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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE ENTRE RÍOS

FACULTAD DE HUMANIDADES, ARTES Y CIENCIAS SOCIALES


Profesorado en Lengua y Literatura
Cátedra: Griego y Cultura Griega I
Docentes: Gietz, Florencia
Andrioli, Washington
Trabajo Práctico N°1: Monografía
Alumna: Solá, Ailén
Introducción

En el presente trabajo abordaremos las comedias de Aristófanes Lisístrata y Nubes.


Teniendo como propósito contemplar algún punto de entrecruzamiento entre estas dos obras,
para este fin hemos decidido proponer el siguiente recorrido de lectura: analizar cómo mediante
la tensión de dos ideologías, desarrolladas principalmente en el agón, se puede reconocer una
escritura socialmente comprometida. (Siempre y cuando tengamos en cuenta las restricciones y
salvedades propias del género cómico). Para esto nos vamos a apoyar en los textos críticos
proporcionados por la cátedra el libro de Gil Fernández Aristófanes (1996); Juan Antonio López
Férez “Una lectura de Lisístrata de Aristófanes” (2006) y Claudia Fernández “El día viejo y
nuevo” (2006).

Desarrollo

Primeramente nos parece importante aclarar la propia noción de “agón” que hemos
mencionado anteriormente, Gil Fernández en Aristófanes (1996) dice sobre el agón “…escenas
formalmente caracterizadas, en las que se discute el pensamiento de la pieza (el tema cómico),
o una parte fundamental del mismo, en un debate en el que el protagonista vence o convence
progresivamente a su antagonista” (Gil Fernández, 1996, p. 25). Ahora bien, con esto dicho,
tenemos la ubicación en la que se debería situar nuestro análisis, esto es en el agón de ambas
comedias, ya que, como expusimos, es la o las escenas en donde exclusivamente se
desenvuelve el debate, lo que nosotros hemos llamado “tensión ideológica”.
Pasemos primero a analizar Lisístrata de Aristófanes, su argumento es simple: Lisístrata,
personaje principal de esta comedia, convoca lo que podríamos llamar una asamblea de
mujeres, porque, cansada de que los hombres vayan a guerrear, decide convencer a las
mujeres que mediante una abstinencia sexual persuadan a los hombres de hacer la paz. Y
efectivamente éstos desisten de la contienda para volver a tener relaciones sexuales con sus
mujeres. Obviamente, antes de este desenlace “feliz”, existe una disputa, una tensión
ideológica, entre los argumentos de las mujeres y el coro de viejas, contra los argumentos del
consejero y el coro de viejos, debate que tiene lugar desde el verso 255 al 610
aproximadamente, en los que según el prólogo a esta edición de Lisístrata se marca el agón.
Ahora bien, vemos en este debate, a muy grandes rasgos, la lucha por un lado de
preservar lo instituido y por el otro lado vemos una lucha por romper con lo que se venía dando,
lo instituyente. Desde ya podemos ir anunciando que esta disputa entre lo “viejo” y lo “nuevo”
también lo vamos a ver en Nubes, pero por el momento sigamos con este análisis. El primer
grupo, el que defiende lo instituido, está encarnado en el coro de viejos y en el consejero,
quienes, sorprendidos por el accionar de las mujeres (recordemos que las más viejas tomaron
la Acrópolis y las demás están negándose a tener relaciones con sus maridos) consideran la
idea de reaccionar con violencia diciendo “…una pira y achicharremos con nuestras propias
manos a todas de una sola vez” (Aristófanes, 2007, p. 42). Porque creen que ahora las mujeres
están actuando como si fueran “…enemigas de Eurípides y de los dioses” (Aristófanes, 2007, p.
43). Con esta última confesión podemos reconstruir lo que se intenta defender, los valores
tradicionales, por un lado la religión y el respeto a los dioses y por el otro lado al trágico
Eurípides. La razón por la que el corifeo de viejos citó a Eurípides se nos la revela un poco más
adelante cuando dicen “No hay poeta más sabio que Eurípides, pues no hay ninguna criatura
tan odiosa como las mujeres” (Aristófanes, 2007, p. 47). Con respecto al pasaje que citan de
Eurípides, el crítico López Férez en “Una lectura de Lisístrata de Aristófanes” (2006) alega que
seguramente se trate de alguna obra hoy perdida (López Férez, 2006). De todas formas
podemos suponer que la segunda cosa que está defendiendo son los valores patriarcales, en
donde de ninguna manera la mujer podría hacer tal “desenfreno”, ya que el ámbito que le
pertenece es el hogar y no el público-político. Hay una fuerte insistencia de reivindicar estos
valores a lo largo de toda la obra, que, aunque las mujeres “ganen” al final se puede ver entre
líneas el ridículo de darle a la mujer ese poder. Aquí una pequeña cita de lo que dice el
consejero que, nos parece, ilustra muy bien lo que acabamos de decir y el verdadero sentido de
la obra “…somos nosotros mismos los cómplices de las fechorías de las mujeres y los que las
enseñamos a ser disolutas, y a partir de ahí germinan en ellas las ideas” (Aristófanes, 2007, p.
50). Existe aquí un mensaje de alerta, que le permite al espectador pensar que entre más
libertad tengan las mujeres peores y más disparatas serán las consecuencias, como una
