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altruista y sin ningún ánimo de lucro dedica su tiempo a traducir, corregir y
diseñar de fantásticos escritores. Nuestra única intención es darlos a conocer a
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lectores a comprarlos en físico para apoyar a sus autores favoritos.

El siguiente material no pertenece a ninguna editorial, y al estar realizado


por aficionados y amantes de la literatura puede contener errores. Esperamos
que disfrute de la lectura.
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Sinopsis .......................................................................................................... 5
El Comienzo .................................................................................................... 7
Capítulo 1 ....................................................................................................... 8
Capítulo 2 ..................................................................................................... 24
Capítulo 3 ..................................................................................................... 43

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Capítulo 4 ..................................................................................................... 60
Capítulo 5 ..................................................................................................... 79
Capítulo 6 ..................................................................................................... 96
Capítulo 7 ................................................................................................... 111
Capítulo 8 ................................................................................................... 128
Capítulo 9 ................................................................................................... 145
Capítulo 10 ................................................................................................. 161
Capítulo 11 ................................................................................................. 178
Capítulo 12 ................................................................................................. 196
Capítulo 13 ................................................................................................. 213
Capítulo 14 ................................................................................................. 230
Capítulo 15 ................................................................................................. 246
Capítulo 16 ................................................................................................. 263
Capítulo 17 ................................................................................................. 279
Capítulo 18 ................................................................................................. 295
Epílogo ........................................................................................................ 307
Lista de Personajes ..................................................................................... 313
Sobre la Autora ........................................................................................... 318
Próximo Libro.............................................................................................. 319
Saga Indigo Court ....................................................................................... 320
Hace miles de años, los vampiros trataron de convertir al Fae oscuro

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con el fin de aprovechar su magia, sólo para crear un enemigo demoníaco
más poderoso de lo que podrían haber imaginado. Ahora, en un último
esfuerzo, Myst regresa con una venganza para someter al Bosque Dorado
para siempre bajo el mando de la Corte Índigo.

Las recién coronadas reinas Fae, Cicely y Rhiannon, han adoptado


sus destinos y reclamado sus tronos. Pero Myst se está levantando, una
vez más, y ahora, al frente de sus ejércitos, ella comienza su asalto final
sobre el Bosque Dorado. Mientras Faes, vampiros, y nacidos-mágicos
caen por igual bajo la marea de sangre, Cicely y sus amigos tienen que
descubrir una manera de destruir a la reina araña antes de que ellos; y
su pueblo, enfrenten la aniquilación total.
En una batalla todo lo que necesitas para que luches es
un poco de sangre caliente y el conocimiento de que es más
peligroso perder que ganar.
GEORGE BERNARD SHAW

En el solsticio de invierno, el viento es frío, los árboles


están desnudos y todo se encuentra en calma debajo de las

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mantas de nieve.
GARY ZUKAV
Llegó un momento en que Myst, reina de la Corte Índigo, montó en una

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marea glacial, tratando de devorar a todos los que se le opusieran. Batallas
fueron libradas, alianzas fueron formadas, y una pequeña facción se paró al
frente contra ella. Cicely, la reina de la Nieve y el Hielo, y su prima Rhiannon,
reina de los Ríos y Juncos, estuvieron allí para afrontar el reto. Detrás de ellas
estaban sus amantes, su pueblo, y una alianza de vampiros y nacidos-mágicos.
En conjunto, se enfrentaron a la embestida de la reina Fae Vampírica, mientras
Myst trataba de silenciar el equilibrio del fuego y el hielo. Algunos
sobrevivieron… pero hubo pérdidas…

De Los últimos días de la Corte Índigo


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Me paré sobre un montículo cerca del Túmulo. La tierra estaba cubierta de
nieve y de hielo, el horizonte se extendía en un vasto panorama de invierno. Era
la imagen perfecta. La nieve brillaba bajo un cielo gris, brillando con el frío.
Aquí y allá, placas de hielo destellaban, un brillo ondulando a través del
paisaje, proyectando las sombras de color azul pálido para cubrir el mundo.
Árboles de hoja perenne, abetos y cedros, estaban cubiertos de blanco, la nieve
sobre sus miembros haciéndolos rozar el suelo por el peso.

Mi aliento salía en bocanadas, visible en la oscuridad temprana, una nube de


blanco cada vez que exhalaba. Pero el frío prístino que hacía brillar al mismo
aire apenas penetraba la capa de plumas que llevaba. Y lo poco del frío que lo
atravesaba había dejado de molestarme a lo largo de las semanas. Porque yo era
la reina de la Nieve y el Hielo ahora, y el frío ya no era mi enemigo.

Mientras contemplaba la tierra alrededor de mi Túmulo, era consciente de


que ni a diez metros de distancia, Check, mi guardia personal, vigilaba. Junto a
él estaba Fearless, quien se había recuperado gracias a Dios de sus heridas. El
Cambyra Fae sanaba rápidamente, y Fearless se había recuperado por
completo, incluso con las heridas severas que había recibido por parte de los
Cazadores de Sombras. Mientras que él había tenido muchísimo dolor durante
varias semanas, ahora estaba de nuevo en acción. Había notado un efecto
secundario del ataque que era a la vez bienvenido y curioso: su actitud hacia mí
había cambiado. Donde antes simplemente había estaba haciendo su deber,
ahora sentía lealtad mezclada con ese deber; una impresión de respeto que no
me había ofrecido antes.

Mientras estaba allí parada, me lancé a la estela, buscando información. El


reino de la Nieve y el Hielo podría ser mío para mandar, pero éramos
terriblemente vulnerables. Mientras que Myst estuviera todavía por ahí,
estábamos en peligro, y no podíamos bajar la guardia. Confiaba en los
exploradores y mis asesores, pero desde mi coronación, mi conciencia había
aumentado. Si escuchaba con suficiente cuidado, podía extenderme, y casi tocar

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la energía de Myst. Después de todo, estábamos vinculadas de una vida mucho
antes de ésta. Ella había sido mi madre, y yo había sido su hija Cherish, la
estrella brillante y la esperanza de la Corte Índigo, hasta que la traicioné a ella y
a mi gente.

Ulean, mi Elemental del Viento, se extendió a mi alrededor. Ella era más


fuerte aquí, en nuestro reino congelado. El reino de invierno de acuerdo con
ella. Aunque siempre le había oído claramente, desde el principio cuando
fuimos vinculadas por primera vez, aquí, me había vuelto aún más consciente
de ella.

A veces, pensaba que podría captar vislumbres de ella. Strict, mi asesor, me


había dicho que era uno de los efectos secundarios de tomar la corona. Uno más
en una larga serie de desplazamientos y cambios que había estado atravesando.
Algunos días, miraba en el espejo y no estaba del todo segura de lo que yo era.

Cicely, hay peligro cerca. Una sombra se cierne. Creo que Myst está de nuevo en
ascenso. Ulean pasó por delante de mí, haciendo girar la nieve en la ráfaga de su
estela.

Era sólo cuestión de tiempo. Sabíamos que estaba reagrupándose. Había estado
esperando que se frenara hasta que Rhiannon y yo estuviéramos más asentadas en
nuestras posiciones, que le llevara más tiempo volver a fortalecer sus fuerzas, pero no
creo que tengamos ese margen de maniobra. Me temo que estaremos luchando contra
ella antes de lo que esperábamos.

Temblando, pero no de frío, atraje mi capa firmemente alrededor de mis


hombros. Las plumas de búho utilizadas para hacer la capa habían sido
recogidas una a una, cosidas a mano por una talentosa costurera. Mis hermanos
Uwilahsidhe me la habían regalado para mi boda, un honor que significaba que
me habían aceptado en su gente. Mi gente. Yo era mitad nacida-mágica, y mitad
Uwilahsidhe; los cambiantes-búho, una rama de los Cambyra Sidhe. Acababa
de descubrir la última mitad de mi herencia seis semanas antes. Todo lo que
pensé que había sabido sobre mí misma había cambiado en ese tiempo.

Haremos lo que debamos. Si fracasamos, Myst extenderá su caza. Tomará el control


de este reino y llevará el invierno eterno al mundo para cubrir la tierra de hielo y de

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nieve. Ella soltará el apetito voraz de sus Cazadores de Sombras sobre cualquiera que se
interponga en su camino. No podemos dejarla ganar, Cicely, o todos, los nacidos-
mágicos, los lobos y los yummanii, todos acabaremos siendo presa para el Fae
Vampírico. Incluso los verdaderos vampiros, Lannan y el pueblo de Regina, caerán ante
su furia si no la detenemos.

Me extendí, tratando de sentir el peligro que Ulean había mencionado. Era


como el estiramiento de un nuevo músculo, no uno físico, sino mental.
Centrándome, tantee el terreno, sondeando el paisaje. Los sentidos se
arrastraron como enredaderas a través de la estela. Allí, pude sentir un zorro
ártico, y por allá, la liebre que estaba acechando. Unos senderos más allá sentí el
paso silencioso de un grupo de Elementales del Hielo, su enfoque tan distante y
ajeno que no podría haber descifrado su intención aunque me pagaras. Pero las
criaturas eran mis súbditos, estaban alineados a mí, y por tanto simplemente
toqué su energía antes de continuar.

Más allá de los Elementales del Hielo, llegué a una línea de árboles, y los
centinelas oscuros de los bosques susurraron rumores en mis oídos. Había
criaturas en el bosque, monstruos que no pertenecían aquí, a pesar de que,
también, nacieron del invierno y atendían a los oscuros meses del año.

Suavemente comencé a moverme hacia adelante, mi atención arrastrada por


una presencia familiar en un atril de arbustos cubiertos de nieve cerca. Al
acercarme a la Fae Salvaje, supe quién era, Check y Fearless flanquearon mis
lados.

Ulean se rió. Tu amiga quiere hablar contigo. Has ganado los corazones de los Faes
Salvajes, y eso es una bendición de doble filo.

Los Fae Salvajes eran peligrosos, una raza en sí misma. Antigua incluso para
los estándares del Cambyra Fae, eran salvajes, pertenecían solamente a sí
mismos, no estaban de parte de nadie. Pero habían elegido vivir en el reino de
la Nieve y el Hielo cuando tomé el trono. La negociación con ellos podría
resultar peligrosa, pero una vez que aceptaron mis reglas, eran lo bastante listos
como para no tratar de hacerme tropezar con sus tratos. Una buena cosa,
también, teniendo en cuenta mi falta de habilidades de negociación.

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Hice una pausa por el enebro. Mientras esperaba, una figura salió de detrás
de las ramas cargadas. Era baja y vestida con un mosaico variopinto de un
vestido que se extendía por el suelo. Su cabello estaba enmarañado en
mechones, colgando sobre sus hombros. Un camino marchito de líneas
atravesaba su rostro. Demacrada, sus miembros eran largos y delgados, sus
dedos con nudos que generalmente venían de la vejez. Pero para ser honesta,
no tenía ni idea de qué edad tenía. La Arpía de la Nieve podría ser vieja como el
mundo por lo que sabía, o tan eterna como las estrellas.

Me lanzó una sonrisa astuta, y uno de sus dientes curvados de su mandíbula


superior descansaba contra el labio inferior. No se arrodilló, pero no esperaba
que lo hiciera. El Fae Salvaje vivía con sus propias reglas, y mientras que ahora
puede que hicieran su hogar en mi reino, eran una fuerza a ser temida y
respetada.

—Una reina podría estar a la escucha de peligro, pero mirando en la


dirección equivocada. —Ella ladeó la cabeza.

La miré fijamente. Por lo visto estábamos prescindiendo de las sutilezas hoy.


Por lo general, había un formato establecido, un patrón con el Fae Salvaje que
dominaba incluso cuando se hablaba de peligros cercanos.

—Sería útil si uno de los Fae Salvaje pudiera ayudar a guiar a una reina
mientras busca la fuente del peligro en el viento.
No tenía la cadencia perfecta, pero Chatter, el marido de mi prima, y el
nuevo rey del Verano, había estado taladrándonos. Él era experto en la
negociación con el Fae Salvaje. En este momento, desearía que pudiera estar
aquí para ayudarme. Pero tenía que aprender por mí misma en algún momento,
y si cometía un error, bueno… entonces, cometía un error.

—Hay una curva de aprendizaje para esto. Una reina podría estar haciendo
un buen progreso, sin embargo, incluso mientras tropieza un escalón aquí o
allá. Si un determinado Fae Salvaje fuera menos escrupuloso, puede haber
problemas gestándose, pero la suerte saldrá a la luz. Uno de los Fae Salvajes
respeta al joven Invierno. Y, a veces, la suerte tiene poco en juego en materia de
destino; el deseo gana su lugar. Y hay deseo de ver la nueva regla continuar.

Ella guiñó el ojo y se rió. Me recordó al lobo de Caperucita Roja, pero entonces

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la astucia se desvaneció, y el buen humor brilló a través de ella. Una vez más,
pude sentir el poder de la Arpía de la Nieve emanar a través del bosque, hasta
mis huesos. Los Faes Salvajes, eran astutos, y unos enemigos peligrosos a tener.

Pensé sobre lo que había dicho y traté de localizar mi error. ¿Dónde me había
resbalado? Pero en este momento la idea de peligro ocultándose en mi tierra me
preocupaba, y estaba teniendo dificultades para concentrarme.

Después de un momento de silencio, la Arpía de la Nieve rompió una


pequeña rama del árbol.

—Mirar a la distancia a menudo deja a una reina haciendo caso omiso de lo


que está directamente debajo de su nariz. El peligro puede ser atractivo, y
aparentemente, los mejores amigos. El peligro también podría echar una mirada
astuta, envidiar la buena fortuna, y ser atrapado por lo que se pensaba que era
una buena acción, pero se convirtió en una trampa. Por lo general, tales consejos
serán visibles si uno tiene la oportunidad de buscarlos.

Eso no sonaba bien.

—¿Un espía? ¿Estás diciendo que tengo un espía entre nosotros? —Cuando
ella se mantuvo en silencio, reformulé lo mejor que pude—. Uno podría pensar,
por su comentario, que una reina puede tener un espía en su Corte, como los
ojos y los oídos de Myst.
Y con eso la Arpía de la Nieve se echó a reír.

—Uno podría pensar que la reina de la Nieve y el Hielo se está adaptando a


su trono. Ella es sabia al escuchar y entender al Fae Salvaje. Uno podría pensar
que la reina de la Nieve y el Hielo está en el camino correcto y debe buscar en
los rincones oscuros de su Túmulo a los ratones que no pertenecen allí. —Y con
eso desapareció de vuelta en los arbustos.

Infiernos. La última cosa que necesitaba era uno de los de Myst


escondiéndose en mi Corte. Y la Arpía de la Nieve había dicho que el peligro
estaba justo debajo de mi nariz. Miré hacia atrás. Check y Fearless estaban de
pie en posición firmes, ignorando deliberadamente la conversación. Habían
aprendido el fino arte de estar presente sin entrometerse, una cuerda floja difícil
para que alguien pueda dominar. Pero esta información significaba que no

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podía confiar en nadie, y mientras que Check y Fearless parecían más que
dispuestos a protegerme, cuando pensaba en ello, realmente no los conocía.
Tendría que arrinconar a mi marido, Grieve, cuando volviera a casa, y
preguntarle lo que deberíamos hacer.

Mientras caminaba de regreso hasta los guardias, un cambio repentino en el


viento me alertó cuando Ulean me pasaba.

Cicely, muévete. Vuela. ¡Apártate del alcance!

Confiaba en Ulean con mi vida, y si ella dacia que había peligro, yo sabía que
era verdad.

—¡Peligro! Hay peligro llegando. —Mientras advertía a mis guardias, ya


estaba cerrando mis brazos, transformándome, mis brazos desplegándose en
alas. Cambie en forma de búho. Y luego, estaba en el aire, en lo alto, en mi
forma de búho rayado. Hasta hace poco, había tenido que quitarme la ropa con
el fin de transformarme, pero una de las ventajas de convertirse en una reina
Fae significaba que mi ropa cambiaba conmigo ahora.

A medida que subía en espiral en el aire frío de la noche, miré hacia abajo
para ver a una criatura salir corriendo de un arbusto cercano, y luego, con un
parpadeo, apareció otra figura. ¡Cazadores de Sombras! Y tenían que haber
ganado entrada de mi reino a través de algún camino aparte de la puerta
principal. Teníamos guardias establecidos, vigilando. A menos que esos guardias
fueran corruptos y trabajaran para Myst. El pensamiento se deslizó mientras daba
la vuelta a la refriega por debajo.

Vi como Check y Fearless enfrentaban a los Faes Vampíricos.

Yo quería estar allí, luchando, pero era la reina, y no se me permitía luchar


mis propias batallas. Al menos, no a menos que no hubiera otra opción. Se
sentía que mi libertad había sido recortada cada vez más. A pesar de que tenía
más poder de lo que jamás había poseído, también tenía más restricciones. Me
molestaban las limitaciones, a pesar de que entendía el razonamiento para ellas.

Los dos Cazadores de Sombras se lanzaron hacia mis guardias. Estaban


retorciéndose, transformándose en las grandes bestias de color cerúleo de la

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Corte Índigo, mientras se preparaban para destruir. Tenían hambre, y a
diferencia de los verdaderos vampiros, el Fae Vampírico se alimentaba de
músculos y tendones, así como de la fuerza vital.

Check los enfrentó con una espada enjoyada, mientras que Fearless se
apartaba de su alcance. Uno de los Cazadores de Sombras lanzó un mordisco
hacia él, casi atrapándolo en sus mandíbulas. Fearless acababa de recuperarse
de un ataque similar, y mi sangre se elevó mientras veía a mis hombres luchar
para mantener los grandes dientes de los Cazadores de Sombras alejados de
ellos.

No había manera de que pudiera sobrevivir a un ataque si bajaba. Ni siquiera


la daga de mi reina podría desviar el ataque de uno de estos monstruos. Pero
entonces supe exactamente qué hacer. Era una opción peligrosa, pero no podía
irme volando y permitir que los Cazadores de Sombras masacraran a mis
guardias.

Bajé en espiral hasta el árbol más cercano y me posé en la primera rama


desnuda que pude encontrar que fuera lo suficientemente grande como para
aguantarme cuando cambiara de vuelta a mi forma normal. Manteniendo el
equilibrio sobre la extremidad, me aseguré de que fuera lo suficientemente
amplia, luego extendí un ala para que mi brazo se apoyara contra el tronco
mientras cambiaba de nuevo. Mi capa casi me tiró fuera de balance, pero me las
arreglé para sostenerme y sentarme a horcajadas donde la extremidad se
encontraba con el tronco, apoyando mi peso contra el árbol.

Una vez que supe que era lo suficientemente estable, cerré los ojos y
convoqué a los vientos. Mi cabello comenzó a levantarse cuando las corrientes
de aire se elevaron alrededor de mí, y un revuelo de placer retorció mi
estómago.

Era una perspectiva peligrosa, para mí reunir los vientos, provocar un


tornado o un vendaval. Con demasiada frecuencia, me llamaba para
permanecer al mando y entregarme completamente a su reino y convertirme en
una reina loca en la cresta de una tormenta. Pero podría salvar a Check y
Fearless, y no estaba por la labor de dejarlos morir.

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Al mirar hacia el suelo, la sangre manchaba la nieve a un lavado de las
delicadas rosa que se extendían por la manta de color blanco. Si la sangre
pertenecía a Check, Fearless, o a los Cazadores de Sombras, no sabía, pero si no
actuaba, mis guardias estarían muertos. O peor. Myst podría ofrecer destinos
peores que simplemente morir a manos de su gente.

—Viento Huracanado —susurré las palabras, pero la estela las atrapó y las
envió a girar en el aire, y tomaron la forma de un vórtice.

Una brisa despertó, comenzando ligera, pero a medida que lo enfocaba a


través de mi cuerpo, las ráfagas se incrementaron. Eran fuertes más allá de los
vientos de mi reino Invernal. Extrayendo sangre directamente del corazón del
plano de Aire, un viento boreal que me mantenía a flote, llenándome por
completo con una deliciosa sensación de poder. Me puse de puntillas,
precariamente equilibrándome en la rama.

Al levantar los brazos, ya no necesitando el apoyo del tronco del árbol, los
vientos me levantaron en el aire y me hicieron girar, llevándome al frente de un
banco de niebla y nieve girando. Un segundo susurro de “Viento Huracanado”,
y los vientos rugieron con la fuerza de una tormenta, un huracán, sólo que en
lugar de llevar lluvia a lo largo de la parte delantera, en su furia recogió nieve y
la utilizó como un arma.
Aguanieve fue arrojada contra los Cazadores de Sombras, cegando al Fae
Vampírico mientras luchaban contra el viento cortante. Check y Fearless
cayeron hacia atrás, Check gritándome algo que no podía oír a través de la
tormenta, pero entendía sus gestos. Él quería que soltara los vientos, y volara de
regreso al Túmulo.

Pero ellos me contuvieron en su fiebre, y no podía liberarme. Cada vez que


utilizaba este poder, era más difícil controlarme. Cada vez, estaba a un paso
más cerca de ser esclavizada por las fuerzas caóticas del plano del Aire. Un día,
podría no ser capaz de liberarme. Ellos me llamaban, me persuadían a
zambullirme de cabeza en su fuerza, a entregarme a ellos.

Pero un grito desde abajo me llamó la atención. Un puñado de mis guardias


se habían fijado en la batalla y se metieron en la refriega. Armados, se lanzaron

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hacia adelante para atacar a los Cazadores de Sombras, incluso mientras Check
y Fearless volvían a la batalla. Mis fuerzas eran fuertes, y el par de Myst no
podían resistir contra ellos.

En ese momento de claridad, solté la tormenta, y cuando los Cazadores de


Sombras cayeron bajo la ola de mis guardias y la nieve estuvo manchada con su
sangre, me transformé de nuevo en mi forma de lechuza y rodeé la tierra del
campo de abajo.

Me senté en el borde de la cama. Druise, mi doncella personal, me ayudaba a


cambiarme de ropa. Me dio vaqueros negros, secos y limpios, y amarró mi corsé
azul perfectamente, luego me trajo las botas secas y un fino manto negro
bordado con hilos de plata. La capa era sorprendentemente cálida, y no estaba
segura de qué tipo de material había sido tejida, pero era ligera y bonita y
mantendría a rayas el frío en el Túmulo.

Cuando el material cubrió mis hombros, ella tuvo cuidado de no tocar la


corona que rodeaba mi cabeza. Una diadema de plata forjada con hojas
entrelazadas a ambos lados de la diadema, con vides reunidas en el centro de
mi frente para abrazar un cabujón de ónix negro brillante. Por debajo del ónix
colgaba una lágrima solitaria de diamante.

Me senté en la cama, bebiendo té y comiendo una galleta.

La enorme cama con dosel estaba hecha de madera de tejo, la cabecera


tallada con diseños y runas que no podía descifrar. La cama era vieja, y me
pregunté cuántas reinas habían dormido en su protección y comodidad. Mantas
y sábanas, estaban apiladas en lo alto, el edredón índigo coincidía con el patrón
de la alfombra. Cubriendo el suelo de adoquines, la alfombra era un vasto
panorama de los laberintos con bordados en espiral en plata contra el tejido
añil.

Sobre la cama, incrustaciones en cabujones de iolita, zafiro, amatista y

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cuarzo, el patrón continuaba. El resto del techo era de color negro azabache, y
las gemas brillaban sobre el fondo oscuro, la luz interior recogía el resplandor
de las linternas. Las sombras de la habitación parecían parpadear en una danza
lenta y sinuosa de movimiento.

—¿Cuánto tiempo antes de que tenga que estar en su reunión, milady? —


Druise volvió a llenar mi vaso de agua e inhalé el rico aroma, agradecida
cuando la menta despejó mis pensamientos. Una mirada hacia el reloj me dijo
que era las cinco de la tarde. Por supuesto, era un ajuste arbitrario. El tiempo
siempre trabajaba de manera diferente dentro del Túmulo Faerie, pero yo usaba
el reloj para mantenerme al tanto con mi horario cuando estaba aquí. Me daba
un sentido de familiaridad, un toque del mundo exterior que me hacía sentir
más cómoda mientras me ajustaba a mi nuevo estilo de vida.

—Una hora. Están deliberando ahora, pero necesito… necesito pensar sobre
algo antes de reunirme con los otros. —En realidad, lo que necesitaba era una
oportunidad para relajarme de lo de esta tarde.

Inhalé lentamente, mi aliento devolviéndome a mi cuerpo, demorándose en


las comodidades del té y la comida. Finalmente, incapaz de aplazarlo más,
suspiré y me puse de pie. Hora de hacer frente a la realidad que todos habíamos
estado temiendo. Pero habíamos sabido que ella volvería tarde o temprano.
Myst estaba a la caza de mi sangre y huesos.
Había pasado un mes desde que mi prima Rhiannon y yo habíamos tomado
el trono del Verano y del Invierno. Un mes desde que me había casado con
Grieve y ella con Chatter. Desde entonces, Rhia y yo nos habíamos volcado en
un estudio intensivo de la lengua de nuestro pueblo y las costumbres de
nuestras Cortes, mientras que desesperadamente nos metíamos de lleno en lo
que significaba ser reinas Faes.

Todo el concepto de que éramos efectivamente inmortales era todavía


demasiado fuerte para lidiar, aunque la verdad era que podíamos morir. Pero si
evitábamos accidentes y asesinatos, si nadie encontraba nuestra Piedra
Corazón, viviríamos en la bruma del tiempo hasta que estuviéramos listas para
seguir y rendir nuestros deberes.

Recogiendo la bolsa de mensajero que llevé conmigo al Túmulo, me aseguré

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de que mis cuadernos estuvieran ahí, junto con bolígrafos, goma de borrar, mi
EpiPen, y todo lo demás que necesitaba, mientras salía de mis cámaras. Con
una última mirada alrededor de la habitación, abrí la puerta. Check estaba
esperando al otro lado para acompañarme a la sala del consejo.

La cámara del consejo estaba iluminada por las omnipresentes linternas que
se alineaban en el Eldburry. Las luces en el interior, de color azul pálido y
violeta, eran Elementales del Hielo, jóvenes contratados en servicio antes de ser
establecidos en el mundo. Ellos no se oponían a su servicio.

Dentro del mundo Fae y de los elementales, no se aplicaban las reglas y


emociones humanas. En el Túmulo Marburry, la Corte de Verano de los Ríos y
Juncos, las luces eran alimentadas por Elementales jóvenes de Fuego.

Strict estaba esperando en la mesa, junto con Grieve, mi amado príncipe Fae,
ahora rey. Check y Fearless se detuvieron después de escoltarme hasta allí, y
varios otros asesores y líderes de la guardia se habían rezagado. Al entrar en la
habitación, todo el mundo se puso de pie y se inclinaron. Una vez más me di
cuenta de que yo era el final de la línea. No importa lo que los demás hacían,
todo volvía a yacer en mis hombros.
Tomé mi lugar en la mesa y asentí para que se sentaran. Un criado me ofreció
una bandeja llena de sándwiches de carne asada, platos de sopa de pollo
caliente, y el omnipresente té. Estaba tratando de quitarles el café, pero era
difícil de vender.

La cocina del Túmulo ya había pasado por el choque cultural cuando prohibí
todos los productos de pescado y marisco. Si la gente quería comerlos en sus
propios hogares, bien, pero para mí y mi personal no habría frutos del mar en la
mesa. Yo era alérgica, anafiláctica, del tipo de las que cargaban con el EpiPen, y
aunque no me gusta pensar en la posibilidad, el hecho era que esa sería una
manera fácil para un asesino llegar a mí. Que incluso tuviera que pensar en
cosas como esta todavía me hace temblar, pero estaba acostumbrándome a eso
rápidamente.

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Una vez que nos instalamos en la comida, Grieve se inclinó y plantó un beso
en mis labios. Él era mi amor, el corazón de mi corazón, y yo llevaba un tatuaje
de su lobo en mi estómago que respondía a sus sentimientos. Grieve había sido
príncipe de la corona de la Corte del Verano, la Corte de los Ríos y Juncos, hasta
que Myst había invadido el Túmulo Marburry, matando a cientos de los Faes
Cambyra. Pero había sido capturado por ella, y lo había convertido. A pesar de
que tenía el control de su naturaleza ahora, él todavía era fiero y salvaje, un
híbrido. Pero él era mi amor, y eso es todo lo que importaba.

—Myst está en movimiento.

La sala quedó en silencio. Había abandonado el protocolo de pasar por los


negocios y charla amable.

—Check nos contó sobre el ataque. —Mi asesor, Strict, recogió el hilo,
suavizando mi metida de pata, pero no me preocupo por pasos en falso o
sutilezas sociales. La pesadilla había vuelto. Estaba muy bien conversar, pero en
este momento no teníamos el lujo de observar la tradición.

—Habrían comprado la granja si nuestros hombres no se hubieran dado


cuenta de la conmoción y se muestran para ayudar. —Les hablé de mi
encuentro con la Arpía de la Nieve, aunque no mencioné que ella me había
advertido acerca de un espía en la Corte—. Por suerte no estábamos lejos del
Túmulo, o hubiéramos estado en un jodido montón de problemas.
—Su majestad… —Strict hizo una mueca. Mi argot todavía le molestaba.
Estábamos hablando en inglés porque yo no sabía lo suficiente Cambyra para
hacerme entender. Estaba aprendiendo, pero era un lenguaje complejo y lento.

—Muérdeme, Strict. Cuando hablo mi propia lengua, es en mi propia forma.


—Le mostré una rápida sonrisa.

Eso agrietó su rostro severo, y se echó a reír.

—Los Cambyra definitivamente están siendo arrastrados a una nueva forma


de vida gracias a usted y su prima. En cuanto a Myst, ¿sabemos si está dentro
del reino de la Nieve y el Hielo?

Me encogí de hombros.

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—No puedo estar segura, pero no lo creo. Cuando estaba volando en las
alturas, todo lo que vi fueron a los Cazadores de Sombras emerger desde detrás
de los arbustos. Tuvieron que entrar al reino de alguna manera, ya sea que
tenemos una brecha en las puertas, o han encontrado la forma de transportarlos
hasta aquí.

—Myst podría estar aquí, sin embargo. No podemos descartar la posibilidad,


su majestad. —Check inclinó ligeramente la cabeza—. Podría haberlos enviado
por delante como exploradores. Creo que en este punto del juego, tenemos que
estar abiertos a casi cualquier posibilidad.

Teniendo en cuenta lo que había revelado la Arpía de la Nieve, él hizo un


punto válido. Me eché hacia atrás, preguntándome cuánto decirles. La Arpía de
la Nieve había dicho que el peligro estaba debajo de mi nariz en lugar de en la
distancia, y sabía que no había estado hablando de los Cazadores de Sombras.
Si teníamos un espía en medio de nosotros, ¿podía ser Strict? ¿Check?
¿Fearless? ¿O uno de los otros miembros de mi equipo reunidos alrededor de la
mesa conmigo? O incluso… ¿mi propio dulce Grieve?

Pero tan rápidamente como pasó por mi mente, ese último pensamiento
desapareció. Conocía a mi amor, por dentro y por fuera. Sabía que a pesar de
que siempre sería un miembro de la Corte Índigo, él había roto la conexión con
Myst. Siempre sería de mirada salvaje y fiero, mi marido cambiante de lobo,
pero él me amaba y daría su vida por mí.
Después de un momento, hice una seña hacia él.

—Tenemos que hablar, mi marido. A solas.

Me siguió en una cámara privada junto a la sala del consejo.

Ulean, vigila. Asegúrate de que nadie está escuchando en la puerta. Avísame si lo


están. Y escucha lo que dicen mientras estemos aislados. Quiero saber si hay algo de qué
preocuparnos.

Lo haré, Cicely. Pero la Arpía de la Nieve está en lo cierto. El peligro acecha aquí. No
necesariamente en esta habitación, pero el Túmulo se siente incómodo, y creo que es la
traición oculta en las sombras. El borde no estaba aquí antes, no lo creo. Aunque tal vez
solamente me doy cuenta ahora, porque estoy en busca de ello. Pero creo que, si hubiera
estado aquí antes, lo habría percibido. Podría estar equivocada, sin embargo.

21
Me estremecí y Grieve me tomó en sus brazos. Su largo cabello rubio platino
brillaba contra la luz tenue, y su piel de oliva era cálida y almizcleña. Olía a
hojas de canela y otoño, al igual que la mitad oscura del año en la estación
lluviosa de una fría noche. Como la oscuridad de las estrellas contra la nieve. Él
me abrazó, besando mi cabello, besando mi frente.

—¿Qué pasa, mi Cicely? ¿Qué te aflige?

En tonos suaves, a fin de no ser oídos por ninguna oreja indiscreta, expuse lo
que la Arpía de la Nieve me había dicho.

—Alguien está jugando al espía de Myst entre nosotros. No sé quién es, o


dónde encontrarlos. Ahora no puedo confiar en nadie. Mi padre me aseguró
que podía confiar en Strict. Me dijo eso poco antes de que él y Lainule se fueran
a la Isla Dorada. Pero ahora ¿puedo creer lo que dijo? ¿Me atrevo a confiar en
alguien?

—Confianza es una palabra relativa. Tenías razón para mantenerlo en secreto.


No podemos correr riesgos. Aunque dudo que Strict o Silverweb estuvieran en
el bolsillo de Myst, tenemos que saber con seguridad antes de continuar. Si
cualquiera del consejo en esa habitación resulta estar al servicio de Myst, y
hablamos abiertamente sobre esto, ella sabrá que estamos en sus planes, y luego
nuestra ventaja será deshecha.
Él retrocedió, sosteniéndome por los hombros.

—Sé que no te va a gustar esto, pero hay una forma de averiguarlo. Tenemos
que ser cuidadosos sobre la forma en que vamos a hacerlo de modo que la
noticia no se corra, sin embargo.

Yo sabía exactamente de lo que estaba hablando, y tenía razón: No me


gustaba.

Los chamanes del Cambyra Fae tenían un procedimiento que podrían llevar
a cabo. Doloroso e invasivo, el ritual les permitía profundizar en la mente de
alguien, para examinar sus pensamientos, sentimientos y secretos. En esencia
todo se reducía a una forma de tortura mental. Pero lograba hacer el trabajo. Y
todo el mundo en el Túmulo había pasado por eso antes de que tomara el trono,

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así que o alguien nuevo se había unido a nosotros, o la lealtad de alguien había
sido convertida después de ese hecho.

—No quiero ordenar eso. —Incluso mientras decía esas palabras, sabía que
estaba luchando una batalla perdida. No había otra opción. Simplemente ir por
ahí preguntando: “Por cierto, ¿estás trabajando para Myst ahora?” no iba conmigo,
y lo sabía—. Es violación de mente —susurré.

—Quizá sea así, pero podría también salvar a nuestro pueblo. Deja suelto a
un espía de Myst en este Túmulo, y la perra tendrá una buena oportunidad de
extenderse por aquí de nuevo. Y esta vez, Myst no va a dejar a nadie con vida. Si
ella gana un punto de apoyo una vez más, ten la seguridad de que el Túmulo
resbalará con la sangre, huesos y cartílagos.

—Y convertirá a todos los que pueda utilizar. Y el resto… comida para los
Cazadores de Sombras. —Bajé la cabeza—. Realmente no tengo elección,
¿verdad?

Grieve retrocedió lentamente y se arrodilló delante de mí.

—Tú eres la reina de la Nieve y el Hielo. Usa tu corona y ejerce tu poder.

Y así, de mala gana, le susurré:

—Entonces, ¿cómo vamos a manejar esto sin que se extienda la noticia?


—No le decimos a nadie más. Ni a Luna, ni a Peyton o a Kaylin. —La
advertencia de su voz era clara, nuestros amigos no podían saber lo que estaba
pasando—. Vamos a visitar a los chamanes. Son los únicos en los que se puede
confiar. Se eligen desde el nacimiento por su disciplina y poder. —Se puso de
pie, mirando fijamente mis ojos—. Y primero, me ponen a prueba.

—¿A ti? —Sorprendida, empecé a sacudir la cabeza—. Tú no…

Pero Grieve tomó mis manos y suavemente rozó la muñeca con los dientes
afilados. Un fino verdugón rojo apareció cuando la sangre brotó. A pesar de
que respondía, y me fundía bajo su tacto, sacudió la cabeza.

—Recuerda, mi amor. Yo pertenecí a Myst por un tiempo. Llevo su sangre en


mi cuerpo. Ella me convirtió en uno de los Faes Vampíricos, y aunque he

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ganado un mínimo de control, como reina, no puedes ser complaciente. No
puedes confiar, incluso en mí, no sin tener certeza.

Y así, con el corazón pesado, volvimos a la cámara principal y les dije a todos
que se sentaran tranquilos. Y luego Grieve y yo caminamos por el Túmulo,
hacia donde vivían los chamanes. A donde les ordenaría que torturaran por la
verdad a mi amado esposo y al resto de mi pueblo.
24
Fuimos hasta lo profundo del Túmulo, más allá de los guardias, más allá de
los lugares en los que se permitía a los ciudadanos ordinarios. Nos dirigíamos
hacia el corazón de la Corte de la Nieve y el Hielo. Al mismo núcleo de donde
la magia de este reino emanaba. Mi Piedra Corazón podría haber restablecido la
Corte, pero los chamanes vigilaban la magia, se comunicaban con los
elementales, y mantenían la luz parpadeando dentro del hielo. Sin ellos, el
Túmulo sería duro y brutal. Eran los guardianes de la comodidad, los
soñadores de los sueños, los videntes que caminaban entre los mundos. Eran los
ojos y los oídos de mi tierra.

El túnel era laberíntico y largo, y mientras Grieve y yo seguíamos por los


pasillos retorcidos, acompañados por Check y Fearless, pensé en los días de mi
vida, hace menos de dos meses, y lo diferente que mi mundo había sido.
Mi nombre es Cicely Waters, y soy una Bruja del Viento. Y ahora soy la reina
de la Nieve y el Hielo y la reina Fae del Invierno.

Mi viaje por este camino comenzó al nacer, aunque, por supuesto, yo no lo


sabía entonces. Mi prima Rhiannon y yo nacimos el mismo día, el mismo
solsticio de verano. Rhia nació en la mañana, durante la mitad creciente del año,
y yo nací durante el crepúsculo, después de que la marea había cambiado y el
año había empezado a decaer. Nos llamamos primas gemelas.

Tía Heather, la madre de Rhiannon, nos llamaba fuego y hielo, ámbar y


azabache, pero Rhiannon es alta y esbelta con el cabello rizado de color rojo, y
yo soy baja y pálida, con el cabello largo, liso, negro. Nuestros ojos habían sido
diferentes entonces. Cuando ella tomó el trono del Verano, el color de los ojos
de Rhiannon cambiaron del color avellana al oro. Y cuando yo ascendí al timón

25
del Invierno, los míos cambiaron del verde esmeralda al azul congelado del
hielo del norte.

Cuando teníamos cinco, mi prima y yo conocimos a Grieve y Chatter en el


bosque, y nos enseñaron cómo aprovechar nuestra magia. El mágico príncipe
Fae y su amigo se convirtieron en nuestros mentores, y para el año siguiente,
cuando Krystal, mi alcohólica madre y adicta a las drogas, me arrastró a un
viaje que duraría más de los siguientes diecinueve años de mi vida, yo estuve
preparada para la prueba por venir. Grieve me había vinculado con Ulean por
entonces, y con su ayuda, fui capaz de sobrevivir al lado más siniestro de las
ciudades por las que viajamos.

Nunca nos detuvimos por mucho en un lugar, hicimos autostop la mayor


parte de nuestro camino de un lado al otro de la costa oeste. Exploré las calles
de mala muerte mientras mi madre vendía su cuerpo a los vampiros y a los
hombres. Había aprendido rápidamente que ella no estaba hecha para la
supervivencia. Krystal estaba en un camino de ida a la autodestrucción, y yo no
quería hundirme con ella. Incluso a los seis años de edad, sabía que, si teníamos
que seguir con vida, tendría que encontrar la manera de mantenernos en el
camino.

Así que Ulean me advertía cuando el peligro estaba cerca. Me dijo cuándo
correr, cuándo ocultarme. Había jugado al escondite con violadores y ladrones;
había sacado de prisa a Krystal de los antros en donde vivíamos en demasiadas
ocasiones cuando el propietario estaba de camino por el pasillo llevando un
bate de béisbol, en busca de su dinero.

La primera vez que estuvimos en las calles, había conocido al tío Brody, un
viejo hombre negro, con un corazón de un kilómetro de ancho. Había echado
un vistazo a mi situación e hizo todo lo posible por enseñarme cómo sobrevivir.
Aprendí mucho de astucias callejeras del hombre, y estaría por siempre en
deuda con él. Había llamado al conjunto de directrices que me había enseñado
Las Reglas del tío Brody. En el momento en que Krystal me sacó de esa ciudad,
donde quiera que fuera, nunca pude guardarlas claramente en mi mente, un
lugar era simplemente lo mismo que el siguiente, yo era mayor de lo que jamás
debería haber sido a esa edad. Pero estaba lista para el juego.

26
Así que corrimos, de ciudad en ciudad, de hombre en hombre, mientras
Krystal trataba de escapar de las visiones en su cabeza. Ella era una nacida de la
magia, y odiaba su capacidad de leer los pensamientos. Así que se empapó en
alcohol y las drogas para escapar. Pero no había manera real de dejarlas atrás. Si
tienes el poder, eso es todo. Ella se negó a aceptar mis capacidades también, por
lo tanto, me mantuve en silencio y las usaba a escondidas. Mientras tanto,
Krystal se hundió tan profundo que nadie pudo llegar hasta ella. Ni siquiera yo,
su hija.

En el momento de su muerte en un callejón, drenada por algún vampiro, me


estaba quedando con ella debido a un sentido de responsabilidad. ¿Amor? ¿Qué
es el amor cuando tienes que hacerte cargo de tu propio cuidado maternal?
¿Cuando tienes que cuidar como una madre a la mujer que te dio a luz porque
ella misma se arruinó?

El día que la encontré, tendida allí, con la garganta arrancada, me di cuenta


de que cualquier amor que pensé que había quedado estaba curiosamente
ausente. Lo sentí mucho por ella, como lo haría con cualquier extraño, pero ella
no era más que una pobre prostituta que había perdido el juego. Revisé sus
bolsillos, tomé su cartera y cualquier cosa que pudiera identificarla, entonces
me alejé. Cuando estuve lejos, hice una llamada anónima a la policía. Nunca
miré hacia atrás.
Tomé la carretera por mi cuenta, ganando un auto en un juego de dados de la
calle. Y desde allí vagué sin descanso, siempre queriendo volver a casa
definitivamente, pero nunca consiguiendo el valor suficiente para pedirlo.

Dos años más tarde, mi tía Heather envió un mensaje en el viento. Ella me
necesitaba. En mi adolescencia, se me permitió hacer algunos viajes de regreso a
ver a mi prima y a mi tía. Cada vez había querido quedarme, pero el
conocimiento de que Krystal no podría sobrevivir sin mí, me perseguía y
siempre regresaba a ella.

Pero entonces, Heather había sonado frenética. Algo iba mal en la Casa Veil,
y yo quería volver a casa. Sintiéndome feliz por primera vez en años, corrí de
vuelta a New Forest, sólo para encontrar que mi tía había sido secuestrada por
Myst en una guerra librada entre las fuerzas antiguas.

27
Eso fue hace unos dos meses. Y ahora, aquí estaba yo, a mil kilómetros de
distancia de la noche en que había entrado en New Forest, Washington. Había
detenido el auto en el estacionamiento de un hotel, y entrado en una vida que
nunca había esperado vivir.

Me reuní con mi prima, y ahora casada con Grieve, yo era una mujer en lugar
de una niña. Una mujer luchando una batalla desesperada contra la reina
Vampírica de la Corte Índigo. Y no estaba muy segura de que fuéramos a ganar.

Los túneles a través del Túmulo se hicieron más estrechos y más oscuros.
Eran utilizados con poca frecuencia, y pocos se atrevían a llegar tan lejos. Los
chamanes de la Corte Cambyra tenían una reputación temible, y asustaban
infernalmente a la gente, lo que estaba igual de bien, porque significaba que no
se dejaban agobiar por los miembros curiosos de la Corte.

Las paredes brillaban, y me di cuenta de que estábamos en una serie de


pasajes de hielo glacial que conducían fuera del Túmulo a las profundidades de
los campos de hielo que se extendía tan lejos como el ojo podía ver. Todavía
estábamos dentro de los límites mágicos de mi Corte, por lo que sabía, pero
aquí el hielo estaba iluminado desde dentro, brillando con suaves destellos
blancos y violetas. Las luces parpadeaban, como si emanaran de alguna llama
fría de lo profundo del interior de la capa de hielo, y cuando miré hacia mis
pies, noté que la superficie del suelo era el mismo cristal liso. Pero nos
deslizamos sobre él como si fuera una bruma tenue.

Mi transformación en la reina del Invierno me había convertido en una


criatura de la nieve y el hielo, y los elementos estaban ahora en mi sangre y en
mi alma. Yo pertenecía al Invierno tan seguro como los copos que cubrían la
tierra.

Grieve se movía en silencio, con una expresión pétrea. Una vez que nos
casamos y que había tomado la posición del rey, él había cambiado sutilmente,
envejeciendo de una manera. Su naturaleza salvaje nunca sería domesticada,
pero una vez que aceptó la responsabilidad de nuestro pueblo, su talla se había

28
desplazado. Se había convertido en real, y en un grado, adusto.

Miré hacia atrás a Check y Fearless, que caminaban unos pasos detrás de
nosotros. Mientras que también eran sospechosos, habíamos tenido que traerlos
con nosotros. No podía andar deambulando sin protección, y ordenarles que se
quedaran atrás solamente pondría a todos en alerta.

Pero Grieve y yo manteníamos los ojos abiertos, y con Ulean siguiéndonos,


ella podría avisarme antes de que se movieran más de un milímetro para atacar.
Ulean tenía mi espalda, y ella siempre lo haría.

Los túneles eran profundos, un laberinto espiral hacia la guarida de los


chamanes, y a medida que continuábamos, se volvieron progresivamente más
fríos. Veía los vahos de aire delante de mi rostro, congelándose y acto seguido
explotando en un polvo fino. Las temperaturas decrecientes me dijeron que
estábamos llegando a las afueras del Túmulo, lo que significaba de aquí en
adelante, la naturaleza invadiría, y a pesar de que todavía estábamos dentro de
los límites de la Corte, haríamos bien en tener cuidado.

No había ramas o bifurcaciones en el camino. Estos túneles iban en una sola


dirección, directamente a los chamanes. No había oportunidad para cualquier
cosa o cualquier persona de excavar desde una entrada alternativa. No tenía
idea si había una salida de sus cámaras hacia el exterior, pero si era así,
conduciría al frío desolado del reino, donde nada podía sobrevivir a menos que
se aclimatara a la zona.

Después de un tiempo, caí en un aturdimiento ligero, sin saber cuánto


tiempo habíamos estado caminando. No estaba cansada en sí; todo
simplemente se convirtió en un borrón.

Las Cortes Faes existían en su propio mundo. Fuera de sus límites, el tiempo
fluía como un río, ¿pero por dentro? Pasar una semana en el reino de las hadas
fácilmente podría convertirse en minutos en el mundo exterior. O décadas,
dependiendo de la voluntad de la reina. Y aquí, yo era la que marcaba el ritmo,
aunque no sabía cómo jugar con el tiempo todavía. El pensamiento me aterró
endiabladamente. ¿Y si me equivocaba con un amigo que venía de visita? ¿Qué
pasa si estropeaba la vida de alguien, manteniéndolo aquí demasiado tiempo

29
mientras el mundo exterior continuaba? Pero tarde o temprano, tendría que
aprender a ajustar el flujo del reino.

—¿Estamos cerca? —Miré a Grieve, queriendo sostener su mano. Pero ahora


que habíamos tomado el trono, cuando estábamos en público teníamos que
cuidar nuestro decoro. ¿Un beso? Era aceptable en algunos sectores. ¿Tomarse
de la mano? Pasable, dependiendo de la situación. Pero ¿acurrucarse y
abrazarse? Todo ese afecto tenía que permanecer en nuestras cámaras ahora. No
me gustaba mucho esta parte de ser reina, pero no había nada que pudiera
hacer al respecto. Al menos no todavía. Quizá con el tiempo podría cambiar la
tradición, pero en este momento teníamos una guerra que enfocar. Cambiar la
postura de la cantidad de demostraciones públicas de cariño que se les permitía
a los miembros de la realeza, bueno, no estaba exactamente en lo alto de la lista
de prioridades.

—Lo estamos. Lleva tiempo llegar hasta los chamanes ya que querían evitar
la posibilidad de que los invasores llegaran a ellos rápidamente. Les da la
oportunidad de establecer la defensa. Así es como se mantuvieron
relativamente inmunes al primer ataque de Myst. Lo mismo con la Corte de los
Ríos y Juncos. —Grieve sonrió—. Puedo sentir tu deseo, ¿sabes? —Extendió la
mano y, con dedos suaves, me acarició la mano. Me deleité en su toque por un
momento, acto seguido, de mala gana lo aparté. Mi lobo dejó escapar un
gruñido bajo en respuesta. Grieve me deseaba. Era un buen consuelo.
El tatuaje en mi estómago era el de la cabeza de un lobo, mirando desde el
frente de una enredadera de rosas plateadas y cráneos púrpuras. Iba desde la
cadera hasta las costillas opuestas, nos vinculaba a Grieve y a mí, él era un
cambiante de lobo, y yo podía sentir su energía a través de él. Cuando estaba
molesto, gruñía; cuando estaba hambriento de mí, el deseo emanaba del núcleo
del lobo. Cuando estaba dolorido, sentía su dolor.

Tenía otros tres tatuajes. En ambos brazos tenía bandas idénticas, una daga
de plata a través de la luna con un par de búhos volando. En mi pecho, una
niña Fae salvaje oculta detrás de un arbusto. Todos conectados a mis facetas,
todos ellos eran parte de mi esencia y mi núcleo.

Asentí.

30
—Eso pensé.

Un momento más tarde, Check señaló un cambio en el color del hielo que
cubría las paredes. Había cambiado de una decoloración blanca a un azul
pálido y de una decoloración blanca en púrpura.

—Sutil, pero lo suficiente para decirnos que estamos dentro de su territorio.


El púrpura es el color de la magia de los chamanes. Se lo advierto, pueden
inclinarse ante la reina y el rey, pero están más allá de todas las leyes salvo unas
pocas. Ellos viven en su propio mundo. No los molesten. Si bien no te dañarían,
su cooperación es vital para la continuidad de nuestra existencia en este ámbito.
Mientras que tu Piedra Corazón trajo a la Corte de vuelta a la vida, los
chamanes hacen esa vida habitable.

Cuando terminó de hablar, llegamos al final del túnel. Lo que esperaba más
allá era imposible de ver porque un velo de energía se extendía a través de la
abertura. Reluciente como la aurora, los rayos salían a través del pasaje.

—Aquí estamos, entonces. —Grieve se volvió hacia mí—. Esta será la


primera vez que te reúnas con ellos, sin embargo, confía en mí cuando te digo
que, te han seguido desde tu nacimiento. Lainule y Wrath me dijeron que
jugaron un papel decisivo en la creación de las circunstancias en las
concepciones de Rhiannon y tuya. Mientras que los chamanes no son como los
Fae Salvajes, te aconsejo, mi amor, hazlo como lo haces con la Bruja de la Nieve.
Piensa antes de hablar.

—¿Sin chistes o sarcasmo que soportar? —Tenía la costumbre de hablar de


más cuando me sentía amenazada, y me había metido en problemas más de una
vez. Cuando había subido al trono, había llegado a una rápida comprensión de
que mis días de libertad de expresión estaban contados. Todo lo que salía de mi
boca tendría que ser pensado y planeado con el fin de evitar rumores y evitar
agitar las olas. Un error ahora podría conducir a mucho más que herir los
sentimientos, una palabra equivocada y podría iniciar una guerra. Poner fin a
una alianza. Cuanto más poder había ganado, me encontraba bajo más
restricciones. Era una comprensión sobria.

Si esto sigue así, en los próximos años, voy a estar encerrada en una torre de marfil.

31
Ulean siseó al pasar. Pero Cicely, esto es lo que significa ser la reina. Y sí,
encontrarás tu mundo reducido, incluso a medida que se expande. Cuanto más alto
escalas, menos tu vida te pertenece. Un día mirarás hacia atrás, y todos los días antes de
que te convirtieras en la reina parecerán un sueño. Un distante recuerdo.

Ese pensamiento me aterrorizó infernalmente, pero lo dejé pasar. Me volví


hacia Grieve.

—¿Qué hacemos? ¿Simplemente lo atravesamos?

Él asintió.

—Sí. Pero Fearless, va primero. Check, en la retaguardia.

Y así Fearless se trasladó a la parte delantera y traspasó el velo. Lo miré pasar


mientras la energía crujía y se cerró de golpe a su alrededor, aspirándolo. Un
momento después, Grieve atravesó, haciendo un gesto para que lo siguiera.
Con una respiración profunda, obedecí.

Entrar en las crepitantes olas fue como meter mi dedo en un enchufe de luz.
A pesar de que cerré los ojos cuando traspasé el velo, un rayo en forma de
horquilla pasó a través de mis párpados, pinchando mi visión. Mi piel se erizó
cuando una red de chispas bailó por todo mi cuerpo; se sentía como un
centenar de mosquitos picándome. Cuando mis dientes comenzaron a castañear
por el zumbido en mi cabeza, me tropecé hacia el otro lado y estuve fuera.
Grieve y Fearless me estaban esperando. Check siguió poco después. Me tomó
un momento para aclarar la visión y el oído, y me sentí sacudida, como si
hubiera tenido demasiada cafeína.

Miré alrededor.

—¿Estamos en un Túmulo secundario?

Grieve asintió.

—Sí, aunque esto es técnicamente parte del sistema del Túmulo Eldburry.

La cámara se asemejaba a una cueva más que cualquier otra cosa, con
paredes que brillaban como el cristal esmerilado. Pasé la mano sobre ellas sólo

32
para descubrir que eran hielo. La iluminación del interior de las paredes
proyectaba una luz tenue través de la cámara, perfilando nuestras sombras
contra las paredes a medida que nos movíamos lentamente en silencio.

La habitación era grande, con bancos tallados en los témpanos de hielo y


mesas congeladas, y en todas partes había la sensación de estancamiento, como
si el tiempo se hubiera detenido aquí, incluso más que en el Túmulo de
siempre. Miré a mi alrededor para ver si había alguien a la vista, pero sólo había
sombras contra las paredes. Y entonces noté que las sombras se movían por su
cuenta.

Grieve hizo un gesto para que me uniera a él en una mesa circular en el


centro de la cámara. Fearless y Check nos siguieron, tomando sus puestos a
nuestro lado. Mantuve la boca cerrada. No tenía ni idea de qué hacer, y había
descubierto que era generalmente mejor permanecer en silencio hasta saber con
lo que estaba tratando.

Cuando nos sentamos, la temperatura bajó aún más, y aunque yo llevaba mi


capa, un escalofrío de miedo me recorrió el cuerpo cuando las sombras bajaron
de las paredes. Ellos comenzaron a tomar forma, la oscurecida tinta cayendo
como granos de arena mientras un hombre, bajo y oscuro, con el cabello largo
atrapado detrás en una cascada de trenzas adornadas con cuentas y plumas, se
hacía visible. Llevaba pantalones de cuero con una capa de piel y el pecho
desnudo. Pero el frío no parecía perturbarlo, se acercó a la silla entre Grieve y
yo, y se sentó.

Me quedé en silencio. Había una amenazante energía palpable en la


habitación. No-Jodas-Con-Este. Por sus brillantes ojos azules y el crepitar de su
aura, me di cuenta de que este hombre era uno de los chamanes.

Grieve inclinó la cabeza. Yo hice lo mismo.

Check y Fearless se inclinaron, pareciendo cualquier cosa menos seguros de


ellos mismos. Empecé a comprender hasta qué punto los chamanes ejercían su
poder en el Túmulo. Puede que yo sea la reina, pero ellos estaban en control
cuando se trataba de los mecanismos internos de la magia que sustentaba este
lugar.

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—Thorn, a sus órdenes. —El chamán se volvió hacia mí—. Soy el portavoz de
nuestro consejo. También soy el Antiguo. Instrúyeme.

Me quedé mirándolo, sin saber qué decir. Primero, me entendía y yo a él. No


estaba acostumbrada a eso con la mayoría de mi gente. En segundo lugar, me di
cuenta de que no había hablado en voz alta. Lo había oído como escuchaba a
Ulean, en mi núcleo.

Tartamudeando, traté de averiguar qué decir y cómo decirlo. ¿Debo hablar


en voz alta? ¿Debería tratar de proyectar mis pensamientos hacia él, o hablar en
la estela? Pero mientras me esforzaba, una vez más un leve susurro corrió a
través de mis pensamientos. No era nada como cuando Kaylin se había metido
en mi mente, lo que se había sentido muy parecido a una invasión. Este… este
fue cauto. Un saludo suave, muy respetuoso.

Un momento más tarde, Thorn habló en voz alta.

—Yo sé lo que teme. Sé lo que hay que hacer. Vamos a empezar con el rey y
sus guardias. —Se puso de pie y nos hizo señas para que lo siguiéramos.

Vacilante, obedecí. Grieve avanzó con calma a mi lado, con Check y Fearless
detrás de nosotros. Me pregunté si podían adivinar lo que estaba ocurriendo, y
si lo hacían, cómo se sentirían. ¿Me odiarían por lo que iba a pasar con ellos? O,
¿lo aceptarían como su deber? Las sombras en las paredes estaban de pie en
posición de firmes ahora, observando a nuestro paso. Ulean nos seguía en la
retaguardia.

Le susurré a Grieve.

—¿Qué pasaría si Check o Fearless trataran de huir?

Thorn se volvió y, sin perder el ritmo, dijo:

—Los Vigilantes saldrían de las paredes y los rasgarían en pedazos. Como lo


harían con su rey si él tratara de evitar nuestro llamado.

Grieve se acercó.

—Buscó en tu mente y vio tu necesidad. Todos debemos ser probados con el


fin de garantizar tu seguridad. Una vez que la reina; tú, da la orden, los

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chamanes están obligados a destruir a los que tratan de evitar tu edicto.

—¿Tomaron mi pensamiento como una orden? —Parpadeé.

—La voluntad de la reina Fae es ley, ya sea de palabra o de acción. O


pensamiento. Oyeron tus necesidades y están respondiendo. Ellos viven para
servirte… y morirán en tu servicio. —Él extendió la mano y acarició
suavemente mi mejilla mientras seguíamos el chamán—. Al igual que yo. Y
como yo quiero.

Su tacto era como el fuego, desatando una oleada de deseo que corrió a
través de mi cuerpo, lo que desencadenó una profunda hambre. Aparté mi
necesidad. Este no era el lugar, pero cuando termináramos, necesitaba tenerlo,
presionar piel contra piel y sentirlo penetrarme profundo, conduciéndose a sí
mismo en mí. Aunque siempre había sido sensual por naturaleza, desde que
había regresado a casa, mi deseo sexual había dado un salto exponencial. Cada
paso que daba, cada movimiento, cada toque, parecía provocarme.

Nos desviamos hacia un pasillo lateral que se bifurcaba a la derecha, y Thorn


se detuvo frente a una puerta. Susurró algo en voz baja, y esta se abrió, nos hizo
pasar a una cámara con luz tenue. Aquí, un círculo de sillas rodeaba una cama
elevada. Bueno, no era exactamente una cama, sino un elevado banco acolchado
cubierto con una capa de piel, recordándome el lugar en el que mi Piedra
Corazón había sido creada. Otra fila de sillas se alinea por una de las paredes.
Él hizo un gesto para que nos sentáramos en las sillas contra la pared,
mientras un grupo de hombres y mujeres pasaron en fila por una puerta en la
pared opuesta. Rodearon el banco y tomaron sus asientos. Thorn le hizo señas a
Grieve.

Aunque nunca había visto realizar este rito, (porque no había duda de que
esto era un ritual de pleno derecho) Grieve obviamente sí, porque en silencio se
levantó y se acercó al banco, donde se acostó. Una de las mujeres sentadas en el
círculo se levantó para cubrirlo con la manta de piel y luego se sentó de nuevo.

Los chamanes extendieron sus brazos y se dieron la mano, creando un anillo


alrededor de Grieve. Uno de ellos comenzó a tararear en voz baja y resonante.
El resto se unieron, uno por uno, hasta que fueron tejiendo un tono rítmico y
sonoro, que amenazaba con llevarme a lo profundidad, arrastrándome bajo las

35
olas. Cuando empecé a seguir el hilo de la música, me encontré en un largo
túnel. A una luz que me cegó desde más adelante, pude ver los chamanes de
pie, sólo que eran una vez más las sombras oscuras que habían estado en las
paredes. Rodeaban una brillante forma índigo, y yo sabía que Grieve estaba
escondido debajo de esa luz brillante.

La música comenzó a hincharse en una ola, una ola que rodó lejos en el
océano como el comienzo de un tsunami, esperando su tiempo antes de su
inevitable marcha hacia tierra. Se inclinó sobre Grieve, elevándose como una
gran sombra de olas turbulentas, listas para desplomarse sobre él y arrastrarlo
hacia bajo. Podía sentir su miedo. El lobo en mi estómago gimió, encogiéndose
hacia abajo, mientras observaba al océano espectral descender. Y entonces,
como nuestro enlace nos vinculaba, empecé a sentir su dolor cuando se desató
la tormenta, rasgando en su mente, rompiéndolo en pedazos con un torbellino
de preguntas mientras los chamanes buscaban sus respuestas.

Él dejó escapar un grito largo cuando chocaron contra él, penetrando


profundamente, echando a un lado todos los bloqueos, buscando en cada
rincón y grieta oculta de su mente. Ellos quitaron la cubierta de cada recoveco
que cubría esas sombras privadas que todos tenemos. Traté de liberarme, sin
querer entrometerme, sin querer ver algo que nunca podría ser capaz de
olvidar.
Pero entonces, cuando traté de afirmarme, me encontré empujada
bruscamente a un lado. Cuando nuestro enlace fue cortado, fui lanzada de
nuevo a mi cuerpo, chocando contra mí con tanta fuerza que me caí de la silla.
Aturdida, permití que Check y Fearless me levantaran y me ayudaran a volver
a mi asiento.

Grieve se convulsionaba. Sus ojos estaban en blanco, y echaba espuma por la


boca. Luché para ir a él, pero los guardias me sujetaron. Él estaba sufriendo, con
un dolor horrible, terrible, y me di cuenta que esto era la más íntima de las
intrusiones, introduciéndose a la fuerza en su misma esencia. Los chamanes
estaban violando su mente, devastándolo y arrojando luz en cada esquina,
descubriendo cada rincón secreto.

Llorando, miré, impotente para detenerlos.

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Check se inclinó.

—Su alteza, no llore. No muestre ninguna emoción. Esto se debe hacer con el
fin de garantizar la seguridad de la Corte. Para garantizar su seguridad. Su
señoría entiende esto, y se ofreció a hacerlo porque él cuida de usted. No tema.
No llore. No haga que su sacrificio carezca de significado.

Tristemente, miré hacia él.

—Tú y Fearless tendrán que someterse al mismo ritual. ¿Lo entiendes ahora?
Hay un espía en medio de nosotros, y tenemos que averiguar quién es. —Tal
vez no debería haberlo soltado, pero no podía hacer frente a ver a cualquier otra
persona siendo maltratada y que podría ser inocente.

Check asintió.

—Y así todos los que entren en contacto con usted en cualquier capacidad. Y,
mi señora, aunque duela, entendemos la naturaleza y la necesidad de este
dolor. El bien de la Corte y el bien del reino vienen antes que nuestra
comodidad personal. Por su bien, y la seguridad de todos, estamos dispuestos a
someternos, para que podamos evitar tener que someternos a una fuerza mucho
más peligrosa.
Fearless asintió, y luego hizo algo que me sorprendió infernalmente.
Extendió la mano y acarició la mía. Como dándose cuenta de que acababa de
meter la pata, se echó hacia atrás, pero sus ojos aún se arrugaron con
amabilidad, y la sensación de su piel fresca en la mía logró calmarme.

Me di la vuelta para ver a Grieve. Estaba temblando ahora, aunque las


convulsiones se habían calmado. Incluso desde afuera, todavía podía sentir el
dolor retorciéndose a través de su mente. Impotente, sabiendo que esto era una
de esas funciones horrendas que tendría que enfrentar una y otra vez, me
obligué a mirar. Mientras lo hacía, Ulean osciló a mi alrededor.

Esta es tu vida. Este es tu destino. Debes envolver tus sentimientos y temores y


meterlos en una caja. En tiempos como este, debes aprender a observar y dejar ser lo que
debe ser. Grieve sobrevivirá. Tu rey va a estar bien. ¿Se acordará del dolor? Sí, al igual

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que todos los que se sometan a este rito. Sin embargo, no les hará daño, a menos que
tengan peligrosos secretos que ocultar. Y entonces…

Y entonces… y entonces si tenían algo que ocultar, una terrible elección


surgió ante mí. Si Grieve era el que me traicionó, iba a morir, y me vería
obligada a hacer el decreto. La idea de tener que condenarlo a muerte envió un
sudor frío. Incluso si él era el espía conspirando contra mí, ¿cómo podría
sacrificarlo para su ejecución? ¿Cómo puedes ordenar la muerte de un ser
querido, incluso si se lo merecen?

Harás lo que sea necesario, porque eres la reina de la Nieve y el Hielo. Esto es lo que
significa llevar la corona, Cicely. Te enfrentas a terribles posibilidades, y tienes que
aprender a mantenerte firme en tu decisión, sin retroceder. Harás lo que tengas que
hacer, porque es necesario hacerlo. Es tan simple como eso.

¿Simple? No. ¿Pero cierto? Sí.

Jadeé, luchando por inhalar. Mientras los chamanes continuaron rasgando la


mente de Grieve, esperé. Contando los segundos. Contando las horas. El tiempo
era mutable, y perdí la cuenta del tiempo de la sesión. Mis emociones se habían
vuelto insensibles, y las lágrimas se detuvieron cuando el tiempo siguió delante.
Pero, justo cuando parecía que nunca terminaría, la energía en espiral se
levantó, alejándose de Grieve, y desapareció en una voluta de humo.
Thorn se volvió hacia mí.

—Es leal, corazón y alma. Él no es su espía y no le ha traicionado. Tampoco


es probable que lo haga.

Y con eso el sol se levantó otra vez en mi vida, y la terrible noche llegó a su
fin. Y, sin embargo, aun cuando dos de los otros ayudaron a Grieve hasta la silla
a mi lado, donde se dejó caer, exhausto, sabía que la larga noche apenas había
comenzado.

Check y Fearless fueron los siguientes. Check se ofreció a ir primero, y una


vez más, me obligué a ser testigo. Si estaban siendo sometidos a un infierno por
mí, lo menos que podía hacer era permanecer viendo en silencio.

Fue un poco más fácil con ellos, yo no tenía la conexión que tuve con Grieve,

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pero, aun así, verlos retorcerse, ver a los chamanes presionar sobre ellos, con
luces feroces llameando en sus ojos, empecé a darme cuenta de lo despiadado
que era este reino sobre el que ahora yo gobernaba. Implacable, aterrador, y
duro. Mi pueblo era fuerte, y esperaban que fuera la reina de Hielo, fría y
severa, y capaz de soportar mucho más de lo que hubiera tenido que enfrentar
alguna vez.

Poco a poco, mientras observaba, traté de aceptar mi lugar. No había otra


opción, si no me adaptaba, lo estropearía y llevaría esto a la ruina.

Check fue puesto en libertad, y Fearless tomó su lugar en medio de ellos. A


medida que el proceso se iniciaba de nuevo, Check y Grieve susurraron entre sí,
antes de volverse hacia mí.

—Cuando Fearless pase la prueba, él y yo escoltaremos a Strict y a Silverweb


aquí, y ellos serán puestos a prueba. —Check estiró las piernas, haciendo una
mueca—. Simplemente les instruiremos que usted ha ordenado su asistencia.

Strict era mi principal consejero, Silverweb mi tesorera. Era lógico que fueran
los siguientes, aunque temía ver a Silverweb someterse al ritual. De alguna
manera, en una especie de doble criterio, parecía mal ordenarle a otra mujer que
fuera a los brazos de los chamanes.
Pero es necesario, Cicely. No puede haber debilidad en función del género. La mejor
manera de aprovechar una vulnerabilidad es resaltar sus propios miedos. Y quien sea tu
espía, sabrá esto.

Ulean tenía su lógica. Durante un breve momento, temí que quizás Ulean se
hubiera vuelto contra mí, que cambiara de bando. Mis sentimientos debieron
haberse filtrado hacia ella, porque me abrazó con su brisa suave.

Cicely… los chamanes no me permitirían entrar aquí si pensaran que fuera posible.
Fui vinculada a ti cuando tenías seis años. No hay ningún hechizo, ni magia lo
suficientemente fuerte como para romper ese vínculo, a excepción de la muerte. Y yo no
muero. La única forma para que te puedas deshacer de mí es que me des a otro, como
hizo Lainule cuando le ordenó a Grieve unirme a ti.

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Asentí, sabiendo que tenía razón. Yo estaba saltando hacia las sombras,
temiendo que pudieran estar escondiendo a los cazadores de Myst. Fui a pedir
disculpas, luego me detuve. Ulean sabía que estaba bajo mucho estrés. Podía
leer mi energía, escuchar mis susurros en la estela.

Y por lo tanto esperamos, en silencio, mientras Fearless se sometía a los


largos ritos oscuros de su alma, profundo en la noche. Y cuando terminaron con
él, los chamanes nos ordenaron a Grieve y a mí que descansáramos, mientras
que Fearless y Check volvían al Túmulo.

Grieve y yo nos retiramos a la cámara que nos proporcionaron y cerré la


puerta detrás de nosotros, dejando fuera al mundo. Pasaría un tiempo antes de
que Check y Fearless retornaran con Strict y Silverweb, y estábamos agotados.

Pero cuando me volvía hacia mi amor, el dolor en sus ojos me abrumó, y me


enterré en sus brazos, llorando en silencio.

—Lo siento. Lo siento mucho. Soy responsable de lo que pasaste.

Me abrazó, envolviendo sus brazos alrededor de mi cintura, y enterró su


nariz en mi cabello.

—Cicely, amor mío. Todo está bien. Por favor créeme. Esta es la costumbre
de nuestro pueblo. Me he sometido a este ritual antes, en la corte de Lainule. Y
Myst me hizo pasar por él, para su placer. Pero por ti, aguantaría mucho más.
Necesitaba que supieras que era fiel a ti. Necesito que sepas eso en tu corazón.

Se inclinó hacia abajo, presionando sus labios con los míos. Cuando sus
manos se deslizaron por mi trasero y a lo largo de mi espalda, el calor dentro de
mí se elevó, y me quité la corona. La única vez que se me permitía quitármela
era cuando estábamos solos en nuestra cámara, o cuando estaba durmiendo. Se
había convertido en un ancla alrededor de mi cuello, y le di la bienvenida a los
momentos en los que podía hacerla desaparecer, a pesar de que el peso de la
responsabilidad estaba allí independientemente.

Grieve me empujó hacia atrás, mirando fijamente mis ojos, y me perdí en su


mirada. Sus ojos habían sido azul aciano una vez, azules como el cielo de la
mañana, pero cuando Myst lo convirtió, se habían vuelto negros como la tinta,

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con una chispa de estrellas a través de ellos. Todos los Faes Vampíricos tenían
los ojos como el cielo nocturno.

Él extendió la mano, tocó los ganchos en el corsé, y lo dejé deshacerlos.


Grieve prefería desnudarme, y me gustaba cuando lo hacía. Soltó la sujeción de
acero, uno por uno, aliviando la presión sobre mi estómago, y luego mis senos
rebotaron libres. Tenía los pechos grandes. Yo era de un metro sesenta y cinco y
de unos sesenta y tres de músculo. Cuando pasó un dedo hacia arriba de mi
costado para deslizarlo sobre mis pechos y luego pellizcar mi pezón, duro,
inhalé profundamente, jadeando por el dolor antes de que llegara el fuego. Y
luego, en una neblina de hambre, desabroché mis vaqueros y me libré de ellos
con una patada.

Grieve, como todos los Faes de sangre pura, podía eliminar su ropa con un
solo pensamiento, y lo hizo, ahora de pie desnudo frente a mí. Él era magnifico,
mi rey Fae, su cabello rozaba sus omóplatos, pálido y brillante como el frío sol
de invierno. Exótico y peligroso, desnudó sus dientes, que eran tan afilados
desde su cambio. Jadeé, oh tan hambrienta.

—Te quiero dentro de mí, por favor. —Lo necesitaba. Quería sus manos
sobre mí, ásperas y fuertes, acariciando contra mis muslos, pechos, y el tatuaje
en mi estómago.
Él podía sentir mi necesidad, mi lobo gruñó en respuesta a su hambre
creciente y dio un paso hacia mí, la mirada fija en mí todavía. Bailé un paso
atrás, provocándolo, retándolo a unirse a la caza.

—¿Lo quieres así, entonces? —Su voz era suave, corriendo sin problemas
sobre las palabras, pero me excitó, las chispas corriendo a través de mí a una
velocidad que apenas podía soportar—. ¿Lo quieres rudo? ¿Lo quieres oscuro,
peligroso, y mortal?

Sólo pude asentir.

—Necesito que seas el fuerte. Necesito que tomes el control. —Cuando lo


dije, supe que era cierto, no podía manejar tomar otra decisión; no podría
soportar otra elección ese día.

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Quería olvidar, ser liberada de las constantes demandas puestas sobre mí. Y
la única manera que podía perderme y salir de mi cabeza era que Grieve fuera
lo suficientemente fuerte como para dominar mis pensamientos, dominar mis
elecciones, que me llevara a ese lugar oscuro y profundo en el que podía sentir
a través del dolor que se convirtió en placer. Necesitaba sangrar en el suelo, el
dolor de las heridas haciéndome saber que todavía estaba viva, que no era
simplemente una figura decorativa, un símbolo, un icono.

Estiré los brazos, y Grieve se movió lentamente por detrás de mí, tomando
mi brazo en su mano, acariciando la piel, frotando la carne hasta el codo. Volvió
mi muñeca hacia arriba, sus labios flotando sobre ella, y luego con esos dientes
afilados, los pasó a lo largo de la carne, marcándome a su paso, haciendo brotar
una delgada línea roja. La visión de la sangre, y el aguijón de sus dientes me
enviaron a un frenesí, y grité, dejando caer mi cabeza hacia atrás.

Grieve se movió hasta estar de pie detrás de mí, y rodeó mi cintura,


acariciando mi estómago con sus dedos mientras sus dientes encontraron mi
cuello, mordiendo fuertemente, sacando más sangre. El veneno en su saliva ya
no podía encantarme, pero me hacía temblar, tan fuerte como cualquier
afrodisíaco. Gemí mientras chupaba ligeramente, sorbiendo gotas de sangre, y
acto seguido se inclinó y lamió mi rostro, siguiendo mi fuerza de vida a través
de mi mejilla, besándome profundamente, su lengua sondeando mi boca
mientras empezaba a restregarse contra mí.
Su pene se erguía, fuerte, firme, grueso, y gemí de nuevo, saboreando mi
propia sangre en su boca. Pero él no me soltó. En su lugar, me dirigió hacia la
cama, con las caderas frotándose contra las mías. Estaba tan dolorida, tanto que
apenas podía soportar el dolor. Lo quería dentro de mí, empujando duro hasta
lo más hondo, no iba a ser capaz de dejar de gritar.

Y entonces estábamos en la cama, y empecé a caer hacia atrás, abriendo mis


piernas mientras él venía a mí, buscando mi entrada, buscando mi centro.
Estaba mojada, y se deslizó en mi interior, encajando perfectamente,
llenándome. Acto seguido estaba moviéndose, empujando con una pasión que
nunca había conocido con nadie antes, ni siquiera Lannan. Envolví mis piernas
alrededor de su espalda, aferrándome con tanta fuerza que le habría roto la
espalda si tratara de apartarse.

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—Nunca pares, nunca dejes… jódeme hasta que no pueda recordar mi
nombre.

—Me enterraré en ti para siempre. Hasta que te pierdas por completo. Eres
mi estrella fugaz, Cicely, mi reina oscura en el centro del cielo nocturno. Y con
el único que te compartiré es ese maldito Lannan Altos… porque salvó tu vida,
y eso es suficiente para mí dejarte tomar lo que necesites de él.

Lágrimas rodaron de mis ojos, me mecí de un lado al otro cuando él se


hundía más profundamente con cada embestida. Y con cada golpe, perdí un
poco más de mí misma, hasta que todo fue un desenfoque del cielo nocturno,
del fuego frío y de las estrellas brillando en sus ojos.

