Historia de una tradición:
la fiesta del árbol
Concepción Díaz Marrero
Jubilada / O.B. ACTAF INIFAT
E
l árbol ha sido venerado por todas las razas que han
poblado nuestro planeta. Desde la más remota anti-
güedad y en muchos países, el árbol ha recibido los
mayores tributos. Según la mitología, los árboles fueron los
primeros templos de los dioses. Cada una de las principales
divinidades tenía consagrado un árbol. La Biblia le ha dado
celebridad a diferentes árboles, desde el manzano del Paraíso
hasta el misterioso árbol del Calvario. En Francia, durante
la Proclamación de los Derechos del Hombre, en 1790, se
dignificó el árbol elevándolo a símbolo patriótico. Todos los
árboles plantados en las plazas públicas recibieron el nombre
de “Árboles de la Libertad”. Cuando uno de estos árboles se
secaba, inmediatamente era sustituido por otro, y el árbol
seco era conducido al ayuntamiento cubierto con un paño
negro, escoltado por guardias municipales y acompañado
por una banda de música.
En 1840, Suecia se convirtió en el primer país que dedico
un día para festejar especialmente al árbol. En las tierras de
América, a través de la historia, se le ha rendido a los árboles
singulares homenajes; en muchas de las principales capitales
del Continente, incluyendo a Cuba, existe el llamado “Árbol
de la Fraternidad”; y es que, los árboles son verdaderamente
admirables.
Generalmente cuando se quiere expresar la utilidad del
árbol se le menciona como productor de frutos, madera y
otras materias primas, se señalan sus propiedades higiénicas
y purificadoras, y se resalta su capacidad para regularizar las
lluvias, mejorar y valorizar los terrenos inferiores, además de
fijar las arenas y detener las dunas. Pero existe otra propiedad
mucho menos divulgada que consiste en su utilidad moral,
es decir su contribución a la educación de los pueblos y a
la salud del espíritu humano. El hombre bajo el árbol se hu-
maniza, el hombre que ha sido educado en el amor al árbol
será más bien un constructor que un destructor.
Fue precisamente uno de estos hombres, amante de los
árboles, y convencido de su importancia, el que inició una
tradición que más tarde compartirían millones de personas
en el mundo: “La Fiesta del Árbol”.
Origen de la fiesta
En el siglo XIX, el estado de Nebraska en los Estados
Unidos de América, era casi un páramo desierto, desprovisto
de árboles. El Sr. Julius Sterling Morton, periodista y político
de esa región, y gran amante de la Naturaleza se propuso
cambiar esta triste realidad, por lo que se dio a la tarea de
sembrar gran cantidad de árboles en su granja y en las de
sus vecinos. Años mas tarde, cuando ocupó el cargo de Se-
cretario de Agricultura de su estado, propuso durante una
sesión de la Junta de Agricultura celebrada el 4 de enero de
Amar el árbol es como comprender la vida.
La armonía y la bondad fluyen de cada una
De sus hojas mejor que de las del libro.
Vale mas plantar árboles que estatuas que no
Crecen, ni alimentan, ni abrigan, ni educan
Como los árboles.
¡Que la sociedad ampare a esos arboles
Gigantes, tan buenos como bellos,
Orgullo de la ciudad, testimonio de su
Cultura, deleite del espíritu, defensores
De la salud!
¡Enseñemos al niño a amar el árbol,
Que nos colma de beneficios desde
El nacimiento hasta el sueño
Más largo, que no parece tranquilo
Cuando él no lo vela!
Constancio C. Vigil
1872 que se dedicara el día 1ro de abril del propio año a la
siembra masiva de árboles, instituyéndose varios premios
para la persona o sociedad agrícola que sembrara mayor
número de ellos. El Sr. Forbes, gobernador de dicho estado,
entusiasmado con la idea proclamó públicamente el día 3
de abril, como fecha para la celebración del acto.
