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El idealismo
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Leibniz llamó idealista a Platón y a otros autores que consideraban la realidad como
una forma o idea. También San Agustín fue considerado idealista por destacar la
realidad de la persona como intimidad y afirmar que el alma es heterogénea con
respecto al mundo espacial.
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Según Hegel, por ejemplo, la realidad es una trama de relaciones. El sujeto
cognoscente y el objeto a conocer se funden en una relación en la cual, cada uno de
ellos, es en relación con lo que no es (no es el ser-en-si, porque es ser-en-relación). En
esta dialéctica, cada elemento conserva sus propiedades que, al fusionarse en esa
relación, encuentran ambos, una instancia de superación. El todo es mayor que la suma
de las partes. Toda superación tiene características propias de una unidad que resulta
distinta a la unidad que es cada componente.
Hegel considera que no existe una separación tajante entre sujeto y objeto, sino que
hay una totalidad entre ambos; juntos conforman un organismo –si bien no en el sentido
biológico: la realidad es un organismo de relaciones dialécticas. Estas relaciones se
manifiestan, siempre aparecen. Lo que es no se encuentra oculto, justamente es en el
proceso de su manifestación. La conciencia o el espíritu es, para Hegel, la única realidad
que se aparece ante sí misma, es sujeto y objeto a la vez. Esto determina que, según su
teoría, el sujeto sea idéntico al objeto; y, el ser, idéntico al pensar.
1
ocurrió con Kant, Fichte, Schleiermacher, Herbart y Dilthey. También
aparecen dentro de la corriente escritores como Goethe, Schiller, Ricther
y Lessing.
Fichte
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Primero fue preparado para el ingreso en el castillo del noble en Siebeneichen, después
acudió a las lecciones de un predicador, luego asistió a la escuela de Meissen y,
finalmente, en 1774 ingresó en la famosa escuela de príncipes de Schulpforta. A pesar
de que su mecenas murió pronto, pudo continuar de alguna manera sus estudios en Jena
y Leipzig, sosteniéndose con las clases particulares. Sus magros ingresos económicos le
impidieron realizar el examen final de teología para dedicarse, como quería, al oficio de
predicador.
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En su Historia de la Filosofía, Hegel trata a los filósofos precedentes como etapas
superadas.
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por ganarme el pan día tras día, era, sin embargo, entonces uno de los
hombres más felices de toda la tierra. (Carta del 5 de marzo de 1791)
Más adelante conoció personalmente a Kant, quien leyó un manuscrito
suyo sobre el concepto de revelación y lo invitó a publicar el trabajo. Al
principio, el público pensó que se trataba de una publicación del propio
Kant. Fichte se hizo así famoso de la noche a la mañana, pues era autor
de una obra digna de Kant. Ahora podía casarse.
En su segunda estancia en Suiza conoció personalmente a Pestalozzi5.
Ya comenzaba a ponerse de manifiesto su pasión por la política. En sus
primeros escritos políticos se ocupó del cambio de perspectiva popular
frente a la Revolución Francesa. La burguesía y la intelectualidad
alemana, entusiasmados al principio con las ideas de 1789, y a raíz de los
tristemente célebres asesinatos de septiembre y la ejecución del rey
cambiaron radicalmente su actitud. Este cambio de actitud hacia la
Revolución Francesa se vio reflejado en la represión a la libertad de
pensamiento en Alemania. Fichte hizo de la defensa a la libertad de
pensamiento el asunto más propio y personal, actitud consecuente con su
adscripción al criticismo kantiano que porta como presupuesto
incuestionable la libertad de pensamiento.
En el invierno de 1793-4 fue llamado a ocupar la vacante de Reinhold
en la cátedra de filosofía de Jena. En abril de 1794 publicó un escrito
como programa de sus lecciones que tituló Sobre el concepto de la
doctrina de la ciencia o de la así llamada filosofía, como escrito
introductorio a sus lecciones sobre esta ciencia.
Es pretensión de Fichte elevar la filosofía a la categoría de ciencia; y
puesto que Kant ha provisto de sus resultados, será cuestión de indagar
sus fundamentos. De ahí el otro punto de apoyo de la reflexión fichteana
5
La figura más noble de la pedagogía idealista, educador por excelencia y fundador de
la escuela primaria popular, Pestalozzi fue profundamente influido por las ideas
roussonianas del Contrato social y el Emilio. Entre otras cosas, consideró que la familia
es el núcleo primordial del cual surgen las demás instituciones sociales, pero no es
suficiente como agente educador. Necesita del complemento de la escuela y demás
instituciones educativas. El fin de la educación es la humanización del hombre. El
hombre es un ser instintivo o animal y un ser social y moral. Distinguió tres grados de
desarrollo correspondientes a otras tantas etapas del desarrollo humano: la educación
familiar, la educación escolar y la educación moral y social. Basó la educación
intelectual en la intuición, esto es, la actividad de nuestro espíritu a través de la cual las
formas de nuestro pensamiento se ponen en contacto de modo directo con sus
contenidos, sean de orden material o ideal.
3
que se une al de la Revolución Francesa: la revolución de pensamiento
llevada a cabo por Kant (el criticismo).
Elevar la filosofía al rango de ciencia significa relacionarla con todas
las demás ciencias (particulares) como su principio y fundamento. Por
consiguiente, la filosofía ya no es amor al saber, sino fundamento de
todo saber.6 La cientificidad de la ciencia está dada por su forma
sistemática, por su conexión como totalidad y está garantizada por un
único principio que asegura la certeza de las proposiciones restantes al
comunicarles la propia certeza. El principio se expresa: yo=yo.7
Fichte busca la acción originaria y la encuentra en la actuación del yo
que se pone a sí mismo. En virtud de esta posición el yo es. El principio
propuesto resulta un acto de conciencia. Como fundamento de la doctrina
de la ciencia en su conjunto propone Fichte un sistema dialéctico de
principios tendientes a ofrecer un fundamento del saber teórico, un
fundamento de la ciencia de lo teórico y un fundamento de la ciencia de
lo práctico. Según el primer principio, el yo se pone a sí mismo (tesis),
según el segundo principio, al yo se contrapone un no-yo (antítesis) y
según el tercero, yo contrapongo en el yo al yo divisible un no-yo
divisible (síntesis).
Dictó exitosamente sus lecciones sobre la doctrina de la ciencia en
Jena. Su exposición era clara y convincente y despertaba gran
entusiasmo. Su discurso era sostenido en un tono militante y seguro. 8
Además de sus cursos para estudiantes de filosofía, dictó unas lecciones
sobre moral para eruditos que despertaron tal interés en toda la
Universidad que ocupaban el aula más grande y aun el patio y el pasillo
se llenaban. No obstante, también alentó la repulsa de algunos profesores
(probablemente envidiosos) que lo querían fuera de la Universidad, por
defender los principios de la Revolución Francesa, por demócrata y
6
Esta búsqueda de fundamentación va de la mano de una exigencia de tipo lingüístico-
patriótica: Fichte quiere enseñar a la filosofía a hablar en alemán.
