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T-901-02 - Constitución en Mora
T-901-02 - Constitución en Mora
Sentencia T-901/02
Magistrado Ponente:
Dr. MARCO GERARDO MONROY
CABRA
SENTENCIA
I. HECHOS
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A. Primera Instancia
Además, no se falló sobre lo pedido por el recurrente, puesto que éste sólo
había solicitado que se revisara la cuantificación del lucro cesante. Por tanto,
existió incongruencia en la providencia.
Por tal motivo, dejó sin efecto la decisión cuestionada para que la Sala
cuantificara el lucro cesante de acuerdo a lo pretendido por el incidentante y
alegado por el recurrente.
Impugnación
Añadieron que el hecho de que el a quo considere que con la prueba del
embargo de dinero se prueba también el perjuicio reclamado corresponde a
una diferencia de criterio con el expuesto en el fallo, mas no a una vía de
hecho.
B. Segunda instancia.
Añadió que el debido proceso del accionante había sido respetado en virtud de
que tuvo las oportunidades de defensa que prevé la ley e hizo uso de éstas.
III. PRUEBAS
1. Copia del Auto del Juzgado 34 Civil del Circuito de Bogotá del 17 de
noviembre de 1998 en el cual se decreta el embargo de los dineros
depositados en las cuentas bancarias de Liberty Seguros S.A. (antes
Latinoamericana de Seguros S.A.) del City Bank, Banco de Occidente,
Banco Unión Colombiano, y Banco de Bogotá, y dos enseres propiedad
de la Sociedad demandada que estaban en posesión de Latinoamericana
de Seguros S.A., dentro del proceso ejecutivo singular de Manufacturas
Shakar Ltda. contra Latinoamericana de Seguros S.A.
2. Copia del informe de embargo del 4 de diciembre de 1998 enviado por
el Banco de Bogotá al Juzgado 34 Civil del Circuito de Bogotá en el
cual se da fe de que se ha puesto a disposición de este último la suma de
ciento ocho millones novecientos sesenta y nueve mil setecientos cuatro
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En la parte final del escrito se relacionan los montos exactos a pagar por
daño emergente y lucro cesante, teniendo en cuenta, para el lucro
cesante, las sumas embargadas y la tasa de interés vigente al momento
del embargo, y el momento del desembolso de los honorarios de
abogados.
13.Copia del Auto del 13 de octubre de 2000, del Juzgado 34 Civil del
Circuito de Bogotá que decide el incidente de determinación de
perjuicios. En primer lugar, el Auto descarta la posibilidad de condena
en perjuicios por el pago de honorarios de abogado puesto que esto se
ve cubierto con el pago de las costas a que fue condenada la entidad
ejecutante. Posteriormente, señala que no se condenará en perjuicios por
el embargo de un bien inmueble de Liberty S.A., puesto que no estaba
probada la afectación con la medida, pero sí por las medidas cautelares
impuestas sobre sumas de dinero. Para tal fin tuvo en cuenta los
intereses comerciales corrientes sobre las sumas embargadas, liquidados
mes a mes teniendo en cuenta las tasas de intereses corrientes fijadas
por la Superintendencia Bancaria. Según lo determinado por el Juzgado,
la totalidad de perjuicios causados asciende a sesenta millones
seiscientos cuarenta y cuatro mil setecientos setenta y siete pesos con
treinta y seis centavos ($60.644.773, 86) discriminados de la siguiente
manera: “por los $108´969.704,74 se debe un total de $51´264.621, 40
puesto que se han liquidado por el período comprendido desde el 18 de
diciembre de 1999 al 10 de marzo de 2000.
Por los $41´019.036,67 se debe un total de $8´587.004,33 liquidados
desde el 5 de marzo de 1999 hasta el 10 de marzo de 2000.
Por los $5´769.027,00 se debe un total de $793´148,13 liquidados desde
el 3 de agosto de 1999 hasta el 10 de marzo de 2000.”
Primero, afirmó que no existía prueba alguna de los perjuicios razón por
la cual no se deberían reconocer “según nuestra normatividad vigente y
Doctrina Nacional que determina que todo perjuicio debe ser
especificado, demostrado y cuantificado, por lo cual [rogó] revocar
dicha providencia.”
respecto de las obligaciones de dinero (Arts. 1617 del C.C., 883 y 884
del C.C.) La segunda tiene lugar cuando le corresponde al juzgador
concretarlos con respaldo en los medios de convicción, bien porque la
ley no los determina, ya porque no se acuerdan en la convención (Art.
