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Antropología filosófica

   
A partir de este momento, estudiaremos la antropología filosófica, movimiento que tuvo
influencia decisiva en el contexto histórico intelectual de la cultura alemana del siglo
XX. Sabemos que la reflexión desarrollada desde la antropológica ha sido una constante a lo
largo de la historia de la filosofía, sin embargo la manera como se entendió el ser del hombre
ha variado con el tiempo.
El propósito de la antropología filosófica es identificar las características de la especie
humana, tomando en cuenta todos los aspectos de la realidad: simbólicos, material,
biológicos, económicos, históricos, etc. por lo que esto no significa que sea el resultado o
síntesis de las ciencias. Por tal razón,  la antropología filosófica se convierte en una ciencia de
lo general, que se identifica al conocimiento filosófico, no abandona su pretensión de
comprender al hombre más allá de los límites de las distintas ciencias. La antropología
filosófica se pregunta, en primera instancia, por el origen del ser humano, se pregunta por la
naturaleza del ser humano, se pregunta acerca de las diferencias del ser humano en relación
a los  demás seres, cómo se define a través de su existencia histórica, etc.
Tales interrogantes pueden ser condensadas en una pregunta radical: ¿Qué es el
hombre? Identificando tres tesis que dan respuesta a cerca de la naturaleza del hombre entre
las que tenemos:
 El naturalismo o monismo

 Esencialismo o dualismo

Siendo los máximos representantes Max Scheler, Ernest Cassirer, Helmuth Plessner etc.
En resumen, estudiaremos en este sentido la suficiente bibliografía para comprender
filosóficamente la naturaleza del hombre entre los que tenemos: Una clave de la naturaleza
del hombre: el símbolo, de las reacciones animales a las respuestas humanas y la diferencia
esencial entre el hombre y el animal.

Distintas visiones sobre el ser humano a través del


tiempo

Sabemos que la reflexión antropológica ha sido una constante a lo largo de la historia de la


filosofía, sin embargo la manera como se entendió el ser del hombre ha variado con el tiempo.
En Grecia cuna de nuestra civilización occidental considero al hombre como parte de la
naturaleza, aunque fuese el ser más perfecto de la misma. A su vez los griegos mantuvieron
una visión jerárquica del ser humano, estableciendo profundas diferencias entre los hombres
libres, los ciudadanos con plenos derechos y los esclavos quienes eran considerados
únicamente como fuerza de trabajo, además desde un punto de vista cultural, los griegos se
sintieron superiores a otros pueblos denominándoles barbaros.
En el Medievo por influencia del cristianismo surgirá una nueva visión del hombre
concibiéndolo como persona, con un valor en sí, que lo distingue radicalmente del resto de los
seres naturales, dado que se ve a sí mismo como hijo de Dios, hecho a su imagen y
semejanza, dando lugar a una serie de valores como ser: fraternidad, solidaridad, igualdad
etc. Con el advenimiento de la modernidad y los éxitos alcanzados por la nueva ciencia surgió
el mecanicismo teoría que pretendió explicar todos los fenómenos por medio de los modelos y
métodos de la mecánica, así, autores como Matrie y Descartes, han creído posible explicar la
complejidad de la vida, incluyendo la humana, reduciéndola al concepto de máquina.
Ahora bien, existe el supuesto de que el ser humano poseía una naturaleza fija, de ahí que
por ejemplo: Hume pudiera afirmar en sus investigaciones del entendimiento humano, que la
naturaleza en sus leyes y procesos permanecen igual a sí misma. Cassirer refiriéndose a esa
concepción histórica del hombre señala….que “la filosofía del siglo XVIII trata el problema
de la naturaleza y el problema histórico como una unidad que no permite su
fragmentación o disgregación”.
Lo anterior nos permite comprender que si el ser del hombre se considera inmutable por lo
que, la racionalidad se pensó de idéntica manera. Comprenderemos que por la influencia del
idealismo alemán esa imagen fijista del hombre fue sufriendo modificaciones, así por ejemplo
Fichte anticipándose a muchos pensadores contemporáneos, como Heidegger, Paul J. Sartre,
Ortega y Gasset etc. Ha expresado que el hombre es un ser que se hace así mismo, que su
existencia precede a su esencia, pone de manifiesto en su frase “yo no soy un ser ya
hecho, sino que soy aquel que en mismo hago”.
Este nuevo supuesto de la historicidad del ser humano, nos permiten entender porque han
existido a través de la historia diferentes formas de racionalidad, las cuales han correspondido
a los distintos modos como los hombres han estructurado política y económicamente la
sociedad, como también las variadas formas de interpretar y actuar en el mundo. Es por eso
que en esta unidad, se analizarán diversas formas de actuar moral y político.

Una clave de la naturaleza del hombre: el símbolo

Comprenderemos según Ernest Cassirer,  que cada organismo, hasta el más simple, se ha
adaptado a su ambiente. Al tenor de su estructura anatómica él mismo posee un
determinado “sistema receptor" y un determinado “sistema efector", el organismo no
podría sobrevivir sin la cooperación y equilibrio de estos dos sistemas. El receptor por el cual
una especie biológica recibe los estímulos externos y el efector por el cual reacciona ante los
mismos se hallan siempre estrechamente entrelazados. Son eslabones de una misma cadena,
que es descrita por Uexküll como "círculo funcional".
Entre el sistema receptor y el efector, que se encuentran en todas las especies animales,
hallamos en él ser humano un “universo simbólico”, el cual se ha creado a través del
desarrollo cultural de la especie humana, dando lugar a las diferentes formas simbólicas por
ejemplo, el lenguaje, el mito, el arte, la religión, las ciencias, etc. Por lo tanto, las respuestas
humanas están siempre mediatizadas por las mencionadas formas. Cassirer prefiere definir al
hombre como animal simbólico puesto que el ser humano no es solamente racional sino que
también incluye otras dimensiones como sentimiento, imaginación, etc.
De las reacciones animales a las respuestas humanas

