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DE LA EFICACIA DEL ACTO ADMINISTRATIVO

1. Concepto de eficacia

El Capítulo III del Título I de la LPAG (Artículos 16º al 28º) establece una serie de
consideraciones en torno a la eficacia de los actos administrativos; imponiendo como regla
general que el acto administrativo es eficaz a partir de que la notificación legalmente realizada
produce sus efectos; lo que supone la observancia de los requisitos y el procedimiento
establecido por las normas especiales y por la norma general que se viene desarrollando.

Excepcionalmente, el acto administrativo poseerá un momento distinto de eficacia; y es que


en una lógica garantista pro administrado, cuando éste último resulta beneficiado por el acto
administrativo emitido es que se entenderá la eficacia desde la emisión del acto
administrativo; salvo que el propio acto establezca algo diferente. Resulta necesario reiterar la
diferencia de los conceptos de eficacia y validez del acto administrativo. Por lo que podemos
decir que existen actos inválidos, pero, sin embargo, eficaces en virtud de la presunción de
validez que la LPAG dispone en su Artículo 9º. Un acto viciado, hasta tanto no se anule,
produce sus efectos, es o puede ser un acto eficaz, pese a que intrínsecamente sea un acto
inválido, ilegítimo. Por el contrario, existen actos válidos, pero que son transitoriamente
ineficaces por mediar las circunstancias explicadas en el epígrafe anterior. Las principales
manifestaciones de la eficacia del acto son su ejecutividad y la posibilidad de su realización de
oficio por la Administración Pública (MARTÍN MATEO, 2004, pág. 256).

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