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TEMA 3.

SEGUNDA PARTE: DERECHO A LA INFORMACIÓN, DERECHO A


LA INTIMIDAD, LA HISTORIA CLÍNICA

Diligencia previa a la obtención del consentimiento informado por parte del paciente o usuario
antes de cualquier acción u operación de tipo clínico. Es realizada por el personal sanitario o
no sanitario del centro de salud, generalmente de forma verbal, salvo en los supuestos que
establezca la ley.

Importante: no es un mero acto administrativo que pueda realizarse o no hacerse a


discrecionalidad del sanitario: es un DERECHO DEL PACIENTE, y por ello regulado por la ley y
susceptible de desplegar efectos y consecuencias jurídicas.

Frente a este derecho, el paciente tiene el DEBER (obligación) de proporcionar al sanitario la


información leal y verdadera sobre su estado físico o su salud, y el deber de colaborar en su
obtención (pruebas previas o complementarias) cuando sean necesarias con motivo de la
asistencia sanitaria o por razones de interés público.

Si el sanitario no tiene información real sobre la salud del paciente es posible que no pueda
decidir responsablemente sobre el tratamiento a seguir, o que el que proponga no sea
adecuado. En estos casos, la falta de información veraz del paciente o usuario puede exonerar
de responsabilidad al profesional.

¿Cómo debe ser la información que proporciona el sanitario y


recibe el paciente o usuario?
Es una actuación más de la práctica asistencial

El paciente tiene derecho a negarse a ser informado, lo cual no le exime de prestar el


consentimiento informado ni de recibir la información cuando sea de interés para terceros o la
colectividad. Todo ello debe quedar acreditado en la Historia clínica del paciente.

La información que proporciona el sanitario y recibe el paciente o usuario debe ser:

1. Exhaustiva o suficientemente amplia. La Ley habla de “toda la información disponible”


(salvando los supuestos establecidos por la ley: razones de interés general). La
información, lógicamente, debe estar actualizada. Cuanta más información transmitamos
mayor será el grado de implicación del usuario en su tratamiento. El paciente tiene
derecho a decidir sobre su salud (autonomía de la voluntad).

2. Adecuada y comprensible por el paciente o usuario. Debe ser adecuada a sus necesidades
y adecuada a su capacidad de entendimiento (menores y personas con discapacidad). En
estos casos, se informará a los familiares, representantes legales o personas que tengan
una relación de hecho con el paciente (pero también al paciente en términos que pueda
entender)
3. Verdadera. Cualquier información no veraz puede agravar la responsabilidad del sanitario.
La actualización permanente de conocimientos es una obligación deontológica del
sanitario: sin ella no podemos prestar adecuada y responsablemente nuestros servicios.

4. De forma oral generalmente. Comprenderá como mínimo, la naturaleza de la


intervención, la finalidad de la misma, así como sus riesgos y consecuencias.

¿Quién debe prestar la información?


En un centro hospitalario o de salud es el médico responsable del paciente el que debe velar
porque éste reciba toda la información. Pero, y esto es importante, no es el único: el resto de
profesionales que le atienden durante el proceso asistencial o le aplican una técnica o un
procedimiento concreto también serán responsables de informarle.

Esto significa que terapeutas ocupacionales, celadores, enfermeras y enfermeros, auxiliares de


enfermería, personal técnico y administrativo (cuando corresponda), etc., están obligados a
informar siempre al paciente de los cuidados que le van a dispensar, y siempre en el ámbito
de sus respectivas competencias.

Importante: a veces pensamos que la información solo debe prestarse cuando la actuación o
intervención es de gravedad o envergadura. Error: el paciente debe ser informado  siempre al
margen de la magnitud o la gravedad de la actuación.

Y pensar siempre que informar no es solo dar información. Lo que se pretende con la
obligatoriedad del derecho a la información es crear y fomentar una verdadera comunicación
con el paciente o usuario, excluyendo el antiguo modelo paternalista de las ciencias de la
salud. El paciente o usuario debe ser parte en el proceso de elección del tratamiento.

Ventaja de este derecho del profesional - tiene efectos muy positivos, se alcanza confianza con
el paciente

Infinidad de reclamaciones vienen por una información defectuosa.

¿A quién informamos? ¿Quién es el titular del derecho a la


información?
El titular del derecho a la información es el paciente o usuario. Pero la ley prevé que también
serán informadas las personas vinculadas a él, por razones familiares o de hecho, aunque
únicamente en la medida que el paciente lo permita de manera expresa o tácita.

¿Qué ocurre con las personas con discapacidad o con los


menores?
La ley obliga a que también las personas en situación de incapacidad (debemos pensar que
quiere decir también “incapacitación) deben ser informadas, y serlo de modo adecuado y
comprensible, pero informando también a su representante legal. En caso de que sea
necesario el consentimiento informado, este será prestado por el representante legal.
Informamos al interesado ya sea menor o discapacitado (es su derecho), de una forma que lo
pueda entender, y a la misma vez al representante/familiares.

