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La Cosiata consistió en una serie de acontecimientos ocurridos entre los meses de abril y
diciembre de 1826, que tuvieron consecuencias hasta abril de 1830 con la disolución
definitiva de la Gran Colombia. Venezuela, para ese momento, era uno de los departamentos
que formaban parte de Colombia junto con Nueva Granada y los territorios del actual
Ecuador. Los hechos sucedidos en Caracas y Valencia fueron considerados el principio del
fin de la unidad colombiana.
Aparentemente, el término «Cosiata» fue usado por primera vez por un actor cómico, y
luego fue utilizado políticamente con el sentido de «cosa embrollada que no tiene nombre».
Probablemente se pretendió asignar esta palabra al hecho histórico de 1826 en un afán por
aminorar sus consecuencias y restarle importancia.
Fueron muchos los desacuerdos y conflictos que rodearon a la Gran Colombia, entre ellos
las tensiones entre Bogotá y Caracas, que se acrecentaron a raíz del bando de alistamiento de
milicias en Caracas, dictado en 1825 por José Antonio Páez. Dicho bando fue mal visto por la
población y aunque no fue muy grato para Páez, éste tenía que cumplir con la disposición del
gobierno central. Sin embargo, las tensiones, los excesos y las diferencias con el intendente y
la municipalidad hacen que Páez termine siendo acusado ante el Ejecutivo y el Congreso de
Bogotá, y posteriormente fue suspendido en sus funciones.
Páez acató la medida y compareció ante el Senado para defenderse; sin embargo, quien
quedó como su sucesor, Escalona, no era muy querido en Valencia, lugar donde Páez solía ir
frecuentemente. Es por ello que, luego de tres días de desorden, tensa calma y violencia, la
municipalidad se retractó y decidió, en 1826, desconocer el gobierno de Bogotá y restituir a
Páez en el mando militar. Poco a poco se fueron uniendo otras municipalidades.
Mientras en Bogotá el reducido núcleo bolivariano, con Antonio José de Sucre a la cabeza,
sesionaba desde el 20 de enero de 1830 como Congreso Admirable, acariciando todavía la
posibilidad de preservar el gran Estado, y lograr la reconciliación con Caracas (incluso con la
posibilidad de mantener la Gran Colombia como sistema federal) Páez y sus seguidores
daban pasos irreversibles para convocar un Congreso Constituyente que consagrase la
separación de la sección venezolana. Convocado en enero de aquel año, el 6 de mayo por el
héroe de Mucuritas el Congreso se instalará en Valencia. La virulencia antibolivariana de sus
sesiones es una de las páginas más deplorables de la historia republicana. El Congreso
Constituyente de Valencia objetó toda propuesta grancolombiana y, el 21 de septiembre,
aprobó la nueva Constitución.
La Guerra Federal, en sus principios, creó una esperanza de cambio para la población,
la cual luchó a brazo partido junto a Zamora para lograr la reivindicación de derechos que él
les prometía. La traición se hizo nuevamente presente y Zamora cayó asesinado por sus
propios aliados. Tras la firma del Pacto de Coche, los caudillos independentistas, entonces
llamados Godos o Conservadores se retiraron, o se fueron al exterior, con sus caudales, y
dejaron el poder en manos de los caudillos Federalistas: Falcón, Guzmán Blanco, Leocadio
Guzmán y sus seguidores, que nuevamente se repartieron el botín dejando al pueblo
esperanzado en la más triste desilusión.
El país quedó aún más dividido, y cada Presidente de Estado o terrateniente que lograse
reunir suficientes armas y peones se alzaba contra el gobierno. Así entre guerra y guerra que
devastaron al país, surgió la Revolución Restauradora.
Aun cuando las funciones de ambos sectores eran necesariamente complementarias, no fue
posible alcanzar en aquellas circunstancias el equilibrio entre intereses tan divergentes. Esas
discrepancias se agudizaron tras la reforma de las leyes de crédito, motivo de intensas
polémicas durante un extenso período. El debate económico halló bien pronto su expresión
política con la creación del Partido Liberal, cuya actuación estaba dirigida a respaldar al
gremio de agricultores. Estos últimos reclamaban la protección del Estado en contraposición
a la entusiasta apología del laissez faire proclamada por los representantes del comercio.
Tales antagonismos se desplegaron a lo largo de tres décadas en las que la vida política
nacional estuvo dominada por el caudillismo, encarnado en las figuras de José Antonio Páez
y José Tadeo Monagas. Mientras el primero se había inclinado por la libertad de contratos, el
segundo se pronunció por el amparo a los deudores, de conformidad con los compromisos
contraídos con el Partido Liberal.
La característica más relevante de este periodo fue que la burguesía comercial y financiera
desplaza definitivamente a los terratenientes y latifundistas como clase social predominante
en la vida venezolana.
Los cambios más profundos se registraron a partir de 1870, bajo el signo de la autocracia
guzmancista, mediante la aplicación de un conjunto de reformas que apuntaban a la eficiencia
del aparato administrativo, la unificación nacional y la modernización económica.
