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DEPARTAMENTO DE LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA

2º BACHILLERATO
CURSO 2020-2021

GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ: Crónica de una muerte anunciada

La técnica del realismo mágico. El perspectivismo como técnica narrativa.


Temas: el honor, el amor y el fatum. Análisis de personajes.

Cuando Gabriel García Márquez publica Crónica de una muerte anunciada en 1981 es ya un escritor
consagrado, de fama universal. Al año siguiente recibe el premio Nobel de literatura. Su obra ha sido
traducida a más de treinta idiomas y con Cien años de soledad se convierte en el más importante fenómeno
de la narrativa hispanoamericana.
La novela está inspirada en un suceso real que sucedió en el pueblo de Sucre el 22 de enero de 1951. Muchos
de los personajes que se citan en la obra son reales (Mercedes Barcha, Santiaga, Cristo Bedoya- trasunto de
Cristóbal- hermanos Luis, Enrique y Margot, Wene Márquez, Padre Carmen)
1. ARGUMENTO:
En un pueblo de la costa de Colombia se han casado Bayardo San Román y Ángela Vicario y el acontecimiento
se ha celebrado por todo lo alto. Al retirarse a su casa los recién casados, el marido descubre que ella no es
virgen y la repudia. Al ser interrogada por la familia, Ángela culpa a Santiago Nasar. Los hermanos de la
ofendida lo buscan para matarlo.
Los asesinos, tras una breve condena en el penal de Riohacha, rehacen su vida. Ángela Vicario marcha
avergonzada a un pueblo lejano –Manaure-. Allí crece su pasión por el esposo que la ha rechazado, mientras
le escribe encendidas cartas de amor que nunca son contestadas. Tras muchos años de espera, Bayardo
vuelve a reunirse con ella.
2. GÉNERO LITERARIO:
Esta novela resulta ser una CRÓNICA y lo que el cronista narrador nos trasmite es un suceso real, materia
periodística cotidiana; un suceso al que la imaginación del novelista- prolongando el hilván del asunto- ha
transmutado hondamente y ha convertido en la historia de una pasión amorosa. Un amor que vence la ofensa
y el rechazo, la soledad y el silencio e incluso el paso del tiempo.
La novela también tiene influencia de la novela policíaca y de misterio: el mantenimiento del enigma de la
culpabilidad o inocencia de Santiago.
3. ESTRUCTURA Y TRAMA NARRATIVA:
Desde el punto de vista externo la historia se estructura en cinco partes de extensión homogénea que no
pueden calificarse de capítulos. Las partes 2ª, 3ª y 5ª son de una extensión prácticamente idéntica, mientras
las dos restantes son algo más breves.
El narrador juega con distintos planos temporales, despliega una panorámica extensa de puntos de vista,
alterna su voz con breves entradas de los personajes entrevistados. Todo ello hace que el narrador despliegue
un puzle. El lector se encuentra ante una estrategia estructuradora de avances y retrocesos, de recurrencias
y superposiciones provocadas por la necesidad del narrador de enlazar su propia memoria con la ajena y de
cotejar ésta a través de testigos que aporten puntos de vista divergentes y, por tanto, complementarios.
VISITA DEL OBISPO

Boda ----------------Celebración ----------------- (s. Nasar) --------------------Persecución ----------------Muerte


Revelación de la ofensa Reacción de venganza
Ángela-Bayardo Pedro y Pablo Vicario
(tarde/noche del domingo/madrugada del lunes)
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LA PRIMERA PARTE: Tiene una notable función de despliegue del conjunto: sabemos a quién matan, cómo y
cuándo. Sabemos que Ángela se casó y ha sido repudiada y que Santiago Nasar está implicado en el asunto.
Igualmente conocemos la visita del Obispo. El eje vertebrador es aquí un personaje, Santiago Nasar, y su
entorno familiar.
LA SEGUNDA PARTE: Tiene como protagonista a Bayardo San Román. Se nos presenta a su familia y su
relación con Ángela Vicario. Luego el discurso gira hacia Ángela Vicario y su familia, los preparativos de la
boda, los festejos y la retirada de los novios a su nueva casa. El final de esta segunda parte viene marcado
por su tensión climática. Ello se concreta en la devolución de la novia (la escena conyugal anterior, la
revelación de Ángela, se omite). El tenso final dramático contrasta con la atmósfera jubilosa de celebración.
