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ACCIONES COMNSTITUCIONALES TOMO 3 - Cumplimiento Grupo y Popular PDF
ACCIONES COMNSTITUCIONALES TOMO 3 - Cumplimiento Grupo y Popular PDF
Acción de cumplimiento,
acción popular y acción de grupo
ESCUELA JUDICIAL
“RODRIGO LARA BONILLA”
acciones constitucionales
Módulo III
Acción de cumplimiento,
acción popular y acción de grupo
Impreso en Colombia
Printed in Colombia
UNIDAD 1
Autoevaluación ..................................................................... 58
UNIDAD 2
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UNIDAD 3
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Og Objetivo general
Oe Objetivos específicos
Co Contenidos
Ap Actividades pedagógicas
Ae Autoevaluación
J Jurisprudencia
B Bibliografía
Art. Artículo
Rad. Radicado
M. P. Magistrado/Magistrada Ponente
P. L. Proyecto de ley
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A pesar de que durante las últimas dos décadas, sin duda alguna, la acción de
tutela ha sido la protagonista principal en la defensa de los derechos fundamen-
tales en Colombia, nuestro sistema constitucional cuenta con otros robustos y
poderosos mecanismos de protección que también permiten garantizar, a través
de otras vías, el respeto de los mandatos consignados en la Carta Política. Den-
tro de estas herramientas se encuentran –además de la acción de habeas corpus,
descrita en el módulo II de esta serie– las acciones de cumplimiento, popular
y de grupo, que serán estudiadas en este texto. Cada una de estas tres acciones
representa un vigoroso instrumento de protección ciudadana que también ofrece
la oportunidad a quienes administran justicia de contribuir significativamente en
la consolidación del Estado social y democrático de derecho.
Ahora bien, es importante comenzar por aclarar que, dadas las características
de estos módulos de formación, este texto no pretende agotar en su totalidad las
cuestiones y particularidades procedimentales que encierra el trámite de cada
una de estas tres acciones. Su objetivo es mucho más modesto: Este módulo
busca describir, en términos generales, el ámbito de protección de cada acción y
las principales características del respectivo proceso que las rige. A pesar de ello,
en las páginas siguientes –al igual que en los demás módulos que componen esta
serie– se realiza un esfuerzo por abordar de forma paralela tanto la «dimensión
sustancial» como la «dimensión procedimental» de estos mecanismos de protección
judicial. En esa dirección, más allá de limitarse a realizar una presentación
esquemática de las diferentes etapas procesales y términos definidos para cada
acción por la normatividad que las reglamenta, cada unidad pretende evidenciar
que los procedimientos previstos para cada una de estas acciones constitucionales
tienen como finalidad última la búsqueda de protección efectiva de los derechos
consagrados en la C. P.
Para cumplir este objetivo, este texto está compuesto por tres unidades. En
la primera se estudia la «acción de cumplimiento» elevada a rango constitucional
en el artículo 87 superior. Como se verá, esta acción constitucional contiene
un profundo valor democrático, garantiza el acceso a la justicia y promueve la
participación ciudadana, pues permite que cualquier persona, natural o jurídica,
e incluso los mismos servidores públicos, exija el cumplimiento de disposiciones
normativas de las que se desprenden obligaciones claras y expresas para las
autoridades públicas o los particulares cuando asumen este carácter. De hecho,
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1 Cfr. Corte Constitucional, Sentencia C-569 de 2004 (M. P.: Rodrigo Uprimny Yepes).
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En términos generales, los módulos que componen esta serie están diseñados
para describir el contenido, el alcance y la estructura procesal de cada una de las
cinco acciones constitucionales referidas en la presentación. No obstante, el análisis
individual de cada acción gira en torno a una preocupación transversal: defender
la idea según la cual los aspectos procedimentales de cada acción tienen como
finalidad última la satisfacción y la prevalencia de su dimensión sustancial, es decir,
la garantía efectiva de los derechos e intereses constitucionalmente protegidos por
cada uno de estos mecanismos judiciales. Bajo este criterio, cada módulo respetará
la siguiente estructura conceptual:
ACCIÓN CONSTITUCIONAL
Dimensión sustancial
Dimensión procedimental
Demanda Derechos
y cuestiones De la admisión Cumplimiento e intereses
de legitimidad a la sentencia del fallo protegidos
Este módulo en particular está compuesto por tres unidades, en cada una se
explica el contenido y el alcance de las siguientes acciones constitucionales, así:
Módulo III
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Objetivo general
• Identificar el ámbito de protección y las etapas
og
procesales de la acción de cumplimiento, la
acción popular y la acción de grupo, así como las
posibilidades materiales que tiene cada uno de
estos mecanismos judiciales como instrumentos que
contribuyen a asegurar la vigencia material de la C.
P., a través de la protección de los derechos.
Objetivos específicos
• Conocer específicamente cuáles son los derechos
o intereses que protege cada una de estas acciones
y cuáles son las principales diferencias respecto de
las demás.
• Identificar con precisión las fuentes normativas
que definen el contenido, el alcance y la estructura
procesal de cada una de las acciones constitucionales
oe
estudiadas en este módulo.
• Analizar cada una de las etapas procesales que
componen el trámite de cada una de las acciones,
desde el momento de la interposición de la demanda
hasta que la última decisión queda en firme, a través
del estudio de las principales discusiones que han
surgido en los últimos años relacionadas con el
alcance y el trámite de estas acciones, así como las
respuestas desarrolladas por la jurisprudencia.
• Identificar las estrategias jurídicas para asegurar el
cumplimiento efectivo de las órdenes dadas por las
autoridades judiciales en el marco de estas acciones
constitucionales.
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L A A C C I ÓN D E C U M P L I M I E N T O
og
expresos contenidos en la ley y en los actos
administrativos como un mecanismo constitucional
diseñado para garantizar la vigencia material
del Estado social y democrático de derecho en
Colombia.
oe
• Conocer las diferentes etapas procesales que
definen el curso de la acción a la luz de los
principios que orientan su trámite y las principales
diferencias con las demás acciones constitucionales.
• Reconocer el margen de posibilidades que tiene la
autoridad judicial en el momento de pronunciarse
frente a esta acción para asegurar que la orden sea
cumplida por la autoridad pública o el particular
obligado.
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1.1 Introducción
La sujeción del poder político a las normas, esto es, el imperio de la legalidad,
constituye una de las características definitorias del Estado de derecho, de ahí
que la preocupación por la eficacia material de la normatividad sea un asunto
particularmente relevante. De hecho, en ese sentido, diversas teorías jurídicas
han señalado que la eficacia material de las normas puede ser considerada una
de las condiciones necesarias para la existencia de todo sistema jurídico. Por este
motivo, resulta válido preguntarse cuál sería el sentido práctico de la consagración
normativa de una serie de mandatos si estos no cuentan con mecanismos
institucionalizados que garanticen su ejecución.
Pues bien, en Colombia, el artículo 87 de la C. P., dispuso que “[t]oda persona
podrá acudir ante la autoridad judicial para hacer efectivo el cumplimiento de una ley o
un acto administrativo”. De esta manera, nuestro sistema jurídico dotó de jerarquía
constitucional a un mecanismo judicial diseñado para garantizar que los mandatos
contenidos en la ley y en los actos de la Administración tuvieran eficacia material
y, en caso contrario, le permitiera a la ciudadanía contar con una herramienta
que garantizara que las autoridades administrativas les dieran cumplimiento. Por
esa misma razón, el inciso segundo de este artículo constitucional dispuso lo
siguiente: “En caso de prosperar la acción, la sentencia ordenará a la autoridad renuente
el cumplimiento del deber omitido”.
En esa dirección se pronunció la Corte Constitucional en la Sentencia C-157
de 19982 cuando señaló que “[e]n efecto, resulta paradójico que muchas veces las normas
quedan escritas, es decir, no tienen ejecución o concreción práctica en la realidad, de modo
que el proceso legislativo y su producto se convierten a menudo en inoperantes e inútiles.
Igual cosa sucede con los actos administrativos que la Administración dicta pero no desarrolla
materialmente”.
Entonces, en nuestro país, la acción de cumplimiento es el mecanismo previsto
por el ordenamiento jurídico que tiene por objeto permitirle a toda persona contar
con la posibilidad de acudir ante la autoridad judicial para requerir la realización
o el cumplimiento de un deber concreto eludido por la autoridad responsable
consagrado en la ley o un acto administrativo. Es así como el ejercicio de esta
acción, como se verá en esta unidad, concreta los principios del Estado social y
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Hernández y Alejandro Martínez Caballero salvaron el voto indicando que carecía de sentido
que la acción de cumplimiento no pudiera emplearse para hacer cumplir las disposiciones de
la C. P. Específicamente señalaron: “consideramos que así como las personas tienen un derecho
constitucional a que se cumplan las leyes y actos administrativos, como bien lo dice la presente
sentencia, con mayor razón tienen un derecho a que la Constitución se cumpla efectivamente,
pues ella es la norma de normas de nuestro ordenamiento. Sin embargo, con la presente ley,
tenemos la paradoja de que la norma superior –la Constitución– carece de un mecanismo judicial
para su realización, mientras que disposiciones de menor jerarquía, como las leyes y los actos
administrativos, sí son susceptibles de ser realizadas gracias a la acción de cumplimiento.Y lo más
paradójico es que la Corte Constitucional, que es la guardiana de la integridad y supremacía de
la Carta (C. P. art. 241), haya permitido esa especie de discriminación contra el cumplimiento
de la propia Constitución”.
8 M. P.: Manuel José Cepeda Espinosa.
9 En esta sentencia, la Corte Constitucional referenció a manera de ilustración el alcance dado por
el Consejo de Estado a esta acción en la sentencia del proceso ACU 615, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección Segunda - Subsección “A”, 10 de marzo de 1999, C. P.: Flavio Augusto
Rodríguez.
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forma de eludir sus obligaciones o cumplen de manera insuficiente los deberes contenidos en
una ley o en un acto administrativo”. De conformidad con la Corte, en “estos casos, al
juez competente le corresponderá determinar en qué consiste el incumplimiento del deber
jurídico en cuestión y tomar las decisiones complementarias que aseguren el reconocimiento
de los derechos de los particulares y la obtención de las finalidades perseguidas por las
normas incumplidas por el deber parcialmente omitido”. Para ello, la constatación de la
inactividad estatal que pueda representar un incumplimiento debe realizarse caso
a caso, “atendiendo a las diferentes modalidades que puede revestir un deber señalado por
la ley o contenido en un acto administrativo. Dicho deber puede haber sido definido por la
norma teniendo en cuenta circunstancias de tiempo, modo o lugar que tienen un peso y una
relevancia diferente en cada caso concreto. La orden que imparta el juez ha de corresponder
a la modalidad del deber omitido” 11.
11 Ibídem.
12 M. P. Vladimiro Naranjo Mesa.
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1.2.4 Caducidad
Según el artículo 7.o de la Ley 393 de 1997, la acción de cumplimiento puede
ser ejercida en cualquier tiempo. Esto significa que desde que la disposición
normativa se encuentre vigente o no haya sido declarada exequible, cualquier
persona puede demandar su cumplimiento. Lo mismo ocurre en el caso de los
actos administrativos, los cuales pueden ser demandados siempre y cuando no
hayan sido declarados nulos o hubieren perdido su fuerza ejecutoria.
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13 Corte Constitucional, Sentencia C-1194 de 2001 (M. P.: Manuel José Cepeda Espinosa).
14 Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Quinta, sentencia del 14
de agosto de 2014, Rad. 13001-23-33-000-2013-00794-01(ACU), Consejera Ponente: Lucy
Jeannette Bermúdez.
15 Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Quinta, sentencia del 30
de junio de 2016, Rad. 25000-23-41-000-2015-02309-01, Consejera Ponente: Lucy Jeannette
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18 M. P.: María Victoria Calle Correa. En esta sentencia, la Corte Constitucional se pronunció
sobre la existencia de un estado de cosas inconstitucional, dadas la crisis estructural y las graves
violaciones a los derechos fundamentales en relación con este tema.
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21 Por ejemplo, ver Consejo de Estado, Sección Quinta, sentencia del 22 de julio de 2005, Rad.
85001 23 31 000 2004 01297 01, Consejero Ponente: Dr. Reinaldo Chavarro Buriticá, y sentencia
del 11 de diciembre de 2003, Rad. 05001-23-31-000-2003- 02685-01, Consejero Ponente: Dr.
Darío Quiñones Pinilla.
22 Para un análisis de este asunto, ver el trabajo de la profesora Adriana María Restrepo “Acción de
cumplimiento y deberes de gasto”, en revista Estudios de Derecho, ISSN: 0120-1867, ed. Universidad
de Antioquia, p. 203-227, 2009.
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1.3.4 Trámite
a) Reglas generales que orientan el trámite. El artículo 11 de la Ley 393 de 1997
establece tres reglas en relación con los criterios que deben orientar el trámite
de la acción de cumplimiento: (i) las autoridades judiciales competentes para
analizar esta acción constitucional deben tramitarla dándole prelación a esta acción
sobre cualquier otro asunto que estén atendiendo, salvo la acción de tutela; (ii) la
acción de cumplimiento debe ser sometida a reparto en aquellos lugares donde
funcionen varios despachos judiciales de la misma jerarquía y especialidad, y este
debe realizarse el mismo día y a la mayor brevedad, en aplicación al principio de
celeridad; y (iii) los términos son perentorios e improrrogables.
b) De la admisión, la inadmisión o el rechazo de la demanda. Según los artículos
12 y 13 de la Ley 393 de 1997, el juez de cumplimiento, a los tres días siguientes
contados a partir de la presentación de la demanda, debe pronunciarse sobre la
admisión. En este punto la autoridad judicial tiene tres opciones:
(i) Admitir la solicitud;
(ii) Inadmitir la solicitud en caso de que no reúna alguno de los requisitos
señalados en el artículo 10. Si se presenta esta situación, el juez de
cumplimiento deberá otorgar al solicitante dos días para que corrija los
yerros de su petición. En caso de que el solicitante no corrija su solicitud,
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tomar esta decisión siempre y cuando “en el término de traslado el demandado haya
hecho uso de su derecho a pedir pruebas”.
e) Recursos. Frente al tema de los recursos, el artículo 16 estableció la regla
según la cual todas las providencias que se profieran en el marco del trámite de
la acción de cumplimiento carecen de recursos. Esta previsión normativa busca
garantizar, de un lado, el principio de celeridad y, de otro, también la prevalencia
del derecho sustancial sobre el procesal. Al respecto se pronunció la Corte
Constitucional en la Sentencia C-319 de 201325, en la que se pronunció a favor de
la constitucionalidad de la norma al indicar que esta disposición “(…) responde a la
necesidad de contar con un proceso de acción de cumplimiento sin dilaciones injustificadas.