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En 1885 el Congreso del propio estado aprobó una ley,
mediante la cual se designaba el 22 de abril, día del natalicio
del Sr. Morton, como fecha oficial para la celebración de la
“Fiesta del Árbol”, que ellos llamaron “Arbor Day”. Todos
participaban de la fiesta: alumnos y maestros, obreros,
funcionarios, militares e intelectuales llevaban un árbol para
plantarlo en el lugar adecuado, previamente seleccionado
por la comunidad.
A mediados del siglo XX, los llanos despoblados de Ne-
braska contaban ya con más de tres millones de especies,
variedades y familias, logrando además de los beneficios
que brindan los bosques, un notable desarrollo económico
e industrial en el sector forestal. La iniciativa del Sr. Morton
pronto se propagó por todo el país, hasta llegar a conver-
tirse en fiesta nacional. Posteriormente pasó a celebrarse
en Canadá, Irlanda, España, Inglaterra, Francia, Noruega,
Rusia, Japón, y Australia, entre otros países. También varias
repúblicas latinoamericanas como Argentina y Cuba adop-
taron la fiesta.
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 “Los árboles son la raíz de nuestra propia existencia
por medio de los cuales absorbemos la savia
nutritiva de la tierra; manantiales incesantemente
renovados de la vida ...”
Camile Flammarion, filósofo y escritor francés
Origen de la fiesta en Cuba
La Fiesta del Árbol comenzó a celebrarse en nuestro país
a principios del siglo XX, tenemos constancia de que el 10
de octubre de 1904, se realizo la siembra de una ceiba en la
calle Paseo entre Línea y Calzada, en el barrio capitalino del
Vedado, esta actividad se llevo a cabo con gran brillantez y
contó con la participación de toda la comunidad, no obstan-
te, estas fiestas fueron limitadas ya que solo se desarrollaban
en algunas ciudades del país. En años posteriores, fueron
varias las voces que se alzaron con el fin de oficializar dicha
fiesta, y extenderla a todo el país, entre esas personalidades
se encontraba el Ing. Ramón García Osés, por aquel entonces
director de la Estación Experimental Agronómica de Santia-
go de las Vegas, gran amante y defensor de la Naturaleza y
de la importancia de los bosques y la repoblación forestal
en particular. En diferentes artículos publicados entre 1910
y 1912 planteó la necesidad de trabajar con la niñez y la
juventud a fin de inculcarles el amor a la Naturaleza y lo
imprescindible que resultaba repoblar nuestros diezmados
bosques, a la vez que instaba al gobierno a seguir el ejemplo
de otras naciones incorporando la “Fiesta del Árbol” como
fiesta anual del calendario escolar.
En la primavera de 1912, una vez establecida de forma
oficial nacionalmente, cada territorio seleccionó los lugares
adecuados para realizar las siembras, acompañando las
mismas con himnos, cantos y poemas alusivos. Santiago de
las Vegas, entonces municipio de la provincia Habana, fue
una de las primeras localidades que acogió con entusiasmo
la idea, la ocasión fue aprovechada para plantar árboles en
el recién inaugurado parque “Juan Delgado”, que contaba
con unos pocos ejemplares. En el año 1918 se celebró por
primera vez “La Fiesta del Árbol” en la antigua Estación Ex-
perimental Agronómica de esa localidad, la cual contó con
la asistencia de más de 300 niños. En esos años era director
de la Estación el eminente científico italiano Dr. Mario Cal-
vino quién acogió con gran entusiasmo la idea, al igual que
sus colaboradores. Durante muchos años la fiesta continuó
celebrándose en esa institución, en el mismo lugar donde
existe en la actualidad un área de bosque.
A fines de la década del veinte, la fiesta se integró a las
actividades de la llamada “Semana del Niño”. Esta era una
semana de receso escolar, donde se realizaban numerosas
actividades, cívico-patrióticas, a partir de entonces la fiesta
recibió el nombre de “Día del Árbol”; por esa época surgieron
también algunas asociaciones de amantes de la naturaleza,
que celebraban con gran entusiasmo ese día, como la creada
en el antiguo central “Mercedita”, hoy Gregorio A. Mañalich,
de Melena del Sur, y que se llamó “Amigos del Árbol”.