7
Le han objetado que este principio no es más que una reiteración (sin novedad alguna)
del principio lógico de identidad A=A. Pero si bien el punto de partida fichteano es la
versión lógica del principio de identidad, la proposición A=A no significa para Fichte A
es o hay A, sino solamente si A es, A es. Su investigación sobre la relación si-entonces
implica un intento de fundamentar la posición lógico-formal de la identidad, o, dicho de
otra manera, la reducción trascendental de la lógica en su conjunto.
8
Más adelante, este orador de palabra poderosa que arrastra a los estudiantes en masa
pronunciará en similar estilo sus discursos a la nación.
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jacobino. Sin embargo, fue la acusación de ateísmo la que lo llevó a
abandonar Jena.9
Sus Discursos a la Nación alemana (Reden an die deutsche Nation)10
postulan la nacionalidad y el sentido de patriotismo como objetivo de la
educación. De ahí que su propuesta tienda a una educación nacional y no
meramente popular que llegue a todos los ciudadanos sin excepción de
nadie.
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enferma, incluso el único medio para hacerla capaz de entender la
doctrina de la ciencia. (Carta del 3 de julio de 1807 a su mujer)
Un punto importante en la educación según es planteada por Fichte es
la estimulación de la espontaneidad que puede generarse cuando el niño
siente placer por aprender: Hemos encontrado el medio de provocar esta
inclinación genuina por aprender; consiste en estimular la
espontaneidad inmediata del educando y convertirla en la base de todo
conocimiento.
El positivismo
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Comte ya no es un autor muy leído, sin embargo, la influencia del positivismo sobre
el pensamiento contemporáneo en general, y particularmente sobre la epistemología, se
conserva intacto hasta el punto de constituir la historia oficial de la ciencia. Cfr. Heler,
Mario, 2004, Ciencia incierta, Biblos, Bs. As.
Y cfr. también Habermas, Jürgen (1982), Conocimiento e interés, Taurus, Madri, p.
75, donde se afirma: El positivismo significa el final de la teoría del conocimiento. en
lugar de esta última aparece una teoría de la ciencia.
12
Claude Henri de Rouvroy, Conde de Saint-Simon (París, 1760-1825) fue uno de los
pensadores políticos franceses que se esforzaron por comprender el desarrollo de la
6
creando un sistema que llamó positivo13, que repercutió fuertemente en
las sociedades europea y americana y, años más tarde, en algunos países
de Latinoamérica.
7
por una constricción permanente, apoyada en una autoridad
sobrenatural.
Debemos señalar especialmente, por último, una quinta aplicación,
menos usada que las otras, aunque por parte igualmente universal, que es
la vinculada al uso del término positivo como contrario a negativo. En
este aspecto, indica una de las más eminentes propiedades de la
verdadera filosofía moderna, mostrándola destinada sobre todo, por su
naturaleza, no a destruir, sino a organizar. (Comte, 1999: 101-102)
14
A propósito, Comte enuncia su Ley de la evolución intelectual de la Humanidad o
Ley de los tres estados, según la cual concibe la historia universal de la especie humana
como evolución de tres estados teóricos: teológico, metafísico y positivo. El primero es
provisional y preparatorio del segundo, que también es provisional y preparatorio del
tercero, el único estadio pleno.
En el estado teológico (fetichista), el hombre intenta explicar las cosas buscando sus
causas últimas y las encuentra en fuerzas sobrenaturales invisibles. Se corresponde con
una sociedad de tipo militar, puesto que tanto el modo teológico de conocimiento como
la sociedad militar están sostenidos por las ideas de autoridad y jerarquía.
El estado metafísico (politeísta) se corresponde con la sociedad de los legistas. Hay
en ella una separación progresiva entre el poder espiritual y el poder temporal, con el
consiguiente desplazamiento de la autoridad religiosa hacia la autoridad civil. La razón
metafísica socava la unidad de la sociedad teocrática y se vincula a la anarquía
individual asociada a las ideas de contrato social y derechos individuales.
En el estado positivo (monoteísta), finalmente, la razón alcanza la mayoría de edad;
mediante la observación y el experimento puede explicar los fenómenos reduciéndolos a
leyes generales. No se intenta explicar el porqué o el qué sino el cómo se comportan las
cosas. Se corresponde con la sociedad industrial y se caracteriza por el triunfo y la
consolidación de la mentalidad científica, el primado de la producción industrial, el
aumento de la productividad y, por ende, del nivel de vida de toda la sociedad (incluidos
los obreros), el reconocimiento de la propiedad privada como fuente de riqueza social,
la hegemonía política de los expertos (los científicos) y la fundamentación positiva de
una nueva moral –ya no basada en Dios ni en ideas abstractas, sino en el culto a la
8
provisorio. En este sentido, criticó el esencialismo metafísico en tanto
que defendió el método científico.
La orientación cientificista propugnada por Comte considera a la
sociedad como un organismo, pero no en el sentido hegeliano, i. e., como
un todo –y, fundamentalmente, un todo espiritual-, sino como un
organismo biológico que ejecuta cierta función.
Comte habla de la sociedad ideal que es entendida por él como es
regida por leyes naturales y, por ende, debe ser comandada por los
científicos y los intelectuales.15 Para Comte, la organización social tiende
naturalmente hacia la unificación de intereses, hacia el equilibrio, pero
este no será resultado de la suma de cada elemento que la compone, sino
que es una acción espontánea propia de la sociedad.
Comte separa elementos para poder ver con objetividad la sociedad
(su objeto de estudio) y aplica sobre ella las leyes naturales. De esta
manera, al utilizar el método positivo para analizar la sociedad, se puede
vislumbrar su estructura de base, esto es, sus órganos, y los cambios que
se producen dentro de dicha estructura. La familia, el lenguaje como
socialización y la división del trabajo conforman la estructura comteana
natural y permanente que sirve de soporte para el orden social. Así,
considera a la religión y a la filosofía metafísica como negativas para
lograr alcanzar ese orden.16
Comte ha recibido fuertes influencias de Descartes y de Francis
Bacon. El racionalismo cartesiano le confiere al positivismo su necesidad
de legitimar a partir de la razón. En tanto que Bacon imprimirá en el
pensamiento comteano su carácter práctico como una nueva manera de
organizar el saber. Así, este último será funcional, útil y preciso; todos
éstos caracteres necesarios para asegurar los dos fines del pensamiento
positivo: el orden y el progreso; noción moderna esta última que
subsume la tradición como factor legitimador.
En su programa positivo, Comte estipula los tres postulados: la
significatividad, la validación y la utilidad.
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En primer lugar, y desde una mirada realista, se trata de adecuar la
mente a la realidad, a manera de espejo. El objetivo de este postulado es
perfeccionar la subordinación natural del hombre al mundo, es decir,
permitir que el sujeto reconozca lo real sólo por la simple observación y
poder establecer relaciones entre los fenómenos que aprecia. De esta
manera se formaría una imagen-visión como copia idéntica de la realidad
concreta.
En segundo lugar, el positivismo renuncia a todo aquello que no se
pueda comprobar científicamente, es decir, recurriendo al uso de métodos
empíricos de contrastación. Las ciencias abarcan hipótesis altamente
corroboradas. Si la predicción de la hipótesis es verdadera, se corrobora
la hipótesis, se la sostiene aunque no puede decirse que sea verdadera.
