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Las ciencias sociales

del siglo XX:


¿Continuidad
o cambio?
FERNANDO URICOECHEA

By dreaming o f systems so peifect that no one will need to be good.

T.S. Eliot, Chomsesfrom ‘The Rock'.

Sería quimérico, por supuesto, preten­ FERNANDO


der señalar una sola causa que pudiese URICOECHEA
En pocos días llegará a su fin el siglo XX,
Maestro
el siglo du ran te el cual las ciencias socia­ dar cu en ta de esa "afinidad" o "solidari­
universitario,
les o h u m an as jugaron por prim era vez dad" que se dio de form a tan evidente Universidad
un papel que les perm itió situarse al m is­ entre el siglo X X y el desarrollo de las Nacional de
ciencias sociales. ¿Q ué peculiaridad so ­ Colombia
m o nivel institucional de las ciencias de la
naturaleza -la física, la quím ica y la bio­ ciológica. exhibió, no obstante, el siglo
logía. Si dejam os a un lado la ciencia ju­ que ahora term in a para que se favore­
rídica con sus extraordinarios d esarro­ ciese de form a tan conspicua la reflexión
llos durante la Reforma Gregoriana de los sistem ática sobre lo social, sobre la vida
siglos XI al XIII y du ran te el siglo XIX, en sociedad? Aun d en tro del lim itado
por un lado, y al pensam iento sistem á­ cam p o de la sociología sería, de nuevo,
tico de orientación filosófíco-política so ­ vano pretender ap u n tar “la" causa que
bre lo social de los siglos XVIII y XIX, por revelara la asociación antes señalada. Pero
el otro, prácticam en te todas las dem ás entre una actitud nihilista que rehusase
ram as de las ciencias h u m an as tuvieron pretender siquiera explicar el fenóm eno
o su n acim ien to o su m aduración du ­ y otra sim plificadora que tratase de re­
rante el siglo que está por term inar. ducirlo a una sola causa, está la opción
in term ed ia que procura e n co n tra r un fiere conservarse m ás co m o una profe­
"cam po" d en tro del cual sería posible sión ajena al m u n d o académ ico). Pero lo
identificar las fuerzas hum anas y los fac­ que sí distingue a la práctica científica
tores accid en tales que m erecerían ser actual de la perteneciente al siglo XIX es
investigados co m o posibles d eterm in an ­ el énfasis en la dim ensión m etodológica.
tes de la m encionada asociación. Si se Mills el joven y Com te, por un lado, y
asum e esa perspectiva m ás lim itada, e n ­ M arx, por otro lado, habían ya plantea­
tonces, es posible señalar un elem ento do de m odo formal, por supuesto, la n e­
m orfológico, estructural, decisivo en el cesidad de cánones m etodológicos para
desarrollo histórico de la vida en socie­ llevar a cabo procesos de investigación.
dad, durante el siglo XX, que puede arro ­ Pero en el caso de los dos prim eros, tal
jar luz sobre la necesidad de las ciencias p lanteam iento fue m ás un ejercicio lógi­
sociales durante ese período, a saber: el co independiente de -m á s que prelim i­
formidable desarrollo e intensificación de nar a - sus respectivos trabajos. Por eso
las redes de interacción h um ana, jam ás no es accidental que la obra de M arx sí
vistas en la historia anterior con tal m ag­ haya tenido m ayor valor en el co n texto
nitud. Para ponerlo en térm inos familia­ académ ico para efectos de en tren am ien to
res al pensam iento de Emilio Durkheim, en las destrezas necesarias para la inves­
el gran sociólogo francés, la escala social tigación. Algo sem ejante puede decirse de
y la densidad m oral de la sociedad ad ­ la antropología. Si bien dicha disciplina
quirieron niveles nunca antes vistos. La tiene sus com ienzos en el siglo XIX, el
expansión demográfica, las concentracio­ carácter g enuinam ente científico y "m o ­
nes urbanas, la m ultiplicación de la c o ­ derno" vino a adquirirlo a partir del m o ­
m unicación social, la proliferación de las m en to en que Durkheim y Malinowski
redes de interacción social; en fin, todo h icie ro n h in c a p ié en sus e xig en cia s
aquello a lo que los filósofos y e co n o ­ m etodológicas.
m istas políticos del siglo XVIII daban en Podríamos, entonces, adelantar que
térm inos genéricos el nom bre d e comercio, una m anera eficaz de ponderar la real sig­
asu m ió niveles jam ás vistos antes. La nificación de los avances teóricos en el
sociedad del siglo XX ha sido, entonces, seno de las ciencias hum anas consiste en
una sociedad en cierta form a cualitativa­ indagar sobre la im portancia m eto d o ló ­
m ente diferente de todas las otras socie­ gica de dichos desarrollos. Dicho de otro
dades históricas, gracias a la superación m odo, en la m edida en que una nueva
tanto de la condición agraria co m o al for­ teoría replantea las exigencias m etodoló­
talecim iento del secularism o asociado a gicas para la investigación de los fenó­
esa nueva fenom enología social. Sin nin­ m enos, m ayores serán sus im plicaciones
guna duda, el repudio secularista a cual­ para el desarrollo del cam p o científico.
