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Marcos J. Solís Saldivia.


Apuntes de Derecho Procesal Civil I

TEMA N° 4
LAS CUESTIONES PREVIAS
SUMARIO
Generalidades. Los presupuestos procesales: definición. Las cuestiones
previas: Definición. La función de las cuestiones previas en el proceso.
Clasificación de las cuestiones previas: a) atinentes a los sujetos
procesales; b) atinentes a la regularidad formal de la demanda; c)
atinentes a la pretensión procesal; d) atinentes a la acción. El trámite
procesal correspondiente cuando son propuestas individualmente las
cuestiones previas: Efectos de la declaratoria con lugar de las cuestiones
previas. Recursos. El trámite procesal correspondiente cuando son
propuestas acumulativamente las cuestiones previas.
Generalidades
Cuando entre los justiciables surge algún conflicto intersubjetivo de intereses, o
litigio, entendido este concepto en la misma dirección que Carnelutti, F. pero en
términos mas amplios, o sea, “como conflicto de intereses jurídicamente trascendente
y susceptible de solución así mismo jurídica” 1, quien afirme ser sujeto activo de
alguna relación jurídica debe ocurrir ante el órgano jurisdiccional para obtener de
éste, en principio, una decisión que reconozca el derecho que dice le ha sido
desconocido por la ilegítima actuación del sujeto pasivo de esa relación y, de ser
necesario, que se la ejecute del modo adecuado para, finalmente, con ello, conseguir
la satisfacción que la norma jurídica le promete en abstracto.
Así pues, tenemos que, ejerciendo el justiciable el “derecho de acción” requiere la
actuación de los órganos jurisdiccionales competentes, detentadores de la “potestad
jurisdiccional” y, precisamente, gracias a la conjunción de ellos, surge el “proceso”,
único mecanismo por el cual se ejercita la jurisdicción, mediante la realización de los
denominados “actos procesales” con el fin de proveer a los justiciables, actor y
demandado, una decisión que, en justicia, resuelva el conflicto que entre ellos existe.
Sin embargo, resulta que, para que el órgano jurisdiccional pueda resolver el conflicto
intersubjetivo de intereses que le ha sido sometido a su consideración, es
absolutamente necesario que se constituya válidamente la relación procesal. En este
orden de ideas, tenemos que, el sujeto activo, esto es, el actor, debe satisfacer una
doble carga si aspira que su derecho subjetivo le sea reconocido formalmente por el
sentenciador: la primera de ellas es instaurar una relación procesal que sea
jurídicamente válida, de modo tal que el órgano jurisdiccional se encuentre habilitado

1
Alcalá-Zamora, N. Enseñanzas y sugerencias de algunos procesalistas sudamericanos acerca de la
acción. Estudios de teoría general e historia del proceso (1945 - 1972). Universidad Nacional
Autónoma de México. Instituto de Investigaciones Jurídicas. México. 1992. p.329.
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para entrar a resolver el litigio planteado y, la segunda, demostrar la existencia del


derecho subjetivo del cual se afirma titular y su incumplimiento.
Para satisfacer la primera carga es necesario que se cumplan, a cabalidad, los
requisitos constitutivos de la relación procesal, mientras que, para satisfacer la
segunda, es impretermitible que se verifiquen los requisitos constitutivos de una
sentencia favorable a la pretensión del actor2.
Ahora bien, resulta que, en virtud de que están vinculados a la validez del proceso,
los presupuestos procesales, en general, tienen la característica de ser revisables y
exigibles de oficio por el juez 3, sin embargo, las partes, en tanto que a ellas incumbe
el proceso, también tienen la carga procesal de reclamar la falta de estos
presupuestos, para lo cual, la ley adjetiva establece, comúnmente, oportunidad para
que ello ocurra. En efecto, por ser el proceso el medio instrumental que tiene a su
servicio la jurisdicción para realizar su cometido de impartir justicia, y esto es lo
importante, nos dice Prieto-Castro, L.4, el primer deber de una política procesal
inteligente es producir leyes donde ante todo se establezcan las normas necesarias
para que, en el inicio mismo del proceso, se pueda examinar si concurren todos los
requisitos necesarios para que dicho proceso se desenvuelva sin obstáculos procesales
ni defectos, adoptando las medidas necesarias para que las faltas que se denuncien
por las partes o se descubran por el órgano jurisdiccional puedan ser subsanadas o
corregidas, siendo posible, o en otro caso se origine el sobreseimiento, logrando, en
ambos casos, una importante economía procesal.
Así, pues, las líneas que siguen pretenden, precisamente, descubrir cuales sean esos
mecanismos que han sido dispuestos en la ley procesal tendientes a que las partes
puedan controlar y verificar la satisfacción de los denominados presupuestos
procesales.
Los presupuestos procesales: Definición
Debe advertirse, desde ya, que la noción de los “presupuestos procesales” es todavía
incierta en la doctrina; pues, si bien los autores coinciden en que son presupuestos
procesales las condiciones necesarias para que se constituya la relación procesal,
como no todos están de acuerdo respecto del momento en que tal constitución se
2
Pesci-feltri, M. Cuestiones previas y defensas. Estudios de derecho procesal civil. 2ª. ed.. Editorial
Jurídica Venezolana. Caracas. 2000. p.246.
3
Devis, H. Compendio de derecho procesal (Teoría general del proceso). 14ª. ed.. Vol. I. Editorial
ABC. Santa Fe de Bogotá. 1996. p.288; Couture, E. Fundamentos del Derecho Procesal Civil. 3ª. ed..
Ediciones De Palma. Buenos Aires. 1981. p.93; Montero, J., Ortells, M. y Gómez, J. Derecho
jurisdiccional. 2ª. ed.. Vol. II. T. 1°. José María Bosch Editor, S.A. Barcelona. 1991. p.183.
Recuérdese aquí que la Exposición de Motivos del Código de Procedimiento Civil dispone que: “... al
requerirse el ejercicio de la función jurisdiccional, entra en juego también el interés público en una
recta y pronta administración de justicia, lo que justifica el aumento de los poderes del juez para la
dirección del proceso”.
4
Cfr. Derecho procesal civil. 5ª.ed.. Tecnos. Madrid. 1989. pp.223 y 224.
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produce, resulta que en definitiva difieren en lo atinente a cuales son los presupuestos
procesales.
Para los más exigentes, esto es, para aquellos que sostienen una posición que, junto
con Oderigo, M.5, denominaremos maximalista, la relación procesal sólo se
constituye cuando se hayan reunidas las condiciones necesarias para que el juez
pueda resolver sobre el asunto de fondo planteado por el actor, esto es, sobre la
existencia del derecho material invocado por éste en la demanda; de donde resultaría
que son presupuestos procesales las condiciones requeridas para que se pueda dictar
una resolución sobre el asunto de fondo.
Dentro de esta corriente incluiremos a Calamandrei, P. 6, para quien “los presupuestos
procesales son las condiciones que deben existir a fin de que pueda tenerse un
pronunciamiento cualquiera, favorable o desfavorable, sobre la demanda, esto es, a
fin de que se concrete el poder-deber del juez de proveer sobre el mérito: así,
mientras los requisitos de la acción hacen referencia a la relación sustancial que
preexiste al proceso, los presupuestos procesales son requisitos atinentes a la
constitución y al desarrollo de la relación procesal, independientemente del
fundamento sustancial de la demanda”. También Chiovenda, G. 7, quien por su parte,
nos dice que “para que pueda constituirse la obligación del juez de proveer a las
demandas, se requieren (además de la existencia de una demanda perfecta y
regularmente notificada, que es el acto constitutivo), algunas condiciones que se
llaman presupuestos procesales”. Montero, J. Ortells, M. y Gómez, J. 8 enseñan que
“los presupuestos procesales son las condiciones que atienden a la existencia de
sentencia sobre el fondo del asunto”.
Para otra corriente doctrinal, a la cual, siguiendo a Oderigo, M. 9, podríamos
denominar minimalista, no hace falta tanto, toda vez que entienden que la relación
procesal se constituye no bien se dan las condiciones necesarias para que el juez
pueda dictar resoluciones, aunque estas no se refieran al asunto de fondo, como
serían, verbis gratia, las declaraciones sobre falta de jurisdicción o incompetencia.
Incorporados a esta corriente podemos mencionar a Couture, E. 10, quien entiende que
los presupuestos procesales pueden definirse como “aquellos antecedentes necesarios
para que el juicio tenga existencia jurídica y validez formal”; por su parte, Ovalle, J. 11
nos dice que los presupuestos procesales constituyen “el conjunto de condiciones

5
Cfr. Lecciones de derecho procesal. Vol. II. Ediciones Depalma. Buenos Aires. 1989. p.18.
6
Cfr. Instituciones de derecho procesal civil. Vol. I. Ediciones Jurídicas Europa América. Buenos
Aires. 1973. p.351.
7
Chiovenda, G. (1922, T.I, Chiovenda, G. Principios de derecho procesal civil. Vol. I. Editorial Reus
S.A.. Madrid. 1922. p.111.
8
Montero, J. Ortells, M. y Gómez, J. Derecho jurisdiccional. Cit. Vol. 1. T.II. p.182.
9
Cfr. Lecciones de derecho procesal. Cit. T.II. p.19.
10
Cfr. Fundamentos del Derecho Procesal Civil Cit. pp. 102 y 103.
11
Cfr. Derecho procesal civil. Harla. México. 1995. p.71.
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cuya presencia o ausencia es necesaria para la válida integración y desarrollo de la


relación procesal”.
Las cuestiones previas: Definición
De cuanto se ha dicho en el epígrafe anterior, puede advertirse que existe en la
doctrina algún grado de discusión acerca de lo que daba entenderse por “cuestiones
previas”, sin embargo, en términos generales, pueden reducirse a dos (2) las
corrientes que han pretendido definirlas.
a) La tesis de Bülow
Para Bülow, O. citado por Rengel, A.12, “la mayoría de las llamadas excepciones
procesales no son otra cosa sino ‘presupuestos procesales’ expresados negativamente
en forma de excepción; o como dice también Bülow: ‘presupuestos procesales, con el
pobre e inadecuado ropaje de las excepciones dilatorias’; porque los presupuestos
procesales, como condiciones para la constitución de la relación jurídica procesal,
tienen carácter absoluto, y no requieren la iniciativa del demandado mediante una
excepción para que el juez pueda considerar la falta de los mismos: mas no como si el
Tribunal estuviera obligado a un sistema policial de rastreo, sino que se ha de estar a
lo que las partes expongan, pero a ese material que se tiene a la vista, el juez ha de
aplicar, de oficio, la norma de derecho procesal respectiva y examinar si el actor ha
llenado los requisitos del nacimiento de la relación jurídica procesal, y en caso
afirmativo, aprobar el proceso y dejarlo seguir el curso”.
De lo cual se sigue que, en todo caso, las cuestiones previas serían los mecanismos
dispuestos en la ley para denunciar la insatisfacción de los requisitos necesarios para
que el proceso tenga existencia jurídica y validez formal.
b) La tesis de Goldschmidt
Para Goldschmidt, J.13, “sobre los presupuestos procesales se resuelve en el curso del
proceso”, y, precisamente por esta circunstancia, “la parte del procedimiento en que
se discuten las excepciones dilatorias se llama a veces ‘proceso sobre el proceso’.
Pero, no es sino una parte del proceso, y cuando transcurre el término sin que el
demandado haya propuesto la excepción, y en los juicios de menor cuantía, siempre
coinciden (art. 687 ley de enjuiciamiento civil) el ‘proceso sobre el proceso’ y el que
versa sobre el fondo. En efecto, los ‘presupuestos procesales’ no representan
presupuestos del proceso sino de una decisión sobre el fondo”.
De modo tal que las cuestiones previas serían los mecanismos dispuestos en la ley
para denunciar el incumplimiento de los requisitos necesarios para que el juez pueda
producir una sentencia que resuelva el fondo del conflicto sometido a su
consideración.
12
Cfr. Tratado de derecho procesal civil venezolano. 4ª. ed.. Vol. III. Editorial Arte. Caracas. 1994.
p.57.
13
Cfr. Principios generales del proceso. Editorial Jurídica Universitaria. México. 2001. pp.3 y 4.
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El tratadista venezolano Rengel, A.14 sostiene que el Código de Procedimiento Civil


venezolano no se acoge absolutamente a ninguna de estas dos tesis, pero se aproxima
un poco a cada una de ellas, en tanto que elimina la distinción entre “excepciones
dilatorias” y “excepciones de inadmisibilidad” con las que se les designaba en el
Código Procesal de 1.916, “establece que la falta de jurisdicción (Art.59 C.P.C.), la
incompetencia (Art. 60 C.P.C.) y la litispendencia (Art.61 C.P.C.) se declararán de
oficio por el juez; establece como efecto de la declaratoria de incompetencia, el de
pasar los autos al juez competente para que continúe conociendo (Art. 353 C.P.C.),
sin que se produzca la nulidad de lo actuado hasta ese momento; dispone que la
existencia de una condición o plazo pendiente y la de una cuestión prejudicial que
deba resolverse en un proceso distinto, no suspenden el curso del proceso, sino que
declaradas que sean con lugar en la incidencia respectiva, el proceso continúa su
curso hasta llegar al estado de sentencia, en el cual se suspende hasta que el plazo o la
condición se cumplan o se resuelva la cuestión prejudicial (Art. 355 C.P.C.).
Finalmente, de la redacción de los Artículos 346 y 358 se infiere que la oposición de
las cuestiones previas no constituye una excepción o defensa del demandado, la cual
sólo puede plantearse con la contestación al fondo o mérito de la demanda; ni un
estado o etapa de ésta, como se consideraba bajo el régimen del código de 1916”.
Así, pues, siguiendo a Villasmil, F. 15, las cuestiones previas, pertenecen a la categoría
procesal de “excepciones”, en tanto que “por excepciones debemos entender a ciertos
hechos o alegatos que el demandado hace valer con el propósito de modificar,
impedir o diferir el examen del mérito de la causa, hasta tanto se subsane la falta de
determinados presupuestos procesales”16, debiendo aclarar que, para nosotros, en
virtud de que la verificación de estos “presupuestos procesales” se tramita y resuelve
en el curso del proceso, en tanto que todo lo nacido cobra existencia, cualquiera que
sea el grado de desarrollo que alcance, éstos17 no pueden representar presupuestos del
proceso mismo sino, en todo caso, presupuestos de una decisión sobre el fondo del
conflicto intersubjetivo de intereses y, por tales circunstancias, entendemos que las
cuestiones previas serían: excepciones hechas por el demandado con el propósito de
modificar, impedir o diferir el examen del mérito de la causa, hasta tanto se subsane
la falta de determinados presupuestos de la decisión.

