Está en la página 1de 11

ECUMENISMO Y RECONCILIACION EN COLOMBIA.

CARLOS ANGEL ARBOLEDA MORA.


Revista Vida Nueva. Número 147. Junio 2016. Pp. 23-30. ISSN 21456038.

Introducción histórica.
En la conferencia misionera mundial de Edimburgo, convocada por la Sociedad de las
Misiones en l910, con la dirección de J. R. Mott, se dio el paso que hoy se considera
definitivo en el movimiento ecuménico: empezar a buscar la unidad de los cristianos. Allí,
en esa conferencia, un delegado del Extremo Oriente, el Doctor Chang, dijo, hablando de lo
que le habían dicho los destinatarios de la evangelización en Oriente: “Nos habéis enviado
misioneros que nos han hecho conocer a Cristo, y os damos las gracias; pero también nos
habéis traído vuestras divisiones y subdivisiones: algunos predican el metodismo, otros el
luteranismo, el congregacionalismo, el episcopalismo. Os pedimos predicar el evangelio y
que sea Jesucristo el que suscite en nosotros, por medio del Espíritu Santo, la Iglesia
adaptada a nuestras necesidades y a la forma de ser de nuestra raza, que será la iglesia de
Jesucristo en Japón, la Iglesia de Jesucristo en China, la Iglesia de Jesucristo en India, libre
de todo “ismo” con la que vosotros la complicáis y complicáis la predicación del evangelio
entre nosotros”.
El movimiento ecuménico se inició, entonces, en el protestantismo, luego siguió en los
católicos y los ortodoxos, con un esfuerzo grande por dar frutos de unidad.
A esta iniciativa por la unidad de los que creemos en Cristo, se ha añadido entre los
católicos el diálogo con las religiones no cristianas en busca de la comprensión y de la
solidaridad y, aunque en este caso no se llame ecumenismo (sino diálogo interreligioso), se
ha avanzado mucho en el respeto mutuo, el conocimiento y la acción caritativa conjunta.
Más adelante, el catolicismo se adhirió a este movimiento especialmente en el Concilio
Vaticano II, buscando la unidad de todos los cristianos en la única iglesia de Jesucristo.
Sin embargo, el camino en Colombia no ha sido fácil por la insistencia en conceptos y
dogmas, en tradiciones y costumbres, en costumbres sociales arraigadas. Hay una historia
de malentendidos, desconfianzas, persecuciones… que ha generado odios y resentimientos.
A principios del siglo XX y los años de 1950 y siguientes, se hizo por parte de la iglesia
católica una agresiva campaña antiprotestante, que todavía algunos recuerdan con tristeza y
dolor. Y de parte de los grupos cristianos, ha habido resentimiento, ataques y
tergiversaciones. Podemos decir, que son tantos y tan fuertes los prejuicios sociales e
históricos, que han hecho imposible el mutuo conocimiento entre nosotros.
En Colombia el movimiento ecuménico ha marchado a paso lento por las siguientes
razones: hay todavía una historia de resentimientos y dolores históricos por las agrias
relaciones entre las iglesias sobretodo en la época de 1945 en adelante; no se ha
considerado al ecumenismo una prioridad pastoral por la urgencia de solución del conflicto
armado; no hay adecuada formación ecuménica de sacerdotes y pastores; la cultura
colombiana sigue siendo muy católica en sus aspectos socio-culturales; no se han
implementado en la práctica documentos oficiales como La dimensión ecuménica en la
formación de quienes trabajan en el ministerio pastoral o Directorio para la aplicación de
los principios y normas sobre el ecumenismo. Como dice el Pontificio consejo para la
unidad de los cristianos: “En el ámbito de las diócesis el panorama no es muy alentador: la
falta de personal, de preparación específica, de recursos económicos y de otro tipo, indica
que la actividad ecuménica se deja con frecuencia a la iniciativa espontánea de los fieles.”

