Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
IMe PDF
IMe PDF
Sinopsis
Juliette ahora sabe que ella podría ser la única persona que puede
detener el Restablecimiento. Pero para derribarlos, va a necesitar la
ayuda de la única persona en la que nunca pensó que podía confiar:
Warner. Y mientras trabajan juntos, Juliette descubrirá que todo lo que
creía saber —sobre Warner, sus habilidades, e incluso Adam— estaba
equivocado.
3
1
Traducido por Doña Truji
Mis diecisiete años se han derrumbado y me han enterrado de adentro hacia fuera.
Mis piernas se sienten llenas de arena y engrapadas, mi mente rebosante de granos
de indecisión, opciones deshechas e impacientes mientras el tiempo se escapa de
4
mi cuerpo. La pequeña mano de un reloj me golpea una y dos, tres y cuatro,
susurrando hola, levántate, ponte de pie, es hora de que estés
despierta
despierta
—Despierta —susurra.
—Buenos días —adivino. Estoy insegura de mi voz, de la hora y de este día, de estas
palabras dejando mis labios y de este cuerpo que me contiene.
Me doy cuenta de que él está usando una camisa blanca abotonada, medio fuera
de sus pantalones negros curiosamente desarrugados. Las mangas de su camisa
están dobladas, empujadas más allá de sus codos.
Estoy cansada y débil por el hambre, pero aparte de unos cuantos dolores
generales, parece que estoy bien. Estoy viva.
5 El padre de Warner puso una bala en mi cuerpo y aún puedo sentir los ecos de la
misma. Si me concentro, puedo revivir el momento exacto en que sucedió, el dolor:
tan intenso, tan insoportable, nunca seré capaz de olvidarlo.
—¿Qué estoy haciendo aquí? —Pánico, pánico; el terror nubla mi conciencia—. ¿Por
qué me trajiste aquí de nuevo?
—Nadie sabe qué estás viva. —Se da vuelta para mirarme—. Tenía que regresar a la
base. Necesitaba fingir que todo había vuelto a la normalidad y me estaba
quedando sin tiempo.
Estudio su rostro y analizo su tono paciente, serio. Lo recuerdo ayer por la noche…
debió haber sido ayer por la noche…recuerdo su cara, recuerdo que yacía junto a
mí en la oscuridad. Fue tierno y amable y suave, y él me salvó, me salvó la vida.
Probablemente me cargó hasta la cama. Arropándome a su lado. Debió haber sido
él.
6 Pero cuando miro hacia abajo, hacia mi cuerpo, me doy cuenta de que estoy
usando ropa limpia, sin sangre o agujeros o cualquier cosa en cualquier lugar y me
pregunto quién me bañó, me pregunto quién me cambió, y me preocupa que
pudiera haber sido Warner, también.
Sonríe. Me mira hasta que me estoy sonrojando y decido que lo odio un poco y
luego niega con la cabeza. Mira sus palmas.
—No —dice—. Las chicas se encargaron de eso. Yo sólo te llevé hasta la cama.
Las chicas.
Sonya y Sara. Ellas también estaban allí, las gemelas sanadoras, ellas ayudaron a
Warner. Lo ayudaron a salvarme porque él es el único que me puede tocar ahora,
la única persona en el mundo que hubiera sido capaz de transferir su poder
curativo de manera segura dentro de mi cuerpo.
¿Dónde están las chicas? ¿Qué pasó con las chicas? ¿Y dónde está Anderson? ¿Y la
guerra? Y, ¡oh Dios! ¿Qué le pasó a Adam y Kenji y Castillo? y tengo que
levantarme, tengo que levantarme, tengo que levantarme y salir de la cama y
ponerme en marcha, pero trato de moverme y Warner me atrapa. Pierdo el
equilibrio, estoy inestable; todavía siento como si mis piernas estuvieran ancladas a
la cama y de repente soy incapaz de respirar, veo manchas y siento que me voy a
desmayar. Necesito levantarme. Necesito salir.
No puedo.
—Warner. —Mis ojos están frenéticos en su rostro—. ¿Qué pasó? ¿Qué ha pasado
con la batalla?
—Por favor —dice, agarrando mis hombros—. Necesitas empezar despacio, deberías
7
comer algo...
—Dime.
Warner toma una respiración profunda. Un millón más. Su mano derecha sobre la
izquierda, girando el anillo de jade en su dedo meñique una y otra y otra y otra
vez.
—¿Qué?
Digo la palabra, pero mis labios no hacen ruido. Estoy entumecida, de alguna
manera. Parpadeando y no viendo nada.
—Juliette.
—No —le digo—. No, no. No seas estúpido —le digo—. No seas ridículo —le digo—.
No me mientas, maldita sea. —Pero ahora mi voz es alta y quebrada y tiembla—. No
—jadeo—, no, no, no…
De hecho, me pongo de pie esta vez. Mis ojos se están llenando rápidamente de
lágrimas y parpadeo y parpadeo, pero el mundo es un desastre y me dan ganas de
reír, porque todo lo que puedo pensar es en cuán horrible y hermoso es, que
nuestros ojos desdibujen la verdad cuando no podemos soportar verla.
El piso es duro.
Sé que esto es un hecho real, ya que de pronto está presionado contra mi cara y
Warner está intentando tocarme, pero creo que grito y golpeo sus manos para
alejarlas porque ya sé la respuesta. Debo de saber la respuesta, porque puedo
8
sentir la repugnancia burbujeando y perturbando mi interior, pero pregunto de
todos modos. Estoy horizontal y, de alguna manera, todavía siento el mareo, y los
agujeros en mi cabeza están desgarrándose y estoy mirando a un punto en la
alfombra a menos de tres metros de distancia y no estoy segura de que esté aún
con vida, pero tengo que oírselo decir.
—¿Por qué? —le pregunto. Son sólo dos palabras, estúpidas y simples—. ¿Por qué
ha terminado la batalla? —le pregunto. Ya no estoy respirando, no estoy hablando
en absoluto; sólo expulsando letras a través de mis labios.
Él está mirando a la pared y al suelo y a las sábanas y a la forma en que sus nudillos
se ven cuando aprieta los puños, pero no, no a mí, él no me mirará y sus siguientes
palabras son tan, tan suaves.
9
profundas inhalaciones, y las paredes no dejan de balancearse delante de mí.
—Suéltame —le grito, pero, oh, sólo en mi imaginación, porque mis labios han
dejado de trabajar y mi corazón ha expirado y mi mente se ha ido al infierno por el
día y mis ojos, mis ojos creo que están sangrando. Warner está susurrando palabras
de consuelo que no puedo oír y sus brazos están envueltos enteramente a mi
alrededor, tratando de mantenerme unida a través de pura fuerza física, pero es
inútil.
No siento nada.
—¿Qué pasa con James? —Me oigo decir—. Él se quedó en Punto Omega…no le p-
permitieron v-venir
—Oh, Dios. —Me tapo la boca con una mano y miro fijamente, sin pestañear, el
techo.
10
—Mentiroso —susurro, veneno en mi voz. Estoy enojada y molesta y no me
importa—.No lo sientes en absoluto.
Echo un vistazo a Warner el tiempo suficiente para ver el destello de dolor entrar y
salir de sus ojos. Se aclara la garganta.
—Lo siento —dice otra vez, tranquilo pero firme. Coge la chaqueta de donde estaba
colgando en un estante, se la pone sin decir una palabra.
—Por favor, dime que estás equivocado. —Mi voz se quiebra. Mi respiración se
atasca—. Dime que hay una posibilidad de que podrías estar equivocado…
Porque la verdad es tan insoportable que deseo que me hubiera dicho una
mentira.
No recuerdo cómo se fue o qué dijo. Todo lo que sé es que he estado tendida aquí,
acurrucada en el suelo el tiempo suficiente. El tiempo suficiente para que las
lágrimas se hagan sal, el tiempo suficiente para que mi garganta se seque y mis
labios se agrieten y mi cabeza palpite tan fuerte como mi corazón.
La vida sin Kenji, sin James ni Castillo ni Sonya ni Sara ni Brendan ni Winston ni
todos los de Punto Omega. Mis amigos, todos destruidos con el simple
accionamiento de un interruptor.
No lo hace.
Adam se ha ido.
Nos habíamos distanciado desde que escapamos a Punto Omega, pero eso fue mi
culpa. Él quería más de mí, pero yo quería que él viviera una largavida. Quería
protegerlo del dolor que yo le causaría. Traté de olvidarlo, de seguir adelante sin él,
de prepararme para un futuro independiente y separado de él.
Chica estúpida.
Las lágrimas ahora son frescas y caen rápidamente, bajando en silencio por mis
mejillas y hacia mi abierta, y jadeante boca. Mis hombros no dejan de temblar y mis
puños continúan apretando y mi cuerpo está lleno de calambres y mis rodillas
están golpeándose y viejos hábitos están arrastrándose fuera de mi piel y estoy
contando grietas y colores y sonidos y escalofríos y me balanceo hacia delante y
hacia atrás y hacia delante y hacia atrás y hacia delante y hacia atrás y tengo que
dejarlo ir, tengo que dejarlo ir, tengo que, tengo que…
Y respiro.
12 Inhalo.
Exhalo.
Las cuento.
He estado aquí antes, me digo. He estado más sola que esto, más desesperada que
esto, más agobiada que esto. He estado antes aquí y he sobrevivido. Puedo salir de
esto.
Pero nunca me han robado tan a fondo. Amor y posibilidades, amistades y futuros:
se han ido. Tengo que empezar de nuevo ahora; enfrentar al mundo otra vez sola.
Tengo que hacer una elección final: darme por vencida o continuar.
Mi cabeza da vueltas, mis pensamientos se golpean unos contra otros, pero trago
las lágrimas. Aprieto mis puños y trato de no gritar y meto a mis amigos en mi
corazón y…
Venganza
Pienso
13
3
Traducido por Doña Truji
Aguantar
Buscar
14 Mantenerme fuerte
Aferrarme
Agarrarme fuerte
Lucir fuerte
Mantenerme de pie
Un día podría
Ser
Libre
15
Warner no dice nada. Toma un par de pasos cuidadosos dentro del cuarto, se quita
la chaqueta, la pone sobre una silla. Saca tres armas de fuego de la funda atada a
su espalda y se toma su tiempo colocándolas sobre la mesa donde mi cuaderno
solía estar. Cuando por fin se levanta tiene una leve sonrisa en su rostro.
—¿Es eso cierto? —Apoya un hombro contra la pared, cruzando sus brazos contra
su pecho. No puede dejar de sonreír.
Warner espera. Me mira fijamente. Asiente una vez, como si dijera: Adelante.
—Tu padre…
Trato de ocultar mi sorpresa, pero ahora no sé por qué estaba tan segura de que
Anderson podría seguir aquí. Esto complica las cosas.
—¿De verdad pensaste que simplemente podías salir de este cuarto, —me dice
Warner—, llamar a la puerta de mi padre, y acabar con él?
Sí.
—No.
Jadeo, horrorizada.
—No.
16
Warner no está ya sonriendo.
—¿Están vivas? —Mi corazón se recobra tan rápidamente que podría estar teniendo
un ataque al corazón—. Tengo que recuperarlas. Tengo que encontrarlas, yo…
—¿Tú qué? —Warner me está mirando de cerca—. ¿Cómo vas a llegar a mi padre?
¿Cómo vas a pelear contra él?
Me detengo.
—Pero hay una posibilidad, ¿no? —Estoy desesperada—. Si hay la más mínima
posibilidad…
—Ellos se han estado preparando para la guerra durante mucho tiempo. —Me oigo
decir—.Ellos deben haber tenido algún tipo de plan de respaldo. Un lugar donde
esconderse.
—Juliette.
—¡Maldita sea, Warner! Tengo que intentarlo. Tienes que dejarme ver.
—Esto no es saludable. —No me mira a los ojos—. Es peligroso para ti pensar que
hay una posibilidad de que alguien todavía podría estar vivo.
—Tengo que ir a los compuestos en los próximos días, sólo para supervisar mejor el
proceso de reconstrucción de la zona. —Él se tensa a medida que habla—. Hemos
perdido a muchos civiles —dice—. Demasiados. El resto de los ciudadanos están,
comprensiblemente traumatizados y sometidos, como era la intención de mi padre.
Han sido despojados de cualquier esperanza que pudieran haber tenido de
rebelión. —Una inhalación apretada—. Y ahora todo debe volverse a poner
rápidamente en orden —dice—. Los cuerpos están siendo quitados e incinerados.
Las viviendas dañadas están siendo reemplazadas. Los civiles se ven obligados a
volver al trabajo, los huérfanos están siendo trasladados, y los niños que quedan
están obligados a asistir a sus escuelas del sector. El Restablecimiento —dice—, no
deja tiempo para que la gente se aflija.
18
pasado. Y luego, una vez que lo compruebes, tendrás que hacer tu elección.
—¿Qué elección?
—Oh.
Una pausa.
Él mira hacia abajo y se ríe un poco antes de mirarme directamente a los ojos.
Niega con la cabeza.
—¿Qué es tan gracioso?
—¿Qué?
—Por fin estás lista —dice—. Estás finalmente lista para pelear.
19
descubra, no hay vuelta atrás para mí. No hay otras alternativas.
No lo he olvidado.
—Lo sé —dice.
—No es cierto.
—Mentí. —Se encoge de hombros. Mi boca cae abierta—. Hay tres cosas que debes
saber acerca de mí, amor. —Da un paso hacia adelante—. La primera—dice—,es que
odio a mi padre más de lo que nunca serás capaz de comprender. —Se aclara la
garganta—. La segunda es que soy una persona inexcusablemente egoísta que, en
casi todas las situaciones, toma decisiones basándose exclusivamente en su propio
interés. Y la tercera. —Una pausa mientras mira hacia abajo. Se ríe un poco—. Nunca
tuve la intención de utilizarte como arma.
Me siento.
Entumecida.
—Este fue un elaborado plan que diseñé enteramente en beneficio de mi padre —
dice Warner—. Tuve que convencerlo de que sería una buena idea invertir en
alguien como tú, que nosotros te podríamos utilizar como ventaja militar. Y para ser
completa y absolutamente sincero, todavía no estoy seguro de cómo me las
arreglé. La idea es absurda. ¿Gastar todo ese tiempo, dinero y energía en reformar
a una chica supuestamente psicótica por el simple hecho de torturar? —Sacude la
cabeza—. Yo sabía desde el principio que sería un esfuerzo infructuoso, una
completa pérdida de tiempo. Hay métodos muchos más eficaces para extraer
información de los reacios.
—Quería estudiarte.
—¿Qué? —jadeo.
Me da la espalda.
21 —¿Sabías —dice, en voz tan baja que tengo que esforzarme para oírlo—, qué mi
madre vive en esa casa? —Mira hacia la puerta cerrada—. ¿A la que te llevó mi
padre? ¿En la que te disparó? Ella estaba en su habitación. Al final del pasillo
donde te mantenía.
—¿Ah, sí? —Alarma revolotea dentro y fuera de sus rasgos. Rápidamente oculta la
emoción—. ¿Y qué —dice, haciendo un esfuerzo por parecer tranquilo—, dijo de
ella?
—Que está enferma —le digo, odiándome por el temblor que pasa por su cuerpo—.
Que él la mantiene allí porque ella no lo hace bien en los compuestos.
Warner se recuesta contra la pared, luciendo como si requiriera del apoyo. Toma
una respiración con fuerza.
—Sí —dice finalmente—. Es cierto. Está enferma. Se enfermó de repente. —Sus ojos se
centran en un punto distante en otro mundo—. Cuando era un niño, se veía
perfectamente bien —dice, girando y girando el anillo de jade alrededor de su
dedo—. Pero un día ella simplemente… se vino abajo. Durante años le he pedido a
mi padre buscar tratamiento, encontrar una cura, pero a él nunca le importó.
Estaba por mi cuenta el encontrar ayuda para ella, y no importa a quién contacté,
ningún médico fue capaz de tratarla. Nadie —dice, casi sin respirar ahora—,supo lo
que estaba mal con ella. Ella existe en un estado constante de agonía—dice—, y yo
siempre he sido demasiado egoísta para dejarla morir.
—Y luego oí sobre ti. Oí historias sobre ti, rumores —dice—. Y me dio esperanzas por
primera vez. Quería tener acceso a ti, quería estudiarte. Quería saber y entender de
primera mano. Por qué en toda mi investigación, eras la única persona de la que
había oído hablar, quien podría ser capaz de ofrecerme respuestas sobre la
condición de mi madre. Estaba desesperado —dice—.Estaba dispuesto a intentar
cualquier cosa.
22 —¿Qué quieres decir? —le pregunto—. ¿Cómo es posible que alguien como yo sea
capaz de ayudar a tu madre?
—Porque, amor. Tú no puedes tocar a nadie. Y ella —dice él—, ella no puede ser
tocada.
5
Traducido por Doña Truji
—Por fin entiendo su dolor —dice Warner—. Por fin entiendo lo que debe ser para
ella. Gracias ata. Porque vilo que te hizo a ti, lo que te hace, llevar ese tipo de carga,
existir con tanto poder y vivir entre aquellos que no entienden.
23 Inclina la cabeza hacia atrás contra la pared, presiona las palmas de sus manos
contra sus ojos.
—Parece —dice, luchando por mantener la voz firme—, que algo en el calor del
contacto humano desencadena este terrible poder destructivo dentro de ella, y
como ella es a la vez el iniciador y el destinatario del dolor, de alguna manera es
incapaz de matarse. En cambio, ella existe como un prisionero en sus propios
huesos, sin poder escapar de esta auto-infringida tortura.
Mis ojos punzan duro. Parpadeo rápido.
Durante muchos años pensé que mi vida era difícil, pensé que entendía lo que
significaba sufrir. Pero esto. Esto es algo que ni siquiera puedo empezar a
comprender. Nunca me he detenido a considerar que alguien más podría tenerlo
peor que yo.
—Durante mucho tiempo —continúa Warner—, pensé que sólo estaba… enferma.
Pensé que ella había desarrollado algún tipo de enfermedad que estaba atacando
su sistema inmunológico, algo que hacía a su piel sensible y dolorosa. Supuse que,
con el tratamiento adecuado, ella eventualmente iba a sanar. Mantuve la
esperanza —dice—, hasta que finalmente me di cuenta de que los años habían
pasado y nada había cambiado. La constante agonía comenzó a destruir su
estabilidad mental, ella finalmente se rindió ante la vida. Dejó que el dolor se
hiciera cargo. Se negó a salir de la cama o comer regularmente, dejó de
preocuparse por la higiene básica. Y la solución de mi padre fue drogarla. La
24
mantiene encerrada en esa casa con nadie más que una enfermera para que le
haga compañía. Ella ahora es adicta a la morfina y ha perdido por completo la
razón. Ya ni siquiera sabe quién soy. No me reconoce. Y las pocas veces que he
tratado de sacarla de las drogas —dice, hablando en voz baja ahora—, ella trató de
matarme. —Él está en silencio por un segundo, luciendo como si hubiera olvidado
que aún estoy en la habitación—. Mi infancia fue casi soportable a veces —dice—,
aunque sólo sea por ella. Y en lugar de cuidar de ella, mi padre la convirtió en algo
irreconocible.
—Siempre pensé que podía arreglarlo —dice—. Pensé que si sólo pudiera encontrar
la raíz de ello… pensé que podría hacer algo, pensé que podría… —Él se detiene.
Arrastra una mano por su cara—. No sé—susurra. Se da la vuelta—. Pero nunca tuve
la intención de utilizarte en contra de tu voluntad. La idea nunca me ha atraído. Yo
sólo tenía que seguir fingiendo. Mi padre, como ves, no aprueba mi interés por el
bienestar de mi madre.
25
debía ser seguido de cerca. Pero me decepcionaste por ser demasiado humana,
demasiado encantadora. Tan insoportablemente ingenua. No luchaste.
—Estabas tan herida —dice—, porque te había pedido usar un vestido.—Me mira
entonces, los ojos brillantes de diversión—. Ahí estaba yo, dispuesto a defender mi
vida contra un monstruo incontrolable que podía matarme —dice—, matar a un
hombre con sus manos desnudas. —Él traga otra carcajada—.Y tú hacías rabietas
sobre ropa limpia y comida caliente. Oh —dice, sacudiendo la cabeza hacia el
techo—, fuiste ridícula. Fuiste completamente ridícula y fue lo más entretenido que
jamás había tenido. No te puedo ni decir lo mucho que lo disfruté. Me encantó
hacerte enojar —me dice, con ojos malvados—. Amo hacerte enojar.
Estoy agarrando una de sus almohadas con tanta fuerza que me temo que podría
romperla. Lo fulmino con la mirada.
Se ríe de mí.
—Estaba tan distraído —dice, sonriendo—. Siempre queriendo pasar tiempo contigo.
Fingiendo planear las cosas para tu supuesto futuro con el Restablecimiento. Eras
inofensiva y hermosa y siempre me gritabas, —dice, sonriendo ampliamente
ahora—.Dios, me gritabas por las cosas más insignificantes —dice, recordando—.
Pero nunca me pusiste una mano encima. Ni una sola vez, ni siquiera para salvar tu
propia vida.
Su sonrisa se desvanece.
—Me preocupaba. Me asustaba pensar que estuvieras tan lista para sacrificarte
antes de utilizar tus habilidades para defenderte. —Un suspiro—. Así que cambié de
táctica. Traté de intimidarte para que me tocaras.
26
se burló de mí y me manipuló y estuve tan cerca de hacerle daño. Finalmente
había logrado encontrar exactamente las cosas correctas que decir para hacerme
daño, lo suficiente como para querer hacerle daño.
Casi lo hice.
—Así que cambié de táctica de nuevo. Traté algo más. Algo que yo sabía… con
certeza… tendría que empujar más allá de tu punto de ruptura. Y tengo que decir
que realmente fue todo lo que esperaba que fuera. —Sonríe—. Parecías realmente
viva por primera vez.
27
6
Traducido por Doña Truji
—Me hiciste torturar a ese niño —le digo, la ira y la rabia de ese día se levanta
dentro de mí. ¿Cómo podría olvidar lo que hizo? ¿Lo que me obligó a hacer? Los
28
recuerdos horribles que me obligó a volver a vivir, todo en nombre de su
entretenimiento—. Nunca te perdonaré por eso —chasqueo, ácido en mi voz—.
¡Nunca te perdonaré por lo que le hiciste a ese niño! ¡Por lo que me has hecho
hacer con él!
—¡Ibas a sacrificar a un niño! —Mi voz está temblando—. ¡Para tus juegos estúpidos!
¿Cómo pudiste hacer algo tan despreciable? —Lanzo mi almohada hacia él—.
¡Enfermo, sin corazón, monstruo!
Aprieto los puños, ofendida por su ligereza y sacudiéndome con renovada furia.
—¡Me diste para usar una estúpida y diminuta ropa! Y luego me llevaste hasta los
niveles más bajos del Sector 45 y me encerraste en una habitación sucia. Lo
recuerdo perfectamente —le digo, luchando por mantener la calma—. Tenía
repugnantes paredes amarillas. Una vieja alfombra verde. Un enorme espejo de
dos vías.
29
preparándome—… un niño entró. Le vendaron los ojos. Y dijiste que era tu
reemplazo. Dijiste que si yo no lo salvaba, tú tampoco lo harías.
—Sí.
—¿Sí? —Él ladea la cabeza—. ¿Sí, me viste decirlo con tus propios ojos?
Trago saliva.
—Tenía que salvar al niño. Iba a morir. No podía ver por dónde iba e iba a ser
atravesado por los picos. Tuve que jalarlo a mis brazos y tratar de encontrar una
manera de aferrarme a él sin matarlo. —Un momento de silencio.
—Sí —le susurro, incapaz de entender por qué está preguntándome esto cuando
vio todo lo que sucedía por sí mismo—. Pero el chico quedó inerte —le digo—.Estuvo
paralizado temporalmente en mis brazos. Y luego accionaste otro interruptor y los
picos desaparecieron, y lo bajé y él… él comenzó a llorar de nuevo y golpeó mis
piernas desnudas. Y empezó a gritar. Y yo… me enojé tanto contigo que…
—Rompiste a través del concreto —dice Warner, una leve sonrisa tocando sus
labios—. Rompiste a través de un muro de hormigón sólo para tratar de
estrangularme hasta la muerte.
—Bueno —suspira—. Si hubiera hecho, en efecto, lo que dices que hice, ciertamente
30
suena como que me lo merecía.
—¿Qué le pasó —dice—, a ese niño? Dices que lo pusiste sobre el suelo. Pero luego
procediste a atravesar un muro de hormigón provisto de un grueso espejo de dos
metros de ancho, sin aparente consideración por el niño que, reclamas, vagaba por
la habitación. ¿No crees que el pobre niño habría sido herido con semejante salvaje
despliegue de imprudencia? Mis soldados sin duda fueron heridos. Atravesaste una
pared de hormigón, amor. Traspasaste un enorme trozo de vidrio. No te detuviste a
averiguar a dónde los bloques o los pedazos habían caído o quién pudo resultar
herido en el proceso.— Se detiene. Me mira fijamente—. ¿O sí?
—No—jadeo, la sangre drenándose de mi cuerpo.
Ahora estoy entumecida, recordando. Es cierto. Lo hice. No pensé. Sólo sabía que
tenía que salir de allí lo más rápido posible. Que necesitaba escapar para aclarar mi
cabeza.
—Entonces, ¿qué pasó con el niño? —insiste Warner—. ¿Dónde estaba él cuando te
fuiste? ¿Lo viste? —Una elevación de las cejas—. ¿Y qué pasó con los picos? —dice—.
¿Te molestaste en mirar de cerca el suelo para ver de dónde podrían haber venido?
¿O cómo puede ser que hayan pinchado un piso alfombrado sin causar ningún
daño? ¿Sentiste la superficie de tus pies ser triturada o irregular?
Ahora estoy respirando con fuerza, luchando por mantener la calma. No puedo
alejarme de su mirada.
31
—Juliette, amor —dice en voz baja—. No había altavoces en esa habitación. Esa
habitación está totalmente insonorizada, equipada con nada más que sensores y
cámaras. Se trata de una cámara de simulación.
—No —respiro, negándome a creer. Sin querer aceptar que me había equivocado,
que Warner no es el monstruo que creía que era. Él no puede cambiar las cosas
ahora. No me puede confundir así. No es la forma en que se supone que
funciona—. Eso no es posible.
—Soy culpable —dice—, de forzarte a realizar una simulación tan cruel. Acepto la
culpa por eso, y ya me he disculpado por mis acciones. Sólo quería empujarte a
finalmente reaccionar, y yo sabía que ese tipo de recreación provocaría
rápidamente algo dentro de ti. Pero por Dios, amor.—Sacude la cabeza—.Debes
tener una absurdamente baja opinión sobre mí si crees que me robaría el niño de
alguien sólo para verte torturarlo.
—¿No fue real? —No reconozco mi propia ronca, asustada voz—. ¿No fue real?
Trata de sonreír.
—¿Por qué crees que te di esas ropas? —Pregunta—. El material de esa ropa estaba
lleno de una sustancia química diseñada para reaccionar a los sensores en esa
32
habitación. Y cuanto menos estés usando, más fácilmente las cámaras pueden
seguir el calor en tu cuerpo, tus movimientos. —Sacude la cabeza—. Nunca tuve la
oportunidad de explicar lo que habías experimentado. Quería seguirte
inmediatamente, pero pensé que debería darte tiempo para recuperarte. Fue una
decisión estúpida, al final. —Su mandíbula se tensa—. Esperé, y no debí hacerlo.
Porque cuando te encontré, ya era demasiado tarde. Estabas lista para saltar por
una ventana sólo para alejarte de mí.
—Juliette, por favor —dice, dando un paso adelante, esquivando una almohada
para llegar a mis brazos—. Lo siento por hacerte daño, pero realmente creo que
valió la pena.
—¡No me toques! —Me alejo, deslumbrante, agarrando los pies de su cama como si
pudiera ser un arma—. ¡Debería dispararte de nuevo por hacerme eso! Debería…
debería…
33
ayudarme.
—Lo siento mucho —dice, dando un paso más cerca—. Realmente, realmente lo
siento. No te conocía entonces. No como lo hago ahora. Nunca te haría eso ahora.
—Ah, claro… sobre eso. —Él sonríe, una mano rápida arrancando el diario de mi
bolsillo mientras se mueve hacia la puerta—. Me temo que no he terminado de
leerlo.
—Yo no dije tal cosa —dice, suave, dejando caer el diario en su propio bolsillo del
pantalón—. Ahora, por favor espera aquí un momento. Voy a conseguirte algo de
comer.
35
Necesito terminar de formar un plan.
¿Pero ahora?
En Punto Omega estaba feliz de dejar a Castillo liderar. No sabía mucho acerca de
nada, y estaba demasiado asustada como para actuar. Castillo ya estaba a cargo y
ya tenía un plan, así que confié en que él sabría mejor; que ellos lo sabrían mejor.
Me equivoqué.
Siempre lo supe, muy en el interior, quién debería estar liderando esta resistencia.
Lo he sentido silenciosamente por un tiempo, siempre demasiado asustada como
para traer las palabras a mis labios. Alguien quien no tenga nada que perder y todo
que ganar. Alguien que ya no le tenga miedo a nadie.
Miro atentamente lo que tengo puesto por primera vez y me doy cuenta que debo
estar usando más de la vieja ropa de Warner. Llevo una desteñida camiseta naranja
y un par de pantalones grises que casi se caen de mis caderas cada vez que me
paro derecha. Me tomo un momento para recobrar el equilibrio, probando todo mi
peso en la gruesa y lujosa alfombra bajo mis pies desnudos. Enrollo la banda de la
cintura unas cuantas veces, sólo hasta que se acomoda en el hueso de mi cadera, y
entonces hago una bola del material extra de la camiseta y la enredo en mi
espalda. Soy vagamente consciente de que debo parecer ridícula, pero ajustar las
36
ropas a mi cuerpo me da algo de moderado control y me aferro a ello. Me hace
sentir un poco más despierta, un poco más al mando de mi situación. Todo lo que
necesito ahora es una banda elástica. Mi cabello es demasiado pesado; está
empezando a sentirse como si me sofocara y estoy desesperada por sacarlo de mi
cuello. En realidad, estoy desesperada por tomar una ducha.
Está mirándome, sin pestañear. Su mirada recorre mi cara, baja a mi cuello, mis
brazos. Se detiene en mi cintura. Sigo sus ojos sólo para darme cuenta de que mis
movimientos han levantado mi camiseta y expuesto mi estómago. Y
repentinamente entiendo por qué se queda mirando.
El recuerdo de sus besos a lo largo de mi torso; sus manos explorando mi espalda,
mis piernas desnudas, el reverso de mis muslos, sus dedos enganchándose en la
banda elástica de mi ropa interior…
Oh
Dejo caer mis manos y mi pelo al mismo tiempo, las ondas cafés cayendo con
fuerza y rápido en mis hombros, mi espalda, golpeando mi cintura. Mi cara está en
llamas.
37
estoy. No puedo recordar la última vez que comí algo. He estado sobreviviendo de
la recarga de energía que recibí cuando mi herida fue sanada.
—Toma asiento —dice, sin encontrarse con mis ojos. Asiente hacia el piso antes de
dejarse caer en la alfombra. Me siento enfrente de él. Empuja la bandeja delante de
mí.
Hay ensalada mixta y arroz colorido y aromático. Papas picadas y sazonadas y una
pequeña porción de vegetales al vapor. Una pequeña copa de pudín de chocolate.
Un cuenco de fruta recién cortada. Dos vasos de agua.
Es una comida de la que me hubiese mofado cuando llegué por primera vez.
Era una chica rota y asustada, peleando de la única manera que sabía. No es de
extrañar que fallara. No estaba bien de la cabeza. Estaba débil y aterrada y ciega
ante la idea de la posibilidad. No tenía experiencia con el sigilo o la manipulación.
Difícilmente sabía como interactuar con las personas… apenas podía entender las
palabras en mi propia cabeza.
Es liberador.
38
mirando como si estuviera intrigado, fascinado.
—Estoy pensando en que fui una idiota por menospreciar un plato de comida
caliente.
—No puedo decir que estoy en desacuerdo.—Le disparo una mirada sucia—.
Estabas tan rota cuando llegaste aquí —dice, tomando un respiro profundo—.
Estaba tan confundido. Me mantuve esperando a que te volvieras loca, que saltaras
a la mesa durante la cena y comenzaras a tomar agolpes a mis soldados. Estaba
seguro de que ibas a tratar y matar a todo el mundo, y en cambio, fuiste testaruda
y pusiste mala cara, rehusándote a cambiar tu mugrienta ropa y aceptar comer tus
vegetales.
Me pongo rosa.
—Al principio —dice, riendo—, pensé que estabas tramando algo. Pensé que estabas
fingiendo ser complaciente sólo para distraerme de alguna meta más grande.
Pensé que tu enojo por cosas tan insignificantes era una artimaña —dice, sus ojos
burlándose de mí—. Me imaginé que tenía que serlo.
—Tal vez —digo—. Pero estabas loco. Eras un maniático controlador. Ni siquiera me
dejaste hablar con los otros soldados.
Levanto la mirada, sobresaltada, para ver sus furiosos, centellantes ojos verdes.
—Tú, que has pasado la mayoría de tu vida encerrada —dice—, sin tener la
oportunidad de entender cuán hermosa eres, o qué tipo de efecto puedes tener en
una persona. Estaba preocupado por tu seguridad —dice—. Eras tímida y débil y
vivías en una base militar llena de solitarios, completamente armados, soldados
cabezas duras tres veces tu tamaño. No los quería acosándote. Hice un espectáculo
de tus capacidades con Jenkins porque quería darles una prueba de tus
habilidades. Necesitaba que vieran que eras un oponente formidable… uno del que
harían bien alejarse. Trataba de protegerte.
—¿Cómo puedes estar sorprendido? ¿Qué opción tenía excepto esperar lo peor de
ti? Eras arrogante y grosero y me tratabas como una pieza de tu propiedad…
—¡Porque tenía que hacerlo! —me interrumpe, sin arrepentirse—. Cada movimiento
que hago… cada palabra, es monitoreado cuando no estoy confinado en mi propia
habitación. Mi vida entera depende de mantener cierto tipo de personalidad.
40
Se pone recto, su mandíbula apretada. Me mira con una mezcla de tristeza y furia
en sus ojos.
—¿Así qué no tienes problema con eso? —le pregunto—. ¿No te arrepientes de
matar a un hombre por robar un poco de comida extra? ¿Por tratar de sobrevivir,
igual que tú?
Warner se muerde el labio inferior por medio segundo. Aprieta sus manos en su
regazo.
—Era un hombre inocente —le digo—. No merecía morir. No por eso. No así.
—Seamus Fletcher —dice Warner calmadamente, mirando sus palmas abiertas—, era
un borracho bastardo que había estado pegándole a su esposa e hijos. No los
había alimentado en dos semanas. Le dio un puñetazo a su hija de nueve años en
la boca, rompiéndole dos dientes frontales y fracturándole la mandíbula. Le pegó a
su esposa embarazada tan fuerte que perdió al bebé. Tenía otros dos niños,
también —dice—. Un niño de siete años y una niña de cinco años. —Una pausa—.
Les rompió a ambos sus brazos.
—Jamás he afirmado vivir bajo ninguna serie de principios —me dice Warner—.
Nunca he afirmado ser correcto, o bueno, o siquiera he justificado mis acciones. La
simple verdad es que no me importa. He sido forzado a hacer cosas terribles en mi
vida, amor, y no estoy buscando tu perdón ni tu aprobación. Porque no tengo el
lujo de filosofar sobre escrúpulos cuando estoy forzado a actuar por instinto básico
cada día.
Levanta una mano para detenerme. Se estabiliza, con sus ojos enfocados en los
platos de la intocada comida.
—Lo dije antes, amor, y perdón por tener que decirlo otra vez, pero no entiendes las
elecciones que tengo que hacer. No sabes lo que he visto y de lo que soy forzado a
ser testigo cada día —duda—. Y no quiero que lo sepas. Pero no supongas que
entiendes mis acciones —dice, finalmente mirándome a los ojos—. Porque si lo
haces, puedo asegurarte que sólo te encontrarás con una decepción. Y si insistes
en continuar haciendo suposiciones acerca de mi carácter, sólo te advierto esto:
asume que siempre estarás equivocada.
—Moví tu armario dentro de mi closet —dice—. Allí hay cosas para ti para que te
cambies, si te gustaría eso. La cama y el baño son tuyos. Tengo trabajo que hacer —
dice—. Dormiré en mi oficina esta noche.
42
8
Traducido por Doña Truji
Pincho una papa y me obligo a acabar la comida incluso aunque pienso que he
perdido el apetito. No puedo evitar preguntarme si finalmente he presionado a
Warner demasiado.
43 Pensé que las revelaciones habían llegado a su fin por hoy, pero estaba equivocada
otra vez. Me hace preguntarme cuánto queda, y cuánto más aprenderé de Warner
en los siguientes días. Meses.
Y tengo miedo.
Porque cuanto más descubro sobre él, menos excusas tengo para alejarlo. Se ha
desenredado ante mí, convertido en algo enteramente diferente; aterrorizándome
en una manera que nunca hubiera esperado.
Me pongo de pie con un suspiro, odiando mi propia falta de certeza. Porque si bien
no puedo negar mi atracción física hacia él, aún no puedo sacudir mis impresiones
iniciales de su carácter. No es fácil para mí cambiar tan repentinamente, de
reconocerlo como algo más que una especie de monstruo manipulador.
Necesito tiempo para ajustarme a la idea de Warner como una persona normal.
Pero estoy cansada de pensar. Y ahora mismo, todo lo que quiero hacer es
bañarme.
44
pero decido no hacerlo. En cambio, estudio las paredes más de cerca,
preguntándome por qué Warner no me dio instrucciones si su closet era difícil de
encontrar, pero entonces lo veo.
Un interruptor.
Aprieto el botón.
Las paredes y el techo están enlosados con azulejos de piedra blanca brillan bajo
las empotradas luces fluorescentes; el piso está cubierto con una gruesa alfombra
oriental. Hay un pequeño sillón de gamuza de color jade brillante estacionado en
el centro del cuarto, pero es una clase rara de sillón: no tiene respaldo. Parece un
otomano de gran tamaño. Y lo más extraño, no hay ni un solo espejo aquí. Me doy
la vuelta, mis ojos buscando, segura de que debí pasar por alto tan obvia materia
prima, y estoy tan atrapada en los detalles del espacio que casi olvido las ropas.
Las ropas.
Están por todos lados, en exhibición como si fueran trabajos de arte. Lustrosas
unidades de madera negra están construidas dentro de las paredes, estantes
alineados con filas y filas de zapatos. Todo el otro espacio está dedicado a sostener
percheros, cada pared albergando diferentes categorías de ropa.
