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 NOGUERA, Carlos Ernesto. Medicina y política.

Discurso médico y prácticas


higiénicas durante la primera mitad del siglo XX en Colombia. Medellín, Fondo
Editorial Universidad Eafit, 2003, 243 pp.

“… los criterios más generales a partir de los cuales Helg parece analizar los procesos raciales
hispanoamericanos podrían resumirse de la siguiente manera: por un lado, encontramos que su
mirada ubica la ciencia europea como el parámetro desde cual se "juzga" el discurso
eugenésico y racial latinoamericano. Desde allí, "lo científico" en nuestros países sólo es, en el
mejor de los casos, reproducción, y en general simulacro, falsificación, "caricatura". Por otro,
tenemos que el pensamiento de los intelectuales latinoamericanos sólo puede ser reflejo o
consecuencia del pensamiento intelectual europeo y norteamericano. Desde ésta perspectiva,
la producción intelectual hispanoamericana parece regirse básicamente por la idea de una
obsesiva imitación del modelo europeo, como lo demuestra claramente la siguiente conclusión
con la que finaliza su trabajo:
¿Para quienes escribían los intelectuales hispanoamericanos? ¿Para sus compatriotas con el
propósito de redimirlos, como ellos mismos reclamaban? ¿O para sus colegas europeos con el
propósito de ser publicados en sus periódicos y ser bienvenidos en sus círculos? ¿O para ellos
mismos para así olvidar la angustia y culpa? Las últimas hipótesis parecen más creíbles.” pp.
20.

“Ver: Stepan, Nancy Leys. “Eugenesia, genética y salud pública: el movimiento eugenésico
brasileño y mundial”, es, Quipu, Revista Latinoamericana de Historia de las Ciencias y la
Tecnología, Vol.2, No.3, sep.-dic. de 1985, pp.351-384; “The Pan American experiment in
eugenics”, en, Science and Empires, Boston Studies in the philosophy of science. Vol.136,
edited by Patrick Petitjean, Catherine Jani and Anne Marie Moulin, Kuwer academia Publishers,
1992, pp. 201-208 y The Hour of Eugenics. Race, gender and nation in Latin American, London,
Cornell University Press, 1991, 210 p.” pp. 23.

“… el discurso científico es utilizado para impulsar proyectos políticos amplios - o como dice la
propia Stepan- "cómo el discurso científico es un elemento constituyente de la historia
moderna".” pp.24.

“… polémica generada por el médico conservador Miguel Jiménez López con su tesis acerca de
la degeneración de la raza colombiana, hacia la década de 1920.” pp. 25.

“… pensar el tipo de hombre ideal para la nación colombiana.” pp. 27.

“… la búsqueda de la identidad nacional y de soluciones políticas adecuadas sobre la base de


una caracterización racial de la población, a partir de la cual se interpreta la historia y se
explican los principales problemas.” pp. 29.

“... la Comisión Corográfica envió a todos los rincones del país equipos investigación
-incluyendo ilustradores, quienes pintaron acuarelas de los rasgos topográficos, actividades
económicas características y tipos sociorraciales de las diferentes regiones del país. Si bien los
primeros resultados de la Comisión se concentraron en aspectos demográficos y económicos,
posteriores trabajos dedicaron su atención a la descripción y comentario de los
comportamientos de los distintos elementos raciales y culturales que formaban las clases bajas
del país.” pp. 31.

“…Restrepo, Olga. "La Comisión Corográfica y las ciencias sociales", en, Arocha, Jaime;
Friedmann, Nina S. de. Un siglo de investigación social. Antropología en Colombia, Bogotá,
Etno, 1984, pp.144-45.” pp. 31.
“… este trabajo pretende analizar y describir el momento en que aquel acontecimiento irrumpe
en nuestra sociedad y las condiciones más generales -en el orden del saber y del poder- que lo
hicieron posible, así como sus consecuencias prácticas más visibles.” pp. 41.

“Llama la atención, como tanto la llamada sociología como la "economía política" y lo que
podríamos llamar retrospectivamente la "medicina social" partieron de la noción de "organismo"
para comprender y explicar la sociedad y lo social. Todas estas "disciplinas" elaboraron su
discurso social desde una metáfora biológica.” pp.44.

Pie de pagina: “Al respecto Vigarello comenta: "Hay una palabra que a principios del siglo XIX
ocupó el lugar inédito: higiene. Los manuales que tratan de la salud van cambiando el título.
Hasta entonces estaban todos concentrados en el "mantenimiento" o en la "conservación" de la
salud. Ahora no hay más que tratados manuales de "higiene"... la higiene ya no es el adjetivo
que califica la salud (en griego, hygeinos significa: lo que es sano), sino al conjunto de los
dispositivos y de los conocimientos que favorecen su mantenimiento” pp. 49.

Pie de Pagina: “… la legislación es una red discursiva donde se encuentran anudadas prácticas
sociales y saberes; red que recoge, registra, da cuenta de un proceso en marcha. En lugar de
dar inicio, de generar un proceso, la legislación constituye el tejido conceptual que pretende
definirlo y orientarlo. En este sentido, el valor histórico del análisis legislativo consiste en sacar a
la luz determinadas prácticas sociales (aquellos que pretende normatizar) y registrar lo que se
dice de ellas, es decir, el saber que en torno de ellas ha elaborado una sociedad.” pp. 69.