mismísima huelga sexual para llegar a la paz.
Por otro lado, el corifeo de viejas no se queda atrás a tales amenazas, ellas les contestan
“A bocados te arrancaré los pulmones y las tripas” (Aristófanes, 2007, p. 46). Y más adelante
diciendo “Soy una mujer libre” (Aristófanes, 2007, p. 47). Esta última afirmación quizás sea
mucho más “amenazante” que la anterior citada, ya que, como dijimos anteriormente, la libertad
de la mujer significaría una ruptura directa con los valores patriarcales que se están intentando
defender. Como vemos la tensión ideológica se produce por las actitudes pseudo-feministas de
las mujeres y el coro de viejas que intentan romper con los valores tradicionales, patriarcales y
religiosos con el único propósito de que sus hombres no vayan a guerrear, pero no para llegar a
la paz sino por lo que dice Lisístrata “Luego, cuando habría que pasárselo bien y disfrutar de la
juventud, tenemos que dormir solas por culpa de las campañas” (Aristófanes, 2007, p. 62). Es
decir, para poder disfrutar todas las noches las relaciones sexuales con sus maridos. Esto es
importante destacar ya que aquí se produce el ridículo y lo cómico con el cual efectivamente
podemos afirmar que Aristófanes está tomando un partido directo con una actitud claramente
conservadora y de ninguna manera podemos pensar que está tratando de reivindicar el lugar de
la mujer en la polis.
Este posicionamiento conservador de Aristófanes ya lo había marcado Claudia Fernández
en “El día viejo y nuevo” (2006) pero en este texto se encarga de abordar la comedia Nubes, la
cual vamos a analizar a continuación. Fernández casi al final del texto sostiene lo siguiente
“Nubes se propone ciertamente demostrar el impacto destructivo de las ideas progresistas de la
nueva retórica sobre la estabilidad social y familiar” (Fernández, 2006, p. 84). Tenemos
entonces con esta cita la otra tensión ideológica que atraviesa la comedia Nubes, si bien, aquí
también vamos a ver una puja constante entre lo viejo y lo nuevo, en este caso los valores
instituyentes corresponden más bien a los sofistas y no a los feministas que vimos en Lisístrata.
Pero vamos a hacer un breve recorrido por el argumento de la obra, Estrepsíades es uno de los
protagonistas principales de la obra, quien, abatido por estar endeudado por los gustos
“aristocráticos” de su hijo Fidípides, decide mandarlo al Pensadero de Sócrates con la
esperanza que aprenda de él la nueva educación, que lo ayudará a aprender retórica. Es
importante destacar que Estrepsíades al principio tiene y defiende los valores tradicionales,
pero, tentado por aprender el razonamiento injusto para poder “zafarse” de sus cuentas, se
pasa al bando que podríamos llamar “nuevo”. Por otro lado Fidípides, quien también es
conservador al principio, se vuelve un aprendiz de Sócrates. Es interesante la regresión que va
teniendo Estrepsíades a medida que se va dando cuenta que en realidad la nueva educación es
corrosiva para la polis y para sus valores, finalmente vuelve otra vez al bando tradicional, pero
ya es tarde, su hijo es un sofista. Por cuestiones de espacio, vamos a situar nuestro análisis en
lo que Fernández considera que se produce el segundo agón, entre los versos 1345 y 1451 que
es la discusión padre e hijo, este debate se centra, según Fernández en “la nueva
intelectualidad”, pero cabe destacar que la autora reconoce otros como “el generacional”; “el
pedagógico”; y el “poético dramático” los que lamentablemente quedarán fuera de nuestro
análisis.
Este segundo agón es el debate, como dijimos, entre Estrepsíades, quien ya se dio
cuenta de la peligrosidad de la nueva educación frente a Fidípides, quien, gracias a los
conocimientos que aprendió de Sócrates, busca romper la estructura judicial de la polis al
querer crear una nueva ley: el derecho de los hijos a pegar a los padres. Veamos ahora como
se configura este debate, Fidípides ante el pedido de su padre que recitara algo de Esquilo dice
“«Yo tengo a Esquilo por el primero entre los poetas en cuanto a exceso de ruido, incoherencia,
grandilocuencia y poesía altisonante»” (Aristófanes, 2007, p. 107). En su lugar recita un verso
de Eurípides que considera un “poeta moderno”, este verso recitado resulta escandaloso por
tener alusiones incestuosas entre hermanos. Y además, se encarga de convencer a su padre
de “…enseñaros que es justo castigar a un padre.” (Aristófanes, 2007, p. 108).
Vemos en este debate, lo instituido que en este caso reencarna en el trágico Esquilo,
Fernández dice al respecto que Esquilo junto a Simónides son “…poetas patrióticos,
moralmente responsables, ‘correctos’” (Fernández, 2006, p. 69). Frente a la nueva educación
que quiere moldear la estructura judicial para crear leyes tan disparatadas como la de pegarle a
los padres. Otra vez vemos el mismo procedimiento que en Lisístrata, Aristófanes se encarga
de demostrar, de develar lo peor, lo que podría ocurrir si se abandonan los valores
tradicionales, esto nos parece es una clara marca personal en su escritura.