Tiene más abrigos, más zapatos, más pantalones y más camisas de las que he visto
en mi vida entera. Cordones y corbatas atadas, cinturones, bufandas, guantes y un
puñado de lazos. Hermosas y ricas telas: mezclas de seda y algodón almidonado,
suave lana y cachemira. Zapatos de vestir y botas de cuero mantecoso brillosas y
pulidas a la perfección. Un chaquetón en un oscuro y quemado tono de naranja,
una gabardina en un azul marino profundo. Un abrigo de invierno de un
impresionante tono ciruela. Me atrevo a correr mis dedos por los diferentes
45
materiales, preguntándome cuántas de estas piezas realmente ha usado.
Estoy impresionada.
Estaba entreteniéndose.
Aaron Warner Anderson, comandante en jefe y regente del sector 45, hijo del
supremo comandante del Restablecimiento.
***
Después de mi sorpresa inicial, soy capaz de localizar fácilmente mi antiguo
armario. Ha sido puesto sin ceremonia en un rincón del cuarto, y casi me lamento
por eso. Se ve fuera de lugar contra el resto del espacio.
Rápidamente revuelvo entre los cajones, agradecida por primera vez de tener cosas
limpias para cambiarme. Warner anticipó todas mis necesidades antes de que
llegara a la base. El armario está lleno de vestidos y camisas y pantalones, pero
también ha sido surtido con calcetines, sostenes y ropa interior. Y aunque sé que
esto debería hacerme sentir incómoda, de alguna manera no lo hace. La ropa
interior es simple y de baja calidad. Básicas de algodón que están exactamente en
el promedio y perfectamente funcional. Él compró estas cosas antes de conocerme,
y saber que no se compraron con ningún nivel de intimidad hace que me sienta
menos consciente de todo.
Agarro una camisa, un par de pantalones de pijama de algodón y todas mis nuevas
ropas interiores, y me deslizo fuera del cuarto. Las luces se apagan inmediatamente
cuando regreso a la habitación, y presiono el botón para cerrar el panel.
46
Miro alrededor de la habitación con ojos nuevos, re-aclimatándome a esta pequeña
y estándar clase de espacio. La habitación de Warner luce casi idéntica a la que
ocupé mientras estaba en la base, y siempre me pregunté por qué. No hay objetos
personales por ningún lado; no hay fotografías ni adornos extraños.
Su habitación no significa nada para él. No es más que un espacio para dormir.
Pero su closet… ese era su estilo, su diseño. Es probablemente el único espacio que
le importa de esta habitación.
48
desesperadamente de respirar, pero el esfuerzo es inútil. Nadie me puede oír.
Nadie sabrá nunca que me estoy muriendo, que hay un agujero en mi pecho
llenándose de sangre y dolor e insoportable agonía y hay tanto de ella, tanta
sangre, caliente y reuniéndose alrededor de mí y no puedo, no puedo, no puedo
respirar…
—No me voy a ir hasta que estés lista —me dice—. No te preocupes. Tómate tu
tiempo.
Cierro los ojos. Siento que mi corazón se ralentiza a un ritmo normal. Mis músculos
se empiezan a relajar, mis manos empiezan a calmar su temblor. Y aunque no estoy
llorando enérgicamente, no puedo evitar que las lágrimas corran por mi cara. Pero
entonces algo en mi cuerpo se rompe, se derrumba desde el interior, y estoy de
repente tan agotada que ya no puedo sostenerme.
—Yo… sí —dice. Incluso en esta tenue luz puedo ver la sorpresa en sus ojos—.
Eventualmente. No suelo ir a la cama tan temprano.
—Oh. —Parpadeo, respirando un poco más fácil ahora—. ¿Qué hora es?
—Quédate.
Me petrifico.
Me tira hacia delante hasta que me acurruco contra su pecho. Sus brazos caen a mi
alrededor con cuidado, como si me dijera que puedo alejarme, que él va a
entender, que es mi elección. Pero me siento tan segura, tan cálida, tan
devastadoramente contenta que parece que no puedo llegar a una sola razón por
la que no debería disfrutar de este momento. Me aprieto más cerca, ocultando mi
rostro en los suaves pliegues de su camisa, y sus brazos se envuelven más a mi
alrededor, su pecho subiendo y bajando. Mis manos se acercan a descansar contra
su estómago, sus duros músculos tensos bajo mi toque. Mi mano izquierda se
desliza alrededor de sus costillas, por su espalda, y Warner se congela, con el
corazón acelerado bajo mi oreja. Mis ojos se cierran justo cuando siento que trata
de inhalar.
—Oh Dios —jadea. Se echa hacia atrás, separándose—. No puedo hacer esto. No
voy a sobrevivir.
—¿Qué?
Él ya está de pie y sólo puedo distinguir lo suficiente de su silueta como para ver
que está temblando.
—Warner…
—Pensé que podría alejarme la última vez —dice—. Pensé que podría dejarte ir y
odiarte por ello, pero no puedo. Debido a que lo haces tan condenadamente difícil
—dice—. Debido a que no juegas limpio. Vas y haces algo como conseguir que te
disparen —dice—, y me arruinas en el proceso.
51 Pero mi mente no deja de correr y mi corazón no deja de golpear y con sólo unas
pocas palabras ha logrado desmantelar mis esfuerzos más concentrados para
olvidar lo que le hice.
No sé qué hacer.
No estoy preparada para esto. Todavía no. Todavía no. No de esta manera. Pero
una oleada de sentimientos, imágenes de sus manos, sus brazos y sus labios se
están precipitando por mi mente y trato pero no puedo alejar los pensamientos, no
puedo ignorar el olor de su piel y la demente familiaridad de su cuerpo. Casi puedo
oír su corazón retumbando en su pecho, puedo ver a su mandíbula tensándose,
puedo sentir el poder silenciosamente contenido dentro de él.
Estoy petrificada.
Porque estar tan cerca de ti está haciéndome cosas. Cosas extrañas y cosas
irracionales y cosas que revolotean en mi pecho y trenzan mis huesos. Quiero un
bolsillo lleno de signos de puntuación para poner fin a los pensamientos que ha
forzado en mi cabeza.
—Oh.
52 Las dos letras y su pequeño sobresaltado sonido de sorpresa salen de mi boca para
buscar refugio en un lugar lejos de aquí. Sigo deseando tener la fuerza para apartar
la mirada de él en momentos como éste. Sigo deseando que mis mejillas no se
sonrojen tan fácilmente. Sigo desperdiciando mis deseos en cosas estúpida, pienso.
—No, no tengo miedo —digo finalmente. Pero realmente necesito que se aleje de
mí. Realmente necesito que me haga ese favor—. Estoy sorprendida.
—Permites que el mundo piense que eres un asesino sin corazón —le digo—. Y no lo
eres.
—¿Así que no te importa —le pregunto—, que la gente te juzgue tan duramente?
—No tengo a nadie a quien impresionar —dice—. Nadie que se preocupe por lo que
me pase. No estoy en el negocio de hacer amigos, amor. Mi trabajo consiste en
dirigir un ejército, y es lo único que se me da bien. Nadie—dice—, estaría orgulloso
de las cosas que he logrado. Mi madre ni siquiera me conoce ya. Mi padre cree que
soy débil y patético. Mis soldados me quieren muerto. El mundo se va al infierno. Y
las conversaciones que tengo contigo son las más largas que he tenido.
—En serio.
—No hagas eso —dice—.No me hagas preguntas de las que ya sabes la respuesta.
Dos veces me he puesto al desnudo para ti y todo lo que obtuve fue una herida de
bala y un corazón roto. No me tortures —dice, mirándome a los ojos de nuevo—. Es
hacer una cosa cruel, incluso para alguien como yo.
—Warner…
Así que tomo una respiración profunda y trato de encontrar las palabras
adecuadas, la manera correcta de explicar que hay temas muchos más grandes,
más graves que enfrentar, pero cuando levanto la mirada veo que Warner todavía
me está mirando, a la espera de una respuesta a una pregunta que, me doy cuenta
ahora, ha estado tratando de reprimir. Algo que seguramente lo ha estado
comiendo.
Y supongo que merece una respuesta. Sobre todo después de lo que le hice.
—No es algo que sepa cómo explicar —le digo—. Él es… No lo sé. —Me fijo en mis
54
manos—.Él fue mi primer amigo. La primera persona que me trató con respeto…
que me amó. —Me quedo quieta un momento—.Él siempre ha sido bastante
amable conmigo.
—Esto es increíble —dice, mirando hacia la puerta, con una mano atrapada en su
pelo—. Esta pregunta me ha estado consumiendo durante los últimos tres días,
tratando desesperadamente de entender por qué te entregarías a mí tan
voluntariamente , sólo para arrancarme el corazón al último momento por un… un
soso, totalmente reemplazable autómata. No dejaba de pensar que tenía que
haber alguna buena razón, algo que pasé por alto, algo que no era capaz de
imaginar.
—Y estaba dispuesto a aceptarlo —dice—. Me obligué a aceptarlo porque me
imaginé que tus razones eran profundas y estaban más allá de mi alcance. Estaba
dispuesto a dejarte ir si habías encontrado algo extraordinario. Alguien quien
pudiera conocerte de una manera que yo nunca sería capaz de comprender.
Porque tú mereces eso —dice—. Me dije a mí mismo que merecías alguien más que
a mí, más que mis miserables ofrendas.—Niega con la cabeza—¿Pero esto? —dice,
horrorizado—. ¿Estas palabras? ¿Esta explicación? ¿Lo elegiste porque es bueno
contigo? ¿Porque te ofreció básica caridad?
Estoy indignada por el permiso que Warner se concedió a sí mismo para juzgar mi
vida… por pensar que había sido generoso por hacerse a un lado. Estrecho mis
ojos, aprieto los puños.
55
Warner asiente, nada impresionado.
—¡Eres increíble! —Me lanzo hacia arriba, luchando por ponerme en pie y
lamentándolo. Tengo que aferrarme a la estructura de la cama para no perder el
equilibrio—. ¡Mi relación con Adam no es asunto tuyo!
—¿Tu relación? —se ríe Warner en voz alta. Se mueve rápidamente para
enfrentarme desde el otro lado de la cama, dejando varios metros entre nosotros—.
¿Qué relación? ¿Siquiera sabe algo sobre ti? ¿Te entiende? ¿Sabe él tus deseos, tus
miedos, la verdad oculta en tu corazón?
—Tú me quieres —dice en voz baja, sus manos se mueven por mi espalda—, y te está
56
matando.
Me echo hacia atrás, alejándome, odiando mi cuerpo por reaccionar ante él, por
desmoronarse así. Mis articulaciones se sienten frágiles, mis piernas han perdido sus
huesos. Necesito oxígeno, necesito un cerebro, necesito encontrar mis pulmones…
—Mereces mucho más que caridad —dice, con el pecho agitado—. Mereces vivir.
Mereces estar viva. —Me mira sin parpadear—.Vuelve a la vida, amor. Estaré aquí
cuando despiertes.
10
Traducido por Doña Truji
Mi cara está enterrada en las almohadas, los brazos abrazando sus contornos
suaves. Parpadeo sin parar, mis soñolientos ojos tomando lo que me rodea,
tratando de recordar dónde estoy. Entorno los ojos ante el brillo del día. Mi cabello
57
cae en mi cara cuando levanto la cabeza para mirar a mí alrededor.
—Buenos días.
Me echo hacia atrás en la cama, mi cabeza casi chocando contra la pared detrás de
mí.
—Crema y azúcar —dice Warner con una sonrisa irónica, sus ojos riendo como si se
tratara de alguna broma privada—. Sí. Aunque me temo que el azúcar es un poco
demasiado dulce para mí. Creo que prefiero la amargura.—Me mira otra vez—. La
58
elección es tuya.
—Desayuno —dice Warner, sus ojos sin revelar nada—. Pensé que tendrías hambre.
—¿Está bien que él esté aquí?—le susurro, a sabiendas de que Delalieu puede
oírme—. ¿Qué sepa que estoy aquí?
Me arrastro sobre la cama para llegar a la taza, y los ojos de Warner siguen mis
movimientos, viajando de mi cara a la forma de mi cuerpo, a las almohadas y las
sábanas arrugadas debajo de mis manos y rodillas. Cuando por fin se encuentra
con mis ojos, mira hacia otro lado con demasiada rapidez, y me entrega la taza sólo
para poner un cuarto entero entre nosotros.
—Bueno, ¿sabe que me voy? —Levanto una ceja, también. Warner se queda
mirando—. Prometiste que me sacarías de la base —le digo—, y espero que Delalieu
esté aquí para ayudarte con eso. Aunque si es demasiado problema, siempre estoy
feliz de tomar la ventana. —Ladeo mi cabeza—. Todo salió bien la última vez.
Warner entorna los ojos hacia mí, sus labios una fina línea. Todavía está mirando
cuando asiente hacia el carrito de desayuno a su lado.
—¿Qué?
—Es la solución más fácil y eficiente —dice Warner—. Eres pequeña y ligera, puedes
doblarte fácilmente en un espacio reducido, y los paneles de tela te mantendrán
fuera de la vista. A menudo trabajo en mi habitación —dice—. Delalieu me trae
bandejas de desayuno de vez en cuando. Nadie va a sospechar algo raro.
—¿Cómo me trajiste hasta aquí en primer lugar? —le pregunto—. ¿Por qué no
podemos simplemente hacer lo mismo?
—¿Qué quieres decir? —Mi cuerpo se apodera de una ansiedad repentina—. ¿Cómo
me metiste aquí?
—No estabas exactamente consiente —dice—. Tuvimos que ser un poco más…
creativos.
—Delalieu.
El viejo voltea hacia el sonido de mi voz, claramente sorprendido de que lo
abordara de manera tan directa.
—¿Sí, señorita?
Delalieu mira a Warner, cuya mirada está ahora firmemente fijada en la pared.
Delalieu me mira y me ofrece una sonrisa de disculpa.
—¿Cómo?
—Te trajimos —dice Warner, ahogando un suspiro—, en una bolsa para cadáveres.
—¿Qué?
Lo miro boquiabierta.
—Fue considerado. —Oigo decir a Delalieu. Lo miro para encontrar que me está
viendo sorprendido, horrorizado por mi comportamiento—. Nuestro comandante
estaba salvando su vida.
Me estremezco.
Y de alguna manera, en este momento por lo menos, estoy agradecida por ello.
61
—Siéntete libre para ducharte y cambiarte —me dice Warner—. Dejé algo de ropa
para ti en el cuarto de baño…sin vestidos —dice él, luchando contra una sonrisa—.
Vamos a esperar aquí. Delalieu y yo tenemos algunas cosas que discutir.
Asiento con la cabeza, desenredándome de las sábanas y tropezando con mis pies.
Tiro del dobladillo de mi camiseta, consciente de mí misma de repente, sintiéndome
arrugada y desaliñada delante de estos dos militares.
62
Me visto rápidamente, agarrando la ropa doblada que Warner dejó en un estante
para mí. Pantalones vaqueros oscuros y un suave suéter azul marino. Calcetines y
ropa interior frescos. Un par nuevo de zapatos tenis.
—Va a estar bien. Sólo asegúrate de que nuestras tropas no estén patrullando esa
zona. Sólo debemos desaparecer por algunas horas como máximo.
—Sí, señor.
Silencio.
Luego.
63 Salgo del baño lentamente con la cara enrojecida por el calor de la ducha y la
vergüenza de ser atrapada en un acto tan juvenil. De repente no tengo ni idea de
qué hacer con mis manos.
No.
No, no lo estoy.
Sin embargo.
Ser transportada a través del Sector 45 era mucho más fácil de lo que esperaba.
Nadie nos notó y el espacio vacío debajo del carrito en realidad era lo
suficientemente amplio como para que me sentara cómodamente.
65 Es recién cuando Delalieu abre uno de los paneles de tela que me doy cuenta de
dónde estamos. Echo un vistazo rápidamente alrededor, haciendo un inventario de
los tanques militares estacionados en este vasto espacio.
—Rápido —susurra Delalieu. Hace un gesto hacia el tanque aparcado más cerca de
nosotros. Observo mientras la puerta se abre de un empujón desde el interior—.
Rápido, señorita. Usted no puede ser vista.
Me apresuro.
Salto desde debajo del carro hacia la puerta abierta del tanque, trepando al
asiento. La puerta se cierra detrás de mí, y me vuelvo hacia atrás para ver a Delalieu
mirando con los ojos llorosos por la preocupación. El tanque comienza a moverse.
—Por supuesto.
—Pero tu padre dijo que no podías recordar nada sobre Punto Omega.
—Hey… ¿cómo siquiera saliste de allí?—le pregunto—. ¿Cómo pasaste a los guardias?
Se encoge de hombros.
66 Lo miro boquiabierta.
—Mucho.
—Pero, ¿cómo encontraste la salida? —pregunto—. Pasaste los guardias, bien. Pero
ese lugar es como un laberinto… no pude orientarme, incluso después de que
había estado viviendo allí durante un mes.
—Ya te lo dije —dice—. Fue extrañamente lujoso ser confinado así. Tuve la
oportunidad de recuperar semanas de sueño. No tuve que trabajar o hacer frente
a cualquier problema militar. Pero la respuesta más obvia —dice exhalando—, es
que me quedé porque tuve la oportunidad de verte todos los días.
—Oh.
—Si vas a sobrevivir —me dice—. Nunca puedes ser indiferente a tu entorno. No
puedes depender de otros para que cuiden de ti. No puedes suponer que alguien
67
más va a hacer las cosas bien.
—No te importaba —dice—. Estuviste allí, bajo tierra durante más de un mes,
agrupada con estos sobrenaturalmente inclinados rebeldes soltando grandes y
nobles ideales de salvar el mundo, y dices que ni siquiera podías orientarte. Es
porque no te importaba —dice—.Tú no querías participar. De haber sido así, habrías
tomado la iniciativa de aprender tanto como sea posible acerca de tu nueva casa.
Habrías estado fuera de ti por la emoción. En cambio fuiste apática. Indiferente.
—No.
—Sí —dice—. Es exactamente así de simple. Todo lo demás es sólo una broma para
ellos. Los libros, los artefactos, los idiomas. Ellos sólo quieren asustar a la gente para
mantenerlos sumisos y despojarlos de su individualidad… para conducirlos a una
sola mentalidad que no tiene propósito más que para ellos. Es por eso que pueden
y van a destruir a todos los movimientos rebeldes. Y este es un hecho que tus
amigos no entendieron totalmente. Y ahora—dice—, han sufrido por su ignorancia.
Detiene el tanque.
68 Apaga el motor.
Desbloquea mi puerta.
Esto es todo.
El vacío y estéril tramo de tierra que había llegado a reconocer como el área
alrededor de Punto Omega, la tierra que, Castillo nos dijo, estuvo una vez
exuberante de verdor y vegetación. Dijo que había sido el escondite ideal para
Punto Omega. Pero esto fue antes que las cosas empezaran a cambiar. Antes de
que el clima lo deformara y las plantas lucharan por florecer. Ahora es un
cementerio. Árboles esqueléticos y vientos huracanados, una fina capa de nieve
espolvoreada sobre la fría, apisonada tierra.
Miro hacia atrás para encontrar que Warner me está mirando. Sostiene un par de
guantes.
Tomo los guantes y tiro de ellos alrededor de mis dedos congelados y me pregunto
por qué no he despertado aún, por qué nadie se ha acercado a decirme que está
70
bien, que es sólo un mal sueño, que todo va a estar bien.
Punto Omega.
Desaparecido.
Completamente destruido.
—JULIETTE, AGÁCHATE
14
Traducido por mara.r
71
me habla al oído.
Mi cuerpo se congela.
Oigo pasos acercándose, haciendo crujirla nieve, el hielo y la basura. Warner afloja
su agarre de mi alrededor y me doy cuenta que está tratando de alcanzar su
pistola.
—Ya vuelvo.
Está parado en su lugar, confundido y explorando la zona, y estoy tan feliz de verlo
que no puedo preocuparme por Warner al mismo tiempo. Estoy casi a punto de
llorar. Chillo el nombre de Kenji.
Corre, cerrando la brecha entre nosotros y me rodea en un abrazo tan feroz que
72
casi corta mi circulación.
—Santa mierda, es bueno verte—dice sin aliento, apretándome con más fuerza.
Me aferro a él, tan aliviada, tan aturdida. Cierro los ojos con fuerza, incapaz de
detener las lágrimas.
Kenji se aleja para mirarme a los ojos, su rostro luminoso, con dolor y alegría.
—Sí… escucha, Warner me trajo aquí —-le digo, tratando de hablar con calma, con la
esperanza de enfriar la ira en sus ojos—. Pero no está tratando de pelear. Cuando
me dijo sobre lo que pasó con Punto Omega, no le creí, así que le pedí que me
mostrara una prueba…
—¿Enserio?—dice Kenji, sus ojos parpadeando con un grado de odio que nunca he
visto en él antes—. ¿Vino a enseñarte lo que ellos hicieron? ¡Para enseñarte cómo él
ASESINÓ a mucha gente! —Kenji se aleja de mí, temblando de furia—. ¿Te ha
contado cuántos niños estaban ahí? ¿Te ha contado cuántos de nuestros hombres
y mujeres murieron por su culpa? —Se detiene, agitado—. ¿Te dijo eso? —
preguntado nuevo, gritando en el aire—. ¡SAL DE TU ESCONDITE, BASTARDO
ENFERMO!
—Kenji, no…
Pero Kenji ya se ha ido, saliendo como una flecha con tanta rapidez que ahora es
sólo un punto en la distancia. Sé que él está buscando en el gran espacio un
destello de Warner y tengo que hacer algo, tengo que detener opero no sé cómo…
—No te muevas.
Los susurros de Warner están en mi oído, sus manos firmemente plantadas en mis
hombros. Trato de darme la vuelta y él me mantiene en mi lugar.
73
—Dije que no te muevas.
—¿Qué? —Estiro el cuello para dar un vistazo detrás de mí, pero mi cabeza golpea
contra la barbilla de Warner. Su invisible barbilla.
—Mira hacia el frente —susurra—.No nos hará ningún bien que seas atrapada
hablando con gente invisible.
—Me he sentido diferente desde que hicimos el experimento con tu poder. Ahora
que sé exactamente lo que se siente apoderarse de otra habilidad, estoy más cerca
de reconocerlo. Como ahora mismo—dice—. Siento como si pudiera literalmente
acercarme y apoderarme de tu energía. Fue tan simple con Kenji —dice—. Estaba de
pie justo allí. Mi instinto de supervivencia se hizo cargo.
Y a pesar de que este es un terrible momento para pensar en estas cosas, no puedo
hacer otra cosa que entrar en pánico. Que Warner pueda proyectar con tanta
facilidad sus poderes. Sin entrenamiento. Sin práctica.
—Sí —dice—. Ha sido bastante increíble tenerte conmigo. Por muchas razones. —Sus
manos dejan mis hombros—. Me preocupaba que pudiera ser capaz de hacerte
daño con tu propio poder. No estaba seguro de que podría absorberlo sin
accidentalmente usarlo en tu contra. Pero parece que se anulan entre sí —dice—
.Una vez que lo extraigo de ti, no puedo más que devolverlo.
No estoy respirando.
—Vamos —dijo Warner—. Kenji está saliendo de mi rango y no voy a ser capaz de
conservar su energía durante mucho más tiempo. Tenemos que salir de aquí.
—¿Qué?
—Vete —le digo—. Tienes que ir a los compuestos, tienes cosas de las qué
preocuparte. Deberías irte. Pero yo tengo que quedarme. Tengo que saber qué ha
pasado con todos los demás, y tengo que actuara partir de ahí.
—Me estás pidiendo que te deje aquí —dice, sin molestarse en ocultar su shock—.
Indefinidamente.
—Sí—le digo—. No voy a irme hasta que consiga algunas respuestas. Y tienes razón.
—¿Qué?
—No sólo tiene que ser un tú y yo—le digo—. Dijiste que me querías ayudar a matar
a tu padre y a destruir el Restablecimiento, ¿no?
—Aceptas mi oferta.
—Sí.
—Pero necesito saber quién más está aún con vida —insisto—. Y como grupo
podemos trabajar juntos. Vamos a ser más fuertes de esa forma, todos estaríamos
luchando por el mismo objetivo…
—No.
—Me tengo que ir —dice, girándome—. Kenji ya casi está aquí. —Empuja un objeto
sólido de plástico en mi mano—. Activa este localizador —dice—,cuando estés lista.
Mantenlo contigo y sabré dónde encontrarte.
—Pero…
—Tienes cuatro horas —dice—. Si no sé nada de ti antes, voy a suponer que estás en
algún tipo de peligro y vendré a encontrarte. —Aún está sosteniendo mi mano, el
76
localizador todavía presionado contra mi palma. Es el más loco sentimiento, ser
tocada por alguien que no puedes ver—. ¿Entiendes?
Niego con la cabeza mientras estiro mis manos, agarrando sus brazos en un
intento de enfocar sus ojos.
No Adam.
No Adam.
Realmente no le creí a Warner. No creía que podría ser tan malo. Pero ahora, al ver
la verdad, y oír la agonía de Kenji… la realidad de todo lo que ha sucedido me está
golpeando tan fuerte que siento como que estoy cayendo en mi propia tumba.
Mis rodillas han tocado el suelo.
—Por favor —estoy diciendo—, por favor, dime que hay otros…Adam tiene que estar
vivo…
—Esta fue toda mi vida —dice, mirando hacia el cráter que solía ser Punto Omega—.
El único lugar… todas esas personas —se ahoga—. Ellos eran mi familia. Mi única
familia…
—Kenji, por favor… —Trato de sacudirlo. Necesito sacarle todo ese dolor antes de
que sucumba yo también. Necesitamos salir de la vista de todos y recién ahora
estoy comenzando a darme cuenta que a Kenji no le importa. Él quiere ponerse en
peligro. Él quiere pelear. Quiere morir.
Alguien tiene que tomar el control de esta situación en este momento y en este
momento yo podría ser la única capaz.
Y luego, sin más, me acuerdo de que soy todo un infierno mucho más fuerte de lo
que Kenji nunca será. Casi sonrío.
Cierro los ojos y me concentro, tratando de recordar todo lo que Kenji me enseñó,
todo lo que he aprendido acerca de cómo controlar mi fuerza, la forma de acceder
a la misma cuando la necesito. Pasé tantos años embotellando todo y en
encerrando que me toma un tiempo recodar que está allí, esperando a que la
aproveche. Pero en el momento en el que le doy la bienvenida, la siento
precipitarse en mí. Es un poder crudo tan potente que me hace sentir invencible.
Y luego, sin más, tiro de Kenji hacia arriba y lo lanzo encima de mi hombro.
Yo.
Yo hago eso.
Kenji, por supuesto, da rienda suelta a una serie de improperios más viles que he
oído nunca. Él me está dando patadas, pero casi no puedo sentirlas; mis brazos se
envuelven holgadamente a su alrededor, mi fuerza cuidadosamente controlada
para no aplastarlo. Está enfadado, pero al menos está maldiciendo de nuevo. Eso
es algo que reconozco.
—Hey, um, siento que te moleste, pero estoy buscando a una amiga mía —dice—.
79
¿La has visto? Ella es una cosa pequeña, llora mucho, pasa demasiado tiempo con
sus sentimientos.
—Cállate, Kenji.
—¿Cómo es la vista desde ahí abajo? —Estoy de pie encima de su cuerpo extendido,
con los brazos cruzados sobre el pecho.
—Te odio.
—Levántate, por favor.
Pongo los ojos en blanco. Miro en la distancia. Nada ni nadie a la vista, hasta el
momento.
—No lo hice.
—Oh, está bien —dice—. Porque eso tiene sentido. Porque echar a un hombre ya
crecido sobre tus hombros es tan malditamente fácil. Esa mierda sólo viene
naturalmente para ti.—Me encojo de hombros. Kenji deja escapar un bajo silbido—.
Arrogante como el infierno, también.
—Sí. —Hago sombra a mis ojos contra la fría luz del sol—. Creo que pasar todo ese
tiempo contigo realmente me jodió.
—Ohhh-ho —dice, aplaudiendo, nada divertido—. Ponte de pie, princesa. Eres una
80
comediante.
—¿A dónde vamos? —le pregunto de nuevo. Empiezo a caminar sin rumbo—.
Realmente necesito saber hacia dónde nos dirigimos.
—¿Pudimos?
—Todo el mundo está muerto —dice Kenji, sus rasgos oscureciéndose de nuevo—.
Había más de cien personas en Punto Omega. Hay sólo nueve de nosotros.
81
16
Traducido por eyeOc y val_277
Kenji deja escapar un largo suspiro, pasando ambas manos por su cabello mientras
—¿Quieres sólo una lista? —pregunta—. ¿O quieres saber cómo pasó todo?
Asiente. Mira hacia abajo, pisa fuerte un montón de nieve. Toma mi mano otra vez,
y comenzamos a caminar, dos chicos invisibles en el medio de la nada.
Duda.
—Adam y yo nos dimos cuenta que habías desaparecido bastante rápido, pero para
el momento que peleamos nuestro camino de vuelta al frente, era demasiado
tarde. Estábamos a unos seis metros, y sólo pudimos verlos acarreándote hacia el
tanque. —Niega con la cabeza—. No podíamos sólo correr detrás de ti —dice—,
estábamos tratando de que no nos dispararan.
Su voz se vuelve más profunda, más sombría mientras cuenta la historia.
—Así que decidimos tomar una ruta alternativa, evitando todas las calles
principales, para tratar de seguirte de vuelta a la base, porque ahí fue donde
creíamos que eras llevada. Pero justo cuando llegábamos, nos topamos con
Castillo, Lily y Alia, quienes estaban saliendo. Se las arreglaron para completar su
propia misión con éxito, irrumpieron en el Sector 45 y sacaron a Winston y
Brendan. Esos dos estaban casi muertos cuando Castillo los encontró —dice Kenji
en voz baja.
—Y después Castillo nos dijo lo que escucharon mientras estaban en la base… que
las tropas se estaban movilizando para un ataque aéreo a Punto Omega. Iban a
tirar bombas al área entera, esperando que si golpeaban con la fuerza suficiente,
todo bajo suelo colapsaría por su cuenta. Adentro no habría escape para nadie, y
todo lo que construimos estaría destrozado.
84
—¿Qué te pasó, princesa? Te ves diferente.
—Diferente de buena manera —dice—. Como si fuera que finalmente te pusiste tus
pantalones de chica grande. —Me rio en voz alta—. Estoy hablando en serio —dice.
—Sí —dice Kenji—. Sí, supongo que lo es. —Duda—. Así que… ¿Me vas a decir qué
pasó? Porque la última vez que te vi, estabas siendo metida en la parte trasera de
un tanque del ejército, y esta mañana apareces toda frescamente bañada, con
zapatillas blancas y brillantes y caminando alrededor de Warner —dice, soltando mi
hombro y tomando mi mano otra vez—. Y no se necesita ser un genio para darse
cuenta de que esta mierda no tiene sentido.
—¿Qué?
—Lo recuerdo muy bien —dudo—. Morir. Es la cosa más dolorosa que alguna vez he
experimentado. No podía gritar porque mis pulmones estaban desgarrados o
85
llenos de sangre. No lo sé. Sólo tenía que quedarme tirada ahí, tratando de respirar,
deseando caer muerta lo más antes posible. Y todo el tiempo —dije—, durante todo
el tiempo me mantuve pensando en cómo pasé mi vida entera siendo una
cobarde, y cómo me llevó a ninguna parte. Y sabía que si tenía la oportunidad de
hacerlo otra vez, lo haría diferente. Me prometí a mí misma que finalmente dejaría
de tener miedo.
—Sí, eso es súper alentador —dice Kenji—, ¿pero cómo en el infierno sobreviviste? —
demanda—. Deberías de estar muerta en este momento.
—Oh. —Me aclaro un poco la garganta—. Sí, umm, Warner salvó mi vida.
Trato de no reírme.
—Estoy hablando en serio —digo, tomando un minuto para explicar cómo las chicas
estaban ahí y cómo Warner usó su poder para salvarme. Cómo Anderson me dejó
para morir y cómo Warner me llevó de vuelta a la base con él, me escondió, y
ayudó a recuperarme—. Y por cierto —le digo a Kenji—, Sonya y Sara están
definitivamente vivas. Anderson las llevó de vuelta a la capital con él, las quiere
forzar para que sean sus propias sanadoras personales. Probablemente las tiene
arreglando su pierna.
—Está bien, sabes qué, —Kenji deja de caminar, toma mis hombros—, necesitas
retroceder, está bien, porque estás dejando caer un montón de información sobre
mí a la vez, y necesito que comiences desde el principio, y necesito que me digas
todo, —dice, su voz elevándose un poco—. ¿Qué demonios está pasando? ¿Las
chicas aún están vivas? ¿Y a qué te refieres con que Warner transfirió su poder
hacia ti? ¿Cómo demonios es eso posible?
Finalmente le digo las cosas que siempre he querido confesar. Le digo la verdad
sobre la habilidad de Warner y la verdad de cómo Kenji fue lesionado afuera del
comedor esa noche. Le digo cómo Warner no tenía idea de lo que era capaz de
hacer, y cómo lo dejé practicar conmigo en el túnel mientras todos estaban en el
área médica. Cómo juntos atravesamos el piso.
—Santa mierda —susurra Kenji—. Así que ese imbécil trató de matarme.
—Espera —me interrumpe Kenji—. ¿Qué quieres decir con que él sabía cómo
Warner se sentía por ti? Todos sabíamos cómo Warner se sentía por ti. Quería
usarte como un arma —dice Kenji—. Eso no debería haber sido una revelación.
Pensé que su padre estaba feliz por eso.
Me pongo rígida.
Olvidé que esa parte todavía era un secreto. Que nunca había revelado la verdad
sobre mi conexión con Warner. Porque aunque Adam podría haber sospechado
que Warner tenía más que un interés profesional en mí, yo nunca había contado a
nadie sobre mis momentos íntimos con Warner. O alguna de las cosas que él me
dijo.
Me balanceo.
—Juliette…
87 —Guau.
—Kenji, yo…
—Esto es muuuy raro. Porque siempre pensé que Warner estaba loco, ¿sabes? —
Kenji se ríe—. Pero ahora, quiero decir, ahora no hay duda.
Kenji se ríe de nuevo, medio divertido, medio aturdido por la incredulidad. Toma
una respiración profunda.
—Entonces, bien, espera, así que, ¿cómo sabes que está enamorado de ti?
—Quiero decir, como que, ¿te llevó a una cita o algo? ¿Te compró chocolates y
escribió poesía de mierda? Warner no parece exactamente como del tipo cariñoso,
si sabes a lo que quiero decir.
—Oh. —Me muerdo el interior de mi mejilla—. No, no fue nada como eso.
—¿Entonces?
—No, él no lo hizo. —No sé cómo responder a eso—. ¿Él realmente dijo esas
palabras? ¿En tu cara? ¿Cómo, directamente en tu cara?
—Sí.
—Entonces… entonces… entonces, espera, así que él dice que te ama… y ¿tú dijiste?
¿Qué? —demanda Kenji, atónito—. ¿Gracias?
88
intenso —le digo, y estoy abrumada por una avalancha de recuerdos, mis
emociones colisionan en un revoltijo de locura.
Hermanos.
Hermanos que se odian entre sí. Hermanos que quieren matarse entre sí. Y estoy
atrapada en el medio. Buen Dios, qué ha pasado con mi vida.
—Lo sé.
—Así que, de acuerdo, ¿estás diciéndome que Warner salvó tu vida? ¿Que
realmente le rogó a las chicas que lo ayudaran a sanarte? ¿Y que entonces te
escondió en su cuarto, y te cuidó? ¿Te alimentó y dio ropa y mierda y te dejó
dormir en su cama?
—Sí.
89
—Sí. Está bien. Realmente se me hace muy difícil creer eso.
—Guau, espera, ¿estás defendiéndolo? —La voz de Kenji está rodeada de sorpresa—.
Estamos hablando del mismo tipo que te encerró y trató de hacerte su esclava
militar, ¿no?
Estoy negando con la cabeza, deseando poder tratar de explicarle todo lo que
Warner me ha dicho sin sonar como una ingenua y crédula idiota.
—No estoy tratando de discutir contigo, ¿de acuerdo? No espero que lo entiendas…
—¿Entender qué?
—Te das cuenta de que no me has hecho ni una sola pregunta sobre él, ¿no? —Una
pausa—. Quiero decir, te acabo de contar la saga entera de toda la mierda que nos
pasó y estás como “Oh, bien, genial historia, hermano, gracias por compartirla”. No
te asustaste ni preguntaste si Adam fue herido. No me preguntaste qué pasó con él
90 o incluso cómo lo está pasando en estos momentos, sobre todo viendo cómo él
piensa que estás muerta y todo.
—No soy idiota, Kenji. Tengo razones para las cosas que digo.
—Sí, y tal vez sólo estoy diciendo que no tienes idea de lo que estás diciendo.
—Oh, Dios mío —dice Kenji, a nadie en particular—. Creo que esta chica quiere
conseguir que le pateen su trasero.
—Ohhhhhh, ¿así qué me estás amenazando ahora? ¿La pequeña llorona, sabe
cómo hacer amenazas ahora?
—Cállate, Kenji.
91 —¿Cuánto más lejos tenemos que ir? —pregunto demasiado alto, irritada y tratando
de cambiar de tema.
Luego
—Así que... ¿por qué caminar hasta aquí? —pregunto—. ¿No dijiste que tenían un
tanque?
Por supuesto.
92
17
Traducido por Jane Kent
93
siente como que esto no puede estar pasando. Pero debe estar sucediendo. Tiene
que estarlo.
—Ellos arruinaron la puerta cuando nos estaban buscando aquella primera vez —
está diciendo Kenji—, así que la puerta está bastante atascada. Habíamos estado
apilando un montón de muebles en contra de ella para mantenerla cerrada, de
otra manera, queda atascada, así que... sí, podría tomarles un tiempo en abrirla.
Pero aparte de eso, este pequeño lugar ha sido bueno para nosotros. Kent sigue
teniendo un montón de comida almacenada y todas las cañerías todavía funcionan
porque él había pagado casi todo hasta el final del año. En definitiva, tenemos
mucha suerte.
Estoy asintiendo, con demasiado miedo de abrir mi boca. Ese café de esta mañana
de repente no se siente tan bien en mi estómago y estoy nerviosa de la cabeza a
los pies.
Adam.
Y luego se abre. Muy lentamente. Estoy agarrando mis manos para mantenerme
estable.
Mirándome boquiabierto.
94
—Santa mierda —dice él. Se quita sus gafas, me doy cuenta que han sido pegadas
con cinta adhesiva, y parpadea hacia mí. Su cara está magullada y maltratada, su
labio inferior está hinchado, abierto. Su mano izquierda está vendada, la gaza está
envuelta varias veces alrededor de la palma de su mano.
Winston agarra parte de la camisa de Kenji y le tira hacia delante, con los ojos
todavía centrados en mí.
—¿Estoy alucinando otra vez? —pregunta—. Porque voy a estar muy molesto si
estoy alucinando otra vez. Maldición —dice él, sin esperar a que Kenji responda—.
Si hubiera tenido alguna idea de que sería un asco tener una conmoción cerebral,
me habría disparado yo mismo en la cara cuando tuve la oportunidad...