El ecumenismo hoy.
El ecumenismo es el propósito de trabajar por la unidad visible de la Iglesia de Cristo, rota
por las divisiones entre los cristianos, para expresar mejor la universalidad salvífica de
Jesucristo a través de una iglesia reconciliada.
Ese deseo expreso de realizar la unidad implica una actitud y un proyecto. No es un hecho
consumado, sino que se realiza a través del cambio de actitud de todos los cristianos y de
un proyecto que se va realizando en la historia.
Hay diferentes intentos de describir lo que es el ecumenismo:
“Es un movimiento constituído por un conjunto de sentimientos, de ideas, de obras e
instituciones, de reuniones o de conferencias, de ceremonias, de manifestaciones y de
publicaciones, que tienden a preparar la reunión, no solamente de los cristianos, sino de las
diferentes Iglesias actualmente existentes, en una nueva unidad”. (Congar, Ives. Cristianos
desunidos. Barcelona: Estella, 1967. P. 12.)
“El ecumenismo es una actitud de la mente y del corazón que nos mueve a mirar a nuestros
hermanos cristianos separados con respeto, comprensión y esperanza. Con respeto, porque
los reconocemos como hermanos en Cristo y los miramos como amigos más que como
oponentes; con comprensión, porque buscamos las verdades divinas que compartimos en
común, aunque reconozcamos honestamente las diferencias en la fe que hay entre nosotros;
con esperanza, que nos hará crecer juntos en un más perfecto conocimiento y amor de Dios
y de Cristo…” (Meyer, C. Steps to christian unity. Londres: Collins-Fontana books, l965.
P. 35).
Pero ha veces se hay entendido el ecumenismo como “regreso” de los otros cristianos a la
Iglesia católica o como “conversión” de ellos a la verdadera doctrina. Esta posición ha
frenado el movimiento y ha llevado a ciertos inviernos ecuménicos. En este momento se
habla mejor del ecumenismo receptivo.
El Ecumenismo receptivo es un nuevo enfoque ecuménico, inspirado en la encíclica Ut
Unum Sint y llevado adelante por la obra del cardenal Kasper. Así, en enero de 2006, se
reunieron 120 académicos y líderes y figuras de la Iglesia, en un coloquio internacional de
investigación sobre el tema Aprendizaje católico y el ecumenismo receptivo. El fin era
explorar una nueva manera de concebir la tarea ecuménica denominada Ecumenismo
receptivo . El principio fundamental es que la responsabilidad ecuménica principal es no
preguntar "¿Qué necesitan aprender de 'nosotros'?" sino "¿Qué tenemos que aprender de
'ellos'?" ¿Cómo puede la Iglesia católica, fiel a su propia integridad, aprender y recibir de
otras tradiciones cristianas aspectos de la fe, la eclesiología, la vida, la acción, el culto y la
espiritualidad que pertenecen a toda la Iglesia, pero de los que la Iglesia Católica ha sido
privada, debido al hecho de la separación entre los cristianos?. De la misma manera, otras
iglesias y comunidades cristianas pueden aprender y recibir, con integridad, de la fe, el
orden, la liturgia y la espiritualidad de la Iglesia Católica Romana.
En parte, el nuevo enfoque ha sido concebido y promovido porque después de una fase
anterior de optimismo ecuménico es ampliamente reconocido que ahora estamos en una
posición donde, en la mayoría de los frentes, la aspiración a la reunificación programado en
el corto-medio plazo no es realista. El enfoque del ecumenismo receptivo pretende
explorar cómo con creatividad permanente pueden vivir en paz y colaboración mutua las
religiones mientras se llega a la unidad que es camino de largo plazo. Más específicamente
el ecumenismo receptivo pretende ampliar el Ecumenismo Espiritual en una exploración
explícita en cuanto a cómo las tradiciones cristianas podrían aprender con mayor eficacia y
genuinamente, o recibir unas de otras, enseñanzas importantes de la vida y de la
experiencia de la fe. En esta línea, las iglesias cristianas se enriquecen mutuamente al
mirar, compartir y recibir los tesoros de teología, mística, espiritualidad, acción social,
liturgia, historia y experiencia que tienen las otras iglesias. Y se reconoce que es
improcedente forzar los tiempos, pues hay circunstancias culturales, históricas, políticas y
tradicionales que no se pueden violentar pues se debe marchar a paso lento.

