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Puesto que la mayoría de los países que carecen de una tradición perdurable de democracia
política se encuentran en las regiones subdesarrolladas del mundo, Weber podría haber
acertado en su afirmación de que la democracia moderna solo puede manifestarse en caso
de industrialización capitalista. Sin embargo, no debería ser anticipada una correlación
elevada entre cosas tales como los ingresos, la instrucción y la religión, y por otro lado la
democracia, debido a que en la medida que el subsistema político de la sociedad opera
autónomamente, una forma política puede persistir bajo condiciones totalmente adversas al
surgimiento de tal forma. O una forma política puede desarrollarse a causa de factores
históricos singulares (crisis de legitimidad en Alemania, a pesar de la industrialización, lo
cual evitó la democracia).
Los acontecimientos históricos claves pueden dar cuenta ya sea de la persistencia o del
fracaso de la democracia, en cualquier sociedad particular, mediante el desencadenamiento
de un proceso que aumente la probabilidad de que en el próximo punto crítico de la historia
del país, la democracia ganará nuevamente.
Una vez establecido, el sistema democrático crea instituciones para asegurar su existencia
continua. De este modo, una democracia prematura que sobreviva, lo hará debido al
facilitamiento del desarrollo del desarrollo de otras condiciones que dan origen a la
democracia (alfabetización universal u organizaciones privadas autónomas, por ejemplo).
Quizá la generalización más común que enlaza los sistemas políticos con otros aspectos de
la sociedad consistió en que la democracia se relaciona con el estado del desarrollo
económico. Cuanto más próspera sea una nación, mayores serán las posibilidades de que
mantendrá una democracia.
Desde Aristóteles hacia el presente los hombres argumentaban que solo en una sociedad
opulenta en la cual relativamente pocos ciudadanos vivieran en un nivel de auténtica
pobreza, podría hallarse una situación en la cual la masa de la población participase
inteligentemente en política y desarrollase la moderación necesaria para evitar ceder ante
demagogos irresponsables.
Una sociedad dividida en una gran masa empobrecida y una pequeña elite resulta ya sea en
una oligarquía (gobierno dictatorial del pequeño estrato superior) o una tiranía (dictadura
de base popular)
Muchos sugirieron que cuanto mayor es el nivel cultural de la población de una nación,
tanto mayores son las posibilidades de que haya democracia.
Aunque se han presentado pruebas por separado, los diferentes aspectos del desarrollo
económico están tan íntimamente relacionados entre sí como para constituir un factor
fundamental que posee la correlación política de la democracia.
Como el desarrollo económico produce mayores ingresos, una seguridad económica mayor
y la difusión de la enseñanza superior determina ampliamente la forma de la “lucha de
clases”, al permitir que los que están en estratos inferiores desarrollar durante más tiempo
perspectivas y enfoques de la vida política más complejos y graduales. Una creencia en un
gradualismo reformista secular puede constituir la ideología de solo una clase baja
relativamente acomodada.
La relación inversa entre el desarrollo económico nacional, tal como queda reflejado en la
renta per cápita, y el poderío de los comunistas y otros grupos extremistas en las naciones
occidentales es aparentemente más fuerte que las correlaciones entre otras variables
nacionales tales como los valores éticos o religiosos.
Una encuesta comparativa sobre las actitudes de los ciudadanos en nueve países confirma
la relación existente entre una riqueza per cápita reducida y la precipitación de un
descontento suficiente para proporcionar la base social el extremismo político.
Existe una amplia evidencia en apoyo del argumento de que la pobreza estable en una
situación en la cual los individuos no están expuestos a las posibilidades de cambio nutre el
conservadurismo. Los individuos cuya experiencia limita sus comunicaciones e interacción
significantes con otros que se hallan en el mismo nivel que ellos serán seguramente más
conservadores que la gente de mejor posición, pero que se haya expuesta a la posibilidad de
estar mejor.
El hecho de que la forma que estos partidos políticos adoptan en los países más pobres sea
más extremista y radical de lo que es en los países más ricos, está probablemente
relacionado a la mayor desigualdad existente en tales naciones que con el hecho de que sus
pobres sean más pobres en términos absolutos.
La distribución de bienes de consumo tiende a hacerse más equitativa a medida que mayor
es la magnitud de los ingresos nacionales. Cuanto más rico es un país, mayor es la
proporción de habitantes que posee automóviles, teléfonos, bañeras, etcétera. Donde existe
escasez de alimentos, la distribución de los mismos debe ser inevitablemente menos
equitativa que en un país donde existe abundancia relativa.
Una mayor riqueza afecta también el papel político de la clase media, al cambiar la forma
de la estructura de la estratificación, transformándola en una pirámide alargada, con una
gran base de clase baja, en un rombo, con una clase media en aumento.