Por otra parte, la verificación es la prueba directa de la confrontación de
enunciados. Se produce así una confrontación entre la predicción y un
enunciado. De este modo se determina si un enunciado es verdadero o
falso por prueba directa.
El método de contrastación se realiza por medio de la verificación de
la predicción: se corrobora o se refuta un enunciado indirectamente, a
través de la verificación de otro enunciado. Con esto podemos ver que
no existe una idea de verdad universal definitiva, con lo cual Comte se va
a encuadrar dentro de un realismo tentativo. Existe la posibilidad de
enunciar una teoría luego de la observación de un hecho, pero nunca se
podrá conocer ese hecho completamente. Existiría, según Comte, cierta
conservación del conocimiento como parte del progreso científico. Las
teorías tienden cada vez más a parecerse a la realidad, a las necesidades
reales de la humanidad. Sin embargo, no reemplaza simplemente las
viejas teorías por otras nuevas, sino que rescata aquellas teorías menos
abarcadoras pero siempre útiles para indagar acerca de los fundamentos
que fueron su base.
El tercer postulado es el de la utilidad. Ningún saber posee un fin en sí
mismo, sino que todas las cosas representan cierto valor para mejorar la
vida de la humanidad. Esto significa que la ciencia debe estar al servicio
de la humanidad en pos de su progreso. Comte concibe la humanidad
como un todo y la finalidad que persigue su teoría es que el hombre tenga
alcance su meta en tanto que bien común. Ese fin será alcanzado en
virtud de tres atributos observables en el ser humano: la racionalización,
la sociabilidad y la moralización, los cuales representan tres pilares del
progreso.
10
Como complemento de la idea de progreso, Comte propone dejar de
lado las tradiciones y cuestionar su legitimidad, puesto que congelan el
dinamismo de la sociedad impidiendo su avance. La tradición será
reemplazada por razón, que en cambio permite entender y prever los
procesos sociales para luego operar sobre ellos.
Los dos objetivos primordiales del positivismo (orden y progreso)
conllevan cierta idea de estabilidad, pero también de actividad. El orden
indica el camino de la estabilidad deseada; en tanto que la estructura
social –formada por los tres órganos ya descriptos: familia, socialización
y división del trabajo– sienta las bases para la dinámica del progreso. Tal
actividad promueve el cambio y la evolución de la sociedad, pues todo
progreso supone un orden preexistente. Entonces, el orden que genera a
su vez una unidad social garantizada por un Estado fuerte controlador del
equilibrio logrado; equilibrio que, por otra parte, es espontáneo y natural
de la humanidad.
Con respecto a la educación, Comte mismo concibió la escuela ideal
para propagar el positivismo. En primer lugar, pensó en cierta correlación
entre la difusión de sus ideas y las disposiciones del medio. La garantía
de existencia de estas últimas, favorecería la propagación del nuevo
saber. Formula una crítica a la escuela existente hasta ese momento –que
es la escuela metafísica- por agitadora e inútil y propone en cambio su
educación positiva de base totalmente racional. Invoca esta nueva
educación para acabar con el desorden social que provoca la crítica
estéril de la educación idealista la cual provoca la anarquía intelectual.
En su afán de unificar el conocimiento y dejar sin efecto a la actual
educación, caracteriza a su propia escuela como orgánica y progresiva.
Los destinatarios serían todos los individuos. Sin embargo hace notar que
quienes ya hayan recibido educación asistiendo a la escuela teológica o
metafísica, estarán contaminados a tal punto que les será más dificultoso
incorporar una nueva filosofía positiva o científica. También les será más
difícil recibir la nueva educación a los hombres de ciencia que hayan
recibido información demasiado segmentada, pues ello imposibilita una
visión totalizadora y racional. En cambio, Comte confía en que la clase
proletaria pueda adquirir el nuevo saber con más facilidad y sacarle
provecho. Esta idea se apoya en la teoría de la tabla rasa del empirismo
y pretende justificar la confianza en el éxito que su escuela tendría entre
los espíritus que viven mecanizados por un trabajo monótono sin poder
11
utilizar el raciocinio. Por eso cree que la masa popular activa es la mejor
dispuesta.17
Conforme a su método enciclopedista, Comte argumenta que no es
necesario especializar a la masa, sino brindarle claridades de todo. Su
objetivo es la universalización de la escuela positiva, sin exclusiones,
para así satisfacer necesidades generales y propagar los pregonados
conocimientos reales, teniendo en cuenta la total universalidad de las
inteligencias. Por este camino establece la enseñanza popular
universalista.
17
Comte insiste en el hecho de que la enseñanza metafísica ha revolucionado
especialmente a los sectores altos de la sociedad y que, apoyado en este ejemplo,
califica de negativa esa aplicación en la clase proletaria, en la cual la incidencia sería
más perjudicial teniendo en cuenta la falta de base racional propia de ese sector.
12
necesario de la positividad racional, se divide en tres partes: el cálculo,
la geometría y la mecánica.
La sociología es una de las seis ciencias particulares principales y
resulta por añadidura la meta de toda filosofía positiva. De lo que se trata
es de pasar de las menores ideas matemáticas a los más altos
pensamientos sociales.
El marxismo
18
Es difícil determinar el alcance de las influencias que ha recibido Marx. Algunos han
dicho que, como hegeliano de izquierda, invirtió las tesis hegelianas completamente, si
bien conservando partes importantes de la doctrina hegeliana.
19
Al poco tiempo fue expulsado de esa ciudad a pedido del gobierno prusiano por
colaborar en el semanario Vorwärts.
20
En Londres (1864), los obreros de distintas naciones se unieron para integrar un
organismo al que llamaron Asociación Internacional de Trabajadores en reivindicación
de sus intereses. Fue Marx quien redactó sus estatutos que fueron aprobados en el
Congreso de Ginebra (1866), donde se estableció un Comité General residente en
Londres y renovable anualmente. Sus principios centrales eran los de organización de
la clase obrera, la lucha por la organización económica, la abolición de la sociedad
clasista, la solidaridad obrera internacional, así como el reconocimiento de la
13
Los comentadores suelen dividir el pensamiento de Marx en dos
períodos. Un joven Marx filósofo e ideólogo que podríamos inscribir
dentro de la tradición hegeliano-existencial y correspondería al período
de los Manuscritos económico-filosóficos de 1844. Y un Marx maduro
interesado en edificar una ciencia (una sociología).21
La influencia de Marx ha dado pie a diversas interpretaciones de su
doctrina. Así, se llama marxismo 1) al propio pensamiento de Marx –ya
tomado en su conjunto, ya dentro de alguna de sus fases- incluyendo
método, supuestos y reglas teóricas y prácticas; 2) a las doctrinas
filosóficas, sociales, económicas, políticas, etc., fundadas en cierta
interpretación del pensamiento de Marx y con tendencia a la
sistematización;22 3) a variadas interpretaciones procedentes de distintas
14
épocas y conformadas según distintas tradiciones, temperamentos y
circunstancias históricas.
