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Gaceta Laboral

ISSN: 1315-8597
luisediaz@intercable.net.ve
Universidad del Zulia
Venezuela

Barreto Guione, Hugo


¿Interlocutores y diálogo social o sindicatos y negociación? (una pregunta y otras cuestiones sobre
ética, derechos, y mundo del trabajo)
Gaceta Laboral, vol. 11, núm. 1, enero-abril, 2005, pp. 5-22
Universidad del Zulia
Maracaibo, Venezuela

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Revista Gaceta Laboral
Vol. 11, No. 1 (2005): 5-22
Universidad del Zulia (LUZ) · ISSN 1315-8597

¿Interlocutores y diálogo social


o sindicatos y negociación?
(una pregunta y otras cuestiones sobre
ética, derechos, y mundo del trabajo)
Hugo Barretto Ghione
Profesor de Derecho del Trabajo y Seguridad Social. Universidad
de la República. Integrante del subgrupo trabajo 10 del MERCO-
SUR. Cinterfor/OIT ha editado varias de sus obras. Uruguay.
E-mail: hubarret@adinet.com.uy

No hay lenguaje sin engaño (...)


Nadie sabe mejor que tú, sabio Kublai,
que no se debe confundir nunca la ciudad
con las palabras que la describen
I. Calvino
(Las ciudades invisibles)

Resumen

El uso del lenguaje en materia laboral tiene mucho que decirnos acerca de
la realidad social subyacente, del estado de los debates, y -parece obvio- de la
perspectiva desde la que se abordan los estudios. Así, ante el empleo reciente
de términos como “dialogo social” e “interlocutores sociales” en lugar de los tra-
dicionales “negociación” y “organizaciones de empleadores y trabajadores”, cabe
preguntarse si ello no supone un giro en el sentido y en el contenido del discurso
en nuestra materia. A partir de ese “ejercicio de la sospecha” se desarrolla un
contrapunto entre las tesis comunicativas que sustentan teóricamente el diálo-
go social y las tesis mas fuertemente críticas de los enfoques procedimentalis-
tas. Fuera de este debate teórico acerca de la adecuación o no de los planteos de
Habermas a realidades fuertemente conflictivas protagonizadas por actores de
poder asimétrico, se rescata que en el centro mismo de la cuestión laboral se en-
cuentra un haz de derechos fundamentales que protegen a la persona que tra-
baja. Finalmente, experiencias recientes en países como Argentina y Brasil de-

Recibido: 03-10-04 . Aceptado: 28-02-05

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¿Interlocutores y diálogo social o sindicatos y negociación? / Hugo Barretto Ghione _______

muestran que el conflicto, la negociación, y los actores tradicionales de las


relaciones laborales continúan siendo los verdaderos ejes del mundo del tra-
bajo.
Palabras clave: Interlocutores sociales, dialogo social, ética de trabajo, dere-
chos laborales.

Social Interlocutors and Dialogue, or Labor


Unions and Negotiation
Abstract

The use of language in the labor field tells us a lot about the reality of so-
cial undercurrents, the level of debate, and obviously, the perspective from
which labor studies are approached. In this sense, the recent use of terms
such as “social dialogue” instead of the traditional “negotiations” and “em-
ployee and labor organizations” raises the question as to if there has been a
change in the sense and content of discourse in this area. Based on this pos-
sibility, a counterpoint between the communicative thesis that theoretically
underlies social dialogue and the stongly criticized thesis of procedural fo-
cuses is developed. Beyond this theoretical debate as to the adequacy or not
of Habermas´ proposals as to the strong conflictive reality protagonized by
asymmetric power actors, it is affirmed that the central issue in the labor
question is finding a group of fundamental rights that protect a person who
works. Finally, recent experiences in countries such as Argentina and Brazil
indicate that conflict, negociation and the traditional actors in labor rela-
tions continue to be the true axis or reality of the labor world.

Key words: Social interlocutors, social dialogue, work ethic, labor rights.

Introducción El presente artículo pretende ser


una contribución a esos desarrollos.
1. Parece existir una línea de refle-
Se trata de tomar como objeto de estu-
xión en la actual doctrina laboral uru-
dio al diálogo social, indagando en sus
guaya que retoma -con particular énfa-
fundamentos, que se vinculan con
sis y apertura a otras disciplinas jurídi-
concepciones como la ética discursiva,
cas como la filosofía y la teoría general
la democracia deliberativa y la bús-
del derecho- el enfoque de los valores,
queda de consensos en la sociedad mo-
los derechos fundamentales y la ética,
derna. A modo de adelanto, puede de-
tema este último en el que pronto incur-
cirse que el diálogo social consiste en
sionó Ricardo Mantero (1999: 67).
un juego del lenguaje entre interlocu-

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tores que, libres de coacción, expresan en el pasado lo usual era la referencia


sus puntos de vista y acuerdan nor- a la “concertación social” o al “pacto
mas que toman su validez del hecho social” entre organizaciones repre-
que todos se sienten partícipes en su sentativas de trabajadores y emplea-
elaboración. dores y el Estado.
Esa visión se somete luego a una crí- La OIT lo incluye como componen-
tica en clave de relaciones laborales, se- te de primer orden del concepto de
ñalando que, lejos de negar el diálogo en trabajo decente, y recientemente
una sociedad pluralista y conflictiva, es como parte del programa para “supe-
imprescindible que se sustente en un rar la pobreza mediante el trabajo”1.
cuadro de derechos fundamentales que Ermida Uriarte (2001: 60) advierte
proteja y promueva la participación de que en el lenguaje común, en el políti-
los sujetos colectivos en condiciones de co y en diversos documentos interna-
la mayor igualdad posible. cionales se supone su contenido pero
Por último, se advierten ciertos no se lo define: en definitiva, el diálogo
procesos de diálogo social en la región social puede traducirse en un simple
mediante los que se ha llegado tanto a “intercambio de impresiones”. Cierta-
la derogación de una ley cuestionada mente, la ausencia de una noción pre-
en Argentina, como la creación de un cisa de diálogo social permite incluir
procedimiento de negociación de los en el mismo a “todas las formas de re-
cambios en la legislación laboral en lación entre actores, distintas al con-
Brasil. flicto abierto” parece concluir el autor.
Finalmente, se trazan algunas con- 3. Así, diálogo social aparece como
clusiones. una expresión más débil en compara-
ción con las anteriores, en tanto no
1. Fundamentos del diálogo
prejuzga sobre su resultado, sino que
social: la centralidad de los
antes bien se presenta como un proce-
procedimientos
dimiento para encarar la comunica-
1.1. Interlocutores en lugar ción entre los actores sociales.
de sujetos Esta especie de “pensamiento dé-
2. Diálogo social comporta un enun- bil”2 que está en el trasfondo de la ex-
ciado de reciente aparición, en tanto presión, se denota también en la de-

