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DEFINICIÓN
Se define como hemorragia uterina anormal a todo sangrado fuera del rango de
anormalidad presentándose con cambios en la regularidad del ciclo, incremento
en la duración y/o cantidad del sangrado y que afecte la cantidad de vida de la
mujer.
Se considera como menstruación normal, aquella que ocurre cada 24 a 38
días, que dura entre 3 a 8 días, con una pérdida sanguínea de 20 a 80 ml.
ETIOLOGÍA
Existen múltiples causas de la HUA. El abordaje recomendado por la FIGO se
basa en categorizarlas en etiologías estructurales (orgánicas) y no
estructurales (sistémicas), además de separarlas por grupo etáreo y estado
reproductivo.
CLASIFICACIÓN
La clasificación de la HUA según la FIGO es conocida como PALM-COEIN,
considerando nueve categorías según el acrónimo: Pólipo, Adenomiosis,
Leiomioma, Malignidad, Coagulopatías, Disfunción Ovulatoria, causa
Endometrial, Iatrogénicas y No clasificadas; en dicha clasificación la sección
PALM involucra a la etiología orgánica y la sección COEIN la etiología
sistémica.
POLIPOS ENDOMETRIALES
GENERALIDADES
Estas proyecciones intrauterinas blandas y carnosas constan de glándulas
endometriales y estroma fibroso cubierto de epitelio. Los pólipos son comunes
y su prevalencia varía de 10 a 30% en las mujeres con hemorragia anormal
Los pólipos íntegros pueden ser únicos o múltiples, miden de varios milímetros
a varios centímetros y pueden ser sésiles o pediculados con un pedículo largo
y delgado
Los tres factores de riesgo principales vinculados al desarrollo de los pólipos
endometriales son la hipertensión, obesidad y el uso de tamoxifeno.
La mayor parte de los resultados de los estudios no apoya ninguna relación
entre el tratamiento de sustitución hormonal y la formación de pólipos. Más de
70% de las mujeres con pólipos endometriales manifiesta menorragia o
metrorragia. Se cree que la congestión del estroma dentro del pólipo genera
estasis venosa con necrosis apical y hemorragia
DIAGNOSTICO
La ecografía transvaginal, la SIS y la histeroscopia se han convertido en las
principales herramientas para el diagnóstico y estudio de los pólipos
endometriales. La biopsia endometrial permite identificarlos, pero su
sensibilidad para la detección de lesiones focales es menor que la de los
estudios de imagen antes mencionados
En las mujeres premenopáusicas con hemorragia anormal, la ecografía
transvaginal se debe realizar antes del día 10 del ciclo para reducir el riesgo de
obtener resultados positivos falsos. Con la ecografía transvaginal, el pólipo
endometrial aparece como engrosamiento endometrial inespecífico o como una
tumoración redonda o alargada dentro de la cavidad endometrial.
En algunos pólipos se observan espacios quísticos no ecógenos que
corresponden a las glándulas endometriales dilatadas.
La ecografía transvaginal se acentúa con el Doppler a color. La visualización de
un solo vaso nutricio es típico de los pólipos endometriales como se muestra en
la. Por desgracia, los estudios de impedancia utilizando Doppler de color no
han permitido definir con precisión el potencial maligno de estas lesiones. Por
lo tanto, aún es necesaria la ablación y el estudio histopatológico de estas
lesiones cuando existen factores de riesgo
Tanto la ecografía con solución salina (SIS) como la histeroscopia son muy
precisas para obtener imágenes de los pólipos endometriales
TRATAMIENTO
Una vez que se ha identificado un pólipo, el tratamiento de elección suele ser la
histeroscopia quirúrgica. La histeroscopia y la polipectomía se recomiendan en
las mujeres sintomáticas o en aquellas con factores de riesgo para sufrir una
transformación maligna.
Por el contrario, las mujeres premenopáusicas asintomáticas con pólipos
menores de 1.5 cm, se pueden mantener bajo observación. En ellas, el riesgo
de transformación maligna es muy reducido y el índice de resolución
espontánea es elevado
ADENOMIOSIS
La adenomiosis es un trastorno ginecológico frecuente que se caracteriza por
la existencia de glándulas y estroma endometriales en el espesor del
miometrio, junto con la hiperplasia y la hipertrofia de fibras musculares lisas de
este último.
Dada esta presencia de endometrio en el interior del miometrio, algunos
autores también denominan a esta entidad endometriosis interna, y reservan el
término endometriosis externa para el cuadro comúnmente llamado
endometriosis.
Adenomioma es el nombre dado a un área de adenomiosis encapsulada por
tejido endometrial, que debe ser diferenciado de un mioma (tumor fibroide).
Es dependiente del estrógeno y, entre los factores predisponentes, se hallan la
multiparidad y el antecedente de cirugías previas uterinas (cesáreas,
legrados,histeroscopias).
