Debe rechazarse la solicitud de control de convencionalidad y por ende declararse
improcedente pues no nos encontramos en una etapa de ejecución de sentencia, toda vez que el proceso ya se encuentra fenecido debido al indulto otorgado a Alberto Fujimori. Existe incompetencia funcional puesto que el indulto no debe ser revisado, a través de un control de convencionalidad, por el Juzgado Supremo de Investigación Preparatoria de la Corte Suprema. En primer lugar, porque por medio del indulto se había extinguido la pena impuesta y por ende la etapa de ejecución de sentencia había concluido; y, en segundo lugar, quien debe de pronunciarse es la justicia constitucional nacional mediante un proceso de amparo, pues así lo ha dispuesto la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) en la resolución de cumplimiento de supervisión de sentencia del 30 de mayo de 2018. En dicha resolución en el considerando 59 la CIDH sobre el control de la Resolución Suprema sostuvo lo siguiente “En lo que respecta al posible control jurisdiccional de la resolución del Presidente de la República que otorgó el indulto y el derecho de gracia (supra Considerando 23), de conformidad con lo demostrado por el Estado y no controvertido por los representantes de las víctimas, la misma podría ser objeto de tal control en la jurisdicción penal o la constitucional, respectivamente, según si el beneficiado se encontraba imputado en un proceso penal en trámite o cumpliendo una condena penal”. Es decir, la CIDH afirmó que el control jurisdiccional podía ser: (i) en la vía penal, si el beneficiado con el indulto se encontraba imputado en un proceso penal en trámite; o, (ii) en la vía constitucional, si el beneficiado se encontraba cumpliendo una condena penal. Por ende, en lo que respecta a los Casos Barrios Altos, La Cantuta y Sótanos del SIE, el proceso penal ya había terminado y en efecto Alberto Fujimori se encontraba cumpliendo una condena penal (25 años), la cual fue interrumpida por la Resolución Suprema en el extremo del indulto, pues el indulto supone que, si bien no es relevado de su culpabilidad, sí extingue la pena impuesta. Por lo tanto, seguir un proceso constitucional de amparo hubiese sido lo correcto, pues la procedencia del amparo se sustentaría principalmente en lo resuelto por la Corte IDH: a. Acto lesivo: La Resolución Suprema N° 218-2017-JUS del 24 de diciembre de 2017, en el extremo que concedió el indulto. b. Parte demandante: Víctimas y deudos de los Casos Barrios Altos y La Cantuta. c. Parte demandada: ¿La Presidencia de la República y el Ministerio de Justicia (defendidos por quienes corresponda)? La referida Resolución Suprema fue otorgada por los entonces Presidente Kuczynski y Ministro de Justicia Enrique Mendoza. Alberto Fujimori, en tanto solicitó el indulto, como litisconsorte necesario pasivo. d. Derecho(s) afectado(s): Según la CIDH, el acceso a la justicia, el cual comprendería como parte integrante el cumplimiento de la pena (en este caso, que Alberto Fujimori permanezca los 25 años en la cárcel). Se podrían haber considerado otros, como el debido procedimiento en sede administrativa (por los vicios conocidos en la tramitación del indulto y que también fueron observados por la CIDH). e. Plazo: En el Considerando 67, la CIDH “salvó” este tema al indicar que éste no corría si no era con la notificación de lo resuelto en supervisión de cumplimiento y que, en todo caso, era una afectación permanente. Es decir, le daba un “respiro” o plazo extra de los sesenta (60) días hábiles previstos en el artículo 44° del Código Procesal Constitucional e incluso los colocaba en la situación ventajosa del artículo 44.3° del mismo cuerpo normativo. Es decir, tenían todo para ir a la vía constitucional, a través de un proceso de amparo. No obstante, decidieron ir a la vía penal, probablemente invocando el artículo 488.2° del Nuevo Código Procesal Penal, pues el Juez de la Investigación Preparatoria (el Juzgado Supremo de Investigación Preparatoria) puede conocer de los requerimientos y observaciones que legalmente correspondan respecto de la ejecución de la sanción penal, la reparación civil y otros.