1 Memoria del Director General a la 91º reunión de la Conferencia internacional del


Trabajo.
2 La expresión tiene un significado de raigambre filosófica relativamente reciente. En
este caso se emplea el término en forma no totalmente ajustada, aunque alguna de
las características del pensamiento débil resulte pertinente, como el de “hacernos
mirar de una forma nueva y más amistosa a todo el mundo de las apariencias, de los
procesos discursivos y de las formas simbólicas, y a verlos como ámbito de una posi-
ble experiencia del ser”. Ver al respecto la compilación de Gianni Vattimo y Pier
Aldo Rovatti: El pensamiento débil. Cátedra. Madrid. 1995, Pág. 14.

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signación de los partícipes, denomina- quiero que opere como una ley gene-
dos ahora como interlocutores, en des- ral, tengo que presentarles mi teoría
medro de los aspectos sustantivos o al objeto de que quepa hacer la com-
materiales, si se tiene en cuenta que probación discursiva de su aspiración
los términos tradicionalmente em- de universalidad (...) El peso se trasla-
pleados en el ámbito de las relaciones da desde aquello que cada uno puede
laborales eran “organizaciones de tra- querer sin contradicción alguna como
bajadores” o de “empleadores”, o direc- ley general, a lo que todos de común
tamente “sindicatos” y “empresarios”. acuerdo quieren reconocer como nor-
4. Diálogo social revela un origen ma universal” (Habermas, 1998: 88).
procedimental más que sustantivo, de Esta ética argumentativa constitu-
atención mayor a las formas que a los ye también una forma de legitimar los
contenidos, de privilegiar la argumen- resultados del discurso, en tanto las
tación y el debate en la construcción normas sólo son válidas si consiguen
de las voluntades, lo cual lo vincula en la aprobación de todos los destinata-
forma inequívoca con corrientes de la rios, ya que “se excluyen como inváli-
teoría social y la filosofía actual como das aquellas normas que no consi-
lo son la ética del discurso, la búsque- guen la aprobación cualificada de to-
da de los consensos, la democracia de- dos los posibles destinatarios”. Así,
liberativa y la ética comunicativa. “una norma únicamente puede aspi-
1.2 La participación de los rar a tener validez cuando todas las
interesados en la construcción personas a las que afecta consiguen
de los consensos ponerse de acuerdo - en tanto partici-
pantes de un discurso práctico - en
5. En este sentido, el diálogo social
que dicha norma es válida”( Haber-
como manifestación de la ética comu-
mas, 1998: 86, 86).
nicativa, trata de asegurar la genera-
Se trata de una ética de los procedi-
ción de acuerdos que contemplen la di-
mientos mas que de los contenidos:
versidad de intereses en forma parti-
“por tanto, una teoría que se extiende
cipativa, de acuerdo a la lectura del
a ámbitos de contenido -como la teoría
principal de los teóricos de la ética co-
de la justicia de Rawls- debe enten-
municativa, Jürgen Habermas.
derse como una aportación al discurso
Dice el autor que este planteo des-
que se da entre ciudadanos” (Haber-
carta que, para la formulación de solu-
mas, 1998: 118), o sea, “la aportación
ciones a la acción colectiva de la socie-
de un participante en la argumenta-
dad, el experto deba situarse en una
ción a la construcción de la voluntad
posición ficticia, que excluya las posi-
discursiva sobre las instituciones fun-
ciones de poder e ignore cada una de
damentales del capitalismo tardío”
las posiciones que habrá de tener en el
(Habermas, 1998: 87).
orden social futuro (aquí aparece su
6. La participación del conjunto de
crítica a Rawls, según se verá), sino
los afectados (piénsese en el ámbito de
que “en lugar de proponer a todos los
las relaciones laborales) posibilita su-
demás una máxima como válida y que
perar las limitaciones de la perspecti-

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va monológica (unilateral), en la que 1.3. Ética del discurso y creación


la universalización de los preceptos del derecho
queda librada al ejercicio portador de 7. Resulta coherente con esta pos-
esa racionalidad3. Ahora no se trata tulación que la cuestión de la validez
solamente de un “experimento men- de las normas jurídicas también pue-
tal” por el que unilateralmente se con- da verse a través de la teoría de la ac-
sideran y resuelven los intereses afec- ción comunicativa. En esta perspecti-
tados por la norma, sino de escuchar a va, la validez se resuelve en una ten-
los interesados (Andreoli, 1993: 45), sión entre la facticidad (validez so-
gracias al cumplimiento de lo que Ha- cial) y legitimidad (validez racional).
bermas (1998: 86) llama postulado de Las normas jurídicas tienen una di-
universalidad: “regulación de una mensión fáctica representada por los
materia con igual consideración de los elementos de cumplimiento habitual y
intereses de todos los participantes”. coacción que la respalda. Pero la finali-
El postulado se fundamenta según las dad de integración social que el dere-
reglas de la argumentación, por lo cho tiene en sociedades complejas sólo
cual, en definitiva, la ética del discur- puede cumplirse efectivamente si las
so puede formularse diciendo que úni- normas poseen un elemento de legiti-
camente pueden aspirar a validez midad que rebasa su pura imposición
aquellas normas que consiguen la coactiva y posibilita la mínima acepta-
aprobación de todos los participantes. ción necesaria para su seguimiento.
Pero tratándose de una ética de los Esta legitimidad de las normas depen-
procedimientos, y en su condición de de del modo en que esas normas sean
regla de argumentación, no prejuzga creadas. Son legítimas cuando sus des-
ninguna relación de contenido: todos tinatarios pueden al mismo tiempo
los contenidos han de hacerse posibles sentirse, en su conjunto, como autores
de discursos reales, y como tales, for- racionales de esas normas, es decir,
man parte de la intersubjetividad. Los cuando el procedimiento de creación
sujetos, libres de coacción, argumen- de las normas reproduce el procedi-
tarán en procura de obtener un con- miento argumentativo y consensual
senso y por consiguiente, formular de la razón comunicativa; o dicho de
una regla que sea aceptada por todos otro modo, cuando se sigue el procedi-
(condición de legitimidad).