Se describen 2 formas de adenomiosis: una focal,localizada (adenomiosis de
Cullen), que se presenta como pequeños focos, nódulos endometriales en el
espesor del miometrio, alguno de los cuales puede ser de mayor tamaño, mal
delimitado y sin cápsula, lo que puede orientar en el diagnóstico
La adenomiosis es una enfermedad uterina relativamente frecuente descubierta
fundamentalmente en multíparas entre los 40 y los 50 años de edad; es un
frecuente hallazgo anatomopatológico en úteros extirpados por diferentes
enfermedades. Su diagnóstico clínico es difícil, porque los signos y los
síntomas son inespecíficos y con frecuencia coexisten con otras enfermedades
pelvianas. Cerca de dos tercios de las mujeres son sintomáticas, y el síntoma
más frecuente es la dismenorrea secundaria con un aumento progresivo de la
intensidad, en tanto que la menorragia y el dolor pelviano son menos
constantes. Cuando la adenomiosis es el único trastorno pelviano, los síntomas
más comunes son la menorragia (40-50%), la dismenorrea (15-30%) y la
metrorragia (10-12%). Además, es frecuente que la paciente refiera múltiples
intentos terapéuticos previos.
Todavía no se ha determinado claramente el mecanismo por el cual la
adenomiosis induce un aumento del sangrado menstrual. Se han propuesto
varias hipótesis. Si bien el sangrado directo de los focos de adenomiosis
parece improbable, la menorragia podría originarse en el aumento de la
superficie endometrial resultante, a su vez, del agrandamiento global uterino.
La función contráctil endometrial podría estar comprometida, en parte, por las
interdigitaciones de los focos de adenomiosis y por la hiperplasia muscular
reactiva que distorsiona la arquitectura uterina.
Un 80% de los casos de adenomiosis están asociados con miomas uterinos, y
el aumento de volumen uterino es un signo común con esta entidad. También
en mujeres con adenocarcinoma endometrial, la adenomiosis es relativamente
frecuente.
MÉTODOS DIAGNÓSTICOS
El diagnóstico definitivo se lleva a cabo en el estudio histológico de las piezas
de histerectomía aunque se está realizando una tentativa seria de diagnóstico
preoperatorio mediante las biopsias miometriales y el diagnóstico por la imagen
(ecografía trans-vaginal y resonancia magnética). A pesar de que la
adenomiosis se presenta en el 5-70% de las pacientes y que se asocia hasta
en un 80% de los casos con miomas, los informes de ultrasonografía
raramenteinforman de adenomiosis. En este sentido, el rol de las imágenes en
la evaluación de estas pacientes permitirá establecer una aproximación
diagnóstica, determinar la profundidad y la extensión de la penetración del
miometrio y monitorizar la evolución de laspacientes que reciban terapia
conservadora.
1. La ecografía transvaginal (ETV) no solamente permite identificar claramente
el endometrio, sinotambién el miometrio, y puede diagnosticar con gran
precisión la enfermedad uterina benigna.
En la adenomiosis, algunos autores8 consideran la ETV una modalidad
diagnóstica razonablemente eficaz en su diagnóstico, con una sensibilidad del
80% y una especificidad del 74% en la adenomiosis difusa, y del 87 y el 98%,
respectivamente, para la forma focal.
El límite entre la lesión y el miometrio subyacente no está bien definido, y la
anatomía normal de la zona a menudo se ve interrumpida por la adenomiosis,
hecho que distingue a ésta de los miomas, que suelen tener bordes definidos.
Se puede afirmar, pues, que, en general, los miomas se definen claramente
como masas identificadas fácilmente, mientras que la adenomiosis es un
proceso infiltrativo difuso. Además, en el caso de la adenomiosis, en su interior
existen áreas anecoi-cas de 2 a 8 mm (quistes miométricos), con frecuencia en
ubicación subendometrial y que corresponden a las criptas glandulares
endometriales dilatadas, que aparecen y desaparecen durante el ciclo
menstrual y que le dan un aspecto típico de miometrio poliquístico en «panel de
abeja» o como «manchas de leopardo», mientras que los miomas, aunque
pueden experimentar una degeneración quística, no es éste un fenómeno
común.
Son también frecuentes en la adenomiosis:
– La presencia de calcificaciones que dejan sombra acústica.
– Nódulos ecogénicos (en caso de adenomiosis localizada).
– Estriaciones lineales.
– Seudoengrosamiento del endometrio.
– Agrandamiento uterino difuso. La presencia de endometrio intramiometrial,
generalmente localizado en el área corporal, da al útero un aspecto globuloso,
aumentando su volumen y reduciendo su reflectividad.
– Engrosamiento de la pared posterior.
– Cavidad excéntrica.
– Aunque los focos de adenomiosis no presentan variaciones cíclicas
superponibles a las del endometrio, es posible observar, al final del ciclo, una
corona ecogénica endometrial que, en ocasiones, puede rellenar las
microcavidades.
DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
Se establecerá, fundamentalmente, con aquellas otras entidades –mioma
uterino y útero hipertrófico que tienen en común la existencia de un útero
aumentado de tamaño y que pueden asociarse a hipermenorrea. También se
diferenciará la adenomiosis de la hipertrofia idiopática del miometrio, que es un
engrosamiento difuso del miometrio, de más de 20 mm de espesor, que
produce un abombamiento simétrico del útero y en el que, histológicamente, no
se encuentran otras alteraciones uterinas, como leiomiomas, adenomiosis o
miometritis. La hipertrofia idiopática es causa de dolor y alteraciones
menstruales.
También se establecerá el diagnóstico diferencial con aquellos cuadros
capaces de producir un cuadro de algia pelviana crónica cíclica, tales como:
– Endometriosis: es la más frecuente, y está presente hasta en un 15-40% de
lipopolisacárido (LPS) por algia pelviana crónica. La endometriosis es
considerada como una enfermedad distinta de la adenomiosis.