“Quizás el Paternalismo manifiesto por parte de sectores empresariales del país hacia la
población obrera de sus fábricas haya sido otra estrategia para evitar la explosión de la
cuestión social. Al respecto M. Archila muestra como empresarios nacionales y aún extranjeros
de compañías como la United Fruti Co. y la Tropical Oil. Co., recurrieron frecuentemente a
actitudes paternalistas para manejar las relaciones con sus empleados. De esta manera
lograron consolidar lazos personales en los sitios de trabajo, o lo que Archiva denomina la
ideología de la "gran familia". Estos lazos fueron reforzados con actitudes como la entrega de
regalos, celebración de festividades religiosas en las empresas, caprichosos aumentos de
salarios, trato familiar a los obreros y otras estrategias que, como en el caso de Antioquia,
conformaron un fuerte tejido de relaciones personales entre patronos y obreros.” pp. 73.

“… como diría Mariano Ospina Perez: No han sido los países más ricos en extensos territorios,
en plantaciones agrícolas, en fábricas y ferrocarriles o en yacimientos minerales, los que han
dominado e impreso su sello definitivo en la marcha ascendente de la humanidad; han sido los
pueblos más fuertes, moral y materialmente - ya que el vigor físico es base indispensable de
toda capacidad mental y de toda voluntad enérgica- los que han ocupado siempre las
posiciones de vanguardia en la historia del mundo.” pp. 74. Cita: Ospina Pérez, Mariano.
"Carta sobre el problema sanitario en Colombia", en, Muñoz, Laurentino. La tragedia Biológica
del Pueblo Colombiano, Cali, Editorial América, 1975 p. 7.

“Un paradójico contraste señaló la tragedia de la nación colombiana: frente a la exuberancia del
trópico, frente a la multiplicidad de vida y de riqueza natural, se encontraría un pueblo enfermo,
ignorante, "inferiorizado" por los vicios, las costumbres "primitivas" y la rudeza del clima en la
geografía: "... falta, pues, en Colombia el factor, el elemento hombre, capaz de humanizar la
tierra, de vencer las resistencias de la naturaleza, de crear energía".” pp. 75.

“La medicina ha jugado un papel central en la orientación y ejercicio de la política, así como en
el estudio e interpretación de la sociedad, mucho antes de que aparecieran las llamadas
ciencias humanas durante el siglo XIX. El control sobre la vida y la muerte la han instaurado
como un tercer poder al lado de la religión y de la política. Como consecuencia de ello, la figura
del médico ha logrado investirse de un poder particular, misterioso, mágico, temible,
sobrenatural; poder que ha hecho de él un verdadero gobernante, de la vida, del cuerpo, del
espíritu y de la muerte. Como dice Gracia Guillén: [...] el médico es un gobernante, un político
que tiene en sus manos el orden del microcosmos, de modo semejante a como el monarca rige
el mesocosmos, la república, y Dios el mundo un macrocosmos. Junto a la política de Dios y a
la política del Rey está la política del médico.
El tema del médico como gobernante, como político, es antiguo, pero el concepto Medicus
politicus aparece, por lo menos en España, hacia el siglo XVI con las obras de médicos como
Huarte de San Juan, Enrique Jorge Enríquez y Rodrigo de Castro. Según este último (hacia
1614 publicó en Hamburgo un libro titulado Medicus-Politicus) existe una armonía entre el
cuerpo humano y el cuerpo social. Siguiendo a Platón (Timeo, República), Rodrigo de Castro
considera que en el cuerpo hay tres órganos principales: el cerebro, el corazón y el hígado, y
tres tipos de hombres según que en ellos predomine la función de uno u otro órgano. Así, en los
guardianes destaca el elemento fogoso o colérico cuya sede es el corazón, y en los agricultores
y artesanos prima el elemento concupiscible, situado en el hígado. De acuerdo con esta
división, en la república hay entonces tres tipos de artes: las artes literarias que ejercitan los
gobernantes, las artes bélicas, propias del segundo grupo y las artes agrícolas, exclusivas de
los terceros. A su vez, las artes literarias, Teología, Derecho y Medicina, las ejercen tres tipos,
el sacerdote, el político y el medio.
[…] ellas son las tres ciencias fundamentales en la tarea de "disciplinar" y "normatizar" la vida
de las sociedades, es decir en, son ciencias del "deber ser”. La teología le dice a uno como
debe vivir. Lo mismo hacen el derecho y la política. Y tal es también la función de la medicina,
como lo demuestra el hecho de que regule la comida y la bebida, el trabajo y el reposo, los
afectos del ánimo, y en general toda la vida. La medicina es una ciencia política precisamente
por su carácter normativizador del deber ser del hombre.” pp. 82.

“En la perspectiva de describir y analizar los procesos de intercambio entre ciencia,


pensamiento político y ejercicio del poder, el análisis de los acontecimientos políticos
producidos en el periodo comprendido entre las últimas décadas del siglo XIX y las primeras del
siglo XX, constituye un intento por comprender el juego político por fuera de la pugna de los
partidos y más allá del marco de las ideologías liberal y conservadora. Pretende, además,
destacar el papel de la ciencia en la reorientación de la política y la utilización de ésta como
instrumento fundamental para su legitimación social.” pp. 84.

“…Justo Sierra escribía hacia 1900: Es para mí fuera de duda que la sociedad es un organismo,
que aunque distinto de los demás, por lo que Spencer llama un superorganismo, tiene sus
analogías innegables con todos los organismos vivos... y es que la sociedad como todo
organismo, está sujeta a las leyes necesarias de la evolución; que estas en su parte esencial
consiste en un doble movimiento de integración y de diferenciación, en una marcha de lo
homogéneo a lo heterogéneo, de lo incoherente a lo coherente, de lo indefinido a lo definido. Es
decir, que en todo cuerpo, que en todo organismo, a medida que se unifica o se integra más,
sus partes más se diferencian, más se especializan, y en este doble movimiento consiste el
perfeccionamiento del organismo, lo que en las sociedades se llama "progreso".”
Cita: “Sierra, Justo. La evolución política del pueblo mexicano, México, 1900. Citado en: Zea,
Leopoldo (Comp.) Pensamiento positivista latinoamericano, Caracas, Biblioteca Ayacucho,
1977, p. XXVII. pp. 85.