Y luego en la oscuridad de su amor y su furia, llegué hasta el borde del


precipicio, y cuando él rugió a la vida, el lobo dueño de mi mundo, fui capaz de
dejarme ir y pasarlo. Todos los pensamientos de miedo y culpa se
desvanecieron cuando me entregué al éxtasis que nos destruyó a todos con su
pasión. Con un grito agudo, lo solté y volé, y en ese vuelo, supe que allí estaba
mi fuerza, el fuego frío de hielo y nieve, el fuego de la pasión y el dolor, y el
sexo bajo el oscuro y tortuoso cielo.
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Un golpe en la puerta me despertó. Me había quedado dormida en los brazos
de Grieve, pero ahora estaba en mi lado de la cama. Nunca me fue bien dormir
en los brazos de alguien. Un momento más tarde, Druise entró en la cámara. Se
veía agotada, y me di cuenta que había sido pasada por el escurridor. De nuevo.
Pero ella agachó la cabeza y sonrió débilmente mientras se acercaba de puntillas
a mi lado. Me incorporé demasiado rápido, haciendo una mueca. Había
dormido en una posición incómoda, y me dolía todo. O tal vez era sólo el estrés.
En cualquier caso, no me sentía bastante espabilada.

—Perdóneme, alteza, pero Thorn, el chamán, me pidió que viniera a


despertarles a usted y a su señoría. —Me tendió una cálida bata. Había dormido
desnuda, ya que no estábamos en nuestra propia cama, y me deslicé en ella,
envolviéndola firmemente a mi alrededor. Aunque era bastante inmune al frío,
aquí en la guarida de los chamanes, el frío se filtraba insidiosamente,
agarrándome desprevenida hasta que me di cuenta de que estaba temblando.
Cómo vivían de esta manera, no lo sabía. Aquí se sentía silencioso, y sepulcral,
como si un éxtasis corriera a través del aire, provocado por el propio hielo.
—Tú… los chamanes… —No pude terminar mi pregunta, pero ella la
terminó por mí.

—Sí, me probaron. No estaría aquí si no lo hubieran hecho.

Ella me mostró al baño; luego, cuando terminé de lavarme y volví al


dormitorio, me encontré con que había pensado en traerme un cambio de ropa
con ella, incluyendo ropa interior limpia, por lo que estuve agradecida. Me puse
las bragas y vaqueros, y después la dejé embutirme en una cálida pero
trasparente blusa negra, sobre la cual me ató un corsé plateado. Me puse las
botas mientras peinaba mi cabello hacia atrás. Pareció percatarse de mi estado
de ánimo, y permaneció en silencio, tarareando mientras trabajaba.

Después de unos minutos, Miré por encima del hombro.

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—Siento haberte hecho pasar por eso otra vez, Druise. —Se había sometió al
procedimiento antes de ser contratada para su posición, y sabía lo mucho que le
había costado la invasión.

Druise me miró, sus ojos claros y firmes.

—Su alteza, ¿puedo ser franca?

—Por todos los medios. —Esto me sorprendió, Druise era por lo general
reticente. A veces, pensaba que era excesivamente agradecida. Pero, por otra
parte, su trabajo conmigo significaba que su familia estaba en una posición
mejor de lo que había estado nunca. Ella quería mantener su puesto y yo sabía
que iba a hacer casi cualquier cosa con el fin de hacerme feliz.

—Yo pensé… no me atrevo a presumir, pero creo que su asesor, su señoría


Strict, le advertiría contra disculparse con los empleados. O con cualquier
persona, para el caso. No me corresponde cuestionar sus motivos o sus órdenes,
pero se aceptan como su voluntad.

Dejé escapar una risa suave. Lainule, la ex reina del Verano, ya había tenido
mi cabeza por eso.

—Creo que tienes razón, Druise. Pero todavía… lamento haber tenido que
ordenar esto. Permíteme eso, por lo menos.
—Honestamente, sí, el procedimiento duele, ¿pero por usted? Caminaría
sobre fuego. Me trata como una persona. Usted no es cruel o exigente. Nunca
siento miedo a su alrededor, bueno, no mientras modere mis modales y haga
bien mi trabajo. Su majestad, daría mi vida por usted. —Y con eso se detuvo,
enrojecida y luciendo siempre algo avergonzada, con el cepillo medio
levantado.

La comprensión de que, literalmente, sostenía su vida en mis manos, cada


vida en mi Corte, lo comprendí en ese momento. Yo era responsable de todos
ellos, y podía terminar con cualquiera de ellos, incluyendo a Grieve, con un
ataque de ira o resentimiento.

—Druise, valoro la confianza y la fe que has depositado en mí. Y,


obviamente, estás aquí porque pasaste el desafío. Los chamanes no te dejarían

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cerca de mí sin eso. Por favor, comprende eso, cuando sea que… yo… te haga
pasar algo como esto, es sólo por el bien del Túmulo. —Y lo que era bueno para
mí, era bueno para el Túmulo. Pero no dije eso.

Hizo una reverencia, luego terminó de cepillar mi cabello en una cola de


caballo, después fijó mi corona, asegurándose de establecerla firmemente en mi
cabeza. Cuando terminó, Grieve se despertó, e incluso mientras se deslizaba de
las sábanas, su ropa apareció, formándose mientras se levantaba. Druise le hizo
una reverencia, también, pero dado a que era la doncella para damas,
principalmente estaba a mi entera disposición.

Mi estómago rugió. Me volví hacia ella.

—¿Desayuno?

—Dijeron que habrá comida en la cámara de prueba. —Metió la mano en su


bolsillo y sacó un bollo de pan—. Le traje esto, sin embargo, alteza. Sabía que
estaría hambrienta.

Sonriendo, agarré el pan.

—Ya me conoces Druise. Así es. —Y, mordiendo el suave, y desmenuzado


pan, le permití abrir la puerta. Uno de los guardias de los chamanes estaba allí
parado, y nos llevó de nuevo a la cámara.
Check y Fearless estaban allí, así como Strict, Silverweb, y varios otros
miembros de la Corte. Ya los reconocía a todos ahora, los principales jugadores
de poder en la Corte en quienes necesitaba confiar.

—La lealtad de ellos es inquebrantable, su majestad. —Thorn se acomodó en


la silla más cercana a mí—. Quien sea el espía en su Corte, no se encuentra entre
los que están aquí. También debe comprobar a sus amigos nacidos mágicos.

Fui a protestar, la sola idea de que Peyton, o Luna, o Kaylin pudieran estar
trabajando en mi contra me irritaba, pero luego pensé de nuevo en Leo. No sólo
había convencido a Geoffrey de convertirlo en un vampiro, sino que luego se

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había vuelto contra mi prima Rhiannon, con quien estaba comprometido. Al
final, la había secuestrado y hecho pasar un infierno antes de que lo
estacáramos. Así que Thorn tenía razón. No podría pasar por alto la posibilidad
de que uno de mis amigos ya no fuera mi amigo.

—Puedes… ¿funcionará este ritual en ellos, también? —pregunté.

Thorn sacudió la cabeza.

—No, sólo funcionará en los miembros de la raza Cambyra y en los mestizos.


Debe buscar otro método para comprobar la lealtad de sus amigos. Y le
aconsejo que lo haga tan pronto como sea posible. Mientras tanto, vamos a
poner a todos los guardias a prueba, a partir de los que ejercen más poder entre
sus tropas, así como cualquier persona que tenga cualquier contacto cercano
con usted.

—¿Cuánto tiempo se tardarían? —No podía permanecer aquí hasta que


hubieran pasado por toda la gente del Túmulo.

Con un encogimiento de hombros, el chamán extendió las manos.

—No sé, para ser honesto. Estos rituales tomarán tiempo. Nuestra tarea no
puede llevarse a cabo durante la noche, incluso tenemos que descansar, y la
magia para este ritual requiere una gran cantidad de energía y resistencia de
nuestra parte.
Hizo una señal a los asientos vacíos de todo el banco.

—Los otros se han retirado para descansar y renovarse a sí mismos mientras


que el siguiente grupo de guardias están siendo llevados a la tarea. Ellos están
en camino ahora. Mientras tanto, nosotros sugerimos que mantenga los ojos
abiertos y siempre asegúrese de que Check y Fearless estén con usted,
independientemente de dónde se encuentre.

Y con eso se dio la vuelta y se alejó. Había cestas de pan, carnes ahumadas,
sin embargo, no había pescado, y manzanas en las mesas laterales. Mientras
comía otro bollo de pan y un trozo de carne seca, se me ocurrió que, hasta que
hubiéramos limpiado a todo el mundo, Thorn estaba en lo cierto. Tenía que
tener a Check o a Fearless conmigo en todo momento. Estaban sentados cerca,
esperando pacientemente y comiendo.

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Mientras los observaba, me di cuenta de que estarían en apuros para dormir
algo. A partir de ahora, su único deber sería el de protegerme. Y eso significaba
que tendrían que dormir sentados en la cámara de nuestra habitación con el fin
de estar a mi entera disposición. Otro pensamiento llegó, tenían que cuidarse a
sí mismos. Los espías potenciales o asesinos podrían dirigirse a ellos también.

Sintiéndome abrumada, y una vez más un poco claustrofóbica, contemplé


nuestro siguiente movimiento. Myst estaba en la ofensiva. Ella había sido mi
madre, en otra vida, y todavía estábamos conectadas a pesar de que no me
gusta admitirlo. Podía sentirla ahí afuera. Se había retirado brevemente para
reagruparse y reclutar más de sus guerreros de otros nidos donde los había
dejado. Pero la dura realidad seguía siendo que estaba lista para pasar al ataque
de nuevo.

Cerrando los ojos, me dejé llevar por la quietud que viene con tratar de
empujar un mundo de pensamientos, para que puedas ver las cosas con
claridad. Y en ese instante, todo el sonido se detuvo, y todo a mi alrededor se
desvaneció.
Estaba de pie en la parte superior de un barranco mientras el viento soplaba
a través de mi cabello. El olor de la nieve iba en las corrientes, y antes de caer la
noche, la tierra sería blanca y sería, una vez más, nuestra hora.

Mi nombre era Cherish, y era la hija de Myst, la reina de la Corte Índigo.


Myst, conquistadora que había venido a esta tierra, donde todavía había
espacio para crecer y expandirse, para dispersar y arraigarse profundamente.
Como los hongos que viajaban debajo de la tierra, con la espora, extendiéndose
a través del suelo, mi madre estaba plantando sus semillas, haciendo crecer una
raza de cazadores. Las reinas Fae la ignoraban, o tal vez, no la notaban o ni
siquiera sabían que ella existía. Mi madre era buena en camuflajearse y
reconocía el valor de mantenerse a sí misma en secreto. Hábil y astuta, me había
pasado esos rasgos a mí.

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Habíamos llegado a esta tierra y extendido lentamente desde un extremo
hasta ahora, que nos acercábamos a la otra costa. Durante todo el camino,
colocamos las bases de lo que, en el futuro, se convertiría en un golpe de estado.
Habíamos dejado nidos mientras avanzábamos hacia el oeste, para
reproducirnos y recuperar fuerzas.

Los yummanii que caminaban estos bosques sabían muy poco de nosotros,
llamándonos los “demonios azules” o el “hambre que camina en dos piernas”.
En ambos sentidos, tenían razón. Éramos demonios, y lo sabíamos,
deleitándonos de eso. Y constantemente teníamos hambre.

El hambre revolvió mi estómago, incluso ahora. El hambre de carne, sangre,


huesos y tendones. El hambre de fuerza vital. El hambre de cazar, acorralar,
rasgar, y destrozar el cuerpo y los músculos. Lamí mis labios mientras pensaba
en el sabor de la sangre en mi lengua, de la carne fresca.

—¿Qué escuchas? ¿Hay voces en la estela? —Las palabras de mi madre se


hicieron eco detrás de mí, y me volví para ver su forma esbelta, como una araña
levantándose. Era delgada y alta, con ojos del color del cielo nocturno y las
estrellas que brillaban en esas piscinas, el mismo negro azabache que el mío. El
cabello de Myst era largo, al igual que el mío, negro como la noche, y nuestra
piel adquiría un tono cerúleo mientras las sombras de la tarde se alargaban
hacia el anochecer.
No respondí, simplemente me volví hacia el barranco para escuchar. Su
pregunta estaba lejos de ser retórica, tengo una habilidad especial para escuchar
voces en el viento. Ayudaba cuando estábamos en una cacería, porque yo era la
mejor en rastrear la presa, en localizar nuestra cena.

Ahora escuchaba, atentamente. Un susurro aquí, un susurro allá. Y acto


seguido, una breve voz clara como el cristal destrozó mis oídos.

Tienes un alma dividida, Cherish.

¿Qué? ¿Quién estaba hablándome? Con el ceño fruncido, lo intenté de nuevo.

La naturaleza está llena de pesos y contrapesos. Cuando hay un desequilibrio en el


sistema, ella crea un contrapeso para juntar las cosas de nuevo. Tú eres ese contrapeso.
Eres el remedio a la monstruosidad que nunca debería haber nacido. Eres el antídoto a

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una criatura que se encuentra fuera de la balanza.

Sobresaltada, me eché hacia atrás, abriendo los ojos mientras buscaba la


fuente de la voz. Pero no había nadie a la vista. Me protegí los ojos con la mano,
tratando de localizar a quien quiera que fuera que había estado hablándome,
pero ninguna criatura se movió. Las aves y los animales podían oler a mi madre
y a mí, y se quedaban inmóviles por temor a que los engulléramos.

—¿Qué es? —Mi madre se inclinó por encima de mi hombro, apoyando una
mano delgada contra mi espalda.

Algo dentro de mí me advirtió de mantener la boca cerrada. No sabía por


qué, pero lo que fuera que había oído me ponía en peligro. No tenía idea a qué
la mujer, porque era la voz de una mujer, se refería, pero me inquietó. Ella había
estado hablándome directamente, y había sonado demasiado definida,
demasiado conocedora para mi comodidad.

—Nada… simplemente habladurías de los Elementales de Hielo. Hay nieve


en camino, y puedes reunir la energía y formar una fuerte tormenta para
encubrir nuestro camino. —Esto último era cierto, pero en mi corazón, sabía
que algo había cambiado. Esta era la primera vez que le había mentido a mi
madre.
—Ah, entonces nada de qué preocuparse. Ven, hija mía. La comida espera. Vi
una partida de caza en el lago, y con un poco de suerte, todavía estarán allí.
Carne fresca y sangre. —Y con eso, Myst tendió la mano.

Mientras la agarraba, una duda persistente se deslizó al fondo de mi cabeza.


Ella me creyó. Mi madre no sabía que estaba mintiendo. Y eso, eso era casi más
inquietante que haber dicho la mentira.

Me sacudí de mis pensamientos. Cada vez más, los recuerdos de mi vida


como Cherish se arrastraban. No me gustaba que lo hicieran, y el hecho de que
venían fuertes y claros últimamente me asustaba. ¿Cuánto de mi tiempo como

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heredera de la Corte Índigo se había quedado conmigo? ¿Cuánto de la
naturaleza vampírica Fae todavía contenía mi alma?

Grieve miró a nuestros guardias.

—Sabes lo que esto significa para ti, ¿verdad?

Check asintió.

—Sí, su señoría. Seremos los compañeros constantes de la reina. Incluso


cuando los otros sean aprobados, creo que deberíamos continuar siendo sus
escoltas oficiales. Lo mejor es establecer una red central, considerando que hay
espías alrededor. Demasiadas personas con acceso a la Corte interna pueden
crear una puerta de entrada para que los enemigos puedan ganar un punto de
apoyo.

Strict dejó escapar un suspiro mientras permanecía de pie, apoyándose en el


respaldo de la silla para apoyarse.

—Su majestad, entiendo por qué no pudo decirme sobre esto antes de
probarme, pero ahora, debemos discutir esto en un consejo privado. Con Myst
moviéndose nuevamente, y con los Cazadores de Sombras dentro de los límites
de nuestro reino, no tenemos tiempo que perder. Debe contactar con el trono
del Verano y dejarlos saber. Y la Corte Carmesí.
Silverweb se inclinó hacia delante, con los codos sobre las rodillas, juntando
sus manos.

—Es hora de que nos unamos. No debemos olvidarnos del consorcio. Su


conexión con Ysandra Petros puede ayudar allí. Myst…

Antes de que pudiera continuar, Thorn regresó corriendo a la habitación.

—Debe regresar a su sala del trono, su majestad. Hay noticias. Podemos


acelerar el camino para su viaje de regreso, pero debe salir ahora. Tenga
cuidado, las malas acciones están en acción, y no habrá vuelta atrás ahora.
Aquí, descansaremos en turnos y seguiremos nuestro camino a través del resto
de su guardia lo más pronto posible. No le fallaremos.

Y con eso otro de los chamanes; no sabíamos su nombre y él no lo ofreció,

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apareció e hizo un gesto para que todos nosotros lo siguiéramos.

Miré a Grieve, una aprensiva nube se posó sobre mí. Ulean revoloteó a mi
alrededor con gentiles susurros.

Iré por delante y descubriré lo que pueda. Te encontraré allí, Cicely.

Gracias, ¿y Ulean? Sé cautelosa. Sé que hay elementales que viven por el caos y el
tumulto, tal como lo hace Myst. Y ella podría controlar algunos de ellos.

No temas. Cuidaré mi espalda. Y acto seguido, se fue.

Thorn nos detuvo.

—Van te llevará de vuelta. Él te llevará a través del Tiempo de los Sueños en


cuerpo para que puedas estar allí en segundos. Prepárese para el agotamiento al
otro lado. Coma algo tan pronto como llegue allí, incluso mientras está en las
cámaras discutiendo este asunto. Coma proteínas y pan. Necesita la energía de
ambos.

Asentí y me volví hacia Van.

—Estamos listos. ¿Qué hacemos?

Parecía cansado, pero nos indicó a todos que nos pusiéramos de pie.

—Unan las manos, por favor.


Formamos un círculo. Me aferré a la mano de Van en un lado, a Grieve en el
otro. Un momento después, sentí un escalofrío helado comenzando a elevarse
en mis pies, y de mis pies a mis piernas. Un encaje de energía, la escarcha se
conectó a través de mi cuerpo, paralizándome mientras permanecía allí, incapaz
de moverme.

La mano de Grieve se escapó, o mejor dicho, se sintió como si lo hiciera, pero


era difícil de decir porque todo comenzó a moverse y a cambiar cuando una
niebla nos envolvió. Los dedos de Van desaparecieron, y no había nada entre el
remolino de hielo, el frío y yo. Esto era diferente a cuando llamé a los vientos y
ellos me barrieron. Esto no me absorbió. Mantuve el control de mis sentidos a
pesar de que mi cuerpo no podía responder. Pero el frío me dejó letárgica y caí
en una ligera somnolencia mientras el vórtice hacía trabajar la magia sobre mí.

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El tiempo desapareció. No tenía ni idea de cuánto tiempo había estado
dormitando, pero una sacudida rápida me sobresaltó, y me di cuenta de que
estábamos de pie en la cámara del consejo en el Túmulo Eldburry. Mientras
trataba de sacudir la niebla de mi cabeza, mis rodillas cedieron, y caí al suelo
antes de que Grieve o Van pudieran atraparme.

Aterricé en el suelo y la piedra dura me despertó, o mejor dicho, me hizo


muy consciente de dónde estaba. Gimiendo, rodé hasta quedar sentada, y
Grieve tendió una mano. Me ayudó a ponerme de pie.

—Muy elegante. —Bostezando, logré llegar a una silla. Me volví hacia Van—.
Dijiste que estaríamos agotados, pero no esperaba esto.

—Es por eso que debe comer. La comida no le despertará, pero le dará
energía y repondrá la energía que se transfirió a través del Tiempo de los
Sueños. —Dio un paso atrás—. Debo regresar. Thorn estará en contacto.
Comenzaremos probando a los guerreros en masa y trabajaremos todo el día
hasta que hayamos terminado. —Y con eso desapareció.

Los otros no fueron golpeados tan duro como yo. Todos los Faes Cambyra
eran aún más resistentes que yo, incluso aunque era la reina. Pero todos
parecían como si hubieran sido arrastrados a casa por el gato después de una
larga noche en la ciudad. Druise se dirigió a la puerta, pero la detuve.
—Druise, ¿vas a conseguir comida?

Ella hizo una reverencia.

—Sí, su alteza. Con su permiso.

—Está bien, todos lo necesitamos. Pero recuerda: Nadie debe saber lo que
está pasando o que los chamanes están comprobando a las personas. Las
noticias se filtrarán muy pronto; eso no tiene caso, pero queremos mantenerlo
en secreto el mayor tiempo posible. —Cuanto más tiempo pudiéramos
mantener el asunto en silencio, menos posibilidades había de que un espía fuera
capaz de informar a Myst que sabíamos que estaba por ahí afuera.

Druise asintió.

53
—Sí, mi señora. —Y luego se deslizó por la puerta.

Me apoyé en la mesa, descansando mi barbilla sobre mis codos. Los otros


parecían tan aniquilados como me sentía.

—Así que… ¿qué hacemos a continuación? Enviaría una partida de


exploración, pero si el espía está entre los guardias…

—Hace un buen punto. Y no puede permitirse el lujo de arriesgarse con


Check o Fearless en la búsqueda. —Strict frunció el ceño, tocando con los dedos
la mesa—. Es posible que tengamos que esperar eso. A menos que… —Hizo
una pausa—. Hay una posibilidad, ¿el Fae Salvaje? La Bruja de la Nieve parece
estar firmemente en su Corte. Myst puede atraparlos, pero no los convierte,
hasta donde yo sé.

—Hacer favores con ellos es un asunto complicado. ¿Qué hay de la gente de


mi padre? ¿El Uwilahsidhe? ¿Hay alguien allí en la que podamos confiar?
Podrían volar en forma de búho, explorar desde arriba. —Yo misma lo haría si
creyera que me dejarían salirme con la mía, pero sabía que era mejor no hacer la
sugerencia.

Strict frunció el ceño.


—Podría estar en algo. Hay… —hizo una pausa, como si buscara las palabras
correctas—… debo caminar suavemente sobre esto. Hay alguien en quien
podemos confiar, pero…

Mi consejero no solía ser tan reticente. De hecho, era francamente mandón y


dominante a veces, pero siempre de una manera respetuosa. No estaba segura
de qué hacer con su cautela. Antes de empujar, decidí esperar.

Después de un momento negó con la cabeza.

—Tengo una idea, y tan pronto como determine si es viable o no, le


informaré. Después de comer, lo estudiaré. —Y con eso apretó los labios, y me
di cuenta de que no obtendríamos nada más de él en este punto.

Grieve se aclaró la garganta.

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—Deberíamos hablar con tu prima: la Corte de los Ríos y Juncos debe saber
que Myst está de vuelta en el área. Si ella se está infiltrando en el reino del
Invierno, sabes que estará tras el corazón del Verano también.

—Iremos después de que hayamos comido. Y, por mucho que me duela estar
de acuerdo con Thorn, tenemos que averiguar cómo asegurarnos de que
Peyton, Luna y Kaylin están de nuestro lado. Creo que sé una manera. Mientras
que el ritual del chamán no funcionará en los nacidos mágicos… El demonio
velo-nocturno de Kaylin puede invadir las mentes. Me lo hizo a mí una vez. —
Había sido horrible, pero lo había hecho para ayudarme.

—Sí, pero ¿quién responderá por Kaylin? —Grieve sonrió suavemente—. Ahí
está la pregunta.

En ese momento, Druise regresó con comida e insistí en que se sentara y se


uniera a nosotros. Ella estaba tan cansada como nosotros. Cuando partimos el
pan y pasamos el venado cocinado con bayas de enebro, no pude evitar sentir el
peso de las abrumadoras probabilidades que enfrentábamos. Pero esta vez, no
habría indulto. Nos dirigíamos a la batalla final. Podía sentirlo en mis huesos.
Cuando nos paramos en el linde de los Acebos Gemelos que abrigaban el
portal al Bosque Dorado, me armé de valor. Las energías vigorizantes que
corrían entre los árboles zumbaban como una colmena de abejas, una red de
chispas que corrían a través del cuerpo. La energía me sacudió, pero me estaba
acostumbrando.

Le habíamos avisado a Rhiannon que teníamos que encontrarnos en la Casa


Veil. Parecía más fácil ir allí en lugar de enfrentar el riesgo de que los espías
también pudieran estar en la Corte de Verano.

Cuando Check y Fearless se movieron para flanquear mis costados, Grieve


tomó la delantera. Teníamos que llegar a la Casa Veil por nuestra cuenta. No
nos atrevíamos a poner nuestra confianza en los otros guardias hasta que
supiéramos que estaban a salvo. Sin embargo, se me ocurrió que si querían

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asesinarme, tendrían mucho tiempo.

Tal vez no están apuntando a un simple asesinato, Cicely. Recuerda, Myst tiene una
larga memoria. Ella prefiere jugar con su presa antes de ir a matar. Podría guardarte
para ella porque te considera una traidora, a pesar de que fue hace varias vidas que le
diste la espalda. Ulean estaba con nosotros, se pegaba a mi costado como
pegamento, por lo cual yo estaba extremadamente agradecida.

La idea de que Myst podría estar fuera por algo más que mi sangre era casi
más aterrador que la idea de luchar contra ella. Lo que podría, y probablemente
me haría, era más horrible de lo que quería pensar.

—Vamos entonces. Será mejor que nos movamos. —El Bosque Dorado
todavía estaba cubierto de nieve, incluso aunque era a principios de febrero.
Normalmente, New Forest, Washington, reclamaba algo de nieve durante el
invierno, especialmente en las zonas boscosas, pero nada como esto. Esta
temporada había sido como ninguna otra. Myst había rodado su larga noche y
cubría la ciudad con nieve perpetua. Pero después de pasar un mes en el reino
del Invierno, el clima me pareció balsámico. Mientras hacía más frío de lo
normal en el bosque, era mucho más frío en mi nuevo hogar.

Nos deslizamos sobre las nieves, corriendo sobre los bancos de un metro de
profundidad que llenaban el bosque. El bosque aquí era como la mayoría de
aquellos en el oeste de Washington. Un patio de juegos para cedros y abetos
imponentes, la maleza crecía tanto que necesitabas un machete para atravesar
los helechos y las zarzas, arándanos y helechos hasta la cintura.

El suelo debajo de la nieve era esponjoso durante la primavera y el otoño,


suave y lleno de detritus de las largas temporadas pasadas. El musgo cubría los
lados de los árboles y se extendía por los troncos caídos y sobre las rocas que se
habían derrumbado a través de los valles durante la lenta retirada de los
glaciares durante la última edad de hielo.

Pero una nueva edad de hielo era lo que Myst intentaba lograr. No contenta
con el balance, ella estaba buscando gobernar el mundo, creando un terreno de
caza cubierto de nieve para la Corte Índigo. Y el Bosque Dorado era el lugar
elegido para hacerlo suyo. El hogar de las Cortes de Verano e Invierno de esta
región, los Abetos Gemelos guiaban a mi reino: El Patio de Nieve y Hielo. Los

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Robles Gemelos guiaban al reino de mi prima Rhiannon: La Corte de los Ríos y
Juncos.

Compartíamos el bosque, y el equilibrio implicaba regir en los solsticios de


Verano e Invierno, con cada una de nosotras cuidando nuestra mitad del año.
La mía era la mitad menguante, la de ella era la creciente. Pero Myst había
destruido el equilibrio antes de llegar al poder. Ella había logrado arrebatárselo
a Lainule, la antigua reina de los Ríos y Juncos, y Tabera, la difunta reina de la
Nieve y el Hielo. Ella había destruido la Piedra Corazón de Tabera, había
matado a la reina del Invierno y había logrado conducir a Lainule de vuelta a la
Isla Dorada.

Rozar la parte superior de la nieve todavía era una novedad para mí. No me
había acostumbrado a poder atravesar los campos invernales como si estuviera
planeando en el aire. De repente, por pura alegría, giré, patinando en la corteza,
delicada en mis movimientos por primera vez en mi vida.

Detrás de mí, Check se rió suavemente.

—Tenga cuidado, su alteza. Todavía puede resbalar y lastimarse.

—Me he caído tantas veces en mi vida que es una segunda naturaleza. —Y


era cierto. Pasé mi juventud perfeccionando mis habilidades para huir, esquivar
el peligro y entrar furtivamente en apartamentos para saquearlos por dinero.
Aprendí a trepar por las ventanas, dejar caer las escaleras de incendios y
alejarme en las repisas para evitar que las personas volvieran a casa antes de
que terminara de robar sus apartamentos. Pero, dado todo eso, mientras que
había desarrollado músculo y velocidad, nunca me había considerado
agraciada.

—Sea como fuere, tal vez el patinaje debería esperar hasta estar seguros en
casa en nuestro propio reino. —Grieve miró por encima de su hombro, una
sonrisa se extendió por su rostro. Se detuvo de repente, mirándome fijamente—
. Cicely, eres tan hermosa; mírate, con un manto blanco.

Miré hacia abajo. Llevaba la capa de plumas de búho, pero la nieve que caía
suavemente me había cubierto en una capa de escamas, congelándose contra mi
piel, contra mi cabello. Estaba esbozado en escarcha, un chal de encaje de

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invierno. Extendí la mano y observé cómo la nieve caía sobre mi palma, sin
derretirse, pero situándose allí, cristalina y prístina.

La comprensión se filtró lentamente de que ahora estaba más fría que la


nieve. Más fría que los muertos. Realmente me había convertido en la reina de
la Nieve y el Hielo, y aunque mi corazón latía con fuerza y la sangre corría a
toda velocidad por mis venas, el calor ya no se trasladaba por mi cuerpo. Yo era
el invierno encarnado, tan helada como los carámbanos colgando de los aleros.

Grieve se movió a mi lado, extendiendo su mano. En el mismo silencio, nos


dimos la vuelta y comenzamos a correr de nuevo, dirigiéndonos hacia los
Robles Gemelos.

Nos estábamos acercando al desvío que conducía al Túmulo Marburry


cuando un aleteo de alas atrapó mi atención. Levanté la vista. Una gran lechuza
con cuernos; muy parecida a mi padre, aunque sabía que no podía ser, nos pasó
rozando. Me protegí los ojos para mirar la forma circulando. Cuando el búho se
abalanzó más y más abajo, un ruido de arbustos crujiendo sonó detrás de
nosotros, y Check giró, sacando su espada. Pero fue Strict quien salió de los
árboles, dando grandes zancadas.

Él estaba cerca de nosotros cuando la lechuza de repente cayó en espiral para


aterrizar en un tronco cercano. Strict me pasó con un asentimiento superficial,
luego se arrodilló junto al búho y esperó. Mi corazón revoloteó. Sabía que no
era mi padre, pero que Strict se arrodillara ante alguien significaba que era
alguien terriblemente importante.

El búho era más grande que mi padre en forma de lechuza, con una
envergadura que debía haberse estirado metro y medio de ancho. Era blanco
moteado con marcas marrones, y tuve la sensación de que ese pájaro había visto
las décadas ir y venir. Sabía que era un Uwilahsidhe, podía sentir la conexión
entre nosotros incluso aunque solamente fuera mestiza.

Strict hizo un gesto para que avanzara, y así lo hice, acercándome


lentamente, todo el tiempo preguntándome a quién estaría enfrentando. Grieve
me siguió, al igual que Check y Fearless. Formamos un semicírculo alrededor
del tronco, con Check y Fearless a la espalda, sin perder de vista a cualquier
cosa que pudiera salir de la maleza para atacarnos.

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Cerré los ojos, inhalando profundamente. El olor del invierno estaba por
todas partes: El olor a ozono de la tormenta teñía el aire con su olor acre. El
cosquilleo en la parte posterior de mi cuello me dijo que estábamos esperando
nieve-trueno. El mundo se sintió nervioso, preparado y esperando. Ulean pasó
rozándome, y pude sentirla emocionada y nerviosa.

¿Quién es este? ¿Qué está pasando?

No puedo decírtelo.

¿Lo sabes, cierto?

Sí, pero estaba obligada a guardar silencio por Wrath. Ahora, sin embargo, lo sabrás.
No creí que este día llegaría, y estoy tanto feliz de que esté sucediendo como llena de
inquietud. No sé cómo te sentirás. O lo que pensarás sobre esto.

Otra cosa más que no se le permitió decirme. Durante las semanas, descubrí
que Ulean sabía mucho más acerca de mi vida de lo que Lainule le había
permitido revelar, y parecía que todavía era el caso. Ulean estaba atada a mí, sí,
pero todavía estaba atada por las promesas a la antigua reina Fae.

Estaba a punto de presionarla para obtener más información cuando el búho


comenzó a cambiar de forma. Mientras mirábamos, se transformó, brillando
cuando las alas cambiaron a brazos, pico a la nariz, mechones a las orejas. Un
momento después, allí, sentado en el tronco frente a nosotros, estaba uno de los
Uwilahsidhe. Su cabello negro azabache estaba veteado de gris, lo cual me dijo
que era increíblemente viejo: Los Fae no se volvían gris como los nacidos
mágicos y los yummanii, no hasta que habían alcanzado una gran edad. El
hombre frente a nosotros probablemente había vivido durante siglos, si no más.

Cuando Strict lentamente se puso de pie, con las manos pacientemente


dobladas detrás de él, Check soltó un grito ahogado y dio un paso al frente,
arrodillado en la nieve. Fearless se veía tan desorientado como yo, pero Grieve,
mi amado Grieve bajó la cabeza y lentamente se arrodilló ante el anciano.

—¿Soy la única que queda fuera del circuito? —No me gustaba ser la rara
cuando se trataba de cosas como estas. Nunca me gustaron las sorpresas, ya
fuera una fiesta de cumpleaños o una trampa no deseada. También había

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tratado con mucho desorden y monstruos inesperados a lo largo de los años.

El hombre se levantó, su ropa se movió para tomar la apariencia de una capa


de plumas como la mía, debajo de los cuales llevaba pantalones marrones y una
túnica. Había algo extrañamente familiar en él. Él parecía…

—Oh, dioses míos… Wrath… —Este no podía ser mi padre, y sin embargo el
parecido era extraño.

—No, no soy tu padre, Cicely. Mi nombre es Hunter, y soy el padre de


Wrath. Soy tu abuelo.

Y con eso el mundo desapareció.


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—¿Abuelo? ¿Eres mi abuelo? —No supe cómo reaccionar. Apenas había
tenido la oportunidad de conocer a mi padre, y mucho menos aprender algo
sobre su herencia. Lo único que sabía era que había nacido en la Corte de la
Nieve y el Hielo. Check había sido su hermano de juramento, se había
comprometido a casarse con Lainule, pero en el momento en que vio a mi
padre, el resto fue historia. Wrath se había enamorado de ella y cambió su
lealtad a la Corte de los Ríos y Juncos. Que el guardia jefe no les deseara el mal,
me humillaba y me sorprendía, pero Check se había convertido en su partidario
más leal.

Hunter me rodeó lentamente, mirándome de arriba abajo, su expresión


cuidadosamente puesta en neutral. Refrené cualquier impulso de lanzar mis
brazos alrededor de su cuello y darle un abrazo. Una cosa que había aprendido
de la manera difícil, comenzando con mi madre, es que la sangre no siempre
significaba lealtad.

—Mi hijo te hizo un mal servicio al no hablarte sobre tu herencia desde el


principio. —Hunter no parecía satisfecho—. Tienes mucho que aprender. No
sabes nada de tu gente, mi gente. Lo sé… —Levantó su mano cuando comencé
a protestar—: Me doy cuenta de que esto no es culpa tuya, pero debes pasar
tiempo con nosotros, entender lo que significa tu herencia y tu linaje.

Mi corazón saltó. Esto es lo que quería, aunque me preguntaba si el


Uwilahsidhe me molestaría, teniendo en cuenta mi experiencia. Demonios,
cuando se trataba de eso, sabía muy poco sobre la historia del nacimiento de la
magia. Krystal me había mantenido a oscuras. Lo que sea que le habían
enseñado, ella lo había reprimido con el alcohol y las drogas, y un profundo
desdén por sus propias habilidades.

—¿No te importaría enseñarme? —Mientras hablaba, mi voz se quebró, y me


di cuenta de que esto significaba más para mí de lo que nunca podría haber
imaginado.

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El único miembro de la familia que alguna vez me había amado realmente
era mi tía Heather, y ella se había ido hace mucho ahora. Tuve que desempeñar
un papel en su muerte, que aún dolía. Rhiannon y yo estábamos
reconstruyendo nuestra relación, hasta ahora, muy bien. Pero cuando llegó el
momento, Ulean era lo más parecido a la familia que había dejado. Solo en ella
confiaba que no me fallaría. Mientras Grieve era mi esposo y yo lo amaba con
todo mi corazón, también sabía lo frágil que podía ser el amor. Era difícil
dejarme creer que podríamos tener nuestro final feliz para siempre.

Supongo que Hunter sintió mi necesidad porque se detuvo, mirándome a los


ojos, y su rostro se llenó con una compasión que rara vez vi en cualquiera de los
Cambyra. Puso su mano sobre mi hombro.

—Mi nieta. Conozco tu historia, y sé lo que has pasado hasta ahora en tu


corta vida. Nunca es fácil ser el peón del destino, ni creer que tu existencia fue
diseñada solo para llenar una necesidad. Eres la hija de Wrath. Tú eres mi
sangre. Más allá de la corona que te pones en la cabeza, más allá del título que
asumiste… eres mi familia, y haré lo que pueda para ayudarte a conectar tus
raíces. —Retrocedió y se volvió hacia Strict—. Tengo exploradores en los que
confío. Son salvajes y fieros perteneciendo más al ala que a cualquier corte o
lealtad. Los enviaré en reconocimiento para ver si podemos buscar al
advenedizo y sus ejércitos.
Y con eso se dio la vuelta para irse, pero se detuvo. Miró por encima del
hombro y, mirándome, dijo:

—Estaré en contacto, niña. Ahora no es el momento de comenzar tus


estudios, aunque sé que estás empezando a morder un trozo. Pero después de
que esta guerra haya terminado, tomaremos el ala y volaremos juntos.
Aprenderás lo que realmente significa ser uno de los Uwilahsidhe. Mestiza… es
tan bueno como pura sangre.

Y luego brilló y en un borrón, se transformó de nuevo en su forma de búho, y


voló en su dirección a través de la nieve que caía, desapareciendo en las
profundidades del Bosque Dorado.

Yo quería llorar. Quería reír. Tenía un abuelo. Tenía familia y raíces. Krystal

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y Heather habían hablado muy poco de sus padres. Mi madre y su hermana
habían tenido la boca cerrada. Después de que Heather muriera, Rhiannon
había confiado que no había encontrado nada sobre nuestros parientes en los
baúles que habían permanecido sin daños durante el incendio en Casa Veil.
Nuestras madres habían sido elegidas por los Fae. El padre de Rhiannon
también era Cambyra Fae, pero era un cambiaformas serpiente.

Ninguna de nosotras había sabido la verdad sobre nuestros padres hasta las
últimas semanas. Todavía estábamos navegando un camino a través del
laberinto de lo que parecía una conspiración en torno a nuestro nacimiento. Y la
verdad es que nos habían criado para los tronos del Invierno y el Verano.
Hunter tenía razón en su declaración de que nuestra propia existencia había
sido diseñada. Fuimos creadas para llenar una necesidad en lugar de
concebidas por amor. Tantas preguntas quedaron sin respuesta, que dudaba
que alguna vez supiéramos la historia completa.

Me volví hacia Grieve, quien me sonrió. Extendió sus brazos, y me deslicé en


su abrazo, presionando mi cabeza contra su pecho.

—Tengo un abuelo —susurré.

—Lo sé. —Me besó en la parte superior de la cabeza—. Hunter es muy viejo
y muy sabio, y por lo poco que sé de él, rara vez toma forma humana ya. Él es
uno de los antiguos del pueblo de tu padre, lo sabes.
—No lo sabía, pero no me sorprende. —El viento soplaba y la nieve
comenzaba a caer más fuerte. Por mucho que quisiera cambiar a la forma de un
búho y seguir a mi abuelo, él tenía razón, ahora no era el momento.

Cuando —si— todos saliéramos de esta guerra intactos, entonces trataría de


forjar una relación con él. Una chispa en mi corazón me dijo que estaría muy
decepcionada si no funcionaba. La familia siempre había sido importante para
mí, pero tuve que empujar el deseo a un segundo plano para enfocarme en lo
que era importante: Sobrevivir día a día y, a veces, hora a hora.

—Será mejor que nos movamos. Rhiannon nos estará esperando, envié un
mensaje para que se reúnan con nosotros en Casa Veil, y aunque dije que era
importante, no di ninguna pista sobre qué, en caso de que el mensajero…
bueno… en caso de que quien llevara el mensaje fuera el espía que estamos

63
buscando.

—¿Qué vas a hacer con los demás? ¿Sobre Luna, Peyton y Kaylin? —Grieve
dejó escapar un pesado suspiro—. Tenemos que encontrar una manera de
probarlos.

—Sé qué hacer con todos menos Kaylin, pero en cierto sentido es el más
importante. Él puede examinar sus mentes, pero ¿quién puede mirar dentro de
su corazón y descubrir si está a salvo?

Una pequeña voz dentro de mí susurró: ¿Cómo puedes confiar en alguien? A


veces solo tienes que alejarte del miedo y dar un salto de fe.

Con ese pensamiento sonando en mi mente, asentí, y salimos de nuevo


cuando Strict se despidió y regresó a Túmulo Eldburry.

La Casa Veil había pertenecido a mi tía Heather, y antes que a ella a mi


abuela y tía abuela. Por lo poco que sabía, la casa al final de Vyne Street había
pertenecido a las mujeres de la familia durante generaciones. También estaba
situada en una gran línea ley, un vórtice de energía. La tía Heather había
descubierto eso en las notas de un diario que habíamos encontrado. Lo que ella
había planeado hacer con ese conocimiento ni Rhiannon ni yo nos habíamos
dado cuenta, y tal vez nunca lo supiéramos, pero incluso si no podíamos
razonar por qué Heather lo había investigado, podíamos ser capaces de hacer
uso del conocimiento en el futuro.

Con Rhiannon y yo viviendo en nuestros respectivos reinos, Luna, Peyton y


Kaylin habían tomado la casa y la mantenían segura para nosotros. Luna había
asumido el negocio que había planeado abrir, Campanas de Viento, un emporio
mágico. Peyton estaba trabajando duro para abrir su firma mágica de
investigador privado; Investigaciones Ojo Místico. Se hospedarían en la casa
para evitar tener que alquilar espacio en la ciudad.

Una parte de mí lamentaba la pérdida de mis planes y la pérdida de la vida


que había empezado a diseñar para mí. Quien dijo que nunca más volvería a

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casa, tenía razón. No importa cuán bueno o malo sea tu hogar, cuando intentas
volver al pasado, encuentras que todo ha cambiado.

Y para mí, ese cambio fue drástico. Por un lado, tenía un propósito; tenía una
nueva vida y una increíble en ella. Por otro lado, había sido arrastrada desde
una existencia desigual, pero una donde entendía el juego. Sabía cómo cubrir
mis probabilidades en las calles, pero al volver a New Forest, me había
sumergido en una pesadilla surrealista. Tan duras como las cosas habían sido,
caminando por la parte inferior de las ciudades, nunca antes había matado.
Nunca tuve que luchar una guerra.

El borde del Bosque Dorado se abría al patio trasero de la Casa Veil, que
estaba al final de un callejón sin salida en la calle Vyne. Ver la casa allí,
reconstruida del fuego que había destruido una parte, me hizo desear aún más
mi vida anterior. Nunca aspiré a ser reina. Nunca antes jugué a la princesa
cuando era niña. Ahora el vecindario y la casa se veían tan acogedores y
tentadores que dejé escapar un suave suspiro. Grieve puso su mano sobre mi
brazo, y mi lobo se movió sobre mi vientre, dejando escapar un ansioso bufido.

—Estoy bien —le dije—. Solo… nostálgica. Pero estoy nostálgica de lo que
podría haber sido un sueño. Simplemente extraño la vida que tenía antes de los
seis años, antes de que Krystal me arrastrara lejos. Lo recuerdo a través de los
ojos de un niño. Por lo que sé, podría haber sido un infierno en la tierra para
Heather y Krystal. Tal vez Krystal se fue por una buena razón. Nunca lo sabré,
no ahora. Todo el mundo que podría decirme la verdad está muerto.

—Echas de menos lo que podría haber sido. —Grieve me miró, sus ojos
negros como la noche con estrellas brillantes—. Pero amor, eso no es algo malo.
Yo también pienso en lo que podría haber sido…

Asentí. Él tenía sus propios demonios. Había nacido en la corte de los Ríos y
Juncos, y Myst le había llevado para siempre al hielo y el frío. Mi príncipe de
verano estaba ahora tan ligado al Invierno como yo. Juntos gobernaríamos una
tierra que ninguno de nosotros hubiera escogido, si se les hubiera dado la
opción.

Check estaba de guardia a mi lado mientras Fearless reconocía el área. Ulean

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pasó, también buscando amenazas y peligros ocultos. Un momento después
estaba de vuelta.

El área está despejada, pero han pasado. Los Cazadores de Sombras. Puedo sentir su
energía en la estela. Su hambre es fuerte. ¿Y Cicely? En la ciudad… hay problemas.
Horribles problemas.

¿Problemas con los vampiros?

No, la gente de Lannan aún duerme, todavía no es el atardecer, a pesar de que la


tormenta mantiene a raya la luz. Los cazadores de Myst… se están alimentando.

Sus pensamientos estaban teñidos de dolor, y me encogí. New Forest,


Washington, ya había visto una disminución en la población recientemente, ya
que las personas huyeron de los ataques que habían corrido desenfrenados por
la ciudad. Algunas personas habían comenzado a regresar, pero nuevos
asesinatos podrían destruir la ciudad para siempre.

New Forest era un pequeño pueblo cerca de Snoqualmie, Washington,


ubicado entre las áreas urbanas más grandes que comprendían la GSMA: El
Área Metropolitana del Gran Seattle, y las Montañas Cascada. Pero a veces
parecía que New Forest estaba fuera de la red. La ciudad se sentía muy
desconectada de las otras ciudades y comunidades. No podía recordar si había
sido así cuando era niña, pero desde que volví, la ciudad se sentía separada de
la mayor parte del mundo.
Me armé de valor cuando Fearless regresó. Si bien no tenía la misma
información con respecto a la ciudad que tenía Ulean, verificó que no había
visto ningún signo del Fae Vampírico en los perímetros de la tierra. Asintiendo,
señalé hacia la casa, y salimos del bosque al claro y corrimos a través del amplio
césped que separaba el Bosque Dorado de la ciudad.

La puerta se abrió cuando nos acercamos. Luna estaba allí. Bajita, regordeta y
curvilínea, la yummanii barda nos indicó que entráramos. Ella retrocedió
cuando entramos por la puerta. La televisión estaba encendida, y se llevó el
dedo a los labios mientras regresaba apresurada a la sala de estar.

La seguimos.

Allí, Luna, Peyton y Kaylin estaban viendo las noticias. Peyton era parte

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nativa americana. Era mitad were puma y mitad nacida-mágica. Rex, su padre,
recientemente había vuelto a entrar en su vida, solo para ser abatido por uno de
nuestros enemigos, un vampiro llamado Geoffrey, que ahora era polvo. Y su
madre nos había traicionado y casi logró matarme. Ella, también, había muerto
a manos de los vampiros. Peyton había soportado ambas pérdidas, pero era
estoica, como de costumbre, y hacía todo lo posible para capear la situación.

Nos saludó con la mano, pero su mirada todavía estaba pegada a la


televisión. Otro momento, y entendí por qué, cuando el presentador de noticias
regresó.

—Repetimos, quédense dentro de sus casas. Cierren las puertas. Los ataques
continúan y un representante de la finca de lord Lannan nos ha informado que
el peligro que enfrentamos todavía proviene de los Fae Vampíricos, los
Cazadores de Sombras.

Lannan debió haber tenido un discurso preparado para esta eventualidad.


Por mucho que odiara al vampiro, tenía que admitir que era inteligente,
especialmente para alguien que no había querido la responsabilidad de ser
regente. Pero la reina Carmesí lo había decretado a cargo, y él obedecería
porque, tan repugnante como podía ser, Lannan era leal al trono, y a su
hermana Regina, el emisario de la reina. También era el amante de Regina, pero
ese no era el punto.
—Repito, el regente requiere que se queden en el interior. Defiéndanse si lo
necesitan, pero sean conscientes: Con estas criaturas no se puede razonar; son
astutos, inteligentes y buscan sangre. No se acerquen a ellos. No intenten
negociar con ellos, son máquinas de matar despiadadas. Escóndanse, y esta
noche, las patrullas estarán en plena vigencia para contrarrestar sus ataques.
Mientras tanto, el ayuntamiento está apelando a las Cortes del Invierno y del
Verano para que envíen ayuda, y al consorcio.

Rhiannon estaba de pie a un lado, y cuando el noticiero terminó, cruzó la


habitación, con los brazos extendidos. Sin pensar en el decoro, le di un fuerte
abrazo, y la calidez de su piel casi me quemó. Retrocedí, mirándola.

—Te sientes como si tuvieras fiebre. —Ladeando mi cabeza, busqué en sus


ojos. Ella parecía preocupada, pero bajo la preocupación, podía sentir felicidad

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y también agotamiento.

Ella devolvió mi mirada.

—Y tú te sientes como si estuvieras helada hasta los huesos. Pareces tan


cansada como yo.

—Ambas tenemos mucho que aprender y no hay mucho margen de acción.


—Hice una pausa, sintiéndome extrañamente insegura de qué decir a
continuación. No nos habíamos visto durante un par de semanas, y una
distancia sutil había crecido entre nosotras.

—Deberíamos responder a su petición. —Rhiannon parecía tan incómoda


como yo. Su cabello era llama roja, y prácticamente crepitaba mientras se
movía. Si bien yo podía controlar los vientos, ella tenía poder sobre la llama, y
las chispas se arquearon fuera de su cuerpo, un parpadeo de naranja pálido que
rodeaba su halo.

Eché un vistazo a Luna y a los demás.

—¿Pueden darnos unos minutos? Necesito hablar con Rhiannon y Chatter


sobre algo.

Hubo un destello en los ojos de Luna que me dijo que había herido sus
sentimientos, pero hizo un gesto a los demás y los sacó del salón, seguidos por
los guardias de Rhiannon. Check y Fearless se quedaron atrás con nosotros.
Cerré la puerta y eché el cerrojo.

—¿Qué está pasando? —Rhia sonaba más como ella, y cuando me volví, su
mirada parpadeó hacia la puerta—. Algo pasa, Cicely. No quería revelar nada
delante de los demás, pero puedo sentir eso. Mi consejero, Edge, me dijo que
Strict se puso en contacto con nuestros chamanes. Pusieron a ella y a mis
guardias privados a prueba esta mañana. También buscaron en la mente de
Chatter. ¿Qué es lo que estaban buscando? —Un toque de ira coloreó su voz. No
la culpaba.

—Gracias a Dios. Estamos al menos un paso por delante, entonces. ¿Los


guardias que trajiste contigo? ¿Todos pasaron la prueba leal?

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—Sí, y no me importa decírtelo, no fue divertido ver el proceso. Ahora dinos,
¿qué está pasando? —Sentada en el sofá, dio unas palmaditas en el cojín junto a
ella, y Chatter se unió a ella.

Grieve y yo nos sentamos enfrente, en el sofá de dos plazas. Eché un vistazo


a la puerta cerrada, luego bajé la voz.

—Hay un espía en mi Corte trabajando para Myst. Aún no sabemos quién es.
Pero también nos encontramos a Cazadores de Sombras en mi reino, y sabemos
que Myst está de nuevo en movimiento. Por lo que sabemos, puede haber
espías dentro de tu Corte también.

Rhiannon guardó silencio durante un momento. Entonces:

—Queridos dioses… ya está de vuelta.

—Sabíamos que no tardaría mucho. Simplemente logró reagruparse más


rápido de lo que temíamos. —Di un pequeño encogimiento de hombros—. Así
que tenemos que encontrar a este espía, y a cualquier otro que pueda estar
oculto en las sombras. Creo que deberíamos ir a la ofensiva. —Deteniéndome,
miré a los ojos a mi prima. Ella estaba asintiendo—. Además, ¿de camino aquí?
Conocí a mi abuelo.

—¿Qué? —Se inclinó hacia adelante—. ¿Sería… mi abuelo, también?


Me di cuenta de que ella pensaba que estaba hablando de nuestro abuelo
materno, a quien ninguna de las dos había conocido nunca.

—Oh, no, cariño. Lo siento. No quise levantar tus esperanzas. Conocí al


padre de Wrath. Su nombre es Hunter, y es uno de los ancianos en el
Uwilahsidhe. Él va a buscar la guarida de los Cazadores de Sombra mientras
tratamos de limpiar al resto de nuestros guardias a través del ritual de lealtad.
—Una vez más, miró hacia la puerta.

Ulean, ¿puedes verificar el otro lado y asegurarte de que nadie esté escuchando en la
puerta?

Un momento después, ella se deslizó a mi alrededor, una ligera ráfaga me


alborotó ligeramente el cabello.

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Nadie allí, Cicely. Esperan en la cocina y están preocupados.

Gracias. Odio tener que mantenerlos fuera del circuito, pero es imprescindible hasta
que sepamos con qué estamos lidiando.

—Eso no es todo. Mis chamanes me dijeron que debemos verificar que Luna,
Peyton, Ysandra y Kaylin son leales. —Antes de que ella pudiera decir algo,
levanté mi mano—. No, lo sé, ¿cómo podemos cuestionarles? Pero recuerda lo
que pasó con Anadey. Y… Leo.

Rhiannon bajó la cabeza.

—Sí. Prefiero olvidarme de Leo, pero entiendo tu punto. Tienes razón, por
supuesto. ¿Pero cómo hacemos eso?

—Creo que Kaylin puede hacerlo, especialmente porque su demonio es


mucho más fuerte ahora. Él puede entrar en sus mentes y ordenar sus
pensamientos. —Incluso cuando las palabras salieron de mi boca, me encogí.
Sabía cómo sonaba. Demonios, sabía cómo se lo tomarían los demás.

Pero para mi sorpresa, Rhiannon asintió.

—Estoy de acuerdo. ¿Pero cómo verificamos la lealtad de Kaylin? No


podemos simplemente aceptar su palabra.
—Ahí radica nuestro dilema. Los chamanes no pueden ponerlo a prueba; él
no es Fae. Ni siquiera mitad Fae. —Y entonces me detuve. Tal vez… podría
haber una persona a quien recurrir. Un vidente. Un oráculo, en realidad. Pero él
no era humano, y no lo había sido durante miles de años. Y si nos ayudaba…
eso era un punto de fricción.

—Estás pensando algo. Lo sé. ¿En qué estás pensando? —Rhia se inclinó
hacia adelante y tomó mis manos—. Dinos.

Miré de ella a Grieve a Chatter, haciendo una mueca.

—No quiero sugerir esto. Por favor, sepan que esto es lo último que sugeriría
si pudiera pensar de otra manera.

—¿El consorcio? —Rhiannon frunció el ceño—. No estoy tan segura de ellos.

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—No. No podemos confiar en ellos más allá de lo que podamos arrojarles.

—Entonces, ¿quién? —Sonaba sospechoso, y me di cuenta de que mi lobo le


estaba transmitiendo mi nerviosismo. No importa qué, no podía mentirle, no
podía ocultarle nada. Estábamos vinculados de muchas maneras.

—Estoy pensando… llevárselo a Crawl.

Pasó un latido, luego otro, y luego todos estallaron en gritos, justo como yo
pensaba que ocurriría. No dije nada. Déjalos hacer trizas la sugerencia, y luego
les explicaría.

—Cicely, ¿estás loca?

—¡No puedes hablar en serio!

—Después de lo que Crawl te hizo, ¿realmente estás sugiriendo que le


entreguemos a Kaylin?

Después de un momento, se quedaron en silencio, mirándome. Yo devolví la


mirada, inquebrantable.

—¿Se desahogaron? De acuerdo, en serio, ¿tenemos una maldita elección?


Los hechos son simples: Estamos enfrentando el fin de nuestro mundo si Myst
gana. ¿Y si ella logra encontrar nuestras piedras? Entonces, no solo tú y yo
moriremos, Rhia, sino nuestra gente también. Tenemos miles de vidas
descansando en nuestras manos ahora. ¿Quieres arriesgarlo todo?

—Supongo… que tienes razón sobre eso.

—Apuesto a que tengo razón. Ya no estamos jugando al póker con el penique


de apuesta inicial. Estamos en las grandes ligas, jugando con apuestas altas. No
podemos darnos el lujo de ser aprensivas. No podemos darnos el lujo de la
misericordia. —Hice una mueca—. La verdad es que no podemos permitirnos
ahorrarles un poco de dolor a nuestros amigos. —Guardé silencio,
inclinándome hacia adelante mientras presionaba mis manos contra mis
rodillas. Mis jeans parecían ásperos debajo de mis palmas.

—Pero trató de matarte. —La voz de Grieve se volvió fría, y sus labios

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estaban curvados hacia atrás, dejando al descubierto sus dientes. Parecía listo
para cambiar a su forma de lobo en cualquier momento.

—Por supuesto que intentó matarme. Crawl es un maldito circo. Pero


también es un oráculo, y también odia la Corte Índigo. Crawl no puede mentir.
O al menos, no creo que pueda. Ni siquiera sabemos si lo hará. Pero si llevamos
a Kaylin con él, lo más probable es que pueda decirnos si podemos confiar en
él. Crawl puede ver el futuro, hasta cierto punto. Y a las personas. Él me miró
cuando los vampiros me llevaron por primera vez delante de él.

—Todavía no me gusta, pero puede que tengas razón. —Chatter me


sorprendió, siendo el primero en ponerse de mi lado.

—Después de verificar que Kaylin todavía está de nuestro lado, entonces él


puede sondear las mentes de Luna, Peyton e Ysandra. —Empecé a sentir la
brisa a mi alrededor mientras los vientos respondían a mi estado de ánimo.

—¿Por qué no llevarlos todos a él, entonces? ¿Por qué solo a Kaylin? —
Rhiannon sonaba genuinamente confundida.

Suspiré.

—Kaylin es el más fuerte. Él puede soportar tener a ese loco en su mente. No


creo que los otros pudieran. Crawl… no sabes cómo es. Yo sí. Él es como un
insecto que no se detiene. Despiadado y extraño. Pero Kaylin… Bueno, desde
que su demonio despertó, ha cambiado. Él puede recibir la inspección de Crawl
y pasar.

Mucho había pasado. Todos estábamos cambiando; todos habíamos


cambiado. El mundo nunca sería el mismo otra vez, y todos tendríamos que
levantarnos.

Rhia dejó escapar un suave suspiro.

—No puedo discutir con tu lógica.

—¿De verdad crees que entregaría a Kaylin al Oráculo de Sangre si no


creyera que podría pasarlo? —Me miré las manos. Pero luego negué con la
cabeza—. No tienes que responderme. Soy lo bastante honesta como para
admitir que podría hacerlo, si pensara que era la única forma de salvar el día.

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—Oh, Cicely, sabemos que no harías eso. —Chatter trató de animarme, pero
sacudí su apoyo.

—Sí, lo haría. Y no me digas que no lo harías, ninguno de ustedes.


Demasiado descansa sobre nuestros hombros. Ya no tenemos el margen para
ser misericordiosos, no si significa que ponemos en peligro a todos los que nos
rodean.

—Tienes razón. —Rhiannon se levantó—. Estoy a tu lado. Chatter, eres mi


consorte. ¿Soportarás nuestros deseos?

Chatter simplemente asintió.

Grieve parecía desgarrado, pero luego se encogió de hombros, rindiéndose.

—Está bien, entonces. ¿Cómo trabajamos esto? Si hay una posibilidad de que
Kaylin sea un espía, no podemos advertirle. O a los otros.

Fruncí el ceño, pensando. Grieve tenía razón. No podíamos arriesgarnos,


especialmente después del discurso que había dado. Crucé hacia la ventana y
contemplé la nevada tardía. Estaba cerca del anochecer.

—Hablamos con ellos como si todo fuera normal. Cuando pregunten qué
pasa, les decimos… Les diremos que necesitábamos un descanso. Que los
ajustes a la vida en el Túmulos son desalentadores, y estamos tomándonos unos
días, para reagruparnos. Llamaré a Regina y ella nos llamará para hablar con
ellos. Al anochecer, todos iremos a la propiedad de Lannan. Hablaré con él y
Regina en privado, y si están de acuerdo, podremos llevar a Kaylin al Oráculo
de Sangre en ese momento, antes de que él tenga la oportunidad de escapar. Y
luego, mientras todavía estamos allí, él podrá verificar a los demás. Sin
embargo, tendremos que traer a Ysandra aquí con algún pretexto.

—Eso no debería ser difícil; quería hablar con Luna sobre algún tipo de
magia que están inventando.

Rhiannon hizo una mueca.

—Tengo miedo de las consecuencias de esto, sin embargo. Sé que es


necesario, pero la consecuencia es que va a ser problemático, en el mejor de los

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casos.

—Lo sé, Rhia. Lo sé. Me he preparado para perder amigos. Odio la idea, pero
no hay otra cosa que podemos hacer.

—Su majestad, si no le importa que interponga un pensamiento: Kaylin


todavía está débil por el ataque de hace un mes, pero debería ser capaz de
arreglárselas. —Check había estado escuchando, pero ahora se movía hacia
adelante.

—¿Crees que está lo suficientemente bien como para manejar al Oráculo de


Sangre?

—¿Alguna vez alguien está lo suficientemente bien como para manejarlo, su


alteza?

Cuando Check me hizo la pregunta, cerré los ojos y una vez más me encontré
en los agarres del Oráculo de Sangre mientras buscaba dejarme seca, para darse
un festín con mi sangre.

Era como un insecto largo, delgado y desgarbado, con miembros como cáscaras
huecas, excepto que era fuerte. Oh, tan fuerte, y oh, tan peligroso.

Crawl se escabulló, se movió sin parecer moverse. Él era un vampiro, un


vampiro peligrosamente viejo y loco. Había sido engendrado por la reina
Carmesí y vivía en una prisión porque hacía mucho tiempo había olvidado
cómo escuchar órdenes, cómo evitar ser un azote andante sobre aquellos que
todavía caminaban con sangre bombeando a través de sus corazones.

Crawl, el Oráculo de Sangre, el vidente de los vampiros, el padre de la visión que


predijo el futuro y quien recordó el pasado. Estaba loco como un sombrerero, loco
como una liebre. Perdido en un mundo propio, hablaba en acertijos, dando
retazos de información a cuenta gotas a cambio del sacrificio de la vida, la dulce
fuerza de las venas.

Encerrado en su prisión, un mundo entre los mundos, esperaba la


oportunidad de liberarse. Había sido soltado en la ciudad no hace mucho
tiempo por los vampiros renegados Geoffrey y Leo, y se había alimentado y
alimentado, bebiendo en profundidad y dejando de lado los cuerpos. Pero
Crawl ansiaba más; siempre había sed, la necesidad ardiente de alimentarse, y

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así avanzó entre la gente de New Forest, tan despiadado como una araña que
hace girar su tela por moscas.

La gente era un bien inmueble, comida y alimento. Nuestras vidas, nuestras


esperanzas y sueños, nuestros deseos fueron discutidos ante el Oráculo de
Sangre. Se alimentaba del dolor, lo lamía como un delicioso jarabe sobre helado
o pastel. Se deleitaba en él, sin cuidado, sin preocupaciones, sin ninguna pizca
de culpa.

Había pasado tanto tiempo desde que Crawl había sido humano, yummanii,
que había perdido cualquier semejanza de las personas de las que ahora se
alimentaba. Él estaba más allá del alcance de la mayoría de los vampiros, e
incluso el emisario y su hermano le temían. Crawl fácilmente podía estacar sus
corazones, echarlos a un lado, y seguir adelante, como él podría deleitarse con
sus esclavos.

Y el Oráculo de Sangre, tres veces, me tuvo a su alcance. Se había alimentado


de mí, la última vez casi me mató. Lannan había intervenido y me había
devuelto a un costo que nunca podría olvidar. Tanto como me disgustaba, el
hedonista chico de oro había sido responsable de salvarme, y le debía una gran
deuda.
Y ahora estaba planeando entregar a mi amigo al monstruo. Eso es lo que era
Crawl: un monstruo, una criatura, ya nada cerca de ser humano. Sabía que él
haría estragos en la mente de Kaylin.

Pero… pero… susurró una pequeña voz. Kaylin es demoniaco. Él puede manejar
este viaje, y entenderá por qué lo hiciste.

El alma de Kaylin estaba unida a una criatura tan ajena a los yummanii como
lo estaba Crawl. Cuando habíamos despertado la conciencia de velo-nocturno,
no solo habíamos salvado la vida de Kaylin sino que habíamos abierto la puerta
para que cambiara. Él nunca sería el mismo, nunca podría ser el mismo.

¿Y Crawl? Crawl lo desnudaría y revisaría su psique, pero Kaylin era


resistente. Y pasaría intacto.

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¿Y si él es el espía?

La pregunta corrió por mi mente. No quería pensar en eso, pero ya sabía la


respuesta. Sabía lo que sucedería. Si Crawl nos decía que Kaylin era nuestra
perdición, lo dejaría allí. Dejaría que el Oráculo de Sangre lo desangrara, que lo
hiciera pedazos, que rasgara su alma incluso mientras rasgaba su cuerpo.
Porque si algún amigo mío hubiera cambiado de bando, se hubiera alineado
voluntariamente con la Corte Índigo, automáticamente habían perdido toda
protección, y mi amor por ellos se rompería como el cristal.

Miré hacia arriba. Los otros estaban esperando.

—Déjalos entrar. Sabrán que algo está pasando, pero tenemos que mentir.
Saldré y llamaré al Recadero Diurno de Regina en un momento, luego nos
iremos a la finca de Lannan poco después. El atardecer caerá en el momento en
que lleguemos allí. Creo que puedo convencer a Regina y Lannan para que
jueguen con nosotros.

En eso, Grieve me dio una mirada oscura, pero yo simplemente le devolví la


mirada. Haría lo que fuera que necesitara hacer, y él lo sabía. Y sabía que él me
apoyaba. Incluso si eso significaba entregarme a Lannan de nuevo. Incluso si
eso significaba sacrificarme en el altar del vampiro hedonista.

—Abre la puerta —dije. Y Check lo hizo.


Mientras nos acercábamos a la propiedad donde vivían Lannan y Regina, me
removí incómodamente. Nos detuvimos en el camino para recoger a Ysandra, el
último miembro de nuestro círculo interno. Ella me miró, en silencio, y tuve la
sensación de que sabía que algo estaba pasando, pero no dijo nada.

A los otros no les había entusiasmado la idea de visitar el complejo de los


vampiros, pero no era mucho lo que podían hacer. Nos obedecían ahora que
habíamos tomado los tronos.

Había llamado a Regina para decirle que estábamos en camino y para pedirle
a ella y a Lannan que nos esperaran, que teníamos algo importante que

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pedirles. Cuando llegáramos, ella estaría despierta y recibiría nuestro mensaje.

Unos minutos más tarde, entramos al complejo. Fue duro para Grieve y los
otros Fae, porque no podían subir en los autos así que tuvieron que correr junto
a los vehículos. Mi padre había hecho todo lo posible para montar en mi Pontiac
una vez, pero lo había sacudido mucho, y había odiado cada minuto de eso.

Yo estaba conduciendo con Rhiannon. Los otros nos seguían en el auto de


Kaylin, si uno de ellos me iba a traicionar, no era una buena idea estar a solas en
un auto con ellos sin mis guardias. Tuve que hacer malabares para explicar por
qué estábamos viajando por separado, pero por otro lado, parecía que inventar
historias sobre el terreno se estaba convirtiendo en un punto fuerte mío, a pesar
de que me hacía sentir como un piojo.

Cuando la finca, una magnífica mansión que se elevaba tres pisos sobre la
superficie, y quién sabía cuántos por debajo, entró en la vista, dejé escapar un
suspiro suave. Los jardines estaban exquisitamente conservados, aunque yacían
debajo de un manto de nieve, y las fronteras estaban patrulladas por guardias
armados, vampiros durante la noche y sus guardias durante el día.

Nos detuvimos y apagué el motor. Eché un vistazo a Rhiannon. A pesar de


que éramos mitad Fae y que nos habíamos transformado por nuestras
coronaciones, no nos afectaba el hierro como a nuestra gente. La sangre del
nacido-mágico en nuestras venas nos ayudaba a evitar sucumbir al dolor del
metal.

—Sabes que no haría esto si pudiera pensar en otra cosa. —Quería que mi
prima, por encima de todos los demás, entendiera cuánto iba en contra de mi
naturaleza.

Pero ella extendió la mano y puso su mano sobre la mía.

—Lo sé. Cicely… cuando quemé a esa niña pequeña hasta matarla… aunque
no tenía la intención de que sucediera, el hecho es que ese día, me di cuenta de
que nunca podría volver. Nunca podría volver a ser la persona que había sido
antes. No importa lo que hice, siempre estaré afectada por mis acciones de ese
día. Mi enojo había sido mi perdición.

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—No estoy enojada con él, sin embargo. —Me mordí el labio, herida de que
ella pudiera pensar así.

Pero ella simplemente sonrió.

—No. No estás enojada con él, en absoluto. Y sin embargo, estás ordenando
que se someta a una prueba dolorosa y peligrosa. ¿Por qué estás haciendo esto?
Porque el día que aceptamos las coronas, el día que creamos nuestras Piedras
Corazón y tomamos los tronos, cambiamos quiénes éramos. Nunca más
seremos simplemente Cicely y Rhiannon. Siempre nos afectará para siempre la
elección que hicimos ese día. Y cada acción que tomemos se verá afectada por
esas elecciones. Es lo que es.

Fue entonces cuando comencé a entender algo sobre mi prima. Me había


preocupado que ella no pudiera ser lo suficientemente fuerte como para
soportar los cambios que habíamos sufrido. Pero ahora vi que Rhiannon había
desarrollado una fuerza interna. Sí, era una fuerza tranquila, pero era resistente.
Rhia había aterrizado justo frente a sus demonios hace mucho tiempo, y aunque
había huido de ellos por un tiempo, finalmente se había vuelto para
enfrentarlos, y para poseerlos.

Levanté su mano a mis labios y la besé suavemente.

—Primas gemelas, para siempre.


—Fuego y hielo.

—Ámbar y azabache. Verano e Invierno. —Con una sonrisa suave, me


desabroché el cinturón de seguridad y me deslicé fuera del auto,
encontrándome con Check y Fearless mientras corrían hacia mi lado. Los
guardias de Rhia se unieron a ella.

Cuando Kaylin y los demás se pusieron detrás de nosotros, nos giramos


hacia la mansión y, con una nube amenazante sobre mis hombros, guie el
camino hacia la emboscada que habíamos preparado para nuestro amigo.

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La criada que abrió la puerta me reconoció. Ella había estado allí la noche
que Lannan me trajo de vuelta para curarme del último ataque de Crawl.
Cuando la Fiebre de sangre me había esclavizado, necesité sexo… rudo, salvaje
y tan salvaje como pude, y solamente Lannan podía ofrecerme la intensidad
que sacudiría la fiebre suelta por mi sistema.

Ella nos condujo por la mansión. El gran salón había tenido algunas
renovaciones, aunque todavía se veía la amplia escalera que conducía a los
pisos superiores, enclavada entre dos salas que recorrían la profundidad del
palacio. Grandes y lujosas habitaciones se desviaban de los pasillos. Habíamos
estado en dos de ellas. Yo había estado en otra habitación de la casa, la suite de
Lannan, aunque dudaba que fuera el lugar donde dormía durante el día.

A cada lado de la escalera, en espiral, había enormes enebros, podados y


esculpidos en serpientes enroscadas que miraban por los pasillos con sus
relucientes galas verdes. Bancos y mesas de mármol de pesada madera oscura
revestía las paredes a intervalos, y el suelo era de azulejos pulidos, brillando tan
brillantemente que podía ver mi reflejo en él. Odiaría estar en el equipo de
limpieza de la mansión del regente, se esperaba que permaneciera impecable y
meticulosamente arreglado. Como lo estaban haciendo la mayoría de los
vampiros en su hogar aquí.

Hice un gesto a la doncella mientras otro sirviente tomaba los abrigos de


Luna, Ysandra, Peyton y Kaylin. Empujando una nota en su mano que había
preparado mientras todavía estaba en el auto, susurré:

—Por favor, dale esto al emisario ahora, antes de que nos presentemos en su
oficina.

La doncella me miró, con curiosidad, pero simplemente hizo una reverencia.

—Volveré por ustedes en un momento —nos dijo a todos—. Por favor,


siéntense mientras me aseguro de que el emisario esté preparado para

80
recibirlos. —Se alejó por el pasillo en un taconeo, sus estiletes bajos golpeteando
rápidamente contra el suelo.

Esperamos un momento, luego dos, antes de que ella regresara.

—Por favor síganme. —Y nos guio por el pasillo a la oficina del regente
gobernante.

Detrás de las pesadas puertas dobles, Lannan y Regina nos estaban


esperando. Regina estaba sentada detrás del escritorio; Lannan estaba
despatarrado en una silla al lado.

Gemelos con el cabello tan dorado como la luz del sol, formado recto y
sedoso, la pareja era tan depravada como preciosos. Regina era escultural,
curvilínea en todos los lugares correctos, y vestía un traje pantalón rojo con un
corsé negro debajo del blazer. Su cabello estaba recogido en su habitual moño y
rubíes brillantes tachonaban sus orejas. Lannan, por otro lado, tenía el cabello
que le caía por los hombros, y vestía pantalones negros de cuero, ajustados y
tensos, mostrando todos los atributos que tenía. Tenía una camisa azul brillante
abotonada, abierta a la marina, y un chaleco de cuero negro adornado.

Eran verdaderos vampiros, no Faes Vampíricos, sino verdaderamente los


muertos vivientes. Sus ojos eran negros como el terreno de juego, pero no
giraban estrellas en el interior, y gobernaban la ciudad, a pesar de que había un
consejo ostensible en la ciudad.

Como pareja, eran impresionantes.

Lannan me miró, sus ojos me echaron un vistazo. Me sonrojé, no pude


evitarlo. Él estaba obsesionado conmigo, y yo había estado vinculada a él por
un contrato hasta que fui elegida para transformarme en la reina de la Nieve y
el Hielo. Me había arrodillado a sus pies, obligada a arrastrarme y rogarle que
me humillara. Los vampiros tenían glamour, y a la mayoría de ellos no les
importaba lo que sintieran sus sujetos elegidos. Eran los depredadores
supremos en la cadena alimenticia, lo sabían y lo usaban, aunque existía un
delicado equilibrio entre los gobiernos de la Nación Vampiro, de los yummanii
y los nacidos-mágicos.

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—Su majestad, por favor, siéntese. —Lannan se puso de pie y me dio una
reverencia exagerada. Mientras técnicamente mostraba respeto, sabía que me
estaba molestando. Desde que había sacado la Fiebre de Sangre de mi sistema
con el sexo, su obsesión por mí había crecido.

—Hermano… —La nota de advertencia en la voz de Regina se hizo eco a


través de la habitación. Mientras que Lannan podía ser regente, su hermana era
la emisaria, y su palabra prevalecía sobre todos en la Nación Vampiro, excepto
por la reina Carmesí misma.

—Me portaré bien. No hagas que se te enrede el moño. —Lannan hizo un


gesto para que nos sentáramos—. Por favor, siéntense.

Hice una pausa, preguntándome cómo se desarrollaría esto. Mi nota para


Regina decía que por favor encontrara algo para ocupar a los demás mientras
Rhiannon, Grieve, Chatter y yo hablamos con ella en privado.

Pero Regina fue suave. Se levantó.

—Tengo asuntos oficiales que discutir con las Cortes Faes antes de que todos
nos pongamos cómodos. Mis sirvientes escoltarán al resto a la habitación
elegida, donde encontrarán té y refrescos. Mientras estén allí, quizás Luna
pueda echarle un vistazo a la disposición del piano. He intentado mi mano en
una composición. Mientras estoy satisfecha con ello, agradecería tu opinión
sobre las formas en que se fortalece el intermezzo. Tu ojo musical sería muy
apreciado aquí.

Luna parpadeó, claramente sorprendida.

—Por supuesto, emisaria.

—Gracias. Respeto tu habilidad. —Regina le sonrió, una astuta y hermosa


sonrisa que era difícil de resistir.

Parpadeé.

—¿Tocas el piano? —No sé por qué esto me sorprendió. Pero después de


pensarlo, parecía una habilidad que esperaría que tuviera Regina.

—He tocado durante más de doscientos años y estoy bastante lograda, pero

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nunca antes intenté mi propia composición. —Me sonrió, mostrando sus
colmillos muy ligeramente.