– Malformaciones genitales.
- Presencia de un dispositivo intrauterino (DIU),sin olvidar otros cuadros
causantes de dolor pelviano (p. ej., enfermedad inflamatoria pelviana).
También, con el adenocarcinoma endometrial y con la contracción miometrial.
TRATAMIENTO
El tratamiento de la adenomiosis está limitado por la dificultad y retraso
asociado en el diagnóstico, con frecuencia no realizado hasta después de la
histerectomía. Ya se ha señalado que la ETV, la RM y la biopsia uterina están
mejorando la detección más temprana de la adenomiosis, con la consiguiente
mejoría en el tratamiento. Las investigaciones diagnósticas deben estar
indicadas siempre en pacientes que presenten dolor o menorragia y que no
respondan al tratamiento médico.
El tratamiento médico puede ser efectivo para controlar los síntomas, pero la
frecuente coexistencia de endometriosis y la carencia de estudios controlados
hacen que su eficacia no esté cuantificada. En este sentido, el tratamiento
médico dependerá fundamentalmente de la sintomatología y de la edad de la
paciente: antiinflamatorios no esteroideos, anticonceptivos hormonales orales,
danazol, análogos de hormona liberadora de gonadotropinas.
La cirugía conservadora, incluyendo la ablación endomiometrial, la
electrocoagulación o excisión miometrial laparoscópica, ha demostrado ser
efectiva en más del 50% de las pacientes. Es importante reseñar que la
ablación debe ser endomiometrial, puesto que la adenomiosis profunda es una
de las causas másfrecuentes del fracaso de la ablación únicamente
endometrial; así, si se sospecha una adenomiosis profunda, la ablación
exclusivamente endometrial no será el tratamiento de elección de esa paciente.
En definitiva, la adenomiosis ya existente en el momento de la indicación es
prácticamente imposible de erradicar mediante ablación-resección, salvo que
sea focal o muy superficial y se emplee el asa de resección.
También la embolización arterial uterina es una prometedora alternativa no
quirúrgica para pacientes con menorragia y adenomiosis. En efecto, una
mejoría significativa de los síntomas y una mejor calidad de vida están
asociadas con la disminución lograda del tamaño uterino y del grosor de la
zona funcional,aunque son necesarios estudios prospectivos para establecer la
seguridad y la eficacia de este proceder terapéutico para pacientes con
adenomiosis.
La histerectomía, considerada como el único procedimiento mediante el cual la
enfermedad se puede curar definitivamente, será necesaria en pacientes con
adenomiosis grave y cuya edad no esté cercana a lam.enopausia
LEIOMIOMAS
Los miomas uterinos son los tumores más frecuentes del aparato reproductor
femenino. Se estima que aparecen en un 25% de mujeres en edad
reproductiva y hasta en un 40% de mujeres en edad inferior a los 50 años.
Etiología
Los miomas son tumores benignos ricos en matriz extracelular y que derivan de
los miocitos presentes en el miometrio. En la fisiopatología de los fibromas
uterinos se han identificado factores genéticos, epigenéticos, de crecimiento,
citocinas y componentes de la membrana extracelular que participan en la
patogénesis de los leiomiomas. Desde finales de los años sesenta se admite el
origen clonal de los miomas, es decir que proceden de un único miocito. Éste
sufre una mutación somática que favorece la proliferación, que no es conocida,
por lo que se desconoce si el mero hecho de sufrir dicha alteración es
suficiente para desarrollar un mioma o, además, se necesitan otros factores
genéticos que favorezcan la proliferación de ese miocito mutado. Sea como
sea, en la actualidad se admite que hay cierta predisposición genética a
desarrollar miomas (factores iniciadores). En este sentido, se ha demostrado
cierto riesgo familiar, una mayor frecuencia en mujeres afroamericanas que en
caucásicas, y también en gemelas homocigóticas.
La mutación somática, sola o asociada con otros factores genéticos, hace que
el miocito mutado prolifere, lo que conlleva una serie de alteraciones
cromosómicas, vasculares, anatómicas y del metabolismo y la fisiología
esteroide que favorece el crecimiento del mioma. En el desarrollo de éstos se
han identificado muchos factores de crecimiento, como la activina y miostatina
1 y 8 (factores promotores).
En lo que se refiere a las alteraciones de receptores de esteroides, existen
evidencias epidemiológicas (más frecuentes en la edad fértil; infrecuentes
antes de la menarquia y que disminuyen en la menopausia) que sugieren una
relación directa de los miomas con los estrógenos. Para que éstos realicen su
función es necesaria la expresión de receptores nucleares estrogénicos, que
son sobrexpresados en el mioma durante todo el ciclo menstrual y no
disminuyen en la fase secretora, como ocurre en el miometrio normal. Por
tanto, se puede afirmar que el tejido miomatoso es hiperestrogénico e
hipersensible a los estrógenos. El tejido miomatoso responde a los estrógenos
sintetizando factores de crecimiento y componentes de matriz extracelular. De
entre estos factores de crecimiento cabe destacar el factor transformador
ß3 (TGF-ß3), los factores de crecimiento similares a la insulina (IGF) tipo I y tipo
II y el factor de crecimiento epidérmico (EGF), que no solamente tienen
capacidad mitogénica y angiogénica, sino que son capaces, a su vez, de
inducir la expresión de receptores para las hormonas esteroides.