Rómulo Betancourt advirtió las consecuencias de aquella situación, por lo que no dejó de
denunciar públicamente que, “desaparecido el café como reserva de ingresos para la Nación,
ésta ya no tendría asidero posible. Sería un parásito del Estado, y éste, a su vez, un parásito
del petróleo” (Betancourt 1992, p. 56). Este sería el argumento fundamental que le llevaría a
plantear la necesidad de “venezolanizar” la industria petrolera y alcanzar un mayor nivel de
participación en el reparto de la renta, como base de un imperioso proceso de
industrialización y diversificación de la economía nacional, orientado a elevar la condición
social del venezolano y en consecuencia a sentar las bases para la instauración de un sistema
liberal democrático.
Todo parecía marchar en aparente tranquilidad política, cuando otra revolución causó la
caída del presidente Andrade el año 1900, y llevo a Cipriano Castro al poder. El gobierno de
Castro tuvo serios conflictos financieros y controversias con varias naciones extranjeras, los
que culminaron en unas series de reclamaciones el año 1902, y en el bloqueo del país por
Inglaterra, Alemania e Italia en 1903. Intervino en la contienda Estados Unidos de América,
basándose para ello en la doctrina Monroe. La disputa fue sometida entonces al Tribunal de
La Haya, y Venezuela fue condenada a pagar una indemnización. En 1908 hizo Castro un
viaje a Europa, y durante su ausencia un golpe de estado llevó al poder a Juan Vicente
Gómez, entonces vicepresidente. La dictadura de éste duró nada menos que veintisiete años,
pues si bien en 1929 el doctor Juan Bautista Pérez ocupó la presidencia, es bien sabido que
Gómez conservaba la verdadera autoridad y manejaba desde su fin a los destinos de la
nación. En 1931 tomó Gómez nuevamente las riendas del gobierno, hasta el día de su
fallecimiento, ocurrido el 17 de diciembre del año 1935.
Los andinos entraron en la escena política nacional en mayo de 1899, cuando un grupo de
60 hombres, comandado por el general Cipriano Castro, invadió Venezuela desde Cúcuta
bajo la bandera de la Revolución Liberal Restauradora. Éste movimiento también fue llamado
la “Revolución de Los 60” por la cantidad de hombres que acompañaron a Castro. Entre éstos
estaban campesinos, artesanos, músicos y maestros, que tenían una escasa formación
guerrera, y otros como Juan Vicente Gómez y Manuel Antonio Pulido, quienes eran de larga
trayectoria militar y política. El grupo aumento a 1.500 hombres y entro victorioso a Caracas,
donde asumió el poder.
Castro debilitado físicamente por la enfermedad que padecía, se agravo en 1907 y fue
atendido de emergencia. Los médicos le recomendaron que viajara a Europa para operarse.
Castro viaja para someterse a una operación en Alemania. El 24 de noviembre de 1908 se
embarcó y dejo encargado de la presidencia al vicepresidente Gómez. La partida de Castro
reactivo la conspiración, tanto nacional como internacional. El secretario de Estados de
Estados Unidos, Philander Knox, y varias potencias extranjeras brindaron su apoyo al plan de
golpe de Estado que se concretó el 19 de diciembre de 1908. Se implantó una dictadura que
ahogaba todo tipo de oposición y manejaba al país de manera arbitraria y personalista, como
si se tratara de una propiedad privada.
Constitución de 1904.
Al poco tiempo de haber comenzado el siglo XX en Venezuela en tan sólo en cuatro años,
ya tenía dos Constituciones promovidas por Cipriano Castro una por el mecanismo de
Asamblea Nacional Constituyente de 1901. Al poco tiempo está se le planteaba un cambio
constitucional por vía de reforma constitucional establecida en propio texto de 1901por el
mecanismo de enmiendas o adiciones.
En esta oportunidad es inducida por el propio Castro, que llegó al poder al final de 1899,
promovida por una revolución una de las tantas que ha tenido este país. Al instalarse se platea
su propia Constitución como llega a la fuerza, pues los nuevos constituyentes son partidarios
de sus propios argumentos políticos. Estableciendo un elite política dominante, con
pretensiones de enquistarse en el poder y así continuar con el modelo hegemónico establecido
desde 1830.
Por lo tanto en el desarrollo del gobierno los primeros cuatros hace fueron, críticos
levantamientos insurrectos en distintas regiones de la nación. Además de un bloqueo de las
costas venezolanas por parte de potencias extranjeras, que reaccionaron frente a la
negativa del Presidente de no pagarles la deuda externa. Castro frente al panorama nacional
vence la resistencia y en el ámbito internacional logra una negociación que en definitiva lo
favorece.
Entre los cambios más significativos estuvieron, se redujo a trece los estados el artículo 2°
establecía los siguiente: Los Distritos que componen la Federación Venezolana y que son sus
partes constitutivas, se reúnen para formar los Estados Aragua, Bermúdez, Bolívar,
Carabobo, Falcón, Guárico, Lara, Mérida, Miranda, Táchira, Trujillo, Zamora y
Zulia. Además describía la composición de los estados con sus respectivos distritos.