Citas: pp. 95.


26. Restrepo, Olga. "Naturalistas, saber y sociedad en Colombia", en, Historia Social de la
Ciencia en Colombia. Tomo III. Historia Natural y Ciencias Agropecuarias, Bogotá,
COLCIENCIAS, 1993.
27. Restrepo, Olga; Becerra Ardila, Diego. "El darwinismo en Colombia. Naturaleza y sociedad
en el discurso de la ciencia", en, Revista de la Academia Colombiana de Ciencias, Vol.19
(1995), No.74, pp.547-568. "Lectio, disputatio, dictatorio. En el nombre de la ciencia: una
polémica evolucionista en Colombia", en, Historia Crítica, Revista del Dpto. de Historia de la
Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad de Los Andes, Bogotá, (1995,
ene-jun.), No.10, pp.73-87.
28. Restrepo, Olga; Becerra Ardila, Diego. "El darwinismo en Colombia…" Op. Cit., p.551. Es
importante señalar que este trabajo contradice de manera contundente la afirmación que hiciera
Frank Safford a propósito de la "inexistencia de un debate sobre Darwin y sobre cualquier otro
concepto científico durante el siglo XIX" (ver: Safford, Frank. "Acerca de la incorporación de la
ciencias naturales en la periferia: el caso de Colombia en el siglo XIX", en, Quipu, Vol.2, No.3,
México, sep.-dic. de 1993, pp.423-435). En otro de sus escritos sobre las condiciones sociales e
históricas en que se produce el conocimiento científico, Restrepo señala los presupuestos de
miradas como la de Safford, abriendo un horizonte de trabajo para pensar la historia de la
ciencia en Colombia como un análisis de las relaciones entre conocimiento y poder, superando
de esta manera, las concepciones "recepcionistas" de la ciencia. Ver: Restrepo, Olga. "En
busca del orden: ciencia y poder en Colombia", en, Asclepio, Revista de Historia de la medicina
y de la ciencia, Vol. L, fascículo 2, Madrid, Centro de Estudios Históricos- Consejo Superior de
Investigaciones, 1998.

“Sin embargo, a finales del siglo XIX y durante las primeras décadas del siglo XX, más allá las
polémicas estrictamente darwinistas y en el marco de las preocupaciones generadas en torno a
la idea de la degeneración racial del pueblo colombiano, los nuevos saberes médicos e
higiénicos fueron consolidando una especie de "moral biológica" que se oponía a la moral
católica, y a partir de lo cual los intelectuales considerados "modernos" pretendieron arrebatar a
la iglesia, y a los intelectuales tradicionales, el control y gobierno de la población. Esta nueva
"moral biológica", fundamentales en saberes como la antropología, la criminología, la psicología
experimental, la higiene y la medicina, concebía la acción del individuo como un resultado de
factores, entre ellos, la herencia y el medio geográfico, restando importancia a la voluntad como
suprema guía de la acción humana de acuerdo con la doctrina cristiana. A ella se sumaron
intelectuales de ambos partidos políticos, y aún religiosos, hecho que señala, antes que un
problema ideológico, un acontecimiento discursivo, es decir, la hegemonía de un discurso y
unas prácticas logran en las posiciones que asumen los individuos en un momento histórico
determinado.” pp. 97.

“Colombia, a diferencia de Argentina, México, Brasil, Chile y Perú, no llegó a adoptar medidas
de claro corte eugenésico, y en general los debates, estudios y propuestas sobre el tema del
mejoramiento racial estuvieron más cerca de la higiene pública que de las discusiones
científicas e ideológicas de la eugenesia. Una prueba de ello es la ausencia de instituciones
dedicadas a la reflexión y estudio sobre el tema, tales como asociaciones, ligas o sociedades
que en el caso de otros países tuvieron una presencia destacada en el terreno científico y
político. Tampoco se llegó a conocer mediante alguna de claro corte eugenésico como, por
ejemplo, el examen o certificado médico prenupcial. Si bien algunos médicos insistieron en esta
medida, y a pesar de haberse discutido en el Congreso de la República un proyecto de ley para
hacerlo obligatorio, el tema fue más bien marginal.” pp. 98.

“... para Jiménez López, la raza aria era la llamada a salvar la raza nacional. En varios escritos,
como su famosa tesis sobre La degeneración racial del pueblo colombiano, Jiménez López se
mostró de acuerdo con la inmigración de "arios" al país y durante su misión diplomática en
Alemania, a mediados de los años veinte, estuvo a cargo de lo que se podría denominar una
"inmigración intelectual": la contratación de la segunda misión pedagógica alemana para
reformar el sistema de instrucción pública (la primera había sido traída por los liberales
radicales para impulsar su famoso Decreto Orgánico de Instrucción Pública de 1870); además,
en asocio con su sobrino, por entonces director del Departamento de Instrucción Pública de
Boyacá, trajo el país al doctor Julius Sieber, quien después de ocupar la dirección de la Escuela
Normal de Varones de Tunja, fue el director de la primera Facultad de Educación creada en el
país hacia 1992.” pp. 100.

