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Realizado por:
Marielena Chávez
C.I.: 24.254.663
Rogers asume que en todo ser humano hay una tendencia innata a la
actualización, esto es, al desarrollo y a la superación constante, si se encuentran
presentes las condiciones adecuadas. La raíz de este planteamiento es que la
persona cambia, y esta persona que cambia es descrita como un ser capaz de
comprenderse y de reaccionar libre y responsablemente a lo largo del desarrollo
de su existencia y este desarrollo será, como ya se mencionó, positivo si se
encuentra en ciertas condiciones ambientales favorables creadas por una relación
interpersonal.
Rogers dice que el hombre es positivo por naturaleza, y por ello requiere de
respeto absoluto, especialmente en cuanto a sus aspiraciones de superación.
Considera a la persona como un todo –organismo-organizado, dinámico y abierto,
en la que existe un deseo de estabilidad, de coherencia y deseo de unidad y
orden. Este organismo, dice, está constantemente en movimiento hacia niveles
superiores de conciencia y de realización. Todo proceso determina un sistema
fluido cambiante, en el que la relación de ayuda va a permitir que el organismo
encuentre un clima adecuado para que la persona sea capaz de percibir su
experiencia, ser más ella misma, posibilitándose, de esta forma, aquel proceso de
crecimiento. Se trata de establecer un clima relacional orientado a que la persona
se pueda encontrar consigo misma y así pueda desarrollar sus potencialidades
inherentes. Es decir, el profesional que establece esa relación de ayuda por un
lado y la tendencia actualizante del individuo por otro llevan a la persona total a su
desarrollo integral.
Rogers le da verdadera importancia al paciente o cliente, como antes era
usado, y la aceptación incondicional y el respeto que se le tiene cobran igual
importancia, que se les considera factores que favorecen u obstaculizan la
adquisición del enfoque centrado en la persona. Aceptación y respeto deben estar
enraizados en la personalidad del terapeuta, formar parte esencial de su ser, y ello
pasa, antes que nada, por aceptarse a sí mismos. Se puede decir, entonces, que
el ser humano puede, si se le presentan las condiciones adecuadas, desarrollarse
o actualizarse, ampliar sus capacidades y ser consciente de lo que experimenta a
fin de poder autocontrolarse. “no se puede manejar eficazmente lo que no se
percibe conscientemente”, propone Rogers, de ahí la necesidad de ampliar el
concepto de sí mismo del paciente, su “self”, y de incluir en él, el todo (o casi todo)
lo que vivencia. Pero no se pretende hacerlo actuando sobre él sino, como dice
Kinget, “acompañándolo” en la experiencia, brindándole las condiciones
requeridas y dándole seguridad
Muchas de sus ideas han sido incorporadas como verdades terapéuticas y creó
el Enfoque o Approach, generó grandes aportes en los campos educativos,
organizacionales y sociales, de hecho fue presentado como candidato a premio
Nobel de la paz por su trabajo en Irlanda, África del Sur y Rusia en la facilitación
comunicacional de grupos políticos, étnicos y religiosos en conflicto. Es por otra
parte creador de los “Grupos de Encuentro” habiendo coordinado cientos de ellos
e investigado su eficacia y eficiencia para el desarrollo personal.
1- No directividad: Esta noción nos coloca ante una posición, una postura, una
mirada de la relación terapéutica que revolucionó su práctica, en tanto nos plantea
abdicar del poder de la “cura”, obviando lecturas diagnósticas y evitando generar
pronósticos y planear estrategias para que éstos se cumplan. Nos coloca en el
lugar del saber del no saber, siendo nuestra función la de “estar presente
plenamente” y generar un “clima relacional” que facilite la auto comprensión y
resignificación del consultante desde su propia mirada ante sí mismo. Esto implica
una decisión de ayudar a un otro a que desarrolle su persona tal como lo desee,
en la dirección que elija tomar, y desde el propio modo en que se haga
responsable de su problemática. Es decir La no directividad es la actitud del
terapeuta reducida al máximo. La confianza en la persona debe desarrollarse y
crecer (tendencia Actualizante, autorrealización). La responsabilidad del proceso
no radica en el terapeuta sino en el cliente. En palabras de Rogers es el paciente
quien sabe qué es lo que le afecta, hacia donde dirigirse, cuáles son sus
problemas fundamentales y cuáles sus experiencias olvidadas.