Con respecto al a la elección del Presidente se hizo por medio de un Cuerpo Electoral,
compuesto de catorce, miembros del Congreso Nacional, elegidos por éste en los primeros
quince días de su reunión en el primer año de cada período constitucional, de manera que
quede formado de un Representante, Senador o Diputado, por cada una de las Entidades
Políticas y de un Diputado más por el Distrito Federal. Consagrado en el artículo 70°.
Política Internacional.
A partir del bloqueo de Venezuela por Alemania y Gran Bretaña, en 1902, la política
exterior de Cipriano Castro se convirtió en el gran campo de batalla. En 1908, el caudillo
andino tenía rotas las relaciones con Colombia. Francia, los Países Bajos y Estados Unidos.
Sus enemigos formaron una "Santa Alianza" para proteger a Juan Vicente Gómez.
En 1904, al ver que se acercaba el fin de su periodo, y dado que aspiraba a presidir las
celebraciones del centenario de la Independencia, reformó la Constitución, y en 1905 fue
reelegido para el periodo 1905-1911. Tenía la obsesión de medirse con Bolívar, y siempre
hablaba de las dos grandes revoluciones, la del Libertador y la suya, la Restauración Liberal.
Venezuela tenía rotas las relaciones con Colombia, con Francia y con los Países Bajos-
Antillas Neerlandesas, y a mediados de ese año de 1908, el presidente de Estados Unidos,
Theodore Roosevelt, instruyó al secretario de Estado, Elihu Root, cerrar la misión en
Caracas. Washington tomó la decisión el 13 de junio y el 20 se consumó la ruptura, con lo
que se retiró del país el encargado de Negocios, Jacob Sleeper, quien confió al ministro de
Brasil, Luis de Lorena Ferreira, los asuntos norteamericanos.
Las relaciones con Colombia no tuvieron fortuna durante el régimen de don Cipriano
porque venían o iban invasiones, y los caudillos (como lo había hecho en los 90 el propio jefe
tachirense), tomaban como base de sus conspiraciones el territorio colombiano. En 1906
Castro cerró los ríos venezolanos a la navegación para preservarse de los venezolanos que
andaban siempre en son de guerras.
Castro prohibió a los barcos franceses tocar puertos nacionales. Otra controversia se
originó por los reclamos contra la Compañía del Cable Francés y su alegado incumplimiento
de contrato, la participación del Gobierno en las tarifas por cada cable enviado o recibido.
Mientras, en 1907, Castro le hacía ver a los venezolanos que "la armonía reinaba con todo
el mundo", el secretario de Estado Elihu Root le solicitaba a su gobierno que sometieran al
arbitraje de la Corte Internacional de La Haya las cinco reclamaciones que no podían ser
objeto de negociación bilateral. Veamos las reclamaciones: La primera de ellas tenía que ver
con el periodista Albert Félix Jaurett, un aventurero francés que se habría hecho
estadounidense de manera fraudulenta, dirigía en Caracas el periódico The Venezuelan
Herald, (1896-1904) y se involucró con el banquero y general Manuel Antonio Matos en la
Revolución Libertadora.
1908 fue un año de adversidades para Castro y para Venezuela. El deterioro de las
relaciones con el mundo, la situación crítica de la economía, la peste, y la salud declinante del
general. Cuando, obligado por su enfermedad, viajó a Europa en noviembre, dejó en manos
de Juan Vicente Gómez cartas que el sucesor jugó con astucia, prometiéndole a los poderes
extranjeros resolver armoniosamente todos los conflictos. Así reinó 27 años, protegido por la
"Santa Alianza" de los enemigos de don Cipriano. Los reclamos extranjeros (no pocas veces
arbitrarios) obligaron al caudillo andino a dar respuestas intransigentes. Antes de Castro, los
derechos de propiedad nunca fueron cuestionados, ni en su esencia ni en su variedad, y no
había discriminación entre venezolanos o foráneos. Castro cambió por primera vez las reglas
del juego, como lo escribió el historiador John Lombardi. Observó, además: "Allí han ido
aventureros, y grandes empresas han obtenido valiosas concesiones con la promesa del
desarrollo del país. Algunas eran principados por su extensión territorial y su abundancia de
recursos". Lombardi añadió que se organizaban compañías en Europa y Estados Unidos para
explotar las concesiones. Generalmente captaban capitales, "pero poco de ellos eran
invertidos e n Venezuela".
El Presidente Cipriano Castro, consciente de esto hizo aquella famosa proclama que hoy
día aún resuena en la memoria colectiva del país: "Venezolanos, la planta insolente del
extranjero ha profanado el sagrado suelo de la patria".
De los 50 millones que ingresaban al tesoro nacional, 14 eran utilizados para el pago de
la deuda pública y quedaban por lo tanto 36 millones de bolívares, o sea 3 millones por mes,
para todo lo que el país podía requerir. Así era Venezuela cuando Juan Vicente Gómez
asumió el poder en 1909: casi sin ingresos, abrumado por una cuantiosa deuda pública,
apenas poblado de gente en su mayoría analfabeta, aquejada de serias enfermedades y muy
pobre.
