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DIRECCIÓN GENERAL DE CULTURA Y EDUCACIÓN

DIRECCIÓN DE EDUCACIÓN SUPERIOR


INSTITUTO SUPERIOR DE FORMACIÓN DOCENTE Y TÉCNICA
Nº 127
CIUDAD DEL ACUERDO

Cuentos policiales

A: Lic. Marcos Muñoz

De: Gonzalo Jesús Zerda

Curso: 1° Año del Profesorado en Lengua y Literatura

Asignatura: Taller de lectura, escritura y prácticas de la oralidad

Fecha de entrega: 09/06/2017


Introducción

Los relatos policiales pertenecen a uno de los géneros más leídos de la


literatura. La diversidad de autores, las realidades y problemáticas abordadas y su
organización de los hechos por medio de misterios logran gran atención por parte
del público y a la vez de otras manifestaciones artísticas como el cine. Sus
orígenes son atribuidos al escritor estadounidense Edgar Allan Poe a través de
una serie de cuentos ya clásicos.

El presente informe se centra en el análisis de tres cuentos pertenecientes


al género policial, incluyendo uno del autor mencionado, uno de nacionalidad
británica y otro argentino. A través de este trabajo, se pretende dar cuenta de los
rasgos del género seleccionado y su evolución, presentar las clasificaciones
existentes dentro del mismo, establecer similitudes y diferencias entre las obras
seleccionadas.

El primer apartado explica al género policial desde los aportes de Tzvetan


Todorov y Daniel Link, incluyendo su historia, sus subdivisiones y las
particularidades del policial argentino. En una segunda parte, se presenta una
reseña de cada cuento junto a los rasgos que los incluyen dentro de este género
mientras se realiza a su vez un análisis comparativo entre los tres relatos.
Finalmente, este trabajo presenta una conclusión sobre su temática.

En este trabajo se toma a los relatos policiales como aquellos que incluyen
dos historias (según Todorov, dos aspectos de una misma historia), es decir la
historia de un crimen y la historia propiamente policial: la de la pesquisa. Esta
característica se da en las dos tipologías de las historias policiales aunque de
manera distinta como se explica más adelante.

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El género policial

El género policial nace a principios del siglo XIX con los cuentos del escritor
norteamericano Edgar Allan Poe. La carta robada, Los crímenes de la calle
Morgue y El escarabajo de oro dan inicio a una serie de historias donde los
enigmas y conflictos estructuran totalmente una historia.

Para Daniel Link, el relato policial se basa en el crimen y la verdad. Su


historia (o la historia de la pesquisa) busca esclarecer de manera verdadera los
detalles del crimen y de esta manera reconstruir la verdad del conflicto inicial. Este
tipo de historia incluye distintas maneras de organización, aunque la predominante
es aquella donde se presenta el crimen (o serie de crímenes) al principio del
cuento o novela, como una historia anterior a la del relato que se desarrolla en el
libro. Al decir de Todorov, la primera historia (la del crimen) ignora completamente
el libro, es decir, que su existencia es ajena a éste y sólo es mencionada
gradualmente durante la historia de la investigación o pesquisa.

Esta organización del relato toma forma a través de la investigación de un


detective (generalmente privado, ajeno al orden policial oficial), quien posee una
inteligencia especial capaz de inferir a partir de detalles que escapan a los demás
personajes. Generalmente, este investigador está acompañado de un ayudante,
quien aporta ideas y suele ser quien relata los hechos en forma de memorias.

Policial clásico

La primera forma de escritura policial pertenece a lo que se denomina


“policial clásico” o “de enigma”. Es el rasgo que tienen las primeras historias de
Poe ya mencionadas y que continúa en muchas de las célebres historias policiales
como las de Arthur Conan Doyle y Agatha Christie. En ellas, el detective mantiene
las características nombradas arriba, con una inteligencia superior, una vida
solitaria y múltiples conocimientos que le permiten ver más allá en cada escena y
actor del crimen. Con respecto a los conocimientos, es propio de este tipo de
policial la abundancia de datos científicos (o seudocientíficos inventados por el
propio autor) para descifrar muchas de las pistas obtenidas. De esta forma se

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busca la verosimilitud del relato. Además, este rasgo se debe a la época en que
estas historias son escritas, época de permanentes descubrimientos científicos,
que ponen al uso de la razón y la lógica un lugar privilegiado para la obtención de
conocimientos, en este caso deducciones lógicas sobre un crimen.

Por último, debe mencionarse el grado de claridad que manifiesta este tipo
de policial. El enigma se presenta al principio como algo difícil de resolver, como
un hecho cuyos motivos, personajes y modos son totalmente desconocidos. A lo
largo de la historia, el detective encuentra pistas sueltas que debe unir por medio
de su inteligencia y conocimiento para develar el enigma. En el final del relato, la
historia del crimen es reconstruida y se logra una explicación total de las pistas
que llevan al esclarecimiento de los hechos.

Policial negro

Este segundo tipo de policial surge en la década de 1920, en los Estados


Unidos. A diferencia del policial de enigma, el relato negro no narra dos historias
de manera separada, sino que en él ambas historias (la del crimen y la de la
investigación) se funden en una. Esto se debe a la forma en que se desarrolla el
relato. En el policial negro, el detective (aquí sí es un policía, aunque trabaje en los
márgenes de la legalidad) forma parte de los crímenes, debido a que la historia
criminal se va desenvolviendo a la par de la investigación (no es pasada) e incluye
al investigador como un personaje que permanentemente corre el riesgo de ser
víctima de los crímenes, a diferencia del relato clásico en que los detectives son
prácticamente intocables.

