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Por un fideicomiso internacional para Haití

Por Alfredo Vargas Caba


El modelo de Estado que el pueblo haitiano desde 1804 arrancó a la Francia de Napoleón, no ha
logrado liberar de la esclavitud del hambre a sus diez millones de habitantes.
Dos siglos después de haber sido República, Reino, Imperio, Colonia, Narcoestado ocupado por
la MINUSTAH, la anarquía y la violencia vuelven a secuestrar una nación víctima de sus propios
demonios.
Detrás de la retórica rimbombante de haberse liberado de la esclavitud de los blancos franceses,
los resultados históricos que llegan hasta el presente demuestran que el grueso del pueblo
haitiano solo cambió de amos.
En vez de Francia, ahora tienen al “Estado” que los esclaviza. El Estado es secuestrado por la
minoría racial de turno que ha ido cambiando de etiqueta según ha ido evolucionando el mundo
desde el siglo 19 al siglo 21.
En el 2054, Haití cumplirá 250 años desde que se convirtió en estado rebelde sujeto al ostracismo
de las potencias. Las minorías que secuestraron el Estado han mantenido al pueblo en la miseria
y la ignorancia, hasta llevarlo al estado fallido de 2019.
No nos engañemos. Los gobiernos “democráticos” donde solo vota el 20% del pueblo y el
presidente electo sale elegido con menos del 10% de la población, no gozan de la legitimidad y
la fuerza para dotar a Haití del estado que ese país necesita y se merece.
La ONU tiene una segunda oportunidad para aplicar el capítulo XIII de su Carta, de tal modo que
el pueblo haitiano pueda aprender a autogobernarse, en lo que resuelve su crisis humanitaria de
hambre, miseria, salud y gobernabilidad.
Haití es una nación de múltiples etnias donde se fundó un estado racista, supuestamente contra
los blancos esclavistas, pero que en los hechos sirvió para que las etnias mulatas o negras se
turnaran para secuestrar al estado y dejar en la miseria al 90% de la población.
Hoy es un país sin vegetación, sin educación, sin alimentos, y sobrepoblado. Es también víctima
de los mercaderes de la caridad que aliados a los caciques locales se lucran de la desgracia y de
las catástrofes de un pueblo que se muere a los ojos indiferentes del mundo.
Los fideicomisos se crearon después de las guerras mundiales, para descolonizar y educar a las
poblaciones locales a autogobernarse antes de pasar a ser estados funcionales y soberanos.
Haití necesita ser reorganizado como estado descentralizado que integre mejor a sus etnias, sin
trasfondos raciales, para que en la medida que se les dote de infraestructura, alimentos y medios
de producción, aprendan a autogobernarse a nivel de las comunidades, antes de volver a
administrar un estado central para el que hasta ahora nunca han estado preparados.
Por un fideicomiso internacional para Haití
En efecto, durante el dominio francés de ese territorio, los esclavos fueron traídos por su
capacidad a resistir al menos 7 años de esclavitud y procedían de varias etnias que tenían lenguas
e identidades propias a quienes solo los unió el odio común al blanco francés.
Arrasaron y quemaron las plantaciones para no volver a la esclavitud y cerraron las pocas
escuelas existentes. Esto perpetuó la esclavitud del espíritu, de sociedades tribales africanas
rezagadas del mundo, incluso en el siglo 19.
Las distintas etnias haitianas nunca han sido gobernadas democráticamente como un estado
moderno tanto por el racismo interno que predomina entre negros y mulatos, como por las
potencias que la han ocupado y aislado para evitar que contagiaran sociedades esclavistas y
racistas del siglo 19 y buena parte del siglo 20.
La alternativa es dejarlo en manos de narcotraficantes, políticos oportunistas que repetirán los
desfalcos y demagogias que han caracterizado la historia de Haití de los últimos 215 años.
Eso crea un grave problema de seguridad regional y de seguridad nacional para la República
Dominicana, que se liberó del Estado Haitiano cuando se dio ínfulas de llamarse Imperio de Haití.
La República Dominicana cumplirá en el 2044, doscientos años que se fundó como estado
independiente de la República de Haití, que se autoproclamó Imperio hasta que fue derrotado
en 1856 tras 12 años de guerra.
Contrario a Haití, la población dominicana constituida de 80% de mulatos evolucionados de más
de 4 siglos de integración racial y cultura e identidad occidental hispánica, ha logrado organizar
un estado que en los últimos 40 años se desarrolla eficientemente reduciendo la pobreza.
Es vital para el futuro de la República Dominicana que proteja su territorio de la inmigración
masiva e incontrolada de haitianos, no solo por motivos económicos y ecológicos, sino culturales.
Este país debe mantenerse al margen de ser parte de los administradores de un Fideicomiso de
la ONU y sellar su frontera con Haití, mientras dure la abismal diferencia entre ambos países.
Sin embargo, es en interés de la RD reclamar que la ONU, Europa y EE. UU. promuevan que se
instaure un fideicomiso en Haití, para que el mundo entero financie la reconstrucción no solo de
la infraestructura de ese país, sino para que no lo despojen de sus materias primas y minerales,
en lo que por lo menos el 80% de su población se eduque y aprenda a gobernar departamentos
que eventualmente podrían federarse en un estado nacional soberano.
La Confederación Helvética es de tamaño similar al de Haití y está compuesta de 27 cantones
autónomos, 4 lenguas, varias religiones y diversas etnias, que aprendieron “a la mala” a
entenderse y donde el estado central es menos fuerte que los cantones que lo integran.
Toussaint Louverture murió a poca distancia de Suiza. Ojalá les sirva de inspiración para formar
un estado moderno donde el racismo de etnias africanas sea una etapa superada.

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