A su vez, la restricción de los recursos frente a las decisiones de trámite de dicha acción no
afecta desproporcionadamente la vigencia material de las pretensiones ni la posibilidad
general de exigibilidad judicial de los derechos. Por lo tanto, no excede el amplio margen
de configuración legislativa que la Constitución reconoce en materia de procedimientos
judiciales”.
No obstante, existen dos excepciones a esta regla: Por una parte, la posibilidad
de interponer recursos contra la sentencia, como se verá en el siguiente apartado,
y, por otra parte, contra el auto que niegue la práctica de pruebas, frente al cual
procede el recurso de reposición, que deberá ser interpuesto al día siguiente de la
notificación y debe ser resuelto, a más tardar, al día siguiente de la interposición.
f) Informes. La Ley 393 de 1997 estableció, como medida para fortalecer las
facultades del juez de cumplimiento en el marco del proceso, la posibilidad de que
este requiera los informes que considere necesarios con el fin de resolver el asunto
objeto de la controversia a la autoridad o al particular obligado. Adicionalmente, la
norma contempla la posibilidad de requerir, frente a actuaciones administrativas,
la posibilidad de solicitar el expediente o la documentación donde consten los
antecedentes del asunto bajo su examen.
La norma dispone que el juez, dependiendo de la naturaleza del asunto, la
distancia y la rapidez de los medios de comunicación, puede conceder un plazo de uno
a cinco días. Un aspecto adicional es que, dada la dimensión constitucional de esta
acción, la ley dispuso que el contenido de estos informes se entendía entregado
bajo la gravedad de juramento.
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26 Corte Constitucional, sentencia T-1064 de 2007 (M. P.: Rodrigo Escobar Gil).
27 Ibíd.
28 Ley 1564 de 2012, Diario Oficial 48.489, 12 de julio de 2012. “Artículo. 71 Coadyuvancia. Quien
tenga con una de las partes determinada relación sustancial a la cual no se extiendan los efectos jurídicos de la
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sentencia, pero que pueda afectarse si dicha parte es vencida, podrá intervenir en el proceso como coadyuvante
de ella, mientras no se haya dictado sentencia de única o de segunda instancia. El coadyuvante tomará el
proceso en el estado en que se encuentre en el momento de su intervención y podrá efectuar los actos procesales
permitidos a la parte que ayuda, en cuanto no estén en oposición con los de esta y no impliquen disposición del
derecho en litigio. La coadyuvancia solo es procedente en los procesos declarativos. La solicitud de intervención
deberá contener los hechos y los fundamentos de derecho en que se apoya y a ella se acompañarán las pruebas
pertinentes. Si el juez estima procedente la intervención, la aceptará de plano y considerará las peticiones
que hubiere formulado el interviniente. La intervención anterior al traslado de la demanda se resolverá luego
de efectuada esta”.
29 Frente a esto último, la norma indica que “cuando del incumplimiento de la ley o de actos
administrativos se generen perjuicios, los afectados podrán solicitar las indemnizaciones por
medio de las acciones judiciales pertinentes”.Y agrega que “El ejercicio de la acción de que trata esta
ley no revivirá en ningún caso los términos para interponer las acciones de reparación de perjuicios” (subraya
fuera de texto). Esta norma fue declarada exequible por la Corte Constitucional en la Sentencia
C-638 de 2000 (M. P.: Vladimiro Naranjo Mesa).
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30 Corte Constitucional, Sentencia T-357 de 2002 (M. P.: Eduardo Montealegre Lynett). Para la
Corte “La jurisprudencia también es uniforme en señalar que la posibilidad de acudir a la excepción de
inconstitucionalidad no está reservada únicamente a los jueces, sino que también se hace extensiva para las
autoridades administrativas, no solo como una facultad, sino como un deber, cuandoquiera que haya una clara
incompatibilidad entre la Constitución y una norma de inferior jerarquía, prefiriéndose siempre la primera”.
31 Corte Constitucional, Sentencia C-122 de 2011 (M. P.: Juan Carlos Henao Pérez). Es importante
señalar que en la sentencia C-069 de 1995 (M. P.: Hernando Herrera Vergara), la Corte
Constitucional indicó que el ejercicio de la excepción de constitucionalidad debe realizarse sin
perjuicio de la responsabilidad correspondiente de la que habla el artículo 6º superior, “por infringir
la Constitución y las leyes y por omisión o extralimitación, por parte de los servidores públicos, en el ejercicio
de sus funciones”.
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particular obligado y su decisión tendrá efecto para el caso concreto. En ese sentido,
el juez de cumplimiento puede, según su criterio, concluir que (i) efectivamente
le asiste razón a la parte demandada o, por el contrario, (ii) que la contradicción
constitucional invocada para justificar el incumplimiento no existe, caso en el cual
deberá proceder a dictar las órdenes correspondientes. Para adoptar la decisión
correspondiente, el juez de cumplimiento deberá siempre tener como criterio
orientador lo dispuesto en el parágrafo del artículo 20, según el cual “[e]l incumplido
no podrá alegar la excepción de inconstitucionalidad sobre normas que hayan sido objeto de
análisis de exequibilidad por el Consejo de Estado o la Corte Constitucional, según sea el
caso”, pues ante la existencia de un pronunciamiento de constitucionalidad sobre
la disposición normativa que se alega incumplida se configura el fenómeno de la
cosa juzgada32.
El artículo 20 de la Ley 393 de 1997 fue objeto de análisis por parte de la
Corte Constitucional en la Sentencia C-600 de 199833. En dicha oportunidad,
la Corte estudió una demanda en la cual se alegaba lo siguiente: Según el actor,
en Colombia únicamente la Corte Constitucional y el Consejo de Estado, en los
términos de los artículos 237, num. 2, y 241 de la C. P., tienen la facultad de
ejercer el control constitucional. Por lo tanto, esgrimía, no puede permitirse que
el juez de conocimiento de la acción de cumplimiento asuma funciones de juez
constitucional. Según la Corte, de conformidad con el demandante, “al aceptarle a
la autoridad demandada por incumplimiento de una ley o acto administrativo el argumento
de que incumplió porque la norma o acto era inconstitucional, lo que hace en el fondo es
declarar que esa ley o acto incumplido era inconstitucional”, y que dicha declaratoria
provenga de una autoridad distinta a la Corte Constitucional o el Consejo de
Estado resulta inadmisible, pues supone una invasión a la órbita competencial de
estos altos tribunales. Al respecto, la Corte Constitucional se pronunció en el
siguiente sentido:
“No lo estima así esta Corporación, pues no hay identidad de objetos en uno
y otro juicio: mientras la Corte y el Consejo de Estado resuelven en abstracto
y con efectos generales sobre el ajuste entre la norma que examinan y la
Constitución, incidiendo su resolución adversa en la vigencia del precepto,
32 La Corte Constitucional, en la Sentencia C-228 de 2015 (M. P.: Gloria Stella Ortiz Delgado),
reiteró el alcance de las funciones «positiva» y «negativa» de la cosa juzgada. Dijo la Corte: “(…)
la cosa juzgada tiene una función negativa, que consiste en prohibir a los funcionarios judiciales conocer,
tramitar y fallar sobre lo ya resuelto, y una función positiva, que es proveer seguridad a las relaciones jurídicas”.
33 M. P.: José Gregorio Hernández Galindo.
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35 La expresión subrayada fue declarada exequible por la Corte Constitucional en la Sentencia C-010
de 2001 (M. P.: Fabio Morón Díaz).
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alto tribunal ha precisado que, aunque el numeral 7 del artículo 21 de la Ley 393
de 1997 autoriza la condena en costas, ello no “significa que para condenar a la parte
vencida al pago de costas basta que se hubiere accedido a las pretensiones de la demanda de
cumplimiento o que se hubiere conseguido el cumplimiento reclamado del acto administrativo
o la norma con fuerza material de ley” 36. Para la jurisprudencia del Consejo de Estado,
la expresión “si hubiere lugar” contenida en la norma debe ser entendida de manera
restrictiva y en concordancia con los principios de eficacia e informalidad de la
acción, especialmente con la naturaleza pública de la acción, de manera que una
eventual condena en costas no se constituya en un desincentivo para el ejercicio
de la acción de cumplimiento. Explica el Consejo de Estado:
De hecho, el carácter excepcional de este pago en las acciones de cumplimiento no solo
deriva de la interpretación literal del artículo 30 de la Ley 393 de 1997, sino de la
hermenéutica teleológica de la misma, comoquiera que dicha autorización no puede ser
entendida de tal manera que le reste eficacia a su naturaleza de acción pública (artículo
2.o de la Ley 393 de 1997). Evidentemente, de conformidad con lo dispuesto en el
artículo 392 del Código de Procedimiento Civil, la condena en costas no solo podría
imponerse al demandado, sino también al demandante vencido en el proceso, lo cual
podría impedir el ejercicio informal y público de esta acción. Por ejemplo, el numeral
3 de esa norma procesal civil señala que procede “en la sentencia de segundo grado que
confirme en todas sus partes la del inferior, se condenará al recurrente en las costas de
la segunda instancia”. Ello muestra que la condena en costas en esta acción pública
podría limitar su eficacia y, al mismo tiempo, impondría una carga desproporcionada
a las partes que no requieren ser abogados para defender sus intereses en el proceso37.
Así las cosas, la condena en costas en el marco de la acción de cumplimiento
solo procede si se presentan unas condiciones específicas:
“(…) para que proceda la condena en costas a la parte vencida en las acciones de
cumplimiento es necesario no solo que se demuestre que con ocasión del proceso se
causaron gastos, tal y como lo señala el artículo 393 del Código de Procedimiento Civil,
sino lo siguiente: si se trata de condenar al demandante porque fue vencido
en el proceso debe demostrarse que actuó de mala fe, o abusó del ejercicio
de los derechos procesales, u obró con temeridad en sus pretensiones. Pero
si se trata de condenar al demandado, como parte vencida en el proceso, además de la
36 Consejo de Estado, Sección Quinta, sentencia del 20 de noviembre de 2003. M. P.: Darío
Quiñones Pinilla, Rad. 25000-23-15-000-2003-1957-01(ACU).
37 Ibíd.
50
38 Ibíd.
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53
para hacerlo, por parte del juez de la acción de cumplimiento, en los casos
en que la autoridad pública renuente no cumpla, dentro del plazo por él
establecido, con la orden impartida, condicionando la sanción por desacato
al cumplimiento de ese procedimiento. Pero además, es precisamente la
expresión impugnada del artículo 29 de la Ley 393 de 1997 la que impide
que se genere cualquier vacío violatorio del principio de legalidad, pues
ella remite a “las normas vigentes sobre la materia”, lo que hace de ella
una norma integradora, que como tal conduce al intérprete a las normas
generales que rigen el trámite del incidente de desacato contenidas en el
Código de Procedimiento Civil (art. 39-1) y en el Código Penal (art. 184),
cuyo contenido se complementa, según lo dispuesto en artículo 30 de dicha
ley, con las disposiciones del Código Contencioso Administrativo que sean
compatibles con la naturaleza de las acciones de cumplimiento”.
Por su parte, el apartado “de no ser apelada, se consultará con el superior jerárquico,
quien decidirá dentro de los tres días siguientes si debe revocar o no la sanción” también fue
objeto de pronunciamiento por parte de la Corte Constitucional, esta vez en la
sentencia C‑542 de 201042. De conformidad con la demanda, la norma contempla
la obligatoriedad del grado jurisdiccional de consulta cuando se sanciona a la
autoridad o al particular obligado renuente, pero no lo hace cuando se absuelve al
presunto renuente. En ese sentido, argumentaba que cuando la decisión descarta la
existencia del desacato, no existe lugar para reconsiderar la decisión, por lo cual se
desvanece una importante herramienta con la que cuentan los solicitantes en esta
acción constitucional. En respuesta a estas acusaciones, la Corte Constitucional
decidió que no les asistía razón a los demandantes, entre otras, por las siguientes
razones:
“Para la Sala, el legislador en ejercicio de la potestad de configurar los trámites
judiciales ha considerado en forma razonable que tratándose de un juicio de naturaleza
correccional o disciplinario, en el que el Estado ejerce el monopolio del poder punitivo
a través de uno de sus agentes (el juez), respecto de quien presuntamente desacata una
decisión judicial, persona que puede resultar sancionada por el mismo juez que profirió
la orden, al cabo de un incidente procesal breve y sumario, debía conceder al investigado
la atribución de apelar el auto sancionatorio o, ante la omisión en la interposición del
recurso, disponer darle trámite al grado jurisdiccional de consulta, como una garantía
54
para quien es considerado la parte débil del proceso y en cuyo favor obra la presunción
de inocencia.
(…)
En el asunto que ahora examina la Sala, el legislador no facultó al promotor del
incidente para interponer recursos ante la decisión absolutoria, teniendo en cuenta (i)
que se trata de un trámite disciplinario en el que el Estado, mediante un juez, decide
si hubo o no incumplimiento de una orden impartida por el mismo juez, (ii) no se
trata de un proceso contencioso entre el promotor del incidente y el investigado, sino
de un trámite correccional que puede concluir con medidas disciplinarias que, según
el caso, implican restricción a la libertad individual del sancionado o afectación a su
patrimonio, sin que la imposición de estas medidas garantice per se el cumplimiento de
la decisión judicial, y (iii) existe diferencia sustancial entre el promotor del incidente
de desacato y el investigado, por cuanto el primero da inicio al trámite sin correr
el riesgo de ser sancionado; por lo mismo, el legislador no lo facultó para recurrir
decisiones que no afectan su libertad personal o su peculio, al paso que, para rodear
de mayores garantías al procesado, acordó permitirle en uno de los casos el ejercicio
del recurso de apelación (Ley 393 de 1997, art. 29) y en ambos casos dar trámite al
grado jurisdiccional de consulta.