—No estás alucinando —le interrumpe Kenji con una risa—. Ahora, déjanos entrar.
Winston sigue parpadeando hacia mí, sus ojos bien abiertos mientras se aleja,
dándonos espacio para entrar. Pero al momento de pasar por el umbral estoy
inmersa en otro mundo, un conjunto de diferentes recuerdos. Esta es la casa de
Adam. El primer lugar en el cual encontré asilo. El primer lugar en el cual me sentí
segura.
Y ahora está llena de gente, el espacio demasiado pequeño para albergar a tantos
cuerpos. Castillo, Brendan, Lily, Ian, Alia, James, están todos congelados. Todos
ellos me están viendo con incredulidad. Y estoy a punto de decir algo, a punto de
encontrar algo aceptable que decir a mi grupo de maltratados y destrozados
amigos cuando Adam sale del pequeño cuarto que sé que solía pertenecer a
James. Él está agarrando algo en sus manos, distraído, sin darse cuenta del abrupto
cambio en la atmósfera.
Sus labios se separan como para decir algo y lo que sea que él estuviera agarrando
golpea el piso, rompiéndose en varios sonidos que hace que todo el mundo vuelva
a la vida.
Adam me está mirando, sus ojos fijos en mi rostro, su pecho agitado, su rostro
luchando con muchas emociones. Él luce mitad aterrorizado, mitad esperanzado.
95 Y aunque me doy cuenta que debería ser la primera en hablar, no tengo idea de
qué decir.
Pero luego ahí está él, justo en frente de mí, sus manos examinando mi cuerpo
como si quisiera asegurarse de que soy real, que sigo intacta. Él está estudiando mi
rostro, mis rasgos, sus dedos enredándose en mi cabello. Y entonces, de repente
parece aceptar que no soy un fantasma ni una pesadilla y me arrastra contra sí tan
rápidamente que no puedo hacer otra cosa que jadear en respuesta.
—Juliette. —Suspira.
Su corazón está latiendo fuerte contra mi oído, sus brazos apretados a mí alrededor
y yo me derrito en su abrazo, disfrutando de la cálida comodidad, la familiaridad de
su cuerpo, su olor, su piel. Mis manos llegan a él, se deslizan por su espalda y lo
aprieto fuerte, y no me doy cuenta que lágrimas silenciosas han caído por mi rostro
hasta que él retrocede para mirarme a los ojos. Él me dice que no llore, me dice que
está bien, que todo va a estar bien y yo sé que todo es una mentira pero sigue
sintiéndose tan bien escucharlo.
—No puedo creer que estés realmente aquí —dice él, su voz rompiéndose—. No
puedo creer que esto realmente esté pasando…
96
—Hey, ¿chicos? Su escena de pasión está dándoles repulsión a los más pequeños.
—¿No te molesta lo que está pasando aquí? —Él hace un gesto casual hacia
nosotros.
—Tienes un buen punto —dice finalmente Kenji—. Tal vez deberías conseguirme
una dama en este sector de mierda. Estoy bien con cualquiera en la edad entre
dieciocho y treinta y cinco. —Señala a James—. Así que, qué te parece si te pones a
eso, gracias.
James parece tomar el desafío un poco demasiado serio. Él asiente varias veces.
—Está bien —dice él—. ¿Qué te parece Alia? ¿O Lily? —Inmediatamente dice
apuntando a las únicas otras chicas en la habitación.
—Sí. No, gracias, niño. Estas dos son como mis hermanas.
—Qué blando… —le dice Lilly a Kenji y me doy cuenta que es la primera vez que
realmente la he escuchado hablar—. Apuesto a que te ganas a todas las mujeres
elegibles diciéndoles que son como hermanas para ti. Apuesto a que las damas
están haciendo fila para saltar a la cama con tu estupidez.
97 —Ya ves con lo que tengo lidiar —le dice Kenji—. No hay amor para Kenji. Yo doy y
doy y doy y no consigo nada de regreso. Necesito una mujer que aprecie todo
esto—dice él, señalando la longitud de su cuerpo. Él claramente está exagerando
de más, esperando entretener a James con su ridiculez y su esfuerzo es apreciado.
Kenji es probablemente la única oportunidad de alivio cómico en este reducido
espacio y me hace preguntar si ese es el por qué él sale por su cuenta todos los
días. Tal vez él necesita tiempo de afligirse en silencio, en un lugar donde nadie
espere que él sea el divertido.
Pero de todas las cosas que podría estar sintiendo ahora mismo, la culpa me golpea
más duro.
Todo el mundo en esta habitación está llevando cargas pesadas. Breves momentos
de ligereza perforan el pesimismo general que envuelve este espacio, pero tan
pronto las bromas se calman, el dolor se desliza de nuevo a su lugar. Y aunque sé
que debería llorar las pérdidas de esas vidas, no sé cómo. Ellos fueron todos unos
extraños para mí. Yo sólo estaba empezando a desarrollar una relación con Sonya y
Sara.
Pero cuando veo alrededor, me doy cuenta que sólo yo me siento así. Veo las
líneas de la pérdida plegadas en los rostros de mis amigos. Veo la tristeza enterrada
en sus ropas, en lo alto de sus cejas fruncidas. Y algo en la parte de atrás de mi
mente me está regañando, decepcionado de mí, diciéndome que debería ser una
de ellos, que debería estar tan derrotada como ellos lo están.
Pero no lo estoy.
Por muchos años viví en constante terror de mí misma. La duda se había casado
con mi miedo y mudado a mi mente, donde construyó Castillos, gobernó reinos y
98
rigió sobre mí, sometiendo mi voluntad a sus susurros hasta que fui sólo un peón,
demasiado aterrorizada como para desobedecer, demasiado aterrorizada como
para estar en desacuerdo.
Estoy enojada por nuestras pérdidas. Estoy horrorizada. Pero también estoy ansiosa
e inquieta. Sara y Sonya siguen vivas, viviendo a la misericordia de Anderson. Ellas
siguen necesitando nuestra ayuda. Así que no sé cómo estar triste cuando todo lo
que siento es una determinación implacable de hacer algo.
99
todo el mundo necesita escuchar.
—Kenji, ¿qué…?
—Es bueno verte de nuevo —dice ella—. Y gracias por no estar muerta. Apesta ser la
única chica por aquí. —La cabeza rubia de Alia aparece por sólo un segundo antes
100
de retirarse más profundamente en la esquina—. Lo siento —dice Lily, luciendo sólo
un poco arrepentida—. Quiero decir, la única chica que habla por aquí. Por favor,
dime que hablas —me dice a mí.
—Oh, ella habla —dice Kenji, disparándome una mirada—. Maldice como un
marinero, también.
Winston apunta hacia mi cara. Sus ojos estás un poco desenfocados y él tiene que
parpadear varias veces antes de decir:
—Es muy bueno verte de nuevo —está diciendo Brendan, su acento británico
siempre sorprendiéndome—. Disculpa que no podamos estar un poco más
aceptables.
101
recuerdo como uno de los cuatro chicos que fueron secuestrados por los hombres
de Anderson. Él, Winston, Brendan y otro chico llamado Emory.
Trago, con fuerza, ofreciéndole a Ian lo que espero sea una gran sonrisa.
Él no me la devuelve.
—¿Cómo es que sigues con vida? —demanda, sin preámbulos—. No te ves como si
alguien hubiera sacado la mierda fuera de ti, así que, quiero decir, sin ofensas, pero
no te creo.
—Vamos a llegar a esa parte —dice Kenji, interrumpiendo a Adam justo cuando
empieza a protestar en mi nombre—. Ella tiene una sólida explicación, lo prometo.
Yo ya conozco todos los detalles.—Él le lanza a Ian una mirada cortante, pero Ian
no parece notarla. Él sigue observándome, una ceja levantada como si fuera un
desafío.
James me mira, sus ojos azules brillan debajo de su cabello rubio arenoso. Él se
encoge de hombros.
James asiente.
Kenji sonríe.
—¿Qué pasa con Ca…? —Empiezo a decir, pero me detengo en seco por el
parpadeo de alarma que entra y sale de los rasgos de Kenji.
Los ojos de Castillo están desenfocados, sus cejas fruncidas como si él estuviera
atrapado en una infinitamente frustrante conversación consigo mismo; sus manos
están unidas en su regazo. Su cabello se ha liberado de su siempre perfecta cola de
caballo en la nuca y sus rastas se han deslizado por su cara, cayendo sobre sus ojos.
Está sin afeitar y parece como si hubiera sido arrastrado por el lodo; como si se
hubiera sentado en esa silla desde el momento en que entró y no se hubiera
parado desde ese día.
Y me doy cuenta que de nuestro grupo, Castillo ha sido el más afectado.
Punto Omega era su vida. Sus sueños estaban en cada ladrillo, en cada eco de ese
lugar. Y en una noche, él perdió todo. Sus esperanzas, su visión del futuro, toda la
comunidad que él se esforzó en construir. Su única familia.
Desapareció.
—Él realmente la ha estado pasando mal —me susurra Adam y me sobresalto por su
presencia, sin darme cuenta de que él estaba parado a mi lado de nuevo—. Castillo
ha estado así por un tiempo.
Mi corazón se rompe.
Trato de encontrar los ojos de Kenji, trato de disculparme sin palabras, para decirle
que entiendo. Pero Kenji no me mira. Le toma un momento volver a recomponerse
y sólo entonces ahora me golpea lo difícil que debe ser todo esto para él. No es
sólo Punto Omega. No es sólo a todos los que él perdió, tampoco todo el trabajo
que ha sido destruido.
103 Es Castillo.
Castillo, el cual ha sido como un padre para Kenji, su confidente más cercano, su
amigo más querido.
Mi corazón se siente abrumado por la profundidad del dolor de Kenji; deseo tanto
poder hacer algo para ayudar. Para arreglar las cosas. Y en ese momento me
prometo que lo haré.
—Está bien.—Kenji aplaude y asiente varias veces antes de tomar una respiración
forzada—. ¿Está todo el mundo cálido y cómo? ¿Bien? Bien.—Asiente de nuevo—.
Ahora déjenme contarle la historia de cómo nuestra amiga Juliette fue disparada
en el pecho.
19
Traducido por Fer_rdn &Jhos
Kenji acaba de terminar de darles cada detalle que compartí con él, teniendo
cuidado en dejar de lado todas las partes sobre Warner diciéndome que me ama, y
yo estoy silenciosamente agradecida. A pesar de que le dije a Adam que él y yo no
104
deberíamos estar más juntos, todo entre nosotros aún está tan crudo y sin resolver.
He tratado de seguir adelante, distanciarme de él, porque quería protegerlo, pero
he tenido que llorar la pérdida de Adam de tantas distintas maneras, que ahora ya
no estoy segura de cómo me siento siquiera.
Hay tantas cosas de las que Adam y yo tenemos que hablar, y simplemente no
quiero que Warner sea una de ellas. Warner siempre ha sido un tema tenso entre
nosotros, sobre todo ahora que Adam sabe que son hermanos, y no estoy de
humor para discutir, sobre todo, no en mi primer día de regreso.
—Amiga, olvídalo —la interrumpe Ian—. ¿Qué vamos a hacer con el hecho de que
Warner puede robar nuestros poderes y esa mierda?
—Tú no tienes ningún poder —le responde Winston—. Así que no tienes nada de
qué preocuparte.
—¿… peligroso?
105
—… bien, pero eso no es…
—Esperen —interrumpe Adam a todos—. ¿Dónde diablos está él ahora? —Se vuelve
hacia mí, mirándome a los ojos—. Dijiste que Warner te trajo hasta aquí para
mostrarte lo qué le sucedió al Punto Omega, pero entonces al minuto que Kenji
hace acto de presencia, él sólo desaparece. —Una pausa—. ¿Cierto?
—Entonces… ¿qué? —dice—. ¿Se acabó? ¿Sólo se marchó? —Adam gira alrededor,
mira a todos—. ¡Chicos, él sabe que al menos uno de nosotros todavía vive!
Probablemente ha ido a conseguir refuerzos para encontrar una manera de acabar
con el resto de nosotros… —Se detiene, niega con la cabeza, con fuerza—. Mierda —
dice en voz baja—. MIERDA.
Tomo una bocanada de aire. Necesito recordar lo poco que saben de Warner, lo
poco que han escuchado desde su punto de vista, tengo que recordarme a mí
misma que solía pensar así de él hace apenas unos días.
106
La sala estalla en más argumentos. Los gritos y epítetos que se reducen a que nadie
me cree, todo el mundo piensa que estoy loca y que Warner me ha lavado el
cerebro; piensan que es un asesino demostrado que me encerró y trató de
utilizarme para torturar a la gente.
Estoy atrapada.
—Adam…
Entro en pánico.
Tengo que encontrar una manera de explicarle, presentar un ejemplo, una prueba
irrefutable de que Warner no es lo que yo pensaba que era; pero puedo decir que
Adam ya ha perdido confianza en mí, que ya no confía o cree en mí, y titubeo.
Me adelanto.
—Esa fue una de las razones por las que lo odiaba tanto. Pensaba que realmente
había puesto un niño en esa habitación... que había robado el hijo de alguien y
quiso verme torturándolo. Fue tan despreciable —le digo—. Tan asqueroso, tan
horrible. Pensé que era inhumano. Completamente malvado. Pero… no fue real —
susurro.
Adam se ve confundido.
108 —Fue sólo una simulación —trato de explicarme—. Warner me dijo que era una
cámara de simulación, no una sala de torturas. Dijo que todo sucedió en mi
imaginación.
—Juliette —dice Adam. Suspira. Mira hacia otro lado, me mira de nuevo—. ¿De qué
estás hablando? Por supuesto que era una simulación.
—¿Qué?
Él me mira fijamente.
—Pero cuando me encontraste… dijiste que no era mi culpa… me dijiste que habías
escuchado lo que pasó, y que no era mi culpa.
Durante todo este tiempo, una pequeña parte de mí todavía se estaba aferrando a
la duda… creyendo que tal vez la cámara de tortura era real y que Warner estaba
mintiendo. De nuevo.
Estoy anonadada.
—Warner ha hecho muchas locuras —le digo—, pero en realidad pensó que me
estaba ayudando.
—No. Eso no es cierto. —Centro mis ojos en una grieta en la pared—. De alguna
extraña manera… él sí me ayudó. —Dudo antes de encontrarme con la mirada de
Adam—. Ese momento en la cámara de simulación fue la primera vez que me
permití estar enojada. Nunca supe cuánto más podía hacer… que podía ser tan
físicamente fuerte… hasta ese momento.
Aparto la mirada.
—Warner tiene esta fachada —estoy diciendo—. Actúa como si fuera un enfermo,
un monstruo sin corazón, pero él es… no lo sé... —Mis ojos vuelan hacia algo que no
puedo ver. Un recuerdo, tal vez. De Warner sonriendo. Sus gentiles manos
alejando mis lágrimas. Está bien, tú estás bien, me había dicho—. Él es realmente…
Había olvidado que Warner casi mata a Adam, que le había disparado
directamente frente de mi cara. Warner lo vio como un traidor, como un soldado
que puso una pistola en la parte de atrás de su cabeza; lo desafió y me robó.
Me pone enferma.
—Yo sólo… estoy tan confundida —me las arreglo para decir finalmente—. Quiero
Adam duda antes de responder, dándose cuenta que estoy tratando de cambiar el
tema. Finalmente, cede. Suspira.
—Es malo —me dice—. Ha sido golpeado peor que el resto de nosotros. Y Castillo
llevándolo todo tan difícil realmente ha afectado a Kenji.
—Realmente no ha dejado esa silla —está diciendo Adam—. Se sienta allí todo el día
hasta que colapsa de cansancio, e incluso entonces, cae dormido sentado en el
mismo lugar. Entonces despierta la mañana siguiente y hace la misma cosa de
nuevo, todo el día. Únicamente come cuando lo forzamos, y solo se mueve para ir
al baño.—Adam sacude la cabeza—. Todos estamos esperando que lo supere
pronto, pero ha sido realmente raro perder un líder sólo así. Castillo estaba a cargo
de todo. Y ahora no parece preocuparse por nada.
—Probablemente aún está en shock —digo, recordando que sólo han sido tres días
desde la batalla—. Con suerte, con el tiempo —le digo—, estará bien.
—Sí —dice Adam. Asiente, estudia sus manos—. Pero realmente necesitamos
averiguar lo que vamos a hacer. No sé cuánto tiempo más podemos vivir así.
Estamos a punto de quedarnos sin comida en unas pocas semanas como máximo
—dice—. Tenemos diez personas que alimentar ahora. Además, Brendan y Winston
aún están heridos; he hecho lo que puedo por ellos utilizando los suministros
limitados que tengo aquí, pero necesitan atención médica real y medicina para el
dolor, si podemos pagarlo.—Una pausa—. No sé lo que Kenji te dijo, pero ellos
estaban seriamente dañados cuando los trajimos aquí. La hinchazón de Winston
sólo ha bajado. Realmente no podemos quedarnos aquí por mucho tiempo —dice—
. Necesitamos un plan.
111
—Sí.—Estoy tan aliviada de escuchar que él está listo para ser proactivo—. Sí. Sí.
Necesitamos un plan. ¿Qué estás pensando? ¿Ya tienes algo en mente?
—No es como si quisiera esto —dice—. Pero no puedo ver cómo posiblemente
podríamos luchar de nuevo sin conseguir matarnos. Estoy tratando de ser
práctico.—Pasa una mano inquieta por su cabello—. Tomé una oportunidad —dice,
bajando su voz—. Traté de luchar, y nos dejó a todos masacrados. Ahora no
debería incluso estar vivo. Pero por alguna loca razón, lo estoy, y también lo está
James, y Dios, Juliette tú también lo estás. Y no lo sé —dice, sacudiendo su cabeza,
mirando lejos—. Siento como si me hubiese sido dada una oportunidad de vivir mi
vida. Necesitaré pensar en nuevas formas de encontrar comida y poner un techo
sobre mi cabeza. No tengo dinero entrando, nunca seré capaz de enlistarme en el
sector de nuevo, y no soy un ciudadano registrado, así que nunca seré capaz de
trabajar. Ahora en todo en lo que estoy enfocado es en cómo seré capaz de
alimentar a mi familia y mis amigos en unas pocas semanas. —Su mandíbula se
tensa—. Tal vez un día otro grupo será más inteligente, más fuerte… pero ya no
pienso que seamos nosotros. No creo que tengamos una oportunidad.
112
ocultarla—. Sólo estás rindiéndote.
—¿Qué elección tengo? —pregunta, sus ojos heridos, molesto—. No estoy tratando
de ser un mártir —dice—. Le dimos una oportunidad. Tratamos de luchar, y se vino a
la mierda. Todos los que conocemos están muertos, y ese grupo de personas
magulladas que viste allí afuera es todo lo que queda de nuestra resistencia.
¿Cómo se supone que los nueve de nosotros enfrentemos al mundo? —demanda—.
No es una lucha justa, Juliette.
—No soy un cobarde —me dice, luchando por moderar su voz—. Sólo quiero
proteger a mi familia. No quiero que James todos los días tenga que preocuparse
de que vaya a aparecer muerto. Él me necesita para ser racional.
—Pero vivir así —le digo—. ¿Como unos fugitivos? ¿Robando para sobrevivir y
ocultándonos del mundo? ¿Cómo es eso cualquier mejora? Estarás preocupado
cada día, constantemente mirando sobre tus hombros, aterrorizado de incluso
dejar a James solo. Serás miserable.
—Pero estaré vivo.
Pero no lo hace.
113
no te has dado cuenta es que siempre tienes un techo sobre tu cabeza, y comida
servida para ti en bases regulares.—Sus manos están apretándose, y aflojándose—. Y
eso es más de lo que la mayoría de las personas nunca tendrá. No tienes idea de
cómo realmente es vivir aquí afuera, ni idea de lo que es morirse de hambre o ver a
tu familia morir en frente de ti. No tienes idea —me dice—, de qué significa el
verdadero sufrimiento. Algunas veces creo que vives en algún mundo de fantasía
donde todo el mundo perdura del optimismo, pero no funciona de esa forma aquí
fuera. En este mundo o estás vivo, por morir, o muerto. No hay romance en ello.
Ninguna ilusión. Así que no trates de pretender que tienes alguna idea de lo que
significa estar vivo hoy. Ahora. Porque no la tienes.
Ni un arma, espada, ejército o rey sería nunca más poderoso que una oración. Las
espadas podrían cortar y matar, pero las palabras apuñalarían y se quedarían,
enterrándose en nuestros huesos para convertirse en cadáveres que llevamos
hasta el futuro, todo el tiempo arrastrando y fallando en desmenuzar sus
esqueletos de nuestras carnes.
Dos.
Tres.
Sólo está molesto, estoy diciéndome. Sólo está asustado y preocupado y estresado
y no quiere decir eso, no realmente, sigo diciéndome.
No lo dice en serio.
—Tal vez —digo—. Tal vez tienes razón. Tal vez no sé cómo es estar viva. Tal vez aún
no soy lo suficientemente humana para saber más de lo que está justo frente de
mí.—Miro fijamente a sus ojos—. Pero sé cómo es ocultarse del mundo. Sé cómo es
vivir y, sin embargo, no existir, enjaulada lejos y aislada de la sociedad. Y no voy a
hacerlo de nuevo —digo—. No puedo. Finalmente he llegado a un punto en mi vida
114
donde no estoy asustada de hablar. Donde mi sombra no me obsesiona más. Y no
quiero perder esa libertad… no de nuevo. No puedo ir hacia atrás. Prefiero será
asesinada a balazos gritando por justicia antes que morir sola en una prisión de mi
propia invención.
—¿De qué estás hablando? —digo—. Siempre he dicho que quería luchar. Lo he
dicho desde el comienzo, desde el momento en que te dije que quería escapar
cuando estábamos en la base. Esta soy yo —insisto—. Así es como me siento. Es la
misma forma en que siempre me he sentido.
—No —dice—. No, nosotros no dejamos la base para comenzar una guerra. Nos
fuimos para irnos malditamente lejos de El Restablecimiento, para resistir a nuestra
propia manera, pero más que nada para encontrar una vida juntos. Pero entonces
Kenji se presentó, nos llevó a Punto Omega, todo cambió y decidimos luchar de
nuevo. Porque parecía como si podría realmente funcionar, porque parecía que
podríamos realmente tener una oportunidad. Pero ahora.—Mira la habitación,
hacia la puerta cerrada—. ¿Qué nos queda? Todos estamos medio muertos —dice—.
Somos ocho hombres y mujeres pobremente armados y un chico de diez años
tratando de luchar contra armadas enteras. No es factible—dice—. Y si voy a morir,
no quiero que sea por una razón estúpida. Si voy a la guerra, si arriesgo mi vida, va
a ser porque las probabilidades están a mi favor. No de otra manera.
—Siempre hay algo, Adam. Tiene que haber. Porque ya no voy a vivir así. No de
115
nuevo.
—Esto no se trata de ti, Adam. —Me siento horrible diciéndolo, pero tiene que
comprender—. Eres demasiado importante para mí. Me has amado y estuviste allí
para mí cuando nadie más estuvo. Nunca quiero que pienses que no me preocupo
por ti, porque lo hago —le digo—. Pero esta decisión no tiene nada que ver contigo.
Es sobre mí —le digo—. Y esta vida.—Señalo a la puerta—. ¿La vida al otro lado de la
pared? Eso no es lo que quiero.
—¿Entonces prefieres estar muerta? —pregunta, molesto otra vez—. ¿Es eso lo que
estás diciendo? ¿Prefieres estar muerta antes que tratar de construir una vida
conmigo aquí?
—Preferiría estar muerta —le digo, alejándome poco a poco de su mano extendida—
, que volver a estar en silencio y sofocada.
Y Adam está a punto de responder, está separando sus labios para hablar, cuando
el sonido del caos nos alcanza desde el otro lado de la pared. Compartimos una
mirada de pánico antes de abrir la puerta del dormitorio y correr dentro de la sala
de estar.
116
20
Traducido por MaryJane♥
117 dirección.
Pongo tanto espacio entre nosotros como puedo, todo el tiempo escaneando la
habitación en busca de Kenji. Sus agudos ojos negros se encuentran con los míos
inmediatamente y levanta una ceja; su cabeza está inclinada hacia un lado, la
contracción de sus labios diciéndome que el siguiente movimiento es mío y que
será mejor hacerlo bien. Me abro paso a través de mis amigos hasta que estoy de
pie delante de Warner, frente a mis amigos y sus armas, con la esperanza de que
no me disparen en su lugar.
—¿Y por qué demonios no? —demanda Ian, su agarre reforzándose alrededor de su
arma.
—Juliette, amor —dice Warner, inclinándose hacia mi oído. Su voz sigue siendo lo
suficientemente alta para que todos oigan—. Agradezco que me defiendas, pero en
realidad, soy bastante capaz de manejar la situación.
—Son ocho contra uno —digo, olvidando mi temor ante la tentación de rodar los
ojos—. Todos ellos tienen armas apuntando a tu cara. Estoy bastante segura de que
118
necesitas mi interferencia.
Lo oigo reírse detrás de mí, sólo una vez, justo antes de que cada arma en la sala
sea arrancada de cada mano y arrojada contra el techo. Me doy la vuelta
sorprendida, mirando de reojo los rostros atónitos detrás de mí.
—¿Por qué siempre dudas? —pregunta Warner, negando con la cabeza mientras
mira alrededor de la habitación—. Disparen si quieren disparar. No me hagan
perder el tiempo con dramatismos.
Warner no dice nada. Él se saca los guantes con cuidado, tirando de cada dedo
antes de deslizarlos fuera de sus manos.
Warner mira hacia arriba. Levanta una ceja en mi dirección. Sonríe un poco.
—¿En serio?
—¿Qué quieres? —pregunta Lily, con los puños cerrados, de pie en una esquina de
la habitación.
—Nada de ti —le dice Warner—. Estoy aquí para recoger a Juliette. No tengo
ningún deseo de molestar su. . . fiesta de pijamas —dice, mirando a su alrededor a
las almohadas y mantas apiladas en el suelo del salón.
119 —¿Nunca te agotas de ser tan completamente insoportable? Tienes tanto carisma
como las entrañas podridas de un animal atropellado no identificado.
—Lo siento —dice él, presionando sus labios, sacudiendo la cabeza de nuevo—. Este
no es un momento divertido. No lo es. No me estoy riendo.
—¿Así que no quieres matarnos? —dice Winston—. Porque si no nos vas a matar,
probablemente deberías largarte de aquí antes de que te matemos primero.
—Sí, ¿qué tipo de promesa? —interrumpe Kenji, su voz alta, y enojada, de repente.
Alzo la vista, miro alrededor. Todo el mundo está mirándome, esperando a que
responda.
Los ojos de Adam están abiertos con horror e incredulidad.
—No me iré —le digo—. Nunca prometí que volvería a alojarme en la base contigo.
Frunce el ceño.
—Necesito a mis amigos —le digo—. Y ellos me necesitan. Además, todos vamos a
tener que trabajar juntos, así que bien podríamos comenzar ahora mismo. Y no
quiero tener que entrar y salir clandestinamente a la base —agrego—. Puedes
encontrarme aquí.
—Whoa, espera ¿qué quieres decir que todos podemos trabajar juntos? —
interrumpe Ian—. ¿Y por qué lo estás invitando a volver aquí? ¿De qué demonios
están hablando?
121
acusadora.
Me vuelvo hacia el grupo. Yo, de pie junto a Warner, enfrentando los ojos furiosos
de Adam junto con las caras confusas, pronto-a-ser-airadas de mis amigos.
Oh, qué extraño se ha vuelto todo esto en tan corto período de tiempo.
—Estoy lista para pelear —digo, dirigiéndome a todo el grupo—. Sé que algunos de
ustedes podrían sentirse derrotados, algunos de ustedes podrían pensar que no
queda esperanza, sobre todo después de lo que pasó con Punto Omega. Pero
Sonya y Sara todavía están por ahí, y necesitan nuestra ayuda. Lo mismo sucede
con el resto del mundo. Y no he venido hasta aquí sólo para dar marcha atrás.
Estoy lista para actuar y Warner se ha ofrecido a ayudarme. —Miro directamente a
Kenji—. He aceptado su oferta. He prometido ser su aliada, para luchar a su lado;
matar a Anderson y acabar con el Restablecimiento.
Kenji entorna los ojos hacia mí y no puedo decir si está enojado, o si está muy, muy
enojado.
Miro al resto de mis amigos.
—Pero todos podemos trabajar juntos —digo—. He estado pensando mucho en esto
—continúo—, y creo que nuestro grupo todavía tiene una oportunidad,
especialmente si combinamos nuestras fuerzas con las de Warner. Él sabe cosas
sobre el Restablecimiento y su padre que nunca seríamos capaces de saber de otra
manera. —Trago saliva mientras encuentro las miradas conmocionadas,
horrorizadas en los rostros de los que me rodean—. Pero —me apresuro a decir—, si
ya no están interesados en luchar, lo entiendo completamente. Y si prefieren que
no me quede aquí entre ustedes, respetaría su decisión. De cualquier manera, yo
ya he hecho mi elección —les digo—. Independientemente de si deciden o no
unirse a mí, he decidido luchar. Voy a acabar con el Restablecimiento o voy a morir
en el intento. De lo contrario, ya no queda nada para mí.
122
21
Traducido por Jane Kent
—Lucharé contigo —dice ella, su suave voz sonando fuerte y confiada en el silencio.
123
Levanto la mirada para encontrarme con sus ojos y ella sonríe, sus mejillas
encendidas con color y determinación.
—Yo también —dice él—. Tan pronto como mi cabeza deje de doler, pero sí, yo
también. No tengo nada que perder —dice él con un encogimiento de hombros—.
Y patearé algunos traseros sólo para traer a las chicas de vuelta, incluso si no
podemos salvar al resto del mundo.
—Yo igual —dice Brendan, asintiendo hacia mí—. Estoy dentro, también.
—¿Cómo podemos confiar en este tipo? —pregunta él—. ¿Cómo podemos saber
que él no está lleno de mierda?
—Sí —responde Lily—. Esto no se siente correcto. —Ella fija sus ojos en Warner—. ¿Por
qué querrías ayudar a cualquiera de nosotros? —le pregunta—. ¿Desde cuándo has
sido alguien confiable?
Warner se pasa la mano a través de su cabello. Sonríe sin amabilidad. Me mira.
Él no está entretenido.
—Yo no soy confiable —dice finalmente, levantando la mirada para encontrarse con
los ojos de Lily—. No estoy interesado en ayudarlos —dice él—. De hecho, creo que
fui muy claro hace justo un momento cuando dije que estaba aquí por Juliette. No
me uní para ayudar a sus amigos y haré cero garantías por su supervivencia o su
seguridad. Así que si están buscando seguridad —dice él—. Puedo, y voy a,
ofrecerles ninguna.
—Está bien. —Ian asiente—. Eso es genial. —Se frota su frente—. Así que, ¿cuál es el
plan del juego?
124
—¿Han perdido todos sus cabezas? —explota Adam—. ¿Están olvidando con quién
están hablando? Él simplemente tiró nuestra puerta y demanda llevarse a Juliette,
¿y quieren ponerse de su lado y pelear con él? ¿El mismo tipo que es responsable
de la destrucción de Punto Omega? —dice él—. Todos están muertos por él.
—Es cierto —dice Lily—. El Supremo fue el único que ordenó el ataque aéreo contra
Punto Omega.
—Sí, y por mucho que odie a este chico por defecto —añade Winston, señalando
con el pulgar a Warner—.Odio a su padre todo un infierno más. Él fue quien nos
secuestró. Fueron sus hombres quienes nos tuvieron cautivos; no los soldados del
Sector 45. Así que… —dice Winston, extendiéndose de nuevo en el sofá—. Me
encantaría ver al Supremo en una lenta y miserable muerte.
—Tengo que admitir —dice Brendan—. A menudo no estoy interesado en venganza,
pero suena bastante dulce ahora mismo.
—Qué bien que todos tengamos algo en común —murmura Warner, irritado.
Suspira. Me mira—. Juliette, ¿una palabra, por favor?
—¡Esto es una mierda! —grita Adam—. ¿Cómo pueden olvidar tan fácilmente?
¿Cómo pueden olvidar lo que él ha hecho? ¿Lo que me hizo y lo que le hizo a
Kenji? —Adam gira para mirarme entonces—. ¿Cómo puedes incluso mirarlo —me
dice—, sabiendo la forma en que nos trató? Él casi me asesinó, dejándome
desangrar así él podría torturarme hasta la muerte…
—Kent, hombre, por favor, necesitas calmarte, ¿está bien? —Kenji da un paso
adelante—. Entiendo que estés molesto, tampoco estoy feliz con esto, pero las cosas
se ponen locas con las repercusiones de una guerra. Las alianzas se forman de
maneras improbables. —Él se encoge de hombros—. Si esta es la única forma de
acabar con Anderson, tal vez deberíamos considerar…
125 —No puedo creer esto —lo corta Adam de pronto, mirando alrededor—. No puedo
creer que esto esté pasando. Todos ustedes han perdido sus mentes. Todos ustedes
están dementes —dice él, agarrando la parte trasera de su cabeza—. Este tipo es un
psicópata, un asesino…
—¿Qué ha pasado contigo? —Él se voltea hacia mí—. Ya ni siquiera sé quién eres tú.
Pensé que estabas muerta, pensé que él te había matado —dice él, apuntando a
Warner—. ¿Y ahora estás aquí, haciendo equipo con el tipo que trató de arruinar tu
vida? ¿Hablando de luchar porque no tienes nada para seguir viviendo? ¿Qué pasa
conmigo? —demanda—. ¿Qué pasa con nuestra relación? ¿Cuándo dejó de ser
suficiente para ti?
—Todo esto —dice él, encontrándose con mis ojos, su voz tranquilamente brusca,
un susurro adolorido—, era para ti. Dejé todo lo que conocía porque pensé que
estábamos juntos. Pensé que íbamos a ser tú y yo. —Sus ojos están tan oscuros, tan
profundos, tan heridos. Mirarlo me hace querer hacerme un ovillo y morir—. ¿Qué
estás haciendo? —pregunta, desesperado ahora—. ¿En qué estás pensando?
Porque espera.
Él se queda ahí y espera. Espera para escuchar mi respuesta mientras todos nos
miran, un poco entretenidos, por el espectáculo que hemos hecho. No puedo creer
126
que él me esté haciendo esto. Aquí. En este momento. En frente de todo el mundo.
En frente de Warner.
Trato de encontrarme con los ojos de Adam pero encuentro que no puedo
mantener su mirada por mucho tiempo.
—No quiero vivir con miedo nunca más —digo, esperando sonar más fuerte de lo
que me siento—. Tengo que luchar —le digo—. Pensé que queríamos las mismas
cosas.
—No. Te quería a ti —dice él, luchando por mantener su voz firme—. Eso es todo lo
que quería. Desde el principio, Juliette. Eras tú. Eras todo lo que quería.
Y no puedo hablar.
No puedo hablar.
No puedo escupir las palabras porque no puedo romper su corazón con esto pero
él está esperando, está esperando y me está mirando y
—Necesito más —suelto—. Te quería a ti, también, Adam, pero necesito más que
eso. Necesito ser libre. Por favor, trata de entender…
Kenji me agarra por la cintura, me da un tirón hacia atrás. Me da una dura mirada.
—Cuidaré de Kent. Quédate aquí y arregla el desastre que has hecho —dice él,
ladeando la cabeza hacia Warner.
Es sólo hasta que Kenji desaparece que me volteo para encarar a los miembros
restantes de nuestra audiencia y todavía estoy buscando algo que sea correcto
127
para decir cuando escucho la única voz que menos esperaba.
—Ah, Sarita. Ferrars —dice Castillo—. Es muy bueno tenerla de vuelta. Las cosas
siempre son mucho más entretenidas cuando estás alrededor.
—Estoy bien —está diciendo. Suena exhausto, como si le costara dejar salir las
palabras—, les agradezco su preocupación. Pero estaré bien. Sólo necesito un poco
128
más de tiempo, eso es todo.
—Por favor —le dice Castillo a Alia y Winston, que son los que se encuentran más
cerca—. Ayúdenme a levantarme. Me gustaría saludar a nuestro nuevo visitante.
Castillo se pone de pie con un poco de dificultad, incluso con la ayuda de todos.
Toda la habitación de repente se siente diferente: más brillante; más feliz, de alguna
manera. No me había dado cuenta de lo mucho que dependía nuestra aflicción
con el bienestar de Castillo.
—Siempre supe que lo harías —dice Castillo. Sonríe un poco—. Y estoy encantado.
Warner parece estar tratando de no entornar los ojos.
—Deberías de bajar las armas ahora —le dice Castillo—, te prometo que las vigilaré
de cerca en tu ausencia.
Todos miramos al techo. Escucho a Warner suspirar. De repente, las armas flotan
hasta el suelo, asentándose suavemente sobre la alfombra.
—Muy bien —dice Castillo—, ahora, si me disculpan, creo que necesito un largo
baño urgentemente. Espero que no interpretes mi pronta salida como una grosería
—añade—. Simplemente estoy bastante seguro de que nos veremos a menudo
durante las siguientes semanas.
Castillo sonríe.
Winston y Brendan ayudan a Castillo a llegar hasta el baño, mientras Ian grita
impaciente sobre agarrar una muda de ropa. Yo, Warner, James, Alia y Lily somos
los únicos que quedamos en la habitación.
Dudo.
—Adam estará bien —me dice James, como si leyera mi mente—. Él solo está muy
estresado. Preocupado por muchas cosas. Cree que nos quedaremos sin comida y
esas cosas.
—James…
—De verdad, está bien —dice James—. Voy a pasar el rato con Alia y Lily.
Miro a las dos chicas, pero sus rostros no revelan nada. Alia me ofrece una leve
sonrisa de simpatía. Lily está mirando a Warner, evaluándolo.
Él no pierde el tiempo.
—¿Por qué invitas a tus amigos a que se nos unan? Te dije que no quería trabajar
con ellos.
Warner estudia mis ojos, su penetrante mirada verde está clavada en la mía como si
tratara de encontrar en ella alguna pista. Pero la intensidad de su mirada siempre
es demasiada para mí; rompo la conexión muy rápido, sintiéndome libre, de alguna
manera.
130 —Fue un sencillo razonamiento deductivo —dice él finalmente—. Kent era el único
miembro de tu grupo con una vida fuera de Punto Omega; su antigua casa era el
único lugar al cual podían ir sin causar ningún altercado. Y, evidentemente —dice
Warner—, fue el primer lugar en el que busqué. —Hace un ligero movimiento de
cabeza—. Contrariamente a lo que puedas creer, amor, no soy idiota.
—Nunca pensé que fueras idiota —digo, sorprendida—. Pensé que estabas loco —le
digo—, pero no un idiota. —Dudo—. De hecho, creo que eres brillante —confieso—.
Desearía pensar como tú. —Aparto la vista y vuelvo a mirarlo rápidamente,
pensando que necesito aprender a mantener la boca cerrada.
El rostro de Warner se despeja. Sus ojos se arrugan con diversión mientras sonríe.
—No me importa.