14
Cfr. Tratado de derecho procesal civil venezolano. Cit. Vol..III. p.58.
15
Cfr. Los principios fundamentales y las cuestiones previas en el nuevo Código de Procedimiento
Civil. Paredes Editores. Caracas. 1987. p.59.
16
En contra de esta posición se encuentra Devis, H., para quien “la falta de un presupuesto procesal
constituye, en buena doctrina, un impedimento procesal, y no una excepción”. Cfr. Compendio de
derecho procesal (Teoría general del proceso). Cit. Vol.I, p.288. Entre quienes se oponen a esta tesis
también se cuenta Palacio, L., para quien “a todas esas llamadas ‘excepciones’ le corresponde,
genéricamente, el nombre de defensas, pues aquellas que no implican el aporte de nuevas
circunstancias de hecho, distintas a las invocadas por el actor, constituyen meras negaciones”. Cfr.
Manual de derecho procesal civil. 15ª. ed.. Abeledo-Perrot. Buenos Aires. 2000. pp.365 y 366.
17
Que según algún sector de la doctrina serían las condiciones antecedentes que se necesitan para que
exista el proceso.
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Hemos preferido adherirnos a la tesis que considera a las cuestiones previas como
“excepciones” pues, junto con Alsina, H.18 estimamos que “en la práctica se llama
‘excepción’ toda defensa que el demandado opone a la pretensión del actor, sea que
se nieguen los hechos en que se funda la demanda, sea que se desconozca el derecho
que de ellos pretenda derivarse, sea que se limite a impugnar la regularidad del
procedimiento. Es decir, que la excepción se opone a la acción: frente al ataque, la
defensa...”; pero, abandonando estos terrenos tan generales, acontece que, “en sentido
mas restringido, por excepción se entiende la defensa dirigida a paralizar el ejercicio
de la acción o a destruir su eficacia jurídica, fundada en una omisión procesal o en
una norma substancial”19. En este mismo sentido Couture, E. 20 nos dice que “en
múltiples casos, la excepción es un medio legal de denunciar al juez la falta de
presupuestos necesarios para la validez del juicio”. También Borjas, A.21, para quien,
los vocablos “excepción” y “defensa” son sinónimos, porque, en su opinión “la
excepción es el rechazo de la acción, y es defensa todo cuanto aduce el demandado en
apoyo o fundamento de su derecho para rechazar la acción propuesta contra él”.
La función de las cuestiones previas en el proceso
Sin pretender extendernos en consideraciones doctrinarias, entendemos que, en todo
caso, independientemente de la posición que se asuma, la proposición de las
cuestiones previas tiene reservada, tal y como dice Rengel, A.22, “la función de
resolver acerca de la regularidad del procedimiento, ya sea para determinar si se
cumplen las condiciones en las cuales los sujetos procesales (juez y partes) deben
actuar, ya sea para resolver sobre la regularidad de la demanda o de cualquier otro
requisito de la instancia”.
En otras palabras, el objeto de las cuestiones previas es “depurar el proceso de vicios,
defectos y omisiones, y además garantizar el verdadero ejercicio del derecho a la
defensa que prevé el numeral 1° del artículo 49 del texto fundamental”23.
Así, pues, es connatural a las cuestiones previas la “función de saneamiento”. Esta
función de saneamiento, “al correcto decir de Barbosa Moreira, supone la solución de
cualesquiera cuestiones susceptibles de distraer la atención de la materia referente al
meritum causae. Esto es, a resolver cuestiones que no dicen relación con el mérito
18
Cfr. Tratado teórico práctico de derecho procesal civil y comercial: Juicio ordinario. 2ª. ed.. Vol.
III. Ediar. Soc. Anon. Editores. Buenos Aires. 1963. pp.78 y 79.
19
Alsina, H. Tratado teórico práctico de derecho procesal civil y comercial: Juicio ordinario. Cit.
Vol.III. p.79.
20
Cfr. Fundamentos del Derecho Procesal Civil Cit. p. 112.
21
Cfr. Comentarios al Código de Procedimiento Civil. 4ª. ed.. Vol. III. Librería Piñango. Caracas.
1973. p.59.
22
Cfr. Tratado de derecho procesal civil venezolano. Cit. p.60.
23
Cfr. Sentencia dictada por la Sala Políticoadministrativa del Tribunal Supremo de Justicia el día 29
de abril de 2.004, en el juicio de Jacaranda, C.A. contra Seguros Anauco C.A.. En Pierre, O.
Jurisprudencia del Tribunal Supremo de Justicia. Vol. 4. Editorial Pierre Tapia S.R.L. Caracas. 2004.
pp.693 y ss.
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(fondo) de la causa, facilitando la labor del tribunal en el futuro (abreviación). Y


evitando todo el trámite posterior para concluir en una sentencia final que declare la
nulidad del proceso o la falta de un presupuesto procesal”24.
No obstante lo antes dicho, debe advertirse que la falta de oposición de las cuestiones
previas no es óbice para que el juez verifique, en cualquier estado y grado de la causa,
el cumplimiento de los presupuestos procesales. En efecto, estando el Estado
interesado en asegurar que las decisiones judiciales sean el resultado de un proceso
sin errores y con la garantía de los derechos de los justiciables, y habiéndose operado
en el derecho procesal moderno el tránsito del “juez espectador” al “juez director” 25,
éste tiene no sólo la autoridad para declarar la nulidad de aquellos actos del proceso
que afecten o comprometan su validez, sino también el deber de prevenir esas
nulidades26.
En efecto, Gelsi, A.27 sostiene que deben reconocerse expresamente al juez, por la ley,
facultades de dirección suficientes para impedir, rechazando conductas inadecuadas o
imponiendo las que corresponda, toda actividad que tienda a dilatar innecesariamente
el proceso, hacerlo perjudicial para los intereses de los sujetos comprometidos o
frustráneo en su resultado. Y es que ello no puede ser comprendido de manera
distinta, si se tiene en cuenta que, tal y como se dispone en la Exposición de Motivos
del Texto Adjetivo Civil venezolano, “el proceso una vez iniciado, no es asunto
exclusivo de las partes, pues al requerirse el ejercicio de la función jurisdiccional,
entra en juego también el interés público en una recta y pronta administración de
justicia, lo que justifica el aumento de los poderes del Juez para la dirección del
proceso”.
Por lo tanto, si se recuerda que en nuestro ordenamiento jurídico positivo se ha
dispuesto que la relación jurídica procesal debe constituirse válidamente satisfaciendo
las formalidades que la ley determina, se comprenderá que sólo después de que se

24
Cfr. Exposición de Motivos del Código Modelo Procesal Civil para Iberoamérica, citado por
Henríquez, R. Código de procedimiento civil. Vol.III. Centro de Estudios Jurídicos del Zulia. Caracas.
1998. p.50.
25
Véase al respecto el artículo 14 del Código de Procedimiento Civil.
26
Cfr. Maurino, A. Nulidades procesales. Astrea. Buenos Aires. 1995. p.75; De Santo, V. Nulidades
procesales. Editorial Universo. Buenos Aires. 1999. p.69. Morello, A. ha sentenciado que si los
poderes-deberes no generan en los jueces (sea por su formación, hábitos o apatía) la necesidad de
ejercerlos en forma activa, constante, de modo que la participación pública, principalmente interesada
en los resultados que arroja el fenómeno litigio, sea real, como la autoridad que la dirige, el platillo se
inclinará inmediatamente del lado de las partes y aquel -el juez-, al perder el comando y dirección del
debate y de su resultado social -la justa composición de la litis, la razonable tutela a quien tiene
derecho de merecerlo- incurrirá, ineludiblemente, en la alternativa expuesta por Couture; los poderes
que (teóricamente) tiene, en la práctica, por esa deflación o minorización temperamental que no
encuentra el imprescindible apoyo en la categoría de “deberes” que le impone la ley, son y seguirán
siendo menos que los que la ley enuncia, sin que el juez tenga la valentía de categorizarlos como
verdaderos deberes. Cfr. La eficacia del proceso. 2ª.ed.. Hammurabi. Buenos Aires. 2001. p.187.
27
Citado por Peyrano, J. El proceso civil. Astrea. Buenos Aires. 1978. p.73.
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haya depurado el proceso de cualquier vicio que afecte la válida constitución de la


relación procesal o la haga inexistente, es que nace para el órgano jurisdiccional la
obligación de conocer y resolver el fondo de la controversia, de allí, pues, que
estimamos perfectamente posible que el Juez, de oficio, revise la satisfacción de estos
presupuestos, en todo estado y grado de la causa.
La Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia en sentencia dictada el 10 de
abril de 2.002, en el Juicio de Materiales MCL, C.A. dejó dicho que:
“.... de acuerdo con el artículo 14 del Código de Procedimiento Civil, el
juez es el director del proceso y debe impulsarlo de oficio hasta su
conclusión, a menos que la causa esté en suspenso por algún motivo
legal. No obstante, este principio ya se anticipa en el artículo 11 eiusdem,
donde como excepción al principio del impulso procesal, se permite
actuar al Juez de oficio cuando la ley lo autorice o cuando en resguardo
del orden público o de las buenas costumbres sea necesario dictar alguna
providencia legal, aunque no lo soliciten las partes.
Ahora bien, la aplicación del principio de la conducción judicial al
proceso no se limita a la sola formal condición del proceso en el
sucederse de las diferentes etapas del mismo, sino que él encuentra
aplicación provechosa en la labor que debe realizar el juez para
evidenciar, sin que se requiera la prestancia de parte, los vicios en la
satisfacción de los presupuestos procesales, o cuando evidencie, también
de oficio, la inexistencia del derecho de acción en el demandante en los
casos en que la acción haya caducado, o respecto a la controversia
propuesta se haya producido el efecto de la cosa juzgada o cuando para
hacer valer una pretensión determinada se invoquen razones distintas a
las que la ley señala para su procedencia o cuando la ley prohíba
expresamente la acción propuesta. Todos estos actos están íntimamente
ligados a la conducción del proceso, ya que si no se satisfacen los
presupuestos procesales no nace la obligación en el juez de prestar la
función jurisdiccional para resolver la controversia propuesta.
En tal sentido, considera esta Sala que si nuestro ordenamiento jurídico
establece que la relación jurídica procesal debe constituirse válidamente
satisfaciendo las formalidades que la ley determina, sólo después de que
se haya depurado el proceso de cualquier vicio que afecte la válida
constitución de la relación procesal o la haga inexistente, es que nace
para el órgano jurisdiccional la obligación de conocer y resolver el fondo
de la controversia. Por ello, para verificar el cumplimiento de los
llamados presupuestos procesales, tanto las partes como el Juez, están
autorizados para controlar la válida instauración del proceso, advirtiendo
los vicios en que haya incurrido el demandante respecto a la satisfacción
de los presupuestos procesales.
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Apuntes de Derecho Procesal Civil I

Así, contrariamente a lo alegado por la accionante, la falta de oposición


por el demandado de las cuestiones previas a que se refiere el artículo
346 del Código de Procedimiento Civil, no obsta para que el Juez, que
conoce el derecho y dirige el proceso, verifique en cualquier estado de la
causa, incluso en la alzada, el cumplimiento de los presupuestos
procesales, aunque al momento en que fue admitida la demanda por el
Juez de la causa, no se hubiere advertido vicio alguno para la
instauración del proceso....”.
Clasificación de las cuestiones previas
Las cuestiones previas están previstas en el artículo 346 del Código de Procedimiento
Civil. Dado que dedicaremos los siguientes párrafos a su estudio, siguiendo las
enseñanzas del Dr. Rengel, A., con el objeto de facilitar esta labor, hemos de
dividirlas en cuatro (4) grupos, a saber:
a) las atinentes a los sujetos procesales;
b) las atinentes a la regularidad formal de la demanda;
c) las atinentes a la pretensión procesal; y
d) las atinentes a la acción.
a) Cuestiones previas atinentes a los sujetos procesales. Están referidas al conjunto
de condiciones que deben reunir los distintos sujetos del proceso (el juez y las partes)
a los fines de que se integre válidamente la relación jurídica procesal y pueda, en
términos generales, proveerse respecto del fondo de la controversia sometida a la
consideración del órgano jurisdiccional.
Entre las condiciones que debe satisfacer el órgano jurisdiccional (el juez) para
actuar legítimamente como sujeto procesal, se encuentran la jurisdicción y la
competencia. De allí pues que el ordinal 1° del artículo 346 del Código de
Procedimiento Civil dispone como cuestiones previas: la falta de jurisdicción del
Juez, la incompetencia de éste, la litispendencia, o que el asunto deba acumularse a
otro proceso por razones de accesoriedad, de conexión o de continencia.
La Sala Político Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia 28 ha definido lo que
debe entenderse por jurisdicción y competencia, del modo que a continuación se
indica:
“... la jurisdicción es la función pública realizada por los órganos
competentes del Estado con las formas requeridas por la ley, en virtud de
28
Entre otras, en sentencia dictada el día 31 de enero de 2.001, en el juicio de William Manuel Pérez y
otra contra José del Valle Pineda. En Pierre, O. (Comp.). Jurisprudencia del Tribunal Supremo de
Justicia. Vol. 1. Editorial Pierre Tapia, S.R.L.. Caracas. 2001. pp.219 y 220; y en sentencia dictada el
28 de marzo de 2.001, en el juicio de Geani José Cordone Palandrini. En Pierre, O. (Comp.).
Jurisprudencia del Tribunal Supremo de Justicia. Vol. 3. Editorial Pierre Tapia, S.R.L.. Caracas.
2001. pp.536 y ss.
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Apuntes de Derecho Procesal Civil I

la cual, por un acto de juicio, se determina el derecho de las partes con el


objeto de dirimir sus conflictos y controversias de relevancia jurídica
mediante decisiones con autoridad de cosa juzgada.
La jurisdicción es el todo; la competencia es la parte: un fragmento de la
jurisdicción. La competencia es la potestad de jurisdicción para una parte
del sector jurídico: aquel específicamente asignado al conocimiento de
determinado órgano jurisdiccional…(sic)”.
Las definiciones que nos brinda la Sala Político Administrativa, nos obligan a
efectuar algunas precisiones.
La jurisdicción es, por una parte, la soberanía del Estado aplicada a la función de
administrar justicia y, por otro lado, la potestad del Estado para someter o doblegar
los intereses de los particulares al interés colectivo en la satisfacción de los intereses
de los justiciables a través del proceso y mediante la aplicación de las normas del
derecho objetivo. Concebida así la jurisdicción, resulta evidente entonces que
cualquiera que sea la materia a la cual se aplique, las personas que sean parte en esos
procesos y la clase de conflicto que requiera su intervención, se tratará siempre de la
misma función jurisdiccional y del mismo derecho, muy a pesar de que esta función
sea ejercida por múltiples órganos jurisdiccionales (tribunales).
En pocas palabras: si la jurisdicción es una potestad que, como hemos dicho, dimana
de la soberanía popular, ésta ha de ser necesariamente “única”. Es conceptualmente
imposible, nos dice Montero, J., Ortells, M. y Gómez, J. 29, que un Estado no federal
tenga mas de una jurisdicción30. De allí pues que, aunque suele hablarse con ligereza
de jurisdicción civil, de jurisdicción penal, de jurisdicción contencioso administrativa,
de jurisdicción constitucional o de jurisdicción ordinaria y jurisdicción especial, se
encuentra fuera de toda discusión teórica que todas estas expresiones se refieren sólo
a manifestaciones de una única jurisdicción.
Como nos dice Prieto-Castro31 “con un concepto único de jurisdicción es
incompatible la distinción de jurisdicción ordinaria y jurisdicciones especiales. Se
trata de una comodidad de léxico, pues lo que quiere expresarse es la variedad de
órganos encargados del ejercicio de la jurisdicción en cada una de sus
manifestaciones (tribunales ordinarios y especiales)”.
Bueno es advertir que la jurisdicción no sólo es única, sino que es también
“indivisible”, lo que implica que todos los órganos jurisdiccionales la poseen
29
Cfr. Derecho jurisdiccional. 2ª. ed.. Vol. I. José María Bosch Editor, S.A.. Barcelona. 1991. p.63.
30
Si bien es cierto que el artículo 4 de la Constitución dispone que”la República Bolivariana de
Venezuela es un Estado Federal descentralizado en los términos consagrados en esta Constitución”, no
lo es menos que el ordinal 31° del artículo 156 eiusdem, prescribe como competencia exclusiva del
Poder Público Nacional “la organización y administración nacional de la justicia”, por lo que, en
nuestro criterio, las ideas que aquí se exponen resultan perfectamente aplicables en nuestro
ordenamiento jurídico positivo.
31
Citado por Ortells, M. Introducción al derecho procesal. Editorial Comares. Granada. 1999.p.47.
11
Marcos J. Solís Saldivia.
Apuntes de Derecho Procesal Civil I

íntegramente, vale decir, totalmente; no se tiene parte de la jurisdicción, simplemente,


se tiene esta potestad o no se tiene. Por ello, en palabras de Montero, J., Ortells, M. y
Gómez, J.32 “es incorrecto, en sentido técnico, decir que la jurisdicción civil se
atribuye a unos órganos y la jurisdicción penal a otros. Cuando a unos órganos del
Estado se atribuye jurisdicción, se atribuye toda la jurisdicción. Lo que se distribuye
es la competencia”.
Así, pues, tenemos que, lo que se distribuye entre los distintos órganos
jurisdiccionales no es la potestad jurisdiccional sino el “ámbito” (material, territorial,
funcional, o el aspecto cuantitativo de la relación jurídica controvertida) sobre el que
se ejercita la función jurisdiccional, pues aquel puede ser muy variado, surge, de este
modo, la noción de competencia, a la cual, de acuerdo con todo lo dicho, no cabe
concebirla como la parte de la jurisdicción que se le atribuye a un órgano
jurisdiccional, ni tampoco como la medida de la jurisdicción que se asigna a aquel;
ésta, o sea, la competencia, no es mas que la parte del ámbito sobre el cual se
ejercita la función jurisdiccional33.
De todo lo dicho se sigue que, en realidad, lo que puede disponerse es que la potestad
jurisdiccional que un tribunal tiene atribuida en su totalidad sólo sea ejercida por éste
sobre determinadas materias, en una definida región del territorio nacional y sólo
cuando el valor del objeto litigioso alcance una determinada cantidad, puede,
asimismo, restringirse la actuación de dicho tribunal a una parte del proceso; pero,
aún y cuando esta función sea ejercida por múltiples órganos jurisdiccionales, la
jurisdicción continuará siendo una sola.
Precisamente por ello se afirma que “todos los jueces tienen jurisdicción, pues todos
pueden administrar justicia en nombre de la República y por autoridad de la Ley, pero
esa labor jurisdiccional está dividida, es decir, se reparte entre todos los jueces; y los
principales factores que la condicionan son la cuantía, el territorio y la materia, o sea
que no todos los jueces tienen las mismas competencias”34.
Ahora bien, el artículo 59 del Código de Procedimiento Civil prevé, en forma
expresa, dos casos en los cuales se puede declarar la falta de jurisdicción del juez, a
saber: frente a la Administración Pública y frente al juez extranjero.
Ahora bien, de acuerdo con la norma en cuestión, la falta de jurisdicción del Juez
respecto de la Administración Pública, puede ser declarada por el Juez, aun de oficio,
en cualquier estado e instancia del proceso.