Luna parecía un poco desconcertada, pero hizo un gesto a los demás. Con
cautela, salieron de la habitación, siguiendo a la doncella.

Una vez que se fueron y la puerta se cerró detrás de ellos, Regina se volvió
hacia mí.

—¿Necesitabas una audiencia privada?

—Sí, pero teníamos que traer a los demás, para tenerlos aquí en la finca, en
caso de que aceptaras lo que estoy a punto de pedir. —Aquí me detuve. Lo que
iba a pedir me estaba convirtiendo en una traidora para Kaylin, pero una vez
más, mi corazón me dijo que no había otra manera.

Lannan estudió mi rostro.

—¿Qué pesa tanto en el corazón de la reina del Hielo? —De nuevo, sus
palabras estaban puntuadas con apenas un toque de sarcasmo, una pizca
mordaz.

Con una mirada a Rhiannon, quien asintió, me lancé a lo que habíamos


averiguado, y lo que necesitábamos pedir. Cuando terminé, Regina me estaba
mirando, con la boca ligeramente abierta. Lannan estaba sacudiendo su cabeza.
—Esa corona realmente te ha cambiado. ¿Cómo se siente, ahora, estar de mi
lado de las vías? Jugar al sádico, porque sabes que eso es lo que terminará
siendo, ¿deberíamos estar de acuerdo? —Soltó un débil bufido—. Dulce Cicely,
realmente tienes un corazón de hielo ahora, ¿no?

Quería darle una bofetada, pero me mantuve a raya. Una rápida mirada a
Grieve me dijo que estaba cerca de hacer lo mismo. Mi lobo se removió y gruñó,
y supe que Grieve estaba enloquecido.

Regina, sin embargo, simplemente se sentó allí, tan pálida como la porcelana.
Cruzó sus manos sobre el escritorio.

—¿Estás hablando en serio sobre esto? ¿Quieres que le llevemos al velo-


nocturno a Crawl? ¿Dejar que el vidente vea en su corazón y futuro para ver si

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es leal?

Me mordí el labio, queriendo colgar mi cabeza. Pero Lainule me había


enseñado bien, y me obligué a encontrar su mirada.

—Sí. Tenemos que saberlo. Entonces él podrá poner a prueba a nuestros


otros amigos. Hay demasiado en juego para arriesgar al poner nuestra
confianza en alguien a menos que sepamos con certeza que la confianza está
garantizada. Sabemos que no estarás al lado de Myst, es innato en tu naturaleza
ir contra Fae Vampírico.

Y la verdad era que tenía razón.

Hace eones, Geoffrey, antes de tomar el nombre de Geoffrey, había intentado


convertir a los Fae de la Corte Unseelie. Había derrotado a Myst, la había
llevado a la muerte y luego le había dado su sangre, esperando que ella se
convirtiera cuando muriera y volviera a la vida. Pero Myst no había muerto.

En cambio, se regeneró a un ritmo de curación enormemente mayor, y junto


con sus propios poderes oscuros, ahora poseía los poderes del vampiro, junto
con otros que se habían desarrollado a partir de la profana unión. Toda la idea
había sido una conspiración entre la pareja, pero una vez que Myst se encontró
siendo más poderosa que Geoffrey, lo había echado a un lado mientras
convertía a otros de su especie.

Los Fae Vampíricos se alimentaron de la fuerza de la vida y del cuerpo, así


como de la sangre, y evolucionaron hacia los Cazadores de Sombra: Máquinas
de matar despiadadas. Lo peor de todo es que los Fae Vampíricos podían
reproducirse. Sin necesidad de más ayuda de Geoffrey, Myst se volvió contra
los vampiros, creando su propio imperio. Y finalmente nací yo, su hija Cherish,
y nosotros vinimos al Nuevo Mundo en busca de tierra en la cual criar, y
conquistar.

Ahora, los Fae Vampíricos se habían vuelto fuertes, y se estaban elevando, no


sólo para cumplir con una larga y profetizada guerra contra los vampiros, sino
para extender su enfermedad por toda la tierra. Cambiando a los nacidos-

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mágicos y Fae a medida que avanzaban, se disponían a esclavizar a los
yummanii y a los nacidos-mágicos como su ganado, y destruir el equilibrio
entre el Verano y el Invierno.

Regina miró a Lannan, que asintió sutilmente.

—Podemos hacer esto —dijo—, pero requerirá un precio. Sabes que el


Oráculo de Sangre requiere un sacrificio de…

—De sangre. Lo recuerdo. Lo pagaré. —Odiaba la idea de volver a verlo.


Casi me había matado. Él había tenido más de mi sangre de lo que siempre
quise darle, y la idea de entrar en contacto con él nuevamente me daba
escalofríos. ¿Y si lograba atraparme otra vez? ¿Qué pasaba si intentaba terminar
el trabajo que había comenzado?

Grieve debió haber captado mi miedo porque se levantó.

—Iré con ella. No voy a permitir que vaya allí sola.

Me volví hacia él.


—No puedes. No podemos darnos el lujo de arriesgar nuestras dos vidas. El
Túmulo debe tener guía.

—Tú eres el corazón del Túmulo, así que, si alguien se queda atrás, debes ser
tú. —Los ojos de Grieve brillaron en la tenue luz de la habitación sombreada.
Afuera, la nieve caía silenciosamente, cubriendo el ya césped blanqueado.

Me volví hacia Regina.

—Él exigirá mi sangre, ¿no?

Ella asintió, una mirada solemne se extendió por su rostro.

—Ninguna otra servirá. Conozco al Oráculo de Sangre demasiado bien. Él


es… inquebrantable. Tú escapaste de él. Ahora está sediento de ti, de beberte y

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dejarte como una cáscara hueca. Como todas las arañas, su sed nunca
disminuye. Pero una vez lo atrapamos después de que Geoffrey y Leo lo
liberaran, lo mantenemos a raya. No hay forma de garantizar completamente tu
seguridad, pero haremos todo lo que podamos para evitar el daño.

Lannan, para variar, se puso serio, y la mirada confusa desapareció.

—Seguro. Regina te guiará allí. Si voy con ella, puede desalentarlo. Él


recuerda que te liberé de su alcance, y no se lo tomo bien. El Oráculo de Sangre
me tomaría tan pronto como a ti. Ahora soy su enemigo.

No había esperado eso, pero tenía sentido. Crawl podría poner a los
vampiros verdaderos por encima de todo, pero si alguien lo cruzaba, no tenía
dudas de que no perdería el tiempo en erradicarlos, si es que lo hacía posible.

—Entonces, al salvarme, te pusiste en desacuerdo con el Oráculo de Sangre.


Realmente lo siento. —Y por una vez, lo dije en serio.

La política de la Corte Carmesí era compleja, un campo minado de peligros.


Esto podía hacer que fuera inseguro para Lannan si Crawl tenía seguidores que
no apreciaran que Lannan rescatara a alguien que no fuera vampiro. Sin
embargo, el hecho de que yo fuera la reina Fae y que él había logrado evitar una
disputa entre las Cortes Fae y la Nación Vampiro probablemente influía en la
opinión a su favor más que nada.
Lannan captó mi mirada, sosteniéndola.

—¿Crees que me importa lo que alguien piense de mí?

—Es precisamente por eso que la reina Carmesí cuestiona tu habilidad como
regente —dijo Regina, caminando detrás de él. Se detuvo para tocarlo
ligeramente en la cabeza. Él le gruñó, mostrando sus colmillos, y ella se rió.
Tenía la sensación de que esto era un juego previo entre ellos.

—Entonces debería elegir a alguien mejor para el trabajo. Ni una vez expresé
mi interés en usar este sombrero. Prefiero mi trabajo como profesor en el
Conservatorio de New Forest. —Él arqueó una ceja hacia mí—. Todas esas
encantadoras jóvenes, nacidas-mágicas y vampiros. Pero ninguna, ninguna le
puede llegar a los talones a la reina del Hielo.

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Grieve se puso rígido. Pude sentir su reacción a través de mi lobo, pero no
dijo nada. La verdad era que Lannan debía dar las gracias que todavía estuviera
vivo, y ambos sabíamos y aceptábamos la fea verdad. Debíamos al vampiro un
favor, y Lannan lo sabía también.

—Volviendo al tema que nos ocupa. ¿Cuándo podemos ir? Y Kaylin no tiene
ni idea de esto. No me atreví a arriesgarme, por si acaso…

—Solamente en caso de que el demonio velo-nocturno sea tu espía. Por


supuesto. —Regina le hizo un gesto a Lannan—. Vas a convocar al hombre.
Deja a los otros donde están y asegúrate de que están protegidos.

—Como desees. —Lannan salió de la habitación, cerrando suavemente la


puerta detrás de él.

Regina lo siguió por la puerta con su mirada, luego volvió su atención hacia
nosotros.

—Rhiannon, tú y ambos consortes permanecerán aquí. Cicely y yo


llevaremos a Kaylin al Oráculo de Sangre. Check, tú puedes venir como guardia
de la reina, pero me obedecerás. ¿Lo entiendes? Si digo saltar, saltas. Si digo
agáchate en el piso…

—Me agacho. Sí, emisario. —Check se puso firme, haciendo chasquear sus
tacones inteligentemente mientras enderezaba sus hombros.
El hecho de que Regina no se dirigiera a ninguno de nosotros por nuestro
título no me molestaba, y sabía que no fastidiaba a Rhiannon, tampoco. Regina
nos había conocido a las dos antes de nuestras coronaciones, y de alguna
manera, reprendió al emisario de la Corte Carmesí por pasar por alto unas
pocas palabras que solo pedirían prestado un problema. Allí no había falta de
respeto en su voz, y dudaba fuera el significado.

Cuando terminó de hablar, Lannan volvió a entrar en la habitación, Kaylin a


remolque. Recuperé el aliento, preguntándome cómo demonios íbamos a
explicar lo que estaba a punto de suceder. No podíamos simplemente
arrastrarlo a lo largo con nosotros y luego arrojarlo a los lobos, por así decirlo.

Regina se encargó de ese problema. Hizo un gesto para que Kaylin tomara su
lugar frente a ella.

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—Kaylin, me temo que tenemos un problema.

Él la miró, con una expresión burlona en su rostro.

—¿He hecho algo para ofenderte? —Mientras una leve sonrisa se dibujaba en
su rostro, una luz salvaje parpadeó en sus ojos. Con su demonio completamente
emergido, Kaylin se había convertido en un adversario muy peligroso, aunque
no había forma de saber cuán poderoso sería en lo que evolucionaba.

La emisaria negó con la cabeza.

—No, no lo has hecho. Creo que, tal vez, la mejor táctica para tomar es la
verdad. Cicely, te debes una explicación, teniendo en cuenta lo que estamos por
emprender.

Temía la idea, pero ella tenía razón. ¿Cómo podría pedirle que se sometiera
al escrutinio de Crawl sin saber por qué? Y si él fuera el espía, y tratara de huir
ahora, entonces podríamos detenerlo. Pero…

—¿Qué pasa si hay un vínculo mental? —le pregunté a Regina—. ¿Qué pasa
si… lo que temo resulta ser cierto y hay un enlace ahí?

—Buen punto. Eso, sin embargo, podemos resolverlo bastante bien. —Ella
agarró el brazo de Kaylin—. Check, Cicely, síganos.
Kaylin, que parecía confundido ahora, permitió que Regina lo llevara a la
estantería. Check seguía de cerca, listo para detenerlo si trataba de atacarnos. Si
Kaylin era el espía, o no sospechaba nada o estaba tramando furiosamente lo
que podría pasar después.

Lannan apretó un libro en la estantería detrás del escritorio. Una puerta


secreta se abrió para revelar un pasadizo iluminado por una luz tenue. Pasamos
a una sala donde había una mesa en el centro, y una sola bombilla colgando del
techo iluminaba el espacio. En la mesa, que tenía forma de octágono, el cristal
flotaba sobre un bloque de cristal carmesí de cinco centímetros de grosor.

Tan pronto como la puerta se cerró detrás de nosotros, Regina soltó a Kaylin
e hizo un gesto para que nos reuniéramos alrededor de la mesa. Todavía
pareciendo desconcertado, Kaylin hizo lo que le pedían. Check estaba de pie a

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un lado de él, Regina en el otro. Me paré frente a él.

—Aquí, puedes decírselo. Estamos entre mundos ahora, y dudo que algún
mensaje pueda llegar a través de los velos. —Ella asintió con la cabeza hacia mí.

—¿Decirme qué? —Kaylin estaba comenzando a parecer preocupado.

—Kaylin, lo siento mucho. Pero tenemos… tengo… —Me detuve, sin saber
cómo verbalizar mis pensamientos, pero luego se derramaron por su propia
cuenta—. Tengo que hacer algo que va a ser horrible. No tengo elección. —En
un torrente de palabras, le dije lo que estábamos haciendo y por qué.

La expresión de su rostro pasó de enojado a incrédulo, y luego, a resignado.

—Entiendo.

No quería mirarlo a los ojos, ver la traición que tenía que acechar allí, pero
me forcé a encontrar su mirada. Le debía mucho.

Para mi sorpresa, Kaylin parecía tranquilo y concentrado.

—Lo entiendo —repitió—. Tienes un espía en tu corte; debes descubrir quién


es. Tus chamanes no pueden realizar sus rituales con nosotros, así que…

—Esta es la única manera —terminé.


—Estamos tan lejos de poder confiar en las palabras de nadie. Mira lo que
Anadey hizo. A ti. A Peyton, su propia hija.

Y luego me di cuenta de que realmente lo entendía, y eso casi me hizo sentir


peor. Me habría sentido mejor si él me hubiera gritado, vociferado o maldecido.
Pero, en cambio, se quedó ahí parado estoicamente, y me hizo casi querer decir:
“Olvídalo, confío en ti”. Pero no podía arriesgarme.

—Sí… entonces, cuando Crawl compruebe que eres lo que creo que eres, un
amigo confiable, entonces te pediré que examines a Peyton, Luna e Ysandra. Sé
lo que sientes por Luna, pero…

Kaylin se había enamorado de la bardo, y sabía que no iba a ser fácil para él
profundizar en su mente. Y sabía que lo que viera allí podría no ser bueno.

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Luna se preocupaba por él, pero era cautelosa.

—No estoy dispuesto a lanzarme desde el acantilado, aunque parezca


romántico.

Kaylin no hizo ningún movimiento para tratar de escapar. En cambio, se


volvió hacia Regina.

—Dime qué hacer. Escucharé. No deseo arrastrarme más cerca de lo


necesario, así que terminemos con esto.

Y con eso Regina trazó una especie de símbolo sobre el cristal y luego dijo:

—Tómense de las manos. —Ella tomó la mano de Kaylin a su derecha, la mía


a la izquierda. Kaylin agarró a Check y completé el círculo sosteniendo la mano
de mi guardia. Cuando el mundo comenzó a girar, inclinándose como una
ruleta rusa, todo se alejó, y una ráfaga de viento nos arrastró a la agitada estela
del tiempo.

El tiempo pasó silbando, los siglos retrocedieron, o tal vez nos movíamos
hacia los lados, saltando realidades cuando el crujido de los árboles se hizo eco
en el aullido que nos rodeaba, y el olor a humo de madera en llamas giraba para
rodearnos. Una sombra de arañas pasó sigilosamente, de puntillas, y quise
gimotear. Acto seguido una ráfaga se levantó y desapareció a través de las
corrientes turbulentas.

Viajamos entre mundos, a través de portales de una manera diferente a los


Robres Gemelos y los Acebos Gemelos. Esos portales nos cambiaron, en cuerpo
y alma, a través de un crujido de electricidad. Este vórtice nos arrastró y nos
arrojó a los vientos huracanados, dejándolos abofetearnos contra las rocas
salientes del océano lleno de estática, magullando nuestras psiques hasta que,
con un aullido final, los vientos cayeron y estábamos en una cámara gigantesca,
débilmente iluminada y haciendo eco con cada sonido, cada respiración.

Estábamos alrededor de una mesa idéntica a la de la habitación secreta de la


mansión. Lentamente giré, muy consciente de dónde estaba.

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Regina nos hizo un gesto con la mano.

—Síganme y no salgan del camino o no vivirán el tiempo suficiente para


arrepentirse. Cuando lleguemos a Crawl, no hablen directamente con él. No le
respondan si él les hace una pregunta, y déjenme tomar la iniciativa. ¿Lo
entienden?

Kaylin y Check asintieron. Ya sabía el ejercicio. Partimos, detrás de Regina,


siguiéndola en fila india. Kaylin caminaba detrás de ella, luego yo, luego Check.

A casi diez metros de altura, los techos se alzaban sobre las cabezas, pintados
para imitar vidrieras, con retratos de batalla y sexo, una gloriosa
bienaventuranza en vívidos colores para el arte y consecuencia de la guerra.
Debajo del techo, un rico papel tapiz carmesí cubría la cámara, y la fuente de
luz permanecía oculta, pero la tenue luz parpadeó por la habitación. Bancos de
mármol se alineaban en las paredes, sus pies perdidos en una espesa niebla que
se agitaba a lo largo del suelo en filamentos dispersos.

El suelo era, como lo recordaba, una rejilla de símbolos mágicos. Un camino


estrecho conducía a través de los azulejos grabados. Oro toscano en el centro
con líneas gruesas de borde negro, cada uno de los paneles en blanco era un
lugar seguro para caminar. Recordé lo suficiente como para saber que las runas
mágicas grabadas en el resto eran para destruir a los incautos. Poner el pie fuera
del camino era pintar un ojo de buey en tu frente.

Cuando nos acercamos al frente de la cámara, mi corazón saltó a mi


garganta. Allí, un estrado recorría el ancho de la habitación, aproximadamente
de metro y medio de altura. Regina saltó ágilmente a la plataforma y echó un
vistazo alrededor.

Luego se giró e indicó a Kaylin que se uniera a ella. Él se levantó mientras


Regina me ofrecía una mano. Check simultáneamente saltó para unirse a
nosotros.

Rápidamente miré a mi alrededor, en alerta máxima. Y allí, a unos tres


metros de distancia, estaba agachado, el vampiro de mis pesadillas.

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Torcido y doblado en una sentadilla baja, Crawl estaba cerca de un asiento
acolchado, pero lo ignoró mientras olfateaba el aire. Era un insecto, un bastón,
con la piel ennegrecida y crujiente. Su rostro estaba mojado con riachuelos de
sangre. Viscoso y pegajoso, goteaban por su papada. Una lengua hinchada
serpenteó de su boca, espantosamente larga, para golpear las gotas mientras se
acercaban a su barbilla. Sus ojos eran negros como los ojos del vampiro
nocturno, sí, pero los párpados habían sido quemados hacía mucho tiempo, y
su mirada era hueca.

Sin embargo, tuve la sensación de que podía ver a través de mí a mi interior,


ver mis huesos y sangre, músculo y tendón. Cuando lo encontré por primera
vez, tenía matas de cabello enmarañado, pero ahora su cabeza estaba lisa, y eso
lo hizo parecer aún más extraño.

Miré hacia la izquierda, y sí, allí estaba la fuente que recordaba. Burbujeaba
brillantemente con sangre, haciéndose eco con el alegre sonido de las
salpicaduras. Un círculo de llamas rodeaba la fuente, y era de allí de donde
Crawl bebió, quemándose para alcanzar la dulce sangre que ansiaba. Parecía
terriblemente sádico de los vampiros, castigar a su oráculo haciendo que su
comida fuera tan dolorosa de alcanzar, pero los caminos de la Corte Carmesí
me eludían, a pesar de que estaba empezando a comprender la necesidad de
autoridad para soportar una cierta malicia… incluso crueldad a veces.
Crawl soltó un lento silbido y saltó hacia mí, pero luego, cuando me
tambaleé hacia atrás, se detuvo en seco. Fue entonces cuando vi la cadena de
hierro alrededor de su cuello. Se mezclaba con su piel, y le daba una cierta
cantidad de margen mientras lo mantenía a raya. Podía llegar a su fuente, y su
acolchado asiento, que era lo suficientemente grande como para dormir, pero
no podía alcanzarme.

Dejó escapar un grito confuso cuando la ira y la decepción llenaron su rostro,


pero pasó tan rápido como había llegado.

—Regina, Regina. Mi caprichosa y encantadora hija de la vena. Tu hermano


está prohibido en mi presencia, ya lo sabes.

—Eso es sabido y aceptado. Lannan no está conmigo. Vengo buscando

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información. Te traigo una dulce oferta a cambio de tu visión. Este asunto
concierne a la Nación Vampiro… la Corte Carmesí, en una manera periférica. —
Ella deslizó una daga estrecha de una funda oculta en su tobillo.

—La única oferta que el Oráculo de Sangre acepta de ti es la dulce sangre de


Cicely. Tal dulce, sabor cálido. Lo tomaría de su cuello. —Se lamió los labios,
mirándome. Me volví, tratando de evitar su mirada.

Regina se aclaró la garganta.

—El Oráculo de Sangre recuerda lo que la reina Carmesí ha decretado, ¿no es


así? Por escapar de su prisión, no puede presionar los labios contra la carne. Yo
te daré su sangre, pero en la fuente de la ofrenda, y solo con tu promesa de leer
los augurios y buscar las respuestas.

Le eché un vistazo a Kaylin. Nunca se había encontrado con Crawl, no de


cerca. Kaylin había sido herido durante la última batalla y no había estado allí
para ver al Oráculo de Sangre atacándome. Pero había sido testigo de las
secuelas de mis cicatrices.

Estaba mirando a Crawl con una repulsión que rara vez presencié en su
rostro. Después de todo, él estaba conectado a la Gente Murciélago a través de
su demonio, y ellos eran una extraña raza en sí mismos, rara y espantosa. Pero
Kaylin hizo una mueca mientras Crawl me miraba de reojo, lamiéndose los
labios otra vez.
—La reina en su locura no me da cuartel, ¿verdad, mi querida hija? Dañas a
tu padre así… Pero debes hacer lo que debes hacer. Aceptaré la miseria y estaré
satisfecho con eso.

La triste voz de cachorro sonaba artificial, una araña tejiendo una telaraña. El
único dolor de Crawl era que no se le permitía hacerme pedazos en un frenesí
de alimentación.

Regina lo miró durante un momento, luego, en una rara muestra de


temperamento, soltó:

—Viejo padre, no me empujes. Puedo llevar tu sangre dentro de mis venas,


puedes ser mi padre, pero no toleraré esto. Estamos enfrentando peligros que
podrían llevar a la caída de todos, incluida la Corte Carmesí. ¿Tus caprichos y

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deseos personales? No son nada frente a la que busca nuestra muerte.

Crawl se levantó, la espalda hacia atrás, siseando hacia ella, sus colmillos
abajo y listos, pero luego se detuvo, e hirviendo a fuego lento con un punto de
ebullición bajo que podía sentir desde donde estaba de pie, retrocedí.

—Muy bien, hija. Haz tu ofrenda, cumpliré con mi deber y te daré la visión.

La seguí hasta la fuente mientras ella vigilaba para asegurarse de que Crawl
se mantenía a cierta distancia. Él también se movía rápido y podía estar sobre
nosotros en un abrir y cerrar de ojos, pero su advertencia parecía haberlo
evitado por el momento. Apresuradamente extendí mi mano, y ella cortó
profundamente, a través de mi palma. Volví la palma hacia la fuente, mi brazo
oscilando entre dos de las llamas, y mi sangre brotó en la fuente. Un momento
después, Regina me pidió que retirara mi mano y luego la levantó a sus labios,
lamiéndola lentamente, cada toque de su lengua enviando escalofríos a través
de mí. Y no fueron desagradables.

Crawl miró con ojos codiciosos, y Regina rápidamente me sacó de su alcance


otra vez.

—Viejo padre, bebe y satisfácete. Entonces dinos lo que ves.

En un borrón, el Oráculo de Sangre estaba en la fuente, su lengua


sumergiéndose en la sangre mientras las llamas lamían su rostro. No mostró
señales de que el dolor lo estuviera golpeando, aunque sabía que debía ser así.
Pero tal vez el tiempo había chamuscado sus terminaciones nerviosas; tal vez
simplemente ya no le importaba.

—¿Qué dices? —Regina le hizo un gesto a Kaylin para que se acercara


mientras yo retrocedía para detenerme ante Check.

—Viejo padre, mira en el interior de este, ¿es leal a Cicely? ¿A la corte de la


Nieve y el Hielo? ¿Ha comprometido su ayuda a la Corte Índigo?

Crawl ladeó la cabeza, inclinándose para oler a Kaylin.

—Hueles a demonio, como el guano de murciélago. Hueles como una fría


noche de otoño y como fantasmas del pasado. Escucho espíritus a tu alrededor,
te siguen y miran, esperando ver lo que haces. Pero… —Una pausa, mientras

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que el vampiro parecía hacer un balance. Con un movimiento de la cabeza,
Crawl retrocedió para saltar sobre el asiento acolchado. Se agachó, sus pies
sobre el almohadón frente a él, las huesudas rodillas empujando cerca de su
barbilla—. Ven aquí, joven hombre.

Cuando Kaylin se acercó, Crawl lo agarró por la cabeza y lo atrajo hacia sí,
lamiéndolo a través de los ojos y rostro. Kaylin soltó un grito, pero se quedó sin
fuerzas cuando las manos del Oráculo de Sangre lo sujetaron con fuerza. Y
luego, cuando un golpe bajo comenzó a resonar en la cámara, Kaylin comenzó a
gritar, retorciéndose en el abrazo de Crawl. Pero el vampiro lo sostuvo con
firmeza, sin morderlo, pero respirándolo, su mirada se aferró a los ojos sin
parpadear de Kaylin.

Se retorció mientras Kaylin luchaba, pero nunca lo soltó. La voz de Crawl era
ronca cuando se hundió en un trance, y las palabras resonaron en las paredes de
la cámara.

—Este no es un peligro para nuestra dulce Cicely. Él no anhela nada…


excepto una mujer joven. Pero sus hilos del destino llevan en una línea diferente
a la de ella, por lo que los corazones en llamas se esfumarán y el amor se
marchitará. Sin embargo… hay alianzas formadas, pero no las que temes, y no
las que temer. Este… está destinado a grandes cosas, pero no en este ámbito. Tu
destino está en una tierra oscura y distante, chico, así que prepárate para salir
de tu casa. Tu destino te sumergirá en el corazón de la oscuridad desde el cual
tu demonio fue engendrado.

Y con eso Crawl se acurrucó en el asiento acolchado y se alejó, cayendo en un


silencio que se hizo eco más fuerte que sus palabras.

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Kaylin se deslizó en una fuga disociativa mientras Crawl lo dejaba ir. Regina
lo arrastró hacia atrás para que Check lo llevara, aunque ella fácilmente podría
haberlo hecho, y nos hizo un gesto para que la siguiéramos rápidamente. Nos
dirigimos de regreso a través del laberinto de baldosas llanas del suelo mientras
Crawl dejaba escapar un grito que reverberó a través de la cámara. Eso fue un
aullido, un grito gutural de frustración, y me asustó muchísimo.

Llegamos a la mesa, donde Regina pasó su mano sobre los cristales, y una
vez más nos tomamos de las manos, con Kaylin sobre el hombro de Check. La
habitación se desvaneció cuando caímos en el remolino del tiempo,
apresurándose en todas direcciones para regresar a la mansión.

Me estremecí cuando la habitación comenzó a materializarse de nuevo:


Estábamos de vuelta en la pequeña cámara, a salvo lejos de Crawl.

Dirigiéndome a Regina, la miré suavemente.

—¿Qué pasa si alguna vez se libera de nuevo? ¿Puede liberarse de su prisión


ahora?
Ella me miró en silencio.

—Hemos construido salvaguardas para que eso no vuelva a ocurrir.


Sinceramente, pensamos que estaba seguro encerrado la primera vez. Nunca se
nos ocurrió que alguien fuera lo suficientemente temerario como para haberlo
liberado. Geoffrey nos mostró que no podemos darnos el lujo de confiar incluso
en aquellos más cercanos a la corona. —Regina pasó una mano por sus ojos, y
pensé, por un momento, que se veía casi humana. Frunció el labio y una vaga
sensación de dolor recorrió su rostro.

Recibí una puñalada en la oscuridad.

—Geoffrey fue una sorpresa para ti, ¿no?

La emisaria me miró, su mano a su lado. Por un momento, pensé que no iba

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a responder, pero luego me dio un leve asentimiento.

—No esperábamos su deslealtad. Todos pasamos por pruebas de lealtad,


aquellos de nosotros que estamos muy cerca de la corona. Pasó su último… Hay
disturbios en la Nación Vampiro porque ahora nos damos cuenta de que al
menos algunos de los señores Vein pueden…

—Fingir la prueba.

—Sí, esa es una forma de decirlo. Nunca nos dimos cuenta de que eso fuera
posible. Entonces, una de nuestras tareas ahora es desarrollar una nueva forma
de prueba que elimine la posibilidad de engaño. —Hizo una pausa, luego echó
un vistazo a Check que nos ignoraba cuidadosamente—. Tú misma ahora
entiendes la naturaleza de lo que significa ser reina, y lo que significa no saber
en quién puedes confiar. Cicely, cuando tomas una posición de poder, significa
que dejas actividades y personas atrás. Nunca puedes ser tan libre como eras.
Incluso cuando estabas bajo contrato con mi hermano, estabas más libre de lo
que eres ahora.

Asentí, absorbiendo sus palabras. Ella estaba tratando de ayudarme. Por


alguna razón, estaba haciendo lo mejor para dándome consejos, y sería una
tonta si no prestara atención. Regina podría ser dura y atemorizante pero a
diferencia de Lannan, era todo negocio, y pensaba en términos de poder y cómo
jugarlo. Me respetaba más ahora porque había tomado el trono.
Aunque el pensamiento me dolió un poco, no me estaba ofendiendo. Había
una mentalidad que iba con el poder. Y había una mentalidad que iba con ser
vampiro. Algo que la trasformación conllevaba, lo entendía. Aunque no nos
gustaba, era simplemente un hecho. Con la capacidad de destruir a los demás,
convertirlos en muertos vivientes, con la capacidad de controlar a través del
glamour, llegaba una cierta arrogancia. Era lo que era.

Pensé cuidadosamente antes de hablar, porque lo que iba a decir afectaría a


la Corte de Verano, también. Pero me pareció un buen momento para abordar
el tema.

—¿Los vampiros estarán con nosotros contra Myst? Y si la derrotamos,


¿podremos forjar una alianza después? Tan malo como es la Corte Índigo, dado
lo que vimos en el sistema de alcantarillado, con las criaturas de las

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profundidades; debemos pensar en la posibilidad de que haya seres más
peligrosos en el mundo. En New Forest. Preferiría que trabajáramos juntos para
mantener a la ciudad a salvo.

Regina me miró en silencio, y luego dijo:

—No puedo darte una respuesta, la última palabra debe venir de la reina
Carmesí, por supuesto. Pero haré todo lo posible para convencerla de que tal
alianza es el mejor camino para avanzar hacia el futuro. Las Cortes Fae están
cambiando. El Consorcio debe seguir su ejemplo. ¿Y la Nación Vampiro? Haría
bien en prestar atención a los signos de la evolución.

Con eso se trasladó para abrir la puerta, y una vez más estuvimos de regreso
en la oficina del regente.

Kaylin estaba empezando a volver en sí mientras lo arrastrábamos al sofá.


Rhiannon, Grieve y Chatter se volvieron hacia mí. Estaba a punto de hablar
cuando Chatter lo interrumpió.

—Supongo que es leal a las Cortes, ¿o hubieras dejado que Crawl le


succionara la sangre? —La insensible nota en su voz me sobresaltó, pero él negó
con la cabeza cuando todos nos giramos para mirarlo—. Sabes que tengo razón.
Por mucho que sé que esto les duele, Cicely y Rhiannon, también sé que no
podemos permitir que nuestras Cortes estén en peligro.

—Chatter tiene razón. —Grieve se apartó, cruzando los brazos sobre el


pecho—. ¿Así que Kaylin pasó la prueba?

Asentí, pensando en lo que Crawl había dicho.

—Kaylin tiene un destino que lo llevará lejos de nosotros. Y, creo, que lejos
de Luna.

—Creo que puedo saber de qué se trata. —Kaylin se sentó en ese momento,
haciendo una mueca—. No quiero ver a ese loco de nuevo, pero estoy contento
de haber pasado. Había algo jugando en mi mente, algo que ha estado vivo

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desde que me lastimé. No he dicho ni una palabra al respecto, porque no sabía
si era solo mi imaginación o no. Pero Crawl… confirmó lo que pensaba.

—¿Estás bien? —Corrí hacia él, arrodillándome a su lado.

—Bueno, no fue un paseo por el parque, y siento que he sido golpeado por
un martillo, siento mi cabeza magullada por dentro y por fuera, pero estaré
bien. —Aceptó el vaso de agua que Regina le ofreció, bebiéndolo con avidez—.
Me siento deshidratado.

Regina hizo un gesto a Lannan para que cogiera la jarra y volviera a llenar el
vaso.

—Probablemente lo estés. El Oráculo de Sangre… bueno… digamos que


tiene más de un método de ataque. Y su toque es tan desagradable como su
presencia.

—¿Qué confirmó él, Kaylin? Escuchamos lo que tenía que decir, pero ¿de qué
estaba hablando? —Había tenido una desagradable sospecha, pero esperaba
que estuviera equivocada.

Kaylin era inusual. Estuvimos en la Corte de los Sueños, habíamos hablado


con el rey de los Sueños que era el señor de Gente Murciélago. Los demonios
velo-nocturno habían elegido a la Gente Murciélago como sus hijos, pero con
Kaylin, era un poco diferente. Su madre, una de las nacidas-mágicas, había sido
poseída por uno de los demonios durante su embarazo. Había muerto, pero su
alma estaba unida al niño en su vientre. El rey de los Sueños nos había dicho
que había otros pocos como él, una nueva generación.

—Debo regresar con la Gente Murciélago y aprender de ellos. Hay cosas que
necesito saber para mi futuro. Si bien no sé lo que es ese futuro, supe en mi
corazón hace mucho tiempo que me llevaría lejos de New Forest a un reino
diferente.

—Tenía la sensación de que podría ser eso. Tienes que regresar a la Corte de
los Sueños, ¿verdad?

Él asintió.

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—Hay cosas que solo la Gente Murciélago puede enseñarme. Creo… que es
la única forma. Ellos dijeron que soy parte de una nueva generación. Creo que
estaré a la vanguardia de… lo que mi gente será llamada. —Bajó la cabeza—.
Nunca debería haber provocado a Luna. No quiero lastimarla.

Mordiéndome mi labio, decidí ser sincera sobre lo que sabía.

—Kaylin, Luna se preocupa por ti, pero todavía está insegura. Está retenida.
Le pregunté, mientras estabas herido. Me dijo porque el futuro es tan tenue, no
se dejaba enamorar por ti. —Aunque sabía que las noticias lo lastimarían,
esperaba que aliviara cualquier culpa que sintiera.

La mirada de Kaylin parpadeó para encontrarse con la mía.

—Espero que tengas razón.

Con el corazón encogido, pregunté:

—¿Tienes ganas de ayudarnos? Sé que va a ser difícil para ti comprobar a


Luna. Probar la mente de alguien no puede ser agradable. —Y tener el demonio
de Kaylin en mi mente tampoco había sido agradable.

Se empujó completamente a una posición sentada.

—Sí, estoy listo. Pero… ¿vas a decírselo primero? Y para mí, ayuda si están
dormidos, o se quedan dormidos. Trabajo mejor durante ese tiempo, siendo un
Caminante de Sueños.
Kaylin podría viajar al astral, en cuerpo y en espíritu. Así era como podía
entrar en la mente de las personas. El demonio velo-nocturno simplemente
hacía el proceso más fácil para él. Todavía no estaba del todo claro sobre qué
era un Caminante de Sueños o cómo se convertían en uno, pero tenía la
sensación de que había nacido de esa manera. La mayoría de los nacidos-
mágicos tenía una habilidad innata sobre los demás. Yo era una bruja del
viento; Rhiannon trabajaba con fuego. Leo había sido dotado con la elaboración
de hierbas. Anadey, la madre de Peyton, había sido una anomalía, había sido
experta en los cuatro elementos. La magia de Peyton era la adivinación.

Me volví hacia Regina.

—Odio preguntar esto, pero ¿hay alguna manera de ponerlos a dormir?

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Ysandra será difícil, dado que es tan fuerte en su magia.

Regina miró a Lannan, que dijo:

—Visotina.

—¿Qué es eso? —Kaylin se levantó y se estiró.

—Una droga segura y que deja inconsciente. No debería lastimarlos. Esa cosa
puede tumbar a un caballo. —Lannan se encogió de hombros—. Tenemos la
oportunidad de usarlo en los miembros de nuestros establos. Callará incluso a
la persona más mágica.

—¿Estás segura de que es seguro?

Regina asintió.

—Tan segura como cualquier droga puede ser. Nunca he visto a nadie tener
más que una ligera resaca por ella. ¿Deberíamos administrárselo? Es simple,
insípido, y la dosificación es fácil de controlar.

Con un corazón pesado, lo autoricé. Cuando Lannan salió de la habitación,


crucé hacia la ventana. Estaba nevando en un vendaval afuera. Cuando
habíamos empujado a Myst hacia atrás, el invierno se había calmado un poco,
se sentía más normal. Pero hoy, cerré los ojos y pude sentir a Myst en los
vientos. Ella estaba afuera, no esperando ya, sino comenzando su avance. La
nieve era una fuerza dirigida, girando en un baile frenético, ansiosa para
devorar la tierra.

Por primera vez, comencé a pensar que para cuando esta batalla terminara,
no me quedaría ningún amigo. Los que aún estuvieran vivos probablemente
odiarían mis entrañas. Mientras estaba allí de pie, contemplando lo que parecía
un sombrío futuro, Rhiannon se unió a mí.

Ella puso su mano sobre mi hombro, apoyándose contra mí.

—Vamos a ganar esto. No temas. Vamos a ganar, y liberaremos New Forest


de Myst.

—¿Pero entonces qué? La ciudad se está muriendo. La gente está siendo

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asesinada en las calles. Viste los informes de las noticias. ¿Quedará alguien? —
Me volví hacia Regina—. Escuchamos las noticias. ¿Qué está pasando en el
pueblo?

Ella dejó escapar un suave murmullo, como a alguien a su lado. Luego


encendió su ordenador y rápidamente tocó algo en la pantalla. Otro momento y
se encontró con mi mirada.

—Hubo catorce muertes hoy, los Cazadores de Sombras están en la ciudad.


Lannan y yo ya despachamos a un grupo de hombres esta noche cazándolos y
erradicándolos. Parecen más duros que antes. Creo que Myst ha estado
reclutando más fuerza que números. —Sacó un archivo y lo arrojó sobre el
escritorio—. Creo que deberías ver esto.

Recogí la carpeta.

—¿Qué es?

—Lo que hemos logrado reunir de Myst y sus compinches en las últimas
semanas. Notamos que los ataques contra animales cerca de la ciudad estaban
aumentando, sí, llevamos un registro de cosas así. —Regina tamborileó con los
dedos sobre el escritorio—. Los restos eran… pocos, y brutalmente hechos
trizas. No es estúpido, conocemos los ataques de los Cazadores de Sombras
cuando los vemos. Entonces Lannan envió exploradores y comenzó a encontrar
rastros de ellos. Sin embargo, son cautelosos y buenos escondiéndose en los
bosques que rodean el pueblo. Luego, ayer, comenzaron los ataques a las
personas.

—¿Ayer? ¿Cuántos, en total? —Rhiannon se giró desde la ventana, donde


todavía estaba de pie.

—Veintidós muertes. Dieciséis heridos, seis gravemente. —Regina se reclinó


en su silla—. Podemos enviar exploradores al bosque, pero los Cazadores de
Sombras pueden esconderse por la noche y salir durante el día. Saben que no
podemos perseguirlos durante el día.

—Quizás pueda ayudar ahí. Conocí a mi abuelo hoy. Dijo que enviaría
unidades de reconocimiento para buscar a los guerreros de Myst. Si la Corte
Índigo se mantiene en el Bosque Dorado, los encontraremos. —Aunque lo dije

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con más confianza de la que sentía, aún sentía que al menos teníamos alguna
esperanza.

En ese momento, Lannan regresó. Hizo un gesto a Kaylin para que lo


siguiera.

—Están todos dormidos y se mantendrán así durante las próximas horas.


¿Cuánto tiempo crees que te llevará examinar sus pensamientos? —Aunque le
habló a Kaylin, él me miró, y en su rostro estaba el hambre mezclada con un
extraño sentido de pérdida.

Por una vez, encontré la mirada del vampiro, y, a pesar de que no quería
admitirlo, la idea de su toque me atrajo. Cuanto más estresada estaba, más daba
la bienvenida a su actitud aquí te atrapo aquí te mato. Mi naturaleza más oscura
se escondía bajo la sombra de la preocupación y el arrepentimiento, y cuando la
penumbra se hacía más espesa, salía a la luz a jugar.

Kaylin miró de Lannan a mí, pero solamente dijo:

—No mucho, aunque será duro y penetrante. Se despertarán con el pleno


conocimiento de lo que he hecho. Estoy preparado para su ira, como deberías
estarlo tú. Esto es una mierda mental deliberada, Cicely. Estuve de acuerdo
porque realmente es la mejor opción en la situación, pero incluso mi demonio es
aprensivo ante la intrusión. Y es difícil ser un demonio velo-nocturno
aprensivo.
Le di una palmadita en el hombro.

—Sí, lo sé. Vamos. Haz lo que se necesite hacer. Trataremos con las
consecuencias cuando lleguemos allí.

Kaylin siguió a Lannan por la puerta. Cuando se cerró detrás de él, me volví
hacia Regina.

—No sé lo que mi abuelo podrá hacer, pero te lo haré saber tan pronto como
me contacte.

No quería sentarme a esperar, pero no había mucho más que pudiéramos


hacer. No podíamos simplemente dirigirnos a las calles buscando pelea. Y una
vez que supiera con certeza que los otros estaban de nuestro lado, podría

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comenzar a trazar nuestro curso de acción. Caminé hacia la ventana otra vez.
Rhia había tomado su asiento al lado de Chatter, y estaban tomados de la mano,
susurrándose suavemente. Al observarlos, me pregunté cómo alguna vez se
había permitido enamorarse de Leo. Él había sido tan incompatible con ella.

Chatter se inclinó, acariciando suavemente su oreja, y su conexión era tan


tangible que era difícil ignorar. ¿Nos veíamos Grieve y yo así? ¿Mi influencia
hacia Lannan interfería con nosotros, o simplemente existía en una luz
diferente? No amaba a Lannan, y nunca lo haría. Grieve era mi corazón. Él era
mi centro. Lannan me alimentó con el lado más oscuro, el lado al que no quería
que Grieve se acercara. Si Grieve pisaba esas sombras, entonces mi roca se
desvanecería, y sería completamente absorbida por el abismo. Lannan me
permitió ser vulnerable con Grieve.

La nieve continuaba cayendo en el creciente crepúsculo, y me llamaba. Yo


quería estar afuera en el frío y en el tiempo gris. Me volví hacia Regina.

—Tengo que salir a tomar aire fresco. ¿Será seguro?

Ella lo consideró, luego asintió.

—Las puertas francesas te llevarán al patio. Siéntete libre de ir a la terraza


durante un momento. Nadie te hará daño aquí. No, a menos que inicien un
ataque a gran escala, y luego la guerra estaría sobre todos nosotros, y nadie
estaría a salvo.
Le indiqué a Grieve que se quedara donde estaba. Quería estar a solas con
mis pensamientos. Cuando pisé el aire frío de la noche, el invierno me abrazó y
aceleró mi sangre. Enderecé mis hombros y sacudí mi cabello. Qué rápido me
había cambiado esta transformación. Y cuánto había tomado de ella.

Caminé sobre los ventisqueros, deslizándome sobre la corteza que se había


formado en la superficie. El aire me atrapó de repente. No tan frío como en el
reino de la Nieve y del Hielo, aunque era duro y austero. Un copo de nieve cayó
en mi boca y aterrizó en mi lengua, pero no se derritió.

El patio, o galería, se extendía a unos cuatro metros y medio de la mansión y


estaba rodeado por un muro de piedra bajo, lo suficientemente alto como para
sentarse pero no tan alto que impedía la visión o podría ocultar fácilmente a

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alguien agazapado detrás de él. Caminé hacia el borde, mirando hacia la
oscuridad invernal.

Los guardias estaban patrullando el complejo, y más estarían rondando,


vigilando el perímetro de la tierra. Eran vampiros, todos ellos. Durante el día, la
Nación Vampiro tenía que confiar en sus recaderos diurnos, no tan poderosos
pero casi siempre leales sin ninguna duda. Aunque, después del incidente con
Crawl y Geoffrey, tenía la sensación de que todos los recaderos diurnos estarían
bajo escrutinio también.

Pasé por la pared y salí al césped, todo el impacto de la tormenta de nieve


aterrizó en mi capa. Las plumas del búho flotaban suavemente en la brisa, y
mientras miraba hacia el cielo, los árboles estériles se alzaban sobre mi cabeza,
siluetas negras contra la noche plateada. En uno de los árboles estaba posado
un búho, y lo reconocí de inmediato. Hunter. Mi abuelo.

Bajó volando, dando vueltas para aterrizar en un arbusto cercano. La rama se


dobló bajo su peso, y en segundos, se quedó allí, un pálido resplandor contra la
noche. Llevaba suaves pieles de cuero blanco y una túnica a juego, y un
colgante alrededor de su cuello que emanaba una luz plateada. Parecía ser
piedra lunar, aunque estaba rodeada por un anillo de piedra de ónice negro. El
cabello de Hunter estaba atrapado en una cola de caballo. Algo dentro tembló.

La sangre reconoce a la sangre.


Al principio pensé que Ulean había hablado, pero luego recordé que no
estaba permitida dentro del recinto. A los vampiros no les gustaban las
criaturas mágicas: los elementales del viento podían leer los pensamientos de
los vampiros, donde la mayoría de los nacidos-mágicos no podían. Y los
vampiros no podían sentirlos muy fácilmente. Así que los excluyeron del sitio y
respetamos sus deseos.

—No, te hablé a ti. —Hunter dio un paso hacia mí—. Eres mi sangre, incluso
siendo mestiza. Mi sangre canta cuando estás cerca, como lo hizo con tu padre.
Como lo hace con todos mis hijos, y sus hijos.

Había tantas cosas que quería preguntar, tanto que aprender. Pero llegué a
aprender una lección como reina, la paciencia. Aunque odiaba esperar, había

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aprendido que había un orden para todas las cosas, y tratar de apurarlos no
funcionaba.

Sonreí y tendí mi mano. Quería asegurarme de que él era real. Hunter


pareció entenderlo, tomó mis dedos en los suyos y me sacó completamente bajo
las ráfagas de viento. Nos quedamos allí un momento, escuchando el suave
silbido cuando la nieve se encontró con la nieve. Había música en la caída de los
copos, difícil de escuchar a menos que prestara atención, pero estaba allí, y la
canción era melancólica e inquietante.

Después de un momento, Hunter volvió su rostro del cielo hacia mí.

—He enviado a mis hombres al bosque y los campos. Estamos buscando la


guarida de la Corte Índigo. La encontraremos, que lo sepas.

Sus palabras inspiraron confianza, y asentí, tan segura como él.

—¿Extrañas a Wrath? —pregunté, preguntándome por qué esa era mi


primera pregunta para él, y sin embargo parecía apropiada. Había perdido a su
hijo, primero en la Corte de los Ríos y Juncos, y ahora de regreso a la Isla
Dorada.

Hunter apretó los labios, y por un momento, pensé que no iba a responder.
Luego colocó una mano liviana sobre mi hombro. Un destello de recuerdo y
reconocimiento me recorrió. Lo reuní, acariciando la sensación. Se sentía
como… familia.
—Tu padre se fue de casa hace mucho tiempo. Lo he visto, por supuesto, y
hablamos y volamos juntos. Pero él siguió su corazón hasta el Verano, y no
pude ir allí. El Verano no es mi reino, y no tenía ningún deseo de cruzarlo. Su
madre murió hace mucho tiempo. Algunos podrían decir que su corazón se
rompió cuando su hijo le dio la espalda al Invierno, pero yo soy consciente de
que no es así.

Envuelta en sus palabras como si fueran una capa, solo pude preguntar:

—¿Cómo murió ella?

—Tu abuela murió de desilusión. Murió porque no podía amarla como lo


necesitaba. Soy un cazador, Cicely. Llevo mis emociones bajo control. Soy un
cazador, y no puedo permitirme sentir demasiado profundamente sobre

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cualquier cosa o interrumpiré la objetividad que necesito para llevar a cabo mis
deberes. Podía no amarla lo suficiente, y eso la destruyó, al final. Ella se quedó
en forma de lechuza un día, y al atardecer, se acercó demasiado a un lobo, y él
la atrapó. Ella diseñó su muerte, pero lo hizo en sus propios términos.

Parecía triste, como si narrara una balada de una vida atrás. Pero cuando
miré su rostro, allí no había lágrimas, ni una mueca de dolor. Solo una
naturaleza tranquila y serena que podría confundirse con frialdad.

—¿Cuál era su nombre? —Necesitaba saberlo. Necesitaba entenderla mejor.


Ella también lo amaba mucho, y había pagado el precio.

—¿Su nombre? Cuando nació, los videntes la miraron y susurraron su


nombre a sus padres. No necesitaron tiempo para consultar. No necesitaron una
consulta. Al instante, sabían que su nombre era Pérdida. —Hunter dejó escapar
un lento suspiro—. Trataré de obtener más información sobre los Cazadores de
Sombras para mañana. No puedo prometer nada, pero estamos haciendo lo que
podemos. —Y luego, antes de que pudiera decir una palabra más, se convirtió
en un búho y se fue volando, y me quedé sola.

O al menos, pensé que estaba sola. Mientras me abrazaba, viendo a mi


abuelo desaparecer en el aire, una voz baja y sensual se deslizó sobre mí.

—Oh, dulce Cicely. Tienes demasiado dolor en tu vida.


Me giré para encontrarme mirando a Lannan. Él me estaba mirando, su
cabello era un nimbo que caía suavemente alrededor de sus hombros. Recuperé
el aliento, sin querer mirarlo. No quería reaccionar de manera que mi cuerpo
reaccionara. Pero mi sangre se aceleró a mi pesar, y mi hambre por su contacto
aumentó.

—No tengo más dolor que muchos otros… y menos que algunos. —Me
quedé donde estaba, sin confiar en mí misma para estar al alcance de la mano.
Lannan no quería beber de mí, y ahora que era reina, tampoco me humillaría,
sin mi permiso. Pero podría hacer que lo deseara. Podría acariciar mi mejilla
con sus dedos, y estaría temblando.

—Kaylin está con los otros, terminando. ¿Cuáles crees que serán sus

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reacciones, Cicely? ¿Qué crees que harán ahora que saben que ordenaste que
sus mentes fueran violadas tan violentamente? ¿Y cómo reaccionarán al velo-
nocturno? No les diste ninguna opción. —Se demoró en las palabras, y pude oír
el placer que sintió al decirlas—. Estás comenzando a comprender la naturaleza
del poder, y te deleitas con eso.

Y luego él estaba a mi lado, inclinándose, mirándome con esos profundos


ojos de obsidiana que brillaban como diamantes oscuros en la noche. No había
vida en él, no latía el pulso en su cuerpo. Su corazón no latía, ni respiraba. Y sin
embargo… y sin embargo… Lannan estaba quizás más vivo que nadie que yo
conociera. Él glorificaba su lujuria hedonista; se exultaba en ella, bañándose en
el placer y el dolor que causaba a otros. No había cuartel con Lannan. Sabía
exactamente dónde estaba parada con él, y ese conocimiento me emocionaba y
me aterrorizaba.

—No soy tu juguete. —Quería alejarme, pero eso le daría poder, y no estaba
dispuesta a reconocer que podría hacerme estremecer. Me he retorcido
demasiado a sus pies.

Él agarró mi muñeca.

—Puedes ser reina. Pero te conozco, Cicely. Tú perteneces a mi mundo,


vampiro o no. Eres única en tu especie con Regina y conmigo. Simplemente no
has reconocido las profundidades de lo que estás dispuesta a excavar. Te
balanceas en el borde, jugando con fuego, persuadiendo a las llamas y luego
huyendo de ellas. Pero te olvidas, te he visto lasciva. Te he visto abandonarte en
mis brazos, en mi cama. He visto tu lado oscuro y respondí a la llamada. Nunca
me podrás cerrar la puerta de nuevo.

Me quedé mirando su mano. Me creí libre de él. Pensé que una vez que
dejara que me tomara, podría alejarme impasible. Y lo hice, por unas semanas.
Pero ahora, esta noche, bajo la nieve, con él tan cerca, sentí la atracción de su
intoxicación. Sentí el impulso de abandonar todo y arrojarme a sus brazos.
Arrastrarlo hacia el suelo hasta que el mundo con todas sus preocupaciones
desapareciera en una nube de niebla y humo.

—No puedes resistirte a mí, y lo sabes. Corre conmigo, déjame llevarte a mi


mundo. No tiene que ser como Geoffrey y Myst. No te pido que gobiernes el

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mundo a mi lado, no tengo interés en tanta responsabilidad. Podemos arder a
través de las noches. Regina le daría la bienvenida a nuestra relación. A ella le
gustas. —Las palabras de Lannan se enroscaron a mi alrededor, demasiado
tentadoras. Incluso el pensamiento de Regina; era exquisita, con sus perfectos
labios rubíes y sus largas y torneadas piernas. Ella me había besado antes,
desconcertándome con el deseo.

Pero… pero…

—No puedo hacer esto, Lannan. No puedo permitirte que sigas entrando.
Estoy casada con Grieve, y mientras él entiende nuestra conexión, la odia.
Ambos te debemos un favor, dado que me salvaste la vida. Pero no dejaré mi
puesto. No le daré la espalda a mi gente. Ellos me necesitan. Y Myst, ella está
ahí fuera, esperando. Viene por mí. No puedo escapar y dejarle New Forest. No
puedo huir y dejar mi mundo atrás.

Me dolía el corazón. Amaba a Grieve; él era mi pasión y alegría, pero Lannan


llamaba a mi sombra, y ahora mismo, aquí en la nieve, lo deseaba. Lo juro, lo
deseaba incluso sin la Fiebre de la Sangre conduciéndome, y eso me asustó más
que nada.

—Piensas esto ahora. Pero cuando te enfrentes a la reina loca, entonces dime
si todavía estás dispuesta a sacrificarte por tu gente. Espera a que ella tenga sus
manos alrededor de tu garganta, y su horrible mandíbula desquiciada cuando
comience a comerte, cartílago y hueso, mientras aún vives. Eras su hija, Cherish.
Tú eras su traidora. Nunca te dejará morir fácilmente. Disfruta de la vida que
puedas ahora, ya que el final será doloroso y atormentador.

Luché para salir de su alcance, comenzando a entrar en pánico. Lannan era


bueno pintando una vista aterradora del futuro, y la sensación de que Myst nos
estuviera mirando y riendo atravesó mis pensamientos. ¿Lannan era su espía?
¿Lo estaba usando para llegar a mí? Parecía elevarse, asomarse como una
oscura sombra contra la nieve.

—¡Déjame ir! ¡Déjame ir, por favor! —Logré liberarme y, jadeando, lo miré
mientras me alejaba retorciéndome en la nieve—. ¿Eres su espía? ¿Eres sus ojos
y oídos? Alguien lo es, y hasta que descubra quién, no puedo confiar en nadie.
No la dejaré ganar. ¿Me escuchas? Si eres su portavoz, debes darte la vuelta y

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decirle exactamente eso. Lucharé hasta el final. La destruiré.

Y luego caí de rodillas en la nieve y comencé a llorar, abrumada por todo.

Lannan retrocedió. Me miró, una extraña mezcla de emociones cruzando su


rostro. Otro momento, y se arrodilló a mi lado, tirándome a sus brazos.

—Silencio, silencio, Cicely. No estoy en el bolsillo de Myst. Nadie me posee,


nadie me controla. Respondo a la reina Carmesí, pero solamente tanto como
debo. No soy ni la sombra de Myst ni su marioneta. Ven a mí, dame tu dolor.
Dame tu ira y tu miedo.

Mientras hablaba, presionó sus labios contra los míos, y luego, su lengua tocó
la mía, su muerte helada se encontró con mi propio frío, y lo besé, profundo y
oscuro, cayendo en el fuego helado que chispeaba entre nosotros, dejándolo
arrastrarme hacia abajo mientras abandonaba el miedo.
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El beso siguió y siguió, atrayéndome. Las manos de Lannan se deslizaron
alrededor de mi cintura. Debería haberme alejado, pero no pude. Él era
reconfortante en su fuerza. No tenía que preocuparme por lastimarlo, por
amarlo. Me acercó más, su cabello cayendo para hacerme cosquillas en la
mejilla. Un calor lento comenzó a subir, desde mi vientre, serpenteando a través
de mis pechos, de modo que apenas podía atrapar mi aliento. Palpité,
deseándolo. Resbaladiza ahora, húmeda y empapada, me removí, extendiendo
mis piernas ligeramente. Mis vaqueros se frotaron contra mí, de repente me
sentía demasiado apretada.

—Podríamos escabullirnos a mi habitación. —Sus palabras fueron roncas,


bajas en mi oído.

—No puedo. No puedo hacer esto, Lannan. —Intenté salir de la cautivadora


presión que tenía sobre mí, pero su agarre se volvió más insistente y deslizó una
pierna entre mis muslos, abriéndolos. Mientras cabalgaba su rodilla, frotando
mi entrepierna contra sus pantalones, escuchando el débil chirrido de la
mezclilla en el cuero, recé para que Grieve no fuera allí. Tenía que sentir lo que
estaba pasando, estábamos demasiado unidos para que no lo hiciera. ¿Cómo
podía no saber que estaba lista para separar mis piernas, para estar con Lannan
otra vez?

Lannan intentó deslizar sus manos debajo de mi corsé, pero estaba


demasiado apretado. Tiró de las cuerdas.

—Quita esto. Quiero sentir tus pechos. Quiero…

—Kaylin ha terminado. —La voz de Regina cortó la neblina que se había


levantado entre nosotros.

Con los ojos vidriosos, sintiéndome desvergonzada y excitada, miré por


encima del hombro de Lannan, a sus ojos. Se movió hacia adelante, colocándose

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detrás de mí, y deslizó sus manos alrededor de mi espalda para estirarse y
acunar mis pechos. Debajo del cuero de mi corsé, mis pezones se pusieron
rígidos y solté un grito ahogado.

—Si aún te apetece jugar más tarde, felizmente me uniré a ustedes. —La voz
de Regina me hizo cosquillas en la oreja, y solté un suave gemido mientras
deslizaba una mano hacia abajo para agarrar mi entrepierna, sosteniéndola
apretada, sus dedos presionando a través del dril de algodón contra mi clítoris.

Lannan se rió, entonces.

—Podríamos tener toda la fiesta, ¿no es así?

—¿Es una fiesta privada, o alguien puede unirse? —Grieve se acercó,


quitándome a Lannan de encima. Fulminó con la mirada al vampiro, luego me
miró. Las estrellas en las profundidades de sus ojos brillaban ásperas y frías.

Tartamudeando, me desenredé de los dos vampiros.

—Grieve… yo… yo… —¿Qué podía decir? Esto no es lo que parece no iba a
cortarlo.

—No importa. Kaylin está listo. Los otros están volviendo. —Grieve se giró
para irse. Me aparté de Regina y Lannan, apresurándome para alcanzarlo.
Detrás de nosotros, los vampiros se rieron, y una vez más, me sentí sucia y
contaminada. Tiré del brazo de Grieve, y él me lanzó una mirada superficial—.
No estabas en la Fiebre de Sangre esta vez, y ya no estás bajo contrato con el
chupasangre.

—No… no… —No sabía qué más decir. No había una manera real de
defenderme. Los Fae no eran normalmente monógamos, pero Grieve odiaba
especialmente a Lannan.

—Lo discutiremos más tarde. Eres la reina. Eres libre de hacer lo que elijas,
aunque yo sea tu consorte. —Y con eso Grieve abrió las puertas francesas de
golpe.

Quería agarrarlo, hacer que se detuviera y hablar conmigo, pero podía ver a
Kaylin y los demás a través de la ventana. Sería bastante malo enfrentarlos, y
mucho menos a Grieve.

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—Cicely, él volverá. —Regina me había alcanzado, y ahora lentamente
cubrió con un brazo mis hombros—. Y si no, siempre tienes un lugar aquí. Justo
entre Lannan y yo. —Y con eso entró a la oficina, y yo la seguí.

Cuando ingresé tentativamente a la habitación, no supe qué esperar. Sabía


que no estarían felices conmigo, pero ¿acababa de perder a todos los amigos
que tenía?

Había un silencio incómodo, y luego Luna se levantó. Enrojecida, su labio


temblaba mientras se sostenía en la parte posterior de la silla por apoyo. Esperé,
sin querer defenderme. Lo que le pedí a Kaylin era tan necesario como
indefendible. No me disculparía, pero no trataría de forzarlos a entender por
qué hice lo que hice. Explicaría lo que estaba pasando, pero si no podían ver de
dónde venía, eso era lo mejor que podía hacer.

—Myst ha plantado un espía en mi Corte, en algún lugar entre los más


cercanos a mí. No tenemos ni idea quién es… todavía. —Miré a Kaylin, quien
negó, dándome la señal clara.

Peyton dejó escapar un largo suspiro y cruzó la pierna derecha sobre la


izquierda.
—En otras palabras, necesitas saber si alguien cercano te está traicionando.

—Esencialmente. —Intenté seguir con la cabeza bien alta, lo que no era fácil a
las cuatro y cuarto. Después de un momento, me di por vencida, cayendo en
una silla cercana—. ¿No ven lo peligroso que podría ser si…?

—Si uno de nosotros se hubiera vuelto contra ti. —Las palabras de Luna
fueron suaves.

Ysandra se sacudió el polvo de las manos, sentada tan elegante como una
bibliotecaria el sábado por la tarde en torno a un grupo de niños gritando. Sin
embargo, las apariencias engañaban. Era en realidad una poderosa bruja, una
de las hechiceras, y un miembro principal del consorcio.

—Hiciste lo que era necesario, pero tienes mucho que aprender sobre cómo

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abordar asuntos como este. Cicely, podrías habernos perdido a todos.

—Ella todavía podría hacerlo. Al menos a mí. —Luna miró. Era difícil
encontrar su mirada acusatoria. Era tan culpable como ella creía que era—. No
puedo creerte… —Y entonces su voz se desvaneció—. Si nos lo hubieras dicho,
y uno de nosotros era el espía, habríamos alertado a Myst.

Asintiendo, di un encogimiento de hombros indefenso.

—Estaba entre una roca y un lugar difícil. Tenía que hacer lo que sentía
mejor. Para el Túmulo. Para mí. Para esta guerra. Mi gente está siendo probada
también. Mis guardias, los consejeros de las Cortes, todos. Rhiannon también.
Myst es peligrosa, y está de regreso con los Cazadores de Sombras.

No quería pedirles su perdón, pero necesitaba saber una cosa.

—¿Siguen conmigo? No voy a pedirles que yo les guste o que les guste lo que
hice. ¿Pero todavía están con nosotros?

Peyton raspó su bota en el suelo.

—Sí, estoy adentro. Pero estoy enojada, Cicely, y me tomará algún tiempo
superarlo.

Ysandra se encogió de hombros.


—Tanto como lo necesites, estoy aquí. Y haré lo que pueda para asegurarme
de que el consorcio está con nosotros.

Me volví hacia Luna. Se sonrojó de nuevo, mirando a Kaylin, que la ignoró.


Algo había pasado entre ellos, pero sabía que no debía preguntar en público.

Después de un momento, ella me dio un encogimiento de hombros de “lo


que sea”.

—Sí, estoy dentro. Pero no creas que somos amigas. Aliadas, sí. ¿Pero
amigas? Si puedes hacerme eso, entonces nunca lo fuimos.

Quería gritarle, decirle que dejara de ser tan terca, pero la verdad era que
tenía todo el derecho a sentirse de la manera en que lo hacía, y no le quitaría

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eso. Hice lo que tenía que hacer, pero no podía permitirme invalidar sus
sentimientos al respecto.

—Solo espero que algún día puedas entender mi posición. Me conformaré


con aliadas, ahora mismo. Pero todavía te considero una amiga, y te he
lastimado. —Eso fue lo más lejos que podía llegar, al menos en público.

En ese momento, un sirviente entró y le dio un mensaje a Regina. Ella lo leyó,


con los labios fruncidos, luego hizo un gesto para que se fuera la doncella.
Cuando la puerta se cerró detrás de la chica, se volvió hacia mí.

—Los Cazadores de Sombras han invadido la estación de policía. Dos o tres


oficiales escaparon, pero a excepción de aquellos que estaban patrullando las
calles, la gente de Myst ha convertido a la policía de New Forest en cena.
Tenemos que llegar allí y derrotarlos.

Cerré mi mano sobre la mesa. Si alertábamos a los guardias en casa, entonces


el espía sabría que estábamos sobre ellos. Pero luego, lo absurdo de esa
afirmación me golpeó.

—No importa ahora si el espía está entre mis guardias. Vamos a salir tras
ellos. Mira, ¿cómo podemos informarle a los Túmulos sin ir allí nosotros?
Necesitamos a todos los que han sido probados a bordo, y no tenemos el tiempo
que tomaría volver allí.

Él me miró.

—Tu Elemental del Viento puede avisar a los chamanes que pueden
contactar a Strict. Ellos también pueden contactar a los chamanes en el Túmulo
Marburry. Pero su majestad, no podemos hacerlo del conocimiento común.
¿Enviar a alguien a la unidad? Tendrá que hacerse en privado.

Ulean podría ir. Eso significaba que tenía que dejar los confines de la finca
para contactarla. Giré para enfrentar a Regina.

—Odias a los Elementales, pero seguramente ¿puedes hacer una excepción y


reducir tus defensas esta vez?

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Ella sacudió su cabeza.

—No, no puedo. La barrera está integrada en la finca. Ella no podría pasar


incluso si le diéramos permiso. Te llevaré a las puertas, y desde allí podrás
contactarla.

—Vamos. —Hice un gesto para que los demás se quedaran y comenzaran a


discutir estrategias, mientras seguía a Regina corriendo hacia la puerta de
entrada. Check vino corriendo detrás de mí—. Vamos en el auto, tú no puedes
ir en él o te sentirás enfermo. Wrath lo hizo una vez, y juró que nunca más
entraría voluntariamente en uno.

—Lidiaré con las consecuencias, su alteza. No le permitiría ir sola, incluso


con un vampiro. —Dirigió un ojo oscuro a Regina, que ignoró el desaire.

—Iré con ella. —Kaylin lo hizo a un lado—. La protegeré, y sabes que soy
segura.

Check me miró y yo asentí, por lo que cedió. Kaylin nos siguió a Regina y a
mí, y subimos a su limusina. Momentos después, estábamos en la entrada
principal, y el automóvil frenó, protegido por las patrullas vigilando la finca.
No tuve que salir. Una vez que estuvimos más allá de la barrera, fui capaz de
enfocarme en Ulean y llamarla.
Ulean, te necesito ahora. ¿Estás aquí?

Sí, estoy aquí. ¿Qué necesitas, Cicely? La estela es rocosa con energía y emoción.
Hay peligro en el viento, y violencia y derramamiento de sangre desde muchos lugares.
Ella vino corriendo, haciendo girar los copos de nieve en su estela.

Necesito que regreses al Túmulo Eldburry y hables con los chamanes. Ellos pueden
oírte. Diles que tenemos que organizar nuestros esfuerzos y enviar tropas a la ciudad,
los Cazadores de Sombras se están alimentando. Han tomado la estación de policía, y
cualquier oficial que no esté patrullando ya ha sido convertido o muerto. Mi conjetura es
asesinados. Los yummanii no son tan útiles para los Fae Vampíricos como los nacidos-
mágicos.

Puedo hacer eso, Cicely. ¿Algo más? Me llevará solo unos minutos llegar al Túmulo.

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Sí, debes instruir a los chamanes para que se comuniquen con sus contrapartes en la
Corte de los Ríos y Juncos y decirles lo mismo. Esto debe hacerse en secreto, que solo los
guardias que han sido probados por la lealtad sean enviados, y no deben decirle a nadie a
dónde van. Necesitamos toda la ayuda que podamos obtener. Diles dónde estamos, pero
que no tenemos una estimación de cuándo volveremos, ni estamos seguros de nuestros
planes en este punto. E incluso si lo estuviéramos, todavía no podemos correr el riesgo
de que los espías no reporten a Myst. Es algo para que los Cazadores de Sombras sepan
que estamos respondiendo. Otra muy distinta es que ellos sepan dónde están las reinas
Faes. Hice una pausa, luego bajé la cabeza.

¿Quieres que te informen en la finca de Lannan?

Supongo que será lo mejor, aunque consúltame primero. Puede que estemos de vuelta
en Casa Veil para entonces. Envía a uno de los chamanes con los guardias para que
puedas hablar con él, al menos estarán de camino antes de que las cosas sean arregladas.
Y diles que se den prisa. Hice una pausa durante un momento, la realidad
aleccionadora de la situación golpeando la casa. Ulean, ha comenzado, ¿verdad?
Myst ha llegado, y solo uno de nosotros saldrá vivo.

Creo que sí, Cicely. Y ese alguien debes ser tú, o el mundo está condenado. Y con
eso, Ulean salió rápidamente, solo un tenue rastro de niebla arrastrándose por
mis pies me indicó que alguna vez había estado allí.

Me volví hacia Regina.


—He hecho la llamada. ¿Ahora qué?

—Volvamos a la mansión y planifiquemos nuestro ataque. Pongámonos


todos manos a la obra. Me temo que New Forest estará resbaladizo con sangre
antes de la mañana. Y espeso con el polvo de los vampiros también. Mi gente
luchará junto a la tuya y sacudiremos la ciudad hasta el núcleo con nuestra
resistencia.

Y con eso el conductor giró la limosina y volvimos a la mansión.

Cuando volvimos, Lannan y Grieve habían dejado de lado sus diferencias y

118
estaban profundamente discutiendo el plano de New Forest. Chatter estaba
agregando su opinión. Rhiannon estaba en la esquina, pareciendo pensativa.
Ysandra estaba hablando por teléfono, y Luna y Peyton discutían sobre algo.

Cuando entramos, Ysandra terminó su conversación y deslizó su teléfono


dentro de su bolso.

—He convencido al consorcio de que envíe un grupo de nuestros


combatientes de élite; no quisieron, no después de perder a tantos la última vez,
pero les dije que si no lo hacían, podrían perder toda la sucursal de Seattle,
ganaría Myst. Estarán aquí en unas pocas horas, siempre que puedan atravesar
la ciudad.

—Lo más probable es que se enfrenten a los Cazadores de Sombras de Myst


cuando lleguen a la ciudad. —Me toqué el mentón—. Una vez que nuestros
guardias lleguen allí, haremos nuestro mejor esfuerzo para colocar
observadores a fin de vigilarlos y ayudarlos a llegar aquí. O a donde sea que
estemos en ese momento.

Luna levantó la vista.

—Puedo ayudar. Puedo convocar a los muertos. Hablan a través de mí


ahora, y puedo ser un conducto para algunos de los espíritus más poderosos.

Eso sonaba peligroso. Empecé a negar con la cabeza, luego me detuve.


—¿Qué pueden hacer estos espíritus? —A la protesta de Peyton, levanté mi
mano—. Necesitamos toda la ayuda que podamos conseguir. New Forest
parece estar bajo un ataque a gran escala, y con la policía fuera de acción,
tenemos que hacer algo antes de la mañana. Los vampiros no pueden luchar
durante el día, y sin rodeos, necesitamos cualquier ayuda que podamos
obtener.

—Pagarías al diablo para matar al demonio. —Peyton me miró.

—Yo sería el diablo para matar al demonio al que nos enfrentamos. Y puedo
hacerlo en algún momento. —Miré de vuelta a ella, y ella gruñó, pero asintió.

Luna retorció el dobladillo de su blusa, y era obvio que estaba nerviosa, pero
no había mucho que pudiera hacer para detener eso. Todos estábamos

119
asustados.

—Algunos de los muertos conocen rituales poderosos. Algunos de ellos


pueden convocar a los espíritus para que hagan su voluntad, tanto en el plano
físico como en el astral. Si puedo contactar con una mujer llamada Dorthea, que
es uno de mis antepasados, ella puede traernos una gran cantidad de espíritus
para luchar de nuestro lado. —Se estremeció—. Haré lo que sea que necesites,
Cicely. Me doy cuenta de lo mal que están las cosas.

—¿Qué necesitas para convocarla? —Ysandra tomó las manos de Luna entre
las suyas, calmando a la bardo—. Puedo ayudar.

—No puedo hacerlo aquí, los vampiros tienen un campo de amortiguación


muy efectivo en su casa. Tendremos que trasladarnos fuera de la propiedad.
Supongo que podríamos hacerlo en Casa Veil, no está tan lejos del centro de la
ciudad. —Se movió, incómoda—. Me sentiría más segura aquí, pero supongo
que realmente no hay ningún lugar donde sea realmente seguro. Ya no,
¿verdad?

Negando con la cabeza lentamente, dije:

—No, no lo hay. Volveremos a Casa Veil, entonces. Lannan, Regina, ¿pueden


venir con nosotros?

Regina sostuvo mi mirada.


—Como emisario, no puedo. Y tampoco deberías tú y Rhiannon. Pero
enviaremos un contingente de nuestros hombres con Luna e Ysandra. Llevan
armas que pueden destruir incluso a las criaturas de Myst, pero… todavía será
peligroso.

—La vida es peligrosa. —Ysandra se levantó—. Iré contigo, Luna, y haremos


lo que podamos desde allí. Sin embargo, debemos mantenernos en contacto.
Asegúrense de que sus teléfonos estén cargados.

Me levanté de un salto.

—En ello. Ysandra, ¿puedes hablar con Ulean?

Ella ladeó la cabeza.

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—Podría hacerlo, si ella está dispuesta a intentarlo. Cuando regrese,
podemos darle un aviso.

—Iré con Luna e Ysandra también —dijo Peyton—. Puedo ser útil allí,
incluso si es solo para ocuparme de tareas humildes.

Me volví hacia Grieve, que al principio me miró impasible, pero luego


agachó la cabeza y se deslizó para un beso rápido.

—Mi amor, ¿cuáles son los planes hasta ahora?

—Tomamos soldados y nos dirigimos a la ciudad. Matamos a todos los


Cazadores de Sombras que encontramos. No hay forma de atacar a Myst
directamente todavía, no hasta que descubramos dónde se esconde.
Básicamente estamos en una misión de búsqueda y destrucción esta noche, para
salvar a tantos ciudadanos como sea posible.

»Mi abuelo está investigando dónde se está escondiendo. Si él puede


descubrirlo, me contactará. Siempre puedo llamar a los vientos y la ira a través
de la ciudad. Destruirá las casas, pero también puedo destruir un número de los
Cazadores de Sombras con un tornado. —Fruncí el ceño cuando Rhiannon
irrumpió.

—No puedes usar ese poder mucho tiempo sin ser arrastrada por los vientos
mismos. No hasta que te enseñen cómo controlarlo. —Tenía el mismo tono que
su madre solía tener: Irrompible, innegable. La miré y, por primera vez, vi
cuánto se parecía a tía Heather. Me hizo sonreír, y sin embargo me sentí triste al
mismo tiempo.

—Puedo no usar todos los poderes a nuestra disposición. Pero lo guardaré


para cuando realmente lo necesitemos. Si se ve como que estamos superados en
número, haré todo lo posible.

—Nos superan en número, mi amor. —Grieve apartó los planos—. Creo que
Myst probablemente irrumpió en cada campo que la Corte Índigo había
establecido a cientos de kilómetros a la redonda, si no más lejos. No esperaría
que fuera una pelea fácil, nos enfrentamos a un monstruo y a sus seguidores
aquí.

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—Tal vez lo somos, pero todos los monstruos tienen puntos débiles. Solo
tenemos que averiguar cuál es el de Myst. —Miré por la ventana—. Está
nevando mucho. Eso ayudará contra cualquier incendio que provoquen mis
vientos. ¿Debería montar el vendaval a través de la ciudad?

—También puedo ayudarte con eso. —Rhiannon sonrió ante mi mirada


inquisitiva—. Entre otras cosas, he estado aprendiendo no solo cómo controlar
mi llama, sino también cómo controlar otras llamas. Puedo doblar la mayoría de
ellas a mi voluntad, si lo intento lo suficiente, ahora. Puedo usar la llama como
arma y puedo apagarla cuando se usa en mi contra.

—Entonces estamos aún mejor equipados. —Íbamos a necesitar todo lo que


pudiéramos poner a nuestra ventaja.

Kaylin lentamente cruzó hacia donde estábamos de pie.