El ecumenismo del papa Francisco.


El Papa Francisco , en la línea del Concilio Vaticano II y de sus antecesores, es un decidido
líder ecuménico. Es conciente de que hay conflictos y problemas: Es un dolor porque hay
divisiones, existen cristianos divididos, estamos divididos entre nosotros. Pero todos
tenemos algo en común: todos creemos en Jesucristo, el Señor. Todos creemos en el Padre,
en el Hijo y en el Espíritu Santo, y todos caminamos juntos, estamos en camino.
¡Ayudémonos unos a otros! Pero tú la piensas así, tú la piensas así... En todas las
comunidades hay buenos teólogos, que ellos discutan, que ellos busquen la verdad
teológica porque es un deber, pero nosotros caminemos juntos, orando unos por otros y
haciendo obras de caridad. Y así hagamos la comunión en camino. Esto se llama
ecumenismo espiritual: caminar el camino de la vida todos juntos en nuestra fe, en
Jesucristo el Señor. (Francisco. Audiencia del 8 Oct. 2014.
Las divisiones entre los cristianos, dado que hieren a la Iglesia, hieren a Cristo: y nosotros,
divididos, hacemos una herida a Cristo; la Iglesia de hecho es el cuerpo del que Cristo es la
cabeza. Sabemos bien cuán estaba en el corazón de Jesús el que sus discípulos
permanecieran unidos en su amor. Basta pensar en sus palabras recogidas en el capítulo 17
del evangelio de Juan, la oración dirigida al Padre en la inminencia de la pasión: “Padre
santo, custódialos en tu nombre, a los que me has dado, para que sean una sola cosa, como
nosotros»
Las divisiones son un escándalo: el compromiso ecuménico debe aspirar a la celebración
común de la Eucaristía y la unidad, se realiza siempre en la diversidad reconciliada. La
unidad es un camino que hay que recorrer. El Papa fija cuatro dimensiones en ese
camino:: el ecumenismo de la caridad, de la verdad, el ecumenismo práctico y espiritual.
Le da importancia al diálogo fraterno a través de las palabras y los gestos, alimentados por
la caridad, que es un encuentro de cristianos de distintas iglesias porque “la verdad es un
encuentro entre personas. La verdad no se hace en un laboratorio, se hace en la vida,
buscando a Jesús para encontrarlo”. El diálogo teológico es importante pero lo concibe
como un “intercambio de dones”, no es “un mero ejercicio teórico”, sino que debe permitir
“conocer a fondo las recíprocas tradiciones para comprenderlas y, también, para aprender
de ellas”.. “Estoy convencido de que la unidad entre nosotros no la van a hacer los
teólogos. La ciencia de los teólogos nos va a ayudar, pero si esperamos a que los teólogos
se pongan de acuerdo, la unidad se va a lograr al día siguiente del Juicio Final. Sobre todo
se puede colaborar de forma práctica: rezando juntos, trabajando juntos, buscando la paz,
custodiando la Creación, ayudando a los pobres, defendiendo la libertad religiosa, el
matrimonio y la familia. Pero la unidad “es en primer lugar un don de Dios por el cual
debemos incesantemente rezar”.
Cuando arreciaron las persecuciones a los cristianos en diversas partes del mundo, pues el
80% de los hombres perseguidos en el mundo en el nombre de la fe son cristianos, habló
del ecumenismo de la sangre:
Y me viene a la mente decir algo que puede ser una insensatez, o quizás una herejía, no sé.
Pero hay alguien que ‘sabe’ que, pese a las diferencias, somos uno. Y es el que nos
persigue. El que persigue hoy día a los cristianos, el que nos unge con el martirio, sabe que
los cristianos son discípulos de Cristo: ¡que son uno, que son hermanos! No le interesa si
son evangélicos, ortodoxos, luteranos, católicos, apostólicos, ¡no le interesa! Son cristianos.
Y esa sangre se junta. Hoy estamos viviendo, queridos hermanos, el “ecumenismo de la
sangre”. Esto nos tiene que animar a hacer lo que estamos haciendo hoy: orar, hablar entre
nosotros, acortar distancias, hermanarnos cada vez más”. (“El Papa envía saludos para el
evento estadounidense por la unidad de los cristianos “, Radio Vaticano 24 de mayo de
2015).
La propuesta fundamental para lograr lal unidad es la cultura del encuentro en la práctica,
en la acción social y caritativa, en el enriquecimiento espiritual mutuo:
“La única manera de que la vida de los pueblos avance, es la cultura del encuentro, una
cultura en la que todo el mundo tiene algo bueno que aportar, y todos pueden recibir algo
bueno en cambio. El otro siempre tiene algo que darme cuando sabemos acercarnos a él con
actitud abierta y disponible, sin prejuicios. Esta actitud yo la definiría como humildad
social, que es la que favorece el diálogo. Sólo así puede prosperar un buen entendimiento
entre las culturas y las religiones, la estima de unas por las otras sin opiniones previas
gratuitas y en clima de respeto de los derechos de cada una. Hoy, o se apuesta por el
diálogo, o se apuesta por la cultura del encuentro, o todos perdemos. Por aquí va el camino
fecundo”. (Encuentro con la clase dirigente del Brasil, 27 de julio de 2013).