3 La política de salarios mínimos aplicada en Uruguay desde inicios del decenio de


1990 obedeció a esta perspectiva unilateral, en la cual los interesados (asalariados)
no fueron consultados. El resultado de esa política se trasuntó en una pérdida sala-
rial considerable y una serie de observaciones del Comité de Expertos en Convenios
y Recomendaciones de la OIT por incumplimiento de los arts. 3º y 4º del Convenio In-
ternacional Nº 131, en particular, y a los efectos de este artículo, importa la falta de
consulta a las organizaciones de trabajadores y de empleadores para la fijación,
ajuste, etc., del salario mínimo.

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miento democrático sin distorsiones que constituyen presupuestos inex-


(Garcia Amado, 1993: 235). cusables de la participación.
Sobre cuales pueden ser esas “dis- 1.5. Crítica del enfoque
torsiones” en la elaboración de los con- comunicativo en clave laboral
sensos, es una de las bases más sóli-
das en que se asientan las críticas cen- 9. El enfoque de la ética comunica-
trales a esta construcción de las éticas tiva se revela insuficiente y prescin-
procedimentales. dente de ciertos fenómenos inmanen-
tes a las relaciones de trabajo como
1.4. Presupuestos del diálogo social: para tener un alcance explicativo del
reglas básicas para los sujetos diálogo social4 o la formulación de
participantes acuerdos entre los actores de esas re-
8. En la ética comunicativa los suje- laciones.
tos de diálogo, por medio del lenguaje, En concreto, debemos referirnos a
desempeñan la coordinación de la ac- tres órdenes de factores que patenti-
ción social (Rebellato, 2000: 99), pero zan las críticas que pueden hacerse a
por definición los participantes no pue- estos enfoques:
den soslayar el presupuesto de que la 1.5.1. La falta de contenidos mate-
estructura de su comunicación excluye riales de justicia social
necesariamente toda coacción que in- Se ha dicho que la racionalidad pro-
fluya sobre el proceso de comprensión. cedimental conduce a un discurso de
Las reglas básicas del proceso co- carácter abstracto y procedimental, in-
municativo y deliberativo serían: suficiente en relación al ejercicio con-
a) la inclusión de todos los sujetos con creto de la justicia social, para lo cual
capacidad para participar en con- debería contener criterios indispensa-
diciones de simetría; bles para definir una justicia en senti-
do material (Rebellato, 2000: 123).
b) la igualdad de oportunidades para Por otra parte, el enfoque comuni-
expresarse y garantías suficientes cativo desvaloriza la dimensión eco-
para contribuir y poner de mani- nómica, resaltando la importancia de
fiesto los argumentos propios; la democracia formal por encima de la
c) el acceso y derecho a la participa- exclusión: una democracia inspirada
ción sin ningún tipo de coacción. en la teoría de la acción comunicativa
El dato es fundamental para com- y en la utopía del consenso dejan fue-
prender la teoría de la acción comuni- ra del discurso a los excluidos y pro-
cativa: para Habermas (1998: 112- pende a la elaboración de consensos
113), las reglas básicas señaladas no donde éstos no tienen potencial inci-
comportan simples convenciones, sino dencia (Rebellato, 2000: 141).

4 Y esto, con independencia de quienes observan que estos planteos ético/comunicati-


vos adolecen de una visión “eurocentrista”.

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1.5.2 La asimetría de los partici- “trabajador dependiente”, es una


pantes forma de manifestación de la dispa-
La ilusión de prescindir de la coac- ridad, cuando no de la injusticia y la
ción encubre -en la esfera de las rela- contradicción subyacente a esas re-
ciones laborales- la naturaleza de hi- laciones.
posuficiente que tiene el sujeto traba- Hay también en el enfoque comuni-
jador, elemento no totalmente neu- cativo-deliberativo, un desconoci-
tralizado por la acción colectiva sin- miento del pluralismo de los valores
dical. Esta opacidad de la asimetría (moral, filosófico, religioso) que se
de los participantes en el diálogo que considera un asunto del ámbito priva-
presenta la teoría comunicativa, es do, de entre casa, para que no “conta-
resultado del ocultamiento general mine” el debate público, que necesita
que nace del diferendo, del antago- de sujetos (casi) neutros para que
nismo. puedan desplegar el consenso racio-
El ocultamiento del conflicto so- nal. Sólo replegando los valores a la
cial y la ficción de la igualdad de los esfera del puro subjetivismo es que la
sujetos hace que la diferencia no sea ética comunicativa se asegura una
reconocida, por lo cual el diálogo se “agenda” de temas para el diálogo des-
hace en el idioma de una de las par- provista de toda pasión e interés, que
tes, mientras que la posición de su- tiende a producir desencanto hacia la
bordinación social que sufre la otra cosa pública, pragmatismo e indivi-
parte no aparece en el lenguaje. El dualismo.
antagonismo -cuando no la injusti- 1.5.3 Consensualismo y conflicto
cia- que está en el trasfondo de las Atendiendo a estas vicisitudes, el
relaciones laborales no es reconocido consensualismo “a secas” puede
en el lenguaje del consenso, más transformarse en la negación de la
preocupado en establecerlos y en fi- conflictividad social (Rebellato, 2000:
jar las reglas para los puntos de par- 141).
tida incondicionados (Scavino, 1999: Pero el pluralismo de los valores y
112-113) y sin atisbo de hegemonía la cuestión del poder no pueden erra-
alguna. La ausencia de esta perspec- dicarse de la realidad social; el anta-
tiva parece definitiva como para gonismo de intereses y valores es con-
mostrar la incapacidad de la ética co- sustancial a la democracia moderna y
municativa para fundar el diálogo el conflicto en el mundo del trabajo no
social en materia socio-laboral. En el puede resolverse racionalmente al es-
ámbito de las relaciones laborales, el tilo de la ética discursiva sino sólo al-
diferendo entre las partes es tan con- canzar acuerdos transitorios y preca-
sustancial, que la existencia misma rios (Barbagelata, 1995: 17).
de uno de los sujetos del diálogo so- Por esta razón, dice Mouffe (2003:
cial, se debe a la existencia de un de- 117), “el ideal de una democracia plu-
terminado sistema que le obliga a ralista no puede consistir en alcanzar
vender su fuerza de trabajo. De ese un consenso racional en la esfera pú-
modo, la existencia misma del sujeto blica. Ese consenso no puede existir.