LA TERCERA PARTE: Desarrolla las circunstancias y detalles previos al asesinato de Santiago Nasar. El eje lo
constituyen ahora los hermanos Vicario en su itinerario de búsqueda y castigo del presunto ofensor. El
despliegue de voces testimoniales (María Alejandrina, Clotilde Armenta, el coronel Aponte, la hermana
monja, el agente, el padre Amador…) tiene su contrapunto en la de los protagonistas, los Vicario.
LA CUARTA PARTE: Tiene como primer eje la descripción de la autopsia del cadáver de Santiago Nasar. Esta
parte es cronológicamente posterior a la siguiente, quiebra la temporalidad en una extensa prolepsis. La
marcha de los asesinos al penal de Riohacha, la desaparición de Bayardo, el viaje a la soledad de Ángela
constituye el epílogo de la historia. Cabe destacar la constante hiperbolización: las dos mil cartas que durante
diecisiete años escribe Ángela a Bayardo o los once meses de insomnio de Pedro Vicario o los tres días de
llanto de Ángela cuando vuelve a ver a Bayardo.
LA QUINTA PARTE: cronológicamente anterior a la cuarta, presenta la panorámica del estado de ánimo de la
gente del pueblo tras el crimen y una referencia a la dimensión judicial del mismo. El discurso narrativo hace
retroceder de nuevo la fábula para enfocar el itinerario de persecución, encuentro y muerte de S. Nasar. Pesa
sobre este personaje una fatalidad que el lector percibe ya desde la primera página de la novela: su madre
cierra la puerta pensando que está dentro, nadie ve le papel que avisaba sobre la venganza… (El final de la
novela se aleja totalmente de la crónica)
En cuanto al MODELO DE ESTRUCTURACIÓN, la trama posee dos dispositivos de cierre:
a) La muerte Relación ofensor-vengadores
b) El encuentro Ángela- Bayardo.
La prolongación de la fábula por la línea de los Vicario no parece haber interesado al escritor; “agotados” en
su función de vengadores, prácticamente los suprime desde la incertidumbre de un “nunca más se supo de
ellos”.
El modelo estructurador es de cierre circular: El acontecimiento del cierre es el mismo del punto de partida,
se da cuenta de que a S. Nasar “lo iban a matar”.
4. ANÁLISIS TEMÁTICO:
a) El destino
Es el tema principal de la obra. La fatalidad, (fatum), es el destino inexorable que arrastra a los
asesinos y pesa sobre la existencia de Santiago Nasar. El tema está tomado de la tragedia clásica (Sófocles
Antígona, Edipo Rey) surcado de coincidencias funestas y presagios evidentes. Aunque en la obra tenemos la
impresión de que no es una fuerza ciega sino más bien un amplio haz de casualidades encadenadas que
convergen en un nefasto final. De no darse dichas circunstancias, la muerte no se hubiese producido:
• La parada del Obispo hubiera detenido a los criminales.
• Plácida Linero cierra la puerta porque cree que su hijo está dentro. (“la puerta fatal “)
• Indalecio Pardo cree que las amenazas de los Vicario son “fantasías de amanecidos”.
• Yamil Shaium no avisa a Nasar porque cree que es una “alarma inútil”
• Plácida Linero ni interpreta los sueños ni ve el papel de advertencia.
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En el tratamiento de este tema está presente el humor grotesco y esperpéntico, a veces


decididamente negro: Plácida Linero sólo interpreta sueños “en ayunas”, el cadáver de Nasar no se puede
conservar porque la única nevera está “fuera de servicio”.
Sin embargo, en el cumplimiento de la muerte, en el hecho de que nadie le avisase y protegiese hay
motivaciones de diversa índole: afán de revancha, rencor oculto, envidio, mezquindad, miedo…
b) La violencia:
La venganza surge patente, descarnada, atroz. Es una violencia que está inserta en un trasnochado código
del honor que rige la moral colectiva de un pueblo: la exigencia por parte de la desposada de llegar virgen al
matrimonio que entronca también con el código calderoniano del honor de “las afrentas se lavan con
sangre”. El origen de tal precepto, los textos bíblicos le dan, además, una impregnación religiosa, muy
respetada en un pueblo crédulo y milagrero.
La violencia brota de la misma historia de Colombia: evocación de las guerras civiles que desolaron el país
desde mediados del siglo XIX, en personajes como el general Petronio S. Román “héroe de las guerras civiles”.
Se hace también alusión a la guerrilla a través del personaje de Pedro Vicario, que se pierde cuando “su
patrulla se internó en territorio de guerrillas cantando canciones de putas”.