“... al decir de Gómez, "en estas latitudes, es decir, en la zona de 10 grados al norte y 10 al sur
de la línea equinoccial, no existe ninguna comarca, que a todo lo largo de la historia del género
humano, haya sido nunca asiento de una verdadera cultura ".” pp. 102.

“… la mezcla racial, la mezcla de sangres, a través del herencia, y de manera muy lenta, iría
moldeando fisiológica y culturalmente una población: de ahí la insistencia en el cruzamiento, en
el blanqueamiento como condición del mejoramiento, de progreso y civilización; sobre este
punto, anotaba López de Mesa de manera contundente: "Sobre estas materias de la civilización
de los aborígenes americanos la historia y la sociología tienen una palabra que añadir: y es que
sólo el cruzamiento con las razas superiores saca el indígena de su postración cultural y
fisiológica". Dicho en otras palabras, el "mejoramiento" cultural del indígena no pasaba por la
educación; esta nada podía hacer frente a las determinaciones hereditarias: sólo la "sangre"
superior podría contribuir a mejoramiento racial, y por tanto cultural, de este sector de la
población. Este fue el predicado del determinismo histórico biológico que rondó el pensamiento
político de gran parte de la primera mitad del siglo XX.” pp. 115.

“… dispositivo higiénico…” Cita: La idea de pensar el problema de la higiene a comienzos de


siglo como un "dispositivo", sugiere que las medidas higiénicas implementadas por la época
constituyeron una red de discursos y prácticas que se fueron tejiendo sobre la población,
principalmente la población más pobre, y en particular la niñez, con el propósito, antes que del
mejoramiento de las condiciones de vida, de su control y gobierno. Dicho en otras palabras,
pensar la higiene como dispositivo implica reconocerle un papel más allá (o más acá) de la
obvia necesidad que tendría toda sociedad de preservar y promover la salud de la población.
Implica, entonces, dos presupuestos generales: en primer lugar, el reconocimiento de la
aparición de la preocupación por el cuerpo y la salud de la población como un problema propio
del siglo XX en nuestro país; en segundo lugar, el análisis de tal preocupación como un
problema propiamente político, es decir, como un problema para el control y el gobierno de la
población.” pp. 123.

“Desde un cierto o "optimismo pedagógico", desde una confianza plena en las posibilidades de
la educación, motivadas sin lugar a dudas por los novedosos planteamientos del movimiento de
Educación Nueva y Escuela Activa, y bajo la convicción de que
… la educación, suma de gestiones sucesivas, es tan poderosa y cambia radicalmente la
personalidad primitiva, oponiéndose y anulando a esa otra fuerza invencible en apariencia, la
herencia; la transforma tanto hasta hacer de seres inútiles, otros seres buenos dignos…” pp.
125.

“Las escuelas y los barrios obreros fueron entonces diseñados por médicos, ingenieros
sanitarios y urbanistas como máquinas higiénicas. La infancia encontraría en la escuela el
ambiente propicio para un cultivo adecuado; fue pensada como un invernadero, como un
sanatorio, alrededor del cual giraron múltiples instituciones que buscaron la redención fisiológica
infantil: roperos y restaurantes escolares, colonias de vacaciones, Cruz Roja infantil, grupos de
boys scouts. A su vez, el obrero encontraría en la nueva habitación higiénica del barrio obrero,
el verdadero hogar que lo alejaría por fin de la taberna, del vicio, del alcohol; todo ello,
propiciado por el nuevo papel que le fue encomendado a la mujer de los sectores populares:
convertirse en madre y esposa, y transformar su vivienda miserable y antihigiénica en un
hogar.” Pp.126.

“Constrúyansele al obrero casas limpias y alegres, donde circule el aire puro, donde
goce de alguna holgura, donde tenga agua abundante y espacios para recrearse, y
de seguro que cada vez frecuentará menos las tabernas, porque allí se sentirá bien,
viendo su esposa robusta, sus hijos respirando salud, y su propio organismo fuerte y
vigoroso.
En un tal medio los afectos de familia se intensificarán, porque su casa, en vez de
repelente, le atraerá; los instintos y sentimientos se modificarán, haciéndose dulces y
bondadosos, y la fe y el entusiasmo en el trabajo renacerán, haciendo dar a aquel
ser, condenado antes a la degradación y a la miseria, un máximun de rendimiento
inapreciable para la colectividad.
CITA: Camilo Tavera Z. Habitaciones Obreras en Bogotá, 1922.” Pp. 127.

“Mientras la ciudad moderna con sus amplias calles y avenidas, parques, plazas y edificios
despertaba ese "sentimiento de lo sublime", la habitación obrera higiénica debía intensificar los
afectos de familia; aún más, debía construir la familia. Había en estas ideas una especie de
determinismo geográfico, una exaltación de las posibilidades del medio, del espacio, para la
transformación de hábitos y la creación de nuevas formas de actuar, sentir, pensar. Pero si un
espacio determinado transformaba, otro habría formado: las viviendas populares con su
desaseo, su promiscuidad, su oscuridad, su estrechez, constituyeron aquellos individuos
perezosos, débiles, atrapados en el vicio del alcohol, en fin, ineptos para el trabajo, para vivir y
habitar la nueva ciudad.” Pp. 127.

“Lo que saca al obrero de la casa para botarIo a la taberna, es el horror de un


alojamiento asqueroso a donde debe vivir por culpa de una sociedad indiferente.
Dadle una casa sana y alegre y se quedará en ella, la amará, la adorará, se
apegará.” Pp. 128. CITA: Borda Tanco, Alberto. Ingeniería Sanitaria, Bogotá,
[1920?], p.114. s.p.i.