Una vez en el poder, en un primer momento Gómez se apoya en las fuerzas del liberalismo
amarillo del general Matos y en el nacionalismo del general Hernández, a quienes dio lugar
en sus primeros gabinetes. Estos grupos lucharán por imponerse en el gobierno.
El primer acto propuesto será una reforma de la Constitución castrista de l904. Es esta la
primera de las siete reformas constitucionales que se llevarán a cabo bajo el gobierno de
Gómez. Desde el primer momento esta será una de las preocupaciones del dictador, el querer
revestir de legalidad todos sus actos autoritarios y absolutos.
Desde enero de 1914, y puesto que las elecciones se habían suspendido, los presidentes de
estado se dirigen al ministro del Interior para saber la orientación que deben seguir. La
respuesta es que, siendo los estados autónomos, ellos mismos deben decidir de manera
soberana sobre el destino del país. Surgen así las asambleas de los plenipotenciarios de los
estados que se reúnen en Caracas. El 19 de abril de 1914 tiene lugar el Congreso de
plenipotenciarios cuyos objetivos eran en esta ocasión, oír el mensaje provisorio, elegir a un
presidente provisional de la República y un Comandante en Jefe del Ejército, y redactar el
proyecto de Constitución Nacional. El Congreso nombró presidente provisional al Dr.
Victorino Márquez Bustillos y Comandante en Jefe del Ejército al general Juan Vicente
Gómez. El 13 de junio de 1914 queda sancionada la nueva Constitución Nacional, según la
cual el presidente de la República deberá ser elegido por el Congreso el 19 de abril de 1915
por un período de siete años, después de los cuales era posible la reelección.
Gómez había logrado sus objetivos: la reelección y el debilitamiento fatal de sus
opositores. De ahora en adelante podría gobernar el país como amo absoluto del mismo. Pero
su ascensión y permanencia como dictador de Venezuela sólo fue posible por el apoyo que le
brindaron las potencias extranjeras y las clases fuertes del país. Con este respaldo, Gómez
asentaría las bases de su poder sobre un ejército fuerte, moderno y organizado y sobre un
sistema fiscal nuevo que le permitió incrementar los ingresos del Estado. El Gral. Gómez se
apoyaría sobre los sectores que se opusieron a Castro: las oligarquías comerciales y las
potencias extranjeras.
En cuanto a las potencias extranjeras (sobre todo Estados Unidos) permitieron la caída de
Castro y el ascenso de un caudillo militar que les asegurara la paz necesaria para el desarrollo
de sus negociaciones petroleras y les facilitara la apropiación de los yacimientos del país.
Desde su llegada al poder, Gómez invitó oficialmente a los inversionistas extranjeros a
participar en la explotación de los recursos naturales del suelo venezolano.
Para consolidar definitivamente su poder, este apoyo era necesario pero no suficiente. Los
objetivos esbozados por Castro para acabar con el caudillismo y con la imposibilidad de
control del gobierno central seguían en pie: la creación del ejército y la unificación del país,
(por consiguiente la construcción de vías de comunicación y carreteras, de vital importancia
como mecanismo de control del territorio). A estos dos objetivos se imponía además el pago
de la deuda externa, que se convertirá al inicio del gobierno de Gómez en un asunto de primer
orden y en un recurso propagandístico del régimen. Dos serán los factores que, en vista de
estos objetivos, consolidaran el poder: la organización de una administración centralizada y la
existencia de un ejército nacional.
Para 1908 se produce el golpe de estado que eleva a Juan Vicente Gómez a la presidencia.
Para definir las causas de las buenas relaciones que éste establece con las grandes potencias,
bastaría con señalar que el nuevo gobierno adoptará una actitud diferente frente a ellas.
Al tomar posesión del gobierno, Gómez pide a través del representante de Brasil,
encargado de los asuntos de Estados Unidos - con cuyo gobierno había roto relaciones
Cipriano Castro - la intervención de la escuadra norteamericana. Así se envían los buques "El
Maine", el "Des Moines" y el "North Caroline".
b.- Respetar los bienes de los ciudadanos naturales de los países con los cuales Castro se
había querellado y
c.- Entregar a los intereses del capital internacional grandes ventajas en inversión.
Así tenemos que el 13 de febrero de 1909, se firman en Caracas los protocolos Buchanan-
Gómez. De acuerdo con éstos, el trust del asfalto se vio libre de cancelar la deuda a que lo
había condenado el poder judicial venezolano por su intromisión en los asuntos internos, al
apoyar el movimiento de Manuel Antonio Matos.
Es decir, desde el inicio de su gobierno Gómez, pudo comprender que el destino de los
gobiernos de los países atrasados que giraban dentro de la órbita capitalista, dependía de la
actitud que asumieran frente al capital internacional. Los conflictos de Castro con las
empresas foráneas, su negativa a aceptar las condiciones impuestas por las potencias
referentes al pago de la deuda externa, la caótica situación financiera de la nación,
la inseguridad política aún existente que no ofrecía seguridades a la inversión extranjera,
tuvieron como epílogo el acuerdo entre las potencias imperialistas y Gómez para derrocar a
Castro.
