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En el siglo XVII, a pesar de que en Europa se daban movimientos que rechazaban la demonología
señalar que este tribunal reconocía las enfermedades mentales de causas naturales e intentaba
diferenciarlas de la brujería (algo sobrenatural). Esta diferenciación era, sin embargo, sutil e
enfermedad era natural si había malos humores en la sangre y en el estómago, de lo contrario era
brujería. En general, la Inquisición de Cartagena fue relativamente benigna (en dos siglos y medio
sólo quemó a doce personas y penitenció a 767 reos). No había causas verdaderamente importantes
decayó en el siglo XVIII y, como dice Forero Benavides (1966), "se convirtió en mala hora, en
tribunal para juzgar las verdades científicas. Entró a fallar en los dominios de la ciencia. Pero algo
más: pasó a ser instrumento de la represalia política". En 1775 fue acusado por los padres
dominicos el sabio José Celestino Mutis, por sostener la tesis de Copérnico. El asunto fue enviado a
España, donde se archivó. En 1783 se ordenó captura al precursor Francisco Miranda por leer libros
prohibidos y tener pinturas indecentes, pero Miranda escapó a los Estados Unidos. La Inquisición
fue abolida definitivamente en 1821 por el gobierno de Colombia. La psicología criolla: La obra de
Francisco José de Caldas A finales del siglo XVIII, la influencia de la cultura francesa era evidente.
ilustración franceses implicaron un proceso de secularización del saber. Aunque los intelectuales
criollos mantuvieron su fidelidad y ortodoxia religiosas, empezaron a abrir los ojos al influjo de este
leyes de la naturaleza, y por otra, un alma espiritual libre y racional. Sin embargo, se pensaba que
cuerpo y alma podían interactuar y afectarse mutuamente. Esto evidentemente hizo posible que al
menos algunos aspectos del comportamiento humano fueran tenidos en consideración por los
cual en Europa las llamadas ciencias exactas progresan asombrosamente. Galvani (1737 - 1798) y
Volta (1745 - 1827) inician el estudio de la electricidad. Dalton (1766 - 1844) revoluciona la física
con la teoría atómica. Cavendish (1731 - 1810), Rutherford (1749 - 1819) y Prisley (1733 - 1804)
sobre el hombre. Voltaire (1649 - 1778) escribió sobre los trabajos de Newton respecto a óptica y
astronomía. Montesquieu (1698 - 1755) consideró a la historia una ciencia natural con leyes
inalterables. La psicología, lógicamente, fue también afectada por esta forma de pensar. Locke
(1632 - 1704) había declarado que todo conocimiento deriva de la experiencia interna o externa.
Condillac (1715 - 1780), por su parte, planteó que todos los fenómenos psicológicos (incluso la
la ética y la psicología se convierten -al menos en principio- en ciencias naturales, y al igual que
1979: 141). La obra del sabio y prócer de la independencia Francisco José de Caldas (1768 - 1816)
es un reflejo de esta forma menos sacralizada de ver las cosas. Caldas fue, sin 13 LA PSICOLOGÍA
originalmente a la psicología. En 1808 publicó una monografía titulada Del influjo del clima sobre
los seres organizados, en la cual analiza cómo afecta el ambiente físico la conducta humana. Sus
ideas están inspiradas en las ideas de los científicos de su época: abundan las citas de Humboldt,
Lavoisier, Rush, Cuvier, Montesquieu, Mewton, Saint Pierre, etcétera. Afirmar que el ambiente
podía moldear el carácter del ser humano era en aquella época una proposición realmente
revolucionaria. El hombre era visto como un ser libre y capaz de autodeterminaciones como
resultado de sus facultades superiores. El ambiente era considerado como un factor que en el mejor
de los casos podría facilitar o dificultar la conducta, pero no determinarla. Diego Martín Tanco, un
erudito de la época, atacó a Caldas por las afirmaciones que hacía. El señor Tanco consideraba que
no es el clima el que forma la moral de los hombres, sino la opinión y la educación, y es tal su
poder, que ellas siempre triunfarán siempre sobre las latitudes y aún sobre el temperamento de cada
determinan absolutamente al hombre a abrazar el vicio o la virtud; todos en todas partes son libres
en hacer la elección (Tanco, 54). El argumento que Tanco utilizó para sustentar su punto de vista es
el que sigue. Nuestra alma tiene dos potencias que tienden siempre al equilibrio: el sentimiento
físico y el sentimiento moral. El equilibrio sólo es quebrantado por los malos hábitos de la sociedad
y por la educación. Cuando el equilibrio es quebrantado, las pasiones del hombre se adueñan de
todas sus facultades y allí sí puede influir el clima. Por otra parte, reconoce que el ambiente puede
influir sobre los animales y las plantas, pero no acepta que influya igualmente sobre el cuerpo
humano, que él supone está sujeto a leyes distintas. La prueba empírica que aporta es que sin
importar el clima, las mujeres tardan nueve meses en dar a luz. Por su parte, Caldas considera que el
Nuevo Reino de Granada es un sitio ventajoso por la variedad de su geografía para observar "y
tocar" el influjo del clima y los alimentos sobre la constitución física del hombre, sobre su carácter,
sus virtudes y sus vicios. Caldas (1808 - 1849) considera que su posición es intermedia entre
quienes afirman "que son indiferentes el clima y los alimentos para el hombre" y quienes dicen que
"el primero de todos los imperios es el clima" (Caldas: 111). Por clima, Caldas entiende no
solamente el grado de calor o frío de cada región, sino también la carga eléctrica, la cantidad de
oxígeno, la disposición de las montañas, las selvas y los pastos, el grado de población o los
desiertos, los vientos, las lluvias, el trueno, las nieblas, la humedad, etcétera (Caldas: 112). Como se
ve, este concepto de clima se acerca bastante a lo que la psicología contemporánea considera como
ambiente (Skinneer, 1953; Millenson, 1974; Rachlin, 1976), es decir, todo aquello que puede
afectar a un organismo. Por otra parte, al referirse al hombre, Caldas refleja claramente el
esencialmente diferentes, de un puñado de polvo que le arrastra sobre la tierra y lo confunde con los
brutos, y de aquel soplo divino que le eleva y le pone al frente de la creación (Caldas: 112). Este
dualismo no es, sin embargo, un obstáculo para aceptar la interacción entre estas dos sustancias.
Estas dos partes están íntimamente unidas y no puede padecer la una sin envolver en su desgracia a
la otra. Una fiebre, un exceso de debilidad en su cuerpo, pone en delirio a su espíritu. Un golpe de
fortuna adversa, una contención violenta de sus potencias, extingue el apetito, agria el alimento y
máquina. El cuerpo del hombre, como el de todos los animales, está sujeto a todas las leyes de la