32
Derecho Jurisdiccional. Cit. Vol. I. p.63.
33
Montero, J., Ortells, M. y Gómez, J. Derecho Jurisdiccional. Cit. Vol. I. p.63
34
Cfr. Sentencia dictada por la Sala Político Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia el día 13
de febrero de 2.001, en el juicio de Banco de Fomento regional Los Andes, C.A. contra Mercantil
Loans, C.A. En Pierre, O. (Comp.). Jurisprudencia del Tribunal Supremo de Justicia. Vol. 2. Editorial
Pierre Tapia, S.R.L.. Caracas. 2001. pp.595 y 596.
12
Marcos J. Solís Saldivia.
Apuntes de Derecho Procesal Civil I

La falta de jurisdicción del Juez venezolano respecto del Juez extranjero, también
puede ser declarada de oficio en cualquier estado e instancia del proceso, siempre y
cuando se trate de causas que tienen por objeto bienes inmuebles situados en el
extranjero. En cualquier otro caso, la falta de jurisdicción sólo podrá declararse a
solicitud de parte, mientras no se haya dictado sentencia sobre el fondo de la causa en
primera instancia.
Por su parte, de acuerdo con lo que prevé el artículo 60 eiusdem, la incompetencia
por la materia y por el territorio en los casos previstos en la última parte del artículo
47 del Texto Adjetivo Civil (o sea, en aquellos casos en los cuales debe intervenir el
Ministerio Público o en aquellos casos en que la ley expresamente determine que no
puede derogarse convencionalmente la competencia territorial), puede ser declarada,
aun de oficio, en cualquier estado e instancia del proceso.
Del mismo modo, se prescribe que la incompetencia por la cuantía puede ser
declarada, aun de oficio, en cualquier momento del juicio en primera instancia.
Mientras que, por su parte, la incompetencia por el territorio, con excepción de los
casos previstos en la última parte del artículo 47 del Código de Procedimiento Civil,
sólo puede oponerse como cuestión previa, en los términos indicados en el artículo
346 ibidem.
De todo lo dicho se colige que la falta de proposición por la parte demandada de las
cuestiones previas referentes a la falta de jurisdicción y a la falta de competencia, en
la oportunidad señalada en el artículo 346 del Código de rito civil, no precluye la
posibilidad de alegar tanto la falta de jurisdicción como la falta de competencia del
juez en cualquier otro estado o grado del proceso, excepto lo que corresponde a la
incompetencia por la cuantía que, según se ha dicho, sólo puede ser declarada en
cualquier momento del juicio en primera instancia y de la incompetencia por el
territorio que sólo puede oponerse como cuestión previa.
Siguiendo con el análisis del ordinal 1° del artículo 346 del Código de Procedimiento
Civil, observamos que en el mismo se han incorporado como cuestiones previas,
tanto a la litispendencia como a la acumulación, fundada, ésta última, en razones de
accesoriedad, de conexión o de continencia.
Siguiendo lo dispuesto en el artículo 61 del Código de Procedimiento Civil, puede
definirse la litispendencia como la situación de identidad en los elementos integrantes
de la pretensión (sujetos, objeto y causa) que presentan dos (2) o mas causas que han
sido propuestas bien ante un mismo tribunal, bien ante tribunales distintos.
La acumulación, por su parte, puede ser definida como “la reunión material de dos o
mas procesos que, en razón de tener por objeto pretensiones conexas, no pueden ser
sustanciados separadamente sin riesgo de conducir al pronunciamiento de decisiones
contradictorias, e incluso de cumplimiento imposible por efecto de la cosa juzgada”35.
35
Palacio, L. Manual de derecho procesal civil. 15ª. ed.. Abeledo Perrot. Buenos Aires. 2000. p.118.
13
Marcos J. Solís Saldivia.
Apuntes de Derecho Procesal Civil I

Esencialmente, se trata de una pluralidad de pretensiones que, al ser acumuladas,


determinan la reunión material de los distintos procesos en los cuales se hicieron
valer originalmente.
Al correcto decir de Rengel, A.36 estas cuestiones previas (la litispendencia y la
acumulación por causas de accesoriedad, de conexión o de continencia) han sido
incluidas en el ordinal 1° del artículo 346 del Código de Procedimiento Civil, por
cuanto que, al constituir causas modificadoras de las reglas ordinarias de la
competencia, contribuyen a afirmar la competencia del juez de la prevención o del
que conoce de la causa continente o de la principal, respectivamente, que es
condición para la legítima actuación del órgano jurisdiccional; sin excluir que puedan
considerarse también incluidos estos casos en la categoría de las cuestiones atinentes
a la pretensión, si se toma como criterio determinante la especial relación que se da
en tales casos entre las pretensiones y que el incidente tendría como fin evitar la
posibilidad de sentencias contrarias o contradictorias en un mismo asunto o asuntos
entre sí conexos.
Resta por decir que la falta de proposición por la parte demandada de las cuestiones
previas referentes a la litispendencia y a la acumulación por razones de accesoriedad,
de conexión o de continencia, en la oportunidad señalada en el artículo 346 del
Código de Procedimiento Civil, no precluye la posibilidad de alegarlas en
oportunidad posterior, pues, de acuerdo con el artículo 61 eiusdem, la litispendencia
puede ser declarada de oficio o a solicitud de parte, en cualquier estado y grado del
proceso, quedando extinguida la causa en la cual se haya citado posteriormente;
mientras que, por su parte, la acumulación de autos o procesos, podrá ser solicitada
siempre y cuando no se haya vencido el lapso de promoción de pruebas en alguno de
los procesos que deban acumularse, tal y como lo dispone el artículo 81, ordinal 4°,
ibidem.
Examinemos ahora las condiciones que deben reunir las partes para actuar
legítimamente en la relación procesal.
El ordinal 2° del artículo 346 del Código de Procedimiento Civil prescribe como
cuestión previa “la ilegitimidad de la persona del actor por carecer de la capacidad
necesaria para comparecer en juicio”.
Esta cuestión previa atiende, fundamentalmente, a cuestionar la denominada
“capacidad procesal” o “capacidad para estar en juicio” de la parte actora,
específicamente a la denominada legitimatio ad processum. Lo que implica resolver
el problema de si la persona, natural o jurídica, que se presenta al proceso tiene el
libre ejercicio de sus derechos para actuar en él, por sí misma o por medio de
apoderados válidamente constituidos37.

36
Cfr. Tratado de derecho procesal civil venezolano. Cit. Vol. III. p.62.
37
Cfr. Sentencia dictada por la Sala Político Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia el día 23
de julio de 2.003, en el juicio de Banco Provincial, S.A contra la república Bolivariana de Venezuela.
14
Marcos J. Solís Saldivia.
Apuntes de Derecho Procesal Civil I

Tradicionalmente se distingue la capacidad jurídica o de goce de la capacidad de


obrar. La capacidad jurídica o de goce, es la idoneidad para ser sujeto de derecho y a
ella corresponde, lógicamente, la idoneidad para ser parte en un proceso (capacidad
para ser parte) la cual es asignada a todas las personas naturales y jurídicas y, además,
a algunas colectividades organizadas y patrimonios autónomos, si bien a ellos la ley
no les reconozca personalidad jurídica38. La capacidad de obrar, por su parte, consiste
en el libre ejercicio de los propios derechos y, por lo tanto, en la capacidad de realizar
actos jurídicos válidamente: a ella corresponde la capacidad procesal, vale decir, la
capacidad de estar en juicio por sí mismo y de cumplir válidamente los actos
procesales. Esta capacidad procesal está atribuida a todas las personas naturales y
jurídicas, de derecho público o privado, que tienen el libre ejercicio de sus derechos39.
Precisamente por ello, el artículo 136 del Código de Procedimiento Civil, dispone que
“son capaces para obrar en juicio, las personas que tengan el libre ejercicio de sus
derechos, las cuales pueden gestionar por sí mismas o por medio de apoderados salvo
las limitaciones establecidas en la ley”.
En este orden de ideas, puede afirmarse que la cuestión previa contenida en el ordinal
2° del artículo 346 del Código de Procedimiento Civil, está dirigida a cuestionar la
posibilidad de ejercitar válidamente los derechos procesales que corresponderían a la
parte actora, quien, precisamente por no tener el libre ejercicio de sus derechos, debe
ser representada o asistida en juicio por terceras personas, según las leyes que regulen
su estado o capacidad, tal y como lo prescribe el artículo 137 eiusdem.
En efecto, en cuanto a las personas naturales, la capacidad jurídica o de obrar y, por
consiguiente, la capacidad procesal, es la regla. Mientras que la incapacidad será la
excepción40. Cuya excepción es hecha derivar por la ley de diversas circunstancias: de
la edad (menores de dieciocho años); de la enfermedad mental (interdicción e
inhabilitación); de ciertas condenas penales. En todos esos casos, aunque la persona
esté en condiciones de entender y de querer, su voluntad, aunque psicológicamente
válida, es jurídicamente irrelevante, porque la ley no le reconoce la validez negocial
en virtud de la cual las personas capaces pueden disponer de sus propios derechos;
pero, a fin de evitar que en tales casos los derechos el incapaz queden desprovistos de
una voluntad que los administre válidamente, la ley suple el defecto o la insuficiencia
En Pierre, O. (Comp.). Jurisprudencia del Tribunal Supremo de Justicia. Vol. 7. Editorial Pierre
Tapia, S.R.L.. Caracas. 2003. pp. 569 y ss.
38
Cfr. Liebman, E. Manual de derecho procesal civil. Ediciones Jurídicas Europa América. Buenos
Aires. 1980. p.67; Calamandrei, P. Instituciones de derecho procesal civil. Cit. Vol. II. p.365; Devis,
H. Compendio de derecho procesal (Teoría general del proceso). Cit.. Vol. I. p.374. Guasp, J.
Derecho procesal civil. 4ª. ed.. Vol. I. Editorial Civitas. Madrid. 1998. p.171.
39
Cfr. Liebman, E. Manual de derecho procesal civil. Ediciones Jurídicas Europa América. Buenos
Aires. 1980. p.67; Calamandrei, P. Instituciones de derecho procesal civil. Cit. Vol. II. p.365. Guasp,
J. Derecho procesal civil. Cit.. Vol. I. 1998. p.175.
40
Cfr. Calamandrei, P. Instituciones de derecho procesal civil. Cit. Vol. II. p.366. Guasp, J. Derecho
procesal civil. Cit.. Vol. I. 1998. p.175.Palacio, L. Derecho procesal civil. 2ª. ed.. Vol. III. Abeledo-
Perrot. Buenos Aires. 1994. p.33.
15
Marcos J. Solís Saldivia.
Apuntes de Derecho Procesal Civil I

jurídica de la voluntad del incapaz, encomendando el ejercicio de ellos, en interés del


propio incapaz, a una persona distinta. De manera tal pues que, mientras los derechos
continúan perteneciendo al incapaz, la voluntad negocial que provee a producir
cualquier modificación en la esfera jurídica de aquel, pertenece a esa persona distinta,
encargada por la ley de querer y de obrar por él41.
Sin embargo, debe observarse que la participación de esa voluntad extraña al ejercicio
de los derechos del incapaz se distingue en varias figuras, según el grado de
incapacidad: si la incapacidad es absoluta (o total), la voluntad de tercero toma
enteramente el puesto de la del incapaz y, en este caso, se le denomina
representación legal, en virtud de la cual para disponer acerca de los derechos del
incapaz representado, basta la sola voluntad del representante; mientras que, sin la
incapacidad es parcial, para ejercitar los derechos del incapaz es necesario el
concurso de su voluntad y de la voluntad de la persona que la integra y, en este caso,
se denomina asistencia.
El ordinal 3° del artículo 346 del Código de Procedimiento Civil dispone como
cuestión previa “la ilegitimidad de la persona que se presente como apoderado o
representante del actor, por no tener capacidad necesaria para ejercer poderes en
juicio, o por no tener la representación que se atribuya, o porque el poder no esté
otorgado en forma legal o sea insuficiente”.
Como se ve, son tres (3) las causas por las cuales puede alegarse la ilegitimidad de la
persona que se presente como apoderado o representante del actor, dediquemos
algunas líneas a comentar cada una de ellas.
La primera de estas causas es que la persona que se presenta como apoderado o
representante del actor no tiene la capacidad necesaria para ejercer poderes en juicio.
Esta cuestión previa se refiere a que, para poder realizar actos dentro del proceso, se
requiere tener capacidad técnica para representar o asistir a las partes (capacidad de
postulación)42. En nuestro ordenamiento jurídico sólo pueden “ejercer poderes en
juicio quienes sean abogados en ejercicio, conforme a las disposiciones de la Ley de
Abogados”43, tal y como lo prescribe el artículo 166 del Código de Procedimiento
Civil.
Ahora bien, la ilegitimidad de la persona que se presente como apoderado o
representante del actor por no tener la capacidad necesaria para ejercer poderes en
juicio puede devenir de circunstancias diversas: a) que la persona que se presenta
como tal apoderado no tenga el título de abogado; b) que la persona que se presenta
como apoderado, si bien tiene el título de abogado, ha sido objeto de sanción
41
Calamandrei, P. Instituciones de derecho procesal civil. Cit. Vol. II. p.366.
42
Cfr. Sentencia N°.00075 dictada por la Sala Político Administrativa del Tribunal Supremo de
Justicia el día 23 de enero de 2.003. En Pierre, O. (Comp.). Jurisprudencia del Tribunal Supremo de
Justicia. Vol. 1. Editorial Pierre Tapia, S.R.L.. Caracas. 2003. pp.581 y ss.
43
Véase al respecto los artículos 3 y 4 de la Ley de Abogados.
16
Marcos J. Solís Saldivia.
Apuntes de Derecho Procesal Civil I

disciplinaria que le impide ejercer la profesión, c) que el abogado se encuentre


prestando servicios profesionales a tiempo completo en organismos oficiales
nacionales, estadales o municipales o en institutos autónomos, salvo que actúe en
representación de tales entes44 y d) si el abogado se encontrase sometido a
interdicción o inhabilitación. Debe aclararse que, en este último caso, el impedimento
deriva de una incapacidad de derecho material que si bien no afecta directamente su
capacidad de postulación que deriva de su condición de abogado, si afecta su
capacidad de ejercicio y, por lo tanto, privado como se encuentra de la posibilidad de
ejercitar por si mismo sus propios derechos, no puede ser admitido a postular por los
derechos de terceros.
La segunda causa de ilegitimidad de la persona que se presenta como apoderado del
actor es no tener la representación que se atribuye. En efecto, cuando las partes
gestionen en el proceso civil por medio de apoderados, éstos deben estar facultados
con mandato o poder, así lo prevé expresamente el artículo 150 del Código de
Procedimiento Civil.
Ahora bien, esta causa de ilegitimidad puede operar de dos (2) modos distintos: a)
porque el mandato o poder nunca haya sido otorgado y b) que habiendo sido
otorgado, sin embargo éste no conste en los autos, téngase presente que el ordinal 8°
del artículo 346 del Texto Adjetivo objeto de nuestros comentarios exige la
consignación del poder (lo que podría también ser atacado con la cuestión previa
prevista en el ordinal 6° del artículo 346 eiusdem, que se refiere al defecto de forma
de la demanda por no haberse llenado en el libelo los requisitos que indica el artículo
340).
La tercera causa por la cual se puede plantear la de ilegitimidad de la persona que se
presenta como apoderado del actor es que el poder no esté otorgado en forma legal o
sea insuficiente.
Respecto de la legalidad del otorgamiento del poder, nos permitiremos decir, en esta
oportunidad, que, de acuerdo con el artículo 151 del Código de Procedimiento Civil,
“el poder para actos judiciales debe otorgarse en forma pública o auténtica”. Lo que
quiere decir, pues, que debe ser autorizado con las solemnidades legales por un
Registrador, por un Juez, un Notario u otro funcionario o empleado público que tenga
facultad para darle fe pública, ex artículo 1.357 del Código Civil.
Luego, según se prevé en la parte in fine del arriba mencionado artículo 151, “no será
válido el poder simplemente reconocido, aunque sea registrado con posterioridad”.
Por otra parte, si el poder ha de ser otorgado a nombre de otra persona natural o
jurídica, o va a ser sustituido por el mandatario, el otorgante debe enunciar en el
poder y exhibir al funcionario que autoriza el acto (Registrador, Juez, Notario u otro
44
Cfr. Sentencia N°.00075 dictada por la Sala Político Administrativa del Tribunal Supremo de
Justicia el día 23 de enero de 2.003. En Pierre, O. (Comp.). Jurisprudencia del Tribunal Supremo de
Justicia. Vol. 1. Editorial Pierre Tapia, S.R.L.. Caracas. 2003. pp.581 y ss.
17
Marcos J. Solís Saldivia.
Apuntes de Derecho Procesal Civil I

funcionario o empleado público que tenga facultad para dar fe pública) los
documentos auténticos, gacetas, libros o registros que acrediten la representación que
ejerce. El funcionario que autorice el acto debe hacer constar en la nota respectiva,
los documentos, gacetas, libros o registros que le han sido exhibidos, con expresión
de sus fechas, origen o procedencia y demás datos que concurran a identificarlos, sin
adelantar ninguna apreciación o interpretación jurídica de los mismos.
Si el poder se hubiere otorgado en país extranjero que haya suscrito el Protocolo
sobre Uniformidad del Régimen Legal de los Poderes y la Convención
Interamericana sobre Régimen Legal de los Poderes para ser utilizados en el
extranjero, deberán llenar las formalidades establecidas en dichos instrumentos; en
caso contrario, deberá tener las formalidades establecidas en la leyes del país donde
se realiza el otorgamiento. En cada uno de estos casos, el poder debe estar legalizado
por un magistrado del lugar o por otro funcionario público competente, y por el
funcionario consular de Venezuela, o en defecto de éste, por el de una nación amiga.
En caso de que el poder se hubiere otorgado en idioma extranjero, se le debe traducir
al castellano por un intérprete público en Venezuela.
Sin embargo, también puede otorgarse el poder ante un agente del servicio exterior
venezolano acreditado en el país del otorgamiento, cumpliendo entonces las
formalidades establecidas en el Código de Procedimiento Civil.
Por lo que respecta a la suficiencia del poder, debe decirse que es una cuestión que,
en todo caso, debe ser examinada con detenimiento por el juez, atendiendo siempre a
las facultades que han sido conferidas al mandatario.
La cuestión previa contenida en el ordinal 4° del artículo 346 del Código de
Procedimiento Civil consiste en “la ilegitimidad de la persona citada como
representante del demandado, por no tener el carácter que se le atribuye. La
ilegitimidad podrá proponerla tanto la persona citada como el demandado mismo, o
su apoderado”.
Así las cosas, esta cuestión previa resulta procedente cuando la persona citada como
representante del demandado no tiene el carácter que se le atribuye; esto es, que la
persona en nombre del cual se haya librado la boleta de notificación, no lo es
realmente sino otra la que debe contestar la demanda45.
Esto suele ocurrir, normalmente, cuando se trata de personas jurídicas. En efecto,
téngase presente que, de acuerdo con lo que dispone el artículo 138 del Código de
Procedimiento Civil “las personas jurídicas estarán en juicio por medio de sus
representantes según la ley, sus estatutos o sus contratos”.