Histerosalpi ngografía.
Sirve para estudiar la
cavidad uterina y la
integridad de las trompas
en pacientes con
infertilidad pero no
para diagnosticar
miomatosis uterina. Si
la localización del mioma no es clara en pacientes con sangrado uterino
anormal o en quienes están buscando el embarazo, el ultrasonido con
contraste sonohisterograma) es el procedimiento de elección.
Histeroscopia
Leiomioma
Submucoso
Resonancia
magnética nuclear.
Es la mejor técnica
para visualizar la
totalidad de los
miomas y obtener
información de su
cantidad, tamaño y localización. Tiene la mayor sensibilidad y especificidad que
el resto de los exámenes de imagenología pero su limitante es el costo.2 Esta
técnica permite identificar la vascularidad del mioma y su relación con la
cavidad endometrial, la superficie serosa y los límites con el endometrio
sano.24 Está indicada en casos justificados dificultad diagnóstica o de
investigación). Al igual que con el ultrasonido, la resonancia magnética no
permite diagnosticar con certeza la malignidad de los miomas.3,4 Esta opción
sugiere el diagnóstico de sarcoma porque no existe algún tipo de prueba
preoperatoria que permita descartarlo por completo.
Quizás en el futuro, las nuevas modalidades de imagenología permitirán
mejorar la precisión para detectar sarcomas, que permanecen como una
tumoración de baja incidencia de 1 caso por cada 1500 en mujeres menores de
40 años y de 1 caso por cada 1,100 en mujeres de 40-44 años
Tomografía axial computada. Tiene poca utilidad para delimitar la posición
de los miomas en relación con el miometrio o endometrio.
DIAGNOSTICOS DIFERENCIALES
Polipos endometriales
Hiperplasa o carcinoma endometrial
Adenomiosis
Hemorragia Uterina disfuncional
Endometriosis
Tumores Ovaricos
Enfermedad Inflamatoria pélvica
Lesiones Cervicales (Polipos, neoplasias)
Patologias de vías urinaias (neoplasias de vejiga)
Patologias gastrointestinales (dolor abdominal, constipación)
Patologias musculoesqueleticas (dolor pélvico crónico de pared
abdominal)
TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO
A pesar de la prevalencia y posibles complicaciones de los miomas uterinos
existen pocos estudios que analicen la eficacia de las estrategias terapéuticas
existentes. El objetivo del tratamiento farmacológico de los leiomiomas es
aliviar los síntomas y evitar las complicaciones de la intervención quirúrgica y
permitir la conservación del útero.
Estas opciones siempre deben considerarse como la primera línea de
tratamiento. Éste, debe individualizarse conforme a varios factores: síntomas,
edad, expectativa de reproducción, contraindicaciones quirúrgicas, tiempo
esperado para el inicio de la menopausia, experiencia del médico, entre otros.
Existen varios medicamentos con indicación siempre previa a la decisión
quirúrgica:
Estrógenos y progestinas
Moduladores selectivos de los receptores de progesterona,
Agonistas de la hormona liberadora de gonadotrofinas (análogos de
GnRH),
Moduladores de los receptores esteroides (SERMs)
Terapia androgénica.
Mifepristona
Inhibe el ciclo ovárico, mantiene un estado hormonal similar a la fase folicular
temprana, y afecta el aporte vascular de los miomas. Existen estudios que
afirman que la mifepristona es eficaz en la regresión de los miomas, además de
conservar estable la densidad ósea. Los reportes de hiperplasia endometrial
han limitado su indicación a largo plazo.
Otras opciones farmacológicas: Antagonistas de la GnRH, antagonistas de
los receptores de estrógenos (Fulvestrant), moduladores selectivos de los
receptores de estrógenos (Selective Estrogen Receptor Modulators; SERMs),
inhibidores de la aromatasa, danazol. No existe evidencia que demuestre
verdadera utilidad clínica de estos fármacos en pacientes con miomatosis.
MANEJO QUIRURGICO
La cirugía es el pilar terapéutico de los miomas uterinos. La histerectomía es
el procedimiento definitivo, aunque existen tratamientos alternativos, como la
miomectomía por diversos accesos: ablación endometrial, embolización de las
arterias uterinas, cirugía con ultrasonido dirigido por resonancia magnética y la
miólisis.
Las siguientes son las principales indicaciones para el tratamiento quirúrgico:
sangrado uterino anormal o síntomas relacionados con el tamaño de los
miomas, infertilidad o pérdida gestacional recurrente.
La única indicación de histerectomía en pacientes asintomáticas son los
leiomiomas que incrementan sus dimensiones después de la menopausia y sin
terapia hormonal.
Evaluación preoperatoria y coadyuvantes
Antes de la cirugía por fibromas es indispensable la preparación adecuada,
incluida la corrección de la anemia y la reducción del tamaño del mioma y del
volumen uterino. La anemia preoperatoria se asocia con mayor morbilidad e
incremento del riesgo de morbilidad y mortalidad en los primeros 30 días
posquirúrgicos.
Los análogos de GnRH (GnRHa) no disminuyen el tiempo de la cirugía, pero sí
la pérdida hemática transoperatoria. Existe controversia acerca de la
posibilidad de una disección adecuada del mioma después de la exposición a
GnRHa.
Existen diversos coadyuvantes indicados con el propósito de disminuir la
pérdida sanguínea transoperatoria en la cirugía de miomas.