Pero la violencia se refleja también vinculada a la sexualidad masculina. Así Santiago Nasar acosa a Divina
Flor, la hija de la cocinera con “mano de gavilán carnicero”. A la violencia recurre Pura Vicario cuando Bayardo
le entrega a su hija: “me sostenía el pelo con una mano y me golpea con la otra con tanta rabia que pensé
que me iba a matar”.
Hay, pues además del hecho puntual del asesinato, todo un haz de referencias que configuran un vasto
telón de fondo de violencia. De ello participa el lenguaje, no olvidemos toda la explosión verbal a base de
cuchillos, sangre, vísceras, gritos… que se detallan tanto en la escena del crimen como en la de la descripción
de la autopsia.
c) La religión
Estamos ante una comunidad en la que la visita del Obispo provoca una verdadera ilusión.
Los personajes son “beatos”: A Bayardo le gusta ayudar a Misa. El coronel Aponte se cuelga “el escapulario
de la Congregación de María para recibir al Obispo”.
La onomástica de muchos personajes es significativa: María, Poncio, Santiago, Cristo, Pedro, Pablo y
Lázaro…
La venganza adquiere dimensión de sacrificio cruento, de crucifixión pública.
La fe es una fe fetichista, milagrera e impregnada de superstición. Muchos personajes tienen “poderes”:
• -la madre de S. Nasar interpreta sueños.
• -Luisa Santiaga (madre del narrador) posee telepatía y es adivina.
• -El Coronel Aponte practica espiritismo…
Ante este tema, el autor adopta una postura humorística –paródica cargada de ironía, por ello el obispo deja
burlados a sus feligreses. “Dejó ensopados a los que estaban más cerca de la orilla”. Durante la autopsia se
descubre en el cuerpo de Nasar “una medalla de oro de la Virgen del Carmen que se había tragado a la edad
de cuatro años”. Y no menos irónico es que el cura declara inocentes a los asesinos.
d) El tema del honor: en toda la obra solo hay dos puntos claros y firmes: el asesinato de Santiago
Nasar y la creencia de todo el pueblo en un código de honor. El pueblo solo se pone de acuerdo en el tema
de la honra, el cual, visto a su manera, solo puede desembocar en tragedia. Santiago Nasar tuvo la desgracia
de vivir en un pueblo de valores invertidos poco razonables.
Márquez no describe estos valores, pero sí es cierto que se reflejan en el pueblo: por ejemplo, tienen en
buena consideración a la prostituta María Angelina que “acabó con la virginidad de una generación”, por
tanto, no es que el concepto de moral del pueblo censure la prostitución; otra inversión de la moral es la del
materialismo ejemplificado en Bayardo San Román que derrocha su dinero en una boda casi inverosímil, pero
también es revelador el hecho de que el viudo se niegue a venderle su casa, aunque Bayardo le ofrezca
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cantidades desorbitadas; el abogado de los hermanos Vicario defiende el código popular del honor y sobre
él fundamenta la defensa. La mayoría del pueblo lo acepta también puesto que este hecho los exculpa de no
haber impedido el crimen pudiendo haberlo hecho.
Los hermanos Vicario matan a Santiago Nasar por el hecho de cumplir el férreo código de honor de esa
sociedad, aunque realmente ellos no querían hacerlo, de hecho se nos dice en la obra que “hicieron más de
lo imaginable para que alguien les impidiera matarlo”; por eso se consideran inocentes ante Dios y ante los
hombres, porque simplemente cumplieron el código de la honra. El juez instructor del caso que no entiende
cómo tal crimen ha sido posible e incluso rechaza que sea justificado, escribe en tinta roja en la sentencia
“dadme un prejuicio y moveré el mundo”; ahí se halla la voz de Gabriel García Márquez quien critica
irónicamente este código de honor que a la postre fue el desencadenante de los acontecimientos trágicos de
la obra.
e) Por último, otro tema importante, y que articula la segunda acción de la obra es EL AMOR, un amor
tardío que llega después de la expiación.
5. TEMPORALIZACIÓN:
Los viajes realizados por García Márquez al lugar de los hechos se puntualizan en casi treinta años que
mediaron entre los hechos que ocurrieron y la redacción de la novela. En la obra hace alusión a ello en varias
ocasiones (pasajes meta narrativos): “En el curso de estas indagaciones para esta crónica recobré numerosas
vivencias”
En lo que atañe al tiempo interno o de la historia: la nota fundamental es la condensación: desde la mañana
del domingo de la boda hasta el alba el lunes en que los Vicario matan a Nasar.
Santiago Nasar se levanta a las 5:30, sale a las 6:05 y muere a las 7:05.
