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Explique y desarrolle el sentido del Derecho Canónico en la Iglesia en base a lo

visto en el curso.
Su respuesta:
El derecho canónico es una dimensión propia de la misión de la Iglesia que tiene
que ver esencialmente con la salvación del ser humano, y por tanto, el derecho es
parte visible de esta misión. A lo largo de la historia de la Iglesia  diferentes
movimientos han  cuestionado la existencia del derecho eclesial, en particular
después de la reforma protestante. Estos anti-juridiscismos se pueden reagrupar
en dos clases: (1)  el anti-juridiscismo espiritual: que opone a la dimensión jurídica
la dimensión de la misericordia y que afirma que la Iglesia es de naturaleza
carismática y espiritual donde no cabrían las penas o las normas. Se opone
principalmente a la jerarquía en la Iglesia a la que opone los carismas y la libertad
cristiana. Puede ser radical: niega la existencia del derecho en la Iglesia; o
moderado: reconoce la necesidad de un orden pero niega el vínculo entre la
dimensión jurídica y la salvación. Esta postura niega en general que la Iglesia sea
sacramento de salvación, es decir, niegan su realidad visible (institucional)  como
cauce de la salvación, y por ende, niegan la dimensión jurídica de la Iglesia que es
una manifestación visible de la Iglesia como sacramento.  Por otro lado tenemos
(2) el anti-juridicismo estatal que señala que solo el Estado puede actuar dentro
del ordenamiento civil y la autonomía de toda otra institución es vista como una
amenaza. Esto ha hecho que la autonomía de la Iglesia en cuanto su misión se
vea mermada así como la intromisión del poder civil en asuntos de la Iglesia.
La reflexión de la Iglesia para reafirmar la necesidad del derecho canónico ha sido
tanto teológica como magisterial. Ya el Concilio de Trento afirmaba que : (1) En la
Iglesia existe una verdadera jerarquía con potestad conferida por Cristo en orden a
la salvación; y (2) que, en toda sociedad, y la Iglesia es la sociedad instituida por
Cristo, debe contar con sus propios medios para alcanzar sus bienes. No
obstante, esta argumentación es limitada pues : (1) relaciona demasiado el
derecho con la jerarquía y se le podría ver como un instrumento al servicio del
poder y (2) no cuenta con lo específico de la Iglesia puesto que la existencia de
normas en función del bien común es algo válido para cualquier sociedad.
Por ello, el Concilio Vaticano II pone las pautas eclesiológicas para la recta
comprensión del derecho canónico que se concretizaran con el código de 1983.
Así para tener una recta comprensión del  derecho canónico es necesario dos
cosas: (1) Comprender lo que es el derecho y (2) Comprender lo que es la Iglesia:
(1) En el lenguaje común por derecho se comprende básicamente dos cosas: (1)
el conjunto de normas y leyes que regulan las relaciones sociales; y (2) la
atribución que yo tengo de exigir algo a otro. Ahora bien, en la tradición clásica
(Santo Tomás de Aquino), el derecho es el objeto de la justicia. Las anteriores
comprensiones se subordinarían a este sentido más profundo para no hacer del
derecho una herramienta al servicio del poder. De ahí que, según esta concepción
clásica se afirme que no se debe obedecer una ley injusta, ya que la ley necesita
de su contenido que es la justicia. Así, se puede entender el derecho canónico
como lo justo en la Iglesia. El derecho supone “algo” de calidad material o
espiritual, una realidad que me pertenece como propia y por tanto me es debida
en justicia por otro(s). Luego, el derecho supone una relación entre, al menos, dos
personas: el titular de un derecho (solo la persona humana puede serlo) y quien
está obligado a reconocer este derecho. Además, en general, el derecho
comprende tanto el derecho natural (normas o preceptos que nacen de la misma
naturaleza o conciencia humana) como el derecho positivo (conjunto de normas
jurídicas escritas).  El derecho natural no basta para regir la sociedad que necesita
de la intervención humana en el tiempo y espacio para complementar este
derecho natural. Uno y otro no se oponen, sino que se requieren mutuamente por
lo tanto son dos realidades de un único ordenamiento jurídico
(2) Si entendemos al derecho como lo justo, y al derecho canónico como lo justo
en la Iglesia, es necesario dar una mirada a lo que se entiende por Iglesia. Y para
esto, es necesario precisar que, si bien la comprensión de lo que es el derecho no
necesita de la fe, ésta si es necesaria para entender la verdad eclesial y, por tanto,
