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Lo único que le permite a usted, según la ley, tener derecho a que escuchen sus argumentos antes

de lanzarlo es que demuestre que ha pagado religiosamente la cuota de administración, los


servicios públicos y otros, como el de antena parabólica, sauna o de piscina, si es del caso.

Así consta en la Ley de Arrendamientos aprobada en junio del año pasado y que hoy tiene dividida
a la Corte Constitucional. A tal punto que el debate ya ha ocupado dos sesiones del alto tribunal y
a partir de las 9 de la mañana de hoy debe darse la tercera y tal vez última discusión.

Mientras un grupo de magistrados considera que la norma (art. 37 de la Ley) debe quedar casi tal
cual está -es decir que en las audiencias de lanzamiento los inquilinos solo pueden tener el uso de
la palabra para defenderse si están al día en el pago de esos servicios-, otros juristas discuten que
de cualquier manera debe permitírsele al inquilino el debido proceso , pues consideran que así no
haya pagado algunos de sus compromisos tiene derecho a ser oído.

Que tiene que ver el que un inquilino no haya pagado la cuota de administración con que haga
mucho ruido y, sobre todo, que tiene que ver eso para que no se le permita hablar en el proceso
con el cual lo quieren desalojar? , preguntó uno de los magistrados que buscan tumbar la norma.

El primer grupo de magistrados, el que quiere que la norma se mantenga, considera que así como
es obligación estar a paz y salvo con el pago del arrendamiento (norma que ya fue discutida y
aprobada por la Corte), también se necesita que el inquilino tenga a la mano todos los otros
recibos para que tenga derecho a la defensa.

Cuáles infracciones? La ley 820 del 2003 o Régimen de Arrendamiento consagró que no solo
pueden ser lanzados los inquilinos por el no pago del canon, sino también cuando incurren en
irregularidades como la de darle una destinación diferente al inmueble, hacer modificaciones a la
estructura sin la autorización del dueño o no cumplir con otras obligaciones del contrato.

También por la incursión reiterada del arrendatario en procederes que afecten la tranquilidad
ciudadana de los vecinos o la destinación de la vivienda para actos delictivos o que impliquen
contravención, debidamente comprobados ante la autoridad policiva.

El debate es de gran importancia si se tiene en cuenta que según Fedelonjas el 30,1 por ciento de
los hogares colombianos, es decir más de 3,3 millones de familias, viven en arriendo. Cuando se
discutió la ley en el Congreso, los parlamentarios hablaban que ese porcentaje corresponde a unos
15 millones de personas que viven en arriendo y el 90 por ciento de ellas pertenecen a los estratos
populares.

El fallo además pueden interesar hoy a muchos hogares que enfrentados a problemas de
desempleo o de reducción de su capacidad adquisitiva, se verían más vulnerables a ser
desalojados sin que puedan hacer uso de la defensa.

Hoy se cree que los magistrados puedan llegar a un consenso y se tome una decisión definitiva
sobre el caso.

EL PROCESO DE LANZAMIENTO Según la ley, cuando un propietario le pide al inquilino que le


devuelva el inmueble, debe hacerlo a través de la inspección de Policía o las oficinas especializadas
en las alcaldías.
Si el arrendador no lo devuelve, el propietario inicia un proceso civil de lanzamiento para que el
juez del caso escuche a las partes y dé su fallo.

Con la ley anterior, los procesos de lanzamiento tardaban entre 3 y 9 años y, según expertos, eran
aprovechados por malos inquilinos para ocupar un apartamento o una casa sin sufragar el canon
de arrendamiento.

Hoy, con la ley aprobada el año pasado, un proceso de esta índole no pasa de seis meses. La ley se
hizo para estimular la inversión en finca raíz con el fin de que viviendas urbanas sean utilizadas en
este tipo de negocio inmobiliario.

La ley contempla, además, que los fiadores de los arrendatarios puedan ser sustituidos por pólizas
expedidas por compañías de seguros y que los servicios públicos que quede debiendo el
arrendador corran por su cuenta y no por la del propietario del inmueble.

La falta de vivienda para arrendar es un problema serio en Colombia. De acuerdo con la Cámara
Colombiana de la Construcción (Camacol), en el país habría alrededor de 1,3 millones de familias
-unos 6 millones de personas- que viven en inquilinatos.

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