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Tenemos que aceptar que todo consen- 2. Cuadro de derechos


so existe como resultado temporal de fundamentales para la
una hegemonía provisional, como una participación: la centralidad en
estabilización del poder, y que siem- los derechos y el principio
pre implica alguna forma de exclu- personalista
sión”. La dimensión de antagonismo 10. En la base de la constitución de
es inherente a las relaciones huma- los sujetos del mundo del trabajo es-
nas, y en las relaciones de trabajo se tán los derechos, y en particular, los
manifiesta de diversas formas, más o derechos en su dimensión colectiva
menos visibles, pero siempre presen- con miras a su instrumentalidad para
tes; ello no significa que los adversa- la consecución del progreso social.
rios no puedan superar su desacuer- Esta especificación, casi obvia, se
do, pero tal eventualidad no prueba de hace teniendo en cuenta ciertas críti-
ningún modo que se haya superado la cas que la perspectiva de los derechos
diferencia5. humanos ha desatado en algunos teó-
Los críticos más radicales de las ricos, que ven en ello una especie de
tesis habermasianas de construc- retirada de la idea de progreso o de so-
ción de consensos a través de meca- ciedad justa hacia un enclave de dere-
nismos meramente procedimentales chos individuales.
expresan, en definitiva, que “como la Así, dice Bauman (2003: 35) que si
participación de los dominados y ex- bien la idea de progreso no ha sido
cluidos en la elaboración de un con- abandonada totalmente, el énfasis se
senso supone introducir una dimen- ha volcado hacia la autoafirmación del
sión que no es simétrica, su reconoci- individuo. Esta fatídica retirada, dice
miento requiere la desestructura- el autor, “se ha visto reflejada en el co-
ción del orden de la dominación. No rrimiento que hizo el discurso ético/po-
hay consenso con dominación. La lítico desde el marco de la sociedad jus-
elaboración de consensos puede ser ta hacia el de los derechos humanos, lo
valida como estrategia transitoria, que implica reenfocar ese discurso en
fruto de determinadas circunstancia el derecho de los individuos a ser dife-
históricas, pero no puede ser plan- rentes y a elegir y tomar a voluntad
teada como un ideal por encima del sus propios modelos de felicidad y de
conflicto histórico-estructural” (Re- estilo de vida más conveniente”6.
bellato, 2000: 141).

5 Mouffe, distingue entre “lo político” como dimensión de antagonismo inmanente a


las relaciones humanas, y “la política” como “el conjunto de prácticas, discursos e
instituciones que tratan de establecer un cierto orden y organizar la coexistencia hu-
mana en condiciones que son siempre potencialmente conflictivas porque se ven
afectadas por la dimensión de lo político” pág. 115.

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No es esta la perspectiva que aquí ternacionales que reconocen estos de-


se postula, sino la de la libertad sindi- rechos incluye, en el caso uruguayo:
cal y los derechos sociales en general. – el Preámbulo de la Constitución
Retomando entonces el enfoque de la OIT, que refiere a la libertad
centrado en los derechos, es menester sindical como “principio”;
advertir que la participación de los ac- – los Convenios Internacionales
tores sociales en aspectos concernien- núm. 87 sobre libertad sindical y
tes al mundo del trabajo está reconoci- protección al derecho a la sindica-
da y garantizada por una serie de nor- lización , y el núm. 98, sobre apli-
mas de máxima jerarquía, en razón de cación de los principios del dere-
sostenerse que la libertad sindical, que cho de sindicación y negociación
se encuentra en la base del conjunto de colectiva;
derechos, es un derecho fundamental – otra serie de Convenios de OIT
de las personas7. Por otra parte, no como el núm. 151 (relaciones de
debe quedar al margen de estas consi- trabajo en la administración pú-
deraciones, la consagración en nuestra blica) y núm. 154 (sobre negocia-
Constitución del “principio de prima- ción colectiva);
– la Declaración Universal de Dere-
cía de la persona” (Cagnoni, 2003: 135),
chos Humanos: “toda persona tie-
a través, justamente, de la proclama-
ne derecho a fundar sindicatos y a
ción de los derechos de “igualdad por la
sindicarse para la defensa de sus
justicia” mediante los derechos socia-
intereses” (art.23-4);
les incorporados en 1934.
– Pacto de Derechos Económicos,
11. La sistematización (no exhaus- Sociales y Culturales (1966);
tiva) de los diversos instrumentos in-