es necesaria para entender cabalmente el derecho eclesial. Para esto, se
precisará entender a la Iglesia como misterio de comunión (LG). Derecho y
comunión son realidades tanto personales como relacionales. La comunión es
relación, por ello la Iglesia es entendida por la LG como el signo y el instrumento
de unión entre Dios y los hombres (C. Vertical) y entre los hombres mismos (C.
Horizontal). Estas dos dimensiones son inseparables en la Iglesia como aspectos
visibles e invisibles de la comunión eclesial dejando claro que la relación
fundamental es la caridad como base de todas las relaciones entre los miembros
de la Iglesia. Pero, por la naturaleza caída a causa del pecado, la caridad sola no
basta y por ello es necesario la virtud de la justicia. Por tanto, la caridad que es la
búsqueda del bien verdadero del otro no anula la justicia, ni la verdad. En la Iglesia
existen realidades que son exigibles en justicia respecto a otros miembros de la
comunidad eclesial. Estas realidades estructuran las relaciones de justicia en la
Iglesia y están ordenadas a la salvación del ser humano. Se trata de los bienes
salvíficos -la Palabra y los Sacramentos-, bienes fundamentales del derecho
eclesial que crean las relaciones básicas en la Iglesia: Por una parte, todos tiene
derecho a recibir la Palabra y los bautizados, los demás sacramentos; y este
derecho implica un deber correlativo de la Iglesia en su conjunto, y en particular,
para quienes han recibido el poder de predicar y celebrar los sacramentos.
Ahora bien, si la Palabra y los Sacramentos son los bienes fundamentales
jurídicos hay otros de que también generan relaciones en justicia: (1) la libertad de
la persona en la Iglesia y (2) la potestad de la Iglesia. La libertad es un bien que se
vive en la comunión eclesial, es decir, nadie está obligado a nada fuera de esta
comunión eclesial (profesión de fe, practica sacramental y obediencia eclesial), por
tanto, hay un amplio campo de acción para los fieles en las realidades temporales.
Respecto a la potestad de la Iglesia, esta apunta a la jerarquía que abraza las
diferentes dimensiones de la misión de los pastores: (1) anunciar la Palabra; (2)
Santificación y (3) gobierno. El oficio de conducir el Pueblo de Dios permite
declarar (contenidos de derecho divino que n o dependen de la potestad eclesial)
y (2) determinar (contenidos pudiendo ser establecidos por la potestad eclesial)
vínculos jurídicos eclesiales en general (Papa) o en particular (obispos). Esta
potestad de los pastores tiene por fin conducir a la salvación por lo que en general
sus disposiciones tienen que ver fundamentalmente con la Palabra y los
Sacramentos. A Esto se añade que la Iglesia se pronuncia igualmente en al
ámbito de los derechos naturales fundamentales del ser humano, pues tiene algo
que decir, así como sobre los bienes naturales que le sirven para configurar su
misión en vista a la salvación (bienes materiales y patrimoniales, aunque no es lo
propio del derecho eclesial, al estar en este mundo, estos crean vínculos jurídicos
que la Iglesia no puede desconocer).
En este mismo sentido, el derecho canónico comprende tanto el derecho divino
(natural: proviene de la creación. Y positivo: puesto por escrito [el decálogo p.e.])
como el derecho humano (positivo y el meramente eclesiástico). Toda realidad
eclesial tiene desde dentro una esencial dimensión de justicia anterior a ella –
derecho divino-. No obstante, este derecho divino no basta pues tiene una
concreción histórica con elementos contingentes – derecho humano-. Se tiene así
que el derecho humano se funda en el derecho divino. Son dos realidades
inseparables de un único ordenamiento jurídico eclesial. Y son fundamentales
para conocer lo justo en la Iglesia.
Por ello, para concluir, el derecho canónico tiene sentido en función de la misión
salvífica  de la Iglesia. La comprensión de lo justo en la Iglesia nos lleva a afirmar
que lo jurídico no se opone ni a la caridad, ni a lo pastoral, ni a los carismas sino
que evita el riesgo de caer en lo totalmente subjetivo. Así mismo, la dimensión de
justicia impide que se haga del derecho un instrumento al servicio del poder. E
igualmente, la comprensión de Iglesia como misterio de comunión, nos dice que
se necesita la fe para entender cabalmente el sentido del derecho canónico en la
Iglesia; sin fe no se entiende la dimensión de derecho divino que fundamenta y
sostiene el derecho positivo humano canónico puesto que el fin último de la Iglesia
y por tanto, de todo ordenamiento canónico, es la salvación del ser humano. 
 