45
Cfr. Sentencia dictada por la Sala Político Administrativa de la Corte Suprema de Justicia el día 16
de marzo de 1.995. En Pierre, O. (Comp.). Jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia. Vol. 3.
Editorial Pierre Tapia, S.R.L.. Caracas. 1995. pp.333 y 334.
18
Marcos J. Solís Saldivia.
Apuntes de Derecho Procesal Civil I

Precisemos algunas cosas, enseña Redenti, E.46 que las personas jurídicas no pueden
efectuar actos procesales “sino por medio de sus órganos-oficio institucionales y
permanentes, los cuales se encarnan a su vez en las personas físicas legalmente
investidas pro tempore de esos mismos oficios. Este último no es un fenómeno de
incapacidad legal, sino que proviene ex necesse de la naturaleza misma de tales
personas, que no comen, ni beben ni se visten. (...) Esto no quita para que también
respecto de las personas jurídicas se acostumbre a hablar, aunque impropiamente, de
representación. Mejor (aunque no fuera el ideal) se podría hablar en todo caso de
representación orgánica. No hay personas jurídicas con capacidad imperfecta, que
den lugar a la asistencia de un curador, pero hay algunas (...) sujetas a controles,
respecto de las cuales sus actos de disposición deben ser autorizados (o las
correspondientes deliberaciones deben ser aprobadas) por otros órganos u oficios
exteriores y extraños”.
Luego, las personas jurídicas, deben ser citadas para que den contestación a la
demanda en las personas naturales que aparezcan en sus estatutos o contratos como
sus representantes legales.
Sin embargo, debe advertirse que, aun en el supuesto en cual se haya dispuesto en
aquellos estatutos o contratos que la representación en juicio de las personas jurídicas
debe ser ejercida por mas de una persona (natural), la citación se podrá practicar en la
persona de cualquiera de aquellas que esté investida de ejercer tal representación, tal
y como lo manda la parte in fine del citado artículo 138.
El ordinal 5° del Código de Procedimiento Civil, establece como cuestión previa “la
falta de caución o fianza necesaria para proceder al juicio”.
El artículo 36 del Código Civil dispone que:
“El demandante no domiciliado en Venezuela debe afianzar el pago de lo que pudiere
ser juzgado y sentenciado, a no se que posea en el país bienes en calidad suficiente, y
salvo lo que dispongan leyes especiales”.
De la norma antes transcrita se infiere que el demandante que no tenga constituido
domicilio en Venezuela deberá afianzar el pago de lo que pudiere ser juzgado y
sentenciado. Sin embargo, esta disposición admite dos excepciones, a saber: que el
demandante posea en el país bienes en cantidad suficiente para responder por las
resultas del juicio en caso de resultar perdidoso; y lo que se disponga en leyes
especiales.
Las excepciones arriba mencionadas no tienen carácter concurrente, lo que quiere
decir, que la existencia de una sola de ellas hace innecesaria la exigencia de la otra47.
46
Cfr. Derecho procesal civil. Vol. I. Ediciones Jurídicas Europa América. Buenos Aires.1957. p.153.
En el mismo sentido Calamandrei, P. Instituciones de derecho procesal civil. Cit. Vol. II. p.366.
47
Cfr. Sentencia dictada por la Sala Político Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia el 17 de
abril de 2.001, en el juicio de Líneas Aéreas Costarricenses, S.A. (LACSA) contra la República
Bolivariana de Venezuela y otros. En Ramírez & Garay. (Comp.). Jurisprudencia Venezolana. Vol.
19
Marcos J. Solís Saldivia.
Apuntes de Derecho Procesal Civil I

Tradicionalmente se ha señalado que no procede esta cuestión previa en materia


mercantil por mandato expreso del artículo 1.102 del Código de Comercio, que
textualmente dice así: “en materia comercial, no está obligado el demandante no
domiciliado en Venezuela a afianzar el pago de lo que fuere juzgado y sentenciado”.
Sin embargo, la Sala Político Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia 48 ha
interpretado que esta excepción no se extiende a los “contratos administrativos”
celebrados entre “comerciantes” y la República Bolivariana de Venezuela.
b) Cuestiones previas atinentes a la regularidad formal de la demanda
En el ordinal 6° del artículo 346 del Código de Procedimiento Civil, se han dispuesto
como cuestiones previas “el defecto de forma de la demanda, por no haberse llenado
en el libelo los requisitos que indica el artículo 340, o por haberse hecho la
acumulación prohibida en el artículo 78”.
La primera causa que hace procedente el defecto de forma de la demanda es, según se
ha dicho, el que no se hayan satisfecho los requisitos indicados en el artículo 340.
Esta cuestión previa encuentra justificación en lo siguiente: el artículo 243, ordinal
5°, del Código de Procedimiento civil impone al juez el deber de que su sentencia
contenga una decisión expresa, positiva y precisa con arreglo a la pretensión deducida
en el proceso, así las cosas, siendo que los requisitos que se prescriben en el artículo
340 eiusdem están dirigidos, fundamentalmente, a procurar que la pretensión que ha
de ser deducida en el proceso quede debidamente determinada, resulta obvio que el
incumplimiento de éstos requisitos traerá como lógica consecuencia, asimismo, el
incumplimiento del deber del juez de hacer “congruente” la decisión que debe
producir con la pretensión del actor.
Ahora bien, se ha admitido que esta cuestión previa prospera en aquellos casos en los
cuales, aun cuando el actor ha producido en el libelo de la demanda los fundamentos
de hecho y de derecho de su pretensión, éstos, sin embargo, no resultan claros y
completos, al punto que puedan crear en el demandado una falta de información
respecto de la posición jurídica sumida por el actor, de modo que ello constituya un
obstáculo para que el demandado pueda realizar una efectiva defensa en el proceso49.
Sin embargo, bien merece la pena que se destaquen las siguientes situaciones:
Si el actor no consigna los documentos fundamentales, como lo exige el ordinal 6°
del artículo 340 del código de Procedimiento Civil, estimamos que no resulta

CLXXV. Ramírez & Garay, S.A.. Caracas. 2001. pp.518 y ss.


48
En sentencia dictada el día 24 de septiembre de 2.003 en el juicio de Banco Provincial Overseas
N.V. contra la República Bolivariana de Venezuela. En Pierre, O. (Comp.). Jurisprudencia de la Corte
Suprema de Justicia. Vol. 9. Editorial Pierre Tapia, S.R.L.. Caracas. 2033. pp. 571 y ss.
49
Cfr. Entre otras, sentencia dictada por la Sala Político Administrativa de la Corte Suprema de
Justicia el día 04 de mayo de 1.999, en el juicio de J.V. Suply C.A. contra Lagoven S.A. En Ramírez &
Garay. (Comp.). Jurisprudencia Venezolana. Vol. CLIV. Ramírez & Garay, S.A.. Caracas. 1999.
pp.544 y ss.
20
Marcos J. Solís Saldivia.
Apuntes de Derecho Procesal Civil I

procedente la cuestión previa del defecto de forma del libelo de la demanda, toda vez
que, el perjuicio que se deriva del incumplimiento de esta carga procesal es, que no
sean admitidos en esta etapa posterior, tal y como lo prescribe el artículo 434
eiusdem, y no que se tenga por incompleto el libelo50.
Si el actor no estima la demanda, tampoco resulta procedente la cuestión previa del
defecto de forma del libelo, pues, como hemos tenido la oportunidad de mencionar
anteriormente, éste no es un requisito previsto en el artículo 340 del Código de
Procedimiento Civil, sino en el artículo 38 eiusdem. Además, como enseña
Henríquez, R.51 El demandado podría suscitar la determinación del punto en el acto
de la contestación a la demanda, para que el juez haga la correspondiente estimación
en un capítulo previo de la sentencia. “Tal estimación interesa al demandado, por ser
relevante a los efectos de la competencia por valor, la fijación máxima de honorarios
profesionales (Art.286) y la admisibilidad del recurso de casación”.
La segunda causa que hace proceder la cuestión previa que estamos comentando es
que en el libelo de la demanda se haya efectuado la acumulación prohibida en el
artículo 78 del Código de Procedimiento Civil.
La institución de la acumulación tiene como fundamentos básicos, por una parte, la
economía procesal, la cual se logra reuniendo en una misma causa y decidiendo en
una misma sentencia varias pretensiones que se propongan acumuladas en una misma
demanda, en los términos que postula el artículo 77 eiusdem, y, por otra parte, evitar
el pronunciamiento de sentencias contradictorias que pudieran, eventualmente,
devenir en imposibles de ejecutar por efecto de la cosa juzgada habida en cada una de
ellas.
Sin embargo, esta institución encuentra lógicas excepciones en las previsiones del
artículo 78 del Texto Adjetivo Civil, que prohíbe acumular en el mismo libelo
pretensiones que se excluyan mutuamente o que sean contrarias entre sí; ni las que
por razón de la materia no correspondan al conocimiento del mismo Tribunal; ni
aquéllas cuyos procedimientos sean incompatibles entre sí; pues, en tales
circunstancias, no puede cumplirse, en modo alguno, la finalidad que le ha sido
asignada.
c) Cuestiones previas atinentes a la pretensión procesal
El ordinal 7° del artículo 346 del Código de Procedimiento Civil establece como
cuestión previa “la existencia de una condición o plazo pendientes”.
El artículo 16 del Código de Procedimiento Civil prevé que “para proponer la
demanda el actor debe tener interés jurídico actual”.
El interés procesal, que es precisamente al que alude la norma en cuestión, surge de la
necesidad del justiciable de obtener del proceso la protección de un derecho subjetivo
50
Cfr. Henríquez, R. Código de procedimiento civil. Cit. Vol.III. p.57.
51
Cfr. Código de procedimiento civil. Cit. Vol. III. p.57.
21
Marcos J. Solís Saldivia.
Apuntes de Derecho Procesal Civil I

suyo; por eso, el interés procesal presupone la lesión del derecho subjetivo y la
idoneidad de la sentencia que se reclama al juez para protegerlo y satisfacerlo 52. Sería,
sin ningún género de dudas, sería inútil dar paso a una demanda para conceder o
negar la providencia judicial reclamada, en todos aquellos casos en los cuales la
situación de hecho aducida en la pretensión no aparece denunciada una lesión del
derecho subjetivo o interés sustancial que se alega frente a la contraparte, o si los
efectos jurídicos deseados sean ya adquiridos, o se la providencia del juez es por sí
misma inadecuada o no es idónea para remover la lesión, etc.
De lo que se ha dicho se comprende, pues, que el interés procesal será una suerte de
requisito de legitimidad del contradictorio entre las partes, cuya falta provoca la
desestimación de la pretensión ejercida por el actor.
Ahora bien, cuando un derecho subjetivo se encuentra sometido a la verificación de
un término o una condición, en tanto que el crédito no es exigible hasta que aquel
término o condición se haya (n) cumplido, su titular carece de interés procesal para
proponer la demanda53. En efecto, por una parte, dispone el artículo 1.197 del Código
Civil que una obligación es condicional cuando su “existencia” depende de un
acontecimiento futuro e incierto mientras que, por otra parte, el artículo 1.211
eiusdem prescribe que el término fija el momento en el cual debe ejecutarse la
obligación, luego, si, como se ha dicho, no ha sucedido aquel acontecimiento del cual
se ha hecho depender “el nacimiento” o la “existencia” del derecho o no ha llegado el
momento en el cual el deudor debe ejecutar una obligación, aparece absolutamente
claro que, éste, mientras ello no ocurra, simplemente no tiene el deber de ejecutar
ninguna prestación a favor de aquel con quien se ha obligado. Así las cosas, si el
interés procesal presupone, de un lado, la lesión del derecho subjetivo (y esta lesión
no resulte posible mientras el deudor no esté obligado formalmente a ejecutar su
prestación a favor del acreedor) y, por otra parte, la idoneidad o necesidad de la
sentencia que se reclama al juez para protegerlo y satisfacerlo (y esa necesidad del
fallo no se actualiza sino hasta el momento en el cual el deudor, de hecho, no cumple
con su obligación), entonces, no existirá tal interés.
De manera tal pues que, en estas circunstancias, lo lógico, lo sensato, sería que la
decisión que recaiga implique la desestimación de la pretensión.
El problema se presenta, precisamente, al tomar en cuenta que, de acuerdo con el
artículo 361 del Código de Procedimiento Civil, la falta de interés sólo puede ser
propuesta como una defensa de mérito y no como una cuestión previa.
Lo que quiere decir, pues, que los que resultan, a nuestro juicio, los dos (2) ejemplos
paradigmáticos de la mas evidente falta de interés procesal no pueden ser propuestos,
como los demás casos en que la falta de interés estuviere presente, como una defensa

52
Liebman, E. Manual de derecho procesal civil. Ediciones Jurídicas Europa América. Buenos Aires.
1980. pp. 115 y 116.
53
Cfr. Henríquez, R. Código de procedimiento civil. Cit. Vol.III. p. 59.
22
Marcos J. Solís Saldivia.
Apuntes de Derecho Procesal Civil I

de fondo, sino que, por el contrario, deben ser esgrimidos como cuestiones previas,
para ser resueltos in limine litis. Cuestión esta que, en nuestra humilde opinión, no
encuentra explicación lógica que la justifique.
Pero, si además se tiene en cuenta que, a tenor de lo dispuesto en el artículo 355 del
Código de Procedimiento Civil, declarada con lugar la cuestión previa contenida en el
ordinal 7° del artículo 346 eiusdem, el proceso debe continuar su curso hasta llegar al
estado de sentencia, en cuyo estado ha de suspenderse hasta que el plazo o condición
pendientes se cumplan, y que ello implica imponer al demandado la carga de tener
que defenderse durante el proceso (y costear los gastos que ello supone) y que,
además, al vencimiento del plazo o la verificación de la condición, la pretensión
ejercida en su contra será indefectiblemente declarada con lugar y, por vía de
consecuencia, perdidoso como ha resultado, también será condenado en costas, por
mandato expreso del artículo 274 ibidem, no puede menos que entenderse que el
tratamiento que se le ha dado a la hipótesis que estamos tratando es, a todas luces,
inconstitucional, pues, si se tiene presente que el proceso es, según lo manda el
artículo 257 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, un
instrumento fundamental para la realización de la justicia, lo que supone,
necesariamente, que el resultado de ese proceso habrá de ser justo, no puede tolerarse
entonces que al deudor que no está obligado a la realización de una determinada
prestación en el momento en el cual se le demanda, ya porque no se haya vencido el
término o verificada la condición al cual estaba sometida su obligación, y que, por lo
demás, no tiene ninguna intención de incumplir con el pago cuando éste se haga
exigible, se le obligue a seguir un juicio en el que inpretermitiblemente resultará
vencido y forzosamente condenado a pagar las costas del proceso.
En tales circunstancias, lo lógico sería, siguiendo en este particular lo que dice Pesci
Feltri, M. 54, permitir al demandado proponer la falta de interés procesal que se deriva
de la existencia de tales condición o término pendiente en la oportunidad de dar
contestación al fondo de la demanda, según lo sugiere el artículo 361 del Código de
Procedimiento Civil y, con ello, posibilitar que, al igual que ocurre con las otras
razones por las cuales se declara la falta de interés procesal, se deseche la pretensión
del actor y, en estas circunstancias, hacer que sea éste quien sufra las consecuencias
de haber instaurado sin justificación alguna un proceso judicial: esto es, que se le
condene en costas.
Sin embargo, la Sala Plena de la Corte Suprema de Justicia 55, al conocer de la
petición de nulidad de la norma que comentamos formulada por el Abogado Mario
Pesci Feltri Martínez, había establecido que:

54
Cfr. Cuestiones previas y defensas. Estudios de derecho procesal civil. 2ª. ed.. Editorial Jurídica
Venezolana. Caracas. 2000. p.282 y ss.
55
En sentencia dictada el 16 de febrero de 1.994, en el juicio del abogado Mario Pesci Feltri Martínez.
En Pierre, O. (Comp.). Jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia. Vol. 2. Editorial Pierre Tapia,
S.R.L.. Caracas. 1994. pp. 262 y ss.
23
Marcos J. Solís Saldivia.
Apuntes de Derecho Procesal Civil I

“... la oportunidad procesal de la oposición de las cuestiones previas –


tanto cuando la alegación se refiera a una excepción de fondo por
implicar el reconocimiento del derecho del demandado y toque de tal
forma el mérito de la causa que ésta pueda decidirse en la incidencia,
como cuando implique la llamada antiguamente excepción de
inadmisibilidad que cursaba la extinción del juicio y la necesidad de
intentar un nuevo juicio acaecida la condición o plazo– supone la
aplicación de la justicia al sanear el procedimiento desde el principio y
dejar constituidos e instaurados de una vez los extremos legales bajo los
cuales el derecho será exigible una vez que se produzcan la condición o
plazo pendientes”.
Sólo resta por decir que esta cuestión previa atañe sólo a estipulaciones
contractuales de término o condición aún no cumplidas, al quando debeatur de la
obligación56.
El ordinal 8° del artículo 346 del Código de Procedimiento Civil, prescribe como
cuestión previa “la existencia de una cuestión prejudicial que deba resolverse en
un proceso distinto”.
La prejudicialidad puede ser definida como “el juzgamiento esperado, que compete
darlo a otro juez, sobre un punto que interesa o involucra la premisa menor (quaestio
facti) del silogismo jurídico del fallo que ha de darse en el proceso en el cual se
suscita dicha prejudicialidad”57. En pocas palabras, es prejudicial toda cuestión que
requiere o exige resolución anterior y previa a la sentencia de lo principal, por estar o
hallarse esta subordinada a aquella58.
Así lo ha reconocido la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, entre
otras, en sentencia dictada el 16 de julio de 2.003, en el juicio de Canal Point Resort,
C.A.59:
“... La cuestión prejudicial consiste en la existencia de un proceso
distinto o separado que pueda influir en la decisión de mérito que se
dictará en el juicio donde se opone, por lo cual esta cuestión previa no
tiende a suspender el desarrollo del proceso, sino que éste continúa hasta
llegar al estado en que se dicte la sentencia de mérito, donde sí se
paraliza hasta que se resuelva por sentencia firme de la cuestión
prejudicial alegada, por cuanto la naturaleza de la acción que se ventila
en el juicio que se alegó como prejudicial puede atentar contra la
pretensión que se hace valer en la causa donde se opuso...(sic)”.
56
Cfr. Henríquez, R. Código de procedimiento civil. Cit.. Vol. III. p. 60.
57
Cfr. Henríquez, R. Código de procedimiento civil. Cit.. Vol. III. p. 60.
58
Cfr. Borjas, A. Comentarios al Código de Procedimiento Civil. 4ª. ed.. Vol. II. Librería Piñango.
Caracas. 1973.p. 76.
59
En Pierre, O. (Comp.). Jurisprudencia del Tribunal Supremo de Justicia. Vol. 7. Editorial Pierre
Tapia, S.R.L.. Caracas. 2003. pp.574.
24
Marcos J. Solís Saldivia.
Apuntes de Derecho Procesal Civil I

Como se podrá apreciar, la prejudicialidad implica que la causa pendiente en otro


Tribunal constituye un antecedente necesario de la decisión de mérito que debe
dictarse en el juicio en el cual se propone la cuestión previa, porque influye en ella y
la decisión depende de aquella; se comprenderá, pues, que la prejudicialidad no se
refiere al proceso sino que es atinente a la pretensión, en la cual ha de influir60.
Precisamente por esta circunstancia, a los fines de que sea declarada procedente esta
cuestión previa, la doctrina que emana de la Sala Político Administrativa del Tribunal
Supremo de Justicia, según la sentencia dictada el día 16 de mayo de 2000, en el
juicio de R.D. Martínez contra el Instituto Venezolano de los Seguros Sociales 61 se
exige que en juicio se efectúe la prueba de los siguientes elementos: a) la existencia
efectiva de una cuestión vinculada con la materia de la pretensión a ser debatida ante
la jurisdicción civil; b) que esa cuestión curse en un procedimiento distinto de aquel
en el cual se ventilará dicha pretensión y c) que la vinculación entre la cuestión
planteada en el otro proceso y la pretensión reclamada en el presente proceso, influya
de tal modo en la decisión de ésta, que sea necesario resolverla con carácter previo, a
la sentencia del juez civil, sin la posibilidad de desprenderse de aquella.
El ordinal 9° del artículo 346 del Código de Procedimiento Civil, señala como
cuestión previa “la cosa juzgada”.
La cosa juzgada es, según enseña Couture, E. 62 “la autoridad y eficacia de una
sentencia judicial cuando no existen contra ella medios de impugnación que permitan
modificarla”.
Así, pues, tenemos que, la sentencia pasada en autoridad de cosa juzgada es, en
principio, inimpugnable en razón de que la ley impide todo ataque ulterior tendiente a
obtener la revisión de todo aquello que ha constituido la materia de su
pronunciamiento. En efecto, dispone textualmente el artículo 272 del Código de
Procedimiento Civil que “ningún juez podrá volver a decidir la controversia ya
decidida por una sentencia, a menos que haya recurso contra ella o que la ley
expresamente lo permita”. Por otra parte, la sentencia pasada en autoridad de cosa
juzgada también es inmutable, pues el artículo 273 eiusdem manda que “la sentencia
definitivamente firme es ley entre las partes en los términos de la controversia
decidida y es vinculante en todo proceso futuro”.
Precisamente por ello, cualquier proceso que se promueva a los fines de procurar la
revisión o la modificación de los términos contenidos en una sentencia pasada en
autoridad de cosa juzgada, puede, mediante la proposición de la cuestión previa que
estamos comentando, ser detenido desde su mismo inicio.
60
Cfr. Rengel, A. Tratado de derecho procesal civil venezolano. Cit. p. 78.
61
Cfr. Ramírez & Garay. (comp.). Jurisprudencia Venezolana. Vol. CLXV. Ramírez & Garay, S.A..
Caracas. 2000. pp. 506 y ss. Esta sentencia ratifica la doctrina de la Sala Político Administrativa de la
Corte Suprema de Justicia, sentada en la decisión de fecha 13 de mayo de 1.999, dictada en el juicio de
Citicorp International Trade Indemnity y otras.
62
Cfr. Fundamentos del Derecho Procesal Civil.401.
25
Marcos J. Solís Saldivia.
Apuntes de Derecho Procesal Civil I

Los requisitos para que resulte procedente la cuestión previa de cosa juzgada, se
encuentran regulados en el artículo 1.395 del Código Civil, en los siguientes
términos: la autoridad de la cosa juzgada no procede sino respecto de lo que ha sido
objeto de la sentencia, en tal virtud, es necesario: a) que la cosa demandada sea la
misma; b) que la nueva demanda esté fundada sobre la misma causa; c) que sea entre
las mismas partes y d) que éstas vengan al juicio con el mismo carácter que en el
anterior.
d) Cuestiones previas atinentes a la acción
El ordinal 10° del artículo 346 del Código de Procedimiento Civil establece como
cuestión previa “la caducidad de la acción establecida en la Ley”.
Como se sabe, la acción es el derecho de las personas a exigir de los órganos
jurisdiccionales, mediante el proceso, la resolución de una controversia o de una
petición, independientemente de que obtengan o no sentencia favorable.
La ley muchas veces exige que ese derecho sea ejercido en un determinado lapso, y si
no se incoa en dicho tiempo, la acción deviene en inadmisible y la tutela jurídica del
Estado, invocada por el accionante, no tiene lugar, si ella se ejerce después de
vencido el plazo.
A ese término fatal se le llama caducidad, y es un plazo en el cual se debe realizar la
actividad que la ley previno para el lapso, ejercer la acción e interponerla
formalmente con la pretensión que mediante ella se hace valer. Si ello no ocurre, la
acción caduca y se extingue, al igual que la pretensión que por medio de ella se
proponía deducir.
Ahora bien, la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, en sentencia
dictada el 29 de junio de 2.001 en el juicio de F. Bravo 63, que nos permitimos copiar
en extenso, ha establecido que:
“.... El legislador ha creado la caducidad por razones de seguridad
jurídica. Para evitar la incertidumbre, establece un límite temporal para
hacer valer derechos y acciones, y la falta de ejercicio dentro del plazo
prefijado los extingue. En este sentido, la caducidad disminuye en cierta
forma el derecho de acceso a la justicia, ya que a pesar que cualquier
persona puede accionar, sin embargo en determinados casos el
conocimiento del fondo de las controversias queda eliminado al
constatarse que no se incoó la acción dentro del término para ello, y a
pesar que esto no limita el derecho de acceso a la justicia, sin embargo lo
restringe.
Dada la relación de la caducidad con dicho derecho constitucional de
acceso, consagrado en el artículo 26 de la vigente Constitución, la
63
En Ramírez & Garay. (Comp.). Jurisprudencia Venezolana. Vol. CLXXVII. Ramírez & Garay,
S.A.. Caracas. 2001. pp.541 y ss.
26
Marcos J. Solís Saldivia.
Apuntes de Derecho Procesal Civil I

caducidad no puede ser creada contractualmente, ni por voluntad


unilateral de los particulares o del Estado, sino solo por mandato legal.
De allí, que el artículo 346 numeral 10 del Código de Procedimiento
Civil, coloque entre las cuestiones previas “La caducidad de la acción
establecida en la Ley” (Subrayado de la Sala).
Si no se realiza dentro del tiempo legalmente señalado la actividad
prevista por la misma ley, que en cuanto a la acción consiste en su
interposición, surgen las dudas si para evitar la caducidad basta
solamente incoar la acción, o si es necesario que ella sea admitida por el
tribunal que la recibe, y es criterio de esta Sala que ante el silencio de la
ley, basta la interposición en el lapso para ello, siendo la nota del
secretario la que da fecha cierta a tal actuación, sin requerirse más nada
(ni auto de admisión, citación o registro de la demanda), para que se
tenga por impedida la caducidad.
La admisión con fecha posterior al vencimiento del término de
caducidad, retrotrae el efecto impeditivo a la fecha real de recepción de
la demanda por el secretario del tribunal, dentro del lapso de caducidad.
Es sabido que la caducidad es la excepción, por su incidencia sobre el
derecho de acceso a la justicia, que repite esta Sala, no lo viola pero si lo
disminuye en cuanto a la obtención de la tutela judicial efectiva que va
unido a dicho derecho de acceso, siendo la regla que la acción no esté
sujeta a tales restricciones.
Este carácter excepcional, que nace de la necesidad de evitar la
incertidumbre jurídica en el ejercicio de los derechos y acciones, se
refleja en que no basta que la acción se incoe en tiempo hábil, sino que
ella debe ser impulsada procesalmente, ya que no tiene objeto –con
relación a la necesidad de que se ventilen ciertos derechos con prontitud–
recibir la acción y no procesarla, dejándola inactiva. De ser ello posible,
la premura exigida por el legislador, para accionar dentro de un término,
no solo no tendría objeto, sino quedaría frustrada al continuar la
incertidumbre debido a la falta de actividad procesal, y a que realmente
no se ventilen los derechos que el legislador quería se juzgaran dentro de
un lapso razonable.
Esta especial característica que nace de la razón de ser de la caducidad,
se proyecta sobre las acciones sujetas a ella, y las hace diferentes a las
ordinarias, en el sentido que de extinguirse el proceso o la instancia antes
del fallo de primera instancia, también se extingue la acción, ya que de
no ser así, se estaría ante el contrasentido de haberse establecido términos
por el legislador para que se ejercieran las acciones, y los órganos
jurisdiccionales dirimieran las pretensiones de la demanda (fin del
27
Marcos J. Solís Saldivia.
Apuntes de Derecho Procesal Civil I

proceso), y que sin embargo ello no ocurriere porque el accionante dejó


extinguir el trámite procesal, manteniéndose indefinidamente la
incertidumbre que se trató de evitar....(sic)”.
El ordinal 11° del artículo 346 del Código de Procedimiento Civil dispone como
cuestión previa “la prohibición de la Ley de admitir la acción propuesta, o
cuando sólo permite admitirla por determinadas causales que no sean de las
alegadas en la demanda”.
Esta cuestión previa comprende toda norma que obste la atendibilidad de una
pretensión determinada, sea en forma absoluta, sea en atención a la causa de pedir
que se invoca64.
Merece la pena recordar que la acción, según se ha dejado dicho, es, en esencia, un
derecho humano, esto es, el derecho de acceder a los órganos jurisdiccionales a pedir
la satisfacción, tutela o protección de intereses jurídicos relevantes. En tal sentido,
debe ahora tenerse presente que, como tal derecho humano, su ejercicio debe ser
regulado, exclusivamente, por la ley, así se desprende de lo dispuesto en el ordinal
32° del artículo 156 de la Constitución de la República; por lo tanto, la prohibición
de la ley de admitir la acción propuesta debe constar, expresamente, en un texto
legal. La Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, en sentencia dictada
el día 16 de julio del año 2.001, en el juicio de T.M. Maroun y otro 65 en amparo, ha
dejado establecido que:
“.... A juicio de esta Sala no es razón para que no se admita una demanda
el que no se agoten las gestiones de cobro “por vía administrativa o
extrajudicial” (sic), producto del acuerdo entre las partes, ya que la
prohibición de la ley de admitir la acción propuesta debe constar de un
texto legal e, igualmente, de dicho texto deben emanar las causales de
admisión de determinadas demandas....(sic)”.
El trámite procesal correspondiente cuando son propuestas individualmente las
cuestiones previas: Efectos de la declaratoria con lugar de las cuestiones previas
y los recursos pertinentes
A los fines de estudiar el trámite procesal de las cuestiones previas, hemos preferido
dividir éstas en cuatro (4) grupos que atienden, fundamentalmente, a la similitud de
tratamiento que han recibido por parte del legislador. Así pues, corresponden al
primer grupo, las cuestiones previas contenidas en el ordinal 1° del artículo 346 del
Código de Procedimiento Civil; corresponden al segundo grupo las cuestiones previas
contenidas en los ordinales 2°, 3°, 4°, 5° y 6° del referido artículo, al tercer grupo
pertenecen las cuestiones previas contenidas en los ordinales 7° y 8° y, finalmente,