6 No obstante, el “eurocentrismo” reaparece inopinadamente, como el caso de la re-


ciente iniciativa en Francia de prohibir el uso del velo a las jóvenes musulmanas en
los institutos de enseñanza de ese país. Ha dicho Alain Badiou al respecto: “Me opon-
go totalmente a esa ley. Y creo que es una ley de desconfianza. En el fondo, si por ra-
zones religiones hay muchachas que van al colegio con un pañuelo en la cabeza, qué
puede importar. Convertirlo en una cuestión de Estado es un verdadero escándalo.
No son esas chicas las que generan desorden o violencia. Ellas trabajan, quieren
aprender, transformarse. Y llevan un pañuelo en la cabeza. Francamente, pienso
que la escuela está hecha para una sola cosa: para que los niños aprendan la cultura,
la literatura, las ciencias. Si los chicos tienen ese espíritu, si quieren aprender, no
hay por qué introducir otros criterios. Además, ¿por qué particularmente ése? ¿Por
qué no decir que no hay que llevar ropa de marca? Porque hay quienes tienen ropa de
rico y otros de pobre, y en cierto modo es más dramático que el pañuelo en la cabeza.
Creo que esta medida introduce recelos. Es una discriminación. Y es totalmente con-
traria a la creación de igualdad a través de la confianza”. Fragmento de una entre-
vista aparecida en el diario argentino Clarín el 11 de julio de 2004.
7 O de la “persona obrera” como dijera Jaques Maritain. Ver Los derechos del hombre
y la ley natural. Leviatán. Bs.As. 1982, Pág. 94 y ss.

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– Declaración Americana de los De- proporciona una provisionalidad a las


rechos y Deberes del Hombre soluciones alcanzadas que son otra
(1948); nota del dinamismo de las relaciones
– Declaración Sociolaboral del laborales, dependiente más de la fuer-
MERCOSUR (1998); za y de las consideraciones estratégi-
– Constitución Nacional (art. 57). cas, que de la racionalidad que pue-
El marco de los derechos excede el dan desplegar los sujetos.
solo reconocimiento formal para erigir- Con todo, no debe soslayarse el as-
se en un programa adscrito constitu- pecto lingüístico de la cuestión - ya
cionalmente por obra del dispositivo parcialmente señalado cuando referi-
del artículo 72º que prescribe que “la mos al término “interlocutores” en lu-
enumeración de derechos, deberes y gar de “organizaciones de trabajado-
garantías hecha por la Constitución, res y de empleadores” - que se traduce
no excluye los otros que son inherentes en la misma expresión “diálogo so-
a la personalidad humana o se derivan cial”, que despierta el interrogante de
de la forma republicana de gobierno”. si no resulta un (indigno) sucedáneo
Pero además de esta sugestiva ela- de “negociación colectiva”, ¿supone
boración, deudora de los planteos “neo acaso un cambio material el giro lin-
constitucionalistas”, el marco de los güístico de “interlocutores” en lugar
derechos de las personas en su dimen- de “organizaciones o sindicatos” y
sión colectiva constituye el presu- “diálogo” en lugar de “negociación”?
puesto que viabiliza la participación Ciertamente, parecen menos com-
en el diálogo, permitiendo que los ac- prometidos, más impersonales y con
tores desplieguen todo su potencial menor capacidad definitoria los pri-
con miras a la negociación en el esce- meros términos que los segundos.
nario inevitablemente conflictivo de Pero corresponde interrogarse tam-
las relaciones de trabajo. bién si ello no comporta (también) un
3. Las palabras son acciones: cambio en el sentido (significado) de
¿diálogo e interlocutores como las relaciones entre los sujetos y los
sucedáneos de negociación resultados de su interacción, antes
y sindicatos? acuerdos que permitían la regulación
de sus relaciones colectivas y la fija-
3.1. ¿No hay lenguaje sin engaño?
ción de las condiciones de trabajo, y
12. De la polaridad sustantiva en- ahora el simple intercambio de impre-
tre capital/trabajo se trasunta otra siones sin una finalidad precisa y en
polaridad, esta de tipo relacional, en- medio de una fragmentación de los
tre consenso/conflicto, no desarrolla- compromisos muy acorde con la mo-
da en las éticas procedimentales, más dernidad líquida a que refiere Bau-
preocupadas por el lenguaje y los pre- man.
supuestos formales. Esa tensión no to- Este ejercicio de la sospecha sobre
talmente resuelta entre actores con las consecuencias que comporta el
intereses muchas veces encontrados, cambio de denominación de los acto-

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res y sus relaciones se encuentra lejos, sea, en el accionar demiúrgico de la


lamentablemente, de consistir en un asignación de nombres, de designacio-
simple ejercicio de la teoría conspira- nes, para sujetos y relaciones que que-
tiva. Para constatarlo, basta con tener dan así opacados y pierden su “carta
en cuenta los recientes debates en la de ciudadanía”, creando así un uni-
92º reunión de la Conferencia Inter- verso nuevo, desprovisto de significa-
nacional del Trabajo, en la cual el gru- ción material y en la cual los trabaja-
po de los empleadores, que venía ad- dores son sustituidos por esa especie
mitiendo sin dificultades mayores el de “replicantes” que son los interlocu-
término “diálogo social”, se opuso te- tores. Se trata de una forma de ejercer
nazmente a la mención del enunciado el poder a través del dominio de la pro-
“negociación colectiva” en una de las ducción simbólica, entendida ésta
disposiciones del proyecto de reco- como un microcosmos “por imponer la
mendación a estudio8. Para cerrar el definición del mundo social más con-
círculo, cabe indicar que en todo el forme a (los) intereses” de clase (Bour-
nuevo instrumento normativo acorda- dieu, 2000: 95).
do en esa reunión, no figura el término 3.2. Sindicatos y negociación
“organizaciones de trabajadores de en el MERCOSUR
empleadores”, sino el de “interlocuto-
res sociales”. De prosperar esta termi- 14. Pese a los desafíos que vienen
nología, y atento a que muchos gobier- de expresarse, que denotan la existen-
nos durante la realización de la reu- cia de un horizonte de debate en torno
nión expresaron que existen otros “in- a signos y contenidos, las recientes ex-
terlocutores” que no son los actores de periencias de reforma laboral en esta
las relaciones laborales (organizacio- parte del mundo parecen obedecer a
nes no gubernamentales, por ejem- las modalidades más transitadas, ya
plo), pero que no obstante tienen un sea de una especie de restauración del
papel a jugar en ese escenario, convie- modelo de negociación en Argentina, o
ne mantener los términos tradiciona- del direccionamiento hacia un modelo
les o en última instancia, expresarla sindical más pluralista en el caso de
como “interlocutores sociales del Brasil.
mundo del trabajo” en un esfuerzo No se trata en absoluto de trazar
dialéctico por acotar una desbocada un estudio comparado de las relacio-
tendencia a diluir la centralidad de nes laborales en la región, que deman-
las cuestiones del trabajo. daría otros esfuerzos, en tanto los fe-
13. Es la batalla de la flexibilidad nómenos que se producen en la mate-
en el terreno del discurso jurídico, o ria son expresión muy fiel de la socie-
dad en que operan, de sus caracterís-