1613 del C.C.). La tercera y última hipótesis se configura cuando las
mismas partes contratantes los fijan en el negocio jurídico (Arts. 1692 y
ss. Del C.C.)”
A. Competencia.
B. Fundamentos
1. Procedencia de la tutela
En esa medida cabe afirmar que al ser los dos caminos procesales excluyentes
es decir que al hacer uso de la vía preceptiva, independientemente del éxito o
fracaso de las pretensiones dentro del incidente, se torna imposible hacer uso
de la vía ordinaria, cabe afirmar que quien no tiene éxito en el incidente dentro
del proceso ejecutivo y considera que en el mismo hubo una vía de hecho
puede acudir directamente a la tutela como último remedio para lograr la
protección al debido proceso del incidente de tasación de perjuicios.
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Sentencia de Casación, diciembre 2 de 1993, Expediente 4159, M.P. Pedro Lafont Pianetta
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En esta ocasión la Corte Suprema de Justicia casó una sentencia en la cual el Tribunal Superior de
Bucaramanga, en proceso ordinario de responsabilidad civil extracontractual, había negado la condena en
perjuicios contra el demandante dentro de un proceso ejecutivo en el cual se habían impuesto medidas
cautelares y posteriormente habían prosperado las excepciones del ejecutado. Alegaba el Tribunal que no le
era posible condenar en perjuicios por la indebida imposición de medidas cautelares puesto que el ejecutado
no había hecho uso de la posibilidad contemplada en el artículo 307 del Código de Procedimiento Civil
referente a la condena en perjuicios a través de incidente dentro del mismo proceso ejecutivo. Consideró la
Corte Suprema que en ningún momento el no uso de tal mecanismo dentro del proceso ejecutivo impedía la
interposición de la demanda ordinaria por responsabilidad civil extracontractual derivada del ejercicio abusivo
del derecho a litigar.
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Problema jurídico
Esta Corte ha sido enfática en reiterar como sólo de manera excepcional llega
a proceder la tutela frente a providencias judiciales. Tal afirmación conlleva
un exigente estudio del caso por parte del juez de tutela para llegar a concluir
la procedencia o no de la tutela por vía de hecho. Ha dicho esta Corporación
al respecto:
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Ver auto A026A/98, M.P. Vladimiro Naranjo Mesa (En esta ocasión el solicitante de la nulidad alegaba que
la sentencia T-008/99 carecía de validez en cuanto después de haber reconocido de manera expresa que una
prueba era contraria a derecho se le había dado validez a unas pruebas derivadas de la misma, lo que
contrariaba el debido proceso. La Corte determinó que la valoración probatoria hecha por la Sala de Revisión
se había enmarcado en las reglas de la sana crítica y no había incurrido en vía de hecho motivo por el cual no
se concedió la nulidad)
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Ver sentencia SU-477/97, M.P. Jorge Arando Mejía (En esta ocasión en un proceso de nulidad y
restablecimiento del derecho contra un acto administrativo que negaba la devolución de un dinero pagado a la
administración del Atlántico no siendo éste debido por no haber prueba suficiente de que los dineros hubieran
sido depositados en cuentas de la administración del departamento a pesar de constar en el expediente una
serie de recibos bancarios que servían de medio probatorio para comprobar tal afirmación. La Corte concedió
la tutela y ordenó que el proceso se volviera a surtir estudiando las pruebas y dándoseles el valor que el juez
determinara) en el mismo sentido T-488/99, M.P. Martha Victoria Sáchica (En esta ocasión se encontró la
existencia de una vía de hecho en un proceso de filiación en el cual, a pesar de haberse decretado, no se había
practicado el experticio científico necesario para determinar la paternidad de quien alegaba ser padre del
menor); también T-329/96, M.P. José Gregorio Hernández, y T-452/98, M.P. Hernando Herrera Vergara.
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(...)
Sin embargo, reitera la Corte que mientras lucro cesante especial debe
aparecer plenamente acreditado, por el contrario, tratándose de
obligaciones dinerarias, originarias o derivadas por la ordinaria
actividad mercantil como la antes mencionada, dicho lucro se presume
porque "el acreedor no tiene necesidad de justificar perjuicios cuando
solo cobra intereses; basta el hecho del retardo" (Art. 1617, regla 2a.,
C.C.).