Así, por ejemplo, misoprostol es un análogo de la prostaglandina E1 que
reduce el flujo sanguíneo uterino, incrementa las contracciones uterinas y
disminuye el sangrado durante la cirugía. Una dosis vaginal de 400 mcg antes
de la miomectomía abdominal logra la reducción del tiempo operatorio, de la
pérdida sanguínea y disminución de la hemoglobina.
La miomectomía histeroscópica es el procedimiento de elección para
extirpar los miomas intracavitarios de 4 a 5 cm de diámetro (submucosos e
intramurales que protruyen, al menos, 50% el volumen dentro de la cavidad
uterina). El procedimiento es técnicamente complejo y tiene como
complicaciones potenciales la perforación, hemorragia, sobrecarga de líquidos
e hiponatremia. Además, existe la posibilidad de formación de adherencias
intracavitarias en casos de miomas múltiples o daño endometrial extenso.
En un pequeño estudio de cohortes, con asignación al azar, 72% de las
pacientes con infertilidad primaria lograron el embarazo en los primeros cuatro
años después de la cirugía, sin otra intervención. La posibilidad de aborto fue
de 26% comparada con 62% antes de la miomectomía histeroscópica. Cuando
algún mioma se prolapsa a través del cuello uterino, la miomectomía puede
llevarse a cabo por vía vaginal.
Miólisis
La miólisis se refiere a la ablación térmica, por radiofrecuencia o crioablación,
de tejido leiomiomatoso realizada mediante laparoscopia. Esta técnica es mas
fácil de dominar que la miomectomía (que requiere sutura). Sin embargo, la
destrucción focalizada de tejido miometrial sin ningún método de reparación
puede incrementar el riesgo de formación de adherencias o de ruptura durante
el embarazo.
Histerectomía
Los leiomiomas son la principal indicación para la histerectomía y representan
30% de las indicaciones en mujeres blancas y 50% en mujeres de origen
afroamericano. La morbilidad asociada con la histerectomía puede sobrepasar
las ventajas cuando solo existe un mioma subseroso, un mioma pediculado o
un mioma submucoso, que pueden extraerse mediante laparoscopia o
histeroscopia.
Es recomendable evitar la histerectomía en pacientes cuyo único síntoma es el
sangrado o que cursan la transición menopáusica; estas pacientes pueden
tratarse mediante ablación endometrial o con la aplicación de un dispositivo
intrauterino que libera levonorgesrel.
La histerectomía se sugiere en mujeres con hemorragia aguda que no
reacciona a otros tratamientos, en quienes han completado su paridad y tienen
algún riesgo de otras enfermedades que se elimina o disminuye con la
histerectomía: neoplasia cervical, endometriosis, adenomiosis, hiperplasia
endometrial o incremento del riesgo de cáncer ovárico.
En mujeres en quienes el tratamiento previo ha fallado; con paridad satisfecha,
múltiples síntomas o miomas y deseo de un tratamiento definitivo. El acceso de
la histerectomía (abdominal, laparoscópica o vaginal) debe elegirse de
acuerdocon el adiestramiento y experiencia del cirujano. Se recomienda el
acceso menos invasor. La ventaja de la técnica supracervical o total es
cuestionable con respecto a las diferencias en la función urinaria o sexual. Sin
embargo, es posible que la pérdida sanguínea sea menor con la técnica
supracervical.46
Miomectomía
La miomectomía es una opción para las
pacientes que no han completado su
paridad o desean mantener el útero. Aun
cuando la miomectomía es un
tratamiento efectivo para las alteraciones
del sangrado y la presión pélvica, su
desventaja es el riesgo de más miomas a
partir de nuevos clones o miocitos
anormales. La posibilidad de recurrencia
es de 15% y 10% de las pacientes con
miomectomía eventualmente requerirán
de histerectomía 5 a 10 años después. El
riesgo de recurrencia tiene relación con
la edad, número preoperatorio de
leiomiomas, tamaño uterino,
enfermedades concomitantes y partos
después de la miomectomía.
Las pacientes que contemplan la miomectomía deben contar con una
histerosalpingografía. Existen varias técnicas para disminuir la pérdida
sanguínea transoperatoria durante la miomectomía abdominal. Estas incluyen
la aplicación de un torniquete alrededor del istmo, pinzamiento en torno de
ligamentos infundibulopélvicos, incisiones miometriales transversas y la
aplicación intramiometrial de vasopresina. La posibilidad de adherencias es
muy alta, sobre todo en accesos a la pared uterina posterior y puede disminuir
con la aplicación de barreras antiadherentes.
Si bien el acceso clásico para extraer los miomas subserosos o intramurales es
a través de una incisión de laparotomía, los procedimientos laparoscópicos, e
incluso robóticos, se han tornado más frecuentes. Sin embargo, solo existe un
limitado número de reportes de embarazo después de la miomectomía asistida
por robot.
La miomectomía laparoscópica tiene las ventajas de menor pérdida sanguínea,
dolor postoperatorio, complicaciones y ventajas cosméticas. Sin embargo, se
requiere la participación de equipo muy especializado, mayor tiempo quirúrgico
y dificultad con la sutura multicapa, necesaria en este tipo de procedimiento.
