Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Introducción histórica.
En la conferencia misionera mundial de Edimburgo, convocada por la Sociedad de las
Misiones en l910, con la dirección de J. R. Mott, se dio el paso que hoy se considera
definitivo en el movimiento ecuménico: empezar a buscar la unidad de los cristianos. Allí,
en esa conferencia, un delegado del Extremo Oriente, el Doctor Chang, dijo, hablando de lo
que le habían dicho los destinatarios de la evangelización en Oriente: “Nos habéis enviado
misioneros que nos han hecho conocer a Cristo, y os damos las gracias; pero también nos
habéis traído vuestras divisiones y subdivisiones: algunos predican el metodismo, otros el
luteranismo, el congregacionalismo, el episcopalismo. Os pedimos predicar el evangelio y
que sea Jesucristo el que suscite en nosotros, por medio del Espíritu Santo, la Iglesia
adaptada a nuestras necesidades y a la forma de ser de nuestra raza, que será la iglesia de
Jesucristo en Japón, la Iglesia de Jesucristo en China, la Iglesia de Jesucristo en India, libre
de todo “ismo” con la que vosotros la complicáis y complicáis la predicación del evangelio
entre nosotros”.
El movimiento ecuménico se inició, entonces, en el protestantismo, luego siguió en los
católicos y los ortodoxos, con un esfuerzo grande por dar frutos de unidad.
A esta iniciativa por la unidad de los que creemos en Cristo, se ha añadido entre los
católicos el diálogo con las religiones no cristianas en busca de la comprensión y de la
solidaridad y, aunque en este caso no se llame ecumenismo (sino diálogo interreligioso), se
ha avanzado mucho en el respeto mutuo, el conocimiento y la acción caritativa conjunta.
Más adelante, el catolicismo se adhirió a este movimiento especialmente en el Concilio
Vaticano II, buscando la unidad de todos los cristianos en la única iglesia de Jesucristo.
Sin embargo, el camino en Colombia no ha sido fácil por la insistencia en conceptos y
dogmas, en tradiciones y costumbres, en costumbres sociales arraigadas. Hay una historia
de malentendidos, desconfianzas, persecuciones… que ha generado odios y resentimientos.
A principios del siglo XX y los años de 1950 y siguientes, se hizo por parte de la iglesia
católica una agresiva campaña antiprotestante, que todavía algunos recuerdan con tristeza y
dolor. Y de parte de los grupos cristianos, ha habido resentimiento, ataques y
tergiversaciones. Podemos decir, que son tantos y tan fuertes los prejuicios sociales e
históricos, que han hecho imposible el mutuo conocimiento entre nosotros.
En Colombia el movimiento ecuménico ha marchado a paso lento por las siguientes
razones: hay todavía una historia de resentimientos y dolores históricos por las agrias
relaciones entre las iglesias sobretodo en la época de 1945 en adelante; no se ha
considerado al ecumenismo una prioridad pastoral por la urgencia de solución del conflicto
armado; no hay adecuada formación ecuménica de sacerdotes y pastores; la cultura
colombiana sigue siendo muy católica en sus aspectos socio-culturales; no se han
implementado en la práctica documentos oficiales como La dimensión ecuménica en la
formación de quienes trabajan en el ministerio pastoral o Directorio para la aplicación de
los principios y normas sobre el ecumenismo. Como dice el Pontificio consejo para la
unidad de los cristianos: “En el ámbito de las diócesis el panorama no es muy alentador: la
falta de personal, de preparación específica, de recursos económicos y de otro tipo, indica
que la actividad ecuménica se deja con frecuencia a la iniciativa espontánea de los fieles.”
El ecumenismo hoy.
El ecumenismo es el propósito de trabajar por la unidad visible de la Iglesia de Cristo, rota
por las divisiones entre los cristianos, para expresar mejor la universalidad salvífica de
Jesucristo a través de una iglesia reconciliada.
Ese deseo expreso de realizar la unidad implica una actitud y un proyecto. No es un hecho
consumado, sino que se realiza a través del cambio de actitud de todos los cristianos y de
un proyecto que se va realizando en la historia.
Hay diferentes intentos de describir lo que es el ecumenismo:
“Es un movimiento constituído por un conjunto de sentimientos, de ideas, de obras e
instituciones, de reuniones o de conferencias, de ceremonias, de manifestaciones y de
publicaciones, que tienden a preparar la reunión, no solamente de los cristianos, sino de las
diferentes Iglesias actualmente existentes, en una nueva unidad”. (Congar, Ives. Cristianos
desunidos. Barcelona: Estella, 1967. P. 12.)