La fijación de los hechos es detallada, minuciosa hasta el punto de contar con los minutos. Pero la historia
tiene ramificaciones posteriores al crimen que amplían con mucho, esas apenas 24 horas. Así, la autopsia se
realiza en la tarde del lunes, el sumario judicial se empieza a redactar doce días después, cinco años después
es el juicio, 23 después de la muerte la entrevista del Narrador con Ángela Vicario y, por último 27 después
tiene lugar el reencuentro de Ángela Vicario y Bayardo San Román.
La nota fundamental es la alinealidad; el tratamiento de la historia es circular (comienza y termina con la
muerte de Nasar), con abundantes prolepsis y analepsis (llegada de Bayardo 6 meses ante, boda el día
anterior de la muerte). Hay también vacíos, síncopas temporales (la media vida que dedica Ángela a escribir
cartas a Bayardo)
Este tratamiento del tiempo en la obra está motivado por el modo narrativo: el narrador es un cronista que
“reconstruye la historia”. De forma que, a pesar de que de antemano conocemos la muerte del protagonista,
se mantiene la intriga hasta el final (trama/intriga) al mismo tiempo que entremezcla la dos acciones.
6. EL ESPACIO:
La novela da prácticamente una referencia real del acontecimiento. Aunque se omite el año, el cronista es
sumamente escrupuloso en fijar al extremo el momento de los hechos reales y aun de circunstancias
subsidiarias. No ocurre así con el marco espacial: el topónimo real (Sucre) se omite, pero otros espacios son
mencionados: Riohacha, Manaure…
El paisaje está prácticamente ausente en la novela y en cuanto al ambiente, hay referencias al modo de vida
de la comunidad: a su existencia cotidiana, la clara separación de funciones y atribuciones del hombre y la
mujer, a la vigencia del núcleo familiar y a la apasionada vivencia de los sentimientos (envidias y odios
soterrados)
Los espacios adquieren en algunos momentos valor simbólico:
• La casa de S. Nasar – con el enredo de puertas – se convierte en cerrado laberinto de muerte para el
personaje.
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• La quinta del viudo Xius es símbolo no sólo de su desgracia sentimental sino de la ambición de
Bayardo.
• La plaza que precede a la casa de Nasar es territorio de inmolación y celebración del crimen.
• La cárcel es un lugar de sufrimiento y expiación para los Vicario.
7. LOS MODOS NARRATIVOS:
Narración y descripción son los modos narrativos. El diálogo tiene menor entidad y se presenta en estado
muy fragmentario, patentizando en muchos casos sólo la respuesta del personaje al narrador, no la pregunta
de éste.
Narración y descripción se entreveran. De las descripciones, son de especial mención la de la casa de Ibrahim
Nasar, la de Santiago Nasar y su entorno familiar, la del pueblo al amanecer, la del padre de Bayardo y su
familia…
En cuanto a los diálogos, predominan los de estilo directo con acotación complementaria del narrador,
aunque hay algunas manifestaciones de estilo indirecto. En todo caso la nota común es el dinamismo y la
movilidad.
8. EL PERSPECTIVISMO COMO TÉCNICA NARRATIVA EN CRÓNICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA
La voz narradora de la obra es la contrafigura de Márquez. Es un cronista que ha de ir reconstruyendo la
historia a través de lo que él recuerda como testigo y partícipe secundario en los hechos y a través de la
opinión de otros personajes. A pesar de ellos nos confiesa que los hechos están borrosos en su memoria:
“con tantas astillas dispersas en el espejo roto de la memoria”. Esta dimensión de testigo y partícipe hace
que en ocasiones formalice su presencia a través de un “yo” plural: “Santiago Nasar y yo, con mi hermano
Luis Enrique y Cristo Bedoya, nos fuimos para la casa de misericordias…”.
El narrador es un habitante de pueblo. En la reconstrucción de lo sucedido a través de su crónica se sitúa en
diferentes niveles de temporalidad, algunos tan amplios -27 años han pasado- que le permiten conocer no
sólo el pasado, sino el futuro de ese mismo pasado. Con frecuencia se sitúa en un nivel extradiegético, pues
lo sucedido ha tenido lugar en un pasado lejano. Tal pasado lejano suele ser evocado por el narrador.
Para esclarecer los hechos se sirve de la correspondencia con la madre de Santiago Nasar, el informe jurídico
y de la autopsia y para finalizar los testimonios de los testigos entre los cuales está él mismo. Las
conversaciones que él mantiene con los testigos se plasman en estilo directo, entre comillas y con acotación
del narrador.