El hecho de la pluralidad religiosa en Colombia.


Desde el inicio de la conquista española, ha habido pluralismo religioso en Colombia. En la
época de la conquista estaban las religiones indígenas que fueron casi destruídas aunque
permanecieron muchos de sus elementos en la religiosidad popular. Durante la colonia,
tenemos la presencia de algunos luteranos, judíos, anglicanos, presbiterianos, pero siempre
perseguidos y no se les dejaba practicar sus creencias. En el siglo XIX, llegan los
presbiterianos que son la confesión cristiana que logra establecerse y realizar los primeros
esfuerzos misioneros en el país: Presbiterianos de Kentucky (1819, 1899), Presbiterianos
(1877. Colegio Americano de Bogotá). El 8 de Marzo de l856, desembarca en Santa Marta,
Henry Barrington Pratt, que se había formado en el Seminario Presbiteriano de Princeton.
Luego siguió a Bogotá donde llegó el 20 de Junio del mismo año. Esta fecha es considerada
por los evangélicos colombianos como la fecha clásica del establecimiento de las misiones
evangélicas en el país.

En el siglo XX, se establecen otras confesiones como lo muestra la lista siguiente:

Unión misionera evangélica – Gospel Missionary Union - (1908 ó 1910)


Alianza misionera escandinava (1918 o l922)
Alianza cristiana y misionera (1922 o 1925)
Instituto Colombo-Venezolano (1926)
Presbiterianos de Cumberland (1923 o 1927)
Adventistas del Séptimo Día (1920, l925 o 1926)
Bautistas. Convención nacional (1929)
Iglesia luterana evangélica unida (1930)
Cruzada mundial de evangelización (1933)
Hermanos unidos (l933)
Pentecostales (l934)
Misión indígena suramericana (1934 o 1943)
Misión evangélica Luterana (1936.)
Misión Santidad del calvario (1937)
Iglesia Asambleas de Jesucristo de Canadá (1937. De ésta surge la Iglesia Pentecostal
Unida de Colombia)
Misión latinoamericana (l937)
Evangélica de Sur América (1942)
Iglesia de los cuatro evangelios (1942)
Bautistas. Convención del Sur (1942)
Asambleas de Dios (1942)
Iglesia evangélica independiente
Tabernáculos del evangelio independiente
Misión interamericana (1943)
Metodistas wesleyanos (1943)
Misión menonita de Colombia (1945)
Iglesia de Dios de Cleveland (1945)
Hermanos Menonitas (1945/1946)
Tabernáculos evangélicos unidos
Testigos de Jehová
Iglesia Iberoamericana (l946).
Iglesia interamericana central (l950)
Iglesia de Dios en Colombia (1955)
Asociación bautista para el evangelismo mundial (1957)
Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos días (1965)
Iglesia Tabernáculo de la Fe (l970)
Iglesia de Dios de la Profecía (l973)
Iglesia Aposento Alto (1974)
Luterana Wisconsin (1974)
Iglesia Metodista Argentina (l977)
Iglesia del Nazareno (l978, o l975 según la misma Iglesia)
Iglesia Cruzada Cristiana (l978)
Caravanas Pueblo de Dios (l978)
Misión Carismática Internacional (l980)
Iglesia discípulos de Cristo (l985)
Iglesia Casa sobre la Roca (l986).
De los movimientos religiosos existentes, hay algunos que son nacidos en el país como la
Iglesia Interamericana Central, la Iglesia Tabernáculo de la fe, la Comunidad cristiana de
