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ACTIVIDAD PRÁCTICA

Conteste en esta hoja de respuesta a los ejercicios que se plantean. Cuando finalice, envíe
este mismo archivo a su tutor o tutora.

TÍTULO: Educación social y drogodependencia.

OBJETIVO: Aplicar los conocimientos adquiridos sobre la educación social y su


relación con la drogodependencia.

DURACIÓN: 1 hora y media.

DESARROLLO DE LA ACTIVIDAD:

1. Drogodependencia es el hábito de consumir drogas, del que no se puede


prescindir o resulta muy difícil hacerlo por razones de dependencia psicológica o
incluso fisiológica.

El presente caso práctico tiene por objeto, practicar los conocimientos obtenidos en
el contenido teórico acerca de la educación social y su relación con la
drogodependencia.

El alumnado deberá:

Clasificar las diferentes sustancias en relación a los contenidos teóricos


estudiados:

Son numerosas las clasificaciones que se han realizado de las sustancias


psicoactivas, ya que son diversas las perspectivas desde las que se evalúan.

 Por su origen (naturales y sintéticas)


 Por su estructura química
 Por su acción farmacológica
 Por las manifestaciones que su administración produce en la conducta
humana. (manifestaciones clínicas)
 Por su consideración sociológica
 Por su peligrosidad para la salud

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En cuanto a este último criterio (peligrosidad) se tienen en cuenta al menos tres
factores principales:

 el daño físico causado al individuo por la droga


 la capacidad de la droga de causar dependencia y
 los efectos del uso de la droga en las familias, las comunidades y la sociedad

Dejando a un lado el resto de perspectivas, quizá lo más práctico sea seguir el


criterio de la clasificación por el que opta la OMS, que ha agrupado las drogas
según sus efectos sobre el sistema nervioso central.

De acuerdo con este criterio, las drogas pueden ser: Depresoras, Estimulantes y
Alucinógenas/ Psicodélicas.

Depresoras
Son aquellas que disminuyen o retardan el funcionamiento del sistema nervioso
central. Producen alteración de la concentración y en ocasiones del juicio;
disminuyen la apreciación de los estímulos externos y provocan relajación,
sensación de bienestar, sedación, apatía y disminución de la tensión. Son
consideradas drogas depresoras el alcohol, los barbitúricos, los tranquilizantes y el
opio y sus derivados (morfina, codeína, heroína, metadona).

Estimulantes
Son drogas que aceleran la actividad del sistema nervioso central provocando
euforia, desinhibición, menor control emocional, irritabilidad, agresividad, menor
fatiga, disminución del sueño, excitación motora, inquietud. Dentro de este grupo
se incluyen la cocaína, los estimulantes de tipo anfetamínico y la mayor parte de las
sustancias de síntesis y de las nuevas sustancias psicoactivas.

Alucinógenos / Psicodélicos
Se caracterizan por su capacidad de producir distorsiones en las sensaciones y
alterar marcadamente el estado de ánimo y los procesos de pensamiento. Incluyen
sustancias de una amplia variedad de fuentes naturales y sintéticas, y son
estructuralmente diferentes.

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Otras sustancias psicoactivas

Cannabis
En la clasificación inicial de la OMS, por el potencial de su principio activo THC, esta
sustancia se incluía en el apartado “alucinógenos”, pero en la actualidad se la
considera separada de éstos. Los efectos que produce en cantidades de bajas a
moderadas suelen ser aumento del apetito, euforia y/o sensación de relajación y,
entre otros, dificultad para concentrarse y retener información, lo que puede alterar
los procesos de aprendizaje

Inhalantes
Casi todos los inhalantes producen efectos anestésicos y el retardo de las funciones
corporales. Su uso prolongado produce daños permanentes al sistema nervioso con
la consiguiente reducción de las capacidades físicas y mentales.