Marx tenía una fuerte inclinación hacia el estudio de la realidad –
hechos históricos, leyes, condiciones económicas y sociales- por lo cual
si bien siguió huellas de Hegel y Feuerbach, terminó invirtiendo el
hegelianismo, dando lugar a un hegelianismo positivo o positivista. Un
concepto fundamental es el de alienación (Entfremdung) del hombre –y
específicamente del trabajador en una sociedad en la cual se hallan
separados el capital y el trabajo-, tomada de la idea hegeliana de
exteriorización.23 En la sociedad capitalista no se tiene en cuenta la
relación directa que existe entre el trabajo y la producción, produciendo
así un trabajador alienado debido a que el producto del trabajo se
convierte en un objeto ajeno al trabajador que ejerce poder sobre él.24
Este es un hecho económico-político y no una mera idea filosófica. Los
hechos de la realidad han sido estudiados por Marx a la luz de los
economistas franceses, de los socialistas utópicos franceses, de Saint-
Simon y muy especialmente de la situación social, económica y política
de su época.
Marx considera que la división del trabajo de las sociedades
capitalistas es ventajosa desde el punto de vista de la producción, pero a
la vez crea desigualdades que se traducen en la estratificación de clases
sociales, en particular dos fundamentales: la de los poseedores (quienes
disponen de los medios de producción) y la de los desposeídos (la clase
trabajadora). Entre los varios tipos de sociedades clasistas Marx destaca
la sociedad antigua esclavista, la sociedad feudal y la sociedad capitalista
burguesa moderna. La sociedad capitalista es la más progresista a la vez
que la menos igualitaria y proclama igualdades que no son más que
formales. Aumenta la riqueza a la vez que la miseria, la racionalización y
el caos. Las contradicciones internas desgarran la sociedad capitalista
acentuando su crisis. Las masas proletarizadas transforman la sociedad
provocando una revolución que rompe la cadena de la historia. En la
nueva sociedad no hay tensión entre clases ni armonía entre clases, pues
23
Según Hegel, la alienación podía ser una forma de exteriorización (Entäusserung) del
Espíritu o una manera de escisión y enajenación de la conciencia. Lo que Hegel llamaba
Espíritu es convertido por Marx en ideología que encubre la verdadera realidad
histórica.
24
También aparece en esta elaboración conceptual la idea feuerbachiana de ser especie.
En Marx hay una identificación entre la alienación del ser especie y la alienación de un
hombre respecto de sus semejantes.
15
es una sociedad sin clases (sin explotadores ni explotados) dando así el
verdadero salto a la libertad.
El pensamiento marxista apunta, desde el punto de vista económico-
sociológico, a una producción planificada de suerte tal que quede abolida
toda división de clases; desde el punto de vista jurídico, a una supresión
del Estado constituido como instrumento de explotación; desde el punto
de vista filosófico, a una sociedad global y verdaderamente libre: la
sociedad comunista.
16
Dewey
17
los hombres para bastarse a sí mismos sin otra ayuda que la de sus
aptitudes y conocimientos. Las ideas para Dewey no son simples
elementos teóricos y abstractos, podemos decir, sino verdaderos
instrumentos de adaptación y cambio, sometidos a la prueba contundente
de una realidad tan cambiante que no se puede sujetar a normas
preestablecidas.
La nueva educación
18
que es una fuente de hipótesis operantes, o una teoría general de la crítica
o un método para la solución de conflictos. La filosofía es todas esas
cosas, y muy especialmente es una conducta. En este marco, la escuela
debe ser el laboratorio donde se experimentará y se someterán prueba las
hipótesis siempre a la luz de reales necesidades y no de pensamientos
abstractos. De esta manera, toda teoría debe provocar diferencias en la
labor educadora. Por otra parte, esta definición pedagógica de la filosofía
permite comprender al hombre integralmente, como unidad de lo
individual y lo social, y en una interconexión funcional entre teoría y
práctica.
Veamos los principales puntos en que opone Dewey su educación
progresiva respecto de la educación tradicional.
Comencemos por la educación tradicional. Según Dewey, sus
materias de enseñanza consisten en un mero conjunto de informaciones y
destrezas elaborados en el pasado. Su principal función es transmitir la
información y las normas de conducta a las nuevas generaciones. Es
esencialmente estática, se considera al conocimiento como un producto
acabado. Supone que el futuro será parecido al pasado.
19
libre de los alumnos para que éstos logren la autodisciplina. El
aprendizaje se realiza en especial a través de la experiencia directa de los
alumnos con los materiales.
Experiencia y educación
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conocimiento en la medida en que proporciona sentido a la experiencia
involucrada. Por eso también Dewey critica cierta concepción del alumno
como un ser que posee, por un lado, un espíritu o conciencia, puramente
intelectual o cognoscitivo, y, por el otro, como un ser portador de ciertos
órganos físicos que realizan la sola acción corporal.
La experiencia adquiere en Dewey una resignificación en el sentido de
una ampliación del originario concepto de acción (pragma), primero en
forma de práctica (praxis), pero culminando finalmente en toda una
teoría de la experiencia. Así, es posible llamar al empirismo o
experimentalismo de Dewey más precisamente experiencialismo, dado
que concibe a la experiencia como una interacción del ser vivo con su
ambiente, y como una verdadera realidad que afecta tanto a lo activo y lo
pasivo como a lo individual y social del hombre. Para ello, Dewey
formula dos principios que atribuye a la experiencia: la interacción y la
continuidad. (Dewey, 2000: 58)
Con respecto a las posibilidades de la educación como ciencia, critica
tanto el entusiasmo como el escepticismo extremos, pues ambos son
igualmente peligrosos: la pedagogía tiene ciencias auxiliares que son sus
fuentes científicas e instrumentos intelectuales requeridos para realizar la
tarea crítica propuesta.
Dewey clasifica las doctrinas sobre la educación en dos grandes
grupos: las retrospectivas y las prospectivas. Las primeras enfocan la
educación como un proceso de acomodación del futuro al pasado,
mientras que las segundas utilizan el pasado como un curso para
desarrollar el futuro (Dewey, 1946: 93). Nuestro autor rechaza ambas
por su común desprecio al presente.
Su teoría filosófica que es a la vez pedagógica critica la educación
tradicional porque acota las condiciones de educación a ciertos aspectos
materiales y geográficos, tales como los pupitres, los pizarrones y el
edificio escolar, desestimando las condiciones físicas, históricas,
económicas, profesionales, etc., que puede proporcionar la comunidad
local como recursos educativos.
Sobre todo, deben saber cómo utilizar los ambientes físicos y sociales
que existen, a fin de extraer de ellos todo lo que poseen para contribuir a
fortalecer experiencias que sean valiosas (Dewey, 2000: 42).
21
Si la educación ha de ser de, por y para la experiencia, el aprendizaje y
la enseñanza efectivos sólo se lograrán a través de la acción directa
(learning by doing), puesto que la acción, en tanto que fuerza en
movimiento, resulta la agente de la experiencia. Para que esto sea posible
es relevante papel del método y del programa escolar (curriculum): Si
bien la experiencia del niño es el punto de partida de toda educación,
resulta necesario postular algo que capacite al educador para que sea
capaz de interpretar y valorar los elementos significativos en el progreso
o retroceso educativo.
Las materias de estudio vienen a representar, en sus versiones
parciales, las manifestaciones de este proceso. Las materias del programa
escolar constituyen formas legítimas de regulación educativa,
psicologizadas en virtud de las potencialidades experienciales, y que
representan grados o fases del desarrollo de esa experiencia (Dewey,
1962: 41) o líneas activas de interés (Dewey, 1946: 153).