—Yo también tengo algo que ofrecer. Todavía estoy débil por mis heridas,
pero soy lo suficientemente fuerte como para dejar libre a mi demonio.

Me detuve. La verdad es que no tenía ni idea de qué podía hacer el demonio


de Kaylin cuando lo soltaba, ni siquiera sabía que estaba siendo domesticado,
de por sí.
—¿Quieres decir que… puedes dejar que tome el control? ¿Pensé que
detuvimos eso cuando lo despertamos completamente para que pudieras salir
de tu coma?

El demonio, cuando se fusionó por primera vez con su cuerpo en el útero,


había muerto, pero había dejado un neonato. Una vez que la cría comenzó a
despertarse, tuvimos que ayudarla completamente a salir de su letargo, o
Kaylin se habría perdido para siempre, atrapado en el mundo de los sueños en
el que se había deslizado.

—Puedo liberarlo si es necesario. Nos fusionamos, por lo que siempre habrá


una parte de mí en él, y parte de él en mí, pero puedo darle más control. Y
Cicely, mi demonio puede ser horrible cuando se despierta. Pero si doy el
control, siempre hay una posibilidad de que no retroceda tan fácilmente, y

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entonces… —Hizo una pausa, su mirada encontró la mía, y supe lo que no
estaba diciendo en voz alta. Si no podía controlarlo, entonces sería más
demonio que Kaylin, y nuestro amigo se retiraría de nosotros.

Contuve la respiración, queriendo rogarle que no fuera allí, que no se


arriesgara. El riesgo era tan grande, y la pérdida potencial, que era difícil de
pensar. Pero incluso cuando comencé a decir algo, para disuadirlo, mi voz
titubeó, y las palabras murieron en mis labios. Había gente muriendo por toda
la ciudad. Habría demasiados seguidores si no deteníamos esto.

Lo mejor que pude hacer fue:

—Mantenlo en reserva, Kaylin. Al igual que mi poder sobre los vientos, los
desataremos como último recurso. Puede que no tengamos otra opción, pero no
juguemos la mano demasiado rápido. Nosotros dos tenemos demasiado que
perder si las cosas van mal.

Se inclinó hacia mí, haciendo caso omiso de la mirada ceñuda de Check, y


presionó su cabeza contra la mía.

—Cuando nos conocimos, pensé que podría… podríamos… Cicely, me


alegro de habernos conocido. Me alegro de tener la oportunidad de luchar a tu
lado. He vivido mucho más tiempo que tú, pero en el esquema distante de las
cosas, contigo siendo mitad Cambyra, y más importante, una de las reinas Fae,
cien años no harán mella en nuestra amistad. Espero conocerte por siempre, su
majestad. Y siempre te deberé mi vida.

Sintiendo que de alguna manera me estaba diciendo adiós, di media vuelta.

—¿Qué hacemos ahora?

En ese momento, un golpe en la puerta trajo a otro sirviente, con la noticia de


que nuestros guardias estaban esperando afuera. Lo que significaba que Ulean
había llegado a ellos.

—Deberías esperar aquí con Regina —comenzó a decir Grieve, pero levanté
mi mano.

—Rhiannon y yo estamos de acuerdo. Esta es nuestra batalla también, y

123
tendremos mucha protección contigo, Chatter y los guardias. No tomaremos el
timón si no es absolutamente necesario. —Me estaba acostumbrando a dar un
paso atrás, aunque todavía no me gustaba.

—Es mejor que las dejes ir. —Check rió, pero no había alegría en su voz—.
Podemos protegerlas mejor mientras estén allí; de lo contrario, Fearless y yo, y
los guardias de lady Rhiannon, nos quedaríamos aquí para vigilarlas. Y su
señoría y lord Chatter estarían demasiado preocupados e incapaces de
enfocarse.

Grieve soltó un gruñido, pero se encogió de hombros.

—Bien, pero necesitan protección. ¿Qué tenemos para ellas?

—Traemos los cueros de las reinas, su señoría. —El guardia que entraba por
la puerta levantó un traje que solo había visto pero nunca usado. O más bien,
me habían preparado, pero nunca tuve la oportunidad de ponérmelo en otro
lugar que no fuera cuando se estuvo haciendo. Otro guardia sostenía un traje
similar, solo que estaba forjado con cuero verde con acentos dorados donde el
mío era negro con blanco.

Nos habían preparado para ellos poco después de nuestra coronación, y


dadas las circunstancias, las costureras los habían acelerado, y los chamanes los
habían hechizado rápidamente. No eran a toda prueba, pero nos darían más
protección que la mayoría de lo que estábamos usando.
Me quité la capa y extendí los brazos. Fearless y Check comenzaron a encajar
el engranaje en mí. Habían adaptado su estilo habitual a mis gustos, bueno,
tanto a las de Rhiannon como a mis especificaciones, y ahora para ir con la
túnica de cuero, también teníamos pantalones de cuero. Los pantalones no eran
tan protectores como la parte superior, pero una vez más, teníamos que ser
capaces de movernos y correr en ellos. Como estaba, el atuendo era pesado, e
irritante debajo de mis brazos. Las mangas eran una gamuza más suave, de
nuevo, para permitir el movimiento, pero en general, estábamos mucho más
protegidas en la ropa que fuera de ella. Aunque un buen bocado de uno de los
Cazadores de Sombras podría perforar el pellejo, sería muy difícil atravesarnos
también.

Cuando estuvimos ataviadas, parecíamos listas para casi cualquier cosa.

124
Rhiannon negó con la cabeza.

—No puedo creer que estemos aquí. Estamos aquí, en la oficina del regente,
las reinas Fae, con una armadura de cuero, listas para ir a luchar contra los
monstruos que se apoderan de la ciudad. Hace dos meses, me habría reído en
tu cara si me hubieras dicho que todo esto iba a pasar.

—¡Vamos, Luchadora de Monstruos! Salgamos y azotemos los culos de


algunos Cazadores de Sombras. —Sonando más valiente de lo que me sentía,
envainé la daga de la reina que Regina había ordenado traer, había hecho que
los guardias trajeran todas nuestras armas que normalmente dejamos en la
puerta de embarque, y me volví para mirar a Check y a Grieve. Fearless y uno
de los guardias de Rhiannon habían ido a ordenar a las tropas—. Supongo…
¿que estamos listos? —No queriendo ir pero sabiendo que si no lo hacíamos, la
ciudad estaría ensangrentada por la mañana, señalé a mi prima—. Tomemos la
delantera, al menos hasta que lleguemos a las puertas. Necesitamos ofrecer
apoyo moral a nuestros soldados. Recuerda, algunos de ellos lucharon contra
Myst cuando atravesó por primera vez el Túmulo Eldburry, y luego se dirigió al
reino del Verano. Dudo que estén ansiosos por enfrentarla a ella y a sus
monstruos de nuevo.

—Buen punto. —Rhia enfundó su daga, también, y luego, con una última
mirada a los otros, que estaban preparando para su propio papel en nuestra
pequeña guerra privada, salimos por la puerta, listos para enfrentar a los
monstruos escondidos debajo de la cama.

Una vez que atravesamos las puertas, Rhia y yo regresamos a un círculo


protector de guardias. Todo había sido revisado por los chamanes, por lo que
estábamos relativamente seguras donde estábamos, al menos desde nuestra
gente. Grieve y Chatter tomaron la delantera, y corrimos toda la noche hacia la
ciudad, con la gente de Lannan cuidando nuestros flancos. Lannan mismo
estaba al frente entre Grieve y Chatter, y cualesquiera que fueran las diferencias
que tenían los hombres, las descartaban por el momento. No podríamos

125
permitirnos luchar entre nosotros mismos.

A medida que avanzábamos a toda velocidad por la noche, a través de las


calles en dirección al centro de New Forest, comencé a ver las señales de que los
Cazadores de Sombras habían estado allí antes que nosotros. Había
salpicaduras de sangre manchando el suelo, y aquí y allá, los autos se habían
salido del camino, con las puertas abiertas. Desde donde estábamos en medio
de la calle, no podíamos ver dentro de ellos. Por eso estaba agradecida, pero el
olor de la sangre era espeso en el aire a lo largo de la ruta.

Las casas dispersas se iluminaban desde el interior, por lo que sabíamos que
la electricidad todavía se mantenía. Algunas parecían bloqueadas, con el humo
todavía saliendo de sus chimeneas, y para nuestros pensamientos, las personas
del interior probablemente todavía estaban a salvo. Por ahora. Pero aquí y allá,
una casa estaba en pie, con las luces encendidas, pero la puerta destrozada, o las
ventanas rotas, y no se escuchaban sonidos desde dentro. Y esas casas, bueno,
sabíamos lo que había sucedido. Era obvio.

Cuando estábamos pasando por una casa, escuchamos un grito agudo que
venía del interior. Una niña estaba pidiendo ayuda. Inmediatamente, Grieve,
Chatter y Lannan se desviaron, guiando a nuestros hombres hacia la casa.
Rhiannon y yo fuimos arrastradas, cerca del frente pero no lo suficientemente
cerca para ver de inmediato lo que estaba pasando. Pero nos apresuramos a
entrar, junto con los hombres, y allí, la carnicería se hizo evidente.
El hueso y el cartílago en el suelo hablaban de la matanza al por mayor, y
había al menos cinco Cazadores de Sombras en varias etapas de transformación.
Y luego, la vi, una niña de unos diez años, agachada encima de un aparador de
entretenimiento, sangrado de un brazo y una herida en la frente. Cómo se había
subido allí, no podía decirlo, pero uno de los Cazadores de Sombras estaba
tratando de ir tras ella.

La niña sostenía un arma y la apuntaba inestablemente hacia la criatura. Una


mirada al suelo demostró que ya había logrado golpear a uno de ellos, estaba
de vuelta en su forma Fae Vampírico, disparado a través del estómago, tirado
en el suelo gruñendo y sangrando. Pero no estaba muerto. Tomaba un infierno
mayor para matar a los Cazadores de Sombras.

Nuestros hombres se apiñaron en grupo mientras Check, Fearless y los dos

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guardias de Rhia nos empujaron hacia la parte de atrás, impidiéndonos unirnos
a la refriega. Los Cazadores de Sombras eran derviches giradores, violentos
diablos. Nunca cedieron terreno, nunca huyeron, pero en su salvaje furia,
rasgaron y tiraron a los guardias. El guardia cayó con un grito y su brazo
desapareció en la boca de una de las criaturas.

Sus terribles mandíbulas desquiciadas, los Cazadores de Sombras eran como


leones azules, solo que no conocían el miedo, centrados solo en la lucha y el
potencial de la comida. Vivían para destruir, vivían para alimentarse y beber la
sangre de sus enemigos, impulsados por su necesidad y el hambre, y
empujados por su amor hacia Myst, quien los esclavizó a todos. Madre de la
raza antinatural, ella también era su atormentadora.

La niña que estaba encima del aparador me llamó la atención, y en su


expresión vi horror y odio. Llevaría esto durante el resto de su vida, si lo
lograba. Ella los había visto destruir a su familia, y allí mismo, sabía que
crecería con venganza en su corazón; sería su forma de sobrevivir. La esperanza
de que algún día podría devolver el favor, si alguno de la Corte Índigo
sobrevivía.

Cicely, hay otro. El suave susurro de Ulean me golpeó por completo. La estela
me permitió escuchar cosas que eran demasiado silenciosas como para eclipsar
el ruido que me rodeaba.
¿Otro qué?

Otro niño. Está arriba, en una cuna, y morirá pronto si alguien no sube allí y lo
salva. Hay un Cazador de Sombras cerca de su habitación, y el niño llora lo
suficientemente fuerte como para ser escuchado.

Traté de hacerme oír sobre el alboroto, pero Check negó con la cabeza,
indicando que no podía entenderme. Frustrada, lo empujé a un lado y corrí
hacia las escaleras. Check y Fearless estaban en mis talones en ese momento, y
en cuestión de segundos, Check me había pasado rápidamente para tomar la
iniciativa. Le empujé, indicando que necesitábamos continuar subiendo, y eso,
lo entendió.

Llegamos al pasillo, y allí, cerca de una puerta al final del pasillo, se

127
encontraba un Cazador de Sombras en su forma de criatura. El sonido del bebé
era lo suficientemente claro aquí, y podíamos escuchar su penetrante grito
sobre los gritos de la lucha de abajo.

Seguí hacia adelante, pero Fearless me atrapó. Check se encargó del Cazador
de Sombras cuando se lanzó por el pasillo, y cayeron en la lucha. Pero en uno
contra uno: no había muy buenas probabilidades, no con los guerreros de Myst.
Y entonces empujé a Fearless frente a mí.

—¡Ayuda a Check! Voy por el bebé. —Le sacudí la mano y corrí a la


habitación mientras mis dos guardias comenzaron a luchar con el Cazador de
Sombras. Un niño pequeño, posiblemente de un año, tal vez un poco más,
estaba de pie, aferrándose al costado de la cuna. Sus gritos perforaban l aire.
Corrí y lo cargué acunándolo.

Cuando me di la vuelta, vi al Cazador de Sombras irrumpir en la habitación.


Fearless y Check estaban en su culo, así que cubrió el espacio entre nosotros en
un gran salto, y me encontré, bebé en mano, frente al monstruo despiadado.
128
Oh, mierda, ¿qué demonios iba a hacer?

El Cazador de Sombras gruñó, sus ojos luminosos negros con estrellas


arremolinándose: Las estrellas de la Corte Índigo. Me congelé, hipnotizada por
un segundo, pero luego el instinto se hizo cargo, y en un movimiento rápido,
me volví para dejar al niño en la cuna con una mano, mientras que, con la otra,
sacaba mi daga. Fluidamente, apuñalé en la cara al Cazador de Sombras,
incluso mientras Check clavaba una espada en su espalda, luego rápidamente la
saqué de nuevo.

La criatura aulló, gruñendo mientras giraba, y aproveché ese momento para


bajar mi daga y sumergirla de nuevo, esta vez atrapándolo entre los omóplatos
donde Check lo había apuñalado.

Check había logrado mantener su espada, y ahora, se agachó hacia un lado,


llevando la espada al vientre del Cazador de Sombras. La criatura dejó escapar
un último aullido y cayó hacia un lado, inmóvil. Estaba muerto.

Recogí al niño y volví a mirar.


—No podemos llevarlo a través de la lucha ahí abajo. Mira el resto del piso
de arriba, y si está despejado, me encerraré en esta habitación con él hasta que
me hagan saber que todo está seguro de nuevo. —No quería dejarlo solo, era
demasiado peligroso.

Check no parecía muy feliz, pero asintió.

—Como desee, su majestad. Pero si algo le sucede…

—Es por eso que vas a revisar y comprobar el piso de arriba. Para
asegurarme de que no pasará nada. —Asentí hacia la puerta—. Fuera, y cerraré
la puerta detrás de ti.

Echó un vistazo a la ventana.

129
—Primero… —Se apresuró y empujó el armario frente a ella. La única otra
salida era la puerta, por lo que efectivamente me había sellado en el interior, y
cualquier Cazador de Sombras renegado quedaba fuera—. Ahí. Me sentiré
mejor ahora.

Y con eso, salió de la habitación. Cerré la puerta y presioné mi oreja hasta


que, unos minutos más tarde, lo escuché llamar desde afuera. Se anunció a sí
mismo y abrí la puerta.

—Revisé las otras habitaciones y bloqueé las ventanas lo mejor que pude. No
puedo cerrar las puertas, se bloquean desde el interior, así que en el momento
en que salga por la puerta, por favor ciérrala. He hecho todo lo que puedo que
creo puedo hacer. Volveré por usted tan pronto como despejemos la planta baja.
—Y luego cerró la puerta, y pasé el seguro mientras se dirigía hacia las
escaleras.

Giré y miré al niño. Todavía lloraba, aunque más suavemente, y estaba


levantando las manos hacia mí.

—Mami… quiero a mi mami.

—Entonces, ¿puedes hablar? —Tenía pocas dudas de que su vocabulario era


bastante limitado, parecía muy joven, pero al menos podía decir algunas
palabras.
Lo levanté y miré alrededor. Una mecedora cerca ofrecía un buen asiento, y
apoyó su cabeza en mi hombro mientras lo mecía. El pensamiento de los niños
me asustaba, aunque sabía que Grieve y yo algún día los tendríamos. Eran tan
vulnerables, y necesitaban mucho.

—¿Cuál es tu nombre, pequeño? ¿Cuál es tu nombre? —No estaba segura si


me entendería, pero parpadeó sus enormes ojos azules y sollozó—. Andy.
¿Dónde está mami? —Los sollozos que provenían de él eran silenciosos, casi
inquietantes, y me di cuenta de que el chico estaba agotado. Probablemente
demasiado agotado, si mi suposición era correcta.

Él no lo sabe. Es muy joven para entender lo que está pasando. Ulean pasó
volando, soplando una gentil brisa sobre su rostro mojado y rojo.

130
Lo sé. Y no hay forma de que pueda explicar que su madre probablemente esté
muerta, atrapada en la carnicería de abajo. Es probable que su padre esté allí también.
Me pregunto sobre la chica.

Me temo que estaba herida, Cicely. ¿Quién sabe en qué gravedad?

¿Crees que ella vivirá?

No puedo decirlo, pero los Cazadores de Sombras no hacen distinciones entre adultos
y niños cuando atacan. Al menos el chico está ileso.

Sí, terriblemente asustado pero vivo y bien.

En ese momento, gimió y se metió el pulgar en la boca. Lo miré al rostro, se


veía tan asustado, y tan solo. Así que hice lo que haría cualquier persona
tratando de consolar a un bebé asustado.

—Andy, tu madre está dormida. Ella estaba cansada. Deberías dormir


también, cariño. Ve a dormir. —Y comencé a tararear, meciéndolo suavemente
de un lado a otro, hasta que se dejó caer en mis brazos mientras los combates
rugían abajo.
Poco después lo metí de nuevo en su cuna y lo cubrí, asegurándome de que
su oso de peluche estuviera junto a él, cuando llamaron a la puerta. Sacando mi
daga, me arrastré hacia ella, terminando a un lado mientras esperaba.

—Su majestad, los hemos derrotado a todos. Es seguro salir.

¿Ulean? Ella se había quedado conmigo, cuidándome. Ahora se alejó, pero


estuvo de regreso en segundos.

Es Check. La pelea ha terminado. Los Cazadores de Sombras están muertos.

Abrí la puerta y di un paso atrás, presionando mis dedos contra mis labios.

—Necesitamos sacar a este pequeño de aquí. Solo hay un lugar en el que


puedo pensar donde estará a salvo, y es en el Túmulo.

131
Lannan y Rhia se unieron a nosotros, junto con Chatter. Una mirada al niño,
y ella levantó su mano hacia sus labios.

—Hay algo en él… No sé qué, pero me parece muy familiar.

Mientras la miraba inclinarse sobre él, una extraña sensación se apoderó de


mí.

—Rhiannon, tú serás su madre adoptiva. No sé cómo… no sé por qué, pero


creo… que Andy está predestinado a estar contigo.

No estaba acostumbrado a las premoniciones que no trataban con la muerte


o la destrucción, pero esta se sentía que la vida se afirmaba, y cuando cerré los
ojos y traté de proyectarme hacia adelante, pude ver a un joven alto en un
campo de flores. Tenía el cabello largo y dorado y una sonrisa como el sol, y
estaba de pie bajo el resplandor del mediodía

—Es importante que te lo lleves. Más que nunca, lo veo teniendo un lugar en
nuestro futuro. —La sensación era abrumadora, y recé para que ella me
escuchara.

Rhiannon pasó ligeramente sus dedos sobre el lado de su mejilla.


—¿Mi hijo? Bueno, entonces, será mejor que nos aseguremos que llega a casa
a salvo y es vigilado. Me pregunto qué será. —Me miró—. Tenemos que
llevarlo de vuelta al Túmulo. ¿Me ayudas?

Le indiqué a Check.

—Llama a Fearless. Haz que elija a dos hombres en los que confíe y que les
pida que lleven a Andy de vuelta al Túmulo. Haz que Druise lo cuide y
asegúrate de que nadie más tiene acceso a él. Dile… dile que dije que lo tratarán
como si fuera mi hijo.

Check hizo una reverencia, luego salió corriendo de la habitación. Me volví


hacia Grieve.

132
—Él es nuestro sobrino, mi amor. Lo mantendremos a salvo, y por alguna
razón, es importante que permanezca en el dominio de Invierno hasta que todo
esto se termine.

—Nuestra gente es más despiadada que nuestros parientes del Verano. —


Grieve sonrió, pero había un borde en su voz—. Rhiannon, tu reino es mucho
más ligero que el nuestro, no menos peligroso, pero más atractivo para aquellos
quienes lo saquearían. Hasta que destruyamos a Myst y establezcamos el orden
en nuestros hogares, mejor confiemos en Invierno para la protección de
inocentes como el niño.

Rhia se encogió de hombros.

—No voy a discutir. Sé que tienes razón.

Fearless regresó con dos guardias a quienes reconocí.

—Su majestad, hemos pasado la prueba del chamán. Somos seguros.

Fearless asintió.

—Dicen la verdad. Todos los que se unieron a nosotros han sido probados.

—Entonces agarren al niño y corran hacia el Túmulo. No se detengan por


nadie, no se detengan por nada. Eviten toda confrontación hasta que esté
seguro en los brazos de Druise. Dile que dije que debe ser tratado como mi
sobrino… ser vigilado todo el tiempo. Nadie tiene permitido acercarse a él salvo
ella y los chamanes, y cualquiera en quien ellos confíen. Manténganlo a salvo
hasta nuestro regreso. Su nombre es Andy.

Rhiannon lo levantó suavemente de la cuna, y estaba tan cansado que


simplemente parpadeó por un momento, luego volvió a dormirse. Ella lo abrigó
dejándolo en su cuidado, y en un borrón, un movimiento de velocidad y
silencio; desaparecieron con él.

Ulean, síguelos para asegurarte de que llegan a casa de forma segura. Ayúdalos de
cualquier manera que puedas. Si necesitan ayuda, convoca a los chamanes. Regresa
cuando el chico esté sano y salvo en el Túmulo.

Voy. Cicely, tienes razón. Él es parte del futuro de los reinos de Verano e Invierno. Y
con eso ella se había ido, siguiendo a los guardias.

133
Me volví hacia los otros.

—¿Cuál es el daño abajo? ¿Qué hay de la niña?

Fearless negó con la cabeza, con los labios rígidos.

—Lo siento, su majestad. En el momento en que llegamos a ella, había


perdido demasiada sangre. Todos los habitantes de esta casa, excepto el niño,
están muertos. Desgarrados en pedazos y una buena parte de ellos comidos.
Por lo que podemos decir, había cinco adultos y dos niños mayores. Los
Cazadores de Sombras los destruyeron a todos. Y matamos a catorce de las
criaturas.

Catorce. ¿En un mar de cuantos?

—¿Cuántos de nuestros hombres perdimos?

—Solo uno. Otro herido, pero todavía es capaz de luchar. Estamos listos para
seguir —enderezó sus hombros—, a sus órdenes.

Eché un vistazo a Rhia. Ella me dio un asentimiento.

—Entonces sigamos adelante. Tenemos que llegar a la ciudad y expulsarlos


de la estación de policía para que los oficiales que todavía están vivos puedan
regresar a su cuartel general y reagruparse. ¿Cuántas patrullas todavía están
fuera? —Me volví hacia Lannan—. ¿Lo saben tus hombres?
—Lo descubriré. —Se fue. Una cosa que podía decir sobre el vampiro.
Cuando estábamos presionados contra la pared, se centraba en los negocios y
hacía las cosas. Mantenía su naturaleza sórdida para cuando no estábamos en
peligro inmediato.

Mientras bajábamos las escaleras, el olor a sangre era abrumador y mi


estómago se tambaleó. Pero lo que me hizo sentir más mareada fue el hecho de
que me estaba acostumbrando. La vista de los cadáveres destrozados y la
sensación de sangre bajo mis pies comenzaban a parecerme una forma de vida
normal.

La habitación estaba llena de pedazos menudos esparcidos aquí y allá, junto


con huesos astillados, brazos y pies y manos que habían sido cortados y
arrojados a un lado. Rhiannon se mantuvo firme como yo, y yo extendí la mano

134
y tomé la suya. Juntas, entramos a la habitación y examinamos el daño.

No se había dejado nada en pie: Los muebles se habían ido, todo. Pero cerca
de la chimenea, vi una pequeña caja de recuerdo. La levanté. El vidrio estaba
intacto, y en el interior estaba el diorama de un niño pequeño patinando en un
estanque cerca de un paisaje de invierno. Cuando levanté la tapa, el Vals del
patinador tintineó, el sonido metálico atrapando mi corazón. Esto era
importante para alguien que había muerto aquí, había sido un regalo de
cumpleaños o un regalo de Navidad, o algo así. Lentamente cerré la tapa y se la
di a Rhiannon.

—Guárdalo para Andy, dáselo, para que recuerde su vida.

—Es un nacido-mágico, ¿sabes? —Ella ladeó la cabeza, pasando sus dedos


sobre la caja—. No sé qué dones tendrá, pero pude sentir la magia a su
alrededor. —Mientras deslizaba la caja en la bolsa que se colgó por encima del
hombro, me dio una sonrisa triste—. Ojalá supiéramos los nombres de sus
padres… para contárselo cuando crezca y quiera saber.

—No tenemos mucho tiempo, pero vamos… aquí… mira. —Recogí un sobre
que había ondeado en una de las mesas o escritorios. Era la factura de un
médico, de un pediatra. Una factura por tratar a Andy por un resfriado—. Su
madre y su padre eran Roy y Rebecca Chase. Es todo lo que puedes darle. Más
tarde, podemos revisar los registros de la ciudad y averiguar si tuvo hermanos
o hermanas, y con suerte descubrir quiénes eran los otros que estaban aquí.

Lannan regresó tranquilamente.

—Hice una llamada. Hay catorce unidades, cada una con dos hombres,
todavía merodeando por la ciudad. Así que tenemos al menos veintiocho
oficiales vivos. Deberíamos irnos. Nos acercamos a la estación de policía, y
cuanto antes desalojemos a los Cazadores de Sombras, antes podrán regresar y
asegurarlo. Haré que algunos de mis hombres permanezcan la mayor parte de
la noche para ayudarlos a reforzarlo.

Salimos, nuestro improvisado ejército de vampiros y Fae marchando por la


calle. Fiel a su declaración, estábamos a solo seis cuadras de la sede del distrito

135
policial. A medida que trotábamos a través de las calles nevadas, no se
deslizaban autos por los caminos, y las señales de la lucha estaban en todas
partes. Casas con sus luces encendidas permanecían en silencio, algunas
obviamente con barricadas, algunas saqueadas. Pensé que vi una vez un rostro
mirándome desde una ventana del piso de arriba, mirándonos mientras
corríamos toda la noche, un ejército para contraatacar a la oscuridad.

A una cuadra y media del cuartel general de la policía, un hombre valiente, o


quizás temerario, salió corriendo de su casa. Él era mayor y llevaba una
escopeta.

—Vas a luchar contra ellos, ¿verdad? Yo quiero ayudar.

Lo miré. Él era lo suficientemente mayor como para ser un abuelo canoso,


pero su mirada me dijo que había visto su parte justa de problemas.

—Es peligroso estar aquí. Deberías volver adentro y cerrar la puerta.

—Si no los detenemos, no habrá ninguna puerta que no puedan derribar, ni


ninguna barricada lo suficiente fuerte para resistirlos. Quiero ayudar. Tomaré
órdenes. —Con la mandíbula apretada, me lanzó una mirada de ojos acerados.

Eché un vistazo a Check, quien asintió.

—Bien, pero haces lo que te dicen. ¿Hay alguien dentro de tu casa? —Asentí
hacia la puerta abierta.
—No. Los bastardos se llevaron a mi esposa esta mañana. Me las arreglé para
entrar antes de que me alcanzaran. No pude hacer nada para ayudarla. —Su
voz tembló—. Cuarenta años. Maddy y yo resistimos las peleas, nos separamos
tres veces y volvimos a estar juntos. Nuestro hijo murió en el extranjero, y
nuestra hija entró y salió de la cárcel durante toda su adolescencia, pero ahora
tenemos tres nietos de ella. Me recuperé de un ataque al corazón, y Maddy
logró superar el cáncer de mama. Pero aquí, en lo que esta se supone que es una
ciudad segura y acogedora… en nuestro porche delantero… —Su voz se apagó,
y pasó a mano a través de sus ojos.

—¿Cuál es tu nombre?

—Trevor. Trevor Grant. Mi esposa se llamaba Maddy.

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—Bienvenido al frente, Trevor. —Hubiera sonreído, pero no había mucho
para sonríe en este punto. Me hizo una breve reverencia y me di cuenta de que
él sabía quién era yo.

—Gracias, su majestad.

—Póngase en línea, soldado. —Grieve le dio una palmada en el hombro—.


Estás con nosotros ahora.

El hombre mayor pareció apreciar la orden, y orgullosamente marchó hacia


Fearless, quien le mostró a dónde ir. Lo más probable era que no sobreviviría,
pero si lo hacía, tendría un lugar en mi Corte si quería uno. Aunque Trevor
podría ser yummanii, tenía lo que se necesitaba para ser un miembro de la
Corte de Invierno.

Mientras se dirigía hacia el centro de la línea donde Fearless le había


asignado, otro grito me sobresalto. Me volví, al igual que los guardias, a tiempo
para ver a varios hombres y mujeres que se escabullían desde detrás de un
parche grueso de zarzas. Estaban arañados y magullados, sangrando algo, pero
estaban vivos.

—Queremos unirnos a ti también. —El hombre al frente se adelantó—.


Somos nacidos-mágicos y tenemos un puñado de hechizos que podrían ayudar.
Haremos lo que necesites.
Grieve me tocó en el hombro.

—Podrían ser espías.

Les eché un vistazo. Podría ser, podría ser… pero si lo eran, ¿qué mejor lugar
que tenerlo donde pudiéramos verlos?

—Informen a Fearless. Hagan lo que diga, ese es la única orden. La rompen,


no responderé por las consecuencias. —Mantuve la mirada del hombre,
desafiándolo un poco, pero él simplemente asintió y condujo a la brigada de
diez a lo largo de la línea, donde Fearless los interpuso, asegurándose de que
nuestros guardias estuvieran rodeando a cada uno de ellos. También les dio
unas palmaditas superficiales para asegurarse de que no había nadie llevando
algo como explosivos. Una vez que estuvieron en su lugar, cubrimos

137
rápidamente la distancia restante al borde de la sede de la policía.

El edificio era funcional, sí, pero el arquitecto también tuvo visión. La sede
central de la policía de New Forest estaba hecha de hormigón, pero con pilares
y una fachada embellecida que le daba sentimiento de importancia. No un
edificio corriente. Una estatua de una mujer sosteniendo la balanza de la justicia
destacaba al frente, tres metros de alto y se elevaba sobre el jardín. Porque la
policía tenía la sede en el ayuntamiento, había bancos de hormigón y mesas de
picnic alrededor del jardín, y lo que parecían esculturas, todo sepultado bajo los
montones de nieve.

Las luces brillaban desde adentro, a través de las puertas dobles abiertas.
Una de las puertas de metal pesado había sido arrancada de sus bisagras, y una
sensación incómoda golpeó la boca de mi estómago. De seguro aún había
Cazadores de Sombras allí, aunque dudaba que deliberadamente se dispusieran
a ocupar el edificio. No eran como una milicia regular, y Myst no estaba
intentando un golpe político. Al menos, no en el sentido habitual de la palabra.
No, ella estaba fuera para destruir la estructura existente, no solo para hacerse
cargo. Myst quería un nuevo orden mundial, donde su gente fuera libre de
cazar como desearan.

Mientras caminábamos a grandes zancadas por el jardín, tenían que saber


que veníamos, se veían signos de carnicería en todos lados. Sangre en
abundancia, y pedazos de lo que una vez fueron personas cubrían la nieve,
convirtiendo los campos blancos prístinos en horripilantes túmulos funerarios.

Me estremecí. Myst no tomaba prisioneros esta vez. Podría mantener a


alguien quien creyera que sería útil para ella, convertirlos si trabajaban la magia
o tenían habilidades especiales, ¿pero el resto de la población? Comida de
ganado.

Caminamos a través de la nieve hacia las puertas abiertas. Rhiannon y yo


retrocedimos un poco, permitiendo que unos pocos de los guardias de élite
fueran al frente con Grieve y Chatter. Miré a mi prima.

—¿Estás lista?

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Ella se encogió de hombros, una sonrisa sin alegría en su rostro.

—¿Lo estás tú?

—Siempre y nunca. ¿Es esto nuestra vida entonces? Después de Myst, ¿habrá
otro engreído? ¿O las cosas se calmarán? —Sintiéndome particularmente
sombría, miré el futuro como una interminable cadena de batallas y sangre. Tal
vez tuviéramos suerte, pero en este momento, tenía la incómoda sensación de
que liderar un reino significaba que siempre estaríamos en guerra con alguien,
en alguna parte. Tal vez estaba cansada o asustada, o ambos, pero por un breve
momento, solo quería cambiar a mi forma de búho y salir volando, hacia la
noche.

Pero luego pasamos por la puerta y entramos en el desorden que era el


ayuntamiento. Los Cazadores de Sombras no acabaron de destruir la sede de la
policía y los oficiales del interior: Parecía que habían devastado la mayoría del
edificio. Lo que significaba que, considerando que habían venido durante el día,
la mayor parte de los trabajadores de la ciudad probablemente hubieran
perdido sus vidas. Al menos los que no lograron escapar. La sangre manchaba
las paredes y suelos atestiguando eso. El olor estaba atascado en mi nariz a
estas alturas, y me pregunté si alguna vez me desharía de él.

Aquí y allá, los Cazadores de Sombras seguían alimentándose: Uno


comiendo una mano, otro en lo que parecía la mejilla de alguien. Nuestros
hombres cayeron sobre ellos mientras que Rhia y yo estábamos enclaustradas
contra una pared, custodiadas por nuestros guardias personales. Mientras
mirábamos, hubo un ruido a nuestra izquierda, y de repente, un grupo de tres
Cazadores de Sombras atravesaron la barricada de guardias, sorprendiéndolos
desde arriba mientras cayeron a través de las tejas del techo.

Rhiannon gritó, y lo siguiente que supe fue que tendió las manos y soltó una
descarga de fuego, apuntando directamente al centro del trío. Las llamas
estaban al rojo vivo, y quemaron la piel cuando golpearon al Fae Vampírico. Sin
embargo, no se extinguieron, sino que se adhirieron como un gel cuando el
calor llenó de ampollas a los Cazadores de Sombras que gritaron y comenzaron
a tambalearse.

El rostro de Rhia se contorsionó, sus ojos ardieron, y pude sentir su enojo


aumentando.

139
—No ganaran, ¿me oyen? ¡Nunca ganaran! —Y con eso les envió otra ráfaga
de fuego, y esta vez, nuestros guardias retrocedieron cuando aterrizó frente a
las criaturas y explotó, bañándolos con el gel humeante. En el momento en que
la sustancia pegajosa tocó su piel, explotó, y se convirtieron en pilares de fuego,
bailando hacia atrás mientras trataban de liberarse de él.

Sentí que mi propia furia se elevaba para igualar la suya. Pude ver a más
Cazadores de Sombras arriba en la zona de ventilación y llamé a los vientos.
Mientras me animaban, comencé a girar, el vórtice creado por mi estela
barriendo en un tornado. Me estaba convirtiendo en un tornado, ya no solo
montaba al timón, sino que creaba mi propia nube de embudo ordenada. Me
giré y en la zona de ventilación, giré, barriendo, gritando mientras avanzaba.
Los Cazadores de Sombras intentaron escabullirse del camino, pero no tenían a
dónde ir, y pasé a través de ellos, enviándolos a través del techo hacia el piso de
abajo con mi fuerza. Cuando golpearon el suelo, rotos y maltratados, comencé a
perder fuerza. En el momento siguiente, retrocedí y atravesé la abertura para
aterrizar cerca de Rhia cuando una vez más tomé el control de las corrientes y
sacudí la ira.

Nuestros hombres acabaron con los Cazadores de Sombras heridos,


derribándolos antes de que pudieran levantarse.

Me volví, sacudida.
—Nunca he hecho eso antes.

—Te convertiste en el tornado. Lo vi, no solo lo estabas controlando. —Una


mirada de miedo atravesó su rostro, pero fue reemplazada de inmediato con un
orgullo feroz—. Estamos evolucionando.

—Eso hacemos. —No estaba segura de cómo me sentía al respecto, pero no


había manera de detener este viaje en tren en el que estábamos. Fuera lo que
fuera en lo que nos estábamos convirtiendo, era nuestro destino, y lo habíamos
aceptado—. Vamos, hemos terminado aquí. Vámonos.

Grieve captó mi mirada, al igual que Lannan. Ambos hombres me miraron,


en silencio, sin hablar. No dije nada, pero gesticulé para que avanzáramos.

140
—Aventúrense y busquen tanto a los sobrevivientes como a más enemigos.
¡Destruyan a cualquier Cazador de Sombras que encuentren! — ordenó Grieve
a nuestros guerreros y vampiros que se dispersaran y comenzaran a buscar a
cualquiera de los Fae Vampíricos aún escondido en las sombras o esquinas de
las habitaciones cuando pasamos.

Gritos y alaridos acentuaron nuestro paso cuando nuestros guerreros


derrotaron a los Cazadores de Sombras restantes. Matamos a todos los que
encontramos, sin darles la oportunidad de escapar. No habría piedad aquí, o
compasión. La guerra a gran escala exigía una precisión despiadada.

Una hora más tarde, teníamos el edificio y llamamos por radio para que
volvieran los policías. Mientras esperábamos, nuestros hombres comenzaron a
fortificar las entradas y ventanas de embarque y puertas innecesarias. Cuantas
menos oportunidades para que el enemigo penetrara nuestras defensas, mejor.
En el momento en que las catorce unidades regresaron y se registraron,
estábamos listos para entregar a los hombres de Lannan y algunos de nuestros
guerreros, que dormirían hasta la mañana y asumirían el control cuando los
vampiros tuvieran que regresar a sus guaridas al amanecer.

Lannan nos acompañó a la puerta.

—Puedo tomar esto de aquí en adelante. Sugiero que me llames cuando


vuelvas a la Casa Veil. Necesitamos saber qué están haciendo Luna y la mujer
Petros. Es imperativo que nos mantengamos en contacto en este momento, y
haré que Regina elija a uno de nuestros recaderos diurnos más fuerte y de
confianza para tomar cualquier mensaje durante el día para que podamos
tenerlos en el primer momento que estemos despiertos.

—Tiene sentido para mí. ¿Cuántos crees que matamos hoy? —Miré los suelos
manchados de sangre a mi alrededor.

—No tantos como ellos eliminaron. Probablemente cincuenta… tal vez


sesenta. Pero estimo que mataron al menos doscientos o trescientos ciudadanos.
No te confundas, Cicely: Esto es la guerra. Guerra declarada. No hay espacio
para los errores. —Y con eso sacudió la cabeza y se alejó.

Caminamos hacia la puerta, dejando a veinte de los mejores hombres allí. Si


sería suficiente, ¿quién sabía? Pero tendríamos que arriesgarnos. Cuando

141
salimos a la noche oscura, un aullido resonó en el aire, desde muy lejos. El grito
de una mujer, pero no era de dolor. No, era enojo, furia y locura. Y en ese
momento, me di cuenta de que Myst sabía que estábamos a la ofensiva, y me
estaba haciendo saber que era consciente de nuestras acciones.

Dejamos a los que se habían unido a nuestro ejército con Lannan y sus
hombres, y ahora, como una masa, comenzamos a correr.

Cuando los Fae corren, es como la caza. Un borrón de movimiento, un


borrón de velocidad. Huyendo de la traición y peligro en el viento, volamos.
Corriendo a través de la nieve, aceleramos a través de la ciudad. Los Fae de
Verano corrían junto a nosotros, aunque viajaban durante los meses más cálidos
del año más rápido que nosotros, atravesábamos el reino de Invierno en un
abrir y cerrar de ojos. Pero corríamos como un grupo, más rápido que cualquier
nacido-mágico o yummanii podría esperar ver o incluso mantenerse al día. Los
guardias alcanzaron a Kaylin y a nuestra otra yummanii, los cargaron y se
llevaron con nosotros.

Recorrimos toda la ciudad hasta la Casa Veil. Cuando llegamos al final de la


calle Vyne, donde estaba la casa de mi tía al final del callejón sin salida, salimos
de la estela y nos quedamos de pie, llenando el patio, escuchando cualquier
señal de los Cazadores de Sombras. Pero ninguno estaba en la propiedad. Ulean
lo había verificado y comprobó ese hecho para nosotros.

Mientras los guerreros esperaban fuera, Check, Fearless, los guardias


personales de Rhiannon, Grieve, Chatter, Kaylin, y yo entramos. Cuando
entramos en la casa, una nube pareció descender, una oscuridad que nunca
antes se sintió en la Casa Veil. No era sombrío, sino denso y vivo, y picaba en la
parte posterior de mi cuello.

Uno de los hombres de Lannan asintió para que siguiéramos hacia la sala, y
lo hicimos, con cautela nos acercamos al círculo en el que estaba sentada Luna.
Ysandra se quedó fuera del contorno con tiza, a la izquierda, y Peyton a la
derecha. Ambas estaban vestidas con vestidos negros, y Luna llevaba un
vestido plateado. Ysandra echó un vistazo hacia mí y la expresión de su rostro

142
fue suficiente para congelar el agua. No había calidez, ni compasión en su
expresión. La expresión de Peyton concordaba con la de Ysandra.

Luna se volvió entonces, con los brazos extendidos. El vestido brilló en sus
pechos llenos, atrapado en la cintura por un simple cinturón negro. Su cabello
estaba suelto, cayendo en cascada alrededor de sus hombros, y la mirada sobre
su cara era salvaje y feroz. Sus ojos brillaban con una luz antinatural, y tuve la
sensación de que no estábamos frente a Luna en absoluto, sino ante alguien que
había tomado posesión de ella.

—¿Quién eres? —Di un paso adelante.

—No estoy perjudicando a tu amiga, así que no interfieras. —La voz


retumbó en sus regordetes labios carmesí que no eran suyos, ni siquiera
humanos, sino exuberantes y opulentos.

—¿Qué estás haciendo aquí? —Ladeé la cabeza, sabiendo que no debía


intervenir antes de saber exactamente lo que estaba pasando. Había ritos y
rituales que simplemente no pisabas, no importaba cuánto miedo te pudieran
hacer sentir. Un movimiento equivocado y lo que fuera, quien fuera, podría
volverse hacia Luna y lastimarla.

—Fui convocada. Soy Dorthea. La tatara-tatara-abuela de Luna. Y tomaré


posesión de este cuerpo según sea necesario, hasta que mi tarea esté hecha. Mi
ayuda ha sido solicitada, el precio ha sido pagado, y así cumplo mi parte del
trato.

Con la respiración entrecortada en la garganta, di un paso hacia el borde del


círculo y miré fijamente al plateado de los ojos de la mujer a quien consideraba
mi amiga.

—¿Qué eres?

Con una risa oscura, Luna dejó escapar una larga descarga de canciones, una
serie temblorosa de notas tan hermosas que lastimaron mi corazón. Se
movieron en espiral hacia arriba y alrededor, haciéndose eco en las paredes,
rebotando desde la puerta hacia el techo y el suelo al centro de la habitación.
Fue un orgasmo de sonido, magia tejida a través de la voz, a través de sonidos

143
tan primarios que no podían formar palabras. Pero la música se disparó, como
los minaretes en una mezquita, en la noche.

Al momento siguiente, estaba de rodillas, llorando por la belleza de la


canción. Ella estaba cantando la muerte, y oscuridad, y cayendo en la
decadencia, podía verlo todo, ver las formas oscuras que giraban en espiral a su
alrededor, sombras del pasado aferrándose a su aura. Ellos la infundieron con
su esencia, apretándola. Se apoderaron de ella mientras bailaba lentamente,
tejiendo su canción, tejiendo su magia.

Ysandra se acercó lentamente a mi lado y me ayudó a ponerme en pie.


Parecía casi tan fascinada como yo, pero las lágrimas se aferraron a su rostro, y
sabía que había algo oscuro y terrible aquí, algún secreto que no se nos había
dicho todavía.

Luna volvió a descansar, tan liviana en sus pies que parecía que podría estar
flotando dos centímetros por encima del suelo.

—Te ayudaré a luchar contra esta reina de la oscuridad, y mi ejército de


sombras se moverá conmigo. Nos moveremos como una plaga. Nos dirás lo que
debemos destruir, los buscaremos y los cazaremos y drenaremos su vida de sus
cuerpos y almas.

Retrocedí un paso.
—Tal poder… Luna… no sabía que ella poseía esta habilidad.

—No lo hace, no sin nuestra ayuda. Pero pagó el precio cuando se abrió por
primera vez para hablar a los ancestros. Y garantizó un nuevo precio esta
noche, a cambio de la posibilidad de llamar a los espíritus. Ella nos pertenece
ahora, y le daremos todo lo que necesita. —Dorthea se rió entonces, y la
expresión de Luna siguió a la forma, volviéndose viciosa y malévola—. Vamos
a destruir a aquellos que buscan destruir a nuestra hija.

Ysandra me apartó de los demás, que miraban la escena con horror. Cuando
tropezamos hacia la cocina, me giré hacia ella.

—¿Qué está pasando? ¿Qué demonios está pasando allí?

144
—Es como dice. Luna convocó a su tatara-tatara-abuela. Y Dorthea era
aparentemente una bruja de tremendo poder. Está trabajando con Luna ahora y
no nos abandonará hasta que ganemos o caigamos en llamas.

Pero había algo más. El rostro de Ysandra normalmente estaba pálido, pero
nunca le había visto así. No era horror, sino una cantidad saludable de miedo y
algo más.

—¿Qué está pasando? Dime. Sabes algo, eso es obvio. ¿Qué no estás
diciéndome? —La agarré por los hombros, sin importarme si podía
ensordecerme con un solo grito.

La bruja me miró y luego negó con la cabeza.

—El precio que pagó… el precio que prometió…

—¿Qué? ¿Qué es?

Ysandra frunció el ceño mientras se frotaba la cabeza.

—Antes de que pudiera detenerla, Luna les prometió la vida. Si perdemos, la


dejarán estar. Si ganamos… ella muere cuando lo elijan. —Y con eso, una
carcajada de alto estruendo resonó desde la sala de estar, y así sucesivamente.
145
—¿Qué diablos has dicho? —Antes de que pudiera evitarlo, me levanté y
abofeteé a Ysandra en el rostro—. ¿Cómo pudiste permitir que esto sucediera?

—No pude opinar sobre el asunto. Ella estaba sosteniendo el círculo. Ella los
llamó. Ella fue quien hizo el trato. Si hubiera intentado entrar, los espíritus
habrían podido ir y venir a su antojo, y no quieres que los espíritus cabalguen
libremente, Cicely. Son oscuros, peligrosos y malvados. Harán lo que prometen
porque hicieron un trato, pero no esperes que se hagan amigos nuestros, o que
sean nada excepto traicioneros fuera del trato que han hecho.

La miré, horrorizada.

—¿Por qué? ¿Por qué hizo ella esto?

Esta vez fue Ysandra quien me agarró por los hombros.

—Porque nos enfrentamos a un monstruo. Porque estamos en guerra. Luna


estaba haciendo lo que podía por ayudar. Y… —Se detuvo y sacudió su cabeza.

—No, dime. ¿Qué es? —Lo que sea que fuera, quería escucharlo.
—No puedes confiar en nosotros. Entiendo por qué hiciste lo que hiciste.
Tenías que hacerlo. Pero Luna… hacer que Kaylin, de todas las personas, le
obligara a entrar en su mente y examinara sus pensamientos más íntimos. Eso
la cambió, Cicely. Considérala una baja de la guerra. Porque incluso si pasa a
través de esto… incluso si logra salir viva de alguna manera, nunca será la
misma. Y dudo si alguna vez será tu amiga de nuevo.

Me agaché en el suelo, las manos sobre mi rostro.

—La rompí. La rompí.

Ysandra me levantó de vuelta.

—Nunca te arrodilles. Eres una reina. No la rompiste, pero tus acciones la

146
cambiaron. Estaba decidida a demostrar que era fiel a su palabra. Pero al
hacerlo… firmó su propia sentencia de muerte.

Mi corazón se hundió, me tropecé.

—¿Cómo puedo arreglar esto? ¿Cómo puedo mejorar esto?

—No puedes. Acéptalo, así es la guerra, Cicely. Esto es lo que significa


liderar una nación y eso es lo que estás haciendo. Perderás personas en el
camino. Solo espera como mejor puedas y haz lo que tengas que hacer. No hay
un escenario de ganar-ganar en una situación como esta. Luna, incluso en su ira
equivocada, en realidad nos hizo un favor.

—¿Un favor? ¿Cómo diablos ves eso?

Ysandra bajó la voz.

—Con los muertos de nuestro lado, tenemos una mejor oportunidad. Pueden
drenar la fuerza vital de los Cazadores de Sombras. No pueden ser asesinados;
ya están muertos. Tenemos un pequeño ejército de soldados muy mortales de
nuestro lado ahora, gracias al sacrificio de Luna. No lo dejes ser en vano.
Acepta lo que hizo y deja de lloriquear al respecto. Puedes llorar más tarde. No
hay tiempo para llorar ahora.

Agarrándome por el codo, sin darme ninguna oportunidad de decir una


palabra más, Ysandra me arrastró de vuelta a la sala de estar donde Luna, o
más bien, Dorthea, estaba esperando. Ella ladeó la cabeza, una sonrisa traviesa
en su rostro.

—Y entonces, ella regresó. La doncella de Invierno. ¿Qué dices ahora?


¿Aceptarás nuestra ayuda o cabalgaremos libres de nuestra promesa, usando a
mi tataranieta como nuestra yegua?

Ella lo haría, también. Podía decirlo. Se haría cargo de Luna y la ira a través
del mundo haría lo que fuera que ella había dejado sin terminar. No tenía
dudas de que Dorthea era una bruja intensamente poderosa, y no tenía ni idea
de qué tipo de magia podía trabajar. Especialmente con una gran cantidad de
muertos de su lado.

—Aceptamos tu ayuda. Pero te ruego que reconsideres, no tomar la vida de

147
Luna como pago. Seguramente podemos pensar en otra cosa que podrías
querer aún más.

—Suficiente. El cuerpo debe descansar. La dejaré hasta que la necesidad esté


aquí, y luego vendré y traeré a mis legiones conmigo, y diezmaremos a tu
enemigo. —Y con eso Dorthea desapareció, y Luna se derrumbó en el suelo
cuando el círculo se rompió. Pudimos sentir tangiblemente que se rompiera, y
el contorno de tiza en el suelo se abrió.

—¡Luna! ¿Luna? ¿Estás bien? —Estaba a su lado, de rodillas, antes de que


nadie más pudiera moverse. Ella se movió, sentándose lentamente, sosteniendo
su cabeza—. Luna, ¿puedes oírme?

—Sí. —Luna se pellizcó la nariz entre los ojos, haciendo una mueca—. Me
siento enferma, y tengo un horrible dolor de cabeza. —Luego se centró en mi
rostro, y su mirada se volvió helada—. Cicely. ¿Cómo fue en la ciudad? Espero
que todos estén bien.

Lentamente retrocedí. Sabía que quería decir lo que dijo, pero el tono de voz
no dejaba dudas sobre su estado anímico. Me mordí el labio, queriendo rogarle
que me perdonara, pero una mirada a Ysandra, y supe que no podía hacerlo.

—Llegamos con pérdidas mínimas. Retomamos el ayuntamiento, y algunos


de los hombres de Lannan se quedaron allí con la policía y algunos de los Faes.
—Extendí la mano para ayudarla a levantarse, pero ignoró mi mano, en su
lugar, luchó por ponerse de pie por sí misma. Grieve suavemente me tomó del
brazo, atrayéndome hacia atrás cuando Peyton ingresó en el círculo para
ayudarla. Luna dejó que Peyton la guiara hacia el sofá, que había sido
expulsado del camino.

—Me alegra que todos estén bien. —Estaba mirando a Kaylin mientras
hablaba, pero de nuevo, su mirada era fría como el hielo de mi reino, y me di
cuenta de que Luna había erigido una pared entre nosotras. Ella estaba en
nuestro lado, pero nunca sería mi amiga otra vez. O de Kaylin. No, a menos que
hubiera sucedido algo para cambiar el equilibrio—. Me temo que me siento
mareada. Ysandra puede darme todos los detalles. Peyton, ¿me llevarías a mi
habitación? Necesito descansar.

Peyton me dio una sonrisa triste y comprensiva, y luego ayudó a Luna a salir

148
de la habitación. Tan pronto como se fue, giré hacia Ysandra.

—Dime, ¿ahora qué? ¿Qué debo hacer?

—Te lo dije. Dudo que vuelva a confiar en ti nunca más. No a menos que las
montañas caigan y la tierra se estremezca y llueva fuego del cielo. O algún otro
milagro. Luna te protegerá la espalda, sin embargo. No dudes nunca de su
lealtad de nuevo. Ella te servirá, incluso si te maldice haciéndolo. —Con un
largo suspiro, Ysandra hizo un gesto para que nos sentáramos—. Déjame hacer
un poco de té. Ha sido una tarde larga y agotadora para todo el mundo.

—No podemos mantener a nuestros hombres tan lejos del Túmulo. —


Levanté la vista hacia Grieve—. ¿Qué piensas?

—Hablaré con Olrick. Él lidera la brigada. Quédate aquí.

Mientras él y Chatter salían, Rhia y Kaylin se unieron a mí en el sofá, y me


recosté, de repente dándome cuenta de que apestaba. Mirando mi ropa, vi las
salpicaduras de sangre que me cubrían, y sacudí la cabeza.

—Honestamente, no sé qué hacer a continuación. No podemos seguir


esperando que Myst haga el siguiente movimiento. No podemos seguir
corriendo de fuego a fuego, limpiando detrás de sus incursiones. Tenemos que
descubrir dónde está y luego pasar a la ofensiva. Realmente es nuestra única
esperanza. —Acepté un plato de galletas de Peyton cuando regresó a la
habitación. Se sentó frente a mí, inclinándose hacia adelante para apoyar sus
codos sobre las rodillas, las manos cruzadas entre sus piernas.

—Eso significa planificar cómo matarla. Encontrarla no será la parte más


difícil. —La mirada de Peyton parpadeó hacia Kaylin—. Vamos a sacar esto del
camino, ¿de acuerdo? ¿Lo que hiciste? Te odio por eso, pero entiendo por qué lo
hiciste, y a diferencia de Luna, puedo dejarlo ir. Entonces sabes mis secretos
ahora. Pero confío que te los guardes para ti a menos que sientas que violan la
seguridad de Cicely y Rhiannon.

Kaylin se paseó tranquilamente.

—Nunca hubiera hecho lo que hice si hubiera habido otra manera. Pero
tenemos tan poco tiempo, y tantos enemigos frente a nosotros. Cicely necesitaba

149
que la ayudara, así que elegimos el único camino que teníamos en ese
momento. Si te lo hubiéramos contado antes y hubieras sido un espía, podrías
haberle advertido a Myst de que estábamos tras ella. Tal como está, a estas
alturas probablemente ya lo sepa, pero necesitábamos cada segundo, que
pudiéramos comprar.

Peyton se encogió de hombros.

—Me di cuenta de eso. Puedo estar enojado ahora, pero no soy miope. Sé lo
que se necesita hacer. Luna, sin embargo… tú…

—Me doy cuenta de que, en el momento en que rompí sus escudos y vi lo


que había allí, supe cómo iba a terminar esto. Sin embargo, hizo una cosa por
mí. —Sacudió la cabeza, sonando resignado—. He aceptado que nunca habrá
un “nosotros”, no con ella y conmigo. Por mucho que esperara que lo hubiera,
no puede ocurrir. Y eso me libera para hacer lo que debo, una vez esto termine.

Terriblemente curiosa, pero dándome cuenta de que preguntar


probablemente me haría no sólo una perra, sino una entrometida, esperé un
latido.

—Pero Luna no representa ningún peligro para las Cortes, ¿verdad?

—Claro. —Haciendo una pausa por un momento, Kaylin consideró un


pensamiento, luego le hizo un gesto a Peyton—. ¿Puedes dejarnos durante un
momento? Sé que Check y Fearless no irán a ningún lado, pero el resto de
ustedes pueden salir de la habitación por favor.

Lo hicieron, después de algunas quejas. Cuando se fueron, Kaylin se volvió


hacia mí.

—Normalmente nunca te diría lo que estoy por hacer, pero creo que debes
entender algo que descubrí, para determinar completamente qué hacer con
Luna. He vivido mucho más que tú, hasta ahora, y no arrojes nada a mi cara
acerca de cómo ahora eres la reina Fae, bla, bla, bla. El hecho es que he visto
mucho de la vida, y demasiada gente, en general.

Esperé, no estaba segura si realmente quería escuchar lo que tenía que decir.
Pero se inclinó hacia adelante y tomó mis manos, y me di cuenta de que

150
realmente no me diría nada si no pensara que era absolutamente necesario.
Kaylin no cotilleaba. No corrió por derramar secretos.

—Cuando pasé por su mente, encontré un recuerdo que Luna había


ocultado. Oh, ella lo recuerda, está bien, pero lo mantiene bajo llave, reprimido
hasta el punto de que rara vez piensa en ello. De hecho, ha acumulado tantas
capas tratando de esconderse del recuerdo que realmente, de hecho, creía que
había logrado deshacerse de él. Hasta que saqué a la luz… hasta que le di
vueltas a la cabeza sobre las brasas y lo descubrió.

Mierda.

—¿Realmente necesito saber esto? ¿No va a empeorar las cosas para ella?

—No, porque nunca le contarás lo que sabes. Seguirás actuando como lo


hiciste esta noche, pero tal vez contendrá tu lengua si sientes la necesidad de
darle una puñalada o cuestionar su postura. —Él dejó escapar otro suspiro—.
Cuando Luna era una adolescente, su tío vino de visita. Él era telépata… un
bastardo fangoso. Está muerto ahora, o lo buscaría y lo mataría una vez que
esta guerra con Myst terminara. Pero, en pocas palabras, entró a hurtadillas en
su habitación una noche y la violó.

Cuando comencé a jadear, Kaylin levantó la mano.


—Eso no es lo peor, si puedes creerlo. No solo hizo lo que quería con ella,
sino que se metió en su mente. No solo convenció a Luna de que le pidió
hacerlo, sino que llenó su mente con odio hacia sí misma. Se mofó de su peso,
su aspecto, su voz, y la convenció de que le había dado el visto bueno para
hacer lo que hizo.

—Oh, maldita sea. Y la drogamos, y luego tú… a mi orden…

—Oh, es peor que eso. Le tomó a Luna cinco años romper el hechizo y se dio
cuenta de que no lo había aceptado. Que realmente la había violado y luego le
había hecho creer que era culpa suya. Pero mientras él estaba allí, desató cada
pensamiento, y se burló de ella durante años después con sus secretos. Acerca
de sus deseos y pensamientos privados.

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Las lágrimas brotaron cuando me di cuenta de lo que había hecho.

—Pasaste por su mente, buscando sus secretos. Estábamos buscando para


ver si era leal a mí, si era una espía, pero eso no importa. Tú…

—Te dije que sería una mierda mental. Y lo fue. Y ha sido víctima antes.
Esto… ¿cómo puede alguno de nosotros esperar que nos perdone por esto? —
La voz de Kaylin tembló, pero se mantuvo firme. Sacudió la cabeza—. Podría
haberla amado y haber estado allí para ella… pero nunca sucederá ahora. Y
mientras estaba allí, entendí por qué nunca podría suceder. Y no es por lo que
hice. Es por lo que soy.

Fruncí el ceño.

—¿Qué quieres decir?

—Me temo que Luna me mira como si fuera un bicho raro, Cicely. Uno
bueno, talentoso, pero me ve como un bicho raro. Mi demonio la asusta
muchísimo. Nunca podría amarme, no de la manera que yo la quiero, porque
nunca podría amar a mi demonio. No creo que ni siquiera se dé cuenta de que
esto es lo que ha estado deteniéndola. Está enterrado en su subconsciente.

Al darme cuenta de cuán abajo caímos en el agujero donde estaba el conejo,


me senté allí mientras Kaylin llamaba a los otros. No importaba lo que Luna me
dijera, no importaba su reacción, no levantaría la voz ni me ofendería o incluso
protestaría. ¿Cómo podría? Sabiendo lo que ahora sabía, si decía que el sol era
azul y las estrellas eran doradas, estaría de acuerdo.

Ysandra trajo el té y miró con curiosidad de Kaylin a mí, pero los dos solo
sacudimos nuestras cabezas. Cuando Peyton arregló otro plato de galletas, la
puerta de atrás se abrió, y un momento más tarde, Grieve entró a la habitación.

Estábamos comiendo en silencio cuando vino a mi lado.

—¿Amor, Cicely? La Bruja de la Nieve está afuera. Quiere hablar contigo.

Agotada, pero aliviada por la posibilidad de salir y estirar las piernas, seguí a
mi marido al patio, abrumada por el conocimiento de cuánto daño le había
hecho a tantas vidas.

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La nieve había cesado, y arriba las estrellas asomaban, cristalinas y
centelleantes. Lentamente bajé los escalones de atrás y crucé al patio hacia
donde la Bruja de la Nieve me esperaba. Ella estaba de pie congelada, un brillo
en su mirada.

—La noche de nieve parece estar de acuerdo contigo. —Estaba demasiado


cansada para jugar todos los juegos requeridos, pero me gustaría hacer lo que
pudiera y esperar lo mejor.

—Una reina puede estar cansada y agotada, y olvidarse de sí misma con


lecciones de comunicación tan recientemente aprendidas, y uno de los Fae
Salvajes podría reconocer que esto es agotamiento y no falta de respeto. —Y con
eso la Bruja me dio una salida.

Ella miró hacia el cielo, con una expresión de desconcierto en su rostro.

—Uno podría pensar que nunca tenemos la oportunidad de ver las estrellas
una vez más, y uno podría tener la oportunidad de que haya una oportunidad,
si el largo invierno está por venir. Pero hay formas de evitar que el invierno se
prolongue. Hay formas de encontrar debilidades en un enemigo, si eres la reina
que una vez fue princesa.
Me quedé helada. La Bruja de las Nieves sabía algo, y necesitaba saber de
qué se trataba. Mi cerebro cansado se revolvió para juntar mi pregunta en el
formato correcto.

—Si uno fuera una reina que alguna vez fue princesa, uno podría
preguntarse qué sabe un Fae Salvaje. Uno podría estar preguntándose cuál sería
el precio de semejante información. —Cruzando a uno de los arbustos bajos,
ahora un montón de blanco, me sentí envuelta en un capullo, amortiguada del
mundo. En todas partes, la nieve reinaba, y ahora era mi vida, mi mundo, e
incluso después de que hubiéramos destruido a Myst, mi reino seguiría siendo
una crisálida congelada-perpetua de Invierno cubierto de hielo y escarcha.

La Bruja de la Nieve me siguió, de alguna manera logrando mantenerse


encima de la corteza. Era lo suficientemente bajita y lo suficientemente

153
rechoncha como para esperar que se sumergiera en lo profundo de las
acumulaciones, que fuera tragada por ella. Mis pensamientos debieron haber
estado en lo más alto de mi mente porque soltó un tintineo de risa; sonaba joven
para su edad, y cayó gratamente en mis oídos.

—Los Fae Salvajes pertenecen a las estaciones. ¿Que una bruja de las Nieves
pudiera pertenecer al Invierno, no sería una conjetura? Podría encarnar las
noches frías y los cielos helados. Su forma podría ser una ilusión, ¿no pensarían
eso?

La miré de reojo, una sonrisa cansada se dibujó en mi rostro. Asentí.

—Uno podría pensar eso, en efecto.

Después de un momento, levantó un puñado de nieve hacia el cielo.

—La nieve cae de las nubes. Se congela en el suelo, luego se funde en el ciclo
natural de las cosas. Al llegar la primavera, fluye en cursos de agua donde se
evapora con el calor del verano y vuelve al cielo. Cuando el invierno rueda otra
vez, cae una vez más. El orden natural de la vida. Un ciclo: Un círculo.

No dije nada, solo escuchaba. Me estaba enseñando cosas, incluso si no


reconocía lo que eran todavía.
—Una reina puede hacer una pregunta y preguntar el precio de la respuesta.
Ella entiende que siempre hay costes de información. Las respuestas requieren
que el interlocutor pague un precio. Ya sea la vida, o un conocimiento, esto es
siempre cierto, incluso si el precio no se acuerda por adelantado.

—Nunca nada es gratis —murmuré.

—Uno podría ser una reina y tener razón. Nada es gratis. Sin embargo, hay
costos… y luego hay costos. Y a veces, la suma no se puede determinar porque
la que tiene la respuesta no es quien lo determina. A veces, el precio es
indirecto. Uno pregunta, uno da, el precio es tomado por alguna otra fuerza, el
pago se da a través de otro más. Indirectamente seguimos, giros y vueltas en el
camino.

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Reflexionando sobre sus palabras, pensé que entendía lo que estaba diciendo.

—Entonces, tal vez una reina puede hacer una pregunta, y se da una
respuesta, pero el pago tiene lugar detrás de las escenas. Y ni la reina ni el Fae
Salvaje saben lo que es o cuándo se les dará.

La Bruja de la Nieve se volvió hacia mí.

—Uno entiende, uno lo hace. Uno pregunta, entonces… ¿una reina todavía
desea una respuesta a su pregunta, sin saber cuál será el precio o a quién se le
pagará?

Me quedé mirando su forma silenciosa. La nieve en su mano no se estaba


derritiendo. Estaba tan fría como yo. De repente agradecida de que se hubiera
aliado conmigo, asentí.

—Sí, una reina aún podría querer una respuesta, dadas esas circunstancias.

Bruscamente dejando caer la nieve, se volvió hacia mí. Sus ojos, tan brillantes
durante el día, habían crecido luminosos y brillantes, y pude ver los bordes
exteriores de la brillante criatura escondida dentro del viejo cuerpo de la
anciana.

—Una reina debe mirar hacia el pasado, realmente debe viajar a los días
pasados. Debe mirar en el momento cuando era princesa, y buscar las
vulnerabilidades de su enemigo. Debe regresar a cuando vivía con ojos
estrellados y piel cerúlea, hasta cuando conocía los secretos de quien ahora
tiene su destino. Debe buscar grietas en la armadura, solo a través de eso
significa que sabrá cómo proceder al jugar el movimiento final. Se puede
encontrar un billete a este viaje… pero ¿jaque mate? Solamente se puede lograr
retrocediendo un paso antes de seguir adelante.

El torbellino de palabras cantarinas bailó en mi cerebro… y luego entendí a


qué se refería. Había tenido varios recuerdos de mi tiempo como hija de Myst.
Era la princesa Cherish entonces, mi época cuando era princesa, no una reina. Si
pudiera viajar de regreso, podría descubrir cuáles eran las vulnerabilidades de
Myst. Encontrar la grieta en su armadura, por así decirlo.

—¿Pero cómo hago eso? —Las palabras salieron sin que las pensara.

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La Bruja de la Nieve simplemente se golpeó la nariz con el dedo y
desapareció de mi vista en la oscuridad. Haz una pregunta directa, y el Fae
Salvaje haría de oídos sordos o se desvanecería. Vivían en un mundo de
acertijos y reglas y tratos.

La observé desvanecerse, como en el paisaje mismo, cuando Grieve apareció


detrás de mí. Envolvió sus brazos alrededor de mi cintura, y me recosté contra
él.

—Sé lo que tengo que hacer, pero no sé cómo hacerlo.

—¿Y qué es eso?

—Tengo que volver al pasado; lo hice a través de escenas retrospectivas, sin


querer, pero tengo que volver a cuando era Cherish y buscar cualquier cosa que
haga que Myst sea vulnerable. La Bruja de la Nieve está convencida de que sé
algo, o sabía algo, que puede darnos una ventaja contra la reina Vampírica. Pero
no puedo recordarlo como soy ahora. —Apoyé la parte de atrás de mi cabeza en
su hombro.

Él besó mi cabello, sus brazos gentilmente alrededor de mi cintura.

—¿Regresión hipnótica? ¿Funcionaría eso?


—No lo sé, pero podría valer la pena intentarlo. Me pregunto si Ysandra
puede ayudarme. Vale la pena preguntar. O… Kaylin. Me pregunto si su
demonio podría saberlo de alguna manera.

A Grieve no le gustó esa idea.

—El demonio de Kaylin es caótico y peligroso. Confiar en él podría estar


estirando nuestra suerte, Cicely.

—Vivimos en tiempos peligrosos. —Cerré los ojos y me metí en la estela.


Ahí, en las corrientes, había una cacofonía de susurros. La avalancha de
muertos recientes escapaba, estaban ruidosos esta noche, y pude escuchar los
murmullos de confusión provenientes de ellos. Y las voces de las personas
apresurándose a casa, tratando de salir de las calles, aterrorizados de que

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pudieran ser atacados como tantos otros lo habían sido. Pasó una ráfaga, un
elemental de viento que no reconocí, pero no me prestó atención, solo pasó
volando en un frenesí de movimiento.

Mientras me sumergía más profundamente en el río de energía en constante


cambio, podía escuchar los sonidos del bosque, animales corriendo por la nieve
y los pasos de los guardias que patrullaban la tierra y el Bosque Dorado. Desde
la casa, podía escuchar el ritmo de los pensamientos de Ysandra: Estaba
preocupada por Luna, por mí, por el mundo. Y en otra habitación, podía
escuchar a Luna llorando. El miedo se filtró en su voz mientras comprendía
finalmente lo que le había prometido a Dorthea.

Y luego, desde más lejos, comencé a sentir una perturbación. No era una
energía que reconociera, al menos no bien; pensé que podría haberlo sentido
antes, pero no podía estar completamente segura. Pero estaba encubierta y era
codiciosa, y… celosa. ¿Envidia? ¿O celos? Las dos emociones eran muy
parecidas entre sí, pero había diferencias sutiles… Los celos eran más
peligrosos.

Un momento después, el foco se concentró en mí. Alguien estaba


terriblemente celosa de mí y… justo cuando estaba a punto de llegar a la fuente,
ella se echó hacia atrás, como una serpiente que se enrosca, se prepara para
atacar. Pero en lugar de arremeter, giró la cola y se deslizó, más rápido de lo
que podía seguir. Quienquiera que fuera había recogido mi energía. Sabía que
estaba afuera manejando las corrientes.

Me sacudí fuera de la estela. ¡Ulean! Ulean, ¿estás aquí? Necesito seguir una
firma de energía. Alguien que creo que podría ser el espía en mi corte.

Estoy aquí, y lo escuché. Veré lo que puedo encontrar.

Me volví hacia Grieve.

—Alguien que me odia está afuera. Está celosa. Creo que sentí la energía de
quien sea nuestro espía. Ulean está siguiendo su firma para ver si puede
rastrearla.

—Entonces le dejaremos hacer su trabajo. Entra. Discutiremos la mejor

157
manera de enviarte de regreso para descubrir los secretos de Myst. —Me
condujo hacia la puerta. Cuando nos acercábamos a la hogareña Casa Veil, me
di cuenta de que estaba sola. Sola para nuestro reino, para las tierras austeras y
el austero brillo del Túmulo. Por el calor de las chimeneas que mantenían el frío
a raya. Y, sin embargo, incluso con los fuegos crepitantes, siempre había un
escalofrío ahí. Se había filtrado en mis huesos, en mi alma. Era quien era yo.

—Quiero irme a casa —susurré.

—Yo también, pero tenemos cosas que hacer. Nos iremos pronto. No estamos
lejos de allí. Solo un salto a través del bosque, mi amor.

Y, sin embargo, parecía que estábamos a medio mundo de distancia de


nuestra casa. Con un comienzo, me di cuenta de que la ciudad, New Forest y la
amada Casa Veil, empezaban a parecerme extraños. Ellos ya no pertenecían a
mi vida, y mientras aún me adaptaba a la vida en la Corte de la Nieve y el
Hielo, una parte de mí ya se había adaptado por mi cuenta.

Cuando entramos en la casa, me di cuenta de que yo era un invitado aquí


ahora. Me preguntaba si Rhiannon se estaba sintiendo de la misma manera, y
eso me entristeció. Era el hogar de su infancia, después de todo. Ella pasó toda
su vida aquí. Los recuerdos de su madre estaban encerrados dentro de estas
paredes. Que ya no fuera un refugio bienvenido para ella me golpeó en el
intestino.
La encontré en la cocina. Estaba mirando por la ventana.

—Te estaba mirando afuera. Te ves tan en casa en la noche. —Se giró—. ¿En
qué estás pensando?

—En mi casa. Finalmente tengo un hogar, y no es el que esperaba que fuera.


Siempre pensé que volvería aquí, a esta casa, y que seríamos una familia otra
vez. —Negué con la cabeza—. Estamos tan lejos de donde comenzamos; no hay
forma de calcular la distancia, ¿verdad?

Se mordió el labio, pero no fue indecisión. Una gota de sangre brotó, y se la


lamió, deliberadamente, sosteniendo mi mirada.

—La iniciación me cambió. Te cambió. ¿Cómo podemos pensar ser la misma?

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Incluso cuando Leo me estaba reteniendo en esa jaula, no era la mujer que era
cuando caminó hacia mí. Cicely, te preocupas demasiado por mí. —Rhia miró a
su alrededor, señalando hacia la cocina—. Viví mi vida aquí, pero cuando ardió,
se quemó mi conexión con ella. Cuando tú y yo matamos a mi madre, cortamos
mi conexión con el pasado.

»Tuve que dejarlo ir para mantenerme cuerda, olvidar lo que tuvimos que
hacerle a Heather. Para dejarla ir, he tenido que dejar ir la Casa Veil. Nunca
tuviste una base como yo. Creo que a veces le das demasiado valor. Creo que,
como he tenido que soltar mi pasado, debes dejar ir tu idolatría de tener
realmente uno.

Me apoyé contra el mostrador. Lo que ella dijo tenía mucho sentido, pero era
difícil ver a través de capas de esperanza que había acumulado al volver a casa.

—Tal vez estoy tan atrapada en perder lo que nunca tuve, que estoy
luchando con lo que tengo ahora. Me siento culpable por amar mi nuevo hogar.
Me siento culpable por trasladarme a ese reino oscuro y helado, y dejar todo
atrás.

—Pero no estás dejando nada atrás. Todavía estoy aquí, y estamos más cerca
de lo que hemos estado desde que éramos pequeñas. Tienes a Grieve. Todo lo
que dejaste atrás fue una vida en las calles. No tenías a Heather, Cicely. No
tenías la Casa Veil. Ni siquiera tenías a Krystal. Ella no era tu madre; no podías
confiar en ella. En todo caso, ella te trató como un adulto. Todo lo que tenías era
tu auto y tus recuerdos de ser arrastrada de una ciudad a otra. Lo único que
dejas atrás es tu vida anterior. —Rió suavemente y extendió la mano para
acariciar mi mejilla—. Tienes más ahora de lo que nunca tuviste en tu vida.

Sabía que tenía razón, pero había algo que no podía verbalizar. Y luego lo
supe.

—Kaylin, Luna, Peyton. Eran… pensé que serían mi familia.

—Y sientes que has perdido a Luna. Y no estás segura sobre los demás. —
Rhia me acercó, descansando su frente contra la mía—. Kaylin seguirá el
camino que necesite. Peyton volverá al orgullo de su padre para aprender lo
que necesita saber sobre ese lado de su herencia. Luna… Luna podría odiarte
por siempre. Cada uno tiene sus propios viajes. Es difícil de aceptar, pero la

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gente nos deja a lo largo del camino. La gente no siempre se queda con nosotros
hasta el final de la historia.

Dejé escapar un largo suspiro.

—Lo sé. Solamente pensé que tal vez había terminado con perder personas.
Te perdí por tanto tiempo, Rhia.

—Y me encontraste de nuevo. Pero Cicely… —Se echó hacia atrás y una


sonrisa triste y dolorida cruzó su rostro—. Los sobreviviremos a todos. A
menos que seamos asesinadas, los sobreviviremos a todos. ¿Pensaste en eso?

Y ahí estaba. El quid de nuestra transformación. Excepto por nuestras nuevas


familias, Grieve y Chatter, sobreviviríamos a todos los que conocíamos. Nos
dirigíamos por un camino de ida a la virtual inmortalidad, y aparte de los
vampiros, cualquiera que hubiéramos conocido sería polvo antes de que
pudiéramos incluso pestañear un ojo.

—Inmortalidad. Qué perra, ¿verdad? —Miré la escalera—. Y Luna… ella


puede irse antes de lo que creíamos. Desearía que no hubiera hecho ese pacto.
—Pero no había nada más que decir. Nada para mejorarlo. A veces, hacíamos lo
que teníamos que hacer, incluso cuando el resultado final era devastador.
Algunas veces jugábamos al diablo, porque jugar a ser dios estaba fuera de
nuestro alcance.
Rhia me dio un bocadillo.