8 Se trata de los debates que dieron origen a la Recomendación sobre Desarrollo de


Recursos Humanos: Educación, Formación y Aprendizaje Permanente”, 2004 (núm.
195).

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¿Interlocutores y diálogo social o sindicatos y negociación? / Hugo Barretto Ghione _______

ticas y de las relaciones de poder entre res, culminando su proceso de aproba-


los diferentes grupos de intereses ción el 2 de marzo del 2004.
(Schregle, 1981: 37). El Poder Ejecutivo, en su mensaje de
15. Pero la verificación de estas li- elevación del proyecto, dice que “la deci-
mitaciones no es óbice para que luego sión de promover la sanción del adjunto
de trazar un breve panorama de los proyecto se funda en la circunstancia,
procesos de reforma laboral en la re- de público conocimiento, de que se ha
gión, pueda no solo intentarse avizo- instalado en la sociedad un fuerte esta-
rar la probable evolución inmediata do de sospecha sobre los medios y meca-
de estos procesos, o al menos, evaluar nismos utilizados para lograr la san-
los cambios que comportan respecto ción de la ley Nº 25.250, el que debe ser
del pasado reciente, sino y fundamen- rápidamente superado. No es posible
talmente, a efectos de este trabajo, mantener vigente una norma cuya legi-
sostener la pertinencia del manteni- timidad se encuentra cuestionada por
miento de los términos tradicionales la mayoría de los argentinos”.
en derecho del trabajo, por correspon- Por otra parte, sigue diciendo el
der a los sujetos y los contenidos típi- mensaje, “desde su sanción, la ley Nº
cos de esa disciplina. 25.250 provocó una fuerte controver-
En concreto, el solo “diálogo” no hu- sia sobre ciertos temas principales que
biera bastado para operar las trans- es oportuno recordar: extensión del pe-
formaciones acaecidas en ambos paí- ríodo de prueba; reducción general de
ses; por otra parte, la voz “interlocuto- contribuciones patronales; caída de la
res” no hubiera dado la medida del ultraactividad legal; y preeminencia
protagonismo de los sujetos partici- del convenio de ámbito menor por so-
pantes de estos procesos. bre el convenio de ámbito mayor”.
a) El consenso para la derogación En cuanto a la perspectiva axioló-
de una ley sospechada en Argentina gica, el mensaje dice que “el sentido de
16. La recientemente aprobada ley la norma debía ser guiado por dos cri-
Nº 25.877 “Ley de Ordenamiento La- terios fundamentales: en primer lu-
boral”, dice emblemáticamente en su gar, propiciar aquellas soluciones que
artículo 1º “Derógase la ley Nº 25.250 y favorezcan la generación de empleo
sus normas reglamentarias” decente y , en segundo lugar, tomar
La norma fue consultada y consen- partido por fórmulas legales que esti-
suada con las diversas expresiones del mulen la negociación colectiva, la pre-
sindicalismo argentino: Confedera- eminencia de las normas más favora-
ción General del Trabajo (CGT), el bles al trabajador y la composición de
Movimiento de los Trabajadores Ar- los conflictos por acuerdo de partes”.
gentinos (MTA) y la Central de Traba- 17. La ley se estructura en tres
jadores Argentinos (CTA). Posterior- grandes títulos, referidos al derecho
mente, el texto fue elevado por el Po- individual de trabajo, al derecho co-
der Ejecutivo a la Cámara de Senado- lectivo y la administración del traba-

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jo, lo que da una idea acabada de la b) Brasil: el establecimiento de pro-


vastedad del acuerdo alcanzado con cedimientos para acordar la reforma
los sujetos sindicales y empresariales. laboral
En derecho individual del trabajo, 19. Lejos de encarar la reforma la-
se prevé una modificación del contra- boral mediante consultas puntuales
to de prueba, del preaviso en cado de con los actores de las relaciones labo-
despido y de la indemnización por des- rales, y seguramente debido a la pro-
pido sin justa causa. fundidad de algunos de los cambios
Es de hacer notar el artículo 7º en que se propone el actor gubernamen-
cuanto dice que “El Ministerio de Tra- tal, en el caso de Brasil el camino em-
bajo, Empleo y Seguridad Social pro- pleado ha consistido en la creación de
moverá la inclusión del concepto de un organismo de amplia representa-
trabajo decente en las políticas públi- ción de los sectores profesionales: el
cas nacionales, provinciales y munici- Forum Nacional del Trabajo, que me-
pales. A tal fin, ejecutará y promoverá diante un procedimiento rigurosa-
la implementación, articulada con mente establecido, se van articulando
otros organismos nacionales, provin- los acuerdos que finalmente la coordi-
ciales y municipales, de acciones diri- nación elevará como proyectos al Po-
gidas a sostener y fomentar el empleo, der Ejecutivo10.
reinsertar laboralmente a los trabaja- 20. El Forum, instituido por Decre-
dores desocupados y capacitar y for- to 4796 de 30 de julio de 2003 y regla-
mar profesionalmente a los trabaja- mento interno de fecha 12 de agosto
dores”. de 2003, se define como un “espacio de
El título II, referido al derecho co- diálogo con la finalidad de coordinar
lectivo, contiene previsiones en mate- la negociación entre los representan-
ria de negociación colectiva, conflictos tes de los trabajadores, empleadores y
colectivos y balance social de las em- gobierno sobre la reforma sindical y
presas. laboral en Brasil”
El título III sobre administración Sus objetivos consisten en “actuali-
del trabajo refiere a inspección del zar y reformar las leyes sindicales y
trabajo, simplificación registral y coo- laboralistas, así como las institucio-
perativas de trabajo9. nes que regulan el trabajo, para tor-

