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EL LENGUAJE SECRETO DEL

CUERPO
Francesco Padrini
Barcelona: De Vecchi (1995) primera
edición

Resumen: Psic. Juan Carlos Bernal E-mail: BERNAL27@HOTMAIL.COM

Para poder leer el lenguaje del cuerpo es indispensable confiar en los sentidos,
estando en contacto con el propio cuerpo y tener sensibilidad para sus expresiones. El
lenguaje del cuerpo no puede mentirle a un experto observador.

En un experimento de investigación, las enfermeras participantes al mentir se les


observó que reducían significativamente sus acciones manuales para enfatizar sus
expresiones verbales. El observador experto sabe que si las manos quedan inmóviles
hay algo que no cuadra. También, al intentar mentir las participantes aumentaban los
contactos mano-boca, frotarse la barbilla, rascarse una ceja, tocarse la nariz (y cubrirla
o apretarla), arreglarse el pelo y taparse la boca. Además, movían más el cuerpo y
mostraban expresiones faciales similares a las asociadas con la verdad, pero al
analizar las microexpresiones en cámara lenta se notaban las diferencias.

Cuando un cambio de humor busca expresión, en menos de una fracción de


segundo se producirá una alteración de los músculos faciales. Pero esto será
bloqueado por una contraorden que ordenará al rostro que no se manifieste. Ese
pequeño y huidizo esbozo de expresión, suprimido con tanta rapidez que la mayoría
de la gente no logra verlo se convierte en una de las mejores claves para saber si las
persona está mintiendo.

Aunque una persona muestre una o más de las señales que mencionamos no podemos
asegurar que esté mintiendo pero sí que por lo menos tiene un conflicto interior y
de que en su cerebro está sucediendo algo que no exterioriza ni nos comunica
verbalmente. Puede no mentirnos en sentido estricto, pero sin duda nos está
ocultando una parte de sus emociones.

Desmond Morris ha creado una escala de credibilidad de los distintos tipos de


acción que pudieran transmitir la verdad:
1.-Señales automáticas (ruborizarse, sudar, palidecer). Son casi imposibles
controlarlas.
2.-Señales de las piernas y de los pies. Las acciones reveladoras son los inquietos
desplazamientos de las piernas y patadas al aire de los pies que indican un impulso de
fuga inhibido en personas que incluso parecerían muy contentas permaneciendo
donde están. Cruzar o cerrar las piernas comporta muchas variantes que tiene en
común un elemento de cierre y de protección frente al mundo externo. A las señales
de cierre de las piernas se añaden las de la postura, en función de que esté sentado
más o menos cómodamente. Atención a las posturas rígidas y forzadas de las piernas
que contradicen los gestos amistosos de las manos.
3.-Señales del tronco-torso. Nos guía para deducir el verdadero estado de ánimo de
la persona, reflejando el tono muscular de todo el cuerpo. Por lo que será difícil para
un hombre excitado adoptar con el tronco una postura abandonada.; un interlocutor
aburrido, por mucho que se esfuerce no logrará mantener una postura de vigilancia,
este hombre podrá sonreír o fruncir el ceño, aprobar y decir lo que sea, pero las
señales transmitidas por su tronco pueden traicionarle.
4.-Gestos de las manos no identificados. Sus movimientos son medianamente
concientes, por lo que hay que poner atención a esos movimientos manuales que la
persona hace sin darse cuenta y que contradicen otras señales corporales. Por
ejemplo, el político que da vigorosos puñetazos mientras habla un discurso de la
necesidad de paz, nos transmite evidentemente una señal contradictoria, de esto debe
creerse en las manos y desconfiar en sus palabras.
5.- Gestos de las manos sí identificados. Hay gestos manuales que decidimos de
antemano y que realizamos voluntariamente: por ejemplo, la señal de V de victoria, la
señal de ok, alguna señal de insulto, etc. Y precisamente como acciones pensadas que
son, cuando aparecen en una señal contradictoria no dan garantías de ser verdaderas:
son sospechosas y mejor creerle a señales de los puntos 1, 2, 3 ó 4.
6.-Expresiones faciales. Fácilmente podemos falsificar la voz, la risa y el enfado. Con
sus cientos de tensiones y relajamientos –una mayor tensión de la piel en la frente, un
pequeño movimiento hacia dentro de los labios, un leve estrechamiento de los ojos- el
rostro puede expresar un cambio de humor sin casi cambiar radicalmente de
expresión. Por ejemplo, si se sonríe cuando en realidad se está triste, probablemente
la sonrisa quedará un poco distorsionada por las comisuras de los labios que rehúsan
levantarse en la posición apropiada para el resto del rostro.