2.-El presente caso práctico tiene por objeto, practicar los conocimientos obtenidos
en el contenido teórico acerca la educación social y su relación con la
drogodependencia.
El alumnado deberá:

Explicar la imagen social de las drogodependencias:

La imagen histórica del consumo de drogas en España está fuertemente


influenciada por el consumo de heroína que se produjo a finales de los años 70 y
principios de los años 80, sin que existiesen muchos conocimientos previos del
concepto de droga, incluso ignorando los efectos producidos por el consumo de
otras sustancias de este tipo mucho más implantadas en los hábitos de vida, como
pueden ser el alcohol o el tabaco. La imagen social que la población tiene sobre las
drogas y las personas que las consumen desempeña un papel fundamental en las
relaciones que este colectivo mantiene con el resto de la sociedad y, por ende,
también con los propios profesionales dedicados a su tratamiento y reinserción. De
esta forma, es necesario conocer y detectar los fenómenos de estigmatización que
favorecen la exclusión social hacia las personas drogodependientes para poder
trabajar para eliminarlos.

En tal sentido, es importante abordar la imagen social existente acerca de las


personas que consumen drogas, a través del análisis de conceptos tales como los
estereotipos, los prejuicios y el estigma que sufren los consumidores y cómo estos
fenómenos influyen en la exclusión social del colectivo. La droga no existe, sino que

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debido a unos efectos físicos, químicos y sociales producen diferentes peligros para
la salud.

 Para que la dependencia aparezca han de darse una serie de circunstancias


psicosociales.
 El tabaco y el alcohol también son drogas, aunque la mayoría de la sociedad
no las considera como tal.
 Las personas que consumen drogas no responden a un estereotipo concreto.
 Cualquier situación de abuso puede superarse con el apoyo del personal y
profesional adecuado.

3. El presente caso práctico tiene por objeto, practicar los conocimientos obtenidos
en el contenido teórico acerca de la educación social y su relación con la
drogodependencia.
El alumnado deberá:

Determinar los factores de riesgo y factores de protección de la


drogodependencia:

Las investigaciones realizadas durante las últimas dos décadas han tratado de
determinar cómo comienza y cómo progresa el abuso de las drogas. Hay muchos
factores que pueden aumentar el riesgo de una persona para el abuso de drogas.
Los factores de riesgo pueden aumentar las posibilidades de que una persona abuse
de las drogas mientras que los factores de protección pueden disminuir este riesgo.
Es importante notar, sin embargo, que la mayoría de las personas que tienen un
riesgo para el abuso de las drogas no comienzan a usarlas ni se hacen adictos.
Además, lo que constituye un factor de riesgo para una persona, puede no serlo
para otra.

Los factores de riesgo y de protección pueden afectar a los niños durante diferentes
etapas de sus vidas. En cada etapa, ocurren riesgos que se pueden cambiar a
través de una intervención preventiva. Se pueden cambiar o prevenir los riesgos de
los años preescolares, tales como una conducta agresiva, con intervenciones
familiares, escolares, y comunitarias dirigidas a ayudar a que los niños desarrollen
conductas positivas apropiadas. Si no son tratados, los comportamientos negativos
pueden llevar a riesgos adicionales, tales como el fracaso académico y dificultades
sociales, que aumentan el riesgo de los niños para el abuso de drogas en el futuro.

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Los factores de riesgo pueden influenciar el abuso de drogas de varias maneras.
Mientras más son los riesgos a los que está expuesto un niño, mayor es la
probabilidad de que el niño abuse de las drogas. Algunos de los factores de riesgo
pueden ser más poderosos que otros durante ciertas etapas del desarrollo, como la
presión de los compañeros durante los años de la adolescencia; al igual que
algunos factores de protección, como un fuerte vínculo entre padres e hijos, pueden
tener un impacto mayor en reducir los riesgos durante los primeros años de la
niñez. Una meta importante de la prevención es cambiar el balance entre los
factores de riesgo y los de protección de manera que los factores de protección
excedan a los de riesgo.

Algunas de las señales de riesgo se pueden ver tan temprano como en la infancia o
en la niñez temprana, tal como la conducta agresiva, la falta de auto-control, o un
temperamento difícil. Cuando el niño crece, las interacciones con la familia, la
escuela y en la comunidad pueden afectar su riesgo para el abuso de drogas en el
futuro.