9 Para una mayor profundización de las soluciones de la ley en tratamiento, puede


verse el trabajo de R. Capón Filas Ley de Ordenamiento Laboral y Trabajo Decente.
Platense. Bs.As. 2004 y la obra colectiva Reforma Laboral Ley 25.877 (Luis E. Ramí-
rez, Director). Nova Tesis. Bs.As. 2004.
10 Puede consultarse la marcha de esas negociaciones en el sitio web del Ministerio de
Trabajo y Empleo de Brasil: www.mtb.guv.br

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¿Interlocutores y diálogo social o sindicatos y negociación? / Hugo Barretto Ghione _______

narlas compatibles con la realidad 22. Se ha obtenido consenso al mo-


económica, política y social del país” mento en temas referidos al sistema
así como “fomentar el diálogo social y de composición de conflictos, la nego-
promover el tripartismo”. ciación colectiva y la nueva forma de
En relación al diálogo social, el art. representación de los trabajadores y
3º del reglamento establece como una empresarios. Paralelamente a estas
de las finalidades del Foro “promover iniciativas, algunos de los acuerdos
el entendimiento entre los represen- encuentran fuertes resistencias, en
tantes de los trabajadores y emplea- tanto se aduce que:
dores y el gobierno federal, con vistas – la eliminación de la unicidad sin-
a construir consensos sobre temas re- dical se hará, en definitiva, a fa-
lativos al sistema brasilero de relacio- vor de las cúpulas sindicales, y
nes de trabajo, en especial sobre la le- que la exigencia de un porcentaje
gislación sindical y laboral”. de sindicalización en la base hará
21. La estructura institucional del dificultosa la creación de sindica-
foro acuerda una muy amplia partici- tos en ese nivel;
pación a los actores sociales. El traba- – en cuanto al impuesto sindical, se
jo se realiza en ocho comisiones temá- establecería un descuento nego-
ticas tripartitas, en temas tales como: cial que se entiende demasiado
• organización sindical; gravoso para los trabajadores,
• negociación colectiva; amén que parte del mismo irá di-
• sistema de composición de conflic- rectamente a las centrales sindi-
tos; cales;
• legislación del trabajo; – se es también crítico respecto de
los obstáculos que se adicionan al
• organización administrativa y ju-
ejercicio del derecho de huelga.
dicial del trabajo;
c) El “grado cero” del diálogo y la
• normas administrativas sobre
negociación en Uruguay
condiciones de trabajo;
23. El empleo de prácticas partici-
• calificación y certificación ocupa-
pativas a través de la acción triparti-
cional;
ta, ha constituido un valor referencial
• micro y pequeñas empresas, auto-
de trascendencia en la conformación
gestión e informalidad.
evolutiva del sistema de relaciones la-
Los acuerdos alcanzados en estas co-
borales y del sistema político y social
misiones se elevan a una comisión de
del Uruguay.
sistematización, también tripartita,
En un estudio de RELASUR (1995)
más una representación de actores
sobre tripartismo en Uruguay, se des-
“responsables de las nuevas modalida-
tacan “algunos ensayos de coopera-
des de relaciones de trabajo”. La comi-
ción que supusieron la conformación y
sión de sistematización procura am-
funcionamiento de órganos triparti-
pliar la base de consenso y prepara el
tos dotados de competencias genera-
relatorio final que será sometido a la
les en materia política, económica o
plenaria para su aprobación definitiva.
social”. El informe señalaba algunas

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observaciones del modo de expresión métodos de aplicación o de modifica-


del tripartismo: ción de los métodos para su fijación.
a) las acciones de convergencia de los La inexistencia de organizaciones de
sectores representativos de los in- trabajadores o de empleadores en una
tereses profesionales y el Estado parte de una rama de la economía, no
en el diseño, instrumentación y justifica la falta de respeto de la obli-
aplicación de políticas globales, gación de realizar consultas”
han sido desenvueltas sin la for- En esta dirección, “la comisión ex-
mulación de grandes acuerdos a presa la firme esperanza de que el go-
nivel macroeconómico o social; bierno podrá indicar sin más tardar
b) no existe un modelo unívoco en las medidas tomadas para garantizar
cuanto a los niveles en los que se la plena consulta de los representan-
han manifestado las acciones tri- tes de los empleadores y de los traba-
partitas; jadores interesados para fijar el sala-
rio mínimo nacional y los salarios mí-
c) las proyecciones de cada experien-
nimos de los trabajadores rurales y de
cia tampoco son uniformes.
los trabajadores domésticos, y de
d) En términos generales, termina el otros trabajadores del sector privado
informe, el tripartismo ha consti- a los cuales podrán aplicarse las dis-
tuido un instrumento o herramien- posiciones relativas a los salarios mí-
ta de compromiso consensuado de nimos”.
los actores sociales y el Estado, con Pero hay otro costado del asunto
el fin de encauzar las manifestacio- que debe subrayarse.
nes de conflicto colectivo subyacen- 25. Si atendemos a los presupues-
tes en el sistema de relaciones la- tos habermasianos, veremos que no
borales en el Uruguay. existen condiciones para que los acto-
24. El retiro del Estado de la nego- res puedan erigirse en sujetos del diá-
ciación salarial operado hacia 1991 ha logo con el menor nivel posible de inci-
producido que el tripartismo haya su- dencia heterónoma (o sistémicas, al
frido un profundo quiebre en uno de decir de Habermas).
los temas de mayor importancia en las Es sabido que la falta de protección
relaciones de trabajo. y promoción de la actividad sindical
La Comisión de Aplicación de Con- operan como elementos de coacción
venios y Recomendaciones de la OIT externa indisimulables que impiden
ha recordado al gobierno nacional “la la interacción comunicativa en los tér-
obligación de consultar plenamente a minos desarrollados en el capítulo A
todas las organizaciones de empleado- del presente trabajo.
res y de trabajadores interesados, lo No es ajeno a estas dificultades la
que reviste no sólo un carácter obliga- debilidad del sujeto Estado si lo perso-
torio, sino que debe, además, tener lu- nificamos en el Ministerio de Trabajo,
gar tanto en el estado de determina- con muy escasa autonomía; o la falta
ción del campo de aplicación del siste- de representatividad en ciertos estra-
ma de salarios mínimos como en los tos de las micro y pequeñas empresas

