Está en la página 1de 6
= 1 00 , Mee del err ic ie RiP eA eee Le ) El tio Tito Mi tho vivfa la parte antigua de Ja ciudad. En ese barrio, al- sas eran derruidas con golpes de martillo para construir edificios modemnos, otras estaban a punto de ve otras més tenfan gunas nirse abajo solas; smarrados los balcones para que no se fu Pique y desealabraran a quienes caminaban por la calle En esta zona de derrumbes, que los adultos lamabati “el Cen tro”, estaba la casa de tio Eznesto, conocido como “Tito” por la familia y como “don Tito” por los mensajeros que le levaban los libros que peda a las més variadas librerfas del mundo. El tio vivia con tres gatos: uno era negro y se llamaba Obsidia- 1a; otro era blanco y se llamaba Marl; e hi : rit Du an a hijo de ambos, mi favo- has negras y se Hlamaba Dominé, ocho afios, el tio vivi6 sin otra compafifa ue sus libros y sus gatos. De pronto, para sorpresa de la familia, decidié que habia llegado el momento de contraer mat : Estuvo casado durante un afio con una sefiora de era blanco con mat cuenta y monio, aque sdlo 28 nudaba m ateojos redondas y que es «le los libros. En un momento de d dijo a mi tfo: “No podemos vivir en este laberinto, soy aléx- 1 los papeles viejos”. Mi tio le dio la raz6n: dejé la casa para 10s y se mudé con su esposa a un pequefio departamento. vida sin biblioteca fue muy triste para él, asf es que decidi6 su esposa y volver con sus libros. todo esto, me sorprendié mucho se sentfa bien en soledad; 1s ni reuniones, ni parecfa necesitar otra compatifa q 1s gatos, {Por qué habia querido que yo fuera aht? Todo era cesperacién, a e me mandaran a su 10 acostumbraba hacer sus yy raro. let imi maleta llevaba un libro: Todo sobre las aratas. Ya Yo habia ylo escogf precisamente por eso: me gustaba més volver a leer pendo que arriesgarme con uno desconocido. libro es Cuando Tlegamos a casa del tfo, me gust6 la cabeza de leén que yordia una media luna de metal y servia para golpear la puerta derribando la casa de junto y eso provocaba mucho rui- que pa- Nuestros toquidos apenas se oyeron. Mi madre me pi (cara con fuerza, pero como yo llevaba zapatos con suelas de goma 1 logré hacer mucho ruido, to tuve la esperanza de que mi tfo no a madre. Justo entonces, ir con Q s, Australia tiene las mejores olas marin: sfian a las australianas, especie superior Jogar tengo un calendario de australianas aban mucho tiempo tocando? — preg ponas se oye lo que pasa afuera, . rma, sino porque orrinco, En algin tcierto. En cuanto cere el potén, se produjo un gran of ekieos en el fondo del mar. He colocado aislantes es A SS ae aisla ts espe Sélo asf puedo concentrarme a leer —el tio me vio.de frente, con ojos tan atent ned natentos que parecfan Tuve ganas de decirle: “No me veas asf que ro no me atrevi. : kini Mi madre vio al tfo con preocupacién yme-tom6 de arrepentirse de haberme llevado abt. Las extraias palabras del comenzaton a interesarme, ~,Quieren un té de pipa? —pregunts &], ysalié del euarto antes que contestéramos. = Estarés bien aqut, Juanito? —mi madre me acarici6 el pelo y Ja mano. Pa: soy ui libro”, pe- lados en. columnas con ojos tistes. me habfa dicho que necesitaba p in departamento més pequefic preocuparla mas de lo que ya estaba, diciéndole que +1 fo me parecta medio loco. Interesante pero loco, plateada, de forma 25 semanas a solas jora que éramos me- ala de estar” era un cuarto ‘uarto un poco mds despejado, ye bros en las paedes pero no en ls sil, Padi a n mapa servia den ngut una telar acién de mi libro Todo sobre ls artes 1a ni muchas antigitedade a iglledades en ese rojo desierto, je a mi madre. clo —Me gusta esta ~Si te sientes mal, me puedes hablar por teléfono. Esto dlkimo no era tan sencillo, Para el to, el telefono era un error dela vida moderna, Odiaba que un timbre interumpiera sus lec- tra voz, que mi conciencia”, decta cuando al- 1 castor o una mar isfrazarse de otros animales para set to, tras, “No quiero o' ntaba por qué no tenfa teléfono, Fina farmacia de enfrente puedes llamar —explic6 mi madre— .