Conclusión

Como hemos podido comprobar Aristófanes se sirve de la tensión ideológica en Nubes y


Lisístrata para configurar los valores que él cree son los moralmente correctos, los tradicionales,
frente a estos intenta siempre mostrar y hasta a veces exagerar lo negativo de cualquier
ideología que intente arremeter contra lo ya instituido. Aristófanes se nos presenta entonces si
bien burlesco y a veces casi insoportablemente obsceno, también como un escritor preocupado
y comprometido con el bienestar de su polis, hasta el punto de dejar marcado para siempre en
su comedia lo que debe ser y lo que hay que conservar y defender de cualquier innovadora y
novedosa ideología.
Bibliografía

Textos críticos:

- Fernández, C. (2006) ““El día viejo y nuevo” (Nubes, v. 1134) o las novedosas ideas del
conservador Aristófanes”. Noua tellus, 24 1.
- Gil Fernández, L. (1996) Aristófanes. Madrid: Gredos.
- López Férez, J. (2006). “Una lectura de la Lisístrata de Aristófanes” Synthesis, vol. 13.

Obras literarias:

- Aristófanes. (2007) Nubes. Madrid: Gredos.


- Aristófanes. (2007) Lisístrata. Madrid: Gredos.

Devolución
(Referirse a la rúbrica cargada en la plataforma para leer los detalles de qué significa la
valoración en cada uno de los criterios).
Calificación
Exposición clara, ordenada y Muy bueno
coherente.
Fidelidad en la respuesta a la Muy bueno
consigna.
Citas del texto literario. Excelente
Cita de y diálogo con los textos Muy bueno
críticos.
Calificación final 8,50 (ocho con cincuenta)

Ailén:
Realizaste un recorrido muy bueno a partir de una hipótesis clara, y pudiste llevar el
análisis hasta el final. Tener en cuenta las cuestiones marcadas de formato, redacción en general
y registro. Por lo demás, el trabajo está muy bien.

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