quier explicación o interp retación del Desde esa perspectiva, se puede afir­
m u n d o en térm inos de esquem as pre­ m ar con un buen grado de verosim ili­
existentes de naturaleza sagrada o tras­ tud que los grandes desarrollos teóricos
cendental, en otras palabras, el repudio de las ciencias hum anas, durante el pre­
a la tradición, fue un elem ento vigoroso sente siglo, han significado un cam bio
para dar pábulo a una orientación, si no fundam ental en la m anera de proceder
científica, al m enos reflexiva, racional, so­ m e to d o ló g ic a m e n te . Y esos cam b io s
bre el co n o cim ien to de lo social y de la m etodológicos inducidos por los progre­
vida colectiva. sos teóricos están asociados con la insti-
Hablando con rigor, no obstante, el tucionalización de nuevas categorías co n ­
pensam iento científico sobre lo social no ceptuales, co m o acción, sentido y sistem a.
principió en el siglo que culm ina. (El psi­ Quisiera ilustrar la aseveración a n te ­
coanálisis es probablem ente uno de los rior con algunos de los desarrollos que
pocos casos de un saber genuinam ente se han dado en dicho cam po. El prim ero
co n tem p orán eo, aunque aún se resiste que quisiera co m en tar es el paso de la
a transform arse en una disciplina y pre­ teoría de factores a la teoría de sistem as.
El desarrollo teórico de las ciencias h u ­ adicional. Esos avances teóricos, a su tu r­
m anas desde el siglo XIX ha significado, no, dem an d an un replanteam iento de
entre otras cosas, el desplazam iento de los p ro ced im ien to s m eto d o ló gicos en
las teorías de factores hacia las teorías de una doble dirección. En prim er lugar, el
sistem as. Las teorías de factores buscan p ro ceso de v erificació n se to rn a m ás
atribuir el surgim iento y las característi­ com plejo en la m edida en que ya no se
cas especiales de cada estru ctu ra social a trata sim plem ente de identificar o regis­
determ in adas causas aisladas, llám ense trar em píricam ente la presencia de éste o
éstas necesidades económ icas, im pulsos aquel factor causal que se supone respon­
psicológicos, raza o clim a. Son co n cep ­ sable de los efectos observados. Se trata,
tos, co m o señala Niklas Luhm ann, de­ ahora, en cam bio, de interrelacionar teó­
m asiado sim plistas que dan origen, a su ricam ente -a l destacarlos analíticam ente-
tu rn o , a teorías d em asiad o ab stractas un conjunto de elem entos y, m ediante la
que, al acen tu ar variables aisladas pier­ co n stru cció n de juicios de posibilidad
den una perspectiva de la totalidad. Li­ objetiva, ponderar, por m edio de experi­
m itan la investigación "a com p rob ar las m en tos ideales y con la ayuda de gene­
[supuestam ente] 'verdaderas' causas del ralizaciones em píricas, cuáles de ellos
hacer. De esta m anera, desatendieron las serían decisivos para alterar el curso real
estructu ras de sentido” y estas estru ctu ­ de los acontecim ientos.
ras de significación fueron devaluadas al El análisis histórico-causal, co m o bien
ser interpretadas co m o m eras superes­ lo m o s tró M ax W eber en sus Ensayos
tructuras, co m o racionalizaciones, co m o Metodológicos3, aparece ahora co m o inse­
id eo lo g ías y c o m o su b lim a cio n e s de parable de la elaboración de juicios de po­
m otivos no reconocidos, "en sum a, com o sibilidad objetiva, juicios que im plican
m u n d o a p aren te..."1. Las teorías de siste­ un proceso de abstracción que está c o m ­
mas, en cam bio, son teóricam en te m ás puesto por: a) la elaboración de "cons­
complejas. En efecto, estas teorías recons­ tru ccion es im aginarias" que ignoran o
tru y en a n a lítica m en te las e stru ctu ra s descartan un o o m ás de los elem entos
sociales -e s decir, cualquier com plejo de que estaban presentes en la "realidad", y
interacciones con tin u as co m o las socie­ b) la creación m en tal de un desarrollo de
dades, las em presas, las iglesias, los Es­ los eventos diferente al “real” por m edio
tados, e tc.-"co m o com plejos sistem as de de la m odificación de una o m ás de las
acción que deben resolver una cantidad "condiciones". Los datos son tenidos en
de problem as si quieren m antenerse en cu en ta "com o un com plejo de relaciones
su m edio"2. Además, no se ocupan d eca u ­ causales posibles" y el análisis debe cu l­
sas aisladas, sino m ás bien de funciones y m in ar en una síntesis del com plejo cau ­
estructuras. Así, pues, al pasar de las teorías sal "real". Se llega, pues, a los juicios de
de factores a las teorías de sistemas, el or­ posibilidad objetiva por m edio de un pro­
den de los concep tos varía de lo co n cre­ ceso de abstracción que im plica separa­
to (raza, etc.) a lo abstracto. La in trod u c­ ciones y generalizaciones. "Esto significa
ción de un con cep to co m o función, por que descom p on em os lo 'dado' en 'co m ­
ejem plo, obliga a distanciarse del inm e- ponentes', de tal form a que cada uno de
diatism o em pírico para traducir los p ro ­ ellos se ajusta a una 'regla em pírica' ["en
cesos sociales a una dim ensión analítica especial aquéllas relacion adas co n los
que les confiere un significado teórico m odos co m o los seres hum anos son pro-

<l) Luhmann, Niklas. Ilustración sociológica y otros ensayos. Sur: Buenos Aires, 1973, p.102.