—Están tristes —le digo, molesta—. No los subestimes. Castillo es un líder por
naturaleza —le digo—, Kenji es un genio y un excelente luchador. Él actúa como un
idiota a veces, pero tú sabes mejor que nadie que es sólo una actuación. Es más
inteligente que todos nosotros. Además, Winston y Alia pueden diseñar cualquier
cosa que necesitemos mientras dispongan de los materiales; Lily tiene una increíble
memoria fotográfica; Brendan puede manipular la electricidad y Winston puede
estirar sus extremidades para alcanzar casi cualquier cosa. E Ian… —vacilo—. Bueno,
Ian es… bueno para algo, estoy segura.
—¿Eso es todo?
No es una pregunta.
—Sí —me las arreglo para decir—, por supuesto que lo hago.
—¿Y qué implica eso exactamente?
Warner está mirando hacia la pared, inmóvil, sus ojos no revelan nada de lo que
realmente está pensando, de lo que está sintiendo.
—¿Le quieres?
Estoy sorprendida.
No puedo imaginar lo que le debe haber costado hacer aquella pregunta de una
forma tan directa. Casi lo admiro por ser tan valiente como para hacerlo.
Pero por primera vez, no estoy segura de qué decir. Si me lo hubiera preguntado
una o dos semanas atrás, hubiera respondido sin dudar. Hubiera sabido,
definitivamente, que amaba a Adam y no hubiera tenido miedo de decirlo. Pero
ahora, no puedo evitar preguntarme si siquiera sé lo que es el amor; si lo que sentía
por Adam era amor o una mezcla de profundo afecto y atracción física. Porque si lo
amaba, si realmente, verdaderamente lo amaba, ¿dudaría ahora? ¿Sería capaz de
—¿Juliette?
—¿Sí?
—No lo sé.
—Juliette —susurra.
Sólo ahora me doy cuenta de lo cerca que está. Podría presionar mi cara contra su
133 cuello si quisiera. Podría colocar mis manos sobre su pecho si quisiera.
Si quisiera.
—No puedo —le digo, mi corazón acelerándose de repente—, tengo que quedarme
aquí.
—Pero no es práctico —dice él—. Tenemos que planificar. Tenemos que hablar de
estrategias, podría llevarnos días.
Sus cejas se elevan y yo inclino mi cabeza, dedicándole una mirada dura antes de
alcanzar la puerta.
23
Traducido por Jhos
—¿Qué demonios creen ustedes dos que están haciendo? —dice—. Saquen sus
traseros fuera de aquí, ahora mismo.
134
que sigue ocurriéndole a mi cabeza cuando Warner se acerca demasiado. Necesito
aire. Necesito un nuevo cerebro. Necesito saltar por una ventana y tomar un paseo
con un dragón a un mundo lejos de aquí.
—No puedo siquiera hablarte ahora mismo. —Está sacudiendo su cabeza, su voz
estrangulada—. No puedo siquiera estar cerca de ti ahora mismo…
—No. —Su pecho está agitándose—. Quiero hablar sobre esto ahora mismo. No me
importa quién lo escucha.
Mis ojos de inmediato van a Warner. Está recostado contra la pared justo afuera de
la habitación de James, sus brazos cruzados holgadamente en su pecho. Está
observando a Adam con un calmado y concentrado interés.
Warner se paraliza de repente, como si pudiera sentir mis ojos sobre él.
Levanta la mirada, me mira por exactamente dos segundos antes de girar. Parece
estar riéndose.
—¿Por qué sigues mirándolo? —exige Adam, sus ojos brillantes—. ¿Por qué siquiera
estás mirándolo en absoluto? ¿Por qué estás tan interesada en un demente
135
psicópata?
Estoy cansada de todos los secretos y toda mi confusión interna y toda la culpa y
confusión que he sentido sobre estos dos hermanos. Más que cualquier cosa, no
me gusta este Adam molesto en frente de mí.
—¿Qué está sucediendo realmente entre ustedes chicos? —Adam todavía está
preguntándome—. ¿Qué está realmente sucediendo, Juliette? Necesito que dejes
de mentirme…
—Adam —le corto. Estoy sorprendida por cuán calmada sueno—. Hay tantas cosas
de que necesitamos discutir ahora mismo —le digo—, y esto no lo es. Nuestros
problemas personales no necesitan ser compartidos con todo el mundo.
—¿Así que lo admites entonces? —dice, de algunas forma más molesto—. Que
tenemos problemas, que algo está mal…
—Algo ha estado mal por un tiempo —digo, exasperada—. No puedo hablarte…
—Sí, desde que arrastramos a este imbécil hasta Punto Omega —dice Adam. Se gira
para mirar a Kenji—. Fue tu idea…
—Estábamos bien hasta que ella comenzó a pasar tanto maldito tiempo con él —
comienza a decir Adam.
—Ella pasó tanto tiempo con él como cuando estábamos en la base, genio…
—Detente —digo—. Por favor comprende: Warner está aquí para ayudarnos.
Quiere derrotar al Restablecimiento y matar al Supremo tanto como nosotros
queremos; él ya no es nuestro enemigo…
136
nuestro lado? ¿Justo antes de escaparse de Punto Omega y largarse? —Adam se
ríe en voz alta, incrédulo—. No puedo creer que estés cayendo por toda su mierda.
—¿Estás segura?
—¿Qué está mal contigo? —dispara de regreso, sus ojos ardiendo—. Tú no haces
esto. No actúas así —dice—. Eres como una persona completamente diferente…
—Sí he cambiado —le digo—. Así como tú. Porque el Adam que recuerdo es
amable y gentil y nunca me ha insultado así. Sé que has atravesado por cosas
difíciles últimamente, y estoy tratando de comprender, de ser paciente, de darte tu
espacio, pero estas últimas semanas han sido duro para todos nosotros. Todos
estamos atravesando un momento difícil pero no hablamos mal del otro. No
hacemos daño a los demás. Pero tú ni siquiera puedes ser bueno con Kenji —le
digo—. Solías ser amigo de Kenji, ¿recuerdas? Ahora cada vez que él rompe en una
broma lo miras como si quisieras matarlo y no sé por qué…
—Estás defendiendo a todo el mundo en esta habitación excepto a mí, ¿no es así?
—dice Adam—. Amas a Kenji demasiado, pasas todo tu maldito tiempo con Kenji…
—¡Él es mi amigo!
—¡Soy tu novio!
Todo lo que quiero decir y todo lo que he deseado decir comienza a tomar forma,
cayendo al piso y luchando por alzarse. Párrafos y párrafos comienzan a construir
paredes alrededor de mí, bloqueando y justificando mientras encuentran la forma
de encajar, enlazándose y tejiéndose y no dejando lugar para escapar. Y cada
simple espacio entre cada palabra no dicha trepa por mi boca abierta, a lo largo de
mi garganta y hasta mi pecho, llenándome con tanto vacío que creo que podría
solo flotar lejos.
Estoy respirando.
Tan duro.
—Sí, correcto, estoy realmente apenado por interrumpir —dice Warner, dando un
paso hacia delante—. Pero Juliette, necesito ponerme en marcha. ¿Estás segura
que quieres quedarte aquí?
138 Me congelo.
—Bueno —dice Warner, ladeando su cabeza hacia mí—. No importa. Parece como
si realmente no tienes una opción. —Extiende su mano—. ¿Vamos?
—No estás llevándotela a ninguna parte. —Adam se gira hacia él—. Ella no está
yéndose contigo, y no está asociándose contigo. Ahora piérdete.
—Adam. DETENTE. —Mi voz está más enojada de lo que quería que esté, pero no
puedo evitarlo ya—. No necesito tu permiso. No voy a vivir así. No estoy
ocultándome más. No tienes que venir conmigo, ni siquiera tienes que
comprenderlo —le digo—. Pero si me amaste, no te interpondrás en mi camino.
Adam lo nota.
—¿Hay algo que quieras decir? —Adam se gira hacia él.
Adam estalla.
Carga hacia delante, su puño empujado hacia atrás y listo para golpear, y todo
ocurre tan rápidamente que sólo tengo tiempo de jadear antes de escuchar un
fuerte crujido.
El puño de Adam está congelado a sólo una pulgada del rostro de Warner. Está
atrapado en la mano de Warner.
139
con tanta fuerza que Adam vuela hacia atrás, atrapándose a sí mismo justo antes
de golpear el piso.
Kenji lo taclea.
Adam está gritándole a Kenji que lo deje ir, que deje de involucrarse, y Kenji está
tirando de Adam a través de la habitación en contra de su voluntad. De alguna
forma se las arregla para abrir la puerta, y empujarse a sí mismo y Adam al exterior.
Me giro, buscándolo en la habitación, esperando que esté bien, sólo para darme
cuenta que Lily ya ha tenido la previsión de llevarlo a su habitación.
Él, Brendan, y Winston están con la boca abierta hacia mí. Alia está parada a un
lado, sus brazos envueltos alrededor de su cuerpo. Castillo debe estar todavía en la
ducha.
Warner.
—Se está volviendo tarde, amor, y de verdad necesito volver a la base. —Una
pausa—. Y lo siento por seguir preguntando, ¿pero estas segura de querer
quedarte?
—Necesito hablar con Kenji —le digo—. Ya no sé cómo se sienten los demás, pero
no quiero hacer esto sin Kenji. —Dudo—. Quiero decir, puedo —digo—, si tengo que
hacerlo. Pero no quiero.
Warner asiente. Mira a un punto más allá de mi cabeza.
—Claro. —Frunce el ceño un poco—. Espero que un día me digas ¿qué es lo que
encuentras tan increíblemente atractivo en él?
—¿Quién? ¿Kenji?
Otro asentimiento.
—No, por supuesto que no —dice en voz baja. Se aclara la garganta—. Así que,
¿volveré mañana? A las mil trescientas horas.
—Está bien.
Mira a mis ojos entonces. Sonríe por un momento demasiado largo antes de girarse
y caminar fuera. Sin decirle nada a nadie.
—Yo… bien, estoy confundido —dice Brendan, parpadeando—. Eso ahí… ¿Acaba de
pasar? ¿Te estaba sonriendo? ¿Sonriéndote genuinamente?
Entra.
Solo.
—Tú —dice, apuntándome, sus ojos entrecerrados—. Trae tu trasero aquí, en este
momento. Tú y yo —dice—, necesitamos hablar.
142
25
Traducido por Jess16
143 Estamos de pie en el rellano a las afueras de la casa de Adam, y me doy cuenta por
primera vez que hay más escaleras que suben. A alguna parte.
Y subimos.
Cuatro, cinco tramos de escaleras. Tal vez ocho. O cincuenta. No tengo ni idea.
Todo lo que sé es que cuando llegamos a la cima estoy sin aliento y avergonzada
por estar sin aliento.
Cuando por fin soy capaz de inhalar normalmente, echo un vistazo alrededor.
Increíble.
Estamos en el techo, afuera, donde el mundo es negro como el carbón excepto por
las estrellas y la plata de la luna que alguien ha colgado del cielo. A veces me
pregunto si los planetas están todavía allí, todavía alineados, todavía arreglándose
para llevarse bien después de tanto tiempo. Tal vez podríamos aprender una cosa o
dos de ellos.
El viento se enreda alrededor de nosotros y tiemblo mientras mi cuerpo se adapta a
la temperatura.
—Ven aquí—me dice Kenji. Hace un gesto hacia la cornisa del techo, y se sienta
justo en el borde, sus piernas balanceándose sobre lo que sería su camino más
rápido hacia la muerte—. No te preocupes—dice cuando ve mi cara—. Va a estar
bien. Me siento mucho por aquí.
Cuando por fin estoy sentada junto a él, me atrevo a mirar hacia abajo. Mis pies
están colgando de la parte superior del mundo.
Kenji pone un brazo alrededor de mí. Frota mi hombro para mantenerme caliente.
—Para el día en que vas a dejar de ser una gran idiota—dice él, lanzándome una
mirada dura.
144
—Oh.—Me estremezco. Pateo el aire—.Sí, eso probablemente nunca sucederá.
—Cállate.
—¿Está bien?
Dejo caer mis ojos de nuevo. El brazo de Kenji cuelga flojamente alrededor de mi
cuello, y me tira más cerca, metiéndome en su costado. Apoyo la cabeza en su
pecho.
—Sí, bueno.—Kenji suspira. Gimo. Dejo caer mi cabeza entre mis manos. Kenji
suspira de nuevo—. No te preocupes, Kent estaba siendo un idiota, también.—Toma
una respiración profunda—.Pero, maldita sea, princesa.—Kenji me mira, sacude la
cabeza un centímetro, mira de nuevo hacia la noche—. ¿En serio? ¿Warner?
—Sé que es un hecho que no eres estúpida, así que por favor no actúes como tal.
145
—No me importa si no quieres tener esta conversación de nuevo. Tienes que hablar
de esto. No puedes sólo enamorarte de un tipo como Warner sin decirme por qué.
Tengo que asegurarme de que no te pegó un chip en la cabeza o alguna mierda.
—Sí claro.
—Yo también.—Él ladea la cabeza hacia mí—. Eso es como, biológico y mierda.
Científico. Tal vez tus partes de dama están científicamente confusas.
—¿Mis partes de dama?
—Oh, lo siento. —Kenji finge estar ofendido—. ¿Preferirías que utilice la terminología
anatómica correcta? Porque tus partes de dama no me asustan…
—Sí, no, gracias.—Me las arreglo para reír un poco, mi triste intento disolviéndose en
un suspiro.
—Él es sólo... tan diferente. —Me oigo decir—. Warner. Él no es lo que ustedes
piensan. Es dulce. Y amable. Y su padre es tan, tan horrible con él. Ni siquiera te lo
puedes imaginar. —Me callo, pensando en las cicatrices que vi en la espalda de
Warner—. Y más que cualquier otra cosa... No lo sé —le digo, mirando hacia la
oscuridad—. ¿Él realmente... cree en mí? —Miro hacia Kenji—. ¿Eso suena estúpido?
146
—Sí—le digo, mirando a la oscuridad—. Supongo.
—¿Qué quieres decir con lo supones? El chico cree que inventaste el aire.
Casi sonrío.
—No sé qué versión de mí le gusta a Adam. No soy la misma persona que era
cuando estábamos en la escuela. Ya no soy esa chica. Creo que quiere eso—digo,
mirando a Kenji—. Creo que él quiere fingir que soy la chica que en realidad no
habla y pasa la mayor parte de su tiempo teniendo miedo. El tipo de chica que
tiene que proteger y cuidar todo el tiempo. No sé si le gusta quien soy ahora. No sé
si él puede manejarlo.
—Así que el minuto en que abriste tu boca simplemente destrozaste todos sus
sueños, ¿no?
—¿Qué?
—No sé, quiero decir… has estado encerrada básicamente por siempre, ¿no? No es
como si has estado ocupada tocando un montón de tíos toda tu vida.
—¿Qué?
—Como… Adam fue el primer hombre que fue alguna vez... amable contigo.
Demonios, probablemente fue la primera persona en el mundo que fue agradable
contigo. Y él te puede tocar. Y no es, ya sabes, de aspecto repugnante. —Una
pausa—. No te puedo culpar, para ser honesto. Es difícil ser solitario. Todos nos
desesperamos un poco a veces.
147 —Sólo estoy diciendo—dice Kenji—, que supongo que tiene sentido que te
enamoraras de él. Como de forma predeterminada. Porque si no es él, ¿quién más?
Tus opciones eran muy limitadas.
—Nop.
—Oh.
—Sí.
148 —Apestamos.
—Sí.
—Entonces dime otra vez por qué te gusta tanto Warner. ¿Se quitó él, como, toda
su ropa o algo?
—¿Qué? —jadeo, tan aliviada de que esté demasiado oscuro para que me vea
sonrojándome—. No—digo rápidamente—. No, él…
—Maldita sea, princesa. —Kenji ríe con fuerza—. No tenía ni idea. —Le pego en el
brazo—. ¡Hey, sé amable conmigo! —protesta, frotando el punto sensible—. ¡Soy
más débil que tú!
—Sabes, en cierto modo lo puedo controlar ahora —le digo, radiante—. Puedo
moderar mis niveles de fuerza.
—Bien por ti. Me compraré un globo al minuto en que el mundo deje de cagar
sobre sí mismo.
—Gracias—digo, contenta—. Eres un buen maestro.
—Humilde, también.
—Y muy guapo. —Me ahogo con una risa—. Todavía no has contestado a mi
pregunta —dice Kenji. Se mueve, cruza las manos detrás de la cabeza—. ¿Por qué te
gusta tanto el chico rico?
—Me gusta cómo me siento sobre mí misma cuando estoy con él —digo en voz
baja—. Warner cree que soy fuerte e inteligente y capaz, y en realidad valora mi
opinión. Él me hace sentir como su igual… como si pudiera lograr tanto como él, y
más. Y si hago algo increíble, ni siquiera está sorprendido. Él lo espera. Él no me
trata como si fuera una niña frágil que necesita ser protegida todo el tiempo.
Kenji resopla.
149 —Eso es porque no eres frágil —dice Kenji—. En todo caso, todo el mundo necesita
protegerse de ti. Eres como una bestia maldita —dice. Luego añade:
—Quiero decir, sabes cómo, una bestia linda. Una pequeña bestia que desgarra
mierda y rompe la tierra y absorbe la vida de las personas.
—Agradable.
—¿Así que eso es todo? —dice Kenji—. Sólo te gusta por su personalidad, ¿no?
—¿Qué?
—Todo esto —dice Kenji, agitando una mano en el aire—, ¿no tiene nada que ver
con que sea todo sexy y mierda y sea capaz de tocarte todo el tiempo?
Me río.
—¿Y el tacto?
—¿Qué tacto?
--No soy Adam, ¿de acuerdo? No puedes engañarme con tu actuación inocente.
Me dices que este tipo puede tocarte, y que está enamorado de ti, y tú estás
claramente enamorada de él, y que pasaste la noche en su cama la noche anterior,
y luego los encuentro a los dos en un maldito armario, no espera, lo siento, no un
armario, en el dormitorio de un niño… ¿y tú me estás diciendo que ha habido cero
tacto? —Él me mira fijamente—. ¿Es eso lo que me estás diciendo?
150 —Sólo estás creciendo demasiado rápido. Te estás poniendo muy emocionada
acerca de ser capaz de tocar una mierda, por primera vez, y yo sólo quiero estar
seguro de que estás observando los reglamentos sanitarios…
—¿Kenji?
—¿Sí?
—¿Sobre qué?
Dudo.
—Sobre todo.
Kenji hace un sonido extraño.
—Mierda si lo supiera.
—¿Quién dijo que vas a hacer nada sin mí? —Mi corazón se olvida de latir. Lo miro—.
¿Qué? —pregunta. Levanta las cejas—. ¿Estás sorprendida?
—¿Pelearás junto a mí? —le pregunto, casi sin respirar—. ¿Lucharás conmigo?
¿Aunque sea con Warner?
—¿En serio?
—Estoy aquí para ti, chica. Para eso están los amigos.
151
26
Traducido por Jess16
Me había olvidado que Kenji aún no había tenido la oportunidad de ver a Castillo
152
de pie, y siento un verdadero dolor cuando lo miro. Soy una amiga terrible. Todo lo
que hago es volcar mis problemas en él, sin pensar en preguntarle sobre los suyos
propios. Debe tener mucho en su mente.
Kenji tira de él en un fuerte abrazo, aferrándose por sólo unos pocos segundos
antes de separarse. Los dos se miran el uno al otro con algún tipo de
reconocimiento silencioso. Castillo apoya una mano en el brazo de Kenji.
Kenji sonríe.
Y luego se da vuelta y me sonríe a mí, y estoy de repente tan feliz, tan aliviada,
emocionada y encantada de que Kenji consiga dormir con un corazón más ligero
esta noche. Siento como si pudiera estallar de felicidad.
La puerta se abre.
Me doy la vuelta.
Adam entra.
Mi corazón se desinfla.
Trato de reír.
No puedo.
Todos están ocupados colocando las mantas en el suelo. Winston, Brendan, e Ian
se apoderan de uno de los lados de la sala, Alia y Lily del otro. Castillo duerme en el
sofá.
—Romántico.
—Ya quisieras.
—¿Dónde duerme Adam? —pregunto, bajando la voz.
—Kent no va a salir—me dice—. Él duerme con James. Pobre chico realmente tiene
malas pesadillas todas las noches.
Por supuesto que sí. Kenji debe saber esto de primera mano, también. Ellos solían
dormir juntos en Punto Omega.
154
—Patéate a ti mismo en la cara, Brendan.
Me doy vuelta, así estoy cara a cara con Kenji. Él me sonríe en la oscuridad. Le
devuelvo la sonrisa.
—Buenas noches—articulo.
Él me guiña un ojo.
155
27
Traducido por MaryJane♥
156
Traté de darle los buenos días y fingió no oírme. O tal vez realmente no me oyó. Tal
vez se las ha arreglado para entrenar a su cerebro para no oírme ni verme nunca
más.
Repetidas veces.
Sus ojos.
—Esta es mi casa —dice con los ojos brillantes—. No voy a dejarle entrar aquí.
157
realmente me odiara.
—NO.
—Si quieres volver a verlo tan desesperadamente —me dice Adam—, puedes salir de
mi casa. Pero él no va a volver aquí. Nunca.
Parpadeo.
—¿A dónde se supone que deba ir? —dice Kenji—. ¿Quiere que ella se quede parada
a un lado de la calle? ¿Así alguien puede reportarla y hacer que la maten? ¿Estás
loco?
—Ya no me importa una mierda —dice Adam—. Ella puede ir a hacer lo que sea que
quiera. —Se gira hacia mí de nuevo—. ¿Quieres estar con él? —Él señala la puerta—.
Vete. Que te maten.
El frío recorre mi cuerpo.
Esto ya no es sólo una pelea. Hay puro y absoluto odio en los ojos de Adam, y
estoy tan cegada por la imposibilidad de eso, tan desconcertada, que no sé cómo
reaccionar. Nunca podría haber previsto esto, nunca podría haber imaginado que
las cosas pudieran resultar de esta manera.
—Kent —dice Kenji otra vez—, necesitas calmarte. No pasa nada entre ella y Warner,
¿de acuerdo? Ella está tratando de hacer lo que piensa que es correcto…
158 —¡Mierda! —explota Adam—. Eso es mentira, y lo sabes, y eres un imbécil por
negarlo. Ella me ha estado mintiendo todo este maldito tiempo…
—Por supuesto que sí —espeta Kenji—. Cada persona en Punto oyó su melodrama
en los malditos túneles. Todos sabemos que rompieron. Así que deja de luchar
contra ello.
—Eso no cuenta como una ruptura —dice Adam, su voz áspera—. Todavía nos
amábamos…
—Bueno, ¿sabes qué? Lo que sea. No me importa. —Kenji gesticula con sus manos,
rueda los ojos—. Pero estamos en medio de una guerra en estos momentos. Por el
amor de la mierda, le dispararon en el pecho hace un par de días y casi murió. ¿No
crees que sea posible que realmente esté tratando de pensar en algo más grande
que sólo ustedes dos? Warner está loco, pero puede ayudar…
—Ella mira a ese loco como si estuviera enamorada de él —grita Adam de nuevo—.
¿Crees que no sé lo que es esa mirada? ¿Crees que no sería capaz de saberlo? Ella
solía mirarme así. La conozco… la conozco tan bien
—¡Deja de defenderla!
—Ni siquiera sabes lo que estás diciendo —dice Kenji—. Estás actuando como un
loco…
—Estaba más feliz —dice Adam—, cuando pensé que ella estaba muerta.
—No hablas en serio. No digas cosas como esas, hombre. Una vez que dices ese
tipo de mierda no puedes retractarte…
—Oh, lo digo en serio —dice Adam—. Realmente, realmente en serio. —Por fin me
mira. Con los puños apretados—. Pensar que estabas muerta —me dice—, era
mucho mejor. Me dolió mucho menos que esto.
159
Las paredes se están moviendo. Estoy viendo manchas, parpadeando ante nada.
Esto es sólo una terrible pesadilla, y cuando me despierte Adam será gentil y
amable y maravilloso de nuevo. Porque él no es así de cruel. No conmigo. Nunca
conmigo.
—Tú, de todas las personas —me dice Adam. Se ve tan disgustado—. Confiaba en ti,
te dije cosas que nunca debería haberte dicho, y ahora vas a salir para tirarme todo
a la cara. No puedo creer que me hagas esto. Que te enamoraras de él. ¿Qué
demonios te pasa? —exige, alzando el tono de voz—. ¿Qué tan loca tienes que
estar?
—Déjala en paz, Kent —dice Kenji de repente, su voz es afilada—. Lo digo en serio.
—¿Crees que me importa una mierda lo que piensas? —Adam se gira hacia él—.
Esta no es tu batalla, Kenji. El hecho de que ella es demasiado cobarde para decir
algo, no significa que tienes que defenderla…
160
—Me voy —dice Adam—. Me voy, y cuando vuelva, quiero que ella se haya ido.
No llores.
Esto no es real.
—Tú y yo —está ahora diciéndome Adam, su voz tan áspera, tan enojado—, hemos
terminado. Hemos terminado —espeta—. No quiero volver a verte. No en cualquier
lugar de este mundo, y definitivamente no en mi propia maldita casa. —Él me mira,
respirando agitadamente—. Así que lárgate. Vete antes de que yo vuelva.
161
concentrada en conseguir mi abrigo porque estoy tan fría. Hace mucho frío aquí.
Realmente necesito mi chaqueta. Y tal vez mis guantes. No puedo dejar de temblar.
Me pongo mi abrigo. Empujo mis manos en los bolsillos. Siento como si alguien
podría estar hablándome, pero no puedo oír nada a través de la bruma extraña
silenciando mis sentidos. Aprieto mis puños y mis dedos se encuentran con una
pieza de plástico.
Click.
—No. —Mi lengua es polvo. Mis dientes se han desmoronado—. Me tengo que ir.
Click.
Clickclick.
—Ven, siéntate —está diciéndome Castillo—. Adam está molesto, pero él va a estar
bien. Estoy seguro de que no quería decir lo que dijo.
—Sí. —Lily titubea, tratando de sonar optimista. Pero sus ojos se ven cautelosos, con
temor o preocupación y me doy cuenta de que está aterrorizada por mí.
No de mí.
Por mí.
Click clickclick.
Click click.
—Si te vas —dice ella, tratando de sonreír—, vamos a tener que vivir así para siempre.
Y yo no quiero vivir con un grupo de chicos malolientes por el resto de mi vida.
Click.
Clickclick.
—No te vayas —dice James. Se ve tan triste. Tan serio—. Lo siento, Adam fue malo
contigo. Pero yo no quiero que te mueras —dice—. Y no me gustaría que estuvieras
muerta. Te juro que no lo quiero.
—No puedo quedarme. —Mi voz suena extraña para mí. Rota —. Él realmente quería
decir lo que dijo…
—Pero, ¿cómo…?
—JULIETTE…Juliette…
Me doy la vuelta.
163 Warner está allí de pie, con la cara enrojecida, su pecho subiendo y bajando,
mirándome como si pudiera ser un fantasma. Camina por la habitación antes de
que tenga la oportunidad de decir una palabra y toma mi cara entre sus manos,
sus ojos registrándome.
—¿Estás bien? —está diciendo—. Dios… ¿estás bien? ¿Qué pasó? ¿Estás bien?
Él está aquí.
Él está aquí y lo único que quiero hacer es caer a pedazos, pero no.
No lo haré.
Él me envuelve en sus brazos, sin importarle los ocho pares de ojos mirándonos. Él
sólo me sostiene, con un brazo apretado alrededor de mi cintura, la otra aferrado a
la parte de atrás de mi cabeza. Mi cara está enterrada en su pecho y la calidez de él
es tan familiar para mí ahora. Extrañamente reconfortante. Pasa la mano arriba y
abajo por mi espalda, inclina su cabeza hacia la mía.
—¿Qué está mal, amor?—susurra—. ¿Qué pasó? Por favor dime… —Parpadeo—.
¿Quieres que te lleve de vuelta?
No respondo.
—Esta es, de lejos, la mierda más loca que he visto nunca —dice Kenji—. Realmente
nunca lo habría creído. Ni en un millón de años.
164 —Es como una telenovela. —Ian asiente—. Pero con una peor actuación.
Retrocedo de golpe, medio girando alrededor. Todo el mundo nos está mirando.
Winston es el único sonriendo.
—¿Qué está pasando?— les pregunta Warner —. ¿Por qué se ve como si estuviera a
punto de llorar? —Nadie contesta—¿Dónde está Kent? —Pregunta Warner,
entrecerrando los ojos al leer sus rostros—. ¿Qué hizo con ella?
—No puedo— le digo —. Me tengo que ir. No tengo permitido volver aquí otra vez.
—¿Qué? —Ira. Dentro y fuera de sus ojos—. ¿Qué quieres decir con que no tienes
permitido?
—Adam no quiere que me quede aquí. Tengo que irme antes de que vuelva.
La mandíbula de Warner se aprieta. Me mira por lo que parece un siglo. Casi puedo
verlo pensar, su mente trabajando a un ritmo imposible, para encontrar una
solución.
—Está bien —dice finalmente—. Está bien. —Exhala—. Kishimoto —dice a la vez, sin
165
romper el contacto visual conmigo.
—Presente, señor.
Warner trata de no poner los ojos en blanco mientras se vuelve hacia Kenji.
—Diablos, no.
—Me aseguraré de que estén bien alimentados y con regularidad —dice Warner a
modo de respuesta—. Su alojamiento será simple, pero no serán más simple que
esto —dice, señalando a la habitación—. El acuerdo nos proporcionará una gran
oportunidad para encontrarnos y estructurar nuestros próximos movimientos.
Debes saber que estás poniendo a todos en riesgo al permanecer en el territorio no
regulado. Tú y tus amigos estarán más seguro conmigo.
—¿Por qué harías eso, siquiera? —pregunta Ian—. ¿Por qué quieres ayudarnos y
darnos de comer y mantenernos con vida? Eso no tiene ningún sentido…
—Por supuesto que sí —contrarresta Lily. Sus ojos son duros, enojados—. No vamos
a caminar a una base militar, sólo para conseguir que nos maten. —Asiente—. Esto
podría ser un truco enfermo.
166
—Bien—dice Warner.
—No vengas.
—¿Deberíamos irnos?
—Sabes que no puedo quedarme —le digo, enojada y herida—. Sabes que Adam
quiso decir lo que dijo… él se volverá loco si vuelve y todavía estoy aquí…
—¿Así que sólo vas a irte, entonces? —dice Kenji bruscamente—. ¿Vas a caminar
lejos de todos nosotros, —Hace un gesto a todo el mundo—, sólo porque Adam
decidió ser un idiota? ¿Tú estás negociando a todos nosotros para Warner?
—Kenji…no estoy… ¡No tengo otro sitio para vivir! ¿Qué se supone que voy a…
—Quedarte.
—No voy a esforzarme con él. No le voy a mendigar. Déjame por lo menos ir con
un poco de dignidad.
—Ven conmigo —le digo—. Por favor…quiero que nos quedemos juntos.
—No.
Kenji casi se ríe.
—Mi oferta, sin embargo, sigue en pie. Y tú eres un idiota por rechazarla —dice
Warner—. Van a morir todos aquí, y tú lo sabes mejor que yo.
—Todo va a estar bien—me dice. Su frente está fruncida, sus ojos pesados—. Estoy
seguro de que vamos a encontrar una manera de vernos un día. Haz lo que tengas
que hacer.
—Por favor —dice, su voz urgente, presa del pánico—. Por favor, no hagas eso,
amor, necesito que no hagas eso.
—¡Maldita sea, Kenji! —exploto, alejándome de Warner—. Por favor, por el amor de
Dios, no seas un idiota. Tienes que venir conmigo…te necesito…
—Dales lo que quieren. No me importa lo que es —le digo—. Por favor, tienes que
negociar. Tiene que hacer que esto funcione. Lo necesito. Necesito a mis amigos.
—¿Qué quieres?
Y entonces él se ríe.
En realidad se ríe.
169
Warner está de pie tan quieto junto a mí que apenas ya puedo oír su respiración.
Mi cabeza está palpitando con tanta fuerza y mi corazón todavía está corriendo en
mi pecho, pero me he calmado lo suficiente que soy capaz de respirar un poco más
fácil ahora.
Sostiene mi mirada por un momento antes de cerrar los ojos. Exhala un suspiro
agudo. Mira hacia arriba.
—Bien—dice.
—Espera, ¿qué?
—Voy a estar de vuelta mañana a las 1400 horas para guiarles a su nuevo
alojamiento.
Asiento.
170
29
Traducido por Jess16
Sólo tengo la energía suficiente para centrarme en este único hecho extraño
mientras me guía por las escaleras y al garaje de estacionamiento. Él abre la puerta
del tanque y me ayuda a entrar antes de cerrarla tras de mí.
171
Se sube al otro lado.
Enciende el motor.
Todavía no puedo creer lo que acaba de suceder. No puedo creer que todos
vamos a estar trabajando juntos. No puedo creer que le dije a Warner qué hacer y
él me escuchó.
—Gracias —le susurro agradecida y culpable, de alguna manera, por todo lo que ha
pasado. Por dejar a Adam atrás. Ahora me doy cuenta de que he hecho el tipo de
elección que no puedo deshacer. Mi corazón aún se está rompiendo—. En serio —le
digo de nuevo—. Muchas gracias. Por venir a buscarme. Aprecio…
—No puedo soportar tu dolor —dice—. Puedo sentirlo tan fuerte y me está
volviendo loco...Por favor —me dice—. No estés triste. O lastimada. O culpable. No
has hecho nada malo.
—Lo siento…
—No lo sientas, tampoco —dice—. Dios, la única razón por la que no voy a matar a
Kent por esto, es porque sé que sólo te molestaría más.
—No quiero que mates a nadie en absoluto —le digo—. No sólo a Adam.
—¿No quieres arreglarme, entonces? ¿No tiene una larga lista de cosas que tengo
que trabajar?
—No. —Miro por la ventana. La vista es tan sombría. Tan fría. Cubierta de hielo y
nieve—. No hay nada malo contigo que no esté mal en mí —le digo en voz baja—. Y
si yo fuera inteligente, primero descubriría cómo arreglarme yo misma.
Los dos estamos un rato en silencio. La tensión es tan espesa en este pequeño
espacio.
—¿Sí? —dice.
—Quiero que sepas —le digo—, que no creo que estés loco.
—¿Qué?—Se sobresalta.
—No creo que estés loco. —El mundo se está desdibujando a medida que miro por
la ventana—. Y no creo que seas un psicópata. Tampoco creo que seas un
monstruo retorcido y enfermo. No creo que seas un asesino despiadado, y no creo
que merezcas morir, y yo no creo que seas patético. O estúpido. O un cobarde. Yo
no creo que seas ninguna de las cosas que la gente ha dicho sobre ti.
Me vuelvo a mirarlo.
—¿No? —Su voz es tan suave y tan asustada que apenas puedo oírla.
—No —le digo—. No lo hago. Y pensé que deberías saberlo. No estoy tratando de
arreglarte, no creo que necesites ser arreglado. No estoy tratando de convertirte en
otra persona. Yo sólo quiero que seas quien eres realmente. Porque creo que
conozco al verdadero tú. Creo que lo he visto.
173 —No me importa lo que digan los demás sobre ti —le digo—. Creo que eres una
buena persona.
Dentro y fuera.
De manera desigual.
Él no dice nada.
Las manos de Warner se cierran alrededor del volante. Sus nudillos están blancos.
Él asiente.
175
Ahora se siente bien para mí.
Estos últimos meses lo han transformado a mis ojos, y estos dos últimos días han
estado llenos de revelaciones de las que yo todavía estoy recuperándome. No
puedo negar que parece diferente para mí ahora.
Él es como un aterrado, torturado animal. Una criatura que pasó toda su vida
siendo golpeada, abusada, y enjaulada. Fue forzado a llevar una vida que él nunca
pidió, y nunca se le dio la oportunidad de elegir otra cosa. Y aunque se le ha dado
todas las herramientas para matar a una persona, él está muy emocionalmente
torturado para ser capaz de usar aquellas habilidades contra su propio padre, el
mismo hombre que le enseñó a ser un asesino. Porque de alguna manera, de
alguna extraña e inexplicable manera, todavía quiere que su padre lo ame.
Y lo entiendo.
—Oh.
176
—Sí.
No dice nada.
No digo nada.
—Sí.
—¿Eso es todo?
—No.
—Sí.
—En serio.
Asiento.
Él no dice nada.
—Estaba molesto —le susurro—, porque no estaba de acuerdo con que estabas loco.
Y él me acusaba. —Vacilo—. De estar enamorada de ti.
Respiro.
—No.
—Entonces le dijiste que estaba loco. Le dijiste que tenía que estar fuera de su
mente para decir algo como eso.
—No.
Trato de no moverme.
—Nada —susurro.
Warner se congela.
No respiro.
Nadie habla por lo que se siente como una eternidad.
31
178
Traducido por Jess16
Hurgo por todo el cuarto de baño mientras la bañera se llena de agua caliente, y
descubro pilas y pilas de jabones perfumados. Todos de diferentes tipos. Todos de
diferentes tamaños. Cada barra de jabón ha sido envuelta en un grueso trozo de
pergamino, y atada con una cuerda. Hay pequeñas etiquetas adheridas a cada
paquete para distinguir un olor de otro.
MADRESELVA.
Agarro el jabón y no puedo dejar de pensar en lo diferente que era tomar una
ducha en Punto Omega. No teníamos nada tan elegante como esto. Nuestros
jabones eran duros y olían raro y eran bastante ineficaces. Kenji solía traer algunos
a nuestras sesiones de entrenamiento y romper pedazos para tirármelos cuando yo
no estaba enfocada.
Mi corazón se hincha cuando recuerdo que mis amigos estarán aquí mañana. Esto
realmente va a suceder, creo. Seremos imparables, todos nosotros juntos. No
puedo esperar.
Toques altos de jazmín y matices de uva. Toques suaves de lila, madreselva, rosa, y
canela. Toques de azahar y de base en polvo completan la fragancia.
Suena increíble.
179
Estoy recién bañada y vestida con un conjunto de ropa limpia.
Sigo oliendo mi piel, gratamente sorprendida de cuán agradable es oler como una
flor. Nunca he olido a nada antes. Sigo pasando mis dedos por mis brazos,
preguntándome cuánta diferencia puede hacer un buen jabón. Nunca me he
sentido tan limpia en mi vida. No me di cuenta de que un jabón podría hacer
espuma así o reaccionar tan bien a mi cuerpo. El único jabón que he usado antes
siempre secaba mi piel y me dejaba una sensación incómoda durante unas horas.
Pero esto es raro. Maravilloso. Me siento suave, tersa y muy fresca.
Me siento en la cama de Warner, tiro mis pies debajo de mí. Miro fijamente a la
puerta de su oficina.
Tal vez esto es lo que Adam quería. Él puede volver a su vida con su hermano
pequeño ahora. No tiene que preocuparse acerca de compartir sus raciones con
otras ocho personas y va a ser capaz de sobrevivir mucho más tiempo de esta
manera.