En el estudio de este tema trataremos la actividad simbólica del hombre en una forma más
detallada, al distinguirlo de otros modos de comportamiento simbólico que se dan en el reino
animal. Ya los experimentos de Pávlov y Wolfe nos proporcionan una muestra empírica del
comportamiento animal. Según Wolfe, los resultados de diversos y prolongados experimentos
de aprendizaje han mostrado que en el comportamiento de los monos antropoides tienen lugar
los procesos simbólicos.  Recientemente, George Revéz ha publicado una serie de artículos
en donde analiza el tema del lenguaje.
El lenguaje conceptual es únicamente propio del ser humano. Si partimos de una definición
clara y precisa de éste, resultan automáticamente eliminadas todas las otras formas de
expresión que encontramos también en los animales. Los símbolos, en el sentido propio de
esta palabra, no pueden ser reducidos a meras señales. Señales y símbolos corresponden a
dos universos diferentes del discurso: una señal es una parte del mundo físico del ser; un
símbolo es una parte del mundo humano del sentido.
 

Un ejemplo de este reflejo condicionado es el alimento (o algún tipo de substancia química)


que al ser colocadas en la boca, producen saliva, este fenómeno fisiológico permite que la
comida sea alterada químicamente para que, tras ser diluida, pueda producirse el proceso
digestivo. Lo que Pavlov observa es que dicha secreción puede ser evocada a distancia
cuando un órgano sensorial (olfato o vista) detecta la presencia de algún alimento. De esta
manera, aún el plato en el que se acostumbra a alimentar al perro es suficiente para que se
produzca el reflejo condicionado de la secreción salival: "Y más adelante la secreción puede
ser provocada con la sola vista de la persona que trae la vasija, o por el sonido de sus pisadas
(Pavlov, 1927).

Los casos clásicos de Laura Bridgman y de Helen Keller, dos criaturas ciegas y sordomudas
que aprendieron a hablar gracias a métodos especiales. La señora Sullivan, maestra de Helen
Keller, ha registrado la fecha exacta en que la niña empezó a comprender realmente el
sentido y la función del lenguaje humano. Aprendido que cada cosa tiene un nombre y que el
alfabeto manual es la llave para todo lo que desea conocer... Después que Laura aprendió el
uso del alfabeto manual, también alcanzó repentinamente el punto en que comenzó a
comprender el simbolismo del lenguaje humano. El principio del simbolismo, con su
universalidad, su validez y su aplicabilidad general, constituye la palabra mágica, el "sésamo
ábrete" que da acceso al mundo específicamente humano, al mundo de la cultura.
Las señales, aun siendo entendidas y utilizadas como tales, poseen, no obstante, una
especie de ser físico o sustancial; los símbolos son universales y variables y poseen
únicamente valor funcional. Si tenemos presente esta distinción podremos abordar uno de los
problemas más controvertidos. La cuestión de la inteligencia de los animales ha constituido
siempre uno de los mayores rompecabezas de la filosofía antropológica, si bien es cierto que
el animal posee imaginación e inteligencia práctica, el hombre ha desarrollado una nueva
fórmula: inteligencia e imaginación simbólica.
En resumen, un signo o señal está relacionado con la cosa a que se refiere de un modo único
y fijo. Todo signo concreto es individual y se refiere a una cierta cosa individual.  Un símbolo
humano genuino no se caracteriza por su uniformidad sino, por su variabilidad.  Por lo tanto,
sin el simbolismo la vida del hombre sería, la de los prisioneros en la caverna de Platón,
confinados en los límites de sus necesidades biológicas y de sus intereses prácticos; sin
acceso al mundo ideal y al universo simbólico.
Diferencia esencial entre el hombre y el animal

Al analizar la obra de Max Scheler, titulada El puesto del Hombre en el Cosmos, manifiesta
que el hombre no se reduce a la idea de la evolución natural de la vida, sino, al fundamento
supremo  de las cosas llamado Razón o espíritu, siendo la esencia de esta la libertad, la
objetividad y consciencia de sí mismo.

El espíritu es por lo tanto, objetividad, es decir es la posibilidad de ser determinado por la


manera de ser de los objetos mismos. Para el animal no hay objeto, solo cosas particulares,
vive extático, abierto a su medio ambiente o realidad vital, la objetividad es la categoría formal
del lado lógico del espíritu. Existen categorías fundamentales en el espíritu entre las que
tenemos: sustancia, espacio y tiempo como conceptos abstractos de los cuales carece el
animal.
En consecuencia, el animal no puede aislar las formas vacías del espacio y el tiempo, el
animal vive en su actual presente, en tal sentido el espíritu es el único ser incapaz de ser
objeto, es actualidad pura, en donde su ser se agota en la propia realización de sus actos, en
tal sentido el centro del espíritu, es decir la persona no es ni ser sustancial ni ser objetivo sino,
un pleno orden de actos que se realizan a sí mismo.  
En resumen,  para Max Scheler, la diferencia entre el hombre y el animal no consiste en la
inteligencia porque en los animales superiores existe una inteligencia rudimentaria o no
desarrollada, la verdadera diferencia está en el espíritu de la cual como hemos expuesto
carece el animal.  
Le invito a leer  presentación titulada: EL PUESTO DEL HOMBRE EN EL COSMOS
( MAX SCHELLER) y Grados de la vida y puesto del hombre en el cosmos las
cuales constituyen el resumen del tema y a realizar las actividades para este tema.

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