“El ecumenismo es una actitud de la mente y del corazón que nos mueve a mirar a nuestros
hermanos cristianos separados con respeto, comprensión y esperanza. Con respeto, porque
los reconocemos como hermanos en Cristo y los miramos como amigos más que como
oponentes; con comprensión, porque buscamos las verdades divinas que compartimos en
común, aunque reconozcamos honestamente las diferencias en la fe que hay entre nosotros;
con esperanza, que nos hará crecer juntos en un más perfecto conocimiento y amor de Dios
y de Cristo…” (Meyer, C. Steps to christian unity. Londres: Collins-Fontana books, l965.
P. 35).
Pero ha veces se hay entendido el ecumenismo como “regreso” de los otros cristianos a la
Iglesia católica o como “conversión” de ellos a la verdadera doctrina. Esta posición ha
frenado el movimiento y ha llevado a ciertos inviernos ecuménicos. En este momento se
habla mejor del ecumenismo receptivo.
El Ecumenismo receptivo es un nuevo enfoque ecuménico, inspirado en la encíclica Ut
Unum Sint y llevado adelante por la obra del cardenal Kasper. Así, en enero de 2006, se
reunieron 120 académicos y líderes y figuras de la Iglesia, en un coloquio internacional de
investigación sobre el tema Aprendizaje católico y el ecumenismo receptivo. El fin era
explorar una nueva manera de concebir la tarea ecuménica denominada Ecumenismo
receptivo . El principio fundamental es que la responsabilidad ecuménica principal es no
preguntar "¿Qué necesitan aprender de 'nosotros'?" sino "¿Qué tenemos que aprender de
'ellos'?" ¿Cómo puede la Iglesia católica, fiel a su propia integridad, aprender y recibir de
otras tradiciones cristianas aspectos de la fe, la eclesiología, la vida, la acción, el culto y la
espiritualidad que pertenecen a toda la Iglesia, pero de los que la Iglesia Católica ha sido
privada, debido al hecho de la separación entre los cristianos?. De la misma manera, otras
iglesias y comunidades cristianas pueden aprender y recibir, con integridad, de la fe, el
orden, la liturgia y la espiritualidad de la Iglesia Católica Romana.
En parte, el nuevo enfoque ha sido concebido y promovido porque después de una fase
anterior de optimismo ecuménico es ampliamente reconocido que ahora estamos en una
posición donde, en la mayoría de los frentes, la aspiración a la reunificación programado en
el corto-medio plazo no es realista. El enfoque del ecumenismo receptivo pretende
explorar cómo con creatividad permanente pueden vivir en paz y colaboración mutua las
religiones mientras se llega a la unidad que es camino de largo plazo. Más específicamente
el ecumenismo receptivo pretende ampliar el Ecumenismo Espiritual en una exploración
explícita en cuanto a cómo las tradiciones cristianas podrían aprender con mayor eficacia y
genuinamente, o recibir unas de otras, enseñanzas importantes de la vida y de la
experiencia de la fe. En esta línea, las iglesias cristianas se enriquecen mutuamente al
mirar, compartir y recibir los tesoros de teología, mística, espiritualidad, acción social,
liturgia, historia y experiencia que tienen las otras iglesias. Y se reconoce que es
improcedente forzar los tiempos, pues hay circunstancias culturales, históricas, políticas y
tradicionales que no se pueden violentar pues se debe marchar a paso lento.
De acuerdo con lo anterior, podemos decir que se puede establecer un doble diálogo. En
primer lugar el diálogo ecuménico con las confesiones cristianas de tradición: luteranos,
católicos romanos, anglicanos o episcopales, bautistas, mennonitas, interamericanos,
reformados, pentecostales trinitarios, etc… es decir, con quienes compartimos la misma fe
en la Trinidad, en Jesucristo Salvador del pecado, en la palabra de Dios contenida en la
Biblia, en el bautismo, la oración… También es posible el diálogo ecuménico con los
Ortodoxos que ya hacen presencia en nuestro país. Muy difícil es el diálogo con los grupos
netamente fundamentalistas, exclusivamente locales, únicamente emotivistas y no abiertos
al encuentro con otros hermanos. Este diálogo ecuménico supone sólida teología,
colaboración espiritual y caritativa, conversión interior y actitud de acogida.
Referencias.
Arboleda, C. (2003). El ecumenismo en preguntas, Medellín: UPB.
“El Papa envía saludos para el evento estadounidense por la unidad de los cristianos “,
Radio Vaticana 24 de mayo de 2015.
Congar, Ives. (1967). Cristianos desunidos. Barcelona: Estella.
Francisco (2013). Encuentro con la clase dirigente del Brasil, 27 de julio de 2013.
Francisco (2014). Audiencia general del miércoles 8 de octubre.
Focolares. (2015). El camino de la unidad según el Papa Francisco.
http://www.focolare.org/es/news/2015/12/02/il-cammino-dellunita-secondo-papa-
francesco/
Meyer, C. (1965). Steps to christian unity. Londres: Collins-Fontana books.