Debido a que la miomectomía laparoscópica requiere la morcelación del
espécimen, existen complicaciones relacionadas con este procedimiento, como
el daño visceral o vascular con la cuchilla rotatoria del morcelador. Más aún,
puede provocar la diseminación de fragmentos de leiomioma que provoquen
leiomiomas parásitos o diseminación incidental de un leiomiosarcoma.51,52 La
evidencia actual indica que 1 de cada 400 mujeres intervenidas de leiomiomas
tiene riesgo de padecer un leiomiosarcoma.
Ablación endometrial
En pacientes con paridad satisfecha la ablación del endometrio, sola o
combinada con miomectomía histeroscópica, es una opción para detener el
sangrado anormal. Cuando los miomas submucosos son la causa del sangrado
y miden menos de 3 centímetros, es posible realizar la ablación con
microondas. Aunque la mayoría de las series de casos donde se realiza
ablación endometrial excluyen pacientes con leiomiomas, un estudio evalúo la
ablación endometrial junto con la resección histeroscópica de miomas y
encontró solo 8% de riesgo de una segunda cirugía luego de un seguimiento de
7 años.
Oclusión de las arterias uterinas
La oclusión de arterias uterinas efectuada mediante laparoscopia o una pinza
colocada por vía vaginal es una opción a la embolización de arterias uterinas;
la experiencia es muy limitada y actualmente es preferible la embolización.
Embolización de arterias uterinas
Es una opción mínimamente invasora para tratar los síntomas relacionados
con los leiomiomas; es una técnica con excelentes resultados en pacientes con
deseos de conservar el útero, pero sin deseo reproductivo. Este procedimiento
disminuye 30-46% el tamaño de los leiomiomas. Se han llevado a cabo
diversas revisiones sistemáticas en pacientes con embolización de arterias
uterinas y se ha reportado menor estancia hospitalaria y menos dolor que las
de intervención quirúrgica. Sin embargo, son susceptibles de mayores
complicaciones y readmisiones hospitalarias.
El ultrasonido guiado por resonancia magnética ExAblate 2000) es una opción
reciente de tratamiento de los miomas uterinos en mujeres premenopáusicas
con paridad satisfecha. En esta modalidad terapéutica convergen múltiples
ondas de energía ultrasónica en un pequeño volumen tisular, lo que conduce a
la destrucción térmica.
No existe un tamaño máximo óptimo de leiomioma para este tipo de
procedimiento, pero no solo el tamaño limita la técnica sino también la
localización, vascularidad y número de miomas. El procedimiento puede
llevarse a cabo en mujeres con deseo de embarazo.
El tamaño máximo susceptible de tratarse mediante esta técnica es de 10 cm;
sin embargo, los factores considerados mayormente como contraindicación a la
técnica son la adenomiosis extensa, cinco o más miomas y falta de contraste
con el gadolinio.
La disminución de los síntomas es aparente en los primeros tres meses
después del procedimiento y esa mejoría permanece, al menos, 24 a 36 meses
de seguimiento. Existen varios reportes y una serie de casos con embarazo
posterior a la embolización de arterias uterinas. En esta serie de casos se
reportaron 54 embarazos en 51 pacientes. El peso promedio de los fetos fue de
3.3 kg y 9% tuvo problemas de placentación.
MALIGNIDAD
Las hiperplasias de endometrio con o sin atipias y los tumores malignos
epiteliales o mesenquimáticos del cuerpo o cuello uterino son causas
infrecuentes de SUA en este grupo de pacientes en edad reproductiva. El
sistema PALM-COEIN no fue diseñado para reemplazar las clasificaciones
vigentes de la FIGO y de la Organización Mundial de la Salud (WHO) motivo
por el cual si en la evaluación de una paciente por SUA se descubre alguna de
estas lesiones se debe clasificar, estadificar y tratar según los estándares
vigentes.
HIPERPLASIA DE ENDOMETRIO
o Definición
Consiste en una proliferación del endometrio, originada por el estímulo de
los estrógenos no compensados por una adecuada secreción de
progesterona.
o Clasificación
• Hiperplasia simple (sin atipia).
• Hiperplasia compleja (sin atipia).
• Hiperplasia simple atípica.
• Hiperplasia compleja atípica.
o Anatomía patológica
• Hiperplasia simple. La hiperplasia simple presenta un endometrio
con alteraciones en la arquitectura de la glándula, y puede presentar
quistes que le dan aspecto de queso suizo.
• Hiperplasia compleja. En la hiperplasia compleja hay un aumento del
número y tamaño de las glándulas endometriales con un estroma más
escaso entre ellas.
o Incidencia
El 5% de los pacientes con hemorragia postmenopáusica presentan
hiperplasia endometrial.
o Factores de riesgo
En general, se aceptan los mismos factores de riesgo que para el
adenocarcinoma de endometrio: obesidad, diabetes, hipertensión,
anovulación (SOP, hemorragias disfuncionales perimenopáusicas) y
administración de estrógenos no compensados con progesterona (es el
mismo proceso que ocurre en la anovulación: secreción de estrógenos
continua sin compensación de progesterona al no haber ovulación).
o Diagnóstico
Es anatomopatológico: ante una metrorragia en paciente
postmenopáusica se debe obtener material para estudio
anatomopatológico mediante histeroscopia con biopsia dirigida (de
elección), legrado diagnóstico o por aspiración con cánulas flexibles tipo
Cornier o Pipelle.
o Tratamiento
• En hiperplasias simples o complejas sin atipias, damos acetato de
medroxiprogesterona a dosis de 10 mg al día durante 14 días en
segunda fase del ciclo (es lógico: si estamos ante una patología causada
por una hiperestimulación estrogénica sin compensación de
progesterona, el tratamiento médico será administrar esa progesterona);
otros gestágenos son el acetato de noretisterona, acetato de ciproterona
y progesterona micronizada.