Por eso el caudillo de "La Mulera", se apresura a tomar las primeras medidas y hacer
serios ofrecimientos, para darle garantías al inversionista extranjero y asegurar su estabilidad.
Como estratos sociales están los terratenientes (con Gómez, sus familiares y sus amigos),
los comerciantes banqueros, industriales tanto nacionales como extranjeros, los que forman la
burocracia de altos empleados gubernamentales, los empleados y profesionales en general,
los obreros, los campesinos y los peones de las haciendas y hatos.
Los precios del café y el cacao, y el valor de las exportaciones de estos frutos, alcanzaron
sus niveles más altos. Tales circunstancias externas coincidieron con el largo período de paz
interna del gobierno gomecista. A partir de 1920, el incremento de la producción petrolera y
los crecientes ingresos que proporcionaba al gobierno, produjo la dislocación de
la economía tradicional. Comenzaron a descender las exportaciones de productos
tradicionales y algunos de ellos desaparecieron del renglón de los productos exportados.
Venezuela dejó de ser un país agropecuario y se transformó en un país esencialmente minero.
El petróleo pasó a ser el factor determinante en aquella prosperidad económica del período
gomecista. Desde los comienzos del siglo XX el petróleo empezó a surgir como energía vital
para el desarrollo industrial del mundo. Al romper con Castro, en 1908, Gómez afianzó sus
vínculos con las empresas extranjeras. Comenzó por devolverle las
Concesiones a la New York & Bermúdez Company, empresa norteamericana que había
sido embargada por el gobierno de Castro, y autorizada para explorar en el oriente del país en
busca de hidrocarburos. A raíz del éxito de esta empresa, empezaron a llegar y a establecerse
en el país otras compañías petroleras. En 1913 se iniciaron las exploraciones en el Occidente,
en 1914 se descubrió el célebre pozo "Mene Grande", y en 1922 se produjo el reventón del
pozo "Barrozo 2", que reveló la existencia de una inmensa reserva petrolífera. Las
exportaciones de petróleo se iniciaron en 1916, por valor de 100.000 bolívares; pero ya en
1926 habían subido a más de 250.000.000 de bolívares, pasando el petróleo a ocupar el
primer puesto en las exportaciones venezolanas que ha mantenido hasta hoy, y a una gran
distancia de los productos tradicionales. El incremento de las exportaciones del petróleo ha
traído consigo un aumento sin paralelo en los ingresos del gobierno.
Gómez fue implacable y cruel frente a sus opositores políticos. Liquidó a los viejos
caudillos y también los restos del liberalismo que bajo los diferentes grupos de "amarillos" y
"azules" pretendían seguir orientando la política venezolana. Gómez pasó a ser el gran
caudillo, cuyo poder no podía compartir con los viejos gamonales. Pero al mismo tiempo que
liquidó a los caudillos como fuerza política, Gómez mantuvo el latifundio y se afirmó en un
sólido apoyo de los terratenientes. El mismo pasó a ser el más grande terrateniente de
nuestra historia; y junto con sus compadres y familiares se repartió casi toda la
tierra laborable del país". La extensión de sus propiedades se medía en centenares de miles de
hectáreas. "Su hato "La Rubiera" tenía más de 200.000 hectáreas. El de "La Candelaria"
supera las 100.000. Entre el Cunaviche y el Capanaparo, se apropia de 400.000 hectáreas". Y
la gran mayoría de esas tierras, acaparadas por el Dictador, se mantenían ociosas, como rasgo
típico de aquella estructura latifundista.
"En doce Estados de la República era gran terrateniente el General Gómez, en cuyos
dominios rurales se mantenían inútiles estupendas extensiones."
Las petroleras comenzaron a tener, desde la época de Gómez, una desmedida influencia en
la vida nacional. Por medio de sobornos, donaciones, subsidios, comisiones, sueldos
complementarios y otros medios de corrupción administrativa, pudieron disponer a sus
anchas de una numerosa clientela formada por familiares y allegados del Dictador, ministros,
presidentes de estados, administradores de aduanas, jefes civiles y demás funcionarios, a
través de los cuales burlaban descaradamente el cumplimiento de sus obligaciones legales.
"...en Venezuela se han concedidos los más amplios favores a las compañías; los plazos
más largos; los derechos más fijos y más amplios; el menor número de impuestos y los
impuestos más reducidos que en ninguna legislación similar. Venezuela ha favorecido de
modo excepcionalísimo a la industria con la exoneración de derechos de importación de
maquinarías y útiles de la industria por toda la vida de la concesión...el monto de las
exoneraciones asciende en diez años a la cantidad de Bs. 233.952.126,10. De la comparación
de estos guarismos resulta el cálculo desconsolador de que habría sido preferible no
cobrar impuesto alguno de explotación en cambio del pago de los derechos de aduana
exonerados".