“Los atractivos de una casa alegre y cómoda, retienen al trabajador, fatigado por la
tarea cotidiana; y ese hogar amable en donde encuentra amplia compensación a sus
inquietudes, le sirve de escudo contra las seducciones de fuera .” Pp. 128. CITA:
Vergara y Vergara, Julio. "Habitaciones obreras, edificios escolares y
hospitales", en, Anuario de la Facultad de Matemáticas e Ingeniería, Bogotá,
Vol. III, 1919, p.128.

“... además de higienizar fisiológicamente la familia obrera -ofreciendo luz y ventilación, evitando
la promiscuidad por medio de espacios separados, dotándola de agua potable y retretes-, la
construcción de una habitación obrera higiénica se planteaba como un mecanismo para
higienizar las familias "moralmente" mediante la creación del hogar.” Pp. 128.

“... la consolidación del hogar obrero se encontraba, además, asociada a una utilidad social,
pues

el arreglo del hogar familiar, íntimo, debe, con mayor razón, iluminarle [al obrero] las
horas de reposo y de libertad; este ambiente dulce y calmado modificará a menudo
los pensamientos de odio y de amargura que puede causar la disparidad inevitable
de clases y de castas." Pp. 129. CITA: Borda Tanco, Alberto, Op. Cit., p.114
“Así, hacia los años treinta del siglo XX, en algunas zonas de Bogotá y Medellín, se
construyeron conjuntos de casitas uniformes, con calles rectas bien delineadas, parquecitos,
iglesia y escuela, fenómeno completamente nuevo en el paisaje urbano." Pp. 129.

“En un ángulo cuatro ennegrecidas piedras que sirven de fogón, donde no se hace
fuego sino de tarde en tarde; más allá un miserable camastro cubierto con retazos de
manta; trapos por el suelo, desorden, desaseo. Aquí se tropieza con un niño de
pecho que comienza a gatear; a su lado juegan cuatro, cinco y más chicuelos en
verdadero racimo.

Se trataba de chozas pajizas de una sola pieza, con muy poca luz y ventilación, en donde 6 u
8 personas dormían y comían. El espacio exterior, un poco más amplio, servía de retrete y era
compartido con cerdos, gallinas y burros.” Pp. CITA: Lleras Acosta, Carlos A. La Acción Social
Católica y los barrios obreros, Bogotá, Imp.

“Los artesanos, que tienen taller propio y emplean algunos ayudantes, como
zapateros, sastres, carpinteros y hojalateros, residen en el interior de la ciudad, por
razón de la clientela, que no iría a buscarlos al suburbio. Viven allí en piezas ciegas
que les sirven de residencia y de lugar de trabajo. Adelante, contra la puerta, está el
taller, en donde se les ve ocupados en su oficio. Una división transversal separa este
"templo del trabajo" del "sweet home" que alienta en la parte posterior de la estrecha
pieza. Adentro vive el artesano con sus familiares, con sus propiedades, con su gato
y su perro. Allí se duerme, allí se cocina, allí se cuida a los enfermos, allí se almace-
nan los desperdicios de los materiales. El olor de los cueros de las zapaterías y de la
cola de los carpinteros se conjura con los vahos domésticos para hacer irrespirable la
atmósfera.
Las casas de los demás "obreros", aquellos que trabajan a jornal, habitantes como los del
Paseo Bolívar o San Cristóbal,

[...] en su mayor parte están constituidas por un cuadrilátero de tablas provenientes


de desechos: de ataúdes, que consiguen en el cementerio; de tejas metálicas fuera
de uso, que obtienen en las obras de construcción; de adobe, en el caso de los
millonarios. Allí se apiñan familias enteras en la promiscuidad y el desaseo. ” Pp.
131. CITA: Lozano y Lozano, Juan. "El pueblo obrero de Bogotá", en,
Registro Municipal, Año LVI, Bogotá, 31 de enero de 1936, Nos.73 y 74, p.54.

“Quizás haya sido la epidemia de gripa de 1918 lo que permitió hacer visible este sector
marginado de la ciudad a pesar de estar a unas cuantas cuadras de la Plaza de Bolívar.
Durante este acontecimiento sui generis, en el que cerca del 80% de la población capitalina
enfermó y casi el 2 % pereció en manos del microbio, la prensa, médicos y socorristas que
visitaron este sector, llevaron a los bogotanos imágenes y descripciones de terror.” Pp. 132.

“De otro lado, la Sociedad de San Vicente de Paúl había construido en terrenos de su
propiedad, los llamados "Jardines Obreros de San Vicente". Se trataba de

un barrio en formación, que en pocos meses ha sido levantado, formando un


conjunto de dieciséis habitaciones, cada una formada de tres buenas alcobas, una
para el matrimonio y dos para los niños y niñas; además, lateralmente existen un
comedor y una cocina.” Pp. 134
“Se construyeron casas de tres piezas, con cocina y demás dependencias, que se
arrendaban a dos pesos mensuales; pero a las familias obreras, por más numerosas
que fuesen, les sobraban dos piezas, todos habían de vivir hacinados en una sola
pieza. Otra para gallinas y conejos y la tercera para cualquier cosa, aunque fuera
para oratorio, pero no para habitación humana. Cultivar el solar que se dejó a cada
casa, ni por pensamiento les pasaba; para basurero les servía.
Pues hálleselas usted con las catorce primeras familias que allí entraron; trate de
quitar la chicha, elimine la sirvienta, destierre los perros, desarraigue los malos
hábitos, levante la dignidad y el decoro de las palabras, fomente la piedad, impida
que se pongan tiendas, prohíba que se de alojamiento a toda la parentela y quizás a
todos los vecinos del mismo pueblo, comience la limpia de lo que se ha metido a
hurtadillas por ser contrario a la moral cristiana, y luche usted solo contra todos, pues
se aúnan y respaldan contra el reglamento y la autoridad .” Pp. 136. CITA:
González Quintana, Guillermo y Jorge. El Círculo de Obreros de Bogotá. La
obra y su espíritu (1911-1940), Bogotá, Ed. Litografía Colombiana, 1940.
p.94.