(2) Ob. cit., p. 101.
(5) La versión inglesa lleva por título The Methodology ofthe Social Sciences. The Free Press: Nueva York, 1949;
y las citas de dicho texto en este párrafo corresponden a su ensayo 'Critical Studies in the Logic of
the Cultural Sciences", p.l 13-188.
pensos a reaccionar dadas ciertas con d i­ to histórico de lo que Charles Taylor de­
ciones"]; "por tanto, que se puede deter­ n o m in a un "yo desentrañado"5. Ese "yo
m in ar qué efecto 'se puede esperar’, de d esen trañ ad o ” tiene su génesis funda­
acuerdo con una regla em pírica, de cada m en talm en te en dos fuentes. En prim er
u n o de ellos, cu an d o los otros están pre­ lugar, en el surgim iento de la filosofía
sentes co m o 'condiciones'". Los juicios cartesiana y, en segundo lugar, en el sur­
de posibilidad objetiva im plican, pues, gim iento de la concepción m od ern a de
una referencia co n tin u a a "reglas em p í­ la ciencia. La primera -la filosofía cartesia­
ricas" [Erfahrungsregeln generalizaciones empíri­ n a - da origen a una nueva concepción
cas derivadas de nuestra experiencia o del del yo; y la segunda -la ciencia m od er­
conocim iento de la conducta de los otros]. n a - da origen a una nueva concepción
Un juicio de posibilidad implica que el del universo. A ese respecto, que el c o ­
con ten id o del juicio es objetivamente proba­ n ocim ien to em pírico y racional ha sido
ble d e m odo histórico. O sea, que el efecto decisivo para "desencantar" el m u n d o y
que hubiera ocurrido con las co n d icio ­ concebirlo estrictam en te co m o un m e­
nes m odificadas habría sido el resultado canism o causal desprovisto de cualquier
de "causas adecuadas". El análisis de las significado ético o religioso es uno de los
abstracciones y de las generalizaciones tem as centrales de la sociología weberia-
juega, pues, un papel, por lo dem ás des­ na de la religión6. Y entram bas se forja la
tacado, que no aparecía ni por aso m o en nueva persona, el yo desentrañado. Es­
la m etodología de la teoría de factores ni, tos dos desarrollos -la filosofía cartesiana
m u ch o m enos, en el realism o histórico y la concepción m oderna de la cien cia-
ingenuo de un Ranke con su idea de la estuvieron, a su vez, precedidos por un
historia "com o ocurrió en realidad" (wie accidente histórico de en o rm e significa­
es eigentlich gewesen ist). ción a m edida que se fue generalizando
O tra ilustración de la tesis discutida socialm ente: el surgim iento de la escri­
es aquélla asociada a lo que podríam os tura y, especialm ente, de la alfabetiza­
llam ar co m o el descubrim iento de la sub­ ción, que perm itieron exam in ar el dis­
jetividad, fenóm eno que aparece al m ism o curso de m odo diferente al favorecer la
tiem p o en el terreno de la literatura4. La actividad crítica, la racionalidad y el es­
exploración de esa nueva esfera de la ex­ cep ticism o7.
periencia social está vinculada con dos ¿De qué se "libera" o, m ejor aún, de
categorías analíticas decisivas para las qué "se desentraña" el nuevo yo, el yo
teorías sociales contem poráneas, a saber: "m o d e r n o "? De u n a re p r e s e n ta c ió n
la noción de interioridad y la noción de sig­ ó n tic a del logos; de u n a co n ce p c ió n
nificado. Esos dos desarrollos están, de al­ m oral del cosm os. Desde su articulación
gún m odo, vinculados con el nacim ien ­ filosófica en la filosofía platónica, con su

(4) Una discusión magistral de este tema es la realizada por Erich Auerbach en su Mimesis: la representación
de la realidad en la literatura occidental, Fondo de Cultura Económica: México, 1950, esp. Cap. XX.
(5) Taylor, Charles, Sources of the Sel/: The Making of the Modem Mind, Harvard University Press: Boston, 1989.
<<s) Véase, por ejemplo, su “Religious Rejections of the World and Their Directions”. En: Gerth, H.H.y C.
Mills, Wright (eds.), FromMax Weber: Essays in Sociology, Oxford University Press: Nueva York, 1958.