64
Cfr. Henríquez, R. Código de procedimiento civil. Cit.. Vol. III. p.69.
65
Vid. Ramírez & Garay. (comp.). Jurisprudencia Venezolana. Vol. CLXXVIII. Ramírez & Garay,
S.A.. Caracas. 2001. pp. 295 y ss.
28
Marcos J. Solís Saldivia.
Apuntes de Derecho Procesal Civil I

pertenecen al cuarto grupo las cuestiones previas previstas en los ordinales 9°, 10° y
11°.
a) El trámite de las cuestiones previas contenidas en el primer grupo.
Como ya sabemos, el ordinal 1° del artículo 346 del Código de Procedimiento Civil
consagra como cuestiones previas “la falta de jurisdicción del Juez, o la
incompetencia de éste, o la litispendencia, o que el asunto deba acumularse a otro
proceso por razones de accesoriedad, de conexión o de continencia”. Ahora bien, este
grupo, a su vez, hemos de dividirlo para su estudio en dos (2) sub grupos, el primero
de los cuales estará integrado, única y exclusivamente, por la falta de jurisdicción y,
el otro, por las restantes cuestiones previas que se mencionan en el referido ordinal
1°.
a.a) Primer sub grupo: Del trámite de la falta de jurisdicción
Alegada la falta de jurisdicción (a que se refiere el ordinal 1° del artículo 346), el
Juez decidirá sobre la misma en el quinto (5°) día de despacho siguiente al
vencimiento del lapso del emplazamiento, ateniéndose únicamente a lo que resulte de
los autos y de los documentos presentados por las partes. Como se podrá observar, no
prevé la norma la posibilidad de subsanar ni de contradecir los alegatos de la parte
demandante, cuestión ésta que, en nuestro criterio, no impide que la parte actora
alegue cuanto en su favor crea conveniente, sin embargo, constituye una obligación
del juez emitir perentoriamente su decisión, toda vez que de ella dependerá en gran
parte la suerte del juicio y el inicio de los correlativos lapsos procesales66.
La decisión sólo será impugnable mediante la solicitud de regulación de la
jurisdicción, conforme a las disposiciones de la Sección Sexta del Título I del Libro
Primero. Así se dispone en el artículo 349 del Código de Procedimiento Civil.
Ahora bien, veamos en detalle lo que puede suceder: si el juez declara sin lugar la
cuestión previa, reafirmando con ello su jurisdicción, y, en este caso, no se ejercita el
recurso de regulación de la jurisdicción, deberá entonces darse contestación a la
demanda dentro de los cinco (5) días de despacho siguientes a la publicación de la
decisión, de conformidad con lo que establece el ordinal 1° del artículo 358 del
Código de Procedimiento Civil.
Es absolutamente cierto que, de acuerdo con lo que disponen los artículos 6 y 59,
último aparte, eiusdem, en todo caso, el pronunciamiento del Juez sobre la
jurisdicción se debería ser consultado en la Sala Políticoadministrativa del Tribunal
Supremo de Justicia, y, en este caso, a los fines de la consulta ordenada, el Tribunal
debe remitir inmediatamente los autos a la mencionada Sala Políticoadministrativa,
66
Cfr. Sentencia dictada por la sala de Casación Civil del Tribunal Supremo de Justicia el día 06 de
julio de 2.004, en el juicio de Rafael Alberto Ovalles Ponce contra Emilio Morette Balboa. En Pierre,
O. Jurisprudencia del Tribunal Supremo de Justicia. Vol. 7. Editorial Pierre Tapia S.R.L. Caracas.
2004. pp. 412 y ss.
29
Marcos J. Solís Saldivia.
Apuntes de Derecho Procesal Civil I

para que ésta proceda a decidir la cuestión dentro de los diez (10) días siguientes al
recibo de las actuaciones. Cuestión ésta que supone la suspensión del proceso desde
la fecha en la cual el Tribunal produce su decisión respecto de la jurisdicción
(reafirmándola o negándola) hasta el momento en el cual le sea comunicada por
oficio la decisión de la Sala Político-administrativa.
Sin embargo, en sentencia dictada por la Sala Político-Administrativa de la Corte
Suprema de Justicia el día 07 de junio de 1.995, en el juicio de Bienes y Raíces San
Diego, C.A.67 dejó establecido que:
“... La anterior normativa puede interpretarse en doble sentido. Así, en el
que le ha sido atribuido hasta ahora, de que cualquier declaratoria sobre
la jurisdicción es objeto de consulta. Ahora bien, la situación también
puede enfocarse en forma diferente, en el sentido de que sólo la
declaratoria de falta de jurisdicción del Juez, respecto de la
Administración Pública, tiene consulta, no así la declaratoria en base a la
cual, éste la reafirma.
Por otra parte y como se aclara, si se quiere hacer valer la falta de
jurisdicción del Juez que ha afirmado poseerla, la contraparte tiene
siempre el recurso de regulación de jurisdicción, son lo cual, no tiene
sentido que exista la dualidad de recursos (consulta y regulación) para
una misma situación).
En relación a los argumentos en los cuales se fundamentan los que
afirman que la consulta debe proceder en todo caso, los mismos quedan
destruidos, ante todo, con la interpretación textual del término ‘falta de
jurisdicción’ (in claris non fit interpretatio que contempla el artículo 4
del Código Civil) que en un supuesto de derecho estricto, como es el
presente, resulta la mas apropiada. En efecto, cuando el último aparte del
artículo 59 del Código de Procedimiento Civil señala ‘en todo caso el
pronunciamiento del Juez se consultará’, se refiere a los dos supuestos
que previó dicho artículo 59, es decir, la falta de jurisdicción del Juez
respecto de la Administración y del Juez venezolano respecto al
extranjero y no al sentido mismo de la decisión.
Por otra parte, la circunstancia del daño eventual, de que el Juez pase a
ejercer una jurisdicción que no posee, no es tal, si se recuerda que la
regulación de jurisdicción puede ser ejercida en cualquier oportunidad,
incluso, por la propia Administración Pública.
La Sala Político-Administrativa de la Corte Suprema de Justicia, adhiere
al criterio de que sólo la declaratoria de falta de jurisdicción del juez al
decidir la cuestión previa opuesta en tal sentido da lugar a la consulta
67
Cfr. Pierre, O. (Comp.). Jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia. Vol. 6. Editorial Pierre
Tapia, S.R.L.. Caracas. 1995. pp.230 y ss.
30
Marcos J. Solís Saldivia.
Apuntes de Derecho Procesal Civil I

obligatoria, por lo cual, ésta no procede cuando el Juez en su sentencia ha


confirmado su jurisdicción como fuera la situación sub iudice.
Ahora bien, debe precisar esta Sala que la anterior doctrina no rige en los
casos de conflicto de jurisdicción del Juez venezolano frente al Juez
extranjero, ya que entre ambas figuras la normativa del Código del
Procedimiento Civil, establece algunas específicas diferencias. En efecto,
en los supuestos de falta de jurisdicción del Juez con respecto a la
Administración, la norma que lo contempla dispone que su declaratoria
puede ser tanto de oficio como a instancia de parte y en cualquier grado e
instancia del proceso cualquiera que sea el objeto de la controversia.
Respecto a la falta de jurisdicción del Juez venezolano en relación con el
extranjero, si bien, también podrá declararse de oficio en cualquier grado
e instancia del proceso, es necesario que se trate de causas que tienen por
objeto bienes inmuebles situados fuera del país ya que, en los restantes
casos ‘mientras no se haya dictado sentencia sobre el fondo de la causa
en primera instancia, la falta de jurisdicción sólo podrá decretarse a
solicitud de parte’.
La consulta al pronunciamiento del Juez sobre la jurisdicción procede
para ambos supuestos por ante esta Sala Político – Administrativa de
conformidad con lo dispuesto en el artículo 62 del Código de
Procedimiento Civil; pero la misma, como quedara expresado en el fallo
sólo opera cuando el Juez que decide sobre su jurisdicción con respecto a
la Administración Pública hubiese declarado que no la posee, esto es, ‘su
falta de jurisdicción’; en cuanto que si se trata de la cuestión de
jurisdicción del Juez venezolano respecto al extranjero rigen las reglas
precedentemente señaladas, que contempla el primer aparte del artículo
59 del Código de Procedimiento Civil, y la consulta será obligatoria por
ante la Sala Político-Administrativa si se dan los dos supuestos antes
indicados.
La anterior distinción estriba en el hecho de los altos intereses vinculados
a la soberanía que se dirimen cuando se determina la jurisdicción sobre el
Juez venezolano ante la del Juez extranjero, son de tal importancia y
magnitud que la Sección Cuarta del Capítulo Primero del Título Primero
del Código de Procedimiento Civil, lo trata en una forma específica
reafirmándose este valor en los artículos 2, 3, 4, 5 y 6 del mismo Código,
(incluidos dentro de las Disposiciones Fundamentales en las cuales se
basa la normativa procesal).
De allí que en base a los argumentos antes indicados y específicamente
en el artículo 6 del Código de Procedimiento Civil la consulta en los
casos de determinación de la jurisdicción del Juez venezolano con
respecto al Juez extranjero operará siempre”.
31
Marcos J. Solís Saldivia.
Apuntes de Derecho Procesal Civil I

En síntesis, si el juez declara sin lugar la cuestión previa (reafirmando su


jurisdicción), y no se ejercita el recurso de regulación de la jurisdicción, el
demandado deberá dar contestación a la demanda dentro de los cinco (5) días de
despacho siguientes a la publicación de la decisión, de conformidad con lo que
establece el ordinal 1° del artículo 358 del Código de Procedimiento Civil.
En esta misma hipótesis (declarada sin lugar la cuestión previa y reafirmada
jurisdicción), si el demandado ejercita efectivamente el recurso de regulación de
jurisdicción, de acuerdo con lo que postulan los artículos 62, 63, 64 y 66 del Código
de Procedimiento Civil, el Tribunal debe remitir inmediatamente los autos a la Sala
Político-administrativa del Tribunal Supremo de Justicia, para que ésta proceda a
decidir la cuestión dentro de los diez (10) días siguientes al recibo de las actuaciones.
La determinación sobre la jurisdicción debe ser dictada por la Sala, sin previa citación
ni alegatos, ateniéndose únicamente a lo que resulte de las actuaciones remitidas. Así
las cosas, el proceso se suspende desde la fecha en la cual se ejerció el recurso de
regulación de la jurisdicción, hasta el momento en el cual le sea comunicada al
Tribunal de la causa, por oficio, la decisión de la Sala Político-administrativa,
suspensión ésta que tiene justificación pues la cuestión de jurisdicción es de estricto
orden público y presupuesto indispensable para que el juez pueda pronunciarse sobre
el asunto llevado a su conocimiento68.
Ahora bien, si la Sala Político-administrativa del Tribunal Supremo de Justicia
confirma la decisión del Tribunal de la causa y, en consecuencia, reafirma que éste
tiene jurisdicción, el demandado deberá dar contestación a la demanda dentro de los
cinco (5) días de despacho siguientes a aquel en el cual el Tribunal de la causa reciba
el oficio de la Sala comunicándole la decisión y remitiéndole el expediente, tal y
como lo manda el ordinal 1° del artículo 358 del Código de Procedimiento Civil. Sin
embargo, si la Sala Político-administrativa revoca la decisión del Tribunal de la
causa, por estimar que éste no tiene jurisdicción, el proceso se extingue por mandato
expreso del artículo 356 eiusdem.
Pero, también puede suceder que el Tribunal de la causa declare con lugar la
cuestión previa propuesta por considerar que, efectivamente, no tiene jurisdicción.
En esta hipótesis, según se desprende del fallo sentencia dictada por la Sala Político-
Administrativa de la Corte Suprema de Justicia el día 07 de junio de 1.995, en el
juicio de Bienes y Raíces San Diego, C.A. que hemos transcrito anteriormente, la
decisión del juez será consultada con la Sala Político administrativa del Tribunal
Supremo de Justicia, aunque no se haya ejercido el recurso de regulación de la
jurisdicción.

68
Cfr. Sentencia dictada por la Sala Políticoadministrativa del Tribunal Supremo de Justicia el día 07
de julio de 2.004, en el juicio de Hui Tieying y Xu Guocai. En Pierre, O. Jurisprudencia del Tribunal
Supremo de Justicia. Vol. 7. Editorial Pierre Tapia S.R.L. Caracas. 2004. pp. 380 y 381.
32
Marcos J. Solís Saldivia.
Apuntes de Derecho Procesal Civil I

Ahora bien, si es declarada con lugar la cuestión previa y contra la sentencia se


ejercita el recurso de regulación de la jurisdicción, o no habiéndose ejercido éste
recurso se consulta la decisión ante la Sala Político administrativa del Tribunal
Supremo de Justicia, y ésta resultara confirmada por la Sala, por considerar que,
efectivamente, el juez no tiene jurisdicción, el proceso se extingue de acuerdo con lo
que dispone el artículo 356 del Código de Procedimiento Civil. Pero, si, por el
contrario, la Sala Políticoa dministrativa revoca la decisión del Tribunal de la causa
por considerar que éste si tiene jurisdicción, el demandado deberá dar contestación a
la demanda dentro de los cinco (5) días de despacho siguientes a aquel en el cual el
Tribunal de la causa reciba el oficio de la Sala comunicándole la decisión y
remitiéndole el expediente, tal y como lo manda el ordinal 1° del artículo 358 del
Código de Procedimiento Civil.
a.b) Del Segundo Sub Grupo: Del trámite de la incompetencia del Tribunal de la
causa, o la litispendencia, o que el asunto deba acumularse a otro proceso por razones
de accesoriedad, de conexión o de continencia
Alegada la incompetencia del Tribunal de la causa, o la litispendencia, o que el
asunto deba acumularse a otro proceso por razones de accesoriedad, de conexión o de
continencia (a que se refiere el ordinal 1° del artículo 346), el Juez decidirá sobre la
misma en el quinto (5°) día de despacho siguiente al vencimiento del lapso del
emplazamiento, ateniéndose únicamente a lo que resulte de los autos y de los
documentos presentados por las partes. No prevé la norma la posibilidad de subsanar
ni de contradecir los alegatos de la parte demandada, cuestión ésta que, como hemos
dicho precedentemente, no impide que la parte actora alegue cuanto en su favor crea
conveniente, sin embargo, constituye una obligación del juez emitir perentoriamente
su decisión, toda vez que de ella dependerá en gran parte la suerte del juicio y el
inicio de los correlativos lapsos procesales69.
La decisión sólo será impugnable mediante la solicitud de regulación de la
competencia, conforme a las disposiciones de la Sección Sexta del Título I del Libro
Primero del Código de Procedimiento Civil (así se dispone en el artículo 349
eiusdem)70.
Ahora bien, veamos en detalle lo que puede suceder cuando el juez declara sin lugar
la cuestión previa, reafirmando con ello su competencia: Si no se ejercita el recurso
69
Cfr. Sentencia dictada por la Sala de Casación Civil del Tribunal Supremo de Justicia el día 06 de
julio de 2.004, en el juicio de Rafael Alberto Ovalles Ponce contra Emilio Morette Balboa. En Pierre,
O. Jurisprudencia del Tribunal Supremo de Justicia. Vol. 7. Editorial Pierre Tapia S.R.L. Caracas.
2004. pp. 412 y ss.
70
No procede en estos casos la consulta prevista en los artículos 59 y 62 del Código de Procedimiento
Civil. Cfr. Sentencia dictada por la Sala Políticoadministrativa del Tribunal Supremo de Justicia el día
23 de marzo de 2.004, en el juicio de Luís Rafael Gauna Noguera contra Corporación Saturno 2005.
En Pierre, O. Jurisprudencia del Tribunal Supremo de Justicia. Vol. 3. Editorial Pierre Tapia S.R.L.
Caracas. 2004. pp.749 y 750.
33
Marcos J. Solís Saldivia.
Apuntes de Derecho Procesal Civil I

de regulación de la competencia, el demandado deberá dar contestación a la demanda


dentro de los cinco (5) días de despacho siguientes a la fecha en la cual el Tribunal
produzca la decisión en la cual resuelva la cuestión previa, tal y como lo dispone el
ordinal 1° del artículo 358 del Código de Procedimiento Civil.
Por el contrario, si se ejercita el recurso de regulación de competencia, el trámite será
el siguiente: La solicitud de regulación de la competencia debe proponerse ante el
Juez de la causa, expresándose las razones o fundamentos que le sirven de soporte.
Así las cosas, el Juez debe remitir inmediatamente copia de la solicitud al Tribunal
Superior de la Circunscripción para que decida la regulación.
Visto que en este caso la regulación de la competencia ha sido propuesta como un
medio de impugnación de la decisión a que se refiere el artículo 349 del Código de
Procedimiento Civil, la solicitud de regulación de la competencia suspenderá el
curso del proceso y el Juez no podrá ordenar la realización de cualesquiera actos de
sustanciación y medidas preventivas, tal y como se dispone en el artículo 71 del
Texto Adjetivo Civil.
Las partes podrán presentar al Tribunal que deba decidir sobre la regulación de la
competencia, los recaudos que juzguen conducentes sobre el punto de competencia,
pero en ningún caso la falta de presentación de dichos recaudos podrá paralizar el
curso del procedimiento de regulación de la competencia, ni la decisión de la misma,
de acuerdo con lo que dispone el artículo 72 eiusdem.
El Tribunal a quien corresponda decidir la regulación de la competencia planteada,
procederá a decidir sobre la competencia, dentro de los diez (10) días siguientes al
recibo de las actuaciones que le han sido remitidas por el Juez de la causa, con
preferencia a cualquier otro asunto, todo ello conforme a lo que postula el artículo 73
ibidem.
En este orden de ideas, manda el artículo 74 de la Ley Adjetiva en comentarios, la
decisión se pronunciará sin previa citación ni alegatos, ateniéndose el Juez a quien
corresponda decidir únicamente a lo que resulte de la actuación remitida por el
Tribunal de la causa y las que presenten las partes, a menos que faltare algún dato
indispensable para decidir, en cuyo caso podrá requerirlos, suspendiéndose entre
tanto la decisión.
Dispone el artículo 75 del Código de Procedimiento Civil que la decisión debe ser
comunicada mediante oficio al Tribunal donde se haya suscitado la regulación de la
competencia. Si la decisión declarase con lugar la cuestión previa y, por vía de
consecuencia, la incompetencia del Juez que venía conociendo, éste pasará
inmediatamente los autos al Juez o Tribunal declarado competente, en el cual se
continuará el curso del juicio el tercer (3°) día siguiente al recibo del expediente.
Debe advertirse que, de acuerdo con lo que se dispone en el ordinal 1° del artículo
358 del texto procesal objeto de nuestros comentarios, declarada con lugar esta
34
Marcos J. Solís Saldivia.
Apuntes de Derecho Procesal Civil I