En la década del cuarenta la fiesta adquirió gran relevan-
cia en toda la Isla. Los Ministerios de Educación y Agricultura
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La Fiesta del Árbol, momentos antes de proceder a la siembra
eran los patrocinadores oficiales de la misma, en tanto la So-
ciedad Cubana de Botánica promovía la celebración creando,
especialmente en las provincias occidentales, secciones
juveniles de dicha Sociedad, e instituyendo varios premios
para los alumnos de primera y segunda enseñanza.
La mayoría de las escuelas privadas también celebraba
esta fecha, generalmente asistían representaciones de las
mismas a los principales actos convocados, por ejemplo,
en la Universidad de la Habana, la Fragua Martiana, etc.
En ocasiones representantes de varias iglesias se sumaban
a la fiesta, por ejemplo, la iglesia católica, la bautista y la
presbiteriana. Podemos citar la gran actividad del 10 de abril
de 1946, celebrada en el Instituto de Santa Clara, donde el
obispo de Cienfuegos también sembró un árbol.
El Club Rotario apoyaba la actividad del Día del Árbol
prácticamente a nivel nacional, pues en la mayoría de las
ciudades existían filiales de esa sociedad. Otras institucio-
nes como la Estación Experimental Agronómica, la Fragua
Martiana y la Sociedad Lyceum (del Vedado), prestaban su
colaboración en la provincia Habana.
Así mismo, durante la década del cuarenta, surgió una
nueva iniciativa: algunos municipios como el de Antilla en
Holguín y el antiguo municipio de Isla de Pinos, declararon
el Día del Árbol Municipal, con grandes festejos para toda
la población. En la búsqueda bibliográfica hemos podido
constatar que durante la década del cuarenta, la fiesta en
honor al árbol alcanzó su mayor esplendor. Se efectuaron
celebraciones en todos los municipios de la antigua pro-
vincia Habana, destacándose los municipios de Santiago
de las Vegas, Melena del Sur y San José de las Lajas, así
como la ciudad capital, La Habana. Existen reportes de
otros pueblos y ciudades en el interior del país, como por
ejemplo: Matanzas, Santa Clara, Santiago de Cuba, Holguín,
Guantánamo, Cienfuegos, Manzanillo, Morón, Ranchuelo,
Cabaiguán, Mayarí y en varios centrales como los situados
en Tacajó y Báguanos.
A los actos asistían en muchas ocasiones veteranos de
la Guerra de Independencia y miembros de las sociedades
martianas, y sus secciones juveniles, como por ejemplo la
Asociación de Antiguos Alumnos del Seminario Martiano.
A partir de 1946, el “Día del Árbol” se estableció oficial-
mente el 10 de abril de cada año, fecha del aniversario de la
proclamación de la Constitución de Guaímaro. Ese propio
año, las actividades fueron especialmente relevantes. De
forma casi febril, la mayoría de los miembros de la Sociedad
Cubana de Botánica, en unión de numerosos funcionarios
de los Ministerios de Educación y Agricultura, algunas insti-
tuciones estatales y particulares, así como viejos libertadores
y miles de niños, de las escuelas primarias y de casi todas
las primarias superiores, plantaron a lo largo de la isla, más
de 50,000 árboles.
De particular relevancia resultaron los actos efectuados
en la Escuela Normal Rural “José Martí” de Rancho Boyeros,
donde se encuentra situado actualmente el tecnológico del
mismo nombre, estas siembras se realizaron durante varios
años, formando un pequeño bosquecito a la izquierda del
plantel; en la Granja Escuela Conde de Pozos Dulces, con
una enorme asistencia de funcionarios, niños y publico en
general. En esta ocasión, se sembraron numerosos árboles en
los alrededores de la Fuente Luminosa, y en la Universidad
de la Habana, con alumnos de la Escuela de Agronomía,
alumnos de primaria y primaria superior, (en la Quinta de
los Molinos) y de la Facultad de Ciencias, en el patio del
Edificio Poey. También se reportó un gran acto en la sede
del Gobierno Provincial, contando con la presencia de los
alcaldes de los 26 municipios que componían la provincia
Habana, cada uno de los cuales sembró un árbol con el
nombre de su municipio y el compromiso de mantenerlo
vivo y lozano.