Así, con base en lo anterior, la Corte concluyó que el legislador a partir del
principio de libertad de configuración para definir las formas propias del juicio,
el Congreso “antes que violar las reglas del debido proceso, contribuyen a precisar con
antelación y de manera abstracta, cuáles son las garantías que rodean a la persona sancionada
al cabo del mencionado incidente. De esta manera, las normas demandadas contribuyen
a dar certeza a la decisión del juez, pues con ellas se sabe de antemano que la decisión
absolutoria no será susceptible de recursos, aportando al mismo tiempo condiciones para un
juzgamiento justo”.
***
Como pudo verse en esta unidad, la acción de cumplimiento es una
importantísima herramienta constitucional que permite a la ciudadanía exigir
el cumplimiento de los deberes a cargo de la Administración y los particulares
obligados, consignados en normas aplicables con fuerza material de ley o actos
administrativos, y con ello la realización del Estado de derecho y la protección
de los derechos de todos los ciudadanos. De ahí la necesidad de que los jueces
del país adviertan que esta acción no solo es un mecanismo judicial, sino que
55
Actividad pedagógica
1. Investigue cuál ha sido la posición de la jurisprudencia
del Consejo de Estado, dentro de los últimos
cinco años, en relación con la procedibilidad de la
acción de cumplimiento para obtener la aplicación
de normas con fuerza material de ley o actos
administrativos que generan gastos. (a) Elabore una
línea jurisprudencial que explique sus hallazgos.
(b) Compare su línea jurisprudencial con la de sus
compañeros de subgrupo de estudios y discutan la
estructura presentada por cada uno
ap
2. Lea y analice este caso hipotético:
• José Rodríguez interpuso acción de cumplimiento
en contra de la empresa prestadora del servicio
público Cootralanosa y la Superintendencia de
Puertos y Transporte. En concreto, el actor solicita
que se ordene al superintendente delegado de
Tránsito proferir una decisión de fondo dentro de
la investigación abierta hace más de seis años en
contra de la empresa Cootralanosa debido a que
esta última presta el servicio de transporte público
terrestre de pasajeros entre los municipios de
Tucurí y Tiricú, sin estar habilitada para hacerlo. En
concreto, el actor solicita que el superintendente
delegado de Tránsito y Transporte dé cumplimiento
a lo señalado en los artículos 209 de la Constitución
Política de Colombia; 44 del Decreto 101 de 2000;
14 del Decreto 1016 de 2000; 3.o, 4.o y 10 del
Decreto 2741 de 2001; y 50 y 51 de la Ley 336
de 1996. Manifiesta que hace 10 meses pidió a la
56
ap
instancia, indicó que el deber jurídico que se solicite
cumplir debe ser imperativo, inobjetable, preciso
y exigible a la autoridad contra la cual se ejerce
la acción de cumplimiento. Los artículos que el
accionante solicita hacer cumplir se refieren a las
funciones de la Superintendencia de Puertos y
Transporte y su delegada de Tránsito y Transporte
Terrestre Automotor, las cuales, según las pruebas
aportadas al expediente, se han cumplido por la
accionada, pese a que a la fecha no haya dictado
decisión sobre si sanciona o no Cootralanosa.
• La decisión fue impugnada por el demandante
dentro del término legal. ¿En qué sentido resolvería
usted la impugnación?
• Como juez de cumplimiento, para adoptar su
decisión, analice la legitimación por pasiva, las
cuestiones de procedencia de la acción; defina el o
los problemas jurídicos y adopte su decisión. Discuta
el contenido de su fallo con sus compañeros.
57
Autoevaluación
• La señora María García instauró acción de
cumplimiento en contra del Ministerio de
Ambiente y Desarrollo Sostenible y la Autoridad
Nacional de Licencias Ambientales, con el fin de
que estas entidades cumplan con lo dispuesto en la
Resolución 1457 de 2010, “Por la cual se establecen
los sistemas de recolección selectiva y gestión ambiental
de llantas usadas y se adoptan otras disposiciones”.
Según la demandante, a la fecha, las autoridades
no han implementado controles “…sobre los
sujetos obligados en la resolución para verificar si están
cumpliendo con la referida norma y se sigue viendo la
mala disposición final de las llantas en Colombia”. En
ae
consecuencia, “las llantas usadas mal dispuestas en
parques públicos, andenes, caminos, carreteras, ecosistemas
estratégicos, fuentes hídricas son foco de criadero de
plagas, como mosquitos transmisores de enfermedades
infectocontagiosas, como el dengue, chikunguña y zika,
además de roedores y serpientes”. También indicó que
los programas “posconsumo de llantas en el resto del
país son casi inexistentes o desconocidos”, por lo que
mediante escrito de hace ocho semanas les solicitó
a estas dos entidades que dieran cumplimiento a
lo dispuesto en la Resolución 1457 de 2010. En
respuesta a esta petición, hace seis semanas, la
cartera ministerial demandada informó que “…
había regulado la materia con la Resolución 1547 de
2010 por medio de la creación de una Mesa Nacional de
Llantas Usadas. Como resultado de esto, se había logrado
que el Invías incorporara en los pliegos de condiciones
para la construcción de carreteras la implementación
de mezclas asfálticas con grano de caucho y que
estaba trabajando en la modificación de la resolución,
configurándose así la contumacia en su actuar”.
58
ae
establecido en la Resolución 1457 de 2010 por
falta de resultados eficaces de la gestión pública. La
decisión fue impugnada bajo el argumento de que
la acción de cumplimiento está diseñada para hacer
cumplir obligaciones concretas y no para evaluar los
indicadores de gestión de una entidad.
• ¿En qué sentido resolvería usted la impugnación?
• Como juez de cumplimiento, para adoptar su
decisión, analice el ámbito de protección de la acción
y las cuestiones de procedencia de la acción; defina
el o los problemas jurídicos y adopte su decisión.
Jurisprudencia
Corte Constitucional
j
• Corte Constitucional, Sentencia C-069 de 1995,
M. P.: Hernando Herrera Vergara. Disponible
en http://www.corteconstitucional.gov.co/
relatoria/1995/C-069-95.htm.
• Corte Constitucional, Sentencia C‑157 de
1998, MM. PP.: Antonio Barrera Carbonell
y Hernando Herrera Vergara. Disponible en
http://www.cor teconstitucional.gov.co/
relatoria/1998/c-157-98.htm.
59
j
• Corte Constitucional, Sentencia C-893 de 1999,
M. P.: Alejandro Martínez Caballero. Disponible
en http://www.corteconstitucional.gov.co/
relatoria/1999/c-893-99.htm.
• Corte Constitucional, Sentencia C‑492 de
2000, M. P.: Alejandro Martínez Caballero.
Disponible en http://corteconstitucional.gov.co/
relatoria/2000/C-492-00.htm.
• Corte Constitucional, Sentencia C-638 de
2000, M. P.: Vladimiro Naranjo Mesa. Disponible
en http://www.corteconstitucional.gov.co/
relatoria/2000/C-638-00.htm.
• Corte Constitucional, Sentencia C-1511 de
2000, M. P.: José Gregorio Hernández Galindo.
Disponible en http://www.corteconstitucional.gov.
co/relatoria/2000/C-1511-00.htm.
• Corte Constitucional, Sentencia C-010 de
2001, M. P.: Fabio Morón Díaz. Disponible
en http://www.corteconstitucional.gov.co/
relatoria/2001/C-010-01.htm.
60
j
• Corte Constitucional, Sentencia C-569 de
2004, M. P.: Rodrigo Uprimny Yepes. Disponible
en http://www.cor teconstitucional.gov.co/
relatoria/2004/c-569-04.htm.
• Corte Constitucional, Sentencia T-1064 de
2007, M. P.: Rodrigo Escobar Gil. Disponible
en http://www.cor teconstitucional.gov.co/
relatoria/2007/T-1064-07.htm.
• Corte Constitucional, Sentencia T-945 de 2009,
M. P.: Mauricio González Cuervo. Disponible
en http://www.cor teconstitucional.gov.co/
relatoria/2009/T-945-09.htm.
• Corte Constitucional, Sentencia C-542 de
2010, M. P.: Jorge Iván Palacio Palacio. Disponible
en http://www.cor teconstitucional.gov.co/
RELATORIA/2010/C-542-10.htm.
• Corte Constitucional, Sentencia C-122 de
2011, M. P.: Juan Carlos Henao Pérez. Disponible
en http://www.cor teconstitucional.gov.co/
relatoria/2011/c-122-11.htm.
61
j •
Consejo de Estado
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección Tercera, Providencia del
1º de enero de 1999, Exp. 110-CE-SEC3-EXP1999-
NACU579, C. P.: Juan de Dios Montes Hernández.
• Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección Segunda, Sentencia
ACU-615 del 10 de marzo de 1999, C. P.: Flavio
Rodríguez Arce.
• Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección Quinta, Sentencia del 13
de noviembre de 2003, Rad. 25000-23-27-000-
2003-1877-01 (ACU), C. P.: Darío Quiñones Pinilla.
• Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección Quinta, Sentencia del 20
de noviembre de 2003, Rad. 25000-23-15-000-
2003-1957-01(ACU), C. P.: Darío Quiñones Pinilla.
62
j
Administrativo, Sección Quinta, Sentencia del 20
de octubre de 2011, Rad. 15001-23-31-000-2011-
00312-01 (ACU), C. P.: Mauricio Torres Cuervo.
• Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección Quinta, providencia del
20 de octubre de 2011, Rad. 2011-01063, C. P.:
Mauricio Torres Cuervo.
• Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección Quinta, Sentencia del 17
de julio de 2014, Rad. 25000-23-41-000-2013-
02833-01(ACU), C. P.: Alberto Yepes Barreiro.
• Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección Quinta, Sentencia del 14
de agosto de 2014, Rad. 13001-23-33-000-2013-
00794-01(ACU), C. P.: Lucy Jeannette Bermúdez.
• Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección Quinta, Sentencia del 26
de febrero de 2015, Rad. 17001-23-33-000-2014-
00219-01 (ACU), C. P.: Susana Buitrago Valencia.
63
j
02309-01, C. P.: Lucy Jeannette Bermúdez.
Normatividad
• Ley 393 de 1997, “Por la cual se desarrolla el artículo
87 de la Constitución Política”, Diario Oficial 43.096,
30 de julio de 1997.
• Ley 1437 de 2011, “Por la cual se expide el Código
de Procedimiento Administrativo y de lo Contencioso
Administrativo”. Diario Oficial 47.956, 18 de enero
de 2011.
• Ley 1564 de 2012, “Por medio de la cual se expide el
Código General del Proceso y se dictan otras disposiciones”,
Diario Oficial 48.489, 12 de julio de 2012.
64
og
Objetivo general
• Describir y explicar las características centrales
de la acción popular y el procedimiento judicial
correspondiente a partir de una aproximación al
concepto de derechos e intereses colectivos.
Objetivo específico
• Recordar las distintas aproximaciones jurispruden-
oe
ciales al concepto de derechos e intereses colectivos
objeto de protección de las acciones populares.
• Mostrar cada una de las etapas del proceso de las
acciones populares de conformidad con la Ley 472
de 1998.
• Presentar algunas discusiones de relevancia
constitucional acerca de su naturaleza, contenido y
alcance.
2.1 Introducción
65
66
67
Así, en el capítulo 3.o del libro segundo establece lo relacionado con los
derechos colectivos y del ambiente, y en los artículos 78 a 82 y 88 prevé mandatos
específicos de gran interés44 como primer acercamiento a estos bienes.
- El título del capítulo, Derechos colectivos y del ambiente, parece evocar la
importancia de este último interés o derecho, como caso paradigmático de los
bienes objeto de protección.
- El artículo 78 superior confiere al legislador la facultar de establecer una
regulación para el control de calidad de los bienes y servicios ofrecidos y prestados
a la comunidad, así como de la información que se suministre al público; define
una cláusula de responsabilidad en cabeza de productores y comercializadores;
y promueve la participación de las organizaciones de consumidores. En otros
términos, define el marco general de los derechos de los consumidores.
- El artículo 79 constitucional se refiere al derecho al ambiente sano y a la
participación comunitaria en las decisiones que puedan afectarlo; hace referencia a
la obligación estatal de proteger la diversidad e integridad ambiental, conservar las
áreas de importancia ecológica y fomentar la educación en esa dirección. El artículo
80 prevé la obligación estatal de planificar el aprovechamiento de los recursos
naturales en el marco de un desarrollo sostenible; también ordena la adopción de
medidas de control al deterioro ambiental, incluso a través de sanciones legales,
así como el deber de reparación por los daños a este conjunto de bienes.
- El artículo 81 establece un conjunto de prohibiciones en torno a la posesión,
desarrollo y uso de armas químicas, biológicas y nucleares; a la introducción de
residuos nucleares y desechos tóxicos al territorio nacional, y ordena regular el
ingreso y salida de recursos genéticos.
- El artículo 82 se refiere a la protección del espacio público y la prioridad
del uso colectivo.
En ese contexto, una primera aproximación a la materia, desde el punto
de vista de las normas constitucionales, indica que los ejemplos definidos por el
legislador incluyen el ambiente, los derechos de los consumidores, la protección
del espacio público y un manejo restrictivo de armas y residuos tóxicos.
68
45 El artículo 4.o de la Ley 472 de 1998 señala: “Son derechos e intereses colectivos, entre otros,
los relacionados con
a) El goce de un ambiente sano, de conformidad con lo establecido en la Constitución, la ley y
las disposiciones reglamentarias;
b) La moralidad administrativa;
c) La existencia del equilibrio ecológico y el manejo y aprovechamiento racional de los recursos
naturales para garantizar su desarrollo sostenible, su conservación, restauración o sustitución. La
conservación de las especies animales y vegetales, la protección de áreas de especial importancia
ecológica, de los ecosistemas situados en las zonas fronterizas, así como los demás intereses de
la comunidad relacionados con la preservación y restauración del medio ambiente;
d) El goce del espacio público y la utilización y defensa de los bienes de uso público;
e) La defensa del patrimonio público;
f) La defensa del patrimonio cultural de la Nación;
g) La seguridad y salubridad públicas;
h) El acceso a una infraestructura de servicios que garantice la salubridad pública;
i) La libre competencia económica;
j) El acceso a los servicios públicos y a que su prestación sea eficiente y oportuna;
k) La prohibición de la fabricación, importación, posesión, uso de armas químicas, biológicas y
nucleares, así como la introducción al territorio nacional de residuos nucleares o tóxicos;
l) El derecho a la seguridad y prevención de desastres previsibles técnicamente;
m) La realización de las construcciones, edificaciones y desarrollos urbanos respetando las
disposiciones jurídicas, de manera ordenada, y dando prevalencia al beneficio de la calidad de
vida de los habitantes;
n) Los derechos de los consumidores y usuarios.