CÁNCER DE CERVIX
El cáncer de cérvix es uno de los cánceres más frecuentes en las mujeres
alrededor del mundo, así como su tasa de mortalidad; se define como una
alteración a nivel celular que se origina en el epitelio del cuello uterino debido a
la persistencia de serotipos oncogénicos del virus del papiloma humano (VPH)
(1).
EPIDEMIOLOGÍA
HISTOLOGÍA:
El cuello uterino está revestido por dos tipos de células epiteliales: epitelio
plano poliestratificado en la cara más externa denominado exocérvix, y epitelio
cilíndrico y glandular en el conducto interno denominado endocérvix. La zona
de transición entre las células escamosas y las cilíndricas se denomina unión
pavimentoso-cilíndrica o unión escamosa columnar (2).
ETIOPATOGÉNIA:
ETIOLOGÍA
La infección crónica del VPH es la causa fundamental en más del 99% de los
casos de cáncer de cérvix.(4)
Hay múltiples subtipos de VPH que infectan a los seres humanos; siendo los
subtipos 16 y 18 los que tienen una relación más estrecha con la formación de
una displasia de grado alto y cáncer. En diversos estudios se indica que una
infección aguda por los tipos 16 y 18 del VPH hace que el riesgo de
presentación rápida de una NIC de grado alto sea de 11 a 16,9 veces más alto
(3).
En una mujer con un sistema inmunológico competente el desarrollo del cáncer
de cérvix puede llevar de 15 a 20 años, sin embargo, en aquellas mujeres
inmunosuprimidas el tiempo de desarrollo de la enfermedad será mucho
menor, entre 5 y 10 años (4).
FACTORES DE RIESGO
Número de partos
Inmunodepresión
CLINICA
DIAGNÓSTICO
Tamizaje: Examen físico y pélvico: se realiza un examen visual del cérvix con
espéculo. Se pueden observar ulceraciones, tumores exofíticos en el exocérvix
e infiltración del endocérvix. Se suele acompañar de un examen recto-vaginal
para hacer una aproximación del tamaño de la lesión o si se sospecha
infiltración de tabique recto vaginal y parametrios (4).
ESTADIFICACIÓN
Estadio
Enfermedad confinada al cérvix uterino.
I
Estadio Tumor que invade más allá del cérvix sin llegar al tercio inferior de la
II vagina o a la pared pélvica.
Tumor que invade el tercio inferior de la vagina y/o pared pélvica y/o
Estadio
causa ureterohidronefrosis y/o afecta a ganglios pélvicos y/o
III
paraaórticos.
TRATAMIENTO
Algo que tenemos que tener en cuenta es los deseos genésicos del paciente.
La cirugía con preservación de la fertilidad no está recomendado en aquellos
subtipos histológicos raros, tumores de >2cm, si hay márgenes afectos o
afectación de ganglios linfáticos. Cualquier embarazo tras este tipo de cirugía
se considera de alto riesgo y el parto sólo podrá ser por cesárea (4).
cc
HEMORRAGIA MENSTRUAL
DISFUNCIONAL - CAUSAS Y DIAGNOSTICO
DIFERENCIAL.
El diagnóstico de sangrado menstrual abundante (SMA) se basa en la
información proporcionada por la propia paciente. Se han ideado métodos
semicuantitativos que, mediante pictogramas que muestran manchas de
diferentes tamaños en protectores sanitarios, ofrecen una aproximación más
objetiva a la cantidad de sangrado menstrual reportado por las mujeres.
A pesar de esto, a percepción de la propia mujer sobre los cambios
experimentados en su sangrado debe de ser lo que haga sospechar al médico
de la existencia de un problema y será el detonante para iniciar su estudio. El
diagnóstico se fundamenta en la realización de una correcta historia clínica y
una exploración básica complementadas con pruebas de laboratorio, técnicas
de imagen y análisis histológicos. La figura 2 muestra el algoritmo a seguir en
el diagnóstico del SMA.
En la historia clínica se han de recoger variables como la edad, el estado
menopáusico, el patrón del ciclo menstrual, la fecha de inicio del problema y su
duración. Asimismo, se indagará sobre la presencia de síntomas como el dolor
pélvico o la sensación de presión en abdomen inferior. Por su parte, la
exploración física y ginecológica persigue identificar la fuente del sangrado,
descartando que éste provenga de puntos distintos al útero. La observación de
la paciente (conformación corporal, índice de masa corporal, signos de
hiperandrogenismo o de galactorrea, etc.) aporta también una valiosa
información. La exploración incluirá una palpación abdominal, una visualización
cervical con espéculo y una exploración pélvica con tacto bimanual.
DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
Las causas más frecuentes de SMA varían en función de la edad de la
paciente. Siguiendo la clasificación PALMA-ÍNDICE, el diagnóstico diferencial
se establecerá teniendo en cuenta en primer lugar las alteraciones
estructurales (PALMA): pólipo, adenomiosis, leiomioma y malignidad.
Descartando posteriormente con las alteraciones NO estructurales (INDICE).