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¿Interlocutores y diálogo social o sindicatos y negociación? / Hugo Barretto Ghione _______

por el principal actor empresarial, y de estos asuntos, hay que agregar la


aún la debilidad y contradicciones del abstención del Estado de toda partici-
sujeto sindical para encarar procesos pación y consulta a los actores socia-
de diálogo social. les en materia de negociación salarial,
que terminó por reducir los marcos de
4. Conclusiones
diálogo a temas puntuales y de menor
4.1 La insuficiencia de la importancia política y repercusión en
explicación ético-discursiva las políticas globales de la sociedad.
26. El terreno laboral quizá sea el 28. Hay por tanto, en el caso uru-
mas óptimo para advertir la insufi- guayo, una doble tarea:
ciencia de la ética del discurso para a) acordar unos derechos de promo-
dar una explicación satisfactoria del ción y protección de la actividad
diálogo social, en tanto prescinde del sindical, que permita una acción
conflicto inmanente en las relaciones de los trabajadores organizados
de trabajo. con la menor coacción externa po-
Cuesta entender que los interlocu- sible;
tores operen en un escenario casi asép- b) una tarea de reconstrucción del
tico o neutro, al margen de las coaccio- entramado de relaciones entre ca-
nes venidas del mundo de la vida. pital y trabajo, que reencauce y de
Los interlocutores no presentan si- asiento a un capitalismo extrema-
metría alguna en la posición que ocu- damente “liviano y flotante, signa-
pan en la sociedad y en el sistema pro- do por el desprendimiento y el de-
ductivo. bilitamiento de los lazos entre ca-
Existen sujetos que se encuentran pital y trabajo” (Bauman, 2003:
totalmente al margen de ostentar con- 151). En concreto, se trata de recla-
diciones mínimas de establecer un mar al Estado uruguayo una polí-
diálogo con su contraparte, entre tica destinada al diálogo y la nego-
otras cosas por provenir de estamen- ciación, a efectos que abandone la
tos sociales excluidos o por encontrar perspectiva “monológica” o unila-
dificultades insalvables para su re- teral.
presentación.
4.3 El papel del Estado y el
4.2 Presupuestos de la participación reconocimiento de la participación
27. Por ello más que buscar los fun- 29. Con diferencias evidentes en el
damentos en los juegos del lenguaje o plano de los procedimientos y en el
en situaciones ideales, hay que aten- nivel de los acuerdos alcanzados, los
der a los derechos de las personas en casos de Argentina y Brasil son de in-
sindicarse y perfeccionar los mecanis- terés.
mos de promoción y protección de los En efecto, en Argentina mediante
sujetos colectivos. una ley consensuada se procura vol-
En el caso uruguayo, a la debilidad ver a las soluciones tradicionales en el
histórica de la regulación heterónoma derecho colectivo del trabajo, incorpo-

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rando consideraciones axiológicas BOURDIEU, Pierre. Poder, dere-


como el trabajo decente y perfeccio- cho y clases sociales. Bilbao. Pa-
nando mecanismos como el balance limpsesto. 2000.
social de las empresas; en Brasil por CAGNONI, José A. “La primacía de
su lado se intenta desmontar una es- la persona: el principio personalis-
tructura sindical muy arraigada y que ta”. Revista de Derecho Público.
ha despertado debates y contradiccio- núm. 24. 2003.
nes. CAPÓN FILAS, Rodolfo. Ley de Or-
En ambos casos importa rescatar la denamiento Laboral y Trabajo
impronta de fuerte participación del Decente. Buenos Aires. Argentina.
Estado en tanto promotor del cambio Platense. 2004.
en el caso argentino, y conductor y co- ERMIDA URIARTE, Oscar. “Diálogo
ordinador de los debates en el caso social: teoría y práctica”. En revista
brasilero. En ambos casos además se Derecho Laboral T. XLIV Nº 209.
reconoce la participación de sujetos 2001.
colectivos hasta hace poco excluidos, GARCIA AMADO, Juan Antonio. La
como el caso de la CTA en Argentina. filosofía del derecho de Jürgen
Pero en última instancia, y en rela- Habermas. Doxa – 13. 1993.
ción a la tesis central de este trabajo,
HABERMAS, Jürgen. Conciencia
debe enfatizarse en que el procedi-
moral y acción comunicativa.
miento no se limitó al diálogo entendi- Barcelona. Península. 1998.
do como un simple intercambio o con-
sulta, sino que se tradujo en un com- MANTERO ÁLVAREZ, Ricardo.
“Ética y relaciones laborales”. Re-
plejo entramado de negociación entre
vista Judicatura. Nº 40. 1999.
actores que dejaron el papel de pul-
cros interlocutores para proyectarse MARITAIN, Jaques. Los derechos
como verdaderos protagonistas con el del hombre y la ley natural. Bue-
objetivo de alcanzar acuerdos en nos Aires. Leviatán. 1982.
áreas significativas de las relaciones MOUFFE, Chantal. La paradoja
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