Los testigos y documentos van trenzando una serie de datos e informaciones superpuestas, pero no logran
despejar todas las incógnitas: la culpabilidad de Nasar es acaso la más importante.
Otras veces la información se plasma directamente de las lecturas que él hace de los informes, en otros
momentos cede la palabra a los personajes que dialogan. Cuando él se sirve de lo que recuerda, lo hace como
un narrador omnisciente en tercera persona (tal y como comienza la obra), pero cuando narra como un
personaje-testigo y narrador a la vez, lo hace en 1ª persona, subjetivamente, sobre todo en las descripciones
del carácter o de las acciones de los personajes.
En cuanto al perspectivismo en sí, es tanta la polifonía que a veces los personajes coinciden en sus
interpretaciones o recuerdos, pero en otras ocasiones se contradicen; la historia se presenta, entonces, como
ambigua, llena de dudas, sobre todo en lo que se refiere a quién fue quien ‘deshonró’ a Ángela o, por ejemplo,
el clima del día; que varía de ser fúnebre a ser radiante, según los testimonios. Cabe destacar que es una obra
dialógica, el escritor yuxtapone los diferentes puntos de vista de los personajes a través del lógico estilo
directo en el que plasma los diálogos. Crónica de una muerte anunciada es una novela de enfoque provisional
puesto que los puntos de vista son variados (narrador-cronista, narrador-testigo, narrador partícipe, testigos,
personajes centrales, fuentes escritas como informes o cartas) y se encargan de darle este aspecto de
múltiples perspectivas. Por otro lado, se ha comparado esta ruptura múltiple de la realidad con el enfoque
del cubismo pictórico.
Desde luego el punto de vista dominante es el del narrador, sobre todo en el recuento de la historia de Nasar,
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Bayardo y Ángela Vicario. Pero el mismo narrador, en estilo indirecto y en su labor de cronista recoge
múltiples visiones sobre un mismo hecho. Victoria Guzmán se disculpa por no actuar ni avisar a Nasar porque
ni ella ni su hija sabían que lo matarían, pero con el paso del tiempo reconoce que sí lo sabían cuando él entró
en la cocina a tomar café. Es el lector el que ha de ir ensamblando las piezas que se presentan para lograr
comprender lo acaecido, el lector debe ser activo.
9. LENGUAJE NARRATIVO:
Giros y expresiones coloquiales, símiles y metáforas; personificaciones, zoomorfizaciones, cosificaciones;
hipérboles; símbolos; detallismo insólito e inmersiones en el mundo fantástico.
10. LOS PERSONAJES
En la obra aparece un amplio número de personajes, necesarios para realizar un contraste convincente de
puntos de vista sobre los hechos, pero son personajes poco profundos, casi fantasmales. Sabemos de ellos
por lo que hacen o por lo que el omnipresente narrador les deja decir. Además de los datos del narrador, a
los personajes centrales (Santiago Nasar, Ángela Vicario y Bayardo San Román) los vemos desde el
multiperspectivismo de otros testigos de sus vidas. La mayor parte de los personajes están distorsionados, a
veces a través de la hiperbolización, del tratamiento cómico, grotesco que se les da.
Los personajes se convierten en víctimas de un destino fatal que, al estilo de las tragedias clásicas, no pueden
dominar las pasiones que los arrebatan.
Santiago Nasar es el acusado de la ofensa de Ángela Vicario. La acusación, que la ofendida reitera, es el único
testimonio de su culpabilidad. A la certidumbre con que Ángela le acusa suceden otras versiones
exculpatorias, avaladas incluso por la conducta de Nasar, por su tranquilidad primero y su sorpresa después,
al tener noticia de que le buscan.
Pertenece a la comunidad árabe del pueblo y junto a una holgada posición ha heredado de su padre, Ibrahim,
las mañas de mujeriego que sufre Divina Flor y tienen sobre ascuas a Victoria Guzmán, a quien su muerte no
le disgusta. Su machismo, pues, se concreta en andar de “ave de presa” con las mujeres ajenas y guardar
respeto a su novia, Flora Miguel.
Si su función de ofensor queda en la incertidumbre, no ocurre así con su definitivo papel de víctima de una
venganza de honor.
Ángela Vicario es figura clave en el conflicto que lleva a la muerte a Santiago Nasar, presunto robador de su
honra. De humilde condición, tan pobre como hermosa, Ángela se ve obligada a un matrimonio de
conveniencia que favorecerá a su familia. Ante su deslumbrante pretendiente muestra inicialmente recelo y
rechazo. Rodeada de una aureola de desdicha, es una criatura empequeñecida que no revela a su familia su
deshonra, pero que tiene la valentía de no usar las artimañas aprendidas para ocultarle al esposo la pérdida
de su virginidad.