fe, las Caravanas pueblo de Dios, la Misión carismática internacional y la Iglesia Casa
sobre la Roca. Hay movimientos que también tienen su origen en Colombia: la Iglesia
Gnóstica de Colombia (1949), la Cruzada estudiantil y profesional de Colombia. (l963) y
Misión Carismática internacional (1980). El 26 de Junio de l950 se forma la Confederación
evangélica de Colombia (CEDEC). En 1963 ya contaba con 15.750 fieles. Sus miembros
eran: Asambleas de Dios, Iglesia del Calvario, Alianza cristiana y misionera, Iglesia
Presbiteriana Cumberland, Unión Evangélica de Suramérica, Unión Misionera evangélica,
Iglesia evangélica independiente de Villarrica, Iglesia Cristiana Evangélica de Cúcuta,
Iglesia Cuadrangular, Misión latinoamericana, Menonitas, Misión Menonita en Colombia,
Misión Indígena Suramericana, Sínodo de la Iglesia Presbiteriana de Colombia, Misión
Metodista Wesleyana y Cruzada de evangelización mundial.

Pero es en los últimos años, especialmente después de la aprobación de la constitución


nacional de 1991, cuando se da un explosivo pluralismo religioso, de tal manera que
tenemos casi todas las religiones, las diferentes confesiones cristianas, y un sinnúmero de
nuevos movimientos religiosos.
En Colombia se ha dado un descenso en el número de católicos: mientras que en 1910 se
hablaba de un 95% de católicos, en 1950 era el 91%, en 1970 el 90% , en 2010 era el 82% y
ya en 2014 se había reducido al 79%. Otras confesiones y religiones tienen los siguientes
porcentajes de afiliados: Protestantes 10%; budistas, religiones ancestrales, hindúes, judíos,
musulmanes y otros tienen cerca o menos de 1% cada uno; los no afiliados a ninguna
religión son cerca del 5%. Hay además otros nuevos movimientos religiosos con pequeño
número de miembros.
Ésta pluralidad nos plantea un serio discernimiento en una triple vía:
- Primero, para buscar un legítimo pluralismo que conlleve la aceptación y el
reconocimiento de la diversidad, la tolerancia hacia toda creencia religiosa y el aporte de
todos para construír una convivencia pacífica. Pluralismo que incluya el apoyo legal y
social, y el respeto a cada opción individual en materia religiosa. En este campo hay que
evitar los fundamentalismos que consideran que la religión propia es la única verdadera y
que las demás están equivocadas.
- Segundo, para fortalecer el camino del encuentro con todas las iglesias cristianas
presentes en el país e iniciar el diálogo interreligioso con las otras religiones distintas a la
cristiana pues por muchos años hemos estado separados y enfrentados.
- Tercero, para enfocar nuestros esfuerzos pastorales de tal manera que el vacío existencial
y la búsqueda religiosa no sean llenados por grupos religiosos simplemente sectarios,
destructivos o con simples finalidades económicas. Es importante acá recordar el
compromiso del testimonio de vida de los cristianos pues los escándalos de todo tipo
causados por los creyentes son causa importante de la deserción hacia otros grupos.
Muchos católicos van a otros grupos porque opinan que la Iglesia no interpreta sus
necesidades o se ha vuelto demasiado secular.