(7) Cf. Goody, Jack. The Domestication of the Savage Mind, Cambridge University Press: Cambridge, 1977,
Cap. 3. Según Goody, “la cultura literaria [alphabetic literacy] aum entó las potencialidades de la crítica
puesto que la escritura presentó ante nuestros ojos el discurso de un m odo diferente; al mismo
tiempo, incrementó la potencialidad de un conocim iento comunicativo, especialmente de tipo
abstracto, pues cambió la naturaleza de la com unicación al llevarla más allá del contacto cara a cara
y al generar un sistema de conservación de la información; [todo esto] hizo posible que el hombre
tomara cierta distancia ante su creación y que la examinara de una manera más abstracta, generalizada y
racional". ídem, p. 37. Énfasis añadido.
teoría de las Ideas, la razón teórica -e l que, para hablar con Habermas, el m u n ­
e n
c o n o c im ie n to - y la razón p ráctica -la do de la vida sea interpretado en fun­
c o n d u c ta m o r a l- estab an o n to ló g ica -
m en te vinculadas. El orden de las cosas
ción de una cosm ovisón que co n tin ú e
siendo sociecéntrica, el sistem a cultural
O
• r= H
posee un significado ón tico. El cosm os de interpretación perm anece in m u n e a
tiene un sentido y ú n icam en te la visión la crítica. Pero a m edida que la co sm o -
de ese sentido trae orden en nuestra vida visión se va d escentrando o, en otras pa­
y nos p erm ite el co n o cim ien to h u m an o labras, en la m edida en que va aparecien­
3
correcto. Ellogos, la razón, está in corp o ­ do un con cep to reflexivo del m u n d o , la
4 -»
rado en el m u n d o y no sólo en el sujeto. orientación de la acción social se va to r­
El verdadero con ocim iento, entonces, no nan d o cada vez m ás racion al10. CZ3
está en carn ad o exclusivam ente en el su­ En segundo lugar, se presum e, asim is­
O J
jeto sino en la realidad cósm ica que e n ­ m o, que la co n stitu ció n de la identidad per­
carn a la acción de las Form as. Los fines y sonal con tem p orán ea está de cierto m odo
los valores de la vida h u m an a están de­ condicionada por la secularización cre­
finidos en relación co n la visión del or­ ciente del espacio público de la estru c­
den cósm ico y sólo se en cu en tran cu a n ­ tu ra social. En efecto, con el su b im ie n to
d o c a p tu r a m o s esa v isió n . El o rd e n de las sociedades históricas, el tipo indi­
co rrecto de nuestras vidas, en resum en, vidual com ienza a diferenciarse del tipo
depende de nuestra visión del orden ar­ co m ú n o colectivo. Para ponerlo en tér­
m ó n ico y correcto del cosm os. Esa repre­ m inos durkheim ianos, la consciencia in­
sentación, por lo dem ás típica de las so ­ dividual com ienza a separarse de la co n s­
ciedades arcaicas, corresponde a lo que ciencia co m ú n o consciencia colectiva11.
Bellah d en om in a co m o "el m ito co sm o ­ Esa sep aració n está v in cu lad a, c o m o
lógico", o sea, "un conjunto de simboliza­ D urkheim lo exp u so m ag istralm en te,
ciones en el que la naturaleza, la socie­ con el desarrollo de la división social del
dad y el yo se perciben co m o integrados trabajo y se consolida, adem ás, de form a
en una unidad m ás o m en os co m p ac­ sim ultánea, con el desarrollo de la d o ­
ta ”8. Desde u n a perspectiva an tro p o ló ­ m inación social y de un sistem a políti­
gica, en el sistem a de pen sam ien to tra­ co, es decir, con el surgim iento de la desi­
dicional, “lo sagrado o lo crucial es m ás gualdad social y la estratificación social.
extenso, disperso de form a m ás desor­ Resultado de tod o ese com plejo proceso
denada, y m u ch o m ás generalizado”9. El es que el yo aparece, entonces, co m o una
paso de un yo entrañ ad o a o tro desen­ agencia social con cierta au to n o m ía vir­
trañ ad o requiere, entonces, la transfor­ tual frente al resto de agencias in stitu ­
m ación global del sistem a de interpreta­ cionales. Surge, entonces, el individua­
ción cultural. En efecto, en la m edida en lism o co m o institución central y co m o

(í) Bellah, Robert N. ‘The Religious Situation in the Far East’ . En: Beyond Belief: Essays on Religión in a fbsf-
Traditional World, Berkeley, The University o f California Press: Los Ángeles, Oxford, 1970, p. 101. Otra
versión analítica del m ito cosmológico corresponde al tipo ideal que Bellah denomina 'el estado de
inocencia soñadora' (dreaming innocence) en el cual ‘las estructuras políticas y familiares se ven com o
totalm ente ‘naturales’, del m ism o tenor que todo el cosmos, y la cuestión del individuo apenas si
se plantearía.' 'Islamic Tradition and the Problems of M odemization’ . 0b. cit, p. 147.