En la década del cincuenta se continuó celebrando el
“Día del Árbol”. Entre los actos más relevantes podemos
citar la siembra efectuada en 1952 - a instancias del Dr.
Juan Tomas Roig - en los terrenos aledaños al Mausoleo
del Cacahual, donde actualmente se encuentra el área del
bosque, que contó con la asistencia de más de 1000 niños
de las escuelas públicas y privadas de Santiago de las Vegas
y sus alrededores.
En 1953 “Año del Centenario del Apóstol”, la Sociedad
Cubana de Botánica celebró el acto central por el “Día del
Árbol” en la Fragua Martiana. Entre los asistentes se encon-
traba el Sr. Manuel Mercado, hijo del gran amigo mexicano
de Martí. Participaron también gran número de alumnos
pertenecientes a las asociaciones infantiles y juveniles mar-
tianas. Se sembraron árboles y se otorgaron premios a los
niños que mejor habían cuidado los árboles sembrados el
año anterior. Ese mismo día en horas de la noche se realizó
un acto en la Sociedad Económica de Amigos del País.
En 1955 en el Jardín Botánico de la Universidad se plan-
taron 80 árboles y se determinó entregar al año siguiente pre-
mios a los niños que mejor cuidaran los árboles sembrados.
La grave situación política imperante en el país propició que
esta celebración fuera decayendo a finales de esta década,
no obstante el 10 de abril de 1958, la Sociedad Cubana de
Botánica, siempre tan unida al ideario martiano celebró un
acto por el “Día del Árbol” en el Rincón Martiano situado
en las antiguas canteras de San Lázaro, donde el Apóstol
sufriera los horrores del presidio político. El Dr. Gonzalo de
Quesada y Miranda se unió a los miembros de la Sociedad
en tan noble acto donde se sembró un júcaro.
Después de su inexplicable desaparición como fiesta
escolar, a principios de los años sesenta, surgieron diferentes
iniciativas muy valiosas, por parte de instituciones estatales,
organizaciones no gubernamentales y personas amantes de
la Naturaleza, con el fin de mantener vivos en la niñez y la
juventud el amor y el respeto a los árboles, a los bosques
y a todo el reino vegetal en general, así como fomentar el
cuidado del medio ambiente, estas nuevas ideas y proyectos
incluían, en muchos casos, la siembra de árboles por parte
de los niños.
Desde 1975 se celebra en nuestro país cada 21 de ju-
nio, el “Día del Trabajador Forestal”, día en que se realizan
siembras de árboles en diferentes puntos del país, con la
participación de niños. También desde hace varios años
quedó establecido el 5 de junio, como el “Día del Medio-
ambiente”. Ese día en numerosas escuelas se realizan actos
alusivos y en algunos casos se siembran árboles.
El Dr. Calvino dirigiendo la palabra a los asistentes al acto
de siembra de árboles
Entre los proyectos comunitarios que se han desarrolla-
do en los últimos tiempos se encuentra el de “Comunidad
Alerta”, de Santiago de las Vegas, y “Salvemos al Globo”, de
Calabazar, ambos en el municipio Boyeros. Por otra parte, la
Fundación La Naturaleza y el Hombre ha venido trabajando
desde hace años en diferentes programas como “Sustentabi-
lidad Urbana”, dirigido fundamentalmente a los niños de los
círculos infantiles y “Educación Ambiental”. Actualmente se
desarrollan los proyectos de “Desarrollo Local Sustentable”
y Conservación de la Diversidad, y se le envía información
sobre estos temas a 150 escuelas de varios municipios. Estos
son solamente algunos ejemplos del trabajo realizado con
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niños en la provincia Ciudad de la Habana, ya que a lo largo
y ancho del país existen muchos más, que realizan acciones
a favor del medioambiente y la reforestación.