“En el Congreso Nacional de Mejoras Públicas de 1959, se decía en una ponencia:

La vida de los labriegos y agricultores así como la de nuestros obreros me rece desde
luego toda atención y todo cuidado, pero hay una agrupación de colombianos
abnegados obligados a vivir justamente dentro de las ciudades y que su situación es
de lo más precario. Por educación y por su posición en su mismo trabajo, deben
sostener un ambiente de vida en armonía con esa situación, los elementos de que
disponen son muy pocos y ni siquiera pueden solicitar la ayuda franca de quien
podría aliviados; llenos de aspiraciones por su familia y por su empleo tienen que vivir
en casas o casuchas que carecen de todo elemento higiénico, no tienen aire ni luz, ni
agua y además les faltan recursos para atender a su familia y muchísimo menos
pueden pensar en ratos de expansión. Ya habrán ustedes comprendido que me
refiero a esa multitud de artífices del progreso que pasan por la vida resignadamente
y que se les llama la clase media, que pagan indirectamente todos los gravámenes
que pueden recaer sobre las clases privilegiadas.” Pp. 141.

“La casa, la habitación higiénica que tanto preocupó a las élites "modernizantes" fue, entonces,
uno de los más interesantes productos de la tecnología social de comienzos del siglo XX. A
través de esta máquina, sencilla pero eficaz, se buscó imponer a amplios sectores de la
población, un estilo de vida, el estilo moderno, burgués: intimidad, aseo, trajes modernos,
diversidad de espacios con funciones claramente diferenciadas (dormitorio de los padres, de los
niños y niñas, sala, cocina, Wc., patio, etc.). Desde luego no fue un asunto fácil. Como se ha
venido señalando, se trató de un arduo proceso educativo, que aunque con fuertes resistencias
que aún hoy pueden hacerse visibles en los sectores más marginales de nuestras ciudades,
lograron al fin y al cabo imponerse como formas de vida de amplios sectores urbanos.” Pp.
149.

“De ahí que la educación del público fuese una de los puntos de lanza de las nuevas acciones.
Se trataba de luchar contra la arraigada noción de culpabilidad que rondaba a las
enfermedades venéreas; en cierto modo podría decirse que se trataba de secularizar tales
enfermedades, pues habían estado circunscritas dentro de concepciones religiosas moralistas
que impedían su control médico e higiénico.” pp. 177.
“El doctor Juan de J. Peláez aclaraba esta transformación en un artículo de 1989:
Las campañas higiénicas miran a la raza para defenderla y mejorarla, en tanto que la asistencia
social tiene como objetivo el enfermo para tratarlo; es un socorro o una ayuda que se da al
pobre para aliviarlo, mejorarlo, o siquiera consolarlo. Es ésta una encarnación de la caridad,
mientras que la higiene es una imposición social, resultante de las exigencias de la vida en
común y de las necesidades mismas de los pueblos para conservarse.”
Cita: Peláez, Juan de J. "Cómo debe orientarse la campaña antivenérea en Antioquia", en,
Boletín Clínico, Medellín, Año VI, No.3, enero de 1939, No.51, pp.100-101. pp. 179.

“El Secretario de Higiene de Antioquia, en su informe de 1938 expresaba esta nueva oposición:
La salubridad podría conseguirse con un publicista mejicano, como la acción ejercida por el
Estado, en su carácter de legítimo representante de la colectividad, sobre los ciudadanos de un
país y sobre el medio en que éstos se desenvuelven, para producir y atender a la salud,
prevenir las enfermedades, propender por su íntegro desarrollo físico, bases primordiales de
incremento de la raza y la nacionalidad, pero fundamentado en el reconocimiento de este deber
estatal en las mutuas obligaciones de los individuos para con él, que les imponen deberes
correlativos de sumisión a dictados sanitarios, que los garanticen como factores de trabajo y de
progreso y no como amenaza para la colectividad de que forman parte.”
Cita: Villa Hauesler, E. Informe del Secretario de Higiene y A. S. de Antioquia 1938, Tomo I,
Medellín, Imprenta Oficial, 1939, p.5. pp. 179.

“Este cambio de rumbo, esta reorganización de las acciones de la lucha antivenérea, implicó,
además, un desplazamiento de los métodos de coacción y policivos por estrategias menos
represivas, más útiles y más educativas. En el caso de Medellín, una de ellas, quizás la más
particular por su mezcla entre estrategia médica y religiosa, fue la formación de visitadoras
sociales, llamadas por un funcionario departamental los ángeles mensajeros de la higiene.
Creadas hacia 1936, estuvieron encargados de "llegar a todas las casas donde se comercia con
la carne, a las del obrero y a las del campesino, predicando el catecismo de la higiene sexual, la
manera de practicar la profilaxis corporal individual e inducir el tratamiento donde quiera que
existan focos infectantes". Otra de las nuevas estrategias tuvo que ver con la propuesta de la
casa-hogar y la creación de la escuela-hogar en el barrio Villa Hermosa de Medellín. La primera
se planteó como alternativa a la hospitalización de las mujeres públicas; se trataba de un
albergue en donde se podría educar e instruir a las prostitutas en labores manuales mientras se
blanqueaban. La segunda fue una institución fundada por Decreto 43 de 1943 de la
gobernación de Antioquia, con el propósito de albergar a las niñas hijas de prostitutas o que
convivieran en el ambiente desmoralizador de prostíbulos y cantinas. Las niñas seleccionadas
estaban entre los 11 y los 17 años de edad, se les preparaba para un trabajo honrado
enseñándoles un oficio, además se elevaba su "nivel moral" y se fomentaba la "virtud del
ahorro"; en fin, se buscaba alejarlas de la posibilidad de la prostitución internándolas durante
seis años bajo la tutela de religiosas.”
Cita: Secretaría de Higiene y A. S. Anexos, Medellín, Imprenta Oficial, 1937, p.17. pp. 180.