Igualmente, son derechos e intereses colectivos los definidos como tales en la Constitución, las
leyes ordinarias y los tratados de derecho internacional celebrados por Colombia”.
69
70
47 La conocida expresión acuñada por Ludwig Wittgenstein en sus Investigaciones filosóficas resulta
especialmente adecuada para hablar de estos derechos, cuya vaguedad ha sido resaltada mediante
el adjetivo que se les suele atribuir como bienes difusos, sobre el que se hablará más adelante.
48 En ocasiones, en lugar de tercera generación se habla de cuarta generación, aspecto que no hace
falta tomar en consideración para los fines del módulo.
49 Ver, entre otras, Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia de 16 de enero de 2001 (AP-
144); Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia de 15 de agosto de 2007 (AP-266-01), entre
muchas otras.
50 Al respecto, afirma Jaime Orlando Santofimio en el texto Acciones populares y medidas cautelares
en defensa de los derechos e intereses colectivos. Un paso en la consolidación del Estado social de
derecho: “El concepto de Estado social de derecho va más allá del incipiente Estado liberal clásico, haciendo
surgir, si se quiere, un nuevo contencioso colectivo en donde el litigio no se funda desde la perspectiva fáctica en
parámetros derivados de intereses individuales o subjetivos; no tiene relación directa con situaciones objetivas
71
72
concebidas con tal propósito y que, por lo mismo, tienen idéntico fundamento
constitucional. Ya corresponde al legislador desarrollar las regulaciones que
confieran a cada uno de tales instrumentos la coherencia que dentro de ese
sistema permita su efectivo ejercicio por todas las personas.
Si bien la mayor parte de estas afirmaciones contribuye a la comprensión de
los derechos colectivos, también es notable su vaguedad. Por decirlo de una manera
figurada, la vaguedad del derecho se transmite a las definiciones. Pero, más allá de
los inevitables márgenes que siempre dejarán abiertos conceptos asociados a los
derechos fundamentales, y que suelen llenarse únicamente con las decisiones de
las altas cortes, que aseguran su operatividad, es preciso eliminar imprecisiones
innecesarias.
Así, la afirmación según la cual los derechos e intereses colectivos hacen
parte de una tercera generación de derechos está inmersa en la tesis genética o
generacional que se ha criticado ampliamente en el módulo concerniente a la
acción de tutela. También en el caso de los derechos colectivos esta tesis es débil.
Es posible, en ese sentido, observar cómo toda narración acerca de los derechos
colectivos y las acciones populares comienza por resaltar que estas ya existían
en el Código Civil, y que a esta normativa llegaron desde el derecho romano,
principalmente, en defensa del espacio público51.
51 Sentencia C-215 de 1999 (M. P.: Martha Victoria Sáchica Moncaleano):
“En el Código Civil colombiano se regulan acciones populares que se agrupan en: a) protección de
bienes de uso público (entre otros, arts. 1005, 1006, 1007, 2358 y 2360), conducentes a preservar
la seguridad de los transeúntes y el interés de la comunidad respecto de obras que amenacen
causar un daño; y b) acción por daño contingente (arts. 2359 y 2360), que puede derivarse de
la comisión de un delito, la imprudencia o negligencia de una persona que pongan en peligro
a personas indeterminadas. || De otro lado, existen acciones populares reguladas por leyes
especiales: a) defensa del consumidor (Decreto Ley 3466 de 1982 –Estatuto del Consumidor–);
b) espacio público y ambiente (Ley 9.ª de 1989 (art. 8.º) –Reforma Urbana–), que remite a la
acción popular establecida en el Código Civil (art. 1005) ‘... para la defensa de la integridad y
condiciones de uso, goce y disfrute visual de dichos bienes mediante la remoción, suspensión o
prevención de las conductas que comprometieren el interés público o la seguridad de los usuarios’;
c) competencia desleal (Ley 45 de 1990), relativa a la intermediación financiera, normas que
en materia de la actividad aseguradora hacen el reenvío a las disposiciones de protección de las
personas perjudicadas con esas prácticas contenidas en el Decreto Ley 3466 de 1982”. La acción
popular fue elevada a rango constitucional a partir de la expedición de la C. P., razón por la cual
la Corte Constitucional en sentencia T-466/03 señaló que “no se trata de mecanismos desconocidos en
el ordenamiento jurídico colombiano, por cuanto ya se encontraban consagrados en varias disposiciones del
Código Civil, tendientes a la protección de los derechos colectivos, así como en la ley de reforma urbana (Ley
9.a de 1989). Con todo, fue el Constituyente de 1991 quien se encargó de elevarlas a rango constitucional”.
73
52 Al respecto, consultar sentencia T-294 de 2014 (M. P.: María Victoria Calle Correa).
53 “En este contexto, la preocupación ambientalista vino a tomarse en serio solo cuando existió el
pleno convencimiento del grave daño que el desarrollo incontrolado y la explotación sin límites
de los recursos naturales han causado al propio ser humano y a su entorno ecológico.Tales daños
se han materializado, entre muchos otros, (i) en niveles peligrosos de contaminación de agua,
aire, tierra y seres vivos, (ii) agotamiento de la capa de ozono, (iii) calentamiento global, (iv)
degradación de hábitats y deforestación, (v) destrucción y agotamiento de recursos insustituibles
y, con ello, (vi) graves deficiencias en el ambiente que resultan nocivas para la salud física, mental
y social del hombre. Declaración de Estocolmo sobre el Medio Ambiente Humano de 1972. Sobre
el tema de los daños ambientales, también se pueden consultar, entre otras, las sentencias C-671
de 2001 (M. P.: Jaime Araújo Rentería), C-750 de 2008 (M. P.: Clara Inés Vargas Hernández) y
C-595 de 2010 (M. P.: Jorge Iván Palacio Palacio)[53]”. Sentencia C-632 de 2011 (M. P.: Gabriel
Eduardo Mendoza Martelo).
74
75
definir individualmente a cada uno de los miembros del grupo afectado. En relación con este
tipo de intereses o derechos, debe destacarse que la titularidad es del colectivo y no de la suma
de cada uno de los derechos individuales. Además, ha de tenerse en cuenta que como el interés
le asiste a todo el grupo, cualquiera de ellos está legitimado para ejercer su derecho de acción
representando a las otras personas igualmente afectadas”.
76
55 Propuesta de la que acá se destacan solo sus dos aspectos más relevantes. En principio, esta se
compone de seis criterios, así: “a) La provisión de cualquier cantidad del bien para un sujeto implica
la provisión de la misma cantidad para un grupo de sujetos. || b) En la provisión del bien no es posible
limitar su consumo a determinados sujetos. || c) En la provisión del bien no es óptimo limitar su consumo
a determinados sujetos. || d) Con relación a c), no resulta óptimo tampoco establecer un precio.|| e) Con
relación a c), no resulta óptimo tampoco establecer un precio. || f) Si el bien se ofrece a uno o varios sujetos,
puede facilitarse gratis a los demás”. El lenguaje de los derechos, p. 116. Estos elementos hacen parte
de una elaboración más amplia en la teoría económica en la que intervienen James M. Buchanon
y Maurice Preston. Obviamente, esta discusión excede los propósitos de este acápite, que se
limita a buscar elementos para una mejor comprensión de los bienes protegidos por las acciones
populares.
77
56 La sentencia dominante en lo que tiene que ver con la procedencia subsidiaria de la acción de
tutela para la protección de intereses colectivos sigue siendo la SU-1116 de 2001. Sin embargo,
esta decisión se dictó en un escenario en el que aún no había avanzado considerablemente la
perspectiva de integralidad. Resulta importante entonces destacar que la acción popular y la
acción de tutela no deben concebirse como incompatibles, prima facie, sino complementarias.
Es posible perseguir la protección de una dimensión individual de un derecho constitucional a
través de la tutela y, a la vez, buscar un remedio más amplio para la faceta colectiva en el ámbito
de la acción popular.
57 M. P.: Rodrigo Escobar Gil, en la que se mencionan, más como dichas al pasar, estas características
de los derechos colectivos: “Sobre los derechos colectivos, ha precisado la Corte que los mismos
se caracterizan por ser derechos de solidaridad, participativos y no excluyentes, de alto espectro
en cuanto no constituyen un sistema cerrado a la evolución social y política, que pertenecen a
todos y cada uno de los individuos y que, como tales, exigen una labor anticipada de protección
y una acción pronta de la justicia, inicialmente dirigida a impedir su afectación y, en su defecto,
a lograr su inmediato restablecimiento, lo cual, precisamente, se logra a través de las llamadas
acciones colectivas, populares y de grupo” C-622 de 2007.
58 Proyecto Código Modelo de Procesos Colectivos para Iberoamérica. “Artículo 1.o Ámbito de aplicación
de la acción colectiva. La acción colectiva será ejercida para hacer valer pretensiones de tutela de
78
79
• Es preventiva, lo que significa que puede ser iniciada aun cuando no se haya
producido un interés o daño en el interés protegido61.
• Tiene los propósitos de “evitar el daño contingente, hacer cesar el peligro, la amenaza,
la vulneración o agravio sobre derechos e intereses colectivos o restituir las cosas a su
estado anterior, de ser posible” (ibidem). Si bien su carácter es restitutorio, cuando
no sea posible recuperar el estado de cosas previo a la situación denunciada,
procede una indemnización62.
• Procede contra autoridades y particulares63 siempre que exista un nexo
causal entre la acción u omisión y la presunta afectación del derecho64 (de
conformidad con la sentencia, este último elemento no es tomado en cuenta
por la Corte Constitucional).
• Se encuentra vinculada al principio de solidaridad consagrado en la C. P., es
decir, “constituye un mecanismo por medio del cual los ciudadanos intervienen en las
decisiones que los afectan para asegurar el cumplimiento de los fines del Estado” 65.
61 Ver sentencia de la Corte Constitucional C-215/99.
62 “Cabe anotar que las acciones populares tienen carácter restitutorio, es decir, buscan, cuando ello fuere
posible, volver las cosas al estado anterior a la violación del derecho, toda vez que su objeto radica en
proteger de manera efectiva el interés colectivo, razón por la cual corresponde al juez determinar si es
posible dicho restablecimiento, porque de no serlo procede una indemnización, teniendo claro que la acción
popular no persigue un beneficio pecuniario”.
Adicionalmente, ha dicho la Corte en la Sentencia T-466/03 que “estas acciones tienen una
estructura especial que la diferencia de los demás procesos litigiosos, en cuanto no son en estricto sentido
una controversia entre partes que defienden intereses subjetivos, sino que se trata de un mecanismo de
protección de los derechos colectivos preexistentes radicados para efectos del reclamo judicial en cabeza de
quien actúa a nombre de la sociedad, pero que igualmente están en cada uno de los miembros que forman
la parte demandante de la acción judicial” (ibídem).
63 Dentro de este marco, vale la pena recordar que son dos los supuestos básicos para que proceda
la acción en comento, como bien lo anotó la Corte Constitucional en la Sentencia T-710/08:
“Supuestos básicos para que proceda la acción popular son: a) que se trate de situaciones actuales que impliquen
un peligro contingente, una amenaza, vulneración o agravio de uno o varios derechos o intereses colectivos,
y b) que esas situaciones se deban a acciones u omisiones de autoridades públicas o de particulares. Ambos
supuestos deben ser demostrados de manera idónea en el proceso respectivo”.
64 “Como supuesto adicional [a los desarrollados por la Corte Constitucional] y de relevancia
legal y jurisprudencial, esta Corporación ha recalcado que además de que se presente a) una
acción u omisión de la parte demandada, b) un daño contingente, peligro, amenaza, vulneración
o agravio de derechos o intereses colectivos; peligro o amenaza que no es en modo alguno la
que proviene de todo riesgo normal de la actividad humana, sino también c) la existencia de la
relación de causalidad entre la acción la omisión, y la señalada afectación de los referidos derechos
e intereses[64]”.
65 Ver sentencia de la Corte Constitucional C-630/11.
80
66 Otra de las características de la acción popular es la relacionada con la autonomía del instrumento judicial.
En efecto, esta Sección ha indicado que “esta acción constitucional es autónoma y principal, no es viable que
se formulen reparos para su ejercicio diferentes a los que corresponden a las reglas procesales propias para su
admisibilidad (artículo 18 ley 472 de 1998); por consiguiente, no resulta viable, ni legítimo, que se haga
pender la admisión de la acción popular de la procedencia o no de otras acciones principales o subsidiarias, por
cuanto la acción popular tiene como objetivo específico y puntual proteger los derechos o intereses colectivos
invocados con la demanda” (ibídem).
67 Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Cuarta, C. P.: Dra. Ligia López
Díaz, Bogotá, D. C., treinta y uno (31) de mayo de dos mil dos (2002), Rad.: 1999 – 9001(AP),
Actor: Contraloría General de la República, demandados: La Nación-Ministerio de Transporte
y la sociedad Dragados y Construcciones de Colombia y del Caribe, S. A., Dragacol, S. A.
68 Corte Constitucional, Sentencia C-377 de 2002 (M. P.: Clara Inés Vargas Hernández).
81
82
2.3.2 Objeto
El objeto de la acción popular está definido en el artículo 2.o de la Ley 472 de
1998, en armonía con el artículo 4.o, que establece un listado inicial de los bienes
protegidos en este escenario.
Artículo 2.o
Acciones populares. Son los medios procesales para la protección de los derechos e
intereses colectivos.