180
Él estará solo. Sin comida. Sin amigos. Ningún ingreso.
Y así fue.
Y no lo fue.
Nos vinculó, me doy cuenta. Ese tatuaje. Nos unió a Adam y a mí, pero no porque
estuviéramos destinados el uno para el otro. No porque él fuera mi vuelo a la
libertad. Sino debido a que tenemos una importante conexión entre los dos. Una
clase de esperanza que ninguno de nosotros fue capaz de ver.
Warner.
Un pájaro blanco con vetas de oro como una corona encima de su cabeza.
Un muchacho de tez blanca con el pelo de oro, el líder del Sector 45.
181
Siempre fue él. Todo este tiempo.
El enlace.
Warner, el hermano de Adam, mi captor y ahora compañero. Sin darse cuenta, nos
unió a Adam y a mí. Y estar con Adam me dio un nuevo tipo de fuerza. Todavía
estaba asustada y todavía muy rota y Adam se preocupó por mí, dándome una
razón para ponerme de pie por mí misma cuando yo era demasiado débil como
para darme cuenta de que siempre había sido una razón suficiente. Era el afecto y
el deseo desesperado de conexión física. Dos cosas de las que me habían privado, y
que era tan completamente desconocido para mí. No tenía nada con qué
comparar a estas nuevas experiencias.
182
devolverme a otro chico.
Y ahora mismo, no puedo decir que sé lo que haría Adam si me estuviera muriendo
frente a él. No estoy segura de si él me salvaría la vida. Y esa sola incertidumbre me
hace estar segura de que algo no estaba bien entre nosotros. Algo no era real.
Debo haberme quedado dormida. No tengo ni idea de qué hora es, pero una
rápida mirada alrededor de la habitación me dice que Warner no está aquí.
183 Me deslizo fuera de la cama. Sigo usando calcetines y estoy agradecida de repente;
tengo que envolver mis brazos alrededor de mí, temblando mientras el aire frío del
invierno se arrastra a través de la fina tela de mi camiseta. Mi cabello está todavía
un poco húmedo del baño.
O de su madre.
No lo haré.
Dudo fuera de su puerta. Está tan tranquilo que estoy casi segura de que mi
corazón está latiendo lo suficientemente alto y fuerte para él escucharlo. No sé por
qué estoy tan asustada.
—Aaron, ¿estás…?
Su oficina es enorme.
184
Es del tamaño de todo su dormitorio y armario combinado. Más grande. Hay
mucho espacio aquí, espacio suficiente para albergar la enorme mesa de reuniones
y las seis sillas colocadas a ambos lados de ella. Hay un sofá y un par de mesitas
adornando la esquina, y una de las paredes se compone de nada más que
estanterías. Cargadas con libros. Llenas de libros. Libros viejos, libros nuevos y libros
con lomos cayéndose.
Madera tan marrón que se ve negro. Líneas limpias y rectas, cortes sencillos. Nada
es recargado o voluminoso. Ningún cuero. Ninguna silla de respaldo alto o
artesanía en madera excesivamente detallada. Mínimo.
Él me mira fijamente.
—Oh.
—Deberías volver a la cama. —No sé por qué se ve tan nervioso. ¿Por qué sus ojos
siguen lanzándose de mí hacia la puerta?
185 —Oh. —Él está jugando con lo que me doy cuenta es un pequeño frasco en sus
manos. Lo coloca en el escritorio detrás de él sin darse la vuelta.
Ha estado tan apagado hoy, creo. Lo contrario a él mismo. Por lo general es tan
compuesto, tan seguro de sí mismo. Pero recientemente él ha estado tan inestable
alrededor de mí. La incoherencia es desconcertante.
Hay cerca de diez pasos entre nosotros, y ninguno de los dos está haciendo ningún
esfuerzo por cerrar la brecha. Estamos hablando, como si no nos conociéramos,
como si fuéramos extraños que acaban de encontrarse en una situación
comprometedora. Lo cual es ridículo.
Se congela.
Me detengo.
Él se queda inmóvil.
186 —¿Qué?
—No me dejarás salir de esto, incluso con una onza de respeto propio, ¿verdad?
Él da un paso atrás.
—No lo hago.
—Entonces ¿por qué esto? —Levanto el frasco—. ¿De dónde has sacado esto?
—No es nada…es sólo… —Él niega con la cabeza—. Delalieu lo encontró para mí. Es
ridículo —dice—. Me siento ridículo.
—¿Porque no puedes llegar a tu propia espalda? —Él me mira fijamente a
continuación. Suspira—. Date la vuelta— le digo.
—No.
—Eso no significa que necesitas volver a verlas. —No puedo evitar sonreír un poco—.
¿Qué? —exige—. ¿Qué es tan gracioso?
—No lo soy.
—Obviamente.
—Date la vuelta —le digo de nuevo. Estrecha los ojos hacia mí—. ¿Por qué estás
siquiera usando estas cosas? —le pregunto por segunda vez—. No lo necesitas. No
lo uses si te hace sentir incómodo.
—Por supuesto que no. ¿Por qué…? ¿Sientes dolor? ¿Te duelen las cicatrices?
—¿En serio? —Él asiente—. ¿Quieres decirme de dónde vienen? —susurro, incapaz
de mirarlo a los ojos.
Él está en silencio durante tanto tiempo que finalmente me veo obligada a mirar
hacia arriba.
Sus ojos están muertos, sin ninguna emoción, su rostro es neutral. Se aclara la
garganta.
—Eran mis regalos de cumpleaños —dice—. Cada año desde que tenía cinco años.
Hasta que cumplí dieciocho —dice—. Él no volvió en mi decimonoveno
cumpleaños. —Estoy congelada por el horror—. Correcto. —Warner ve sus manos—.
Así que…
—Azotó.
—Oh, Dios mío. —Ahogo un grito, tapándome la boca. Tengo que mirar hacia la
pared para reponerme. Parpadeo varias veces, luchando por tragar el dolor y la
rabia construyéndose dentro de mí—. Lo siento mucho. —Me atraganto—. Aaron. Lo
siento mucho.
188 —No quiero que sientas repulsión por mí —dice en voz baja.
—No hablas en serio. —Sus ojos dicen que sí lo hace—. ¿Nunca te has mirado en un
espejo?—le pregunto, enfadada.
—¿Perdón?
—Tú eres perfecto —le digo, tan abrumada que me olvido de mí misma—. Todo de
ti. Tu cuerpo entero. Proporcionalmente. Simétricamente. Eres absurda y
matemáticamente perfecto. Incluso no tiene sentido que una persona pueda verse
como tú —le digo, sacudiendo la cabeza—. Ni siquiera puedo creer que me dijeras
algo así…
—Aaron —digo de nuevo, con más fuerza esta vez—. ¿Por favor… realmente no
puedes pensar que siento repulsión por ti? Realmente no puedes pensar que me
importaría… que yo fuera disuadida por tus cicatrices…
—No lo sé —dice.
Se está paseando por delante de su escritorio, con los ojos fijos en el suelo.
—Pensé que podías sentir los sentimientos —le digo—. Pensé que los míos serían tan
obvios para ti.
—No siempre puedo pensar con claridad —dice, frustrado, frotándose la cara, la
frente—. Especialmente cuando mis emociones están involucradas. No siempre
puedo ser objetivo, y a veces hago suposiciones—dice—, que no son ciertas… y yo
no… ya no confío en mi propio juicio. Porque yo he hecho eso —dice—, y es
contraproducente. Terriblemente.
—Tienes razón —le susurro. Él mira hacia otro lado—. Has cometido un montón de
errores —le digo—. Lo hiciste todo mal. —Se pasa la mano a lo largo de su cara—.
Pero no es demasiado tarde para arreglar las cosas, puedes hacer las cosas bien…
—Por favor…
Me detengo.
—Vete —dice en voz baja—. No quiero que estés aquí ahora mismo.
—¿Por qué no lo entiendes?—Él me mira y sus ojos están tan llenos de dolor y
devastación que realmente me quita el aliento.
—¿Entender qué…?
—Te amo.
Él se rompe.
Él se rompe.
—Te amo —dice, sus palabras duras y suaves a la vez—. Te amo y no es suficiente.
Pensé que iba a ser suficiente y me equivoqué. Pensé que podía luchar por ti y me
equivoqué. No puedo. Ya ni siquiera puedo enfrentarte.
—Aaron…
—Dime que no es verdad —dice—. Dime que estoy equivocado. Dime que estoy
ciego. Dime que me quieres.
No puedo mentirle.
—Aaron, por favor entiende. Pensé que sabía lo que era el amor antes y me
equivoqué. No quiero cometer el mismo error otra vez.
—Por favor. —Está rogando ahora—. Por el amor de Dios, Juliette, he perdido mi
dignidad.
Retrocedo.
Me doy la vuelta.
191
33
Traducido por Jess16
Ahora lo entiendo.
—Yo te llevaría conmigo —está diciendo—, pero creo que va a ser difícil disfrazarte
en este viaje. Si tú quieres, puedes esperar en las habitaciones de
entrenamiento…Voy a llevar al grupo de ellos directamente allí. Puedes saludarlos
tan pronto como lleguen. —Finalmente me mira—. ¿Eso está bien?
Asiento.
El ascensor se detiene.
—Esto.
193 Máquinas de correr y aparatos de las piernas y las máquinas que trabajan los
brazos, los hombros, los abdominales. Hay máquinas incluso que se parecen a las
bicicletas. No sé cómo se llaman ninguna de estas. Sé que una de estas cosas es
una prensa de banco. También sé como lucen las pesas, y hay bastidores y
bastidores, en todos los tamaños. Pesas, pienso. Pesas libres. También en algunos
lugares hay barras colgando del techo, pero no puedo imaginar para lo que son.
Hay un montón de cosas en torno a esta habitación, en realidad, que se ven
totalmente ajenas a mí y cada pared se utiliza para algo diferente.
Una de las paredes parece estar hecha de piedra. O roca. Hay pequeñas ranuras en
las mismas que son acentuadas, por lo que parecen piezas de plástico de diferentes
colores. Otro muro está cubierto de armas. Cientos de armas que descansan en los
soportes que los mantienen en su lugar. Son prístinas. Relucientes como si
acabaran de ser limpiadas. Hay una puerta en esa misma pared, me pregunto a
dónde va. La tercera pared está cubierta con el mismo material negro, similar a una
esponja que cubre las plantas. Parece que puede que sea suave y elástica. Y el
muro final es por el que acabamos de entrar. Alberga el ascensor, y otra puerta, y
nada más.
Las dimensiones son enormes. Este espacio es por lo menos dos o tres veces el
tamaño de la habitación de Warner, su armario, y su oficina en su conjunto. No
parece posible que todo esto sea para una persona.
—Esto es increíble —le digo, volviéndome hacia él—. ¿Utilizas todo esto?
Él asiente.
—Normalmente estoy aquí por lo menos dos o tres veces al día —dice—. Me bajé de
la pista cuando me lesioné—dice—, pero en general, sí. —Da un paso hacia delante,
toca la pared negra esponjosa—. Esta ha sido mi vida durante tanto tiempo como lo
he sabido. Formación y entrenamiento —dice—. He estado entrenándome por
siempre. Y aquí también es donde vamos a empezar contigo.
—¿Yo?
Él asiente.
194
Él trata de mirarme a los ojos y no puede.
—Me tengo que ir —dice—. Si te aburres aquí, toma el ascensor hacia arriba. Este
ascensor sólo puede acceder a dos niveles, por lo que no te puedes perder. —
Abrocha su chaqueta—.Volveré tan pronto como pueda.
—Está bien.
—No parece posible —dice, en voz tan baja—, que no trates de huir.
Yo no digo nada.
Me levanto de un salto, casi dejando caer la pesa sobre el pie. Kenji, Winston,
196
Castillo, Brendan, Ian, Alia y Lily están cruzando la puerta adicional en la pared de
las pistolas.
Me apresuro a saludar a todos. Prácticamente salto, estoy tan excitada por tenerlos
aquí. Pero todos están mirando a su alrededor en estado de shock. Como si
realmente hubieran pensado que Warner los estaba guiando a una trampa.
—Hay un vestuario por aquí —les dice Warner. Él apunta hacia la puerta de al lado
del ascensor—. Hay un montón de duchas y puestos de baño y cualquier otra cosa
que puedan necesitar para no oler como un animal. Toallas, jabón, máquinas de
lavandería. Todo por aquí.
Estoy tan concentrada en Warner que casi no noto a Delalieu de pie en la esquina.
Sofoco un jadeo.
Él está de pie en silencio, con las manos cruzadas en la espalda, mirando de cerca
cómo todo el mundo escucha a Warner hablar. Y no por primera vez, me pregunto
quién es él realmente. Por qué Warner parece confiar tanto en él.
—Ya tienen sus propias armas—continúa—, pero como se puede ver, esta sala está
totalmente equipada y…
—Si tocas cualquiera de mis armas, voy a romperte las dos manos—le dice Warner.
—Este muro está fuera de tus límites. De todos ustedes —dice, mirando alrededor de
la habitación—. Todo lo demás está disponible para su uso. No dañen ninguno de
mis equipos. Dejen las cosas como las han encontrado. Y si no se duchan en un
período regular, no vengan ni a tres metros de mí.
Kenji resopla.
—Tengo otro trabajo que atender—dice Warner—. Regresaré a las 19.00 horas,
momento en el cual podemos convocarnos de nuevo y comenzar nuestras
discusiones. Mientras tanto, aprovechen la oportunidad para situarse. Pueden usar
las esteras supletorias en la esquina para dormir. Espero por su bien que trajeran
sus propias mantas.
La bolsa de Alia se sale de sus manos y golpea el suelo. Todo el mundo se gira en
su dirección. Ella se vuelve escarlata.
—Gracias —dice.
Incluso a mí me sorprende.
Warner me mira entonces. Me mira por sólo una fracción de segundo antes de
mirar lejos. Y luego, sin decir palabra, alcanza el botón del ascensor.
Winston e Ian están mirándome también, sin hacer ningún esfuerzo por ocultar su
confusión. Lily está desempacando sus cosas. Castillo me está mirando de cerca.
199
Brendan y Alia están enfrascados en una conversación.
—¿Qué quieres decir? —pregunto. Estoy tratando de ser indiferente, pero creo que
mis orejas han enrojecido.
Kenji suelta un largo suspiro, mira hacia otro lado; se frota los ojos justo antes de
dejar caer su mochila en el suelo. Se inclina contra la pared.
—No voy a mentirte, J —dice, bajando la voz—. Esta mierda con Kent me está
estresando. Su drama está desordenado las cosas. Él no nos hizo fácil el irnos.
—Lo sé —dice Kenji. Suspira de nuevo—. De todos modos, es bueno verte, princesa,
pero estoy cansado como el infierno. Y hambriento. Gruñón. Ya sabes. —Él hace un
movimiento casual con su mano. Se desploma en el suelo.
—Extraño a James, ¿de acuerdo? Extraño a ese chico. —Kenji suena tan cansado.
De hecho, puedo ver el cansancio en sus ojos—. No quería dejarlo atrás.
200
Mi corazón se hunde rápidamente.
Por supuesto.
James.
—Lo siento mucho. Me gustaría que hubiese una manera en que pudiéramos
haberlo traído con nosotros.
—Probablemente sea más seguro para él dónde está —dice, pero es obvio que no
cree una palabra de eso—. Sólo deseo que Kent deje de ser tan idiota. —Me
estremezco—. Todo esto podría ser increíble si él dejara sus prejuicios —dice Kenji—.
Pero no, tiene que ser todo raro y loco y dramático. —Suelta un suspiro—. Es tan
malditamente emocional —dice Kenji repentinamente—. Todo es un problema para
él. Simplemente no puede olvidarlo. No puede ser genial y seguir adelante con su
vida. Yo sólo... No sé. Lo que sea. Sólo deseo que James estuviera aquí. Lo echo de
menos.
Castillo, Ian, Alia, y Lily se dirigen a los vestuarios, mientras Winston y Brendan
vagan por la instalación. Están tocando la pared de roca en este momento,
teniendo una conversación que no puedo oír.
—Lo dudo.
—¿En serio no vas a contarme lo que pasó? —Él levanta la mirada, ofendido—. Yo te
201
cuento todo.
—Pero eso no es todo, ¿no? —No dice nada. Miro mi regazo—. Me puedes decir
cualquier cosa, ya sabes. Siempre has estado ahí para mí y siempre estaré aquí si
necesitas hablar, también.
—¿Por qué tienes que hacerme sentir culpable por no querer participar en el
momento de comparte-tus-sentimientos?
—Yo n...
—Sólo… estoy de un humor de mierda, ¿bien? —Mira a un lado—. Me siento raro.
Como si simplemente quisiera estar enojado hoy. Como si quisiera golpear gente
en la cara sin ninguna razón.
Estiro mis rodillas hasta mi pecho. Apoyo la barbilla en mis rodillas. Asiento.
—Algunas veces me canso mucho, ¿sabes? —Mira su puño, a las formas que hace al
presionar sus nudillos en el material blando y esponjoso—. Como si simplemente
me hartara de todo. —Su voz es de repente tan baja, que es casi como si no me
hablara en absoluto. Puedo ver el movimiento de su garganta, las emociones
atrapadas en su pecho—. Sigo perdiendo gente —dice—. Es como si cada día pierdo
gente. Cada maldito día. Estoy tan cansado de eso. Estoy tan enfermo y cansado de
eso.
202 —Te extrañé, J. —Todavía estudia los tapetes—. Desearía que hubieras estado allí la
noche anterior.
—Pensé que no te gustaba hablar de sus sentimientos —bromeo con él, tratando de
aligerar el ambiente.
No lo hace.
—Pasar el rato contigo me ha vuelto extraño, J. Lo único que hago estos días es
sentarme a pensar en mis sentimientos. Gracias por eso.
Me aferro a él, deseando poder aliviar su dolor. Deseando poder llevarme sus
cargas y hacerlas mías.
—¿Qué?
203 —Cállate —digo, riendo contra su pecho. Los dos usamos mangas largas,
pantalones largos. Mientras mi cara y manos no toquen su piel, es perfectamente
seguro.
—Bueno, es cierto.
—Sí, chica. —Me sonríe—. Lo sé. Y no puedo creer que me quedara atrapado con tu
trasero flaco.
Me libero de sus brazos. Entrecierro los ojos hacia él.
Él se ríe.
Mi sonrisa desaparece
—Él no es mi novio.
—¿Estás segura de eso? Porque estoy bastante seguro de que Romeo no nos habría
dejado venir a vivir con él si no estuviera un poco locamente enamorado de ti.
Me encojo de hombros.
204
—Me siento... atraída por él.
—¿Pero?
—Bueno, sí —dice Kenji. Exhala. Se inclina hacia atrás—. Sí. Sí, lo sé.
—No sabía eso —le digo, sorprendida—. No tenía ni idea de que fuera así.
—¿No era así contigo? —pregunta Kenji—. ¿La primera vez que llegaste aquí?
—No —digo—. Siempre fue bastante… animado conmigo. No, como, muy animado—
aclaro—, pero, quiero decir... No sé. Hablaba mucho. —Estoy en silencio mientras los
recuerdos resurgen—. Siempre hablaba, en realidad. Eso es todo lo que él hacía. Y
me sonreía todo el tiempo. —Hago una pausa—. Pensé que lo estaba haciendo a
propósito. Para burlarse de mí. O tratar de asustarme.
—Bueno, no.
205
Kenji suspira.
—Está bien —dice Kenji rápidamente, levantando ambas manos—. Muy bien. Tenía
curiosidad. Esta es una zona de libre juicio, J.
Resoplo.
—Sí, no lo es.
—Sabes, Adam realmente piensa que tú y Warner están, como, juntos ahora.
Pongo los ojos en blanco.
—Adam es estúpido.
—Baja la voz —susurra—. No puedes ir por ahí diciendo eso. Ya sabes cómo Kent se
siente al respecto.
—¿Por qué? —dice Kenji—. ¿Crees que él y Kent se van a convertir en mejores
amigos de repente?
El cuerpo de Kenji se tensa, con la cara en blanco. Sus ojos se abren, sólo un poco.
—No es justo para ninguno de ellos —digo—. Y realmente creo que a Warner le
encantaría saber que tiene hermanos en este mundo. Al menos James y Adam se
tienen entre sí —digo—. Pero Warner siempre ha estado solo.
—Esto se pone cada vez más y más retorcido —dice—. Es como si pensaras que
posiblemente no podría ser más complicado, y luego, bam.
—Él merece saber, Kenji —digo de nuevo—. Sabes, al menos Warner merece saber.
Está en su derecho. Es su sangre, también.
Kenji levanta la mirada. Suspira.
—Maldita sea.
—No lo harías. —Lo miro. Seriamente—. Eso está mal, J. —Kenji se ve sorprendido—.
No puedes hacer eso.
Se encoge de hombros.
Sonrío.
—Ve —le digo—. Ve y apúrate en regresar. Tengo la sensación de que esta va a ser
una larga noche.
208
36
Traducido por Fer_rdn
Corregido por Liset_11
Todos estamos sentados en los bancos, alrededor de la sala de entrenamiento.
Warner está sentado junto a mí y yo estoy haciendo todo lo posible para
asegurarme de que nuestros hombros no se toquen accidentalmente.
209
Una pausa—. Nosotros no tenemos ni idea de cómo llegar al supremo.
—No exactamente. —Vacila Warner—. Pero el punto es que tenemos que atraerlo
aquí. Ir a él no va a funcionar. Nosotros crearemos un problema lo suficientemente
grande para que se vea obligado a venir por nosotros. —Él me mira entonces—.
Juliette dice que ya tiene un plan.
Asiento con la cabeza. Tomo una respiración profunda. Estudio los rostros frente a
mí.
Aturdido silencio.
—Creo que, en conjunto —les digo—, vamos a ser capaces de convencer a los
soldados de luchar a nuestro lado. Al final del día, nadie se está beneficiando del
Restablecimiento a excepción de las personas a cargo. Los soldados están cansados
y hambrientos y probablemente sólo tomaron este trabajo porque no había otras
opciones. —Hago una pausa—. Podemos reunir a los civiles y a los soldados. Todo el
210
mundo en el sector. Conseguir que se unan a nosotros. Y sepan lo que yo, es
decir… ellos ya me han visto… saben lo que puedo hacer. ¿Pero a todos nosotros
juntos? —Niego con la cabeza—. Eso sería increíble. Podríamos mostrarles que
somos diferentes. Más fuertes. Podemos darles esperanza, una razón para luchar. Y
entonces —digo—, una vez que tengamos su apoyo, las noticias se extenderán, y
Anderson se verá obligado a volver aquí. Tendrá que intentarlo y derrumbarnos. Él
no tiene otra opción. Y una vez que esté de vuelta, lo llevamos a cabo. Lo
combatimos a él y a su ejército y ganaremos. Y luego nos apoderamos del país.
—Dios mío.
—Señorita Ferrars —dice—, nos has dado esta gran idea para pensar.
—Sí, pero ¿cómo van a saber cuáles son nuestros puntos fuertes? —pregunta
Brendan—. ¿Y si no nos creen?
—Podemos mostrarles.
211 —¿Puedes proyectar? —pregunta Winston, con los ojos muy abiertos—. ¿Quieres
decir que puedes, como, matar a todos con esa cosa que te absorbe la vida?
—Um, no —digo—. Quiero decir, bueno, sí, supongo que podría hacer eso, también,
pero no estoy hablando de eso. Quiero decir que puedo proyectar mi fuerza. No es
la… cosa succiona vida...
Estoy a punto de responder cuando recuerdo que Brendan y Winston e Ian fueron
tomadas como rehenes antes de que yo empezara a entrenar en serio. No sé qué
pueden saber ellos de mi progreso en absoluto.
—Mi… poder —digo—, tiene que ver con algo más que mi piel. —Miro a Kenji.
Haciéndole una seña—. Habíamos estado trabajando juntos por un tiempo,
tratando de averiguar qué era, exactamente, lo que era capaz de hacer, y Kenji se
dio cuenta de que mi verdadera energía viene de las profundidades de mí, no de la
superficie. Está en mis huesos, mi sangre, y mi piel —trato de explicar—. Mi poder
real es un tipo loco de súper fuerza. Mi piel es sólo un elemento de eso —les digo—.
Es como la mayor forma de mi energía, y la forma más loca de protección, es como
si mi cuerpo se hubiera puesto un escudo. Un metafórico alambre de púas. Que
detiene a los intrusos. —Casi me río, preguntándome cuándo se hizo tan fácil para
mí hablar de estas cosas. Sentirme cómoda con ello—. Pero también soy lo
suficientemente fuerte como para romper todo—les digo—, y sin siquiera
lesionarme. Concreto. Ladrillos. Vidrio…
—Ella creó un terremoto —dice Alia con entusiasmo, y estoy realmente sorprendida
de escuchar su voz—. Durante la primera batalla —dijo a Brendan, Winston e Ian—.
Cuando estábamos tratando de salvarlos, chicos. Golpeó el suelo y lo abrió. Así es
como fuimos capaces de escapar.
212 —Por lo tanto, lo que estoy tratando de decir —les digo a ellos—, es que si puedo
proyectar mi fuerza y realmente puedo aprender a controlarlo. No lo sé. —Me
encojo de hombros—. Podría mover montañas, probablemente.
—Wow —dice Lily—. Así que podrías simplemente… ¿destruir cosas? ¿Como
cualquier cosa?
—¿Te importaría?
Me pongo de pie y camino hacia las pilas de pesas, a la vez que me preparo
mentalmente para aprovechar mi energía. Esta sigue siendo la parte más difícil
para mí: aprender a moderar mi fuerza con delicadeza.
Tomo una pesa de veinticinco kilos y la llevo hacia el grupo.
Por un momento me pregunto si esto debe sentirse pesado para mí, sobre todo
teniendo en cuenta que pesa aproximadamente la mitad que yo, pero no puedo
sentirlo.
—¿Qué vas a hacer con eso? —Ian pregunta, los ojos muy abiertos.
—¿Me estás diciendo que puedes simplemente, como, romperlo o lo que sea? —
dice Winston.
Asiento.
213 La recojo, y, literalmente, aplasto la pesa entre mis manos. Se convierte en un lío
mutilado de metal. Un bulto de veinticinco kilos. Lo rompo por la mitad y dejo caer
los dos pedazos al suelo.
—Lo siento —le digo rápidamente, mirando alrededor—. No quise tirarlo así…
—Oye, entonces… espera —dice Winston, dándose cuenta de algo mientras mira
fijamente a Warner—. Tu puedes hacer eso, también, ¿verdad? ¿Puedes
simplemente tomar su poder y utilizarlo como ella, también?
—Puedo tomar todos sus poderes —lo corrige Warner—. Y hacer lo que quiera con
ellos.
El terror en la habitación es muy algo muy palpable.
—Así que ustedes dos —Ian intenta encontrar su voz—, quiero decir, juntos… ustedes
podrían básicamente…
—Iba a decir que patear unos serios traseros, pero sí, eso también, supongo —Ian
sacude su cabeza.
—¿Estás segura que confías en este tipo? —Me pregunta Lily, señalando con el
pulgar a Warner y mirándome como si, en serio, estuviera preocupada—. ¿Y si él
sólo te está usando por tu poder?
214
—Confío en él con mi vida —le digo en voz baja—. Ya lo he hecho y lo haría de
nuevo.
—Sí, suena como que vamos a ir a por todas partes como un pavo real y con la
esperanza de que nos encuentren lo suficientemente atractivos como para
aparearse con nosotros.
—A pesar de lo extraño que Kenji lo hizo sonar —digo, lanzando una mirada severa
en su dirección—, la respuesta es sí, básicamente. Podemos ofrecerles un grupo
para apoyarlos. Nos hacemos cargo del ejército, y luego de las personas. Y
entonces los guiamos en batalla. Realmente, realmente pelearemos.
—¿Y si ganas? —pregunta Castillo. Él ha estado tan callado en todo este tiempo—.
¿Qué vas a hacer entonces?
—Yo lo haré.
215
en la nación? Son más de 554 guerras.
—¿Y los otros? —pregunta—. ¿Cómo puedes dirigir una nación en la dirección
correcta cuando has masacrado a todos quienes se te opongan? ¿Cómo vas a ser
diferente de quien has derrotado?
—Confío en mí misma —le digo—, de ser lo suficientemente fuerte como para hacer
lo correcto. Nuestro mundo se está muriendo en estos momentos. Dijiste que
tenemos los medios para reclamar nuestra tierra… para volver a poner las cosas de
nuevo en la forma en que estaban. Una vez que el poder esté en el lugar correcto…
con nosotros…puedes reconstruir lo que comenzaste en Punto Omega. Tendrás
toda la libertad de implementar esos cambios a nuestra tierra, agua, animales, y la
atmosfera, y salvar millones de vidas en el proceso… dándoles a las nuevas
generaciones un diferente futuro. Tenemos que intentarlo —le digo—. No solo
sentarnos y ver cómo mueren las personas cuando tenemos el poder de hacer la
diferencia.
—Y yo. —Brendan.
—Tal vez —dice. Se recuesta en su silla, une sus manos—. Tal vez serás capaz de
hacer bien lo que yo hice mal. —Niega con la cabeza—. Soy veintisiete años mayor y
nunca he tenido tu confianza, pero yo entiendo tu corazón. Y confío en lo que
dices que crees es verdad. —Una pausa. Una mirada cuidadosa—. Te apoyaremos.
Pero sabes que estás tomando una gran y aterradora responsabilidad. Una que
puede ser contraproducente de forma irreversible.
216 —Muy bien, entonces, señorita Ferrars. Buena suerte y vaya con Dios. Nuestro
mundo está en sus manos.
37
Traducido por val_277
Toco su brazo.
Warner se pone rígido. Se detiene, inmóvil, con los ojos fijos en la mano que he
puesto en su antebrazo.
—Por favor —susurro—. No quiero que sea así con nosotros. Quiero que seamos
capaces de hablar. Para llegar a conocernos entre sí de nuevo, correctamente, ser
amigos…
—Estoy haciendo mi mejor esfuerzo, amor. Pero no sé cómo ser sólo tu amigo.
—No tiene que ser todo o nada —trato de decirle—. Puede haber pasos
intermedios… sólo necesito tiempo para entenderte así… como una persona
diferente…
—Pero de eso se trata. —Su voz se ha desgastado—. Necesitas tiempo para
entenderme como una persona diferente. Necesitas tiempo para arreglar tu
percepción de mí.
—Porque no soy una persona diferente —dice con firmeza—. Soy el mismo hombre
que siempre he sido, y nunca he tratado de ser diferente. Me has malinterpretado,
Juliette. Me has juzgado, me has percibido como algo que no soy, pero eso no es
mi culpa. Yo no he cambiado, y no voy a cambiar…
Su mandíbula se aprieta.
—Tienes bastantes agallas para hablar con tanta convicción sobre un asunto del
que no sabes nada.
218
Warner se acerca a mí ya que estoy realmente asustada como para moverme.
—Lo que no entiendes —le digo, mi voz temblando—, es que yo ni siquiera conozco
ya a mi propio corazón. Todavía no sé cómo nombrar lo que siento y necesito
tiempo para averiguarlo. Quieres más ahora mismo, pero en este momento lo que
necesito es que seas mi amigo…
Warner se estremece.
—Porque tengo miedo —dice finalmente, con voz temblorosa—, de que tu amistad
sea mi final.
219
38
Traducido por Dona Truji
220 Warner, tengo una razón para andar con calma mientras él comienza su día.
Siempre supe que pasaba mucho tiempo ejercitándose, pero nunca supe cuánto
de su tiempo gastaba haciendo ejercicio. Él es tan disciplinado, tan preciso acerca
de todo. Me asombra.
Comienza sus mañanas en una bicicleta estacionaria, termina sus noches con una
carrera en la corredora. Y cada día de la semana trabaja una parte diferente de su
cuerpo.
—Los lunes son para las piernas —le escuché explicarle a Castillo—. Los martes
trabajo pectorales. Los miércoles trabajo hombros y espalda. Los jueves son para
tríceps y deltoides. Los viernes son para bíceps y antebrazos. Abdominales y cardo
son todos los días. También paso la mayoría de los fines de semana haciendo
prácticas de tiro —dijo.
Hoy es martes.
Estoy mortificada.
Quiero morir.
Se supone que este próximo mes nos lo Kenji y yo debemos pasar entrenando. Ese
221 es el plan. Tengo que entrenar lo suficiente para luchar y usar mi fuerza ya sin ser
dominada. Este no es el tipo de situación en la que podemos meternos sin
confianza absoluta, y puesto que se supone que debo estar liderando la misión,
todavía tengo una gran cantidad de trabajo por hacer. Tengo que ser capaz de
acceder a mi energía en un instante, y tengo que ser capaz de moderar la cantidad
de energía que ejerzo en cualquier momento dado. En otras palabras: necesito
lograr absoluto dominio sobre mi habilidad.
Cierro los ojos y trato realmente, verdaderamente de centrarme esta vez. Escucho
la repentina urgencia de levantar mis brazos, plantando los pies firmemente en el
222
suelo. Exhalo un suspiro. Mantengo mis ojos cerrados. Siento la energía surgir a
través de mis huesos, mi sangre furiosa y aumentando hasta que culmina en una
masa tan potente que ya no puedo contenerla. Sé que necesita liberarse, y lo
necesita ahora.
Pero, ¿cómo?
Antes, siempre pensaba que tenía que tocar algo para dejar que el poder se fuera.
Nunca se me ocurrió lanzar la energía a un objeto fijo. Pensé que mis manos eran
el destino final, nunca consideré usarlas como transmisor, como un medio por el
que pasara la energía. Pero recién ahora me doy cuenta de que puedo tratar de
empujarla hacia fuera a través de mis manos… a través de mi piel.
Y tal vez, si soy lo suficientemente fuerte, podría ser capaz de aprender a manipular
el poder en el aire, obligándolo a que se mueva de cualquier manera que quiera.
Y luego los lanzo hacia delante, abriendo mis manos al mismo tiempo.
Suspiro.
Estoy a punto de gritar antes de verlo levantar la mirada, con las dos manos
extendidas hacia el caos.
Sigo su línea de visión y veo a Castillo al otro lado, usando su poder para sostener
el otro extremo. Juntos controlan las piezas mientras caen al suelo, permitiéndoles
flotar hacia abajo, colocando cada losa rota y cada pedazo irregular suavemente
contra lo que queda de la pared.
Nada más está dañado. Nadie está herido. Todavía estoy mirando con los ojos muy
abiertos de asombro.
—¿Estás bien? —pregunta Warner. Su tono es serio, pero sus ojos lo delatan—. ¿No
estás herida?
224
—Eso fue increíble.
—No puedo tomar ningún crédito por ello—dice—. Fue el poder de Castillo que pedí
prestado.
—Pero eres tan bueno en eso —le digo, olvidando por un momento que se supone
que debemos estar enojados entre nosotros—. Te acabas de enterar de que tienes
esta habilidad y ya puedes controlarla. Tan naturalmente. Pero en cambio, cuando
yo intento hacer algo, casi mato a todos en el proceso.—Dejo caer mi cabeza—. Soy
la peor en todo —murmuro—. La peor.
—¿Fue alguna vez difícil para ti?—Miro hacia arriba, esperanzada—. ¿Averiguar la
manera de controlar la energía?
—Oh, —dice, sorprendido—. No. Aunque siempre he sido muy bueno en todo lo
que hago.
Está sonriendo.
—¿Qué?
—Nada —susurra.
—¡Hey, manos inquietas! —ladra Kenji—. Trae tu culo de vuelta aquí—Hace un punto
por verse lo más irritado posible—. De vuelta al trabajo. Y esta vez, concéntrate. No
eres un mono. No te limites a lanzar tu mierda por todas partes.
En voz alta.
Me volteo a verlo, y él está mirando hacia la pared, tratando de reprimir una amplia
sonrisa mientras se pasa una mano por el pelo, bajando por la parte posterior de su
225
cuello.
—Por lo menos alguien aprecia mi sentido del humor —dice Kenji antes de tirar de
mi brazo—. Andando, princesa. Vamos a intentarlo de nuevo. Y por favor, trata de
no matar a todos en esta sala.
39
Traducido por Dona Truji
Estoy tan cansada que ya ni siquiera puedo levantarme, pero he hecho más
progresos de los que nunca podría haber esperado. Kenji sigue trabajando
226
conmigo directamente y Castillo está a cargo de mi progreso, pero todos los demás
se pasan el tiempo entrenando en todas las diferentes máquinas.
Winston y Brendan parecen estar de mejor ánimo cada día, se ven más saludables
y animados, y la herida en la cara de Brendan está empezando a desvanecerse.
Estoy tan feliz de ver su progreso, y doblemente emocionada de que Delalieu fuera
capaz de encontrar los medicamentos adecuados para ellos.
Los dos se pasan la mayoría de los días comiendo y durmiendo y saltando de las
bicicletas a la caminadora. Lily ha estado probando un poco de todo, y hoy ella se
está ejercitando con los balones medicinales en la esquina. Ian ha estado
levantando pesas y cuidando de Castillo, y Alia se ha pasado toda la semana
sentada en la esquina, dibujando cosas en una libreta. Ella parece más feliz, más
estable. Y no puedo dejar de preguntarme si Adam y James están bien, también.
Espero que estén a salvo.
De vez en cuando echo un vistazo a las puertas del ascensor, con la secreta
esperanza de que se abran y lo regresen dentro de esta habitación. A veces se
detiene por un rato… salta a la bicicleta o hace una caminata rápida… pero casi
siempre se va.
Solo lo veo realmente en las mañanas para su entrenamiento temprano, y por las
noches cuando hace otra ronda de cardio. El final de la noche es mi parte favorita
del día. Es cuando los nueve nos sentamos a hablar de nuestro progreso. Winston
y Brendan están sanos, yo estoy cada vez más fuerte, y Warner nos permite saber si
ha habido alguna novedad con los civiles, los soldados, o el Restablecimiento…
hasta el momento, todo sigue tranquilo.
Y luego Warner y yo volvemos a sus cuarteles, donde nos bañamos y nos vamos a
habitaciones separadas. Yo duermo en su cama. Él duerme en el sofá de su oficina.
Todas las noches me digo que voy a ser lo suficientemente valiente como para
llamar a su puerta, pero nunca lo hago.
227 —Au—Me echo hacia atrás, con el ceño fruncido—. ¿Qué te pasa?
—Lo haces. Pero estás distraída. Sigues mirando al ascensor como si estuviera a
punto de concederte tres deseos.
—No te disculpes —suspira. Frunce el ceño un poco—. ¿De todos modos, qué
diablos está pasando entre ustedes? ¿Siquiera quiero saber?
—Sabes, realmente nunca habría pensado que Warner podría hacerte feliz.
—Buen punto —suspira—. Sólo quiero decir que siempre parecías tan feliz con Kent.
Esto es un poco difícil de procesar para mí —duda. Se frota la frente—. Bueno. En
realidad, eras un infierno mucho más rara cuando estabas con Kent. Súper
quejumbrosa. Y bastante dramática. Y llorabas. Todo. El. Maldito. Tiempo.—Arruga
su cara—. Jesús. No puedo decidir cuál de los dos es peor.
