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La historia ha revelado que el equilibrio jurídico-político que han obtenido los Estados a
través de la creación de una ley que tiene carácter superior a las demás puede verse
amenazado cuando las instituciones creadas para proteger el Estado no funcionan de la
manera en que deberían funcionar, entonces, surge la idea de que la Constitución sea creada
previniendo situaciones normales, pero también situaciones anormales o de crisis, como
mecanismos de defensa institucional. Particularmente pienso que estos mecanismos de
defensa del régimen constitucional deben ser creados para proteger las instituciones
contenidas dentro de la Constitución y también debe establecerse un límite a los mecanismos
de defensa institucional con el fin de salvaguardar las instituciones constitucionales y los
derechos inherentes a las personas que conforman la sociedad.
Como dice el profesor Restrepo Piedrahíta, “una constitución política supone, por lo general,
la existencia de una situación de orden, de normalidad, o cuando menos postula la creación de
ese orden, de esa normalidad. Hacia ellos va dirigida la fuerza coactiva de sus disposiciones.
Las normas de una Constitución son estatuidas para regular la actividad y conducta de órganos
estatales, gobernantes y gobernados en condiciones o circunstancias de paz públicas o para
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La constitución, más que ley, debe ser, pues, el marco dentro del cual se establezcan los
poderes de crisis. Sin embargo, como decía Maquiavelo: “los hombres en tiempos de calma
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difícilmente prevén la tempestad”. Quienes objeta esta práctica, sostienen que con ella se corre
el peligro de que la propia Constitución abra las puertas a la dictadura, mediante la práctica
abusiva de tales poderes; pero los mecanismos de control a las crisis constitucionales, como lo
mencioné con anterioridad, deben consagrar motivos extremos y también límites al uso de esos
mecanismos de control en caso de crisis constitucional.
Naranjo explica que, por la naturaleza de una crisis, el Ejecutivo, es el órgano al cual debe
confiársele la aplicación de los poderes de crisis. Así lo contempla la Constitución Política de la
República de Guatemala en el artículo 138 al otorgarle al presidente de la República de
Guatemala en Consejo de Ministros la legitimidad de aplicar las disposiciones de la Ley de
Orden Público.
Por ser Naranjo Mesa un autor Colombiano, centra su obra en proporcionar ejemplos sobre
los Estados de crisis que contempla la constitución política de Colombia, pero en Guatemala
los Estados de excepción están consagrados en el artículo 138 de la Constitución Política de la
República de Guatemala y desarrollados en la Ley de Orden Público. Mi apreciación sobre una
crisis constitucional, es que, de una crisis se puede salir de dos formas, la primera y más fatal
sería no aprender nada de la crisis y quedarse como se encontraba el Estado, y la segunda, es
aprender de la crisis y marcar un precedente que le permita al Estado innovarse y mutar hacia
el desarrollo, a partir de la crisis. El Texto de Naranjo Mesa me amplio satisfago mis
expectativas en cuanto a conocer la Teoría de la Constitución, hacer un estudio crítico y
concienzudo sobre los tipos de normas que se encuentran de una Constitución, cuando una
norma a pesar de encontrarse en la Constitución, no es una norma constitucional; es un libro
que invita y deja la espina de seguir investigando sobre su contenido.