De acuerdo con lo anterior, podemos decir que se puede establecer un doble diálogo. En
primer lugar el diálogo ecuménico con las confesiones cristianas de tradición: luteranos,
católicos romanos, anglicanos o episcopales, bautistas, mennonitas, interamericanos,
reformados, pentecostales trinitarios, etc… es decir, con quienes compartimos la misma fe
en la Trinidad, en Jesucristo Salvador del pecado, en la palabra de Dios contenida en la
Biblia, en el bautismo, la oración… También es posible el diálogo ecuménico con los
Ortodoxos que ya hacen presencia en nuestro país. Muy difícil es el diálogo con los grupos
netamente fundamentalistas, exclusivamente locales, únicamente emotivistas y no abiertos
al encuentro con otros hermanos. Este diálogo ecuménico supone sólida teología,
colaboración espiritual y caritativa, conversión interior y actitud de acogida.

También se plantea hoy el diálogo interreligioso. Tenemos presencia en el país de una


fuerte comunidad israelita y de una bien establecida comunidad árabe; hay algunos grupos
Baha´i, y otros grupos orientales con quienes se puede hablar. En este campo, también es
difícil entablar relaciones con grupos simplemente esotéricos y sin vínculos serios con la
religión. El diálogo con las otras religiones exige que haya un buen conocimiento de ellas,
unos sólidos principios teológicos y una actitud abierta en la búsqueda de la verdad.

Los esfuerzos de diálogo ecuménico en Colombia


Aunque es reciente entre nosotros el espíritu de ecumenismo, ha habido experiencias
positivas que bien cultivadas pueden producir grandes frutos:
La Semana de Oración por la Unidad de los cristianos. Desde el año 1996, se viene
celebrando en algunas partes con apoyo de diversas confesiones. Especialmente en Bogotá
y Medellín, se celebra ininterrumpidamente desde ese año, con apoyo, en el ámbito
católico, de la Arquidiócesis de Medellín, la Arquidiócesis de Bogotá y el Departamento de
Doctrina del Spec.
La Semana Bíblica Ecuménica. La primera se celebró en 1962, convocada por el P.
Eugenio Lákatos, gran impulsor de los estudios bíblicos y del ecumenismo en la
Arquidiócesis de Medellín. El inicio del movimiento ecuménico nos lo narra así el P.
Humberto Jiménez, promotor incansable del movimiento en nuestro medio:
“En l963 tuvo lugar en Medellín, un acto que aunque no le cabe la denominación de
ecuménico, sí fue el inicio de ese movimiento. En Paraninfo de la Universidad de Antioquia
se trató el tema: El concepto del Pueblo de Dios en la Biblia. Tomaron parte en dicha
exposición el Profesor Nahum Negued de la comunidad judía y los sacerdotes católicos
Eugenio Lákatos y Humberto Jiménez. Lo extraordinario de ese acontecimiento consistió
en que era la primera vez que representantes de diversas confesiones religiosas se unían en
Medellín para abordar un asunto teológico, dentro de un ambiente de cordialidad y de paz.
Al año siguiente la participación se amplió. En la celebración de la tercera Semana Bíblica
tomaron parte delegados de diferentes Iglesias cristianas, hecho verdaderamente insólito en
ese entonces, pues la relaciones de la Iglesia católica con las Iglesias evangélicas eran
tirantes, cuando no hostiles.” (Arboleda, C. (2003). El ecumenismo en preguntas, Medellín:
UPB. P. 71)
Los colectivos ecuménicos. Desde 1991 nace el Colectivo de comunicación cristiana de
Bogotá, coordinado por Amparo Beltrán. Empieza a tomar contacto con las iglesias
menonita, presbiteriana y luterana para hacer la propuesta de impulsar la comunicación
dentro de las iglesias y llevar adelante una propuesta conjunta para el trabajo ecuménico.
La propuesta fue bien aceptada por las iglesias y también por las instituciones que en ese
momento pertenecían a WACC: Servicio Colombiano de Comunicación y Cedal. En el año
de 1992 nació el boletín “Unidad”. Pero además forma parte de la Mesa itinerante por la
paz, constituída por diferentes grupos no cristianos como los Hare Krishna, Gnósticos,
Ananda Marga, Brama Kumaris, Corazones de Paz, La Luz Universal y muchos otros.