Al final de la novela se revela como una heroína amorosa que siente una encendida pasión por el marido
burlado con el que se había casado sin amor.
Bayardo San Román va describiendo una línea de ascenso-ocaso. A la prepotencia que manifiesta en su
relación con Ángela, y que le viene acaso de su fortuna y de ser hijo de general; a su magnificencia y derroche
en ocasiones como la boda o la compra de la casa del viudo Xius sucede su declive al verse burlado, engañado
por Ángela. No logrará vencer la vergüenza del ultraje y su gesto es la huida, la búsqueda de la soledad y el
olvido. Pero en su interior mantiene una desbordante pasión que resiste al paso del tiempo y que lo lleva a
regresar con ella con un simple “aquí estoy” y todas las cartas de amor que ha recibido, pero que están sin
abrir.
Pedro y Pablo Vicario se mueven en función de la ofensa que salpica a toda la familia y que, como hombres,
se ven obligados por el código del honor a vengar. Si Ángela ha expiado su culpa en la soledad de Manaure,
los hermanos la expían arrastrados a un crimen que no desean. Sus bravuconadas machistas, la exhibición
de cuchillos y su decisión en el momento de matar a Santiago Nasar contrasta con la publicidad que dan al
cumplimiento de su obligación, la borrachera y las vueltas e indecisiones por las que atraviesan. La carga que
pesa sobre ellos los convierte en fantoches, en autómatas dirigidos a una meta única, el crimen. Pese a que
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se sienten prestigiados por los demás tras el crimen, su quiebra interior se advierte en los tres días de
insomnio que padecen, que en el caso de Pedro se hacen once meses.
Son, en definitiva, como su hermana Ángela y como el mismo santiago Nasar, a un tiempo victimarios y
víctimas. Bayardo es la única víctima pura de la tragedia.
LOS TESTIGOS: Un segundo nivel de personajes es el de los testigos, que adquieren voz a través del narrador.
Su función es la de ser testigos y partícipes secundarios de los hechos; de unos hechos que unos saben y
otros no quieren modificar. En conjunto, son exponentes de un tercer nivel de personajes, el personaje-
grupo, anónimo, que es el pueblo. Su pasividad, su impotencia o su escondido deseo de que la amenaza se
cumpliera son parte esencial del amargo destino que pesa sobre la víctima.
La ruindad moral de la comunidad se manifiesta en el aire de celebración multitudinaria que la muerte de
Nasar acaba cobrando. A ella acude la gente “como en los días de desfiles”. Queda excluida de esta reacción
la comunidad árabe: entre ellos la reacción es de llanto y de tristeza.
En cuanto al procedimiento de Caracterización empleado por el autor, es el narrador cronista quien ubica a
los protagonistas de la historia al tiempo que aporta sobre ellos una serie de datos concretos que van desde
la posición social, entorno familiar, descripción física, acciones, etc. Pero, por otro lado, el novelista recurre
a la distorsión a través de la hipérbole, creando efectos de comicidad, ridiculizando abiertamente a algunos
de los personajes. Ej: la perturbación que sufre Lázaro Aponte, espiritista por correspondencia o la diarrea
que aqueja a Pablo Vicario.
11. LA TÉCNICA DEL REALISMO MÁGICO
El realismo mágico es una poética que integra lo maravilloso en el universo narrativo sin que produzca
extrañeza o se perciba como opuesto o distinto a lo real. En la obra en medio de la crónica cruda de los
hechos abundan los elementos mágicos e irracionales: visiones (victoria Guzmán ve cuchillos
ensangrentados), premoniciones (“no quiero flores en mi entierro”, “ya parecía un fantasma”), situaciones
inverosímiles (el disparo del arma del padre, caminar con las tripas en la mano) personajes con poderes…
Si el realismo mágico floreció con esplendor en la literatura latinoamericana de los años sesenta y setenta,
fue por las discrepancias surgidas entre la cultura de la tecnología y la cultura de la superstición, y en un
momento en que el auge de las dictaduras políticas convirtió la palabra en una herramienta infinitamente
preciada y manipulable. La “magia” se convierte entonces en un elemento cotidiano, que en realidad lo era,
pues en las culturas hispanoamericanas aún pervive la superstición en muchos aspectos, se cree en las brujas,
en los maleficios, en los muertos que regresan buscando sus pasos perdidos, en fin, en una serie de
elementos que de por sí tornan mágica la realidad circundante.
