Algunos de los gobernantes, y esto se ha visto en la historia de distintos países

latinoamericanos, prometían reformas agrarias al pueblo con el fin de buscar formas más

justas para la repartición y cultivo de las tierras, pero estas siempre fueron injustas y

muchas veces los acuerdos solo quedaban en el papel. Por otro lado, muchos de los

dirigentes dieron grandes beneficios a los terratenientes de los latifundios productivos,

dándoles poder permitiéndoles formar sus propios grupos de protección, portando armas y

usándolas en contra de todo aquel que para ellos fuese en contra de sus propios beneficios.

Estos hechos se reflejan en diversos casos en donde los campesinos e indígenas fueron

desalojados de sus tierras, amenazados y/o asesinados por estos grupos, lo que ha

desencadenado diversas luchas, la formación de guerrillas campesinas e indígenas, y

guerrillas servidoras de las grandes élites, desencadenando así más violencia e injusticias, y

por ende, más pobreza.

En conclusión, si leemos detenidamente la historia de cada uno de los países que

conforman América Latina, podremos encontrar una impresionante similitud en todos los

hechos que cada uno de estos países ha sufrido: dictaduras, despojos, genocidios,

explotación, pobreza y lun largo etc. En donde siempre se verá involucrada alguna potencia

extranjera interesada en saquear y generar riqueza para sí misma sin importar la pobreza y

la miseria que esto trae para el país en el que pretenden incidir. Una de las grandes

artimañas utilizadas para esto ha sido generar alianzas con quienes gobiernan los países, o

con otros países para buscar ayuda e invadir a aquellos que no quieren ser invadidos, como

lo que le sucedió a Paraguay en el siglo XIX en la Guerra de Tiple Alianza. Por otro lado, y

sobre todo después de la segunda mitad del siglo XX, la idea de que el comunismo era lo

peor que le podría pasar a una nación, muchos países, sobre todo capitalistas y gobernados
por la derecha, comenzaron a utilizar el discurso del fantasma comunista, es decir, el

discurso que se vendía con el fin de justificar sus invasiones o sus guerras, era el de estar

protegiendo o salvando a un país de caer en las terroríficas garras del comunismo, discurso

que hasta hoy día, muchos gobiernos siguen utilizando.