La “Fiesta del Árbol” y posteriormente el “Día del Árbol”
contribuyeron a:
a) Incentivar en los niños el amor a los árboles, los bos-
ques y en general a la naturaleza
b) Tomar conciencia de la importancia e los bosques y de
las plantas en la preservación del medio ambiente
c) Estimular de una forma sencilla, pero muy noble a los
escolares con una fiesta que les resultaba muy querida
y esperada. También se utilizaba en algunos casos para
premiar a los mejores alumnos, ya que eran precisa-
mente éstos los que realizaban la siembra, cuando
se trataba de algunos ejemplares; en otros casos la
siembra era masiva por parte del alumnado
d) Colaborar en la educación formal de los niños al in-
culcarles respeto y admiración por los árboles y demás
plantas vivientes
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 Niños con las banderas de Cuba e Italia en la celebración del Día del Árbol
en la EEA de Santiago de Las Vegas (8 de junio de 1918)

e) Difundir el pensamiento de José Martí en cuanto a su
amor por los árboles en particular, y por la Naturaleza
en general, ya que en la mayoría de los actos se evo-
caba esta faceta de su personalidad
Para suerte nuestra, actualmente, todos tenemos más
conciencia de la importancia del árbol en nuestra vida pre-
sente y futura. Los medios de comunicación cooperan en
la divulgación de los temas medioambientales. Fue creado
el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente y
desde 1997 fue promulgada y entró en vigor la Ley No. 81
del Medio Ambiente (11 de junio de 1997). El jardín Botánico
Nacional y los jardines botánicos provinciales, así como otros
organismos, instituciones y organizaciones no gubernamen-
tales han trabajado en los últimos años en la organización y
celebración de actividades por el Día del Árbol. En abril de
2007, el Ministerio de Educación, a través del Viceministro
Primero, indicó la celebración del 5 de Junio, Día Mundial
del Medioambiente y del 21 de junio como Día del Árbol
en todos los centros docentes de los distintos tipos y nive-
les de enseñanza del país, por la importancia que tiene la
protección y el uso racional de los recursos forestales de la
nación. Es necesario apoyar esta actividad ya que se trata
de ofrecer a nuestros escolares, una nueva fiesta, de forma
sana y sin grandes gastos, que recordarán toda su vida, sobre
todo si se implementan la condiciones para que los árboles
plantados, reciban sucesivos cuidados de manera que se le
dé continuidad a la obra. No olvidemos que:
“El hombre que de niño ha visto crecer una planta
por cuidado suyo, ya no olvida nunca el gozo de
crear, y es dentro de su Patria un elemento constructor”...
(Carlos Borges)
En honor a nuestro José Martí, en honor a su devoción
por las plantas y en especial a los árboles, que tan amorosa-
mente le rodearon durante sus últimos días en el recorrido de
Playitas a Dos Ríos, haciéndole más llevadero el duro camino,
honremos al árbol, porque en cada niño que lo plante y cuide
con ternura, estará su pensamiento y su obra.

Bibliografía
Boletín oficial de la secretaría de agricultura, comercio y trabajo, La Habana, 1910-1912
Díaz Marrero, C.: La fiesta del árbol: una fiesta para rescatar. Ponencia presentada en el evento
José Martí y la cultura de la naturaleza (2003) (inédito)
Informes anuales de la est. Exp. Agronómica de Santiago de las Vegas, 1906,1918 y1919
Martínez, j.I. y C. Díaz: rescatando una tradición: el día del árbol. Energía y tu., 41: 29-31, La Habana, 2008
Revista cúspides, Melena del Sur, 1937-1938
Revista cubana de botánica, La Habana, 1945-1958
Revista de agricultura, La Habana, 1956
Revista de agricultura, comercio y trabajo, La Habana, 1918-1923
Revista de agricultura y ganadería, La Habana, 1946-1953
Revista del centro de instrucción y recreo (cir), Santiago de las Vegas, 1937-1956

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