Las acciones populares se ejercen para evitar el daño contingente, hacer cesar el
peligro, la amenaza, la vulneración o agravio sobre los derechos e intereses colectivos,
o restituir las cosas a su estado anterior cuando fuere posible.
70 En cuanto al fondo del asunto, la Corte declaró exequible el artículo 36 de la Ley 472 de 1998,
en virtud del cual la libertad del ejercicio de configuración del legislador puede señalar en qué
casos es o no es procedente el recurso de apelación, sin que esto signifique la vulneración del
principio de la doble instancia ni de los derechos de defensa, de acceso a la justicia o a la igualdad,
porque con tal determinación se persigue una finalidad constitucionalmente admisible como es
la de obtener la pronta y efectiva protección de los derechos e intereses colectivos amparados
con la acciones populares, imprimiéndole celeridad al proceso judicial correspondiente.
71 3. Sentencia del 29 de abril de 2015 emitida por la Sección Tercera - Subsección B del Consejo de
Estado, con ponencia de la Consejera Stella Conto Díaz del Castillo, dentro del Radicado 25307-
33-31-701-201000217-01 (AP), accionante: Sergio Hernando Santos Mosquera y demandados:
Municipio de Ricaurte y otros.
83
bienes de uso público; (e) la defensa del patrimonio público; (f) la defensa del
patrimonio cultural de la nación; (g) la seguridad y salubridad públicas; (h) el acceso
a una infraestructura de servicios que garantice la salubridad pública; (i) la libre
competencia económica; (j) el acceso a los servicios públicos y a que su prestación
sea eficiente y oportuna; (k) la prohibición de la fabricación, importación, posesión,
uso de armas químicas, biológicas y nucleares, así como la introducción nacional de
residuos nucleares o tóxicos; (l) el derecho a la seguridad y prevención de desastres
previsibles técnicamente; (m) la realización de las construcciones, edificaciones y
desarrollos urbanos respetando las disposiciones jurídicas, de manera ordenada,
y dando prevalencia al beneficio de la calidad de vida de los habitantes; y (n) los
derechos de los consumidores y usuarios.
Una de las notas centrales del concepto de intereses y derechos colectivos
previsto en la Constitución y la ley es la ausencia de taxatividad. Esta se percibe,
primero, en la decisión constituyente de conferir al legislador un amplio margen
de configuración para definirlos y, segundo, en la nueva remisión que hace el
legislador al final del artículo citado a las normas constitucionales y el derecho
internacional de los derechos humanos.
Lo mismo ocurre con lo previsto en el parágrafo de esta disposición y el
artículo 7.o ibidem, la aplicación e interpretación de los bienes e intereses colectivos
se hará conforme a las normas vigentes o a las que se expidan para el efecto, la
Constitución y los tratados internacionales vinculantes para el Estado.
Es decir, existe una ampliación normativa por vía de sucesivas remisiones,
al modo del bloque de constitucionalidad, tanto en lo que tiene que ver con la
posibilidad de incorporación de nuevos derechos, como en lo que concierne a su
interpretación.
2.3.3 Principios
Ahora bien, en la sentencia C-215 de 199972 la Corte hizo un análisis detallado
de las características que identifican las acciones populares, posteriormente
complementado en la C-622 de 200773 en estos términos:
“a) Las acciones populares pueden ser promovidas por cualquier
persona. Explicó la Corte que la Constitución de 1991 no distinguió,
84
85
El trámite de las acciones reguladas en esta ley se desarrollará con fundamento en los
principios constitucionales y especialmente en los de prevalencia del derecho sustancial,
publicidad, economía, celeridad y eficacia. Se aplicarán también los principios generales
del Código de Procedimiento Civil, cuando éstos no se contrapongan a la naturaleza de
dichas acciones.
86
(…)
De conformidad con lo previsto en los incisos 2.o y 3.o del citado artículo,
el juez popular debe garantizar el debido proceso, las garantías procesales, el
equilibrio entre las partes y una decisión de mérito, para lo cual, en este último
caso, se le impuso la obligación de ejercer sus facultades oficiosas, adecuando
incluso la petición presentada, so pena de incurrir en falta disciplinaria sancionable
con destitución.
Artículo 15
La jurisdicción de lo Contencioso Administrativo conocerá de los procesos que se
susciten con ocasión del ejercicio de las Acciones Populares originadas en actos,
acciones y omisiones de las entidades públicas y de las personas privadas que
desempeñen funciones administrativas, de conformidad con lo dispuesto en las
disposiciones vigentes sobre la materia.
87
Mediante la Ley 1283 de 22 de enero de 2009, que modificó la Ley estatutaria 270
de 1996, se adicionó el artículo 36A, que previó el mecanismo de revisión eventual en
acciones populares y de grupo, cuya competencia recayó en dicha corporación, en su
condición de tribunal supremo de lo contencioso administrativo.
Pero, además, el Consejo de Estado conservó su condición de tribunal de segunda
instancia con ocasión de la adición efectuada al artículo 132 del anterior Código de
lo Contencioso Administrativo, a través del artículo 57 de la Ley 1395 de 2010, que
previó la competencia de los tribunales administrativos, en primera instancia, de
“14. De las acciones populares y de cumplimiento que se interpongan contra entidades del
nivel nacional”.
Esta competencia se mantuvo tras la expedición del nuevo Código de Procedimiento
Administrativo y de lo Contencioso Administrativo, que en sus artículos 150 y 152
numeral 16 disponen:
“Artículo 150. El Consejo de Estado, en Sala de lo Contencioso Administrativo, conocerá
en segunda instancia de las apelaciones de las sentencias dictadas en primera instancia por
los tribunales administrativos y de las apelaciones de autos susceptibles de este medio de
impugnación...(…).
Artículo 152. Los tribunales administrativos conocerán en primera instancia de los siguientes
asuntos: …
16. De los relativos a la protección de derechos e intereses colectivos, reparación de daños
causados a un grupo y de cumplimiento, contra las autoridades del orden nacional o las
personas privadas que dentro de ese ámbito desempeñen funciones administrativas”.
Por el factor territorial, el inciso 2.o del artículo 16 de la Ley 472 de 1998 dispuso
que la competencia sería del juez del lugar de ocurrencia de los hechos o del domicilio
del demandado, a elección del actor. En caso de que por la ocurrencia de los hechos
la competencia se radicara en varios jueces, conoce a prevención el juez ante quien se
presente la demanda.
88
89
Artículo 12
Titulares de las acciones. Podrán ejercitar las acciones populares:
90
91
Artículo 18
Requisitos de la demanda o petición. Para promover una acción popular se
presentará una demanda o petición con los siguientes requisitos:
a) La indicación del derecho o interés colectivo amenazado o vulnerado;
b) La indicación de los hechos, actos, acciones u omisiones que motivan su
petición;
c) La enunciación de las pretensiones;
d) La indicación de la persona natural o jurídica, o la autoridad pública
presuntamente responsable de la amenaza o del agravio, si fuere posible;
e) Las pruebas que pretenda hacer valer;
f) Las direcciones para notificaciones;
g) Nombre e identificación de quien ejerce la acción.
ADMITE
92
93
94
c) Cuando las partes no consientan en las correcciones que el juez proponga al proyecto
de pacto de cumplimiento.”
Sobre el tema, dice la Corte Constitucional en la sentencia C-215 de 1999:
“En principio, la Corte encuentra que la finalidad del pacto de cumplimiento
encaja dentro del ordenamiento constitucional y, en particular, hace efectivos
los principios de eficacia, economía y celeridad (art. 209, C. P.), los
cuales, como lo ha entendido esta Corporación, son aplicables también a la
administración de justicia.
En efecto, el objetivo que persigue ese pacto es, previa la convocatoria del
juez, que las partes puedan llegar a un acuerdo de voluntades para obtener el
oportuno restablecimiento y reparación de los perjuicios ocasionados a los
derechos e intereses colectivos, dando con ello una terminación anticipada
al proceso y solución de un conflicto y, por ende, un menor desgaste para
el aparato judicial. Además, cabe observar que el acuerdo no solo debe ser
avalado por el juez, en el caso de encontrar que el proyecto de acuerdo no
contiene vicios de ilegalidad, sino que ha de contar con la intervención del
Ministerio Público, cuyo papel es el de proteger los derechos colectivos en
juego, dada su función de “defensor de los intereses colectivos”, en los términos
del numeral 4 del artículo 277 de la Carta Política.
No se trata entonces, como erróneamente lo interpreta el demandante,
de la negociación de la sanción jurídica ni menos aún de que con el citado
mecanismo se esté atentando contra la eficacia de la acción popular.
Por el contrario, ese acuerdo contribuye a obtener la pronta reparación
de los perjuicios ocasionados por la vía de la concertación, reduciendo
los términos del proceso y, en consecuencia, de la decisión que debe
adoptar el juez, todo ello en desarrollo de los principios constitucionales
ya enunciados. De igual forma, mediante el compromiso que suscriben
las partes y que se consigna en el proyecto de pacto, se busca prever
oportunamente la violación de los intereses colectivos y, por consiguiente,
su efectiva protección y reparación.
Otro argumento que desvirtúa la interpretación del mencionado pacto
como un medio para negociar la sanción jurídica se refiere al hecho de que la
conciliación versa sobre algo que se encuentra pendiente de determinación,
pues en el momento de intentarse el pacto de cumplimiento, aún no se ha
95
96
74 En sentido crítico, vale la pena confrontar la posición de Jaime Orlando Santofimio en Acciones
populares y medidas cautelares en defensa de los derechos e intereses colectivos. Universidad Externado
de Colombia. Bogotá, 2010. “Jurídicamente, y no obstante la doctrina mayoritaria en sentido
contrario, no podemos admitir que se trate de una simple conciliación en cuanto los derechos e
intereses de esta naturaleza no son negociables o conciliables, careciendo por completo los sujetos
procesales conciliables de cualquier posibilidad de transacción en torno a ellos. Lo que busca la
ley es básicamente acudir a un sistema oportuno y adecuado de solución anticipada del litigio
cuando resulta evidente que los intereses generales pueden estar en peligro o se encuentran en
situación de desconocimiento o violación con la acción u omisión de los diferentes actores y que
ante esta evidencia admitida por las partes se llegue a la formulación de alternativas viables para
confrontar la crisis de aquellos o prevenir las continencias (sic) nocivas de manera negociada
y consensual. El pacto no puede ser contrario al orden jurídico y no puede constituirse en un
mecanismo para continuar violando el derecho interés general” (cita, a su vez, la Sentencia AP-
100, de 24 de agosto de 2000).
97
ordenar su práctica con cargo al Fondo para la Defensa de los Derechos e Intereses
Colectivos.
En cuanto a las reglas concretas aplicables a este periodo probatorio, al tenor
del artículo 28, superada la audiencia para alcanzar un pacto de cumplimiento sin
haber llegado a un acuerdo, el juez decretará las pruebas conducentes, pertinentes
y eficaces solicitadas por las partes, y aquellas a las que considere que haya lugar,
en virtud de sus facultades oficiosas. El juez señalará, además, las condiciones
temporales de su práctica, debiendo estar él a su cargo, salvo que se requiera
comisión. El término de esta etapa es de 20 días, prorrogable por un lapso igual
si la complejidad del proceso así lo exige.
En los incisos 2.o y 3.o ídem, el legislador se refirió a la posibilidad de solicitar,
como prueba, estadísticas provenientes de fuentes con credibilidad, así como
conceptos, a título de peritos, y documentos a empleados públicos. Frente a
particulares, consideró la posibilidad de requerir certificaciones, informaciones,
exámenes o conceptos debiendo respetarse, en uno y otro caso, el término previsto
en la respectiva decisión judicial.
Artículo 32
Prueba pericial. En el auto en que se decrete el peritazgo se fijará la fecha de entrega
del informe al juzgado y a partir de esta fecha estará a disposición de las partes durante
cinco (5) días hábiles. El informe del perito deberá rendirse en original y tres copias.
Los informes técnicos se valorarán en conjunto con el acervo probatorio existente, con‐
forme a las reglas de la sana crítica y podrán tenerse como suficientes para verificar los
hechos a los cuales se refieren.
98
Artículo 32
Parágrafo 1.o Los impedimentos deberán manifestarse en los tres (3) días siguientes
al conocimiento del nombramiento. La omisión en esta materia hará incurrir al perito
en las sanciones que determina esta ley.
Parágrafo 2.o El juez podrá imponer al perito, cuando se violen estas disposiciones, las
siguientes sanciones:
“(…)
Los servidores públicos que fuesen nombrados peritos deberán dedicarse de manera
prioritaria a su función de colaboración con la administración de justicia.
99
2.4.4 Sentencia
Finalizada la etapa probatoria, de conformidad con lo dispuesto en los artículos
33 y 34 de la Ley 472 de 1998, se presentará el siguiente escenario:
Actuaciones permitidas,
sin que implique interrupción
de términos o modificación del
1. Indicente de recusación
2. Expedición de copias,
desgloses o certificados
100
101
75 Consejo de Estado. Sala de lo Contencioso Administrativo. Sección Tercera. C. P.: Enrique Gil
Botero. Bogotá, D. C., dos (2) de septiembre de dos mil nueve (2009). Número de radicación:
25000-23-25-0002004-02418-01 (AP).
102
103
2.4.7 Coadyuvancia
Según lo estipulado en el artículo 24 de la Ley 472 de 1998, cualquier persona
natural o jurídica puede intervenir en tal condición hasta antes de que se profiera el
fallo de primera instancia, y tendrá efectos a partir de la actuación futura. Agregó
la referida disposición:
76 El autor cita las Sentencias T-558 de 2003 (M. P.: Clara Inés Vargas Hernández) de la Corte
Constitucional y C-523 de 2009 de la Corte Constitucional, que hablan sobre medidas
cautelares, de forma general (no específicamente en el escenario de la acción popular). Tienen,
principalmente, un interés doctrinario.
77 Sobre el amparo de pobreza en la acción popular, ver sentencia de 29 de septiembre de 2005,
Sección Primera, C. P.: Camilo Arciniegas Andrade. Radicación 13001-23-31-000-2005-
0006301(AP).
104
Contra autos
proferidos
dentro del trámite, salvo
Reposición disposición expresa que
regule algo diferente. Se
siguen reglas generales
Recursos de procedimiento.
