en los sentimientos de los demás.
9) Eviten las discusiones.
10) Estén prestos a brindar algún servicio.

¡Un principio en el cual basar tu vida!


Todo se resume a lo que dijo el Señor hace casi 2000 años: «Ama al Señor con todo tu corazón, toda tu alma y toda
tu mente, y ama a tu prójimo como a ti mismo».

“The Golden Rule”, part 1, page 9


¿Cómo te gustaría a ti que te trataran y te manifestaran amor? Piénsalo un momento. De igual modo deberías amar y
tratar a los demás. «Lo que quieran que los demás hagan con ustedes, hagan ustedes con ellos». No se trata simplemente
de un versículo de la Biblia o algún principio espiritual abstracto, sino algo en qué basar tu vida.
A lo largo del día en el transcurso de tus actividades, observa a la gente que pasa a tu lado y mírala como si tu
mismo fueras ese ser humano. Necesita amor, necesita que le infundan ánimo, que le brinden alegría, consuelo,
esperanza y paz, que le demuestren interés y le tengan compasión, igual que a ti. Sobre todo, necesita al Señor.
Imagínense que esa persona que está en la calle o en la tienda o en el colegio fueras tu: ¿Cómo te gustaría a ti que te
manifestaran amor? ¡Así también puedes tú manifestar amor a otras personas y transformar su vida para siempre!
En tu casa, tu propia familia se merece el mismo amor, el mismo aprecio y el mismo apoyo. Haz de ella un auténtico
hogar de corazones. Al amar y brindarte tanto a tu familia como a los perdidos ejercerás una gran influencia en
multitudes de otras personas. El amor se transmitirá de corazón en corazón, de persona en persona. ¡No tienes ni idea de
lo lejos que puede llegar!
(Fin)

“The Golden Rule”, part 1, page 10

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