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Metodología de la investigación 1
Tema:
2
Participante:
Orquídea Medina Morel
Matricula:
202000893
Profesor /a
Felicia Ramírez
Introducción
Durante las últimas décadas se han evidenciado cambios profundos en las
dinámicas del mercado laboral. Desde la perspectiva demográfica, se observan
nuevos roles de género asignados socialmente a las mujeres, con su inclusión
exponencial en el empleo remunerado. Las estructuras familiares se han
modificado de manera considerable y, por ende, las demandas de cuidado de
la población. La dificultad de armonización del trabajo remunerado y no
remunerado ha conllevado al incremento del subempleo femenino, lo cual
implica que el trabajo productivo y reproductivo que realizan las mujeres se ha
incrementado.
Contenido:
Esta cuestión es la que más llama la atención y en realidad podemos decir que
es resultado y consecuencia de muchas de las otras discriminaciones que se
producen en el mercado de trabajo y que hemos mencionado anteriormente.
Sostenemos esta idea porque las mujeres presentan peores condiciones en el
mercado laboral, pues sus contratos son indefinidos o jornada completa, y ello
lleva consigo la imposibilidad de promoción, exclusión de determinados
complementos salariales, menos oportunidades de acceder a la formación, etc.;
en definitiva, esta situación provoca la existencia de esa brecha salarial, y da
lugar a otra serie de consecuencias como por ejemplo el hecho de que los
mayores índices de pobreza sean para mujeres debido, entre otras cosas, a
que sus prestaciones por desempleo son mucho menores que la de los
hombres
Dicho estudio muestra que existe muy poca diferencia entre hombres y mujeres
en la edad en que alcanzan el ingreso máximo (las mujeres lo obtienen
alrededor de los 41 años y los hombres a los 48). Otros estudios revelan que
para 2006 las mujeres percibían 12.4% menos de salario; al observar este
porcentaje por regiones se estimó que en el norte las mujeres obtenían
ingresos menores a 7%, en la región centro menores a 11.2%, mientras que en
la región sur la diferencia se incrementaba a 18.3% (Mendoza y García, 2009).
Dado que una mujer está propensa a recibir bajos ingresos tanto por su menor
posibilidad de contar con las mismas capacidades educativas como por las
desigualdades y distinciones sociales provenientes de su condición de género,
optamos por estimar tanto la discriminación salarial como la discriminación
educativa (que evidencia la diferencia promedio de escolaridad que tienen
hombres y mujeres). Para ello utilizamos la información de las muestras
censales de población de 2000 y 2010 del INEGI y calculamos índices de
discriminación salarial y educativa en cada una de las 32 entidades federativas
de México (31 estados y el Distrito Federal). Los resultados presentados en la
permiten establecer una serie de consideraciones.
Los valores positivos del índice de discriminación educativa (DE) indican que la
brecha educativa favorece a las mujeres, al ser menor a 10% en 28 de las 32
entidades federativa.
La anorexia nerviosa
Conclusión
A través de los modelos econométricos construidos se llegó a conclusiones
importantes acerca de la estimación de la discriminación salarial por sexo entre
2007 y 2016. De acuerdo al modelo estimado de corte transversal para el año
2016 se encontró que el hecho de ser mujer disminuye el ingreso laboral en
27,7%, respecto a los hombres. En relación con el modelo con base en la
combinación de cortes transversales 2007, 2012 y 2016, se concluye que la
variable mujer en el año 2012 representa un ingreso superior en casi 7,7%
respecto al resto de mujeres de 2007 y todos los hombres. Mientras que la
variable mujer en el año 2016 contribuye con un incremento de 4% del ingreso
laboral frente a las mujeres del año 2007 y a todos los hombres