Si el profesional considera que el paciente o usuario no está en condiciones de entender la


información (por su estado físico o psíquico coyuntural), debe informar a los que tengan
vínculos familiares o de hecho con el paciente)

El derecho a la información y la renuncia a ser informado no son derechos absolutos. Pueden


estar limitados (como todos los derechos en general).

La Ley prevé expresamente la limitación del derecho a la información: la existencia acreditada


de un estado de necesidad terapéutica. Se entenderá por necesidad terapéutica la facultad
del médico para actuar profesionalmente sin informar antes al paciente, cuando por razones
objetivas el conocimiento de su propia situación pueda perjudicar su salud de manera grave.

Llegado este caso, el médico dejará constancia razonada de las circunstancias en la historia
clínica y comunicará su decisión a las personas vinculadas al paciente por razones familiares o,
de hecho.

El derecho a la información del paciente se complementa con otros tres derechos de acceso a
información:

1. El derecho de información epidemiológica. Se trata de un derecho reconocido no a un


paciente concreto, sino a todos los ciudadanos. Por tanto se trata de un deber de los poderes
públicos que lo harán efectivo después de conocer la información facilitada por el personal
sanitario especializado y siempre que represente un peligro para la salud pública o para la
salud individual. La información debe difundirse con los mismos requisitos que la información
individual: ha de ser verdadera, comprensible y adecuada para los destinatarios.

2. El derecho de información sobre los servicios y unidades asistenciales del Servicio Nacional
de Salud. Los centros de salud deben informar a pacientes y usuarios de los servicios
disponibles, su calidad y los requisitos de acceso. Para ello dispondrán de Guías o Cartas de
Servicios donde conste la información pertinente y el personal que lo presta.

3. El derecho a la información para la elección de médico y centro. Tanto en la atención


primaria como en la especializada tenemos derecho, en función de la información que se nos
preste, a elegir médico o profesional sanitario y centro.
Todo lo anterior, ¿dónde lo encontramos en la Ley y cómo
viene dispuesto?

Artículo 4. Derecho a la información asistencial.


1. Los pacientes tienen derecho a conocer, con motivo de cualquier actuación en el ámbito
de su salud, toda la información disponible sobre la misma, salvando los supuestos
exceptuados por la Ley. Además, toda persona tiene derecho a que se respete su voluntad
de no ser informada. La información, que como regla general se proporcionará
verbalmente dejando constancia en la historia clínica, comprende, como mínimo, la
finalidad y la naturaleza de cada intervención, sus riesgos y sus consecuencias.
2. La información clínica forma parte de todas las actuaciones asistenciales, será verdadera,
se comunicará al paciente de forma comprensible y adecuada a sus necesidades y le
ayudará a tomar decisiones de acuerdo con su propia y libre voluntad.
3. Los profesionales que le atiendan durante el proceso asistencial o le apliquen una técnica o
un procedimiento concreto también serán responsables de informarle.

Artículo 5. Titular del derecho a la información


asistencial.
1. El titular del derecho a la información es el paciente. También serán informadas las
personas vinculadas a él, por razones familiares o de hecho, en la medida que el paciente
lo permita de manera expresa o tácita.
2. El paciente será informado, incluso en caso de incapacidad, de modo adecuado a sus
posibilidades de comprensión, cumpliendo con el deber de informar también a su
representante legal.
3. Cuando el paciente, según el criterio del médico que le asiste, carezca de capacidad para
entender la información a causa de su estado físico o psíquico, la información se pondrá en
conocimiento de las personas vinculadas a él por razones familiares o de hecho.
4. El derecho a la información sanitaria de los pacientes puede limitarse por la existencia
acreditada de un estado de necesidad terapéutica. Se entenderá por necesidad
terapéutica la facultad del médico para actuar profesionalmente sin informar antes al
paciente, cuando por razones objetivas el conocimiento de su propia situación pueda
perjudicar su salud de manera grave.

Llegado este caso, el médico dejará constancia razonada de las circunstancias en la historia
clínica y comunicará su decisión a las personas vinculadas al paciente por razones familiares o
de hecho.

Artículo 6. Derecho a la información epidemiológica.


Los ciudadanos tienen derecho a conocer los problemas sanitarios de la colectividad cuando
impliquen un riesgo para la salud pública o para su salud individual, y el derecho a que esta
información se difunda en términos verdaderos, comprensibles y adecuados para la protección
de la salud, de acuerdo con lo establecido por la Ley.
Artículo 12. Información en el Sistema Nacional de
Salud.
1. Los pacientes y los usuarios del Sistema Nacional de Salud tendrán derecho a recibir
información sobre los servicios y unidades asistenciales disponibles, su calidad y los
requisitos de acceso a ellos.