Término para
resolverlo: 20 días a
Sentencia
Apelación partir de que se radique Sentencia
En lo no regulado
en la Secretaría del de segunda
se siguen
tribunal respectivo. instancia
normas generales
de procedimiento.
Artículo 38
Costas. El juez aplicará las normas de procedimiento civil relativas a las costas. Solo
podrá condenar al demandante a sufragar los honorarios, gastos y costos ocasionados
al demandado cuando la acción presentada sea temeraria o de mala fe. En caso de mala
fe de cualquiera de las partes, el juez podrá imponer una multa hasta de veinte (20)
salarios mínimos mensuales, los cuales serán destinados al Fondo para la Defensa de
los Derechos e Intereses Colectivos, sin perjuicio de las demás acciones a que haya
lugar.
105
Artículo 42
Garantía. La parte vencida en el juicio deberá otorgar una garantía bancaria o
póliza de seguros por el monto que el juez determine, la que se hará efectiva en caso
de incumplimiento a lo dispuesto por la sentencia. Si el demandado presta la garantía
a satisfacción, no habrá lugar al embargo o se levantará el que hubiese sido proferido.
106
107
108
80 La Corte también consideró que el legislador no violó la reserva de ley estatutaria al expedir esa
regulación, porque el objeto de la Ley 1425 de 2010 no recae sobre un elemento estructural ni
sobre los principios básicos de la acción popular; (ii) no se refiere a los contenidos esenciales del
derecho a interponer este recurso judicial; (iii) tampoco regula aspectos inherentes al ejercicio
del derecho; y (iv) no se ocupa de manera integral de la acción popular en sí misma considerada.
109
110
Agregó que la norma cuestionada es “una medida legítima del órgano legislativo
que busca armonizar la regulación legal de los distintos medios de control judicial de la
Administración al establecer que en este tipo de acciones no es procedente anular contratos
o actos de la Administración, en tanto que para ello están las acciones contencioso-
administrativas correspondientes”; consideró que esta respeta el derecho fundamental
al debido proceso y el acceso a la administración de justicia de quienes pudieran
verse afectados por la nulidad de un acto o un contrato estatal83; aclaró que si bien
la norma prohíbe al juez anular el acto o contrato de la Administración, lo faculta
para que adopte las medidas necesarias para que cese la amenaza o vulneración
de los derechos colectivos, e indicó que la acción popular no es un mecanismo
previsto por el legislador para que el juez competente anule un acto administrativo
o un contrato, finalidad que puede obtenerse por otros medios.
En una sentencia muy relevante, el Consejo de Estado (Sección Tercera) decidió
apartarse de lo expresado por la Corte. Se trata del caso de experimentación
científica con animales, en el que se perseguía la protección de los monos Aotus
vociferans, empleados por el grupo de Manuel Elkin Patarroyo con el fin del
desarrollo de la vacuna contra la malaria. Este tema de fondo se tratará más
adelante; sin embargo, conviene recordar algunos apartes de la sentencia.
Segundo momento. Sentencia del 26 de noviembre de 2013 proferida
por la Sección Tercera - Subsección C del Consejo de Estado, con ponencia del
consejero Enrique Gil Botero dentro del Radicado 25000-23-24-000-2011-00227-
01 (AP), accionantes: Ángela María Maldonado Rodríguez y otros, demandados:
Nación - Ministerio del Medio Ambiente, Fundación Instituto de Inmunología de
Colombia y otros.
En este asunto, los accionantes incoaron acción popular con el objeto de
obtener la protección de los derechos colectivos a la moralidad administrativa,
la existencia del equilibrio ecológico y el manejo y aprovechamiento racional
de los recursos naturales, y la seguridad y salubridad públicas ante el presunto
desconocimiento de las autoridades demandadas de los principios, normas y deberes
de proteger la diversidad e integridad del ambiente. En síntesis, esgrimieron que
83 Al respecto, la Corte señaló que “el beneficio derivado de la adopción de las decisiones relativas a la
nulidad de los contratos y los actos administrativos en las acciones populares equivale al reconocimiento y
respeto por las reglas del proceso establecido en la ley para adoptar decisiones respecto a la validez de los actos
y contratos de la Administración en juicios específicos, ya que a través de esta acción se reclama la protección
de derechos que pueden ser desconocidos sin que su titular sea convocado al proceso previsto por la ley para
la adopción de tales decisiones”.
111
84 Al respecto, afirmó que la Corte Constitucional ha reiterado que los efectos de las acciones
populares pueden ser preventivos, suspensivos o restitutorios.
112
113
114
115
116
pongan fin a un proceso, proferidas por los tribunales administrativos, para unificar la
jurisprudencia, y de que no impide la interposición de la acción de tutela”. Para finalizar,
la Corte consideró inconstitucional la expresión “el Consejo de Estado también
podrá actuar como corte de casación administrativa” del parágrafo 2.o del artículo 11
del proyecto. Reiteró que el Consejo de Estado no puede actuar como corte de
casación ya que constitucionalmente no le fue asignada dicha función, sino la de
actuar como “tribunal supremo de lo contencioso administrativo”86.
86 Por otro lado, la Corte consideró que las expresiones “de la Sala Plena de lo Contencioso Administrativo
o” y “o Subsecciones, con sujeción a los criterios que establezca el reglamento de la Corporación”, contenidas
en el inciso primero del artículo 11 del proyecto, son inconstitucionales debido a que la regulación
no resulta coherente con la distribución funcional de competencias prevista en el inciso 2.º del
artículo 236 de la C. P. Añadió que ni en la ley estatuaria de administración de justicia ni en el
reglamento del Consejo de Estado se ha atribuido directamente a la Sala Plena de lo Contencioso
Administrativo o a las subsecciones de esa corporación la competencia para conocer de las acciones
populares y de grupo. Esa competencia ha sido radicada en las secciones, concretamente en la
Primera y Tercera, según lo previsto en el artículo 13 del reglamento del Consejo de Estado.
117
Actividades pedagógicas
Un grupo de investigadores que trabajan en la cura
de una enfermedad que afecta de manera intensa
el bienestar de menores de 12 años encuentra la
posibilidad de efectuar avances significativos si se
logra probar la efectividad de un tratamiento en
un grupo de primates que habitan la Amazonía
colombiana, dadas sus similitudes genéticas con
los seres vivos humanos. Obtenidos los permisos
respectivos por parte de las autoridades ambientales
y sanitarias del Estado, el grupo de investigación
inicia sus prácticas, teniendo en cuenta los siguientes
requerimientos: (i) identificar el grupo de individuos
primates que se verían afectados por las pruebas y
evitar en su práctica el sufrimiento innecesario
ap
de los animales no humanos; y (ii) promover la
conservación sostenible de la especie de primates
afectada.
Tras un año de intervención por parte del grupo de
científicos, una organización ‘animalista’ encuentra
que la investigación ha generado un fenómeno de
desplazamiento de los primates hacia una zona donde
habita una comunidad indígena no contactada, con las
siguientes consecuencias: (i) el uso por parte de los
científicos de encerramientos sobre los primates que
ocasionalmente se acercan a la zona de investigación;
(ii) la imposibilidad de controlar si algunos de los
sujetos que estaban siendo objeto del experimento, y
que se encontraban en su estado natural de libertad,
migraron a la zona de la comunidad no contactada; y
(iii) la falta de control por parte de los científicos de
la existencia de una población de primates sana que
evite su desaparición, pues no es posible su acceso a
la comunidad indígena no contactada para efectuar
los seguimientos. Por lo tanto, la organización
118
ap
acerca de (i) la existencia y denominación de los
derechos involucrados en el problema jurídico; (ii)
su titularidad, especialmente la de derechos por
animales (distintos a los seres humanos); (iii) la
legitimación para actuar.
• Con independencia de las conclusiones a las que
haya llegado el grupo en torno a la legitimación
y procedencia de la acción (discusiones que se
presentan en los altos tribunales actualmente),
suponga que su grupo de trabajo es un juez colegiado
que decide asumir el fondo del asunto y conceder la
protección invocada. Diseñe la parte resolutiva de
la sentencia y explique el sentido y fundamento de
cada orden (se permiten salvamentos y aclaraciones
de voto).
Autoevaluación
El grupo indígena Tolozán, ubicado en la capital de un
departamento del norte del país, junto con el equipo
ae
de fútbol Pasión Caribe y un grupo de cien familias
que habitan en el lugar, presentan acción de tutela y
acción popular de forma simultánea, actuando como
un grupo definido por compartir un interés jurídico
relevante, para solicitar el cierre del relleno sanitario
Munilimpio, ubicado en las cercanías del lugar.
Concretamente, el lugar para el depósito de residuos
sólidos se encuentra a 1,5 kilómetros del cabildo
119
ap
un escenario de diversidad biológica donde residían
muchas especies animales, principalmente aves de
distinto tipo, y algunos en vía de extinción, como la
guartinaja, un pequeño roedor de la región, similar
al chigüiro, pero de menor tamaño.
Las autoridades accionadas afirman que el relleno
sanitario opera adecuadamente, dentro de los
parámetros establecidos por la ley, y que la
comunidad indígena, Pasión Caribe y los pobladores
no se encuentran en el área de influencia del
proyecto. Añaden que este relleno atiende las
necesidades de cerca de treinta municipios y que
después de analizar todas las alternativas, es el
único lugar de la zona donde puede depositarse
la basura, pues el siguiente relleno (en términos
geográficos) se encuentra a 250 kilómetros del que
es cuestionado, y el transporte implicaría costos
desproporcionados, que afectarían precisamente a
los accionantes, dado que implicaría un aumento
120
ap
• Como juez popular, analice la legitimación por
activa, la procedencia de la acción; defina el
problema jurídico y establezca si es necesario generar
un pronunciamiento extra petita y hasta dónde podría
extenderse.
• En un grupo de trabajo de dos a tres personas,
discuta las implicaciones de la concurrencia de la
acción popular con la tutela; de la concurrencia de
tres actores que afirman tener los mismos intereses,
pero que poseen características muy diversas. Si
desea negar la acción, explique las razones frente a
cada uno de los tutelantes y en relación con todos los
problemas jurídicos, procedimentales y de fondo que
haya identificado el grupo. Finalmente, suponga que
concede (como juez popular, no como juez de tutela)
y diseñe un remedio judicial adecuado, con términos,
responsables y alcance preciso de cada orden.
121
Bibliografía
b
Universidad Externado de Colombia. Bogotá.
Normatividad
122
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bre de 2014, 11001-03-15-000-2014-00723-00, C. P.:
Carmen Teresa Ortiz Rodríguez.
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrati-
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abril de 2015, 25307-33-31-701-2010-00217-01(AP),
C. P.: Stella Conto Díaz del Castillo.
126
Objetivo general
og
• Identificar el ámbito de protección y la dimensión
reparadora de la «acción de grupo» como mecanismo
judicial que permite que un conjunto de personas,
de forma colectiva y como consecuencia de un daño
común, pueda presentar sus reclamaciones ante las
autoridades por los perjuicios sufridos.
Objetivos específicos
• Reconocer las diferentes etapas procesales que
componen el trámite de la acción de grupo de
conformidad con los principios que orientan su
oe
trámite.
• Precisar diferencias que existen entre ésta y las demás
acciones constitucionales.
• Dimensionar el margen de posibilidades que tiene la
autoridad judicial en el momento de pronunciarse
frente a esta acción para asegurar que la orden sea
cumplida por la autoridad pública o el particular
obligado.
127
3.1 Introducción
87 Diario Oficial 33.559, de 3 de diciembre de 1982. “Por el cual se dictan normas relativas a la idoneidad,
la calidad, las garantías, las marcas, las leyendas, las propagandas y la fijación pública de precios de bienes y
servicios, la responsabilidad de sus productores, expendedores y proveedores, y se dictan otras disposiciones”
128
129
91 Diario Oficial 40.816 del 1.o de abril de 1993, “Por el cual se expide el Estatuto Orgánico del Mercado
Público de Valores”. Declarado inexequible por la Corte Constitucional en la Sentencia C-397 de
1995 (M. P.: José Gregorio Hernández Galindo).
92 Diario Oficial 42.692 del 18 de enero de 1996, “Por la cual se dictan normas sobre competencia desleal”.
93 Durante estos años se presentaron varios proyectos de ley, entre los que se encuentran el 008 de
1993 Cámara, 020 de 1993 Cámara, 005 de 1995, 024 de 1995 y 984 de 1995. Estos tres últimos
serían acumulados y tramitados bajo el proyecto de ley 10 de 1996 Senado, cuyo trámite concluiría
finalmente con la expedición de la Ley 472 de 1998. Para una reconstrucción de las dificultades
que se presentaron durante el trámite de esta ley, ver Camargo, Pedro Pablo (2009), Las acciones
populares y de grupo: Guía práctica de la Ley 472 de 1998, 6.a ed., Editorial Leyer, Colombia.
94 M. P.: Álvaro Tafur Galvis. Con esta sentencia se superan las discusiones que se generaron en
relación con el alcance de la acción de grupo generadas, por un lado, por los debates que se
presentaron en el trámite legislativo de la Ley 472 de 1998 y los proyectos de ley anteriores sobre
130
131
96 Esta posición es contraria al criterio defendido por algunos autores, como Bermúdez Muñoz,
Martín (2007), “La acción de grupo: normativa y aplicación en Colombia”, ed. Universidad del Rosario,
Bogotá. pp. 137.
97 En este sentido se pronunció el Consejo de Estado al explicar que limitar el alcance de la acción
“desconoce el diseño constitucional de la acción, restringe desproporcionadamente el acceso a la justicia e
impide el cumplimiento de los fines que identifican esta acción, como son los de proteger grupos de especial
relevancia social, reparar daños de gran entidad e inhibir comportamientos que puedan provocar hechos
dañinos de grandes repercusiones” (subraya fuera del original). Cfr. Consejo de Estado, Sala de lo
Contencioso Administrativo, Sección Tercera, sentencia de 26 de enero de 2006, Rad. 25000-
23-26-0002001-00213-01(AG), C. P.: Ruth Stella Correa.