(9) Gellner, Ernest. T h e Savage and the Modern Mind," apud Habermas, Jüi^en. The Theory ofCommunicative
Action, vol.i: Reason and the Rationalization of Society, Beacon Press: Boston, 1984, p.64. En los sistemas de
pensamiento moderno, en cambio, lo sagrado “es más limpio, más estrecho, más, por así decir,
z
económ ico y está basado en algún principio inteligible y tiende a no estar difundido en los aspectos g
menudos de la vida'. ídem.
(10) Habermas, Jürgen. The Theory of Communicative Action. Op. cit., Cap. I, 2.
(11) Durkheim, Emile. The División of Labor in Society. The Free Press: Nueva York, 1964.
valor social que contribuye a redefinir las Así, pues, en los esquem as causales el
form as de orientación de la acción social fenóm eno social se explica co m o resul­
m ás allá de las fronteras habituales del tado de co m p o rtam ien to s, es decir, de
tradicionalism o y, con ello, un proceso elem entos necesariam ente anteriores. En
inevitable de secularización. los esquem as interaccionistas, en ca m ­
Las anteriores son las fuerzas históri­ bio, el fenóm eno es explicado en función
cas y culturales m ás significativas para de las intenciones de los actores y de la re­
el desarrollo de la noción de interioridad presentación que ellos tienen de los m e ­
co m o un ingrediente para la co n stru c­ dios para la realización de sus objetivos.
ción de teorías científicas sobre la co n ­ En un caso, el fenóm eno es explicado, por
ducta. Pues bien, esos desarrollos teóri­ la posición que el actor ocupa en el siste­
cos recientes replantean las dem andas m a de clases, por ejemplo; en el otro, el
m etodológicas para el estudio de los sis­ fenóm eno es explicado por las in ten cio ­
tem as sociales. Estos co m ien zan a ser nes del actor, esto es, por sus actos in ten­
percibidos no sólo co m o conjuntos de cionales. Y este cam bio de perspectiva ex­
m ecan ism o s cibernéticos en una b ú s­ plicativa im plica au to m áticam en te un
queda ininterrum pida de la hom eostasis cam bio radical en la m etodología de la
y del equilibrio, sin o tam b ién c o m o investigación. Los esquem as interactivos
estructuras de acción intencional que re­ requieren la incorporación de una n u e­
clam an un espacio propio en el seno del va categoría conceptual, a saber: los m oti­
sistem a. Y ese sistem a de acción social vos del actor. La idea de explicar por m e ­
-q u e, en últim as, sólo pudo ser elabora­ dio de m otivos en lugar de por m edio de
do cu an d o el m iem bro del grupo social causas externas desplaza el centro de gra­
com en zó a ser visto, gracias a su interio­ vedad de la explicación a la interpretación
ridad, co m o un agente racional im por­ del sentido de la acción. La dim ensión h erm e­
ta n te en el desarrollo de los procesos néutica se instala, pues, de form a defi­
sociales- requirió la con stru cción m e to ­ nitiva en el cam p o de las ciencias h u m a ­
dológica de una tipología de la acción so ­ nas a partir de una nueva concepción de
cial. Los procesos sociales com ienzan a la dinám ica de la acción social.
verse, desde entonces, no sólo co m o pro­ A co n tin u a ció n voy a d e sta ca r un
cesos cibernéticos sino tam bién co m o cam bio m u y im p ortan te en el co n te n i­
procesos racionales. do categorial de las ciencias hum anas que
Esos desarrollos teóricos contribuyen se ha venido dando en las últim as d éca­
de igual form a a enriquecer la m e to d o ­ das, y que representa una ruptura revo­
logía de la investigación sobre las causas lucionaria. Para com enzar, quisiera seña­
del com p ortam ien to social. Las causas de lar un dato fundam ental: de todas las
la co n d u cta no van a ser m ás buscadas categorías y conceptos que habitualm en­
exclusivam ente en el m u n d o externo, el te m anejan las diversas ciencias, ningu ­
m u n d o circundante del actor, sino ta m ­ na había jugado hasta ahora un papel tan
bién en la esfera interior, el m u n d o de central para la caracterización de la vida
los m otivos del actor. Todo ello da origen social y sus espacios co m o el con cep to
a una novedosa bifurcación de la expli­ de trabajo. Ninguna teoría hizo m ás por
cación: por un lado, el habitual esque­ destacar la significación del trabajo h u ­
m a causal y, por el otro, un nuevo esque­ m an o que la m arxista. Pero, indep en­
m a interaccionista. dientem ente de ella aunque junto a ella,
Para e n te n d e r lo an te rio r co n v ien e las d em ás teorías de lo social habían
hacer una distinción entre acción y com ­ siem pre concedido un lugar an alítica­
portam iento. U na acción es un co m p o rta­ m en te destacado al co n cep to de trabajo.