El colectivo ecuménico de Medellín. En el mes de junio de 1991 y después de ver la


necesidad de unir aspectos que convergían en el compromiso cristiano, la búsqueda de la
unidad de los cristianos y la comunicación como un servicio hacia la comunidad, se
empezaron las reuniones para integrar un Colectivo, con el fin de buscar el acercamiento y
el conocimiento mutuo entre iglesias históricas en la ciudad de Medellín. En las reuniones
semanales se informaba sobre las actividades y se invitaba a participar en los cultos o
liturgias de las iglesias Presbiteriana, Interamericana y Católica romana con las cuales se
inició este movimiento ecuménico. Desde 1998 se realiza, el primer viernes del mes de
marzo, la Jornada Mundial de Oración. Esta es una iniciativa de un movimiento de mujeres
cristianas de 70 países para celebrar el día de la mujer en espíritu de oración.
Hay otras experiencias bastante conocidas como el Colectivo Ecuménico de Biblistas
(CEDEBI); la Red ecuménica de iglesias y organizaciones cristianas de Colombia; el
Colectivo ecuménico de pastores conformado por las Iglesias Bautista central, Menonitas,
Presbiterianos, Anglicanos, Metodistas, Católicos; Comunidades cristianas ecuménicas;
Red ecuménica mundial del Consejo Mundial de Iglesias; Centro de promoción ecuménica
y social (Cepecs), Fundación Interfe, Reconciliación Colombia, Fundación para la
reconciliación, Equipo Red Ecuménica, Mujeres Ecuménicas Constructoras de Paz,
Instituto Ecuménico Una fides, Red Iglesias y Minería.
Es de resaltar, en el campo católico, la labor del Secretariado pastoral del episcopado
colombiano, del Celam, y de muchos organismos y comunidades católicos como los
Focolares, Franciscanos, Jesuítas y dominicos, entre otros.
El trabajo por el ecumenismo es una semilla que ya va dando sus frutos y creando una
conciencia de unidad, tolerancia amorosa y colaboración eficaz.
Acciones concretas que se pueden realizar.
Como no se trata de forzar los pasos ni de acelerar artificialmente los logros, propondría
unas acciones concretas que pueden realizar todas las iglesias e instituciones confesionales
cristianas del país:

• Inclusión de la formación ecuménica en los centros de formación con criterios de


interdisciplinariedad, transversalidad y tolerancia. Los Institutos de ecumenismo y los
colectivos ecuménicos pueden ayudar en la elaboración de textos o guías para estos cursos.
• Aprovechar la predicación y los sermones para ir creando en los fieles cristianos, la
actitud ecuménica y la valoración de las otras confesiones cristianas, evitando
confrontaciones, recuerdos agresivos del pasado y prejuicios pasados de moda.
• Celebración ecuménica de la Semana de Oración por la Unidad y Día de la Mujer.
• Aprovechar ocasiones especiales para oración interreligiosa con otras religiones,
tales como jornadas por la paz y actos cívicos.
• Fomentar cursos de ecumenismo en iglesias, universidades y colegios. En la iglesia
católica, la creación de los secretariados o comisiones de ecumenismo y la formación
ecuménica de sacerdotes, religiosos y laicos, así como la potenciación de las estructuras
nacionales para el ecumenismo
• Buscar la amistad y el mutuo conocimiento entre sacerdotes, pastores y demás
ministros de las diferentes iglesias.
• Trabajo conjunto en obras asistenciales tales como cárceles, hospitales, acciones
comunales, ancianatos…Labor conjunta en materia de defensa y promoción de los derechos
humanos.
• Promover la investigación ecuménica en las universidades.

La realidad actual del país exige un ecumenismo de la caridad y de la oración muy


contundente. La violencia no distingue entre católicos o protestantes, creyentes o no
creyentes. Las iglesias deben volcar sus esfuerzos e instituciones al servicio de los
afectados por la violencia, la pobreza o la exclusión, y deben colocar su autoridad moral
para que se busquen las formas y caminos para alcanzar la reconciliación. En este sentido,
las iglesias pueden actuar como mediadoras o intermediadoras entre las partes. Se habla de
un postconflicto en Colombia que exigirá una participación grande de las confesiones y
religiones, especialmente porque hay un requisito de la paz que es imposible de lograr sin
un componente religioso: el perdón.
Para que se funde la reconstrucción de la sociedad colombiana que históricamente camina
por las sendas de la inequidad, la violencia, es necesario cultivar algunas actitudes desde
todas las confesiones y religiones:
• Permitir el reconocimiento mutuo y favorecer la curación de los sufrimientos individuales
a través del testimonio y la narración.
• Preservar la identidad social de los grupos sin prejuicios, señalamientos y exclusiones.
• Permitir vivir en paz y construir un futuro también pacífico. Que todos puedan ser
incluidos en la construcción del futuro.
• Garantizar la justicia y la restauración en un ambiente de reconstrucción y no de
venganza.
Allí entra el perdón que portan los diferentes grupos cristianos pues esas actitudes
enumeradas son profundamente evangélicas. Si las confesiones religiosas siguen divididas,
no podrán ser signo eficaz del amor misericordioso de Dios, y se agravarán los conflictos
pues somos testigos de las horribles consecuencias de los fanatismos religiosos.
Sólo las religiones pueden completar la mesa de la paz con su mensaje de perdón y
reconciliación, pues la restitución, la justicia, la memoria, la compensación se pueden
lograr por medios institucionales o legales, pero el perdón supone una disposición del
corazón que sólo lo puede dar el mensaje religioso del perdón y de la misericordia. Por eso
urge un ecumenismo inclusivo, receptivo, misericordioso y tolerante con amor.

Referencias.
Arboleda, C. (2003). El ecumenismo en preguntas, Medellín: UPB.
“El Papa envía saludos para el evento estadounidense por la unidad de los cristianos “,
Radio Vaticana 24 de mayo de 2015.
Congar, Ives. (1967). Cristianos desunidos. Barcelona: Estella.
Francisco (2013). Encuentro con la clase dirigente del Brasil, 27 de julio de 2013.
Francisco (2014). Audiencia general del miércoles 8 de octubre.
Focolares. (2015). El camino de la unidad según el Papa Francisco.
http://www.focolare.org/es/news/2015/12/02/il-cammino-dellunita-secondo-papa-
francesco/
Meyer, C. (1965). Steps to christian unity. Londres: Collins-Fontana books.

También podría gustarte