La clase obrera, que comenzó a formarse con la industria petrolera, quedó a merced de las
compañías, sin legislación del trabajo y desasistida de toda protección social. Y víctima,
además, de discriminación racial por parte de los patronos imperialistas.
"La discriminación racial fue traída a Venezuela por los empresarios petroleros. Los
nativos no podían acercar a sus campamentos proconsulares. Grandes alambradas, guardadas
por solícitos "guachimanes" indicaban la frontera de Venezuela con ese nuevo y poderoso
país del Oro Negro. Situación que llegó hasta el límite de que ni siquiera las mujeres
venezolanas casadas con norteamericanos, podían vivir en las residencias de los esposos."
A cambio de esta política de complacencias con las petroleras, Gómez contó desde el
comienzo de su gobierno con el apoyo y la colaboración de las potencias extranjeras. Los
gobiernos de Estados Unidos, Inglaterra, Holanda, Francia, Alemania, para quienes el
Presidente Cipriano Castro había constituido un verdadero dolor de cabeza por
su actitud nacionalista, se apresuraron a prestarle a Gómez toda clase de ayuda para
mantenerlo y fortalecerlo en el poder.
Durante este periodo se desplazaron los viejos terratenientes. Las tierras eran ahora del
Presidente Gómez, sus familiares y seguidores. Surgió también una pequeña burguesía
formada por artesanos y pequeños comerciantes, empleados públicos, pequeños y grandes
comerciantes, algunos industriales, y lo más importante, el nuevo proletariado urbano,
formado por campesinos que habían emigrado del campo a la ciudad en busca de mejores
condiciones de vida, explotados, sin derechos sociales y políticos y desprotegidos del
gobierno.
Los terratenientes entre 1920 y 1935 vieron disminuidas su producción y sus ganancias
como consecuencia de las migraciones de los peones a los espacios petroleros.
No existía en el país una política sanitaria y médico asistencial que controlara los flagelos
que agotaban la población venezolana, como el paludismo, la fiebre amarilla y
la tuberculosis. Fueron las compañías petroleras quienes comenzaron a desarrollar estas
luchas en los campos petroleros con el fin de no ver menguados sus rendimientos.
Una vez derrocado Castro, Gómez inicia su gestión concediendo la libertad a los presos
políticos e invitando a quienes permanecían en el exilio a regresar al país, además restaura la
libertad de prensa, pero se niega a disolver el Congreso y a convocar a una Asamblea
Nacional Constituyente, tal como lo reclamaba todo el país. El 5 de agosto de 1909, el
Congreso Nacional aprueba una reforma constitucional que reduce el período presidencial a 4
años y se establece un período provisional hasta el 19 de abril de 1910, fecha en que debía
entrar en vigencia la reforma. En definitiva, Gómez es elegido el 11 de agosto presidente
provisional de la República y el 25 de abril de 1910, es elevado por el Congreso al rango de
General en jefe de los ejércitos venezolanos. El 27 de abril, las cámaras legislativas lo eligen
presidente constitucional de Venezuela para el período 1910-1914, pero en 1913 Gómez
decide continuar en el ejercicio del poder, creando con esa determinación, la primera crisis en
el seno de su gobierno. Finalmente, la conflictiva situación es resuelta una vez que Gómez
declara suspendido el proceso electoral, alegando como pretexto una supuesta invasión por
parte de Castro, por las costas del estado de Falcón. Ante tal situación, Gómez se declara en
campaña y se instala en Maracay, mientras que José Gil Fortoul, presidente del nuevo
Consejo de Gobierno, ocupa la presidencia de la República.
Eleazar López Contreras, a pesar de haber sido heredero de un régimen dictatorial, que
hubiera podido proseguir, decidió orientar el país hacia la democracia. López Contreras
autorizó la libertad de expresión, permitió la existencia de partidos y sindicatos, reconoció el
derecho a huelga, promulgó una ley de trabajo más moderna e instituyó el Seguro Social
Obligatorio. Sin embargo, en marzo 1937, mediante un decreto ordenó la expulsión del país
de Rómulo Betancourt, Raúl Leoni, Gonzalo Barrios, Jóvito Villalba y 43 dirigentes más.
El año 1936 merece una mención muy especial por varios acontecimientos notables. En
febrero, López Contreras presentó su programa de gobierno que reorientaba la nación hacia la
democracia. En ese mismo mes, hubo muchas manifestaciones en contra de Félix Galavís,
gobernador de Caracas y un connotado gomecista. López Contreras cedió a las presiones y lo
destituyó. Era la primera vez en mucho tiempo que un gobernante cedía ante la presión
popular. En ese mismo año se fundaron varios partidos políticos, tales como el Partido
Republicano Progresista (PRP) de corte comunista, la Federación de estudiantes de
Venezuela fundada por Jóvito Villalba y la Organización Venezolana ORVE de Rómulo
Betancourt.
A finales de 1936, se inició la huelga petrolera que duró 43 días y que, a pesar de haber
sido abortada con un decreto presidencial, marcó el principio del reconocimiento de los
derechos obreros.