Pregunta 2
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¿Qué es el decreto de Graciano? ¿Qué importancia tuvo?
Su respuesta:
Es la obra del monje Graciano que tiene lugar en el siglo XII cuando el Derecho
Canónico surge  como disciplina científica. Su obra  es una compilación de todas
las normas de Derecho Canónico existentes, de forma ordenada y sistematizada,
dándoles unidad pues establece principios de orden e interpretación para cada
materia. Esta obra no es propiamente un decreto, de hecho se intitula:
“Concordancia de los cánones discordantes”, puesto que a lo largo del tiempo y en
los distintos lugares se legislaba de diferente manera. En resumen,  el gran aporte
de Graciano fue el de unificar todo el material de las fuentes canónicas del primer
milenio.  Ya después se le conocería como Decreto de Graciano, y se impondría
como colección exclusiva para el  ejercicio del derecho. A partir de este trabajo de
Graciano, toda norma que no figuraba en este Decreto se la conocía como norma
extravagante. Además, el decreto Graciano será el primer libro del futuro Corpus
Iuris Canonici
 
 
Pregunta 3
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¿Qué es la vacancia de la ley? (Solo el concepto).
Su respuesta:
La vacancia de la ley es el tiempo destinado, después de la promulgación de la
ley,  al conocimiento de las nuevas disposiciones de dicha ley y a la preparación
para su actuación. En principio para las leyes universales hay 3 meses de
vacancia a no ser que la misma ley disponga otra cosa. Y para la ley  particular, un
mes después de su promulgación a no ser que dicha ley disponga otra cosa.
Faltó precisar que terminado el tiempo de vacancia, en el que se suspende la
eficacia de la ley, entra en vigor.
 
Pregunta 4
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¿Quiénes tienen potestad legislativa en la Iglesia? Enumere, distinguiendo a nivel
universal y a nivel particular.
Su respuesta:
La potestad legislativa, la capacidad para declarar (contenido de derecho divino) o
determinar (establecer contenido de una ley eclesiástica) vínculos jurídico,  está
concentrada en los oficios capitales de la Iglesia: Papa y concilio ecuménico - a
nivel universal-; y Obispo y conferencias episcopales a nivel local. el Papa  y los
Concilios ecuménicos son legisladores universales -toda la Iglesia latina (y
oriental)- ahora que el Obispo y las conferencias episcopales son legisladores
locales - sobre un territorio determinado (diócesis...)-. El sínodo es un instrumento
de consulta para el obispo quien, en su territorio, tiene una competencia tan
amplia como se lo pida su trabajo pastoral respetando siempre la ley Universal.
Las conferencias episcopales legislan sobre materias particulares que el derecho
les atribuye o por mandato de la santa sede.
Faltó mencionar que los Concilios particulares también son sujetos de la potestad
legislativa a nivel particular.
 
Pregunta 5
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¿Qué es el principio de legalidad? Señale algún ejemplo.
Su respuesta:
El principio de legalidad es aquel por el cual una norma inferior no puede
contravenir a una norma superior. Por ejemplo, la actividad administrativa de la
Iglesia está por debajo, en el orden normativo jurídico , de la actividad legislativa.
Por eso ningún acto administrativo puede contravenir a una ley. Así mismo, una
ley eclesiástica está sujeta a las normas de derecho divino, y por ello, en el caso
de las dispensas, estas solo pueden darse para las leyes meramente
eclesiásticas, nunca para una ley de derecho divino: p.e. No hay dispensa para
pecar.
Muy bien
 
Pregunta 6
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La dispensa. Señale el concepto y explique brevemente cada uno de sus
elementos.
Su respuesta:
Es la relajación de una ley meramente eclesiástica respondiendo al principio de
equidad por el cual la justicia universal se adecua a la justicia particular en caso de
un grave incomodo. La dispensa es la institución que representa este principio de
equidad en la Iglesia. Es propio del derecho canónico. Por la dispensa, la
obligatoriedad de la norma es mantenida, pero se quita la aplicación al caso
particular. Está puede ser concedida por: La autoridad ejecutiva, dentro de los
límites de su competencia; los que tiene  la potestad explicita o implícita de
dispensar por derecho propio o por delegación legítima. Hay algunas dispensas
que se las reserva expresamente la Santa Sede. El ordinario del lugar puede
dispensar de leyes universales y particulares sobre su territorio más no puede
dispensar de leyes procesales o penales para las cuales solo tiene competencia la
Santa Sede. El párroco solo puede dispensar de la obligación dominical de misa,
del ayuno y en los votos privados.  La ley eclesiástica debe ser dispensada con
justa y razonable causa, teniendo en cuenta las circunstancias del caso y la
gravedad de la ley que se dispensa, en caso contrario, la dispensa sería ilícita.
Cuando hay dudas sobre la suficiencia de la causa, la dispensa se concede válida
y lícitamente. Cuando la dispensa no es dada por la autoridad competente es
invalida. Y por último, no son dispensables las leyes de derecho divino  así como
aquellas que determinan los elementos constitutivos esenciales de los actos
jurídicos.

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