Los valores y procedimientos políticos de la clase superior también están relacionados con
el ingreso nacional. Cuanto más pobre es un país y cuanto más bajo es el nivel absoluto de
vida de las clases pobres, tanto mayor será la presión que se ejerza sobre los estratos
superiores para que traten a los inferiores de vulgares, innatamente inferiores, etcétera. Los
estratos superiores no solamente resisten a la democracia por sí mismos, su frecuente
comportamiento político arrogante sirve para intensificar las reacciones extremistas por
parte de las clases inferiores.
Una cierta cantidad de riqueza nacional es asimismo necesaria para asegurar un servicio
civil competente. Cuanto más pobre es el país, mayor será el acento puesto sobre el
nepotismo. Y esto, a su vez, reduce la posibilidad de desarrollar la burocracia eficiente que
un Estado democrático moderno necesita.
Por desgracia para esta teoría, el extremismo político que se apoya en las clases más bajas,
y el comunismo en particular, no se encuentran solamente en los países con bajo nivel de
renta, sino que también en los países recientemente industrializados.
Los movimientos socialistas revolucionarios que surgen como respuesta a las tensiones
creadas por una industrialización rápida declinan, dondequiera que “la transición a una
industria a gran escala se halla más o menos terminada, y las condiciones en las cuales el
proletariado se halla ubicado se hacen más estables”. Tales países son precisamente las
naciones industrializadas en las cuales el marxismo y el socialismo existen actualmente
como dogmas sectarios. En aquellas naciones de Europa donde la industrialización nunca
ocurrió o no logró construir una economía de industria eficaz a gran escala también se dan
las condiciones para la creación o la perpetuación de políticas obreras extremistas.
Apéndice Metodológico
El enfoque de tipo ideal parte de un supuesto similar, pero alcanza una conclusión opuesta.
El supuesto similar consiste en que las sociedades constituyen un orden complejo de
fenómenos, que exhiben tal grado de contradicción interna que las generalizaciones sobre
ellas como un todo deben construir una representación construida de elementos
seleccionados, que se origina en las preocupaciones y las perspectivas particulares del
hombre de ciencia.
No es pertinente una crítica de tales categorías de tipos ideales únicamente sobre la base de
que no corresponden a la realidad, porque se proponen describir esta última, sino
proporcionar una base para comparar diferentes aspectos de la misma con el caso lógico
correspondiente.
Esto no significa que no puedan existir situaciones que contradigan la relación general o
que no puedan ser evidentes algunas características totalmente diferentes (se puede
considerar a EEUU democrático, aunque la mayoría de las organizaciones secundarias que
no sean democráticas, por ejemplo).
Se considera que todas las características poseen una causa y consecuencias multivariadas.
Por ejemplo, en un diagrama de posibles conexiones entre la democracia, las condiciones
iniciales asociadas con su aparición y las consecuencias de un sistema democrático
existente, la aparición de un factor en ambos lados de la “democracia” implica que es tanto
una condición inicial de la misma como que esta, una vez establecida, mantiene esa
característica de la sociedad.
Por otra parte, algunas de las consecuencias iniciales de la democracia, tales como la
burocracia, pueden tener el efecto de socavarla.
Una crisis de legitimidad es una crisis de cambio social. Estas ocurren durante una
transición hacia una nueva estructura social, si:
El segundo tipo de pérdida de la legitimidad se relaciona con las formas en que las
diferentes sociedades tratan las crisis de “entrada en la política”, la decisión en cuanto a
la fecha en que nuevos grupos sociales obtendrán acceso al proceso político. Siempre
que nuevos grupos se hacen activos políticamente, un acceso fácil a las instituciones
políticas legítimas tiende a ganar la lealtad de los nuevos grupos del sistema, y estos
grupos pueden permitir a los antiguos estratos dominantes mantener su propio status.
Los sistemas políticos que niegan el acceso de los nuevos estratos al poder, excepto por
medio de una revolución, detienen también el desarrollo de la legitimidad al introducir
esperanzas irrealizables en la liza política. Los grupos que tienen que abrirse camino en
la política por la fuerza son proclives a exagerar las posibilidades que depara la
participación política. En consecuencia, los regímenes democráticos nacidos bajo tal
énfasis no solo se enfrentan a la dificultad de ser considerados como ilegales por grupos
legales del antiguo régimen, sino que también pueden ser rechazados por aquellos cuyas
remotas esperanzas no se ven satisfechas por el cambio.
Eficacia
+ -
Legitimidad A B
+
- C D
Cabe señalar que una eficacia prolongada en el tiempo puede construir legitimidad. En el
mundo moderno, esta eficacia necesita un desarrollo económico constante. Las naciones
que se adaptaron con más éxito a las exigencias de un sistema industrial poseen el mínimo
de tensiones políticas internas, y han preservado su legitimidad tradicional o desarrollado
fuertes símbolos nuevos.