m iento orientado hacia la búsqueda de La división social del trabajo, por ejem ­
un fin. Un co m p o rtam ien to , en cam bio, plo, es reconocida co m o el punto de par­
es el resultado de la conjunción de un tida para el surgim iento de las socieda­
con ju n to de acciones. des co n h isto ria q u e desp lazan a las
so cied ad es seg m e n tarias a n te rio re s a sociedad. Hasta entonces, la co m u n ica­
ésta. La estratificación social y las estru c­ ción y el lenguaje se daban por supues­
turas de desigualdad asociadas a ella, por tos naturales de la vida en sociedad. Las
una parte, estaban constituidas esencial­ ciencias sociales no tom aban en serio el
m en te en función de la posición ocu p a­ hech o fundam ental de que los actores
da en el siste m a de o cu p acio n es y, a sociales son personas que hablan y que
fortiori, en el proceso de producción, vale se co m u n ican por m edio del habla. Sim ­
decir, en el m u n d o del trabajo. La repro­ plem ente tom ab an en cu en ta el lengua­
d ucción de la vida social, por otra parte, je co m o la base para un sistem a de clasi­
es teó ricam en te inconcebible sin darle ficación y de evaluación del am biente
cabida a la categoría del trabajo co m o ins­ social y natural que perm ite a los m iem ­
titución decisiva para dicho proceso. Al­ bros del grupo establecer las fronteras
gunos de los con cep tos m ás significati­ entre la com u n id ad y su en to rn o . Pero a
vos para interpretar la organización de partir del descubrim iento del habla, la
los sistem as sociales m od ern os, co n cep ­ dim ensión com u n icativa y discursiva se
tos co m o contrato, interés, m ercado y, en bu e­ instaló en el cen tro de la reflexión co n ­
na m edida, fu n c ió n , fin alm en te, están tem p o rán ea sobre la vida social. Esos
genéticam ente condicionados por su vin­ desarrollos teóricos, una vez m ás, han
culación inm ediata y orgánica con la idea exigid o red efin icio n es m eto d o ló g icas
de trabajo. El trabajo, en fin, había co n s­ para la explicación del m u n d o social tal
tituido el epicentro del análisis de la vida co m o se reflejan, por ejem plo, en la obra
en sociedad. de Jü rg en H aberm as y en el an álisis
No obstante lo anterior, a partir de la conversacional que se ocupa del estudio
obra del austríaco Ludwig W ittgenstein, de los papeles, las relaciones sociales y
el filósofo analítico m ás im p ortan te del las relaciones de poder entre los partici­
siglo XX, y, posteriorm ente, de las co n ­ pantes.
tribuciones a la filosofía lingüística por Los cam bios en las perspectivas cien ­
p a rte de J o h n A u stin , G.E. M o o re y tíficas para el co n o cim ien to de la vida
Gilbert Ryle, el papel del lenguaje co m e n ­ social no se han reducido a las innova­
zó a jugar un rol creciente para el análi­ ciones con respecto a las categorías y los
sis de la vida social. Para ello, fue necesa­ conceptos explicativos. Se extienden asi­
rio prim eram en te sacar al lenguaje de su m ism o a nuevos m odos de percibir viejas
habitual contexto gram atical y sem ántico estructuras o procesos. U no de esos ca m ­
y reubicarlo en el co n texto de la prag­ bios es el relativo a la concepción m ism a
m ática lingüística, esto es, analizarlo des­ de los hechos de la cultura. En un com ien­
de la perspectiva del lenguaje hablado, zo y durante largo tiem po la noción de
los actos de habla o actos lingüísticos. Al h echo cultural fue sem ejante tanto para
nivel del discurso, el análisis pragm ático los hom bres de ciencia, los especialistas,
nos ilustra sobre la m an era co m o los a c­ co m o para los ciudadanos bien inform a­
tores que participan en un diálogo in- dos, los hum anistas. Los hechos cu ltu ra­
teractúan en tre sí, con todos los supues­ les eran considerados, por unos y otros,
tos y convencionalism os im plícitos que co m o estructuras com plejas de signifi­
dicho discurso conlleva. El lenguaje vis­ cados que tendían un puente de co m u ­
to de esa m anera pragm ática o, m ás exac­ nicación con nuestros propios valores. La
tam en te aún, el h ab la , se distancia de las Patria Boba, La Regeneración, la Coloni­
palabras y se ap roxim a m u ch o m ás a lo zación A ntioqueña, el Renacim iento Ita­
que hacem os con las palabras, para pa­ liano, la R eform a P ro testan te y o tras
rafrasear el título de una de las obras de co n stelacio n es m ás eran vistas co m o
Austin. Todo este m o vim ien to ha lleva­ "m undos" de viva significación histórica
do a otorgar un papel central a la idea de para nosotros, pese a la lejanía que nos
la com unicación co m o una categoría deci­ distancia de ellos, gracias a la resonancia
siva para la com p ren sión de la vida en sim bólica que tienen hoy en día para la
com prensión de nuestro propio m undo. canism os de cam bio y la estru ctu ra de
Durante el siglo XX, no obstante, las cien­ las instituciones h u m an as. De hecho, el
cias históricas han procedido a diferen­ evolucionism o aparece co m o un esque­
ciar el significado propiam ente cultural m a antih istórico y reduccionista en la
del significado histórico de esos m ism os m edida en que las supuestas leyes del
hechos. En efecto, un hecho cultural pue­ cam bio social dan cu en ta ellas m ism as
de ser visto esencialm ente co m o un esla­ de las transform aciones sociales. La liqui­
bón dentro de una cadena histórica cau ­ dación de los esquem as evolucionistas
sal -p o n g am o s por caso el papel de la representó un enorm e progreso, con res­
Colonización Antioqueña co m o factor de pecto a la representación científica de las
cam bio so cial- o co m o sín tom a, aún sien­ sociedades h um anas, que com en zaron a
do causalm ente ineficaz, de un co n texto ser percibidas co m o estructuras com p le­
m ayor, co m o sería el caso de la Regene­ jas m ediadas por un sin n ú m ero de inte­
ración. Esos dos significados "especiali­ reses y de valores, por un lado, y, por el
zados" son relativam en te indiferentes otro, co m o sistem as pluridim ensionales
para la persona ilustrada pero no lo son, que d esem peñan variadas funciones que
definitivamente, para el especialista. Esos les perm iten solucionar los desafíos y exi­
cam bios son, a su tu rn o, el fruto de una gencias que la contingencia, el en to rn o
tra n s fo rm a ció n h is tó rica m e n te rev o ­ y la sociedad m ism a les plantean.