El realismo mágico se diferencia del uso tradicional de los elementos fantásticos en la literatura, porque
presenta lo real como maravilloso y viceversa. Representa la coexistencia y coincidencia de dos mundos: el
real y el mágico. El acontecimiento mágico no irrumpe precisamente en el discurso realista, sino que corre
paralelo a él. En este tipo de narraciones, lo maravilloso no es maravilloso, sino natural.
Los personajes toman los sucesos maravillosos, mágicos o hiperbólicos como algo perteneciente a la realidad
básica.
Crónica de una muerte anunciada presenta una desmesura, lo hiperbólico es un vehículo de lo fantástico
(“las balas de la magnum, podrían partir un caballo por la cintura”), hecho que podría llegar a ser considerado
como uno de los factores determinantes de la novela. Aun sin la irrupción de fantasmas o milagros, en cierta
manera puede determinarse que no es un texto puro, verídico y realista. En el texto subyacen símbolos,
metáforas, detalles que nos llevan hacia un mundo extraño para el lector en el que lo irreal se toma como
cotidiano. Tal es el extremo que ni un solo integrante del pueblo se digna en avisar a Santiago Nasar de que
lo buscan para matarlo. Este silencio masivo es lo que termina causando la muerte de este personaje. La
desmesura también se ve presente en la forma en que lo asesinan: “Desesperado, Pablo Vicario le dio un tajo
horizontal en el vientre, y los intestinos completos afloraron con una explosión.”. La manera violenta y
grotesca con la que se consuma el crimen es una pura y bruta exageración, recalcando así los sentimientos
de venganza y la necesidad de recuperar el honor perdido. Tal obsesión puede verse como una desmesura
en los sentimientos, elemento que también observamos en el personaje de Ángela, especialmente en su
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desesperación por recuperar a Bayardo, su locura e insaciable pasión. También en Bayardo, muestra con
ostentación sus sentimientos en algunas de sus reacciones y actitudes a lo largo de la novela. Por ejemplo,
cuando compra todas las rifas o cuando devuelve a la novia y se sumerge en una borrachera extrema.
Hay una numerosa cantidad de otros ejemplos de desmesura en Crónica, tales como el hecho de que la carta
que dejan por debajo de la puerta para avisar del asesinato no es vista por nadie hasta muy tarde, las
proporciones de la boda de Ángela y Bayardo, y el persistente olor a Santiago. El lector, por tanto, es puesto
en una particular situación donde vacila entre la realidad y la ficción, siempre en busca de la verdad absoluta,
que nunca es revelada.

PARA PRACTICAR:

"Ángela Vicario era la hija menor de una familia de recursos escasos. Su padre, Poncio Vicario, era orfebre de
pobres, y la vista se le acabó de tanto hacer primores de oro para mantener el honor de la casa. Purísima del
Carmen, su madre, había sido maestra de escuela hasta que se casó para siempre. Su aspecto manso y un
tanto afligido, disimulaba muy bien el rigor de su carácter. «Parecía una monja», recuerda Mercedes. Se
consagró con tal espíritu de sacrificio a la atención del esposo y a la crianza de los hijos, que a uno se le
olvidaba a veces que seguía existiendo. Las dos hijas mayores se habían casado muy tarde. Además de los
gemelos, tuvieron una hija intermedia que había muerto de fiebres crepusculares, y dos años después
seguían guardándole un luto aliviado dentro de la casa, pero riguroso en la calle. Los hermanos fueron criados
para ser hombres. Ellas habían sido educadas para casarse. Sabían bordar en bastidor, coser a máquina, tejer
encaje de bolillo, lavar y planchar, hacer flores artificiales y dulces de fantasía, y redactar esquelas de
compromiso. A diferencia de las muchachas de la época, que habían descuidado el culto de la muerte, las
cuatro eran maestras en la ciencia antigua de velar a los enfermos, confortar a los moribundos y amortajar a
los muertos. […] [La madre] pensaba que no había hijas mejor educadas. «Son perfectas», le oía decir con
frecuencia. «Cualquier hombre sería feliz con ellas, porque han sido criadas para sufrir.
1. Sitúa este texto indicando: ¿a qué parte de la novela pertenece? ¿en qué contexto aparece este fragmento?
2. Analiza los personajes que aparecen en el texto, explica su caracterización, su función en la novela y el valor de
los nombres.
3. Desarrolla el siguiente tema: los principales temas que aparecen en la obra Crónica de una muerte anunciada.
Luego, ejemplifica esos temas en el fragmento anterior.