Tal como estaba previsto, las elecciones se realizaron en abril de 1941. En aquel entonces,
las elecciones no eran directas (es decir por el voto del pueblo), sino que se hacían entre los
diputados y senadores del congreso. El ganador, con 120 votos, fue el candidato oficial, un
general tachirense llamado Isaías Medina Angarita. El segundo candidato, el famoso escritor
Rómulo Gallegos, quien contaba con mucha popularidad, obtuvo 13 votos. Esto puso en
evidencia que el sistema electoral que se estaba utilizando no representaba la voluntad del
pueblo, sino los intereses de grupos más reducidos.
Al poco tiempo se fundaron dos partidos de origen estudiantil, que llegarían a tener mucha
influencia: La Unión Republicana Democrática (URD), fundada por Jóvito Villalba y el
"Comité de Organización Política Electoral Independiente (COPEI)" fundado por Rafael
Caldera.
Que Rómulo Betancourt - el gran estratega y organizador del partido AD, a quien se
responsabilizaba del estado al que había llegado - saliera del país por tiempo indefinido.
Que las milicias de AD fueran desarmadas.
Que se reorganizara el gabinete, sustituyendo a los ministros militantes de AD por
personas sin disciplina partidista.
Las características del régimen de Pérez Jiménez fueron la falta de transparencia en los
procesos de participación político electoral, la dependencia incondicional a los dictámenes
del Pentágono y la Casa Blanca, las detenciones, desapariciones, torturas y hasta la muerte a
los opositores al gobierno y la corrupción creciente en las élites gubernamentales.
También, el abuso de poder de los funcionarios que sostenían el régimen y las prácticas
sistemáticas de infiltración policial en las organizaciones políticas.
En 1957, Pérez Jiménez se hizo reelegir como Presidente para el período 1958-1963, pero
la descomposición interna de su régimen y el trabajo laborioso y clandestino de los partidos
políticos, encabezados por el Partido Comunista de Venezuela, URD y Acción Democrática,
hicieron que las bases que lo sustentaban en el poder se fueran tambaleando.
Comenzó entonces la publicación de diversos manifiestos en contra del gobierno, así como
también pronunciamientos públicos de instituciones nacionales, periodistas, sectores
empresariales, entre otros.
Al mismo tiempo, los líderes y dirigentes medios de los partidos políticos se movilizaban a
través de la Junta Patriótica, organismo formado el año 56 con la misión de concertar
acciones en favor de incentivar la lucha popular y la agitación política en contra del gobierno.
Un momento clave, que significó el inicio de la caída de la dictadura, fue el fallido golpe
de estado del 1 de enero de 1958, encabezado por el coronel Hugo Trejo, junto a un grupo
importante de oficiales, que evidenció el malestar dentro de la institución militar y la pérdida
del control por parte de Pérez Jiménez, del poder de las armas.
Este acontecimiento obligó al dictador a efectuar cambios dentro de su equipo de
gobierno, donde dos figuras emblemáticas de su dictadura, como el ministro del Interior,
Laureano Vallenilla Lanz y el director de la Seguridad Nacional, Pedro Estrada, fueron
removidos de sus cargos y ambos abandonaron el país, lo cual fue traducido por los
movimientos políticos, como una muestra de la debilidad del régimen.
El hecho cumbre de estas acciones lo constituyó la realización de una huelga general, el 21 de
enero de 1958, en la que convergieron los partidos, la Junta Patriótica, los estudiantes y
sectores empresariales y culturales junto con las masas populares.
Miraflores, sede del poder nacional, se convirtió en pocas horas en el sitio de reunión de
los sublevados y de innumerables dirigentes políticos y personalidades, entre quienes
destacaba Fabricio Ojeda, periodista y líder del PCV, que presidió una primera junta que se
instaló, aunque luego de varias discusiones y por diversas circunstancias, procedieron a
nombrar una nueva Junta de Gobierno provisional para reemplazar al régimen derrocado.
Profundizando un poco en las causas que derivaron en la caída de Pérez Jiménez, hay que
señalar fundamentalmente 2 aspectos. En primer lugar, la crisis militar, originada a partir de
los mencionados sucesos del 1 de enero de 1958, los cuales trastocaron el poder absoluto que
hasta entonces tenía el primer mandatario en el seno de las Fuerzas Armadas. En tal sentido,
el alzamiento de los oficiales de la Fuerza Aérea en la Base de Boca de Río, cercana a la
ciudad de Maracay y del cuerpo de blindados del cuartel Urdaneta de Caracas al mando del
teniente coronel Hugo Trejo, produjo o evidenció una crisis de liderazgo en la institución
castrense. En segundo lugar, la crisis política en el propio seno del gobierno producto de la
descomposición y fraccionamiento del mismo a raíz del plebiscito de diciembre de 1957 y
que originó 2 cambios de gabinete sucesivos, los días 10 y 13 de enero de 1958
respectivamente, y la salida hacia el exterior de los personeros más cercanos a Pérez Jiménez
vetados por las Fuerzas Armadas, Laureano Vallenilla Lanz, ministro hasta entonces del
Interior, y Pedro Estrada, jefe de la policía política del régimen, la Seguridad Nacional.
