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EINSTEIN Y LA MOLECULA DE AZÚCAR

Einstein presento tesis doctoral en Zúrich, 1905. El titulo fue: “Una nueva determinación de
las dimensiones moleculares” donde mostraba una metodología para determinar el tamaño
de las moléculas a partir de la viscosidad de líquidos con sustancias disueltas. Dicho
método de manera ingeniosa demostraba por primera vez en la historia como determinar el
tamaño de las moléculas en el agua.

¿Cómo surgió la idea? Einstein estaba bebiendo en una cafetería una taza de café con
Michelle Besso; revolviendo el café con el azúcar le pregunto a Besso:

-- Crees que sería un buen tema de investigación para el Doctorado la determinación del
diámetro de la molécula del azúcar?

Einstein relacionó ingeniosamente varias propiedades físicas que se pueden medir por
experimentos en una disolución. Esta son la viscosidad de un líquido con y sin la sustancia
disuelta o soluto, la temperatura; el coeficiente de difusión del soluto: Lo rápido que éste
se disuelve); algunas constantes físicas conocidas, como la constante de los gases (R) y el
Número de Avogadro (N) (Que todavía no se había determinado con exactitud); y
finalmente la propiedad desconocida e inaccesible experimentalmente: El radio de las
moléculas del soluto (P).

Einstein realizó algunas simplificaciones. Empezó cuestionando cómo influye en el


movimiento de un líquido una esfera suspendida en él, con el fin de obtener una fórmula
que proporcionara el calor disipado por la esfera en función de su volumen y de la
viscosidad del líquido. Para ello consideró que las moléculas de azúcar disueltas se podían
simplificar como grandes esferas entre infinidad de diminutas moléculas de agua. Éstas
últimas tan diminutas que se podía considerar el agua como un fluido y las moléculas de
azúcar como esferas inmersas en él.

A continuación determinó cómo variaba el valor de la viscosidad de un líquido plagado de


diminutas esferas suspendidas en función del volumen total de las esferas. Cuanto mayor
era el volumen ocupado por las esferas, mayor era la viscosidad del líquido.

Combinando estas dos fórmulas obtuvo el volumen total de una sustancia disuelta según las
diferentes viscosidades medidas experimentalmente. El resultado era mayor que el del
volumen de la sustancia antes de ser introducida en el líquido, por lo que Einstein dedujo
que cada molécula de soluto actúa como si tuviese un volumen tres veces mayor que su
volumen real, a causa de que liga a las moléculas del líquido a su alrededor. De esa manera
por primera vez se demostró que las moléculas de solvente están ligadas a las moléculas de
soluto, algo aún desconocido en la teoría de las disoluciones.
A Einstein ya sólo le faltaba una ecuación para poder combinarlas y calcular así el tamaño
de las moléculas: La ecuación que relaciona la velocidad a la que se disuelve la sustancia,
es decir, el coeficiente de difusión, con la viscosidad del líquido y el radio de las moléculas.

Con estas ecuaciones ya tenía todos los elementos para el cálculo del radio. De hecho, lo
que obtuvo fue un sistema de dos ecuaciones cuyas incógnitas eran tanto el radio de las
moléculas como el Número de Avogadro (N), que no es más que el número de moléculas
que hay en 18 gramos de agua, o en 342 gramos de azúcar. Se trata del número de
moléculas que hay en la cantidad de sustancia determinada por su peso molecular
expresado en gramos (que para el agua es 18 y para el azúcar 342). Ese número mágico es
enorme, y hoy sabemos que su valor es de 602.214.150.000.000.000.000.000 moléculas, o
6,023xE23).

Una vez obtenida la fórmula, Einstein substituyó las incógnitas por los valores
experimentales para el caso de una disolución acuosa de azúcar, a 20 ºC, y calculó el
Número de Avogadro y el radio de las moléculas. Su resultado: en 342 gramos de azúcar
hay 2,1x1023 moléculas de azúcar que, consideradas como pequeñas esferas, tienen un radio
de 0,000000099 centímetros.

Claro que, si las moléculas de azúcar no son realmente esféricas, ¿qué sentido tiene calcular
su radio? La importancia está en que esa cifra daba un orden de magnitud, es decir, un valor
aproximado de referencia para el tamaño de unas partículas que, en ese momento, ni
siquiera estaba del todo claro que existiesen. La comprobación experimental de la
naturaleza atómica y molecular de la materia, que hoy damos por supuesta, era una de las
cuestiones abiertas de la física de 1905.

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