—Come. Necesitas comida. ¿Qué estabas haciendo allí afuera?

Mordí la carne asada con queso suizo, y sonreí. Las comodidades simples
significaban mucho cuando los tiempos eran oscuros. Incluso con todas las
riquezas de mi corte, a veces la mejor cura para la pena era estar de pie junto a
la encimera de la cocina, un sándwich de carne asada en la mano, hablando con
mi prima.

Lamiendo la mayonesa de mis dedos, me encogí de hombros.

—Hablando con la Bruja de la Nieve. Ella me dio consejos sobre cómo


encontrar el talón de Aquiles de Myst, pero no estoy segura de cómo proceder.

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—Dije apresuradamente lo que tenía que hacer—. Entonces, tengo que viajar en
el tiempo, en cierto sentido. No como una máquina del tiempo, sino regresar en
mis recuerdos, y eso es una infernal caída en el abismo.

—Sí, lo es, pero puedo ayudarte. —Ysandra estaba de pie en la puerta de la


cocina. Entró a la habitación—. No será fácil, y el ritual tiene sus propios
peligros, pero puedo ayudarte a regresar a ese período de tiempo. La pregunta
es ¿estás lista?

Eché un vistazo a Rhiannon y tragué el bocado del bocadillo en mi boca.

—La pregunta no es si estoy lista. La pregunta es: ¿Cuándo podremos poner


en marcha este espectáculo?

Y con eso, Ysandra me condujo a la sala de estar para poder viajar al pasado
y enfrentar a nuestro enemigo.
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Por supuesto, tan pronto como estuve dispuesta a hacerlo, el miedo clavó sus
garras, dándome como si me hubiesen golpeado con un mazo.

—Myst no estará realmente allí, ¿o sí? Es decir, lo que sea que ella vea, será
un recuerdo, ¿no?

Ysandra dejó escapar un largo suspiro.

—Aunque me gustaría decirte que sí, y creo que esa es la manera en la que
debería de funcionar, siempre existe la posibilidad de que, sienta que algo está
sucediendo en esta vida. La magia es nebulosa. Ya sabes lo impredecible que
puede ser, y siempre existe la posibilidad de que algo salga mal. Pero, si debes
de hacerlo, y parece que es una de las mejores posibilidades que tenemos de
encontrar una manera de derrotarla, entonces opino que deberíamos intentarlo.

Grieve entró a la habitación. Se detuvo al vernos.

—¿Qué está pasando?


—Yandra puede ayudarme a ir al pasado, a buscar formas de luchar contra
Myst. — Frotándome el rostro, estaba más cansada de lo que creía—. ¿Importa
que esté tan cansada que sienta que estoy a punto de desmayarme?

La verdad es que lo único que quería hacer era dormir. Ni siquiera me


importaba, si conseguía quitarme la ropa, aunque dormir con ropa empapada
en sangre, no se sentía muy placentero. De hecho, ahora que lo pensaba…
Empecé a desabrochar los lados de la túnica, y al hacerlo, el olor a sangre seca
me envolvió, tenía que quitarme la ropa, ya.

—¡Ayúdame, necesito quitarme esto!

Ysandra saltó para ayudarme, y noté que Rhia ya se había quitado sus ropas.
En un par de minutos, estaba allí parada en medio, sin mi armadura, y con mi

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corsé y vaqueros pegajosos y malolientes. No es que la sangre los hubiese
empapado, y realmente no había sudado; ya no sudaba mucho desde la
iniciación, pero el fétido olor a muerte los impregnaba.

—¿Hay algo en la casa que pueda…? —Me detuve cuando Ysandra me puso
una mano en el hombro y me giró hacia ella.

—Cicely, respira. Estás entrando en pánico… demasiados cambios en tan


poco tiempo…

Quería protestar, ser la fuerte Cicely que se merecían. Pero la verdad era que
ella tenía razón. Demasiadas muertes, demasiadas traiciones y traidores.
Estaban cayendo como fichas de dominó, y ahora no había forma de detener la
reacción en cadena. Y yo había sido la mecha que encendió la bomba… y ahora
las ondas de choque se expandían más rápido de lo que podíamos hacerles
frente.

Sin embargo, el toque de Ysandra resultaba tranquilizador. Cerré los ojos y


me encontré respirando en sincronía con ella. Unos momentos más tarde, el
pánico desapareció, y abrí los ojos. Rhia y Grieve estaban mirándome, cuando
Peyton entró a la habitación.

Me volví hacia ella, tendiéndole las manos en silencio, deseando que ella me
entendiera y me perdonara. No pude decir las palabras, pero recé para que
pudiera escucharlas.
Se paró un momento y entonces caminó lentamente hacia mí.

—Lo entiendo. Todavía no puedo perdonarte, pero lo comprendo. —Con un


movimiento grácil, llevo mis manos a sus labios y las besó ligeramente—. Mi
madre casi te mata. Pensabas que podías confiar en ella, y resultó ser una
traidora. Ahora las apuestas son mucho más altas. Pensamos que podíamos
confiar en Leo, y casi mata a Rhiannon. En esta ciudad corre la traición. Hiciste
lo que tenías que hacer. Luna llegará a entender. Algún día, lo entenderá.

—No, si muere primero. —Hice una mueca, pero levanté la cabeza,


recordando lo que Lainule e Ysandra nos habían enseñado.

—Tal vez… quizás sea necesaria la muerte para que le ayude a ver. No
podemos tomar decisiones por otras personas, Cicely. Deben caminar por sus

163
propios caminos, incluso cuando esos caminos son oscuros y temibles. ¿Y la
ayuda de Dorthea? Necesitamos toda la ayuda posible. Aunque provengan de
las sombras del otro lado. —Miró a Ysandra—. ¿Qué necesitas que haga?
Escuché todo desde la cocina.

Ysandra hizo un gesto hacia el sofá.

—Cicely, puedes tumbarte para esto. De hecho, el hecho de que estés tan
cansada nos facilitará hacer que entres en el trance en el que necesitas estar.
Peyton, ¿puedes traer mi bolsa?

Chatter irrumpió en la habitación.

—Me acaban de avisar que el equipo del consorcio está a las afueras de la
ciudad. He enviado un contingente de hombres para guiarlos aquí.
Aparentemente cayeron en una emboscada y fueron entretenidos. Los han
herido, pero no los han matado.

—¿Cuánto tiempo les llevará llegar hasta aquí? —Aturdida, miré el reloj,
aturdida. Se sentía como si hubiésemos estado levantados por días, pero ni
siquiera era medianoche. Habían sucedido tantas cosas en tan poco tiempo.

—Puede que media hora. Haré que algunos de mis hombres les preparen el
salón; necesitarán un lugar donde quedarse. —Y se fue de vuelta a la cocina.
—Túmbate, Cicely. Rhiannon, ¿puedes pasarme una colcha para cubrirla?
Algo que le dé calor. Aunque pertenece al Invierno, necesita mantener la
temperatura de su cuerpo dentro de lo razonable.

Cuando Rhia salió de la habitación, Peyton entró y le dio a Ysandra una


bolsa negra, parecida a un maletín antiguo de médico. Ysandra lo abrió, y
rebuscó dentro, hasta que encontró una botella pequeña que tenía un
cuentagotas.

—Esta tintura te ayudará a dormir, y te hará sensible a mis palabras. Por lo


tanto, Grieve, tú y Rhiannon deben estar en la habitación todo el tiempo. No
quiero que haya preguntas sobre lo que hice o estoy haciendo. ¿Comprendido?

Rhiannon, que acababa de regresar con una manta de croché, asintió.

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—Por supuesto. —Y se acercó una silla para sentarse a mi lado.

Grieve movió un taburete al lado de Ysandra.

—No cometas errores. Si incluso haces un movimiento que parezca que


podría lastimarla, te mataré en ese mismo momento. Sin preguntas, ni
arrepentimientos. ¿Entendido?

Ysandra le dedicó una sonrisa hueca.

—Por supuesto que lo entiendo. También sé que lo que voy a hacer, no será
muy agradable para ella, pero les explicaré a Rhiannon y a ti cada paso del
camino. Sin embargo, cuando llegue el momento de sacarla del trance, es
posible que tenga que abofetearla u otra forma de sobresaltarla; Cicely, si te
quedas atrapada en el trance, si vas demasiado profundo, tengo que estar
preparada para sacarte. No hay garantías de que esto funcione, pero haré todo
lo posible para facilitarlo.

Cicely miró la botella.

—¿Me puede lastimar debido a que he hecho la transformación a la reina


Fae?

Ysandra sacudió su cabeza.


—No, sé de hecho que Lainule usó estas hierbas en ella misma. Y no contiene
productos de pescado. No debería haber ninguna razón por la cual te hiciese
daño, a no ser que te bebieras toda la botella. Entonces podría enviar tu mente
al vacío, pero dudo que te envenene.

Acepté la botella.

—¿Cuántas gotas?

—Empezaremos con diez, y después veremos si hace falta más. Peyton,


apaga las lámparas, por favor. Y enciende un par de velas. —Ysandra sostuvo
mi mano, mirándome a los ojos—. Bebe la pócima, Cicely, después recuéstate y
cierra los ojos.

165
Hice una mueca cuando las gotas cayeron sobre mi lengua.

—Parece que estoy bebiendo agua de un charco. O limo.

—Es la valeriana y kava kava. Hay otras hierbas más fuertes, pero la
valeriana es acre y madura de la tierra. —Hizo una pausa—. ¿Luna?

Abrí los ojos y me senté. Luna estaba parada allí, mirando el proceso. Su
mirada se posó en la mía.

—¿Qué estás haciendo? —Se volvió hacia Ysandra—. ¿Necesitan mi ayuda?

—¿Puedes mantener tus sentimientos personales fuera de esto? Podría


necesitar a alguien para cantar la canción de entretejer el tiempo.

Quería protestar, Luna me odiaba. Eso tenía que afectar el hechizo. Pero
Ysandra me dio una palmadita en la mano cuando la agarre.

—Dale una oportunidad, Cicely. Luna no es tu enemiga, incluso si…

—Incluso si odio lo que hiciste —terminó la frase Luna—. Puedo cantar la


canción para ti. No haré nada más.

Grieve soltó un pequeño gruñido, pero ella se volvió hacia él.

—Tu esposa es nuestra única esperanza contra Myst. ¿De verdad crees que
haría cualquier cosa para estropearlo? Dame un poco de crédito. Es posible que
ahora tenga poco que perder, con el trato que prometí, pero ¿de verdad crees
que haría un trato así si no creyera que necesitáramos la ayuda? ¿Si no creyera
que vale la pena morir por esta guerra? Siéntate, lord Grieve, y déjanos hacer
nuestro trabajo. Cicely está dispuesta a pasar por este ritual. Ella sabe lo que
podemos ganar con eso.

Quería preguntarle cómo lo sabía, pero el brebaje me mareó. Me recosté de


nuevo, gimiendo un poco. Pero, de repente, Ulean estaba allí, a mi lado.

Luna, ¿es de fiar? ¿Saboteará este rito?

No, ella no es tu enemiga, Cicely. Descubrí quién es, pero… ¿Cicely? ¿Cicely?
¿Puedes escucharme?

Y entonces, hubo una ráfaga de viento y el mundo a mi alrededor comenzó a

166
desvanecerse. Ya no podía oír a Ulean, solo la voz de Ysandra, que seguía y
seguía zumbando desde la distancia. En el fondo, Luna comenzó a cantar, en un
idioma que no entendía, pero mantuvo una cadencia constante, y pensé que
podía escuchar un tambor que la acompañaba. Su voz se volvió casi estridente,
más insistente, mientras los tambores se elevaban en volumen, y luego escuché
voces que retumbaban en el tambor.

—Escúchame, Cicely, y sigue mi voz. Sigue mis pensamientos, sigue el hilo.


¿Puedes ver el hilo de mi voz en la estela? ¿Puedes agarrarlo, enfocarte en él?
Deja que te guíe.

Busqué en las corrientes, y allí estaba, un hilo plateado ondeando con cada
palabra que decía. Se envolvió a mi alrededor, como una serpiente, como un
lazo, y otro zarcillo se alzó para llamarme. Comencé a avanzar, viéndome en un
denso bosque cubierto de nieve. Sin embargo, no era el Bosque Dorado, era más
oscuro y más profundo, un camino antiguo y sinuoso.

—Sígueme por el camino. Sigue mi voz, deja que te lleve al pasado. Deja que
te guíe a través de los años. Contempla cómo pasan volando, el pasado se
acelera, convirtiéndose en tu futuro. Mira cómo el tiempo fluye rápidamente, es
un borrón por el movimiento, mientras viajas a través de tu pasado. Vuelve a tu
niñez, después cuando eras un bebé en brazos, y luego… antes de regresar a
este mundo.
Yo quería bailar, la canción me estaba guiando tanto como las palabras de
Ysandra. La música se convirtió en un punto focal, y parecía abrir el camino,
haciendo más fácil deslizarme más allá de los años, para viajar a la historia.

Y luego vi a través de mis ojos como una niña. El mundo era tan nuevo y, sin
embargo, había estado aquí antes. Podía sentir la conexión con el mundo
espiritual del que acababa de salir. Y entonces…

—Vuelve, vuelve, y deja que el camino te lleve al tiempo antes de tiempo. Al


momento en que esta vida era solo un parpadeo de posibilidades.

Y ya no era Cicely, sino un alma vagando por las corrientes, vadeándolas. El


viento soplaba mientras caminaba entre las brumas, buscando… buscando… ¿A
quién estaba buscando? Perdí la noción de mi nombre, perdí cuál era mi

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objetivo. Estaba flotando, deambulando, más allá del alcance de cualquiera que
hubiera sido alguna vez, demasiado lejos de la persona en la que me
convertiría.

—Escúchame, no pierdas el rastro de mi voz. Presta atención a mis palabras.


Deja que te guíen a través del tiempo gris, a través de la bruma del tiempo, la
sombra y la incertidumbre. Sigue moviéndote. Estás cruzando el camino de la
transición. Debes ir más allá. Hay otra puerta por alcanzar. Pasa por esa puerta.

La voz me resultaba familiar, pero ya no tenía claro quién estaba hablando ni


el canto que resonaba más allá del velo. Pero más adelante, una puerta me
llamó la atención, y lentamente, con cautela, la abrí. Allí, en el otro lado, vi a
una niña pequeña. Estaba jugando con flores en un prado, sentada al lado de un
estanque. Entré al mundo, pero algo se sintió fuera de lugar. Inclinándose,
extendí la mano para tocar su puño gordito, que sostenía un ramo de
margaritas recién cortadas.

—¿Quién eres tú? —susurré.

Ella me miró y, sus ojos ya no eran los de un niño, sacudió la cabeza.

—Regresamos demasiado pronto. Él no está aquí. Tenemos que irnos ahora a


buscarlo. —Antes de que pudiera detenerla, recogió una gran seta roja con
manchas blancas. Quería decirle: No comas eso, te envenenará, pero las palabras
murieron en mi garganta.
Sostuvo mi mirada, deliberadamente, comiendo lentamente la seta y
masticando.

—No te preocupes —dijo—, lo encontraremos de nuevo. Te lo prometo.

Entonces se agarró el estómago, y me sentí arrastrada hacia la puerta. Ella se


puso de pie, dejando su cuerpo atrás, y corrió hacia mí, corriendo a través de
mí, en mí, y sentí que su esencia se fundía con la mía, y nos volvimos para salir
por la puerta.

Las dos juntas entramos de nuevo en la estela, solo que ella era parte de mí
ahora, y me di cuenta de que la había dejado atrás porque parecía tan diminuta,
tan astillada. Pero en verdad, cuando examiné sus pensamientos, tan joven
como era, era brillante y alegre y ferozmente valiente para su edad. Ella sabía lo

168
que teníamos que hacer, y tomó mi mano, desde el fondo de mi corazón, y me
prometió que todo estaría bien.

—¿Cuál era tu… mi nombre? —No podía simplemente llamarla, niña


pequeña, especialmente cuando había sido parte de mí.

—Violet.

Continuamos a través de la estela, a través de los vientos que ahora estaban


aullando, removiendo la salvaje niebla que rodaba como una gruesa manta.
Olía a moho, descomposición, a cementerios, huesos polvorientos y esperanzas
dejadas en oscuros armarios para marchitarse y morir. Ya no podía oír la voz
que me guiaba, pero la canción continuó, la canción del tiempo, la canción de
los hechizos, la canción que hilaba el hilo de mis días.

—Ahí. —La voz de la niña hizo eco—. Una puerta.

Me volví para ver una puerta oscura, envuelta en sombras y tinieblas. Este
era nuestro destino. Este era nuestro objetivo. Lo que estaba buscando estaba
más allá. Sujeté su mano.

—Esto va a ser aterrador. No creo que te vaya a gustar.

—No creo que a ti te vaya a gustar. Has huido de eso cada vez que lo has
encontrado antes. La historia detrás de eso te asusta.
Violet no parecía asustada, sin embargo, y eso me confundió.

—¿Por qué no estás asustada? Hay algo oscuro y peligroso detrás de eso. —
Dudando, puse mi mano en el pomo.

—Solo es peligroso, si dejas que te domine. Tienes que ser la que tome el
control. No tengo miedo, porque ya estoy muerta. No hay nada detrás que
pueda lastimarme.

La lógica de Violet tenía mucho sentido, pero no me ayudó mucho.

—Pero yo aún no estoy muerta, lo que hay allí puede lastimarme.

Ella se rió entonces, tanto de mí, como conmigo.

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—¡No seas ridícula! Ni siquiera has nacido todavía. Ahora que lo pienso, yo
aún no he nacido. ¿Cómo puede algo del pasado lastimarnos cuando ni siquiera
estamos vivos?

Su lógica tenía un sentido extraño. Traté de darle vueltas al problema.


Entonces algo se iluminó en mi mente, supe que tenía razón. Estábamos
viajando hacia el pasado. ¿Cómo podía el pasado lastimarnos, cuando éramos
meros parpadeos de lo que podría ser? Pero cuando traté de profundizar en la
idea, concentrarme en el concepto, perdí todo sentido de la realidad y todo se
volvió borroso. Decidí seguir el consejo de Violet.

—Bien entonces. Supongo que simplemente entramos. ¿Sabes lo que estoy


buscando? Parece que he perdido la memoria.

Violet negó con la cabeza.

—No, pero sabrás cuando lo encuentres. Así es como funcionan estas cosas,
¿verdad? De lo contrario, ¿por qué estarías aquí?

Haciendo una pausa, reflexioné sobre sus palabras.

—Me parece bien. Vámonos entonces. —Y con eso puse mi mano en la


puerta rodeada de sombras y la abrí. Y mientras Violet y yo íbamos a un mundo
de nieve y hielo y seres plateados como arañas, ella se mezcló conmigo y se
convirtió en parte de mi corazón y mi alma.
Inhalando profundamente, abrí los ojos y me di cuenta de que estaba viendo
a través de otros ojos. Pero, sin embargo, el cuerpo se sentía increíblemente
familiar. No estaba segura de quién era o por qué estaba aquí, donde sea que
estuviera, había algo que estaba buscando, y solo podía descubrirlo en este
lugar y en este momento. El recuerdo de una canción permanecía, y el recuerdo
de una voz que me guiaba por un largo pasillo envuelto en bruma, y el susurro
de una niña resonaba en mi cabeza, pero aparte de eso, no tenía ni idea sobre
qué buscaba o dónde estaba.

Miré alrededor. Estaba parada encima de un montículo, una especie de

170
Túmulo cubierto de una gran capa de nieve. Los árboles que lo rodeaban
estaban cubiertos de un manto blanco y sus ramas congeladas hasta el suelo. El
aire era limpio, tan puro que lastimaba mis pulmones, y el cielo parecía
porcelana azul claro, pero una tormenta se estaba aproximando, podía sentirlo
en mis huesos. La energía de la tormenta traía fuertes nevadas y rayos de nieve,
y prometía una renovación, recargándose con su furia.

Entonces abrí los brazos, dando bienvenida a la furia que venía, mi estómago
gruñó, y me di cuenta de que estaba sufriendo, por lo sedienta y hambrienta
que estaba. Una pulsión se apoderó de mí, un deseo de buscar, perseguir, cazar,
y busqué una posible presa. Mientras exploraba, siguiendo un leve aroma que
capté en el viento, lo vi. Era alto y delgado, y su ropa apenas era suficiente para
evitar que su piel se pusiera azul.

Me revolví mientras estaba parada allí, y cuando miré hacia abajo, me di


cuenta de que estaba desnuda, o casi. Llevaba un vestido de gasa, con hilos de
plata sueltos en un patrón de encaje, se envolvía suavemente desde mis
hombros, pero pude ver a través de él que el tejido estaba muy suelto. Mis
pechos, mi estómago, mis piernas, todo mi cuerpo era ligeramente cerúleo, y
con asombro, pasé mi lengua por mis dientes, pudiendo sentir sus afilados
bordes que podrían perforar carne. Gotas de sangre brotaron de mi lengua, y su
sabor salado y metálico aumentó mi hambre.
Cuando el hombre comenzó a caminar hacia mí, me oculté detrás de un
arbusto cercano. Todavía no me había visto, y tuve la sensación de que, si
supiera que estaba aquí, saldría huyendo. Razón de más para ser paciente, para
estar al acecho como los tejedores de nieve1 que mi madre tenía como mascotas.

¿Mi madre? La imagen de una reina alta emergió, extendiéndose sobre el


cielo, borrando la luz de la mañana. De estructura delgada, ojos almendrados y
de una belleza pálida y peligrosa, su rostro estaba impreso en mi corazón, y me
di cuenta de que la amaba con pasión. Ella era mi todo. Ella era mi todo, mi
modelo a seguir, mi diosa. Y yo era su hija amada.

Cherish. Ese era mi nombre, Cherish, y yo era la hija de mi madre en todos los
sentidos.

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Bueno, casi en todos los sentidos. La voz interior me molestaba, y traté de
alejarla, pero no era tan fácil de silenciar. Sabes que tengo razón. Sabes que tienes
algo que tu madre no tiene, y que algo podría algún día ser su perdición cuando te
levantes en armas para ocupar el lugar que te corresponde como su heredera al trono.

Un destello de ira me recorrió.

—No soy una traidora. Nunca traicionaré a mi madre. Si el trono viene a mí,
será a través de su elección, no la mía. —Mi susurro apenas tocó el viento, pero
la corriente lo atrapó, transportándose a través del viento a todo el mundo.

No tienes elección. El destino se cumplirá. Los fuertes siempre ganan a los débiles. Es
la evolución. Es lo que creó a tu madre en primer lugar.

—¡Cállate!

Expulsé esos pensamientos, mientras mi presa se acercaba al arbusto. Se paró


y me di cuenta de que había notado que algo andaba mal. Tal vez escuchó mi
susurro, tal vez captó mi olor. En cualquier caso, no había tiempo que perder.
Salté, aterrizando frente a él, en cuclillas.

Me miró y gritó, dándose la vuelta para huir. Cuando comencé a cambiar,


transformándome en mi bestia, me deleité con el poder de mis mandíbulas, de
los huesos moviéndose y estirándose. Mi cabeza creció, mis mandíbulas se

1
El tejedor es un ave.
transformaron en un cepo mortal y solté una carcajada mientras podía, desde lo
más profundo de mi ser. Una risa de pura alegría, y deleitándome en el dolor
que sabía que iba a provocar.

Mi estómago retumbó, el hambre me empujaba, la lujuria por su sangre y


hueso y su fuerza vital era tan fuerte que no había nada más en el mundo. Lo
único que existía era mi deseo, y nada, ni las súplicas por misericordia, ni
pensamientos peregrinos, podían mitigar esa hambre. Nada, excepto la
sensación de su carne en mi boca, de su sangre caliente deslizándose por mi
garganta. Me abalancé, con las fauces abiertas, y sus gritos interrumpieron el
canto de los pájaros durante el amanecer.

Más tarde, con el estómago lleno y mi hambre saciada, usé la nieve para
limpiarme. Por el momento, mi hambre estaba bajo control, era hora de irse a

172
casa. Mi madre me estaba esperando. Había algo de lo que había querido hablar
conmigo antes, pero la había rechazado porque quería pasar un tiempo afuera a
solas. A veces el estrépito en el Túmulo parecía abrumador, y tenía que
alejarme del ruido.

Me dirigí al Túmulo, ignorando a la gente que se movía a mi alrededor.


Todos en cierto modo, descendían de mi madre. Myst había dado a luz a
nuestra raza; los primeros fueron transformados por ella, después de que el
vampiro loco hubiera ideado su plan. Pero él había sido débil y mi madre se
había vuelto más fuerte que él.

Una vez ella me contó que, después de la transformación, se había dado


cuenta de que él nunca podría ser su pareja, por lo que se convirtió en su
enemigo. Y ahora, todos los vampiros, los vampiros verdaderos, eran nuestros
enemigos. Éramos los herederos legítimos de su linaje, habíamos evolucionado
mucho más allá de sus poderes arcaicos, pero no aceptaron que éramos el
siguiente paso en la evolución de su raza, por lo que siempre estuvimos en
guerra con ellos.

Sin embargo, no sabían que habíamos viajado a esta nueva tierra. Myst lo
había mantenido en secreto, dejando en el viejo mundo a algunos de los
nuestros para que construyeran una comunidad allí, aun cuando descubrimos
la cantidad de tierra virgen aquí. Teníamos un gran espacio, un lugar para
propagarse y reproducirse.

Nuestra clase se reproducía lenta, y dolorosamente. Las madres a veces


morían durante el parto, debido a que sus hijos les desgarraban del vientre
materno al nacer. Pero no le había hecho eso a mi madre. Había venido al
mundo con bastante facilidad, aunque la identidad de mi padre era un misterio
y lo seguiría siendo siempre. Sin embargo, no importaba. Yo era la hija de Myst,
heredera de la Corte Índigo, y la ayudaría a expandirse y a tomar el control de
esta tierra. Juntas construiríamos un imperio de sangre y huesos.

Mientras me dirigía a nuestras cámaras privadas, busqué a Myst, pero no


estaba a la vista. Al pasar junto a una criada la agarré por el cabello y la traje de
un tirón hacia mí.

173
—¿Dónde está la reina Myst? ¿Lo sabes?

Farfulló, dejando escapar un pequeño gruñido, tiré más fuerte de su cabello y


la solté. Ella se dejó caer al suelo a mis pies.

—La última vez que la vi, estaba en su dormitorio, princesa.

—Vete, y regresa a tus tareas.

La pateé fuera de mi camino, pero no muy fuerte, no era útil dañar al


servicio. Después había que llevarlos a la enfermería y otra persona debía hacer
su trabajo.

Me dirigí a la habitación de mi madre y estaba a punto de llamar a la puerta,


cuando escuché algo desde el interior. Fue un gemido, un sonido de dolor.
Preocupada, abrí la puerta y eché un vistazo en el interior.

Allí, acostada sobre su cama, estaba mi madre. Dos Elementales de hielo


estaban con ella, y a un lado, uno de nuestros sanadores. Los Elementales
estaban de pie a cada lado de ella, con los brazos extendidos sobre su cuerpo, y
ella se retorcía, con una expresión de dolor recorriendo su rostro. Las chispas
parpadeaban en el aire sobre su pecho: Un chorro de magia que se filtraba por
la habitación, plateado y blanco, y el color del añil profundo que surge justo
antes del anochecer. Giraron, como las estrellas en nuestros ojos.
Lentamente, cerré la puerta y me escabullí hacia la cortina que cubría la
pared. Nadie había notado mi presencia; estaban demasiado concentrados en
Myst y en lo que estaba sucediendo. El sanador parecía nervioso, y estaba
murmurando algo en voz baja.

Me concentré en la retahíla, tratando de captar sus palabras.

No sé si esto funcionará… por favor, no la dejes morir… por favor haz que esto
funcione… Él estaba asustado. Eso me impactó.

Quería salir de mi escondite y preguntar qué demonios le estaban haciendo,


pero reprimí mis palabras. Si lo interrumpiera, lo que sea en lo que estuvieran
involucrados podría salir mal, y mi madre estaría furiosa conmigo. Así que me
quedé donde estaba, mirando y esperando.

174
El zumbido en la habitación se hizo más fuerte, tan fuerte que era como una
colmena entera de abejas zumbando mi cabeza. Haciendo una mueca, cubrí mis
orejas, a medida que los llantos de mi madre se hicieron más fuertes. Pero no
podía apartar la mirada.

Entonces lo vi: Los remolinos comenzaron a unirse y tomar forma, formando


una masa de energía líquida en el centro de su corazón. Una corriente de luz
fluyó de su cuerpo al estanque mientras giraba, dando vueltas como un
derviche loco subyugado por su danza. Lo había visto en algún lugar, cuando
era muy joven, aunque no podía recordar mucho sobre eso. En alguna calle en
algún lugar, antes de que llegáramos y asoláramos al pueblo. Él había estado
dando vueltas como un trompo, girando como si estuviera atado a una cuerda
que oscilaba vertiginosamente una y otra vez.

La energía sobre mi madre brilló, un diamante azul y plateado se formó, pero


había algo que no se sentía correcto, como si algo estuviese fuera de lugar.

Traté de recordar lo que ella me había enseñado sobre sus primeros días,
antes del cambio. Antes de que hubiera fundado la Corte Índigo, había sido
miembro de Unseelie, el Fae Oscuro, y había visto a su hermana subir al trono
para convertirse en la reina del Invierno. Mi madre había pensado que el honor
iría a ella, pero la habían pasado por alto. Historia tras historia volvieron a mí,
su resentimiento y su cólera resonaron en mis recuerdos.
Entonces me di cuenta de lo que estaba haciendo. Mi madre estaba creando
su propia Piedra Corazón. Estaba tratando de burlar a las Cortes de las Hadas
al usar su ritual sagrado en sí misma. De alguna manera, debía haber
encontrado la información sobre cómo se hacía, porque no era de conocimiento
común, eso era seguro. Y ahora estaba transfiriendo parte de su esencia a una
gema sagrada, para esconderla y mantenerla a salvo. Estaba asegurando su
inmortalidad.

Mientras miraba, dejó escapar un grito penetrante, cuando un rayo de luz


candente emergió desde su pecho hacía el centro del diamante. La piedra
comenzó a tomar forma física, tenía la talla de un corte esmeralda y era de un
azul tan oscuro que era casi negro. Pero en su interior, destellos de plata y
blanco le daban vida: La fuerza vital de mi madre, estaba encerrada en el

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corazón de la joya. Y mientras existiera indemne, ella también lo haría.

Los Elementales de hielo colocaron la joya en una caja de plata y se alejaron


de la cama. Myst se sentó lentamente, gimiendo, mientras el sanador corría a su
lado. Él revisó su pulso, sus ojos; presionó su oreja contra su pecho para
escuchar su corazón.

—Bueno, ¿está hecho?

Myst le sonrió, su tono de voz era suave. Él era su favorito. Había estado con
ella por muchos años y me había traído al mundo. Me gustaba, todo lo que yo
era capaz de querer a alguien.

—Ya está hecho, su alteza. Su Piedra Corazón ha sido creada, ahora solo
queda una cosa por hacer: Debe esconderla. —Su sonrisa fue tenue—. Sabe lo
que sucederá si la Corte de los Ríos y Juncos o la Corte de la Nieve y el Hielo
averigua lo que ha hecho. Lo buscarán y lo destruirán. No puede dejar que se
filtre que este ritual ha tenido lugar.

Myst asintió solemnemente.

—Lo sé. Hemos roto todas las reglas establecidas por las Cortes Superiores.
Con los años, hemos roto las reglas en pedazos y después hemos destruido esos
pedazos. Pero te equivocas sobre algo, querido amigo. Mi viejo amigo. Hay más
de una cosa que queda por hacer antes de que esté a salvo.
El sanador ladeó la cabeza, mirándola. Una expresión de pálido
reconocimiento cruzó su rostro, y supe lo que iba a suceder. Mi madre no se
había percatado de mi presencia aún, tampoco los Elementales ni el sanador.
Myst estaba tan absorta que no me sentiría cerca.

—Viejo amigo, los Elementales de Hielo son leales a mí, e inquebrantables, y


nunca hablarán. Pero el problema con los secretos, es que cuando dos personas
saben algo, esa cosa ya no es sacrosanta. Ya no es un secreto. Sabes esto,
¿verdad?

Se bajó de la cama, ya recuperada de su terrible experiencia. Nuestra gente


sanaba increíblemente rápido.

Él tartamudeó, dando un paso atrás.

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—Le doy mi palabra, su alteza.

—Lamentablemente, las palabras son tan buenas como sus hablantes. Y


aunque te amo, no puedo confiar en ti. —Y con eso observé a mi madre caer
sobre el sanador, haciéndolo trizas con sus grandes mandíbulas. Era una
criatura magnífica, más enorme que el resto de nosotros, y cuando terminó, no
quedaba ni rastro del sanador. Ella lamió el piso antes de volver a su forma.

Los Elementales de Hielo permanecieron inmutables, esperándola. Con una


última mirada a la habitación, presionó un lugar en la pared y se abrió una
puerta secreta, una que nunca había visto antes. Me quedé donde estaba.
Amaba a mi madre, pero supe, instintivamente, que si tenía la más mínima
sospecha que yo pudiese saber esto, me mataría. Estaría tan muerta como el
sanador, sin importar que fuese su hija.

Seguida por los Elementales de Hielo que llevaban la caja de plata, Myst
entró en el pasillo. Cuando la puerta se cerró tras ella, me di cuenta de que
ahora sabía cuál era la vulnerabilidad de mi madre. Era tan vulnerable como
todas las demás reinas Faes ahora. Encuentra su piedra corazón, y ella era una
mujer muerta.

Me giré para salir de la cámara, cuando escuché una voz que me llamaba.
Solo que no era mi nombre, parecido, pero no el mismo. Pero no pude
resistirme. La atracción era muy fuerte.
—¿Cicely? ¡Cicely! ¿Puedes oírme?

La voz hizo que el mundo a mi alrededor se difuminase. ¿Quién era Cicely?


Y, sin embargo, una parte de mí respondió: Soy Cicely. Pero entonces, la imagen
de una niña pequeña brilló frente a mis ojos y pensé: No, soy Violet.

Tambaleándome, fui hacia la puerta, pero no estaba allí. En cambio, estaba


parada en un mar de niebla, y caí ciegamente en la corriente, siguiendo la
canción de la sirena que me llamaba.

177
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—¿Cicely? ¡Cicely! ¿Puedes escucharme?

La voz se repitió otra vez a través de la niebla. Me tambaleé hacia adelante,


sabiendo que tenía que seguir a la voz. Y entonces, como por detrás de la voz,
escuché una canción que me sonaba familiar. La melodía era inquietante y me
hizo querer seguirla, sin importar a dónde me condujera. Miré a mi alrededor,
preguntándome dónde estaba.

Y entonces otro recuerdo me golpeó y lo supe. Estaba en la estela. No estaba


segura de por qué, pero ese era el nombre de este lugar. Estaba en la estela,
viajando por un pasadizo oscuro lleno de neblina y niebla. Creí ver las siluetas
de los árboles, cuando empecé a acelerar, y después cantos rodados ocultos por
la niebla. Una luz pálida descendía desde lo alto, pero no tenía claro, si en esta
tierra monocromática, se trataba de la luna o el sol.

Empecé a correr, siguiendo la voz, repentinamente deseosa de salir de este


lugar y volver a… ¿a dónde regresaba? No lo sabía, pero fuera donde fuera, se
sentía como hogar. Me iba a casa, y una vez que llegara allí, sabría quién era y
por qué había hecho este viaje.
La bruma comenzó a espesarse, hasta que me rodeó, y sentí que me estaba
ahogando. Pasó un minuto, y estaba respirando esa densa niebla. Tropecé, en lo
que parecía una luz muy brillante, y finalmente, abrí los ojos. Estaba en una sala
de estar, y recordé mi nombre: Yo era Cicely. Y había sido Violet. Y había sido
Cherish.

Y…

… ahora sabía cuál era la vulnerabilidad de Myst. Y sabía cómo destruirla. La


única pregunta que quedaba era: ¿Dónde encontraría su Piedra Corazón?

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Luché para sentarme, aturdida y preguntándome qué hora era.
Entrecerrando los ojos a la luz de las velas que hacía apenas unos minutos
parecían brillantes como el sol, me di cuenta de que las velas estaban medio
derretidas, y que había una tenue luz afuera.

—¿Qué hora es? —Mi voz sonaba como si estuviera afónica, mi garganta
estaba seca, y sentí que había estado gritando durante horas.

Ysandra apartó el cabello de mi frente, y presionó un paño frío contra mis


mejillas. El frío se sintió reconfortante contra mi piel, ya que me sentía caliente y
acalorada. Mientras luchaba por sentarme, Grieve se sentó en el sofá detrás de
mí y me ayudó. Me recosté sobre él, la frescura de su piel fue un respiro
bienvenido.

—¿Qué hora es? —No podía enfocar bien los números del reloj; mi visión era
borrosa, y no estaba viendo del todo bien, pero sabía que desaparecería a
medida que me fuese alejando más del trance.

—Son las cuatro de la mañana. Estuviste fuera por varias horas, y estaba
preocupado de que no pudieran traerte de vuelta. ¿Cómo te sientes? ¿Tienes
náuseas? ¿Te pitan los oídos? ¿Dolor de cabeza? —Mientras enumeraba los
síntomas, podría decir que Ysandra estaba buscando algo. Probablemente una
pista sobre si había algún daño permanentemente en mí.
Respiré profundamente, examinando mi cuerpo. ¿Cómo me siento? Pinchazos
donde sentía que había estado acostada en una posición demasiado tiempo. Un
hormigueo recorrió mi brazo cuando lo moví. Pero eso no era nada de qué
preocuparse. ¿Dolor de cabeza? Leve, sí. Pero mis oídos no pitaban. Y mi
estómago, aunque un poco molesto, no corría el peligro de perder la cena.

—Me siento como si tuviese una resaca leve, pero eso es todo. Un leve
malestar, un ligero dolor de cabeza. Nada que se pueda decir importante. Pero
sí sé una cosa.

Miré al círculo de rostros reunidos a mi alrededor. Esperaron, expectantes.

—Sé cómo destruir a Myst. Simplemente no estoy segura de dónde encontrar


lo que necesitamos para hacerlo.

180
Por supuesto, mi declaración provocó un aluvión de preguntas. Luna,
incluso en ese estado de ira contra mí, que se podía ver burbujear bajo su piel,
se apresuró a ir al sofá para escuchar.

Peyton apareció con un vaso de agua fría en la mano. Lo bebí y pedí otro, y
después de eso, un tercero. Cuando mi garganta ya no estaba reseca, les conté lo
que había visto y lo que había descubierto. Y mientras hablaba, sentía que algo
dentro de mí había cambiado. Había una parte de mí que sentía que siempre
había necesitado que estuviese allí, pero había estado perdida.

Violet. Por alguna razón, necesitaba reunirme con Violet.

Quién había sido ella, cuándo vivió, no estaba claro. Pero el hecho era que
había vuelto a la vida demasiado pronto, antes de Grieve, y había sabido de
nuestro pacto. Me había quitado la vida otra vez para ir a buscarlo. Violet había
sabido muy bien que la seta la envenenaría. Pero cuál sea que fuera la sabiduría
que su, mi, alma había poseído, se la había comido y pudo volver a la estela otra
vez.

Necesitas conocerme porque puedo darte algo que nunca has tenido: Una infancia
feliz. Fui feliz, hasta que me di cuenta de que había regresado en el momento equivocado.

Su voz era como un eco en mi cabeza… o tal vez era mi instinto. Las palabras
sonaban amortiguadas, pero la impresión llegó fuerte y clara. Y de repente el
tatuaje de la pequeña niña Fae en mi pecho se echó a reír, haciéndome
cosquillas. Se había despertado un par de veces, pero solo por unos instantes.
Mis tatuajes de búho se habían despertado cuando descubrí la lechuza en mi
interior. Mi lobo siempre estuvo conectado con Grieve. Pero ¿mi faerie
belladona? Ella me pertenecía, a una parte de mí que había sido cortada
demasiado rápido, sin ser necesario.

Me reí de sus cosquillas; era juguetona y alegre y con un sentido del humor
un tanto perverso. Todos me estaban mirando fijamente, y me di cuenta de que
no tenían ni idea de por qué me estaba riendo.

—Estoy contenta de estar viva. Incluso con todo lo que enfrentamos, estoy
agradecida de estar aquí y por tenerlos a todos en mi vida. Y además he
encontrado… una parte de mí que nunca había sabido que existía. —Mientras

181
pronunciaba las palabras, sabía que eran verdad. Nunca me había sentido
especialmente feliz con mi vida, pero ahora, aquí en esta sala a las cuatro y
media de la madrugada, enfrentándonos a uno de los adversarios más
peligrosos a los que podíamos enfrentarnos, no me importaba. Todo lo que
quería hacer era abrazar a todos los que amaba y decirles que los amaba. Así
que lo hice. Y cuando me miraron como si estuviera fuera de mis cabales, me reí
de nuevo.

Y caí en un sueño profundo.

Cuando desperté, ya era casi el mediodía. Estaba en mi vieja cama, y Peyton


estaba sentada allí, tejiendo algo, no podría decir qué era, pero ni siquiera sabía
que Peyton podía usar una aguja.

Luché por sentarme y entrecerré los ojos. La nevada se estaba deteniendo,


pero, como de costumbre, los cielos estaban nublados. Desperezándome,
olisqueé mi axila e hice una mueca. Necesitaba una ducha urgentemente.
Aunque me habían desnudado y puesto un camisón largo, la realidad era que
apestaba como si hubiera estado en una pelea de bar. La combinación de la
pelea, la sangre y las hierbas de la poción, no era una combinación muy
agradable.

—¿Ducha?

Peyton sonrió, tendiéndome una toalla y un gel de ducha.

—El baño está vacío. Vete.

Me deslicé debajo de las sábanas, el suelo frío ya no me molestaba. Sonreí


suavemente. Había odiado durante años despertarme y pisar las baldosas frías
o la madera dura fría. Ahora, ya no me importaría de nuevo. Una de las muchas
bendiciones escondidas.

—Peyton… ¿cómo estás? Tu madre... Rex... —Sus padres habían sido


asesinados por el corrupto vampiro Geoffrey. En las últimas semanas, no había

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tenido la oportunidad de preguntarle cómo estaba lidiando con la pérdida.

La mirada de sus hermosos ojos era solemne, pero parecía luchar para
contener las lágrimas.

—Lo estoy manejando. Algunos días son más difíciles que otros. Me he
puesto en contacto con la manada de mi padre, y cuando esto termine… cuando
encuentren y derroten a Myst, los visitaré para llevar a cabo la misión
encomendada en mi visión. Después regresaré aquí y dirigiré mi agencia de
investigaciones. Voy a estar bien, Cicely. Estaré bien.

Quería decirle algo que pudiese ayudarla, pero en este punto, solo el tiempo
la ayudaría a sanar. Ella sabía cómo me sentía. Estuve con ella cuando Rex, y
luego Anadey, murieron.

—¿Y qué vas a hacer con la cafetería?

—Está a la venta. Casi la estoy regalando, la vendo por la mitad de su valor


de mercado, pero merece la pena. Odiaba trabajar allí, y mamá… Todavía tengo
sentimientos encontrados en torno a su muerte. Intentó matarte, Cicely. Trató
de matar a mi padre. Pero, aunque me protegió al final, es bastante difícil
tenerle mucho cariño en este momento. Prefiero dejarla ir tranquilamente.
Olvidar mi vida con ella y crear una nueva.

Asentí. Sabía exactamente a qué se refería. Cuando encontré a Krystal muerta


en un callejón, le robé lo que tenía en sus bolsillos, le cerré los ojos y le di la
espalda al pasado, mientras me alejaba de su cuerpo. Después de hacer una
llamada anónima a la policía, me había largado y nunca más había vuelto la
vista atrás. Ni siquiera sabía lo que habían hecho con sus restos. En ese
momento, un dolor me atravesó. ¿El depósito de cadáveres tendría aún sus
cenizas? Si era así, podría reclamarlas. Ponerla a descansar en el bosque donde
estacamos a Heather, para que las dos hermanas pudiesen volver a estar juntas.

Sabes que ya no están, Cicely. Sus espíritus han avanzado.

Lo sé, Ulean, pero hay algo poético en hacerlo… A veces, el gesto es más importante
que el significado detrás de él. No sé si me estoy explicando bien, pero a veces…

Entiendo lo que quieres decir. Déjalo estar, niña. Toma tu ducha. Hay mucho que

183
hacer hoy, y solo porque ahora sepas cómo destruir Myst, no significa que vaya a ser un
paseo por el campo.

Asentí; sintiendo que necesitaba decirle algo a Peyton, abrí la boca para
hablar. Pero, para entonces ya se había sentado de nuevo a tejer y parecía
satisfecha, así que recogí mi toalla y gel de ducha con aroma a canela, y me
dirigí a tomar una larga ducha.

Mientras me enjabonaba, revisé lo que recordaba de la noche anterior. Las


imágenes de mi viaje eran más claras ahora. Una buena noche de sueño me
había proporcionado la suficiente distancia para darme una idea de todo lo que
había visto.

¿El Túmulo en el que vi a Myst esconder su Piedra Corazón? Conocía la


tierra que estaba a su alrededor. Recordaba vagamente haber visto un área
profunda en el Bosque Dorado que se parecía a ella. ¿Myst había creado el
Túmulo hacía siglos? ¿Hace miles de años? Incluso si ella hubiera desertado, era
probable que pudiera encontrarlo de nuevo. Y si yo… ¿Podría encontrar la
entrada secreta por donde había llevado su Piedra Corazón?

Me froté todo el cuerpo a fondo, mientras pensaba en todo lo que había


sucedido. Conocer a Violet, había sido importante y aunque todavía no estaba
segura de porqué, ahora me sentía completa. Conocer esa parte de mí misma
pareció haberme devuelto algo de alegría que me había sido arrebatada durante
mi infancia en esta vida. Violet no había sido infeliz. Simplemente se dio cuenta
de que estaba en el período de tiempo equivocado, por lo que había encontrado
la manera de abandonarlo.

Para cuando terminé de enjabonarme y enjuagarme el cabello, estaba sumida


en mis pensamientos, tratando de determinar dónde y cuándo había visto el
área que rodea el Túmulo de Myst. Definitivamente estaba en las
profundidades del Bosque Dorado, mucho antes de que existiera un bosque
nuevo que lo circundaba. Mucho antes de que hubiera nacido un Seattle… o un
Estados Unidos de América para marcar fronteras y territorios.

Sabía que estaba más adentro del bosque que los Acebos Gemelos. Tan
profundo que nunca pasábamos por ahí rutinariamente. Y entonces… un
recuerdo me golpeó. Sabía dónde estaba. Un día, hace mucho tiempo, cuando

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Rhia y yo teníamos cinco años y empezamos a conocer a Grieve y Chatter,
salimos a caminar y nos perdimos en el bosque. Seguimos adelante, seguras de
que podríamos encontrar nuestra salida de nuevo.

Las perezosas abejas habían pasado volando, una cierva había traído su
cervatillo para que lo viéramos, y se había detenido, permitiéndonos acariciar a
la joven cría. No nos dimos cuenta de cuán raro era el regalo que se nos estaba
dando. En un momento dado, nos acostamos y tomamos una siesta cerca del
mediodía, a la sombra de un cedro gigante. Más o menos una hora después,
estábamos preocupadas: Nuestro hogar parecía estar muy lejos, y habíamos
estado dando vueltas, sin estar seguras de dónde estábamos. Así que seguimos
caminando.

Al anochecer, llegamos a un arroyo y lo seguimos, y luego… Una imagen


destello en mi memoria mostrándome un montículo de tierra cercano. Nos
dirigimos hacia allí, como si algo nos atrajese, lo siguiente que pude recordar
fue que estábamos de vuelta al borde del Bosque Dorado. Aturdida, pero no
debido al cansancio, corrimos por el patio, estábamos a salvo en casa.

—Había olvidado por completo ese recuerdo —susurré.

El Túmulo, tenía que pertenecer a Myst. Estábamos demasiado adentradas


en el bosque como para que fuese el Túmulo Marburry, o incluso el Eldburry. Y
no lo hicimos a través de ningún portal. No hubo ningún cambio allí que pueda
recordar.

Pensativa, salí de la ducha y rápidamente me puse una ropa interior limpia,


jeans y un corsé pre-enlazado que Druise había enviado desde casa. Éste tenía
una cremallera y rápidamente lo cerré, después me calcé un par de botines,
resistentes que tenían un tacón ancho con el que podía correr. Me cepillé el
cabello, y lo até, sin preocuparme por secarlo, y me puse la corona, corriendo
escaleras abajo, sin maquillarme.

—¡Lo recuerdo! ¡Sé dónde estaba su Túmulo!

Me deslicé hasta detenerme en la cocina, mirando al grupo de rostros


solemnes sentados alrededor de la mesa.

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—¿Qué pasa? ¿Qué está pasando?

Ysandra puso un plato de huevos y tocino frente a mí y me sirvió un poco de


café.

—Los Cazadores de Sombras atacaron de nuevo, aunque esta vez dejaron la


estación de policía en paz. Pero han atacado en Snoqualmie. Se están
diversificando, y parece que hay muchos más ahora. Myst ha llamado a todas
sus reservas.

—¿Qué hay de la defensa? ¿La policía? ¿La Guardia Nacional? —Incluso


mientras hablaba, sabía que la Guardia Nacional no tendría ningún uso terrenal
contra ellos. Los Cazadores de Sombras podían ser asesinados con balas, sí,
pero eran enemigos mortales y astutos, y eran expertos en sacrificar a sus
víctimas sin que los vieran.

Ella negó con la cabeza.

—Sabes tan bien como yo que la policía no sabe qué hacer, y deduzco que
estaban hablando de llamar al ejército, pero ya ves... una tormenta de nieve ha
surgido cerca de allí. Y me refiero a una ventisca. La tormenta se está moviendo
rápidamente, extendiéndose por todo el noroeste. Ningún helicóptero puede
sobrevolar en la zona, ni los aviones. Conducir es peligroso en el mejor de los
casos. Pronto todo estará bajo una gran capa de nieve, a medida que se vaya
extendiendo. Myst ha comenzado su marcha, y si puede mantener el clima
firme, tiene buenas posibilidades de ganar una fortaleza, antes de que alguien
pueda hacer algo.

La naturaleza aún era capaz de detener incluso las máquinas más diabólicas
de la humanidad. Ventiscas, huracanes, tornados, no mucho de nuestro
armamento podía hacer nada en contra de las fuerzas naturales del mundo, y
parecía que cuanto más intentábamos controlarlo, más luchaba el mundo. Solo
que esta vez, resultaba que era una reina loca quien lo controlaba.

—¿Has contactado al consorcio? ¿Se han desentendido de este asunto? —


Cada vez estaba más cansada de la política de no interferir que estaba tomando
el grupo mágico.

—Tenemos a los guerreros que enviaron, la Unidad Elite. No hace mucho

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tiempo, estuve a cargo de un grupo así, ¿recuerdas? Pero son pocos, y el
enemigo es fuerte. Llamé al concilio nuevamente esta mañana, pero las líneas
telefónicas no funcionan. La tormenta está lo suficientemente cerca como para
generar estática entre nosotros y el mundo exterior. Espero que los vientos y la
nieve mejoren en las próximas horas. —Ysandra removió una cucharada de
azúcar en su café, frunciendo el ceño.

Devoré mi desayuno, necesitaba energía. Entre la lucha y el viaje que había


hecho la noche anterior, estaba famélica.

—Regina y Lannan deben de estar dormidos. ¿Te contactaron anoche


después de que me desmayé? ¿Tenemos alguna noticia de ellos que deba saber?

Rhiannon acunó su té caliente con sus manos, y cuanto más tiempo sostenía
la taza, más vapor había. Me reí, cuando lo noté.

—Ahora, puedes calentar tu comida sin problema.

Ella bufó.

—Sí, pero deberías verme con helado, no es el efecto que deseo. —Con una
risa, levantó su taza a modo de saludo.

Le sonreí abiertamente.

—Bueno, si alguna vez me necesitas para congelarlo de nuevo, solo llámame.


—A veces se necesitaba una broma, por débil que fuera, para aligerar el estado
de ánimo.

Después de eso, se recostó y sus ojos se entrecerraron.

—Lannan envió un mensaje esta mañana, antes del amanecer. Tienen uno de
sus recaderos diurnos más fuertes en la central telefónica. Si algo sale, cualquier
cosa, llámala, su nombre es Dakota, y ella les enviará la información lo antes
posible. También tiene la autoridad para enviarnos recaderos diurnos, si los
necesitamos para cualquier cosa.

—Será mejor que le enviemos la información sobre lo que está sucediendo


cerca de Snoqualmie, si aún no se han percatado. —Hice una pausa, y levanté la
vista—. Supongo que estás esperando a que pregunte: ¿Cuál es nuestro siguiente

187
movimiento? Pero la verdad es que sé lo que tenemos que hacer. Vamos a pasar
a la ofensiva. Tenemos que encontrar ese Túmulo, y ver si podemos desenterrar
la Piedra Corazón de Myst, y después destruirlo. Aunque creo que sé dónde
está, va a ser un viaje difícil. Podemos atravesar el bosque sin problemas, pero
si tiene alguna pista de que estamos en su rastro, entonces pueden apostar a
que enfrentaremos a su colección de monstruos. Y esta vez, tal vez no sean solo
sus Cazadoras de Sombras.

Y entonces algunas piezas inconexas del caos de la noche anterior


irrumpieron en mis pensamientos. ¡Ulean, estabas siguiendo la firma de energía de
la persona que pensé que podría ser mi espía! ¿Encontraste algo?

Ulean me rodeó. Creo que sé quién es, pero no puedo probarlo. Y dudo en acusar
sin pruebas.

¿Quién es entonces? ¿De quién sospechas? Prometo que no arrastraré su culo por el
suelo y le cortaré la garganta sin ninguna prueba. Sabía lo que era ser considerada
como sospechosa, siendo inocente; no podía simplemente matar y hacer las
preguntas más tarde. No en este caso.

De acuerdo, entonces. Zoey, la hermana de Luna. Luna no es consciente de ello.


Seguí la firma y encontré evidencia de que podría ser ella.

¡Zoey! ¡No podía ser! Pero Zoey es una de los Akazzani y regresó a casa después de
ayudarnos.
¿Lo hizo, Cicely? Todos pensamos que sí, pero ahora creo que aún acecha en el área.
Pregúntale a Luna si ha tenido noticias de su hermana desde que se fue. No le digas por
qué, pero pregúntale.

Se me heló la sangre. Zoey pertenecía a un grupo de personas que velaban


por la historia, una sociedad secreta. Tenía poderes mágicos; en cierto sentido,
era una bruja, pero no como Rhiannon o yo. Zoey había ayudado a liberar a
Grieve del control de Myst usando un ritual mágico. Si bien no podía romper el
hechizo que unía su sangre a la Corte Índigo, se había extendido, había tocado
la energía de Myst y la había desvinculado de la de Grieve. Oh diablos… ella
había tocado la energía de Myst. ¿Había pasado algo durante el ritual que no
sabíamos? ¿Algo que conectara a Zoey con Myst? La habíamos invitado a
quedarse, pero regresó a la pequeña isla en la que se encontraban los grandes

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salones de los Akazzani. O al menos eso pensamos.

Levanté la vista de mis huevos y tocino.

—Luna, sé que prefieres no hablar conmigo, pero tengo una pregunta para ti
y realmente necesito una respuesta sincera.

Luna se mordió el labio.

—Es cierto, prefiero no hablar contigo. Pero hasta que esto termine y
ganemos, estoy dispuesta a dejar de desconfiar de cada frase o pregunta tuya.

Asintiendo; temía hacerle esa pregunta.

—Solo me preguntaba, ¿has tenido noticias de Zoey últimamente?

Ella levantó la cabeza y frunció el ceño.

—Es una pregunta extraña. La respuesta es no. De hecho, recibí una extraña
llamada de mi familia esta mañana. El Akazzani contactó a mamá hace unos
días para preguntar dónde estaba Zoey. Parece… —Dejó escapar un largo
suspiro—. Parece que no se sabe de ella desde hace algunas semanas. De hecho,
parece que nunca regresó después de irse de aquí. No le conté a mamá acerca
de su visita aquí, por supuesto, o lo que estábamos haciendo. Pero el tiempo
coincide.

Y entonces supe que era verdad. Zoey de alguna manera se había vinculado
a Myst durante la ceremonia, y Myst la había conquistado. Esa era la única
respuesta. Pero si había un espía en mi Corte, eso debe significar… que Zoey
estaba escondida en la Corte de la Nieve y el Hielo.

Agarré la mano de Grieve.

—Tengo que hablar contigo. Ahora. —Asintiendo hacia Check y Fearless,


agregué—: Ustedes dos también. Vengan afuera conmigo.

Una vez que estuvimos en el patio trasero, les informé rápidamente sobre lo
que Ulean me había dicho.

—¿No lo ves? Con lo que Luna dijo, tiene que ser Zoey. Debe estar escondida
en la Corte de la Nieve y el Hielo. Estoy segura de que podría descubrir cómo

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mezclarse.

—¿Pero por qué? ¿Qué pasó? Ella era tan inflexible sobre volver al Akazzani.

Grieve frunció el ceño.

—Algo tuvo que haber sucedido durante el ritual, algo de lo que no habló.
Mientras que Kaylin y Luna sostuvieron los pies y la cabeza de Grieve, de
alguna manera Zoey se vio envuelta en la energía de la Corte Índigo. Al menos,
esa es mi mejor suposición.

Pero, ¿quién sabía lo que realmente había pasado? Y a menos que


encontráramos a Zoey, y a menos que nos lo contara, probablemente nos
moriríamos sin saberlo.

—Entonces ¿te tenía celos? —Grieve hizo un gesto de afirmación—. ¿Por


qué?

—No tengo ni idea. Tal vez tiene más que ver contigo, o mi posición como
reina Fae, o qué sé yo. Pero es peligroso, si ella trabaja para Myst ahora. Ulean
no puede estar segura, pero esto hace que salten todas mis alarmas y voy a
confiar en mi intuición. Si la encontramos, tendremos que interrogarla lo más
rápido posible. No la heriré nada más verla, porque no lo sabemos con certeza,
pero parece una vez más que hemos encontrado a un espía.

Check miró a Fearless.


—Debemos enviar a alguien al Túmulo Eldburry. Y hacer que comiencen a
buscarla. Si está escondida, es probable que mantenga un perfil bajo.
Probablemente se esconderá entre el personal de la cocina u otros trabajadores
de baja categoría. Ese sería el último lugar donde se le buscaría, dado que
pertenece a la nobleza.

Fearless asintió.

—Su majestad, no puede regresar al Túmulo hasta que la encontremos. Es


demasiado peligroso.

Quería irme a casa, pero con todo lo que estaba sucediendo, era probable que
no volviera a dormir en mi propia cama hasta que hubiéramos terminado con
Myst. Mientras estábamos allí, la nieve comenzó a derretirse y el cielo se nubló.

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Eché un vistazo al horizonte. Nubes plateadas se elevaban, tan espesas que era
difícil ver algo más. Tapaban cada pedazo de cielo, y la nieve que estaba
empezando a caer, era la precursora de una tormenta mucho más grande.

—Nos dirigimos hacia un momento crucial. La ventisca se acerca. Cualquier


viaje que se haga será peligroso, y los Cazadores de Sombra se moverán como
ladrones en la noche. Necesitamos contactar a Dakota y pedirle que emita
peticiones por la radio y la televisión para que la gente se encierre en sus casas y
no salga. —Me volví para entrar—. Ah, ¿y hasta que sepamos qué está pasando
con Zoey? Ni una palabra a Luna. Ya puse su mundo del revés una vez. No es
necesario volver a hacerlo, hasta que estemos seguros de los hechos.

Asintieron, y nos volvimos para regresar al interior, pero un batir de alas me


detuvo. Me giré para ver a mi abuelo aterrizar en un arbusto cercano. Una
pesada capa de nieve cayó en cascada al suelo, cuando el arbusto se sacudió por
el impacto. El gran búho cornudo se veía hermoso en medio de los copos de
nieve que caían suavemente, pero la ráfaga se estaba fortaleciendo, y cada vez
era más difícil ver más allá de unos metros frente a nosotros. Una bruma blanca
comenzaba a expandirse, mientras los vientos soplaban. Pensé por un
momento, en usar mis poderes para tratar de amainarlos, pero era mejor
aumentando su fuerza, y lo último que necesitábamos en este momento, era un
vendaval.

La lechuza brilló, transformándose en Hunter, mi abuelo, quedándose en


medio de la capa de un metro de nieve que cubría el patio exterior.

—Cicely, te prometí que te contaría cuando supiera dónde se encuentra el


cuartel general de Myst. Pero, aun no estoy seguro, mi niña. Ojalá pudiera tener
más respuestas para ti.

Se acercó a mí.

—¿Y lo que está en lo profundo del Bosque Dorado? ¿El Túmulo que lleva
sin usarse desde hace largo tiempo?

—Sé de lo que estás hablando. No, ella no está allí ahora, pero puede estar
cerca, su energía está alrededor de esa área, y examinamos esa franja del bosque
en profundidad. —Me miró a los ojos—. ¿Cómo lo sabes?

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Dejé escapar un largo suspiro. Toda la historia era demasiado enrevesada
para dar una explicación breve, así que simplemente dije:

—Fui al momento en el que era su hija. Vi el Túmulo, y la vi esconder su


Piedra Corazón en lo profundo de sus entrañas. Debemos viajar allí. Tengo que
destruir su Piedra Corazón antes de que se dé cuenta de que lo sabemos.

—La tormenta de nieve está golpeando fuerte, Cicely. Va a ser peligroso.

—Puede que sí, pero si nos vamos ahora, no nos estará esperando. Es
narcisista, va a centrarse en los estragos que está causando en Snoqualmie.
Tenemos tiempo ahora mismo para llegar allí. Ya sé, que incluso será peligroso
para nosotros, pero creo que deberíamos aprovechar esta ventana de tiempo de
la que disponemos. —Miré hacia el Bosque Dorado. Era difícil incluso ver el
límite ahora a través del torbellino de nieve, incluso las siluetas oscuras de los
árboles eran borrosas contra el blanco.

Hunter me sorprendió muchísimo. Dio un paso adelante.

—Iré contigo, entonces. Si mi nieta no teme la ventisca, entonces la seguiré.


Eres la reina de la Nieve y el Hielo. Soy parte de tu reino, como lo era mi hijo,
antes de que se enamorara del Verano.

—La reina no viajará sin sus guardias. ¿Cuándo quieres partir? —Check
escudriñó la tormenta.
—Creo que tan pronto como nos preparemos y comamos algo más. No
deberíamos perder más tiempo de lo necesario. Tengo la sensación de estamos
en un buen momento para hacerlo. Podemos darnos prisa. Una vez que Zoey
sea encontrada, si hay una forma en que ella pueda comunicarse con Myst,
sabes que lo hará. —Cuanto más pensaba en ello, más urgente sentía que
hiciéramos nuestro movimiento. Estaba inquieta y nerviosa, y mientras miraba
hacia el cielo, casi podía imaginar a Myst observándome.

—Escucha a la reina —dijo Grieve, y mientras hablaba, mi lobo se removió—.


Puedo sentir su inquietud. Nos vamos. Ahora.

Y entramos a la casa otra vez. Elegí no usar los cueros, ya que eran pesados y
me atascaban en la nieve. Necesitábamos movernos rápidos y ligeros. Hice un
gesto para que los demás se reunieran alrededor de la mesa de la cocina.

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—¿A dónde se fue Ysandra?

No estaba en ninguna parte de la casa.

—No estoy seguro, pero mencionó algo sobre atender una situación urgente
y se fue con su grupo del consorcio. Pensé que acababan de salir. —Chatter
frunció el ceño, mirando a su alrededor—. ¿Alguien más sabe algo de ella?

Rhiannon sacudió la cabeza.

—No, pero no puede haberse ido hace mucho.

—Bueno, tendremos que comenzar la reunión sin ella. —Estaba irritada. La


gente necesitaba consultarme antes de salir corriendo para encargarse de los
recados—. Está bien, esto es lo que vamos a hacer. Tenemos que dividirnos. No
me gusta más que a ti, así que guárdate tus quejas. Pero así es como va a ser.
Dirigiré un grupo al Bosque Dorado. Vamos en busca de la Piedra Corazón de
Myst.

—Vamos contigo. —Peyton apretó la mandíbula. Reconocí la veta obstinada


en esa inclinación de barbilla.

—No puedes. —No quería que Luna y Peyton rondaran por el bosque. No
las quería allí afuera, poniéndose en peligro—. Necesitamos volar por el
bosque, amiga. Y muy pocos pueden igualar nuestras velocidades. Además,
alguien necesita estar aquí para proteger la Casa Veil y esperar a que los
vampiros se despierten.

—¿Qué hay de Rhiannon y de mí? —Chatter agarró su taza de té—. ¿Qué te


gustaría que hagamos?

—Dejaremos a la mayoría de nuestros guerreros Faes aquí para proteger la


casa y, si es necesario, rastrear la ciudad. Ellos les reportarán directamente a ti y
a Rhiannon. Rhia, estás a cargo. Si es necesario, Chatter y tú pueden liderar otra
ruta en la ciudad. Pero tengan cuidado: Esta tormenta empeorará en poco
tiempo. Y no es una situación en la que querrán quedarse atrapados. Y es muy
difícil pasar a través de una tormenta de nieve así.

—Necesito ir contigo, Cicely. —Kaylin se irguió—. Tengo que ir contigo.

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Lo miré y algo en el fondo de mi ser susurró: Déjale.

—Está bien, pero mis hombres tendrán que ayudarte. Sin quejas al respecto.

—Entendido.

Mientras nos armábamos, sonó mi teléfono. Era Ysandra. Rápidamente


respondí.

—¿Sí?

—¿Cicely? Necesito tu ayuda.

—¿Dónde estás? ¿Qué está pasando?

Parecía asustada, y cuando Ysandra tenía miedo, eso significaba que había
problemas, de los gordos.

—Estoy en la escuela a unas pocas manzanas de distancia. Dakota el


recadero de Lannan, me envió un mensaje de texto para decirme que había
niños atrapados en la escuela. Los padres han estado llamando a los vehículos
de emergencia, pero nadie puede pasar. Pensaron que podríamos hacer algo ya
que estamos cerca. Todos estaban ocupados, y la escuela está tan cerca de la
casa que decidí traer a mi grupo de guardias del consorcio para recoger a los
niños, está a solo unas pocas cuadras de distancia, y pensé que sería bastante
fácil. Pero todo ha ido terriblemente mal.
Oh mierda, no.

—¿Qué está pasando? ¿Cazadores de Sombras?

—Ojalá fueran solo ellos. No, Myst envió más que Faes Vampíricos a las
nieves. Tenemos tejedores de nieve que construyen telarañas fuera de la
escuela, y están tratando de entrar. Escuché rumores de que algunas casas en
Snoqualmie están cubiertas con correas. Han venido con toda la fuerza, Cicely.
Este es el comando completo de Myst. Es ahora o nunca. O la derrotamos esta
vez, o ella va a arrasar esta región y ganar más poder.

Miré mi teléfono.

—Te pongo el altavoz, dame un segundo para informar a los demás sobre lo

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que me has dicho hasta ahora.

Mientras resumía lo que me contó, presioné el botón para poner a Ysandra


en el altavoz del teléfono, la enormidad de nuestra situación me golpeó y se me
encogió el estómago, pensando en los niños atrapados en la escuela.

—Adelante. Estás en modo altavoz.

—Gracias. Como te dije, Myst está atacando. Esto puede parecer diferente a
su estilo, pero los informes que llegan desde Seattle dicen que también está
nevando mucho allí, y que esperan nieve extrema en un par de horas. El largo
invierno ha comenzado. El Ragnarök está rodando, no sobre los hombros de los
gigantes de escarcha, sino sobre las alas de una reina enloquecida. ¿Puedes
venir a buscarnos?

Me mordí el labio, necesitábamos salir al bosque, pero los niños estaban en


peligro, al igual que Ysandra.

—Estaremos ahí. ¿Cuántos niños?

—Catorce. Los demás lograron salir, pero no sé cuántos de ellos llegaron a


casa sanos y salvos. Sé que no podemos aguantar mucho más. Los hemos
bloqueado por ahora, pero hay muchas maneras de ingresar a la escuela. Tengo
a los niños reunidos en un aula, y mis guardias están bloqueando las puertas y
tratando de evitar que los tejedores de nieve entren a través de las ventanas.
Date prisa, Cicely. O no vamos a estar aquí cuando lleguen.
Y con eso su teléfono se apagó. Las barras de cobertura de mi teléfono
desaparecieron. Comprobé el teléfono fijo de la casa, pero también estaba
muerto.

—Supongo que la televisión tampoco funciona, ¿no?

Luna asintió, pálida.

—Estamos incomunicados, entonces.

—Sí. No tomará mucho para derribar la costa. La red no es tan estable y la


infraestructura de este país ya está tensa y débil. Vamos, tenemos que rescatar a
Ysandra y los niños. Necesitamos toda la ayuda posible, estamos luchando
contra las arañas de Myst, así que prepárense.

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Y con eso, dejando a un pequeño contingente de hombres en casa, el resto de
nosotros nos armamos y nos dirigimos hacia la tormenta.
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Avanzamos hacia la tormenta, dejando atrás a nuestros hombres para
proteger la casa si alguien decidía intentar invadirla. Mis apuestas eran que
Myst todavía estaba concentrada en Snoqualmie y giró su visión hacia Seattle,
pero había dado a sus secuaces mano libre para diversificarse. También tenía la
sensación de que les ordenó que me dejaran en paz. En otras palabras, dejarme
para ella. Quería su venganza tanto como yo quería la mía.

Las calles estaban tan obstruidas por la nieve que no había otra forma de
llegar, excepto a pie. Cuando doblamos la esquina, a unos veinte metros de
Second Street vimos llamas. La escuela todavía estaba a varias cuadras, así que
sabíamos que no era ella, sino una casa que se había incendiado, probablemente
de alguien tratando de evitar el frío, y brillaba intensamente. El departamento
de bomberos no estaba a la vista. Tal vez estaban tratando de surcar las calles
para llegar hasta allí. La nieve se amontonaba tan rápido y tan espesa, que
incluso los camiones de bomberos tendrían problemas para transitar por New
Forest. Estábamos allí, sin embargo, así que envié a uno de mis hombres para
ver si había alguien todavía atrapado en el interior.
Él regresó.

—No, están todos a salvo, al menos del fuego. Pero su majestad, si


continuamos y los dejamos aquí, mientras esperan la respuesta de
emergencias…

Vi a dónde iba.

—Los Cazadores de Sombras pueden atacarlos. O los tejedores de nieve. O


peor. Entiendo tu argumento. ¿Cuántos hay?

—Cinco: Un padre, la madre y tres hijos. Dos gatos y un perro.

Pensé rápido. No nos atrevíamos a llevarlos con nosotros.

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—Toma a tres hombres y llévalos de vuelta a la casa. Luego nos alcanzas lo
mejor que puedas. Pero ten cuidado. No tenemos ni idea de qué otros
monstruos Myst ha logrado desenterrar mientras se ha estado recargando. Por
lo que sabemos, podría haber descubierto un muñeco de nieve abominable o
dos.

Me dio una mirada curiosa, claramente sin entender de lo que estaba


hablando.

—¿Yeti? ¿El primo de Pie Grande? ¿Una forma de Sasquatch?

—¡Oh! El anciano. Sí, sabemos lo que son, y son altamente peligrosos e


impredecibles. Seremos cautos, su majestad. —Me dio una inclinación rápida
pero decisiva y luego eligió a otros tres hombres y se dirigió a la familia.
Satisfechos de que tuvieran al menos una oportunidad decente de seguridad,
hice un gesto a los demás, y seguimos adelante.

A medida que nos adentrábamos en la ciudad, la extensión de los tejedores


de nieve de Myst era obvia, las casas estaban cubiertas con finas láminas de tela
metálica helada, y solo podía rezar para que los de adentro pudieran resistir la
canción de sirena de las arañas de nieve. Aquí y allá vislumbré una, brillando
en la noche. Eran feroces y terribles, de un blanco lechoso con rayas doradas
brillantes que corrían a lo largo. Orbes tejedores, pero con un veneno mortal y
una habilidad aún más mortal para atraer a sus presas a sus redes.
Mientras miraba las casas cubiertas con hilos, lo primero que pensé fue en
apresurarme, en rescatar a quien pudiera estar atrapado dentro. Pero entonces
la razón granó. No podíamos detener a los tejedores de nieve, no hasta que
detuviéramos a Myst. Teníamos que concentrarnos en nuestra tarea y no
desviarnos.

El camino era duro, la nieve era profunda e incluso para aquellos de nosotros
acostumbrados a la nieve y el hielo, la tormenta rugía como un animal
enloquecido. Hunter estaba rozando la superficie, mi abuelo parecía capaz de
patinar sobre la nieve como un patrón de agua en un estanque. Pero Luna,
Peyton y Kaylin no lo estaban enfrentando tan bien, y mis hombres los estaban
ayudando. Rhiannon, Chatter y los guardias de verano les iba algo mejor, pero
también estaban empantanados por las fuertes nevadas. Finalmente, en

198
frustración, Rhia se movió al frente del montón con Chatter, y la pareja se unió
de las manos, indicándonos al resto que nos retirásemos.

Nos desviamos hacia atrás cuando las chispas chisporrotearon y estallaron a


su alrededor, y luego, en una larga racha, enviaron un estallido de llamas a
través de la nieve frente a nosotros. Viajó unos buenos veinte metros antes de
chisporrotear, derritiendo algo del hielo y la nieve.

Rhia negó con la cabeza.

—Toma más energía de lo que hace bien. Bien podría ir a paso lento.

Y eso fue exactamente lo que hicimos. Viajamos por el pasaje a través de las
carreteras obstruidas, empujando contra los vientos, que ahora azotaban
fuertemente y giraban la nieve en una furia cegadora a nuestro alrededor. Por
ahora, no podíamos ver a más de un brazo de distancia de nuestros cuerpos y
estábamos haciendo todo lo posible por continuar en línea recta para no
desviarnos.

—¿Cómo vamos a saber cuándo llegamos allí? Apenas podemos ver el lado
de la carretera, y mucho menos cualquier cosa más allá de eso. —Tuve que
gritar para ser escuchada por el viento.

Check, quien nos estaba guiando, se acercó y se inclinó.

—¿Puede Ulean seguir adelante y guiarnos, su majestad?


Ulean, ¿lo escuchaste? ¿Puedes guiarnos a la escuela?

Puedo, es más fácil para mí navegar que tú. Espera un momento y déjame explorar
dónde estás.

Hicimos una pausa, acurrucados mientras la tormenta rugía. Pensé que


podía escuchar el aullido en la estela, y por una vez recé, para estar equivocada.
Porque si estaba escuchando un aullido, era uno de los Cazadores de Sombras,
y eso significaba que estaban en el alboroto. Temblando, me incliné hacia
Grieve y él envolvió su brazo alrededor de mis hombros. Esperamos, contando
los segundos, contando los minutos. Estaba empezando a preocuparme, pero
entonces Ulean estaba allí, girando a mi alrededor en una sucesión de ráfagas
rápidas.

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Estamos cerca de la escuela. Debes dirigirte a tu derecha, unos veinticinco grados, y
estarás en dirección de las puertas delanteras. Ellos están a más de trescientos metros
por delante, irás a través del césped delantero. Hay Cazadores de Sombras allí, y tienen
arañas con ellos, y perros duende.

Oh, mierda Joder, joder, joder. ¿Y los niños e Ysandra? ¿Están bien?

Están atrincherados en una habitación: El primer pasillo a la izquierda, la primera


puerta a la derecha. Hay grandes ventanas, y en este momento, Ysandra y sus aliados
del consorcio están logrando mantener un campo de fuerza contra aquellos que intentan
llegar, pero no podrán hacerlo por mucho más tiempo. Son fuertes, pero los Cazadores de
Sombras son más fuertes.

Mierda. Tenemos que llegar allí ahora. ¿Cuántos estimas?

¿Cazadores de Sombras? No puedo decírtelo. Pero tienen al menos una docena, si no


más, de los tejedores de nieve con ellos. Recuerda: Te pueden hipnotizar, Cicely. Pueden
atraerte, incluso ahora.

Lo recordaba demasiado bien. Nos habíamos encontrado con ellos varias


veces en el bosque, tejiendo sus enormes redes, escondidas, esperando víctimas.
Eran hermosas y terroríficas, y podían hipnotizar a su presa, así como
envenenarlos. Mortales y rápidos, los tejedores de nieve eran criaturas de
pesadillas.
Si vamos en línea recta, ¿correremos directo a la escuela?