Las primeras interacciones de los niños ocurren en la familia. A veces la situación


familiar aumenta el riesgo del niño para el abuso de drogas en el futuro, por
ejemplo, cuando existe:

 la falta de cariño y respaldo por parte de los padres o de los cuidadores;


 una crianza ineficiente; y
 un cuidador que abusa de las drogas.

Pero las familias pueden proveer protección contra un futuro abuso de drogas
cuando hay:

 un vínculo fuerte entre los hijos y los padres;


 participación de los padres en la vida del niño; y
 límites claros y una disciplina aplicada consistentemente.

Las interacciones fuera de la familia pueden involucrar riesgos tanto para los niños
como para los adolescentes, tales como:

 un comportamiento negativo en la escuela o una conducta social deficiente;


 el fracaso académico; y
 la asociación con compañeros que abusan de las drogas.

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Otros factores –como la disponibilidad de las drogas, los patrones del narcotráfico,
y las creencias que el abuso de drogas se tolera en general– son riesgos que
pueden influenciar a la gente joven a que comiencen a abusar de las drogas.

4. El presente caso práctico tiene por objeto, practicar los conocimientos obtenidos
en el contenido teórico acerca de la educación social y su relación con la
drogodependencia.
El alumnado deberá:

Describir brevemente el proceso de prevención y tratamiento de las


drogodependencias:

Con el paso del tiempo se han producido grandes y profundos cambios no sólo en
los escenarios del consumo de drogas, sino también en el perfil de los
consumidores y en la percepción social del fenómeno, y hoy nos encontramos ante
una realidad muy distinta a la de hace unos 25 años de las drogodependencias,
pero que continúa exigiendo de todos nosotros esfuerzos para afrontarla.

La OMS en relación a las drogodependencias, recomienda garantizar una actuación


integral en esta materia de modo normalizado, como una enfermedad más, y la
drogadicción lo es, por lo que no tiene sentido aplicar medidas coercitivas ni en la
prevención ni en el tratamiento de la misma.

El proceso terapéutico en drogodependencia está compuesto por tres fases:


prevención, intervención y rehabilitación.

PREVENCIÓN. Conjunto de estrategias a desarrollar para reducir el consumo de


drogas, encaminadas a la promoción de la salud, minimizando los factores de
riesgos que mantienen o inducen a un consumo indebido de drogas, y procurando
la reducción, tanto de la oferta como de la demanda de drogas.

INTERVENCIÓN. Detección, intervención precoz y en su caso, derivación a


recursos especializados, de la red pública y/o privada de aquellas situaciones
problemáticas relacionadas con los usos inadecuados de drogas. Favorecer el
tratamiento de los problemas de drogodependencias, apoyando a quienes decidan
seguir un programa de rehabilitación.

REHABILITACIÓN Es el tercer nivel de medidas articuladas que deben contemplar


los programas/planes de intervención en drogodependencias, y consta de 3 fases:
a) Desintoxicación: Consiste en la desaparición del organismo de todo vestigio de

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la sustancia consumida una vez interrumpido el consumo de la misma, volviendo el
organismo a su estado normal y autorregulado de funcionamiento.

b) Deshabituación: Consiste en un proceso por el cual la persona consigue


controlar o eliminar el deseo vehemente de consumir la sustancia y regular y/o
modificar las causas que le incitan al consumo o que mantienen el mismo.

c) Reinserción: Es la integración del exdrogodependiente en la sociedad de forma


similar a cualquier otro individuo. Si bien la deshabituación y la reinserción tienen
diferente significado suelen superponerse en la práctica.

Los programas/planes de prevención encaminados a mejorar la situación de los


sujetos en relación con el consumo de sustancias deben promover cambios de estilo
de vida, e incluso de cultura de la salud dentro de su ámbito social y familiar. Para
ello es importante conocer las actitudes y conductas de los afectados hacia los
consumos, antes de definir los objetivos de carácter preventivo y asistencial.

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