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Entre sus ramas sopla el viento, sus raíces descansan en el infinito; pero no se pierden, sino que

tienen como objetivo, todas sus fuerzas vitales en una cosa: hacer que la ley que es inherente en sí
mismos, construir su propia forma, representarse a sí mismos. Nada es más sagrado, nada es más
ejemplar que un árbol hermoso y robusto.

Hermann Hesse

Serie Tiempos de Naturaleza

La Naturaleza y las plantas son un laboratorio infinito de aprendizajes. Los procesos


naturales en su plenitud abren el primer abecedario, una ventana al asombro y el descubrimiento,
una invitación a vivir experiencias únicas, que establece con los niños y las niñas un binomio
imprescindible.

Día Nacional del Árbol:

En el año 1900, por iniciativa del Dr. Estanislao Zeballos, el Consejo Nacional de
Educación estableció el Día Nacional del Árbol, el cual se fijó para el 29 de agosto. Hoy les
proponemos pensar que los árboles son plantas que pueden guardar el tiempo. Algunos árboles
pueden tan sólo treinta o cincuenta años, pero otros pueden llegar a hacerlo miles de años. Es el
caso de nuestro árbol nativo milenario que se encuentra en la Cordillera de los Andes llamado
Lahuán. Su nombre y apellido son Fitzroya cupressoides y existen ejemplares de más de tres mil
años. Los pueblos originarios lo llamaron Lawan y posteriormente cuando Darwin anduvo por el
sur de América lo llamaron Alerce o Fitzroya por su parecido a los Cipreses del norte. Este árbol de
crecimiento lento y pausado, muy pero muy alto, es el uno de los tres seres vivos más antiguos y
grandes del mundo. Si pensamos allá lejos y hace tiempo, cuando nació, apenas existían algunas
comunidades por todo Latinoamérica.

Ahora bien: ¿pueden los árboles guardar el tiempo?. Cada año que pasa los árboles
crean un anillo de crecimiento alrededor de su tronco. Esa madera que crea forma una marca
llamada anillo que tiene un grosor determinado, de acuerdo con como fue el año, si fue frío y
ventoso, o cálido y seco, o si hubo un incendio, o si fue lluvioso. Si pensamos los anillos de
crecimiento como un pequeño espacio que comprime un año entero, quizá puedan empezar a
parecerse como pequeños lugares donde el tiempo puede estar guardado. Es como si todo el año
se juntara en un pequeño lugar: el anillo de crecimiento. Año tras año, cada anillo de crecimiento
se ubica uno al lado del otro, dentro del árbol. Así, la madera del árbol empieza a cargar de a poco
con todos esos años acumulados, y los deja allí, para que nosotros y nosotras los podamos ver,
pensar, también escuchar y tocar. Con esos años que quedan guardados, podríamos
imaginariamente empezar de a poco a desplegarlos como una tela, que se desenrolla y que como
un papel nos empieza a contar qué pasó en cada año. Así, de pronto ese pequeño anillo empieza a
ser un gran papiro en el que podemos leer la historia de todos y todas.

El árbol es paciente y sigue allí, en el jardín, en la plaza, en el parque o en el bosque,

porque tiene secretos para contar, pero también para guardar, en sus anillos de crecimiento, que
algún día se desplegarán y nos mostrarán cómo jugábamos y con quiénes. Es acá que cabe
preguntarnos: ¿Qué secretos pueden guardar los árboles? ¿Qué aparecerá si desenrollamos los
miles de anillos de crecimiento del Lahuán milenario de los bosques patagónicos? ¿Qué historias
nos contará?

Les dejamos un video de nuestro árbol abuelo que nos permite imaginar cuán grande
es y lo que tiene para contarnos:

Alerce Abuelo en Parque Nacional Los Alerces

DIRECCIÓN PROVINCIAL DE EDUCACIÓN INICIAL

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