Es importante señalar también que las causas más frecuentes de Sangrado
Menstrual abundante varían en función de la edad de la paciente:
Trastornos de la coagulación.
Los sangrados abundantes ligados a disfunciones de la hemostasia suelen
presentarse desde la menarquia. Las enfermedades sanguíneas, como la
enfermedad de Von Willebrand o la hemofilia suelen pasar desapercibidas y se
diagnostican de forma tardía, normalmente a causa de una complicación
hemorrágica posquirúrgica o de un sangrado menstrual de larga evolución u
obstétrico excesivo. La enfermedad de Von Willebrand es el trastorno
hemorrágico hereditario más común, con una prevalencia en la población
general del 0,8-1,3 %, y que puede llegar a ser de hasta el 13 % en mujeres
con SMA. Respecto a la hemofilia, las mujeres portadoras pueden presentar
concentraciones bajas de los factores de coagulación y sufrir síntomas
hemorrágicos importantes. Las mujeres con hemofilia A o B tiene un 57 % de
probabilidad de padecer SMA. La tabla 2 recoge las circunstancias en las que
se debe considerar la realización de una evaluación hematológica; en la tabla 3
se recogen las pruebas correspondientes. Otras anomalías funcionales de la
médula ósea asociadas a un recambio acelerado de plaquetas, como la
leucemia, anemia aplásica o la púrpura trombocitopénica idiopática, tienen una
baja prevalencia. Entre las enfermedades sistémicas que causan alteraciones
de la coagulación se encuentran la enfermedad hepática y la renal. En
ocasiones un SMA puede ser la manifestación de una enfermedad hepática
latente. Los pacientes con insuficiencia renal suelen presentar alteraciones de
la funcionalidad de las plaquetas.
Disovulación
Tanto la producción inadecuada de progesterona como el síndrome del ovario
poliquístico, con su variada expresividad, dan lugar a disovulación e incluso a
anovulación. Para establecer el diagnóstico diferencial se ha de tener en
cuenta la clínica (rasgos de androgenización o alteraciones menstruales), el
perfil hormonal (el del 3er día es poco específico y sería más útil la
determinación de la progesterona en 2.ª fase del ciclo) y la morfología
ecográfica de los ovarios. La patología tiroidea puede favorecer también la
anovulación y las alteraciones en el sangrado. El hipotiroidismo puede
manifestarse con un aumento de la frecuencia de sangrados profusos que
pueden provocar anemia. En el hipertiroidismo ocurre también una disfunción
gonadal y, aunque la manifestación más común de éste es la oligomenorea,
estudios que han valorado la TSH y la prolactina en mujeres con SMA han
mostrado que hasta un 21,5 % de ellas sufre hipertiroidismo y presenta niveles
de prolactina elevados.
Inestabilidad endometrial
Las alteraciones endometriales debidas a un trastorno primario endometrial
-originado por un déficit de factores reguladores de la hemostasia locales o por
un incremento de lisis del coágulo- son difíciles de filiar. Su diagnóstico es de
exclusión, estableciéndose cuando se han descartado otras causas de
sangrado, como patologías orgánicas, iatrogénicas (por uso de medicamentos,
trastornos de la coagulación, hepatopatías, enfermedades renales o
alteraciones endocrinas. Son mujeres que tienen ovulación normal, ciclos
regulares y sin causas aparentes para un sangrado uterino anormal. Cuando
existen causas infecciosas como infección por Chlamydia trachomatis, el
sangrado es de poca cuantía e intermenstrual, o bien en forma de coitorragia. A
su diagnóstico se llega mediante la realización de cultivo endocervical, PCR o
ELISA de orina.
Iatrogenia
Entre las causas iatrogénicas que pueden causar sangrado uterino anormal se
encuentra el uso de fármacos como los anticonceptivos hormonales, que
pueden provocar manchados de poca cuantía en los primeros meses de uso o
tras el olvido de alguna toma. El dispositivo intrauterino (DIU) provoca un
manchado intermenstrual de escasa cantidad en los primeros ciclos
postinserción. Los anticoagulantes (heparina, dicumarínicos) producen también
SMA. En un estudio realizado por Huq et al. (2011) se observó que el 54,5 %
de las mujeres tratadas con anticoagulantes cambiaba de método
anticonceptivo, aumentando en 2 el número de días de sangrado, y en el 66 %
de ellas había un aumento de la pérdida sanguínea. Por ello es importante
asesorar a las mujeres tratadas con anticoagulantes acerca de los posibles
trastornos hemorrágicos menstruales y de la posibilidad del uso del DIU de
levonorgestrel (DIU-LNG) como anticonceptivo, ya que éste disminuye el SMA.
Es también importante tener en cuenta que antipsicóticos como el litio y los
antidepresivos pueden provocar alteraciones del sangrado menstrual.
Anomalías inespecíficas
Entre éstas se encuentran malformaciones genitales raras como la
malformación uterina arteriovenosa, que puede ser congénita o secundaria a
traumas (legrados, histeroscopias). Esta malformación se ha asociado al útero
bicorne. Su diagnóstico diferencial se establece mediante el uso del eco-
doppler, aunque, en ocasiones, la RMN puede dar un diagnóstico de sospecha.
Sin embargo, la prueba gold estándar es la angiografía que permite confirmar
el diagnóstico y al mismo tiempo realizar el tratamiento de embolización.