Por lo expuesto, podemos afirmar que el método está estrechamente
ligado a las materias de estudio que no es nada fuera de ellas y consiste
en una organización que hace más eficaz a la materia de estudio, y
consiste también en un uso o modo especial de tratar el material, en la
dirección efectiva de la materia de estudio hacia los resultados
apetecidos (Dewey, 1946: 186).
La experiencia así entendida, entonces, consiste primariamente en la
estructuración de ciertas relaciones activas que existen entre el ser
humano y su ambiente natural y social.
La educación formal o intencional o escolaridad debe presentar un
ambiente tal que a través de su interacción efectúe la adquisición de
aquellos significados importantes que llegan a ser, a su vez, instrumentos
del aprendizaje ulterior.
La actividad fuera de la escuela, en general, se realiza en condiciones
que no están deliberadamente adaptadas para promover la función de
comprensión y la formación de disposiciones intelectuales efectivas. Los
resultados son aprobables en tanto que actúan, pero están limitados a toda
clase de circunstancias. Algunas capacidades quedan enteramente sin
desarrollar ni dirigir; otras reciben sólo estímulos librados al capricho del
azar; otras se transforman en hábitos de destrezas rutinarias en desmedro
de las aspiraciones y del espíritu de iniciativa y de invención.
La educación entendida como reconstrucción de la experiencia le da
sentido a ésta y a través de sus dos principios guías: la continuidad y la
interacción, que aumentan la capacidad para dirigir el curso de la
22
experiencia subsiguiente. La actividad es, en sus comienzos una forma
impulsiva y ciega. Pero una vez que lleva la dirección de la educación
pone en evidencia ciertas conexiones que hasta entonces no habíamos
notado.
Afirma Dewey que el adulto puede controlar conscientemente el tipo
de educación que va a adquirir los estudiantes a través del control del
ambiente en que ellos actúan, y que configura, por consiguiente, el
ambiente en el cual piensan y sienten. Las escuelas son, evidentemente,
el especial ambiente diseñado con la expresa y consciente finalidad de
influir en las disposiciones mentales y morales de quienes la componen.
Así, podemos distinguir tres funciones específicas de la escuela. En
primer lugar, representa una fragmentación en partes de la sociedad en
general, la cual, por constituir una civilización compleja, es demasiado
amplia como para ser asimilada en su totalidad. Esto permitiría asimilar
gradualmente el conocimiento por parte de los alumnos.
En segundo lugar, en el ambiente escolar se tratan de eliminar, hasta
donde sea posible, los rasgos perjudiciales del medio ambiente existente
para que no influyan de modo negativo o indeseable sobre las costumbres
y disposiciones mentales de los estudiantes. En tercer lugar, a través del
recorte que se realiza en el ambiente escolar se intentan contrarrestar
diversos elementos del ambiente social con el fin de que cada individuo
logre sus oportunidades y así librarse de posibles limitaciones, por
ejemplo, del grupo social en que ha nacido. Esto le permitirá ponerse
luego en contacto con un ambiente más amplio (la sociedad en general):
Al mezclarse en la escuela juventudes de diferentes razas, religiones y
costumbres se creará para todos un nuevo y más amplio ambiente para
que todos participen y se integren socialmente.
El curriculum escolar y las diferentes materias que lo constituyen,
lejos de representar un abismo que separa al alumno de la experiencia,
representan el nexo entre dos términos, uno inicial y otro final. Las
materias escolares constituyen posibilidades de desarrollo que la
experiencia del alumno contiene potencialmente. El curriculum no es
pues ningún fin lejano ni un resultado remoto y distante que se ha de
alcanzar, sino un método director al ocuparnos del presente. (Dewey,
1962: 32) Una vez más vemos la estrecha relación entre teoría y práctica.
Es interesante apuntar que el método, en tanto que componente
esencial del curriculum, debe ser entendido como aquella organización
de la materia de estudio que la hace más eficaz en el uso.
23
El método no es nunca nada fuera del material, sino simplemente el
tratamiento eficaz que actúa sobre el material, entendiendo por
“eficacia” aquel tratamiento que utiliza el material (dirigido a un
propósito) con un mínimo de pérdida de tiempo y energía. (Dewey, 1946:
185-186)
Intervenir y educar
24
En este proyecto se remarca la idea de que la escuela no puede ser una
institución apartada del resto de la sociedad, sino que es el
establecimiento ideal para articular la actividad social del barrio. Hay que
ver, además, que la escuela no puede utilizar las actividades del barrio
para propósitos educativos sin que estas actividades influyan en la vida
local. Y es muy distinto aprender en la práctica y el contacto social con
los miembros de la comunidad barrial en relación con lo que se puede
aprender de los libros de texto de educación cívica. Ahora bien, dirá
Dewey,
25
En suma, las nuevas actividades enriquecieron el curriculum, y este
proyecto inspiró a otras muchas escuelas a recurrir al mismo tipo de
tareas comunitarias y la utilización de la escuela como planta para un
centro barrial.
Si, tal como afirma Dewey, la sociedad es el más grande y específico
ámbito de las experiencias del hombre, y si la vida social del hombre es
auténtica, el solo hecho de convivir entre seres humanos educa, porque
amplía e ilumina la experiencia; estimula y enriquece la imaginación;
crea responsabilidades respecto a la precisión y la vivacidad expresivas
del pensamiento. (Dewey, 1946: 14)
La participación y la educación que el alumno logra a través de dicha
participación, son irreemplazables por conocimientos adquiridos en
forma teórica, escuchando y repitiendo, o, en términos del propio Dewey,
fonográficamente.
La educación es una forma especial de convivencia, que encuentra su
expresión deliberada y acabada en la escuela. Dewey está defendiendo en
este sentido un determinado tipo de sociedad, por lo cual no podemos
considerarlo neutro con respecto a los fines educativos: existe una
relación dialéctica entre educación y sociedad, que se es posible
genuinamente sólo en una dialéctica de la educación y la democracia:
Cualquier orden social cuenta con la educación como instrumento
para su conservación y mantenimiento, pero la calidad de la educación
dependerá del tipo de sociedad a la cual se apunte.
Por todo lo dicho es que podemos concluir que Dewey no limita a
concebir la democracia en una simple y exclusiva significación política,
en el sentido de un método de gobernar, de legislar y hacer marchar la
administración gubernativa mediante el sufragio popular y las
magistraturas electivas (Dewey, 1952: 55), sino que la extiende a aquella
forma de vida que, como tal,
26
la calidad de dichas experiencias lo relevante. Pues bien, los criterios que
selecciona son los principios de continuidad de la experiencia y de
interacción.
26
A propósito de esta cuestión, Dewey señala aquí la importancia de que tal crecimiento
se debe dar en una cierta dirección, pues no todas las modificaciones pueden resultar
educativas; ciertos cambios llevan a una situación peor que la inicial.
27
Disciplina, trabajo, libertad
28
tradicional –según presentada- y tiene una gran importancia si de lo que
se trata es de formar ciudadanos responsables para la democracia.