Además, el relato del policial negro no se centra en el enigma, sino que es


la narración de una sociedad caracterizada por la corrupción, lucha por el poder,
enfrentamiento entre distintos grupos. Los conocimientos científicos son dejados
de lado para darle lugar al conocimiento del mundo social (marginal) que tiene
quien realiza la investigación. Esta última característica, en palabras de Todorov,
suma al lector, además del sentimiento de curiosidad propio del relato clásico, el
de suspenso que mantiene al público expectante frente a cada hecho.

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Policial argentino

El relato policial en Argentina tiene una larga historia dentro de la literatura


local. Nace de la mano de Paul Groussac, con su historia La pesquisa de 1884. En
el siglo XX, el género toma características propias a partir de elementos que
introducen los distintos autores que lo trabajan. Por ejemplo, la figura de
detectives propiamente argentinos como Don Isidro Parodi, el comisario Laurenzi
o Don Frutos Gómez. Estos personajes no se corresponden directamente con los
de la literatura policial clásica. Generalmente, trabajan al margen o fuera de la ley,
tienen vínculos con la policía oficial pero también con criminales, políticos y
personas comunes. Sus conocimientos abarcan todo tipo de disciplinas y sus
razonamientos no se basan sólo en la lógica, ya que el sentido común muchas
veces logra ser más efectivo en sus pesquisas.

Generalmente, los investigadores suelen ser comisarios (en actividad o


retirados) que resuelven los enigmas a través de sus múltiples experiencias
relacionadas con crímenes. Su ética les permite tener una mirada particular sobre
los hechos y los mueve a actuar de distintas maneras según cada caso. La
resolución del enigma no es un objetivo en sí, sino que es un objetivo secundario o
un medio para llevar adelante la justicia.

En los relatos policiales argentinos, los subgéneros policiales se funden


para relatar hechos enigmáticos a resolver y también exponer las relaciones entre
la justicia y la injusticia, lo legal y lo ilegal, a veces en forma de parodia y otras
como denuncia.

Los relatos

Los tres relatos analizados en este trabajo son: Los crímenes de la calle
Morgue de Edgar Allan Poe, El hombre invisible de Gilbert Keith Chesterton y La
pesquisa de Don Frutos de Velmiro Ayala Gauna.

En el primero, el crimen es el asesinato de dos mujeres, madre e hija.


Ambas son mutiladas en un cuarto de su casa, aparentemente cerrado totalmente.

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A partir de estos asesinatos, el narrador de la historia y su amigo el detective
Dupin comienzan a investigar por su cuenta los hechos. Dupin encarna al clásico
investigador de inteligencia superior, detallista, capaz de descubrir con sus
conocimientos y conjeturas todos los pormenores del crimen. La resolución a la
que arriba presenta a un orangután como autor de los asesinatos. Lo
característico de este cuento es la forma en que el detective lleva adelante su
trabajo, entrevistando distintos personajes, analizando cadáveres, comparando
con saberes científicos, enfrentándose a las autoridades policiales.

El cuento de Chesterton no inicia con un asesinato (aunque hacia el final de


la historia se comete uno), sino que se presentan una serie de actos misteriosos
que se atribuyen a un personaje que se conoce pero que nadie logra ver en el
momento de los hechos. La historia está narrada en tercera persona y presenta a
los personajes en el progreso de la historia. La persona que resuelve el crimen
(quizás no se le puede atribuir en esta historia todas las características de un
detective como para mencionarlo de tal modo) resulta ser un sacerdote, el Padre
Brown, quien parece tener una sensibilidad diferente que le permite percibir de
otra forma los hechos y a los personajes, y que logra inferencias más allá de los
conocimientos científicos mencionados en el relato. Su acompañante en la historia
es un criminal, quien lo ayuda a establecer contacto con las personas involucradas
en los crímenes o a conseguir ciertas ventajas en determinadas circunstancias. La
resolución del crimen también queda clara en esta historia, que podría enmarcarse
dentro del subtipo de enigma.

En el cuento argentino de Ayala Gauna, la historia se basa en un asesinato


que debe ser resuelto por la policía. En esta historia, el detective es el comisario
del pueblo, don Frutos Gómez, quien es consultado por sus vecinos ante distintos
conflictos de su localidad. Se lo presenta como una persona con una persona que
busca justicia sin tener en cuenta precisamente el marco legal de la misma. En
este cuento, la resolución del conflicto se logra a través del sentido común del
comisario y sus conocimientos sobre las personas que lo rodean. Dentro de su
comisaría, hay distintos personajes que representan a la policía de las provincias

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del Interior del país y, opuesto a éstos, un policía sumariante que intenta resolver
los enigmas a través de la lógica científica sin resultados positivos.

Además de las comparaciones ya mencionadas, deben nombrarse otras


como el tipo de narrador, la figura de la policía oficial y

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Bibliografía

 ALLAN POE, Edgar, Narraciones extraordinarias, Buenos Aires, Ed.


Gradifco, 2007
 CHESTERTON, Gilbert Keith, El candor del Padre Brown, Buenos Aires,
Losada, 2007
 FENOGLIO, Aníbal (comp.), Cuentos policiales argentinos, Buenos Aires,
Ed. Estrada, 2008
 LINK, Daniel (comp.), El juego de los cautos, Buenos Aires, La Marca
Editora, 2003
 TODOROV, Tzvetan, “Tipología de la novela policial” en Poética de la
prosa, París, Éditions du Seuil, 1971

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