—¿Crees que soy dramática? —le pregunto, los ojos muy abiertos—. ¿Siquiera te
conoces en absoluto?
228
Resoplo.
—Ni siquiera sé que es esto, Kenji —Me encuentro con sus ojos—. Ese es el
problema. No sé cómo explicarlo, y no estoy segura de entender la profundidad de
ello todavía. Todo lo que sé es que sea lo que sea, nunca lo sentí con Adam.
Los ojos de Kenji se juntan, sorprendido y asustado. No dice nada por un segundo.
Sopla un suspiro.
—¿En serio?
—Sí—le digo—. Me siento tan… ligera. Como si pudiera… no sé… —Me desvanezco—.
Es como si sintiera que, por primera vez en mi vida, voy a estar bien. Como que voy
a ser fuerte.
—Pero eso suena como a ti —dice—. Eso no tiene nada que ver con Warner.
—Es cierto—le digo—. Pero a veces la gente puede llegar a abrumarnos también. Y
sé que no era la intención de Adam, pero él me estaba abrumando. Éramos dos
tristes personas pegadas.
—El estar con Adam siempre fue eclipsado por algún tipo de dolor o dificultad —
explico—, y Adam siempre fue tan serio. Era intenso en una manera que me
229
agotaba a veces. Siempre andábamos ocultándonos, o a escondidas, o huyendo, y
nunca encontramos suficientes momentos ininterrumpidos para estar juntos. Fue
casi como si el universo estuviera tratando de decirme que yo estaba tratando
demasiado duro de hacer que las cosas funcionaran con él.
—Kent no era tan malo, J —Kenji frunce el ceño—. No le estás dando suficiente
crédito. Ha estado actuando algo idiota últimamente, pero es un buen tipo. Sabes
que lo es. Mierda, es simplemente muy difícil para él ahora mismo.
—Lo sé—suspiro, sintiéndome triste de alguna manera—. Pero este mundo sigue
cayéndose a pedazos. Incluso si ganamos esta guerra, todo va a estar mucho,
mucho peor antes de mejorar—Hago una pausa. Miro a mis manos—. Y creo que la
gente se convierte en quien realmente es cuando las cosas se ponen difíciles. Lo he
visto de primera mano. Conmigo, con mis padres, incluso con la sociedad. Y sí,
Adam es un buen tipo. Realmente lo es. Pero sólo porque sea un buen tipo no lo
convierte en el hombre adecuado para mí.
—No es una acusación—digo—. Un día Adam se dará cuenta de que lo que sentía
por mí era sólo un loco tipo de desesperación. Éramos dos personas que realmente
necesitaban a alguien a quien aferrarse, y teníamos este pasado que nos hacía
parecer tan compatibles. Pero no fue suficiente. Porque si lo fuera, no habría sido
capaz de alejarse tan fácilmente.—Dejo caer mis ojos y mi voz—. Warner no me
seduce, Kenji. Él no me elude. Yo sólo… llegué a un punto en que todo cambió para
mí.
—Todo lo que yo creía que sabía acerca de Warner estaba mal. Todo lo que creía
acerca de mí estaba mal. Y sabía que estaba cambiando —le digo—. Quería seguir
230
adelante. Quería estar enojada y quería gritar por primera vez en mi vida y no
podía. No quería que la gente sintiera miedo de mí, así que traté de callarme y
desaparecer, con la esperanza de hacérselos más cómodo. Pero odio que me haya
dejado ser tan pasiva toda mi vida, y ahora veo lo diferente que las cosas podrían
haber sido si hubiera tenido fe en mí misma cuando más importaba. No quiero
volver a eso —le digo—. No lo haré. Nunca.
—No tienes que hacerlo —señala Kenji—. ¿Por qué tendrías? No creo que Kent
quisiera que fueras pasiva.
Me encojo de hombros.
—Esa ya no es quién soy, Kenji. ¿Todavía parezco esa chica para ti?
—¿No crees que pensaba en ello todo el tiempo?—le digo, mi voz temblando—, ¿no
crees que me mata saber que fue mi propia renuencia por reconocerme a mí
misma como humana lo que me mantuvo atrapada por tanto tiempo? Por
doscientos sesenta y cuatro días, Kenji —digo, tragando con fuerza—. Doscientos
sesenta y cuatro días estuve allí y todo el tiempo tuve el poder para romper una
salida y no lo hice, porque no tenía ni idea de que podía. Porque ni siquiera lo
intenté. Porque le dejé al mundo enseñarme a odiarme. Era una cobarde—le digo—
, que necesitaba que otra persona le dijera que era digna de algo antes que tomar
231
alguna medida para salvarme a mí misma.
—Esto no es sobre Adam o Warner —le digo—. Esto es acerca de mí y lo que quiero.
Esto se trata de mí finalmente entendiendo donde quiero estar dentro de diez
años. Porque voy a estar viva, Kenji. Voy a estar viva dentro de diez años, y voy a
ser feliz. Voy a ser fuerte. Y ya no necesito que nadie me diga eso. Soy suficiente, y
siempre lo seré.
—Quiero que Adam sea feliz, Kenji, de verdad. Pero él y yo terminaríamos como
agua que no va ninguna parte.
—El agua que nunca se mueve —le digo—. Está bien por un rato. Puedes beber de
ella y te sostendrá. Pero si se asienta demasiado tiempo se vuelve mala. Crece
rancia. Se vuelve tóxica—Niego con la cabeza—. Necesito olas. Necesito cascadas.
Quiero acometer corrientes.
—Maldita sea —dice Kenji. Se ríe nerviosamente, se rasca la parte posterior de la
cabeza—. Creo que deberías escribir ese discurso, princesa. Porque vas a tener que
decirle todo eso tú misma.
—¿Qué? —jadeo.
—Yo he, um, ¿como que estado yendo? —se aclara la garganta—. Para, ya sabes, ver
cómo estaban. Mayormente James. Pero ya sabes. —Él mira hacia otro lado. Mira a
su alrededor.
232
—Sí. Sólo para asegurarme de que lo están haciendo bien. —Él asiente hacia la
nada—. O sea, le dije que teníamos un plan realmente impresionante en posición —
dice Kenji, señalándome—. Gracias a ti, por supuesto. Un plan realmente
impresionante. Así que. Y le dije que la comida era buena —añade Kenji—. Y las
duchas calientes. Así que, o sea, él sabe que Warner no nos compró ni nada. Y sí,
ya sabes, algunas otras cosas.
—¿Qué otras cosas? —le pregunto, ahora sospechando—. ¿Qué le has dicho?
—Kenji.
—Ellos iban a morir allí. No podía permitir que se quedaran en ese pequeño espacio
de mierda solos… sobre todo James… y sobre todo, no ahora que tenemos un plan
sólido en posición.
—¿Qué le dijiste, Kenji? —Mi paciencia se está agotando.
—Tal vez —dice, retrocediendo ahora—, tal vez le dije cuan tranquila, racional y muy
buena persona eres, a quien no le gusta hacer daño a la gente, y menos a su
apuesto amigo Kenji.
—¿Qué?
—Bien, bueno, tal vez—dice—, tal vez le dije… que... um, que lo extrañabas. Un
montón.
233 Casi me sacudo hacia atrás, aturdida por el impacto de sus palabras.
—Era la única manera en que podía traerlo aquí, ¿de acuerdo? Él creía que estabas
enamorada de Warner, y su orgullo es un jodido problema con él…
—Ésta podría ser su oportunidad de hacer las paces —dice Kenji—. Y entonces todos
podemos ser amigos, justo como querías.
—Oh, Dios mío —le digo, pasándome una mano sobre los ojos—. ¿Estás loco? ¿Por
qué hiciste eso? ¡Voy a tener que romper su corazón de nuevo!
—Sí, ya sabes, yo estaba pensando que tal vez podrías pretender estar, como, ¿no
interesada en Warner? ¿Sólo hasta después de que esta guerra haya terminado?
Porque eso haría las cosas un poco menos estresantes. Y entonces todos
seguiríamos adelante, y Adam y James no morirían por ahí solos. ¿Sabes? Final feliz.
—Oh. Bueno, ahora que lo mencionas, sí, eh, yo podría haberle dicho, um, ¿que
todavía estabas enamorada de él?
—Y… ¿que tal vez hablas de él todo el tiempo? Y tal vez le dije que lloras un montón
de tanto que lo extrañas. Quizás. No sé, hablamos de muchas cosas, así que…
—Voy a ASESINARTE.
234
A ti te gusta hablar de sentimientos y arcoíris.
—¿Por qué, Kenji? —Dejo caer mi cabeza en mis manos—. ¿Por qué? ¿Por qué le
mentiste?
—Por favor—dice—. Esto es una porquería. Todo este asunto. Me siento como si
fuera el chico atrapado en medio de un divorcio. Y no quería mentirle, ¿de
acuerdo? No quería. Pero al menos lo convencí de venir. Y tal vez cuando llegue
aquí, querrá quedarse.
—Sabes que se lo voy a decir a Warner, ¿no? Sabes que no puedes mantenerlos
aquí y hacerlos invisibles.
—Lo sé—dice.
—Bien.—Estoy tan furiosa que ya ni siquiera sé qué decir. Ni siquiera puedo mirarlo
ahora mismo.
—No estoy bromeando, Kenji. Trataron de matarse entre ellos antes, y casi lo
lograron. Espero que no hayas olvidado ese detalle cuando estabas haciendo tus
planes de felices arcoíris. —Bajo la mirada—. Esta no es sólo la historia de dos chicos
que no se caen bien. Ellos se quieren muertos.
—¿No puedes tratar de ver a dónde quiero llegar? —pregunta—. ¿No puedes ver
que sería mucho mejor para nosotros si estamos todos juntos? No queda nadie, J.
Sólo nosotros. No deberíamos tener que sufrir todos solo porque tú y Kent ya no
están saliendo. No deberíamos de estar viviendo así.
236
rasurarte la cabeza mientras duermes.
—No lo harías.
238
En su lugar me caigo de bruces sobre la cama.
Adam va a aparecer por aquí mañana, pensando que todavía quiero estar con él.
Yo no quiero tener que alejarme de nuevo, ver el dolor en sus ojos. No quiero
hacerle daño. Realmente no quiero hacerlo. Nunca lo he hecho.
Me sobresalto, las almohadas volando por todas partes, y estoy tan estúpidamente
asustada que en verdad me caigo de la cama. Una almohada se me cae encima y
me golpea en la cara.
Me quejo, agarrando la almohada contra mi pecho. Presiono mi frente contra el
suave cojín, apretando los ojos.
Una toalla.
—Adam y James llegarán aquí mañana —le digo, todo de una. Acabo de decirlo así
como así.
239 —Kenji los traerá aquí. Él ha estado escabulléndose para ir a verlos, y ahora los
traerá aquí. Mañana por la mañana.
Por un momento, no puedo creer que aún esté tirada en el suelo, agarrando una
almohada contra mi pecho, mirando a Warner, quien lleva una toalla y nada más.
Ni siquiera puedo tomarme a mí misma en serio.
Ahí está.
Estoy sorprendida con la facilidad con la que salen las palabras de mi boca, y aún
más sorprendida de que sienta la necesidad de decirlas en voz alta. Que yo tengo
que tranquilizar a Warner, de todas las personas.
—Me preocupo por Adam —le digo—, en la forma en la que siempre estaré
preocupada por las pocas personas que me han demostrado amor en mi vida, pero
todo lo demás sólo… ha desaparecido.
—Entonces, ¿qué quieres que haga? —pregunto—. ¿Sobre mañana? ¿Sobre Adam?
¿Qué crees que debería hacer? —Suspiro—. Voy a tener que hablar con él. Voy a
tener que romper con él por tercera vez —le digo, gimiendo de nuevo—. Esto es tan
estúpido. Tan estúpido.
240 Pero cuando miro hacia arriba otra vez, Warner se ha ido.
Me quito los zapatos y me hundo bajo las mantas, enterrándome en las almohadas
hasta que mi cabeza está enterrada debajo de ellas. Siento el cambio de peso en la
cama, y me doy cuenta de que Warner debe de estar sentado a mi lado. Arranca
una de las almohadas de mi cabeza. Se inclina. Nuestras narices están a sólo unos
centímetros de distancia.
—¿Románticamente?
Él asiente.
—No.
—Yo también. —Warner sigue mirándome. Parpadea una vez—. ¿No me crees? —
pregunto. Él mira hacia otro lado—. ¿Es que no te das cuenta? ¿No lo sientes?
—Me das demasiado crédito, amor. —Sus ojos se centran en la manta, sus palabras
son suaves—. Voy a decepcionarte. Estoy más cerca del humano defectuoso de lo
que crees que soy.
—Eres tan dulce ahora. Estás muy... calmado —le digo—. Mucho más de lo que eras
antes.
No dice nada durante un largo rato. Y luego se pone de pie. Su tono es brusco
cuando dice:
Y entonces él se va. Una vez más, no tengo ni idea de qué más hacer con él.
41
Traducido por MaryJane
Warner está completamente desinteresado en tratar con Adam. Así que él ha ido
a hacer sus deberes, saltándose su entrenamiento de la mañana.
Y ahora estoy aquí. Acabo de salir del ascensor, y el sonido metálico que señala la
242
apertura de las puertas, ha alertado a todos de mi presencia. Adam estaba de pie
en la esquina, hablando con James. Ahora está mirándome.
Es raro, lo que siento cuando lo miro. No hay emoción extrema en mí. Sin exceso
de felicidad o tristeza. Sin tristeza. Sin rebosar de alegría. Su cara me es familiar, y
su cuerpo, familiar para mí. Su sonrisa insegura, mientras me mira, me es familiar.
—Hola —digo.
—¡Hola! —Él me saluda, con alegría. Está de pie junto a Adam, sus ojos iluminados,
claramente emocionado de estar de regreso entre nosotros.
—¿Por qué no se asean? Delalieu les llevará el almuerzo pronto. Estoy segura de
que Brendan puede mostrarles la habitación y un armario donde poner sus cosas.
Puedes tener tu propio armario —le digo, mirando a Brendan mientras lo hago. Él
asiente, entendiendo y saltando sobre sus pies de inmediato.
—¿En serio? —dice James—. Eso es genial. ¿Ellos simplemente te llevan la comida?
¿Y te duchas siempre que lo deseas? ¿Hay un toque de queda?
—Sí, sí, y no —le responde Brendan. Toma la mano de James. Toma su pequeña
bolsa—. Podemos dormir hasta tan tarde como queramos —dice—. Tal vez después
de la cena te pueda mostrar cómo utilizar las bicicletas de aquí —dice, con la voz
desvaneciéndose a un eco mientras él y James desaparecen en el vestuario.
—Adam —lo interrumpo, ansiosa. Nerviosa. Tengo que decir esto y tengo que
decirlo ahora—. Kenji te mintió. —Adam se detiene. En silencio—. No he estado
llorando por ti —le digo, preguntándome si es posible aún darle este tipo de
información sin humillarle y romper su corazón. Me siento como un monstruo—. Y
estoy muy, muy feliz de que estés aquí, pero ya no creo que debamos estar juntos.
—Oh —dice. Balanceándose sobre sus talones. Deja caer la mirada. Pasa las manos
por su pelo—. Correcto.
—Supongo que pensé que saberlo de antemano me haría sentir mucho menos
como si me estuvieran golpeando en el estómago. —Él se encoje—. Pero no.
Todavía duele como el infierno —Él retrocede contra la pared. Se desliza hacia el
suelo.
No me mira.
—Se lo dije antes de que llegar aquí—dice Kenji, dando un paso adelante.
Lanzándome una mirada penetrante—. Fui sincero. Le dije lo que hablamos ayer.
Todas las cosas que dijiste.
—Entonces, ¿Por qué estás aquí? —pregunto aturdida. Me vuelvo hacia Adam —.
Pensé que habías dicho que no querías volver a verme.
—Porque no quiero morir —me dice —. Porque he estado devanándome los sesos
tratando de encontrar la manera de alimentar a mi hermano pequeño y yo he
llegado con Whisky y mierda en lugar de soluciones. Porque está frío como el
infierno afuera, y él tiene hambre, y porque nuestra electricidad se apagará
pronto. —Adam está respirando con dificultad—. No sabía qué otra cosa hacer. Así
que ahora estoy aquí, mi orgullo en el desagüe, con la esperanza de poder
quedarme en la casa de soltero del nuevo novio de mi ex-novia, y quiero
matarme —traga—. Y puedo soportar ese sufrimiento —dice—, si eso significa que
James estará a salvo. Pero ahora mismo estoy esperando que tu loco novio
aparezca y trate de matarme.
—Tonterías —dice.
245 Me estremezco.
—Ten mucho cuidado de cómo me hablas ahora, Adam. No voy a tolerar tus
insultos otra vez.
—Ni siquiera puedo creerlo —dice—. No puedo creer que puedas estar allí parada y
estar de esta manera. —Su rostro se retuerce en algo tan intensamente inatractiva.
Ira.
—¡Tal vez deberías haber recordado eso antes de correr a los brazos de un
psicópata!
—Estoy siendo bueno —dice él, alzando la voz, con los ojos en llamas—. Soy un
maldito santo. No conozco a nadie más que sea tan generoso como lo soy ahora.
—Él me mira—. Mentiste todo el tiempo que estuvimos juntos. Me estabas
engañando...
—No, no lo hacía.
—Esta clase de mierda no sucede durante una noche —grita—. Uno simplemente
no se enamora de alguien así...
—Terminamos Adam. No voy a hacer esto otra vez. Eres bienvenido a quedarte
aquí —le digo—. Sobre todo por el bien de James. Pero no puedes quedarte aquí e
insultarme. No tienes derecho.
246
42
Traducido por val_277
—Voy a matarte.
—No estaba así cuando lo fui a visitar —dice Kenji—. Lo juro. Él estaba bien. Estaba
triste.
247 —Sí, bueno, obviamente el ver mi cara no trae buenos recuerdos para él.
Miro hacia arriba, a mi alrededor. Todos están ocupados con algún tipo de tarea.
Corriendo o dibujando o entrenando o levantando pesas. Creo que todos estamos
agotados por este drama. Ya nadie quiere tratar con ello.
—Bien.
—Oye, así que… ¿hablabas en serio? —Pregunta Kenji—. ¿Cuándo dijiste que a
Warner no le importa que esté aquí?
—Algún día —digo—, te darás cuenta que Warner no está tan loco como piensas.
248 —Sí —dice Kenji—. O tal vez algún día vamos a ser capaces de reprogramar ese chip
en tu cabeza.
Estamos sentados en las esteras como siempre hacemos en las noches, y Alia nos
está mostrando sus diseños.
249 Está más segura hablando del contenido de su cuaderno de bocetos que del clima.
Está hablando rápido y fluido, describiendo los detalles y las dimensiones, incluso
esbozó los materiales que necesitaremos para hacerlo.
Fibras de carbono, para ser exactos. Explica que las fibras de carbono son tan
rígidas y abrasivas que necesitamos unirlas con algo muy flexible para llegar a ser
usables, así que está pensando en experimentar con diferentes materiales. Algo
sobre polímeros. Y algo sintético. Y un montón de otras palabras que en realidad
no entiendo. Sus bocetos muestran cómo las fibras de carbono literalmente se
unen en un textil, creando un material resistente y ligero que servirá como una
base más sólida para lo que necesito.
Su idea está inspirada en el refuerzo de los nudillos que hizo para mí.
—¿Qué quieres decir…? —miro de ella a Castillo para que lo aclaren—. ¿Cómo puede
ser posible?
Guau.
—Esté traje es por precaución más que nada —continua—. Hemos visto lo que
puedes hacer en el pasado, de hecho, dañarás tu piel si no estás en completo
control de tu poder. Cuando rompiste el piso en las salas de investigación —dice—,
250
pensamos que la enormidad del acto te habría lastimado. Pero después de
examinar la situación y tus habilidades más a fondo, Castillo y yo encontramos que
está deducción puede ser inexacta.
—Nuestras energías nunca son inconsistentes —salta Castillo, asintiendo hacia Alia—
. Ellas siguen un patrón… con una matemática precisión. Si no te lastimas mientras
rompes una pared de concreto, no deberías ser capaz de lastimarte a ti misma
mientras rompes el suelo, solo para permanecer ilesa para hacerlo una segunda
vez —me mira—. Tus lesiones tienen que ver con el dominio de tu capacidad. Si
alguna vez te alejas del estado eléctrico… si lo reprimes por al menos un momento…
serás vulnerable. Recuerda tenerlo encendido, todo el tiempo. Si lo haces, no
podrás ser derrotada.
Trato de respirar.
251 —Hola—dice James, tan fuerte que asusta a todos. Está mirando a Warner—. ¿Qué
haces aquí?
—Vivo aquí.
Extraño. Me pregunto qué le dijeron Adam y Kenji sobre a dónde estaban yendo.
Warner asiente.
—Eso es genial —dice James sonriendo—. Este lugar es muy genial —frunce el ceño
—. Oye, sin embargo, pensé que teníamos que odiarte.
—Eres joven.
—Dije casi doce —James gira los ojos—. ¿Cuántos años tienes?
Todo el mundo está mirando. Escuchando. Muy fascinados como para mirar a otra
parte.
252 —Eres solo un año mayor que Adam —dice—. ¿Cómo tienes tantas cosas si eres solo
un año mayor que Adam? No conozco a nadie de tu edad con tantas cosas.
—¿Qué? —James de sonroja—. No. Ella es como un millón de años mayor que yo.
—No has contestado mi pregunta —dice James—. Sobre por qué tienes tantas cosas.
No estoy tratando de ser grosero —dice—. En serio. Solo me lo estoy preguntando.
Nunca antes tomé una ducha con agua caliente. Y tienes mucha comida. Debe ser
genial tener tanta comida todo el tiempo.
—No —dice lentamente—. No es malo tener comida y agua caliente todo el tiempo.
—Entonces, ¿vas a contestar mi pregunta? ¿Sobre cómo tienes todas estas cosas?
Warner suspira.
253
—Soy el comandante y regente del Sector 45 —dice—. En realidad estamos en una
base militar, donde es mi trabajo vigilar a todos nuestros soldados y civiles quienes
viven con compuestos. Me pagan por vivir aquí.
—Oye, está bien amigo —le dice Kenji a James—. Estás a salvo aquí ¿bien? Nadie va
a lastimarte.
—Esta es la clase de chico que te gusta ¿huh? —Adam me grita—. ¿La clase de chico
que puede petrificar a un niño?
—Es bueno verte de nuevo, Kent —Warner ahora está mirando a Adam—. ¿Estás
disfrutando tu estancia?
254
—Está bien. ¿Qué significa teóricamente?
—Eso parece. —dice luciendo como si apenas pudiera creer lo que está diciendo.
—Tal vez deberíamos volver al traje —dice Castillo. Está mirando a Warner,
sonriendo triunfante—. Alia ha gastado un montón de tiempo diseñándolo, y sé
que tiene más detalles para compartir.
—Sí —dice Kenji emocionado—. Esto luce prometedor, Alia. Yo quiero uno. ¿Puedo
tener uno?
Me pregunto si soy la única persona que nota que las manos de Warner están
temblando.
255
44
Traducido por Sisabel1320
—Golpéame.
Warner está de pie justo frente a mí, con la cabeza inclinada hacia un lado.
—No tengas miedo, amor —me dice—. Sólo quiero que lo intentes.
Sus brazos están relajados a los costados. Su postura muy casual. Es sábado por la
mañana, lo que significa que tiene tiempo libre de su rutina diaria de ejercicios. Lo
que significa que está decidido a trabajar conmigo en su lugar.
Él se ríe.
—Tu entrenamiento con Kenji es bueno —dice—, pero esto es igual de importante.
Necesitas aprender a luchar. Tienes que ser capaz de defenderte.
—La fuerza es excelente —dice—. Pero nada vale la pena sin técnica. Si puedes ser
vencida, no eres lo suficientemente fuerte.
—Bueno, es verdad.
—Cuando conociste a mi padre por primera vez —dice—. ¿No fuiste vencida desde
el principio?
Mi sangre se enfría.
—Y cuando te dispusiste a luchar después de dejar Punto Omega —me dice—. ¿No
fuiste vencida otra vez?
—E incluso después de haber sido capturada —dice en voz baja—. ¿Mi padre no fue
capaz de dominarte una vez más?
—Quiero que seas capaz de defenderte —dice Warner, con su voz suave—. Quiero
257
que aprendas a luchar. Kenji estaba en lo cierto el otro día cuando dijo que no
puedes simplemente tirar tu energía por ahí. Tienes que ser capaz de proyectar con
precisión. Tus movimientos siempre deben ser deliberados. Tienes que ser capaz de
anticiparte a tu oponente en todas las formas posibles, tanto mental como
físicamente. La fuerza es sólo el primer paso.
—¿Qué?
—Vamos, amor —dice Warner. Sin inmutarse por el comentario de Kenji,
mirándome como si no existiera nadie más en esta habitación—. Quiero que lo
intentes. Usa tu fuerza. Aprovecha todo el poder que tienes. Y luego golpéame.
—Bien.
Balanceo mi puño en lo que creo que un golpe debe ser. Pero mi movimiento es
258 débil y vacilante, tan humillantemente malo que casi me doy por vencida a la
mitad.
Tiro mi brazo hacia atrás con más intensidad, lista para intentarlo más fuerte esta
vez, cuando Warner me detiene. Agarra mi codo, sacudiéndolo un poco.
—No estás jugando béisbol —dice—. No subas para dar un golpe, y no necesitas
levantar el codo hasta tu oreja. No le des previo aviso a tu oponente de lo que
estás a punto de hacer —dice—. El impacto debe ser inesperado.
Lo intento de nuevo.
—Mi cara está en el centro, amor, justo aquí—dice él, tocando un dedo contra su
barbilla—. ¿Por qué estás tratando de golpear mi hombro?
Lo intento de nuevo.
—Mejor… controla tu brazo… mantén tu puño izquierdo arriba… protege tu cara.
Golpeo duro, un golpe bajo, un impacto inesperado, aun cuando sé que él no está
listo.
Lo hago.
259
Lo intento de nuevo.
Él usa la misma mano para agarrar mi brazo en medio del aire y tirarme cerca otra
vez. Se inclina.
—No permitas que nadie agarre tus brazos de esta forma —dice—. Porque una vez
que lo hagan, serán capaces de controlarte. —Y, como para demostrarlo, utiliza su
agarre sobre mi brazo para tirar de mí y luego empujarme hacia atrás, con fuerza.
No demasiado fuerte.
Sonríe.
—¿De verdad quieres que te haga daño? —pregunto, entrecerrando los ojos.
Intento golpearlo.
Él bloquea.
Golpeo de nuevo.
Bloquea.
—Pensé que esto se trataba de puñetazos ―digo, frotando mis brazos—. ¿Por qué
sigues golpeando mis antebrazos?
260
—Si vas a dudar —dice—, hazlo a propósito. Si vas a hacerle daño a alguien, hazlo a
propósito. Si vas a perder una pelea —dice—, hazlo a propósito.
—Yo solo… no puedo hacer esto bien —digo—. Me tiemblan las manos y mis brazos
están empezando a doler…
Sus pies están firmes con respecto a la anchura de los hombros, sus piernas
ligeramente flexionadas en las rodillas. Su puño izquierdo está en alto y detenido,
protegiendo el lado de su cara, y su puño derecho está en la delantera, asentado
más alto y ligeramente en diagonal desu izquierda. Ambos codos están metidos,
cerniéndose sobre su pecho.
El poder viene de algún lugar muy dentro de él, es la clase de fuerza que es
consecuencia de años de cuidadoso entrenamiento. Sus músculos saben cómo
moverse. Saben cómo luchar. Su poder no es un truco de la casualidad
sobrenatural.
Él hace que golpear a alguien parezca tan fácil. No tenía ni idea de que fuera tan
difícil.
—¿Qué?
—No.
Frunzo el ceño.
—Usa tus antebrazos —dice—. Bloquea mi balance. Sácalo del camino y cambia tu
cuerpo con él. Recuerda que debes mover la cabeza cuando bloqueas. Quieres
alejarte del peligro. Solo no te quedes ahí y lo palmees.
Asiento.
Él empieza a moverse.
Me estremezco.
—Es bueno anticiparse —me dice con ojos penetrantes—. Pero no ser impaciente.
Otro movimiento.
Agarro su antebrazo. Lo miro fijamente. Trato de tirarlo hacia abajo como él lo hizo
con el mío, pero literalmente no se mueve. En absoluto. Ni siquiera un centímetro.
Es como tirar de un poste de metal enterrado en el concreto.
—Eso estuvo… bien —dice sonriendo—. Inténtalo de nuevo. Concéntrate. —Él está
estudiando mis ojos—. Concéntrate, amor.
—Mira tus pies —dice—. Estás poniendo tu peso en la parte delantera de los pies y te
ves como si estuvieras a punto de volcarte. Ponte firme en posición —dice—. Pero
lista para moverte. Tu peso debe descansar en los talones—dice, golpeando la parte
posterior de su propio pie.
—Bien —digo bruscamente, ahora enojada—. Estoy encima de mis talones. No voy a
volcarme más.
262 —Nunca luches cuando estés enojada —dice en voz baja—. La ira te pondrá débil y
torpe. Desviará tu atención. Tus instintos te fallarán.
Frustrada y avergonzada.
Él se balancea.
Agarro su brazo en medio del aire, mi puño cerrado alrededor del espacio por
encima de su muñeca, y tomo ventaja de su sorpresa para sacarle el equilibrio,
lanzando su brazo hacia abajo y tirándolo hacia delante. Casi se estrella contra mí.
Su rostro está justo en frente del mío.
—Golpéame —susurra.
Me doy la vuelta.
—Bien hecho, princesa —dice, tratando de no reírse—.No sabía lo que tenías en ti.
—Bien —dice—. Muy bien. Eres una rápida principiante. Pero todavía nos queda
mucho trabajo por hacer.
Se ve enojado.
264
45
Traducido por Fer_rdn
265
Es un maestro extraordinario.
Es extraño. Nunca pensé que saber cómo lanzar un puñetazo podría hacer una
diferencia, pero el simple conocimiento de saber cómo defenderme me ha hecho
mucho más confiada.
Ahora soy mucho más consciente de mí misma. Me doy la vuelta sintiendo la fuerza
en mis miembros. Soy capaz de nombrar los músculos individuales de mi cuerpo, sé
exactamente cómo usarlos y cómo abusar de ellos, si hago las cosas mal. Mis
reflejos están cada vez mejor, mis sentidos están creciendo. Estoy empezando a
entender lo que me rodea, para anticipar el peligro, y reconocer los cambios sutiles
en el lenguaje corporal que indica ira y agresión.
Y ahora proyectar es casi demasiado fácil.
Warner recoge todo tipo de cosas para que destruya, sólo para prácticas de tiro.
Trozos de madera y metal, sillas antiguas y tablas. Bloques de hormigón. Cualquier
cosa que pondría a prueba mi fuerza. Castillo usa su energía para tirar los objetos
en el aire y es mi trabajo destruirlos a través del cuarto. Al principio fue casi
imposible, era un ejercicio extremadamente intenso, lo que me obligó a estar
totalmente en control de mí misma.
Puedo parar y aplastar cualquier cosa en el aire. Desde cualquier distancia a través
de la habitación. Todo lo que necesito son mis manos para controlar la energía.
Puedo mover mi propio poder, en cualquier dirección, centrándome en objetos
pequeños y luego ampliando el alcance a una masa mayor.
266 —Quiero llevarla afuera —dice Kenji. Le está hablando directamente a Warner… tan
ligeramente, sigue siendo algo extraño para mí—. Creo que necesita empezar a
experimentar con materias naturales. Estamos demasiado limitados aquí.
Warner me mira.
—¿Qué piensas?
* * *
Adam no interfiere, sin embargo, cuando James habla con Warner, y Kenji me dijo
que es porque Adam no quiere traumatizar a James dándole una razón para tener
miedo de vivir aquí.
Supongo que tiene sentido que este tipo de aislamiento pueda reunir a la gente.
268
46
Traducido por Fer_rdn
269
verdadera descripción. Él no se ha molestado en abotonar su camisa arrugada y el
cinturón de sus pantalones que está colgando bajo su cintura. Se ve
completamente desorientado. No creo que haya dormido en toda la noche y
quiero tan desesperadamente saber lo que ha estado sucediendo en su vida, pero
sé que no es mi lugar para preguntar. Peor aún, sé que él no me lo diría aunque lo
hiciera.
Todo se mueve muy rápidamente entre nosotros y luego se detiene por completo.
Todos esos pensamientos y sentimientos y emociones congeladas en su lugar. Y
ahora tengo tanto miedo de que si hago un movimiento en falso, todo se romperá.
Pero lo extraño.
Lo extraño.
Y tengo que hablar con él, pero no sé cómo. O cuándo. O qué decir.
Cobarde.
Warner no dice nada por un largo tiempo, sólo se queda mirando la pared.
—Hoy es su cumpleaños.
—Querías practicar al aire libre —dice, sin dejar de mirar al frente—. Con Kenji. Te
puedo llevar conmigo cuando salga, siempre y cuando él prometa mantenerse
invisible. Yo te llevo a algún lugar en el territorio no regulado y te recojo cuando
esté regresando. Eso es todo ¿no?
—Sí.
No dice nada más, pero sus ojos son salvajes y desenfocados. Está mirando el muro
270
como si fuera una ventana.
—¿Aaron?
—Sí, amor.
—¿Tienes miedo?
—Nunca sé qué esperar cuando la visito —dice en voz baja—. Cada vez es diferente.
A veces está tan drogada que ni siquiera se mueve. A veces sus ojos están abiertos
y sólo mira el techo. A veces… —dice—, está completamente histérica.
Mi corazón se retuerce.
—¿Lo es? —Se ríe, un extraño y nervioso tipo de risa—. A veces no estoy tan seguro.
—Sí. Lo es.
—¿Cómo puedes saberlo?—Me mira, me mira como si estuviera asustado de oír la
respuesta.
—Porque puede decirlo, aunque sea por un segundo que estés en la habitación
con ella, le has dado un regalo extraordinario. No se ha ido completamente —le
digo—. Lo sabe. Incluso si no es todo el tiempo, e incluso si no puede demostrarlo.
Ella sabe que has estado allí. Y sé que debe significar mucho para ella.
271
—Ella te dio ese anillo, ¿verdad?
Warner se queda quieto. Creo que puedo oír su corazón acelerándose desde aquí.
—¿Qué?
Él asiente, lentamente.
—Pero... no te gusta hablar de ello —digo, recordando la última vez que le pregunté
sobre su anillo.
—Nunca se me permitió —dice muy, muy bajo—, recibir regalos. De nadie. Mi padre
odiaba la idea de los regalos. Odiaba las fiestas de cumpleaños y días festivos.
Nunca dejó que nadie me diera nada, y menos mi madre. Dijo que aceptar regalos
me haría débil. Pensó que me animaría a confiar en la caridad de los demás.
—Pero nos escondimos un día —dice—. Mi madre y yo. —Sus ojos están arriba, fuera,
perdidos en otro lugar. Podría no estar hablándome en absoluto—. Era mi sexto
cumpleaños y ella estaba tratando de ocultarme. Porque sabía lo que quería
hacerme mi padre. —Parpadea. Su voz es un susurro, medio muerto por la
emoción—. Recuerdo que le temblaban las manos —dice—. Lo recuerdo porque me
quedé mirando sus manos. Porque estaba sosteniendo la mía en su pecho. Y
estaba llevando este anillo. —Se calla, recordando—. Nunca había visto joyería en mi
vida. No sabía exactamente lo que era. Pero ella me miró fijamente y quería
distraerme —dice—. Quería mantenerme entretenido.
—Así que me contó una historia. Una historia sobre un niño que nació con ojos
verdes, y un hombre que estaba tan cautivado por su color que lo buscó por el
mundo para hacer una piedra del mismo tono. —Su voz ahora está
272
desapareciendo, cayendo en susurros tan bajos que puedo apenas escucharle—.
Ella dijo que el niño era yo. Que este anillo se hizo a partir de la misma piedra, y
que el hombre se lo había dado, con la esperanza de que un día ella me lo diera a
mí. Era su regalo, dijo, era por mi cumpleaños. —Se detiene. Respira—. Y entonces
se lo quitó, y lo deslizó en mi dedo índice, y dijo: “Si lo ocultas en tu corazón, él
nunca será capaz de arrebatártelo”.
Mira la pared.
274
Pero me siento extraña.
Mi cabeza está en un lugar raro, y creo que es porque no he sido capaz de sacudir
la historia de Warner de mi mente. No puedo dejar de tratar de imaginar cómo era.
Como un pequeño niño aterrorizado.
Nadie sabe a dónde se dirige hoy. Nadie sabe la profundidad del asunto. Y él no
hace nada para traicionar la forma en que se está sintiendo realmente. Ha estado
tan tranquilo como siempre, controlado y cuidadoso con sus palabras, sus
acciones.
Estamos deslizándonos de la puerta hacia la pared de armas, y por fin soy capaz de
ver cómo Warner nos escabulló al interior. Estamos cruzando un campo de tiro.
Hay estaciones de arma y unos pocos cubículos con objetivos establecidos a
cientos de metros de distancia, y en este momento, todo el lugar está desierto. Esta
debe ser otra de las salas de ensayo de Warner.
Hay una puerta al final del pasillo, y Kenji la empuja. No es necesario que me
toque en absoluto con el fin de mantenerme invisible, y es mucho más conveniente
de esta manera. Podemos movernos libremente mientras esté cerca de los doce
metros, lo que nos da la flexibilidad que tenemos para ser capaces de trabajar fuera
hoy. Ahora estamos al otro lado de la puerta.
Eludimos cajas de todos los tamaños, con cuidado de no tropezar con los cables
eléctricos y la maquinaria utilizada para mover los artículos más pesados. Hay filas y
filas y más filas divididas en incluso más filas que albergan todo en secciones
organizadas. Me doy cuenta de que hay etiquetas en todos los estantes y en todo
el pasillo, pero no puedo acercarme lo suficiente para leerlas.
275
enormes puertas de dos metros que conducen a la salida. Esta es claramente una
zona de carga para camiones y tanques. Kenji me agarra del brazo y me mantiene
cerca ya que a nuestro paso hay varios guardias estacionados junto a la salida.
Pasamos a través de los camiones aparcados por todas partes en la zona de carga,
hasta que finalmente llegamos al punto de reunión en el que se supone que
debemos encontrar a Warner.
Ojalá Kenji hubiera estado para hacerme invisible cuando intenté por primera vez
subir y bajar de la base. Hubiera sido tan agradable caminar como un ser humano,
en lugar de ser acarreada por los pasillos, sacudida y tambaleante, aferrándome a
las patas de una mesa de catering.
Warner se está inclinando contra un tanque. Ambas puertas están abiertas, y está
mirando a su alrededor como si supervisara la labor que se realiza con las unidades
de carga. Asiente a varios soldados mientras pasan.
