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3.

Comparación y valoración de la Práctica de Crianza

Los cuidadores tienen diferentes fuentes de información que nutren sus creencias para
consolidar o cambiar una práctica de crianza, hay diferentes líderes de opinión y medios
en su comunidad a los que las madres, padres y cuidadores tienen acceso. Desde lo que
le dice la abuela, el curandero, la vecina, el párroco, la enfermera, lo que escucha en la
radio o televisión, lo que algunos ven en internet, o lo que sabe de los derechos de las
niñas y niños.

Cada una de estas fuentes es importante y tiene valor en su contexto, que de antemano
no se debe de juzgar, ni negar, ya que cada una de ellas puede aportar. La decisión de
discriminar “que está bien y que está mal” es responsabilidad del cuidador. Al promotor
educativo le corresponde identificar los diferentes saberes de conocimiento y acercarlos
para que las familias realicen comparaciones entre prácticas de crianza.

Para fines de este documento identificamos tres saberes claves que pueden tener acceso
las madres, padres y cuidadores y con los que se podrían trabajar. Dichos saberes son el
científico, el de la comunidad, y el de enfoque de derechos.

Saber Científico

Es el conocimiento que se divulga a partir de los hallazgos de la psicología, educación,


medicina, pedagogía, etc. es considerado como científico porque dicha información es
obtenida por especialistas que realizan estudios, experimentos e investigaciones de forma
sistemática, basadas en teorías y conceptos, con una metodología, y que sus resultados
pueden ser verificados.

Con respecto a las prácticas de crianza la información que se tiene del conocimiento
científico es vasta y es representada por la cultura dominante (urbana, clase media).
Dicho conocimiento se da a conocer en revistas científicas especializadas, pero la difusión
masiva se lleva a cabo por medio de la radio, televisión, internet, instituciones, periódico y
revistas. Esta información se va modificando y transformando y en algunas ocasiones
llega a perder su sentido original. Hay que tener en cuenta que el saber científico no es
una verdad absoluta, son conocimientos que aportan y que dan una mirada distinta.

Saberes de la comunidad

En la comunidad existen diferentes saberes que se van transformando, creando y


vinculando, de los que podemos identificar tres saberes: la sabiduría tradicional (de
nuestros pueblos originarios), la sabiduría del lugar y la sabiduría de las instituciones
locales.
● La sabiduría tradicional de los pueblos originales, se construye con base en
experiencias concretas vividas sobre tiempos largos y en condiciones específicas
que entre otras cosas ayudan a construir prácticas de crianza consistentes con los
valores y la cultura local.
● La Sabiduría del lugar, es la que la comunidad actual ha ido creando, la cual se
puede o no nutrir de la sabiduría tradicional, y que agrega elementos nuevos de su
contexto y formas de relación de la vida actual.
● La Sabiduría de las instituciones locales, En cada comunidad existen líderes de
opinión sobre temas de crianza de los niños y niñas, que por lo general son
profesionales, técnicos o representantes de instituciones que están trabajando con
la comunidad, algunos de ellos crecieron en ella y otros sólo llegan por algún
tiempo determinado, pero lo importantes que pertenecen o representan a una
institución que tiene valores, contenidos y propósitos específicos, llámese
institución de salud, educativa, eclesiástica o social, y que en el marco de sus
valores y estrategias de intervención ofrecen opiniones, comentarios y sugerencias
sobre diferentes temas de crianza.

Los conocimientos que tienen las familias del lugar de procedencia donde crecen niñas y
niños son igualmente importantes, como el conocimiento científico. Al hablar de prácticas
de crianza es obvio que éstas, son influidas por las creencias de la comunidad o las del
pueblo.

Por ejemplo en su vida cotidiana, los cuidadores, observan y escuchan las prácticas de
crianza de su comunidad, platican y conversan entre amigos y familiares sobre la crianza
de sus hijas e hijos. Esta información les sirve para comparar y valorar si lo que uno hace
está “bien” o “mal”, si va de acuerdo al conocimiento y sabiduría de su cultura o a las
tradiciones de su comunidad.

Lo que se pretende es reflexionar por un lado, sobre aquellas prácticas de crianza que se
fundamentan en la sabiduría de la comunidad tradicional y que influyen de forma positiva
en la supervivencia y en el desarrollo de niñas y niñas, o de aquellas prácticas que
aunque se realicen no afectan de ninguna forma en su supervivencia y desarrollo.