Sí, estás directamente en el camino ahora.

Entonces, malditos los torpedos y a toda velocidad hacia delante.

—Vamos a movernos. Check, dirígete directamente en esa dirección. —


Señalé—. Nos enfrentaremos a una manada de Cazadores de Sombras y
tejedores de nieve, y creo que algunos perros duendes, así que estén alertas.
Estarán tan ciegos como nosotros, sin embargo, al menos antes de ingresar a la
escuela. Ysandra y su equipo no pueden aguantar mucho más. —Saqué mi
daga. Aunque no estaría en primera línea, no iba a entrar desprevenida.

Luna me dio un golpecito en el brazo.

200
—Antes de irnos…

—¿Sí?

—Déjame… —Dio un paso atrás y cerró los ojos. En segundos, una sombra
comenzó a descender de nuestro grupo, y una niebla se instaló en su cuerpo.
Levantó la vista, lentamente, con una astucia en sus ojos que era anormal para
ella. Cuando sus ojos se encontraron con los míos, soltó una carcajada y lo
siguiente que supe fue que, estábamos rodeados de sombras—. Tenemos
respaldo —dijo.

Miré al ejército de los muertos que se filtraba a nuestro alrededor. Tonos


apagados de sombra y luz se precipitaban entre los copos de nieve, apenas allí,
y sin embargo su silencioso silencio llevaba el peso de cientos de soldados a
nuestra orden. Eran una fuerza tenebrosa, feroz y salvaje, y la mirada en el
rostro de Luna me asustó terriblemente. La suave Luna se había desvanecido, y
Dorthea con los ojos desorbitados había tomado su lugar. Completo y robusto,
el espíritu se había apoderado y ahora podía sentir sus órdenes silenciosas
filtrándose a través de los fantasmas que se unieron a nuestra compañía. Se
moverían a su mínima palabra. Pude sentir su lealtad, y me asustó muchísimo.
¿Y si Dorthea tenía la intención de enviarlos sobre nosotros en su lugar?

Pero mientras miraba a Luna, al espíritu que habitaba en su cuerpo, Dorthea


ladeó la cabeza.
—¿Por qué querría tu posición, chica? Tengo todo el poder que quiero justo
donde estoy. Lo que es más, Luna ha dado su juramento por ti. Y debo cumplir
con eso.

Entonces me di cuenta, independientemente del hecho de que dos espíritus


ahora habitaban en un solo cuerpo, que nuestra amistad, que probablemente se
había destruido para siempre, llevaría a Luna a mi lado, y cualquiera que
enganchara un paseo a cuestas sobre ella.

Olrick y una banda de los más fuertes tomaron la delantera. Check, Fearless,
Hunter, Grieve y yo íbamos detrás. Detrás de nosotros, Kaylin, Luna, Chatter,
Rhiannon, Peyton y los guardias de Rhiannon nos protegían. La fuerza de los
muertos se hinchó detrás de ellos. Y a nuestras espaldas, sosteniendo la

201
retaguardia, marchaban el resto de nuestros guerreros.

La salvaje maraña de energía cargaba el aire. Verano e Invierno, los espíritus


de los muertos, las fuerzas de nuestros amigos, todos combinados para crear un
torbellino de estática a medida que avanzábamos hacia la escuela. Contamos
hacia atrás, con Ulean guiándonos a través de mí. Y luego ella nos dijo que
estábamos en el terreno, y hubo una insurgencia de movimiento cuando los
tejedores de nieve aparecieron en primera fila, respaldados por las figuras
fantasmales de los Cazadores de Sombras captando vislumbres a través de la
ventisca que se fortalecía.

La nieve y la niebla eran tan espesas que solo podíamos luchar contra quien
estuviera directamente frente a nosotros, y nuestros guerreros se dispersaron,
un grupo central nos rodearon a Rhiannon y a mí. Una vez más, me encontré
molesta por las restricciones, pero también sabía que para que derribáramos a
Myst, tenía que seguir con vida. Así que dejé ser protegida; contuve mi
frustración y pensé en la imagen más grande. La pelea era un borrón de nieve y
sangre a mi alrededor, y anhelaba hacer algo productivo, algo útil.

Rhia tocó mi hombro, y me incliné cerca.

—Lo sé, sé lo que estás sintiendo, pero esta es nuestra vida ahora. Tienes que
hacer de tripas corazón en esto, Cicely. Ya sabes cuánto te necesitaremos más
adelante.
Haciendo una mueca, me pregunté si debería haber venido. Estábamos
atando recursos para protegernos que podrían haberse centrado en luchar en su
lugar. Aunque nuestros guardias personales se hubieran quedado en casa,
habría hecho las cosas más fáciles si no estuviéramos aquí. A diferencia de las
reinas Faes de la historia, Rhia y yo no éramos fuertes guerreros… todavía.
Éramos más responsabilidad que ayuda.

—Deberías borrar esa mirada de tu rostro, su majestad. —Check se inclinó


cerca, presionando sus labios cerca de mi oreja—. Parece derrotada. Los
hombres toman sus señales de ti. Muestra depresión, ellos seguirán
adaptándose. Necesitamos que te pongas de pie, reclames tu lugar y que nos
demuestres por qué te queremos con nosotros en el campo.

202
Ladeé la cabeza.

—¿Cómo entraste en mi mente, Check?

Él sonrió.

—Mi deber es cuidarte, anticipar tus necesidades y estados de ánimo. Sería


negligente en mis deberes si no le prestara atención a cosas como esta. Ahora
endereza los hombros y reúne a los hombres. Motívalos. Necesitarán todo el
aliento que puedan dar antes de que termine esta guerra. —Echó un vistazo a
Rhiannon—. ¿Y señora de Verano? Podrías hacer lo mismo.

Con una mirada a Rhiannon, sacudí el encaje de escarcha y telarañas que


habían estado tejiendo su camino en mi mente y me mantuve firme. Rhia hizo
lo mismo. No estaba segura de qué podría ser un grito de guerra, pero entonces
decidí que teníamos que hacerlo a mi manera. No era una reina guerrera de
antaño, era Cicely, y tenía que ser yo misma, y eso tenía que ser suficiente.

—¡Derroten a los monstruos! ¡Preparen el guiso de arañas! Ustedes son mis


tropas y pueden hacerlo. Los tejedores de nieve pertenecen a Myst, ¡y el trasero
de Myst me pertenece!

Ulean captó mi voz en sus corrientes, llevándola entre las tropas, llevándola
en la estela para hacerle eco a través del patio de la escuela. Se quedó en el aire
durante un momento, luego se hizo añicos como cristal y mis guerreros
avanzaron de nuevo. Los muertos pululaban a través de la cegadora nieve,
añadiéndose a la refriega, y aunque no podía ver lo que estaba pasando, el
choque de espadas se mezcló con gritos, y supe que nuestros hombres estaban
derrotando a los Cazadores de Sombras.

Unos momentos más tarde, y me encontré avanzando, Check y Fearless nos


guiaron hacia adelante. Avanzamos trabajosamente, implacables hacia la
escuela. Ulean me dijo que ya casi estábamos allí, y luego… de repente,
estábamos en las puertas, y se abrieron. Mis hombres se adelantaron, y al
siguiente momento, estábamos dentro. La energía aún resistía, así que entrar al
edificio, salir de la tormenta, era como emerger a la luz del día desde la
oscuridad. Había sangre en el suelo, pero los pasillos estaban relativamente
vacíos. Recordé las instrucciones de Ulean.

203
—¡Primer pasillo a la izquierda, primera puerta a la derecha! —Mi voz
resonó en el techo alto y los vacíos corredores, y nos movimos en una ola. Los
muertos se adelantaron a nosotros. En el momento en que llegamos al pasillo
había cuerpos esparcidos por todas partes: Cazadores de Sombras, su fuerza
vital absorbida por ellos. Algunos todavía estaban de pie, parecía que los
muertos solo podían alimentarse un tanto, pero mis hombres hicieron un
trabajo rápido de ellos, y cuando el último cayó, Olrick golpeó la puerta.

—¡Abre en nombre de la reina Cicely!

Un momento después, y la voz temblorosa de Ysandra gritó:

—¿Estás ahí, Cicely? ¿Eres realmente tú?

Me empujé al frente, Check y Fearless a mi lado.

—Sí, soy yo. Estamos aquí.

La puerta se abrió de golpe, y vimos la escena. Ysandra y su guardia de Elite


del consorcio estaban vigilando de pie a catorce niños. Las ventanas se agitaban
con los golpes del otro lado, Cazadores de Sombras y tejedores de nieve, sin
dudas. Dos de las brujas del consorcio habían mantenido un escudo de fuerza,
esforzándose al límite, lo cual les impedía entrar, pero no podían contenerlo
mucho más. La tensión en sus rostros era horrible, alineando sus cejas
profundamente con el esfuerzo.
Varios de mis hombres se adelantaron y comenzaron a escoltar a los niños. El
resto formó una línea en la pared de ventanas, preparando sus espadas. En el
momento en que se rompiera el campo de fuerza, los Cazadores de Sombras
irrumpirían en el edificio. Tan pronto como todos salieron, excepto los
guardias, las brujas del consorcio abandonaron sus hechizos y corrieron
apartándose del camino.

Observé desde el otro lado de la puerta cómo se rompió el cristal y los


Cazadores de Sombras y tejedores de nieve entraron. En ese momento, los
muertos acudieron en masa para ayudar, y Check cerró la puerta,
apresurándonos para alejarnos de la habitación. Ysandra parecía agotada, pero
ella y dos de su otra élite unieron sus manos. Un momento después, un círculo
de protección se levantó a nuestro alrededor, la energía ondulaba en

204
concéntricas olas para rodearnos, como ondas en un estanque. Un grupo de mis
guardias los rodeó, protegiéndonos a todos de la perturbación.

Mientras los segundos se estiraban en momentos, esperamos, listos para


retroceder. Los sonidos de la lucha se hicieron eco desde el interior de la
habitación, el estrépito del acero, gruñidos y chillidos y rugidos. Finalmente, no
pude esperar nada más.

Ulean, ¿por favor dime lo que puedas?

Ella pasó como un rayo, desapareciendo en la habitación. Un momento


después estaba de vuelta. Tus hombres están ganando. Lo hacen rápido, no deberían
tardar mucho. Pero hay bajas de nuestro lado. Los muertos están trabajando
rápidamente, pero solo pueden alimentarse un tanto antes de sentirse saciados e
incapaces de desviar más energía.

Me preguntaba cómo funcionaba eso. Nunca había tenido mucha interacción


con los espíritus, o con los fantasmas, si había incluso una diferencia entre los
dos. Demonios, ni siquiera me había dado cuenta de que podían alimentarse de
los vivos. A menos que estos fueran muy diferentes del típico fantasma de
Halloween.

Otro momento, y la puerta se abrió. Olrick salió tambaleándose,


ensangrentado pero vivo, seguido por el resto de nuestros hombres y un
enjambre de muertos. El hedor a sangre corría espeso desde dentro de la
habitación y desde lo poco que pude ver, la carnicería se extendió por todas
partes. Parecía un matadero.

—¿Perdimos a alguien? —Apreté los dientes, rezando para que la respuesta


no fuera tan mala.

—Cuatro hombres muertos, y uno seriamente herido. Teniendo en cuenta las


probabilidades, no es una gran pérdida. Eliminamos a treinta y cinco Cazadores
de Sombras y una docena o más de tejedores de nieve. —Olrick hizo su mejor
esfuerzo para saludar sin salpicarme de sangre, estaba resbaladizo con eso, pero
aun así logró presentarse correctamente.

Asentí. Cuatro muertos todavía dolían, pero tenía que acostumbrarme a


pensar en términos de victorias relativas.

205
—Muy bien. —Eché un vistazo alrededor—. Supongo que deberíamos
largarnos de aquí. Necesitamos poner a los niños a salvo.

—Tiene razón. Con todo respeto, su majestad, no podemos perder más


tiempo aquí. Myst, sin duda, tiene fuerzas aún más grandes en la ciudad, y
aunque hemos sido victoriosos hasta ahora, la tormenta está empeorando.
Deberíamos retroceder y reagruparnos, y sí, guiar a estos niños hacia la
seguridad. —Olrick puntuó sus palabras con un saludo formal.

—Tienes razón. Volvamos a la Casa Veil mientras todos estamos de una


pieza, bueno, en su mayoría. —Cerré los ojos. Ulean, ¿estás aquí?

Sí, Cicely. ¿Que necesitas?

Por favor, llévanos a la Casa Veil a través de la ruta más directa y fácil que puedas
encontrar. La tormenta ha aumentado aún más desde que llegamos aquí, y no quiero que
nadie se pierda ni se quede atrás.

Ven, sígueme y te llevaré a casa sana y salva.

Ysandra y su equipo abandonaron su hechizo y atravesamos la puerta hacia


la noche. El viaje a casa fue duro, pero si había otros Cazadores de Sombras que
nos vieron en el camino de regreso, nos dejaron en paz. Enfriados y empapados
por la tormenta, regresamos a la Casa Veil.
Necesitábamos un descanso antes de partir tras la Piedra Corazón de Myst.
Mientras mi resistencia y fortaleza habían cambiado dramáticamente cuando
tomé el manto del Invierno, desesperadamente quería un plato de comida
caliente y algo de ropa seca antes de salir disparada de nuevo.

Luna inmediatamente comenzó a calentar sopa y galletas.

Me detuve en la cocina junto a ella.

—Sé que soy probablemente la última persona con la que quieres hablar
ahora, pero tengo algunas preguntas.

206
Ella me miró, su expresión sombría.

—Ojalá me sintiera diferente. Desearía no estar tan enojada contigo.


Entiendo, realmente lo hago, por qué hiciste lo que hiciste, pero eso no cambia
el hecho de que…

—Que te obligué a hacer algo en contra de tu voluntad y te trajo recuerdos


realmente malos. —Me mordí el labio con la rápida sacudida de su cabeza—. Sí,
me lo dijo Kaylin, pero solo a mí.

—Desearía que no hubiera hecho eso. Hay algunos eventos que no quieres
que la gente sepa porque siempre te miran de manera diferente después de que
se enteran. —Miró a la olla, moviendo la sopa más de lo que realmente
necesitaba.

—Luna, sabes que nunca le diré nada a nadie. Pero me hizo darme cuenta de
lo difícil que era esto para ti. Espero que sepas que haría cualquier cosa para
poder cambiar lo que sucedió, para poder deshacerlo, pero…

—Pero estabas buscando un espía y tenías que saberlo. Lo entiendo. —Hizo


una pausa, y luego dijo—: ¿Descubriste quién es?

Oh hombre, aquí llegó. La conversación que realmente no quería tener. Me


mordí el labio y miré hacia afuera de la ventana. El mundo exterior era de un
azul de oscuridad y blanco, el cielo y la nieve resplandecían plateados en la
noche mientras las ráfagas giraban fuera de control.

Debió haber notado que algo estaba pasando, porque apoyó una mano en mi
brazo.

—Dímelo. Por favor. ¿Qué descubriste? ¿Es muy malo?

Tendría que saberlo en algún momento, aunque realmente no había


planeado hacerlo en este momento. Pero ya que ella lo mencionaba, no podía
mentir muy bien y luego volver a atizar su espíritu. Dado que todo eso había
disminuido, probablemente era mejor que ahora se lo dijera.

—Sí, sabemos quién es. Todavía no la hemos encontrado, pero se está

207
escondiendo en el reino del Invierno, y mis hombres la están buscando ahora.

—¿Quién es?

Exhalando suavemente, presioné mis labios y sacudí mi cabeza.

Luna frunció el ceño.

—Cicely, sé que estoy enojada contigo, pero sabes que puedes confiar en mí.
¿Por qué no me lo dices? ¿Los otros ya lo saben?

—Solo Grieve y algunos de mis guerreros de confianza. —La miré, tratando


de medir cuál sería su reacción. Su lealtad hacia su hermana era profunda, pero
también sabía que estaban en desacuerdo sobre una serie de cosas—. La
pregunta es: ¿Confías en mí? ¿Realmente confías en mí para decirme la verdad,
Luna? Después de todo lo que ha sucedido, necesito saberlo. Nunca temas, sé
que no nos traicionarás. También me doy cuenta de que convocaste a Dorthea y
a los muertos para demostrar tu lealtad, pero… ¿qué harás, me pregunto, si te
digo quién es el espía?

Palideciendo, ella retrocedió.

—¿Por favor, dime que no es Peyton o Ysandra?

Sacudiendo mi cabeza, intenté una débil sonrisa.


—No, ninguna de ellas. Pero sabes quién es, quiero decir, conoces a la
persona. Y las noticias no caerán fácilmente.

Luna vaciló, luego volvió a remover la sopa. La irritación pareció


desvanecerse cuando sus hombros cayeron.

—Zoey. Es Zoey, ¿verdad?

Sorprendida y extrañamente no sorprendida, apoyé una mano en su hombro.


Con esa ventaja, tenía sentido que lo adivinaría correctamente.

—Sí, estamos casi seguros. Mis hombres la están buscando ahora. Entonces,
¿qué dices a esto? ¿Qué estás sintiendo… pensando?

—Me gustaría decir que no puedo imaginarla haciendo algo como esto, pero

208
la verdad es que no conozco a Zoey ya. Honestamente, me sorprendió que nos
ayudara con Grieve. —Sin volverse, murmuró—: ¿Qué crees que pasó?

—Creemos que se conectó con la energía de Myst durante la ceremonia en la


que ayudó a liberar a Grieve, y que de alguna manera Myst logró atraparla.
Ulean rastreó la firma de energía del espía hasta ella. Nosotros… me gustaría
decir que no estoy segura, pero la verdad es que sí lo estamos. —Temía la
siguiente pregunta, que sabía que tenía que venir. Y tuve razón.

—¿Qué vas a hacer con ella, cuando la encuentres? —Ahora, Luna se volvió
hacia mí—. Conozco el castigo para los espías.

No tenía ni idea de qué decir. La verdad es que no había pensado tan lejos.

—No lo sé. Realmente no sé qué hacer. Ella es tu hermana, Luna, pero está
trabajando para un enemigo que podría destruirnos a todos. ¿Qué harías tú?

Luna vaciló, luego se encogió de hombros.

—Me gustaría que la mataran. Si Myst puede ver a través de sus ojos, a
menos que mantenerla bajo llave en una celda desnuda sea a prueba de magia,
entonces es un peligro.

Esa era una idea.

—Tal vez podamos armar algo así.


—¿Pero qué ocurrirá después de la guerra? ¿Si ganamos? Ella nos habrá
puesto en peligro a todos. ¿Qué demonios se supone que tenemos que hacer
con ella entonces? ¿Simplemente dejarla ir? Podría ser mi hermana, pero un
traidor es un traidor y nunca serás capaz de perdonarla. —Se desplomó, de
repente, y sus hombros comenzaron a temblar. Pude escuchar los sollozos
subiendo por su garganta y, lo quisiera o no, deslicé mis brazos alrededor de su
espalda y la abracé suavemente.

—Lo siento mucho. He destrozado tu mundo, lo siento.

Ella se estremeció, y le di vuelta, quitándole la cuchara de sopa de la mano y


poniéndola en el reposa cucharas. Bajé el fuego, luego llevé a Luna a la mesa de
la cocina y saqué una silla.

209
—Siéntate.

Lo hizo, apoyando la frente en su mano, mirando la superficie de la mesa.

—No. No rompiste mi mundo. Myst lo hizo. Todo estaba bien hasta que ella
apareció. Ella tiene la culpa, Cicely, no tú. Me salvaste la vida y nunca lo
olvidaré. —Levantó la vista, con el rostro pálido y lleno de lágrimas—. Me
salvaste esa primera noche que vine a ti por una lectura. Me mantuviste aquí, y
ambas sabemos lo que habría sucedido si me hubiera ido. Estaría atrapada en
sus redes ahora, probablemente muerta.

Extendí la mano y tomé la suya entre la mía.

—Luna, ¿puedes salir del trato con Dorthea?

Ella me dio una mirada sombría.

—No, y no importa. Mi destino fue sellado cuando lancé el hechizo para


encontrar a Rhiannon. Una vez que haces un pacto con los antepasados, les
perteneces. Creo que algo así habría sucedido tarde o temprano, de todos
modos. Siempre estuve destinada a trabajar con ellos, simplemente no lo sabía.
De una manera terrible y aterradora, todo esto se siente bien. Incluso el trato
con Dorthea se siente como un destino que debo cumplir.

No había mucho que pudiera decir sobre eso. Le acababa de pasar la


información de que la vida de su hermana estaba perdida. Que Zoey era una
traidora. Y Luna lo estaba aceptando con una resignación que era casi tan
atemorizante como su aceptación de los términos de Dorthea.

Froté mi mano contra su espalda y dejé escapar un suave suspiro.

—Myst seguramente la ha jodido a lo grande, ¿verdad?

Luna resopló.

—Subestimación del año, Cicely. Ahora toma algunos cuencos y comamos.


Tienes un largo y peligroso viaje por delante de ti. —Cruzó de nuevo a la estufa
y probó la sopa, agregando sal y un poco de pimienta. El olor a pollo y romero
se elevó de la olla, poniéndome hambrienta—. Desearía tener tiempo para hacer
una verdadera sopa. La comida enlatada funciona, pero no se parece en nada a

210
la mía.

—Te creo en eso. Sé que eres una buena cocinera.

Ella me sonrió, y luego, así, volvimos a ser amigas, incluso si las cosas eran
un poco tensas. Mientras comenzaba a colocar los cuencos, Rhia y Peyton se
unieron a nosotras, y pronto todos estábamos reunidos alrededor de la mesa de
roble, tomados de la mano. Se sentía como un final. Si pudiéramos encontrar la
Piedra Corazón de Myst y destruirla, la ciudad sería liberada, pero las cosas
seguirían cambiando, y Luna todavía estaría perdiendo su vida. Si no
podíamos, nos enfrentaríamos a una larga y ardua batalla, y era probable que
no ganáramos la guerra. Y todos podíamos perder nuestras vidas.

Envuelta en la melancólica nube de pensamiento, forcé mi atención a la


mesa. Concéntrate en el ahora, pensé. Enfócate en este momento, aquí mismo.
Concéntrate en la sopa y los bizcochos, concéntrate en tus amigos y la calidez de la casa
mientras la tormenta arrecia afuera. Enfócate en estas cosas: Por esto estás luchando.
Piérdete en lo que podría ser y perderás tu voluntad. Tienes que recordar a los amigos y
seres queridos, y esta forma de vida, esto… vale la pena luchar por esto. Esto vale la
pena la lucha. Myst puede tratar de vencernos, pero no le des ningún cuartel, no le des
más poder del que ya tiene.

Una suave ráfaga de calor me rodeó. Ulean estaba a mi lado. Me abrazó en


sus etéreos brazos, tranquilizándome cuando mordí el pan. Me obligué a
respirar, a aterrizar y regresar al presente.
Mi abuelo estaba con nosotros en la mesa, y me di cuenta de cuánto perdería
si no hablaba con él mientras tuviera la oportunidad. Mañana era dudoso, ayer,
se fue. Solo había hoy.

—Hunter, ¿has vivido siempre en el Bosque Dorado?

Él me miró desde su plato.

—No, joven. Vine del este, desde la Península Olímpica. Vivía en el corazón
de las arboledas antiguas allí. Los árboles son muy grandes, sus raíces se
hunden hacia el centro del mundo, y llueve tanto que crees que podrías
ahogarte. Los árboles son tan viejos que han olvidado sus nombres, y hay días
en los que crees que el sol es un cuento de hadas.

211
Peyton dejó su cuchara.

—Debe ser muy viejo, señor.

Hunter gruñó.

—Tan viejo como la reina advenediza. He visto ir y venir a los yummanii, y


he visto los bosques disminuir. He visto el cambio de la marea a medida que el
paisaje cambiaba. He visto las ciudades nacer, y los hombres morir en el
bosque, y he visto los ríos cambiar de curso con el tiempo. Algún día regresaré
a la Isla Dorada, pero aún no es mi tiempo. Tengo cosas que hacer aquí, y uno
de ellos es cuidar de mi nieta, ya que su padre tuvo que irse.

Él sonrió entonces, y se rió.

—Son tan solemnes, todos ustedes. Y bueno, deberían serlo; Myst es una
plaga. Pero Myst no es todopoderosa, y juntos, poseemos habilidades mucho
más fuertes que ella. Tú necesitas reconocer tu miedo, luego descartarlo. El
miedo te matará más rápido que los Cazadores de Sombras, cualquier día.

—¿Alguna vez peleaste contra ellos? —preguntó Kaylin.

—No, demonio. No lo he hecho. Pero los he visto, los he visto alimentarse, he


visto cómo se criaron lentamente, pero con toda certeza. Ella trató de reunir a
los Fae Salvajes, muchos siglos atrás, pero no le dieron cuartel, y el único
control que ha tenido sobre ellos es a través de trampas.
—Como la Bruja de la Nieve. La liberamos de una trampa que Myst había
establecido.

—Sí, trampas y esclavitud. Un verdadero líder engendra amor, así como


respeto, y Myst no tiene lo que se necesita para inspirar amor. Ella es una
demagoga. Un niño caprichoso y temperamental. Astuto, sí, pero todavía… un
niño que no puede aceptar su lugar en el esquema de las cosas. Es por eso que
fracasará. Sobrepasa su alcance, y se olvida. Cicely, debes encontrar su Piedra
Corazón antes de que se dé cuenta de que sabes que tiene una. Antes de que se
dé cuenta de que sabes dónde la enterró.

—Después de la cena, nos iremos. ¿Dijiste que vendrías con nosotros?

—Sí, pero no podemos tomar una gran fuerza, demasiadas posibilidades de

212
aviso. Trae a tus guardias, Grieve, el demonio, y un par de tus amigos
vampiros. —Me dio una mirada que decía—: No discutas.

—¿Vampiros?

—Son tus aliados, ya sea que quieras o no. Ellos pueden ser muy útiles.
Tengo un presentimiento…

No quería estar de acuerdo, pero él era mi abuelo, y sin Wrath y Lainule


aquí, necesitaba un consejero que estuviera relacionado con la sangre.

—Entonces —dije, tendiéndole mi tazón para que lo rellenara con sopa—,


supongo que será mejor que llame a Lannan en unos minutos y haga que se
encuentre con nosotros aquí. —Ignorando la expresión de disgusto de Grieve,
una vez más intenté enfocarme en mis amigos. Esta podría ser nuestra última
reunión juntos, y quería aprovechar lo máximo que posiblemente pudiera.
213
Con Lannan y algunos de sus hombres en el camino, nos trasladamos a la
sala de estar para discutir lo que los otros harían mientras estuviéramos fuera.
Si bien tomar un contingente tan pequeño era peligroso, atraería mucha más
atención yendo como un grupo más grande.

—Podemos establecer una red de protección para ti. —Ysandra hizo un gesto
a los miembros del consorcio quienes se unieron a ella—. Te mantendremos
bajo nuestro manto el mayor tiempo posible. Una vez que ingreses al Túmulo,
las energías allí rechazarán el hechizo, pero deberíamos poder ayudarte a
atravesar el bosque sin atraer demasiada atención.

Luna se inclinó hacia adelante, apoyando los codos sobre sus rodillas.

—Dejaré que Dorthea envíe a los muertos a la ciudad para cazar a los
Cazadores de Sombras y los tejedores de nieve. Pueden alimentarse a menudo,
por lo que deberían ser capaces de tomar más de ellos.

Olrick hizo un rápido clic con los tacones y se inclinó.


—Con su permiso, tomaré una unidad de hombres en los bosques y
comenzaremos a cazar a la gente de Myst.

Rhiannon le hizo un gesto.

—Iremos contigo. También tomaremos algunos de los guerreros de Verano.


No podemos movernos tan rápido en la nieve como tú, pero aún podemos
darnos prisa.

—Como quiera, su alteza. —Olrick se inclinó ante ella. A menudo me


preguntaba cuán cansados estaban nuestros hombres inclinándose ante
nosotros, pero era una tradición que no íbamos a poder romper, y francamente,
dado que realmente necesitábamos su respeto, pensé que era mejor no tratar de
detenerlo.

214
Peyton se encogió de hombros.

—Supongo que me quedaré aquí y ayudaré a Ysandra y Luna. No puedo


superar la tormenta muy bien, lo sé bien. Y no quiero ser un obstáculo. Así que
haré lo que pueda aquí.

Ella todavía estaba muy callada, incluso comparada con su naturaleza estoica
habitual.

—Creo que estamos acomodados, entonces. —Nerviosa, deseando que


Lannan llegara para que pudiéramos comenzar, entré en el salón para estirar las
piernas. Grieve me siguió, cerrando la puerta para darnos algo de privacidad.

—¿Cicely? —Su voz se hizo eco con incertidumbre. Mientras extendía mis
brazos, él me empujó hacia su abrazo, cubriendo mi rostro con besos—. Lo
siento mucho. Lo siento, lo siento mucho. —Sonaba nervioso, y yo lo miré,
sorprendida por el dolor en su expresión.

Preocupada ahora, estiré la mano para acariciar su rostro.

—¿Por qué? ¿Qué hiciste? ¿Qué pasa?

—¿Qué pasa? Todo. Myst… el hecho de que se suponía que fueras la reina de
Verano y vivirías en una tierra de calidez y belleza… Siento que mi amor te
trajera aquí, y mira qué sucedió.
Me abrazó tan fuerte que casi no podía respirar.

—Me culpo a mí mismo por haberlas involucrado a ti y a tu prima en este lío.


Chatter y yo fuimos asignados para protegerte cuando eras joven. Sabía que
eras mi Cherish, desde antes, así que nunca pensé qué podría significar amarte
ahora. Casi creo que hubiera sido mejor si no te hubiera recordado quién eras.
Si no me hubiera enamorado de ti otra vez.

Retrocedí un paso, lo empujé por los hombros para que pudiera ver bien mi
rostro.

—Escúchame, y escúchame bien. Nada de esto es culpa tuya. Nos unimos hace
miles de años. Nuestro amor ha existido a través del tiempo. He visto el pasado,
y sé que al menos una vez, me maté cuando era una niña porque me di cuenta

215
de que había nacido en el momento equivocado y que no estarías allí conmigo.

—Pero todo es un desastre.

—Por supuesto que lo es. Myst todavía está viva, y es la culpable en última
instancia. Ella te convirtió, se hizo cargo de las Cortes de Verano e Invierno, ella
hizo sangrar los pasillos con la vida de tu gente. Y de mi gente. Rhiannon y yo
nacimos para esto, lo sabes. Estábamos destinadas a tomar nuestros lugares
como las reinas de Invierno y Verano. Ciertamente no tienes la culpa de
nuestros nacimientos.

—Lo sé, pero no puedo evitar sentir… —Se detuvo, y me di cuenta de lo que
estaba pasando. Pero apostaría a que Grieve ni siquiera lo sabía.

—¿Sabes qué te está carcomiendo? Te sientes culpable por el hecho de que


ella te cambió. En algún lugar aquí dentro. —Toqué mi corazón con la mano—.
En algún lugar dentro de tu corazón, realmente crees que podrías de alguna
manera haber evitado que ella te convirtiera. Piensas que tal vez podrías haber
evitado que destruyera a tu gente si solo…

—Si solo hubiera sido más inteligente… más fuerte… la hubiera visto venir.
—Terminó la frase por mí, como sabía que haría.

—El hecho es que, amor, no podrías haber hecho ni una maldita cosa. Ella
tomó a todos por sorpresa. Si fue capaz de derrotar a Lainule y Wrath
rápidamente, ¿cómo puedes creer, ni siquiera por un minuto, que podrías haber
hecho la diferencia? Ella es fuerte. No es invencible, pero Hunter tiene razón: Es
astuta. Y vieja. Agrega ese impulso insaciable por el poder que tiene, así como
los celos que siente, y la hace el enemigo más peligroso que podamos enfrentar.
Y eso ni siquiera comienza a tener en cuenta su sed para vengarse de mí. —
Sonreí entonces, y aunque se sentía pálida, al menos era una sonrisa.

—Grieve, mi dulce, Myst fue preparada para esto. Ella fue criada para esto.
Cuando Geoffrey la convirtió, calculó mal. Se convirtió en un miembro
inestable de los Faes Oscuros que tenía sed de poder. ¿Cómo podría Myst no ser
la adversaria que es, dada su crianza?

Grieve me miró durante un momento; luego relajó los hombros y me tiró al


sofá con él, envolviendo su brazo alrededor de mi hombro.

216
—Esta es la vida más extraña…

—Y yo soy la esposa más extraña que probablemente puedas tener. —Me


acurruqué en su brazo, descansando mi cabeza en su hombro—. Entonces,
cuando todo haya terminado y acabado, ¿qué hacemos? ¿Establecernos en una
larga vida feliz y aburrida?

Riendo, Grieve plantó un beso en mi frente.

—La vida contigo nunca podría ser aburrida. No, preveo niños…
gobernando tu reino…

—Nuestro reino.

—Nuestro reino. Aprenderás nuestras costumbres e intentaremos aprender


las tuyas. Y si Lannan intenta tocarte de nuevo, lo estacaré a través del corazón.
O mejor aún, cortaré sus bolas y alimentaré a la única mascota de los Cazadores
de Sombras que mantendré al final de una correa. O… si lo necesitas a él,
averiguaremos una forma de hacerlo funcionar. —Grieve se rió entre dientes—.
Tú, mi dulce, eres la reina del Hielo más hermosa que podría haber alguna vez.

—La reina de las Nieves… —pensé—. Con un corazón de hielo y una daga
de plata en la mano.

Grieve colocó su mano sobre mi corazón.


—Puedes llevar frío ahora, la transformación cambió tu cuerpo, eso es
verdad, pero tu corazón es tan caliente y apasionado como el sol. —Me acercó y
su boca se encontró con la mía, deteniéndose mientras suavemente mordía mi
labio inferior y se preocupaba de sus afilados dientes.

Murmuré su nombre, mi aliento se encontró con el suyo, y me recostó en el


sofá, removiéndose para estar encima de mí. El peso de su cuerpo era cálido y
acogedor, enviando espirales de hambre a través de mi cuerpo, mis piernas,
torso, profundamente en mi sexo. Lo deseaba, ahora. Estábamos enfrentando
un viaje duro, y si no volvíamos, quería el recuerdo de una última noche
apasionada con mi amor.

—¿Tenemos tiempo? —El susurro de Grieve fue tan suave que apenas podía

217
escucharlo.

—No me importa. Ellos pueden esperar. Te deseo ahora. —Luché por bajar
mis jeans. El maldito corsé, podría quedarse, pero cuando Grieve se levantó, me
desabroché los pantalones y los empujé hacia abajo pasando mis rodillas, luego
deslicé una pierna para cubrir el borde del sofá. Mi culo se frotó suavemente
contra el afgano que cubría el cuero y picó levemente contra mi piel, ambas
irritándome y, sin embargo, excitándome más allá. Mis pezones presionados
contra el encaje de mi sujetador sin tirantes, rozándome, y quería rasgar tanto
sujetador como corsé, para liberar mis pechos para que Grieve mordiera,
chupara, agarrara y se deleitara.

Deslizó su mano entre mis piernas, me tocó, deslizando un dedo a lo largo de


mi clítoris hinchado, presionándome para recuperar el aliento. Empezó a frotar,
lentamente al principio, luego rápido, girando sus dedos ligeramente para que
no tuviera tiempo de respirar entre los espasmos que comenzaron a volverme
más dura y llevarme más alto. Cuando envolví mis brazos alrededor de su
espalda, su chaqueta y su túnica desaparecieron y mis manos estaban
deslizándose a lo largo de su suave piel, sintiendo los músculos ondulando
debajo de la carne tensa. Seguí mi toque hasta su trasero, sus pantalones
desaparecieron, y agarré su culo, ahuecando sus mejillas firmemente en mis
manos mientras se presionaba contra mí.
El olor de su cuerpo, piceas y maderas frías del norte, canela y hogueras de la
noche más oscura, me envió tambaleándome. Él me embriagó, me hizo querer
perderme en su abrazo, dejar que hiciera lo que quisiera conmigo. Yo era suya
para jugar, para acariciar, para manipular, y el conocimiento de que él me
quisiera me excitó más que el infierno. El deseo era un afrodisíaco, y siendo el
objeto del deseo, una droga embriagadora.

—Quédate quieta —ordenó, y me congelé, obedeciendo. Tres dedos se


deslizaron dentro de mí, conduciendo con un profundo pulso, ensanchándome,
haciéndome sentir hambre. Quería su pene, hundiéndose en mi interior
llenándome, con su caliente y salado semen. Mientras empujaba sus dedos
dentro y fuera de mi sexo, podía sentir el líquido deslizándose alrededor de su
mano, a lo largo de mis labios, por los lados de mi sexo.

218
Jadeé cuando de repente se alejó, pero antes de que pudiera alzar la mirada,
su cabeza estaba entre mis muslos, su lengua jugando a través de mí, lamiendo,
chupando, mordiendo muy ligeramente. La picadura de sus dientes me envió
más alto y me resistí, mis piernas empujando hacia arriba, pero Grieve agarró
los lados de mis caderas y me sostuvo firmemente mientras continuaba.

La presión creció. Traté de moderar mi respiración, pero luego se levantó


sobre mí, y la mirada en su rostro era oscura y feroz, sus ojos un remolino de
estrellas contra su fondo de tinta. Su pene se mantuvo firme, grueso y rígido,
algunas gotas de pre-semen brillando en la punta. Luché para sentarme, y él me
levantó, sus manos deslizándose bajo mis brazos.

Rápidamente me deslicé, sobre mis manos y rodillas, para estar frente a su


eje, y mientras se preparaba contra el respaldo del sofá, tomé su asta con una
mano y guie la carne pulsante en mi boca, presionando mis labios juntos para
que tuviera que empujar con fuerza para forzarse a través de ellos. Me tensé,
creando una succión deliciosa alrededor de la cabeza de su pene, y comencé a
trazar mi lengua alrededor de la carne salada, deleitándome con la sensación
mientras expandía mi boca.

Grieve gimió, su cabeza cayó hacia atrás, su cabello platino cubriendo su


espalda. Cerré mis ojos y comencé a llevarlo más profundo mientras empujaba
suavemente con sus caderas. Relajé mi garganta mientras lo tragaba, mi cabeza
se balanceaba mientras chupaba, retrocedía y luego hacia adelante nuevamente
mientras me deslizaba a lo largo de su pene, deteniéndome para hacer
cosquillas en la cresta con mi lengua antes de girarla sobre él.

Su respiración se incrementó mientras aceleraba, y empuñó mi cabello,


dejando escapar un grito estrangulado mientras yo emparejaba el pulso de su
corazón, ordeñándolo con mis labios, sin dejarlo descansar.

Su pene comenzó a temblar, y pude sentir que estaba en el borde, así que
chupé más fuerte, y luego, con un golpe profundo, se vino, llenando mi boca
con su semilla salada. Tragué, atrapada en la pasión, tirando de cada gota en mi
lengua y lamiéndola. Un momento después, él me levantó y me devolvió la
mirada, todavía listo para seguir. Abrí mis muslos. Nada más existía, nada más
que Grieve y yo, y este momento.

219
Sus ojos brillaban ahora, una expresión triunfante en su rostro, y se condujo
hacia abajo, su pene deslizándose profundamente dentro de mí, penetrando
hasta la empuñadura. Cuando mi sexo se expandió para darle la bienvenida,
acarició mi clítoris, y me vine, fuerte y duro, sin esperarlo todavía. Solté un
grito agudo, y luego él estaba penetrándome rápidamente, conduciéndose más
profundo con cada empuje.

—Jódeme. Jódeme duro. Haz cualquier cosa que quieras conmigo. —Cambié
de posición cuando la sensación de su cuerpo contra el mío una vez más
comenzó a enviarme en espiral. Él era mi príncipe, mi amante, mi protector
mortal, y había muerto por mí, conmigo. Empecé a venirme otra vez, las olas
del orgasmo se extendieron a través de mí en largas ondas concéntricas, y una
vez más me perdí en el amor de mi rey herido.

Lannan estaba esperando en la sala de estar cuando Grieve y yo salimos de la


sala, con una expresión petulante en su rostro. Lo miré fijamente, y la realidad
me golpeó como una tonelada de ladrillos. Tenía una historia de amor-odio con
el vampiro, y estaba en mi vida para bien o para mal, independientemente de
cómo me sintiera al respecto.
Dio un paso adelante, se detuvo a unos centímetros de mí, luego me hizo una
reverencia falsa, su labio curvándose hacia arriba en el borde. Estaba tan cerca
que podría haber sentido su aliento sobre mí, si tuviera que respirar. Pero él
estaba frío, todavía, sin pulso, sin latido del corazón. Levanté los ojos y lo miré
al rostro. Él atrapó mi mirada, se inclinó, por lo que una simple fracción de
espacio separaba nuestros labios.

—Cicely… perdóname… su majestad. Así que vamos a cazar juntos, ¿verdad?


—La burla golpeó, pero, aunque me molestó, teníamos cosas más importantes
en las que concentrarnos—. Tus amigos me han informado de tus planes,
mientras estabas ocupada. —Lannan podría implicar un mundo de
insinuaciones con una sola palabra, y el susurro de la falta de respeto detrás de
la palabra prometía todo y sin embargo nada.

220
Su voz me rozó como una camisa áspera, una que irritaba lo suficiente como
para despertar, pero no lo suficiente para lastimar.

A mi lado, Grieve se erizó, pero le toqué el brazo tranquilizándolo y se retiró.

—Ahora que estás aquí, deberíamos comenzar.

Lannan se puso serio.

—Primero, información del exterior. —Su abrupto cambio de humor me


puso nerviosa.

Hice un gesto para que todos se sentaran.

—¿Qué está pasando?

—¿La electricidad? Varios transformadores importantes han caído, nadie


sabe por qué, y Seattle está a oscuras. Y por lo que he podido averiguar, los
Cazadores de Sombras se están trasladando a la ciudad.

Mierda. Una gran ciudad, muerta en el agua. A Seattle nunca le fue bien en la
nieve de todos modos, unos pocos centímetros de nieve era suficiente para
detener las ruedas. Una tormenta de nieve era suficientemente mala, pero
¿ahora sin energía, y con una afluencia de depredadores? Las cosas iban a
ponerse muy sangrientas, rápido.
—El consorcio está allí. ¿Pueden hacer algo? —Miré a Ysandra—. ¿Qué harán
ellos?

Ella palideció.

—Lo que sea que puedan. Pueden ser capaces de llevar a la ciudad a un
encierro mágico, pero tomará todo lo que tienen, y tienen que saber qué está
pasando en primer lugar para poder planear cualquier cosa. —Dirigiéndose a
Lannan, preguntó—: ¿Hay alguna manera de enviar a alguien para
contactarles?

Él consideró su pregunta durante un momento, luego una lenta sonrisa


atravesó su rostro.

221
—Ya lo hice, Ysandra. Cuando nos dimos cuenta de lo que estaba
sucediendo, me puse en contacto con algunos de nuestras gente allí y les pedí
que fueran malditamente rápido y se encargaran de alertar a todos los que
tenían alguna posibilidad de ayudar. Depende de ellos ahora, las torres de
telefonía cayeron poco después. No tenemos ni idea de qué demonios está
pasando ahora.

—Si Seattle cae… si convierte a todos los nacidos mágicos allí para
ayudarla… —Al igual que Myst había convertido a Heather. Los Faes
Vampíricos podían convertir a los nacidos mágicos y controlarlos, y ellos
retendrían sus poderes mientras estuvieran bajo el control de Myst. ¿Una
ciudad que tenía varios miles de nacidos mágicos tomada por la señora del
Caos? Sus ejércitos serían imparables. ¿Y si lograba dominar al consorcio con lo
mejor de lo mejor bajo su control? El mundo realmente podría caer bajo su
dominio.

—Exactamente. Pero esas no son todas las noticias. —Lannan se veía más
sombrío por el momento.

—¿Hay más? ¿Peor?

Él asintió.
—Sabes que la Corte Índigo tiene bolsillos de Cazadores de Sombras
escondidos por todos lados, ¿cierto? Han tenido miles de años para
reproducirse.

No quería escuchar esto. Sabía que no quería escuchar esto.

Ysandra se puso de pie.

—Están lanzando ataques unificados, ¿no? Si es así aquí, en varias ciudades a


la vez, ¿por qué no en varias áreas del país a la vez?

Lannan asintió mientras el silencio en la sala se hacía más espeso.

—No solo en varias áreas del país, sino en varios países. Varios de las otras
Cortes Faes regionales están bajo asedio. Están luchando con su mejor…

222
—Y así el largo Invierno extiende su comprensión. —Grieve se puso de pie—
. Será mejor que nos vayamos, entonces. Cuanto antes descubramos su Piedra
Corazón, antes podremos terminar con esto.

Lannan inclinó su cabeza hacia mí. Por una vez, no había ningún sentimiento
de animosidad entre los dos hombres.

—Esperamos tu guía, Invierno.

Inhalé profundamente y lo dejé salir lentamente. Dirigiéndome a los demás,


escaneé sus rostros, uno por uno.

—Entonces, estamos aquí por fin. Ysandra, tú y tu equipo nos rodearán de


protección durante tanto tiempo como puedan. Luna, tú y Dorthea envíen a los
muertos a través de la ciudad para derrotar a las fuerzas de Myst. Rhia, tú y
Chatter supervisarán a nuestras fuerzas que se dirijan hacia New Forest.
Peyton, trabaja con los guardias aquí para proteger la casa.

Y entonces me di cuenta. Esto podría ser, cualquier cosa podría suceder


durante la noche, para bien o para mal. Puede que no todos pasaran de esta
noche, y mañana, o bien Myst se mantendría triunfante, o destruiríamos su
Piedra Corazón. Porque si ganaba esta batalla, era probable que ganara la
guerra.
Por la mirada en los rostros de los otros, ellos también lo sabían. Nos
paramos, mirándonos los unos a los otros en silencio durante la mejor parte de
un minuto.

Y luego, lentamente, Rhiannon extendió la mano y tomó la mano de Chatter.


Él tomó la de Peyton, luego la de Ysandra, la de Luna, Lannan, Kaylin, Grieve y
yo nos unimos. Mientras tomaba la mano de Rhia, completando el círculo, nos
quedamos de pie en silencio. No estaba segura de quién lo comenzó, pero una
línea de energía comenzó a serpentear entre nuestros dedos, uniéndonos
fuertemente, vinculando nuestras esperanzas, nuestros objetivos, nuestros
miedos y nuestras oraciones.

A medida que la energía aumentaba, silbando a través de nosotros como una


serpiente girando, Ulean se unió, y por un breve momento, estábamos unidos

223
por un objetivo común, unidos por nuestro pasado, unidos por nuestras
esperanzas para el futuro. Con un rápido silbido, la energía se convirtió en un
cono, y me di cuenta de que estaba sosteniendo la cuerda. La enfoqué en Myst,
en conducir la fuerza hacia su corazón. Cuando alcanzó su punto máximo, con
un corte brusco, lo liberé y lo dejé volar.

Mareada, tropecé, al igual que los otros, pero luego Lannan se alejó mientras
el resto de nosotros vitoreábamos, llorábamos y nos abrazábamos.

Tomé a Rhia por los hombros.

—Sabes que te quiero.

Ella sonrió, el sol de verano brilló a través de sus ojos.

—Lo sé. Ganaremos esto, Cicely. Ganaremos esto porque tenemos que ganar
esto. Y luego… el futuro se cuidará solo. Tú y yo guiaremos los Túmulos en un
nuevo día. —Se inclinó, me dio un beso en la mejilla—. Somos fuego y hielo.

—Ámbar y azabache.

—Verano e Invierno.

Mientras me alejaba lentamente, me volví hacia Chatter.

—Cuida a mi prima… solo en caso de que no logre volver.


Me dio una sonrisa suave, tan fuerte en sí mismo en comparación con el
Chatter que conocí hacía unas semanas.

—No es necesario, lady Cicely. Estarás aquí para hacer eso tú misma.

—Eso espero. —Inhalé profundamente y pedí mi capa de búho—. Será mejor


que nos vayamos ahora.

Ulean se acercó a mí y Grieve se apoderó de mi lado izquierdo. Hunter y


Lannan vigilaban la derecha. Los guardias, nueve en total, incluidos tres
vampiros, y seis de mis hombres liderados por Check y Fearless, nos rodearon.
Estaban ayudando a Kaylin, que no podía caminar sobre la nieve. Los vampiros
eran ligeros de pie cuando querían, y así nos dirigimos a la puerta, hacia la
tormenta cegadora, silenciosamente moviéndose en remolinos blancos que se

224
había convertido en la noche.

La sombra del Bosque Dorado nos ayudó a protegernos de la tormenta hasta


cierto punto, aunque las dunas a la deriva dejaron nuestro mundo en un paisaje
estéril de montículos blancos contra las sombras negras de los árboles. El
silencio estaba interrumpido solo por el silbido de la nieve que caía, y el olor a
ozono crepitando en el aire. Recuperé el aliento, la temperatura era gélida, pero
no me molestó, no ahora.

Cualquier cosa que los animales hacían del bosque su casa había
desaparecido, ocultándose de la tormenta o cazados por los Cazadores de
Sombras, y el bosque se sentía vacío, como una casa abandonada; pero la casa
abandonada era una trampa y lo sabíamos. Los bosques no estaban realmente
vacíos. Las fuerzas de Myst estaban aquí: Cazadores de Sombras y tejedores de
nieve y, sin duda, perros duendes. Ella todavía lograba controlar algunos de los
Elementales de Hielo, también, los que no habían caído en su hechizo y bajo mi
dominio. Así que el bosque no estaba vacío de ninguna manera, sino lleno de
nuestros enemigos.

Ulean se adelantó para ayudarnos a seguir el camino, dado que el sendero


estaba enterrado debajo de la nieve y los puntos de referencia eran casi
imposibles de leer. Mientras pasábamos silenciosamente a través de los árboles,
caí en un trance ligero, moviéndome hacia delante en piloto automático,
mientras mis pensamientos se desviaban hacia la estela. Y luego estaba de pie
en una colina, en otra tormenta de nieve, y una vez más, estaba huyendo de
Myst.

La cima de la colina estaba expuesta bajo el cielo nocturno, pero la tormenta


estaba rodeándome, y ansiosamente buscaba a Shy. Él estaba aquí en alguna
parte, esperándome. Lo habíamos acordado hace un tiempo. No había otra
opción, ninguna otra opción, y teníamos que seguir adelante ahora que ambos

225
habíamos huido de nuestra gente.

Y luego, saliendo de un arbusto de arándanos que estaba cubierto por la


nieve, llegó. Shy, mi amor. Mi única conexión con Verano. Este era el hombre
que me impedía llegar a las profundidades de donde yo misma había cavado.
Mi corazón dio un salto, y corrí hacia él, a sus brazos, mientras él me envolvía
en su abrazo y me besaba.

—Cherish, mi amor, ¿tenías miedo de que cambiara de opinión?

No quería admitirlo, pero el miedo había estado allí. Éramos de entornos tan
dispares, y nuestra naturaleza era una antítesis de la otra. Él era la luz de la
mañana, y la hierba verde, el vino blanco en una noche de verano, queriendo
jugar y descansar en los campos. Y yo era el cielo nocturno durante el invierno,
sangre en la nieve, lista para la batalla, dispuesta a destruir y mutilar. Mi
hambre era feroz, y el impulso para tallar a través de la carne corría por mis
venas, pero de alguna manera, este hijo de Verano me había atrapado en su red,
y yo había perdido mi corazón por él.

Lo besé, abriendo sus labios con mis dientes, los bordes afilados como agujas
cortaron la piel hasta que la sangre apareció en ellos. Lamiéndolos, le dejé
deslizar su lengua en mi boca, sondeando profundamente, sin miedo de mí. Y
eso era lo que más amaba: No me temía. Él me aceptaba, todo, mi sed de sangre
incluida. Y esa falta de miedo se había convertido en un afrodisíaco. Bailaba con
la muerte y me encantaba, y a su vez, él había despertado en mí emociones que
nunca supe que poseía, y le había ofrecido mi corazón en bandeja de plata.

—Oh, mi amor. ¿Estás lista? No podemos permanecer mucho tiempo aquí.


Pronto nos perseguirán. —Los ojos de Shy estaban embrujados. Le había
tomado todo lo que tenía darle la espalda a su gente. Yo era mucho más
voluble; era más fácil para mí porque la astucia y el engaño nacieron y se
engendraron en mi sangre, pero entendía lo que esto significaba para él y eso
me hizo amarlo aún más.

—Estoy lista. Pase lo que pase, Shy, lo enfrentaremos juntos. Cualquier cosa
que nos depare el futuro, caminaremos uno al lado del otro.

Y con eso salimos corriendo.

226
La estela tardó dos días mientras huíamos en llenarse con susurros de que
nos estaban siguiendo.

Esperaba una ventaja más larga. Algunas veces me había ido durante una
semana del Túmulo, y Myst, mi madre, sabía que volvería. Pero ella me había
estado observando de cerca últimamente. Hace unas pocas semanas, tropezó
con mi secreto y me ordenó que terminara la relación. Para ser exactos, sus
órdenes fueron más duras que eso. Había exigido que le llevara el corazón de
Shy; que destruyera lo que más amaba para probar mi lealtad a la Corte Índigo,
y a ella.

Y a Shy se le había ordenado que pusiera una flecha en mi corazón.

La Corte de los Ríos y Juncos sabía de mi gente desde hacía un tiempo. Ellos
habían estado observándonos mientras nos propagábamos y cazábamos a los
yummanii que habitaban el área. Fuimos cautelosos en nuestro sacrificio.
Simplemente no diezmabas una manada, o destruías tu más fácil suministro de
alimentos. Así que tomábamos animales y Faes Cambyra para complementar
nuestra dieta. Pero después de años escondiéndonos, nos dimos a notar a la
reina de Verano, y ella había sido rápida para alertar a la Corte de Invierno.

Lo que significaba que la Corte Índigo se estaba preparando para esconderse.


Antes, cuando era necesario escapar antes de que atrajéramos demasiada
atención, mi madre había dejado a algunos de nuestra gente para poblar un
pequeño nido en el área cuando la desocupábamos. Y así logramos crear una
red a través de esta nueva tierra que se había convertido en nuestro hogar no
hacía mucho tiempo. Teníamos bolsas de aliados en todo el continente, dejados
atrás mientras avanzábamos hacia el noroeste a través de esta extensión
inmensa de tierra que habíamos descubierto cuando las Grandes Cortes Faes
nos habían obligado a ir al océano y dejar atrás nuestro viejo mundo.

Y ahora habíamos llegado al borde del océano. Pero todavía no éramos lo


suficientemente fuertes como para tomar a los lugareños, así que mi madre
había planeado nuestro siguiente movimiento: Retirarse a las sombras y
construir nuestra fortaleza. Pero ella no iba a permitirme mantener ningún
vínculo con la Corte de Verano. Mi amor por Shy era una debilidad.

227
Eres una desgracia, ¡peor que una desgracia! Eres una mancha en el nombre de la
Corte Índigo. Terminarás este flirteo inmediatamente, y para demostrar que honras a tu
reina, tu madre, me traerás el corazón del chico. Sácalo de su cuerpo. Eres una Fae
Vampírico. ¡No puedes amar! No te críe para ser una traidora.

Siempre había admirado a mi madre, la había emulado, hasta que conocí a


Shy. En esa reunión, mi mundo había cambiado, y todo lo que alguna vez pensé
que sabía se soltó, como una capa de nieve que se derritió en un súbito rayo de
sol. El hielo alrededor de mi corazón se había derretido también y me había
visto obligada a tomar una decisión. Y mi elección me sorprendió incluso a mí.

Ahora, habiendo desafiado a nuestros pueblos respectivos, habíamos tomado


nuestro amor y estábamos huyendo.

Dos días después, y los sabuesos nos perseguían por ambos lados. Y tuvimos
algunas decisiones que tomar. En mi corazón, sabía que nos atraparían. Pero no
antes de abrir un camino a través de sus fuerzas. Quemamos nuestros puentes,
y el único camino a seguir era destruir cualquier cosa y cualquier persona que
se interpusiera entre nosotros y nuestro amor.

—¿Qué pasa si nos atrapan? —Me volví hacia Shy cuando nos detuvimos a
descansar. Corrimos más de cien kilómetros o mil, tal vez. No tenía ni idea de
dónde estábamos, pero nos dirigíamos hacia el norte, eso lo sabía.
—Supongo… que lucharemos hasta el final. —Los bellos ojos azules de Shy
eran fríos como el acero. Él podría encarnar el sol, pero el sol podría arder y
crepitar, así como calentar e iluminar—. He estado pensando…

Me volví hacia él.

—No vamos a lograrlo, ¿verdad? Sé honesto conmigo. Ni mi madre ni tu


reina nos dejarán ir. Hemos avanzado mucho más allá de los límites, y tienen la
intención de hacer un ejemplo de nosotros.

Hizo una pausa y luego su labio tembló.

—Creo que tienes razón. No sé si hay algún lugar donde podamos llegar a
donde no nos persigan y envíen a sus asesinos detrás de nosotros. Rompimos

228
las reglas malditamente bien, mujer. —Y me tiró hacia su pecho,
envolviéndome en sus brazos que se sentían como si pudieran mantener fuera
el mundo—. Estoy pensando en algo. Hay una manera…

Miré su rostro, y vi la certeza en su expresión, la finalidad.

—Si tenemos que morir, no quiero que nos separen.

—Hay una manera de evitar que eso suceda. Tengo una poción… la compré
de una hechicera conocida. Ella es la más poderosa de las nacidas mágicas. La
poción atará nuestras almas para que podamos regresar en el futuro. Regresar
el uno al otro en un momento en que nuestro amor no esté prohibido.

Mi corazón latió con fuerza. No tenía miedo a la muerte, demonios, era la


muerte encarnada por naturaleza. Pero tenía miedo de perder a Shy. Él era mi
todo, y ahora el único miedo que tenía era verlo herido o apartado de mí.

—Me gusta eso. Lucharemos hasta el final. Tal vez hay alguna forma en que
podamos sobrevivir y escapar. Tal vez algún milagro nos permitirá ganar, pero
si no podemos… si no podemos, tomaremos la poción y huiremos hacia el
futuro.

Y así, acordamos que, para asegurar nuestra vida juntos, haríamos lo que
fuera necesario. Incluso si significaba morir para hacerlo.
Saliendo del recuerdo, miré alrededor. Estábamos en el corazón del Bosque
Dorado, pasado el desvío para los Túmulos de Marburry y Eldburry,
dirigiéndonos hacia las elevaciones más altas. El avance era cada vez más
difícil, incluso para nosotros, y miré hacia atrás para ver cómo estaba Kaylin,
pero los guardias se aseguraban de que se quedara encima de la nieve,
echándole una mano. Podían ir a nuestra velocidad normal llevándolo debajo
de los brazos. Tenía la sensación de que no estaba muy contento con esto, pero
no había nada para eso. Mientras que los vampiros podían seguirnos si se los
presionaba, Kaylin no podía, y había sido advertido de esperar esto.

229
Cuando giramos alrededor de un parche grueso de árboles, una figura brilló
a través del velo de la nieve que caía. Y un segundo y un tercero. Elementales
de hielo. Se volvieron hacia nosotros y comenzaron a moverse. ¿Estaban aliados
con Myst? ¿O eran de los míos?

Di un paso hacia el frente, empujando a los guardias. Solo había una forma
de averiguarlo. Levantando la mano, luché por ese extraño vínculo mental que
tuve que aprender al tratar con los Elementales del hielo. Era como la estela,
solo a unos pocos pasos. Una vez que encontré la corriente, podría hablar,
proyectar mis intenciones y comunicarme con ellos de esa manera. Pero había
sido un camino difícil de dominar porque los gigantes congelados eran tan
extraños en su naturaleza que tuve que pensar en un patrón para que
coincidiera con sus frecuencias.

Recolecté mis pensamientos, luego proyecté una pregunta, explorando sus


intenciones con cautela. Si ellos estaban atados a Myst, ella podría saber de
inmediato que estábamos aquí, y adivinaría lo que estábamos buscando.

Esperando la respuesta, contuve la respiración. ¿Serían amigables? ¿Me


obedecerían? ¿O atacarían? En ese momento, uno de ellos atrapó la corriente y
giró, seguido de los demás, y comenzó a caminar hacia nosotros. Ahora,
veríamos.
230
Cuando los Elementales de Hielo se acercaron, los guardias levantaron sus
espadas, esperando. Pero luego, con una ráfaga de viento frío, Ulean me rodeó.

Están desalineados. Puedes tomar el control de ellos. No están atados a Myst, así que
mejor los haces tuyos que dejarlos correr libremente para que ella los tome.

Conocía el hechizo para ligarme a ellos… la primera cosa que Strict me había
enseñado, pero se necesitaba concentración. También se necesitaba una
confianza que todavía no tenía.

Pues será mejor que te espabiles, chica, o nunca dominarás a Myst. La idea se hizo
eco en la parte posterior de mi cabeza, y me di cuenta de que no había más
tiempo para aprender, no más tiempo para cuestionarme a mí misma. Hice un
gesto para que los otros retrocedieran mientras me movía hacia las criaturas
que se acercaban.

Los Elementales de hielo vivían en un mundo propio. Tenía varios atados a


mí en tal nivel que morirían, dejarían de existir, antes de traicionarme. Durante
la formación de mi Piedra Corazón, se habían convertido en mis propios
guardianes. Sin embargo, se quedaban en el reino de la Nieve y el Hielo,
esperando en la puerta exterior del Túmulo si los necesitaba.

Los Elementales estaban tan lejos de ser humanos que podrían ser
alienígenas. Vivían en un mundo limitado por su propio elemento, y aunque a
menudo aparecían en los planos físicos, seguían siendo fieles a su naturaleza.
Los Elementales de Fuego nunca se encontrarían en la nieve, y los Elementales
de Hielo se disiparían y regresarían a su propio plano de existencia si de
repente fueran transportados al desierto.

Los Elementales eran inherentemente neutrales; no eran ni buenos ni malos,


ni siquiera podían pensar en esos términos. Si alguien los atara, obedecerían,
pero no habría malicia ni buena voluntad en lo que hicieran. No tenían
emociones, no del tipo humano. Oh, ellos tenían hambre, y tenían sus propias

231
agendas, por lo que había aprendido, ¿pero celos? ¿Enfado? ¿Amor? En general,
estos conceptos eran extraños a sus mundos, así como sus motivos para
nosotros. Los elementales simplemente eran.

Avatares de las fuerzas que componen la totalidad de la vida, los


Elementales encapsulaban energía, y esa energía podría ser aprovechada y
dirigida. Y aunque todas las cosas parecían tener algún deseo de libertad, los
Elementales no se molestaban por su uso más de lo que una sartén odiaba ser
utilizada para cocinar.

Todavía estaba conectada a la corriente de comunicación que se había


establecido entre nosotros, y ahora comencé a cantar el encanto de la atadura
que Strict me había enseñado. Los pondría bajo mi control, y como yo era la
reina de la Nieve y el Hielo, no se resistirían como lo harían normalmente. Pero
tomaba enfoque y confianza. Tenía que demostrarles que tenía el derecho y el
poder de tomar el control, y que una vez hecho eso, serían míos de por vida.

La energía se entretejía entre nosotros como un zarcillo congelado que se


ramificaba, una enredadera de hielo que venía de lo profundo de mí para girar
alrededor del grupo de Elementales, y las notas de mi canción se congelaron en
el aire, un vapor azulado que se redujo a un rayo de luz que se entrelazó
alrededor de las criaturas relucientes que ahora me miraban con lo que parecía
ser una absoluta fascinación.
Se detuvieron, deteniendo su movimiento, mientras el fuego helado
comenzaba a enterrarse en sus pechos, los tentáculos enterrándose en su propio
centro. Empujé más fuerte y los zarcillos de hielo brillaron mientras se
mezclaban con la energía que formaba sus cuerpos. Otro impulso… había una
resistencia menor pero no era nada de lo que preocuparse. Estaban
simplemente curiosos y vacilantes, ya que nunca antes habían estado
vinculados.

Estaba tan profundamente metida en el hechizo que no noté los movimientos


a un lado. Fue solo cuando Ulean me dio un grito que aparté mi atención de los
Elementales. El encanto se había hecho, sin embargo, y eran míos. Podía sentir
el vínculo allí, el enfoque obsesivo que me estaban dando. Esperarían cada una
de mis órdenes.

232
¡Cicely! ¡Dile a tus hombres que tengan cuidado!

Al grito de Ulean, me di vuelta. Detrás de un grupo de árboles a la izquierda


emergió una nube brillante. Era difícil distinguirla de la nieve que caía, excepto
por el hecho de que relucía y brillaba, iluminándose como una neblina de neón,
del color de las luces LED azules. ¿Qué demonios?

¿Qué es eso? Ulean, ¿qué demonios está pasando?

Pertenece al reino de Myst, sea lo que sea. Siento sensibilidad y malevolencia, pero no
tengo idea de lo que podría ser.

Retrocedimos, para ahora mis hombres lo habían visto, mirándola acercarse


cada vez más. Los Elementales de hielo se movieron, y sentí su incomodidad.
No podía preguntarles fácilmente qué era, pero ahora me eran leales y se
movieron frente a mí, formando una barrera entre lo que fuera la nube y
nosotros. Me volví hacia Hunter.

—¿Sabes lo que podría ser esto? ¿Alguna vez has visto algo así antes?

Frunció el ceño, ladeando la cabeza.

—Una vez, pero fue hace mucho tiempo. Y no estoy seguro de que sea lo
mismo.
—¿Qué fue lo que viste, entonces? —Una media suposición era mejor que
nada, y en este momento, el vapor me ponía nerviosa—. Ulean dice que esto
tiene una sensación desagradable, y cuanto más lo veo, más incómoda me hace
sentir.

—Era como un espíritu en el bosque, no un fantasma, sino un ser que


pertenecía al bosque. Se despertó cuando algo se desequilibró y le permitió
entrar en el bosque. No sé de dónde vino, ¿algún portal caótico a un paso de
nuestro propio reino, tal vez? Pero sea lo que sea, sabíamos que era una entidad
astral. —Hunter miró la nube—. No sabíamos que se estaba escondiendo entre
nuestra gente hasta muy tarde. Perdimos a diez hombres y quince mujeres y
niños ese día antes de que hubiera saciado su hambre y desaparecido. Nunca
descubrimos qué sucedió, o cómo los mató, o por qué apareció.

233
La nube se había detenido, estaba detenida a solo unos metros de nosotros,
pero parecía estar reflexionando. Fruncí el ceño, me senté en la estela mientras
trataba de descubrir qué era y qué hacer al respecto.

Mientras inspeccionaba su energía, si Ulean hubiera podido aprovecharla,


también podría hacerlo, la austeridad del bosque me golpeó.

Podía sentir la presencia cristalina de los Elementales de hielo, aunque sus


pensamientos corrían por su propia corriente, y el silencio de los árboles, más
profundo aún. E incluso podía sentir el espíritu de la tormenta, impulsada por
Myst. Caviloso y hambriento, estaba ansioso por devorar el bosque por sí
mismo. Y luego, una capa debajo de eso… sí, allí estaba, la nube que nos
enfrentaba.

La energía era extraña, tan extraña como los Elementales, pero de una
manera muy diferente. Si bien ambos eran inteligentes y conscientes, la nube
tenía una agenda, aunque el hambre y los deseos presentes en la estela eran
confusos y difíciles de leer. Pero nos quería, quería entrar. Me quería a mí. Lo
que me llevó a la pregunta: ¿Qué le estaba impidiendo atacar?

Cuanto más examinaba las corrientes que pasaban entre la nube y nosotros,
más podía distinguir algo. Empecé a ver una barrera, un campo de energía
reluciente que nos rodeaba. Entonces lo supe. Sabía lo que mantenía a este ser
bajo control.
—Ysandra y su equipo han logrado erigir un campo de protección a nuestro
alrededor. La nube no puede pasar. No sé qué es eso, pero si el hechizo de
protección se rompe, nos atacará a la primera oportunidad. Y aunque no estoy
segura del daño que puede causar, no estoy ansiosa por descubrirlo. —Me volví
hacia los demás.

Hunter negó con la cabeza.

—Creo que es el mismo tipo de criatura que enfrentamos hace mucho


tiempo. En cuanto al daño: Puede matar. Fácil, rápido y sin previo aviso.

—Ya que Ysandra nos está protegiendo, si dejamos el área, pasamos por su
lado, ¿nos seguirá o simplemente esperará a que llegue la siguiente persona
desprevenida? —No que hoy hubiera alguien serpenteando por el bosque.

234
Demonios, por la forma en que esta tormenta iba, cualquiera que no fuera del
reino de la Nieve y el Hielo moriría aquí sin ayuda. Kaylin estaba
sobreviviendo debido a nosotros.

—Creo que nos seguirá. Pero no hay mucho que podamos hacer al respecto.
No sé cómo luchar contra eso. Tampoco tú. —Hunter negó con la cabeza.
Parecía preocupado. Podía ver su expresión vagamente, nuestros ojos eran más
adecuados para la noche que la mayoría de las otras razas. Incluso Kaylin podía
ver en la noche más fácilmente que la mayoría de los nacidos mágicos o
yummanii. Su demonio le había dado algunas adaptaciones bastante fuertes
cuando se había ligado con su alma.

Debatí intentar atacarlo aquí y ahora, pero eso podría romper el hechizo. Y si
ni siquiera sabíamos lo que era, pero sí sabíamos que era mortal, correr a ciegas
era algo mejor para los tontos. A veces soy estúpida, pero no tenía un deseo de
muerte.

—Supongo que solo tenemos que aceptar que va a estar en nuestra cola,
entonces. Check, haz que uno de tus hombres la vigile mientras viajamos.
Vamos a seguir. Nos quedan muchos kilómetros por recorrer y la tormenta no
da señales de ceder.

Lannan, que apenas había hablado desde que empezamos, me sorprendió al


decir:
—La tormenta no mermará hasta que esa perra muera. —No llevaba abrigo,
solo una chaqueta de cuero. Los vampiros no tenían miedo al frío. Pero debajo
de la chaqueta, llevaba un jersey grueso y unos jeans que le ofrecerían
protección en caso de pelea.

No parecía haber necesidad de responderle, todos sabíamos que él tenía


razón. Así que nos dirigimos hacia el Túmulo que recordaba hace mucho
tiempo. Estaba escondido en lo profundo del bosque, pero a medida que
atravesábamos el laberinto de árboles y montículos de nieve, comencé a sentirlo
familiar. Nunca había vuelto aquí, no desde que era una niña pequeña y solo
esa vez, pero había algo sobre la sensación del área que sonaba en algún lugar
en mi centro.

Una vez más, sentí que el pasado se entrometía en el presente, solo que esta

235
vez, era como si estuviera caminando en dos mundos a la vez. Aquí, con Grieve
y mis hombres, y aun así… y aun así… estaba caminando en otra época,
también.

En un estado de sueño, caminé sobre la nieve profunda. La tierra aquí era


fresca y nueva. Mi madre se había decidido porque estábamos cerca del Túmulo
Fae. No tenían ni idea de que estábamos cerca, no durante mucho tiempo. Y
luego, incluso después, nos ignoraron hasta que cambié todo al enamorarme de
Shy. Ahora nos odiaban a nosotros, sus primos oscuros que caminaban en
sangre y sombra.

Y aún… y sin embargo… yo no estaba aquí, realmente no. Miré a mi


alrededor y me di cuenta de que todo lo que veía parecía estar filtrado a través
de un vapor que se levantaba para cubrirme de niebla. Entonces, el sonido de
resoplido me sobresaltó, y giré para ver a un viejo alce salir de los árboles. Pero
en lugar de sentirme, en lugar de volverse corriendo, dejó atrás el camino, sin
siquiera mirar en mi dirección.

Miré hacia abajo a mis manos, que eran tan translúcidas como el hielo de los
Elementales. Brillaban, al igual que mi vestido y el aire a mi alrededor.
Confundida, pero sabiendo que este era mi hogar, continué, siguiendo mi
instinto hasta que vi la colina del Túmulo adelante.

De ese montículo salió una mujer. El Túmulo parecía cubierto de ramas rotas
y en mal estado. ¿Y la mujer? Era alta como el cielo con el cabello del color de
las alas de cuervo, y sus ojos brillaban con estrellas arremolinándose en su
centro. Era como una araña, delgada y articulada pero hermosa de una manera
terrible. Su vestido era del color del crepúsculo, cubierto con bordados de plata.
Algo sobre ella tocó una fibra en mí, y luego… con una mirada en su rostro
cubierto de lágrimas, en la mirada de furia que llenaba sus ojos, lo recordé.

Myst. Ella era mi madre Y, sin embargo, no parecía reconocerme. De hecho,


ella me miró como si yo no estuviera allí. Como si…

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Un guardia corrió hacia ella, agachándose a sus pies. No pude oír lo que él le
dijo, pero ella le dio una patada en el rostro, derribándolo, y luego él se inclinó
hacia un lado, lanzando miradas aterrorizadas sobre su hombro.

Otro momento y Myst se enderezó mientras cuatro guardias más emergían


del bosque, llevando una camilla para que ella la inspeccionara. Se me hizo un
nudo en el estómago y tuve la sensación de que sabía quién estaba en la camilla.
Cuando pasaron junto a mí, vi que tenía razón. Allí, tendido en un vestido
plateado, muerto para el mundo, estaba mi cuerpo. Cherish. Hija de Myst.
Asesinada por mi propia mano, por una bebida que era a la vez veneno y una
promesa para el futuro.

Myst miró en silencio al cuerpo por un momento, luego pronunció las


últimas palabras que alguna vez escuché de ella en esa vida.

—Este es el cuerpo de un traidor, dénselo a los perros para que se den un


festín, y si mueren por el veneno en sus venas, tíralos al lago. No tengo hija. Ya
no. Y si su espíritu alguna vez regresara… la desterraré a las profundidades del
abismo.

Mientras giraba, su vestido se balanceó contra la nieve, quise lanzarme hacia


adelante, caer a sus pies y decirle que lo sentía, que, aunque mi corazón había
ganado, todavía la amaba. Pero luego ella se fue, entrando al Túmulo.
Con una ráfaga repentina, caí a través de la nieve, girando, encontrándome
de nuevo en la cima de la colina con Shy. Estábamos ensangrentados, había
derribado guardias en ambos bandos con una venganza, el tiempo suficiente
para darnos este respiro. Habíamos logrado detenerlos durante tres días
después de que nos rastrearon, pero sabíamos que este era el final del camino.
No sobreviviríamos a la noche. Este era nuestra última parada, nuestro final.
Solo que no era un felices para siempre.

Shy tendió una botella.

—Ellos vienen. Es hora, o no tendremos más elección. Pon tus manos en la

237
botella con las mías.

Mientras lo hacía, la energía dentro del fluido cambió y se alzó oscura y


siniestra, mortalmente seductora.

Destello… un remolino de energía, haciéndome señas hacia adelante,


haciéndome señas para que entre. Destello… un estanque esperaba, tan oscuro y
profundo que nunca podría ver el fondo, y sabía que una vez que cayera,
comenzaría un viaje que me llevaría a través del tiempo, un viaje que nunca
terminaría. Destello… estrellas relucientes llenaron el vacío, y Shy y yo éramos
rocas, esperando caer en el vasto océano, donde enviaríamos ondas para
cambiar el curso del futuro. Destello… el olor a belladona y acónito se elevó, los
aromas de cicuta, tejo y todo lo terroso y susurrante de la dulzura de la muerte.
Y un último destello… y mi energía se mezcló con la de Shy, y juntos cambiamos
la estructura de la poción dentro de la botella.

Y luego… llegaron a la cima de la colina, una hilera de sombras contra las


estériles nieves bajo la luna llena que iluminaba la noche. Alineando la cresta,
su líder dio un paso adelante. El hermano de Shy lideraba la manada. Un
guerrero feroz, me odiaba con pasión y había jurado que haría lo que fuera
necesario para mantenernos separados. Quería hacerlo trizas, derribarlo, pero
ahora no habría oportunidad. Él se creería victorioso.

Pero nosotros seremos los ganadores. Estaremos libres del odio entre nuestra gente.
Me volví hacia Shy, de repente con miedo.

—No tengo miedo a morir, no contigo, pero no quiero que nos lastimen. No
quiero que nuestros últimos momentos en este mundo sea sentir dolor. Quiero
irme pensando en ti. Amándote.

Apretó el frasco en mi mano, su mirada nunca dejando la mía.

—Te amo. Cherish, te amaré hasta el final. Te amaré más allá de los velos del
tiempo. Estábamos destinados a estar juntos, y todo el odio, las fronteras y las
reinas de este mundo no nos mantendrán separados. Un día, nos
encontraremos de nuevo. Te lo prometo, por el honor de mi alma, en todas las
estrellas del cielo.