La disciplina ahora es entendida como control social y no se
experimenta como una limitación de la libertad personal, ni como una
imposición o acatamiento a una orden superior. Si ese control tiene su
fuente en una actividad desenvuelta en la línea de las reales capacidades
de los individuos y posibilita su despliegue, se convierte en un estímulo
efectivo de la libertad, entendida como un poder de acción que no se
había tenido, o de conservar y ampliar los poderes de acción que ya se
poseen. (Dewey, 1952: 101)
Antes de continuar, recordemos la distinción deweyiana de libertad en
su aspecto negativo y libertad en su aspecto positivo. La libertad negativa
no es más que libertad de movimiento, del aspecto externo o físico de la
actividad; no es más que la libertad con respecto a las restricciones que
nos imponen o libertad de acción, pero no puede ser de ninguna manera
un fin en sí mismo. Vemos a ésta expresada en la rígida organización de
clases, por ejemplo, con sus mesas y bancos fijos, relacionados, según
Dewey, como la camisa de fuerza y la cadena de los presidiarios. Si bien
es deseable una libertad de acción, ésta no es un fin sino un medio para
ejercer la verdadera libertad.
La libertad positiva, en cambio, es la libertad de la inteligencia, de la
observación y del juicio apunta a aquella fuerza o poder que nos permite
juzgar, evaluar, seleccionar, comparar consecuencias y medios para
alcanzar fines, etc.
Por otra parte, hay que notar que si la sociedad fuera menos compleja,
bastarían la influencia y el control directo de los grupos primarios; pero
en las sociedades complejas, con símbolos y convenciones cada vez más
abstractos, proliferan los grupos secundarios y no alcanza la sola
educación funcional, la educación como pura función social. Esta función
se institucionaliza, se especializa, se organiza, se vuelve formal,
engendrando la escuela como un modo especial de intercambio social
(Dewey, 1946: 29).
Los mencionados principios de continuidad e interacción resultan pues
los criterios de valor experiencial en el sentido de encarnar los
procedimientos o reglas que ordenan las conductas.
Dewey recurre al ejemplo del juego. Un juego supone reglas o
procedimientos que ordenan dicho juego como, por ejemplo, cómo contar
los tantos, qué posición tendrá cada jugador, etc.. Las reglas son una
parte del juego, puesto que son las que proveen de sentido al juego. Y
29
quienes participan del juego son los principales interesados en hacer
cumplir las reglas para que el juego valga la pena de ser jugado. De la
misma manera, cuando existe una actividad educativa, las reglas
disciplinarias deben emerger de la propia tarea. Por tal razón, no es lo
mismo una regla impuesta externamente que una regla que hacen respetar
los propios interesados.27
La analogía del juego permite comprender cómo el control se ejerce
por todos los que toman parte y la autoridad es una manifestación de la
voluntad no personal sino general.
Subrayemos la especial relación que sostiene la escuela con respecto a
la sociedad: es una relación dialéctica: Por un lado, la escuela posee un
valor para el progreso social, pero por otro lado, permite avanzar hasta
una suerte de pedagogismo social en el sentido de instrumento para la
supervivencia social. Leemos en Dewey:
27
Esto no anula la posibilidad de recurrir a un mediador o árbitro en caso de disputa en
la aplicación de alguna regla, al contrario: podemos continuar manteniendo la analogía
del juego: los jugadores voluntariamente dejan la decisión en la voluntad de un tercero.
28
Las ideas sobre la participación activa del niño en su propia educación fueron
revolucionarias, tanto en el campo educativo como psicológico. Hasta el momento los
sistemas de enseñanza se habían basado en el conductismo, según el cual el alumno
aprendía por la respuesta dada a un estímulo. Como contrapartida, Dewey propone que
“la educación, por tanto, debe comenzar con un conocimiento psicológico de las
capacidades, intereses y hábitos del niño. Ha de ser controlada en cada punto con
referencia a las mismas consideraciones. Esos poderes, intereses y hábitos han de ser
constantemente interpretados: debemos saber lo que significan. Han de ser traducidos a
sus equivalentes sociales, a lo que son capaces en el sentido del servicio social.”
(Dewey, 1977) Este cambio paradigmático ocasionó en la educación un auge de lo que
30
Se percibe cierta influencia del conductismo29 en su teoría en su
concepción sobre el desarrollo del niño. Para Dewey tiene prioridad la
acción respecto de la conciencia, basándose en que el desarrollo de la
musculatura es anterior a lo sensorio:
31
de esa misma sociedad). Ahora bien, este orden no es limitativo ni
autoritario ni tampoco impuesto, sino que surge libre, espontáneamente
de la realización de ese trabajo como una empresa social, donde cada
sujeto interviene en forma organizada y donde todos pueden contribuir
libremente, se establece un orden social.
Las acciones de cada sujeto son afectadas por las situaciones en las
cuales se hayan inmersos. Esas situaciones las integran en una forma
participativa y activa por medio del experimentalismo propuesto. El
respeto por la libertad dentro del campo disciplinar es fundamental. D no
hace tanta referencia a la libertad física como una meta, sino que ella es
un vehículo para alcanzar la libertad verdadera. Para ello es necesario el
autodominio y el autocontrol como ideales de la educación.
No obstante, y si bien es el docente quien debe enseñar al alumno a
lograrlo, de nada sirve hacerlo por imposición. El maestro debe ser un
guía y así orientar, pero no subordinar ni coaccionar a los alumnos.
Cuando el maestro deja de ser un amo o dictador externo ante los
alumnos como tradicionalmente se lo consideraba, se convierte en guía
de las experiencias, en un director, que al dirigir indica el enfoque a
seguir.
El rol del maestro es fundamental: conocer, tanto a sus alumnos como
a la materia y de este modo planificar con inteligencia, prever y
proyectar. Si el docente no realiza un adecuado planeamiento, entonces
fracasará. Esto es debido a que sobre la base de ese conocimiento que
recabará el grupo, podrá generar las actividades motivadoras de las
experiencias y reguladoras de la disciplina adecuadas al individuo dentro
de la clase.
Dewey creía que el desarrollo de la sociedad dependía de las
posibilidades de desarrollo del individuo y de la educación que éste
recibía bajo formas democráticas.
32
cuando el niño se integre a la sociedad en su edad adulta, podrá
transformar la sociedad. Esta teoría de colocar al alumno como un sujeto
activo, partícipe de su aprendizaje y de su propia disciplina, transformó la
visión que hasta ese momento imperaba sobre la infancia y la
adolescencia. El foco dejó de estar en el objeto para posicionarse sobre el
sujeto. Sin embargo, la puesta en práctica de los métodos
experiencialistas de Dewey carecieron de los fundamentos necesarios por
parte de los docentes. Se implementó la puesta en marcha de actividades
carentes de significación y por ende de aprendizaje. Pero esta cuestión ya
corresponde a una investigación de otra especie.
33
Gramsci
34
El partir de su Cerdeña natal a Turín produjo en Gramsci un gran
cambio. Turín era una ciudad moderna y altamente industrializada,
asentamiento de la fábrica Fiat. Este traslado fue fundamental en su
pensamiento. La Fiat poseía un plantel de trabajadores considerados los
más avanzados en el aspecto técnico tanto como en el político. Fue allí
donde Gramsci comenzó a interesarse por el proceso de producción en
masa. Dentro de la universidad había un grupo de intelectuales que
permanecían activos en las luchas políticas del proletariado de Turín.
