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Pitágoras pudo profundizar los conocimientos de los magos en Babilonia, que

eran herederos de Zoroastro.

Los egipcios conocían las claves universales de las ciencias sagradas, pero los
magos persas parecían haber llegado más lejos. Se atribuían la capacidad de
manejar el poder oculto de la naturaleza y en sus templos ocurrían fenómenos
inexplicables.

Pitágoras quería devolverle su prestigio al arte adivinatorio y daba lecciones en


el templo de Samos sobre el porvenir de Grecia y del mundo.

Se instaló en Crotona y allí fundó su escuela para enseñar la doctrina esotérica


y aplicar sus principios a la juventud. Era un instituto para la iniciación laica que
tenía también la intención de transformar de a poco la organización política, de
acuerdo a su idea filosófica y política.

Pitágoras preveía la caída del helenismo y deseaba inculcar los principios de


una religión científica que incluía la esencia purificada de la sabiduría oriental.

En Crotona era respetado como un filósofo; seducía con el encanto de su


fisonomía y de su voz porque llegaba a cautivar con la belleza de su semblante
y la nobleza de su persona; atrayendo a la multitud con su virtud y su verdad.

El instituto fue llamado el templo de las Musas. Era un colegio de educación,


una academia de ciencias donde los maestros acreditados podían enseñar
ciencias físicas, psíquicas y religiosas. Constituía una pequeña ciudad modelo
bajo la dirección del gran maestro.

La escuela de Pitágoras fue la más importante tentativa de iniciación laica,


síntesis del helenismo y el cristianismo.

El ingreso a la escuela era difícil y los aspirantes debían someterse a distintas


pruebas y ensayos. A los novicios no se les permitía hacer ninguna objeción a
sus maestros ni discutir sus enseñanzas.

La Mónada es la esencia de Dios, la Díada su facultad generadora y


reproductiva y el mundo real es lo creado que es triple; porque como el
hombre, el mundo se compone de cuerpo, alma y espíritu.

Así, el universo se divide en el mundo natural, el mundo humano y el mundo


divino; porque la tríada es la ley constitutiva de las cosas y la clave de la vida.

El alma es el cuerpo etéreo que el espíritu construye, es lo que anima al


cuerpo, semejante a él y que lo sobrevive después de muerto.
Pitágoras consideraba al universo como un ser vivo animado por un alma y
penetrado por una gran inteligencia.

Aristóteles afirmaba que los pitagóricos creían en el movimiento de la Tierra


alrededor del Sol y que las estrellas son sistemas solares con las mismas leyes
del nuestro. Todas estas ideas se enseñaban pero se conservaban en el más
absoluto secreto.

Los astros y los seres están formados por los cuatro elementos, Tierra, Agua,
Aire y Fuego y por un quinto elemento etérico que es un estado tan sutil de la
materia y tan vivo que ya no es atómico y que está dotado de penetración
universal. Es el fluido cósmico original, la luz astral o el alma del mundo –
concepto que se puede identificar con la materia oscura, supuesto moderno
que explicaría la fuerza que frena la expansión del universo.

cosmos como armonía musical de números


Se podría considerar que los pitagóricos eran una secta religiosa, donde se
dieron una serie de descubrimientos matemáticos, llegando a un cierto
“misticismo del numero”. Sin embargo, se buscaba una base científica y
racional para el conocimiento.
Es una de las primeras manifestaciones donde Filosofía reconvierte realmente
en un modo de vida, una concepción de la vida y el mundo que, en los términos
de la época, suponían una forma de salvación eterna. Lo que es relevante es
que, por primera vez, se da una conexión intrínseca entre al ámbito del
conocimiento –Teoría- y el ámbito a la acción –Práctica-.
Aproximarse a la Escuela pitagórica y la figura de Pitágoras tiene la dificultad
ya vista del secretismo que rodeaba sus actividades y la mitificación de su
figura. Quizá la aportación más importante del legado pitagórico sea una
particular visión sobre los número, la proporción y la armonía. Según esta
cosmovisión, todo es número y éstos guardan una determinada proporción
entre sí, que es la armonía. Esta visión se aplica a las notas y proporciones
musicales y también a las medidas celestes.
Les atribuye Aristóteles que “las cosas en sí son números”, o que ellas “imitan”
o “representan” números, o que “supusieron que los elementos de los números
era los elementos de todas las cosas, y que la totalidad del cielo
era harmonía y número” Aristóteles, Metafísica, 987, b 28; 986 a 1
El mundo está compuesto por números, que son los elementos base, y estos
tienen una serie de proporciones. La armonía es el acoplamiento o adecua
durante nuestros momentos más oscuros cuando tenemos que centrarnos para
ver la luz.-Aristóteles.

-La vida es muy simple pero insistimos en hacerla complicada-Confucio.


-La vida consiste en la repetición constante del placer-Schopenhauer.

-Nunca moriría por mis creencias porque podría estar equivocado-Bertrand


Russell.

-No puedo volver al pasado porque entonces era una persona distinta-Lewis
Carroll.

-Las dificultades preparan a menudo a una persona normal para un destino


extraordinario-C.S. Lewis.

-La vida es un naufragio, pero no hay que olvidar cantar en los botes
salvavidas-Voltaire.

-Pienso luego existo (“Cogito, ergo sum”)-Descartes.

-Uno no puede pisar dos veces el mismo río-Heráclito.

-El conocimiento de nadie puede ir más allá de su experiencia-John Locke.

-Solo hay un Dios, el conocimiento, y un demonio, la ignorancia-Sócrates.

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