cuestión previa, la contestación de la demanda deberá efectuarse ante el Tribunal


declarado competente, dentro del plazo indicado en el artículo 75, esto es, en el tercer
(3°) día siguiente al recibo del expediente.
Si, por el contrario, la decisión declarase sin lugar la cuestión previa, y, por lo tanto,
confirmara la competencia del juez de la causa (o sea, del que viene conociendo),
entonces, de acuerdo con lo que señala el ordinal 1° del artículo 358 eiusdem, la
contestación a la demanda deberá presentarse dentro de los cinco (5) días de despacho
siguientes a la fecha en la cual se haya recibido el oficio al cual se refiere el artículo
75.
Veamos, ahora, lo que puede suceder cuando el juez declara con lugar la cuestión
previa y, por lo tanto, niega su competencia: De acuerdo con lo previsto en el artículo
69 del Código de Procedimiento Civil, la sentencia en la cual el Juez se declare
incompetente (aun en los casos de los artículos 51 y 61), quedará firme si las partes
no solicitan la regulación de la competencia dentro del plazo de cinco (5) días de
despacho siguientes a su pronunciamiento, salvo los casos de incompetencia por la
materia o de la territorial prevista en el artículo 47 del referido Texto adjetivo.
Habiendo quedado firme la sentencia, la causa continuará su curso ante el Juez
declarado competente, en el plazo de indicado en el artículo 75 eiusdem, o sea, en el
tercer (3°) día de despacho siguiente al recibo del expediente.
Lo que quiere decir, pues, que el demandado deberá dar contestación a la demanda,
en ese mismo plazo.
Sin embargo, bien puede ocurrir que, en estos casos, cuando se declare la
incompetencia del Juez que está conociendo, el Juez o Tribunal que haya de suplirle
se considerare a su vez incompetente. En tal virtud, éste solicitará, de oficio, la
regulación de la competencia (así se prevé en el artículo 70 del texto procesal en
cuestión).
Así las cosas, el Juez remitirá inmediatamente copia de la solicitud al Tribunal
Superior de la Circunscripción para que decida la regulación. La copia en cuestión se
remitirá al Tribunal Supremo de Justicia si no hubiere un Tribunal Superior común a
ambos jueces en la Circunscripción. De la misma manera procederá cuando la
incompetencia sea declarada por un Tribunal Superior.
Visto que en este caso la regulación de la competencia no ha sido propuesta como un
medio de impugnación de la decisión a que se refiere el artículo 349 del Código de
Procedimiento Civil ni estamos en presencia de lo que se dispone en el último aparte
del artículo 68 eiusdem, la solicitud de regulación de la competencia no suspenderá
el curso del proceso y el Juez podrá ordenar la realización de cualesquiera actos de
sustanciación y medidas preventivas, tal y como se dispone en el único aparte del
artículo 71 del Texto Adjetivo Civil.
35
Marcos J. Solís Saldivia.
Apuntes de Derecho Procesal Civil I

Las partes podrán presentar al Tribunal que deba decidir sobre la regulación de la
competencia, los recaudos que juzguen conducentes sobre el punto de competencia,
pero en ningún caso la falta de presentación de dichos recaudos podrá paralizar el
curso del procedimiento de regulación de la competencia, ni la decisión de la misma,
de acuerdo con lo que dispone el artículo 72 eiusdem.
El Tribunal a quien corresponda decidir la regulación de la competencia planteada,
procederá a decidir sobre la competencia, dentro de los diez (10) días siguientes al
recibo de las actuaciones que le han sido remitidas por el Juez, con preferencia a
cualquier otro asunto, todo ello conforme a lo que postula el artículo 73 ibidem.
En este orden de ideas, manda el artículo 74 de la Ley Adjetiva en comentarios, la
decisión se pronunciará sin previa citación ni alegatos, ateniéndose el Juez a quien
corresponda decidir únicamente a lo que resulte de la actuación remitida por el
Tribunal y las que presenten las partes, a menos que faltare algún dato indispensable
para decidir, en cuyo caso podrá requerirlos, suspendiéndose entre tanto la decisión.
Dispone el artículo 75 del Código de Procedimiento Civil que la decisión debe ser
comunicada mediante oficio al Tribunal donde se haya suscitado la regulación de la
competencia. Si la decisión declarase con lugar la regulación de la competencia
promovida oficiosamente por el Juez y, por vía de consecuencia, la incompetencia del
Juez que venía conociendo, éste pasará inmediatamente los autos al Juez o Tribunal
declarado competente, en el cual se continuará el curso del juicio el tercer (3°) día
siguiente al recibo del expediente.
Así las cosas, de acuerdo con lo que se dispone en el ordinal 1° del artículo 358 del
texto procesal objeto de nuestros comentarios, la contestación de la demanda deberá
efectuarse ante el Tribunal declarado competente, dentro del plazo indicado en el
artículo 75, esto es, en el tercer (3°) día siguiente al recibo del expediente.
Si, por el contrario, la decisión declarase sin lugar la regulación de la competencia
promovida oficiosamente por el Juez, y, por lo tanto, confirmara la competencia de
éste, entonces, de acuerdo con lo que señala el ordinal 1° del artículo 358 eiusdem, la
contestación a la demanda deberá presentarse dentro de los cinco (5) días de despacho
siguientes a la fecha en la cual se haya recibido el oficio al cual se refiere el artículo
75.
Finalmente, debe advertirse que, de acuerdo con lo que dispone el artículo 76 del
Código de Procedimiento Civil, la parte que haya promovido la regulación de la
jurisdicción o de la competencia que resulte manifiestamente infundada, será
condenada por el Tribunal que decida, al pago de una multa que no será menor de un
mil bolívares (1.000) ni mayor de cinco mil bolívares (Bs.5.000). En la misma pena
incurrirá el Juez que haya dejado de enviar oportunamente al Tribunal que deba
decidir, las actuaciones pertinentes, sin perjuicio de poder ser apremiado a cumplir tal
deber por el Tribunal llamado a regular la competencia.
36
Marcos J. Solís Saldivia.
Apuntes de Derecho Procesal Civil I

b) El trámite de las cuestiones previas contenidas en el segundo grupo.


Como hemos tenido la oportunidad de anticipar, corresponden este segundo grupo las
cuestiones previas contenidas en los ordinales 2°, 3°, 4°, 5° y 6° del artículo 346 del
Código de Procedimiento Civil.
Alegadas por el demandado estas cuestiones previas, dispone el artículo 350 del texto
Ritual Civil que la parte actora podrá subsanar el defecto u omisión invocados,
dentro del plazo de cinco (5) días de despacho siguientes al vencimiento del lapso del
emplazamiento, en la forma que a continuación se indica:
El del ordinal 2°, mediante la comparecencia del demandante incapaz, legalmente
asistido o representado.
El del ordinal 3°, mediante la comparecencia del representante legítimo del actor o
del apoderado debidamente constituido, o mediante la ratificación en autos del poder
y de los actos realizados con el poder defectuoso.
El del ordinal 4°, mediante la comparecencia del demandado mismo o de su
verdadero representante.
El del ordinal 5°, mediante la presentación de la fianza o caución exigida.
El del ordinal 6 °, mediante la corrección de los defectos señalados al libelo, por
diligencia o escrito ante el Tribunal.
En estos casos, no se causarán costas para la parte actora que subsana el defecto u
omisión.
Si no existe objeción alguna por parte de la parte demandada a la subsanación de los
defectos denunciados por ella, entonces, deberá dar contestación a la demanda dentro
de los cinco (5) días de despacho siguientes a aquel en que la parte subsane
voluntariamente el defecto u omisión, sin necesidad de que el juez, de oficio, deba
pronunciarse acerca de si la actora subsanó correcta o incorrectamente 71, todo ello de
acuerdo con el ordinal 2° del artículo 358 del Código de Procedimiento Civil.
Como se ha dejado ver, la parte demandada tiene derecho a objetar el modo como la
parte actora subsanó el defecto u omisión imputados al libelo. Así las cosas, la
jurisprudencia de la Sala de Casación Civil del Tribunal Supremo de Justicia 72 ha
dispuesto que esta objeción deberá ser formulada dentro del lapso de cinco (5) días de
despacho que nace como consecuencia de la conducta desarrollada por la actora
71
Cfr. Sentencia dictada por la Sala de Casación Civil del Tribunal Supremo de Justicia el día 16 de
noviembre de 2.001, en el juicio de Cedel Mercado de Capitales, C.A. contra Microsoft Corporation.
En Ramírez & Garay. (Comp.). Jurisprudencia Venezolana. Vol. CLXXXII. Ramírez & Garay, S.A..
Caracas. 2001. pp.503 y ss.
72
Cfr. Sentencia dictada por la Sala de Casación Civil del Tribunal Supremo de Justicia el día 16 de
noviembre de 2.001, en el juicio de Cedel Mercado de Capitales, C.A. contra Microsoft Corporation.
En Ramírez & Garay. (Comp.). Jurisprudencia Venezolana. Vol. CLXXXII. Ramírez & Garay, S.A..
Caracas. 2001. pp.503 y ss.
37
Marcos J. Solís Saldivia.
Apuntes de Derecho Procesal Civil I

(dispuesto originalmente para contestar la demanda) y que, en este caso, nace para el
juez el deber de emitir un pronunciamiento donde determine si la parte subsanó
correctamente o no el defecto u omisión imputado al libelo, cuyo pronunciamiento
debe ser emitido dentro del plazo de tres (3) días de despacho consagrado en el
artículo 10 del Código de Procedimiento Civil, y al cual le serán aplicables los
mandatos de los artículos 252 y 276 eiusdem.
En caso de que el juez desestime la objeción formulada por el demandado, esto es, en
caso de que entienda que la subsanación voluntaria se hizo debidamente, la parte
demandada debe dar contestación a la demanda dentro de los cinco (5) días de
despacho siguientes a la decisión del tribunal73.
Pero, si el juez declarara con lugar la objeción del demandado por considerar que la
parte actora no subsanó debidamente los defectos u omisiones de la demanda, ha
dicho la Sala de Casación Social del Tribunal Supremo de Justicia74 que ello
equivaldría a decidir que no hubo subsanación voluntaria por cuanto la pretendida
subsanación realizada por el demandante en forma voluntaria es ineficaz. En este
caso, el demandado quedaría relevado de la carga procesal de dar contestación a la
demanda, mientras se decide -ya no sobre la subsanación- sino sobre la procedencia o
no de la cuestión previa opuesta. En tal supuesto tiene aplicación el encabezamiento
del artículo 352 del citado Código: “Si el demandante no subsana el defecto u
omisión en el plazo indicado en el artículo 350... se entenderá abierta una
articulación probatoria ...y el Tribunal decidirá en el décimo día siguiente...”. En
consecuencia, se procederá como si no hubiese habido subsanación voluntaria.
Ahora bien, de acuerdo con lo que dispone el artículo 352 eiusdem, si la parte actora
no subsana el defecto u omisión en el plazo indicado en el artículo 350, se entenderá
abierta una articulación probatoria de ocho (8) días de despacho para promover y
evacuar pruebas, sin necesidad de decreto o providencia del Juez, y el Tribunal
decidirá en el décimo (10°) día siguiente al último de aquella articulación, con vista
de las conclusiones escritas que pueden presentar las partes.
En este orden de ideas, siguiendo lo que prevé el artículo 354 ibidem, declaradas con
lugar las cuestiones previas a que se refieren los ordinales 2°, 3°, 4°, 5°, y 6° del
artículo 346, el proceso se suspende hasta que el demandante subsane dichos defectos
u omisiones como se indica en el artículo 350, en el término de cinco (5) días de
despacho, a contar del pronunciamiento del Juez. Es de acotar que, según lo postula el

73
Cfr. Sentencia dictada por la Sala de Casación Social del Tribunal Supremo de Justicia el día 16 de
diciembre de 2.003, en el juicio de Doris Esneider Moreno contra Domínguez & Compañía Valencia,
S.A. En Pierre, O. (Comp.). Jurisprudencia del Tribunal Supremo de Justicia. Vol. 12. Editorial
Pierre Tapia, S.R.L.. Caracas. 2003. pp.875 y ss.
74
Cfr. Sentencia dictada por la Sala de Casación Social del Tribunal Supremo de Justicia el día 16 de
diciembre de 2.003, en el juicio de Doris Esneider Moreno contra Domínguez & Compañía Valencia,
S.A. En Pierre, O. (Comp.). Jurisprudencia del Tribunal Supremo de Justicia. Vol. 12. Editorial
Pierre Tapia, S.R.L.. Caracas. 2003. pp.875 y ss.
38
Marcos J. Solís Saldivia.
Apuntes de Derecho Procesal Civil I

artículo 357 del Texto adjetivo en comentarios, la decisión del juez sobre estas
cuestiones previas, no tendrá apelación.
Si el demandante no subsana debidamente los defectos u omisiones en el plazo
indicado, el proceso se extingue, produciéndose el efecto señalado en el artículo 271
del Código de Procedimiento Civil, así se dice en el artículo 354.
Por el contrario, si la parte actora “subsana” los defectos indicados en la sentencia del
Tribunal, toca al Juez analizar, apreciar y pronunciarse sobre el nuevo elemento
aportado al proceso, y declarar formalmente si fue o no debidamente subsanado el
defecto u omisión, para que las partes conozcan si la causa habrá de continuar su
curso o si, por el contrario, ésta habrá de extinguirse.
En este caso, la decisión tiene apelación en ambos efectos y la decisión del tribunal
de alzada será recurrible en casación, si se cumplen los requisitos para la proposición
del mismo, toda vez que ésta es una resolución que amerita la revisión de la alzada
por tratarse de una sentencia interlocutoria con fuerza de definitiva que le pone fin al
juicio, causándole al demandante un gravamen irreparable que no puede subsanarse
por la definitiva, porque se extinguió el procedimiento.
En efecto, en sentencia dictada por la Sala de Casación Civil de la Corte Suprema de
Justicia dictada el 30 de junio de 1.999, en el juicio de Rosa Eugenia Lozada Castillo
contra British Airwais Plc. 75, se dejó establecido que:
“...Ciertamente como aduce el formalizante, el auto que resuelve las
cuestiones previas de los ordinales 2°, 3°, 4°, 5° y 6° del artículo 346 del
Código de Procedimiento Civil, no tiene consagrado recurso de
apelación, de conformidad con las previsiones del artículo 357 ejusdem,
salvo un caso de excepción establecido por la doctrina de la Sala del 10
de agosto de 1989 (Comité de Riego La Flecha – La Puerta contra María
Isabel de Franca) que una vez más se reitera, según la cual:
“...Es preciso dejar establecido la actividad procesal que se cumple,
cuando en un juicio se oponen cuestiones previas. En efecto, si se
interponen cuestiones previas de las contempladas en los ordinales 2°, 3°,
4°, 5° y 6° del artículo 346, se produce una primera decisión del
sentenciador declarando con lugar o sin lugar la cuestión previa opuesta.
Si el juez la declara con lugar, entra en aplicación la norma contenida en
el artículo 354 del Código de Procedimiento Civil, es decir, el proceso se
suspende hasta que el demandante subsane los defectos u omisiones
alegados, de conformidad con los requerimientos del artículo 350
ejusdem, en el término de 5 días, a contra desde el pronunciamiento del
juez...