Conoció allí amigos y contactos políticos para unirse al Partido Socialista
de Italia (PSI).
Regresó a Cerdeña en 1913 y en las elecciones generales de ese año
apoyó al movimiento nacionalista de Cerdeña. Esa fue la primera
elección en que la capacidad de leer y escribir no fue condición para
votar. El hecho de ver votar por primera vez a los campesinos de Cerdeña
lo conmovió profundamente. Al año siguiente, siguió un curso sobre
marxismo y continuó investigando sobre los trabajos de Marx.
En 1915 abandonó la universidad sin completar su tesis –si bien
continuó dedicándose a ella hasta 1918-, para ocuparse de actividades
políticas y periodísticas. Sus escritos mostraban el interés que le
inspiraban el teatro, los idiomas, la literatura, la educación y el folklore.
El diario Ordine Nuovo30, para el que Gramsci escribía, se convirtió en el
30
Allí tuvo como colaborador a Piero Gobetti. Como observa José Sazbón, ambos
serían parte del movimiento de intelectuales de la primera resistencia civil antifascista,
si bien no coincidían ideológicamente. Gobetti pertenecía a la corriente del socialismo
liberal, si bien no era en realidad socialista. Pero su liberalismo era bastante particular,
muy distinto del movimiento político que ostentaba tal nombre y hasta el punto de
expresar una profunda afinidad con Gramsci. A comienzos de los años ‘20s. había
editado La Rivoluzione Liberale, periódico que cirstalizaba el fermento ideológico del
liberalismo, pero fue recién al colaborar con Gramsci cuando se desembarazó de los
prejuicios contra el proletariado, percibió el fermento de libertad en la revolución rusa y
llegó a ver en la clase obrera organizada –fundamentalmente la turinesa- la verdadera
alternativa a la dirección burguesa de Italia.
Gramsci rindió homenaje a la honestidad intelectual y el espíritu combativo, de
modo similar a como Gobetti había rendido a Gramsci y los ordinovistas en su Historia
de los comunistas turineses escrita por un liberal. La estima recíproca y la comunidad
de ideales renovadores coincide en su lucha contra la amenaza de la represión fascista –
que van más allá de las respectivas filiaciones políticas- se diluye una vez muerto
Gobetti en el mismo año en que es encarcelado Gramsci. El partido comunista
evolucionaría dentro de las líneas más rígidas de la Tercera Internacional, en tanto que
el Socialismo Liberal –corriente que inspiró Gobetti- tendrá mayores resistencias al
diálogo constructivo con la izquierda marxista.
35
organizador de la formación de consejos de fábricas, elegidos por los
trabajadores, durante el turbulento período de huelgas y ocupación de
fábricas en Turín y Milán entre los años 1919 y 1920.
Como miembro del PSI, Gramsci participó en la insurrección obrera a
fines de la Primera Guerra Mundial, fundando con otros compañeros –
tras una escisión del PSI- 1921 el Partido Comunista Italiano (1921), del
que fue nombrado Secretario General (1924).
Tras ser electo diputado, fue encarcelado por el gobierno fascista de
Mussolini, quien había tomado el poder e instaurado así el primer Estado
fascista del mundo, apoyado por la monarquía, el ejército, el capitalismo
italiano y las clases medias.
Gramsci partió hacia Moscú como delegado del PC de Italia en el
Comité Ejecutivo de la Tercera Internacional, donde permaneció
dieciocho meses. Durante ese tiempo conoció a Giulia Schucht (música
de profesión), se casó con ella y tuvieron dos hijos.
Mientras tanto en Italia se liberaba una orden para su arresto,
imposibilitándole su regreso. En 1923 se mudó a Viena para encabezar el
recientemente fundado Komintern Bureau para la acción antifascista. Al
año siguiente, estando en el exilio, se convirtió en líder del PC de Italia.
A pesar del fraude en la elección, fue elegido para formar parte del
parlamento de Roma.
Volvió a Italia en 1924 y fue arrestado el 8 de noviembre de 1926,
violándose así su inmunidad parlamentaria. Fue sentenciado a 20 años de
prisión. Gramsci pagó muy cara su decisión de no huir de Italia, pues en
prisión sufrió una lenta agonía física y mental que arruinó su salud.31
No obstante, en prisión Gramsci pudo leer libros y periódicos que un
amigo suyo, Pietro Sraffa (académico de la Universidad de Cambridge),
financiaba por medio de una cuenta abierta en una librería de Milán. Tras
un par de años de prisión, Gramsci consiguió autorización para escribir,
bajo condiciones de estricta censura, a la cual intentaba evadir
escribiendo y registrando sus ideas en frases en forma de códigos. Llegó
a completar treinta y tres cuadernos y numerosas cartas a su familia. Los
cuadernos contienen numerosos elementos del pensamiento gramsciano
maduro y creativo.32
31
De los 20 años cumplió 11, porque murió en la cárcel.
32
No pudo editar sus cuadernos y no sabemos cuál era su intención al respecto, pero
queda claro que los consideraba importantes. En una carta a su cuñada, Gramsci decía
que quería escribir algo que permaneciera.
36
Murió de una hemorragia cerebral en una clínica de Roma el 27 de
abril de 1937, a los 46 años.
Gramsci tuvo su experiencia práctica como educador en el Club para
la Vida Moral, con sede en Turín. El método del club funcionaba de la
siguiente manera: uno de los miembros presentaba el análisis de un
ensayo o un libro y lo entregaba a los demás para que hiciera cada uno su
comentario. El hecho de que estos obreros comunes –quienes contaban
sólo con la educación elemental- hayan podido absorber las grandes ideas
del pasado llevó a Gramsci a ver estos clubes como una posibilidad para
generar el cambio tendiente a la revolución.
Al año siguiente estableció una Escuela de Cultura y Propaganda
Socialista a la que asistían tanto trabajadores como estudiantes
universitarios. La escuela resultó finalmente desbordada por la cantidad
de gente que se acercaba. En 1924 con la creciente represión fascista y
muchos de los miembros del partido en prisión o en el exilio, el interés de
Gramsci se volcó hacia los miembros del partido.
En ningún momento abandonó su práctica como educador. Durante las
seis semanas que estuvo en prisión en la Isla de Ustica –entre diciembre
de 1926 y enero de 1927-, él y su compañero del PC de Italia, Amadeo
Bordiga, organizaron cursos para los demás presos políticos. No es
menor la importancia que otorga Gramsci al rol del educador.
un mediocre maestro puede lograr que sus alumnos lleguen a ser más
instruidos pero lo que no conseguirá es que los alumnos lleguen a ser
más cultos (...) Una fecha es siempre una fecha, sea cual fuere el profesor
que examine, y una “definición” es siempre una definición, ¿pero, y un
juicio, un análisis estético o filosófico? (Ib., 123)
Filosofía de la praxis
33
Aunque Gramsci siempre perteneció al Partido Comunista, se manifestó disconforme
con el carácter dogmático del marxismo oficial. Ese marxismo –tal como era
promulgado en la Unión Soviética y seguido por los otros Partidos Comunistas- no
favorecía la práctica revolucionaria y congelaba toda teoría.