lucionaria con respecto a la n oción de
causalidad en los asuntos h u m an os. Los
estadios o m o m en to s en la concepción
de la causalidad histórica van desde el ¿Y del futuro qué? ¿Es posible anticipar
estadio heroico, co m o es el caso en M a- con un grado razonable de plausibilidad
quiavelo, para el cual la historia la hacen la ten d en cia d o m in an te en el co n o ci­
los héroes, hasta el m aterial, co m o es el m ien to científico de lo social en el siglo
caso de M arx, para el cual los cam bios XXI? Las consideraciones que siguen a
en la sociedad obedecen esencialm ente a co n tin u ació n representan un esfuerzo
condiciones materiales -e sto es, sociales- por arrojar alguna luz en esa dirección.
de tipo econ óm ico. El papel de las ideas Para com enzar, es posible clasificar el
y de los valores culturales había sido, en co n o cim ien to científico de lo social, en
esencia, devaluado co m o instrum ento de térm inos generales, en dos grandes cla­
cam bio social. Su revaluación, que co in ­ ses: por un lado, un conocim iento con
cide en térm in os generales con los c o ­ estructura "m atem ática" articulado alre­
m ienzos del siglo actual, es atribuible en dedor de categorías m ayores co m o regula­
buena parte a la escuela neokantiana. ridades, m ecan bm os, funciones, an álisis y expli­
Finalm ente, u n a nu eva m an era de caciones; por otro lado, un co n o cim ien to
enfrentar viejos procesos es la relativa a con estructura herm enéutica, sem án ti­
la explicación del cam bio social. En este ca, simbólica, literaria o co m o se le quie­
sentido, una de las transform aciones más ra llam ar organizado en térm in os de ca ­
significativas en la historia de las cien ­ tegorías, co m o constelaciones, sentido, valores,
cias sociales es aquélla relacionada con síntesis e interpretaciones. Si bien esta segun­
la substitución del esquem a ev olu cio ­ da clase ha jugado un papel im portan te
nista para la explicación de los procesos para el desarrollo del co n o cim ien to so­
de cam bio social por esquem as propia­ cial a lo largo de toda su historia, la ver­
m en te históricos o sociológicos. El ev o ­ dad es q u e, p o r v arias razo n es cu y a
lucionism o constituye una perspectiva explicitación exigiría un trabajo aparte,
ingenua y grosera a la vez de explicar el el co n o cim ien to de estructura "m atem á­
cam bio social. Ingenua al in ten tar dar tica" se im puso co m o el m odo d o m in an ­
cu en ta de procesos concretos por m edio te de co n o cer lo social du ran te el siglo
de entelequias con ropaje de leyes gene­ XX y, p articu larm en te, en el seno del
rales sin ninguna m ediación h istórico- m u n d o académ ico. Dos m odalidades de
con creta. Y grosera al sim plificar los m e­ esa form a de co n o cer han hech o carrera:
u n a principal, de pretensión holista, es su s re g u la rid a d e s , m ie n tr a s q u e la
aquella que percibe la sociedad y sus di­ cripticidad tiene que ver con el grado de
versos espacios institucionales co m o sis­ laboriosidad necesaria para transform ar,
temas adaptativos complejos, y otra subsidia­ m ediante una reducción, ese con ju n to
ria, de orientación coyu n tu ral y tópica de regularidades en u n a teoría. Ahora
que, de m an era p un tu al y en el m ejor de bien, no cabe la m en o r duda de que un o
los casos con teorías de alcance medio, pre­ de los efectos de toda ciencia n o rm al es
tende dar cu en ta de asociaciones entre fe­ el de reducir tan to la profundidad co m o
n ó m en os de algún interés. la cripticidad de los fenóm enos estudia­
La tesis que quisiera p roponer y que dos en la m edida en que la práctica cien ­
puede even tu alm en te servir para atala­ tífica se lim ita por fuerza a la aplicación
y ar tím id am en te el futuro de la ciencia can ón ica del paradigm a establecido. Si
social es la de que el co n o cim ien to de no fuera ése el caso, entonces el co n o ci­
estru ctu ra "m atem ática" de lo social -e n m iento aplicado no sería, por definición,
sus dos m odalidades: holística y p u n ­ un c o n o c im ie n to p a ra d ig m á tico y la
tual— se enfrenta cada vez m ás a una si­ ciencia no sería, por lo tan to, "n orm al”.