Legitimidad y conflicto
Puesto que la existencia de un estado moderado de conflicto es otra manera de definir una
democracia legítima, no es sorprendente que los principales factores determinantes de un
estado tan favorable estén tan estrechamente relacionados con los que producen
legitimidad, considerados en términos de continuidades de símbolos y status.
El carácter y contenido de las principales divergencias que afectan a la estabilidad política
de una sociedad están ampliamente determinados por factores históricos que han afectado a
la forma en que los principales problemas que dividían a la sociedad han sido resueltos o
dejados sin resolver a lo largo del tiempo.
En los tiempos modernos surgieron tres problemas principales en las naciones occidentales.
Primeramente, el lugar de la iglesia y/o varias religiones dentro de una nación; segundo, la
admisión de los estratos inferiores, particularmente los obreros, en la ciudadanía política y
económica completa (mediante el sufragio universal y el derecho a los convenios
colectivos) y, en tercer lugar, el conflicto continuo por la distribución dela renta nacional.
Los esfuerzos emprendidos para aislar su base social de las presiones múltiples socavan la
democracia estable, la cual requiere cambios de una elección a otra y la resolución de
problemas entre partidos, durante largos períodos de tiempo. El aislamiento puede
intensificar la lealtad a un partido o iglesia, pero también evitará que el partido obtenga
nuevos adeptos.
Siempre que la estructura social actúa para aislar de manera natural a los individuos o
grupos que poseen el mismo enfoque político del contacto con los que sustentan los puntos
de vista diferentes, los individuos o grupos aislados tienden a apoyar a los extremistas
políticas políticos.
Estas conclusiones se ven confirmadas por estudios sobre el comportamiento del voto
individual, que indican que los individuos sometidos a diferentes presiones son menos
susceptibles de comprometerse fuertemente en la política. Las afiliaciones múltiples y
políticamente inconsecuentes, las lealtades y los estímulos reducen la emoción y
agresividad implicadas en la elección política.
La evidencia sugiere que las posibilidades de una democracia estable son mayores en la
medida en que los grupos y los individuos poseen un número de afiliaciones cruzadas, en la
concerniente a la política. En el mismo grado en que una proporción significativa de la
población se halla atraída por fuerzas en conflicto, sus miembros se interesan en reducir la
intensidad del conflicto político.
Una democracia estable requiere de una tensión relativamente moderada entre las fuerzas
políticas en pugna. Y la moderación política está facilitada por la capacidad del sistema
para resolver los problemas clave de desarmonía antes de que surjan otros nuevos. Si se
permite que los problemas de religión, ciudadanía y “convenios colectivos” se acumulen,
estos se refuerzan unos a los otros; y cuanto más se refuerzan y correlaciones las fuentes de
las divergencias, menor posibilidad hay de tolerancia política. De manera similar, cuanto
mayor es el aislamiento respecto de los estímulos políticos heterogéneos, y cuanto más se
“acumulan” los factores básicos en una dirección, mayores son las posibilidades de que el
grupo o el individuo posea una perspectiva extremista.
Sistemas de gobierno
Si las bases cruzadas de la divergencia configuran una democracia más viva se desprende
que, si los demás factores permanecen constantes, los sistemas bipartidarios son mejores
que los multipartidarios, que la elección de funcionarios sobre una base territorial es
preferible a la representación proporcional, y el federalismo es superior al Estado unitario.
Los partidos que nunca se orientan a la obtención de una mayoría tratan de ganar el mayor
apoyo electoral partiendo de una posible “base estrecha”: un partido de “los trabajadores”
acentuará los intereses de la clase trabajadora, y un partido que apele fundamentalmente a
los pequeños comerciantes hará lo propio para su grupo.
Para estos partidos fragmentarios, las elecciones, en lugar de constituir ocasiones para la
busca de la base de apoyo lo más amplia posible por medio del convencimiento de grupos
divergentes pero que poseen intereses comunes, se convierten en acontecimientos en los
cuales destacan las divergencias que separan a sus partidarios de los otros sectores de la
sociedad.
Los representantes de los estratos inferiores forma parte actualmente de los grupos
gobernantes, y son miembros de la asociación.
En la mayor parte de Europa Latina y Central, la lucha por la integración de la clase obrera
dentro del cuerpo político no se planteó antes de que los comunistas aparecieran en escena,
y esto cambió drásticamente el juego político. Los comunistas no pudieron ser absorbidos
por el sistema, del modo en que lo fueron los socialistas. Esto los lleva a aceptar la profecía,
de que no pueden asegurarse sus propósitos por medios democráticos. América Latina tiene
una situación parecida.