238
—Entonces, dejemos este mundo, déjelo en manos de los sabuesos, las nieves
y las llamas. No han ganado, mi amor. No han ganado, no les estamos dando la
oportunidad. Tenemos nuestro amor. Nosotros establecemos el juego. Hacemos
las reglas.

Mientras los sabuesos ladraban y se deslizaban por la cordillera hacia


nosotros, agarré el frasco y bebí la mitad de la poción, sintiendo que el líquido
me quemaba la garganta mientras llenaba mi cuerpo con su promesa oscura y
apasionada. Shy bebió el resto y luego me abrazó, acomodándome en sus
brazos, y nuestros labios se encontraron. Él sabía a muerte, a fogatas y a la
oscuridad de la tumba. Sabía a dulce veneno, y descansé mi cabeza en sus
brazos, aun besándolo.

Estaban casi encima de nosotros, pero el cielo comenzó a brillar, y mientras


miraba hacia arriba, las estrellas giraron, reflejando las estrellas en mis propios
ojos. Me vi reflejada en la mirada de Shy, y me alejé, sonriendo. Esto era todo.
Nuestro amor duraría para siempre, y nunca podrían separarnos, sin importar
cuánto lo intentaran. Nuestras almas estarían atadas a lo largo del tiempo y con
chispas gemelas, volaríamos libres de nuestros cuerpos.

—Cherish… nos encontraremos a tiempo. —Los ojos de Shy comenzaron a


cerrarse, y luchó por mantenerlos abiertos—. No cambiaría esto por el mundo;
el día que nos conocimos, mi destino quedó sellado.
—Quise matarte ese día… pero arrancaste mi corazón y lo conservaste para
ti. Tú eres mi esperanza y mi pasión y mi todo. Nunca entendí lo que
significaba amar, no hasta que llegaste. Mataría a mil soldados para estar
contigo.

—No puedo esperar mucho más. Casi están aquí. Déjate ir, mi amor. Es hora
de dejarlo ir. —Shy presionó sus labios contra los míos una última vez.

—Si llegas primero, espérame. Voy a encontrarte… sabré quién eres. —Y


entonces las estrellas comenzaron a girar más rápido. A medida que el sonido
de nuestros torturadores se acercaba, di un último suspiro… y lo solté, cerrando
los ojos mientras me deslizaba en el vacío, corriendo hacia el futuro donde sabía
que mi amor me esperaría.

239
—Cicely, ¿estás bien? —Grieve me agarró del codo cuando tropecé con una
raíz oculta enterrada en la nieve.

Sorprendida, miré a mi alrededor y descubrí que me había quedado


completamente fuera de lugar. Cuánto tiempo habíamos caminado desde que
hice mi pequeño viaje atrás en el tiempo, no lo sabía, pero debe haber sido
suficiente para que perdiera la cuenta de lo que estaba haciendo.

—Bien… estoy bien. Lo siento, yo solo… tuve otro recuerdo.

—Han estado sucediendo con demasiada frecuencia para mi comodidad. —


Grieve frunció el ceño, y cuando lo miré, pude ver sus rasgos superpuestos
sobre una imagen de Shy. Un repentino pozo de emoción se hinchó, y me
detuve en seco—. ¿Estás bien? Parece que acabas de ver un fantasma.

Me quedé sin aliento.

—Es posible que lo haya hecho. —Extendí la mano y tomé las suyas, la
emoción del pasado sangrando—. Yo… Grieve… pase lo que pase, todo vale la
pena. Comenzamos algo en el pasado, y de alguna manera, creo que nuestra
conexión se remonta mucho más atrás en el tiempo, mucho antes de que
fuéramos Shy y Cherish. Pero sé que, lo que sea que venga… te amo y eres mi
pasión. Aquí, entonces… todo el tiempo.

Una mirada preocupada se filtró en su rostro.

—Baja tu voz, mi amor. Sé lo que estás sintiendo, pero no queremos


desanimar a los hombres.

En ese momento, mi lobo se removió, tanto en satisfacción como en


preocupación. Grieve podía sentir mi necesidad, mi amor por él, pero mi
capacidad para ir y venir en la mente de Cherish lo asustaba.

Entendía lo que quería decir. Si hablaba demasiado fuerte, mis palabras


podrían sonar pesimistas y desanimar a nuestros hombres. Asentí, luego me

240
incliné suavemente para acariciar sus labios ligeramente. No teníamos tiempo
para sellar nuestros labios, pero un solo beso, que encarnaba mi pasión y amor,
siempre había tiempo para eso.

Retrocediendo, miré a mi alrededor.

—¿Qué tan cerca estamos? —Incluso cuando pregunté, lo sabía, estábamos a


la vuelta de la curva del Túmulo. Aproveché la pausa para buscar a Ulean.

¿Puedes adelantarte, ver si hay algún Cazador de Sombras allí?

Regreso en un momento. Mientras tanto, ¿conoces a esa criatura de la nube? Aún te


sigue. Se está quedando atrás ahora, y no sé si tus hombres pueden sentirlo desde donde
está. Pero está allí, y posee una gran astucia. Planea algún curso de acción. De esto
estoy segura.

Gracias. Advertiré a los demás. Mientras tanto, ve a revisar el resto del camino hasta
el Túmulo, si lo deseas.

Cuando Ulean se alejó, una ráfaga de viento frío en su estela agitó la nieve en
un frenesí aún más intenso, me di la vuelta.

—¿Esa criatura que encontramos? Todavía está por ahí, siguiéndonos. Ulean
acaba de contarme sobre eso. No estoy del todo segura de lo que está haciendo,
pero ella piensa que es algo, así que será mejor que estemos atentos. La envié
adelante para investigar el resto del camino. Estamos cerca del viejo Túmulo de
Myst. Me da miedo ver lo que tiene guardado para nosotros allí.

Me tragué un nudo que se me subió a la garganta cuando me di cuenta de


que estaba llegando al Túmulo. Era la parte fácil. La parte difícil iba a venir por
el camino. Myst habría puesto trampas en el camino hacia su Piedra Corazón.
Todas las reinas lo hacían. Yo lo hice. Rhiannon lo hizo. Así que, salvo que
alguien se interponga entre nosotros y allí, nos enfrentaríamos al desafío lo
suficientemente rápido.

Hunter gruñó.

—Hay formas de evitar las trampas, aunque nunca será fácil. Pero me tienes
a mí contigo, y sé más trucos de los que podrías imaginar, niña. Estaba

241
explorando el bosque antes de que hubiera gente aquí. Vi a los colonos entrar
desde el principio. Hubo un tiempo, cuando caminé con los yummanii
chamanes que caminaron primero por estos caminos. Yo fui quien les mostró
cómo acceder al camino hacia el Tiempo de los Sueños. He visto pasar los años,
las décadas van y vienen como susurros en el viento.

Antes de que pudiera decir nada, Ulean había regresado, colocándose a mi


alrededor como una capa de vientos. Me abrazó suavemente.

El Túmulo está desprotegido, y no siento Cazadores de Sombras en el área. No puedo


responder por lo que hay dentro; dudé en entrar. Pero Cicely, cuando atravieses esa
entrada, romperás el hechizo de protección que Ysandra mantiene a tu alrededor. Y una
vez que se rompa, sea lo que sea esa nube que está ahí afuera, tendrá acceso libre a ti. No
puedo decirte si podrá ingresar al Túmulo, pero no veo por qué no podría.

Dejé escapar un largo suspiro. No había forma de evitarlo.

Tendremos que aprovechar esa oportunidad. No hay nada más que podamos hacer.

Lo sé, Cicely. Simplemente ten cuidado.

Advertí a los demás sobre lo que Ulean me había dicho, y nos ceñimos a
nosotros mismos por la posibilidad. Cuando salimos nuevamente, miré a
Hunter.

—¿Dijiste que no puedes recordar cómo la nube los mató?


Se pasó las manos por los ojos.

—No precisamente. No creo que hayamos averiguado cómo murieron. En un


momento estaban vivos, y al siguiente, la nube los envolvió y... estaban
muertos. Sangre corriendo por sus narices y las comisuras de sus bocas. No
salvaje, no como los Cazadores de Sombras matan, sino que… sólo muertos.

Hmm… tal vez esto se alimentaba de la fuerza vital, chupando la energía de


una persona. ¿O tal vez interrumpía los sistemas del cuerpo, los apagaba? En
cualquier caso, era un cazador y, por lo tanto, debía tener algún motivo para
matar.

Cuando doblamos la esquina, apareció la colina abandonada del Túmulo. En


lo profundo del bosque, rodeado de troncos caídos y cubiertos de nieve, en el

242
corazón del Bosque Dorado, todavía existía el montículo renegado de Myst.
Aquí fue donde viví y morí, mil años atrás.

Mientras miraba el Túmulo, enterrado por las rocas hasta que se convirtió en
un gran montículo de nieve, una ola de pánico rodó sobre mí. Miedo y traición,
ansia de sangre, lujuria por Shy… todo me bombardeó en un recuerdo
instantáneo. Luché contra la sensación de que me estaba ahogando mientras
mis mundos del pasado y el presente chocaban. Mi lobo aulló, estremeciéndose
contra mí, y Grieve dejó escapar un grito áspero y cayó de rodillas.

Al momento siguiente, estaba de pie otra vez, pero cuando nuestros ojos se
encontraron, supe que estábamos viendo superponerse ambas vidas, una
encima de la otra. Volvimos a donde había comenzado. O, al menos, desde el
momento en que podíamos recordar. Volvimos a donde me había deleitado con
la sed de sangre, y donde Grieve había sido hijo del Verano.

Dejando escapar un gemido, lo alcancé, y él me arrastró a sus brazos.

—He estado esperando esto —susurró—. Sabía que era verdad, pero ahora…
ahora es realmente, ferozmente, verdad. Hemos vuelto, mi amor. Estamos de
vuelta.

Comencé a sollozar en su abrazo.


—Lo hicimos. Realmente lo hicimos Y ahora, estamos luchando contra mi
madre otra vez.

—Esta vez, tenemos ejércitos de nuestro lado. Esta vez, nuestro amor no está
prohibido. Y Myst ya no es tu madre. —Grieve me empujó hacia atrás,
sosteniendo mis hombros—. Es hora de poner fin a esto. ¿Estás lista?

Me sequé mis lágrimas, asintiendo.

—Hagamos esto. —Dirigiéndome a los demás, les dije—: Vamos a entrar.


Vigilen, y especialmente velen por ese maldito monstruo de la nube.

En silencio le di las gracias a Ysandra por ayudarnos a llegar tan lejos, luego
agaché la cabeza y entré en el Túmulo. Tomé la iniciativa, no hubo dudas ni

243
discusiones.

Cuando atravesé la entrada, fue como si una capa protectora fuera arrancada
de repente y el hechizo de Ysandra desapareciera.

Estaba más oscuro que el alquitrán, más oscuro que el interior de la noche,
como si algo hubiera absorbido cada gota de luz de cada esquina, dejando un
vacío atrás. Tomando una respiración profunda, encendí una pequeña linterna
que había enganchado a mi cinturón, y miré alrededor. Y en ese momento, los
recuerdos cayeron, recuerdos de otra vida, y supe exactamente dónde estaba.

Estaba parada en una gran cámara que solía ser la sala del trono de Myst. El
Túmulo no era grande, como lo son los Túmulos, porque Myst lo había
construido a hurtadillas, y no tenía el respaldo de la Corte Fae para realmente
hacerlo grandioso.

El trono, construido de madera negra como la noche, llevaba demasiado


tiempo cubierto de raíces de árboles y ahora estaba apostado, una criatura
viviente de raíz y rama sobre madera muerta, en lo que parecía una grotesca
parodia de mi propia sala del trono en casa.

Dondequiera que miraba, el tiempo había devastado el Túmulo, pero los


recuerdos se arrastraban: La sed de sangre y las ansias que Myst había dado a
luz en mí. Una mirada a una esquina, y recordé haber devorado a un joven
cervatillo allí, sosteniendo su corazón en mis manos mientras me maravillaba
de la vida que corría por mi garganta. Otro rincón, y un atisbo de mí golpeando
a un sirviente que se movía demasiado despacio. En todas partes, los recuerdos
de una alegría cruel me abrumaban.

Algo comenzó a despertar en mi interior, un impulso feroz que hizo temblar


mi estómago. Con el hambre vino el miedo. Tenía sed, quería sangre, quería
batalla. Los mismos sentimientos que las cuchillas de obsidiana de los
Cazadores de Sombras habían despertado en mí se estrellaron con fuerza. El
simple hecho de estar en el Túmulo estaba despertando una parte de mi alma
que esperaba que permaneciera durmiendo para siempre.

—Grieve, tengo miedo. Estoy…

Mi lobo se removió, y Grieve me agarró de la muñeca.

244
—Enfócate. Puedo sentir el hambre. Conozco esa hambre porque la batallo
todos los días. Escucha mi voz. Tú tienes el control. La Corte Índigo todavía vive
dentro de tu alma, pero tú la controlas ahora. Ya no estás obligada por Myst, ya
no estás ligada a ella o al Fae Vampírico por sangre. La memoria del alma es
fuerte, pero tú eres más fuerte.

Su voz trazó un hilo sonoro a través de las olas de pánico que giraban a mi
alrededor, y me aferré a sus palabras, usándolas como una cuerda a través del
laberinto en el que mi mente había girado.

—Llévame fuera. Llévame fuera. Devuélveme a mí misma. —Gimiendo, mis


rodillas se doblaron, pero luego otra mano me atrapó, y Hunter, mi abuelo, me
estaba sosteniendo rápido en el otro lado.

—Soy tu linaje de esta vida, niña. Perteneces a mi gente ahora. Nosotros te


reclamamos. Si bien la Corte Índigo puede dejar su marca, no te reclamará. Eres
la reina de la Nieve y el Hielo, e independientemente de quién eras, esto es lo
que eres ahora. ¿Me oyes? —Su voz era dominante, y yo luchaba por pararme,
para quitarme la capa del pasado que amenazaba con tragarme.

Cicely… vuelve a ti misma. Te necesitamos. Myst no puede ganar, y si te rindes a la


mujer que eras, a la mujer que fue hija de Myst… entonces le estás dando una victoria
sobre ti y sobre todo lo que amas, proteges y defiendes.
Entre los tres, entre las voces de la razón que me golpearon con un continuo
aluvión de apoyo, luché con el Cazador de Sombras dentro de mí. Con el Fae
Vampírico que una vez había sido. Nunca estaría completamente libre de ella.
Mis recuerdos estaban demasiado arraigados en el pasado, y el ritual que
Grieve y yo habíamos realizado nos había dejado inexorablemente atados a la
Corte Índigo, pero esta era una vida nueva, un nuevo día, y no dejaría que Myst
ganara después de todo este tiempo.

Mientras luchaba a través de las nubes, mi visión comenzó a regresar. Abrí


los ojos, respirando pesadamente. Pero cuando estaba a punto de asegurarles
que estaba recuperando el control, un sonido desde el frente del Túmulo nos
sobresaltó.

La criatura de la nube que nos había estado siguiendo había entrado en la

245
cámara, y estaba dirigiéndose directamente hacía mí. Sin pensarlo, me lancé de
nuevo a las brumas, de nuevo a la energía de Cherish, y corrí detrás de Kaylin.
Sabía cómo matarlo, pero no tenía el poder. Mientras las sombras del pasado
dominaban, cedí ante la tempestuosa sed de sangre que corría justo debajo de la
superficie de mi corazón.
246
Esta criatura y yo nos habíamos encontrado antes, hace mucho tiempo, en
una tierra mucho menos poblada. De hecho, conocía esta cosa desde una
perspectiva íntima, dado que mi madre lo había creado. Myst lo había dragado
desde las profundidades un día, una sombra de uno de los Fae Salvajes. Ella lo
había convertido, lo había llevado a su esencia, y de ese vacío se había creado
un vampiro que robaba la vida. Solo que este vampiro se alimentaba solo de
energía, porque el Fae Salvaje había sido tan viejo, tan estresado, que su cuerpo
simplemente desapareció cuando mi madre se alimentó de él.

No podía recordar cómo se llamaba, pero un día desapareció de la Corte,


poco después de una ola de asesinatos entre nuestra gente. Myst le había jurado
a todos que ella había matado a la criatura. Él era demasiado díscolo e incapaz
de ser controlado. Pero en realidad, ella simplemente lo había perseguido hacia
los bosques.

Con los años, se convirtió en una leyenda en el bosque, temido por los
yummanii que vinieron a vivir en la zona. Lo habían convertido en una criatura
enviada por los dioses, pero yo sabía la verdad. Se alimentaba de todas las
fuerzas vitales inteligentes que podía encontrar, pero prefería a los Cazadores
de Sombras y los Fae, ya que nuestra magia era fuerte y él se alimentaba de
magia.

Di la vuelta a la izquierda cuando los recuerdos del oscuro ritual de mi


madre para crearlo se filtraron. Ella había atrapado al Fae Salvaje y, contra todo
pronóstico, había logrado convencerlo de que la dejara convertirlo. No habría
tenido ninguna posibilidad sin su permiso. Era moreno y parecía un sapo,
acuclillado y, sin embargo, estirado por los años que habían pasado por su vida.
Y había tenido sed de tener más poder, hambriento de bailar en el bosque,
comiendo hasta saciarse. Era más oscuro que la oscuridad, un partido para mi
madre, y ella nunca había sospechado su plan para traicionarla.

247
La nube se movió hacia la derecha, pero una oleada de placer maligno salió
de él. Sediento, y más… se acordaba de mí. Y luego, otro recuerdo se deslizó
adentro. Había estado bailando en la nieve, buscando una presa para cazar, y
me había encontrado con un pequeño hombre extraño. Lo reconocí como uno
de los Faes Salvajes. Él me había estado mirando, y la mirada maliciosa en su
rostro me revolvió el estómago. Yo no tenía ningún uso para los amantes o los
rituales de apareamiento. La vida era todo sobre la caza para mí.

Dejó en claro lo que quería, y lo rechacé mientras venía hacia mí, su pene
afuera, su miembro enorme y reluciente de semen bajo el cielo nocturno. Le di
una patada en las bolas, y él me maldijo. Riendo, me incliné para escupirle en el
rostro.

—Hombrecito, nunca me tendrás. Concéntrate en mantener tu vida. Estate


satisfecho de que no eres la presa elegida de la hija de Myst, porque te haría
pedazos y te chuparía los huesos. Te desangraría y me pondría tu cadáver como
una capa y trenzaría tu cabello en una cuerda para mis sirvientes.

—Uno pensaría que una hija de una reina sabría cómo hablarle a uno de los
Fae Salvajes. Uno se ofendería, si esa chica fuera lo suficientemente inteligente
como para saber cuándo se pondría en peligro. Pero baila, hija del caos. Habrá
reuniones por venir, y un día un Fae Salvaje puede tener su venganza. —Y con
eso desapareció en el bosque.
Me reí, sin pensar en su advertencia. No tenía idea de cuán fuertes eran los
Fae Salvajes. Y luego, cuando llegó a la Corte y mi madre lo rechazó, pensé que
simplemente se trataba de un experimento que salió mal. Cuando la brillante
nube desapareció en el bosque, no pensé más en eso. Solo a medida que las
leyendas se formaron a su alrededor me pregunté si alguna vez me encontraría
con él otra vez. Pero seguramente, como una nube de energía, carente de forma,
habría olvidado quién era yo. Y que me había reído de él después de aporrear
sus bolas.

Ahora, enfrentándolo, me di cuenta de que reconocía la parte de mí que una

248
vez había sido Cherish. Mierda. Eso hacía que todo fuera mucho mejor. Pero
con los recuerdos de cómo él había llegado a ser, también había recordado una
cosa muy importante. Retrocedí ahora, mirando a los demás.

—Tenemos que luchar contra él en el astral, en el Tiempo de los Sueños. No


podemos ganarle en una pelea física. Ojalá tuviéramos algunos de los fantasmas
de la muerte de Luna con nosotros en este momento.

Kaylin caminó hacia el frente.

—Entonces tengo que entrar. Soy el único que puede caminar en sueños. Mi
demonio puede luchar contra él.

Dejé salir un grito.

—No. Es demasiado peligroso y astuto... —Pero Kaylin negó con la cabeza.

—Es por eso que me trajiste. Lo sé. Cicely. —Me tomó por los hombros,
ignorando las miradas de Check y Fearless—. Tienes que dejarme hacer esto. Si
no lo haces, la criatura te atacará. Sólo hay una razón por la que se está
frenando en este momento.

Eché un vistazo a la nube. Cierto, no había atacado, y no estaba segura de por


qué estaba retrocediendo.

—¿Por qué crees que es?


—Porque puede sentir lo que soy, y sabe que puedo enfrentarlo. Está
esperando ver cuál es nuestro siguiente movimiento. Voy a entrar, y no puedes
detenerme, muchacha.

—Entonces iré contigo.

—No. —La palabra era una orden, y él se volvió hacia Check—. No lo


permitiré. Ella puede ser tu reina, pero no es la mía. Si algo me sucediera, no
habría nadie para traerla de vuelta.

Check asintió.

—Entendido.

Y con eso se acostó, y un par de vampiros se reunieron a su alrededor,

249
incluido Lannan, quien estaba mirando a la nube monstruo con fascinación.
Cuando dejé escapar un pequeño grito, Kaylin cerró los ojos y una leve bruma
comenzó a acumularse sobre su cuerpo. Iba a caminar en sueños, llevando su
cuerpo al astral. Había ido con él un par de veces, y cada vez había sido como
viajar por una tierra extraña.

Mientras lo observábamos, comenzó a brillar, y recordé cómo se había


sentido, como convertirse en un río de plata, fundido y fluido, y luego
desaparecer en las sombras como uno de los suyos. Y luego, en una ráfaga de
humo y niebla, Kaylin desapareció. Me giré para ver qué estaba haciendo la
nube, y efectivamente, se había movido. Estaba retrocediendo, y capté un
borrón de movimiento yendo hacia él.

Ulean, ¿puedes verlos? ¿Qué está pasando?

Sí, puedo sentirlos en la estela. Kaylin… su demonio está saliendo…

Antes de que pudiera terminar el pensamiento, una sombra oscura con


grandes alas se zambulló a través de la nube, pudimos verlo claro como el día, y
hubo un fuerte gemido. Fue casi un chillido sónico, apenas dentro del alcance
de la audición, pero suficiente para arrojarnos a todos de rodillas. Presioné mis
manos en mis oídos, tratando de sofocar el ruido, pero sonó como una campana
sonora, y así sucesivamente, reverberando en mi cabeza.
Oí el sonido de un forcejeo, pero cuando traté de mirar hacia arriba, de ver
qué estaba pasando, todo lo que se veía era un borrón de niebla, una neblina de
energía chispeante girando alrededor de la sombra. Pero estaban peleando, eso
era evidente. La sombra y la nube luchaban, creando un vórtice entre ellos, un
tornado de energías cruzadas. Tenía la horrible sensación de que todo estaba
saliendo mal. Kaylin estaba en peligro y no había nada que ninguno de nosotros
pudiéramos hacer a menos que…

Ulean, ¿hay alguna manera de ayudarlo?

Lo siento, Cicely. Puedo verlos más claro que tú, pero no para ayudar. No para
intervenir. Pero puedo decirte que ese sonido es peligroso para ti y para los demás.
Puede hacerles daño.

250
En ese momento, me di cuenta de que mi nariz estaba sangrando. ¡Esto fue lo
que mató a la gente que Hunter había visto! Lo sabía en mi núcleo.

—Tenemos que salir del alcance… del sonido, ¡nos matará!

Check inmediatamente me puso de pie y comenzó a salir de la cámara. Los


demás nos siguieron, lo mejor que pudieron, y salimos a trompicones, donde el
sonido se desvaneció. Mi cabeza latía con fuerza, y caí en la nieve, jadeando con
el dolor residual. Grieve se unió a mí, sosteniéndose la cabeza, y los otros
también lo hicieron.

Hunter se arrodilló a mi lado.

—Eso es lo que los mató. Tenías razón. No es de extrañar que no hayamos


encontrado signos de violencia. No pensaron en apartarse a tiempo. O… ellos
no pudieron. Mi suposición es que la criatura no fue distraída por alguien que
la atacó.

¡Kaylin! ¿Qué estaba pasando con Kaylin? Luché por pararme, pero se me
revolvió el estómago y me volví hacia un lado, tosiendo hasta que escupí un
buche de sangre diluida. Sentía la garganta en carne viva, pero mi estómago se
tranquilizó y mis pensamientos comenzaron a aclararse.
—Su sonido… causa hemorragia interna. Tus amigos, tu gente, todos
sangraron cuando atacó. —Me apoyé contra mi abuelo y él me rodeó con un
brazo.

Grieve luchó, acercándose para sentarse a nuestro lado.

—¿Estás bien?

Asentí, débilmente, y miré a mi alrededor. Lannan y sus hombres no estaban


a la vista.

—¡Lannan! ¿Todavía está dentro?

En ese momento, el vampiro apareció en la boca del Túmulo. La expresión de


su rostro era escalofriante. Nunca había visto a Lannan tan conmocionado.

251
—Se acabó. Cicely, será mejor que vengas a ver.

Lentamente, no queriendo ver lo que fuera que había puesto esa expresión en
su rostro, comencé a avanzar. Check frunció el ceño, pero Lannan negó con la
cabeza.

—La criatura… la nube… desapareció. Creo que Kaylin lo venció. —Y


entonces el Chico Dorado se volvió y caminó hacia el Túmulo, todavía con
aspecto extrañamente tenso y desconcertado.

Con una mirada nerviosa a Grieve y Hunter, salí, escoltada por Check. Los
otros siguieron detrás de nosotros. Cuando entramos en el Túmulo, una vez
más la desolación y la edad me golpearon, pero esta vez no sentí el impulso
interno de Cherish para reclamar mi lugar aquí. Esta vez, todas mis
preocupaciones y pensamientos estuvieron con Kaylin. Lannan estaba de pie
contra una media pared, y él asintió para que nos reuniéramos con él.

Eché un vistazo alrededor.

—¿Dónde está Kaylin? ¿Dónde…? —Pero mi voz se apagó cuando alguien


salió de detrás de la pared. ¿Kaylin? O era… Santo cielo. No podía quitar mis
ojos de la criatura que estaba frente a nosotros.

Cuando fuimos al hogar de la Gente Murciélago en busca del encanto para


despertar al demonio de Kaylin para que no cayera en coma permanente, nos
habíamos encontrado con ellos. La gente Murciélago eran los hijos de los
demonios velo-nocturno, un híbrido creado por las criaturas. La Gente
Murciélago era sombría, alta y demacrada, con la piel estirada y delgada como
si se tratara de un esqueleto y con alas semejantes a las de un murciélago.
Tenían ojos con facetas y bulbosas. Aunque se llamaban Gente Murciélago, no
eran cambiantes. No como los Cambyra Fae. Vivían en las sombras, en la Corte
de los Sueños, donde todo parpadeaba en un perpetuo estado de media luz.

Ahora, la criatura que surgió detrás de la pared parecía una imagen


transformada de Kaylin… y uno de la Gente Murciélago. No tan alto como
ellos, porque Kaylin era bastante bajo, la figura estaba allí. Las alas habían
salido de su espalda, y aunque el rostro que llevaba era el de Kaylin, y su
cabello aún era largo y la cola de caballo atada, había adquirido una apariencia

252
de otro mundo.

—¿Kaylin? ¿Eso es…? —No sabía cómo hacer mi pregunta. Demonios, ni


siquiera sabía qué preguntar.

Pero él lo sabía. Se rió, y me di cuenta de que había escuchado esa risa una
vez antes, cuando desperté a su demonio y lo traje de vuelta a él. Había
escuchado la risa antes de que Kaylin recuperara el control sobre sí mismo,
antes de que él hubiera amarrado al velo-nocturno.

—Sabes quién soy, Cicely. Me conoces.

—Eres el demonio de Kaylin. —Ninguna duda, solo un reconocimiento de


los hechos. Sabía que tenía razón, y mi corazón comenzó a romperse, solo un
poco.

—Sí, soy Kaylin, y soy su demonio, pero Kaylin ahora es el que está en
segundo plano. No sé si existe separado de mí ahora. ¿Cómo puede? He
emergido completamente. —Y luego, Kaylin, o su demonio, se ablandó, y una
leve sonrisa parpadeó en sus labios—. Kaylin habría muerto a menos que yo
asumiera el control. Juntos, vencimos a la criatura de la nube.

—¿Puedes…? ¿Lo dejarás regresar ahora? ¿A Kaylin, quiero decir? —


Nuevamente, supe la respuesta y no quería escucharla, pero tenía que saberlo
con certeza.
—¿Cómo puedo? Cuando emergí, cuando nos lanzamos a la pelea juntos, su
única posibilidad era cederme camino completamente. Ahora vive en mi
cuerpo, en lugar de al revés. —Dio un paso atrás—. Kaylin sabía que no podían
luchar contra la criatura. Sabía que era el único que tenía la oportunidad de
derrotarlo.

Horrorizada, dándome cuenta de que habíamos perdido a Kaylin, de que


había desaparecido de nosotros, y probablemente para siempre, busqué algo
que decir. Pero no había palabras allí. Gracias no sería suficiente Y lo siento, solo
haría reír al velo-nocturno. Él no lamentaba tener el control del cuerpo de
Kaylin.

Hunter dio un paso adelante, su mano en mi hombro.

253
—Demonio, cuéntale a la chica la verdad. Ella necesita saber, por su
conciencia.

—¿Qué? —Le lancé una mirada a mi abuelo. ¿De qué estaba hablando?

Pero Kaylin-el-demonio lo sabía, porque soltó otra risa.

—Está bien, padre Búho, la eximiré de la culpa.

Girándose hacia mí, sus alas revolotearon suavemente en la tenue luz cuando
se cruzó de brazos.

—Cicely, esto habría sucedido de todos modos, eventualmente. Los


demonios velo-nocturno, cuando se implantan en el alma de uno de los
nacidos-mágicos, evolucionan. Después de despertar, metamorfoseamos en
nuestras formas finales. La transformación de Kaylin llegó mucho antes de lo
que hubiera sido si no me hubiera dado el control. En un nivel consciente, él no
sabía que esto sucedería, ¿pero en el fondo? Lo sabía.

Mientras continuaba mirándolo, Kaylin agachó la cabeza. Una vez más, la


astuta y dulce sonrisa que tan profundamente reconocí emergió, y pude verlo
mientras miraba a través de los ojos del velo-nocturno.

—Supongo que es bueno que Luna no me tuviera después de todo. Le habría


roto el corazón. —Y luego se volvió hacia la entrada del Túmulo.
—Kaylin, ¿a dónde vas? —Mi parálisis rota, fui tras él—. No te vayas. Velo-
nocturno o no, eres nuestro amigo.

Lágrimas se juntaron en las esquinas de mis ojos. Quería desesperadamente


hacer algo, cambiar lo que estaba sucediendo. Siempre he sido una fanática del
control, y no ser capaz de hacer la diferencia en una situación como esta era
terriblemente dolorosa para mí.

Kaylin se volvió, sus alas casi azotaron mi rostro. Se acercó un paso, y me di


cuenta de que se había retirado nuevamente, y ahora era el velo-nocturno frente
a mí. Extendió la mano y me acercó.

—Tú también sufriste una transmutación, Cicely. No eres la misma persona


que eras hace un mes. Todo cambia. Todos evolucionan.

254
—Lo sé pero… —No había nada que pudiera decir a eso. Él tenía razón, por
supuesto. Simplemente no quería despedirme.

—Te agradecería que me liberaras, pero eso solo te haría sentir peor.
Entonces diré esto una vez. Recuérdalo bien, no había nada que podías hacer.
No podías luchar contra tu oponente, y Kaylin y yo… nosotros podíamos. Kaylin
hizo la elección. Él sabía lo que tenía que hacerse. No manches su memoria con
tus lágrimas. Eligió ayudarte en esta guerra contra la que peleas. Deja que él
reclame su victoria.

Y luego soltó mis hombros.

—¿Dónde vas a ir?

—Primero, debo regresar a la Corte de los Sueños. Luego… no lo sé. Dudo


que nuestros caminos se crucen de nuevo, pero nunca hay nada cierto en este
mundo, así que, por ahora, simplemente me despido, reina Cicely Waters.
Puedes destruir a Myst y a todos sus parientes, y vivir felices para siempre en
tu helada esfera. —Con eso se giró y salió del Túmulo, y Kaylin Chen se había
ido de mi vida.

Me volví hacia los demás, sintiéndome triste y gastada. Quería llorar, pero
me sentía entumecida durante todo el proceso. Y aún teníamos una misión por
delante. No había tiempo para llorar a alguien que no había muerto. Kaylin se
había ido, sí, pero todavía vivía, y se había convertido en lo que estaba
destinado a ser.

—Vámonos. Tenemos que encontrar la Piedra Corazón de Myst.

Nadie dijo una palabra, pero volvimos a nuestro orden de marcha y me


dirigí hacia el Túmulo, siguiendo los huecos y vacíos pasadizos por lo que
parecía ser mecánica. No sabía hacia dónde íbamos, realmente no. Si me
presionabas para decirte cómo llegar allí, no podría darte indicaciones. Pero
conocía el camino, tan seguro como conocía mi propio latido del corazón.

—Cicely, Kaylin salvó nuestras vidas. Su demonio tiene razón, deja que
tenga la victoria, y que reclame su sacrificio. —Grieve se acercó para tomar mi
mano y caminamos en silencio a través de los túneles. Lannan y Hunter estaban

255
un paso atrás, y por una vez, Lannan mantuvo la boca cerrada, una expresión
taciturna en su rostro.

El laberinto de pasajes nos condujo al corazón del Túmulo. A medida que


nos acercábamos a lo que parecía ser el centro, me di cuenta de que estábamos
casi en el viejo dormitorio de Myst, el lugar donde había visto que se había
creado su Piedra Corazón. Me tragué el miedo y señalé una serie de puertas
dobles.

—A través de allí. La habitación de Myst, y el lugar donde desapareció con


su Piedra Corazón. No recuerdo exactamente qué buscar para activar la cámara
secreta, pero sea lo que sea, todavía debe estar allí.

Y luego estábamos en la puerta. Check y Fearless fueron los primeros,


abriéndola. Tan pronto como dejaron todo despejado, los seguí y todo volvió a
fluir.

La habitación seguía hermosa, hecha en plata y negro con realces azules


brillantes. Las colchas se habían desvanecido hacía mucho tiempo, al igual que
la tapicería. Pero el marco de ébano de la cama estaba allí, al igual que los
diseños arremolinados en las paredes y los otros muebles surtidos que habían
resistido los estragos del tiempo. En los Túmulos, sin embargo, los años fluían
de forma diferente, y fue como entrar en una cápsula del tiempo donde todo
podría existir.
Cerré los ojos, en busca de fantasmas, en busca de sombras del pasado, pero
nada había sucedido aquí al pueblo de la Corte Índigo. La única sangre para
manchar nuestras paredes y pisos había sido la de nuestras comidas. Nosotros
fuimos los que perpetuamos la matanza, no las víctimas.

La tranquilidad me inquietó. Debería haber fantasmas. Debería haber


espectros gritando corriendo por los pasillos, teniendo en cuenta lo sedientos de
sangre que éramos y cuántos habíamos matado. Pero nada. Solo un profundo
vacío que resonaba a través del Túmulo.

—¿Por qué se siente tan extraño? Yo vivía aquí, era mi hogar y, sin embargo,
no tiene vida propia. Tal vez eso es todo. Esto se siente como una casa vacía que
fue abandonada pero que nunca adquirió personalidad.

256
Lannan me sorprendió al hablar.

—Los Túmulos, por lo que entiendo, son casi un organismo vivo como los
Fae que los habitan. Pero este lugar nunca puede ser el mismo. Myst es una
criatura antinatural empeñada en lograr algo para lo que nunca fue destinada.
Creo que ella pudo haberlo creado casi en burla de los Túmulos que ella
codiciaba pero que no le permitieron gobernar.

Eso tenía sentido. Ella nunca podría crear un verdadero Túmulos Fae porque
era híbrida. Los Fae Vampíricos no eran ni vampiros ni Faes, sino una mezcla
demoníaca de ambos, por lo que cualquier cosa que saliera de la Corte Índigo
sería tan extraña como los Cazadores de Sombras. ¿Y este Túmulos? Tan carente
de encanto y cualquier sentido de bienvenida como Myst.

Crucé a la pared opuesta y busqué. La piedra era fría e inflexible al tacto,


pero luego, después de unos momentos, sentí la depresión superficial y la
presioné. Una puerta secreta se abrió, y miré a los demás.

—Lo encontramos. Supongo… ¿es hora de ir? —Me tomó un momento


darme cuenta que estaban esperando mis órdenes. Me tragué el miedo y le
indiqué a Check que tomara la delantera de nuevo. Esto era todo lo que
recordaba, y nunca había pasado por este pasaje secreto. Todos estaríamos
volando a ciegas de aquí en adelante, y reconocí mi deber a mi Corte. No podía
ir a la vanguardia ahora que habíamos encontrado el pasaje.
Cuando Check pasó para entrar al pasaje, se detuvo y luego se volvió para
decir:

—No necesitaremos iluminación aquí. Todavía brilla. Su Piedra Corazón


todavía debe estar en su núcleo o la luz se extinguiría. —Con eso, avanzó,
seguido por Fearless. Era la tercera y luego detrás de mí, Grieve, Hunter,
Lannan y el resto de los guardias. Ahora que Kaylin se había ido, éramos trece,
sin contar a Ulean.

Una vez más, por tercera vez en los últimos dos meses, estaba siguiendo el
camino en busca de una Piedra Corazón. Una de esas veces, había sido para
recuperar la gema de Lainule para que no muriera. La otra había sido para
ocultar la mía. Esta vez, estaba buscando una para usar como arma, para

257
destruir a Myst.

La tercera es la vencida.

El corredor en el antinatural Túmulo de Myst estaba oscuro, pero una luz


azul neón se abría paso a través de la oscuridad. Teniendo en cuenta que
manejaba las nieves, esperaba encontrar este lugar en un mundo de hielo y
nieve, como el mío, pero en cambio, era una roca profunda y sombría. Myst
podría considerarse la reina del Invierno, pero se había robado el título y estaba
apropiándose de las tormentas. Un pensamiento cruzó por mi mente mientras
nos apresurábamos por el pasillo.

Ulean, cuando Myst sea derrotada, ¿ganaré su poder sobre el invierno? Soy la reina
de la Nieve y el Hielo, pero soy una bruja del viento.

Ya tienes poder sobre el invierno; simplemente no has tenido tiempo de aprender a


usarlo.

Su respuesta me sobresaltó y me hizo pensar. Si se me hubiera dado el poder


sobre la nieve y el hielo cuando había tomado el trono, ¿por qué no lo había
sabido, o al menos me lo habían contado? ¿Y cuánto tiempo me llevaría
aprender a usarlo? ¿Podría posiblemente usarlo como arma contra Myst ahora?

Ulean… ¿puedo…?
No. Sé lo que vas a preguntar, Cicely, y la respuesta es no. No tienes el poder de
usarlo contra Myst. Ella está muy versada en el poder, y tú serías como un niño
tratando de codificar un programa complejo. Eres nueva en el reino que ahora gobiernas,
a pesar de que estabas destinada al trono. Solo porque uses el título no significa que
puedas reclamar el poder todavía. Una vez que esto termine, Strict y los chamanes te
ayudarán a aprender a controlar las tormentas invernales. Serás más poderosa que la
mayoría de las demás reinas de Faes, excepto aquellas en las Grandes Cortes.

¿Cómo es eso?

Porque ya puedes convocar a los vientos y eres mitad nacida-mágica, lo que aumenta
tu habilidad para usar esos poderes.

Soy una híbrida, como Myst, entonces.

258
Una híbrida, sí, en cierto modo. ¿Pero como Myst? No, nunca. No a pesar de que
eras su hija. Puede que seas más estoica que otros debido a esa vida, y debido a esa vida,
llevarás bien el poder del trono una vez que descubras tu confianza, pero Cicely, confía
en que nunca llegarás a ser Myst. Tienes corazón, y tienes amor y compasión. Y esas
tres cosas cancelan cualquier herencia que pueda haber dejado tu alma.

Algo consolada, estudié las paredes cuando pasamos por el túnel.

—¿Qué es esta roca?

Hunter me dio una mirada extraña.

—Roca es roca.

Le sonreí.

—No, quiero decir si es de granito o basalto o…

—Ah, términos yummanii. No conozco las definiciones, pero esta roca es


roca de lava y vino de las profundidades del mundo, levantada por una gran
fuerza y presión mientras las montañas se doblaban bajo las placas de la tierra.
La roca se templó con el tiempo. Y aquí existe tanto en el mundo como fuera de
él, al igual que todas las tierras dentro del alcance de los Túmulos, y lugares del
Túmulos. Pero sí, es una piedra dura e inflexible.
—¿Pero cómo creó Myst esto? Ella era una de las Unseelie, el Fae Oscuro.
Pero no era una reina, y no era, en mi opinión, particularmente poderosa en
comparación con los chamanes. A pesar de que Geoffrey la convirtió, ¿cómo
terminó ella… bueno… como la gran y poderosa Myst? —Hice una mueca ante
mi propio juego de palabras, incluso cuando lo dije. El mago de Oz había sido
un charlatán, con ilusión y trucos de salón. Myst era mucho más que eso.

Directamente detrás de mí, Hunter se rió.

—Puedo contarte un poco sobre eso. Vive tanto como yo, escóndete en los
bosques y las sombras el tiempo suficiente, y aprendes cosas. Cuando mi hijo,
Wrath, tomó el trono del Verano, se mantuvo en contacto conmigo, y tuve
acceso a muchos secretos que de otra manera no habrían sido contados.

259
Un escalofrío recorrió mi columna, pero era bueno. Mi abuelo tenía historias
que contarme. La idea de pasar años junto al fuego acurrucada junto a él, de
conocer a nuestra gente mientras el invierno se desarrollaba fuera de nuestro
Túmulo, sonaba muy agradable.

—¿Conoces la historia de cómo Myst y Geoffrey planearon tomar el control


de los Fae Unseelie y los vampiros trabajando juntos?

Asentí.

—Cuando descubrió que era más poderosa que él, lo traicionó y mató a la
mayoría de sus hombres. Eso fue lo que inició la guerra entre los vampiros
verdaderos y los Fae Vampíricos, ¿verdad, Lannan?

Lannan gruñó, pero se acercó unos pasos.

—Sí, es correcto. Los dos idiotas estaban locos, si me preguntas. Claro que, se
necesita un loco para pensar que puede ser tan desvergonzado y volar en contra
del orden establecido. La Corte Carmesí solo mantuvo a Geoffrey cerca después
de ese incidente porque era más peligroso dejarlo ir. Mantén a tus amigos cerca
y a tus enemigos más cerca, y toda esa tontería. Creo que también puede haber
habido algún tipo de lealtad equivocada al permitirle seguir vivo, pero no era
nuestro lugar para hablar. Incluso mi hermana no entiende el razonamiento de
nuestra reina a veces. No nos corresponde a nosotros cuestionar sus motivos,
sin embargo. Simplemente debemos obedecer.
Check señaló una raíz en el piso, la esquivé y, a su vez, se la señalé a Hunter
y Lannan.

Hunter saltó ágilmente sobre ella.

—Bueno, después de que las comunicaciones se interrumpieron y Myst y


Geoffrey habían establecido su enemistad, Myst se ocultó. Sabía que aún no era
lo suficientemente poderosa como para enfrentarse a más vampiros que los que
ya hizo. Así que ella y sus colegas de compañía, a quienes había recurrido,
primero regresaron al Túmulo Fae, pero nadie sabía qué hacer con ellos allí. Se
retiraron a la selva. Creo que fue en ese momento que la naturaleza del Cazador
de Sombras comenzó a ejercerse, y fueron exiliados de las comunidades Faes
para siempre.

260
—Así que era hundirse o nadar para ella. —Traté de imaginar lo que ella
podría haber sentido, sola con sólo sus pocos compañeros, desheredada por su
gente y sabiendo que los vampiros habían salido a buscarla. No es de extrañar
que se hubiera vuelto un poco loca.

—No sientas pena por ella. Myst estaba hambrienta de poder antes de que se
convirtiera, y la transformación solo la dejó mucho más. Se ocultó y comenzó a
ordenar a su gente que secuestrara a cualquier Fae con los que se cruzaran.
Comenzaron a convertirlos para aumentar sus fuerzas, pero no siempre
funcionó bien.

—Entonces comenzaron a secuestrar a Faes… pero ¿y los niños? Sé que


pueden reproducirse. —Lo que quería preguntar, pero no estaba preparada, era
¿cuándo nací?

—Alrededor de ese momento, una de las mujeres descubrió que estaba


embarazada y el bebé nació vicioso, cambiado… más poderoso que los propios
padres. Fue entonces cuando se dieron cuenta de que aún podían reproducirse,
y así comenzaron a construir su comunidad a través de la cría forzada. Debido
al tono cerúleo de la piel de los niños, Myst llamó a su reino la Corte Índigo, y
castigó firmemente a cualquiera que intentara enfrentarse a ella. Supongo que
estaba dotada de un don para la tortura, y su gente comenzó a temerle.

Reproducción forzada, secuestro, cualquier cosa para sobrevivir.


—¿Myst pretendía estar donde está ahora? ¿Siempre buscó gobernar el
mundo?

Hunter me dio una sonrisa triste.

—¿Acaso los dictadores no siempre prevén ejercer un gran poder? No creo


que ella pensara que sería de esta manera, pero sí, creo que siempre quiso
gobernar el mundo. Había secuestrado a una pareja de chamanes a primera
hora, de su gente. Aunque no estoy seguro de cómo, los forzó a desarrollar
rituales para transferirle más poder. En algún punto de la línea, ella terminó con
poder sobre el clima invernal, y sobre arañas, y se convirtió en la reina Myst, de
la Corte Índigo.

Me preguntaba si ella los había matado, para absorber su poder. O tal vez,

261
convertidos y obedeciéndola, habían estado dispuestos a ayudarla a crecer y
evolucionar.

—De alguna manera, tengo que admitir que admiro a Myst. —No quería
decir las palabras en voz alta, pero se sentía como si debieran decirse, como un
reconocimiento a la fuerza de mi enemigo. Nunca subestimes a tu oponente, y
siempre recuerda lo fuertes que son.

—¿Por qué? ¿Porque ella era tu madre? —Hunter no estaba siendo un


sabelotodo. Él estaba haciendo una pregunta real.

—No. Quiero decir, sí, ella era mi madre… pero no, no es por eso que la
admiro. Tomó una situación que había salido terriblemente mal y la aprovechó.
No se rindió; se puso de pie y se hizo cargo. Es una sobreviviente y hace todo lo
que necesita para ver prosperar a su gente. Puede ser una porquería real de
mierda lo que hace, pero tiene objetivos, y está siguiendo su sueño.

Lannan resopló.

—El hecho de que puedas hacer algo no significa que debas.

Miré por encima de mi hombro hacia él. Sonrió.

—Suficientemente cierto. ¿Pero qué puedo decir? La mujer es ambiciosa. Sólo


porque lo admito, eso no significa que no haga todo lo posible para destruirla.
—Es bueno saberlo. —Empezó a decir más pero luego se detuvo, señalando
hacia adelante.

Giré. Allí, frente a nosotros, se encontraba una puerta. Lo más probable es


que nos llevara al primer guardián. Es decir, el primer adversario. Y todos los
guardianes de todas las Piedras Corazones estaban listos para luchar hasta la
muerte.

Tomando una respiración profunda, me volví y le indiqué a Check.

—Todos listos. Armas a mano, por favor. Esperen problemas en el otro lado,
si esto sigue el patrón habitual de las cosas. Check, una vez que estemos listos,
abre la puerta y veamos a qué nos enfrentamos.

262
Cuando Check tomó la manija, agarré mi daga, la empuñadura firmemente
implantada en la palma de mi mano. Podríamos encontrar un monstruo en el
otro lado, o un fantasma, o un enigma o… ¿quién sabía qué?

Check abrió la puerta, rápidamente para tomar por sorpresa lo que sea que
pudiera estar del otro lado. Y allí, en el medio del arco, bloqueando nuestro
camino, estaba el primer guardián en la puerta. Estábamos frente a un
gigantesco tejedor de nieve, y el monstruo de ocho patas parecía excesivamente
feliz de vernos.
263
El tejedor de nieve no hizo ningún movimiento para atacar, pero espero,
bloqueando la entrada. Estábamos ante el primer guardián de Myst, lo que
significaba que íbamos en el camino correcto para encontrar su Piedra Corazón.
Pero teniendo en cuenta que era un guardián, el tejedor de nieve tenía que ser
más poderoso y mágico que sus parientes.

Check saltó fuera de su alcance cuando el resto de nosotros dio un paso atrás.

—Encantador. Simplemente encantador. —Golpeé mi daga contra mi mano,


tratando de descubrir nuestro mejor enfoque—. Cuiden sus oídos, chicos. Y sus
ojos. Los tejedores de nieve son mortales y pueden cautivarte muchísimo. No
habrá ningún razonamiento con eso. Es o a mi manera o te largas.

Cuando nos desplazamos en un semicírculo alrededor de la puerta, la


mirada astuta de la araña nos siguió, observando cada movimiento. La mayoría
de los guardianes parecían poder hablar, así que pensé en involucrarme, pero el
hecho de que los tejedores de nieve fueran versados en atraer a sus víctimas
significaba que una conversación no era tan apetitosa como un pensamiento. Al
menos no desde mi lado de la valla.
Ulean, ¿qué sugieres?

Este es astuto y taimado. Siento una gran hambre, y ella no puede dejarte ir; por lo
tanto, debes pelear contra ella. Estate atenta a su magia. La canción de la sirena está
muy dentro de ella, y creo que puedes tener una batalla difícil en tus manos si la dejas
hablar.

Genial. ¿Una hembra? Tienden a ser más mortales que los machos.

Siempre en el camino, Cicely. Siempre en el camino.

Me giré hacia Check.

—Luchamos, pero si ella comienza a hablar, tenemos que silenciarla. —Antes


de que pudiéramos movernos, sin embargo, surgió un débil susurro de una

264
canción, y los primeros compases instantáneamente me sumergieron en una
profunda tristeza, llenándome de arrepentimiento. La música cambió entonces,
ligeramente, y prometía una esperanza si solo me acercaba y abrazaba al
cantante. Luché contra el deseo de seguir adelante, muy consciente de que esta
era la trampa de un tejedor de nieve. Realmente era una sirena.

¡Cicely, no escuches y diles a tus hombres que luchen contra su canción!

Negué con la cabeza, tratando de aclarar mis pensamientos. Lo sé, estoy


tratando de sacudirme lo suficiente como para… ¡joder!

Uno de los guardias, uno de nuestros hombres, se había adelantado y estaba


casi al alcance de sus piernas largas y articuladas. Check saltó hacia adelante,
agarrando al hombre por el brazo y golpeándolo hacia atrás, arrojándolo al
suelo. El guardia gimió, pero sus ojos se aclararon, y luchó por ponerse de pie
revolviéndose.

El tejedor de nieve dejo escapar un ruido que sonó como un suspiro pesado,
y la canción se intensificó, pero Ulean pasó con una gran ráfaga de viento para
desviar la música hacia la estela, lejos de nosotros. La estática resultante
interrumpió el hechizo y la araña se calló, pero la sensación de malevolencia se
hizo más fuerte, y tuve la sensación de que estaba enojada porque habíamos
puesto fin a su canción mágica.
—Tenemos que entrar. Probablemente no va a tratar de atraernos otra vez, y
si lo hace, Ulean parece ser capaz de interrumpirla. Pero es mortal, por lo tanto,
una mordedura puede matar. —Eché un vistazo atrás a los guardias—.
Lamento decir esto, pero Lannan, uno de tus hombres podría ser lo mejor. Tus
hombres están ya muertos.

Él me dio una de aquellas miradas y sacudió su cabeza.

—No, no estamos muertos. Bueno, sí lo estamos, pero hay una falta de


respeto en tus palabras, querida Cicely. Sin embargo, esto aparte, coincido. Su
veneno no puede dañarnos. —Haciendo señas a su guardia más corpulento,
dijo—: Mort, pon tú culo allí y haz todo lo posible por atravesarla. Tiene que
morir.

265
Mort, supongo que será el diminutivo de Mortimer, dio un paso adelante.
Era alto y fornido, un hombre fornido que encajaba en el uniforme que llevaba,
que resultó ser vaqueros oscuros, una camiseta de Metallica, y una chaqueta de
cuero negro. Llevaba una gorra de motociclistas que estaba salpicada con
clavos. Mientras se movía hacia la araña, sacó un cuchillo que tenía una lámina
larga serrada.

El tejedor de nieve se removió mientras se movía hacia ella, y el destello en


sus ojos me dijo que reconoció que él estaba listo para pelear. Ella se escabulló a
una posición mejor para poder usar su red para mantener el equilibrio y, aun
así, ponerse de pie, lista para atacar.

Mort calibró la distancia entre ellos y miró su suave vientre. Ahí era donde la
mayoría de las arañas eran más vulnerables. Mientras él competía por la
posición, ella también lo hacía, y era como un baile macabro, el vampiro y la
araña, tratando de encontrar el equilibrio perfecto.

Y entonces, debido a que alguien tenía que dar el primer paso, y ella
obviamente estaba esperando que él lo hiciera, Mort se disparó hacia delante,
pasando su espada por el aire aterrizando en el vientre del tejedor de nieve.

La araña se levantó de nuevo, luego cayó sobre él, hundiendo sus colmillos
profundamente en su hombro. Él soltó una sarta de maldiciones, pero sacó el
cuchillo y la golpeó de nuevo. Ella retrocedió, arrancando la hoja con un sonido
de succión.

Pensé que detecté una pizca de confusión en su mirada. Mort no estaba


muerto; no estaba en el suelo. Lo que significaba que las posibilidades eran
buenas de que ella no supiera que él era un vampiro e inmune a sus venenos.

Mort la siguió, pero ella se detuvo al borde de la puerta. Ella no huiría. Era
una guardiana, destinada a quedarse y luchar, y la maldita lo estaba haciendo.
Ella saltó hacia adelante, rezumando sangre y líquido de su abdomen, y aterrizó
sobre Mort otra vez, una vez más hundiendo sus colmillos en él. Ella falló su
corazón, algo bueno, y una vez más, él levantó su espada, directamente debajo
de ella mientras se sentaba a horcajadas sobre él. El tejedor de nieve se
estremeció, y las luces en sus muchos ojos se apagaron. El vampiro la empujó, y

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luego la apuñaló de nuevo para asegurarse de que estaba muerta.

—Buen trabajo. —Lannan ayudó a Mort a levantarse examinando sus


heridas. Aunque los agujeros abiertos en su ropa todavía estaban allí, sus
heridas ya se estaban curando. Estaría bien. Su corazón estaba intacto, y por lo
tanto su cuerpo sanaría.

—Gracias. —No sabía que más decir, pero reconocí que nos había ahorrado
una buena cantidad de problemas y la pérdida de vidas era algo importante—.
¿Estás bien? ¿Te dañó?

Mort me dio una larga mirada. Era imposible leer lo que había detrás de esos
ojos oscuros.

—Gracias, su majestad. Estoy bien.

Bueno, ciertamente fue más educado que su jefe. No había sarcasmo en sus
palabras, y por una vez, no me quedé con un sabor amargo en la boca. Hice un
gesto para que Check echara un vistazo por la puerta. En silencio se acercó
furtivamente y miró a la vuelta de la esquina. Un momento después, se reclinó.

—Una amplia caverna, su majestad. Como un campo de rocas a través de


una llanura de hielo. Es oscuro, pero está iluminado ligeramente por un
resplandor dentro de los yermos congelados. No pude detectar ningún
movimiento, pero eso no garantiza que no haya algo ahí esperándonos.
—Oh, puedes apostar que hay algo allí. Tendremos que resolverlo cuando
lleguemos. Por lo que puedo decir, usualmente hay entre tres y cinco
guardianes establecidos por las reinas. Se vuelven progresivamente más
difíciles de pasar cuanto más se avanza. No tengo muchas ganas de correr
atravesando esta tormenta, pero ahora que hemos superado el primer
obstáculo, será mejor que avancemos, porque los demás podrían darse cuenta
de que estamos aquí.

Quería agregar que sabía con certeza que lo harían. Que, cuando establecí
mis propios guardianes, formaron una cadena. Si caía uno, los demás serían
alertados. Pero eso sería revelar mis propios secretos, y no me sentía cómoda
haciéndolo. También era consciente de que, al protegerme, estaba poniendo en
peligro a mis amigos al no decirles lo que sabía. De cualquier manera, era una

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situación de perder. Pero la auto-preservación ganó. Mantuve la boca cerrada.

Finalmente, acepté la sabiduría de lo que Lainule había intentado enseñarme,


la reina debe proteger su Piedra Corazón por encima de todo. La reina era el
corazón del Túmulo. Era tanto un pensamiento egoísta como engreído, pero era
cierto. Y a veces la verdad no era políticamente correcta.

—Entonces, ¿estamos listos? —Check me dio una mirada extraña, pero


cuando me encontré con ella, él simplemente sonrió suavemente y se giró para
guiarnos a través de la puerta. A veces tenía la sensación de que podía mirar a
través de mi piel y ver todo lo que sucedía debajo de la superficie.

Entramos en la caverna y nos encontramos en una enorme capa de hielo. Las


rocas, grandes bloques de granito que se habían desprendido de la montaña,
cubrían la enorme cámara. El otro lado fue difícil de entender. De hecho, ni
siquiera estaba segura si realmente podríamos verlo desde aquí. Pensé que
podría ser capaz de distinguir una pared a la distancia, pero la luz era
demasiado tenue, y la cámara demasiado grande para saberlo con certeza.

El hielo tenía un brillo peculiar. A diferencia del hielo en el reino del


Invierno, solo tenía rayas azules, sin rosas ni morados. Débiles rayas de pizarra
corrían a lo largo de la superficie vidriosa. Destellos de luz, centelleantes como
estrellas de plata, brillaron desde dentro del hielo a través de la pálida y
nebulosa película de escarcha. ¿Era un océano gigante congelado? ¿O
simplemente hielo en el suelo? ¿O era algo totalmente diferente, algo que Myst
había logrado conjurar de cualquier magia que sus chamanes hayan podido
manifestar?

Me incliné y arrastré los dedos por la superficie. Un débil pulso resonó desde
lo más profundo del yermo congelado, enviando un hormigueo a través de mi
piel. Por un momento, me sobresalté, y casi me alejé, esperando que me doliese,
antes de darme cuenta de que realmente me estaba haciendo sonreír. Había
algo familiar en la sensación. Y luego lo entendí, era el hielo mismo lo que me
hizo cosquillas.

Tal vez era diferente al hielo de mi reino, pero la sensación del agua helada
era reconfortarte, y todo el hielo provenía de la misma fuente subyacente. Myst

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podría ser una presuntuosa, pero había logrado aprovechar la energía del
Invierno, y entendía su naturaleza.

Lo que la hace aún más peligrosa. Ulean, ¿cuánto cree que sabe de mí? Quiero decir,
sabe que soy su hija, pero, ¿qué tan bien cree que Myst entiende quién soy… y en lo que
me estoy convirtiendo?

Ulean pasó suavemente. Pude sentir su remolino en medio del aire helado. A
ella le gustaba el invierno. A pesar de que los vientos de verano podían ser
divertidos para trabajar, sabía que Ulean prefería los vientos fríos y ventosos de
los meses oscuros.

Creo que te conoce mejor de lo que podrías desear. Myst puede perderse en su deseo
de control, pero no subestima a sus enemigos, y les guste o no, tienen cosas en común.
Cicely, puede que tengas que tratar de entenderla mejor, con el fin de poder derrotarla.
Encuentra tus similitudes y encontrarás su debilidad.

Pero encontrar su Piedra Corazón y destruirla parece más fácil.

Nunca cuentes tus tormentas antes de que empiecen. Aunque puede que encuentres
su Piedra Corazón, tengo la sensación de que tendrás que enfrentarte a la reina.

Y con eso para digerir, me puse de pie, examinando la gran cámara. Cerré los
ojos, buscando mi intuición. Ulean, ¿puedes decirme qué camino tomar?
Voy a explorar, pero creo… creo que puedes descubrir en qué dirección ir sin mí.
Regresaré en un momento.

Mientras ella se alejaba, inhalé, luego dejé escapar mi respiración lentamente,


buscando en la estela, tratando de sondear a mi alrededor… A la derecha, el
páramo de hielo continuaba, y no podía percibir nada conmovedor. ¿Por el
centro? De nuevo, un largo estrecho ininterrumpido. Pero a la izquierda, a la
izquierda, capte el más mínimo indicio de movimiento, y luego, un silencio
como si fuera lo que fuera, me hizo sentir el sonido de la estela.

¿Sentiste eso? Regresó Ulean.

Sí, a la izquierda. ¿Qué es?

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Honestamente, no lo sé, pero sea lo que sea, es grande y pesado. Sin embargo, no
puedo darte una estimación, porque parece que entra y sale de este plano. Sin embargo,
puedo decirte que no es realmente un Elemental. ¿Sinceramente? Es como ninguna otra
criatura que haya visto antes.

Eso no era tranquilizador. Un gigante grande y pesado que no era un


Elemental. No hay mucho que seguir con respecto a lo que es, o qué tan
peligroso podía ser.

¿Sentiste alguna malicia?

¿Como un tejedor de nieve? No. Lo siento, sueno muy vaga, pero estoy perpleja.
Nunca me he encontrado con esta criatura antes, ni nada parecido. Hay conciencia, sí, e
inteligencia, pero se siente distanciado.

Tal vez era un animal de algún tipo. Lo que haría más difícil matar, al menos
para mí. Un animal no tendría ninguna motivación personal contra nosotros,
simplemente estaría haciendo lo que se le pidió: Proteger.

Les dije a los demás lo que estábamos enfrentando.

—¿Cuán grande es?

—Buena pregunta. Ulean dice grande, pero parece que no puede determinar
qué es, ni qué tan grande es. Aparentemente se produce una fase de entrada y
salida, por lo que tiene que ser algo mágico hasta cierto punto. Pero no hay
mala voluntad deliberada. La cosa probablemente fue convocada en lugar de
ser una de las criaturas de Myst.

Hunter frunció el ceño.

—Eso no nos da mucho para seguir, y no da confianza. Déjame ir al frente


con los hombres. He visto muchas cosas en mi vida; quizás pueda reconocer lo
que sea que es esto.

Mientras se movía al frente y continuamos, Hunter se volvió de repente.

—La temperatura del aire acaba de caer unos veinte o treinta grados, todo
dentro de un solo paso. Se acerca un frío mágico. Unos metros más y estarás
dentro. Esto no es un frío natural. No, es causado por algo, y tengo la sensación

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de que nos encontraremos con lo que sea demasiado pronto.

Me armé de valor, y de hecho, otro par de metros y la temperatura del aire se


hundió. Si hubiéramos sido yummaniis o estrictamente nacidos mágicos, la
caída repentina habría sido peligrosa, pero sin Kaylin aquí, todos estábamos
inmunes o condicionados al frío.

Mi aliento apareció en pequeñas bocanadas blancas mientras tiraba de mi


capa más apretada alrededor de mis hombros. El paisaje no había cambiado
mucho, salvo que estábamos detrás de un grupo de rocas altas. Grupos de ellos
salpicaban toda la caverna, y esta colección tenía una altura de tres metros,
cuanto más nos alejábamos. Era como un bosque de piedra.

—¿Dónde está la criatura? —Hunter tan solo había hecho la pregunta cuando
salimos del bosque de piedra y entramos en un claro. Allí, enfrente, había una
pared de nieve y hielo y una abertura que conducía a otra caverna. Pero entre
nosotros y las oscuras fauces había una criatura que parecía vacilar dentro y
fuera de la existencia, cambiando de plano mientras lo observábamos.

Sonreí. ¿Cómo podría ayudarlo? La criatura me recordó un cruce entre un


elefante y un mastodonte, pero era de un azul vibrante, con ojos tan plateados
como la luna. Tenía una trompa y una cola, y cuatro grandes piernas sobre las
que se levantaba, y sin embargo, el pelaje de su espalda era largo y tenue, y
parecía tan sedoso que quería enterrar mi cabeza en él.
—Es hermoso —susurré.

—Sí, y mortal —respondió mi abuelo.

—¿Has visto esto antes?

—Un par de veces. La criatura es definitivamente planeadora, y tienes razón,


no es malvada, pero es un guardián invocado y está obligado a obedecer hasta
la muerte. Es un paralaxium, y es del plano del hielo, por lo que en cierto
sentido es algo así como un Elemental, pero no del todo como Ulean o los
Elementales de hielo. Es simplemente una criatura que resulta vivir allí.

—¿Cómo de peligroso es?

—Desafortunadamente, puede matarte con un toque si eres de carne y hueso.

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—Echó un vistazo por encima del hombro—. Son bestias raras y hermosas.

Mientras estudiaba a la criatura, él me inspeccionó de vuelta, pero no hizo


ningún movimiento contra nosotros. La mayoría de los guardianes se
establecieron en un área específica, cruzaban la línea fronteriza y reaccionarían.
No había forma de saber qué tan cerca tendríamos que llegar antes de que el
paralaxium cargara, y no estaba segura de querer descubrirlo.

—¿Cómo lo matan? —Se giró Grieve hacia Hunter.

Hunter se encogió de hombros.

—Un toque agotará la calidez del cuerpo, sumiéndolo en una hipotermia


instantánea. Y me refiero a la hipotermia absoluta. Pasarás de tu temperatura
normal a cero en diez segundos. El cuerpo entra en paro. Incluso aquellos de
nosotros del reino de la Nieve y el Hielo, incluso ustedes, Cicely, la reina de la
Nieve y Hielo, morirían.

—Entonces, no queremos acariciar al bonito pony. —Dejé escapar un largo


suspiro—. ¿Cómo lo matamos? No nos atreveremos a tocarlo. Entonces, ¿hay
alguna manera de desterrarlo al plano de Hielo? ¿Podemos hacer algo para que
desaparezca? —Incluso cuando lo sugerí, supe que era una posibilidad remota.
Ninguno de nosotros tenía ese tipo de poder. En cuanto a cómo Myst había
logrado traer a la criatura aquí, no tenía ni idea. Si ella pudiera alcanzar el plano
de hielo, tendríamos preocupaciones mayores en nuestras manos de lo que
sabíamos.

Cuando miré a la criatura, se encontró con mi mirada otra vez. Los ojos
gigantes de plata eran increíblemente suaves, casi gentiles, y quería hablar con
ellos, para saber cómo era. Ulean tenía razón, no había malicia aquí, no había
odio. La criatura protegería esta puerta porque estaba destinado a hacerlo, pero
no debido a ninguna ira hacia nosotros o lealtad a Myst. Y ese conocimiento me
dejó furiosa. No quería destruir al paralaxium. Era, como había dicho Hunter,
un gigante raro y hermoso, mortal pero sin astucia.

—¿Qué hacemos? No… —Hice una pausa, volviéndome hacia mi abuelo—.


No quiero destruirlo, no quiero eso en mi conciencia. —El daño colateral era

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inevitable, lo sabía. Pero Myst me había puesto en un lugar que odiaba en este
momento, y deseé que estuviera aquí para poder desatar toda mi frustración e
ira sobre ella.

—La única forma sería romper las ataduras o desterrarlo a su propio plano.
—Ladeó la cabeza—. De alguna manera dudo que alguno de los guardias tenga
el conocimiento de cómo hacer esto. Y tampoco lo hacemos Grieve ni yo. Ni,
dudo, el vampiro, Lannan.

—Eso me dejaría. Y yo… —Estudié el paralaxium, rodeando a la criatura,


tratando de evaluar qué tan cerca podía llegar antes de activar sus alarmas.

Ulean, ¿cómo destierras a una criatura a su plano Elemental? ¿Sabes? ¿Puedes


averiguarlo?

Cicely, hay formas, pero no tienes el conocimiento. Es posible que pueda encontrar a
alguien que ayude, pero quién sabe qué tipo de cascada podría traer semejante acción.

Entonces dime, ¿es posible distraerlo para que podamos deslizarnos por allí?
¿Piensas que podemos correr más rápido? Estaba buscando algo que nos permitiera
dejar a esta criatura viva. Cuanto más lo examinaba, menos inclinada estaba a
intentar un ataque. No solo porque nuestras posibilidades de pelear fueran casi
nulas, sino porque estaba atrapada aquí, como Myst había atrapado a la Bruja
de la Nieve.
Espera… ¡La Bruja de la Nieve! Estaba atada a la nieve, y tal vez podría
ayudar. Hice una decisión en una fracción de segundo. Ulean, necesito que vayas
a buscar a la Bruja de la Nieve y la traigas aquí. Ella debería poder viajar rápidamente a
través de esta tormenta, será como una semana de hogar para ella. Si alguien puede
ayudarnos, me imagino que ella podría. Pero debes apresurarte. Me temo que si
tratamos de atacar al paralaxium, destruirá al menos algunos de mis hombres y, al final,
será destruido. Y es una muerte que podría no tener que suceder.

Lo entiendo, Cicely. Volveré tan pronto como pueda. Y con eso se fue.

Me giré hacia los demás y les dije lo que había hecho.

—Es la única forma en que puedo ver para atravesar esta puerta sin perder la
vida. Y la verdad es… —eché un vistazo al paralaxium—… no quiero matarlo.

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No sé qué es lo que siento, pero creo que debemos liberarlo. Necesitamos
atravesar a este guardián sin derramar sangre.

—Me haces sentir orgulloso de ser tu abuelo —dijo Hunter.

Check y Fearless me mostraron sonrisas repentinas, y me di cuenta de que


ellos también habían sido tomados por la criatura. Grieve no dijo nada, pero me
frotó la espalda mientras estaba parado allí. Finalmente, nos alejamos un paso
de la criatura y nos acomodamos en una de las rocas para esperar al regreso de
Ulean.

Mientras nos acurrucábamos en la tenue luz que parpadeaba desde el hielo,


contemplé el futuro sin Myst. Tenía que mantener algo de esperanza. Kaylin se
había ido, sabíamos mucho de eso. Pero él no estaba muerto, así que al menos
teníamos algo de consuelo allí. Grieve y yo viviríamos en el invierno sin fin,
mientras que Rhiannon y Chatter vivirían en un mundo de verano y sol. La
perspectiva de días que se extendían a décadas a siglos y milenios se sintió de
repente desalentadora, más de lo que podía asimilar, y una vez más, me sentí
abrumada por los cambios a través de los cuales había ido.

Pero llegaré allí, pensé. Todos los días mi vida se volvería un poco más mi nueva
normalidad. Todos los días mi nueva vida se volverá un poco más arraigada.

—¿Un centavo por tus pensamientos? —Grieve chocó contra mí, su voz
suave y relajante—. Te ves como a un millón de kilómetros de distancia.
—Quizás lo estoy. —Ladeé la cabeza para sonreírle, luego tomé su mano—.
Creo que solo estoy… conmocionada. El impacto de esta guerra, el choque
cultural que estoy viviendo, el impacto físico de la transformación. Es suficiente
para hacerme girar, y a veces, cuando me detengo lo suficiente para escuchar
mis pensamientos, siento que me estoy deslizando en un profundo hoyo,
incapaz de resolver todo lo que sucede. Si derrotábamos a Myst, tendré tiempo
de descifrar quién soy y qué estoy haciendo. Hasta entonces, siento que estoy
inventándome las cosas sobre la marcha.

—¿Volando para ponerte en sus pantalones, por decirlo así? —Sus ojos
centellearon entonces, las estrellas brillando suavemente dentro del luminoso
vacío negro—. Y sí, cuando; no si, sino cuando, derrotemos a Myst, entonces
tomaras un tiempo para descansar, para aprender más sobre la vida a la que has

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ingresado.

—Lainule intentó advertirme. Varias veces me advirtió que si tenía éxito, las
cosas nunca volverían a ser las mismas. No entendía de qué estaba hablando, y
por supuesto, no podía decírmelo. —Me mordí mi labio, deseando una vez más
que la antigua reina del Verano aún estuviera con nosotros. Ella había sido una
fuente de fortaleza, y aunque a veces pensaba que era dura y cruel, ahora
entendía por qué había sido así.

—¿Qué hubieras hecho si ella pudiera haberte dicho? ¿Lo sabes? ¿La
hubieras dejado morir? O… ¿la hubieses seguido?

La pregunta había pasado por mi mente mil veces en el último mes. Al


encontrar la Piedra Corazón de Lainule y devolvérsela, no solo le habría
salvado la vida, sino que habría puesto en marcha los acontecimientos que
llevaron a Rhiannon y a mí ser coronadas las nuevas reinas Faes. Cuando pensé
en la alternativa, Lainule muriendo, sin que nadie ocupara su lugar, la
respuesta era obvia. Aunque una pequeña parte de mí aún se rebelaba, todavía
deseaba no haber regresado nunca a New Forest.

—Esa no es una pregunta justa, y lo sabes. Pude haber tenido la ilusión de


elegir, pero solo podría haber un resultado cuando lo piensas.

Grieve rió.
—Siempre hay una opción. Podrías haber dicho que no y alejarte.

—Pero, ¿qué clase de persona sería si hubiera hecho eso? —Le fulminé con la
mirada. Mi amor no tenía límites por el hombre, pero a veces quería castigarlo.

—Habrías sido el tipo de persona que nunca podría haber tomado con éxito
la corona. Hubieras sido más como Myst que como tú misma. ¿Crees que Myst
sacrificaría su propio futuro por alguien más?

Él envolvió su brazo alrededor de mi hombro entonces, y me acercó.

—Te amo, Cicely, por todos tus defectos y todos tus maravillosos atributos.
Te amo porque nunca habría habido una pregunta en tu mente sobre lo que
deberías hacer. Tuviste la opción, sí, la tuviste, independientemente de lo que

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pienses. Pero elegiste este camino. Elegiste el camino más difícil.

—¿Y ahora estoy mucho mejor por eso? —Pensé en todas las permutaciones
de lo que podría haber sido, pero ahora eran mucho alimento para la fantasía.

Con un profundo suspiro, hice a un lado toda la conversación.

—Es demasiado tarde para meditaciones filosóficas. Estamos en la


medianoche de esta batalla, y solo tenemos que esperar hasta la mañana. Lo
mejor es dejar las reflexiones para después, para cuando miremos atrás y
digamos: ¿Recuerdas cuando estábamos sentados en la cueva, esperando a que Ulean
nos ayudara con el paralaxium? Entonces podremos descifrar la cadena que nos
trajo aquí.

—¿Entonces, no hay fantasmas del pasado, mientras esperamos? —Grieve


rozó mis labios con los suyos, pero se detuvo cuando Lannan se paseó
tranquilamente—. ¿Qué quieres, Altos?

—Me pregunto, los guardias están vigilando, pero la pregunta es: ¿Sabe Myst
que estamos aquí? ¿Por qué no estamos desmantelando a esa bestia? Mis
hombres no se verán perjudicados por el beso del frío. —La expresión de su
rostro dijo que creía que estábamos cometiendo un error.

—Esa bestia es una criatura de un plano exterior, y realmente no creo que sea
sabio matarla si podemos evitarlo. —Dejé escapar un suspiro de exasperación—
. Lannan, no estás tan arriba en la cadena alimenticia que no tienes enemigos. Si
la gente del paralaxio, o como se llame, descubre que matamos a un miembro
esclavo de su tribu, todos estamos en una lista de mierda. Y mientras que tus
vampiros no son destruidos por el frío, incluso yo no soy inmune a ese toque
escalofriante. ¿Qué pasaría si vinieran a New Forest y arrasaran la ciudad?

Lannan soltó una risa dura y corta.

—Cicely, cuando hayamos terminado, New Forest estará vacío. Myst y su


desfile de monstruos de circo drenaran la vida de la ciudad, incluso mientras
estamos sentados aquí jugueteando con nuestros pulgares. Para cuando termine
esta guerra, la ciudad va a estar muerta. ¿Lo entiendes? La gente está muriendo
en todos lados.

Grieve interrumpió.

276
—Pensé que eso no debería molestarte, teniendo en cuenta la poca
consideración que pareces tener por alguien que no sea parte de la Nación
Vampiro.

—Chico lobo, vigila tus modales. Puedes ser un rey, pero soy un regente y
hermano de sangre de la emisaria. Ambos somos de la nobleza. —Lannan se
cruzó de brazos, mirando con abierta hostilidad.

—¡Basta! —Estaba cansada de los juegos de testosterona—. Ambos se


detienen. Es hora de sacar esto, y los dos van a escucharme y luego a cerrar la
boca. Sí, eche un polvo con Lannan, y me gustó, y me salvó la vida. Pero estoy
casada con Grieve, a quien amo con todo mi corazón y con quien he echado mi
suerte. Lannan, muestra respeto por mi esposo, él es el rey de la Nieve y el
Hielo. Y Grieve, Lannan me salvó la vida. No lo olvides.