“… en Medellín se evidenció una mezcla entre profilaxis médica y moral que dio origen a
instituciones sui generis como la escuela-hogar y la propuesta de casa-hogar cómo medidas
preventivas; instituciones donde se articulaban la labor médica y la labor moral; instituciones
donde médicos y religiosos se unían para combatir un flagelo social que preocupaba, por
motivos diferentes, tanto unos como a otras.” pp. 181.

“… Luis Felipe Ángel quien dijera hace más de 70 años:


La educación es el medio por excelencia para llegar a la mejor solución de problemas del orden
social. Educar es formar hábitos, enseñar costumbres; es disciplinar la voluntad, que es la
suprema facultad del hombre, para que se someta a la voz de la razón y sigua los dictados del
espíritu en esta lucha perpetua que libra con los instintos ciegos de la carne.”
Cita: Ángel, Luis Felipe. "Discurso Pronunciado por el Doctor Luis Felipe Ángel de Ubaté en la
Asamblea Departamental al discutirse en Segundo Debate el Proyecto de Ordenanza que
Reglamenta la Prostitución y la Lucha Antivenérea", en, Repertorio de Medicina y Cirugía,
Bogotá, Vol. IX, junio de 1920, pp.431-32. pp. 182.

“A través de documentos derivados de la fisiología, la química, la biología y otras disciplinas, los


médicos lograron dar un tono científico y, por tanto, de autoridad a sus prejuicios morales y
elitistas frente a los comportamientos y hábitos más arraigados de los sectores pobres de la
población del país. De esta manera contribuyeron a implantar, en amplios sectores de la
población nacional, un conjunto de nuevos hábitos y actitudes que obedecían a una nueva
manera de ver y entender el mundo: lo moderno, el progreso. La lucha antivenérea, pero en
particular la lucha antialcohólica, fueron, entonces, un aporte de médicos e higienistas al
proceso de modernización del país: contribuyeron a devaluar ciertos valores y costumbres
tradicionales, y a fomentar otros considerados modernos. Así, en cuestión de medio siglo, la
fabricación y consumo de una bebida ancestral como la chicha, fue reemplazada por la
moderna e "higiénica" cerveza; y con la desaparición de aquella, fueron desapareciendo a la
vez, la chichería (espacio central de la socialización de los sectores pobres de las ciudades), las
alpargatas, la ruana y otras prendas que identificaban a los campesinos y "obreros" de las
ciudades y pueblos del altiplano; pero también, fueron desprestigiándose ciertas maneras de
vivir y habitar, así como ciertas edificaciones para dar paso, por lo menos en el imaginario
social, a la habitación higiénica, es decir, al hogar, única manera "decente", valga decir,
higiénica de vivir: de ahí los grandes proyectos -iniciados desde comienzos del siglo XX-
dirigidas a la construcción de barrios obreros en las principales ciudades.” pp. 184.

“... el alcohol, al igual que la sífilis, fue particularmente estudiado, denunciado y perseguido por
los médicos higienistas. Sus alcances en las nuevas generaciones podrían ser devastadores,
tal como lo muestra el doctor Julio Valdivieso en su tesis de grado:
Las alteraciones dinámicas de los centros nerviosos en los descendientes de alcohólicos,
recaen sobre todas las funciones intelectuales, morales, sensitivas y motrices;... más unos y
otros nivelados, tarde que temprano, serán en los colegios unos holgazanes, incapaces de fijar
la atención; abúlicos, irascibles, indiferentes a los castigos, en una palabra, incorregibles; luego
serán rémoras sociales, Kleptómanos (sic),dromómanos, politiqueros de profesión, oradores de
taberna, abogados de las causas inmorales, adquirirán el vicio alcohólico aumentado y
corregido en sus reacciones, porque si para algo sirve el alcohol es para poner de manifiesto
las decadencias del hombre.” pp.185.

“En su tesis para optar por el título de institutor, un estudiante antioqueño planteaba que el
excursionismo: …tiene como esencial objeto, proporcionarle al muchacho algo que le hace falta
para el mejor desarrollo del organismo, el cambio de ambiente, sacándolo de los claustros
oscuros antihigiénicos, donde se enrarece el aire que a más de ser tan pesado es venenoso,
sacarlo de las cuatro paredes que llaman escuela, donde no hay más que incomodidad, donde
la vida del niño se hace difícil ya por la falta de campos de deporte, ya por la carencia de
piscinas y otros medios de distracción. Aquí está precisamente la educación física, es que ésta
con el excursionismo se complementan. El excursionismo brinda al niño cosas que le son
demasiado útiles, lo pone en el campo a respirar a pulmón abierto, aire puro y benéfico, de una
manera más profunda, es allí donde puede disfrutar los beneficios del calor y de la luz, de una
transpiración purificadora…” cita: Ramírez, Bernardo. Apuntes sobre excursionismo escolar,
Medellín, Escuela Normal de Varones de Antioquia, 1938 (Mecanografiado). pp. 191.
“Los manuales de higiene, producidos en Colombia durante las décadas de 1920 y 1940, son
fuentes documentales cuya utilidad va más allá de los territorios de la historia de la educación y
la pedagogía. Antes que textos para apoyar el trabajo de enseñanza de los principios higiénicos
a los escolares, los manuales de higiene pretendieron constituirse en guía para la formación
pedagógica del maestro, para la conservación y perfeccionamiento de los escolares, y más
ampliamente, para la orientación de la nación hacia la civilización y el progreso.” pp. 194.