132
La Sala estima que le asiste razón al Consejo de Estado en que los cargos
que formula el demandante parten de una interpretación errada del inciso
segundo del artículo 145 de la Ley 1437, pues este no restringe la posibilidad
de que en el marco de la acción de grupo se declare la nulidad de actos
administrativos de carácter general cuando son el origen del daño causado a
un número plural de personas; por este motivo la Corte se inhibirá de emitir
un pronunciamiento de fondo.
Luego de analizar el contenido de la disposición desde diferentes perspectivas
hermenéuticas, la Corte concluyó:
En este orden de ideas, no es cierto que el inciso segundo del artículo 145
de la Ley 1437 limite la posibilidad de (i) declarar que la causa de un daño
soportado por un número plural de personas es un acto administrativo de
carácter general, y (ii) declarar la nulidad de este tipo de actos como una
medida de reparación cuando sea necesario. Así las cosas, la Sala concluye que
los cargos que formula el demandante recaen sobre una norma inexistente, es
decir, sobre una interpretación que no es posible adscribir al inciso segundo del
artículo 145 de la Ley 1437, y en particular a la frase “de carácter particular”.
Con base en lo anterior, y en su propio concepto, el Consejo de Estado en
pronunciamientos posteriores ha insistido en esta regla, así:
En ese orden de ideas, la Ley 1437 de 2011 estableció la posibilidad de
solicitar en acciones de grupo la nulidad de cualquier acto administrativo,
agotando previamente el recurso administrativo obligatorio cuando se trate
de un acto de carácter particular. Se precisa por demás que con esta inclusión
normativa, de ninguna manera se modificó la naturaleza exclusivamente
indemnizatoria de la acción de grupo, por lo cual los pronunciamientos
referidos a ese punto y que hayan sido previos a la promulgación del CPACA
tendrán plena validez98.
133
uniformes respecto de una misma causa que originó perjuicios individuales para dichas
personas”. Y más adelante indica: “El grupo estará integrado al menos por veinte (20)
personas”. Esta última expresión fue demandada bajo el argumento de que al
establecer un mínimo de 20 personas para interponer la acción se configuraba
una limitación al acceso a la administración de justicia y se restringía el alcance
previsto por el constituyente para la acción de grupo. La Corte Constitucional,
en la Sentencia C-116 de 200899, indicó que esta última expresión era exequible,
siempre y cuando se entendiera que para activar la legitimación activa en las
acciones de grupo no se requiere, necesariamente, conformar un grupo de 20
personas para que instauren la demanda, pues es suficiente que un miembro del
grupo lo haga con la condición de que indique en ella los criterios que permitan
al juez la identificación del grupo afectado. De esta manera, de conformidad con
la Corte:
“(...) No es entonces necesario que el apoderado que presenta la demanda cuente con
el poder de por lo menos veinte de las personas afectadas con el daño colectivo; es
posible ejercer la acción con el poder de una sola de las víctimas, siempre y cuando se
determine la existencia de un grupo de afectados superior a veinte, pues es claro que,
en ese entendido, se están formulando pretensiones para la totalidad del grupo y no
solo para las víctimas que efectivamente le otorgan poder”.
Por otra parte, durante los primeros años de vigencia de la Ley 472 de
1998 se presentó una discusión muy fuerte en el Consejo de Estado en relación
con la interpretación del enunciado contenido en esta norma que decía: “Las
condiciones uniformes deben tener también lugar respecto de los elementos que configuran la
responsabilidad”. En términos generales, las secciones Primera y Segunda afirmaban
que para que la acción de grupo procediera, únicamente era necesario señalar las
condiciones uniformes del grupo respecto de las circunstancias que generaron el
daño. Sin embargo, las secciones Tercera, Cuarta y Quinta indicaban que la acción
de grupo era procedente solo si el grupo propiamente dicho o las condiciones
comunes que le daban entidad preexistían a la ocurrencia del daño100. Esta última
134
101 Acuerdo 55 de 2003, “Por medio del cual se modifica el reglamento del Consejo de Estado”. Artículo 1º
Distribución de negocios entre las secciones. El artículo 13 del Acuerdo 58 de 1999, por el cual se expidió
el reglamento del Consejo de Estado, quedará así: Artículo 13. DISTRIBUCIÓN DE LOS NEGOCIOS
ENTRE LAS SECCIONES. Para efectos de repartimiento, los negocios de que conoce la Sala de lo Contencioso
Administrativo se distribuirán entre sus secciones atendiendo un criterio de especialización y de volumen de
trabajo, así: (…) Sección Tercera: (…) 12. Las acciones de grupo de competencia del Consejo de Estado”.
102 M. P.: Rodrigo Uprimny Yepes.
135
para las personas no preagrupadas, de todas las ventajas procesales que caracterizan
dichas acciones.
“Finalmente, el requerimiento de que el grupo debe preexistir al daño desconoce la
naturaleza y finalidad de las acciones de grupo: reparar los perjuicios causados a un
número plural de personas (C. P., art. 88) bajo la idea de que el objeto protegido por
dichas acciones es un interés de grupo divisible (C. P., art. 89) que predetermina las
condiciones para definir el grupo: no caracterizado según un principio de organización,
y en ocasiones compuesto por personas de difícil identificación y determinación (grupo
abierto).
Como explicó la Corte Constitucional, precisamente, existen eventos en los
que las personas se agrupan como consecuencia del daño; en estas circunstancias,
impedirles el acceso a la acción de grupo desconocería el sentido constitucional
de la acción. De esta manera, entonces, al declarar inconstitucional la fuente
normativa que le dio origen, se eliminó del ordenamiento jurídico el requisito
de la preexistencia del grupo como criterio de procedibilidad de esta acción
constitucional.
En la jurisdicción Procesos que se susciten con ocasión del ejercicio de las acciones de grupo
de lo Contencioso originadas en la actividad de las entidades públicas y de las personas privadas
Administrativo que desempeñen funciones administrativas.
En la jurisdicción civil Los demás procesos que se susciten con ocasión del ejercicio de las acciones de
ordinaria grupo.
136
debe tenerse en cuenta lo señalado en la Ley 1437 de 2011103, que en sus artículos
152 y 155 indica:
“Artículo 152. Competencia de los tribunales administrativos en primera instancia.
Los tribunales administrativos conocerán en primera instancia de los siguientes
asuntos:
(...)
16. De los relativos a la protección de derechos e intereses colectivos, reparación de
daños causados a un grupo y de cumplimiento, contra las autoridades del orden
nacional o las personas privadas que dentro de ese mismo ámbito desempeñen funciones
administrativas.
Artículo 155. Competencia de los jueces administrativos en primera instancia. Los jueces
administrativos conocerán en primera instancia de los siguientes asuntos:
(...)
10. De los relativos a la protección de derechos e intereses colectivos, reparación de
daños causados a un grupo y de cumplimiento, contra las autoridades de los niveles
departamental, distrital, municipal o local o las personas privadas que dentro de esos
mismos ámbitos desempeñen funciones administrativas”.
En relación con la determinación de la competencia, el artículo 51 acude al
criterio del factor territorial, pues indica que “Será competente el juez del lugar de
ocurrencia de los hechos o el del domicilio del demandado o demandante, a elección de este.
Cuando por los hechos sean varios los jueces competentes, conocerá a prevención el juez ante
el cual se hubiere presentado la demanda.”
103 Diario Oficial 47.956 del 18 de enero de 2011, “Por la cual se expide el Código de Procedimiento
Administrativo y de lo Contencioso Administrativo”.
137
104 Cfr. Corte Constitucional, Sentencia T-015 de 2015 (M. P.: Luis Ernesto Vargas Silva).
138
139
el parágrafo del artículo 52 señaló que “[l]a demanda se dirigirá contra el presunto
responsable del hecho u omisión que la motiva, el cual debe ser determinado. No obstante,
cuando en el curso del proceso se establezca que existen otros posibles responsables, el juez
de primera instancia, de oficio, ordenará su citación”. De este apartado normativo se
desprende una importante responsabilidad del juez de la acción de grupo en la
determinación de los responsables de la afectación alegada.
Adicionalmente, una de las razones por las que esta acción precisa de la
representación de un abogado está mediada por la responsabilidad que acarrea la
estimación de los perjuicios. Por último, se precisa que en la demanda se determine
que existe una clara identificación de la parte demandada y una reconstrucción
clara de los hechos que permita conocer el daño causado y su nexo causal con la
acción u omisión alegada imputable al responsable.
c) El artículo 47, por su parte, precisó que la acción de grupo debe
interponerse dentro “de los dos (2) años siguientes a la fecha en que se causó el daño o
cesó la acción vulnerante causante del mismo”. La Corte Constitucional en la sentencia
C-215 de 1999 indicó que esta previsión normativa se ajustaba a la C. P., pues
“(…) la fijación de un término de caducidad para ejercer la acción de grupo encuentra
pleno sustento en la defensa de la seguridad jurídica, el interés general y la eficacia de la
administración justicia y en el deber consagrado en el artículo 95-7 de la Constitución de
colaborar con el buen funcionamiento de la misma”. Para la Corte, a diferencia de las otras
acciones constitucionales en las que la acción puede interponerse generalmente
en cualquier tiempo, en el caso de la acción de grupo la situación es diferente en
razón al interés jurídico que protege esta última, pues “[l]a garantía constitucional
se reduce entonces a la alternativa de acudir a un mecanismo ágil de defensa en un lapso
prudencial, sin que con ello se elimine la posibilidad para los miembros de ese grupo de ejercer
posteriormente y dentro de los términos ordinarios de caducidad las acciones individuales
que correspondan”107.
El Consejo de Estado ha explicado de la siguiente manera la forma en que
debe entenderse el tema:
El artículo 47 de la Ley 472 de 1998 dispone respecto de las acciones de grupo que
deberán promoverse dentro de los dos años siguientes a la fecha en que se causó el daño
o cesó la acción vulnerante causante del mismo. Por lo tanto, para establecer el momento
a partir del cual empieza a correr el término para intentar la acción, el juez debe en
140
cada evento establecer si los daños producidos se originaron en un acto que se agotó
en su ejecución o, en cambio, fueron producto de una serie sucesiva de hechos, aunque
debe tenerse cuidado de no confundir la causa del daño con la prolongación del mismo.
Por lo tanto, para establecer el momento a partir del cual se debe contar el término
para intentar la acción, el juez deberá establecer, al resolver sobre la admisión de la
demanda, cuándo se produjo el daño que aduce la parte demandante no solo porque así
lo dispone expresamente la norma, sino en consideración a que su existencia constituye
el fundamento de la acción de grupo, por tratarse de una acción indemnizatoria.
Con base en lo anterior, el Consejo de Estado ha precisado una serie de
subreglas jurisprudenciales con el fin de determinar la forma en que deben
comprenderse, por parte de los jueces, los dos eventos a partir de los cuales se
empieza a contar el término de la caducidad, así:
a. Desde el momento en que se aduzca o demuestre que se produjo el
daño, momento que, por lo regular, habrá de coincidir con la ejecución del hecho,
acción u omisión causantes del mismo, cuando tales actos se agotaron en su ejecución,
como ha ocurrido, por ejemplo, con los daños causados a un grupo de personas por actos
terrorista, cuyas consecuencias jurídicas fueron imputables también a la Administración,
por citar casos ya decididos por la jurisprudencia de la Sala. Sin embargo, puede ocurrir
que la producción del daño no coincida con la materialización del hecho, acción u
omisión causantes del mismo, porque dicho daño obedezca a un efecto retardado de una
causa anterior. (…) [en ese sentido] el término para intentar la acción se cuenta
desde el momento en que “se causó el daño”, norma que debe entenderse en el sentido
de que tal momento lo es exactamente el de su consecución, cuando desde ese momento
el daño es evidente al mundo exterior. Pero si el daño se muestra con posterioridad al
momento en que se produjo la conducta causante del mismo, el término para intentar
la acción solo correrá desde cuando se tuvo conocimiento del daño. O puede suceder que
la materialización de la causa del daño coincida con la producción del mismo, pero
que la existencia de dicho daño permanezca desconocida para el afectado, sin que esa
ignorancia sea imputable a su desidia. En tal caso, de manera excepcional, en aplicación
de principios y normas superiores como los de equidad, habría que contabilizar el término
para presentar la demanda no desde el momento en que se produjo el daño, sino desde
el momento en que los afectados tuvieron conocimiento de su existencia.
b. Desde el momento en que cese la acción vulnerante causante del daño.
Se trata en este evento de los daños que no se produzcan como consecuencia de un acto
aislado, sino de hechos, acciones u omisiones sucesivos, v. gr., de los que se derivan de
141
108 Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera, sentencia del 26 de
marzo de 2007, Rad. 25000-23-25-000-2005-02206-01(AG), C. P.: Ruth Stella Correa Palacio.
109 Corte Constitucional, Sentencia T-191 de 2009 (M. P.: Luis Ernesto Vargas Silva).
110 En el mismo sentido, Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, sentencia de
18 de octubre de 2007, Rad. 25000-23-27-000-2001- AG-29-01. C. P.: Enrique Gil Botero.
142
111 Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera, sentencia del 16 de
septiembre de 2004, Rad. 44001-23-31-000-2003-0300-01(AG), C. P.: Alier Eduardo Hernández
Enríquez.
112 Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera, sentencia del 26 de
julio de 2001, Rad. 05001-23-15-000-2000-0030-01(AG-016), C. P.: Alier Eduardo Hernández
Enríquez, citada en Op. cit.
113 Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera, C. P.: Alier Eduardo
Hernández Enríquez, Bogotá, D. C., dieciséis (16) de septiembre de dos mil cuatro (2004), Rad.
44001-23-31-000-2003-0300-01(AG).
143
del Pueblo, así como con los personeros municipales, funcionarios en los cuales haya delegado
el defensor del pueblo la función de actuar en los procesos de acciones populares y de grupo,
de conformidad con el artículo 10 de la Ley 24 de 1992, mediante la cual se organizó el
funcionamiento de ese organismo”.
El artículo 54 indica que cuando la demanda esté dirigida en contra de
entidades públicas y sociedades, la notificación debe realizarse personalmente al
representante legal o a quien tenga en delegación esta facultad. La norma prevé que
en caso de que, por alguna razón, no pueda surtirse la notificación de esta manera
“esta se practicará mediante entrega que el notificador haga al empleado que lo reciba de
copia auténtica de la demanda y del auto admisorio al notificado”. Para el caso de las
sociedades, el artículo 54 indica que es deber del demandante indicar la dirección
de la sociedad acusada; si no la conociere, deberá afirmarlo bajo la gravedad de
juramento. En este último evento, el juez deberá ordenar la notificación en la
dirección que la sociedad demandada tenga registrada en la cámara de comercio
respectiva.