tu ación de rendim ientos decrecientes y, El co n o cim ien to “m atem ático" de lo so ­
afortiori, a cierto estan cam ien to cognosci­ cial, por consiguiente, ha ido reducien­
tivo. La concepción de las estructuras e do poco a poco su nivel de com plejidad.
in s titu cio n e s sociales c o m o sistem as Ahora bien, es lícito suponer que la
adaptativos com plejos, por un lado, jun­ ten d en cia evolutiva al d eb ilitam ien to
to con la" aspiración" a d ar cu en ta "a pe- progresivo de la creación -e n su sentido
dacitos" de la fenom enología de lo social m ás estricto - en el seno de la ciencia nor­
por m edio de asociaciones de variables, m al tiende tarde o tem p ran o a generar una
p or el otro, h acen parte central de lo que insatisfacción colectiva creciente en la c o ­
Kuhn dio en llam ar la ciencia norm al, a m unidad de científicos. La ciencia n o r­
saber, aquélla cuyo ejercicio descansa en mal, la ciencia del déjá vu, después de todo,
la reiteración p erm an en te de su esque­ em bota nuestra sensibilidad y apertura
m a paradigm ático. En el caso que nos hacia el asom bro y sin esa sensibilidad y
ocu pa ello significa, en esencia, la apli­ esa apertura el espíritu creativo se en to r­
cación de la teoría de los sistem as adapta­ pece. (Sería de esperarse, entonces, un
tivos com plejos a nuevas instancias y la fortalecim iento de la otra clase de c o n o ­
reiteración de generalizaciones em píricas cim ien to aquí llam ado literario, h erm e-
ya establecidas. El ren d im ien to d ecre­ néutico, sim bólico, etc. Y con m ás veras
ciente de esa clase de co n o cim ien to hace si se tiene en cu en ta su saludable resis­
referencia a la pérdida creciente de com­ tencia intrínseca al encasillam iento en
plejidad de sus productos. Pero ¿en qué un a ciencia n orm al.)
consiste dicha com plejidad? Esa insatisfacción colectivam ente sen­
La complejidad de una estructura pue­ tida tarde o tem p ran o induce "orgánica­
de ser identificada en función de dos di­ m e n te ” a la eclosión y desarrollo del ca-
m ensiones: la profundidad y la elipticidad'2. risma científico15. No hay por qué limitar,
La profundidad h ace referencia al grado en efecto, el em pleo de la noción de ca-
de laboriosidad necesaria para describir rism a al ám bito de la dinám ica religiosa

<I2) Estos dos criterios, sugeridos por Charles Bennett, son empleados por Murray Gell-Man, el gran
físico y premio Nobel norteamericano en su 7he Quark and the Jaguar: Adventures in the Simple and the
Complex.: W.H. Freeman and Co.: Nueva York, 1995, p. 100-106.
,l5) La noción de carisma aquí empleada no corresponde a la célebre noción weberiana. Para Weber el
carisma, com o don extracotidiano, es un principio de autoridad y, desde luego, de justificación
de la misma, es decir, es una fuente de legitimación. El concepto weberiano tiene implicaciones
y política. Com o en la vida religiosa y en form ación del co n o cim ien to . Hasta ahí
la vida política, tam bién en la vida cien­ nos está perm itido h u m an am en te a ta ­
tífica el carism a vendría a ser el respon­ layar el futuro científico. Podemos, co m o
sable por la revitalización de la estru ctu ­ acabam os de hacer, anticipar las co n d i­
ra y del o rd e n m e d ia n te su p ro p ia ciones de posibilidad del desarrollo cien­
negación y superación. El carism a, co m o tífico gracias a las circunstancias que p ro­
energía creadora -q u izá la versión profana vocan el surgim iento del carism a, pero
m ás cercana a lo que los teólogos llam an m ás allá de eso lo único que podem os
el Espíritu S an to -, se instituye entonces percibir es la cám ara oscura de la c o n ­
co m o una fuente de creación y de tran s­ tingencia y del azar.

profundamente "aristocráticas”. Aquí, en cambio, no se enfatiza su origen extracotidiano sino su


energía revolucionaria. Como en el caso de las primeras comunidades cristianas, el carisma puede
ser profundamente "democrático", rasgo repelente para Weber.
Alipio Jaramillo
M asacre
Óleo sobre tela. 1950

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