Y justo cuando estoy a punto de susurrarle un aviso a Warner, camina al lado del
pasajero y dice:
—Cuidado con las piernas, amor,—cierra la puerta.
—No —dice Warner, con los ojos centrados al frente—. Puedo sentir tu presencia. La
suya, sobre todo.
—¿En serio? —dice Kenji—. Eso es algo raro. ¿Cómo me siento? ¿Cómo mantequilla
de maní?
—Cambia los lugares conmigo, J. Él está haciéndome sentir todo nervioso y esa
mierda, como si tal vez estuviera a punto de acuchillarme.
—Está bien —suspiro. Trato de trepar sobre él, pero es difícil, teniendo en cuenta
que no puedo ver mi propio cuerpo o el suyo.
* * *
El camino, las carreteras simples, semi pavimentadas dan paso a las calles de
nuestro viejo mundo. Las casas están pintadas en tonos que prometían ser
coloridos en un tiempo, y las carreteras están llenas de aceras que podrían haber
llevado a los niños a salvo a casa desde la escuela. Las casas se están cayendo a
pedazos ahora.
277 invierno aún fresco en el aire, y proyecta una sombra de abatimiento sobre la
escena de una manera que dice que todo esto podría ser diferente en otra
temporada. Quién sabe.
Se baja y se acerca a nuestra puerta, por si alguien aún está aquí, y lo hace parecer
como si estuviera abriéndola por una razón específica. Para comprobar el interior.
Para examinar un problema.
No importa.
Kenji salta primero, y Warner parece ser capaz de decir que se ha ido.
—¿Volverás pronto?
—Sí —susurra—. Voy a volver en dos horas exactas. ¿Será tiempo suficiente?
—Sí.
—Está bien.
—Está bien.
Aprieto su mano.
278
paso, sólo brevemente. Solo como un recordatorio. Que estoy aquí para él.
279
mucho más difícil de lo que parece. Lo que es decir mucho.
Esto es inusual por muchas razones. La primera de ellas es que Warner nunca llega
tarde. A nada. Y la segunda es que si va a llegar tarde, definitivamente no sería para
algo así. Esta situación es demasiado peligrosa para ser casual. Él no lo habría
tomado a la ligera. Sé que no lo habría hecho.
—Estoy seguro de que está bien —está diciéndome Kenji—. Probablemente acaba
de terminar de hacer lo que sea que está haciendo. Ya sabes, comanditando y toda
esa mierda.
—¿Cómo lo sabrías? —dispara Kenji de nuevo—. ¿Lo conoces desde hace cuánto
tiempo, exactamente? ¿Cinco meses? ¿Y crees que lo conoces tan bien? Tal vez esté
en un club secreto de jazz en el que canta a capela y lleva chalecos brillantes y
piensa que es genial bailar el cancán.
—Kenji, te amo, realmente lo hago, pero ahora mismo estoy muy ansiosa, y me
siento enferma, que cuanto más hablas, más quiero matarte.
—¿Qué? ¿Cómo?
—¿Te acuerdas cuando conocimos a Anderson por primera vez? —pregunto—.
¿Recuerdas cómo volver a Sycamore Street?
—Está bien —dice no muy convencido—. Pero sólo porque estoy curioso. Y porque
está frío como el demonio aquí y tengo que mover las piernas antes de morir
congelado.
Seguimos los sonidos de las voces de los demás hasta que chocamos entre sí. Kenji
desliza su brazo en el mío. Nos acurrucamos juntos contra el frío.
281
Él lidera el camino.
49
Traducido por val_277
La casa del huevo de petirrojo azul. En la que me desperté. En la que Warner vivió.
En la que su madre está almacenada. Estamos de pie frente a ella y se ve
exactamente igual que las dos últimas veces que estuve aquí. Hermosa y
aterradora. Las campanas de viento azotando hacia atrás y adelante.
282 —¿Por qué diablos está Warner aquí? —pregunta Kenji—. ¿Qué es este lugar?
Kenji suspira.
—No lo sé. Pero definitivamente puedes intentarlo. Nunca he tratado de hacer esto
fuera de una casa antes. —duda—. Pero si vas a ir sin mí, ¿puede por favor darte
prisa de una puta vez? Ya me estoy congelando el culo.
—Sí. Te lo prometo. Voy a ser rápida. Sólo quiero asegurarme de que está bien o
que incluso está aquí. Porque si no está dentro, podría estar esperando por
nosotros de vuelta.
—Lo siento —digo—. Lo siento mucho. Pero sólo tengo que asegurarme.
Me aparto y subo las escaleras hasta el pequeño porche. Pruebo la perilla. Está
desbloqueada. La doy vuelta, empujo la puerta. Entro.
283
estómago. Todo aquí está mal. Todo está tan mal. Así que salgo.
Algo ha sucedido.
Puedo sentirlo.
Tengo cuidado de cerrar la puerta suavemente detrás de mí. Me arrastro por las
escaleras, recordando cómo las tablas del suelo crujían cuando fui capturada y
traída aquí primero, y soy capaz de dejar de lado las partes más ruidosas, y el resto
de eso, afortunadamente, suena como que podría ser el viento.
Pero algo me está tirando hacia adelante, me insta a abrir la puerta y comprobar.
Necesito saber. Sólo tengo que saber. Mi mente no descansará de lo contrario.
Así que un centímetro hacia delante. Respiro profundamente varias veces. Agarro
el pomo de la puerta y giro, lentamente, sin darme cuenta que he perdido la
invisibilidad hasta que veo mis pies cruzando el umbral.
284
50
Traducido por val_277
285
escritorio en la esquina con una pequeña silla a juego y hay una planta en una
maceta y un conjunto de pinceles viejos y hay marcos de cuadros, en todas partes.
En las paredes, en el escritorio, sentado en la mesa junto a la cama.
Ellos nunca envejecen, noto. Las fotos nunca se mueven más allá de un cierto año.
Nunca muestran la evolución de la vida de este niño. El niño en estas fotos es
siempre joven, y siempre sobresaltado, y siempre aferrándose a la mano de la mujer
de pie junto a él.
Nunca, jamás lo he visto parecer un niño antes. Nunca, ni una vez, no en todo el
tiempo que lo he conocido. Pero en este momento, él parece un niño pequeño.
Asustado. Vulnerable. Completamente solo.
Caigo de rodillas delante de él. Sé que debe ser capaz de sentir mi presencia, pero
no sé si quiere verme en estos momentos. No sé cómo va a reaccionar si lo alcanzo.
Toco sus brazos, muy suavemente. Paso mi mano por su espalda, sus hombros. Y
entonces me atrevo a envolverme a su alrededor hasta que poco a poco se rompe,
desplegándose frente a mí.
286
Levanta su cabeza.
Trato de sostenerlo más cerca pero envuelve sus brazos alrededor de mis caderas
en cambio, su cabeza cayendo en mi regazo. Me inclino sobre él instintivamente,
protegiendo su cuerpo con el mío.
Y luego se rompe.
287
51
Traducido por val_277
Está sentado en el lado del pasajero, invisible, y él no dice una sola palabra
mientras Warner y yo subimos.
288 Trato de mirarlo a los ojos, preparada ya para inventar alguna loca historia de por
qué me tomó una hora sacar a Warner de la casa, pero luego Kenji me mira.
Realmente me mira.
—Está bien —susurro, sin saber qué más decir. Sin saber lo que Kenji hará con la
información.
—Yo sólo… —Kenji toma una respiración profunda—. Estoy confundido, ¿de
acuerdo? No necesito saber todos los detalles. Me doy cuenta de que todo lo que
sea que estaba pasando allí no era mi asunto, pero, ¿estás bien? ¿Ha pasado algo?
—¿Qué? —pregunta Kenji, estupefacto—. ¿Qué… c-cómo? ¿Su madre estaba allí?
—Ella había estado enferma por mucho tiempo —digo, las palabras corriendo a
—No tenía idea —dice—. Ni siquiera sabía que estaba cerca de su mamá.
Él no dice nada.
—Vamos —le digo—. Necesito un poco de tiempo para respirar. Para pensar.
—Sí —dice. Exhala—. Sí, claro. Por supuesto.
Espero.
290
52
Traducido por val_277
Estuve tan cerca de matar a Anderson una vez, y voy a asegurarme de que tengo
esa oportunidad de nuevo. Pero esta vez, voy a seguir adelante.
Estaré sin arrepentimientos. Voy a vivir sin remordimientos. Voy a llegar a la tierra y
arrancar la injusticia y la aplastaré en mis manos desnudas. Quiero que Anderson
me tema y quiero que ruegue misericordia y quiero decir que no, no para ti. Nunca
para ti.
Adam está parado al otro lado de la sala, hablando con Winston e Ian. Todo el
mundo se queda en silencio mientras me acerco. Y si Adam está pensando o
sintiendo algo sobre mí, no lo demostró.
293
—Tienes que decirle —digo.
—No me empujes, Juliette. No digas cosas estúpidas de las que te vas a arrepentir.
—No tienes derecho a ocultarle esto. No tiene a nadie en este mundo, y merece
saberlo.
—Esto no es asunto tuyo —dice Adam. Él se eleva sobre mí, con los puños
apretados—. Mantente fuera de esto. No me obligues a hacer algo que no quiero
hacer.
—Tal vez te has olvidado —dice—, que soy el único en esta sala que puede callarte.
Pero no lo he hecho. No tienes poder contra mí.
—Por supuesto que tengo poder contra ti —digo—. Mi toque te estaba matando
cuando estábamos juntos…
—Sí, bueno, las cosas han cambiado mucho desde entonces. —Agarra mi mano y
tira con tanta fuerza que casi me caigo hacia delante. Trato de alejarme y no
puedo.
Es demasiado fuerte.
—Adam, suéltame...
—¿Puedes sentir eso? —pregunta, con los ojos de un tono de azul loco y
tormentoso.
—Exactamente —dice—. No hay nada allí. Estás vacía. No hay energía, no hay
fuego, no hay súper fuerza. Sólo una chica que no puede lanzar un golpe para
salvar su vida. Y estoy perfectamente bien. Ileso.
294
Trago saliva y me encuentro con su fría mirada.
—Por supuesto que lo hice —dice con enojo—. Y tú no podías esperar, a pesar de
que te dije que podía hacerlo, no pudiste esperar, aunque te dije que estaba
entrenando para que pudiéramos estar juntos…
—Se llama consideración. Hay otras personas viviendo en esta sala, imbécil —dice
Kenji una vez que está lo suficientemente cerca. Él agarra el brazo de Adam—. Así
que ya basta.
—No me toques.
—Suéltala.
—¿Sabes qué? —dice Adam, su ira tomando el control—. Estás tan obsesionado
con ella, saltando en su defensa todo el tiempo, involucrándote en nuestras
Y yo, mi mano todavía encerrada en el agarre de Adam, su toque tan rápido y fácil
reduciéndome de nuevo a lo que era cuando nos conocimos.
296
unírsele. Brendan con una toalla se apresura a salir del armario, sus ojos buscando el
origen de la conmoción; Lily y Alia saltan de las bicicletas y se arremolinan a nuestro
alrededor.
Adam fue lanzado hacia atrás por el golpe de Kenji, pero rápidamente recuperó el
equilibrio. Él está respirando con dificultad, arrastrando el dorso de su mano por su ahora
sangrante labio. Él no se disculpa.
—¿Qué, en el nombre de Dios, está mal contigo? —La voz de Kenji es suave pero
mortalmente afilada—. ¿Estabas tratando de hacer que me mataran?
—Sabía que no te iba a matar. No tan rápido. Lo he sentido antes —dijo él —Sólo quema
un poco.
Adam no dice nada. Él se ríe, rodea a Kenji y se dirige hacia el cuarto del armario.
—Hey, ¿Estás bien? —le pregunto a Kenji, tratando de echarle un vistazo a su mano.
—Estoy bien —suspira, mirando alejarse la figura de Adam antes de mirarme otra vez —
Pero su mandíbula es dura como el infierno. —Él flexiona un poco el puño.
Kenji sacude su cabeza. —Nah, no sentí nada —dice él— Y yo lo sabría si me hubiese
herido. —Él casi se ríe pero frunce el ceño. Me encojo con la memoria de lo que pasó esa
última vez. —Creo que Kent estaba desviando tu poder de alguna manera —dice Kenji.
—No, no lo estaba —susurro —Él tomó mi otra mano. Sentí la energía volver a mí.
—No lo sé —dice Kenji otra vez. Él suspira —. Supongo que sólo tuve suerte. Escucha. —Él
mira alrededor de todos —.No quiero hablar ahora mismo, ¿Está bien? Voy a sentarme.
297
Necesito calmarme.
Sentí mi piel tocando la de Kenji, eso es algo que no puedo ignorar. Esos tipos de
momentos son tan raros para mí que sólo no puedo sacudirlos; nunca consigo estar tan
cerca de las personas sin serias consecuencias. Y sentí el poder dentro de cuerpo. Kenji
debió de haber sentido algo.
Todo este tiempo he estado trabajando para controlar mi poder, contenerlo, enfocarlo,
pero nunca pensé que sería capaz de apagarlo. Y no sé por qué.
Castillo, Brendan, Winston, Lily; ellos pueden conectar y desconectar sus habilidades.
Castillo no mueve cosas con la mente por accidente. Brendan no electrocuta todo lo que
toca. Winston puede apretar y aflojar a voluntad sus extremidades, y Lily puede mirar
alrededor normalmente, sin tomar instantáneas de todo con sus ojos.
Mi mente está abrumada mientras proceso las posibilidades. Empiezo a darme cuenta
que ni siquiera intenté desactivar mi poder porque siempre pensé que sería imposible.
Asumí que estaba condenada a esta vida, a una existencia en la cual mis manos, mi piel,
siempre, siempre me mantendría alejada de los demás.
¿Pero ahora?
298
Kenji me mira por encima de su hombro, pero no tiene la oportunidad de voltearse antes
de que estrellara contra él, agarrando sus manos y oprimiéndolas en las mías
—No me sueltes —le digo, mis ojos rápidamente llenándose de lágrimas—. No me sueltes.
No tienes por qué hacerlo.
Kenji está congelado, sobresaltado y el asombro está por toda su cara. Mira hacia arriba.
Apenas puedo hablar. Me las arreglo para asentir, lágrimas derramándose por mis
mejillas. —Yo creo, que lo tenía contenido, todo este tiempo y no lo notaste. Nunca me
habría arriesgado en practicarlo en nadie.
—¡Maldición princesa! —dice suavemente, sus ojos brillando —. Estoy tan orgulloso de ti.
Castillo me empuja en un abrazo feroz; Brendan, Winston, Lily, Ian y Alia, saltan encima
de él, aplastándome uno a la vez. Ellos están vitoreando, aplaudiendo, sacudiendo mis
manos y nunca había sentido tanto apoyo o tanta fuerza en nuestro grupo antes.
Ningún momento en nuestra vida ha sido tan extraordinario como este.
Pero cuando las felicitaciones menguaron y las buenas noches empezaron, aparté a Kenji
a un lado para un último abrazo.
—Así que —le digo, balanceándome en mis talones—… puedo tocar a quien quiera ahora.
—Porque estoy halagado, de verdad, pero sigo pensando que somos mejores amigos...
—Kenji.
—Significa un millón de cosas —le digo, poniéndome de puntillas para verlo a los ojos—.
Pero también significa que ahora no terminaré con alguien por defecto. Puedo hacer lo
que quiera ahora. Estar con quien quiera. Y será mi elección.
299 Kenji sólo me mira por largo rato. Sonríe. Finalmente, baja la mirada. Asiente.
Y dice.
Cuando salgo del elevador y entro a la oficina de Warner, todas las luces están
apagadas. Todo está nadando en una especie de mancha negra y me toma varios
intentos ajustar mis ojos a la oscuridad. Hago mi camino a través de la oficina
300
cuidadosamente, buscando alguna señal de su dueño, y no encontrándola.
Me dirijo a la habitación.
Cada vértebra, cada nudillo, ambas rodillas, ambas caderas. Soy una pila de huesos
en el piso y nadie lo sabe aparte de mí. Soy un esqueleto roto con el corazón
palpitante.
Exhala.
—Lo siento tanto. —Son las primeras palabras que susurro.
Estoy mirando sus ojos y de repente estoy petrificada. De repente estoy nerviosa,
asustada y segura de que haré esto de la manera equivocada pero, tal vez,
equivocada es la única forma de hacerlo porque no puedo mantenerlo para mí
301
misma nunca más. Hay tantas cosas que necesito decirle. Cosas que he sido
demasiado cobarde para admitir, incluso a mí misma.
—Qué… —Warner está parpadeando rápido. Su voz es frágil, desigual—. ¿Qué estás
diciendo?
—No —jadea. Una rota, rota palabra. Apenas un sonido. Está sacudiendo su cabeza
y mirando más allá de mí, su mano está atrapada en su cabello, su cuerpo se voltea
hacia la mesa y dice—: No, no, no…
302 —Aaron…
Se paraliza.
El tiempo se paraliza
El mundo se paraliza.
Y él me está besando.
Tiene una mano bajo mi cuello, la otra debajo de mi camiseta y está pasando sus
dedos en mi espalda y de repente su muslo está entre mis piernas, su mano se
desliza detrás de mí rodilla, levantándome, más elevada, tirando de mi más cerca y
cuando rompe el beso estoy respirando muy rápido, mi cabeza dando vueltas
mientras trato de aferrarme a él.
Y lo hago.
303
tiempo. Tira de ellos.
Jadeo.
Sus manos están subiendo por mis piernas y la parte interior de mis muslos, y sus
labios están haciendo su camino por mi pecho. Y está arruinando la poca
compostura y cordura que me queda y estoy adolorida, por todos lados,
saboreando colores y sabores que ni sabía que existían. Mi cabeza está presionada
contra la mesa y mis manos están apretando sus hombros, y él está caliente, por
todos lados, gentil y de alguna manera urgente. Estoy tratando de no gritar y ya se
está moviendo por mi cuerpo, está escogiendo donde besarme. Cómo besarme.
Y no se va a detener.
Estoy más allá del pensamiento racional, más allá de las ideas comprensibles. Los
segundos se convierten en minutos, los corazones están colapsando, he tropezado
con un planeta y ya no sé nada porque nada será capaz de compararse con esto.
Nada volverá a capturarme de la manera en que me estoy sintiendo ahora.
Ya nada importa.
Nada excepto este momento y su boca en mi cuerpo, sus manos en mi piel, sus
besos en nuevos lugares poniéndome absoluta y certificadamente demente. Gimo
y me aferro a él, muriendo y volviendo a la vida de alguna manera al mismo
tiempo, en el mismo respiro.
Él está de rodillas.
304
ardiente, tan dulce y sigo tratando de decir su nombre pero apenas puedo
encontrar el tiempo para respirar, mucho menos para decir una palabra.
Es el tipo de besos que inspira a las estrellas a subir al cielo e iluminar el mundo.
Del tipo que toma una eternidad y ni un segundo en absoluto. Sus manos están
sosteniendo mis mejillas y se aleja solo para mirarme con su pecho agitado y dice:
—Creo, que mi corazón está a punto de estallar. —Y deseo, más que nunca, saber
cómo capturar momentos como estos y revivirlos por siempre.
Porque esto…
Esto es todo.
305
56
Traducido por Jane Kent
306
estómago, con los brazos envueltos alrededor de una almohada.
Él por lo general está de pie a las cinco y media. A veces incluso antes.
No tengo ni idea de si tiene reuniones o lugares específicos a los que asistir hoy. No
sé si él se ha saltado su horario por dormir hasta tan tarde. Desconozco si alguien
vendría a comprobar cómo se encontraba. No tengo ni idea.
Paso los dedos por su espalda, aún confusa por la palabra INCENDIAR tatuada
sobre su piel y fuerzo a mis ojos a ver sus cicatrices como algo más que el terrible
abuso sufrido durante toda su vida. No puedo soportar la horrible verdad. Me
acurruco contra él, descansando mi cara en su espalda, mis brazos aferrándose
alrededor de sus costados. Dejo caer un beso sobre su columna. Puedo sentir su
respiración, dentro y fuera, uniforme. Constante.
Me incorporo.
Sonríe.
307 Es adorable.
Llego hasta sus brazos y me aferro a ellos, él me aprieta fuerte contra él. Deposita
un suave beso en la parte superior de mi cabeza. Susurra:
—Me gusta eso —digo en voz baja, sonriendo a pesar de que no pueda verme
hacerlo—. Me gusta cuando me llamas amor.
Él se ríe, agitando sus hombros mientras lo hace. Rueda sobre su espalda, con los
brazos extendidos a sus costados.
—Nunca en toda mi vida había dormido tan bien —dice en voz baja. Él sonríe, aún
con los ojos cerrados. Hoyuelos en las mejillas—. Me siento extraño.
—Has dormido bastante. —Le digo, entrelazando mis dedos con los suyos.
Me mira con un solo ojo.
—¿De verdad?
Asiento.
Él se pone rígido.
—¿En serio?
Asiento de nuevo.
Suspira.
—Me temo que debería levantarme. Delalieu probablemente haya sufrido una
aneurisma.
308
Una pausa.
—¿Eso es todo…? —pregunto, retirándome hacia atrás para poder mirarle a los
ojos—. Él sabe mucho sobre nosotros, lo que estamos haciendo, y eso a veces me
preocupa. Pensé que habías dicho que todos tus soldados te odiaban. ¿No
deberías desconfiar? ¿Confiar menos en él?
—Pero no lo haces.
—¿Qué?
Warner asiente.
—¿Cuánto hace que lo sabes? —No sé cómo mantener la calma sobre este asunto.
—Fue mi padre quien le asignó este sector, y no tenía ninguna razón para creer
que él fuera diferente al hombre con quién comparto la mitad de mi ADN. Nunca
ha ido a visitar a mi madre. Nunca pregunta por ella. Nunca ha mostrado ningún
tipo de interés. Le ha llevado diecinueve años a Delalieu ganarse mi confianza, y
solo me permito esta debilidad porque he sido capaz de sentir su sinceridad con
constancia a lo largo de los años. —Warner hace una pausa—. Y aunque hemos
llegado a cierto nivel de familiaridad, él no admitirá, nunca, que somos familia.
Me quedo mirando a Warner durante tanto tiempo que me doy cuenta de que no
hay más razones por las que continuar con esta conversación. Porque creo que lo
entiendo. Él y Delalieu no tienen más que una especie de relación de respeto
extraña y formal. Y simplemente por tener un vínculo sanguíneo no te convierte
en familia.
Yo lo sabía.
—¿Así que tienes que irte ahora? —susurro, arrepentida de haber sacado a colación
el tema de Delalieu.
310
—¿Por qué hueles tan bien? —pregunta, sin dejar de sonreír mientras evita
contestarme. Se inclina de nuevo, dejando suaves besos a lo largo de mi
mandíbula, bajo mi barbilla—. Me está volviendo loco.
—No te sientas mal —dice él, repentinamente serio—. Puedes agarrar cualquier cosa
mía que quieras. Puedes agarrarlo todo.
—¿Qué?
Le veo entrar en el baño. Oigo el sonido de un grifo, el flujo del agua llenando una
bañera.
—No.
311 —Nada.
—Mentiroso.
Ahogo un grito.
—Aaron…
Warner se aseguró que Alia y Winston tuvieran lo necesario para crearlo y aunque
los había visto luchando con el proyecto, nunca hubiera pensado que todos esos
313
distintos materiales se pudieran convertir en esto.
El material es gris y bronce, pero luce casi dorado con ciertos destellos en la luz. El
modelo se mueve cuando yo lo hago. Es vertiginoso cómo los hilos parecen
converger y divergir, viéndose como si nadaran juntos y luego se separaran.
No pedí guantes.
—Estos también son para ti —dice Alia, sonriendo mientras se sonroja—. Pensé que
te gustaría un nuevo par. —Sostiene réplicas exactas de los tirantes para nudillos
que me hizo una vez.
Estos, más que cualquier otra cosa, representan mucho para mí. Una oportunidad
para hacer las cosas bien.
Ajusto los tirantes por mis nudillos desnudos, flexionando mis dedos mientras lo
hago.
—¿Qué piensan?
—Tu traje luce igual que el mío. —Kenji frunce el ceño—. Se supone que tengo que
ser el único con un traje negro. ¿Por qué no puedes tener un traje rosado? ¿O uno
amarillo…?
—Porque no somos los malditos Power Rangers —dice Winston, poniendo sus ojos
en blanco.
—Luce muy fuerte, Srta. Ferrars —dice Castillo—. Creo que le sienta bastante bien —
dice—. Si me perdona el juego de palabras.
Sonrío.
—¿Qué tan fácil será quitarte esto? —Y me obligo a no mirarlo a él y a la sonrisa que
seguramente está disfrutando a mi costa. Odio que todavía pueda hacerme
sonrojar.
315
Mis ojos tratan de encontrar otra cosa para enfocarme en la habitación.
Adam.
Él se aleja.
No puedo dejar de pensar que él estará bien; solo tiene doce horas para calmarse.
Porque esta noche, repasaremos el plan, una última vez.
Está pasando su mano por mi cabello, sus dedos peinando ocasionalmente las
316
hebras.
—Aaron.
Él deja un ligero beso en la cima de mi cabeza. Frota sus manos por mis brazos.
—No tenemos que evitarlo en absoluto —dice—. No hay nada que evitar.
—Sólo quiero saber que estás bien —digo—. Estoy preocupada por ti. —Él todavía
no ha dicho una sola palabra sobre su madre. Nunca dijo una sola palabra en
todo el tiempo que estuvimos en su habitación, y él no ha hablado sobre eso
desde entonces. Ni siquiera se ha referido a eso. Ni una sola vez.
—¿Aaron?
—Sí, amor.
De nuevo está en silencio por tanto tiempo que estoy a punto de girarme para
mirarlo. Pero luego...
—Ella ya no está sufriendo —dice en voz baja—. Eso es un gran consuelo para mí.
—¿Juliette?
—¿Sí?
317
—Siempre estaré aquí si me necesitas —le digo, la oscuridad capturando y
silenciando mi voz—. Por favor, recuérdalo. Recuérdalo siempre.
—Te sientes tan real —dice—. Suenas tan real. Quiero tanto que esto sea real.
—Esto es real —digo—. Y las cosas van a mejorar. Las cosas se van a poner mucho
mejor. Lo prometo.
—La parte más aterradora —dice en voz baja—, es que, por primera vez en mi vida,
realmente lo creo.
—Bien —digo suavemente, girando mi cara hacia su pecho. Cierro mis ojos.
—¿Mmm?
—Entonces quítamelos.
318 contra su pecho. Sus manos se mueven dentro de mi camiseta, por mi espalda.
—Quiero ser capaz de sentirte —susurra sus palabras en mi oído—. Quiero tu piel
contra la mía. —Sus suaves manos bajan por mi cuerpo—. Dios, eres tan suave —
dice, su voz ronca por la emoción.
—¿Sí, amor?
Asiento.
—Eso es bueno —dice en voz baja. Levanta mi cabeza, tira del pelo en mi cuello
por lo que mi cara cae más fácilmente sobre la almohada. Se mueve, así está a mi
lado en la cama—. Necesitas dormir más —dice.
Asiento otra vez, acurrucándome en mi lado. Él tira las mantas alrededor de mis
brazos.
319
Le da un beso a la curva de mi hombro. A mi omóplato. Cinco besos por mi
espalda, cada uno más suave que el anterior.
—Estaré aquí toda la noche —susurra, sus palabras tan suaves, tan torturadas—,
para mantenerte caliente. Te besaré hasta que no pueda mantener mis ojos
abiertos.
Quiero hacerte una lista de todas tus cosas favoritas, y quiero estar en ella.
Y Warner sigue hablando. Tan tranquilamente, tan suavemente. Piensa que estoy
dormida ahora. Piensa que no puedo escucharlo.
—¿Sabías —está susurrando—, que despierto cada mañana, convencido de que te
irás?
—¿Que todo esto, estos momentos, serán confirmados como una especie de
extraordinario sueño? Pero entonces te escucho hablarme —dice—. Veo la manera
en que me miras y puedo sentir cuán real es esto. Puedo sentir la verdad en tus
emociones, y la manera en que me tocas —susurra, la parte posterior de su mano
rozando mi mejilla.
—Aaron.
—Todo parece diferente para mí ahora —dice—. Se siente diferente. Sabe diferente.
320
Me trajiste de vuelta a la vida —se calla un momento—. Nunca he conocido este
tipo de paz. Nunca he conocido este tipo de comodidad. Y a veces tengo miedo —
dice, bajando sus ojos—, de que mi amor te aterrorice.
Levanta la mirada, muy lentamente, sus pestañas doradas se levantan para revelar
más tristeza y belleza de lo que he visto al mismo momento. No sabía que una
persona puede transmitir tanto con una sola mirada. Hay un extraordinario dolor
en él. Una extraordinaria pasión.
Me quita el aliento.
Sus ojos se cierran. Su boca responde a la mía. Sus brazos me alcanzan para
tirarme más cerca y lo detengo.
—Recuéstate —susurro.
Lo hace.
Sacude la cabeza.
—Bien.
—Juliette —respira—qué...
Él se sienta.
—Recuéstate. Por favor.
Trazo la costura del suave algodón. Siguiendo las líneas de las piezas superpuestas
de su bóxer que se cruzan en el centro. Está respirando tan rápido que puedo
oírlo, puedo ver su pecho moviéndose. Tiene sus ojos cerrados con fuerza.
Ahoga un gemido, gira su cara a las almohadas. Todo su cuerpo está temblando,
sus manos agarrando las sábanas. Paso mis manos por sus piernas, sujetándolas
322
justo por encima de sus rodillas y avanzo poco a poco mientras rastreo besos
hasta la parte interna de sus muslos. Mi nariz roza su piel.
Despacio.
Lentamente.
324 —Respira, cariño. —Se pone de pie frente a mí, desliza sus manos alrededor de mi
cara. Sus ojos son brillantes, intensos, constantes, y tan llenos de confianza. En mí—.
Eres magnífica. Eres extraordinaria.
—No hay nada que temer. Nada de qué preocuparse. Nada de qué lamentarse en
este mundo transitorio —dice en voz baja.
—Es la única manera que conozco de cómo existir —dice—. ¿En un mundo donde
hay tanto para lamentar y tan poco de lo bueno para tomar? No lamento nada. Lo
tomo todo.
***
Dice que es un procedimiento bastante habitual, uno donde los soldados están
obligados a llevar el uniforme negro estándar.
Kenji y Castillo y todos están viniendo a ver, bajo la invisibilidad de Kenji, pero yo
soy la única que va a hablar hoy. Les dije que quería liderar. Les dije que estaría
dispuesta a tomar el primer riesgo.
Los pasillos están abandonados. Los soldados patrullando sus habitaciones se han
325
ido, ya montados y esperando su presencia. La realidad de lo que estoy a punto de
hacer apenas está empezando a asimilarse.
Estoy viva.
Y te mataré.
Qué extraño, pienso, que deba volver a este techo no como prisionera. Ya no
asustada. Y aferrándome rápido a la mano del mismo chico rubio que me trajo aquí
antes.
Qué extraño es este mundo.
Warner duda antes de moverse a la vista. Me mira para confirmar. Asiento. Libera
mi mano.
Avanzamos juntos.
326
60
Traducido por Val_277
Definitivamente me recuerdan.
327
de la multitud cuando habla.
—Sector 45 —dice.
Dan un paso. Sus puños derechos se levantan para caer sobre sus pechos, sus
puños izquierdos son liberados, cayendo a sus costados.
—Les dijeron —dice—, hace poco más de un mes que habíamos ganado la batalla
en contra de un grupo de resistencia llamado Punto Omega. Les dijeron que
erradicamos su base y matamos al resto de sus hombres y mujeres en el campo de
batalla. Les dijeron —dice—, que nunca dudaran del poder del Restablecimiento.
Que somos imbatibles. Insuperables en el poder militar y el control terrenal. Les
dijeron que somos el futuro. La única esperanza.
Su voz resuena sobre la multitud, sus ojos escaneando los rostros de sus hombres.
Los soldados están mirando aturdidos a Warner mientras habla. Parecen tener
miedo a salirse de la línea en caso de que esto resulte ser una especie de broma
elaborada, o tal vez una prueba del Restablecimiento. No hacen nada más que
mirar, ya no teniendo cuidado de hacer que sus rostros parezcan tan estoicos
como sea posible.
—Juliette Ferrars —dice—, no está muerta. Ella está aquí, parada junto a mí, a pesar
de las afirmaciones hechas por nuestro comandante supremo. De hecho, él le
disparó en el pecho. Y la dejó morir. Pero fue capaz de sobrevivir al ataque contra
su vida y viene hoy aquí para hacerles una oferta.
Mi voz es tan fuerte, tan poderosamente proyectada sobre la multitud, que por un
momento me sorprende. Los soldados me están mirando con horror. Sorpresa.
Incredulidad. Asombro. Están comenzando a susurrar.
Ahora mismo, estamos a sólo unos quince metros del suelo, pero Warner me dijo
que hay cuatro niveles más, si quiero ir hasta arriba. En el nivel más alto se
encuentran los altavoces designados para esta área en particular. Tiene una
pequeña plataforma de mantenimiento a la que sólo acceden los técnicos.
Ya estoy subiendo.
Los soldados están distraídos de nuevo, señalándome mientras subo las escaleras,
sin dejar de hablar ruidosamente con los otros. No tengo idea de si es posible que
las noticias de esta situación ya hayan llegado a los civiles o a los espías que
informan al supremo. No tengo tiempo para preocuparme ahora porque ni
siquiera he terminado de dar mi discurso, y ya los he perdido.
Esto no es bueno.
Cuando finalmente llego al nivel superior, estoy a unos cien metros del suelo.
Tengo cuidado mientras entro a la plataforma, pero soy más cuidadosa de no mirar
hacia abajo por mucho tiempo. Y cuando finalmente estoy completamente
erguida, levanto la vista y miro a la multitud.
—Sólo tengo una pregunta —digo, mis palabras potentes y claras, proyectándose a
la distancia—. ¿Qué ha hecho el Restablecimiento por ustedes?
—No les han dado nada más que escasos salarios y promesas de un futuro que
nunca llegará. Han dividido a sus familias y los obligaron a quedarse en lo que
queda de esta tierra. Han dejado hambrientos a sus hijos y destruyeron sus
hogares. Les mienten, una y otra vez, obligándolos a tomar trabajos en su ejército
para poder controlarlos. Y no tienen otra opción —digo—. No hay otras opciones.
Así que pelean en sus guerras y matan a sus propios amigos, sólo así pueden
alimentar a sus familias.
—La persona a la que permiten dirigir esta nación es un cobarde —les digo—. Es un
hombre débil que está demasiado asustado de mostrar su cara al público. Vive en
secreto, se esconde de las personas que confían en él y, sin embargo, les ha
enseñado a temerle —digo—. Les enseñó a encogerse cuando su nombre es
pronunciado.
—¡Ya sabemos lo que puedes hacer! —grita alguien más—. ¡Eso no te salvó antes!
330 —No —digo—. No sabes lo que puedo hacer. No tienes idea de lo que puedo hacer.
Siente tu poder, me dijo Kenji una vez. Es una parte de ti, una parte de tu cuerpo y
mente. Te escuchará si puedes aprender a controlarlo.
Lentamente.
Pero una vez que la energía se ajusta en su lugar, abro los brazos.
Tiro.
—Puedo protegerlos —les digo, mi voz sigue sonando fuerte sobre ellos—. Y tengo
amigos que podrían hacer más. Van a estar a su lado y lucharán.
Y entonces, como si fuera una señal, el grupo aparece de la nada, en pleno centro
del patio, en el espacio que acabo de despejar.
Los soldados retroceden, aturdidos, moviéndose más lejos, hacia sus esquinas.
331
Castillo estira un brazo, persuadiendo a un pequeño árbol de la distancia a
arrancarse de raíz. Utiliza ambas manos para sacarlo de la tierra, y una vez que lo
hace, el árbol gira fuera de control, volando por el aire, las ramas sacudiéndose en
el viento. Castillo lo manipula, tirándolo con nada más que su mente.
Lo arroja más alto en el aire, justo por encima de sus cabezas, y Brendan levanta
sus brazos.
No esperaba eso, ni siquiera se suponía que debían estar ayudándome hoy. Pero
ellos han creado la perfecta introducción por mí.
Todos los soldados están mirando. El patio ha sido despejado. Encuentro los ojos
de Kenji y los compruebo para confirmar.
Él asiente.
Yo salto.
Un centenar de metros en el aire, ojos cerrados, piernas rectas, brazos hacia fuera.
Y siento más energía corriendo a través de mi ser de lo que nunca antes lo he
hecho. Potenciándola. Proyectándola.
Me agacho, con las rodillas flexionadas, una mano extendida frente a mí. El patio
está temblando tanto que por un segundo no estoy segura si he causado otro
terremoto.
Cuando por fin me levanto y miro a mi alrededor, puedo ver a los soldados mucho
más claramente. Sus rostros, sus preocupaciones. Me miran con asombro, sus ojos
muy abiertos con admiración y un poco de miedo.
—No estarán solos —digo, girando para ver sus rostros—. Ya no necesitan estar
asustados. Queremos recuperar nuestro mundo. Queremos salvar las vidas de
332 nuestras familias, nuestros amigos. Queremos que sus hijos tengan la oportunidad
de un futuro mejor. Y queremos luchar. Queremos ganar. —Centro mi mirada en la
de ellos—. Y les estamos pidiendo su ayuda.
Siento la malla cuadrada salir de mi mano. Vuela por los aires hacia la mano de
Warner.
—Felicidades, caballeros —dice—. Avisen a sus familias. Sus amigos. Mañana todo
cambiará. El supremo estará aquí en pocos días —dice—. Prepárense para la guerra.
333
James nos ha estado esperando.
—¿Cómo fue?
Castillo me da una palmada en la espalda. Me giro hacia él. Me está sonriendo, sus
ojos brillantes, más orgulloso de lo que jamás lo he visto.
—Está confiada —dice Castillo. Me mira como si fuera un extraño ser alíen. Como si
no supiera cómo entenderme o identificarme—. Me sorprende, Srta. Ferrars.
El elevador se abre.
Warner.
—La base ha sido asegurada —dice—. Estamos en bloqueo hasta que llegue mi
padre. Nadie va a entrar o salir de las instalaciones.
—Sí —dice—. Puedo sentir la profundidad de su pasión. Su repentino respeto por ti.
Hay muchos entre ellos que todavía tienen miedo, y otros aún son firmes en su
escepticismo, pero tenías razón, amor. Pueden estar asustados, pero no quieren ser
soldados. No así. No para el Restablecimiento. Están listos para unirse a nosotros.
—Van a seguirte.
—¿Estás seguro?
—No puedo estar seguro de nada —dice en voz baja—. Pero nunca, en todo mi
tiempo en este sector, he sentido el tipo de esperanza en mis hombres que sentí
hoy. Era tan poderosa, tan demandante, aún puedo sentirla desde aquí.
Prácticamente está vibrando en mi sangre.
335 —Juliette, amor —me dice, aún sosteniendo mi mirada—. Acabas de comenzar una
guerra.
