TEMA: RAZONES POR LAS QUE NECESITAS DE JESUS II PARTE
TEXTO: SALMO 40:17
AUNQUE AFLIGIDO YO Y NECESITADO, JEHOVÁ PENSARÁ EN MÍ. MI AYUDA Y MI LIBERTADOR ERES TÚ; DIOS MÍO, NO TE TARDES. INTRODUCCIÓN Continuamos reflexionando en “las cinco cosas que no podemos cambiar” es decir en aquellas cosas que en nuestra vida son prácticamente inevitables y que si no sabemos cómo enfrentarlas y superarlas nos pueden llevar a una vida llena de amargura, de frustración y de tristeza así como lastimosamente muchas personas incluyendo muchas personas cristianas están viviendo. Pero verdaderamente esas situaciones que no podemos cambiar son las que nos hacen darnos cuenta de lo frágiles que somos y lo necesitados de Jesús que somos en nuestra vida. En el mensaje anterior reflexionábamos en las dos primeras razones por las cuales necesitamos de Jesús: Porque todo cambia y todo acaba y porque las cosas muchas veces no suceden como las hemos planeado. Ahora vamos a reflexionar en las otras tres cosas que no podemos cambiar para que nos demos cuenta que la respuesta en esos momentos de la vida es y será siempre nuestro Señor Jesucristo. III) LA VIDA NO SIEMPRE ES JUSTA (ECLESIASTES 3:16-17) Vi más debajo del sol: en lugar del juicio, allí impiedad; y en lugar de la justicia, allí iniquidad. 17 Y dije yo en mi corazón: Al justo y al impío juzgará Dios; porque allí hay un tiempo para todo lo que se quiere y para todo lo que se hace. Es muy duro escuchar las historias de vida de las personas que han sufrido injusticias desde su niñez, que han recibido maltratos, que han sido abandonados, que han sido abusados, siendo víctimas sin merecerlo de las malas decisiones de sus padres. Muchas mujeres que fueron maltratadas y abandonadas por sus padres llegan al matrimonio a sufrir el mismo maltrato, la misma violencia, y luego con varios hijos sufren el abandono de su pareja, y esas situaciones las llevan a hacer esa pregunta llena de dolor, sintiendo que la vida ha sido totalmente injusta con ellas ¿Por qué yo? ¿Por qué a mí? Es una realidad, la vida no siempre es justa, muchas veces no nos da lo que nosotros creemos que merecemos sino todo lo contrario, y es por eso que necesitamos la justicia de Dios en nuestra vida, es por eso que necesitamos buscar a un Dios que es bueno y justo (Salmo 116:5) Clemente es Jehová, y justo; Sí, misericordioso es nuestro Dios Necesitamos de ese Dios justo que es nuestro Señor Jesucristo, para que el haga justicia sobre todos aquellos que dañaron nuestra vida, pero principalmente porque en el tenemos el amor, el cuidado, la protección, el gozo, la paz, y la vida que nunca tuvimos. Cuando abrimos nuestro corazón a Jesús comprenderemos que aun las injusticias de la vida al final nos ayudaron a bien pues nos hicieron buscarlo, nos hicieron reconocerlo como nuestro Padre Celestial. II) EL DOLOR FORMA PARTE DE LA VIDA (ECLESIASTES 2:22-23) Porque ¿qué tiene el hombre de todo su trabajo, y de la fatiga de su corazón, con que se afana debajo del sol? 23 Porque todos sus días no son sino dolores, y sus trabajos molestias; aun de noche su corazón no reposa. Esto también es vanidad. Es una realidad que en la vida de una u otra forma habrá dolor, posiblemente te sientes que no puedes más por el dolor de tu corazón. Y es duro reconocer también que los dolores más grandes de nuestra vida generalmente vienen causados por las personas que deberían de cuidarnos, que deberían de valorarnos y amarnos, es decir, muchas veces los dolores más grandes vienen a causa de nuestra propia familia (Salmo 55:12-14) Porque no me afrentó un enemigo, Lo cual habría soportado; Ni se alzó contra mí el que me aborrecía, Porque me hubiera ocultado de él; 13 Sino tú, hombre, al parecer íntimo mío, Mi guía, y mi familiar; 14 Que juntos comunicábamos dulcemente los secretos, Y andábamos en amistad en la casa de Dios. Posiblemente sientes que ya no puedes más con el dolor de la perdida de uno de tus hijos, o de tu cónyuge o de alguno de tus padres, y seguramente lo que más te duele es que no encuentras consuelo en nadie, pues nadie quizás puede comprender tu dolor, y aunque a tu alrededor brilla el sol y hay alegría y diversión, pero en tu corazón hay oscuridad, tristeza, y dolor. Es por eso que necesitas de nuestro Señor Jesucristo, pues si alguien puede comprender tu dolor es el (Isaías 53:3-4) él es experimentado en quebranto, aunque nadie te puede comprender puedes confiar que el si conoce tu dolor. Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. 4 Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Él es el ÚNICO, que puede sanar las heridas de tu corazón, esas heridas que quizás llevas años y no han podido sanar (Jeremías 30:17) tienes que venir a Jesús el medico perfecto, para que él pueda sanar tus heridas, y darte el consuelo que tu vida tanto necesita. Mas yo haré venir sanidad para ti, y sanaré tus heridas, dice Jehová; porque desechada te llamaron, diciendo: Esta es Sion, de la que nadie se acuerda. III) LAS PERSONAS NO SIEMPRE SON AMOROSAS Y LEALES (SALMO 120:6-7) Mucho tiempo ha morado mi alma Con los que aborrecen la paz 7 Yo soy pacífico; Mas ellos, así que hablo, me hacen guerra. El amor y la lealtad son palabras que no deberían separarse, pues cuando amamos tenemos que ser fieles y leales con la persona que amamos. Pero lastimosamente muchas personas dicen amar pero con su hecho lo niegan, pues son desleales, y eso es algo muy común en muchísimos matrimonios. Posiblemente hay personas que te han dicho que puedes confiar en ellos, pero por la espalda te han clavado cuchillos de crítica, de burla, de menosprecio y eso ha lastimado mucho tu corazón, Verdaderamente las personas pueden ser muy aparentemente muy amorosas pero no siempre serán leales, no siempre serán fieles. Es por eso que necesitamos de Jesús, él es el único que nos ama y es completamente fiel con cada uno de nosotros (2 Timoteo 2:13) SI SOMOS INFIELES, ÉL PERMANECE FIEL, PUES ÉL NO PUEDE NEGAR QUIÉN ES.