Victoria Guzmán, la cocinera, estaba segura de que no había llovido aquel día, ni en todo el mes de febrero.
«Al contrario», me dijo cuando vine a verla, poco antes de su muerte. «El sol calentó más temprano que en
agosto.» Estaba descuartizando tres conejos para el almuerzo, rodeada de perros acezantes, cuando Santiago
Nasar entró en la cocina. «Siempre se levantaba con cara de mala noche», recordaba sin amor Victoria
Guzmán. Divina Flor, su hija, que apenas empezaba a florecer, le sirvió a Santiago Nasar un tazón de café
cerrero con un chorro de alcohol de caña, como todos los lunes, para ayudarlo a sobrellevar la carga de la
noche anterior. La cocina enorme, con el cuchicheo de la lumbre y las gallinas dormidas en las perchas, tenía
una respiración sigilosa. Santiago Nasar masticó otra aspirina y se sentó a beber a sorbos lentos el tazón de
café, pensando despacio, sin apartar la vista de las dos mujeres que destripaban los conejos en la hornilla. A
pesar de la edad, Victoria Guzmán se conservaba entera. La niña, todavía un poco montaraz, parecía sofocada
por el ímpetu de sus glándulas. Santiago Nasar la agarró por la muñeca cuando ella iba a recibirle el tazón
vacío. -Ya estás en tiempo de desbravar -le dijo. Victoria Guzmán le mostró el cuchillo ensangrentado. -
Suéltala, blanco -le ordenó en serio-. De esa agua no beberás mientras yo esté viva.

1. Sitúa este texto indicando: ¿a qué parte de la novela pertenece? ¿en qué contexto aparece este fragmento?
2. Analiza los personajes que aparecen en el texto, explica su caracterización, su función en la novela y el valor
de los nombres.
3. Desarrolla el siguiente tema: el perspectivismo en la obra Crónica de una muerte anunciada. Luego,
ejemplificalo en el fragmento anterior.
DEPARTAMENTO DE LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA
2º BACHILLERATO
CURSO 2020-2021

El día en que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5.30 de la mañana para esperar el buque en que
llegaba el obispo. Había soñado que atravesaba un bosque de higuerones donde caía una llovizna tierna, y
por un instante fue feliz en el sueño, pero al despertar se sintió por completo salpicado de cagada de pájaros.
«Siempre soñaba con árboles», me dijo Plácida Linero, su madre, evocando 27 años después los pormenores
de aquel lunes ingrato. «La semana anterior había soñado que iba solo en un avión de papel de estaño que
volaba sin tropezar por entre los almendros», me dijo. Tenía una reputación muy bien ganada de interprete
certera de los sueños ajenos, siempre que se los contaran en ayunas, pero no había advertido ningún augurio
aciago en esos dos sueños de su hijo, ni en los otros sueños con árboles que él le había contado en las
mañanas que precedieron a su muerte. Tampoco Santiago Nasar reconoció el presagio. Había dormido poco
y mal, sin quitarse la ropa, y despertó con dolor de cabeza y con un sedimento de estribo de cobre en el
paladar, y los interpretó como estragos naturales de la parranda de bodas que se había prolongado hasta
después de la media noche. Más aún: las muchas personas que encontró desde que salió de su casa a las 6.05
hasta que fue destazado como un cerdo una hora después, lo recordaban un poco soñoliento pero de buen
humor, y a todos les comentó de un modo casual que era un día muy hermoso. Nadie estaba seguro de si se
refería al estado del tiempo. Muchos coincidían en el recuerdo de que era una mañana radiante con una
brisa de mar que llegaba a través de los platanales, como era de pensar que lo fuera en un buen febrero de
aquella época. Pero la mayoría estaba de acuerdo en que era un tiempo fúnebre, con un cielo turbio y bajo
y un denso olor de aguas dormidas, y que en el instante de la desgracia estaba cayendo una llovizna menuda
como la que había visto Santiago Nasar en el bosque del sueño. Yo estaba reponiéndome de la parranda de
la boda en el regazo apostólico de María Alejandrina Cervantes, y apenas si desperté con el alboroto de las
campanas tocando a rebato, porque pensé que las habían soltado en honor del obispo.

1. Sitúa este texto indicando: ¿a qué parte de la novela pertenece? ¿en qué contexto aparece este fragmento?
2. Analiza los personajes que aparecen en el texto, explica su caracterización, su función en la novela y el valor
de los nombres.
3. Desarrolla el siguiente tema: Uso del realismo mágico en la obra Crónica de una muerte anunciada. Luego,
ejemplificalo en el fragmento anterior.

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