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Nombres: Oscar Emilio.

Apellidos: Rodriguez Rodriguez.


Matricula: 100488631.
Contenido por unidad tema 6: LA ECONOMÍA DOMINICANA CONTEMPORÁNEA Y
RECIENTE (1980 AL PRESENTE).
1-La economía dominicana a partir de 1980 (un nuevo modelo).
Desde los 80s para acá, la economía dominicana creció a una tasa promedio de 4.74% por
encima de la media de la región América Latina y el Caribe en su conjunto (2.87%).
En el caso de las exportaciones dominicanas es notorio la transformación radical que se
produjo entre 1971 y 2009. Para el primer año, la participación de los productos
manufactureros en las exportaciones fue apenas de un 4%, mientras que para el 2009 fue
de 70.2%.
En el caso de las exportaciones dominicanas hacia Estados Unidos es notorio la
transformación radical que se produjo entre 1985 y 2010. Para este último año, la
participación de manufacturas no basadas en recursos naturales fue de 68%, mientras que
las exportaciones hacia Europa mantienen un importante componente de recursos
naturales y manufacturas asociadas (67%).
El esfuerzo reformador del país queda evidenciado en el hecho de que el componente
recursos naturales en las exportaciones dominicanas ha caído drásticamente.
La dinámica de crecimiento económico mostrada por la economía dominicana trajo
consigo una expansión también rápida del PIB por habitante (2.8%, promedio anual), un
ritmo casi igual al de Chile (3.0%). Esta velocidad de expansión del PIB por habitante hizo
que República Dominicana sea de las pocas excepciones de países de ALC cuyo PIB per
cápita tienda a converger con la media de la región y con países relevantes de la OCDE.
En resumen, la economía de República Dominicana ha mostrado ser: i) de rápido
crecimiento; ii) de rápida adaptación a las tendencias del mercado; iii) muy abierta y, por
consiguiente, expuesta a impactos de las crisis de la economía mundial…; pero también,
con capacidad para aprovechar las ventajas que se abren en ese ámbito; iv) con riesgos de
impactos de desastres naturales (ciclones), pero avanzamos en la dirección de una mejor
gestión de esos riesgos; v) se levanta rápido de las caídas y retoma su senda de
crecimiento potencial (en torno a 6%); vi) de manera sostenida, es una economía que ha
venido de menos a más,… logrando que el país haya dejado atrás, condiciones muy
penosas en su nivel medio de desarrollo (seis décadas atrás, éramos la economía más
pobre de la región, incluso, más pobre que Haití, según algunas fuentes internacionales).
2- La Década Perdida. Caracterización y efectos en la economía.
Al dictar la conferencia “La del 80: una década perdida en América Latina, caso
dominicano”, en la Academia Dominicana de la Historia, la abogada, especialista en el
área bancaria e investigadora, explicó que hace 36 años, en agosto de 1982, México entró
en crisis de liquidez, declarando una moratoria con la suspensión de pagos de su deuda
externa, y que a partir de esa decisión la mayoría de los países de América Latina,
incluyendo la República Dominicana, se sumaron a este evento y suspendieron el pago de
la deuda, principalmente la bancaria.
Agregó que por vía de consecuencia y para iniciar los pagos luego de restructurarse la
deuda, casi todos los países concertaron y obtuvieron préstamos del Fondo Monetario
Internacional (FMI), y a cambio aplicaron programas de ajustes que implicaron aumentos
de precios y restricciones que profundizaron la pobreza general, razón por la que la
Comisión Económica para América Latina (CEPAL), de las Naciones Unidas, denominó el
período 1981-1990 como la “Década Perdida de América Latina”.
“República Dominicana se declaró sin divisas para pagar las importaciones y para cumplir
con el servicio de la deuda con gobiernos, bancos comerciales, organismos
internacionales”, añadió.
Dijo que para obtener liquidez internacional y pagar los intereses, el gobierno dominicano
suscribió siete acuerdos financieros con el FMI.
“La mayoría de los aquí presentes recordamos las huelgas, saqueos y muertes, ocurridos
después de Semana Santa en el año 1984, (hechos muy similares a los acontecidos en Haití
el mes próximo pasado), los cuales originaron el aumento de los precios de los
combustibles, de la energía eléctrica, de los productos de la canasta familiar, todos los
cuales incrementaron significativamente el costo de la vida de los dominicanos,
reduciéndose así el poder de compra del salario del trabajador”, afirmó.