2. Los servicios de salud dispondrán en los centros y servicios sanitarios de una guía o carta
de los servicios en la que se especifiquen los derechos y obligaciones de los usuarios, las
prestaciones disponibles, las características asistenciales del centro o del servicio, y sus
dotaciones de personal, instalaciones y medios técnicos.

Se facilitará a todos los usuarios información sobre las guías de participación y sobre
sugerencias y reclamaciones.

3. Cada servicio de salud regulará los procedimientos y los sistemas para garantizar el
efectivo cumplimiento de las previsiones de este artículo.

Artículo 13. Derecho a la información para la elección


de médico y de centro.
Los usuarios y pacientes del Sistema Nacional de Salud, tanto en la atención primaria como en
la especializada, tendrán derecho a la información previa correspondiente para elegir médico,
e igualmente centro, con arreglo a los términos y condiciones que establezcan los servicios de
salud competentes.

RECAPITULEMOS:

Cualquier derecho del paciente es una obligación del personal sanitario. Por tanto deben ser
respetados y observados.

Los deberes del personal estatutario de los servicios de salud vienen señalados en la Ley
55/2003, de 16 de diciembre, del Estatuto Marco del personal estatutario de los servicios de
salud.

En relación con lo que hemos estudiado, vamos a recordar y resaltar los siguientes, como hace
el art. 19 de la citada ley:

a) Respetar la Constitución, el Estatuto de Autonomía correspondiente y el resto del


ordenamiento jurídico.

b) Ejercer la profesión o desarrollar el conjunto de las funciones que correspondan a su


nombramiento, plaza o puesto de trabajo con lealtad, eficacia y con observancia de los
principios técnicos, científicos, éticos y deontológicos que sean aplicables.
c) Mantener debidamente actualizados los conocimientos y aptitudes necesarios para el
correcto ejercicio de la profesión o para el desarrollo de las funciones que correspondan a su
nombramiento, a cuyo fin los centros sanitarios facilitarán el desarrollo de actividades de
formación continuada.

d) Cumplir con diligencia las instrucciones recibidas de sus superiores jerárquicos en relación
con las funciones propias de su nombramiento, y colaborar leal y activamente en el trabajo en
equipo.

e) Participar y colaborar eficazmente, en el nivel que corresponda en función de su categoría


profesional, en la fijación y consecución de los objetivos cuantitativos y cualitativos asignados a
la institución, centro o unidad en la que preste servicios.

f) Prestar colaboración profesional cuando así sea requerido por las autoridades como
consecuencia de la adopción de medidas especiales por razones de urgencia o necesidad.

g) Cumplir el régimen de horarios y jornada, atendiendo a la cobertura de las jornadas


complementarias que se hayan establecido para garantizar de forma permanente el
funcionamiento de las instituciones, centros y servicios.

h) Informar debidamente, de acuerdo con las normas y procedimientos aplicables en cada


caso y dentro del ámbito de sus competencias, a los usuarios y pacientes sobre su proceso
asistencial y sobre los servicios disponibles.

i) Respetar la dignidad e intimidad personal de los usuarios de los servicios de salud, su libre
disposición en las decisiones que le conciernen y el resto de los derechos que les reconocen
las disposiciones aplicables, así como a no realizar discriminación alguna por motivos de
nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra circunstancia personal o social,
incluyendo la condición en virtud de la cual los usuarios de los centros e instituciones sanitarias
accedan a los mismos.

j) Mantener la debida reserva y confidencialidad de la información y documentación relativa


a los centros sanitarios y a los usuarios obtenida, o a la que tenga acceso, en el ejercicio de sus
funciones.

k) Utilizar los medios, instrumental e instalaciones de los servicios de salud en beneficio del
paciente, con criterios de eficiencia, y evitar su uso ilegítimo en beneficio propio o de terceras
personas.

l) Cumplimentar los registros, informes y demás documentación clínica o administrativa


establecidos en la correspondiente institución, centro o servicio de salud.

m) Cumplir las normas relativas a la seguridad y salud en el trabajo, así como las disposiciones
adoptadas en el centro sanitario en relación con esta materia.

n) Cumplir el régimen sobre incompatibilidades.

ñ) Ser identificados por su nombre y categoría profesional por los usuarios del Sistema
Nacional de Salud.
Y recordemos (está en las diapositivas de la primera parte del tema) los mínimos requisitos
que debe cumplir la información:

1. Ausencia de coerción (coacción)

2. Ausencia de engaño (manipulación)

3. Tener en cuenta la capacidad, claridad y autonomía del paciente

4. Información completa de qué, cómo y para qué de los procedimientos propuestos

5. Descripción de propósitos, procedimientos, instrumentos de análisis y acciones a ser


utilizadas

6. Descripción de los beneficios

7. Descripción de los riesgos

8. Descripción de los costos

9. Uso de un lenguaje y estilo comunicativo adaptado a la realidad cultural del paciente.

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