A partir de los sucesos del 1 de enero y ante la manifiesta crisis política y militar del
régimen perejimenista, comenzaron a publicarse diversos manifiestos en contra del gobierno
tambaleante, firmados por hombres y mujeres representativos de diferentes campos de la
actividad económica, profesional y cultural, así como pronunciamientos públicos de
instituciones nacionales como el Colegio de Ingenieros, la Asociación Venezolana de
Periodistas, federaciones obreras y sectores empresariales que hasta ese momento no habían
manifestado abiertamente su repudio a la dictadura. Todas las acciones de calle en contra del
régimen, tendrán su momento cumbre en la huelga general del 21 de enero, movilizada por la
Junta Patriótica (unión de los diversos partidos políticos), junto a los estudiantes, empresarios
y las masas populares, la cual tomó un carácter unitario que prestó el apoyo necesario a los
oficiales alzados.
En la madrugada del 23 de enero, pese a contar con el apoyo de un importante sector de
las Fuerzas Armadas, Pérez Jiménez decide abandonar el Palacio de Miraflores y trasladarse
al aeropuerto de La Carlota (situado en plena ciudad de Caracas), para tomar el avión que lo
conduciría a la República Dominicana. Al conocerse la noticia del derrocamiento, el pueblo
se lanzó a la calle, saqueando las casas de los adeptos al régimen; atacando la sede de la
Seguridad Nacional y linchando a algunos funcionarios.
Así mismo, destruyeron la sede y los equipos del periódico oficialista El Heraldo. Por otra
parte, en pocas horas el Palacio de Miraflores se convirtió en el sitio de reunión de los
sublevados y de innumerables dirigentes políticos y personalidades, quienes procedieron a
nombrar una Junta de Gobierno Provisional que reemplazara al régimen derrocado. La Junta
la constituyeron el contralmirante Wolfgang Larrazábal como presidente y los coroneles
Carlos Luis Araque, Pedro José Quevedo, Roberto Casanova y Abel Romero Villate. Al
amanecer del día 23, los venezolanos celebran la caída de Pérez Jiménez, a la vez que
protestan por la presencia en la Junta de Gobierno de Casanova y Romero Villate,
reconocidos miembros del perejimenismo; los cuales finalmente fueron obligados a renunciar
y reemplazados el día 24 de enero por los empresarios Eugenio Mendoza y Blas Lamberti .
Al irse de Venezuela el 23 de enero de 1958, el dictador Marcos Pérez Jiménez, una junta
de gobierno presidida por el contralmirante Wolfgang Larrazábal prometió que se realizarían
elecciones libres antes de finalizar el año.
Los dirigentes políticos principales, quienes habían regresado al país desde el exilio, se
reunieron y el 31 de octubre de 1958 firmaron el "Pacto de Punto Fijo", el cual tenía por
objetivo afianzar el naciente sistema democrático, fijando las reglas de convivencia entre
partidos.
Finalmente, y tal como se había ofrecido, se realizaron las elecciones generales resultando
ganador Rómulo Betancourt, candidato del partido social demócrata Acción Democrática
(AD), quien derrotó a Wolfang Larrazabal, candidato de la Unión Republicana Democrática
(URD) y a Rafael Caldera, candidato del partido social cristiano COPEI.
El período de Rómulo Betancourt fue bastante tumultuoso ya que hubo varios alzamientos
militares y hasta un atentado contra la vida del mismo presidente. En 1962 hubo varios
alzamientos militares que recibieron los nombres de "Carupanazo" y "Porteñazo", por
haberse desarrollado en las ciudades de Carúpano y Puerto Cabello, respectivamente. Estos
movimientos de guerrilla eran de corte izquierdista y se dice que contaban con el apoyo del
presidente cubano, Fidel Castro.
El atentado al cual nos referimos ocurrió en la conmemoración del Día del Ejército, el 24
de Junio de 1960, cuando el presidente se dirigía a presidir el desfile militar en "Los Próceres
de Caracas". Rómulo Betancourt sufrió quemaduras en las manos, al explotar un automóvil
que estaba estacionado en el paseo de los ilustres, justo cuando pasaba la comitiva
presidencial. El jefe de la casa militar murió en el atentado. Las averiguaciones posteriores
arrojaron que el autor intelectual había sido el presidente dominicano, el dictador Rafael
Leonidas Trujillo, secundados por varios conspiradores venezolanos.
Es por ello, que la Constitución de 1961 contiene muchas innovaciones en las materias de:
división territorial con relación a la organización de los estados, distritos y municipios.
Trastoca el tema de nacionalidad, le actualizó e y conformación del poder público. Con
respecto a la modificación de la constitución se clarifico lo que más se pudo, por la vía
reforma e enmienda tratando de no dejar vacíos. Por primera vez se consagra en una
constitución, la inviolabilidad de la misma.