Saber del enfoque de Derechos

Desde 1990 que México firmó la Convención de los Derechos de la Niñez, (CDN) está
obligado a cumplirla y crear las condiciones para que las niñas y niños conozcan y ejerzan
sus derechos. En diciembre del 2014 se promulgó en el país la Ley General de los
Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes, en la que se traducen los conceptos y
principios de la CDN y se especifican las estrategias y acciones en favor de la infancia.
El enfoque de derechos se refiere a los consensos ciudadanos y la implementación de
leyes dirigidas hacia la infancia que influye también en la forma como las personas
valoran las relaciones con niños y niñas.

El enfoque de derechos es una postura crítica sobre la forma de ser y actuar como
servidor/a público para garantizar los derechos de la convención y de las leyes de niños y
niñas. Estos derechos se presentan en los siguientes principios que los organizan:

Interés Superior de niños y niñas. Significa que en la promoción de las prácticas de


crianza se priorice el beneficio al niño y a la niña, que se parta de él y sea el centro de
todas las acciones de crianza, respetando sus derechos humanos.

Las acciones o decisiones que tomen los agentes educativos con respecto al desarrollo
integral de niños y niñas, tienen que favorecer siempre el ejercicio de sus derechos.

Supervivencia y Desarrollo. Las acciones y decisiones de cuidadores y agentes


educativos que favorecen los derechos de niñas y niños en educación, salud,
alimentación, recreación y juego. Es decir que sus prácticas de crianza favorezcan su
integridad física, mental y social, y generen las condiciones para su crecimiento y
desarrollo.

No discriminación y No violencia. Las acciones y decisiones de los cuidadores y de los


agentes educativos para garantizar el buen trato y respeto a niños y niñas, incluyendo y
respetando sus diferencias culturales, sin ninguna acción que implique violencia
(abandono, gritos, golpes, sobrenombres que dañen sus autoestima, negligencia, etc.) o
actos de discriminación (rechazarlo por sus características físicas, condición social, etnia
o género)
Participación Infantil. Las acciones y decisiones de los agentes educativos del CONAFE
tienen que ir encaminadas a crear espacios en los que niños y niñas aprendan a ser
ciudadanos por lo que en todo momento tienen que observar y propiciar que las prácticas
de crianza de sus cuidadores, lleve a que los niños y las niñas estén informados y den
su opinión, sean escuchados, sean tomados en cuenta y que puedan organizarse para
jugar, platicar, opinar o hacer cosas de niños y niñas, es decir que de acuerdo a la
evolución de capacidades puedan tomar decisiones en los asuntos que les afectan.

El enfoque de derechos implica que todos los derechos de niñas y niños están
relacionados, cuando se defiende y promueve un derecho se defienden y promueven los
demás.

¿Para qué nos sirve el enfoque de derechos?

Para valorar (evaluar) las prácticas de las familias, y las prácticas de crianza que
fomentan los promotores educativos.

Una de las características del programa de Educación Inicial del CONAFE establece que
los agentes educativos deben promover el ejercicio de los derechos de niños y niñas. Esto
implica asumir un enfoque de derechos para incidir en las prácticas de crianza, que a su
vez faciliten la supervivencia, el crecimiento y el desarrollo de niños y niñas.

En las sesiones con las familias no se debe de tomar la convención de los derechos de la
niñez como un elemento a enseñar para que se aprendan de forma literal o de memoria
los derechos. El Enfoque de Derechos permite guiar y acompañar la discusión de las
sesiones con las familias con una metodología que cuide el Interés superior de la niñez es
decir cuide todos sus derechos y nos preguntemos: ¿Esta práctica de crianza, ayuda a su
crecimiento, desarrollo y supervivencia?, esta práctica de crianza ¿No maltrata, violenta
o discrimina a las niñas y niños? y sobre todo algo que no se considera comúnmente, esta
práctica de crianza ¿promueve la participación activa de las niñas y niños? es decir lo
escucha con atención, le ofrece información, permite que se exprese y que tome
decisiones.

Finalmente estos cuatro saberes que arbitrariamente los separamos con fines didácticos,
son elementos que le permiten al Promotor educativo promover que las madres, padres y
cuidadores de su grupo de Educación Inicial, puedan comparar y valorar sus prácticas de
crianza. Y también darle herramienta al promotor educativo para que acompañe en este
proceso, esto es, la tarea consiste en acercar información nueva que ayude a tomar una
decisión entre fortalecer y mejorar su práctica de crianza o modificar y cambiar su práctica
de crianza.
De esta forma, en la realidad las prácticas de crianza de las familias se integran con
diferentes ponderaciones, valores y sentidos, haciendo que cada cuidador/a construya su
particular forma de criar, asignándole un juicio de valor que determina si una práctica es
adecuada o inadecuada. Considerando siempre al menos uno de los cuatro saberes
mencionados anteriormente.

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