¢ dio una bolsita con monedas para pagar las llamada 30 De pronto Dominé salt6 desde un a uerta. Lo segui y me encontré ‘Traté de ar con el interruptor de la luz, pero mis manos sdlo tocaron vo~ Iiimenes empastados en cuero, Tropecé cot ue estaban en piso. Volvf a buscar el interruptor de la luz y de pronto cref en- contrarlo, Toqué una pequefia palanca y la jalé hacia abajo. Una rampa se abrié b: depésito de sabanas en el que tambi suerte no habfa perdido la camp: que llegé mi tio. —2Oué haces en la lavander —Me caf desde allé arr —Ya te iris acostumbrar mel y se escurri6 por una un corredor oscur a, La agité con sobrino? —me pregunt6, ala casa, Tiene muchos recovecos, cs bastante préctica. Ya descubriste el camino de la ropa Aqui hay algunos libros —Son para secado y planchado. A veces se me derr bre las pagi el té so- Cuando regresamos a la sala, mi madre se yela muy tranquila. Le habia hecho bien hablar con el ti. 0s la utilidad de la campana —di bro de nudos y te recomiendo el que se atado, ni Dios lo quita —recité Ey} ichos besos y abrazos, Olf su pelo, el jor olor del mundo, ae me record6 que le hablara de vez. en cuando desde la farma- de enfiente. Jando el tio y yo nos quedamos solos, me dijo —Muy bien. Ahora propongo que pongamos en. préctica el mé- 9 del famoso detective Sherlock Holmes para conocer personas: ué problemas te puet Nadie es perfecto, Si aceptas esos problemas te levars —No se me —2No ser un poco pi wre nada. pausa, bebi6 un largo sor bo de té de pipa y empez6 a enlistar sus defectos—: U a a que me hablen cuando estoy leyendo; tres: no soporto que nite; cuatro: me enojo mucho por cosas que no tienen im portancia, pero se me pasa rfpido, y cinco: hago mal las cuentas y me quedo con monedas de otras personas. Esto ultimo hizo que me preocupara por mis monedas para ha- lar por teléfono, Las tendria que esconder mi —Ahora te toca a ti —insistié el tio. LA veces tengo pesadillas y grito en la n mntesté—5 ta bién me dan calambres en Jas piernas; no soy mi ytio la ropa en el suelo; me lavo mal las manos y a veces las tengo pega ne distraigo cuando estoy pensando y no oigo bien lo que me icen; soy lorpe y rompo las cosas Nunca habia pensado que tuviera tantos defectos, pero me hizo bien decislos ry ordenad —Puedo vivir eon todo eso —opiné el tio, muy reflexivo—. ti Puedes con mis defectos? St. Perfecto. Esos problemas nos wnirén mucho, 1 tfo me dio un abrazo y, al hacerlo, vole6 su taza de té. Unas go- tas fueron a dar a su pantalén, —|Maldita seai —grité con furia; luego se me quedé viendo— elo ves? Me en: cosas que no importan, Pero s un santiamén. Los problemas que en verdad valen la pena man la atencién, pero no me preacupan. He lefdo suficientes libros que los grandes pro- en para que sea ast: los escritores me ensefiaro blemas son interesantes {Te gustan las arafias, tfo? —le pregunté. —sPor qué lo dices? Sefialé la telarafia triangular en el rineén del cu: —En esta y quitos. Has tratado de ofdo? Odio los mosquit s orquestas de Ia desesperacién. otra cosa. En cambi Zumban y zumban y no puedes pensar € 36 doy su miisica, —Traje un libro qu —Estés en el nenosas, Hi a un joven cerebro. T Asf comenz6 mi te llama Todo sobr 7 1s ar gar correcto para estudiar a las que no son 18 mosquitos con to- ie —le di Tito puso una mano en mi hombro y agreg6: —Lo vas a pasar bien aguf —lueg tes de lanzarse al agua—: lo var omo un nadador an- casa necesita

También podría gustarte