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cuenta con su aprobación. Ese cometido se cumple en el caso sub lite por
cuanto al ratificar por escrito original la parte interesada su demanda de
casación no queda duda de la autoría y el contenido de la misma, sin que
sea óbice que inicialmente no hubiese sido presentada en esaforma, ya que
tal exigencia queda suplida con el mensaje de datos ratiftcado en los térmi-
nos del artículo 8Q de la misma Ley invocada.
6. Aún más, resulta obligado enfatizar que el inciso segundo del artículo
1 O de la misma Ley 527 es terminante al prescribir que en las actuaciones
administrativas o judiciales no se puede negar eficacia, validez o fuerza
obligatoria a todo tipo de ·información en forma de mensaje de datos - indu-
dablemente el fax es uno de ellos - ''por el solo hecho que se trate de un
mensaje de datos o en razón de no haber sido presentado en su forma origi-
nal". Nótese que el anterior precepto no se refiere al comercio electrónico,
sino a toda actuación administrativa o judicial, vale decir; sin exceptuar las
demandas de casacióf!..
7. Obra en autos igualmente constancia de lafecha de recibo del mensa-
je electrónico, visible en la parte superior derecha del folio 6, ·y corroborada
con la anotación secretarial delfolio 11, donde se dafe de su recpción el día
5 de octubre, así como el triforme secretarial que da cuenta de su presenta-
ción en tiempo. No queda duda, entonces, de los efectos jurídicos que produ-
ce el mensaje de datos recf:?pcionado, dado que existe como tal y prueba la
.voluntad qe comprometerse de la parte que lo emitió ante la Corte y además
es accesible a confrontación con su original remitido en su integridad. Por tal
razón cumple con los requisitos de constituir un medio de prueba de la actua-
ción procesal que ejecutó el iniciador recurrente a la luz de los artículos 5, 6,
10, 11, 17, 18, 22 y 23 ibídem.
8. Como antecedentes jurisprudenciales conviene recordar; simplemente
a guiza de referencia histórica, entre otros, dos pronunciamientos emitidos
aún antes de la vigencia de la Ley 527: la Sección Primera del Consejo de
Estado, mediante sentencia del 23 de octubre de 1990, dio validez como
documento público auténtico al Decreto 1 766 de 1987, expedido por el Presi-
dente de la República cuando se encontraba fuera del país y transmitido vía
fax; igualmente, por medio de providencia del 26 de julio de 1993, la Sección
Segunda del mismo organismo admitió un recurso de apelación interpuesto
vía fax (expediente 8306).
9. No está por demás agregar que, desde luego, hasta tanto no se expida
una .regulacion diferente, quien pretende enviar una demanda de casación
pot telefax, corre todos los riesgos d~ que n.o exista Unea, esté inservible,
ocupada o no entre enforma legible el mensaje de datos. Obviamente estas
falencias no se pueden imputar a la dependenciajudicial respectiva. Empe-
ro, cuando suceda lo contrario y éste se reciba con los requisitos de
corifiabilidad, que permita conservar la integridad de la iriformación, y la
identificación del iniciador; no se le puede restar valor probatorio a dicha
actuación, tal como ocurre en el caso bajo examen e11 el que el mensaje de
datós fue recibido en tiempo por la secretaría de la Sala de Casación Laboral
y al día siguiente de la emisión, se presentó la demanda en original.
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Por cuanto Ley 527 de 1999 no modificó el Código Procesal del Trabajo
ni lo dispuesto en las leyes y decretos que lo adicionan y reforman en lo
atinente al recurso de casación, como tampoco varió el Código de Procedi-
miento Civil respecto de la presentación de memoriales o de la demanda
con la que debe sustentarse este recurso extraordinario, consideramos
que no existe un fundamento plausible para invocar como sustento de la
decisión una ley que de manera explícita reglamenta "el acceso y uso de
los mensajes de datos", el "comercio electrónico" y las "firmas digitales".
Ninguno de estos temas, y muchísimo menos el relacionado con las
"entidades de certificación", se refiere a una cuestión eminentemente pro-
cesal y circunscrita a la forma como se interpone y sustenta el recurso de
casación en asuntos laborales.
Consideramos que no resulta impertinente recordar la más que secu-
lar regla de interpretación de la ley contenida en el artículo 27 del Código
Civil, según la cual "cuando el sentido de la ley sea claro, no se desaten-
derá su tenor literal a pretexto de consultar su espíritu".
Sabemos muy bien que ese mismo precepto legal autoriza recurrir a
la intención o espíritu de la ley para interpretar una expresiÓn oscura de
ella, siempre que tal intención o espíritu aparezcan claramente manifes-
tados en la propia ley o en la historia fidedigna de su establecimiento.
No creemos que pueda predicarse oscuridad en las normas del Decre-
to Ley 528 de 1964 que regulan todo lo referente a la interposición y
sustentación del recurso extraordinario de casación laboral. Y que sepa-
mos hasta el día de hoy' nadie había planteado que esos preceptos legales
tuvieran un sentido diferente al que de manera clara expresa su tenor
literal. La claridad de estos textos hace que no pueda desatenderse la
literalidad de la ley so pretexto de buscar un oculto espíritu o intención
del legislador no manifestada explícitamente en dichas normas legales.
Significa lo anterior, o por lo menos así lo consideramos quien~s po-
nemos a salvo el voto ante la decisión de la mayoría, que la sola circunstan-
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