75
Cfr. Pierre, O. (Comp.). Jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia. Vol. 6. Editorial Pierre
Tapia, S.R.L.. Caracas. 1999. pp.434 y ss.
39
Marcos J. Solís Saldivia.
Apuntes de Derecho Procesal Civil I

La Sala aprecia, que el espíritu y razón de la disposición contenida en el


artículo 354 ejusdem, exige del demandante una actividad eficaz, que
subsane los defectos u omisiones alegados por la parte demandada, y
limita esa actividad a un plazo de 5 días. Ahora bien, si el demandante no
subsana el defecto u omisión de conformidad con lo ordenado en la
decisión, el procedimiento se extingue, pero si el demandante dentro del
plazo establecido, subsana el defecto u omisión en la forma prevista en el
artículo 350 del Código de procedimiento Civil, el juzgador debe
analizar, apreciar y sentenciar sobre el nuevo elemento aportado al
proceso, y en esta oportunidad, la segunda decisión del juez referida a la
actividad realizada, puede modificar la relación procesal existente hasta
ese momento, bien sea decidiendo que el nuevo elemento aportado
subsane los defectos alegados, o que no es suficiente o no es idónea para
corregir el error u omisión... La Sala observa, que evidentemente, la
decisión que rechaza el nuevo elemento aportado, da lugar a la apertura
de una nueva incidencia, por cuanto se abre un nuevo debate procesal,
que concluye con una decisión del tribunal afirmativa de la continuidad
del proceso o de la caducidad de éste mediante la declaración de
perención.
Partiendo de este criterio, se acepta que la segunda decisión del juzgador
abre una etapa procesal distinta, diferente a la que se cumplió cuando el
juez se pronunció sobre la procedencia o no de la cuestión previa
planteada y que por mandato legal no tiene apelación, por cuanto la
naturaleza de esta decisión no pone fin al proceso, sólo lo suspende
cuando las declara con lugar, por el contrario, la segunda decisión que
dicta el tribunal pronunciándose sobre la idoneidad de la actividad
subsanadora del actor, concluyendo que por no ser idónea se extingue el
procedimiento, es una resolución que amerita la revisión de la alzada por
tratarse de una sentencia interlocutoria con fuerza de definitiva que le
pone fin al juicio, causándole al demandante un gravamen irreparable
que no puede subsanarse por una definitiva, porque se extinguió el
procedimiento.
Esta última decisión, en criterio de la Sala, tiene apelación en ambos
efectos y la del tribunal de alzada gozará del recurso de casación, si se
dan en el caso todos los requisitos para la proposición del mismo...”.”.
c) El trámite de las cuestiones previas contenidas en el tercer grupo.
A este tercer grupo pertenecen las cuestiones previas contenidas en los ordinales 7° y
8° del artículo 346 del Código de Procedimiento Civil.
Según lo que dispone el artículo 351 del texto adjetivo civil, alegadas estas cuestiones
previas, corresponde a la parte demandante manifestar dentro de los cinco (5) días de
40
Marcos J. Solís Saldivia.
Apuntes de Derecho Procesal Civil I

despacho siguientes al vencimiento del lapso del emplazamiento, si conviene en ellas


o si las contradice. Entendiéndose que el silencio de la parte actora se entenderá como
admisión de las cuestiones no contradichas expresamente.
Ahora bien, de acuerdo con lo que dispone el artículo 352 eiusdem, si la parte actora
contradice estas cuestiones previas, se entenderá abierta una articulación probatoria
de ocho (8) días de despacho para promover y evacuar pruebas, sin necesidad de
decreto o providencia del Juez, y el Tribunal decidirá en el décimo (10°) día siguiente
al último de aquella articulación, con vista de las conclusiones escritas que pueden
presentar las partes.
Declaradas con lugar las cuestiones previas a las que nos estamos refiriendo, el
proceso continuará su curso hasta llegar al estado de sentencia, en cuyo estado se
suspenderá hasta que el plazo o la condición pendientes se cumplan o se resuelva la
cuestión prejudicial que debe influir en la decisión de él, así lo ordena el artículo 355
del Código de Procedimiento Civil. Es de acotar que, según lo postula el artículo 357
del texto adjetivo en comentarios, la decisión del juez sobre estas cuestiones previas,
no tendrá apelación.
Así las cosas, el demandado deberá dar contestación de la demanda dentro de los
cinco (5) días de despacho siguientes a la resolución del Tribunal.
d) El trámite de las cuestiones previas contenidas en el cuarto grupo.
Integran el cuarto grupo las cuestiones previas recogidas en los ordinales 9°, 10° y
11° del artículo 346 del Código de Procedimiento Civil.
Según lo que dispone el artículo 351 del texto adjetivo civil, alegadas estas cuestiones
previas, corresponde a la parte demandante manifestar dentro de los cinco (5) días de
despacho siguientes al vencimiento del lapso del emplazamiento, si conviene en ellas
o si las contradice. Entendiéndose que el silencio de la parte actora se entenderá como
admisión de las cuestiones no contradichas expresamente.
Sin embargo, debe advertirse que la jurisprudencia del Mas Alto Tribunal de la
República ha venido señalando que, opuestas estas cuestiones previas, es deber del
juez verificar su existencia aunque no hubiesen sido contradichas expresamente por la
parte demandante.
En efecto, en sentencia dictada por la Sala de Casación Civil del Tribunal Supremo de
Justicia el día 27 de abril de 2.001, en el juicio de Hyundai de Venezuela, C.A. contra
Hyundai Motors Company, se dejó establecido que:
“En lo concerniente a la contradicción o no de las cuestiones previas, y
su consecuencial admisión debido al silencio que opera en contra del
demandante, el Dr. Pedro Alid Zoppi, en su obra “Cuestiones Previas y
otros temas de derecho procesal”, señala:
41
Marcos J. Solís Saldivia.
Apuntes de Derecho Procesal Civil I

“…Nos luce desacertado que la no contestación o el silencio signifique


admitir las cuestiones no contradichas, pues, sin duda todas las dos
últimas son de mero derecho y es absurdo un convenimiento tácito sobre
algo que no es de hecho; y si de las otras tres penúltimas se trata, también
luce absurdo que se declare una prejudicialidad cuando realmente no
existe o una cosa juzgada también inexistente o un plazo o condición no
establecido, por lo que, mejor y más técnico habría sido, a nuestro modo
de ver, aplicar el mismo principio de la “confesión ficta” y no esta suerte
de “convenimiento tácito”. (Alid Zoppi, Pedro; ob. cit., p.155). (Negritas
de la Sala).
En este mismo orden de ideas, la Sala Político-Administrativa, de la
extinta Corte Suprema de Justicia, en dos sentencias, la primera, del 1°
de agosto de 1996, caso Eduardo Enrique Brito, expediente N° 7.901,
sentencia N° 526, señaló:
“…Dispone la mencionada norma que alegadas las cuestiones previas a
que se refieren los ordinales 7°, 8°, 9°, 10° y 11° del artículo 346, la parte
demandante manifestará dentro de los cinco días siguientes al
vencimiento del lapso de emplazamiento, si conviene en ellas o si las
contradice, y termina el precepto indicando que “el silencio de la parte se
entenderá como admisión de las cuestiones contradichas expresamente”.
En criterio de esta Sala, lo que contempla la referida norma es una
presunción iuris tantum acerca de la procedencia de la cuestión previa
alegada que opera una vez transcurrido el lapso de cinco días para
contestarla, conforme a la cual se entiende como ”admitido” por la
accionante las cuestiones no contradichas; y que, por tanto, resulta
desvirtuable si del estudio de las circunstancias que rodean el caso y la
normativa aplicable aparece como inexistente la cuestión procesal
señalada por el oponente.
No debe, por consiguiente, deducirse del precepto comentado que la no
contestación oportuna de la cuestión previa opuesta acarree
indefectiblemente su procedencia. Así, en un caso como el de autos, es
deber del Juez confrontar los alegatos de la parte demandada –de
acuerdo a los cuales es menester el agotamiento de una vía administrativa
previa a la demanda incoada- con los preceptos legales que sean
aplicables al procedimiento iniciado; y de resultar –como sucedió-
que no existe tal exigencia procedimental de orden legal, lo
procedente es desechar la oposición ya que no existe prohibición
legal de admitir la acción propuesta. Así también se declara...”
(Negritas de la Sala).
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Marcos J. Solís Saldivia.
Apuntes de Derecho Procesal Civil I

La segunda, del 14 de agosto de 1997, caso Eduardo A. Rumbos Castillo


contra Corporación Venezolana de Guayana, expediente N° 12.090,
sentencia N° 542, que estableció:
“...La excepción contenida en el ordinal 11 del artículo 346 del Código
de Procedimiento Civil, debe proceder en criterio de la Sala, cuando el
legislador establezca –expresamente- la prohibición de tutelar la
situación jurídica invocada por la persona que en abstracto coloca la
norma como actor, o bien, como lo ha indicado reiteradamente nuestra
Casación Civil, cuando aparezca claramente de la norma, la voluntad
del legislador de no permitir el ejercicio de la acción...”
 Ahora bien, de las doctrinas anteriormente transcritas se desprende que,
era labor del juez de la recurrida, aunque no hubiese sido contradicha
expresamente por la demandante la cuestión previa contenida en el
ordinal 11° del artículo 346 del Código de Procedimiento Civil, y en
razón a que se trata de un punto de pleno derecho, verificar la existencia
legal de la prohibición de tutelar la situación jurídica planteada....”.
De acuerdo con lo que dispone el artículo 352 eiusdem, si la parte actora contradice
estas cuestiones previas, se entenderá abierta una articulación probatoria de ocho (8)
días de despacho para promover y evacuar pruebas, sin necesidad de decreto o
providencia del Juez, y el Tribunal decidirá en el décimo (10°) día siguiente al último
de aquella articulación, con vista de las conclusiones escritas que pueden presentar las
partes.
Declaradas con lugar las cuestiones previas a las que nos estamos refiriendo, la
demanda quedará desechada y extinguido el proceso, tal y como lo señala el artículo
356 del Código de Procedimiento Civil. Así las cosas, tenemos que, la decisión que
produzca el juez sobre estas cuestiones previas tendrá apelación libremente cuando
ellas sean declaradas con lugar, y en un solo efecto cuando sean declaradas sin lugar,
así se indica en el artículo 357 eiusdem.
En este orden de ideas, tenemos que: cuando las cuestiones previas han sido
declaradas sin lugar, el demandado deberá dar contestación a la demanda dentro de
los cinco (5) días de despacho siguientes al vencimiento del término de apelación, si
ésta no fuere interpuesta. Si hubiere apelación, la contestación se verificará dentro de
los cinco (5) días de despacho siguientes a aquel en que haya oído la apelación en un
solo efecto conforme al artículo 357. Por otra parte, cuando las cuestiones previas han
sido declaradas con lugar, el demandado deberá dar contestación a la demanda dentro
de los cinco (5) días de despacho siguientes al recibo del expediente en el Tribunal de
origen, sin necesidad de providencia del Juez, siempre y cuando haya sido revocada
por el Tribunal Superior la decisión del Juez del primer grado de la jurisdicción.
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Marcos J. Solís Saldivia.
Apuntes de Derecho Procesal Civil I

El trámite procesal correspondiente cuando son propuestas acumulativamente


las cuestiones previas: Efectos de la declaratoria con lugar de las cuestiones
previas y los Recursos pertinentes
Son varios los supuestos que nos corresponde abordar:
a) La proposición de la falta de jurisdicción con cualquier otra de las cuestiones
previas contenidas en el ordinal 1° del artículo 346 del Código de Procedimiento
Civil.
Decididas éstas al quinto (5°) día de despacho siguiente al vencimiento del lapso del
emplazamiento, puede suceder que sea solicitada tanto la regulación de la jurisdicción
como la regulación de la competencia.
En este supuesto, visto que, de acuerdo con el artículo 66 del Código de
Procedimiento Civil, la solicitud de regulación de la jurisdicción suspende el
procedimiento hasta que sea decidida la cuestión de jurisdicción, el juez debe, en
primer término, remitir los autos a la Sala Político Administrativa del Tribunal
Supremo de Justicia a los fines de que en ella se tramite y decida lo conducente a la
jurisdicción, siguiendo el trámite que hemos explicado precedentemente.
Después de recibido el oficio al que se refiere el artículo 64 eiusdem, y el expediente
de la causa, en caso de que haya sido resuelto afirmativamente el incidente de
jurisdicción, deberá el juez de la causa remitir copia certificada de la solicitud de
regulación de la competencia al Tribunal Superior de la Circunscripción para que éste
la decida, de acuerdo con el procedimiento que hemos descrito anteriormente.
b) La proposición de la falta de jurisdicción con cualquier otra de las cuestiones
previas contenidas en los ordinales 2°, 3°, 4°, 5°, 6°, 7°, 8°, 9°, 10° y 11° del artículo
346 del Código de Procedimiento Civil.
El artículo 352 del Texto Adjetivo Civil dispone textualmente que:
“Si la parte demandante no subsana el defecto u omisión en el plazo
indicado en el artículo 350, o si contradice las cuestiones a que se refiere
el artículo 351, se entenderá abierta una articulación probatoria de ocho
días para promover y evacuar pruebas, sin necesidad de decreto o
providencia del Juez, y el Tribunal decidirá en el décimo día siguiente al
último de aquella articulación, con vista de las conclusiones escritas que
pueden presentar las partes.
Cuando las cuestiones previas a que se refiere este artículo, hayan sido
promovidas junto con la falta de jurisdicción a que se refiere el ordinal 1°
del artículo 346, la articulación mencionada comenzará a correr al tercer
día siguiente al recibo del oficio que indica el artículo 64, siempre que la
resolución sea afirmativa de la jurisdicción”.
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Marcos J. Solís Saldivia.
Apuntes de Derecho Procesal Civil I

Así las cosas, tenemos que, sólo si ha sido resuelto por la Sala Político Administrativa
del Tribunal Supremo de Justicia (bien por haberse ejercido la regulación de la
jurisdicción, bien porque haya conocido en consulta) que el juez de la causa,
efectivamente, si tiene jurisdicción, éste último podrá instruir la incidencia de las
restantes cuestiones previas que han sido promovidas acumulativamente con la falta
de jurisdicción, entendiéndose que, al tercer (3°) día siguiente al recibo del oficio que
indica el artículo 64, quedará abierta una articulación probatoria de ocho (8) días de
despacho para promover y evacuar pruebas, sin necesidad de decreto o providencia
del Juez, decidiendo en el décimo (10°) día siguiente al último de aquella
articulación, con vista de las conclusiones escritas que pudieran presentar las partes.
De lo contrario, habiendo afirmado el juez de la causa su jurisdicción y sin que se
haya ejercido la regulación de la jurisdicción en contra de su decisión, la incidencia
para tramitar las restantes cuestiones previas (articulación probatoria y lapso para
decidir) empezará a correr al día siguiente del pronunciamiento del juez respecto de la
jurisdicción.
Ahora bien, puede suceder que la articulación probatoria a la que hemos hecho
mención no deba ser aperturada. En efecto, ello ocurre en los siguientes supuestos: a)
cuando se han propuesto junto con la falta de jurisdicción alguna de las cuestiones
previas contenidas en los ordinales 2°, 3°, 4°, 5° y 6° del artículo 346 del Código de
Procedimiento Civil y, dentro del lapso de cinco (5) días de despacho siguientes al
vencimiento del lapso del emplazamiento, la parte actora subsanó voluntariamente el
defecto u omisión imputados al libelo y no se ha producido objeción alguna por parte
del demandado o, en caso de que se haya producido alguna objeción, se la ha
desechado por el juez; y b) cuando se han propuesto junto con la falta de jurisdicción
las cuestiones previas previstas en los ordinales 7° y 8° eiusdem, y la parte actora no
las ha contradicho expresamente dentro del lapso de cinco (5) días de despacho
siguientes al vencimiento del lapso del emplazamiento.
Hemos de advertir que hemos excluido de este supuesto lo que corresponde a la falta
de contradicción expresa por parte de la parte actora a las cuestiones previas
consagradas en los ordinales 9°, 10° y 11° del artículo 346 ibidem, pues, como ya
hemos dicho, de acuerdo con la jurisprudencia del Mas Alto Tribunal de la República,
opuestas estas cuestiones previas, es deber del juez verificar su existencia aunque no
hubiesen sido contradichas expresamente por la parte demandante.
c) La proposición de la incompetencia del Tribunal de la causa, o la litispendencia, o
que el asunto deba acumularse a otro proceso por razones de accesoriedad, de
conexión o de continencia con cualquier otra de las cuestiones previas contenidas en
los ordinales 2°, 3°, 4°, 5°, 6°, 7°, 8°, 9°, 10° y 11° del artículo 346 del Código de
Procedimiento Civil.
Visto que el ejercicio de la regulación de la competencia, de acuerdo con lo que
postula el único aparte del artículo 71 del Código en comentarios, suspende del curso
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Marcos J. Solís Saldivia.
Apuntes de Derecho Procesal Civil I

del proceso, debe advertirse que, en caso de que la decisión del Tribunal Superior
confirme la competencia del Tribunal que venía conociendo, el juicio continuará su
curso al día siguiente a aquel en el cual se haya recibido el oficio en el que se
comunique la decisión del Superior ex artículo 75 eiusdem, quedando abierta una
articulación probatoria de ocho (8) días de despacho para promover y evacuar
pruebas, sin necesidad de decreto o providencia del Juez, debiendo éste último decidir
en el décimo (10°) día siguiente al último de aquella articulación, con vista de las
conclusiones escritas que pudieran presentar las partes, todo de conformidad con lo
que manda el artículo 352 ibidem. Pero, en aquellos casos en los cuales el Tribunal
Superior declare la incompetencia del juez que venía conociendo, éste deberá paras
los autos al Tribunal declarado competente, en el cual continuará el curso de la causa
al tercer (3°) día siguiente al recibo del expediente, en los términos mencionados
anteriormente.

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