37
Para el logro de sus objetivos, sometió a crítica el idealismo
neohegeliano representado por Croce y Gentile, que –si bien estaba
errado en su aspecto idealista- era capaz de recobrar el carácter dialéctico
que el marxismo estaba perdiendo en tanto se convertía en un simple
materialismo. Gramsci critica el aislamiento en que desemboca la
aplicación de la filosofía idealista a la cultura y la educación.
Y cfr. también:
38
Gramsci ha observado las relaciones entre clases en la Italia de su
tiempo, considerando escasa la relación de las clases altas con el pueblo.
Este es el punto de partida de su análisis
Hegemonía y educación
34
Si bien se le atribuye a Gramsci la acuñación del término hegemonía, no fue el primer
marxista que lo utilizó. Era un concepto de uso común entre los demócratas socialistas
rusos ya desde principios de 1880. En aquel período, el término hacía alusión a una
estrategia que permitiría la constitución de una alianza de grupos no proletarios,
incluyendo intelectuales y campesinos liderados todos por el proletariado y que
derrocaría al zarismo.
El concepto de hegemonía también fue utilizado por Marx y Engels en La ideología
alemana, publicado en 1932, seis años después del arresto de Gramsci.
35
Gramsci define el Estado como el conjunto de actividades teóricas y prácticas con las
cuales la clase dominante no sólo justifica y mantiene su dominio, sino que además
logra obtener el consentimiento activo de aquellos a quienes domina.
39
función activa, ética y educativa. El valor ético del Estado constituye su
función principal, que es elevar la masa del pueblo a un nivel moral y
cultural.
El Estado cumple, en general, una función activa y organizadora,
tendiente a asegurar la hegemonía de las clases dominantes y, para
hacerlo, se sirve de instituciones, que actúan en su nombre, como,
primeramente, la escuela, pero también otras instituciones culturales y
educativas.
Toda relación de hegemonía es para Gramsci, necesariamente, una
relación educativa. Se trata, entonces, de que el Estado y los entes locales
(comunas y provincias) garanticen el acceso del proletariado a la
instrucción y la cultura, único camino que asegura su hegemonía.
40
clases sociales. En este sentido, sostuvo que todos los hombres son
intelectuales si bien no todos los hombres tienen la función social de un
intelectual dentro de la sociedad. Dividió a los intelectuales por función
social en dos grupos: intelectuales como categoría orgánica de cada
grupo social e intelectuales como categoría tradicional.
Se pueden considerar intelectuales orgánicos a los que cumplen un rol
educativo y organizativo de su clase. Por ello, la clase trabajadora debe
producir sus propios trabajadores orgánicos para poder llevar a cabo la
hegemonía de su clase por sobre la de la sociedad en su conjunto. El
intelectual orgánico participa activamente en la vida práctica, la
educación técnica debe formar las bases para un nuevo tipo de intelectual
y éstos a su vez contribuirán a formar el progreso intelectual de la masa
constituyendo así un bloque social y cultural.36
36
Dentro del movimiento revolucionario la relación de los líderes y liderados debe ser
recíproca y complementaria y no estática y unidireccional. Esto es necesario porque “el
elemento popular siente pero no siempre sabe o no comprende, el elemento intelectual
sabe pero no siempre siente.”
37
Al parecer de Gramsci la formación de los intelectuales tradicionales está
estrechamente ligada a la esclavitud del mundo clásico y a la posición de los libertos de
origen griego y oriental en la organización del Imperio Romano. (...) Esta
diferenciación no sólo social sino nacional, de raza, entre masas considerables de
intelectuales y la clase dominante del Imperio Romano, se reproduce después de la
caída del Imperio entre guerreros germánicos e intelectuales de origen romanizado
(Ib., 21)
41
El desarrollo de la base industrial tanto en la ciudad como en la
campaña trajo una creciente demanda del nuevo tipo de intelectual
urbano. Junto a la escuela clásica se desarrolló la escuela técnica
(profesional pero no manual) lo que puso en discusión el mismo principio
de la orientación concreta de la cultura general y de la orientación
humanista de la cultura general fundada sobre la tradición greco-
romana. (Ib., 112)
42
la parroquia, junto con las bibliotecas, escuelas, grupos, clubes de
distinto tipo, la arquitectura, la disposición de las calles y sus nombres y
hasta la institución suprema hegemónica, la Iglesia, todo influye sobre la
opinión pública directa o indirectamente y todo educa.
Es primordial el papel que asigna Gramsci al sentido de nacionalidad,
pues no lo juzga como categoría objetiva de la cultura, sino que lo relega
a mero componente de la subjetividad, debido probablemente a su
intención internacionalista. En cambio, sí considera objetiva la lengua.
43
carrera escolar. El primer curso elemental no debería ser de más de tres
o cuatro años y junto con la enseñanza de las primeras nociones
“instrumentales” de la instrucción –leer, escribir, contar, geografía,
historia- debería desarrollar especialmente la parte que actualmente está
descuidada de los “derechos y deberes”, es decir, las primeras nociones
del Estado y de la Sociedad, como elementos primordiales de una nueva
concepción del mundo que entra en lucha contra las concepciones dadas
por los diversos ambientes sociales tradicionales, o sea las concepciones
que pueden llamarse folklóricas. El problema didáctico que se debe
resolver consiste en atemperar y fecundar la tendencia dogmática,
característica natural de estos primeros años. El resto del curso no
debería durar más de seis años, de modo tal que a los quince o dieciséis
años se hayan cumplido todos los cursos de la escuela unitaria. (Ib., 115)
La escuela común debe ser una escuela activa en la que el alumno sea
un verdadero participante, algo que, según Gramsci, sólo podía suceder si
la escuela se relacionaba con la vida.38 Para las últimas etapas de la
educación común proponía que el alumno pase a la fase creativa de la
educación, donde el objetivo sería expandir la personalidad.
38
Cfr. Gramsci: no hay unidad entre escuela y vida, y por eso no existe unidad entre
instrucción y educación (Ib., 122-123)
44
La fase creativa se caracteriza por el trabajo en seminarios, bibliotecas
y laboratorios donde el aprendizaje se llevaba a cabo a través del
esfuerzo espontáneo y autónomo, donde el rol del docente se convierte en
una guía amigable. Para ello Gramsci sostiene que es la universidad el
ámbito apropiado. A este respecto, también cuestiona los cursos en los
cuales el docente habla por cien y el estudiante absorbe el uno o el dos
por ciento, pues sólo obtienen lamentables resultados en los exámenes,
ignorando cuestiones difíciles y fallando en cuestiones fáciles. En
reemplazo de estas lecciones-conferencias, Gramsci propone como mejor
forma de trabajo la constituye el seminario. Difícilmente pueda ser
adecuado el dictado de conferencias. Lo importante es el trabajo
detallado de investigación y discusión de problemas, donde maestros y
discípulos se involucran, donde todos participan y contribuyen.39
¿en la Universidad se debe estudiar, o estudiar para saber estudiar?
¿Se deben estudiar “hechos” o el método para estudiar los “hechos”? La
práctica del “seminario” debería integrar y vivificar la enseñanza oral.
(Ib., 138)
39
Se ha comparado el modo de enseñar gramsciano con el método socrático, dado que
lo que importa es el diálogo, la conversación, el interés de que el alumno participe,
opine, discuta, saque a la luz.
45