El inciso primero del artículo 56 señala que cinco días después de que se
venza el término de traslado de la demanda, “cualquier miembro de un mismo grupo
podrá manifestar su deseo de ser excluido del grupo y, en consecuencia, no ser vinculado
por el acuerdo de conciliación o la sentencia”. Cuando la persona decide excluirse del
grupo, puede intentar acción individual por indemnización de perjuicios; pero si
transcurre el término sin que exprese su intención de excluirse del grupo, “los
resultados del acuerdo o de la sentencia lo vincularán”.
Una vez admitida la demanda, la parte acusada podrá interponer las
excepciones de fondo o mérito y las excepciones previas definidas en el Código
de Procedimiento Civil, hoy Código General del Proceso. El juez de la acción de
grupo resolverá estas excepciones de conformidad con las reglas previstas en esta
normatividad.
144
esta acción no cabe el embargo de bienes del demandado, pues al instaurar la demanda no
se cuenta con una pretensión indiscutida como ocurre en el caso del proceso ejecutivo”114.
El artículo 59 también indica que “[e]l trámite para la interposición de dichas
medidas, al igual que la oposición a las mismas, se hará de acuerdo con lo establecido en el
Código de Procedimiento Civil”.Y el artículo 60 que “Las medidas decretadas se cumplirán
antes de la notificación de la demanda”.
b) Como estamos en presencia de una acción que busca la reparación de un
daño, el artículo 61 establece que el juez, de manera oficiosa, “dentro de los cinco (5)
días siguientes al vencimiento del término que tienen los miembros del grupo demandante
para solicitar su exclusión del mismo, deberá convocar a una diligencia de conciliación con
el propósito de lograr un acuerdo entre las partes, que constará por escrito”. La norma
indica que esta audiencia “deberá celebrarse dentro de los diez (10) días siguientes a la
fecha de convocatoria”. Sin embargo, la disposición prevé la posibilidad de que “en
cualquier estado del proceso las partes [puedan] solicitar al juez la celebración de una
nueva diligencia a efectos de conciliar sus intereses y poner fin al proceso”; esto último en
aplicación del principio de economía procesal115.
En relación con las características que rodean el acuerdo que celebran las partes
en la diligencia de conciliación en el marco de la acción de grupo, el artículo 61
establece lo siguiente:
El acuerdo entre las partes se asimilará a una sentencia y tendrá los efectos que para
ella se establecen en esta ley. El acta de conciliación que contenga el acuerdo hace
tránsito a cosa juzgada y presta mérito ejecutivo.
El juez ordenará la publicación del acuerdo de conciliación en un medio de comunicación
de amplia circulación nacional.
En su momento, la jurisprudencia del Consejo de Estado explicó que esta
norma debía interpretarse en concordancia con lo dispuesto en el artículo
43 de la Ley 640 de 2001 en el sentido de que “en el caso de la conciliación en
145
las acciones de grupo el juez debe aprobar el acuerdo celebrado por las partes”116. Sin
embargo, esta última disposición fue derogada por el artículo 626 de Código
General del Proceso.
c) Según el artículo 62, una vez llevada a cabo sin éxito la audiencia de
conciliación, el juez decretará las pruebas que se hubieren solicitado y aquellas
que de oficio estime pertinentes, las cuales deben ser practicadas dentro de los 20
días siguientes.Y en caso de que la complejidad del proceso lo amerite, la norma
prevé que dicho término podrá ser prorrogado de oficio o a solicitud de parte hasta por
otro término igual.
116 Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera, sentencia del 9 de
junio de 2005, Rad. 4584-01(AG) C. P.: Dr. Alier E. Hernández Enríquez.
146
147
148
117 M. P.: Luis Ernesto Vargas Silva. De otro lado, esta norma contenía un apartado que decía: “y
siempre y cuando su acción no haya prescrito y/o caducado de conformidad con las disposiciones vigentes”,
que fue declarado inexequible por la Corte Constitucional en la Sentencia C-241 de 2009 (M. P.:
Nilson Pinilla Pinilla) por considerar que configuraba una restricción al acceso a la administración
de justicia. Para adoptar esta decisión, la Corte se basó en la jurisprudencia del Consejo de Estado
que, previamente, había señalado: “La frase señalada es abiertamente incompatible con la
Constitución, pues una simple lectura del texto basta para advertir la oposición flagrante
al mandato constitucional contenido en el artículo 229, por lo que el juzgador cuando se
enfrenta a este precepto debe optar por inaplicarlo, [pues] impide el acceso a la administración
de justicia (art. 229 C. P.), por cuanto mientras el texto de la ley en perfecta simetría con la Constitución
está encaminado a evitar el ejercicio de acciones indemnizatorias individuales, cuando ya se ha intentado
la de grupo, a menos que se logre la exclusión, en el aparte que se analiza se impide a quienes no se hicieron
parte en el curso del proceso obtener la indemnización de perjuicios a que la sentencia condenó en su favor,
con el argumento de que la reclamación debe hacerse dentro de su propio término de caducidad o prescripción,
a pesar de que no depende del afectado la determinación del momento en el cual se produce la sentencia,
en otras palabras, la determinación del momento para acogerse a los efectos de la sentencia. Ello depende
de factores externos tales como la congestión propia de la función judicial, que impide el cumplimiento de
los términos judiciales. En tal virtud, la ruptura entre el aparte destacado del artículo 55 de la Ley 472
de 1998 y el artículo 229 Constitucional es, a juicio de la Sala, ostensible”. Consejo de Estado, Sala
de Contencioso Administrativo, Sección Tercera, sentencia del 6 de octubre de 2005, Rad.
AG410012331000200100948-01. C. P.: Ruth Stella Correa Palacio.
118 Corte Constitucional, sentencia C-242 de 2012.
149
Actividad pedagógica
1. La entrada en vigencia del Código General
del Proceso y del Código de Procedimiento
Administrativo y de lo Contencioso Administrativo
impactó el trámite de multiplicidad de procesos
y procedimientos en el ordenamiento jurídico
ap
colombiano. Elabore una tabla explicativa en la que
ilustre la forma en que estas dos normatividades
impactaron el trámite de la acción de grupo
respecto del trámite inicialmente previsto por la Ley
472 de 1998. Discuta con sus compañeros los logros
y las dificultades que, para la acción de grupo, ha
tenido la entrada en vigencia de estas dos normas.
2. Lea el siguiente caso y luego discuta con sus
compañeros su posición frente a las preguntas que
al final se formulan:
150
151
ap
los Derechos e Intereses Colectivos con una serie de
documentos para acreditar su pertenencia al grupo
de afectados por los daños ambientales ocasionados
con el deslizamiento del relleno sanitario Doña
Juana, desconoció lo dispuesto por la Ley 472 de
1998 y en particular las funciones propias del Fondo,
dejando de asumir las que le son propias.
• ¿Cuál es su posición frente a esta controversia? Si
considera que la orden de acreditar la pertenencia al
grupo no debió dirigirse al Fondo para la Defensa de
los Derechos e Intereses Colectivos de la Defensoría
del Pueblo, ¿quién debió haber asumido ese rol?
• Justifique su respuesta.
152
ae
todas las Secretarías de Educación de los departamentos
del país, de la Secretaría de Educación de Bogotá, D.
C., de la Secretaría de Educación del Distrito Turístico,
Cultural e Histórico de Santa Marta, de la Secretaría de
Educación del Distrito Turístico y Cultural de Cartagena de
Indias, de la Secretaría de Educación del Distrito Especial,
Industrial y Portuario de Barranquilla, en calidad de
docentes de planta, con nombramiento provisional y/o
en período de prueba”, interpusieron acción de grupo
contra la Nación-Ministerio de Hacienda y Crédito
Público-Ministerio de Educación Nacional con el fin
de que estos fueran declarados administrativamente
responsables de los perjuicios sufridos “por el no
reconocimiento de la prima de servicios correspondiente a
los años 2010, 2011, 2012, 2013 y 2014; igualmente
o alternativamente (…) por razón o con ocasión de la
emisión, promulgación y aplicación del acto administrativo
Decreto No. 1545 del 19 de julio de 2013, emanado
de los Ministerios de Hacienda y Crédito Público y del
Ministerio de Educación Nacional por ser dicho proceder
inconstitucional e ilegal; no ajustado a nuestro Sistema
153
ae
del país a partir del año 2014, año en el cual solo se
reconoce el equivalente a siete días de salario, y a
partir del año 2015 ya comienza el reconocimiento
de lo equivalente a 15 días de salario. Que con ello
se le está desconociendo al grupo demandante el
derecho que le asiste de reconocimiento y pago de
la prima de servicios equivalente a 15 de días de
salario mensual devengado correspondientes a los
años 2010, 2011, 2012, 2013 y 8 días del año 2014,
toda vez que dicho decreto desconoce o inaplica en
forma injustificada la normatividad de prescripción
de los derechos laborales y de seguridad social.
Los demandantes radicaron derecho de petición
ante el Ministerio de Educación Nacional el 30 de
octubre de 2013, en el cual reclamaron el derecho
que les asistiría y a todo el grupo aquí demandante
por la prima de servicios equivalente a 15 días de
salario mensual devengado correspondientes a los
años comprendidos entre 2010 y 2013 y 8 días del
año 2014. Además, solicitaron información sobre la
154
ae
perjuicios ocasionados a los actores por la falta de pago
de la prima de servicios durante los últimos cinco (5)
años y la aplicación del Decreto 1545 de 2013 expedido
por el Gobierno nacional. Sin embargo, estima la Sala
que realmente lo que persigue la acción de grupo es el
reconocimiento y pago de los valores correspondientes a las
primas de servicios a las cuales consideran tener derecho
por los años 2010, 2011, 2012, 2013 y 2014. Así, puede
concluirse del análisis de las pretensiones, los hechos, las
consideraciones sobre la indemnización, el acápite de los
precedentes jurisprudenciales y del cálculo individual de
los perjuicios, donde el énfasis está puesto en la necesidad
de lograr reconocimiento y pago, el cumplimiento de
las obligaciones pendientes por concepto de la prima de
servicios y los alcances restrictivos del Decreto 1545 de
2013 en esta materia. Incluso al hacer el estimativo de
los posibles perjuicios, la parte actora no incluyó ninguna
alusión al daño emergente, al lucro cesante ni a los daños
patrimoniales que reclama, pues el cálculo está basado
únicamente en el valor que correspondería recibir a cada
155
ae
establece y se pide indemnizar es un valor cercano o que
guarda cierta equivalencia con la prima de servicios,
la demanda en ningún momento establece o solicita el
pago de dicha prima de servicios; lo que claramente se
solicita en la demanda es la indemnización de perjuicios
causados a los demandantes en un valor equivalente o
cercano a dicho valor, ya que la demanda y el acto acusado
generan perjuicios materiales a los actores, los cuales no
se encuentran en la obligación constitucional ni legal de
soportar”.
Tampoco puede asumirse que lo que en esencia la demanda
pretende es el cumplimiento de obligaciones pendientes por
concepto de prima de servicios y los alcances del Decreto
1545 en esta materia. Es claro expresar que a la fecha
no existe una obligación pendiente en esta materia como lo
afirma la Sala, los actores tienen muy claro que si así fuera
el camino, sería la acción de nulidad y restablecimiento del
derecho de carácter laboral; pero como lo que esencialmente
se discute es que la demandada causó perjuicios materiales
a los actores con su omisivo actuar y con la omisión del
156
ae
corresponde efectuar la de interpretación integral de la
demanda y en últimas si observa que en la misma existen
falencias o inconsistencias en la determinación de los daños,
perjuicios especificados en la demanda, estas inconsistencias
que son plenamente subsanables generarían solamente una
inadmisión de la demanda, pero bajo ningún punto de vista
configuraría una causal real y válida para el rechazo de la
demanda”.
Si usted fuera la autoridad judicial encargada de
resolver esta impugnación, ¿cuál sería el sentido
de su decisión? Para resolver esta pregunta, básese
en la jurisprudencia contenciosa en relación con la
procedibilidad de la acción de grupo para buscar la
indemnización consecuencia de un daño derivado de
un acto administrativo de carácter general.
157
b
colombiano: de la carta de 1991 y sus reformas, Universidad
del Rosario, Bogotá.
Gacetas constitucionales
Gaceta Constitucional 46 del 15 de abril de 1991.
Gaceta Constitucional 77 del 20 de mayo de 1991.
Gaceta Constitucional 109 del 27 de junio de 1991.
Normatividad
Decreto 3466 de 1982, Diario Oficial 33.559, 3 de
diciembre de 1982. “Por el cual se dictan normas relativas a
la idoneidad, la calidad, las garantías, las marcas, las leyendas,
las propagandas y la fijación pública de precios de bienes y
servicios, la responsabilidad de sus productores, expendedores y
proveedores, y se dictan otras disposiciones”.
Ley 45 de 1990, Diario Oficial 39.607, 19 de diciembre
de 1990. “Por la cual se expiden normas en materia de
158
b
1996. “Por la cual se dictan normas sobre competencia desleal”.
Ley 472 de 1998, Diario Oficial 43.357, 6 de agosto de
1998. “Por la cual se desarrolla el artículo 88 de la Constitución
Política de Colombia en relación con el ejercicio de las acciones
populares y de grupo y se dictan otras disposiciones”.
Decreto 4327 de 2005, Diario Oficial 46.104, 26 de
noviembre de 2005.
Ley 1437 de 2011, Diario Oficial 47.956, 18 de enero
de 2011. “Por la cual se expide el Código de Procedimiento
Administrativo y de lo Contencioso Administrativo”.
159
j
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Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo,
Sección Tercera, Subsección A, Sentencia del 13 de
febrero de 2013, Rad. 630012333000201200052-01
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Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo,
Sección Tercera, Subsección A, Sentencia del 13 de
agosto de 2014, Rad. 25000-23-41-000-2013-02635-
01, C. P.: Hernán Andrade Rincón.
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