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Introducción
Desde fines de los años ´90 una gran cantidad de empresas fueron recuperadas
por sus trabajadores con el objetivo primordial de defender sus fuentes de
trabajo y mantenerlas en funcionamiento. En torno al fenómeno que abarca
alrededor de ciento ochenta unidades productivas en todo el país, se abren un
conjunto de procesos sociales, dinámicas políticas, estrategias jurídicas y
desarrollos económicos que proporcionan a esta problemática una gran
complejidad y riqueza. Estas empresas representan uno de los emergentes más
originales de la lucha de los trabajadores por conservar sus puestos de trabajo
frente a la sistemática destrucción del aparato productivo.
Asimismo, las empresas recuperadas por los trabajadores constituyen una nueva
expresión social que cobra importancia en la realidad argentina mediante
prácticas colectivas que pueden entenderse como formas de respuesta a la crisis
y propuestas exploratorias de modalidades de gestión alternativas.
En tal sentido, cada eje -los enfrentamientos sociales, la gestión colectiva o los
procesos de trabajo- es analizado en su especificidad y en la matriz relacional
que se estructura en el juego de condicionamientos, impactos y contradicciones
entre cada una de las dimensiones. A modo de ejemplo, podemos afirmar que
los procesos de lucha están estrechamente relacionados con las formas
autogestivas que cada organización fue construyendo, y que puede percibirse
en las prácticas que se fueron desarrollando al interior de las empresas.
La lucha de los recuperadores por "trabajo digno", uno de los valores más
preciados en ese momento en la sociedad argentina, los convertía en acreedores
de diversos apoyos. Al enfrentar uno de los efectos centrales del proceso
expropiatorio que asumía la crisis capitalista, van a encontrarse con la
solidaridad de distintos movimientos que resistían el mismo fenómeno en otras
dimensiones y localizaciones sociales. Las fábricas y empresas recuperadas
eran vividas por muchos como la necesidad de "recuperar un país" que ya no
existía.
De este modo, se conforma una incipiente y original fuerza social que logra la
obtención de cobertura legal provisoria. Así, la mayoría de las empresas,
conformadas como cooperativas de trabajo, obtienen una tenencia colectiva
privada de la unidad productiva, ya sea bajo un arreglo judicial o bajo la forma
de salida política con las denominadas expropiaciones. En algunos casos, la
compra de los activos en la quiebra o la novedosa "Expropiación Definitiva" en
la Ciudad de Buenos Aires habilitan el acceso a la propiedad privada colectiva
de los medios de producción.
Por otra parte, esta fuerza social constituye las condiciones para el inicio de la
producción, las cuales van a ser potenciadas por el contexto en el cual toman
lugar: el fin de la convertibilidad y la posterior recuperación de la producción
industrial tienden a convertir en rentable la producción. Además, la
recuperación potencia su viabilidad al disminuir o desaparecer una serie de
costos (financiero, empresarial, impositivo, laboral indirecto, etc.) y al tener
como fin ya no la maximización de la ganancia, sino la obtención de
condiciones de vida para sus asociados.
La gestión colectiva
Son múltiples los elementos que intervienen para facilitar el desarrollo de las
instancias asamblearias como mecanismo fundamental para circular y
transparentar la información, y como ámbito privilegiado para el proceso de
toma de decisiones colectiva.
¿Problemas en el futuro?
¿Es posible, a pesar de las restricciones del sistema, construir un modelo con
un grado mínimo de integración y una búsqueda permanente de mayor
autonomía, o el grado de integración está determinado por el sistema más allá
de la voluntad política de los actores? ¿Es factible construir un movimiento que
supere los límites de cada fábrica y avance en la coordinación y planificación
de sus producciones, alentando un modelo alternativo de producción?
¿En las organizaciones -por más democráticas que estas pretendan ser-
emergerá necesariamente un estamento burocrático-tecnocratico dominante? Si
bien creemos que esto no es necesariamente un futuro predeterminado, sí es un
riesgo siempre latente que para confrontarlo habrá que determinar cuáles son
los recursos estratégicos para que los trabajadores se reapropien colectivamente
de los mismos y se fomente un ejercicio permanente de redistribución
democrática.
Sin embargo, en muchas de las empresas que ya han transitado sus primeros
años, que recompusieron gran parte de estas condiciones, lograron reinsertarse
comercialmente y aumentaron su producción, encontramos que no aparecen en
su agenda de corto o mediano plazo políticas que modifiquen sensiblemente la
organización del proceso de trabajo.
Pasado y futuro
Bibliografía
[3] Para una descripción de las identidades de los distintos nucleamientos véase
Rebon (2004) y Fajn (2003)
[4] La ciudad y provincia de Buenos Aires fueron los lugares donde más se
desarrollaron las expropiaciones. En su mayoría el Estado declara de utilidad
pública el inmueble de la empresa por dos años, expropiándose en forma
definitiva la marca, patentes y la maquinaria hasta un monto determinado y
luego se otorgan en comodato o alquiler a la cooperativa de trabajo.
Recientemente en la Ciudad de Buenos Aires las empresas beneficiadas con la
expropiación temporal fueron abarcadas por la ley de expropiación definitiva,
la cual facilita la transferencia de la propiedad inmueble al otorgarle a la
cooperativa condiciones crediticias favorables.
[6] La Ciudad de Buenos Aires fue el lugar donde el proceso encontró mayor
apoyo y/o tolerancia por parte del poder ejecutivo y legislativo. En la provincia
de Buenos Aires, Río Negro y Entre Ríos, entre otros distritos, varias
recuperaciones encontraron apoyos de los gobiernos provinciales. En La Rioja,
Neuquen y Santa Fe es donde el proceso encontró más oposición
gubernamental. No obstante, en todos los distritos el apoyo y oposición varió
según segmentos del poder local. En muchos casos, los municipios apoyaron
las recuperaciones como formas de reactivar la zona. Con respecto al gobierno
nacional la relación fue más ambigua. El gobierno de Kirchner, más allá de
algunos gestos y hechos positivos, por desidia o falta de convicción, no ha
conformado a la recuperación como una política de Estado.
[7] Hay algunos casos en que se intenta avanzar también en esta dirección y
modificar la estructura productiva y la organización del proceso de trabajo, este
es el caso de Cerámica Zanón (FASINPAT), en la provincia de Neuquen,
tomada por los trabajadores en octubre de 2001.