62
Traducido por val_277
336
—Me tengo que ir —dice con urgencia—.Hay muchas cosas que ahora se deben
poner en marcha, y tengo que volver a reunirme con Delalieu. Manejaré cada
aspecto de los detalles militares, amor. Me ocuparé de que tengas todo lo
necesario, y que mis hombres estén equipados de todas las maneras posibles.
Pero todavía me está mirando, buscando mis ojos como si hubiera encontrado algo
de lo que no puede alejarse. Sus manos se mueven a mi cara, su pulgar roza mi
mejilla. Su voz es tan tierna cuando habla.
Mi corazón.
Y luego se va.
Todavía estoy viendo las puertas del elevador cerrarse cuando atrapo un reflejo de
Adam por el rabillo de mi ojo. Se acerca a mí.
—Oye —dice. Se ve nervioso, incómodo.
—Hola.
Adam suspira.
—Sí. Lo sé.
337
63
Traducido por Fer_rdn
338
sin embargo, de alguna manera, estamos mayoritariamente emocionados. Esto es,
después de todo, lo que todos en Punto Omega han estado planeando, ellos se
unieron a Castillo deseando que hubiera un día como este.
Todos han estado entrenando para esto. Incluso Adam, quien de alguna manera
se convenció a sí mismo de estar a favor de nosotros, ha sido un soldado. Kenji, un
soldado. Todos ellos son combatientes; incluso Alia, cuya tranquila concha
contiene demasiado. No pude haber pedido un grupo más sólido de individuos.
—Quizás —dice Kenji—. Pero no creo que le tome más de dos días.
—¿Pensé que él estaba en un barco? ¿En medio del océano? —pregunta Lily—.
¿Cómo se supone que llegue aquí en dos días?
—No creo que él esté en el tipo de barco que estás pensando —le dice Castillo—.
Creo que está en un buque del ejército, uno equipado con una pista de aterrizaje.
Si pide un jet, ellos nos lo traen.
—Guau. —Brendan se inclina hacia atrás, apoyándose en sus manos—. Entonces
esto está realmente sucediendo. El supremo comandante del Restablecimiento.
Winston y yo nunca lo vimos, ni una vez, incluso aunque sus hombres nos
mantenían cautivos. —Él sacude la cabeza. Me mira—. ¿Cómo es que luce?
—Él es extremadamente apuesto —digo. Lily se ríe en voz alta—. Es enserio —le
digo a ella—. Es casi enfermizo de tan apuesto que es.
Kenji asiente.
—Eso es extraño —dice Lily—. Siempre pensé que el apellido de Warner era…
Warner, no Anderson. —Ella piensa por un segundo—. ¿Entonces su nombre es
—No —le digo a ella—. Tienes razón Warner es su apellido… pero no el de su papá.
Él tomó el apellido de su madre —digo—. No quería ser asociado con su padre.
Adam resopla.
Todos lo miramos.
Asiento.
Trato de no reír.
—Entonces… ¿Conoces el nombre de Anderson? —pregunta Ian—. ¿O eso
también es un secreto? Quiero decir, toda esta cosa es realmente rara, ¿verdad?
¿Ellos siendo tan cautelosos con sus nombres?
—Oh —digo, cogida fuera de guardia—. No estoy segura. Creo que hay mucho
poder en un nombre. Y no —digo sacudiendo mi cabeza—. No sé el nombre de
Anderson. Nunca pregunté.
Me doy la vuelta y veo a Warner de pie en la puerta abierta del elevador. Está
hablando suave, recién ahora señalando su llegada. Las puertas se cierran detrás
de él. Está mirando a Adam con sorpresa.
340 —¿Cómo sabes eso? —demanda Warner de nuevo. Camina directamente hacia el
grupo y toma a Adam de la camisa, moviéndose tan rápido que Adam no tiene
tiempo de reaccionar.
—¿Cuánto tiempo has estado trabajando para él? —grita Warner—. ¿Cuánto
tiempo has estado infiltrado en mi base…
—Warner —lo llamo de nuevo, rogando esta vez, corriendo ante su línea de
visión—. Por favor… él no está trabajando para el supremo, lo juro…
—¿Qué? —Jadea.
—Es verdad —le digo, sintiéndome con el corazón roto mientras lo hago—. Y sé
que puedes decir que no miento. —Sacudo mi cabeza—. Él es tu hermano. Tu
padre ha estado llevando una doble vida. Él abandonó a Adam y James hace
tiempo. Después de que la mamá de Adam muriera.
—No —dice Warner. No está parpadeando. Sólo mirando. Las manos temblando.
—¿Lo sabías todo este tiempo? —pregunta Warner, girando su cabeza hacia mí—.
¿Sabías de esto y aun así no dijiste nada?
Él se detiene.
Mira a Adam.
—Dime la verdad —dice. Camina hacia Adam otra vez, luciendo como si quisiera
sacudirlo—. ¡Dime! ¡Tengo derecho a saber!
Warner retrocede, su mano agarra su cabello. Se está frotando los ojos, su cabeza,
deslizando su mano hacia su boca, su cuello. Él está respirando con dificultad.
Y luego.
Y luego.
La verdad.
343 Adam luce exhausto, pero no vencido. Cansado, pero no enojado. Luce más libre.
Sus cejas desfruncidas, sus puños aflojados. Su rostro en calma de una manera que
no he visto desde hace mucho tiempo.
Él luce aliviado.
Como si estuviera llevando esta gran carga que pensó que podría matarlo. Como si
hubiera pensado que al compartir esta verdad con Warner de alguna manera
inspiraría una larga vida de guerra entre él y su flamante hermano biológico.
Un padre, pienso. Tres hermanos. Dos que casi se matan uno al otro, todo por el
mundo en el que fueron criados. Por esas muchas palabras, muchas mentiras por
las que fueron alimentados.
Las palabras son como semillas plantadas en nuestros corazones a una tierna edad.
Ellas echan raíces a medida que crecemos, asentándose profundamente en
nuestras almas. Las buenas palabras se plantan bien. Ellas florecen y encuentran su
hogar en nuestro corazón. Construyen troncos alrededor de las espinas.
Estabilizándonos cuando nos sentimos más débiles. Pero las malas palabras crecen
poco. Nuestros troncos se infectan y se echan a perder hasta que estamos huecos y
viviendo del interés de los demás y no del nuestro. Nos vemos obligados a comer el
fruto que nació de esas palabras, rehenes de las ramas que crecen alrededor de
nuestro cuello, sofocándonos hasta la muerte, una palabra a la vez.
No sé cómo Adam y Warner le darán las noticias a James. Quizá no le dirán hasta
que sea mayor y sea capaz de lidiar con las consecuencias de saber su linaje. No sé
qué hará James cuando sepa que su padre es en realidad un asesino de masas y
un despreciable ser humano que destruye cada vida que toca.
No.
344
No puedo dejar de encontrarlo doloroso y hermoso que Warner haya perdido una
madre pero ganase dos hermanos en la misma semana. Y aunque entiendo que lo
pidió que lo dejaran solo, no puedo dejar de caminar hacia él. No voy a decir ni
una palabra, me juro a mí misma. Pero en este momento sólo quiero estar cerca de
él.
Así que me siento a su lado, y recuesto mi cabeza contra la pared. Sólo respirando.
Silencio.
Más silencio.
Entonces.
Un susurro.
—Tengo dos hermanos —dice de nuevo, su voz suave—. Y casi mato a uno de
ellos.
Sus ojos se concentran en un punto lejano, lejos de aquí, juntándose con el dolor y
la confusión, y algo que luce como arrepentimiento.
—Supongo que debí haberlo sabido —me dice—. Él puede tocarte. Vive en el
mismo sector. Y sus ojos siempre han sido tan extrañamente familiares para mí.
Ahora me doy cuenta que son como los de mi padre.
Él suspira.
345
—Esto es tan insoportablemente inconveniente —dice—. Estaba preparado para
odiarlo por el resto de mi vida.
Me sobresalto. Sorprendida.
Warner deja caer su cabeza. Su voz tan baja que apenas puedo oírle.
Lo miro. Asombrada.
Asiente.
Ambos se reconocen por un largo momento. Y entonces Warner pone una mano
en el hombro de Adam.
Los dos intercambian más palabras antes de que Warner se dé la vuelta sobre un
pie y se aleje.
65
Traducido por Fer_rdn
—¿Esto será raro para ti? —pregunta Warner. Él luce sorprendido por su propia
pregunta, mientras piensa que no puede creer que siquiera lo esté preguntando.
—No —le digo—. Lo sabía desde hace un tiempo. Para mí no cambia nada.
Asiento, confusa.
—¿Entonces… quieres pasar tiempo con él? —Estoy tratando tan duro de darle a
Warner su espacio, y no entrometerme, pero no puedo evitarlo.
—Sí. Y James.
348
—¿Entonces estás… feliz por esto?
No responde de inmediato.
Trepo a su regazo. Tomo su cara en mis manos, inclinando su cabeza en alto para
poder ver sus ojos. Estoy dando una tonta sonrisa.
—Quiero que seas feliz —le digo, mis ojos buscando los suyos—. Quiero que
tengas una familia. Quiero que estés rodeado de personas que se preocupen por ti
—digo—. Te lo mereces.
—Sí.
—¿Qué hay sobre ti? ¿Y tus padres? —me pregunta—. ¿Quisieras alguna vez
encontrarlos?
—No —digo tranquilamente—. Nunca fueron padres para mí. Además tengo a mis
amigos.
349 —Y a mí —dice.
Lo miro.
—Quiero que sepas —dice, jalando el cierre que une a este traje—, lo mucho que
valoro tu amistad. —El traje se abre y mi piel está expuesta a los elementos;
contengo un escalofrío.
350
Y entonces estoy girando, perdida en las sensaciones, y preguntándome qué tan
pronto perderé estos momentos, y preguntándome cuánto tiempo pasará hasta
que los tenga de nuevo.
No sé dónde vamos, él y yo, pero sé que quiero estar aquí. Somos horas y minutos
buscando el mismo segundo, tomándonos de las manos mientras giramos a los
nuevos días y hacia la promesa de algo mejor.
Delalieu llegó esta mañana para dar la noticia. El Supremo ha llegado. Ha sido
351
transportado desde el océano en un jet, pero ahora está permaneciendo en una de
las naves del ejército del Sector 45, estacionada en el muelle.
Su guardia está cerca. Y sus ejércitos pronto lo van a seguir. A veces no estoy tan
segura de que no vayamos a morir.
—No necesitas un arma —me dice Warner, sorprendido—. Sin dudas puede tener
una, pero no creo que la necesites.
—Quiero dos.
—Sí, eso me hace sentir muy bien—dice Kenji—. Gracias por la charla motivadora.
352
Kenji casi se ríe. Casi.
Warner asiente.
Anderson nunca lucha en sus propias guerras. Él nunca muestra su rostro. Y
estamos confiando que su cobardía sea nuestra mayor ventaja. Porque mientras él
podría ser capaz de anticiparse a un atentado contra su vida, estamos esperando
que no sea capaz de anticipar a los atacantes invisibles.
Warner tiene que supervisar las tropas. Castillo, Brendan, Winston, Lily, Alia, y
Adam lo apoyarán. James se quedará en la base.
Me doy vuelta.
354 Por eso nos paramos detrás y vemos cómo nuestros amigos entran al elevador y
suben al piso principal. James sigue despidiéndose hasta que las puertas se cierran
y lo dejamos detrás.
—Cuida mi espalda ¿de acuerdo? —le dice a James—. Si alguien viene aquí, quiero
que les des una buena paliza.
—De acuerdo —dice James. Él se está riendo para pretender que no está llorando.
—Hablo en serio —dice Kenji—. Sólo comienza a gruñirles. Como esos ninjas. —Él
hace raros movimientos de peleas con sus manos—. Vuélvete realmente loco —
dice—. Vence la locura con locura…
—Nadie va a venir aquí James —digo, dándole una filosa mirada a Kenji—. No vas
a tener que preocuparte de defenderte a ti mismo. Vas a estar perfectamente a
salvo. Y luego regresaremos.
Chico listo.
James asiente.
Kenji se da la vuelta.
355 ***
La primera parte, creo, que será la más difícil. Nuestra caminata al puerto será
totalmente a pie, porque no podemos correr el riesgo de robar vehículos. Incluso si
Kenji puede hacer el tanque invisible, tendremos que abandonarlo y volverá a ser
visible, y además, un inesperado tanque estacionado en el puerto sería demasiado
riesgo.
Kenji y yo no hablamos mientras nos movemos. Cuando Delalieu nos dijo que el
supremo iba a estar estacionado en el puerto, Kenji supo inmediatamente dónde
iba a estar.
Al igual que Warner, Adam, Castillo y al igual que todos excepto yo.
—Pasé algún tiempo en uno de esos barcos —dice Kenji—. Sólo por un rato. Por
mal comportamiento —sonríe—. Conozco mi camino a ese lugar.
***
Este barco luce como una pequeña ciudad, es tan enorme que no puedo ver el
final. Escaneamos el perímetro, intentando medir exactamente lo difícil que será
infiltrarse en las instalaciones.
Extremadamente difícil.
Casi imposible.
Algo así.
—Mierda—dice—. Esto es ridículo. Nunca había visto este nivel de seguridad antes.
Está completamente respaldado —dice.
356 Y tiene razón. Hay soldados por todas partes. En tierra. En la entrada. En la
cubierta. Y todos están tan fuertemente armados que me hacen sentir estúpida con
mis dos armas de mano y una funda sencilla oscilando alrededor de mis hombros.
—¿Puedes nadar?
—¿Qué? No.
—Mierda.
—Sabes qué —dice—, sólo detente. Sólo… no puedo ni hablarte en este momento.
—Mierda si lo sé. ¿Cómo se supone que vamos a sacar a todos esos chicos del
barco?
—Sí, esa en mi pierna, y estás sujetando un poco demasiado cerca de allí princesa.
Silencio.
—¿Bueno? —pregunto.
Poder, enjaezado.
Brazos, posicionados.
Energía, proyectada.
Muevo mi brazo en el aire como si estuviera limpiando una mesa.
Es casi cómico desde aquí. Como si fueran un montón de juguetes que estaba
empujando de mi escritorio. Y ahora están chapoteando en el agua, tratando de
comprender qué está pasando.
Mientras corremos por el muelle y trepamos la cubierta, Kenji tira de mi brazo para
decirme hacia dónde ir. Ahora estamos mucho más consientes del cuerpo del otro.
Casi puedo sentir su presencia a mi lado, incluso aunque no puedo verlo.
358
—Por abajo —grita, y bajo la mirada hacia lo que parece ser una estrecha abertura
circular con una escalera fijada al interior—. Voy a entrar —dice—. ¡Comienza a
bajar en cinco segundos!
Puedo oír las alarmas apagándose, las sirenas perdiéndose en la distancia. El barco
está frente al muelle pero el agua sigue distanciándose, desapareciendo en el
borde de la tierra.
Sigo susurrando el nombre de Kenji y esperando una respuesta, pero no hay nada.
No puedo creer que ya lo haya perdido. Por lo menos sigo siendo invisible, lo que
significa que no puede estar a más de quince pies de distancia, pero los soldados
están demasiado cerca para que tome algún riesgo en estos momentos. No puedo
hacer nada que pueda llamar la atención sobre mi presencia… o la de Kenji.
Estoy parada en el medio de lo que parece un pasillo muy largo, con paneles de
madera corriendo a través de los pisos, las paredes, e incluso por el techo por
encima de mi cabeza. Hay pequeños rincones cada pocos metros, donde la pared
parece haber sido excavada.
Hay unas puertas, noto.
Me pregunto a dónde conducen. A dónde voy a tener que ir. Las botas ahora
suenan más cerca. Mi corazón comienza a correr y trato de empujarme contra la
pared, pero estos pasillos son demasiado estrechos, y aunque no me puedan ver,
no hay manera de que sea capaz de deslizarme más allá de ellos. Puedo ver a un
grupo acercándose ahora, puedo oírlos gritar órdenes a otros. En cualquier
momento que van a chocar directamente conmigo.
Me muevo hacia atrás lo más rápido que puedo y corro, manteniendo mi peso
sobre mis dedos de los pies para minimizar el sonido tanto como sea posible. Me
deslizo hasta detenerme. Golpeo la pared detrás de mí. Más soldados ahora vienen
por debajo del pasillo, claramente alertados por algo, y por un segundo siento mi
corazón caer. Estoy tan preocupada por Kenji.
Pero tanto como sea invisible, Kenji debe estar cerca, pienso. Él debe estar vivo.
360
Miro a mi izquierda. Miro a mi derecha. Están acercándose a mí sin siquiera darse
cuenta. No tengo ni idea de a dónde van… quizás van a subir… pero tengo que
hacer un movimiento, rápido, y yo no quiero alertarlos con mi presencia. Todavía
no. Es demasiado pronto para tratar de acabar con ellos. Sé que Alia prometió que
podría detener una bala, siempre y cuando mi poder esté encendido, pero mi
última experiencia con un disparo en el pecho me ha dejado lo suficientemente
traumatizada como para querer evitar esa opción tanto como sea posible.
Salto hacia una de las puertas y planto las manos contra el interior del marco,
sujetándome a mi misma en ese lugar, con la espalda presionada contra la puerta.
Por favor, por favor, por favor, pienso, por favor, no dejes que alguien entre a esta
habitación. Lo único que tienen que hacer es abrir la puerta y estaré muerta.
Y los soldados no dejan de venir. Están por todas partes, todos a la vez y luego
ninguno en lo absoluto, y estoy girando las esquinas y corriendo en diferentes
direcciones y haciendo lo mejor para dejarlos atrás. Pero entonces noto mis manos.
Ya no soy invisible.
Contengo un grito.
Salto hacia otra puerta, con la esperanza de empujarme fuera de la vista, pero
ahora estoy tan nerviosa y horrorizada, porque no sólo no sé qué es lo que le pasó
a Kenji, sino que tampoco sé lo que va a pasarme. Esta fue una idea tan estúpida.
Soy una persona tan estúpida. No sé lo que estaba pensando.
Botas.
Piensa, me sigo diciendo a mí misma. Piensa. ¿Qué puedes hacer? ¿Dónde puedes
ir? ¿Dónde estaría escondido Anderson? ¿Más adentro? ¿Abajo? ¿Dónde estaría la
sala más grande en esta nave? Desde luego, no en el nivel superior. Tengo que
bajar. Pero, ¿cómo?
Los soldados se están acercando.
Un grito.
Un llanto.
Un disparo.
Me han visto.
362
69
Traducido por Fer_rdn
363
Salto.
Y aterrizo.
Caigo y me las arreglo para mantenerme de pie. Los soldados están saltando tras
de mí, gritando y ordenando. Botas me persiguen mientras arranco la puerta y me
lanzo al final del pasillo. Las alarmas apagan todo el sonido, suenan tan fuerte y tan
desagradable que apenas puedo oír mis pensamientos. Me siento como si estuviera
corriendo a través de una neblina, las sirenas parpadeando luces rojas que rodean
los pabellones, chillando a todo volumen y señalando a un intruso.
Estoy corriendo alrededor de más esquinas, girando en las curvas en esta planta y
tratando de tener una idea de la diferencia entre este nivel y el que está por
encima. No parece haber ninguna. Se ven exactamente iguales, y los soldados son
igual de agresivos.
Ahora están disparando libremente, el sonido ensordecedor de los disparos en
colisión con el estruendo de las sirenas. Ni siquiera estoy segura de que todavía no
me he quedado sorda.
Me pongo de cuclillas, mirando alrededor, y por primera vez, veo que este nivel es
diferente. Los pasillos son más amplios, las puertas están más separadas. Ojalá Kenji
estuviera aquí. Me gustaría tener alguna idea de lo esto quiere decir, cuál es la
diferencia entre estos niveles. Me gustaría saber a dónde ir, por dónde empezar a
buscar.
364 Nada.
Nada.
Sigo siendo disparada, y estoy parada sólo un paso por delante. Estoy
deslizándome por curvas apretadas y tirándome contra la pared, girando en las
oscuras esquinas y esperando que no me vean.
Tengo que estar en el otro lado de esta nave. No quiero salas de calderas y tanques
de agua. Esto no puede estar bien. Todo es diferente en este lado de la nave.
Incluso las puertas se ven diferentes. Están hechas de acero, no de madera.
Pateo unas pocas, sólo para estar segura.
Gritos. Alertas.
Más disparos.
Corriendo, corriendo como nunca lo he hecho antes. Las balas están volando más
Tres de ellos vienen volando hacia mí, tratando de taclearme, y yo los empujo a
todos de vuelta. Uno corre hacia delante de nuevo y le pego directamente en la
cara, sintiendo su nariz romperse contra mis nudillos de metal. Otros intentan
agarrar mi brazo desde detrás y atrapo su mano, rompiendo sus dedos con mis
manos sólo para recuperar su antebrazo, tirarlo cerca y empujarlo a través de una
pared. Me doy la vuelta para afrontar al resto de ellos y todos están mirándome,
con una mezcla de pánico y terror en sus ojos.
—Peleen conmigo —les digo, la sangre y urgencia y una especie rara de adrenalina
corriendo a través de mi—. Los reto.
Una y otra y otra vez, cargando ronda tras ronda. Mi instinto es protegerme de las
balas, pero en cambio me concentro en los hombres, en sus cuerpos y en sus caras
enojadas. Tengo que cerrar los ojos por un segundo, porque no puedo ver a través
de la presa de metal que se aplastó contra mi cuerpo. Y cuando estoy lista, acerco
mi puño a mi pecho, sintiendo el aumento de energía dentro de mí, y la lanzo
hacia delante, toda a la vez, derribando a setenta y cinco soldados como si
estuvieran hechos de cerillas.
Estoy rodeada.
366
Balas. Cientos de balas. Un charco de balas. Todo alrededor de mis pies. Cayendo
de mi traje.
Mi cara.
Pruebo algo frío y duro en mi boca y lo escupo en mi mano. Parece una pieza rota,
destrozada de metal. Como si fuera demasiado débil para estar en contra de mí.
Y entonces corro.
70
Traducido por Fer_rdn
Los pasillos ahora están tranquilos. Los pasos son menos. Ya lancé doscientos
soldados al océano.
367 No tengo idea de cuántos soldados más ha dejado Anderson para custodiar este
barco. Pero lo voy a averiguar. Estoy respirando con dificultad mientras hago mi
camino a través de este laberinto. Es una triste realidad que si bien he aprendido a
luchar y puedo proyectar, todavía no tengo idea de cómo correr.
Otra.
Luego otra.
Voy a destrozar cada centímetro de este barco hasta que encuentre a Anderson.
Lo romperé con mis propias manos si necesito hacerlo. Porque tiene a Sonya y Sara.
Y podría tener Kenji.
Veo una serie de movimientos de balanceo en las puertas del final del pasillo y me
meto a través de ellas, con la esperanza de algo, cualquier cosa, cualquier signo de
vida.
Es una cocina.
Los cuchillos, estufas, alimentos y mesas. Filas y filas y filas de productos enlatados.
Hago una nota mental para volver por esto. Parece una vergüenza dejar que toda
esta comida se desperdicie.
Y salto. Con fuerza. Pisando la cubierta y con la esperanza de que haya otro piso en
esta nave.
368 Esperando.
Aterrizo mal sobre los dedos de los pies, ligeramente fuera de equilibrio y cayendo
hacia atrás. Me recompongo justo a tiempo.
Miro alrededor.
Los pasillos son enormes aquí abajo, hay ventanas al exterior de las paredes. El
suelo es de madera de nuevo, paneles largos y delgados que se ven brillantes y
pulidos. Se ve bien aquí abajo. Lustroso. Limpio. Las sirenas suenan bajas en este
nivel, como una amenaza lejana que significa poco, y me doy cuenta de que debo
estar cerca.
Me giro.
Hay un soldado cargado en mi dirección, y esta vez, no me oculto. Corro hacia él,
metiendo la cabeza en lo que hago, y mis hombros golpean directamente su
pecho, tan fuerte que se va volando a través del pasillo.
Me doy la vuelta y camino hasta él, golpeando con fuerza las balas de mi cara
como si fueran moscas. Y entonces agarro sus hombros, lo tiro cerca, y le doy con
la rodilla en la ingle. Se dobla, jadeando y gimiendo y curvándose a sí mismo en el
suelo. Me agacho, arranco la pistola de su mano y agarro un puñado de su camisa.
Levantándolo con una mano. Lanzándolo contra la pared. Poniendo la pistola en
su frente.
Él no contesta.
—¿Dónde? —grito.
369 —Yo no… no sé —dice finalmente, con la voz temblando, su cuerpo convulsionando,
temblando en mis manos.
Y por alguna razón, le creo. Trato de leer sus ojos en busca de algo, y no consigo
nada más que terror. Lo dejo caer al suelo. Aplasto el arma con la mano. Tirándola
en su regazo.
Estoy tan frustrada, tan enojada ahora, y tan ciegamente aterrorizada por el
bienestar de Kenji que estoy temblando de rabia. Ni siquiera sé a quién buscar
primero.
Sonya.
Sara.
Kenji.
Anderson.
Me paro frente a otra puerta, derrotada. Los soldados han dejado de venir. Las
sirenas siguen sonando, pero ahora desde lejos. Y de repente estoy
preguntándome si todo esto es sólo una pérdida de tiempo. Si tal vez Anderson ni
siquiera está en este barco. Si tal vez ni siquiera estamos en el barco correcto.
Está desbloqueada.
370
71
Traducido por Fer_rdn
Hay una enorme cama aquí con una gran ventana y una hermosa vista del océano.
Es precioso lo ancho y espacioso que es todo. Más precioso son sus ocupantes.
Pero tan pronto como las iniciales hiperventilaciones están fuera de camino, Sonya
dice algo que detiene mi corazón.
—Kenji está buscándote —dice—. Él estuvo aquí hace no mucho, nos preguntó si te
habíamos visto…
—No —les digo, sintiéndome ahora fuera de mí—. No, no estoy muerta. Pero tengo
que irme. Quédense aquí —les estoy diciendo—. No se muevan. No vayan a ningún
lado. Estaré de regreso pronto, lo prometo —digo—. Solo tengo que encontrar a
Kenji… tengo que encontrar a Anderson.
—La que está todo el camino al final del corredor —dice Sonia.
Pero no necesito suerte. Necesito estos dos puños y espalda de acero. No pierdo
tiempo en entrar a la habitación azul. Ya no tengo miedo.
Pateo la puerta.
—JULIETTE… NO…
373
72
Traducido por Fer_rdn
Mi espalda, creo. Algo está mal con mi espalda. El dolor es tan insoportable que no
374 puedo evitar preguntarme si está rota. Estoy mareada y me siento lenta, mi cabeza
da vueltas y hay un extraño zumbido en mis oídos.
Me paro.
Soy más fuerte que esto. Mejor que esto. Se supone que debo ser indestructible.
Arriba, de nuevo.
Despacio.
Algo me golpea tan fuerte que vuelo a través de la habitación, chocando contra la
pared. Me deslizo hasta el suelo. Me inclino, poniendo las manos en mi cabeza,
tratando de parpadear, tratando de comprender lo que está sucediendo.
Así de duro.
Nada debería ser capaz de golpearme así de duro. No una y otra vez.
Se siente como si alguien está llamándome, pero me parece que no puede oírlo.
Todo es tan sordo, tan resbaladizo y fuera de balance, como que está ahí, sólo para
mí y me parece que no puede encontrarlo. Sentirlo.
Despacio.
No hay nada en frente de mí. No hay máquina. Ningún elemento extraño que
pudiera ser capaz de crear estos poderosos impactos. Parpadeo con fuerza contra
el timbre en mis oídos, tratando frenéticamente de limpiar mi visión.
La otra es alguien que no puedo reconocer. Es un rubio fornido, con pelo corto y
los ojos de pedernal. Luce vagamente familiar para mí. Y está de pie junto a
Anderson con una engreída sonrisa en su rostro, sus manos, levantadas frente a él.
Él aplaude.
Ondas de sonido.
Niego con la cabeza y trato de aclararla de nuevo, pero los golpes vienen más
rápidos ahora. Fuertes. Más intensos. Tengo que cerrar mis ojos contra la presión
376
de los golpes y trato de gatear, desesperadamente, rompiendo las tablas del suelo
para conseguir control sobre algo.
Otro golpe.
Duro en la cabeza.
Es como si estuvieran causando una explosión cada vez que sus manos aplauden, y
lo que me mata no es la explosión. No es el impacto directo. Esta es la presión
liberada de una bomba.
Sé que la única razón por la que soy capaz de sobrevivir a esto es porque soy
demasiado fuerte.
Kenji tiene que estar en algún lugar de esta habitación. Él fue el que me llamó,
quien intentó advertirme. Él debe estar aquí, en algún lugar, y si puedo apenas
sobrevivir a esto ahora mismo, no sé cómo él podría estar haciéndolo.
Él debe estar sintiéndolo peor.
Mucho peor.
Ese miedo es suficiente para mí. Soy fortificada con un nuevo tipo de fortaleza, la
intensidad de los animales desesperados me domina y me obliga a pararme. Me las
arreglo para estar de pie en cada impacto, cada golpe, ya que se estrella en mi
cabeza y resuena en mis oídos.
Y camino.
Oigo un disparo. Tres. Cinco más. Y me doy cuenta de que están todos dirigidos en
mi dirección. Las balas que rompen mi cuerpo.
377 silenciarlo para siempre. No tengo idea de si se las ha arreglado para matar a Kenji
todavía. No tengo idea si estoy a punto de morir. No tengo idea de cuánto tiempo
más podré soportar esto.
Ya casi ha terminado.
Piensa en Kenji. Piensa en James. Piensa en las promesas que hiciste a ese niño de
diez años, me digo. Lleva a Kenji casa. Regresa a casa.
Presiono.
Presiono hasta que las ondas de sonido se detienen.
Y me desplomo.
378
73
Traducido por Fer_rdn
Dispara.
De nuevo.
Parpadeo hacia Anderson, su forma borrosa en los bordes. Él está de pie justo
detrás de mi cabeza, las puntas de sus brillantes botas tocando la parte superior de
mi cráneo. No oigo mucho salvo los ecos en mis huesos, no puedo ver nada más
que balas lloviendo alrededor de mí. Él sigue disparando. Sigue descargando su
arma en mi cuerpo, esperando el momento cuando sepa que no seré capaz de
sostenerlas por más tiempo.
Estoy muriendo, pienso. Debo estarlo. Creo que se cómo se siente morir, pero debo
estar equivocada. Esta es una clase diferente de muerte. Una clase diferente de
dolor.
Pero supongo que, si tengo que morir, puedo hacer una cosa más antes de irme.
Sus gritos perforan la bruma de mi mente, el tiempo suficiente para llevar al mundo
de nuevo a foco. Parpadeo rápido, mirando a su alrededor y puedo ver con
claridad por primera vez. Kenji desplomado en la esquina. El muchacho rubio en el
piso.
380 en el suelo me hace algo. Me hace pensar que aún tengo una posibilidad.
Y es entonces cuando me doy cuenta de que está tratando de decirme algo. Está
tratando de hablar. Tal vez está suplicando. Tal vez está llorando. Tal vez está
pidiendo clemencia. Pero no voy a escuchar más.
Y le disparo en la frente.
74
Traducido por Fer_rdn
381
Dos veces.
Meto la pistola en su funda. Camino hasta donde está Kenji, sigue respirando, y lo
tiro sobre mi hombro.
Pateo la puerta.
383
—Ondas de presión —les digo, mis palabras en un susurro—. No debería haber sido
capaz de sobrevivir a todas.
Me obligo a levantarme.
Asiento.
—Vamos —les digo—. Esta guerra ha terminado. Tenemos que decirles a los demás.
Ellas asienten.
Las llevo a la puerta y hacia abajo por los pasillos, olvidando por un momento que
en realidad no tengo ni idea de cómo salir de este barco. Pero los pasillos no tienen
vida. Todo el mundo está herido, inconsciente, o se ha ido. Eludimos los cuerpos
caídos, pasamos brazos y piernas por el camino. Somos todo lo que queda.
Finalmente encuentro una escalera. Subo. Sonya y Sara soportan el peso de Kenji
entre ellas y yo bajo para levantarlo. Tenemos que hacer esto tres veces más, hasta
que por fin estamos en la cubierta superior, donde lo lanzo a lo largo de mis
hombros para el tiempo final.
Desbloqueada.
Las chicas trepan y me ayudan a poner a Kenji en sus regazos. Cierro la puerta
detrás de ellas. Subo en el lado del conductor. Presiono mi pulgar en el escáner
para arrancar el motor, muy agradecida de que Warner los ha programado para
darnos acceso al sistema.
Es sólo entonces que recuerdo que todavía no tengo idea de cómo conducir.
No presto atención a las señales de alto o las calles. Conduzco el tanque directo por
la carretera y de regreso hacia el corazón del sector, en la dirección general por
donde sé que venimos. Soy demasiado dura con el gas, y demasiado dura con los
frenos, pero mi mente está en un lugar donde nada más importa ya.
***
Dejo a Sonya y Sara en los cuarteles y las ayudo a levantar a Kenji. Aquí, estarán a
salvo. Aquí, pueden descansar. Pero no es mi turno para detenerme aún.
Me dirijo directamente hacia arriba por la base militar, por el ascensor hasta donde
recuerdo que bajamos para la asamblea. Golpeo una puerta tras otra, en dirección
385
al exterior y al patio, donde subo hasta llegar a la cima. Unos metros en el aire.
Hay un soporte técnico aquí, un sistema de mantenimiento para los altavoces que
resuenan en todo el sector. Recuerdo esto. Recuerdo todo esto ahora, incluso
aunque mi cerebro es insensible y mis manos todavía están temblando, y la sangre
que no me pertenece está descendiendo por mi cara hacia mi cuello.
Termínalo, me digo.
Termínalo ahora.
—Soy Juliette Ferrars, y lideraré esta nación. Desafío a cualquiera que se levante en
mi contra.
386
76
Traducido por Fer_rdn
Doy un paso hacia delante y las piernas me tiemblan, amenazan con doblarse y
romperse debajo de mí, pero me empujo para mantenerme en movimiento. Me
empujo para pasar por la puerta, para bajar el ascensor, y para salir al campo de
batalla.
387 No me toma mucho tiempo llegar allí. Hay cientos de cuerpos apilados en masas
de sangre en el suelo, pero hay cientos más aún de pie, más vivos de lo que podía
haber esperado. La noticia se ha extendido más rápido de lo que pensé que lo
haría. Es casi como si hubieran sabido por un corto tiempo que la batalla había
terminado. Los soldados sobrevivientes del barco de Anderson están de pie al lado
de los nuestros, algunos todavía empapados, congelados hasta los huesos en este
clima helado. Deben haber encontrado su camino a tierra y compartido la noticia
de nuestro asalto, de la inminente desaparición de Anderson. Todo el mundo está
mirando a su alrededor, viéndose el uno al otro en estado de shock, viendo sus
propias manos o al cielo.
Las puertas de los cuarteles se abren de golpe y los civiles inundan los terrenos,
reuniéndose con sus seres queridos, y por un momento la escena es a la vez tan
terriblemente triste, y terriblemente hermosa, que no sé si gritar de dolor o de
alegría.
No lloro en lo absoluto.
Quiero ver a mis amigos. Necesito saber que están bien. Necesito una confirmación
visual de que están bien.
Pero tan pronto como entro en la multitud, los soldados del Sector 45 pierden el
control.
388
Estoy cubierta de sangre, mi traje rasgado y plagado de madera astillada y pedazos
de metal rotos. Mis manos están temblando tan fuertes que ni siquiera las
reconozco.
Es imposible no rozar las manos extendidas y los brazos mientras cruzo el campo
de batalla, y es extraño para mí, de alguna manera, es extraño no estremecerme,
no esconder mis manos, es extraño que no esté preocupada de lastimarlos.
Ellos me pueden tocar si quieren, y tal vez dolerá, pero mi piel no matará a nadie.
Los recintos están tan sombríos, estériles, pienso, mientras paso a través de ellos.
Estos deben ser los primeros en irse. Nuestros hogares deben ser reconstruidos.
Restaurados.
389
Tenemos que empezar de nuevo.
Subo por la ladera de uno de los pequeños recintos. Trepando al segundo piso,
también. Llego, aferrándome a la azotea y me subo de nuevo. Pateo los paneles
solares al suelo, y me planto en la cima, directamente en el medio, mientras miro a
través de la multitud.
Deseando.
Me paro en el techo de este hogar por lo que parecen días, meses, años, no veo
nada salvo caras de soldados y sus familiares. No mis amigos.
Uno por uno, ellos emergen, de todas las esquinas del campo, desde las
profundidades de los cuarteles, frente a los recintos. Ensangrentados y magullados.
Adam, Alia, Castillo, Ian, Lily, Brendan, y Winston, cada uno crea su camino hacia
mí sólo para girar y esperar a que los otros lleguen.
Sonya y Sara están arrastrando a Kenji fuera de los cuarteles, pequeños pasos y
arrastrándolo hacia adelante. Veo que ahora sus ojos se han abierto, sólo un poco.
Terco y obstinado Kenji. Por supuesto que está despierto cuando debería estar
durmiendo.
390
antes. Castillo asiente hacia mí, radiante. Lily me sopla un beso. Ian hace algún
extraño movimiento de una pistola con su mano y Brendan saluda. Alia nunca se
vio tan jubilosa.
Y los estoy mirando por encima, mi sonrisa constante, manteniéndose ahí por nada
más que fuerza de voluntad. Todavía estoy mirando, esperando para que mi último
amigo aparezca. A la espera de que él nos encuentre.
Me vuelvo hacia el sonido, el corazón latiéndome fuerte, y veo una mano alcanzar
la parte superior.
78
Traducido por Fer_rdn
Sube por el techo y camina hacia mí, de manera tan constante. Calmado, como si
no hubiera nada en el mundo que hubiéramos planeado hoy salvo el estar aquí,
juntos, mirando a través de un campo de cuerpos muertos y niños felices.
391
—Aaron —susurro.
Y yo caigo.
Cada hueso, cada músculo, cada nervio en mi cuerpo se deshace por su toque y
me aferro a él, sosteniéndome por mi vida.
—Sabes —susurra, sus labios en mi oreja—, ahora todo el mundo vendrá por
nosotros.
392
Sobre la autora
Tahereh Mafi es una chica.
393
envoltorios de caramelos, cupones y viejos
recibos.
1.- Shatter Me
1.5.- Destroy Me
2.- Unravel Me
2.5 Fracture Me
3.- Ignite Me
Créditos
Moderación Corrección
Val_277 Fer_rdn
lavii
val_227
Fer_rdn
liset_11
Traducción Jut
eyeOc stheffy
Fer_rdn 1Inna
Melii mara.r
Jess16
Doña Truji
Corrección SOS
Lavi y Fer_rdn
mara.r
Sisabel1320
Revisión
sooi.luuli
Jhos
Diseño
Fer_rdn
Traducido, Corregido,
Revisado y Diseñado en
395
http://welcomeanotherworld.forogratuito.net/
¡Visítanos!