Las partes corporales más fáciles de controlar son las que tenemos más
concientes como el rostro (sonrisas, risas, palabras, ceños). Las posturas
generales del cuerpo son menos fáciles de controlar. Y lo más difícil de controlar
por menos conciente son las piernas y los pies.
Para decidir entre dos posibilidades debemos volver a recordar que las
acciones efectuadas inconscientemente escapan al fingimiento y señalan el
verdadero estado de ánimo.
Para poner un ejemplo, si observa un mensaje contradictorio, formado por
señales de 1, 3 y 6, será razonablemente seguro creer en las señales 1 y 3,
ignorando la señal 6.
Por lo que si vemos un rostro que se esfuerza por reír (señal 6) sobre un cuerpo
rígido y tenso (señal 3), creeremos en el cuerpo, no en el rostro.

*La terapia bioenergética promueve una integración entre el cuerpo y la


mente a fin de movilizar la energía bloqueada del individuo. Dichos bloqueos se
producen en la respiración, en el movimiento, en el contacto y en la
autoexpresión.

La Técnica del grounding (contacto con la realidad) es la mayor contribución


de Lowen, es decir, una postura básica para dotar a un individuo de base,
ponerle los pies en el suelo, para volverlo a centrar en sí mismo, mayormente
integrado, seguro y adulto responsable.
En las actitudes hay tres principios de interpretación:
1.-Es necesario reconocer las posturas típicas de una persona, a través del
análisis bioenergético u otro.
2.-La postura debe relacionarse con lo que está sucediendo en la comunicación:
momento en que surge y momento en que es abandonada.
3.-La imagen global que percibimos corresponde a una combinación de
posturas, que pueden analizarse individualmente.

Los posiciones de los cuerpos (oprimido, carente y rígido, etc.) son modelos
puros, pero casi todas las personas son resultado de alguna combinación de
estos.
Un método muy útil para entender el significado de las posturas del cuerpo es
adoptarlas y observar cómo nos sentimos en cada una de ellas.

La forma de sentarse
¿Cómo se sienta usted?¿Dónde está su centro de gravedad en esa postura?
¿Hacia atrás, hacia delante?

-Postura de fuga: Sentarse en el extremo anterior de la silla, desplazando el


peso del cuerpo hacia delante. Cabeza baja y dejando caer las manos entre las
rodillas. La persona suele sentirse molesta e insegura.
-Postura de atención: Deje caer el peso del tórax sobre la pelvis, deje que los
hombros caigan en la postura normal. Sitúe las piernas de forma paralela, en
una postura cómoda.
-Posición de presunción: Apóyese en el respaldo de la silla, y desplace el peso
del cuerpo hacia atrás. Puede indicar el deseo de estar cómodo, pero es preciso
tener prudencia, porque también puede indicar cierta presunción, sobre todo si
coloca sus brazos sobre su cabeza.
-Postura de falsa brillantez: Sentarse en el mango de un sillón o silla. Quiere
aparentar seguridad y brillantez, pero se siente insegura.
-Postura ideal: no cruza brazos ni piernas o pies, su tronco es paralelo al
respaldo de la silla o sillón.

El contacto con el suelo


Los pies garantizan al cuerpo la toma de contacto con el suelo, pudiéndonos
indicar el tipo de contacto que tenemos con la realidad.
Ante todo, es importante observar la forma en que apoyamos en el suelo el pie,
el talón, la planta y la punta. A partir de la marcha ideal, podemos interpretar
los distintos tipos de contacto con el suelo.
1.-Contacto de mazo: Es una sucesión de contactos bruscos con el talón,
sugiriendo egoísmo y apresuramiento.
2.-Contacto plano: El contacto se da principalmente con la planta del pie, y nos
indica falta de energía.
3.-Contacto de garra: Se observa con frecuencia en personas con un pie muy
arqueado. Su marcha parece de zancudo. Sólo la punta del pie y el talón
garantizan el contacto con el suelo. Estas personas no pierden tan fácil el
equilibrio porque son aferradas.
4.-Contacto saltante: En este caso sólo es la punta del pie la que contribuye a
sostener el cuerpo, como si quisiera despegarse del suelo y “volar”. Son
personas que tienen poco contacto con la realidad y viven “fantasías” o son
demasiado “soñadoras”.
5.-Contacto ideal: Tiene lugar en tres puntos fundamentales: la base del talón y
los puntos de base de la planta del pie 5 centímetros bajo el primer
metatarsiano (dedo gordo) y 5 centímetros bajo el quinto metatarsiano (dedo
pequeño), en cada pie, por supuesto.

MÍMICA FACIAL

Los músculos temporales son los que contraen las mandíbulas y los músculos oculares
mueven los ojos. Y los más importantes son los músculos cutáneos, que atraviesan el
rostro a lo largo y a lo ancho, gracias a ellos existen las expresiones en el rostro.

Tenemos 154 músculos cutáneos y son los más delicados de todo el sistema muscular.
Reaccionan al mínimo signo de nerviosismo y revelan incluso el mínimo rastro de
emoción.

Aplicaciones: entrevistas laborales, entrevistas psicológicas iniciales, sesiones


terapéuticas, relación de pareja, etc.

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