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SECCIÓN 02 4º SEMESTRE
Introducción
¿Qué es?
Historia
El propio término «psicología positiva» fue mencionado por primera vez por
Abraham Maslow, un importante psicólogo humanista, en la primera edición de su
libro Motivación y personalidad de 1954.
A pesar de que tuvo una acogida bastante fría en un principio, poco a poco el
mundo científico comenzó a aceptar la psicología positiva como una rama más del
estudio del conocimiento humano. Así, la universidad de Harvard comenzó a
impartir cursos sobre este tema en el 2006; y poco después se creó la IPPA, la
primera organización internacional enfocada en este ámbito.
Campos de aplicación
Emociones positivas
Por otra parte, están las fortalezas de carácter, que son propias de cada persona y
pueden ponerse en práctica. Las fortalezas son rasgos o características
psicológicas que se presentan en situaciones distintas a través del tiempo, y sus
consecuencias suelen ser positivas. Poner en práctica una fortaleza provoca
emociones positivas auténticas y actúan como barreras contra la enfermedad,
entre estas se encuentran el optimismo, las habilidades interpersonales, la fe, el
trabajo ético, la esperanza, la honestidad, la perseverancia y la capacidad para
fluir, entre otras.
Teorías
Debido a que la psicología positiva es todavía una rama muy nueva, no existe una
única teoría que englobe todos los descubrimientos realizados por sus
investigadores. Sin embargo, sí que se han creado algunas teorías que son
consideradas como las principales dentro de este sector. A continuación veremos
cuáles son las más importantes.
Los tres caminos a la felicidad
En su primer libro Auténtica felicidad, Seligman propuso la idea de que existen tres
maneras de alcanzar un estado de felicidad que puede merecer la pena investigar.
Estos tres caminos son la vida placentera, la buena vida, y la vida con significado.
Por otro lado, la buena vida tendría que ver con los efectos de estados como el
flow o la inmersión, que se producen cuando la persona está completamente
sumergida en aquello que hace de manera habitual. Participar sobre todo en
actividades que producen estos estados generaría un estado de felicidad mucho
más duradero que el de la vida placentera.
Por último, la vida con significado tendría que ver con la participación en algo más
grande que nosotros mismos. Así, las personas que escogieran este camino
derivarían una gran satisfacción de contribuir a la sociedad, participar en grandes
objetivos grupales, o mantener relaciones duraderas y estables.