Dificultades y quiebras en la banca.
Castaños Guzmán de Martínez manifestó que el choque externo de los precios del petróleo
de 1979 y aumento de los tipos de interés en el mercado internacional durante los
primeros años de los 80, junto a la negativa de México de pagar el servicio de su deuda
externa, en América Latina causa los que la historia registra como década (1980 a 1990)
perdida.
Agregó que en República Dominicana el impacto fue un déficit presupuestario y en la
cuenta corriente, devaluación del peso e inflación superior a los dos dígitos.
“Los bancos comerciales aumentaron las tasas de interés que cobraban sobre préstamos,
encubriendo los aumentos como comisiones que superaban las tasas de interés pactadas
en los contratos. También con reingeniería financiera violaban las normas de no prestar al
comercio más del 25% de su cartera. Los demás intermediarios hicieron igual, con la
desventaja de que sus préstamos estaban colocados a mediano plazo y largo plazo,
mientras que sus pasivos eran de corto plazo”, indicó.
Dijo que lo que siguió fue el origen, desarrollo y masificación de las llamadas financieras
comerciales, que realizaban operaciones de captación y colocación de recursos del público
al margen del artículo 9 de la Ley General de Bancos No. 708 del 1965, ofertando altas
tasas de interés pasivas, lo que generaba mucha preocupación entre las autoridades
monetarias por las distorsiones que la creaban.
“A la banca tradicional, para no perder espacio y clientela, no le quedó más remedio que
constituir sus propias financieras comerciales. Los bancos más grandes, que operaban un
banco de desarrollo, un banco hipotecario, una financiera y empresas emisoras de tarjetas
de crédito, constituyeron los denominados Grupos Financieros, en algunos casos emulando
los Holding Group de Estados Unidos de América, y en otros con una estructura
organizativa diferente”, enfatizó.
3- Ajuste estructural y recuperación 1991-2000.
A finales del SXIX aparece nuevamente la industria azucarera, que será el motor de la
economía dominicana en los siguientes 100 años (1880-1980). El azúcar de caña era una
actividad basada en capitales productivos (que contrastaba con la recolección y el
pastoreo de los 4 siglos anteriores) con capacidad de arrastrar al resto de la economía y de
someterla al ciclo internacional de los precios del producto. Esa dinámica durará hasta la
década de 1980, cuando la industria entró en una crisis irreversible, produciendo una de
las mayores transformaciones estructurales de cualquier país de América Latina. Esta
transformación, se orientó hacia una dinámica de exportaciones basada en servicios y
tuvo una transición de apenas 10 años, registrando un enorme costo en calidad de vida. La
nueva dinámica se consolida en la década de 1990 y tiene como eje fundamental de
competitividad el bajo salario (individual y social), que se convierte en el largo plazo en el
principal y casi único precio de ajuste a las variaciones de otros costos de la economía.
Lo curioso es que, durante estos 115 años, el modelo económico cambiará varias veces, ya
sea en los sectores que generan el excedente económico, en la forma de su apropiación, en
su destino o en la institucionalidad subyacente que lo reproduce, pero persistirá el mismo
resultado. Es decir, diferentes dinámicas de acumulación generan los mismos resultados:
perseverante pobreza, inamovilidad social, desigualdad social y territorial, así como un
significativo retraso de la calidad de vida (el valor esperado) en el país comparado con el
mundo dado la riqueza por habitante.
Entre 1900 y 1930 se consolida la industria azucarera, para ello fue necesario desmontar
el sistema de propiedad comunera, desmontar la pequeña propiedad campesina en la
llanura costera del sur, crear un marco de incentivos a esa industria y facilitar la
importación de mano de obra. En esos años se consolidó la pérdida de soberanía nacional
por el manejo inadecuado de la deuda pública externa y la coyuntura internacional que
condujo a la pérdida del control de las aduanas y luego a la intervención (dictadura
militar) del Gobierno de los EEUU. Así como se desmanteló la incipiente industria con la
reforma arancelaria de 1919. Ello ocurría en el marco de una gran desigualdad social
como establece Mutto (2014).
4-Políticas económicas y sus efectos; Crecimiento vs distribución desigual del ingreso.
