Con más de 70 días sin clases y el futuro incierto por la pandemia de coronavirus, el sistema educativo boliviano busca las formas de salir adelante sin “perder el año”. Padres de familia, profesores y expertos identificaron al menos cinco problemas que se deben afrontar en la crisis educativa, pero sin poner en riesgo la salud de profesores y estudiantes. Los problemas identificados son: la brecha digital; la falta de capacitación de profesores, estudiantes y padres; la falta de un plan de contingencia y a largo plazo; las presiones sociales, y la ausencia de un nuevo modelo educativo que incluya procesos semipresenciales, pues la Covid-19 “llegó para quedarse” y cambiará para siempre los procesos de enseñanza y aprendizaje. El dirigente del Magisterio Rural, Yery Saravia, aseveró, sobre el primer punto, que se ha identificado muchos problemas de acceso a Internet, sobre todo en áreas rurales. Pidió que no sólo se democratice el Internet, sino que las autoridades busquen también una solución a la falta de herramientas de tecnología. Explicó que el Magisterio Rural realizó un mapeo y un estudio de la situación del acceso a Internet y a las tecnologías, y se identificaron varias zonas que no tienen las mínimas condiciones, como los municipios rurales, las zonas cercanas a las Cordilleras, los pueblos indígenas y los municipios de las profundidades de la Amazonía y el Chaco. En Cochabamba, se identificó como las zonas más vulnerables a Tapacarí, Arque, Morochata, el cono sur y el trópico de Cochabamba. Este informe señala que entre el 40 y 60 por ciento de los estudiantes en las zonas rurales y periurbanas no tienen acceso a Internet, y muchos de ellos tampoco tienen disponibilidad de celular, computadora o tablet. “Algunos ni siquiera tienen electricidad, entonces no se puede hablar de clases virtuales ahí”, explicó. Indicó que otra dificultad es que las capacitaciones para las clases virtuales que el Ministerio de Educación está impulsando sólo llegaron al 50 por ciento de los maestros. Saravia dijo que el Magisterio Rural y los profesores se están costeando las capacitaciones. Se estima que en Bolivia hay 190 mil profesionales de la educación de distintos niveles: inicial, primario, secundario y universitario. El 80 por ciento está en el área urbana y el 20 por ciento en el área rural. La dirigenta del Magisterio Urbano de Cochabamba, Norma Barrón, explicó que, antes de la pandemia, la educación estaba ya en estado de crisis, pero que el coronavirus ha profundizado esta situación. “Se está imponiendo el uso inevitable de la tecnología e informática, pero en las condiciones en que se dan, si el alumno antes de la pandemia ya estaba en profunda crisis y aislado de su realidad, ahora con el uso de la tecnología en condiciones limitadas, vamos a estar más lejos de lograr conocimiento y de formación integral”, dijo. Dijo que la tecnología debe ser un instrumento del maestro para los procesos de enseñanza, pero aseveró que la situación sanitaria no da para pensar en grandes planes sobre la educación virtual. “Pensar en comprar megas y superar las limitaciones de la tecnología choca con la realidad, porque en la pandemia la gente está preocupada por sobrevivir y alimentarse, y no hay condiciones”, dijo. Para Cesar Camacho, director de posgrado de la Universidad Indígena Quechua Casimiro Huanca, ubicada Chimoré, en el trópico de Cochabamba, el principal problema a solucionar es la brecha digital. Hay sectores que tienen acceso a Internet y las tecnologías, pero hay otros que no lo tienen, y esto dificulta que los procesos de enseñanza sean equitativos y amplios. Pero no es el único problema, afirma Camacho. Hablar de educación virtual significa dejar atrás lineamientos de la “educación conductista” para pasar a un nuevo modelo educativo que incluya no sólo la modalidad virtual, sino nuevos conceptos como la interdisciplinariedad y transdiciplinariedad. “La educación virtual no sólo pasa por tener celular o computadora con internet ilimitado. Ahora para los estudiantes las clases son una tortura porque hay una verticalidad. El fracaso de la educación virtual es que los docentes tratan de replicar el manejo conductista del aula pero a nivel virtual”, dijo. El experto indicó que sí se puede hacer educación virtual, pero es necesario entender primero qué es esto, “no es la replicación de la clases que se hacían en el aula, de estilo conductista”. Otra de las trabas que la pandemia ha expuesto es que, a la fecha, las autoridades del Ministerio de Educación no han propuesto un plan de contingencia, a corto plazo ni a largo plazo, para afrontar esta nueva realidad. “Necesitamos primero un plan de contingencia, de trabajo, para implementar; ahora estamos sólo salvando del walk over, hacemos lo que podemos”, dijo el dirigente del Magisterio Rural, Yery Saravia. Acotó que este plan debería incluir una solución al tema del acceso a internet, viendo otras vías como la televisión o la radio, además de una currícula provisional que priorice contenidos y objetivos alcanzables en el contexto de la crisis sanitaria. “Se debe ver el tema de capacitaciones, acceso, contenidos y diferencias, porque no es lo mismo enseñar a niños de secundaria que a los de los primeros cursos, que necesitan más ayuda de los padres”, dijo. Estos planes deben incluir, sin duda, a los padres de familia, que, por la coyuntura sanitaria, se vuelven profesores en sus domicilios. El dirigente de padres de familia, Erick Rojas, dijo que, con las actuales condiciones, no va a haber plan que funcione y aseveró que las clases virtuales “no existen”. “Son pocas universidades y pocos colegios que pudieron generar plataformas virtuales en la que sus alumnos puedan generar conocimiento. Enviar videos o mensajes de WhatsApp, ni siquiera el Zoom, no son plataformas educativas”, dijo. Indicó que lo que se necesita es un nuevo modelo educativo, porque la realidad es que “nuestros hijos no van a volver a clases en esta gestión, así que hay que pensar en planes a largo plazo”.