“… se preocupó por establecer criterios para la formación moral del escolar. Bajo el supuesto de
que el niño, al contrario de lo planteado por Rousseau, no viene perfecto al mundo, sino que
arrastra con la pesada y peligrosa carga hereditaria de sus padres y antepasados…” pp. 197.

“Una de las definiciones de higiene más interesantes, en la medida en que señalar claramente
las amplias dimensiones que aquella adquirió en la perspectiva de los médicos higienistas, es la
del ingeniero sanitario Alberto Borda Tanco. Según Borda,...el objeto de la higiene no es sólo la
preservación de ser, sino su perfeccionamiento. Pero conservación y perfeccionamiento
implican que el desarrollo y conservación de ese ser no pueden ser entregadas a los impulsos
del instinto y, por tanto, exigen una vigilancia y la disciplina constantes, inspiradas por una
ciencia precisa. La higiene de esta ciencia; ella es la que fija las reglas propias para asegurar
un buen desarrollo, una buena conservación y un buen funcionamiento del organismo.
Aplicables a todas las funciones tanto psíquicas como físicas, aplicables a todos los momentos
de la vida, estas reglas conducen como último fin al perfeccionamiento del individuo y a su
mayor utilidad para la sociedad.” pp. 199.

“Según el médico Luis Aldana, los ejercicios físicos … no solamente tienen acción benéfica,
activando la circulación y la respiración, favoreciendo los cambios nutritivos, sino que también
tienen un enorme influencia moral; el niño que invierte su actividad, su necesidad de
movimiento, en juegos sanos y agradables, encontrará en ellos un derivativo poderoso para sus
pasiones malsanas y perjudiciales.” Cita: Aldana, Luis E. Algo sobre higiene escolar, Bogotá,
Imp. de San Bernardo, 1921,p.29. pp. 201.

“Vigilancia. El instructor está olvidado, según todos los reglamentos, a ejercer la más sólida
inspección y vigilancia en toda la escuela, como durante las recreaciones... El diccionario de
Higiene y pedagogía llama la atención sobre la palidez y flacura general y en especial del rostro
triste o empañado, con hundimiento o excavación de los ojos; sobre una especie de pereza y
confusión intelectual o de ineptitud al trabajo, como la susceptibilidad e irascibilidad nerviosa
con palpitaciones y disnea ligera; además se observa la frecuente soledad buscada por el niño,
cuando diabólicamente padece de masturbación u onanismo: el paciente de este vicio solitario,
se hace mañosamente a prosélitos razón por la cual debe ser arrojado, sin contemplaciones ni
misericordia, de la escuela, para evitar el contagio del nefando vicio. José Ramón Lanao,
higiene escolar, 1935” pp. 202.

“Ver sin ser vistos. Prevenir. Desde la mirada médica, los niños aparecen como seres inclinados
naturalmente hacia el mal, hacia el vicio. Existió una clara desconfianza sobre la infancia, sus
instintos, el oscuro e invisible lastre que portaba en sus genes, la herencia de sus antepasados:
huella imborrable que marcaba la infancia y la predestinaba a ser presa de los instintos. Esta
desconfianza médica frente la infancia se extendió de igual manera al pueblo en general.
Campesinos, obreros, artesanos, eran vistos a su vez como infantes: muchos intelectuales de la
época comparan el estado de evolución del pueblo, con la etapa infantil de la humanidad. Se
trataba de un pueblo que aún no había adquirido la mayoría de edad, de un pueblo presa de los
instintos, sensible, predispuesto la seducción de los placeres del vicio, del mal. De ahí la
necesidad de una orientación; para ello estaba la medicina, la ciencia del hombre en todas sus
dimensiones.” pp. 202.
“A mediados de la década de los años treinta se habría iniciado entonces, un desplazamiento
en los referentes conceptuales que hasta el momento habían orientado el pensamiento sobre la
población y la llamada "cuestión social". En términos de Sáenz y sus colegas, por aquélla época
se habría dado el paso desde los saberes experimentales, se habían privilegiado el
conocimiento del niño y de las leyes biológicas de la evolución de la infancia y de la raza, hacia
los saberes sociales que enfatizaban el conocimiento de la situación del pueblo y sus
características sociales y culturales.
Esta transformación estuvo ligada a una politización de la controversia en torno a los fines de la
educación pública que llevó a un resurgimiento de la agitación política y el sectarismo partidista.
Hasta ese momento, el movimiento de reforma higiénica y pedagógica, si bien se había
desarrollado dentro de un ambiente de debate como el que se generó a propósito de la
polémica sobre la posible degeneración del pueblo colombiano durante la década de los años
veinte, se había mantenido más el terreno en saber, de la ciencia, de la filosofía, que del
espíritu de partido político. De esta forma, liberales como López de Mesa, Jorge Eliecer Gaitán
y Darío Echandía, contribuyeron a enriquecer, con sus polémicas y opiniones, propuestas de
conservadores como Rafael Bernal Jiménez, iniciador del movimiento de la escuela defensiva
en Boyacá y como Miguel Jiménez López.” pp. 205.

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