(...)
Ahora bien, como quiera que, de una parte, no aparece en el
expediente prueba que acredite la existencia de un lucro cesante
especial que demuestre lo dejado de percibir por la no explotación de
la maquinaria inmovilizada por las medidas cautelares, sino
únicamente aquella que, según la documentación y el experticio
mencionado revelan la existencia de la inmovilización de un capital, el
correspondiente al valor de la citada maquinaria, la Sala no puede
llegar sino a la conclusión de que lo pedido en la demanda fue el lucro
cesante por la “inmovilización y no explotación económica” de un
capital representado en 25 tractores, cuya falta de explotación real no
fue precisada; y respecto de ella, lo único que la Sala encuentra
probado, como lucro cesante, es aquello dejado de percibir por dicho
capital, representado en el valor de la mencionada maquinaria, esto
es, la renta que esta última suma habría de producir y que no se
percibió, ya que, por encontrarse inmovilizado, no pudo obtenerse el
precio de la venta a la cual estaba destinado." (Sentencia 081 de agosto
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En esta ocasión, profiriendo una sentencia sustitutiva del fallo de un proceso ordinario en el cual se cobraba
perjuicios por los embargos injustificados realizados durante un proceso ejecutivo el cual había sido casada la
sentencia que negaba los perjuicios, la Corte Suprema de Justicia después de calcular el valor de 25 tractores
secuestrados, condenó al pago de intereses legales sobre este valor durante 1381 días; tiempo durante el cual los
bienes habían permanecido con la cautela interpuesta. La obligación de indemnizar había nacido de las medidas
cautelares dentro de un proceso ejecutivo que tuvieron que ser levantadas por haber prosperado las excepciones
dentro del proceso ejecutivo iniciado contra la compañía dueña de los bienes.
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El tratadista Ospina Fernández afirma que: “idiomáticamente las expresiones mora y retardo son sinónimas;
pero jurídicamente, la noción de la primera es más compleja que la segunda, porque aquella estructura una
institución que apareja consecuencias diferentes y más importantes que las del simple retardo. En principio, el
deudor tiene que cumplir su obligación cuando esta se hace exigible: si es pura y simple, desde su nacimiento;
si es a plazo, al vencimiento de este; y si es condicional, al cumplirse la condición. Ahora bien, si el deudor no
realiza la prestación debida en la respectiva oportunidad, incurre en retardo y da lugar a la acción ejecutiva del
acreedor, siempre que este se encuentre provisto de un título que reúna las condiciones de fondo y de forma
requeridas por las normas procesales (C.de P. C., art. 488). A falta de dicho título, el acreedor tiene que
obtener, por la vía del juicio ordinario, el decreto o sentencia de cumplimiento contra el deudor. Pero el
simple hecho del retardo en el pago no basta para que el deudor quede constituido en mora. Es además
necesario, y en principio, que el acreedor requiera o reconvenga al deudor para que cumpla la obligación.” (el
subrayado es nuestro) (Ospina Fernández, ob cit. p. 101)
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Así la cosas, cabe afirmar que el artículo 1617 es fácil y claramente aplicable
a la mora en el pago de obligaciones dinerarias derivadas de un contrato mas
no así en el caso de la mora en el pago de obligaciones dinerarias provenientes
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Por tanto, el hecho de que el Tribunal considere que era necesario que se
probaran los perjuicios causados por el embargo de las cuentas bancarias no es
una decisión arbitraria. Téngase en cuenta además que, además, el Tribunal
tiene correcto soporte normativo en los artículos 174 y 177 del Código de
Procedimiento Civil.
Obsérvese como las tablas de intereses son el instrumento idóneo para probar
el monto del perjuicio siempre y cuando el Juez encuentre probada la
existencia de éste. De no ser así, es correcta la apreciación de tales
documentos como prueba no idónea dentro del incidente cuestionado.
V. DECISIÓN
RESUELVE
SEGUNDO: Para los efectos del artículo 36 del decreto 2591 de 1991, el
juzgado de origen hará las notificaciones y tomará las medidas conducentes
para el cumplimiento de esta sentencia.