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ESTA FOTO ES EL

TÍTULO DEL LIBRO

CGO
UNO
MEDIDA

Mientras leemos manuales de retórica española


hay un grito que se desploma sobre el mar
aunque aquí estemos muy lejos de las costas
y haya que reemplazar el horizonte
con la frontera canadiense. Arena,
sin embargo, hay, y los encabalgamientos
están a la orden del día
con tal de llegar a alguna
parte. A Ashtabula, por dar
un ejemplo, uno no se demora
más de cuarenta y cinco minutos.
Salir, sin embargo, te puede llevar

toda la vida si pronuncias una palabra


en español y algún policía
cuyo equipo haya perdido el fin

de semana, cuya mujer


haya engordado lo suficiente

como para trabajar dos turnos seguidos


sin quejarse.

EL BARRIO DE LOS SIKHS

Todo el mundo habla un inglés que me resulta extraño.


El mío les resultará incomprensible a ellos. Todo el mundo
observa obnubilado la pantalla donde los croatas terminarán
venciendo a los rusos. La pizzería está llena de gente
observando al mismo tiempo sus teléfonos. Los padres
cargan a los bebés para que las madres terminen el almuerzo.
Las abuelas lucen un sari que uno mismo quisiera ponerse
para que nadie nos pregunte de dónde venimos.
Ni adónde vamos. La mitad del restaurant está con los rusos.
La otra mitad se divide entre los que apoyan a los croatas
y aquellos que no han levantado los ojos de la mesa.

Después estamos nosotros

que hablamos español con un acento inconfundible


y estamos obligados a hacernos entender
pronunciando cada p-a-l-a-b-r-a

de acuerdo a una norma que nadie conoce


pero a la que todos dicen ajustarse
como si fuera una ley no escrita

que algunos llevan grabada en la frente

A GIOVANNI COLLAZOS

Lavapiés de noche es como Lavapiés de día.


A toda hora la policía municipal está acosando
inmigrantes. Y el lenguaje sufre las consecuencias.
La zona se llama así porque los pastores, antaño,
llegaban con sus rebaños a esta zona y podían
limpiarse en las fuentes de agua que habían aquí.
No alcanzo a recordar en cuál de todas las ceremonias
de la iglesia, los curas tienen que lavarte los pies.
Alguna vez me saqué los zapatos delante de todos
los feligreses. Y me estamparon un beso donde antes
hubo agua. Que escriba en primera persona no quiere decir
que me haya ocurrido o no me haya ocurrido. El aprendizaje
de la limpieza le podría ocurrir a cualquiera que esté dispuesto
a quitarse los zapatos delante de gente que carga un crucifijo.
No hay donde esconderse. Donde vayas las abluciones
te estarán aunque no quieras esperando.
GLEBA

En este pueblo he sido feliz.


Aunque ubicarlo en el mapa

ofrezca tanto trabajo como dormir


en esas noches de calor donde sólo

se puede conciliar el sueño de la mano


de una mujer que tenga los ojos cerrados

para que yo sea un anciano y ella una bella durmiente.


En este pueblo donde hay más bares que iglesias.

Y más peluquerías que hombres delante de una barra


observando con devoción un partido de fútbol

del cual depende el sabor de la próxima copa.


Donde los puentes han sido reconstruidos

cada vez que un bando se toma la ciudad


y la declara nuevamente liberada. Y después:

el puente, los escombros, el fin del yugo, etc.


Alguna vez la vida dependió de que sonaran las campanas:

yo he sido feliz escuchándolas. Yo he sido feliz escuchándolas


viendo pasar a los payeses felices de pagar esa remensa

porque las campanas les permiten el salir


de esa tierra que les pide pero nunca les devuelve. El predio

es tu señor hasta que el pobre decida lo contrario.


Y se organicen. En este pueblo donde las murallas

son mucho más antiguas que la ciudad, no hay


un centímetro que no esté rodeado por ellas.

El río es una muralla que la atraviesa


para que podamos ser felices.

Pareciera que se combate para reconstruir los puentes.


Y recoger los escombros. Y liberar los yugos. Etc.

Todas las batallas me esperan en la próxima metáfora.

Los derechos de los trabajadores no existen


si para defenderlos hay que sacrificar la virginidad

de las vestales que marchan a pecho descubierto.


Si para que unos tengan libre el fin de semana

otros tienen que asistir a un colegio de curas


donde los cantos de Maldoror eran el pan

de cada día. Todas las tiendas están cerrando


en el centro de esta ciudad. Yo recogí

los escombros y tracé los planos del puente.


La remoción del yugo de nuestras cervices

depende de qué tan largo sea el etcétera


que siempre viene a continuación:
DOS

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