La política económica busca crear condiciones necesarias para aprovechar la capacidad
productiva de los países en forma eficiente, con alta productividad, en búsqueda de
incrementar sostenidamente la producción para lograr crecimiento económico y progreso
social; esto es, elevar las condiciones de vida y redistribuir la riqueza.
Para ello se requieren recursos financieros y el trabajo humano como factor fundamental,
así como organización y uso de tecnologías. Todo opera con un entorno internacional que,
para el caso de nuestros países, ha sido adverso, pues han sido víctimas de un orden
mundial perverso e inmoral, que posibilitó la explotación y dominio económico de pocos
poderosos países capitalistas sobre una masa de países pobres, de cuyas inmensas
riquezas fueron brutalmente despojados, lo que provocó una gigantesca brecha.
Debe corresponderse con un plan; y las medidas deben buscar cubrir progresivamente
objetivos y metas; nacionales y de beneficio colectivo, de lo contrario se vuelve anárquica y
concentrada en el objetivo de maximizar a toda costa las ganancias de los grandes
propietarios privados, para lo cual intensifica las formas de explotación laboral y acentúa
el uso de los recursos del Estado en su provecho.
Ha sido el caso nuestro, todo en función de las fuerzas del mercado, dominado por
poderosas empresas, oligopolios y monopolios, que controlaron, además, el poder político.
Los grupos han sido dependientes de poderosas transnacionales y del capital financiero
internacional; así, la política económica arrojó como resultados el atraso económico,
dependencia externa integral, endeudamiento indiscriminado y leonino, depredación de la
naturaleza, pobreza masiva y mayor concentración de la riqueza.
El Estado a su servicio fue minimizado sin regulaciones ni controles; lo que fue peor, sin
moneda, pues las trincas decidieron ilegalmente liquidar el sucre y asumir el dólar como
moneda propia (dolarización), con lo que ampliaron el atraco bancario.
5.-Economia, estancamiento y crisis 2000-2004; perspectivas (crisis estructural interna).
Durante el mandato de Mejía, el segundo banco privado comercial más grande del país,
Baninter, quebró debido a la malversación de fondos de sus propietarios y ejecutivos, y la
complicidad política que hubo en el largo tiempo que duró el fraude desde el año 1995.
A pesar de la estabilidad macroeconómica que se verificó durante los dos primeros años
de su gobierno, el descubrimiento del fraude bancario, el más grande de la historia
moderna de la banca dominicana, aunado a factores sociológicos y especulativos dieron al
traste con la estabilidad de la tasa de cambio la cual se elevó en aproximadamente un
150%, aumentando de RD$18 por US$1, a cerca de RD$50 por US$1 en 2004.
Entre 2003 y 2004, debido a la magnitud de la crisis cuyo costo superaba el presupuesto de
la nación, así como la posibilidad del contagio a toda la banca, se creó un efecto dominó
que conllevó el aumento de los productos de primera necesidad, incluidos los derivados del
petróleo. Los efectos de la crisis económica mundial se agudizaron más por la quiebra de
tres entidades bancarias cuyos ahorrantes fueron protegidos por el gobierno quien
financió esta situación que como efecto colateral, trajo inflación. El salvataje bancario fue
de aproximadamente 800 mil ahorrantes por parte del gobierno. Algunos sectores
cuestionaron dicho salvataje aduciendo que no se hizo apegado a la ley monetaria la cual
establecía un tope de medio millón de pesos dominicanos por ahorrante para el salvataje
lo cual no fue observado. Esto provocó una fuerte crisis económica acompañada de salida
de capitales, inestabilidad que llevó a la quiebra muchas empresas. Algunos defensores de
Mejía aseguran que estas medidas, por igual, evitaron que la República Dominicana
afrontara la situación que vivió Argentina hacia el año 2001, tras el congelamiento de los
depósitos bancarios.
Durante su administración se sometió a la justicia a los dueños de los bancos quebrados,
siendo éstos condenados por los tribunales del país. También se sometieron al Congreso
de la República y fueron aprobadas durante su mandato leyes endureciendo la supervisión
bancaria y estableciendo la responsabilidad del salvataje bancario sobre los accionistas de
las entidades financieras cosas no contempladas en la ley hasta el momento de ocurrir los
fraudes.

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