Me miraron, ambos con la boca abierta. Después de un momento, Lannan se


encogió de hombros, asintió y volvió con sus guardias. Grieve lo miró con una
sombría mirada, pero mi lobo estaba en silencio. Tuve un impacto a la par en
ellos.

Estaba a punto de decir algo cuando hubo un ruido en la dirección en la que


ya habíamos venido. Al dar la vuelta, vi un remolino de nieve que entraba, un
pequeño vórtice de un metro, pero feroz y espeso. Y entonces el remolino de
nieve se detuvo, y allí, en el medio de la caverna, estaba la Bruja de la Nieve.
Ulean pasó delante de mí. La encontré y le pregunté si vendría con nosotros. Ella
estuvo de acuerdo. Creo que puede ayudar, aunque no sé cómo.

Gracias, necesitamos toda la ayuda que podamos tener.

Dirigiéndome a la Bruja de la Nieve, elegí mis palabras con cautela.

—Uno podría darte la bienvenida a uno de los Faes Salvajes, aunque te


advierta que procedas con cuidado, ya que hay muchos peligros en este lugar.

La Bruja de la Nieve sonrió, su diente de gancho brillando en la tenue luz.

—Y uno de los Faes Salvajes puede cuestionar a una reina sobre lo que el
Invierno tendría que hacer.

277
—Se puede llegar a un acuerdo, si uno de los Faes Salvajes acepta y puede
ayudar. Pero el peligro es real y costoso, enorme.

—La reina de Invierno podría darse cuenta de que incluso los Faes Salvajes
saben que hay momentos para los tratos, y hay momentos para grandes
hazañas. Y este sería el último. ¿Cuál sería el servicio del Invierno? —Con un
toque en su nariz, me ofreció su ayuda gratis.

—Unos metros más adelante, uno encontrará un paralaxio del plano de


Hielo. Una bestia peligrosa, y, sin embargo, una reina de Invierno elegiría no
destruirla, sino enviarla a su casa, si es posible, ilesa y liberada de la trampa por
la cual Myst la ató. ¿Uno podría preguntarse si los Faes Salvajes saben de un
método para hacerlo?

Tratar de explicar lo que quería en la extraña negociación no era tan fácil,


pero tuve la sensación de haber captado mi punto de vista por la expresión de
placer que se extendió por el rostro de la Bruja de la Nieve.

Con una risa como el mercurio, se giró, enviando una lluvia de nieve para
cubrirme de blanco.

—Oh, la reina del Invierno podría demostrar por qué es digna de la corona
que usa. Sí, algunos de los Faes Salvajes tienen el conocimiento de cómo hacer
esto, compañía presente incluida. Entonces, ¿una reina podría desear que el
paralaxio regrese a casa, seguro y libre?
—Si una como la Bruja de la Nieve pudiera administrar la escritura, entonces
sí, el Invierno le pediría que actuara, pero también para mantenerse a salvo.

Y luego, sin más palabras, la Bruja de la Nieve puso un pie adelante. La


seguimos, a una distancia segura, y cuando llegó al paralaxio, la Bruja de la
Nieve comenzó a cantar en un lenguaje tan viejo que me hizo llorar.

El paralaxio pregonaba, su trompa se alzaba hacia el cielo, pero sacudía su


sedosa melena azul de un lado a otro al ritmo de la canción de la Bruja de la
Nieve. Un momento después, comenzó a desvanecerse, se volvió translúcido, y
luego, con una última y larga mirada con esos brillantes ojos plateados,
desapareció, y el camino estuvo despejado.

—Tal acto está hecho. —La Bruja de la Nieve se giró hacia mí—. Y el

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paralaxio sabe quién ordenó su libertad. Si yo fuera una reina de Invierno,
esperaría un día recibir una llamada del plano de Hielo, con una caravana de
visitantes, para tal vez agradecerle a una reina por tal acción como esta.

Asentí, sintiéndome triste al ver a la criatura irse, me había sentido


increíblemente unida a ella, y sin embargo, aliviada. No tuvimos que luchar
contra eso, no tuvimos que matarlo.

—Y ahora, ¿la reina de Invierno viaja hasta la última puerta?

—¿Solo queda una puerta entonces? —Eso era algo nuevo para mí, pero
buenas noticias.

—Una puerta queda. Y luego el viaje más difícil por venir. —Y con eso la
Bruja de la Nieve se movió a la parte posterior de la línea—. Tal vez el Fae
Salvaje se quede por un tiempo, para observar. Para prestar un oído.

Agradecida de que hubiera decidido quedarse con nosotros, le indiqué a


Check que volviera a su puesto.

—Vamos a seguir con esto. Una puerta más. Y luego… si tenemos suerte,
destruimos la Piedra Corazón de Myst y, con ella, traemos el final del largo
Invierno.
279
Una puerta para llegar, una última etapa del viaje y tal vez, la pesadilla
terminaría. La cámara más allá donde habíamos encontrado al paralaxio se
estrechó, convirtiéndose rápidamente en un tubo estrecho. El tubo de lava era
desigual y áspero en todos los lados y con una forma circular. Solo podíamos ir
de uno en uno. Check tomó la delantera, luego Hunter y Grieve detrás de él.
Luego fui yo, y después de mí, la Bruja de la Nieve, Lannan, Fearless, y los otros
guardias.

La marcha fue más difícil que cruzar la superficie congelada en la gran


caverna. Ir cuesta arriba siempre era una tarea ardua, y las rocas en el túnel eran
irregulares, sobresalían tanto del suelo como de los lados y el techo. Si bien no
estábamos lidiando con estalagmitas o estalactitas, estábamos enfrentando a
escombros grandes como nuestros puños y piedras que se habían derrumbado
por el camino de cualquier repisa o cámara a la que nos dirigíamos.

Eché un vistazo hacia atrás a la Bruja de la Nieve, preguntándome si, con su


baja estatura, estaba teniendo un mal trago, pero parecía moverse sin
problemas. Me llamó la atención y me guiñó un ojo, luego tocó su nariz con una
sonrisa astuta. Comencé a quererla más y más, y se me ocurrió que, una vez que
esto terminara y si sobrevivíamos, ella sería una buena embajadora entre el
Salvaje Fae y mi Corte.

Después de otros diez minutos de escalada cada vez más empinada,


pregunté:

—¿Puedes ver algo por delante?

Un momento después, Grieve gritó por encima de su hombro:

—Nos acercamos a una abertura. Espero que sea la última puerta, así que
será mejor que estemos preparados para cualquier barrera que Myst haya
erigido. Desafortunadamente, es difícil manejar un arma y dirigir esta escalada

280
al mismo tiempo.

Tenía razón. Ya no estábamos haciendo senderismo, el grado había crecido


un tanto. De hecho, estábamos casi en una inclinación de cincuenta grados y
nos vimos obligados a usar las manos para ayudarnos a subir. Las rocas me
cortaron las palmas, pero los guantes habían hecho que la superficie fuera
demasiado resbaladiza. Cuando empujé aún más, mi pie izquierdo se agarró a
una roca suelta y se deslizó debajo de mí. Mientras no corría peligro de caerme,
me apreté contra el camino hasta que mi corazón dejo de correr, y luego seguí
adelante, esperando que la tormenta no cayera sobre los demás.

—Es una escalada, uno pensaría, pero nada que una reina y su compañía no
puedan escalar. —Las palabras de la Bruja de la Nieve resonaron detrás de mí,
haciéndome sonreír.

—El aliento siempre es bienvenido, tanto de amigos como de aliados. —Mire


por encima del hombro, sonriendo.

—¡Casi en la cima! —Check gritó de vuelta—. No veo nada en este punto,


nada que bloquee el camino. Sin embargo, voy a sacar mi espada por la
abertura primero. Dejen de escalar por ahora.

Nos presionamos contra el costado del túnel, y agradecí la oportunidad de


descansar. Quién sabía a qué nos enfrentaríamos una vez que hubiéramos
pasado esa apertura, y después de una dura subida, no quería estar
completamente sin aliento. Si bien habíamos logrado atravesar la barrera con el
paralaxio, gracias a la Bruja de la Nieve, tenía mis dudas de que hubiéramos
atravesado la última puerta sin luchar. O al menos, sin daños. Puede que no sea
un guardián consciente, conociendo a Myst. Podría ser una trampa.

Esperé, pero no había ni una palabra ni un sonido de que Check estuviera


involucrado en una pelea. Lo que sea que allí estuviese aparentemente esperaba
su momento, o de alguna forma se había logrado perder toda nuestra
conmoción. Una vez más, los guardianes tendían a activarse solo dentro de un
cierto radio, por lo que podríamos haber estado fuera de su alcance, pero eso no
significaba que no sabía que estábamos aquí.

—Nada. Estoy subiendo. Estén preparados. —La voz de Check se hizo eco
hacia abajo, y luego, al sonido de él abriéndose paso, contuve la respiración.

281
Por favor que esté bien. Por favor que no sea una emboscada. El guardia se abrió
paso hasta mi corazón, y con los años, tuve la sensación de que nuestra amistad
crecería. Lo quería allí para protegerme a medida que pasara el tiempo. Había
llegado a confiar en él, y eso era más de lo que podía decir de la mayoría de las
personas que conocía.

Un momento después, escuchamos el sonido de su bienvenida voz.

—Suban.

Una vez más, comenzamos a movernos, y en otro momento, Grieve


desapareció por la abertura, luego se volvió para echarme una mano. Lo tomé,
y me llevó a través de la boca del túnel, luego regresó para ayudar a la Bruja de
la Nieve.

Me aleje del agujero, luchando por levantarme mientras sacaba mi daga y


miraba a mi alrededor. Estábamos en una cornisa, de acuerdo, al lado de la
entrada al pasillo del cual acabábamos de llegar. Detrás de mí, más allá de la
boca del túnel, estaba la abertura a una caverna. Otros pocos metros en la otra
dirección llevaron al final de la repisa. Me acerqué cautelosamente al borde
para encontrarme mirando hacia abajo en una vertiginosa caída en la negrura.

Cuevas dentro de las cuevas dentro de las cavernas.


La repisa en la que estábamos era de unos tres metros de ancho, tan rocosa y
dura como la escalada había sido. Sin embargo, era sólido, cortado en el lado de
cualquier montaña en la que el Túmulo estaba apoyado. Aquí, en este reino,
estábamos lejos del Bosque Dorado dentro de este Túmulo. No tenía ni idea de
en qué reino o plano habíamos entrado, pero por otro lado, dentro del tiempo y
el espacio de los Túmulos, todos eran mutables. A veces, con todos los reinos
luchando por la posición, todo me recordó a un gran juego de Tetris.

Vagando hacia el costado de Check, miré hacia la boca de la cueva y me


quedé sin aliento.

—Esto es hermoso.

—Sí, su majestad, lo es.

282
Dentro de la caverna había miles de pequeñas luces, azul y rosa, púrpura y
blanco luminiscentes. Las luces centelleaban, como luces de Navidad,
parpadeando en una serie de patrones demasiado difíciles de seguir, pero que
se registraron como teniendo alguna simetría. La caverna estaba zumbando,
pero de dónde emanaba ese sonido, no lo sabía.

—Increíble. ¿Qué es esto?

La Bruja de la Nieve se unió a mí.

—Uno podría pensar que estaba en el reino del Cielo Nocturno en lugar de
en el corazón del terror impío. Pero la belleza puede ser mortal y, a menudo, es
una ilusión.

Asentí, cautivada por las brillantes luces. A punto de preguntar qué


deberíamos hacer a continuación, entendí una vez más que todo dependía de
mí. Yo estaba a cargo. Era la reina y siempre sería así. Podría pedir consejo,
podría buscar consejo, pero a partir de ahora, las personas recurrirían a mí en
lugar de yo a los demás. Un nudo se formó en mi estómago y, abrumada, solo
pude mirar las luces.

Luego, los dedos se entrelazaron con los míos, y miré hacia abajo para ver
que la Bruja de la Nieve había tomado mi mano en la suya. La sensación de su
piel, tan extraña y tan sólida, contra la mía, me dio consuelo de una manera que
nunca antes había sentido. Era sólida como el hielo, sólida como las rocas
debajo de nuestros pies, y sin embargo había una nube etérea a su alrededor
que se extendía para amortiguarme.

Ella apretó, solo ligeramente, pero la energía que corría de sus dedos a través
de los míos era inmensa, y me recargó, fortaleciéndome mientras echaba mi
cabeza hacia atrás, dejándola fluir por mi cuerpo.

—Uno podría pensar que una reina no necesita consejo, pero la verdad es
que una reina a menudo necesita más apoyo, incluso mientras apoya al mundo
que descansa sobre sus hombros. Uno podría encontrar un amigo en la gente
más improbable.

Lágrimas brotaron de mis ojos, e impulsivamente, me agaché a su lado,

283
descansando sobre mis talones.

—Uno podría valorar la amistad más que el oro. Uno podría dar un
agradecimiento, siempre que no se tome como un trato ni como una deuda.

—Ni negociación ni deuda. —Y entonces la Bruja de la Nieve extendió sus


dedos largos y articulados y me acarició el cabello—. Ni negociación, ni deuda
unen a una reina a los Faes Salvajes. No, solamente amistad. Y comprensión.

—Su majestad, ¡mire! —El grito de Check me sobresaltó de mis


pensamientos, y le sonreí a la Bruja de la Nieve antes de pararme de nuevo. Ella
apretó mi mano una vez más, luego la soltó, y corrí hacia el lado de Check.

—¿Qué pasa?

—Ahora estamos todos arriba, pero mira en el túnel.

Eché un vistazo al pasaje por el que habíamos venido. Abajo, vi un brillo


reluciente, y puede escuchar la ráfaga de agua. El pasaje se estaba llenando de
agua, y parecería ser… ¿podría ser?

—¿El agua se congela a medida que aumenta? ¿Volviéndose hielo?

—Eso creo. No hay forma de volver. Ahora tenemos que ir hacia adelante.
¿Cuáles son sus órdenes, su majestad? —Esperó, con la espada apuntando hacia
el suelo de piedra.
Consideré nuestras opciones. Teníamos que seguir adelante, pero el hecho de
que no había obvios obstáculos para entrar a la caverna con las luces me ponía
nerviosa. Se sentía como una trampa, y probablemente lo era.

—Busca en el exterior de la entrada a la caverna, por favor. Busca cualquier


cosa que pueda indicar que hay una trampa o un engaño.

Check gritó a sus hombres y exploraron los bordes de la entrada de la


caverna. Unos minutos más tarde, sacudió la cabeza.

—No podemos encontrar nada, su majestad.

Eso prácticamente se encargó de todo. No había nada para evitar que


pasáramos por allí. Una última mirada al túnel por el que habíamos venido

284
mostraba que estaba lleno de hielo, que ya no podíamos usarlo. Pero al menos
nadie vendría detrás de nosotros.

—Check, tú y Mort vayan al frente. Hunter y Grieve a continuación. Iré


después, entre Lannan y Fearless, luego la Bruja de la Nieve y los otros guardias
detrás de nosotros.

Y así formamos nuestro orden de marcha y, sin esperar más, Check y Mort
cruzaron a través de la caverna de luces.

Luces brillantes, luces parpadeantes, luces en todas partes, como el jardín


más decorado durante la Navidad. Como la brillantez de una escena de cuento
de hadas. La caverna no era grande, pero era fascinante. Por un momento me
puse de pie, mirando hacia el techo iluminado. Precisamente qué eran las luces,
no lo sabía, pero estaban en todas partes, como mil chispas relucientes en el
negro de la noche, y me hicieron querer quedarme allí, mirando con asombro.

Mientras nos movíamos hacia el centro de la caverna, pude ver una abertura
en el otro lado. Pero tenía que preguntarme: ¿Estaba escondida la Piedra
Corazón de Myst aquí, bajo la lluvia de luz? O, ¿estaba más allá, a través de la
otra puerta?
Ulean, ¿sientes el…?

Cicely, corre, ¡corre! ¡Ahora!

Me congelé por su grito, pero luego me tambaleé cuando las luces


repentinamente surgieron de las paredes y del techo y comenzaron a caer sobre
nosotros. ¿Qué demonios?

—Su majestad, ¡corra! —Fearless me agarró, pero las luces se apagaron y él


estaba en el suelo, rodando y gritando. Me giré, es decir, fui hacia él, pero
entonces alguien me agarró del brazo y me arrastró hacia delante. Era Lannan,
y nos dirigíamos a la salida opuesta.

Los hombres estaban gritando ahora, pero apenas podía ver algo en el

285
torbellino de luces que se sumergían y pululaban. Luché contra Lannan,
desesperada por encontrar a Grieve, pero fue demasiado tarde.

—¡Grieve! ¡Grieve! ¿Dónde estás?

Un grito me sobresaltó, y sacudí mi cabeza hacia un lado. Uno de los


guardias estaba siendo picado hasta morir, hinchándose como un globo en
todas partes donde las luces lo picaban.

—¡Grieve! —Frenéticamente, grité por mi amor, pero no estaba a la vista.

Lannan dejó escapar un grito.

—¡Tengo a Cicely! ¡Sálvense!

Me jaló a través de la puerta, con las luces todavía pululando detrás de


nosotros. Una logró aterrizar en mi hombro antes de que pudiera pasar y me
envió una onda expansiva de dolor a través de mi cuerpo, como el peor aguijón
en el mundo, gritando conmocionada, y Lannan me levantó y me hizo girar
sobre su hombro, saltando a través de la puerta. En el momento en que salimos
de la cueva, las luces dejaron de intentar seguirnos.

Lannan me bajó, y me deslicé al suelo, gimiendo. Solo esa única picada me


había incapacitado. Pensé en los hombres que todavía estaban allí y dejé
escapar otro gemido.

—¿Grieve? ¿Hunter? Ellos están…


—Trataré de encontrarlos. —Lannan se arrodilló a mi lado, inclinando mi
rostro hacia arriba—. ¿Estarás bien por un rato?

—Sí, estaré bien. Solo una pequeña conmoción en mi sistema. Por favor,
¿mirarías si lograron salir? —No me importaba si tenía que arrodillarme y
rogarle. Si pudiera encontrar a mis hombres, le besaría los pies.

Me dio una palmadita en el hombro y luego se fue de nuevo. Mientras se


sumergía de nuevo en la caverna, ahora un vórtice de luces giratorias, me
levanté con cautela y me apoyé contra la pared.

¿Cicely? ¿Estás bien?

Ulean, si… lo estoy. ¿Grieve? ¿Hunter? ¿Sabes dónde están?

286
No, pero no puedo dejarte sin vigilancia. Lannan está buscando, ¿no?

Sí. ¿Qué eran esas cosas?

No lo sé, parece que podrían ser algún tipo de insecto picadores. Son mortales, tengo
miedo. Sé que al menos dos de tus guardias cayeron. Sin embargo, no parecen dañar a
los vampiros, así que tal vez haya alguna esperanza de que los hombres de Lannan
puedan proteger a algunos de tus hombres.

Rezo por eso.

Cuando comencé a mirar alrededor, tratando de ver a través de las sombras


proyectadas por las luces de la otra caverna, me di cuenta de que estaba en otro
corredor. Busqué en mis bolsillos y encontré una pequeña linterna. Sacándola,
la encendí y volví a la caverna donde los insectos todavía pululaban. No pude
entender lo que estaba pasando, aparte del hipnótico remolino de las luces.
Puse mi mano sobre mi estómago y convoqué a mi lobo.

Grieve, si puedes escucharme, si puedes sentirme, házmelo saber. Déjame saber si


estás vivo. ¿Dónde estás, mi amor? ¿Estás vivo?

Pero no hubo respuesta, solo el remolino continuo de movimiento. Mientras


miraba, esperando y rezando para que Lannan regresara con buenas noticias,
un sonido llamó mi atención. Era desde el pasillo más allá. Una ráfaga de viento
frío pasó volando, pero Ulean no lo agitó. Escuché una leve risa.
No… sé lo que se ríe. Por favor, ahora no. No aquí de esta forma. Ulean, ¿puedes
averiguar si es quien creo que es?

Un latido. Luego otro. Y luego…

Myst está aquí. Está esperando por ti. ¿Quieres que vaya por delante?

Mi sangre se congeló. Ella está esperándome. Si envió a Ulean, ella podría ser
capaz de perturbarla o desterrarla.

No. Debes mantenerte detrás de mí. Tengo que ir. Si no tomo la ofensiva, ella lo hará.
Mejor hago el primer movimiento que luchar por defenderme. Tengo que ir. Tengo que
hacerle frente.

Sin duda, ¡no sola! ¿Qué hay de tus hombres? ¿Qué hay del respaldo?

287
¡Puede que no haya ningún respaldo! Por lo que sabemos, todos podrían estar
muertos. Si espero aquí, ella podría liberar a las criaturas de quedarse atrapadas en la
caverna. Entonces terminaría antes de que comenzara. Tengo que ir, Ulean.

Entonces estaré a tu lado, Cicely.

Y con eso comencé a arrastrarme por el pasillo, Ulean detrás de mí. Estaba
sudando frío. Esta era la peor situación que podía imaginar, enfrentar a Myst,
no tener su Piedra Corazón como garantía, no tener a mis hombres a mi lado.
Ella tenía todos los juguetes, y yo iba desarmada.

Pensé en sacar mi daga, pero luego decidí que a la mierda con ella. ¿Una
daga contra ella? Bien podría hacerle cosquillas a su imaginación. No, tenía dos
cosas para mi ventaja. Uno: Podría convertirme en un búho y volar si fuera
necesario. Y dos: Podría controlar los vientos.

Tomando una respiración profunda, comencé a correr. No hay necesidad de


darle más tiempo para prepararse, y ella sabía que iba. De lo contrario, ella no
estaría aquí. Algo debe haberle advertido. El guardián que matamos, quizás, o
la interrupción cuando desterramos al paralaxio a su reino de origen. O tal vez
este había sido su plan desde el principio.
El corredor terminó abruptamente, abriéndose a otra cámara. Pero está
recamara tenía una gran apertura al mundo exterior. Desde donde estaba, pude
ver lo que parecía una caída increíblemente empinada al bosque de abajo.

Y a un lado, en un trono de hueso y cristal, se sentaba Myst.

Myst, reina de la Corte Índigo. Myst, madre de los Fae Vampíricos. Myst, la
mujer que hace mucho fue mi madre. Era alta y delgada e hipnotizante con su
terrible belleza. Esbelta, y aún más fuerte que las cañas que no se rompen en el
viento, ella se levantó. Su cabello caía en cascada sobre sus hombreras, con
cristales de plata que los atravesaban. Su vestido era de seda fina, profundo
índigo bordado con brillantes hilos de plata y su piel, un alabastro pálido con
un tono cerúleo. Sus ojos eran, como los de todos los Cazadores de Sombras,

288
charcos de tinta salpicados de estrellas. Y sentada a su lado, brillando en un
pedestal que sin duda estaba arreglado en el cielo, estaba una piedra
resplandeciente. Su Piedra Corazón. Pude sentir el pulso de su latido desde
aquí.

Ella simplemente esperó, viendo que me detenía cerca. Me preparé, pero ella
no hizo nada. No dijo nada. Simplemente sonrió astutamente.

Después de un momento, me armé de valor y di un paso adelante.

—Y así que nos volvemos a encontrar. Esta vez no es la Piedra Corazón de


Lainule en juego. —La última vez que me enfrenté a Myst estaba en una carrera
desesperada por recuperar la Piedra Corazón de Lainule antes de que Myst
pudiese destruirla. Yo había ganado, pero no por mucho, y aunque había
expulsado a Myst, solo había sido temporal.

—Bienvenida a mi guarida, Cherish. Por supuesto recuerdas el Túmulo. Y,


por supuesto, descubriste que mi Piedra Corazón estaría aquí. Cuando mi
primer guardián cayó, supe que estabas aquí. Así que vine, rápidamente, a
esperarte. No me decepcionaste, hija mía. —Su voz era gutural y rica, con una
pizca de locura detrás de la risa.

—No soy Cherish. Ya no más. Eso fue hace mucho, muy lejos, en otro
tiempo. Ya no soy tu hija, sino la reina de la Corte de la Nieve y el Hielo. Y eres
una presuntuosa que ha interrumpido el equilibrio.
Pensé en esquivar la Piedra Corazón, pero eso sería un suicidio. No era
necesario ser un genio para saber que ella me la arrebataría si estuviera al
alcance de mi mano. Pero no podríamos estar aquí hablando. Una de nosotras
tenía que dar el primer paso.

—¡Cicely!

Jadeando, me giré para ver a Grieve tropezando en la caverna. Parecía


aturdido, pero estaba de pie. Detrás de él, Lannan estaba ayudando a Check, y
detrás de él, la Bruja de la Nieve. Si alguien más había escapado, no podría
decirlo.

—Mi amante desleal, qué bueno verte de nuevo. ¿Tal vez quieras probar mi
gratitud? —Y con eso Myst estaba de pie y levantando su mano. Un pálido rayo

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se disparó, golpeando a Grieve en el pecho, y cayó, gritando mientras las
convulsiones sacudían su cuerpo.

—¡No! —Me lancé sobre la reina, golpeando mi cuerpo contra el suyo.


Sobresaltada, ella rompió el ataque y se volvió en mi contra. Soltó un siseo
mientras me ponía las manos encima. Grité cuando sus uñas se clavaron
profundamente, ardiendo donde penetraron en mi carne. Inclinándome, la
mordí, profundamente, hundiendo mis dientes en su mano.

—¡Perra! —Soltó ella y me devolvió el golpe. Fui volando contra la pared,


aterrizando para deslizarme al suelo. Grieve estaba de pie, y se abalanzó sobre
ella mientras yo me levantaba de nuevo. Ella logró agarrarlo y envolvió sus
dedos articulados alrededor de su garganta. Él jadeó, luchando mientras ella
apretaba su agarre.

—¡Déjalo! —Busqué frenéticamente algo con que atacarla, sabía que mi daga
no haría mucho daño, y luego lo vi. En el suelo junto a ella. Había dejado caer
una cuchilla de obsidiana cuando se levantó. Me lancé hacia adelante y la
agarré.

Las cuchillas de obsidiana eran como cristal de metanfetamina para los


Cazadores de Sombras, alimentando sus impulsos destructivos, y esa tendencia
todavía estaba allí, enterrada en mi alma. Cuando mis dedos se cerraron
alrededor de la empuñadura, un estremecimiento de excitación me recorrió y
me acerque, riendo. Aquí estaba el poder, el poder de la piedra para morder,
arañar y absorber la vida de mis oponentes. El poder de la hoja para cortar a
través de los músculos y los huesos. El poder de destruir, desgarrar, y mutilar.

—Prueba esto, perra. —Me lancé hacia ella y hundí la cuchilla en su brazo,
girándola tan fuerte como pude. La alegría cuando su sangre comenzó a fluir se
intensificó, y todo en lo que podía pensar era en hacerle daño, hacerla gritar,
sentir sus huesos romperse bajo mi presión.

Myst se giró, pero se aferró a Grieve. Dejé escapar un gruñido, se estaba


poniendo azul, un azul antinatural, y sabía que lo estaba matando. Mi único
pensamiento era derrotarla, salvar al hombre que era mío.

—Estás jugando la mano equivocada, Myst. —Salté hacia atrás, soltando la

290
cuchilla. Solo había un arma que tenía la suficientemente fuerza como para
destruirla. Cuando la furia se apoderó de mí, cerré los ojos, bajé la cabeza y
comencé a levantar los vientos.

Ven a mí, mis vientos; ven a mí, corazón de la tormenta. Sé parte de mí, búscame,
entrégate y devórame. Abrázame con tu poder. Me entrego a ti. Levántame y llévame
adelante.

Y luego, dos palabras: Vientos Huracanados.

Con un aullido, los vientos se agitaron. Y luego entraron, y bajaron sobre mí.
El ruido fue ensordecedor cuando me alcanzaron y me arrastraron sobre una
cresta de aire.

Me monté en la tormenta que se arremolinaba debajo de mí cuando se formó


en un vórtice. Huracán. Tornado. Ciclón. Cualquiera que sea el nombre, rodó por
la recámara, y todo lo que no estaba clavado comenzó a dispararse. La loca
alegría de los vientos comenzó a invadirme. Este poder era más fuerte que
cualquier espada, cualquier deseo, cualquier esperanza o miedo o sueño.
Quería montar la tormenta al aire libre, cortar los bosques, arrancar árboles y
volar los techos de las casas.

Pero primero, estaba Myst. Y ella me encontró en el juego. Se metió en la


recámara, los carámbanos cayendo como rayos para estrellarse contra el suelo.
Grieve estaba todavía en su poder, aunque ahora lo sostenía como una muñeca
de trapo, pero si era consciente de que todavía lo abrazaba, no podía decirlo.

—Estás lista. Es tu hora. Tu reinado está acabado. Es mi momento, y reclamo


el largo invierno de ti. —Lancé una ráfaga de viento hacia ella, y la golpeé en el
pecho, derribándola.

Ella se sacudió, pero la había golpeado, y la golpeé duro.

—Al contario. Oh hija, nunca deberías haber regresado. —Y con su mano


libre, ella disparó lo que parecía ser un rayo, solo que era hielo que se bifurcó, y
corrió hacia mi corazón.

Rodé hacia un lado y observé cómo impactó contra la pared, haciéndose

291
añicos al hacerlo, meciendo la caverna.

—Te destruiré para siempre, y luego tomaré tu tierra y te despojaré de todo


lo que tienes más preciado, como hice con tu tía Heather.

Eso era todo lo que necesitaba para estimularme.

Atrapada en la alegría de la tormenta, el poder de los vientos subió por mis


venas mientras rabiaba hacia ella, revoloteando como un tornado, girando
locamente mientras caía sobre ella. Estaba a mi alcance mientras mis vientos
sacudían su hielo.

Y luego tuve su garganta entre mis manos. Llamé a la tormenta para


fortalecerme y comencé a girar, sosteniéndola por el cuello. Su cuerpo se estiro
mientras girábamos, nuestra velocidad tan vertiginosa que todo lo que nos
rodeaba se convirtió en un borrón de movimiento. Soltó a Grieve para
agarrarme las manos, pero me mantuve firme, y mi odio y mi ira alimentaron
mi tormenta.

Y luego la dejé ir, enviándola a volar, se estrelló contra la pared. Mientras


caía sin fuerzas al suelo, me esforcé por controlar la tormenta, pero me tenía en
sus manos y no me soltaba. Atrapada por el corazón del viento, luché por el
control, pero mi mente estaba resbalando, y entré y salí gradualmente, incapaz
de enfocarme.
Luego, por debajo, pude ver a Myst arrastrándose por el piso. Grieve yacía
cerca del borde de la caída, y cuando ella se acercó a él, de repente me di cuenta
de que quería empujarlo por el borde.

—¡No! ¡Grieve! —Luché contra la tormenta, sacudiendo los vientos.

En ese momento, una mancha corrió por el piso de la caverna. Era Lannan. Él
me miro y luego, con su cabello dorado brillando en la tenue luz, empujó a
Grieve fuera del camino hacia la seguridad. Myst logró atrapar el tobillo de
Lannan, y, lentamente, como un árbol cayendo, ella tiró de su pierna y él cayó,
aterrizando a medias sobre el borde. Lentamente se deslizó hacia delante, el
único agarre que los mantenía en la caverna, era el de Myst.

—Lannan, no. ¡Myst detén esto! —Con un último empujón, me encogí de

292
hombros a la locura y me zambullí, aterrizando con fuerza en el piso. Corrí
hacia adelante, ignorando el dolor en mi costado, hacia Myst. Ella sostenía a
Lannan por un tobillo mientras colgaba sobre el profundo barranco.

—Lo amas, ¿verdad? Amas a este vampiro tanto como amas a tu rey herido.
—Las palabras saliendo cacareadas de su garganta.

Entonces, antes de que pudiera decir o hacer nada, Lannan se movió,


arrastrando a Myst hacia delante con él. Sobresaltada, se giró para ver lo que
estaba haciendo, y antes de que pudiera soltarse, él se sacudió de nuevo y
ambos se zambulleron por el costado, en la oscuridad de abajo.

—Lannan… no, ¡Lannan! —Me arrastré hacia delante, mirando por el borde,
pero en la oscuridad no pude ver nada. Se habían ido. Cuando me giré, Check
me estaba mirando, herido pero vivo. Se encontró con mi mirada y me dio una
sonrisa suave y triste.

Me arrastré hasta el pedestal junto al trono. La Piedra Corazón de Myst


todavía brillaba, aunque su luz era más débil, y el latido, un sonido plano.
Saqué mi daga y toqué el borde del plinto de piedra en el que estaba incrustada
la Piedra Corazón de Myst.
No pasó nada, así que aproveché la oportunidad. Era ahora o nunca,
mientras ella estaba débil. Empecé a sacar la Piedra de su lugar, y después de
un momento, con un sonido de succión, se soltó.

Envolví mi mano en mi capa, para cubrir mi piel, y con cuidado recogí la


Piedra brillante. Aquí estaba la esencia de Myst, atrapada hace tanto tiempo y
tan cuidadosamente escondida. Estaba sosteniendo el corazón del terror, el
corazón del invierno antinatural. El Ragnarök llegando a gobernar, en la forma
de una bella mujer con ansias de poder que no está destinada a que le
pertenezcan.

Al destruir esta Piedra, estaría destruyendo a la mujer que una vez había
sido mi madre. La había amado, y luego conocí a Grieve, y ese amor se
convirtió en odio. La había amado, y ella se había vuelto contra mí. Nos

293
habíamos traicionado a través de tiempo, hasta ahora. Y era hora de terminarlo.
Es hora de romper ese ciclo. Es hora de resolver todo el daño que Geoffrey y
Myst habían hecho.

Levanté la vista para encontrar a Grieve de pie allí, manteniéndose de pie


junto al trono. Check luchó por ponerse de pie, y luego, los demás se
adentraron. La Bruja de la Nieve. Hunter. Fearless. Mort que había sobrevivido.
Y otros vampiros de Lannan.

Pero el resto de nuestros hombres se habían ido. Kaylin se había ido, de


vuelta a la Corte de los Sueños. Y cuando esto se haya terminado, Luna se
ofrecerá en un plato de su propio sacrificio. Lainule y Wrath se vieron obligados
a irse. Perdimos a Heather, Anadey, Rex, Leo. Mucha gente de la ciudad. Todos
se sacrificaron a la sed de Myst.

Sentí que debía decir algo. Este era un momento crucial en nuestra historia.
Un enemigo de miles de años… y habíamos llegado a su fin. Pero no había
palabras.

En silencio, coloqué la Piedra Corazón en el suelo y levanté mi daga.

Ulean, ¿esto la matará? ¿Mi puñal surtirá efecto?

Oh, mi querida Cicely, ¿cómo puedes seguir haciéndome preguntas? Eres la reina de
la Nieve y el Hielo. Confía en tu poder. Confía en tu intuición. Confía en ti misma.
Gracias. Gracias por estar conmigo. Por permanecer hasta el final. Quieres decir más
para mí que nadie.

Tengo tu espalda. Hasta el día en que te mueras, me quedaré contigo.

Lannan… ¿está muerto? ¿Lo sabes?

No puedo darte una respuesta. No lo sé. Tal vez… tal vez vive. Los vampiros son
muy resistentes.

Supongo… que es la hora. Vi a Krystal suicidarse. Ya perdí una madre. Ayudé a


matar a Heather después de que Myst la convirtiera. Salvé la vida de Lainule pero la
perdí en el proceso. Y ahora… ahora estoy matando a la única otra madre que he
conocido.

294
A veces, la vida apesta.

Sí, a veces, lo es.

Levanté mi daga por encima de la Piedra Corazón y la hundí. Cuando la hoja


chocó contra la Piedra, se fracturó lentamente, una red de grietas se extendió
por la Piedra, y luego, con un último empujón, dejé salir un grito, y la Piedra se
hizo añicos, los fragmentos volaron. Y la luz de Myst se apagó. Para siempre.
295
Así pues, siempre habrá un final. Todas las historias llegan a su fin, incluso si
solo se abre hacia otra historia. El héroe empieza su viaje, inseguro de dónde lo
llevará el camino, y acto seguido, después de la hora más oscura, sale
victorioso. Pero siempre hay un después. Felices para siempre puede ser cierto
para algunos cuentos de hadas, pero no se sostiene como verdadero en el
mundo.

Después de que la Piedra Corazón de Myst se rompiera, su luz se apagó, y


supimos que estaba muerta. Mientras me arrodillaba junto a los restos de lo que
había sido su esencia, escuchamos un terrible aullido desde el exterior y nos
dimos vuelta para ver una estela plateada alzándose en el aire, elevándose, para
desvanecerse en una lluvia de chispas.

Myst se había ido. Verdaderamente muerta y fuera de nuestro alcance.

Me obligué a ponerme de pie, después forcejeé con Grieve.

—¿Estás bien, amor?

Se pasó las manos por el rostro.


—Eso creo. Estoy herido, pero sobreviviré.

Check se las arregló para arrastrase hacia adelante. Mort lo ayudó.

—Su majestad… no hay palabras. Nos ha salvado a todos.

—Tendremos que perseguir a todos sus secuaces. Debemos erradicar a todos


los Cazadores de Sombra. —Pero en mi corazón, sabía que siempre habría dos
todavía con vida. Porque mi propia alma llevaba la sangre de la Corte Índigo, y
Grieve seguía siendo parte de esa raza hibrida. Nunca estaríamos libres de esa
mancha, pero, por otra parte, ¿había algo cien por ciento claro, puro y bueno?
Blanco y negro eran meros conceptos, con miles de sombras entre los dos
extremos.

296
Cansada más allá de la cuenta, tropecé para echar un vistazo sobre la bajada
y miré fijamente hacia la negrura. Lannan estaba allí abajo. Lannan se había
sacrificado a sí mismo para llevarse a Myst con él. Me había dado la
oportunidad de destruir su Piedra Corazón.

—Por favor, sigue vivo. Por favor, está ahí abajo… sigue vivo. —Los
vampiros no eran fácilmente destruidos. Pero si estaba ahí abajo, y el amanecer
lo golpeaba, lo mataría. Di vueltas alrededor—. Tenemos que encontrar a
Lannan, tenemos que rescatarlo si sigue vivo, antes del amanecer.

Grieve negó con la cabeza.

—¿Sabes qué tan lejos es una caída así? Nadie podría sobrevivir.

—Myst lo hizo, porque su Piedra Corazón seguía latiendo cuando la destruí.


Lannan es un vampiro. No simplemente podemos suponer que está muerto. —
Miré a mi amado, suplicando. Me miró fijamente, y sabía que podía ver dentro
de mi corazón. Amaba a Grieve más que a la vida, pero también amaba a
Lannan y sabía eso ahora. Lo odiaba, lo despreciaba, y una parte de mí siempre
lo haría, pero lo necesitaba.

—Iré a buscarlo. Todavía estoy en buena forma. —Mort se acercó a mi lado.


Miró por encima del borde—. Puedo llegar hasta ahí.
—Uno de los Faes Salvajes podría estar dispuesto a explorar el descenso con
un chupasangre, sin alcanza un acuerdo. —La Bruja de Nieve miró hacia mí—.
Pero solo si una reina regresa a su casa a descansar y sanar.

—¿Cómo bajamos? No hay camino desde aquí. Puedo volar, y también


Hunter, pero Grieve, Check y Fearless… —Miré alrededor. No había camino
desde aquí, y no podíamos regresar por donde vinimos.

—No te preocupes, mi nieta. He pedido ayuda en la estela. Incluso ahora,


nuestra gente está de camino hacia nosotros, y podrán transportar con
seguridad al rey y tus guardias. —Hunter envolvió su brazo a mi alrededor y
me dio un largo abrazo.

Efectivamente, en pocos minutos, varios búhos volaron dentro de la caverna.

297
La tormenta había cesado y las nubes se estaban dispersando. Por primera vez
en mucho tiempo, las estrellas brillaron a la vista. Los Uwilahsidhe trajeron
cuerdas y arneses y todas las cosas necesarias para sacar a Grieve, Fearless y
Check de la caverna. Hunter y yo cambiamos a nuestra forma de búho y
volamos hacia la noche, en vientos tranquilos, dirigiéndonos hacia el bosque
debajo.

Salvo por Mortimer y la Bruja de la Nieve, todos nos encontramos en la Casa


Veil. A estas alturas la temperatura había subido unos grados y la ventisca
había desaparecido. A la nieve le tomaría semanas derretirse, pero el largo
invierno estaba listo para despedirse, y mientras volaba sobre el patio, dando
vueltas antes de aterrizar en las ramas del gran roble, pensé en mi vida y en la
extraña secuencia de eventos que me habían traído a este punto.

Bajé del árbol, saltando a tierra sobre la suave nieve debajo, y miré el brillo
de las luces de la casa, de repente extrañando a Heather otra vez. Le había dado
su corazón a esta casa, pero ahora se había ido, con todos los demás, y nuestras
vidas habían dado giros que nunca podríamos haber esperado.

Mientras me dirigía hacia la casa, Hunter seguía detrás de mí. Agradecida de


que sobreviviera, agradecida de haber tenido tan pocas bajas como las que
teníamos, me di vuelta hacia él y le tendí la mano. La tomó, y silenciosamente
cruzamos la cima de los bancos de nieve, y bailamos a lo largo de la corteza,
bajo los ojos vigilantes de la luna.

Ysandra nos recibió con tazas de café y chocolate calientes. Un pollo se estaba
rostizando en el horno, además de galletas. Mientras miraba alrededor en los
indicios de normalidad, era difícil asimilarlo. Lo habíamos logrado. Habíamos
destruido a Myst. Peyton se acercó a mí, con una pregunta en los ojos. Sabía que
querían saber dónde estaban todos. Quién había regresado a salvo, y quién se
quedó atrás, pero no estaba lista para hablar. Necesitaba respirar. Caminar por

298
la casa y saber que estábamos a salvo.

Después de unos minutos me quité la ropa, justo en la sala, y Luna se


apresuró a traerme una bata. Me deslicé en ella, y después me hundí en la
mecedora, todavía muda. Hunter sacudió la cabeza mientras Ysandra empezó a
aproximarse a mí, advirtiéndole.

Otra respiración, y otra. Y entonces, mientras aceptaba una taza caliente de


café con chocolate, y el vapor fragante se elevó para llenar mis pulmones,
finalmente solté un largo suspiro y les indiqué con la cabeza que se sentaran.

—Myst está muerta. Destruimos su Piedra Corazón. —¿Cómo podía


describir la batalla? ¿Cómo podía explicar las tormentas que habíamos
levantado? Había algunas cosas demasiado poderosas para las palabras—. Yo…
peleamos. Lannan ayudó a matarla.

—Lannan… él está… —La pregunta de Luna colgó pesada en el aire.

—No lo sabemos. Mortimer y la Bruja de la Nieve están buscándolo ahora. —


Tragué un nudo en la garganta—. Kaylin salvó nuestras vidas, pero cedió ante
su demonio para hacerlo, y regresó a la Corte de los Sueños. Su demonio tuvo
que hacerse cargo para evitar que muriera.

Luna soltó un grito y se llevó la mano a la boca. Bajó la cabeza y Peyton


extendió la mano para acariciar su espalda.
—Grieve, y Check y Fearless sobrevivieron. Los Uwilahsidhe están
ayudando a traerlos a casa. Fueron heridos.

—¿Y el resto de los hombres? ¿El resto de los hombres de Lannan? —


Ysandra extendió la mano, pero no llegó a tocar mi mano. Algo había
cambiado. Había un abismo entre nosotras, y podía sentirlo, a pesar de que no
había sido yo quien lo había creado.

—Nuestros hombres están muertos. Tantos han muerto. El pueblo nunca será
el mismo.

—Tal vez no, pero lo reanimaremos. Lo haremos más fuerte. —Peyton se


mordió el labio y miró hacia Luna—. Strict, tu consejero, apareció mientras no
estabas. Encontraron a Zoey. Se suicidó antes de que pudieran atraparla. Debió

299
de haber sentido la caída de Myst.

Luna dejó escapar otro sollozo ahogado. Capté su mirada. Había algo en sus
ojos, una visión fatal que me devolvió la mirada. Habíamos ganado. Tendría
que cumplir su promesa. Quería preguntarle qué pasaría ahora, pero había
pasado mucho esta noche. Demasiada agua debajo del puente. Habíamos
perdido demasiadas personas. No quería saber cuándo la perderíamos a ella,
también.

—Supongo que debo llamar a Regina. —Pero no hice ningún movimiento


hacia el teléfono. Había demasiadas cosas que necesitábamos hacer. Las
consecuencias casi fueron peores que la batalla real.

—Y entonces… ¿Qué sigue, amigos? —Levanté la mirada—. ¿Qué demonios


hacemos ahora? Todo nuestro foco ha estado en destruir a Myst. Y eso está
hecho.

—Eliminar a los Cazadores de Sombras. Sanar a los heridos. Enterrar a


nuestros muertos. Contar entre nuestras bendiciones que el mundo no cayera
bajo el mando de Myst. Y planear lo que sucederá la próxima vez que a alguien
se le meta en la cabeza crear un imperio. Porque sabes que siempre habrá otro
momento, otro enemigo, otro idiota enloquecido por el poder listo para destruir
el mundo en su intento por tenerlo en sus manos. —Ysandra se echó a reír, pero
su voz se quebró, y comenzó a llorar. Luna hizo lo mismo, y Peyton. Y me senté
ahí, sin lágrimas, porque me sentía tan insensible que no sabía si alguna vez
podría sentir algo otra vez.

Incluso con mi apatía, me obligué a llamar a Regina. Envió a una tropa a


buscar a Lannan. En la mañana, no habíamos escuchado una palabra de ella, y
solo podía rezar porque lo hubieran encontrado antes de que el sol los hiciera
regresar a su guarida durante el día.

Grieve estaba herido, pero sanaría. Lo mismo que Fearless y Check. La Bruja
de la Nieve había desaparecido, pero esperaba verla otra vez. Kaylin, no tenía

300
idea de lo que había pasado con Kaylin, y una vez más, solo podía orar para
que encontrara su camino a la Corte de los Sueños de forma segura.

Rhiannon y Chatter regresaron de la ciudad, desde donde habían estado


guiando a sus hombres para derrotar a los Cazadores de Sombras de New
Forest. Estaban cubiertos de sangre, pero ilesos.

Y ahora mi prima y yo estábamos paradas en el porche trasero de la Casa


Veil, mirando el amanecer en el este. Las rayas rosadas brillaban en el cielo, y
aunque todavía estaba helado, el filo en el aire había desaparecido, y aquí y allá
podíamos ver carámbanos derritiéndose a medida que el sol salía. Pasarían
semanas antes de la que nieve se fuera, pero lo peor del invierno había
terminado, y estábamos en camino a la primavera.

—Cuando volví, no tenía idea… —Me detuve. No tenía sentido discutir


sobre el pasado. Lo que era, se había ido. Lo que vendría, estaría aquí a su
debido tiempo.

—¿Fue difícil matar a Myst? ¿Lo lamentas en absoluto? Era tu madre. Una
vez hace mucho tiempo en un oscuro cuento de hadas. —Rhia me dio una
sonrisa, y la calidez de sus ojos me llenó de esperanza. Era el verano, brillante
como el sol, y me di cuenta de cada vez que necesitaba disfrutar la luz, solo
necesitaba reunirme con ella para almorzar.
—Sabes, hubo un punto en que todo se sintió sin retorno. Donde sentí que
todos éramos peones, incluyendo ella, en una gran broma que el universo
decidió jugar. —Hice una pausa, después dejé escapar un largo suspiro—.
Pero… Lannan…

—Lo lloras. Con todo lo que te hizo…

—Con todo lo que hizo, lo extraño. Espero infernalmente que haya


sobrevivido. Esta noche, contactaré a Regina y averiguaré lo que sucedió. Si
siquiera lo saben. Pero él me salvó, Rhia. Lannan me dio el tiempo necesario
para terminar con Myst para siempre. Se sacrificó por nosotros.

—Tal vez escapó. Tal vez logró sobrevivir. —Puso su mano sobre la mía—.
Cicely, deja que tu corazón sea feliz. Perdimos a mucha gente, pero ahora New

301
Forest puede recuperarse y estar a salvo. Y tú y yo podemos reunir las piezas
otra vez. Verano e Invierno.

—Fuego y Hielo. —Me volví hacia ella, tomando sus manos en las mías.

—Ámbar y azabache.

—Nunca dejaremos que nos separen, aun cuando nuestros mundos estén
separados. El equilibrio debe mantenerse. Incluso cuando estemos en
desacuerdo, siempre trabajaremos juntas. Prométeme que sin importar lo que
pase, seguiremos siendo primas gemelas.

Rhia se inclinó y me dio un beso en la mejilla.

—Siempre, Cicely. Primas gemelas. Siempre contigo.

El pueblo se estaba recuperando. Mientras avanzábamos por las calles.


Regina le había dicho a Dakota, el principal recadero diurno de Lannan, que
difundiera la noticia de que Myst estaba muerta. Y nuestros hombres, los
guerreros del Verano y del Invierno, estaban persiguiendo hasta el último
Cazador de Sombras, destruyéndolos al verlos.
Tan pronto como logramos reestablecer la comunicación con Seattle y el
consorcio, obtendríamos su ayuda, y pronto, si teníamos suerte, podríamos
destruir cada remanente de la Corte Índigo. Sin Myst, los Cazadores de
Sombras se verían sumidos en el caos, así que ahora era el momento de acabar
con ellos. Y esta fecha siempre sería un día festivo, el día que vencimos a un
monstruo.

Cuando pasamos por lo que había sido el restaurante de Anadey, Peyton se


detuvo, mirando el edificio. Deslicé mi brazo por el de ella.

—¿Estás bien? —le pregunté mientras miraba el silencioso letrero de neón.


Un letrero de SE VENDE estaba puesto en el edificio, y sabía que Peyton nunca
volvería a entrar por esas puertas otra vez.

302
—Ni siquiera sé qué decir. Perdí a mi madre cuando intentó matarte, y
después otra vez cuando Geoffrey la mató. Perdí a mi padre demasiado pronto
cuando lo encontré otra vez. Tanta destrucción. —Sacudió la cabeza—. Voy a
llamar al Orgullo de mi padre en unas semanas y haré los arreglos para
quedarme con ellos un tiempo. Cuando regrese abriré mi negocio.

—¿Qué crees que pasará con Luna? Crees… —No quería preguntar, pero
Peyton era con quien Luna hablaba más.

—Creo que sus antepasados y Dorthea vendrán por ella cuando estén bien y
listos. Tal vez hoy. Tal vez en diez años. O veinte. ¿Quién sabe? Ninguno de
nosotros realmente sabe cuándo nuestro tiempo terminará, no hasta que
estemos de frente.

—Eso es cierto.

—Entonces la vida de Luna está perdida. Se ató a un pacto, y cumplieron su


promesa. No puede echarse para atrás en esto. Pero era algo que ella quería
hacer, y nuestros caminos son nuestros para caminar. ¿Cuándo vendrán por
ella? No tengo idea, y no creo que ella tampoco lo sepa. Pero hizo su elección de
buena gana. No le quites su sacrificio por ayudarnos. No la hagas sentir
culpable por eso.

—Eso es lo que alguien me dijo sobre Kaylin, ¿sabes?


—Tenían razón. —Peyton parecía como si quisieras decir algo más, pero se
estaba conteniendo.

—Dilo, ¿qué es?

—Solo que… Luna estaba marcada la primera vez que la vimos. Lo viste en
sus cartas y también yo. Tal vez estaba destinada a morir joven. Tal vez la
salvamos por un tiempo, pero no podemos detener a los Destinos. No podemos
predeterminar quién vive o muere. Tal vez puedes tener el poder de matar,
ordenar la muerte de alguien. Pero en última instancia, si esa persona está
destinada a vivir, el destino encontrará la manera.

Dejé escapar un leve suspiro.

303
—Básicamente estás diciendo que, si Luna tiene la intención de irse, entonces
nada de lo que hagamos la detendrá.

—Sí, eso digo.

—Lo sé. Lo sé. Estoy cansada de perder gente.

—Cicely, los accidentes pasan. La guerra vendrá cuando quiera. Las personas
muren. Una bala, los colmillos de un vampiro, caer sobre el hielo y romperte el
cuello… No hay nada que puedas hacer. No importa lo mucho que quieras
detenerlo, nada de lo que puedas hacer evitará lo que deba suceder. Puedes ser
una reina, pero no eres una diosa. —Y después envolvió su brazo alrededor de
mi hombro—. No importa cuánto desees controlarlo todo, no va a pasar.

—Bueno, joder. Acabas de arruinar mi día con eso. —Pero estaba riendo con
ella, a pesar de que no quería escuchar lo que tenía que decir.

Ysandra se sentó en la mecedora mientras yo me senté en la otomana,


observando las llamas crepitar en la chimenea. Me estaba estudiando, y
finalmente, me giré hacia ella.

—¿Qué estás pensando?


—No puedes liderar a los Tejedores de la Luna ahora que eres reina. Lo
siento, pero simplemente no es posible. Pensé había terminado con el consorcio,
pero he decidido mantener mi poder ahí, y cambiar la institución para mejor
desde el interior. Pero el pueblo necesita a una bruja, y con los Amuletos
Mágicos estando en la tienda de Luna…

—Dale el poder del aquelarre. Deja que ella se haga cargo. No sé cuánto
tiempo tiene, pero tal vez al hacerlo, puedes ayudarla con su maldito pacto con
sus antepasados. Es un bardo fuerte, y sus poderes están creciendo. No sé a
dónde la llevaran, dudo siquiera que ella lo sepa, pero sé que podría necesitar
algo de orientación. —Extendí la mano, calentando mis manos en las flamas,
pero eran demasiado calientes y retrocedí. A pesar de que amaba el resplandor
acogedor, había algo desagradable en el calor ahora.

304
—Estaba pensando lo mismo. Me alegra que estés de acuerdo. ¿Cuándo
regresaras a tu Túmulo? Por mucho que nos guste tu compañía, necesitas estar
ahí. Tú y Rhiannon necesitan dejar la organización del pueblo a aquellos de
nosotros quienes… —Su voz se apagó, después su voz se endureció—. A
aquellos de nosotros que tenemos nuestro hogar aquí. Su majestad. —Levantó
la mano cuando comencé a protestar—. No. Debes usar esa corona como si
fuera en serio. Su majestad, perdóname por ser franca, pero ya no perteneces
aquí. Tu gente está esperando. Te necesitan.

Me sentí como un polluelo siendo expulsado del nido. Pero tenía razón. La
Casa Veil ya no era mi hogar. New Forest no era mi pueblo. Esta era una nación
diferente, y necesitaba ir a casa.

—Nos iremos esta noche, después de averiguar sobre Lannan.

—Vete antes de eso. Te avisaremos. Ve a casa, su majestad, ve a casa.

Grieve y yo estábamos de pie sobre un banco de nieve, mirando hacia el


cielo. Rhiannon y Chatter se habían separado, con sus guardias, en la
bifurcación que conducía a los Robles Gemelos. Y ahora, aquí estábamos, de pie
sobre los Acebos Gemelos, mirando hacia el portal que nos conduciría de
regreso a casa.

—¿Alguna vez pensaste que terminaríamos aquí? —Me giré hacia mi amado.
Todavía me dolía el corazón, pero ahora saltaba en anticipación. Era momento
de avanzar, tiempo de avanzar hacia nuestro futuro.

—¿Sinceramente? No. Pero hace tiempo te dije que terminaríamos juntos, en


el futuro, y ahora el futuro está aquí, y ahora somos libres de los grilletes que
nos atan al pasado. Somos libres para estar juntos, para gobernar una nación,
para crear un futuro.

Y ahí, enfrente de nuestros guardias, me atrajo hacia él, y sus labios


encontraron los míos. Mientras me besaba, mi corazón se hinchó, y mi lobo

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gruñó profundamente, pero fue un gruñido feliz, un gruñido de satisfacción.
Me hundí en el beso, sintiendo su amor rodeándome mientras me abrazaba con
todas mis fallas.

—No creo en felices para siempre, ¿sabes? —susurró mientras nos


separábamos—. No creo que haya alguna vez un final. La vida simplemente
continua, y cuando terminas una aventura, otra comienza.

—No existe la perfección. No espero que la vida sea perfecta. Simplemente,


no quiero que nos aburramos el uno del otro. —Se apartó, sosteniéndome del
hombro—. Averiguaremos sobre Lannan. Te prometo, lo averiguaremos de una
manera o de otra.

—Y si él vive… —No pude terminar la oración. Grieve me había escuchado


en la cueva, había escuchado a Myst y lo sabía.

—Si vive… bueno… tendremos que hacer arreglos si y cuando llegue el


momento. Mientras tanto, nuestro reino espera. —Y tomó mi mano mientras
pasábamos por el portal, hacia un mundo donde el invierno nunca terminaba,
donde la nieve y el hielo cubrían por siempre el paisaje. Donde era Reina de un
reino congelado, y Grieve era mi rey.
Me elevé sobre mi reino helado, deleitándome en la libertad que el vuelo me
daba. Hunter se abalanzó cerca de mí y luego otro búho y luego otro más. Mi
abuelo había traído a una gran cantidad de nuestra gente al reino de la Nieve y
del Hielo, para vivir bajo mi dominio, y ahora salíamos a los cielos cada luna.
Era nuestra tradición, volando alto sobre el flanco, cazando en el boque,
regocijándonos en la sensación del viento en nuestras plumas.

Ulean pasó rápidamente, riendo mientras interrumpía nuestro vuelo. Me


estabilicé, y entonces, con la alegría llenando mi corazón, me adelanté, saltando
con ella bajo la luz de la luna.

Nunca pensé que sería así.

Cicely, la vida nunca es lo que pensamos que será. Si dejas de esperar a que se vea de

306
cierta manera, que fluya en determinada dirección, entonces la vida tiene la libertad de
convertirse en lo que debe ser. Solo tienes que recordar que tu vida no es lo que es la vida
de Rhiannon, ni es la de Luna… o la de Peyton o cualquier otra persona que conozcas.
El Destino usa un rostro diferente para cada persona.

Y después, se fue otra vez, y bajé en picada, deslizándome detrás de ella. Mi


gente se dio vuelta, siguiéndome, mientras volábamos a través del frio. La nieve
caería pronto otra vez, pero aquí era natural que así fuera. Cuando pude ver el
Túmulo, reluciente de blanco, mi corazón se hinchó, y dejé escapar un largo
chillido de alegría. Finalmente estaba en casa.
´

307
Veinticinco años más tarde

—¡Cicely! Es tan bueno verte otra vez. —Peyton corrió. Se detuvo para hacer
una reverencia cuando se dio cuenta que la gente estaba observando, pero me
eché a reír y agarré su mano, tirando de ella hacia mí.

—Al diablo eso. Abrázame, mujer. —Me aferré a ella, respirando


profundamente mientras la calidez de su cuerpo me llenaba con un calor que
rara vez sentía.

Sonrío sacudiendo la cabeza.

—Así que… otra vez, otro ciclo, otro solsticio. —Y después nos quedamos en
silencio. A medida que los años pasaban, era más difícil encontrar cosas de qué
hablar. Ah, hablamos de su negocio, que estaba prosperando, y mi reino, que
también estaba prosperando. Pero algunas veces el pasado todavía era tan
crudo, tan abrumador, que se entrometía en el presente. Nos recordábamos la
una a la otra, tiempos más oscuros, de personas amadas y perdidas.

Dos veces al año, New Forest celebraba festivales para el verano y el


invierno. Rhiannon y yo asistíamos a ambos, una de nosotras presidia la
celebración con la otra como invitada de honor. Ahora era solsticio de verano,
nuestro cumpleaños. Estaba aquí para divertirme, mientas Rhia presidia.
New Forest se había convertido en una verdadera ciudad, y aunque nunca
había sido lo mismo, se había convertido en una prospera metrópolis para los
nacidos mágicos, vampiros y Fae por igual. Estábamos a la vanguardia en
términos de cooperación interracial, y éramos considerados un modelo a seguir
para la nación. Pero debajo del barniz, todos los que vivieron aquí hace
veinticinco años recordaban los días cuando Myst intentó destruirnos. No había
modo de escaparse de la historia.

—¿Cómo va el negocio?

Peyton se echó a reír.

—Muchos casos vienen en mi camino. La Casa Veil nunca había albergado


tanta gente. Estoy trabajando en un gran caso corporativo para el consorcio

308
ahora mismo, aunque no puedo hablar de ello. Pero va a aumentar la demanda
cuando termine. —Hizo una pausa, la sonrisa en sus ojos desvaneciéndose—.
Pero ya sabes, nunca ha sido lo mismo aquí, no desde…

—Desde que Luna murió —terminé por ella.

Tres años antes, los antepasados finalmente habían venido por nuestra
hermosa barda. Había tenido un accidente. Pero había dejado Campanas de
Viento a su hija, que también se había hecho cargo de los Tejedores de la Luna.

Kayla era una bruja extremadamente poderosa, con una personalidad a la


altura, demostrando ser una experta en magia visual, agua mágica y…
Caminante de Sueños. En cuanto al padre de Kayla, Luna nunca nos había
dicho quién era, aunque teníamos nuestras sospechas. También sospechábamos
que la misma Kayla lo sabía. Cinco años después de que vencimos a Myst, Luna
había desaparecido por una semana, y cuando apareció otra vez, estaba
embarazada. Entusiasmada, nunca nos había dicho dónde había estado. Pero lo
sabíamos. Todos lo sabíamos.

—A Kayla le está yendo bien en el negocio. Ysandra la está guiando, y está


funcionando bien. Pero… no es Luna. Sabes cómo es eso.

—Sí, lo sé. —Con una sonrisa, abracé a Peyton otra vez—. Necesito
comprobar a los chicos, pero regresaré. —Mientras me daba vuelta para irme, la
miré sobre mi hombro—. ¿Todavía no tienes novio?
Peyton se encogió de hombros.

—Citas casuales, pero nadie en especial. No te preocupes por mí, Cicely.


Estoy bien por mi cuenta. Si alguna vez hay alguien, tendrá que
complementarme, no completarme. Ahora ve a decirles a los niños que vengan
a abrazar a tía Peyton.

—Lo haré. —Paseé por el patio trasero de la Casa Veil, y saludé a Rhiannon.
Nos forjaríamos tiempo para hablar más tarde.

Mientras vagaba por el patio detrás de la Casa Veil, vi a nuestros niños


reunidos en el borde del Bosque Dorado.

Primero, estaba Andy, el chico que habíamos rescatado de la casa. Rhiannon

309
y Chatter lo habían adoptado, y había crecido como un chico fuerte y confiable.
Era hábil con las hierbas y se había convertido en sanador. Andy también
estaba enamorado de mi hija más joven, Krystal, que era telépata y cambialobo,
como su padre. Krystal y Andy querían vivir en New Forest, así que se casarían
pronto y se harían cargo de la Casa Veil cuando Peyton se mudara a su propia
casa al otro lado de la ciudad.

Por dos años, ella se había hecho cargo de la Casa Veil después de que Luna
muriera, pero no podía evitar preguntarme si Peyton no había estado un poco
enamorada de nuestra barda. Nunca le había preguntado y probablemente ella
nunca ofrecería la información voluntariamente, pero parte de mi me susurró
que Peyton se había enamorado de Luna hace mucho tiempo.

A mi izquierda, en una mesa de picnic, estaba sentado el hijo de Rhiannon y


Chatter, Talker. Estaba comiendo junto a mi segunda hija, Amber. También se
dirigían hacia el altar. O al menos, Rhiannon y yo sospechábamos que podría
ser.

El par pasaba cada momento que podía juntos, y ya que ninguno de los dos
era el heredero al trono, no vimos ninguna necesidad de obligarlos a
permanecer en casa todo el tiempo. Tuvieron que lidiar con el peso de los
guardias de seguridad y todo lo que implicaba ser hijos de la realeza, pero
Rhiannon y yo estábamos decididas a que crecieran para conducir sus propias
vidas. Estábamos cambiando las reglas de nuestros reinos, tanto como
podíamos, e integramos a los Faes a la vida normal.

Por último, nuestras hijas mayores caminaban de la mano. La hija de Rhia,


Hawthorn, tenía el cabello tan rojo como el cielo de la mañana. Mi hija, Yew,
reflejaba mi propio color. Una vez más, ámbar y azabache gobernarían. Fuego y
hielo. Las habíamos dado a luz en el solsticio de invierno. Yew nació justo antes
del inicio de la medianoche, cuando la noche estaba en su punto más oscuro.
Hawthorn había nacido doce horas después, justo después del mediodía,
cuando la Rueda había comenzado a girar hacia la luz. Grieve y Chatter habían
sido orgullosos papás, eso por seguro.

Con Hawthorn y Yew, la tradición se descartaría. Estábamos preparando a

310
nuestras hijas para que un día tomaran nuestros lugares. Permanecerían con
nosotros, en los reinos de Verano e Invierno, hasta el día que estuviéramos
listas para regresar a la Isla Dorada. Ellas habían aceptado su destino y estaban
contentas. El destino tendría su propia opinión, incluso cuando el futuro se
inmiscuyera.

Grieve se deslizó a mi lado, envolviendo un brazo alrededor de mi cintura.

—¿Disfrutando el festival, mi amor?

Asentí.

—Sí, aunque cada estación, me siento un poco más alejada de la ciudad.


Supongo que es lo que hace esta vida. Este es el precio que pagamos. Hablé con
Peyton. Está bien, pero echa de menos a Luna.

—Todos echamos de menos a Luna. Y Kaylin. —Me acercó—. Esta noche, ¿te
quedaras con Lannan? —Los viejos celos se habían ido hace mucho tiempo,
enterrados bajo la fuerza de nuestro amor y nuestros hijos que nos unió como
pegamento.

Con una risa tímida, asentí. Dos noches de cada año las pasaba con el
vampiro. Habíamos llegado a un acuerdo a lo largo de los años. Lannan nunca
se suavizaría, pero ahora me respetaba, y él y Grieve incluso habían encontrado
intereses en común, aunque nunca serian buenos amigos.
—¿No te importa? —Siempre preguntaba, aunque, después de veinticinco
años, la rutina era fácil.

Lannan, de cabello de oro y alma oscura, había sobrevivido la caída, y por su


valentía le habían entregado las llaves permanentes de la regencia. Juntos, él y
Regina gobernaban sobre New Forest sin ninguna duda.

—No me importa. Salvó tu vida una vez, y salvó mi vida. Y después, se


sacrificó para que tuvieras la oportunidad de destruir a Myst. No puedes culpar
a un héroe. —Me sonrío—. Sé que tu corazón me pertenece.

Y lo hacía, a pesar de que Lannan y yo teníamos nuestra diversión. La


verdad era que, a veces, Lannan y yo solo pasábamos la noche hablando.
Mientras la pasión se había asentado en una cómoda amistad, cuando lo

311
necesitaba, tenía una salida dos veces al año para jugar en la oscuridad, para
desahogar de forma segura los recuerdos de Cherish y Myst.

De vez en cuando me encontraba con su hermana Regina, y nos íbamos de


compras por la noche. Las tiendas abrirían sus puertas para nosotras. Había
aprendido más de lo que pensé que me gustaría sobre sus vidas, tanto antes
como después de ser convertidos, y había desarrollado un profundo respeto
hacia ellos. Nuestra amistad estaba forjando nuevos caminos para las relaciones
entre las naciones Fae y Vampiro.

—Mi corazón está en tus manos, mi amor. —Besé a Grieve en la nariz.

—Ve. Puedo sentir que estás ansiosa. Ve a volar por un rato. Lo necesitas. —
Me dio una palmada en el trasero, y reí, una vez más maravillada que hubiera
encontrado mi camino de regreso a él. El viaje que había empezado cuarenta y
seis años antes, en esta vida, había terminado aquí. En este patio, bajo la luz de
la luna de verano.

Me dirigí hacia el roble. Grieve tenía razón. Necesitaba algo de tiempo para
mí misma. Con cada año que pasaba, disfrutaba más y más de mi tiempo en
forma de búho. Mi abuelo y yo habíamos pasado mucho tiempo juntos, y estaba
empezando a entender la verdadera naturaleza de los Uwilahsidhe, aunque,
como él dijo, sería un viaje de toda una vida. Un día volvería a encontrarme
otra vez con mi padre, y esperaba que él y Lainule estuvieran orgullosos de lo
lejos que había llegado.

Mientras escalaba las ramas, recordé mi primera vez. Presionada por una
fuerza desconocida, había trepado al árbol, me había quitado la ropa y después
había caído de bruces hacia la tierra. Y por primera vez, había extendido mis
alas y encontré la verdadera libertad, y mi viaje había comenzado hacia la
búsqueda acerca de mi linaje.

Ahora, mientras miraba hacia la brillante luna, pude escuchar los sonidos de
las festividades desde abajo. Nuestra gente estaba contenta. Teníamos una paz
relativa. Habíamos reconstruido New Forest después de vencer a Myst.

¿Y el futuro? Solo los Destinos sabían a dónde conducirían.

312
Ulean, ¿estás lista?

Estoy aquí, Cicely. ¿Dónde quieres ir?

Dirijámonos hacia el bosque. Quiero volar largo y duro.

Estoy lista cuando tú lo estés.

¿Me cuidas la espalda, Ulean? Siempre preguntaba, era nuestra tradición.

Y como siempre hacia, Ulean rió. Por supuesto que sí. Siempre cuidaré tu espalda.
Siempre. Llama al viento Cicely, y vamos a estirar esas alas tuyas.

Y así llamé al viento, y una fuerte brisa surgió mientras me impulsaba del
árbol, los brazos cambiando a alas, y con Ulean bailando y saltando a mi lado,
volé hacia la noche mientras la luna se elevaba sobre los árboles, y el Bosque
Dorado brillaba con una luz sobrenatural y hermosa.
Cicely y la Corte de la Nieve y el Hielo

313
Cicely Waters: Una bruja que puede controlar el viento. Una de los nacidos-
mágicos y medio-Uwilahsidhe (El pueblo Búho de los Cambyra Fae). Nacida en
el solsticio de verano a media noche, una hija de la Luna/Año Menguante. La
nueva reina de la Nieve y el Hielo.

Druise: Doncella de Cicely.

Check: Guardia personal de Cicely.

Fearless: Guardia personal de Cicely.

Grieve: Rey de la Corte de Ríos y Juncos. Uno de los Cambyra Fae (Fae
cambiaforma) ahora convertido en un Fae vampírico. Obsesionado y
enamorado de Cicely.

Hunter: El abuelo de Cicely. El padre de Wrath.

Silverweb: El tesorero de la Corte de la Nieve y el Hielo.

Arpía de la Nieve: Uno de los Fae Salvajes. Una amiga de Cicely.

Strict: Asesor principal de Cicely.

Tabera: La última reina de la Nieve y el Hielo.


Chatter: Rey de la Corte de Verano. El mejor amigo de Grieve.

Edge: Asesor de la Corte de Rhiannon.

Lainule: La ex reina Fae de los Ríos y Juncos. La tía de Grieve y de Rhiannon.


La ex reina de Verano. Destinada a desaparecer de vuelta a la Isla Dorada.

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Rhiannon Roland: Prima de Cicely, nacida el mismo día que Cicely, sólo que
al amanecer, una hija del Sol/Año Creciente. Rhiannon es también mitad
Cambyra Fae, y mitad nacida-mágica, quien controla el poder del fuego. La
nueva reina de los Ríos y Juncos.

Wrath: Padre de Cicely, uno de los Uwilahsidhe (El pueblo Búho de los
Cambyra Fae) y originalmente un miembro de la Corte de la Nieve y el Hielo.

Anadey: Traidora; fue amiga de Heather y mentora de Rhiannon. Una de los


nacidos-mágicos, Anadey puede trabajar con todos los elementos. La madre de
Peyton. Fallecida.

Kaylin Chen: Sensei de artes marciales, un Caminante de Sueños, tiene un


demonio night-veil/velo-nocturno fusionado con su alma.

Luna Saunders: Bardo Yummanii.


Peyton MoonRunner: Medio werepuma, medio nacida-mágica, es la hija de
Anadey.

Rex MoonRunner: Werepuma. El padre de Peyton. Fallecido.

Ysandra Petros: Miembro del consorcio. Una bruja poderosa que puede
controlar el sonido, la energía y la fuerza.

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Myst: Reina de la Corte Índigo, madre de los Fae vampíricos, la señora del
Caos. Reina del Invierno.

Heather Roland: La madre de Rhiannon y la tía de Cicely. Una de los


nacidos-mágicos, herbolaria, convertida en un vampiro por la Corte Índigo,
ahora realmente muerta.

Crawl: El Oráculo de Sangre. Uno de los más antiguos señores Vein, creado
por la propia reina Carmesí. Señor de Regina y Lannan.

Geoffrey: Regente de la Nación Vampiro del Noroeste, y uno de los


Antiguos Señores Vein. Dos mil años, desde Xiongnu. Fallecido.
Lannan Altos: Profesor del Conservatorio de New Forest, vampiro Antiguo,
hermano y amante de Regina Altos, hedonista chico de oro. Nuevo regente de
la Nación Vampiro del Noroeste.

Leo Bryne: Era el prometido de Rhiannon, un sanador y uno de los nacidos-


mágicos, Leo era el recadero diurno de Geoffrey, convertido en vampiro por
Geoffrey. Fallecido.

Regina Altos: Emisaria de la Corte Carmesí/reina. Originaria de Sumeria con


su hermano y amante, Lannan. Era una sacerdotisa de Inanna. Convertida por
Crawl

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Estimado lector:
Espero que hayan disfrutado del último libro de la saga
la Corte Índigo, Night’s End. Me encantó escribir este mundo,
pero como con todos los cuentos de hadas, es hora de cerrar
el libro sobre la historia de Cicely. Mientras que no todo el
mundo encontró su felices para siempre (y al igual que Cicely,
yo realmente no creo en el FPS), estoy contenta con cómo se
envolvió la historia, y estoy lista para pasar la página final en
sus vidas. Esta ha sido una travesía, este mundo místico y
helado que he creado, pero ahora es el momento de seguir
adelante.
Sin embargo, incluso cuando una puerta se cierra, otras

317
se abren. A continuación, les traigo una novela digital, Flight
From Hell, en agosto de 2014, la historia entrecruzada que
une la serie Otro Mundo con mi nueva serie Fly by Night. Y
luego, el libro dieciséis en la serie Otro Mundo: Priestess
Dreaming, llegando en octubre del 2014. Camille va en busca
de Merlín, y su viaje la lleva a nuevos reinos lejanos y nuevos
peligros. Después de eso, tendré el siguiente libro de Dalilah,
Panther Prowling. Para más información, mira en mi sitio web
y sígueme en Facebook.
Para aquellos de ustedes que son nuevos en mis libros,
espero que hayan disfrutado de su primera incursión en mis
mundos. Para aquellos de ustedes que me han seguido por un
tiempo, gracias una vez más.
Bendiciones brillantes,
La Pantera Pintada
Yasmine Galenorn
318
Yasmine Galenorn es la autora más
vendida del New York Times, Publishers
Weekly y USA Today por la serie Otherworld
(Sisters of the Moon), la serie Fury Unbound,
la serie Whisper Hollow y la serie Fly By
Night. En el pasado, también escribió Indigo
Court Series, dos series de misterio y ocho
libros metafísicos de no ficción. Ahora se está
volcando hacia el lado independiente de la
publicación y sacando su propio trabajo.

Yasmine es una adicta a la cafeína y describe su vida como una mezcla de


tazas de té y tatuajes: la primera en su armario de porcelana y la última en su
piel.

Es una bruja chamánica, ha estado casada con Samwise Galenorn desde 1993,
es madre de cuatro gatos y reside en Kirkland WA.
´
Night Shivers

(Indigo Court #5.5)

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Cicely, reina de la nieve y el hielo, poco a poco se está acostumbrando a su
nuevo papel en la vida como reina del invierno. Los Fae vampíricos han sido
conquistados y Myst se ha ido, pero ahora algo nuevo está desestabilizando su
reino. Un barco navega a través del Mar Crashing desde la Isla Dorada con
nuevos miembros para su reino, pero todos los Sidhe a bordo han desaparecido.
Y los Fae Salvajes apelan a la Reina Fae. Varios de sus miembros han
desaparecido, y se ha visto un gran lobo sombrío en las afueras de su pueblo.

Parece que Fenrick, un cambiaformas lobo y sacerdote de Hel, la diosa


helada del inframundo, anda suelto, tratando de usurpar el control del Reino de
la Nieve y el Hielo. Ahora, Cicely y sus amigas deben enfrentar al monstruo
antes de que pueda reunir a los gigantes de hielo, y destruir a la nueva Reina y
su reinado.

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320
1.- Night Myst (2010)
2.- Night Veil (2011)
3.- Night Seeker (2012)
4.- Night Vision (2013)
5.- Night’s End (2014)
5.5.- Night Shivers (2015)

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